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Capítulo I I 3 9 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis A. Sánchez-García y J. Saiz I. Farmacología de la hipertensión arterial A. introducción El control de la hipertensión arterial constituye uno de los pilares esen ciales en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Se estima que afecta a un 26% de la población y que para el año 2025 casi un 30% de la población será hipertensa. En España, su prevalenda en adultos es de aproximadamente un 35%; de este grupo de personas, un 35% no es consciente de que tiene hipertensión, un 45% de los sujetos hipertensos no redbe tratamiento y dos tercios de los hipertensos tratados no están controlados de forma adecuada. La incidencia de hipertensión aumenta con la edad, hasta el punto de que más de la mitad de las personas de entre 60-69 años de edad y aproximadamente el 75% de los mayores de 70 años son hipertensos. En estudios observadonales, se demostró que en un intervalo de edades entre 40 y 89 años, por cada 20 mmHg de incremento de presión sistólica o 10 mmHg de presión diastólica, se duplicaba la mortalidad por isquemia miocárdica y derrame cerebral; y en estudios longitudinales se ha indicado que valores de presión arterial en los intervalos de 130-139 y 80-89 mmHg se asodan con un riesgo relativo de enfermedad cardiovascular dos veces superior a aquellos cuya presión arterial está por debajo de 120/80 mmHg. En el año 2003 se publicaron dos amplios informes acerca del manejo del paciente hipertenso: el JNC 7, y b) el de la ESH/ ESC. Posteriormente, la ESH/ESC publicó una nueva guía para el tratamiento de esta enfermedad. La dasificación de los grados de hipertensión se refleja en la tabla 39-1. Ambos informes establecen como cifiras de hipertensión > 140/90 mmHg (> 130/80 mmHg en diabéticos). El protocolo norteamericano adopta unos criterios más sendllos y tiene como objetivos generales la concisión y la daridad. De esta manera, fusiona los antiguos estadios 2 y 3 en un único grado, e induye una nueva categoría denominada prehipertensión. El grado de prehipertensión (120-139/80-89 mmHg) del JNC 7 no implica una enfermedad, sino más bien se establece para identificar a aquellos individuos en situación de alto riesgo para desarrollar esta patología. Estas personas no son tributarias de la utilizadón de fármacos, pero deben modificar su estilo de vida con el objetivo de mantener los valores de presión dentro de lo que se considera normal (< 120/80). Todos los individuos con hipertensión (grados 1 y 2), ade más de modificar su estilo de vida, deben ser tratados con hipotensores con el objetivo de obtener unos valores de presión < 140/90 mmHg. Existen cinco grandes grupos de hipotensores: a) diuréticos; b) inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (lECA); c) antagonistas del receptor AT, de la angiotensina II (ARA-II); d) p-bloqueantes, y e) bloqueadores de los canales de calcio. Nu merosos fármacos presentan también propiedades hipotensoras de interés, como es el caso de los inhibidores de renina, los a- bloqueantes periféricos, los vasodilatadores directos y los simpati- colíticos de acción central, que se describirán de forma más breve. Sus sitios críticos de acdón aparecen en la figura 39-1. B. Fármacos diuréticos Los diuréticos constituyen el grupo de fármacos más comúnmente utilizado para modificar el volumen y/o la composidón de los líqui dos corporales en varias situadones dínicas, induida la hipertensión arterial. Si bien todos incrementan la pérdida de sal y agua, con la consiguiente reducdón del volumen plasmático a corto plazo, actúan de manera diferente a nivel renal (v. cap. 47). Se emplean: a) las tiazidas (hidrodorotiazida, bendroflumetiazida) y sus derivados (dortalidona, indapamida, metolazona) que han sido el principal pilar del tratamiento antihipertensor durante más de 40 años y siguen siendo el grupo más extensamente utilizado; su eficada an- tihipertensora es superior a la de los otros dos grupos de diuréticos, pero predsan de una fundón renal aceptable (adaramiento de creati- nina > 30 mL/min) para ejercer su efecto hipotensor, a diferenda de lo que ocurre con: b) los diuréticos del asa (furosemida, torasemida) que pueden actuar con fundón renal disminuida, por lo que son utilizados en pacientes con insufidencia renal o cardíaca grave, y c) los ahorradores de K*, que induyen los inhibidores de canales de Na* del epitelio renal (amilorida y triamtereno) y los antagonistas de receptores de mineralocorticoides (espironolactona y eplerenona). 1. Tiazidas Las tiazidas y derivados inhiben la reabsordón de Na* en la por ción proximal del túbulo contorneado distal por un mecanismo que implica la inhibidón del cotransportador Na*-Cl" de la mem brana luminal, incrementando así la excredón de Na*, Cl" y agua; asimismo, aumentan la excredón de K* y Mg *̂, HCO, y fosfatos (v. acdones completas en cap. 47, apartado III). Los efectos sobre la excredón de Ca *̂ son variables; tras su administración crónica, las tiazidas disminuyen su excreción. De forma paralela, producen un descenso tensional dependiente de la dosis. La opinión generalizada era que dosis de hidrodorotiazida por encima de los 25 mg/día son ineficaces, pero estudios más recientes mostraron que dosis más elevadas logran mayor respuesta antihipertensora, aunque los efectos adversos se incrementan. © 2014, Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 633 Sección V a p a r a t o c ir c u l a t o r io Tabla 39-1 Clasificación de la hipertensión arterial según los protocolos del Joint National Committee on the Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure (JNC-7) y la European Society of Hypertension/European Society of Cardiology (ESH/ESC) JNC-7 ESH/ESC Categoría PAS PAD Categoría PAS PAD Normal <120 y <80 Óptima <120 y <80 Prehipertensión 120-139 0 80-89 Normal 120-129 y/o 80-84 Límite alto de normalidad 130-139 y/o 85-89 Hipertensión Grado 1 140-159 y/o 90-99 Grado 1 140-159 0 90-99 Grado 2 160-179 y/o 100-109 Grado 2 >160 0 >100 Grado 3 >180 y/o >110 PAD: presión arterial diastólica; PAS: presión arterial sistólica. Valores expresados en mmHg. Clooídina Re»e»ptna Guanelidino Metildopa Rilmenídina Moxomdma a-bloqueantes Bloqueantes de los canales de calcio (BCC) - ^-bloqueantes ■ ARA-ll ■ Angtotensina II ♦ - Htdralazina Inhibidores de renina Angiolensánógeno Ci ninas inactivas Bradictninas Figura 39-1 Principales puntos de actuación de los medicamentos antihipertensores. Linea continua: acción facilitadora; linea discontinua: acción inhibidora. 634 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis Capítulo 3 9 Prwión orlenal \totumen plasmático Rftsistaooa panfinca V Inicío del Primeras tratamiento semanas Meses posterkXBS Figura 39-2 Esquema de los cambios hemodinámicos responsables de los efectos hipotensores de los diuréticos tiazídicos. Los diuréticos, mediante el aumento inicial de la excreción de sodio y agua, reducen el volumen extracelular y el gasto cardíaco. Sin embargo, a pesar de que el gasto cardíaco y el volumen extracelular se normalizan durante un tratamiento prolongado, el efecto hipotensor se mantiene, debido a que las resistencias vasculares periféricas disminuyen (fig. 39-2). Se desconoce cómo ocurren estos hechos. Se ha propuesto que el efecto hipotensor de las tiazidas contribuya mediante la activación de los canales de K* regulados por ATP en las arteriolas de resistencia, con la consiguiente hiperpolarización de la membrana que impide la entrada de Ca *̂ y la contracción del músculo liso arteriolar, reduciendo a nivel sistémico la resistencia vascular periférica. Los pacientes con valores bajos de renina (obesos, diabéticos, an cianos y afiroamericanos) son especialmente sensibles a las tiazidas. Estudios clínicos controlados y a largo plazo han demostrado quepueden reducir la morbimortalidad cardiovascular. Disminuyen la incidencia de enfermedades coronarias e insuficiencia cardíaca y, en el anciano, reducen la mortalidad coronaria hasta en un 47%. Son particularmente efectivos en la prevención del accidente cere- brovascular cuando son comparados con lECA o p-bloqueantes. La evaluación ecocardiográfica ha demostrado que la clortalidona dis minuye la masa ventricular izquierda. Este efecto y la reducción de la mortalidad de la hidroclorotíazida completan la gama de acciones que hacen de este grupo la base del tratamiento antihipertensor. La clortalidona tiene una más prolongada (40-60 firente a 8-15 h) que la hidroclorotiazida y una potencia antihipertensora de 1,5 a 2 veces mayor, por lo que es el diurético de elección para el tratamiento de la hipertensión arterial, tanto por su mayor eficacia hipotensora como, y más importante aún, por la prevención de la morbimortalidad asociada a esta enfermedad. La eficacia antihipertensora de las tiazidas disminuye cuando la filtración glomerular desciende por debajo de 30 mL/min; no así la de metolazona e indapamida, que conservan su eficacia. Los efectos antihipertensores de dosis bajas no se hacen evidentes hasta 4-6 semanas después de haber iniciado el tratamiento. Las tiazidas se usan frecuentemente en combinación con los ahorradores de potasio, triamtereno o antagonistas de receptores de mineralocorticoides. Esta última asociación es muy efectiva para disminuir la presión arterial y reducir el riesgo de hipopota- semia y muerte súbita. El efecto de las tiazidas se añade al de otros antihipertensores por lo que son firecuentes las asociaciones con P-bloqueantes, lECA o ARA-II, porque los mecanismos de acción son complementarios y reducen la incidencia de reacciones adversas. Los diuréticos también minimizan la retención de sodio y agua causada por los vasodilatadores y algunos agentes simpaticolíticos. Los efectos secundarios más importantes derivan de su acción renal (fig. 39-3). La hipopotasemia, dependiente de la dosis y tres veces más Diuréticos iíM bsorción de Na* (y Mg^*)------------► Hipomagn«Mmia Hiponatrtmta SalurMi* y dKjrM>« volumen plasmático .r gasto cardiaco i flujo sartguirteo rertal Hipotvrsión postura/ ivelocidod filtración glomerular ATOtemia prerreru/ i reabsorción proxirrtal Reabsorción distal de Ca** aclaramíento ácido úrico Hip0niric«niia aclaramíento calcio Hiporcotcmma T a r p T aldosterorta Kalluresis Hipopotasemia (¿7) intolerancia a la glucoea Figura 39-3 Esquema que resume los principales mecanismos involucrados en varias acciones adversas de los diuréticos tiazídicos, ARP: actividad de renina plasmática. 