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553© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos REVASCULARIZACIÓN CORONARIA, 553 Selección de pacientes, 553 Riesgos del injerto de derivación arterial coronaria, 553 Beneficios del injerto de derivación arterial coronaria, 554 CIRUGÍA VALVULAR EN PACIENTES CON DISFUNCIÓN VENTRICULAR IZQUIERDA, 555 Válvula mitral, 555 Válvula aórtica, 558 RECONSTRUCCIÓN VENTRICULAR IZQUIERDA, 559 TRASPLANTE CARDÍACO, 560 Sistema de asignación de donantes, 560 Evaluación del posible receptor, 560 Donante cardíaco, 561 Consideraciones quirúrgicas, 562 Inmunodepresión, 562 Rechazo, 563 Infección, 564 Complicaciones médicas y comorbilidades, 564 Resultados después del trasplante cardíaco, 566 PERSPECTIVAS FUTURAS, 566 BIBLIOGRAFÍA, 566 Tratamiento quirúrgico de la insuficiencia cardíaca MARIELL JESSUP, PAVAN ATLURI Y MICHAEL A. ACKER 28 En la era actual de tratamiento de la insuficiencia cardíaca asociada a una fracción de eyección ventricular izquierda reducida (ICFEr), los médicos atienden con frecuencia a pacientes bien tratados que siguen presentando síntomas. De hecho, a pesar de la variedad disponible de tratamientos médicos e intervenciones electrofisiológicas, como la colocación de marcapasos biventriculares y de desfibriladores automáticos implanta- bles (v. capítulo 27), muchos pacientes tratados de esta manera siguen teniendo una calidad de vida reducida y mal pronóstico. En algunos de estos pacientes puede ser apropiada una operación quirúrgica para mejorar la isquemia, para atenuar la disfunción valvular, para reducir las desventajas mecánicas causadas por el remodelado ventricular, o, cuando fracasan todas las demás opciones terapéuticas, para realizar un trasplante cardíaco o una implantación de un dispositivo de asistencia ventricular (DAV) permanente. En este capítulo se analiza el tratamiento quirúrgico de los pacientes con insuficiencia cardíaca secundaria a fracción de eyección ventricular izquierda (FEVI) baja. El tratamiento médico de los pacientes con fracción de eyección reducida se discute en el capítulo 25, y la utilidad de los dispositivos de asistencia circulatoria en el capítulo 29. REVASCULARIZACIÓN CORONARIA Selección de pacientes Hasta el diseño, la finalización y la publicación del estudio Surgical Treatment of Ischemic Heart Failure (STICH) original1 y ahora el segui- miento a 10 años,2 ningún estudio clínico aleatorizado había evaluado los resultados de la revascularización en pacientes con miocardiopatía isquémica. El término miocardiopatía isquémica se utiliza para des- cribir la disfunción miocárdica que se origina secundariamente a la enfermedad arterial coronaria oclusiva u obstructiva (v. capítulo 61). Aunque en el estudio de Framingham se consideró que la miocardiopatía isquémica era la segunda causa más frecuente de insuficiencia cardíaca (IC; después de la hipertensión arterial) (v. capítulo 21), actualmente se considera que la miocardiopatía isquémica es la causa más frecuente de IC en estudios clínicos de pacientes con ICFEr. La miocardiopatía isquémica está compuesta por tres procesos fisiopato- lógicos interrelacionados que pueden solaparse: hibernación miocárdica, definida como la disfunción contráctil persistente en reposo producida por una reducción del flujo sanguíneo coronario que se puede restaurar parcial o completamente hasta la normalidad mediante revascularización miocárdica; aturdimiento miocárdico, en el que el miocardio viable puede tener una disfunción contráctil postisquémica prolongada pero reversible debido a la generación de radicales libres derivados del oxígeno durante la reperfusión y por una pérdida de la sensibilidad de los filamentos contráctiles al calcio, y muerte celular de los miocitos, irreversible, que da lugar a remodelado ventricular y disfunción contráctil. Los tres estudios clínicos aleatorizados principales históricos que habían comparado el injerto de derivación arterial coronaria (IDAC) con el tratamiento médico –Veterans Administration Cooperative Study, European Coronary Surgery Study y Coronary Artery Surgery Study– excluyeron a los pacientes con IC o con disfunción grave del ventrículo izquierdo (VI). Desde hace tiempo se cree que varios factores clínicos tienen una importancia notable en el proceso de toma de decisiones para identificar a los pacientes con IC apropiados para realizar una revascularización coronaria, como la presencia de angina, la intensidad de los síntomas de IC, las dimensiones del VI, el grado de compromiso hemodinámico, y la presencia y la gravedad de las comorbilidades. Otros aspectos técnicos importantes que deben tenerse en cuenta son la idoneidad de los vasos afectados para la revascularización y un método de injerto adecuado. El determinante más importante sigue siendo la extensión del miocardio en riesgo, pero todavía viable (v. capítulos 14, 16 y 17). Algunos estudios han mostrado que, para lograr una mejoría considerable de los síntomas de IC y de la función del VI, así como de la supervivencia después de una revascularización coronaria, debe ser viable al menos un 25% del miocardio. Es destacable que, en el estudio STICH, la presencia de miocardio viable estaba asociada a una probabilidad más alta de supervivencia en pacientes con enfermedad arterial coronaria (EAC) y disfunción del VI, con independencia del tratamiento. Sin embargo, la evaluación de la viabilidad miocárdica no identificó a los pacientes en los que podría lograrse un aumento significativo de la supervivencia mediante un IDAC en comparación con tratamiento médico solo. La importancia de la valoración de la viabilidad para el proceso de toma de decisiones sigue evolucionando después de este estrato del estudio STICH.3 La influencia de la viabilidad al tomar la decisión de revascularización se explica por separado en el capítulo 16. Riesgos del injerto de derivación arterial coronaria El riesgo perioperatorio en pacientes con disfunción grave VI varía desde el 2 hasta casi el 10%, y depende de la disponibilidad de vasos diana y de su viabilidad, la presencia de disfunción ventricular derecha, los síntomas de IC avanzada (clase IV de la New York Heart Association [NYHA]), el aumento de la presión telediastólica VI, las comorbilidades de la edad avanzada, y la presencia de enfermedad vascular periférica, disfunción renal, insuficiencia mitral y enfermedad pulmonar obs- tructiva crónica.4,5 El riesgo predicho de muerte según la Society of Thoracic Surgeons (STS) en 2006 para un paciente de 70 años sin comorbilidades, pero con una FEVI del 20%, era del 1,3%, y para un hombre de la misma edad con una FEVI normal, este riesgo era del 0,5%. Las tasas de mortalidad aumentan de manera sustancial si la FEVI es menor de un 20% o si la IC es grave (clase IV de la NYHA). