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589© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos INTEGRACIÓN DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS EN EL TRATAMIENTO CARDIOVASCULAR, 589 Cuidados paliativos primarios, 589 Cuidados paliativos secundarios (de subespecialidad), 589 Hospice, 590 Interconsulta a cuidados paliativos, 591 MANTENER CONVERSACIONES DIFÍCILES, 591 Anticipar la trayectoria de la enfermedad, 591 Hablar del pronóstico y reconocer la incertidumbre, 592 TOMA DE DECISIONES MÉDICAS HACIA EL FINAL DE LA VIDA, 592 ¿Sigue habiendo una opción terapéutica definitiva?, 592 La transición al final de la vida no es un punto sino un proceso, 592 Documentación de voluntades anticipadas, 592 Decisiones complejas sobre el tratamiento, 593 TRATAMIENTO DE SÍNTOMAS HACIA EL FINAL DE LA VIDA, 593 Mantenimiento de los tratamientos cardiovasculares, 593 Opiáceos para el dolor y la disnea, 593 APOYO PSICOSOCIAL, 594 Depresión, 594 EL LUGAR DONDE MORIR, 594 PERSPECTIVAS FUTURAS, 594 BIBLIOGRAFÍA, 594 Tratamiento de los pacientes con enfermedad cardiovascular terminal LARRY A. ALLEN Y LYNNE WARNER STEVENSON 31 Hace 30 años, la muerte en los pacientes con cardiopatías solía produ- cirse de forma inesperada y casi nunca seguía a un período prolongado de síntomas resistentes. Desde entonces, los tratamientos eficaces han redirigido la evolución de prácticamente todas las enfermedades cardiovasculares (fig. 31-1). La revascularización coronaria precoz y la prevención secundaria han aumentado la supervivencia del infarto agudo de miocardio, con un incremento paralelo en la prevalencia de insuficiencia cardíaca (IC) (v. capítulo 21). La mejora en las técnicas quirúrgicas de las cardiopatías congénitas ha creado una población creciente de adultos con cardiopatías estructurales excepcionales (v. capítulo 75). Los avances en la quimioterapia y radioterapia del cáncer han dejado a muchos supervivientes con cardiopatías nuevas potencialmente mortales (v. capítulo 81). El uso generalizado del bloqueo neurohormonal y los dispositivos implantables en pacientes con fracción de eyección del ventrículo izquierdo reducida ha con- tribuido a un descenso de la muerte súbita asociado con prolongación de la vida y muerte con insuficiencia de bomba (v. capítulo 25). El envejecimiento de la población da pie a un número creciente de pacientes con estenosis aórtica senil y trastornos vasculares que podrían ser candidatos actualmente a técnicas percutáneas, pero siguen estando limitados por la multimorbilidad y fragilidad que no les permitió ser candidatos a cirugía abierta en primer lugar1 (v. capítulo 88). Una vez que la prolongación de la vida ya no impulsa el tratamiento, el centro del tratamiento global de la enfermedad se desplaza a paliar los síntomas. Desgraciadamente, en la práctica, este cambio a menudo impresiona a pacientes y familias como una inversión súbita de la estrategia de «hacerlo todo» a «no hacer nada», en vez de una tran- sición gradual de las intervenciones a una fase de asistencia cada vez más centrada en la calidad de vida aunque no exclusivamente. Dirigir a las familias y pacientes a conocer el pronóstico y expresar los objetivos de la asistencia es crucial para que ellos compartan decisiones sobre la intensidad y pauta temporal de los tratamientos. Cuando una enfermedad cardíaca probablemente causará o acelerará la muerte en el año siguiente, los cardiólogos a menudo cuentan con un punto de observación privilegiado desde el cual valorar la trayectoria de la enfermedad y dirigir la dirección del tratamiento.2 Lo ideal es que los pacientes continúen hasta el final guiados por profesionales sanitarios que mantienen relaciones longitudinales con ellos y aplican los princi- pios de cuidados paliativos para facilitar este viaje. En este capítulo se aclaran los conceptos principales y se proporcionan abordajes prácticos del tratamiento integral de pacientes con enfermedad cardiovascular que se aproximan al final de sus vidas (tabla 31-1). INTEGRACIÓN DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS EN EL TRATAMIENTO CARDIOVASCULAR Los cuidados paliativos están diseñados para mejorar la calidad de vida de pacientes y familias mediante la anticipación del deterioro del estado de salud y episodios importantes, aclaración de objetivos del tra- tamiento, alivio de síntomas físicos, provisión de apoyo psicosocial y espiritual, coordinación de la asistencia, y ayuda al duelo3 (fig. 31-2). Dada la elevada prevalencia, morbilidad y mortalidad de muchas enfer- medades cardiovasculares (CV), generan una necesidad importante de cuidados paliativos en la etapa terminal4,5 (fig. e31-1). Sin embargo, muchos profesionales de la medicina cardiovascular no distinguen entre cuidados paliativos y hospice ni conocen las indicaciones de esos servicios.6 Los abordajes paliativos asistenciales deberían inte- grarse a lo largo de la asistencia a los pacientes con enfermedad CV, intensificándose en los episodios principales y cuando se acerca el final de la vida2 (fig. 31-3). Cuidados paliativos primarios Todos los clínicos que atienden a pacientes con enfermedad CV avanza- da proporcionan intervenciones de apoyo y paliativas. Esta función es vital porque: 1) muchos de los tratamientos que mejoran los síntomas y la calidad de vida provienen del tratamiento de la enfermedad CV sub- yacente; 2) el especialista cardiovascular suele ser el que mejor conoce el pronóstico y las decisiones complejas; 3) la asistencia integrada es por lo general preferible a una mayor fragmentación con otro equipo consultor, y 4) no hay suficientes especialistas en cuidados paliativos