635 Sección V apa rato c ir c u l a t o r io pronunciada con clortalidona que con hidroclorotiazida, es el más importante y frecuente. Predispone a la aparición de arritmias graves en pacientes con hipertrofia ventricular izquierda, insuficiencia car díaca o cardiopatía isquémica crónica. Se ha descrito una interacción potencialmente letal al asociar diuréticos tiazídicos con quinidina, que puede ocasionar taquicardia ventricular polimórfica o torsades de pointes, un riesgo que aumenta en presencia de hipopotasemia. Favo recen también la pérdida de Mĝ *. La excreción de ácido úrico y de Ca *̂ está reducida, lo que significa un efecto beneficioso en pacientes ancianos con riesgo de osteoporosis y en sujetos con hipercalciuria. Un efecto adverso habitual es la disfunción eréctil de carácter reversible, cuya incidencia es menor con dosis bajas. A pesar de que los diuréticos tiazídicos disminuyen la tolerancia a la glucosa y elevan los niveles plasmáticos de LDL-colesterol, colesterol total y triglicéridos totales, estudios recientes continúan demostrando su eficacia para disminuir el riesgo cardiovascular. La dosis diaria antihipertensora de tiazidas recomendada ha disminuido de forma progresiva (tabla 39-2): 6,25 mg de hidrociorotiazida en combinación a 12,5-25 mg/día en monoterapia (a excepción de algunos pacientes en los que se lia demostrado la necesidad de aumentar la dosis a 50 mg/día). Con la clortalidona se recomienda que el tratamiento se inicie con dosis de 12,5 mg/d(a en pacientes jóvenes hasta una dosis máxima de 25 mg/día. Si con estas dosis no se reduce adecuadamente la presión arterial, debe aña dirse un segundo fármaco en lugar de aumentar las dosis de los diuréticos. En cuanto a las interacciones con otros fármacos, los diuréticos tiazídicos pueden disminuir el efecto de los fármacos anticoagulan tes, uricosúricos y la insulina, y aumentar el de los anestésicos, los glucósidos digitálicos, el litio, los diuréticos del asa y la vitamina D. Los AINE disminuyen los efectos hipotensores de los diuréticos. 2. Otros diuréticos antihipertensores Los diuréticos de asa bloquean la reabsorción de Cl" mediante la inhibición del cotransportador Na7 K7 2 Cl" en la membrana luminal de la porción diluyeme de la rama gruesa ascendente del asa de Henle. Favorecen la pérdida de Na*, K* y Ca *̂ (v. cap. 47, apartado II). Aunque son los diuréticos más potentes, su acción es breve y no son antihipertensores eficaces. Se reservan para pacientes con insuficiencia renal o cardíaca asociada. La torasemida tiene una duración de acción prolongada (mayor de 12 h). Es útil en pacientes con fallo renal, cuando las tiazidas no son efectivas o están contraindicadas; a dosis bajas es un buen antihipertensor con poco efecto diurético y efectos adversos mínimos, pues, además, no aumenta la eliminación de K*. La torasemida puede utilizarse en pacientes con diabetes mellitus. Los diuréticos ahorradores de K* inhiben el intercambio NaYK* en el túbulo contomeado distal y en el colector (v. cap. 47, aparta do IV). Existen dos clases de ahorradores de K*: a) los antagonistas Tabla 39-2 Dosificación oral de los hipotensores más comúnmente usados Clase Fármaco Rango de dosis/día (mg/día) Frecuencia diaria Diuréticos tiazídicos y análogos Clorotiazida 125-500 1-2 Clortalidona 12,5-25 1 Hidrociorotiazida 12,5-50 1 Indapamida 1,25-2,5 1 Metolazona 2,5-5 1 Politiazida 1-4 1 Diuréticos de asa Bumetanida 0,5-2 2 Furosemida 20-80 2 Torasemida 2,5-10 1 Diuréticos ahorradores de potasio Amilorida 5-10 1-2 Triamtereno 50-100 1-2 Antagonistas de aldosterona Epierenona 50-100 1 Espironolactona 25-100 1 Inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (lECA) Benazepril 5-40 1 Captopril 25-100 2 Enalapril 5-40 1-2 Fosinopril 5-40 1 Lisinopril 5-40 1 Moexipril 7,5-30 1 636 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis Capítulo 3 9 Tabla 39-2 Dosificación oral de los hipotensores más comúnmente usados (cont.) Clase Fármaco Rango de dosis/día (mg/día) Frecuencia diaria Perindopril 4-8 1 Quinapril 5-40 1 Ramipril 1,25-20 1 Trandolapril 1-4 1 Antagonistas de los receptores AT, de angiotensina II (ARA-II) Candesartán 8-32 1 Eprosartán 400-800 1-2 Irbesartán 150-300 1 Losartán 25-100 1-2 Olmesartán 20-40 1 Telmisartán 20-80 1 Valsa rtán 80-320 1 p-bloqueantes Atenolol 25-100 1 Betaxolol 5-20 1 Bisoprolol 2,5-10 1-2 Metoprolol 50-100 1 Nadolol 40-120 1 Propranolol 40-160 2 Timolol 20-40 2 p-bloqueantes con actividad simpaticomimética intrínseca (ISA) Acebutolol 200-800 2 Penbutolol 10-40 1 Pindolol 10-40 2 a-p-bloqueantes Carvedilol 12,5-50 1 Labetaiol 200-800 2 Nebivolol 5-10 2 Bloqueadores de los canales de calcio no dihidropiridinas Diltiazem 120-540 1 Verapamilo 120-360 1 Bloqueadores de los canales de calcio dihidropiridinas Amiodipino 2,5-10 1 Felodipino 2,5-20 1 Isradipino 2,5-10 2 Nicardipino 60-120 1 Nifedipino 30-60 2 Nisoldipino 10-40 1 637 Sección V apa rato c ir c u l a t o r io Promntna Inhibidor»! renina Angíotefwnógarw ¿7 Arvgiotertsina(1-12) i -► Rmna lECA t f ^ Bradicinma Angiotvnsina (1 -9) Angiotensina 1 Angiotensina (2-10) Su»toncaa P VMOConstrkxtón FibrositApoptows Irtflamación Retenoón de Na‘/H?-0 Figura 39-4 Sistema renina-angiotensina-aldosterona. Las flechas negras indican estimulación y las rojas inhibición. Las líneas discontinuas muestran vías alternativas basadas en estudios experimentales. Los p-bloqueantes, los inhibidores de renina, los inhibidores de la enzima de conversión (lECA) y los antagonistas del receptor AT, de la angiotensina II (ARA-II) reducen la actividad del sistema renina-angiotensina (SRA). AP: aminopeptidasa; AT-R: receptor de angiotensina; EGA: enzima de conversión; ECA2; enzima de conversión tipo 2; NEP: neprilisina o endopeptidasa neutra; PCP; prolil carboxipeptidasa. POP: prolil oligopeptidasa; R/P-R: receptor renina/prorrenina; TOP: thimet oligopeptidasa. (Modificado deStaessen etal., 2006.) de receptores de mineralocorticoides (espironolactona, no selectivo, y eplerenona, selectivo), y los inhibidores de canales de Na+ del epitelio renal (triamtereno y amilorida). La espironolactona y la amilorida poseen una actividad hipotensora moderada. Consiguen mantener mejor las concentraciones celulares de K* que adicionan do suplementos de este ion, por lo que se utilizan en asociación con las tiazidas. La amilorida parece tener efectos vasodilatadores adicionales. La espironolactona disminuye la presión arterial, es pecialmente en pacientes con concentraciones bajas de renina y elevadas de aldosterona, y muestra propiedades antifibróticas y antiproliferativas por bloquear las acciones vasculares y cardíacas de la aldosterona. La adición de este fármaco al tratamiento habitual de la insuficiencia cardíaca reduce de forma significativa la morbimortalidad. La eplerenona posee mayor especificidad que la espironolactona por el receptor mineralocorticoide, por lo que no produce ginecomastia. Su efecto antihipertensor parece ser independiente de sus acciones sobre el transporte epitelial de fluidos y electrólitos. Mejora la función dias- tólica y disminuye la proteinuria en pacientes afectos de una nefropatía diabética. La adición de este fármaco reduce la morbimortalidad en pacientes con infarto agudo de miocardio complicado con una dis función ventricular izquierda. En el caso de los ahorradores de potasio, puede aparecer hiperpotasemia marcada, especialmente si se asocian a fármacos que inhiben la excreción renal de K*, como los lECA, ARA-II y AINE, o se usan en pacientes con deterioro de la función renal. C. Fármacos que interfieren el sistema renina-angiotensina El sistema renina angiotensina (SRA) es un sistema hormonal pep- tídico formado por varias enzimas, péptidos activos e inactivos, que, en conjunto, desempeñan un papel importante en la fisiología cardiovascular, al regular la presión arterial y la homeostasis de volumen (v. cap. 22) (fig. 39-4). Consta de dos ejes distintos contrarreguladores. El clásico, formado por la enzima de conversión (ECA)/angiotensina ll/receptor AT,, es responsable 638 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis Capítulo 3 9 de las acciones vasoconstrictoras, proliferativas, hipertensoras y fibróticas. Su hiperactividad se asocia a hipertensión arterial y enfermedades cardiovascula res, como hipertrofia cardíaca, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovas- cular e insuficiencia renal terminal. Este eje es el objetivo fundamental para el tratamiento antihipertensor. El otro eje, formado por ECA2/angiotensina (l-7)/receptor IVlas, es una vía alternativa que representa un mecanis mo intrínseco al inducir acciones vasoprotectoras opuestas al eje clásico, produciendo efectos beneficiosos en enfermedades cardiovasculares, y es un posible objetivo para nuevas estrategias terapéuticas. Los receptores ATj pueden, asimismo, participar en este efecto contrarregulador (v. más adelante). El descubrimiento reciente de un nuevo péptido, angiotensina (1-12), como sustrato alternativo que se forma intracelularmente a partir del angiotensinógeno, por mecanismos no dependientes de renina, y que da lugar a angiotensina II y angiotensina (1-7), aumenta la complejidad de este sistema. El SRA puede ser inhibido a distintos niveles. Los 3-bloqueantes reducen la liberación de renina, los lECA impiden la formación de angiotensina II y la inactivación de bradicinina, los ARA-II bloquean la acción de angiotensina II sobre el receptor AT, y los inhibidores de renina bloquean el sistema en su origen. 