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 554 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV En diversos estudios se ha visto que en los pacientes con insuficiencia cardíaca la tasa de mortalidad perioperatoria varía desde aproximadamente el 2,6 hasta el 8,7%, dependiendo de la edad y de la presencia de una o más enfermedades comórbidas. Un estudio reciente sobre IDAC en pacientes IC con fracción de eyección (FE) conservada o reducida halló que la IC era un factor independiente predictivo de la mortalidad a los 30 días con FE reducida (hazard ratio [HR], 2,52; intervalo de confianza [IC] al 95% 1,99-3,19; mortalidad a 30 días, 4%) o conservada (HR, 1,83; IC al 95%, 1,26-2,66; mortalidad a 30 días, 2,8%).6 Pocar et al.7 encontraron una tasa de mortalidad a los 30 días del 4,4% en 45 pacientes consecutivos sin angina con insuficiencia cardíaca de clase III-IV de la NYHA, FEVI <35% y viabilidad significativa mediante tomografía por emisión de positrones (PET). Los factores predictivos de muerte incluyeron presión teledias- tólica VI > 25 mmHg, edad > 70 años y enfermedad vascular periférica significativa. En el estudio CABG Patch, los pacientes que no presentaron angina ni IC tuvieron una mortalidad perioperatoria del 1,3%. La mortalidad aumentó hasta el 4,8% en pacientes sin angina con IC leve, en la clase I o II de la NYHA, y hasta el 7,4% en pacientes sin angina con IC en la clase III o IV de la NYHA. En el shock cardiógeno después de un infarto de miocardio los resultados del IDAC urgente son malos, aunque siguen siendo mejores que con tratamiento médico. El estudio Should We Emergently Revascularize Occluded Coronaries for Cardiogenic Shock (SHOCK) obtuvo unas tasas de mortalidad a los 30 días y a los 6 meses de un IDAC del 47 y el 50%, respectivamente, en los pacientes con shock cardiógeno. Estas tasas fueron del 56 y el 63% con tratamiento médico solo.8 El estudio STICH era un estudio prospectivo, aleatorizado, de intención de tratar en 2.800 pacientes procedentes de 100 centros.1 Los pacientes en tratamiento médico óptimo con disfunción del VI y EAC susceptible de IDAC fueron asignados aleatoriamente a una de tres pautas terapéuticas diferentes: IDAC, IDAC más reconstrucción ventricular quirúrgica (RVQ) o tratamiento médico solo (MED) (fig. 28-1). Este estudio tenía una potencia estadística suficiente para analizar dos hipótesis: 1) el IDAC combinado con tratamiento médico mejora la supervivencia a largo plazo en comparación con MED, y 2) la RVQ aumenta la supervivencia a largo plazo si se combina con IDA y con tratamiento médico. Entre julio de 2002 y mayo de 2007, un total de 1.212 pacientes con una FEVI del 35% o menos y una EAC susceptible de IDAC fueron asignados aleatoriamente a tratamiento médico solo (602 pacientes) o a tratamiento médico más IDAC (610 pacientes). El criterio de valoración principal era la tasa de mortalidad por cualquier causa. Los criterios de valoración secundarios eran la tasa de mortalidad por causas cardiovasculares (CV) y la tasa de mortalidad por cualquier causa o de ingreso por causas CV. De los 610 pacientes asignados aleatoriamente a IDAC, 555 (91%) recibieron un IDAC antes de acabar el estudio. Se realizó una operación concurrente en la válvula mitral en 63 pacientes (11%). La tasa de mortalidad por cualquier causa a los 30 días de la asignación al tratamiento, que es una estimación aproximada de la mortalidad perioperatoria, fue del 4% en el grupo de tratamiento médico combinado con IDAC frente al 1% en el grupo de MED. Un seguimiento de 10 años del estudio STICH original demostró una mortalidad significativamente más baja en pacientes tratados con IDAC (58,9%) que en los que recibieron tratamiento médico (66,1%)2 (fig. 28-2). Beneficios del injerto de derivación arterial coronaria El efecto beneficioso de la revascularización teóricamente tendría que deberse a la mejoría del flujo sanguíneo hacia el miocardio hipoperfun- dido pero viable (miocardio en hibernación), con la consiguiente mejoría del funcionamiento VI y de los resultados clínicos. El alivio de la isquemia también puede reducir la tendencia hacia los estados proarrítmicos, lo que reduciría la incidencia de muerte súbita cardíaca (MSC). En consecuencia, la revascularización coronaria ofrece la posibilidad de mejorar los síntomas de IC, el funcionamiento VI y la supervivencia. En el estudio STICH, el análisis por intención de tratar no encontró una diferencia estadísticamente significativa en la mortalidad por cualquier causa entre el grupo médico y el quirúrgico (HR de IDAC, 0,86; IC al 95%, 90,7-1,04; P = 0,12), pero el análisis secundario predeterminado mostró una diferencia significativa entre el grupo farmacológico y el quirúrgico en los criterios de valoración compuestos de mortalidad CV, mortalidad por cualquier causa e ingreso por causas CV (HR de IDAC, 0,74; IC al 95%, 0,64-0,85; P < 0,001). El HR de mortalidad CV fue un 19% más bajo en el grupo de IDAC (0,81; IC al 95%, 0,66-1), y el de la combinación de mortalidad o ingreso CV fue un 16% más bajo en el grupo de IDAC (0,84; IC al 95%, 0,71-0,98). Estos hallazgos fueron uniformes en varios subgrupos predeterminados. El seguimiento de 10 años actualizado de las cohortes STICH (STICHES) ha confirmado estos hallazgos, con una clara mejoría del criterio principal de valoración de mortalidad por todas las causas y mejoría de la mediana de supervivencia en el grupo de IDAC comparado con el tratamiento médico (7,73 frente a 6,29 años).2 Los criterios secun- darios de valoración predeterminados fueron la muerte por causas CV, la