para prestar esos servicios a todos los que lo necesitan. La provisión de cuidados paliativos por parte del equipo asistencial habitual ha recibido el nombre de cuidados paliativos primarios, para diferenciarlos de los cuidados paliativos secundarios o de subespecialidad.5 Los clínicos que supervisen la asistencia durante el ingreso o longitudinal de los pacientes con enfermedad CV deberían considerar la pericia en la provisión de cuidados paliativos como parte integral de su competencia profesional. Cuidados paliativos secundarios (de subespecialidad) Los clínicos de cuidados paliativos reciben una formación específica en el tratamiento de los síntomas resistentes y facilitación de la planificación asistencial compleja en enfermedades potencialmente Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 590 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV mortales. La medicina paliativa es una subespecialidad médica reconocida en EE. UU.,7 Canadá, Inglaterra, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda. Se han desarrollado programas con grado de máster para médicos, auxiliares de enfermería, asistentes médicos y profesionales de enfermería interesados en convertirse en especialistas de cuidados paliativos comunitarios, y también existen cer tificaciones de especialidad para profesionales de enfermería, trabajadores sociales y capellanes. En la mayoría de las jurisdicciones, el encargado del tratamiento paliativo de especialidad es un equipo interdisciplinar que trabaja con los demás médicos del paciente para proporcionar una «capa extra» de apoyo.8 Hospice Se usa el término hospice para describir un modelo específico de cuidados paliativos ofrecido a pacientes que se encuentran en el final de sus vidas con una enfermedad terminal cuando el tratamiento sanador o que prolongue la vida ya no es un objetivo terapéutico. Históricamente, el hospice se desarrolló para pacientes con cáncer, pero cada vez se usa más en pacientes con enfermedad CV: el 14,7% de los ingresos en centros residenciales de tipo hospice estadounidenses en 2014 tenían un diagnóstico primario de cardiopatía.9La remisión está guiada por las directrices de elegibilidad para hospice de los Centers for Medicare and Medicaid Services (CMS) de EE. UU., que exigen que un médico calcule que la expectativa de vida es de 6 meses como máximo.10 Casi nunca se alcanza el período de 6 meses, pero los pacientes que lo sobrepasan por lo general pueden continuar recibiendo los beneficios del hospice si el pronóstico sigue siendo infausto. TABLA 31-1 Mensajes clave para tratar a pacientes con enfermedad cardiovascular que se acercan al final de sus vidas 1. El empeoramiento de la enfermedad debería instar a preparaciones con pacientes y familias, pero sin responder específicamente a la pregunta de cuánto tiempo queda, que habitualmente está rodeada de una gran incertidumbre 2. Las conversaciones sobre «qué hacer si» deberían ser habituales antes de todas las intervenciones importantes en caso de enfermedad cardíaca avanzada u otros problemas médicos graves, fragilidad incluida 3. Las conversaciones difíciles en este momento simplificarán las decisiones difíciles del futuro 4. Las decisiones compartidas implican una amplia gama de intervenciones potenciales, aparte de las relacionadas con las preferencias de reanimación 5. Hay que explicar y ofrecer regularmente la desactivación de la función de desfibrilación de los desfibriladores automáticos implantables a los pacientes con mal pronóstico, y debe hacerse antes del paso a hospice 6. La interconsulta con un especialista de cuidados paliativos podría resultar especialmente útil para facilitar la toma de decisiones ante una dinámica familiar compleja y con el fin de mejorar el alivio de los síntomas resistentes 7. Los clínicos con relación previa deberían asumir la responsabilidad primaria de presentar un plan de final de vida concordante con los valores y objetivos expresados por el paciente y su familia 8. La transición que separa el «hacerlo todo» del hospice puede puentearse con una fase de «supervivencia de calidad» durante la que los pacientes sopesarán progresivamente los beneficios, los riesgos y las cargas de instaurar o continuar con tratamientos mantenedores de la vida 9. La revisión del régimen médico para el alivio de los síntomas y la calidad de vida puede suponer la suspensión de algunos tratamientos recomendados y la adición de otros no recomendados habitualmente 10. El plan de final de vida debe amoldarse a las preferencias del paciente sobre el lugar donde morir si es factible, con acuerdo de un «plan B» si eso llega a ser insoportable FIGURA 31-2 Componentes de los cuidados paliativos en la asistencia cardiovas- cular. FIGURA 31-1 Los complejos recorridos contemporáneos hasta el fallecimiento con enfermedad cardíaca. Los pacientes con antecedentes de infarto de miocardio o miocardiopatía dilatada tienen supervivencias prolongadas con buena calidad de vida, especialmente por las reducciones del remodelado ventricular y los descensos de la muerte súbita, así como por el menor número de reinfartos con enfermedad arterial coronaria. Con la supervivencia prolongada, la insuficiencia del ventrículo derecho (VD) y el síndrome cardiorrenal se observan con más frecuencia en los últimos estadios de la insuficiencia cardíaca, no solo con fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) reducida sino también con fracción de eyección (FE) preservada y en supervivientes adultos de cardiopatías congénitas. El éxito en el tratamiento del cáncer ha dado lugar a una población con cardiopatía secundaria a quimio- y radioterapia, y la supervivencia a largo plazo con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) puede acompañarse de cardiopatía debida a infecciones y tratamientos antirretrovirales. Tanto la insuficiencia cardíaca como la estenosis aórtica se diagnostican con frecuencia en la población envejecida, cuya mayor prevalencia de diabetes y obesidad también aumenta los síntomas y la mortalidad por trastornos concomitantes no cardíacos. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 591 Tratam ien to d e lo s p acien tes co n en ferm ed ad card io vascu lar term in al 31 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Interconsulta a cuidados paliativos Indicaciones Varias especialidades pueden ocupar el lugar central en la coordinación de la asistencia al paciente en distintas fases de la progresión de la enfermedad, a menudo con la transición del liderazgo de atención primaria a cardiología y después a cuidados paliativos11 (fig. e31-2). La propiedad y planificación compartida alrededor de las necesidades de cuidados paliativos mejora la comunicación y el conocimiento de los objetivos del paciente y logra mejores experiencias del final de la vida. Es posible que la interconsulta formal sea especialmente útil si los síntomas continúan siendo intolerables o cuando la toma de decisiones médicas es especialmente compleja. Por ejemplo, desde 2013, los estándares nacionales exigen que los centros que ofrecen soporte circulatorio mecánico permanente incluyan especialistas en cuidados paliativos como parte del equipo desde la evaluación hasta el fallecimiento.12 Se plantean exigencias similares para la interconsulta a paliativos con el fin de revisar las opciones y «qué hacer si...» en otras intervenciones cardíacas mayores con alta morbimortalidad. Beneficios Los datos sobre la eficacia de los cuidados paliativos de especialidad son mixtos. Un análisis retrospectivo de pacientes de Medicaid en cuatro hos- pitales neoyorkinos, de 2004 a 2007, indicó que la interconsulta a cuidados paliativos durante el ingreso por agravamiento de una enfermedad crónica mortal, IC incluida, se asociaba con 4.000 dólares menos de coste para los pacientes dados de alta y 7.000 dólares menos en los pacientes que fallecían durante el ingreso.13 El Palliative Care in Heart Failure (PAL-HF), un estudio aleatorizado unicéntrico de 150 pacientes con IC avanzada, mostró que la aleatorización a intervención por parte de un equipo multidisciplinar de paliativos mejoraba los índices de calidad de vida y la valoración funcional del tratamiento de enfermedades crónicas con cuidados paliativos (FACIT- Pal) a los 6 meses.14 En un estudio aleatorizado de gran tamaño en entornos de cuidados intensivos, sin embargo, la supervisión por el especialista en cuidados paliativos de al menos dos encuentros familiares estructurados e información por escrito no reducía la ansiedad ni la depresión y es posible que haya aumentado el estrés postraumático a las familias, comparado con una intervención similar dirigida por los equipos de la unidad de cuidados intensivos.15 Para ser eficaces, las interconsultas con cuidados paliativos tienen que estar dirigidas a los pacientes idóneos en el momento apropiado e integradas reflexivamente en el plan de asistencia médica global. MANTENER CONVERSACIONES DIFÍCILES La comunicación de calidad es una de las intervenciones más importantes para los pacientes con enfermedad CV grave. Cuando se hace bien, esos intercambios ayudan a alinear el tratamiento con los objetivos del paciente, mejoran la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores, y potencian la calidad de las decisiones médicas y paliación de síntomas. Las conversaciones sobre el fin de la vida son delicadas y largas, y pueden complicarse por las prioridades discordantes de pacientes y familias. Casi la mitad de los estadounidenses ancianos refieren no haber tenido ninguna conversación sobre los planes del final de la vida.16 En 2016, los CMS establecieron un reem- bolso específico para dos sesiones de planificación de asistencia avanzada impartidas a beneficiarios de Medicare pormédicos y otros profesionales,17 lo que reducirá el impedimento económico de sostener esas conversaciones. Sin embargo, esos intercambios también se evitan por la falta de formación en técnicas paliativas y de comunicación. En una encuesta multicéntrica de 95 cardiólogos, médicos de atención primaria, profesionales de enfermería y asistentes médicos, casi un tercio describió un nivel de confianza bajo o muy bajo a la hora de iniciar conversaciones sobre el pronóstico o el final de la vida, incluir a pacientes en hospices o proporcionar asistencia al final de la vida.18 Anticipar la trayectoria de la enfermedad La trayectoria de la enfermedad cada individuo es variable y se caracteriza por una incertidumbre considerable. Las directrices recomiendan el uso de índices validados para estimar el riesgo de muerte en las cardiopatías.19 Muchos modelos de riesgo cardiovascular están bien validados, disponi- bles en línea y cada vez se emplean más (p. ej., http://www.heartfailurerisk. org, https://depts.washington.edu/shfm/, http://www.gracescore.org/ website/WebVersion.aspx). Estos modelos podrían ser útiles para reducir expectativas no realistas y alertar a los clínicos que no hayan detectado la necesidad de hablar del pronóstico con un paciente en alto riesgo de sufrir episodios adversos, pero no reemplazan la revisión considerada y el reconocimiento de la incertidumbre. Momento de las conversaciones Está claro que es preferible mantener estos tipos de conversaciones antes de que sea necesario tomar decisiones urgentes. Se ha propuesto una «revisión anual» programada en todos los casos para ayudar a los pacientes con enfermedad importante a comprender su trayectoria médica y opciones futuras potenciales.2 Posteriormente, los episodios clínicos y las decisiones importantes deberían instar a una revaluación de la trayectoria de la enfermedad, objetivos y preferencias de tratamien- to (tabla 31-2). Estos «hitos» incluyen ingreso por empeoramiento de la enfermedad CV, desarrollo de un nuevo diagnóstico, como cáncer, o consideración de técnicas invasivas. El uso de un algoritmo durante el ingreso que ponga en marcha la interconsulta a cuidados paliativos ha aumentado la frecuencia de conversaciones sobre los objetivos de la asistencia.20 No obstante, es importante revaluar las decisiones referentes a la reanimación, porque se ha demostrado que más del 20% de los pacientes cambian de idea en los meses posteriores.21 Formulación de la conversación. La mayoría de los pacientes y sus familias desean información franca, sincera y precisa.22 Sin embargo, hablar del final de la vida con pacientes que tienen enfermedades CV suele ser una conversación inesperada de «malas noticias». El clínico tiene que planearla minuciosamente antes de iniciar esa conversación. Pedir a los pacientes que describan cómo han cambiado sus síntomas y actividades a lo largo del tiempo a menudo les lleva a reconocer la progresión de su propia enfermedad, algo que puede mejorar la aceptación. En ocasiones resulta útil elaborar la conversación en torno a «pregunta-comunicación-petición»:23 • Pregunte al paciente qué información tiene y cuál le falta. • Comunique la información que responda las preguntas del paciente, corrija malentendidos y explique otros factores importantes para las decisiones del paciente. • Pida al paciente que resuma lo que ha oído y pregúntele si necesita más información. FIGURA 31-3 Ejemplos de distintos recorridos en la fase de «supervivencia de calidad» de pacientes que se acercan al final de la vida. 1. Paso inicial del «hacerlo todo» a la intervención y el pronóstico limitados. Ejemplos de intervención: 2. Inactivación de la función de desfibrilación del desfibrilador automático implantable. 3. Cancelación de la colonoscopia de detección sistemática. 4. Ingreso por empeoramiento de los síntomas de la insuficiencia cardíaca. 5. Transfusión por hipotensión debida a hemorragia digestiva (no es apropiada para pacientes en hospice). 6. Hemocultivos para evaluar una fiebre (no son apropiados para pacientes en hospice). 7. Los cuidados paliativos hacia el final de la vida pueden incluir la instauración de opiáceos por disnea resistente a pacientes en hospice o fuera de este. 8. Suspensión de los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina y β-bloqueantes por cansancio con presión arterial sistólica inferior a 80 mmHg. 9. Suspensión de las analíticas. 10. Benzodiacepinas para la ansiedad. x. Posibilidad de que el paciente fallezca durante el sueño o un deterioro clínico brusco en cualquier momento de esta fase sin dar tiempo al hospice. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 592 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV El clínico debería anticipar que, por lo general, es necesario sostener más de una conversación. Reconocimiento de las emociones y sesgos cognitivos. En la toma de decisiones médicas para la enfermedad CV terminal las emociones son destacadas y la prominencia de la mortalidad (conocimiento de que llegará la muerte) pasa al primer plano de la conciencia.24 Hasta que las emociones son detectadas y admitidas, las personas tienen dificultades para participar en los aspectos más cognitivos de la toma de decisiones médicas. Esto puede hacerse usando lenguaje explícito que normalice emociones fuertes y con una formulación cuidadosa de la información para minimizar los sesgos cognitivos. Hablar del pronóstico y reconocer la incertidumbre Múltiples estudios han mostrado que pacientes y clínicos tienden a sobrestimar la supervivencia.25 Hay que ser especialmente cuidadoso para evitar respuestas numéricas a la pregunta habitual de «¿Cuánto me queda?». Por ejemplo, se ha demostrado que en pacientes con cáncer terminal y predicción de muerte en un tiempo determinado, cerca de la mitad fallecerá en menos de la mitad del tiempo predicho o sobrevivirá el doble de ese período.26 Es mejor centrarse en la preparación para el final de la vida más que en predecir cuándo llegará. El lema de cuidados paliativos, «esperar lo mejor y prepararse para lo peor» facilita las conversaciones sobre el pronóstico y planificación de la asistencia en todas las fases de la enfermedad. Objetivos y valores. Tras la conversación sobre qué desea saber el paciente del pronóstico y cómo, la mayoría de los intercambios pueden pasar de forma natural a preguntar al paciente sobre objetivos importantes cuando el estado de salud global empeore. La Serious Illness Conversation Guide es un ejemplo de cómo es posible hacer esto.20 Hay que averiguar los miedos y las preocupaciones específicas del paciente sobre lo que pudiera suceder, ya que es posible calmar algunos y otros tal vez dirijan hacia opciones que habrá que poner en práctica. En una cuestión relacionada, los pacientes considerarán qué capacidades son tan críticas en sus vidas que no son capaces de imaginar vivir sin ellas. Uno de los aspectos más importantes de las preferencias del paciente es la respuesta a la pregunta «Si se pone más enfermo, ¿cuánto quiere aguantar por la posibilidad de vivir más?». Los estudios de pacientes con IC avanzada muestran una amplia gama de preferencias en torno a lo que estarían dispuestos a soportar para aumentar la