1. Inhibidores orales de renina El aliskirén, aprobado para el tratamiento de la hipertensión arte rial, inhibe con alta afinidad y especificidad la renina humana al fijarse a su lugar catalítico, bloqueando de esta forma el SRA en su punto de activación. Al contrario que lECA y ARA-II, que incremen tan la actividad plasmática de renina (APR), el aliskirén reduce la APR al inhibir directamente la capacidad de la renina para generar angiotensina I a partir del angiotensinógeno. Además, reduce la formación de angiotensina II formada por vías no dependientes de la EGA e inhibe la activación de la prorrenina. Su dosificación es de 150-300 mg/día, con una biodisponibilidad oral menor del 3% y una t,^j plasmática de unas 24 h; los alimentos ricos en grasa dis minuyen su absorción oral. Sus concentraciones plasmáticas en equilibrio estacionario se alcanzan después de 5-8 días de tratamiento. Entre un 47-51% está unido a las proteínas plasmáticas independientemente de su concentración. Ligeramente metabolizado (20%) a través del CYP3A4, se elimina fundamentalmente por vía biliar y heces. Presenta buena tolerabilidad; los efectos adversos más comunes son diarrea, cefaleas, nasofaringitis, mareos, fatiga, hipotensión y trastornos gastrointestinales. Al igual que el resto de los fármacos que interfieren con el SRA, está contraindicado en el embarazo y en pacientes con estenosis bilateral de la arteria renal. Debe tenerse precaución en pacientes con ci rrosis biliar. Está contraindicada su asociación con inhibidores potentes de la glucoproteína-P por aumentar los niveles de aliskirén. El zumo de pomelo, al inhibir el CYP3A4, y los transportadores hepáticos (0ATP2B1 y OATPl A2) disminuyen los niveles de aliskirén. Finalmente, asociado a furosemida dis minuye significativamente las concentraciones de esta. No se recomienda su uso en combinación con lECA o ARA-ll, porque au menta el riesgo de hipotensión, síncope, ictus, hiperpotasemia y alteraciones de la función renal, incluyendo insuficiencia renal, muy especialmente en pacientes diabéticos o con alteración de la función renal. 2. Inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (lECA) La EGA es una enzima no específica responsable del metabolismo de varios péptidos pequeños, incluida la conversión de angiotensi na I en II. Acorde con el radical que se fija al átomo de cinc de la molécula de EGA, los lEGA se clasifican en varios grupos: sulfhidrilo, carboxilo y fosforilo (v. caps. 22 y 36). A excepción del captopril y el lisinopril, la mayor parte (fig. 39-5) actúan como profármacos que precisan una transformación previa a nivel hepático. No existen CHj T COOH HSCHjC-C-N I II V M o Captopril NH; I COOH COOH (CH,)4 ’ H ’ C H jC H iC —N -C —C -N : ; II ^ H H O Liainophl CHtCH: COOCiH}, ’ H H B«na2»príl COONa O II / CH^HjCHjCH^—CHr-C-N I II O O I CHjCH,COOCHCH(CH»)j Fosinopril ,CHjCHr-C coq^H jj * H N---- H COOH CH, T / — -C -C -N : " v _ H o Enalapril n-butilo Lottortán Figura 39-5 Inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (lECA) y antagonistas de los receptores AT de la angiotensina II (ARA-ll). diferencias significativas entre ellos en cuanto a su eficacia clínica, si bien las hay de tipo farmacocinético. Inicialmente reducen la formación de angiotensina II, pero, con el tiempo, las concentraciones del péptido se incrementan, debido, probablemente, a su síntesis a partir de vías no dependientes de la EGA (cimasa), por lo que la persistencia de su efecto hipotensordebe explicarse por otros mecanismos. La ECA es la misma enzima que degrada la bradicinina, por lo que, al inhibirla, se incrementan las concentraciones de este péptido vasodilatador, que, a su vez, aumenta la formación de NO, factor hiperpolarizante derivado del endotelio, y de prostaglandinas vasodilatadoras (los AINE disminuyen el efecto hipotensor de los lECA). Asimismo, la tos que a veces aparece en el tratamiento con lECA, y que obliga a suspender su uso, es atribuida al exce so de bradicinina y sustancia P Además, los lECA elevan las concentraciones 639 Sección V apa rato c ir c u l a t o r io de angiotensina (1-7) por dos mecanismos: a) inhibir su degradación por la ECA, y b) aumentar las concentraciones de angiotensina I (v. fig. 39-4). Los lECA disminuyen la resistencia vascular periférica total que no se acompaña de taquicardia refleja, debido, al parecer, a un efecto sobre baro- rreceptores, estimulación vagal y/o disminución de la actividad simpática. Reducen las concentraciones plasmáticas de adrenalina, noradrenalina y vasopresina. Puede aparecer una hipotensión brusca con la primera dosis en sujetos con elevada actividad de renina plasmática, principalmente si tienen depleción de volumen por restricción de sodio o tratados con diuréticos. Las personas de raza negra, que suelen presentar concentraciones bajas de renina, así como los ancianos, responden peor a los lECA que los pacientes de raza blanca y los jóvenes. Incrementan el flujo sanguíneo renal que promueve la excreción de sodio y agua. Sin embargo, la velocidad de filtración glomerular no se modiñca o desciende ligeramente y así disminuye la fracción de filtración. Esto se debe a una mayor dilatación de la arteriola eferente sobre la aferente, que conduce a una reducción de la presión hidrostática en el capilar del glomérulo. Frenan la progresión de microalbuminuria hacia una manifiesta proteinuria, previniendo el desarrollo de nefropatía, atenuando la progresión a insuficiencia renal en pacientes con nefropatías y retrasando la progresión a una nefiropatía en pacientes diabéticos dependientes de insulina. Junto con los ARA-II, son los hipotensores que han demostrado mayor eficacia en la prevención de la nefropatía diabética. La mejoría hemodinámica favorece la reversión de la hipertrofia tanto en el corazón como en los vasos. Por ello, la disminución de la presión arterial por los lECA se realiza de una forma que tiende a proteger la función de dos órganos vitales: el corazón y los riñones. La aparición de hiperpotasemia no es frecuente en pacientes con una función renal normal. Esta es más común en personas con insu ficiencia renal, diabéticas o en los pacientes tratados con diuréticos ahorradores de potasio, suplementos de potasio, heparina o AINE. La dosificación se resume en la tabla 39-2. La adición de un diurético a dosis bajas (6,25 mg de hidrocloroüazida) aumenta su eficacia mucho más que el incremento de las dosis del lECA. Su aso ciación a bloqueadores de los canales de calcio tiene también efectos hipotensores aditivos y, por su acción venodilatadora, reduce el edema maleolar que estos provocan. Se ha demostrado que, cuando coexisten otras patologías, como insuficiencia cardíaca (v. cap. 36), diabetes (v. cap. 54) o un riesgo elevado de enfermedad cardiovas cular, los lECA se muestran superiores a otros antihipertensores. Están contraindicados en pacientes con estenosis de la arteria renal, ya sea bilateral o de riñón único, en el embarazo o con ante cedentes de edema angioneurótico. Si el angioedema es producido por lECA no se deben utilizar y, si se cambiara a un ARA-II, al no excluir la recurrencia del cuadro, se hará con extrema precaución. Hay que suspender su administración si las concentraciones de K* > 6 mmol/L o la creatinina aumenta más del 50% o por encima de 256 mmol/L. La mejor forma de solucionar la tos que en algunos sujetos (5-10%) producen los lECA es cambiarlos por un ARA-II. Los antiácidos reducen su biodisponibilidad. 3. Antagonistas de los receptores AT̂ de la angiotensina II El losartán fue el primer ARA-II clínicamente útil. Posteriormente fue sintetizado el resto de los sartanes, y algunos de ellos son profár macos (candesartán dlexetilo y olmesartán medoxomilo). Difieren en varios aspectos: a) cararterísticas farmacodnéticas; b) tipo de an tagonismo (competitivo o insuperable); c) afinidad relativa por el re ceptor AT,, y dj velocidad de disociación del receptor. Estas distintas propiedades farmacológicas pueden tener importancia clínica en re lación con su duración de acción. Teniendo en cuenta las diferencias farmacodinámicas sobre el tipo de bloqueo del receptor AT,, sus propiedades farmacológicas independientes del bloqueo ATj y las distintas características farmacodnéticas, parece que no se puede hablar de un efecto de clase y que, posiblemente, estemos ante fármacos con propiedades distintas. La angiotensina II ejerce sus efectos biológicos al unirse con alta afinidad a dos subtipos de receptores distintos AT, y AT̂ . La mayoría de los efectos de la angiotensina II se deben a la activación de receptores AT,. No está aún clara la importancia funcional de los receptores AT̂ , pues se expresan a menudo en concentraciones muy bajas en el sistema cardiovascular. Existe, al parecer, un complejo mecanismo regulatorio cruzado entre ambos subtipos de receptores que sugiere que el receptor AT, pudiera controlar la expresión del receptor AT̂ . Así, el receptor AT̂ se expresó en la pared vascular de las arterias de resistencia periférica de pacientes diabéticos hipertensos solo en presencia de bloqueo del receptor AT, con ARA-ll. Finalmente, el estímulo de receptores AT̂ contrarresta la mayoría de los efectos que la angiotensi na II tiene al activar los receptores AT, al producir efectos vasodilatadores, dependientes de NO, antiproliferativos y antiapoptósicos. Los ARA II son blo queantes selectivos del receptor AT, e incrementan, al suprimir el feedback negativo de la secreción de renina, la formación de angiotensina 1 y II, lo que provoca que: a) la angiotensina II