muerte combinada por cualquier causa o la hospitalización por IC, la muerte por cualquier causa y la hospitalización por cualquier causa, la muerte por cualquier causa o la revascularización y la muerte por cualquier causa o un accidente cerebrovascular no mortal. Los criterios secundarios de valoración mejoraron en la cohorte IDAC en comparación con el tratamiento médico (tabla 28 -1). Además, debido al entrecruzamiento notable de pacientes tratados médi- camente en el grupo de IDAC (17%), en el primer año de aleatorización los resultados globales en el grupo de IDAC empeoraron, disminuyendo la influencia global real de IDAC en la supervivencia. Basándose en los datos de seguimiento a largo plazo, los autores concluyeron que en los pacientes con miocardiopatía isquémica es posible conseguir un efecto favorable significativo con IDAC más tratamiento médico comparado con solo tratamiento médico respecto a la tasa de mortalidad por cualquier causa. Un estudio de seguimiento con el con- junto de datos STICH original se centró en las variables anatómicas asociadas a mejores resultados en pacientes con FE reducida tratados con IDAC. Evaluaron tres criterios pronósticos: FE menor de la mediana (27%), índice de volumen telesis- tólico (IVTS) por encima de la mediana (79 ml/m2) y presencia de EAC de tres vasos. Se observó un efecto beneficioso neto de IDAC con tratamiento médico en comparación con solo tratamiento FIGURA 28-1 Estratos de tratamiento en el estudio STICH. A, aleatorizado; EAC, enfermedad arterial coronaria; FE, fracción de eyección; MED, tratamiento médico; pacs., pacientes; RVQ, reconstrucción ventricular quirúrgica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 555 Tratam ien to q u irú rg ico d e la in su fi cien cia card íaca 28 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . médico en los pacientes con dos o tres de estos criterios (HR, 0,53; IC al 95%, 0,37-0,75; P < 0,001), pero no en los pacientes con un solo criterio (HR, 0,88; IC al 95%, 0,59-1,31; P = 0,535). En varios estudios se ha descrito una llamativa reducción de los síntomas de la IC después de la revascularización. En 1999, un estudio de Verona de 167 de pacientes con angina y síntomas de insuficiencia cardíaca y una FEVI media del 28%, hubo una ausencia significativa de angina después de la cirugía, del 98 y el 81% y de IC en el 78 y el 47% al cabo de 1 y 5 años, respectivamente.9 Solo el 54% de los pacientes estaban libres de síntomas de angina y de IC en el seguimiento. Di Carli et al.10 estudiaron con PET a 36 pacientes con una FEVI del 28% y hallaron una correlación significativa entre la extensión total de la discrepancia entre flujo sanguíneo y metabolismo en la PET y el porcentaje de mejoría de la clase funcional después de IDAC. Una discrepancia mayor del 18% estaba asociada a una sensibilidad del 76% y a una especificidad del 78% para predecir un cambio delestado funcional después de la revas- cularización. Se observó una mejoría objetiva sustancial de la actividad física en los pacientes con discrepancias prequirúrgicas que ocupaban al menos un 20% del miocardio ventricular. Por tanto, los pacientes con una discrepancia perfusión-metabolismo amplia lograron el máximo beneficio clínico después de la revascularización. El impacto de IDAC en los síntomas subsiguientes en los pacientes del estudio STICH ha demostrado efectos beneficiosos adicionales en la angina (razón de posibilidades [OR, odds ratio], 0,7; IC al 95%, 0,55-0,9; P < 0,01),11 así como en la calidad de vida medida con el Kansas City Cardiomyopathy Questionnaire. Un método terapéutico razonable en los pacientes que presentan una IC secundaria a EAC (es decir, miocardiopatía isquémica) comprende una angiografía coronaria (v. capítulo 20), sobre todo si los pacientes tienen un componente de angina de pecho. Los estudios de viabilidad pueden ser apropiados para los pacientes con una enfermedad grave y con objetivos quirúrgicos adecuados. El peso de los datos clínicos disponibles en la actualidad indica que el IDAC puede ser mejor que el tratamiento médico solo en crite- rios de valoración como la supervivencia y la calidad de vida. Las directrices estadounidenses y europeas actuales para IDAC en pacientes con IC incluyen diversos grados de recomendación al tratamiento quirúrgico (tabla 28-2). CIRUGÍA VALVULAR EN PACIENTES CON DISFUNCIÓN VENTRICULAR IZQUIERDA Válvula mitral Como se explica en el capítulo 69, el tratamiento quirúrgico de la cardiopatía valvular primaria que produce una disfun- ción del VI o una IC se acepta de manera generalizada en la actualidad. Sin embargo, los pacientes con una disfunción valvular secundaria a o asociada a una miocardiopatía primaria plantean problemas de tratamiento mucho más difíciles. La discusión siguiente se centra en la repercusión y en el resultado de la reparación o de la sustitución valvular en los pacientes con una miocardiopatía dilatada e insuficiencia mitral (IMi) secundaria. No obstante, gran parte de esta controversia está relacionada con la decisión de reparar o sustituir la válvula mitral insuficiente en el paciente con una miocardiopatía isquémica y una FEVI baja al que se va a realizar un IDAC. FIGURA 28-2 Curvas de Kaplan-Meier para la probabilidad de mortalidad por cualquier causa en el estudio STICHES. IDAC, injerto de derivación arterial coronaria. (Tomado de Velazquez EJ, Lee KL, Jones RH, et al. Coronary-artery bypass surgery in patients with ischemic cardiomyopathy. N Engl J Med 2016;374:1511.) TABLA 28-1 Criterios de valoración del estudio STICH n.