probabilidad de una mayor supervivencia. Herramientas de apoyo a la decisión. La toma de decisiones compartida admite que a menudo existen contrapartidas complejas en las decisiones médicas y se extienda más allá de la obligación legal limitada de informar a los pacientes sobre los riesgos y beneficios de un tratamiento.27 Las ayudas a la decisión del paciente diseñadas con vistas a facilitar la participación de este en decisiones sobre la asistencia médicaresultan útiles para trasladar información crítica, averiguar las preferencias del paciente y animar a la deliberación (https://decisionaid.ohri.ca/azinvent. php).28 No son sustitutos de conversaciones con profesionales sanitarios, sino instrumentos para ayudar a formular intercambios de calidad. El uso de ayudas a la decisión mejora habitualmente el conocimiento y la toma de conciencia de las opciones terapéuticas por parte del paciente.29 TOMA DE DECISIONES MÉDICAS HACIA EL FINAL DE LA VIDA ¿Sigue habiendo una opción terapéutica definitiva? Tras reconocer que un paciente puede estar acercándose al final de la vida con enfermedad cardíaca, es importante que el equipo médico dedique un planteamiento final a si cualquier intervención importante podría modificar favorablemente la evolución de la enfermedad, por ejemplo, sustituciones valvulares o revascularización coronaria. Si hay una opción factible que considerar en un paciente con riesgo alto de complicaciones de la intervención debe presentarse junto con una opción alternativa clara de cuidados paliativos centrados en la calidad de vida. Los elementos de la conversación, como se describieron anteriormente, ayudarán a determinar si la intervención va a la par con los objetivos y valores del paciente. Desafortunadamente, los datos actuales de resultados de intervenciones suelen centrarse solo en la supervivencia, con datos objetivos limitados sobre la probabilidad de acontecimientos adversos, pérdida de la independencia y carga del cuidador, que son componentes cruciales de la toma de decisiones para muchos pacientes con enfermedades graves. En pacientes que han decidido someterse a intervenciones con alto riesgo de resultados adversos la preparación previa a la cirugía debe incluir una conversación sobre cómo traducirían sus objetivos al contexto de los «qué hacer si» (p. ej., dependencia del respirador o accidente cerebrovascular). La transición al final de la vida no es un punto sino un proceso El tiempo y la extensión de la transición desde el «hacerlo todo» varía según los diagnósticos, los pacientes y las familias.30 La aceptación de la muerte en el futuro próximo puede ser inestable y en algunos casos es posible que no llegue a completarse plenamente antes del final. Por lo general, no obstante, es importante aceptar que existe un punto más allá del cual las intervenciones mayores, como los ejemplos anteriores, no se repetirán. En el momento de esta transición fundamental suele ser apropiado y tranquilizador mantener todos los tratamientos que los pacientes hayan estado recibiendo para la estabilización de la enferme- dad. Sin embargo, el paciente y su familia tienen que ser conocedores de que se añadirán o retirarán tratamientos con el objetivo de mejorar los síntomas y la calidad de vida, incluso si el cambio pudiera acortar la supervivencia, a menos que el objetivo predominante del paciente sea alargar al máximo la vida. El suplemento en línea de este capítulo («Removing Therapies and Futility») presenta contenido adicional. Documentación de voluntades anticipadas Las voluntades anticipadas, definidas como «planificación de las decisiones sensibles a la preferencia que surgen a menudo al final de la vida y sobre estas» es un proceso continuado en el cual pacientes, familiares y profesionales sanitarios hablan de las opciones de asistencia sanitaria actuales y futuras en el contexto de lo que resulta médicamente razonable.31 Esas comunicaciones pueden desplegarse de muchas formas pero incluyen una revisión con expresión de preferencias (tabla e31-1), resultante en varios tipos de documentos (tabla 31-3). El representante para la asistencia sanitaria debería haber sido com- pletado mucho antes de esta fase de la enfermedad pero tiene que ser confirmado en este momento. Los principios generales rectores del contenido de estos documentos derivan de las conversaciones sobre objetivos, valores y preferencias (como resumimos anteriormente). Una distinción importante aclarada en los formularios de órdenes médicas sobre el tratamiento mantenedor de la vida (OMTMV) es entre el uso TABLA 31-2 Desencadenantes para valorar formalmente el pronóstico y sostener conversaciones sobre los objetivos del tratamiento y la planificación de voluntades anticipadas Siempre «Revisión anual de la insuficiencia cardíaca» con una consulta programada «Hitos» motivados por episodios que deberían instar a una revaluación Aumento de la carga de síntomas y/o menor calidad de vida Descenso significativo de la capacidad funcional Pérdida de actividades de la vida diaria Caídas Transición en la situación vital (de independiente a asistido o a residencia de crónicos) Empeoramiento de la insuficiencia cardíaca que obliga al ingreso, especialmente si se repite Elevaciones consecutivas de las dosis de diuréticos de mantenimiento Hipotensión sintomática, azoemia o retención de líquidos resistente que precisa la retirada de los fármacos neurohormonales (inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona y β-bloqueantes) Primera descarga o repetida del desfibrilador automático implantable por arritmias ventriculares Instauración del soporte inotrópico intravenoso Consideración de