active los receptores AT̂ , y ¿9 aumente la formación de angiotensina (1-7) directamente a partir de la angiotensina II por la ECA, e indirectamente al aumentar la actividad de la ECA2 utilizando los otros sistemas enzimáticos formadores de angiotensina (1-7) (v. fig. 39-4). Los ARA-II disminuyen las resistencias vasculares periféricas y la presión arterial, alcanzando valores estables al cabo de 4-6 sema nas. El efecto hipotensor no se acompaña de taquicardia refleja, no aparece tolerancia en tratamientos crónicos y no se produce hipertensión de rebote tras la suspensión brusca del tratamiento. Se ha descrito un efecto renoprotector en pacientes con nefropatía diabética tipo 2. Puede aparecer hipotensión brusca en pacientes cuya presión arterial dependa en exceso de la angiotensina II, por lo que en ellos se empezará con dosis bajas. La incidencia de hi perpotasemia aumenta si los ARA-II se asodan a lECA, diuréticos ahorradores de K*, suplementos de K* o fármacos que liberen este catión (heparina). Por el contrario, la asodadón de ARA-II a tiazidas o diuréticos de asa, además de potendar el efecto hipotensor de cada fármaco por separado, contrarresta la hipopotasemia tiazídica. Los AINE puedan inhibir las acdones vasodilatadoras y natriuréticas de los ARA-II. Son fármacos muy bien tolerados y, a diferencia de los lECA, la aparición de tos y angioedema es mucho menos frecuente. Están contraindicados en el embarazo, así como en la estenosis de la arteria renal, ya sea bilateral o de riñón único. La dosificadón está expuesta en la tabla 39-2. D. Bloqueantes ^-adrenérgicos Los p-bloqueantes, analizados en el capítulo 17, apartado II mues tran diversos perfiles farmacológicos que se traducen en diferentes propiedades hemodinámicas, vasculares y metabólicas. Disminuyen la fuerza contráctil del miocardio y la frecuendacardíaca, por lo que, inidalmente, reducen el gasto cardíaco. Esto provoca un mecanismo reflejo, mediado por barorreceptores, que incrementa la resistencia periférica para mantener la presión arterial a través del bloqueo de los receptores vasodilatadores y la activación del simpático que estimula los receptores a^-adrenérgicos vasoconstrictores, a pesar de lo cual la presión arterial desdende. Estos cambios inidales son más evidentes con los p-bloqueantes desprovistos de actividad simpaticomimética intrínseca (ISA). Sin embargo, cuando la admi- nistradón se prolonga, la resistencia periférica total se normaliza e induso disminuye en pacientes hipertensos, persistiendo la acdón hipotensora y bradicardizante. 640 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis Capítulo 3 9 En la acción hipotensora partídpan varios componentes. El efecto cardíaco |3-bloqueante propiamente dicho parece ser el de mayor relevancia. Pero a ello, se suman la actividad hiporreninémica, los cambios de la sensibilidad del barorreceptor, el aumento de la bio- síntesis de prostaddina y los efectos sobre el sistema nervioso central (SNC), en donde se atenúa la activadón adrenérgica, en espedal para los preparados más liposolubles, como el propranolol. No obstante el hecho de que la eficada antihipertensora es compartida por todos los p-bloqueantes, independientemente del grado de presentación de otras propiedades (liposolubilidad, estabilizadoras de membrana, ISA y vasodilatadoras), es el bloqueo de los receptores (5̂ a nivel cardiovascular, unido al bloqueo de los p^-adrenoceptores presináp- tícos, con la consiguiente disminución de las resistendas periféricas, la explicadón más plausible de su acdón antihipertensora. Las dife- rendas mencionadas probablemente influyen en la farmacodnética dínica y el espectro de efectos adversos de los fármacos. La mayoría de los efectos adversos son consecuenda del bloqueo de los receptores 3, y están descritos en el capítulo 17. En el SNC, los P-bloqueantes ejercen varios efectos caracterizados portrastomos del sueño (pesadillas, insomnio) y tendenda depresiva. Sin embargo, no existe una correladón dara entre las características lipofilicas y la inddenda de estos efectos adversos. La suspensión brusca de algunos P-bloqueantes puede produdr un síndrome de abstinenda proba blemente debido a un estado de hipersensibilidad por aumento del número de receptores p-adrenérgicos, lo cual puede dar lugar a la aparidón de angina en padentes con insufidenda coronaria; por eso, ha de suspenderse la administradón de estos fármacos poco a poco, disminuyendo la dosis en un espado de tiempo entre 10 y 14 días. Potencian los efectos hipotensores de los vasodilatadores, blo- queadores de los canales de calcio, diuréticos y a-bloqueantes, pudiendo asodarse con ellos. Pero la asociadón con verapamilo o diltiazem aumenta el riesgo de hipotensión, bradicardia y bloqueo auriculoventricular. La asodadón con fenilpropanolamina, seudoe- fedrina, efedrina y adrenalina puede causar elevadón de la presión arterial debido a la vasoconstricción mediada por la activación de receptores o inducida por estos agentes. Asimismo, los AINE pueden minimizar el efecto antihipertensor de algunos p-bloqueantes; tal efecto puede deberse a la inhibición de la síntesis vascular de pros taddina y también a la retención de Na*. Estos fármacos deben utilizarse con precaudón en padentes con hi- perreactividad bronquial, diabetes mellitus y daudicadón intermiten te. Están contraindicados en padentes con bradicardia grave, bloqueo auriculoventricular de segundo o tercer grado, y, especialmente los no cardioselecüvos, en el asma o broncoespasmo moderado a grave. La primacía de los p-bloqueantes como fármacos de primera línea en el tratamiento de la hipertensión se ha cuestionado debido a dos hechos: a) los p-bloqueantes tradicionales, en especial el atenolol, son menos efectivos para reducir las complicaciones cardiovasculares y la incidencia de accidentes cerebrovasculares que otros hipotensores, especialmente en ancianos, y b) existen datos que sugieren que algunos p-bloqueantes podrían tener menor efecto sobre la presión aórtica central que otra clase de agentes hipotensores. Sin embargo, son fármacos de elección en pacientes hiper- tensos con enfermedades concomitantes tales como infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca congestiva, disfunción ventricular izquierda con fallo cardíaco, cardiopatía isquémica, arritmias, disección aórtica, migraña, hiper- tiroidismo y circulación hipercinética (taquicardia, palpitaciones, ansiedad). Véase la dosificación en la tabla 39-2. E. Antagonistas de receptores a., y p El labetalol, forma racémica de cuatro estereoisómeros, posee actividad anta gonista adrenérgica p,, p ̂y a,, y actividad p^-agonista parcial e inhibición de la recaptación de noradrenalina (v. fig. 39-6). Por su capacidad para bloquear los a,-adrenoceptores, disminuye las resistencias vasculares sin reducción del gasto cardíaco. La ausencia de taquicardia refleja es consecuencia del bloqueo p. El efecto adverso más importante es la hepatotoxicidad. La actividad hipotensora es intensa y rápida, pero se acompafla de hipotensión ortostática, en particular al inicio del tratamiento. Por ello, su interés queda restringido a las urgencias y emergencias hipertensoras. El carvedilol posee una potencia antagonista de receptores a, y p en proporción 1:10. Posee también actividad antioxidante que repercute en sus efectos cardioprotectores. Reduce la mortalidad en pacientes con dis función sistólica e insuficiencia cardíaca cuando se utiliza como tratamiento coadyuvante con diuréticos e lECA. Además de su efecto a-bloqueante débil, produce vasodilatación, porque incrementa la síntesis de NO endógeno. A diferencia de los p-bloqueantes tradicionales, no tiene efecto sobre la sensibilidad a la insulina ni sobre el perfil lipídico. El nebivolol es un antagonista selectivo de los receptores p, con una propiedad adicional vasodilatadora por un mecanismo dependiente del endotelio. La elevada selectividad de este fármaco explica también el mínimo efecto que causa sobre la reactividad respiratoria en pacientes asmáticos y la ausencia de efecto sobre la sensibilidad a la insulina. Es altamente efectivo y seguro como antihipertensor cuando se utiliza en monoterapia o en asociación. Además, ha mostrado ser muy beneficioso en el paciente con insuficiencia cardíaca, por lo que puede ser un tratamiento alternativo viable en la hipertensión con insuficiencia cardíaca. F. Bloqueadores de los canales de calcio Estos fármacos modulan distintas fundones dependientes del caldo en el músculo liso vascular, miocitos cardíacos y tejido de conduc ción en el corazón (v. cap. 37). Los prototipos son el nifedipino, el diltiazem y el verapamilo. Todos comparten la capacidad de inhibir la entrada de Ca^* a través de canales sensibles al voltaje tipo L, pero existen diferencias significativas entre ellos en cuanto al lugar de unión y estructura, que en parte son responsables de sus diferentes efectos clínicos en relación con el dromotropismo, el inotropismo negativo y la selectividad vascular. La relación entre selectividad vascular e inotropismo negativo se estima es de 1 0 :1 para nifedipino, y quizá de 1 .0 0 0 :1 para algunas dihidropiridinas de segunda generación, en comparadón con la reladón 1 : 1 para el diltiazem y el verapamilo. Así, a dosis dínicas, las dihidropiridinas apenas presentan efectos inotropos negativos, mientras que sí apa recen con diltiazem y verapamilo. Su efecto hipotensor se debe a su capaddad relajante del músculo liso arteriolar y a la disminución de la resistenda vascular periférica. Los más usados como hipotensores son las dihidropiridinas de segunda generadón, como amlodipino, felodipino y nicardipino, y los preparados de liberadón mantenida de diltiazem y verapamilo. Aumentanel aporte miocárdico de oxígeno por dilatadón coronaria y prevendón de la constricción, y por reducir la demandas mio- cárdicas