° de PacIenTes (%) HaZard raTIO cOn Idac (Ic aL 95%)crITerIOs de VaLOracIÓn IDAC (n = 610) Tratamiento médico (n = 602) VaLOr P* Criterio de valoración principal Mortalidad por cualquier causa 359 (58,9) 398 (66,1) 0,84 (0,73-0.97) 0,02 Criterios de valoración secundarios Mortalidad cardiovascular 247 (40,5) 297 (49,3) 0,79 (0,66-0,93) 0,006 Mortalidad por cualquier causa o ingreso por causas cardiovasculares 467 (76,6) 524 (87) 0,72 (0,64-0,82) < 0,001 Mortalidad por cualquier causa o ingreso por insuficiencia cardíaca 404 (66,2) 450 (74,8) 0,81 (0,71-0,93) 0,002 Mortalidad por cualquier causa o ingreso por cualquier causa 506 (83) 538 (89,4) 0,81 (0,71-0,91) 0,001 Mortalidad por cualquier causa o revascularización† 388 (63,6) 478 (79,4) 0.63 (0,55-0,73) < 0,001 Muerte por cualquier causa o infarto de miocardio no mortal‡ 376 (61,6) 409 (67,9) 0,86 (0,74-0,98) 0,03 Muerte por cualquier causa o accidente cerebrovascular no mortal‡ 367 (60,2) 406 (67,4) 0,85 (0,74-0,98) 0,03 *Los hazard ratios (IDAC frente a tratamiento médico) están basados en el modelo de Cox, y los valores P asociados, en la prueba del orden logarítmico. Todas las valoraciones se ajustaron por estrato del paciente (A o B; los pacientes con criterios de elegibilidad de asignación aleatorizada al grupo de injerto de derivación arterial coronaria [IDAC] o al grupo de tratamiento médico pero que no cumplían los criterios de elegibilidad para reconstrucción ventricular quirúrgica fueron incluidos en el estrato A; los que cumplían los criterios de elegibilidad para reconstrucción ventricular quirúrgica, en el estrato B). †El método de revascularización fue intervención coronaria percutánea o IDAC. ‡La muerte o el infarto de miocardio no mortal y la muerte o el accidente cerebrovascular no mortal fueron criterios de valoración no predeterminados. Tomado de Velazquez EJ, Lee KL, Jones RH, et al. Coronary-artery bypass surgery in patients with ischemic cardiomyopathy. N Engl J Med 2016;374:1511. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 556 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV La IMi se observa con frecuencia en pacientes con IC, y se asocia a mal pronóstico. El remodelado progresivo VI, que se caracteriza por el aumento de la dilatación VI con modificación hacia una forma más esférica, puede producir IMi funcional como consecuencia de la dilatación anular, el desplazamiento de los músculos papilares y la fijación de las cuerdas. La IMi funcional produce aumento de la precarga, la tensión parietal y la carga de trabajo VI, factores todos ellos que contribuyen a un bucle de retroalimentación positivo que lleva hacia la IC progresiva. La presencia de IMi en sí misma es un factor independiente de mala evolución, tanto en la forma no isquémica de la enfermedad como en la isquémica. Incluso la IMi leve no corregida, así como la IMi moderada o grave asociada a miocardiopatía isquémica, se asocia a disminución de la supervivencia a largo plazo. Además, la IMi es una enfermedad progresiva en la que la sobrecarga de volumen del VI relacionada con la insuficiencia provoca un remodelado del VI que empeora el problema. La reparación o la sustitución de la válvula mitral para restaurar la competencia valvular es un procedimiento bien establecido cuando hay síntomas de IC y la enfermedad primaria afecta a los velos valvulares (v. capítulo 69). Sin embargo, más recientemente se ha prestado interés a la insuficiencia mitral funcional o secundaria, en la que los velos valvulares son normales desde el punto de vista anatómico pero no cierran por completo la válvula porque hay dilatación anular con restricción del movimiento de los velos debido al aumento del tamaño y la esfericidad del ventrículo. Este remodelado del ventrículo con frecuencia se asocia a una FEVI del 40% o menor y a síntomas de IC en la clase III o IV de la NYHA. Hay controversia sobre la cirugía en esta situación, porque la IMi es la consecuencia y no la causa de la disfunción VI, por lo que el pronóstico se relaciona más específicamente con el proceso miocardiopático subyacente. Aunque es evidente que la aparición de insuficiencia mitral secundaria se asocia a peor pronóstico, no está claro si la peor evolución se origina en la propia IMi o si la IMi es simplemente un marcador de deterioro de la IC, en cuyo caso la corrección de la IMi podría no mejorar los síntomas o la supervivencia. El punto de vista histórico ha sido que la corrección quirúrgica de la IMi en pacientes con IC avanzada y mal funcionamiento VI se asocia a una mortalidad operatoria prohibitiva. Esta idea fue cuestionada por Bolling a mediados de los años noventa, que marcó el inicio de la era de reparación TABLA 28-2 Tratamiento quirúrgico de la insuficiencia cardíaca (IC): directrices Directrices de 2016 de la ESC para el diagnóstico y el tratamiento de la IC aguda y crónica Recomendaciones de revascularización miocárdica en pacientes con IC crónica • Se recomienda revascularización miocárdica cuando persiste laangina a pesar del tratamiento farmacológico antianginoso; clase I, nivel de evidencia A La elección entre IDAC e ICP debe realizarla el equipo médico (heart team) después de una valoración exhaustiva Se recomienda IDAC en pacientes con angina y estenosis PI o PI-equivalente significativa para mejorar el pronóstico Se recomienda IDAC en pacientes con ICFEr, EAC significativa (DAI o enfermedad multivaso) y FEVI < 35% Actualización focalizada de las directrices para el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes con cardiopatía isquémica estable de 2014 del ACC/AHA/AATS/PCNA/SCAI/STS* • Se recomienda un método en equipo (heart team) para la revascularización en pacientes con diabetes mellitus y EAC multivaso compleja; clase 1, nivel de evidencia C • Se recomienda IDAC mejor que ICP, por lo general, para mejorar la supervivencia en pacientes con diabetes mellitus y EAC multivaso en los que es probable que la revascularización mejore la supervivencia (EAC de tres vasos o EAC de dos vasos compleja con afectación de la DAI proximal); clase 1, nivel de evidencia B Directriz 2014 de la AHA/ACC para el tratamiento de pacientes con cardiopatía valvular† Indicaciones de cirugía valvular aórtica en estenosis aórtica (EA) con disfunción ventricular izquierda • Se recomienda SVA en pacientes asintomáticos con EA grave y FEVI < 50%; clase 1, nivel de evidencia B • La SVA es razonable en pacientes sintomáticos con EA grave con gradiente bajo/flujo bajo y FEVI baja con una prueba de provocación con dobutamina en dosis bajas que muestra una velocidad aórtica ≥ 4 m/s o un gradiente de presión media ≥ 40 mmHg con un área valvular ≤ 1 cm2; clase IIa, nivel de evidencia B • La SVA es razonable en pacientes con EA moderada a los que se realiza otra cirugía cardíaca; clase IIa, nivel de evidencia C • Se recomienda RVAT en