diálisis Otras variaciones importantes en enfermedades concomitantes (p. ej., nuevo cáncer) «Acontecimientos vitales» importantes (p. ej., fallecimiento del cónyuge) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 593 Tratam ien to d e lo s p acien tes co n en ferm ed ad card io vascu lar term in al 31 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de intervenciones de soporte vital durante un período indefinido o bien breve, como respiración mecánica por insuficiencia respiratoria crónica o un neumotórax, o diálisis por insuficiencia renal crónica o por hiperpotasemia yatrógena. Aunque la decisión de reanimación en los hospitales recibe la atención apropiada como indicador de otras decisiones, la frecuencia de reanimación cardiopulmonar fue tan solo del 1,1% en un estudio de 1,4 millones de ingresos por IC. De estos pacientes, el 73% fallecieron antes del alta, el 10% fueron dados de alta a una residencia con cuidados especiales y solo el 16% recibieron el alta domiciliaria.32 Decisiones complejas sobre el tratamiento Aunque los documentos de voluntades anticipadas constituyen una guía importante, pueden surgir muchas decisiones médicas complejas que no están anticipadas ni reflejadas en los detalles específicos del documento (tabla e31-1). El suplemento en línea de este capítulo («Complex Treatment Decisions») presenta contenido adicional. TRATAMIENTO DE SÍNTOMAS HACIA EL FINAL DE LA VIDA Los síntomas progresivos son el motivo más frecuente del estado de salud empobrecido en pacientes con enfermedad CV.33 En pacientes con IC –vía final común de muchas cardiopatías–, la carga de síntomas al final de la vida suele ser mayor que la de pacientes con cáncer de pulmón o páncreas avanzado.34 Por este motivo, el diseño del régimen cardiovascular y los abordajes paliativos globales resultan críticos al final de la vida. Mantenimiento de los tratamientos cardiovasculares El mejor tratamiento para aliviar los síntomas cardíacos de la fase terminal suele ser la continuación del régimen iniciado para reducir la progresión en estadios anteriores de la enfermedad. Por ejemplo, el tratamiento de la angina en cualquier fase de la cardiopatía isquémica consiste en reducir el desequilibrio entre aporte/demanda de oxígeno del miocardio. El tratamiento primario de la congestión sintomática siguen siendo los diuréticos. La administración de nitratos por vía oral, sublingualo tópica ayuda temporalmente a redistribuir el volumen cuando no es posible conseguir una diuresis adecuada. Si los síntomas están relacionados con resistencia a los diuréticos o hipotensión, una reducción o suspensión de los antagonistas neurohormonales puede mejorar el confort al potenciar la respuesta diurética y aumentar la presión arterial sistémica (tabla e31-2). Aunque la suspensión de estos compuestos se asocia con empeoramiento de la IC a lo largo del tiempo en pacientes estables, es improbable que empeore la función cardíaca o los síntomas en los últimos días de vida. Hay que ser cauteloso en ciertas situaciones; por ejemplo, la retirada de los β-bloqueantes tiene el potencial de agravar la carga de síntomas en pacientes con angina o taquiarritmias frecuentes. La relajación de la restricción crónica de sodio y líquidos suele empeorar los síntomas de congestión; no obstante, las comidas y bebidas preferidas son un factor importante en la calidad de vida e interacción social para algunos pacientes en un momento en que quedan pocos placeres compartidos. Perfusión de inotrópicos (v. también capítulo 24). Las perfusiones continuas de inotrópicos se usan selectivamente para tratar síntomas de IC resistente. Incluso si se plantean como temporales, la decisión de iniciar el tratamiento con inotrópicos debería tomarse solo tras considerar minuciosa- mente los siguientes pasos. En pacientes de alta con perfusiones de inotrópicos domiciliarios la supervivencia descrita ha mejorado de menos del 50% a los 6 meses a cerca del 50% a 1 año.35 El descenso de la mortalidad podría estar relacionado con menores dosis, mayor presencia de desfibriladores automáticos implantables (DAI) o uso en pacientes con enfermedad menos avanzada. No hay que dar de alta a pacientes con perfusiones intravenosas de inotrópicos con la expectativa de que fallecerán tranquilamente en casa, pues- to que muchos son reingresados por síntomas de repetición, complicaciones infecciosas o roturas de la vía permanente. Las complicaciones potenciales y las molestias para pacientes y familias obligan a intentar repetidamente retirar el tratamiento inotrópico antes del alta, retirada que puede facilitarse suspendiendo los antagonistas neurohormonales, en algunos casos reem- plazando la hidralacina y nitratos y haciendo un uso cauteloso de la digoxina. Un problema adicional es que muchas agencias de atención domiciliaria no pueden ofrecer los beneficios de los cuidados tipo hospice a pacientes que están recibiendo perfusiones continuas relativamente caras.36 Tratamiento paliativo general de síntomas resistentes. Incluso con un tratamiento cardiovascular experto los síntomas casi nunca se controlan del todo y a menudo empeoran a medida que la enfermedad se hace progresivamente más resistente a los tratamientos CV.30 Los principios básicos, estrategias y beneficios esperados de los abordajes de cuidados paliativos para los síntomas corresponden a pacientes gravemente sintomáticos y funcionalmente limitados con enfermedad CV terminal.4 Además, la enfermedad CV rara vez se produce aislada, de modo que los abordajes integrados de la asistencia, que tienen en cuenta síntomas debidos a múltiples causas, son aplicables a la mayoría de los pacientes