de oxígeno al disminuir la presión sistólica (v. cap. 40). Muestran mayor efecto hipotensor en andanos y mayor protección frente a acddentes cerebrovasculares. Por el contrario, se observa mayor inddenda de insufidenda cardíaca en hipertensos tratados con estos fármacos. En los pacientes de raza negra se obtiene una respuesta hipotensora equiparable a la de los diuréticos, y mejor que la observada con lECA ARA-II o p-bloqueantes. La asodadón a un diurético muestra efectos hipotensores aditivos. Los efectos adversos e interacciones son analizados en el capítu lo 37. La hipotensión puede ser pronundada con preparadones de dihidropiridinas de liberadón inmediata, y provocar una isquemia coronaria por la taquicardia refleja y el incremento de las demandas miocárdicas de oxígeno. Esta hipotensión se acentúa si las dihidro piridinas se administran a pacientes que están siendo tratados con P-bloqueantes. Los cambios rápidos y pronundados de la presión arterial no suelen ser produddos por los preparados de liberación lenta o las dihidropiridinas de larga duración. Los efectos adversos 641 Sección V apa rato c ir c u l a t o r io espedficos de las no dihidropiridinas se relacionan con el bloqueo de los canales de Ca^* en los nodos senoauricular y auriculoven- tricular, y con el inotropismo negativo. Tales efectos bradiarrítmicos se potencian si se asocian a (3-bloqueantes, digoxina, amiodarona y otros fármacos que disminuyen la frecuencia cardíaca o afectan la función del nodo senoauricular. Inhiben el CYP3A, incrementando las concentraciones plasmáticas de ciclosporina. Su eficacia hace que se recomienden como tratamiento inicial en pacientes con hiper tensión sistólica aislada, ancianos y, especialmente, para reducir la incidencia de derrame cerebral. G. Bloqueantes ot-adrenérgicos Sus principales características farmacológicas se han descrito en el capítulo 17. El más empleado en la actualidad para el tratamiento de la hipertensión arterial es la doxazosina, y en menor grado la prazosina, y la terazosina. La terazosina y la doxazosina tienen una t ,̂ 2 más larga y su efecto puede durar 18 y 36 h, respectivamente, lo que permite una dosis única diaria. Puesto que los receptores «j-adrenérgicos son los encargados del mantenimiento del tono vas cular a través de la contracción del músculo liso de arteriolas y venas, su bloqueo produce vasodilatación tanto de los vasos de resistencia como de las venas, provocando la disminución de las resistencias periféricas y la hipotensión. En muchos pacientes aparece retención de Na* y agua, por lo que es aconsejable la asociación de un diuréti co. Los ttj-bloqueantes parecen inducir efectos favorables sobre los lípidos plasmáticos y las lipoproteínas: reducen las concentraciones plasmáticas de triglicéridos, así como el colesterol total, las LDL y las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), e incrementan los valores de las HDL. Asimismo, mejoran la tolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina. Tras el tratamiento prolongado disminuyen la masa ventricular izquierda en pacientes con hipertensión e hiper trofia ventricular izquierda. El efecto adverso más común de los -bloqueantes es la aparición de una acentuada hipotensión, en particular de índole postural, que aparece, por lo general, con la primera dosis, con cefalea, mareo y síncope. El paciente anciano tratado con otros antihipertensores, diuréticos o bloqueadores de los canales de calcio, o con cierto grado de depleción de volumen, es más susceptible a presentar este cuadro. Se puede prevenir iniciando el tratamiento con dosis mínimas, 1 mg por vía oral, a la hora de acostarse, e incrementar gradualmente la dosis cada 2 semanas en función de la respuesta. No es probable que dosis superiores a los 20 mg/día mejoren una respuesta no obtenida previamente. Producen, además, congestión nasal, cefalea, debilidad y somnolencia. La doxazosina incrementa la frecuencia cardíaca, y su uso en monoterapia incrementa el riesgo de insuficiencia cardíaca congestiva en pacientes hipertensos con o sin diabetes Los ttj-bloqueantes se utilizan en el tratamiento de la hiper tensión arterial leve o moderada y principalmente asociados a diuréticos, p-bloqueantes, bloqueadores de los canales de calcio y otros hipotensores. H. Hipotensores de acción central La utilización desde hace años de fármacos antihipertensores, como la ct-metildopa y la clonidina, permitió profúndizar en el conocimiento sobre cómo el SNC interviene en la regulación de la presión arterial. Las fibras del tracto solitario y el núcleo res pectivo constituyen la vía aferente que recoge señales desde los barorreceptores periféricos del seno carotídeo y cayado de la aorta. Las áreas bulbares presoras y depresoras integran estas aferencias y corrigen, vía autonómica, la modificación inicial. Los mecanismos neuroquímicos implicados son predominantemente de naturaleza adrenérgica. La ct-metildopa y la clonidina, entre otros, modifican la transmisión adrenérgica a nivel central. Aunque su interés clínico ha disminuido ante la eficacia y tolerabilidad de los fármacos anterior mente descritos, sirven como fármacos de segunda o tercera línea, en determinadas situaciones infrecuentes, o en terapia combinada. Nuevos fármacos activos a nivel central son los agonistas imida- zólicos moxonidina y rilmenidina, que actúan como agonistas de los receptores imidazólicos I, causan inhibición simpática central comparable a la de los agonistas centrales, y su perfil hemodi- námico es similar al de la clonidina y análogos, si bien por su baja afinidad por los centrales presentan un perfil menor de efectos adversos más favorable. La clonidina es un derivado imidazólico cuyos efectos hipotensores se deben a la activación de los a^^-adrenoceptores en el tronco cerebral, determinando una disnninudón de las descargas pre- y posganglionares en el sistema nora- drenérgico, lo que origina hipotensión, bradicardia y disminución del gasto cardíaco. Parte de sus acciones son mediadas por receptores imidazólicos del tipo l| en el tronco cerebral, por los cuales la clonidina presenta afinidad. La activación de estos receptores I, provoca también la inhibición del tono simpático periférico. Así, la clonidina se considera un agonista mixto que es timula ambos tipos de receptores, e I,. Adicionalmente, la activación de los receptores a^-presinápticos inhibe la liberación de noradrenalina de los nervios simpáticos posganglionares. Así pues, los a^-agonistas disminuyen la presión arterial mediante un efecto sobre el gasto cardíaco y sobre la resistencia periférica. Otros agonistas a^’Presinápticos son el guanabenz y la guanfacina, no disponibles en España. Debido a la propia naturaleza de sus efectos, tiende a producir hipotensión ortostática de escasa relevancia clínica, excepto en situaciones de hipovo- lemia. La disminución del tono simpático cardíaco reduce la contractilidad del miocardio y la frecuencia cardíaca; este hecho podría precipitar una insuficiencia cardíaca en pacientes susceptibles. Con elevada frecuencia produce xerostomía, que suele ir acompañada de sequedad de ojos y tumefacción y dolor de las glándulas parótidas, sequedad de mucosas y reacciones adversas de naturaleza central, sedación y especialmente somnolencia, así como disfunción sexual, impotencia, tras tornos del sueño y tendencia a la depresión. Se desarrolla cierta tolerancia a estos efectos centrales. La clonidina puede desencadenar un síndrome de abstinencia tras la suspensión del tratamiento, sobre todo si se han utilizado dosis elevadas (superiores a 0,3 mg/día). El síndrome se caracteriza por sudoración, taquicardia, palidez, cefaleas y dolor abdominal, y puede acompañarse, de entrada, por un incremento tensional señalado. Dentro de los esquemas terapéuticos actualesde la hipertensión arterial, su uso está prácticamente descartado. Puede utilizarse para el diagnóstico de un feocromocitoma en un paciente con hipertensión. La clonidina y la guanfacina pueden ser útiles también en el síndrome de hiperactividad con déficit de atención, si cursa con marcada hiperactividad e impulsividad (v. cap. 34, II, 5). La tt-metildopa, un análogo de la dihidroxifenilalanina (DOPA) (fig. 39-6), estimula los a^-adrenoceptores centrales, previa transformación en a-me- tildopamina y a-metilnoradrenalina, sustancia que actúa como falso neuro- transmisor a^-agonista en el área ventrolateral rostral del bulbo, provocando así una acción hipotensora. Esta acción se debe principalmente a la dis minución de resistencias periféricas, con poca repercusión sobre el gasto o de la frecuencia cardíaca. El efecto tiene una duración prolongada de hasta 24 h, tras un efecto máximo entre 6 y 8 h, a pesar de que su absorción oral es rápida y su semivida es corta. Puede producir retención de sal y agua, por lo que es necesario asociarla a diuréticos. Se emplea en el tratamiento de la hipertensión de la embarazada y como hipotensor de reserva para formas resistentes a otras opciones mejor toleradas, a dosis de 0,5-1 g repartido en dos tomas diarias, hasta un máximo de 2 g/día. La acción a^-adrenérgica central provoca sedación, somnolencia, torpeza mental y tendencia depresiva. Se ha descrito disminución de la libido, parkinso nismo, ginecomastia y galactorrea. Puede aparecer sequedad de boca, cefaleas y mareos. Otras reacciones adversas no relacionadas con su acción principal son la hepatitis, habitualmente reversible, anemia hemolítica y, con menor frecuencia, leucopenias, trombocitopenias, síndrome lupoide y pancreatitis. 