pacientes que cumplen la indicación de SVA por EA y tienen un riesgo quirúrgico prohibitivo y una supervivencia post-RVAT > 12 meses; clase I, nivel de evidencia B • El RVAT es una alternativa razonable a la SVA quirúrgica en pacientes que cumplen la indicación de SVA y que pueden tener un riesgo quirúrgico alto; clase 1, nivel de evidencia B Indicaciones de cirugía valvular aórtica en insuficiencia aórtica (IA) con disfunción del VI • Se recomienda SVA en pacientes sintomáticos con IA grave; clase 1, nivel de evidencia B • La SVA está indicada en los pacientes con IA grave y disfunción sistólica del VI; clase 1, nivel de evidencia B Indicaciones de cirugía valvular mitral en la insuficiencia mitral (IMi) funcional • La cirugía valvular mitral es razonable en los pacientes con IMi funcional grave crónica a los que se realiza IDAC o SVA; clase IIa, nivel de evidencia C • La cirugía valvular mitral puede estar indicada en los pacientes muy sintomáticos (clase III/IV de la NYHA) con IMi funcional grave crónica; clase IIb, nivel de evidencia B • La reparación valvular mitral puede estar indicada en los pacientes con IMi funcional moderada crónica a los que se realiza otra cirugía cardíaca; clase IIb, nivel de evidencia C Directrices de la ESC/EACTS para el tratamiento de la cardiopatía valvular (versión de 2012)‡ Indicaciones de cirugía valvular mitral en IMi secundaria crónica • La cirugía está indicada en pacientes con IMi grave a los que se realiza IDAC y FEVI > 30%; clase 1, nivel de evidencia C • La cirugía puede estar indicada en los pacientes con IMi moderada a los que se realiza IDAC; clase IIa, nivel de evidencia C • La cirugía puede estar indicada en los pacientes sintomáticos con IMi grave, FEVI < 30%, opción de revascularización y signos de viabilidad; clase IIa, nivel de evidencia C • La cirugía puede estar indicada en los pacientes con IMi grave, FEVI > 30% que permanecen sintomáticos a pesar de tratamiento médico adecuado (incluido el TRC si está indicado) y con comorbilidad baja, cuando no está indicada la revascularización; clase IIb, nivel de evidencia C DAI, arteria coronaria descendente anterior izquierda; EAC, enfermedad arterial coronaria; ESC/EACTS, European Society of Cardiology/European Association for Cardio-Thoracic Surgery; FEVI, fracción de eyección ventricular izquierda; ICFEr, insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida; ICP, intervención coronaria percutánea; IDAC, derivación arterial coronaria con injerto; NYHA, New York Heart Association; PI, arteria coronaria principal izquierda; RVAT, reemplazo de válvula aórtica transcatéter; SVA, sustitución val- vular aórtica; TRC, tratamiento de resincronización cardíaca; VTSVI, volumen telesistólico ventricular izquierdo. *Fihn SD, Blankenship JC, Alexander KP, et al. 2014 ACC/AHA/AATS/PCNA/SCAI/STS focused update of the guideline for the diagnosis and management of patients with stable ischemic heart disease: a report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, and the American Association for Thoracic Surgery, Preventive Cardiovascular Nurses Association, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, and Society of Thoracic Surgeons. Circulation 2014;130:1749-67. †Nishimura RA, Otto CM, Bonow RO, et al. 2014 AHA/ACC guideline for the management of patients with valvular heart disease. J Thorac Cardiovasc Surg 2014;148:E1-E132. ‡Vahanian A, Alfieri O, Andreotti F, et al. Guidelines on the management of valvular heart disease (version 2012). Eur Heart J 2012;33:2451-96. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 557 Tratam ien to q u irú rg ico d e la in su fi cien cia card íaca 28 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . valvular mitral y de otras técnicas quirúrgicas para la insuficiencia cardíaca. La hipótesis tradicional afirmaba que la válvula mitral actúa como mecanismo «de descarga» para el ventrículo que está siendo insuficiente, y que la corrección quirúrgica da lugar a una mortalidad prohibitiva. La hipótesis de Bolling es que hay una «solución anular para un problema ventricular […] de modo que la reconstrucción de la alteración geométrica del anillo de la válvula mitral con un anillo de tamaño insuficiente restaura la competencia valvular, alivia la carga de trabajo ventricular excesiva, corrige la geometría ventricular y mejora el funcionamiento ventricular».12 Estudios subsiguientes en un modelo de oveja de IMi isquémica mostró que la disminución del anillo con un aro pequeño reduce el radio de curvatura del ventrículo izquierdo en la base ecuatorial y a nivel apical, queda apoyado así el concepto de que un anillo pequeño puede restablecer una forma ventricular más elíptica. En la actualidad se cree que la mortalidad quirúrgica de la sustitución valvular mitral observada en el pasado estaba causada probablemente por la pérdida del aparato subvalvular, y se subraya la gran importancia de mantener la continuidad anular y subvalvular durante la cirugía valvular mitral. En la valvulopatía mitral degenerativa, la reparación de la válvula mitral mejora los resultados a largo plazo respecto a la supervivencia y a la función ventricular en comparación con la sustitución valvular mitral. Por desgracia, varios estudios indican que en el caso de la IMi funcional la tasa de recidiva de la IMi tras la reparación es del 30-40%, aproximadamente, lo que plantea dudas sobre técnica quirúrgica más apropiada para la IMi grave: reparación o sustitución. El estudio fundamental Cardiothoracic Trials Network (CTSnet), un estudio aleatorizado, prospectivo, multicéntrico para evaluar la reparación de la válvula mitral (VM) o la sustitución de la VM con conservación cordal en la IMi isquémica grave aportó información sobre esta cuestióncompleja. El estudio asignó aleatoriamente a 251 pacientes con IMi isquémica grave a reparación de la VM con una anuloplastia infradimensionada, completa y rígida (126 pacientes) o a sustitución de la VM con conservación completa del aparato subvalvular (125 pacientes). El criterio principal de valoración del estudio inicial fue la remodelación VI valorada mediante el índice de volumen telesistólico ventricular izquierdo (IVTSVI) a los 12 meses.13 