con IC. Casi nunca es necesario un especialista en cuidados paliativos para prescribir las intervenciones; la mayoría de los clínicos de atención primaria o cardiología deberían aprender a prestar esos servicios. El dolor articular y de cuerpo es un síntoma frecuente en pacientes con enfermedad CV terminal, con prevalencias que ascienden al 40-75% en personas con IC avanzada.37 Los clínicos deben preguntar por el dolor y desarrollar estrategias para su tratamiento. Cuando este parece ser mus- culoesquelético es razonable suspender las estatinas.38 La artritis es frecuente en ancianos, pero los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) tienen una con- traindicación relativa en pacientes con IC y enfermedad vascular significativa.39 Hay que considerar tratamientos locales como parches de lidocaína, aplicación de calor o frío, y fisioterapia, en un abordaje integrado de control del dolor. Sin embargo, sin el dolor articular al final de la vida es especialmente grave, en particular por gota episódica, se debe plantear un uso intermitente y cauteloso de AINE y vigilar de cerca una posible retención de líquidos y empeoramiento de la función renal (si siguen realizándose pruebas analíticas). Hay que considerar los antieméticos para las náuseas. Es menos probable que el loracepam prolongue el intervalo QT que otros antieméticos, aunque este no suele ser un problema importante en las situaciones terminales.39 La pérdida de peso secundaria a anorexia y al estado hipercatabólico de la enfermedad cardíaca terminal puede tratarse con distintos fármacos –análogos de progesterona (p. ej., acetato de megestrol), cannabinoides (p. ej., dronabinol), mirtazapina, corticoes- teroides y anabolizantes (p. ej., testosterona)–, aunque su uso solo debe mantenerse cuando mejoran los síntomas y ayudan a cumplir los objetivos del tratamiento.40 En los pacientes que tengan problemas para tragar comprimidos y la ingesta oral de líquidos y alimentos casi nunca está indicada la inserción de sondas de alimentación o vías permanentes, y solo debería llevarse a cabo tras considerar plenamente las implicaciones potenciales. A menudo es posible reducir el número y tamaño de las pastillas diarias con una revisión minuciosa. Opiáceos para el dolor y la disnea El dolor al final de la vida se trata sobre todo con opiáceos, que son muy eficaces para la disnea además del dolor. En pacientes con disnea resistente a intervenciones hemodinámicas (diuréticos, reducción de TABLA 31-3 Tipos de voluntades anticipadas y documentación • El testamento vital es un documento firmado ante testigos (o notario) llamado «declaración» o «directiva». El testamento vital puede ser muy específico o muy general. La mayoría de las declaraciones instruyen al médico responsable sobre el mantenimiento o la retirada de intervenciones médicas del firmante si este se encuentra en una situación terminal y no es capaz de tomar decisiones sobre el tratamiento médico • El representante para la asistencia sanitaria (poder de representación duradero para la asistencia sanitaria) se determina mediante un documento legal en el cual un individuo designa a otra persona para tomar decisiones sobre la asistencia sanitaria si llega a ser incapaz de hacer explícito su deseo. El representante para la asistencia sanitaria tiene básicamente el mismo derecho a solicitar o rechazar tratamientos que tendría el individuo si fuera capaz de tomar y comunicar decisiones • Las voluntades anticipadas de combinación son un documento firmado ante testigos (o notario) que contiene direcciones por escrito específicas que deberá seguir un individuo designado (p. ej., Five Wishes) • Las órdenes médicas sobre el tratamiento mantenedor de la vida (OMTMV) son un formulario de prescripciones médicas que señala a los demás las órdenes médicas del paciente acerca del tratamiento mantenedor de la vida. Las OMTMV suelen ser para pacientes con trastornos de salud graves. Todos los profesionales sanitarios tienen que seguir estas órdenes médicas cuando el paciente pasa de un lugar a otro, a menos que un médico explore al paciente, revise las órdenes y las cambie Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 594 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV la poscarga, inotrópicos) y oxígeno, las directrices internacionales recomiendan el uso de opiáceos,41 aunque no todos los estudios han resultado positivos.42 Suele bastar con dosisbajas de opiáceos para aliviar la disnea. Como la respuesta puede aumentar, en la primera semana solo hay que hacer aumentos cautelosos de la dosis. Los opiáceos deben acompañarse en el tiempo de laxantes para prevenir el estreñimiento, en vez de resolverlo. La función renal está alterada en muchos pacientes ancianos con enfermedad CV avanzada, de modo que la oxicodona tal vez sea preferible a la morfina (algunos metabolitos de la morfina tienen el potencial de acumularse y causar confusión). Los clínicos describen temor a efectos respiratorios adversos y a la adicción como obstáculos importantes a la prescripción de opiáceos, a pesar de los estudios que muestran efectos adversos limitados y tasas bajas de dependencia y adicción en pacientes correctamente tratados.43 En ocasiones se usa escopolamina para reducir secreciones, pero no debe administrarse en todos los casos porque suele causar desorientación y confusión. APOYO PSICOSOCIAL La influencia de la IC sobre la calidad de vida para el paciente y su familia es compleja y va más allá de los síntomas físicos. Depresión La depresión en la IC sintomática y tras un infarto de miocardio tiene una prevalencia estimada del 20-40%, se asocia con resultados clínicos