642 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis Capítulo 3 9 HO C H j I C H j—C —COOH I NH] o-maUdopa c ci ci Clontdirui C H j N H - C NH // Figura 39-6 Estructura química de diversos fármacos antihipertensores. NH; GuMi«lkJlno I '"o NH, MnoxidM CNCNI N C -F e -C N / \ ON CN 2Na‘ NitropruMato «ódlco O H C-NM̂ O O "TgCX, DtazóxkSo RflrTwnkttrui HN — NHí H id ralu iiH i La moxonidina y la rilmenidina (esta última no disponible en España) son antihipertensores de acción central por su acción agonista sobre re ceptores imidazólicos (v. fig. 39-6). Existen tres subtipos de receptores de esta clase con una distribución diferenciada. Los I, quedan restringidos al área ventrolateral rostral, concretamente al área C1 del núcleo reticular, hipocampo, hipotálamo y cuerpo estriado, lugar donde los receptores son menos abundantes. La activación de estos receptores se correlaciona con el efecto hipotensor de estos fármacos. La moxonidina presenta una afi nidad tres veces mayor por estos receptores que la rilmenidina, y una afinidad por los receptores I, 40 veces mayor que por los por lo que tiene menos reacciones adversas que la clonidina. Los receptores imidazólicos I, se localizan también en los túbulos renales. Ambos sitios podrían contribuir a las acciones antihipertensoras y natriuréticas de las imidazolinas. Junto con la acción antihipertensora y sin que modifiquen el gasto cardíaco, revierten parcialmente la hipertrofia ventricular izquierda. Tras un tratamiento prolongado, reducen las concentraciones de triglicé- ridos y colesterol LDL o, en algunos casos, de colesterol total, en pacientes con hiperiipidemia, y la rilmenidina incrementa los valores de colesterol HDL Reducen la resistencia a la insulina, mejoran la tolerancia a la glucosa y facilitan la secreción de insulina, en especial en sujetos obesos o en pacientes que presentan resistencia a la insulina, por lo que se utilizan en pacientes con síndrome metabólico. La dosis de moxonidina es de 0,2 a 0,4 mg/día. Se absorbe bien por vía oral, con una t,^j de 2 h. La eliminación es prácticamente total por vía renal, sin modificar el 50%, por lo que la farmacocinética se altera profundamente en caso de insuficiencia renal. No produce hipotensión ortostática ni síndrome de abstinencia de tipo clonidina; el perfil de efectos adversos es similar al de los otros hipotensores centrales, pero con menor frecuencia e intensidad. Los efectos más frecuen tes son sequedad de boca, para la que se desarrolla tolerancia, cansancio, inquietud y cefalea. I. Vasodilatadores periféricos 1. Hidralazina Es un derivado ftalazínico (v. fig. 39-6) que produce relajación del músculo arteriolar con escasa actividad sobre el territorio venoso. Interfiere en la acción de IP3 sobre la liberación de Ca2+ a partir del retículo sarcoplásmico. Incrementa la frecuencia y el gasto cardíaco por aumento de la descarga simpática mediada por barorreceptores, y por estimulación directa cardíaca. El descenso de la presión arterial y la hiperactividad simpática favorecen la liberación de renina y la retención de sodio, contrarrestando aún más los efectos vasodilatadores. Por ello, se debe asociar siempre a un diurético y un p-bloqueante. Su biodisponibilidad es escasa por el efecto primer paso (el 16% en acetiladores rápidos y el 35% en acetiladores lentos). Si bien sufre una importante acetilación hepática con repercusión en las concentraciones plas máticas, dependiendo del fenotipo acetilador lento o rápido, en la práctica otras vías metabólicas también deben ser importantes para la eliminación, ya que el aclaramiento plasmático no difiere notablemente entre ambos grupos de pacientes. Su t,^j es de 1-2 h, pero sus efectos vasodilatadores persisten durante 6-8 h. Provoca tres tipos de reacciones adversas debidas a la activación simpática refleja, la reacción tipo lupus y los trastornos inespecíficos. La taquicardia. 643 Sección V apa rato c ir c u l a t o r io cefaleas y rubefacción se pueden prevenir con antiadrenérgicos. Hay que tener precaución al administrarla a pacientes con isquemia coronaria y debe evitarse en sujetos con aneurisma disecante de aorta o hemorragia cerebral reciente a la vista del incremento del gasto cardíaco y del flujo sanguíneo cerebral. El síndrome tipo lupus suele aparecer tras tratamiento crónico, y su incidencia guarda relación con la dosis, el género, el fenotipo acetilador y la raza. Cursa con artralgias, fiebre, artritis y esplenomegalia. Finalmente, puede producir anorexia, náuseas, vómitos y diarrea, y con menor frecuencia una polineuropatía, que se corrige con la administración de piridoxina. Asimismo, se han descrito hepatopatías y discrasias hemáticas. Puede ser útil en algunos sujetos con hipertensión grave y en el trata miento de las emergencias hipertensoras en embarazadas. La dosis oral es de 25 a 100 mg dos veces al día, con un máximo de 200 mg dos veces al día para reducir la probabilidad del síndrome tipo lupus. 2. Nitroprusiato Es el vasodilatador arteriovenoso más rápido y eficaz que existe. Actúa relajando intensamente la fibra muscular de los vasos tanto de resistencia como de capacitancia. En la propia célula genera óxido nítrico (NO), cuyo papel vasodilatador está mediado por CMPc (v. cap. 36). Por su potente acción venodilatadora, disminuye las presiones capilar pulmonar y telediastólica del ventrículo izquierdo, mejorando los signos de congestión pulmonar; por su potente acción vasodilatadora arteriolar, dis minuye las resistencias vasculares periféricas y la presión arterial, aunque apenas modifica la frecuencia cardíaca. A nivel coronario, además de los vasos epicárdicos, dilata los vasos pequeños de resistencia, por lo que puede dar lugar a «robo» coronario. No obstante, es útil en la insuficiencia cardíaca del infarto agudo de miocardio con hipertensión (v. cap. 36, apartado I, D, 1). Se administra en goteo intravenoso continuo. Su acción comienza al cabo de 1-2 min, persistiendo durante solo 3-5 min, ya que el fármaco es captado rápidamente por los eritrocitos, donde interactúa con grupos -SH y se convierte en iones cianuro. Estees reducido por la rodanasa hepática a tiocianato, que se elimina lentamente por vía renal. La acumulación de este, en infusiones prolongadas, provoca un síndrome psicoorgánico. Los efectos tóxicos a corto plazo se deben a una vasodilatación excesiva y, consecuentemente, hipotensión intensa. Con menor frecuencia, pueden ser consecuencias de la conversión del nitroprusiato en cianuro y tiocianato. La acumulación tóxica del primero ocasiona mareos, acidosis metabólica y arrit mias. La acumulación de tiocianato puede producir anorexia, náuseas, fatiga, desorientación y psicosis tóxica. Las concentraciones excesivas de tiocianato pueden ocasionar también hipotiroidismo, ya que este inhibe la captación de yodo por el tiroides. El nitroprusiato agrava la hipoxemia arterial en sujetos con enfermedad pulmonar obstructiva al inhibir la vasoconstricción pulmonar hipóxica y producir un desacoplamiento entre la ventilación y la perfusión. Por su potente y rápida acción vasodilatadora, es el fármaco de elección en el tratamiento de las emergencias hipertensoras (accidente cerebrovascular, encefalopatía hipertensora), en los pacientes con aneurisma disecante de la aorta (asociado a un p-bloqueante para reducir la frecuencia y velocidad de la contracción cardíaca) y para producir hipotensión controlada durante la cirugía. Se recomienda, al igual que ocurre con los otros vasodilatadores «directos», la asociación con diuréticos con el fin de prevenir la sobrecarga de fluidos y asegurar, de ese modo, la continuidad de la respuesta hipotensora. Se trata de un medicamento para empleo en unidades de cuidados intensivos. La velocidad de infusión inicial es de 0,25 a 1 ixg/kg/min en solución de dex- trosa al 5% y protegida de la luz, aumentándose a intervalos de 5 min hasta alcanzar unos valores de presión capilar pulmonar que vayan acompañados del máximo incremento del volumen minuto sin producir hipotensión arterial. 3. Minoxidilo El minoxidilo (v. fig. 39-6) ejerce una potente acción hipotensora, eficaz frente a formas graves o resistentes de hipertensión arterial, por lo que es una alternativa a la nefrectomía bilateral —hipertensiones malignas— y en hipertensiones refractarias a las dosis máximas de combinaciones de fármacos estándar. Actúa por un metabolito activo —minoxidilo-N-O-sulfato— sobre los canales de K* dependientes de ATP que pueden ser responsables del mantenimiento del tono vascular durante los episodios de isquemia y en otros estados fisio- patológicos con concentración reducida de ATP intracelular. Constituyen un nexo entre el metabolismo energético celular y el tono contráctil. La apertura de estos canales provoca hiperpolarización con relajación de la fibra vascular arteriolar, disminución de las resistencias periféricas, hipotensión potente y duradera, taquicardia y aumento del gasto cardíaco. No actúa sobre los vasos de capacitancia. Incrementa el flujo sanguíneo en piel, músculo estriado, tubo digestivo y corazón. El incremento del flujo sanguíneo cardíaco da lugar a un aumento reflejo de la contractilidad y gasto cardíaco. Es absorbido por vía oral, biotransformado en el hígado y aproximadamen te un 20% de la dosis administrada se excreta por vía renal sin transformar. La t,^ plasmática es de aproximadamente 3-4 h, pero su efecto se prolonga durante 1-2 días, debido a que se acumula en el músculo liso vascular. Produce retención hídrica con edemas ocasionalmente refracta rios, efusiones pericárdicas (el 3% de los pacientes), angina, anoma lías electrocardiográficas e hipertricosis sin anomalías endocrinológicas (v. cap. 72). Está contraindicado en las mujeres embarazadas y en los pacien tes con arritmias cardíacas, insuficiencia cardíaca o valvulopati'as. Es excretado en la leche materna. Se reserva su utilización para el tratamiento de la hipertensión grave que no mejora con otros antihipertensores, en particular en varones con insuficiencia renal. La dosis media es de 10 a 40 mg/día y, en caso de utilizarse, debe ser asociado a diuréticos y/o p-bloqueantes. 