Los criterios secundarios eran mortalidad, una combinación de episodios cerebrovasculares o cardíacos adversos (muerte, accidente cerebrovascular, cirugía de la VM subsiguiente, hospitalización por IC o aumento de la clase de la NYHA), episodios adversos graves, IMi recurrente, calidad de vida y rehospitalización. No había diferencia en el IVTSVI entre los grupos a los 12 meses. La tasa de mortalidad, tasa de episodios adversos combinados, estado funcional y calidad de vida eran similares a los 12 meses. El estudio siguiente hizo un seguimiento a esta cohorte de pacientes durante 2 años con criterios de valoración clínicos y ecocardiográficos.14 A los 2 años, la diferencia de IVTSVI en los supervivientes no fue estadísticamente significativa (P = 0,19) entre los dos grupos: 52,6 ± 27,7 ml/m2 con reparación de la VM y 60,6 ± 39 ml/m2 con sustitución de la VM. La mortalidad a 2 años fue del 19% en el grupo de reparación y del 23,2% en el grupo de sustitución (HR, 0,79; IC al 95%, 0,46-1,35; P = 0,39). Como se ve en la figura 28-3, la tasa de recidiva de IMi de moderada a grave a lo largo de 2 años fue bastante más alta en el grupo de reparación que en el grupo de sustitución (58,8 frente al 3,8%; P < 0,001). No hubo diferencia significativa en las tasas de episodios adversos graves ni de reingresos globales. Sin embargo, los pacientes en el grupo de reparación tuvieron más episodios adversos graves relacionados con recidiva de IC (P = 0,05) y reingresos CV (P = 0,01). Los datos de este estudio apoyan la sustitución de la VM frente a la reparación en la IMi isquémica grave. Asimismo, un estudio numeroso, contemporáneo, retrospectivo, emparejado por propensión (ISTIMIR), de Lorusso et al.15, para evaluar la sustitución y la reparación de la VM en IMi isquémica grave demostró que no había diferencia en la mortalidad a corto y a largo plazo entre las cohortes de pacientes. No encontraron diferencia en la función VI tardía, muerte cardíaca y relacionada con la válvula ni en la capacidad funcional. La reparación de la VM fue el factor predictivo más sólido de necesidad de reintervención valvular. En un análisis de subgrupos, los pacientes con reparación de la VM sin IMi recurrente tenían significativamente más remodelación inversa VI que los pacientes con sustitución de la VM. En la sustitución de la VM es importante conseguir una conservación cordal completa de las cuerdas anterior y posterior para disminuir la remodelación miocárdica. Otro supuesto clínico frecuente es el tratamiento de la IMi isquémica moderada en pacientes a los que se va a realizar IDAC. Los partidarios de la reparación de la VM han argumentado los posibles efectos favorables de la remodelación VI inversa a largo plazo y la mejoría de los síntomas. El punto de vista contrario es que la revascularización sola mejorará la IMi y que la reparación de la VM no tendrá un efecto favorable duradero a largo plazo. Un estudio aleatorizado, prospectivo, multicéntrico CTSnet para evaluar el tratamiento quirúrgico de la IMi isquémica moderada durante un IDAC abordó este dilema clínico.16 Los pacientes con IMi isquémica moderada fueron aleatorizados a IDAC solo (n = 151) o a IDAC más reparación de la VM (n = 150). El criterio principal de valoración fue el grado de remodelación VI medido mediante el IVTSVI. Los criterios secundarios fueron una combinación de episodios cerebrovasculares o cardíacos graves, mortalidad, episodios adversos graves, IMi recurrente, estado funcional, calidad de vida y rehospitalización. La valoración de IVTSVI a 1 año no encontró diferencia (puntuación z = 0,5; P = 0,61). Además, el seguimiento a 2 años mostró que el IVTSVI medio era 41,2 ± 20 ml/m2 en el grupo de IDAC, frente a 43,2 ± 20,6 ml/m2 en el grupo de IDAC más reparación de la VM (puntuación z = 0,38; P = 0,71).17 La tasa de mortalidad fue similar con IDAC (10,6%) y con IDAC más reparación de la VM (10% [HR, 0,9; IC al 95%, 0,45-1,83; P = 0,78]). Aunque la tasa de IMi moderada o grave fue más alta en el grupo de IDAC (32,3% frente al 11,2%; P < 0,001), las tasas globales de reingreso hospitalario y episodios adversos graves fueron parecidas en ambos grupos (fig. 28-4). Los autores concluyeron que en pacientes con IMi isquémica moderada a los que se les iba a realizar un IDAC, la adición de reparación de la VM no causó diferencias significativas en la remodelación VI a los 2 años. Un análisis de subgrupos de los pacientes del estudio CTSnet tratados mediante reparación de la VM identificó la presencia de discinesia o aneurisma basal como el principal factor predictivo de fracaso de la reparación. Otros factores predictivos de recurrencia son un ángulo de la valva anterior mayor de 25 a 39,5°, un diámetro telediastólico mayor de 65 mm y un aumento de la esfericidad VI. Las directrices 2015 de la American Association for Thoracic Surgery apoyan la sustitución de la VM en presencia de discinesia/aneurisma basal, anclaje considerable de las valvas, o remodelación de moderada a grave (dimensión telediastólica del VI [DTDVI] > 65 mm) (clase IIa, nivel de evidencia A). En ausencia FIGURA 28-3 Resultados del estudio CTSnet sobre insuficiencia mitral (IMi) isquémica grave que muestran el fracaso acumulado de la sustitución o la reparación valvular mitral a los 2 años. El fracaso de la intervención se definió como muerte, IMi moderada o grave en la ecocardiografía transtorácica, o reintervención valvular mitral. (Tomado de Goldstein D, Moskowitz AJ, Gelijns AC, et al. Two-year outcomes of surgical treatment of severe ischemic mitral regurgitation. N Engl J Med 2016;374:344.