peores y aumenta en paralelo a la gravedad de la enfermedad44 (v. capítulo 96). El primer paso consiste en tratar sus causas, como dolor y disnea. Desgraciadamente, apenas hay datos sobre el tratamiento farmacológico, cognitivo y de ejercicio para la depresión en pacientes con enfermedad CV avanzada. Un estudio de 469 pacientes con IC sintomática no encontró diferencias significativas en la depresión ni en el estado CV en el grupo de tratamiento comparado con placebo.45 En otro estudio de 158 pacientes con IC la terapia cognitivo-conductual era eficaz en el tratamiento de la depresión comparada con el tratamiento habitual (12,8 [10,6] frente a 17,3 [10,7]; P = 0,008), pero no afectaba al autocuidado.46 A pesar de estos datos contradictorios, muchos clínicos continúan intentando el tratamiento farmacológico con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), psicoestimulantes (p. ej., metilfenidato) o antidepresivos tricíclicos (ATC; p. ej., nortripti- lina, que tiene significativamente menos efectos anticolinérgicos como hipotensión ortostática que otros ATC). Los efectos secundarios de la medicación que pueden obligar a la vigilancia en algunos pacientes son prolongación del QT con los ATC e hiponatremia con los ISRS.39 Apoyo emocional, espiritual y social. La pérdida del funcionamiento físico y social es devastadora. Los pacientes con enfermedades CV avanza- das pueden tener miedo a la muerte, preocuparse por sobrecargar a sus familias y sufrir desesperanza, aislamiento, discapacidad e incertidumbre por su evolución. Los clínicos deben reconocer las pérdidas y fuentes de duelo, evaluar posibles problemas espirituales e involucrar a capellanes y comunidades religiosas de los pacientes si es apropiado.47 Sobrecarga, duelo y apoyo al cuidador. Aunque la mayoría de las familias y amigos están encantados de ayudar, ellos y los cuidadores infor- males refieren problemas de tiempo, económicos y familiares. A medida que los pacientes se acercan al final de la vida estas cargas aumentan.48 Los avances en la tecnología también han dado pie a situaciones complejas o incluso traumáticas en torno a la muerte, como se ha observado con los dispositivos de asistencia al ventrículo izquierdo.49 El estado de salud y bienestar emocional de los cuidadores familiares puede verse afectado. Por este motivo, la atención cuidadosa a la familia y otros cuidadores es una parte importante del proceso del final de la vida, incluidos servicios de asesoramiento sobre el duelo tras el fallecimiento.50 EL LUGAR DONDE MORIR Un componente importante de los planes sobre el final de la vida consiste en determinar dónde prevén el paciente y su familia que deberían tener lugar los últimos días. Los pacientes prefieren sobre todo que sea en casa. El uso de hospice es sustancialmente menor en pacientes con IC avanzada que en aquellos con cáncer avanzado, pero las tasas están aumentando: más del 40% de los pacientes de Medicare con IC fallecen en hospice.50 La asistencia domiciliaria tipo hospice incluye disponibilidad ampliada de llamadas y visitas para ayudar con los síntomas y acontecimientos del final; sin embargo, morir en casa exige un apoyo continuo de la familia o los amigos que no siempre es posible o deseado. El hospice en régimen de ingreso es limitado en la mayoría de las áreas y habitualmente conlleva costes sustanciales que no cubre el seguro. Alternativamente, los centros residenciales de crónicos con enfermería pueden aportar ciertos servicios del final de la vida. Los pacientes que estén recibiendo tratamientos de alta intensidad no suelen ser candidatos al hospice domiciliario ni derivación a un centro residencial con enfermería. Por ejemplo, las perfusiones intravenosas de inotrópicos o la diálisis son barreras importantes a los cuidados terminales sin estridencias. En estas situaciones habitualmente debe suspenderse el nivel de soporte elevado antes del alta, siendo plenamente conocedores de que el fallecimiento puede producirse en el hospital. Independientemente de la evolución esperada siempre es prudente contar con un «plan B» que se aplicará si la muerte no llega tan rápido al paciente que planea fallecer en el hospital, o si aquel que tiene en mente morir en casa o su familia se encuentran con problemas imprevistos. PERSPECTIVAS FUTURAS La integración y calidad de los cuidados paliativos en pacientes con IC merecen mejorar notablemente, incluidos los cambios en la formación médica y las medidas de rendimiento para la certificación en IC avanzada de clínicos y hospitales, así como la aceptación cultural del final de la vida y planificación del final de la vida. Allanar la transición entre «hacerlo todo» y «no hacer nada excepto para dar confort» requiere prestar atención a lo que sucede entre ambos, una vez reconocido que la supervivencia es limitada. Si el cambio en el centro de atención de maximizar la supervivencia a fomentar la calidad de vida ha sido eficiente –y se ha minimizado la carga de síntomas, aumentando las interacciones significativas y animando a la consecución de objetivos a corto plazo–, los pacientes y sus familias intentarán con frecuencia prolongar la duración de esta fase de «supervivencia de calidad» antes de que esté indicada la asistencia en hospice. El suplemento en línea de este capítulo («Changing the Culture of Palliative Care») presenta contenido adicional. Los profesionales tienen que desarrollar un modelo asistencial respondedor que respete los objetivos del paciente y su familia, así como la administración de recursos finitos, a lo largo de todo su recorrido con enfermedad cardíaca. 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