4. Diazóxido Es una tiazida (v. fig. 39-6) sin acción diurética, probablemente debido a la carencia del grupo sulfonamídico. Descartada pronto para uso como antihipertensor de uso crónico, se ha empleado, hasta la introducción del nitroprusiato, como fármaco de elección en las emergencias hipertensoras en administración intravenosa. El mecanismo de acción es similar al del minoxidilo, con efectos exclusi vamente arteriolares. También incrementa la frecuencia y el gasto cardíacos. La intensidad de la respuesta es difícilmente previsible y de duración muy variable, entre 4 y 20 h. Se administra a dosis de 1 a 3 mg/kg, habitual mente hasta un máximo de 150 mg en administración única. También se puede administrar en infusión lenta (15-30 mg/min hasta 20 o 30 min). Es recomendable la administración conjunta con furosemida para prevenir la sobrecarga hídrica y evitar la expansión de volumen. La extravasación produce intenso dolor local. Las reacciones adversas más características, independientes de su propio efecto hipotensor, son los trastomos gastrointestinales, cefalea, rubefacción, hiperglucemia, así como reacciones de hipersensibilidad. J. Consideraciones finales El objetivo terapéutico es lograr valores de <140/90 mmHg para todos los pacientes con hipertensión arterial sin complicaciones, y de < 130 /80 mmHg en pacientes con diabetes o insuficiencia renal crónica. La adopción de un estilo de vida sano, basado en el control del peso, aumento de la actividad física, dieta saludable (DASH), restricción de la ingesta de sodio, moderado consumo de alcohol (tabla 39-3) y abandono del tabaco es esencial para todos los pacientes hipertensos. Estas modificaciones en el estilo de vida reducen la presión arterial, previenen o retrasan la incidencia de hipertensión, aumentan la eficacia de los fármacos hipotensores y disminuyen el riesgo cardiovascular. Si la adopción de estas medidas no es suficiente para alcanzar el objetivo de dfiras de presión arterial, se iniciará un régimen farmaco lógico. En la figura 39-7 se presenta un algoritmo para el tratamiento de la hipertensión. La elección del fármaco estará influida por diversos factores: la experiencia previa con ese fármaco, el perfil de riesgo cardiovascular, la presencia de lesión en órganos diana, enfermedades concomitantes, efectos adversos de los fármacos, la edad del paciente y el coste. A pesar que las tiazidas fueron recomendadas en el JNC-7 como fármacos de primera elección en el inicio del tratamiento en la mayona de los pacientes con hipertensión, datos recientes sugieren un enfoque más flexible. En el estadio 1 de hipertensión se aconsejan 644 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis Capítulo 3 9 Tabla 39-3 Modificaciones en el estilo de vida para prevenir y tratar la hipertensión arterial Modificación Recomendaciones para personas hipertensas o con prehipertensión Reducción de la PAS (mmHg) Reducción de peso Mantener un peso corporal normal (índice de masa corporal < 25 kg/m^) 5-20 cada 10 kg Adoptar una dieta tipo DASH Consumir una dieta rica en frutas, vegetales, productos lácteos bajos en grasa, potasio, calcio y magnesio. Reducir el contenido de grasa total y saturada 8-14 Reducción de la ingesta de sodio No más de 100 mmol/día (2,4 g de sodio o 6 g de cloruro sódico/día) 2-8 Actividad física Realización de ejercicio físico aeróbico, como caminar a buen ritmo (al menos 30 min/dfa la mayoría de los días de la semana) 4-9 Moderado consumo de alcohol* Limitar el consumo a no más de 30 mL de alcohol/día en hombres, y 15 mL de alcohol/día en mujeres o personas delgadas 2-4 DASH: Dietary Approaches to Stop Hypertension; PAS: presión arterial sistólica. *15 mL de alcohol/día equivalen a unos 300 rtiL de cerveza o 150 mL de vino (12% alcohol) o 25 mLde w/hisky de 35°. Sin indicactooM especlficai Modific«cion«a •n«I Millo da vtda No logrado at objotivo da presMin artenal (< 14<V90 mmHg) (< 130/80 mmHg en duMttoo* O insuTicteocta renal) Iniciar tratam4ento farmacológico Con indicacione* eapacificaa Orado 1 d« hip«rtan*i¿n (PAS 140-169 o PAO 90-99 mmHg) OiurAtiooa liazidieos en la nayoriá da loa po^antat, Puadan considor nrte lECA. ARA-n. |)-t]Í0qiJ0Bn(es B CC o aacdacianaa Grado 2 de hipartanMOn (PASst 160 O 100 rrunHg) Lo m ^oria da bi9^»ociacioooa da doa btrmaooa, por (o ganaral un E ró tico iKUidico asociado a lECA. o ARA-II. O B CC. ^bioqueantas Fármaco* indicados •n MtuaóionM aapedfism (V. tabla 39-() Otroa h^joianiooas (durSScoa. lECA. ARA-II. (iC C , |t-bloqueant«sj, según 9®a oec-ísarto No *• cor«*lgua ei objetivo de preeión arterial Optimixar añada Utmacoa oAcionatea- hasta oonaaguu al obfARO da prw dn. CoTMidefar la danvación d«l paciente a aapacialistas an tiipertenaión Figura 39-7 Algoritmo para el tratamiento de la hipertensión arterial. ARA-II: antagonistas del receptor ATj de la angiotensina II; BCC: bloqueadores de los canales de calcio; lECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina; PAD: presión artenal diastólica; PAS: presión arterial sistólica. (Modificado de Chobanian e t al., 2003.) 645 Sección V apa rato c ir c u l a t o r io cambios en el estilo de vida antes de iniciar la terapia con fármacos. Puede administrarse inicialmente cualquiera de los cuatro grupos más relevantes: diuréticos tipo tiazida, lECA, ARA II o bloqueadores de los canales de calcio, en función de la experiencia del médico, la aceptación del paciente y la presencia de enfermedades concomitante (tabla 39-4). Estudios recientes indican que los p-bloqueantes tradicio nales, como atenolol y metoprolol, no son tan eficaces en la reducción del riesgo de accidente cerebrovascular como las otras cuatro clases, por lo que su uso como agentes de primera línea, particularmente en ancianos, debe limitarse a pacientes con patologías asociadas. No está claro si el uso de nuevos |3-bloqueantes con propiedades vasodilata doras, como carvedilol, deben ser, de igual forma, restringidos. En el estadio 2 de hipertensión, el tratamiento farmacológico debe iniciarse de inmediato junto con cambios en el estilo de vida. En algunos pacientes se puede iniciar la terapia con asociaciones de dos fármacos. La mayoría de las combinaciones incluyen dosis bajas de una tiazida que potencia el efecto de los otros hipotensores (lECA, ARA-II, p-bloqueantes o bloqueadores de los canales de calcio). La evaluación de hipertensión secundaria debe ser considerada cuando tres o más fármacos antihipertensores de diferentes clases no controlan la presión arterial. La mujer embarazada hipertensa debe ser controlada cuidadosamente debido al elevado riesgo tanto para la madre como para el feto. La metil- dopa, el labetalol y bloqueadores de los canales de calcio son los fármacos preferidos para garantizar la seguridad del feto. Finalmente, la terapia combinada debería abordarse desde una perspectiva globalizadora, indagando en el beneficio de combinar los hipotensores actuales con fármacos que, como las estatinas y las glitazonas, y tal vez los antioxidantes y antiagregantes, pudieran mejorar el perfil antihipertensor de las estrategias hipotensoras actuales, reafirmando la concepción fisio- patológica actual de la enfermedad cardiovascular como el proceso final común de gran cantidad de entidades, hasta hace poco consideradas de forma inconexa. II. Farmacología de la hipertensión arterial pulmonar A. Concepto La hipertensión arterial pulmonar es un trastorno incapacitante crónico de la vasculatura pulmonar, que se caracteriza por aumento de la presión arterial pulmonar como resultado del incremento de la resistencia vascular pulmonar. Si no se trata, evoluciona a una insuficiencia cardíaca derecha con una supervivencia media de 2 ,8 años. Su patología no se conoce exactamente, pero se caracteriza por vasoconstricción pulmonar vascular, proliferación celular del músculo liso y trombosis. Estos cambios son el resultado de un desequilibrio entre: a) sustancias vasodilatadoras (prostaciclina, óxido nítrico, péptido intestinal vasoactivo) y vasoconstrictoras (tromboxano  , endotelina, serotonina); b) inhibidores de creci miento y factores mitógenos, y c) factores antitrombóticos y pro- trombóticos. El tratamiento va dirigido a restablecer el equilibrio entre estos sistemas. La OMS la clasifica en dnco grupos etiológicos y cuatro grupos funcionales (I-IV). Los antagonistas de receptores de la endotelina (bosentán, ambrisentán, sitaxentán), los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (sildenafilo, tadalafilo) y la prostaciclina (epoprostenol, iloprost, teprostinil, beraprost) representan las dife rentes clases de fármacos que se usan actualmente en monoterapia y en combinación para el tratamiento de este cuadro (fig. 39-8). B. Estrategias terapéuticas 1. Terapia básica Los pacientes con hipertensión arterial pulmonar tienen una circula ción pulmonar restringida, por lo que una demanda incrementada de oxígeno podna agravar dicha hipertensión y provocar un fallo cardíaco derecho. Debido a este hecho, estos pacientes deben realizar actividades adecuadas a su capacidad fi'sica. Pero, cuando se instaura una hipoxemia crónica, está indicado un suplemento de oxígeno con el objeto de mantener una saturación de oxígeno mayor del 90%. Aunque no existen estudios clínicos concluyentes, el uso de anticoagulantes orales (con una International Normalized Ratto [INR] entre 1,5 y 2,5; V. cap. 45, apartado III, D) se basa en la existencia de factores de riesgo que favorecen la tromboembolia venosa, como insuficiencia cardíaca, sedentarismo y una predisposición trombofílica. Los pacientes con insuficiencia cardíaca derecha descompensada mejoran notablemente con diuréticos que reducen el llenado ventricular derecho. La digoxina puede incrementar el gasto cardíaco y disminuir los niveles circulan tes de noradrenalina; será más beneficiosa si la hipertensión arterial pulmonar cursa con una fibrilación auricular crónica o intermitente. 