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 558 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV de estos hallazgos, puede estar indicada la reparación de la VM con un anillo rígido completo infradimensionado (clase IIb, nivel de eviden- cia B).18 La tabla 28-2 resume las directrices recientes sobre tratamiento quirúrgico de la IMi en pacientes con IC. Se ofrece contenido adicional sobre este tema en el suplemento en línea de este capítulo («Mitral Valve Repair for Mitral Regurgitation in Ischemic Cardiomyopathy»). En resumen, en centros con experiencia, la reparación de la VM en pacientes con disfunción VI e IMi puede ser apropiada para quienes van a someterse a IDAC y para pacientes seleccionados con miocardiopatía dilatada idiopática que siguen teniendo síntomas a pesar de un tratamien- to médico apropiado. La bibliografía actual indica que la insuficiencia mitral funcional en pacientes con IC avanzada y disfunción VI puede corregirse con una mortalidad quirúrgica baja en las miocardiopatías isquémicas o no isquémicas. Las series aleatorizadas y no aleatorizadas indican un efecto favorable en los síntomas y en la remodelación en los pacientes con miocardiopatía dilatada idiopática a los que se realiza reparación de la VM. Ningún estudio aleatorizado ha comparado la corrección quirúrgica de la IMi grave con tratamiento médico apropiado. En la actualidad, ningún dato indica que la corrección de la insuficiencia mitral en pacientes IC mejore la supervivencia, sino que es un tratamiento sintomático. La reparación de la VM percutánea se expone en el capítulo 69. Válvula aórticaLas indicaciones de la sustitución valvular en la estenosis aórtica (EA) y la insuficiencia aórtica (IA) se discuten en el capítulo 68. En este capítulo, la atención se centra en la sustitución valvular aórtica (SVA) en los pacientes con valvulopatía aórtica y disfunción ventricular importante que, por lo general, causan una IC. Los pacientes con una EA pueden presentar una disfunción ventricular con un gradiente bajo a través de la válvula aórtica. En estos pacientes está jus- tificada la sustitución de la válvula aórtica si la disfunción VI es secundaria a la EA. En consecuencia, es importante diferenciar entre seudoobstrucción, con deterioro funcional ventricular que da lugar a una apertura reducida de la válvula aórtica, y EA verdadera. En este último caso hay una obstrucción valvular primaria que produce disfunción VI en pacientes con EA y bajo gasto cardíaco. La ecocardiografía con dobutamina es útil para hacer esta distinción (v. capítulo 14). Aunque en el pasado se ha considerado que los pacientes con EA verdadera y disfunción VI eran inoperables debido a la preocupación por la mortalidad perioperatoria, el pronós- tico de estos pacientes, si no se realiza la sustitución de la válvula aórtica, es muy malo, con tasas de supervivencia al cabo de 1, 5 y 10 años del 62, el 32 y el 18%, respecti- vamente.19 No se han realizado estudios definitivos para demostrar que el tratamiento farmacológico concomitante tiene alguna repercusión en la supervivencia. Por el con- trario, los estudios han mostrado que es posible emplear de manera segura un tratamiento quirúrgico en este tipo de pacientes, con mejores resultados que con tratamiento médico solo. En un estudio realizado en la Cleveland Clinic, la mortalidad intrahospitalaria de este tipo de pacientes fue del 8%, con una tasa de supervivencia a 1 año del 82 frente al 41% en los pacientes con tratamiento médico solo. Se obtuvieron unas tasas de supervivencia a los 4 años del 78 y del 15% en los pacientes tratados con SVA o tratamiento médico solo, respectivamente.20 Suponiendo que el paciente tuviera una verdadera EA con una disminución de gasto cardíaco y un gradiente bajo, el cociente riesgo/beneficio sería favorable al tratamiento quirúrgico en los pacientes suficientemente sanos, por lo demás, para soportarlo. En la actualidad, el reemplazo de válvula aórtica transcatéter (RVAT) disminuye la morbimortalidad perioperatoria en pacientes con IC y EA (v. capítulo 68). El análisis de los datos del estudio PARTNER ha demostrado que el RVAT es una téc- nica segura en pacientes de riesgo alto con disfunción VI.21 El seguimiento a medio plazo ha demostrado una mejoría significativa de la FE (35,7 ± 8,5% a 48,6 ± 11,3% a 1 año). En otro supuesto clínico frecuente, el paciente tratado mediante IDAC presenta también cierto grado de EA. Los estudios y las directrices indican que, en muchas situaciones, puede realizarse de manera segura una técnica doble de IDAC y SVA con mejores resultados a largo plazo. El tratamiento de los pacientes con IA grave y disfunción del VI plantea un problema diferente. Algunos pacientes presentan una IC avanzada y puede estar indicado un trasplante cardíaco si la disfunción del VI se considera irreversible. Aunque la mortalidad quirúrgica en este grupo ha sido clásicamente alta, un estudio del Brigham and Women’s Hospital ha demostrado que la SVA quirúrgica en pacientes con IA pura y disfunción VI (FEVI < 35%) es segura con mortalidad insignificante.22 En esta serie se observó remodelación ventricular positiva con mejoras del diámetro, volumen y función VI después de la cirugía de SVA. Un estudio reciente indica que la remodelación VI después de SVA por IA crónica es más pronunciada en los pacientes con mayor deformación longitudinal global indicada por el volumen telediastólico,23 correlacionando la mejora de los resultados con la conservación de las dimensiones ventriculares. Aunque es posible que la supervivencia tardía no sea tan favorable en presencia de disfunción VI como en los pacientes con insuficiencia aórtica grave con función VI preoperatoria normal, los resultados pueden ser mejores FIGURA 28-4 Resultados del estudio CTSnet sobre la insuficiencia mitral isquémica moderada que muestran la mortalidad y los episodios cardiovasculares a los 2 años. Tasas de mortalidad (A) y combinación de episodios cardíacos y cerebrovasculares adversos graves (definidos como muerte, accidente cerebrovascular, cirugía valvular mitral subsiguiente, hospitalización por insuficiencia cardíaca o empeoramiento de la clase de la New York Heart Association) (B) en pacientes con injerto de derivación arterial coronaria (IDAC) o IDAC más reparación de la válvula mitral (VM). (Tomado de Michler RE, Smith PK, Parides MK, et al. Two-year outcomes of surgical treatment of moderate ischemic mitral regurgitation. N Engl J Med 2016;374:1932.