2. Prostaciclina y derivados La prostaciclina intravenosa, epoprostenol, mejora la tolerabilidad al ejercicio, la hemodinámica y la supervivencia en un número Tabla 39-4 Recomendaciones para el uso de hipotensores en situaciones específicas basadas en evidencias de ensayos clínicos Indicación específica Fármacos recomendados Diurético BB lECA ARA-II BCC ANT-ALDO Insuficiencia cardíaca Antecedentes de infarto de miocardio Alto riesgo cardiovascular Diabetes Insuficiencia renal crónica Prevención de recidiva de ACVA ACVA: accidente cerebrovascular; ANT-ALDO: antagonista de la aldosterona; ARA-II: antagonista del receptor AT, de la angiotensina; BB: p-bloqueante; BCC: bloqueador de los canales de calcio; lECA: inhibidor de la enzima conversora de la angiotensina. 646 Farmacología de la hipertensión arterial, la insuficiencia vascular periférica y la angiogénesis Capítulo 3 9 Figura 39-8 Algoritmo para el tratamiento de la hipertensión arterial pulmonar. BCC: bloqueantes de los canales de calcio; FC l-IV: clases funcionales según la OMS; HAP: hipertensión arterial pulmonar; inh; inhalatoria; i.v.: intravenosa; s.c.: subcutánea. (TomadodeAndersonandNawarskas, CardioiRev, 2010.) elevado de pacientes con hipertensión pulmonar primaria, y consigue reducir la necesidad de un trasplante pulmonar. Debe administrarse únicamente en infusión intravenosa continua de bido a su corta t̂ ^̂ (3 min) y a su inactivación a pH bajo. Para su administración crónica, el epoprostenol es infiindido por bomba de infusión portátil conectada a la vena subclavia. La dosis óptima depende de cada paciente. Por lo general, se necesitan varios meses para ajustar poco a poco la dosis y obtener eficacia clínica óptima; frecuentemente se sitúa entre 25 y 50 ng/kg/min. A pesar de mejorar la función clínica en algunospacientes, la infijsión de epoprostenol no es el tratamiento ideal, debido a que no resulta cómoda para el paciente y tiene un coste elevado. Los efectos secundarios comunes son dolor mandibular, congestión facial, jaqueca y diarrea. El principal problema es la infección en la zona de inserción del catéter venoso. El teprostinil es un análogo estable de la prostaciclina que puede ser administrado en infusión subcutánea, con lo que disminuyen algunas de las complicaciones potenciales relacionadas con el catéter venoso central. Existen preparados para administración in travenosa. El beraprost oral es el primer análogo de la prostaciclina biológicamente estable y activo por vía oral. Se absorbe rápidamente tras la administración oral, alcanza la concentración máxima a los 30 min y su semivida es de 35 a 40 min. El iloprost inhalado es un análogo químicamente estable de la prostaciclina que puede ser administrado por inhalación. Una de sus desventajas es su corta duración de acción, que obliga a inhalar entre 6 y 1 2 veces al día. Puede producir tos y síntomas relacionados con vasodilatación sis- témica. Se han descrito casos de síncope y aún no se ha establecido su eficacia a largo plazo. 3. Antagonistas de los receptores de endotelina El bosentán, antagonista no selectivo del receptor de endotelina (v. cap. 22, apartado I, C, 4), ha sido aprobado como tratamiento por vía oral para pacientes con hipertensión pulmonar primaria de las clases funcionales III y IV de la OMS que no mejoran con las terapias tradicionales. Los efectos de la endotelina 1 están mediados a través de sus receptores ET̂ y ETj. La activación de los recepto res ET̂ causa vasoconstricción sostenida y proliferación de las células del músculo liso vascular, mientras que los receptores ETj median el aclaramiento de la endotelina pulmonar e inducen la producción de óxido nítrico y prostaciclina por las células endoteliales. El bo sentán es un antagonista dual (ET ̂y ET )̂ del receptor de endotelina activo por vía oral. Es metabolizado por el hígado y puede inducir una elevación de las concentraciones de aminotransferasa. Las alteraciones hepáticas parecen ser dependientes de la dosis, y es obligatorio el control mensual de la fundón hepática y cada 3 meses del hematocrito. Al ser metabolizado por CYP2C9 y CYP3A4, su asociación con inhibidores de estas isozimas no está recomendada. Si se asocia a sildenafilo, metabolizado por CYP3A4, se incrementan hasta el 50% las concentraciones de bosentán, mientras disminuyen un 50% las de sildenafilo. Finalmente, por incrementar significa tivamente las concentraciones de bosentán está contraindicada su coadministración con ciclosporina, gliburida o ritonavir El fármaco está contraindicado en el embarazo debido a su potencial efecto teratogénico, existiendo riesgo de infertilidad en el varón. El sitaxentán y el ambrisentán son bloqueadores selectivos del receptor ET̂ y son activos por vía oral. Estos fármacos podrían bloquear los efectos vasoconstrictores de los receptores ET̂ mien tras mantienen los efectos vasodilatadores de los ETj. En pacientes bajo tratamiento con antagonistas de los receptores ET̂ se han des crito casos de hepatitis aguda, lo que obliga a controlar la función hepática. 4. Otras terapias 4.1. Óxido nítrico Si en la hipertensión arterial pulmonar existe un defecto en la producción de óxido nítrico y, por tanto, una menor vasodilatación, este agente ha sido considerado como una terapia potencial en esta enfermedad. En la especie humana, la inhalación aguda de óxido nítrico tiene efectos vasodilatadores pulmonares específicos. Algunos estudios sugieren, además, que la adminis tración con L-arginina, el sustrato de la enzima óxido nítrico sintetasa, reduce la presión en la arteria pulmonar y aumenta la tolerabilidad al ejercido en pacientes con hipertensión pulmonar. 647 Sección V apa rato c ir c u l a t o r io 4.2. Inhibidores de la 5-fosfodiesterasa Dos características importantes patológicas de la hipertensión arterial pul monar son la disminución de la producción de óxido nítrico endotelial y el aumento de la expresión y actividad de la 5-fosfodiesterasa en el músculo liso de la arteria pulmonar y en las células del miocardio ventricular derecho. El óxido nítrico activa la guanilato ciclasa soluble, que estimula la producción de GMPc, y la 5-fosfodiesterasa hidroliza al GMPc. La disminución en la producción de óxido nítrico y el aumento de la actividad de la 5-fosfodies- terasa disminuyen los niveles de GMPc, lo que, a su vez, aumenta el calcio y potasio intracelular, promoviendo vasoconstricción, proliferación de células de músculo liso y resistencia a la apoptosis. Mediante la inhibición de la hidrólisis del GMPc, los inhibidores de 5-fos- fodiesterasa sildenafilo, taladafilo y vardenafilo (este último aún no apro bado por la FDA para este uso) aumentan sus niveles, con los consiguientes efectos vasodilatadores, antiproliferativos y proapoptósicos, que pueden invertir el remodelado de la arteria pulmonar (v. cap. 21, apartado II, 6.3). La 5-fosfodiesterasa se expresa a niveles mínimos en los vasos sistémicos, distintos de la circulación del pene, permitiendo la selectividad relativa de estos fármacos a la circulación pulmonar. Además, existen datos que indican que los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa pueden aumentar directamente la contractilidad del ventrículo derecho a través de la inhibición mediada por el GMPc de la 3-fosfodiesterasa. Por lo tanto, el efecto combinado de los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa en el ventrículo derecho y en la arteria pulmonar es aumentar el inotropismo del ventrículo derecho y disminuir la poscarga del ventrículo derecho. Los efectos adversos son similares para sildenafilo y taladafilo, des tacando dolor de cabeza, dispepsia, dolor de espalda y extremidades, sofocos, epistaxis, diarrea, mialgia, pirexia, insomnio y edema. Su uso se asocia con alteraciones visuales debidas, al parecer, a la inhibición de la 6-fosfodiesterasa de la retina. Se ha descrito, además, la aparición de una neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica con pérdida repentina de la visión en uno o ambos ojos. En ocasiones aparece también una pérdida de la audición. Una de las principales preocupaciones de seguridad del uso de estos fármacos es el riesgo de hipotensión. Debido a su metabolismo hepático por CYP450, los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa están sujetos a interacciones farmacológicas por fármacos que inhiban o induzcan esas isoenzimas. La dosis de sildenafilo (t, „ = 4 h) es de 20 mg/3 veces/día, y la detadalafilo (t,/j=15 h), de 40 mg/día. La dosis de taladafilo debe reducirse a la mitad con CICr entre 31-80 mL/min, y evitarlo con CICr < 30mL/min o en hemodiálisis. 4.3. Terapia combinada La combinación de fármacos que actúan por diferentes mecanismos puede maximizar sus beneficios clínicos. La terapia adyuvante con sildenafilo o bosentán ha producido mejorías importantes en algunos pacientes que recibían análogos de prostaciclina por vía oral, inhalatoria o intravenosa. III. Farmacología de la insuficiencia vascular periférica La farmacología de la enfermedad vascular periférica está dirigida a prevenir, suprimir o restituir en lo posible las obstrucciones de la luz vascular, con el fin de evitar o aliviar las lesiones reversibles originadas en el correspondiente órgano tributario. Entre las arte- riopatías orgánicas oclusivas, destacan, sobre todo, la arterioesclerosis obliterante y la oclusión arterial aguda por embolia arterial, y son menos firecuentes la tromboangitis obliterante y otras arteritis. Entre las vasculopatías/wndonafeí destacan la enfermedad y el síndrome de Raynaud, la acrocianosis, la livedo reticularis, el eritema pernio y el pie de trinchera. Dentro de la enfermedad arterioesclerótica, destacan: el territorio miocárdico, cuya farmacología se expone en el capítulo 40, las oclu siones vasculares
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