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 559 Tratam ien to q u irú rg ico d e la in su fi cien cia card íaca 28 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . que con trasplante cardíaco o con tratamiento médico continuo. Aunque varias series han examinado las variables pronósticas después de tratamiento quirúrgico valvular aórtico, el número de pacientes con FEVI baja e insuficiencia aórtica importante es muy bajo.24 Durante muchos años, las directrices han recomendado el tratamiento quirúrgico de los pacientes con IA importante antes del inicio de síntomas de IC avanzada o de una dilatación excesiva del VI. Desde hace poco tiempo, varias técnicas quirúrgicas nuevas han empleado la reparación valvular aórtica o la sustitución de la raíz aórtica como técnicas más apropiadas que la SVA aislada en el paciente con IA primaria. En resumen, la cirugía de la válvula aórtica se puede realizar de forma segura, aunque con mayor riesgo quirúrgico, en pacientes con disfunción VI grave e IC, y aparentemente ofrece mejor resultado clínico que el tratamiento médico actual en estudios observacionales. RECONSTRUCCIÓN VENTRICULAR IZQUIERDA Las operaciones de revascularización y valvulares producen una mejoría clínica en muchos pacientes, aunque en otros la dilata- ción y la disfunción ventriculares son tan graves que es necesaria una cirugía ventricular directa para optimizar el funcionamiento cardíaco. Los pacientes que tienen un infarto de miocardio (IM) transmural pueden presentar dilatación ventricular con remode- lado, que da lugar a cambios como aumento de la tensión parietal VI y disfunción VI. Se inician muchos fenómenos adversos, como aumento del consumo miocárdico de oxígeno secundario al aumento de la tensión parietal, aumento de las concentraciones de neurohormonas y citocinas, desequilibrio de la poscarga e hipoperfusión subendocárdica. Los objetivos establecidos de la reconstrucción ventricular son eliminar o excluir el segmento infartado para restaurar una cavidad ventricular elíptica, reducir la tensión parietal remota, favorecer la orientación helicoidal de las fibras y aumentar el engrosamiento de la porción acinética o discinética de la cavidad, reducir el volumen telediastólico, reducir la insuficiencia mitral y eliminar la isquemia residual. Con frecuencia es necesario un IDAC simultáneo, y si hay una IMi más que moderada se debe corregir por separado. Ese tipo de operación recibe diferentes nombres, como reconstrucción ventricular quirúrgica (RVQ) y operación de Dor (por Vincent Dor), en la que se reconstruye el aneurisma o el segmento acinético, habitualmente con un parche (plastia con parche intraventricular).25 La operación se realiza a través de la zonade la cicatriz. Se coloca una sutura en bolsa de tabaco entre el miocardio infartado y el miocardio normal. Habitualmente se utiliza un parche de dacrón intraventricular para excluir el segmento infartado, con cierre del saco aneurismático sobre el parche. Con frecuencia se utiliza un mandril para asegurarse de que se mantiene un volumen ventricular adecuado. Esta operación normalmente se reserva a pacientes que tienen un infarto anterior-apical extenso que afecta a la punta, la pared anterior y el tabique, con el consiguiente remodelado VI. En circunstancias ideales, la operación quirúrgica debe disminuir al menos un 30% los volúmenes telesistólicos y conseguir, al mismo tiempo, un tamaño adecuado del ventrículo. En el estudio multicéntrico Reconstructive Endoventricular Surgery Returning Torsion Original Radius Elliptical Shapes to the Left Ventricle (RESTORE) se investigaron diversas técnicas para la reconstrucción VI en un registro de 1.198 pacientes con IC después de un infarto de miocardio operados entre 1998 y 2003. Las intervenciones asociadas fueron IDAC en el 95% y reparación de la VM en el 22%. La mortalidad quirúrgica de los pacientes a los que se realizó reconstrucción VI fue del 5,3%. A los 5 años de supervivencia total era del 68 ± 2,8%, y la ausencia de reingreso hospitalario por IC era del 78%. El análisis de regresión logística indicó que eran factores de riesgo de muerte: FEVI < 30%, índice de volumen telesistólico VI (IVTSVI) ≥ 80 ml/m2, clase funcional avanzada de la NYHA y edad mayor de 75 años. La reconstrucción VI produjo una disminución significativa del IVTSVI (desde 80 ± 5,1 hasta 56 ± 34,3 ml/m2) y un aumento significativo de la FEVI (desde el 29 ± 11% hasta el 39 ± 12,3%).25 Médicos de todo el mundo adoptaron esta técnica quirúrgica de recons- trucción, y un grupo del estudio STICH evaluó adicionalmente su utilidad en pacientes con miocardiopatía isquémica. El brazo RVQ del estudio STICH (hipótesis 2) evaluó si añadir RVQ a IDAC en pacientes con IC isquémica disminuiría la mortalidad por cualquier causa o el reingreso cardíaco en comparación con solo IDAC. Esta sección del estudio incluyó 1.000 pacientes (operados entre 2002 y 2006) con IC que además tenían EAC, FEVI < 35% y una cicatriz en la pared anterior del VI apropiada para RVQ. Se realizó solo derivación quirúrgica en 499, e IDAC y RVQ en 501 pacientes. La mediana del seguimiento fue 48 meses. No se encontró diferencia significativa en el criterio de valoración principal de mortalidad por cualquier causa o de ingreso hospitalario por causas cardíacas (HR de RVQ más IDAC, 0,99; IC al 95%, 0,84-1,17; P = 0,9) durante los 5 años del estudio (fig. 28-5). Se han criticado los resultados, porque la media del porcentaje de disminución del volumen telesistólico después de IDAC más RVQ fue solo del 19% –inferior al criterio aceptado de reconstrucción del VI idónea, que requiere una disminución de 30% (mínimo) del volumen telesistólico–. Además, el IVTSVI absoluto en los pacientes del estudio STICH tratados con IDAC más RVQ fue 67 ml/m2. Los resultados de Oh et al.26 indicaban que los pacientes con un IVTSVI residual mayor de 60 ml/m2 tenían peor supervivencia que los pacientes con un IVTSVI FIGURA 28-5 Resultados del estudio STICH que demuestran la ausencia de beneficio para la reconstrucción vascular quirúrgica (RVQ) con injerto de derivación arterial coronaria (IDAC) respecto al IDAC solo. (Tomado de Jones RH, Velazquez EF, Michler RE, et al. Coronary bypass surgery with or without surgical ventricular reconstruction. N Engl J Med 2009;360:1705.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 560 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV menor de 30 ml/m2 más apropiado. Otro punto débil del estudio STICH es que el 13% de los pacientes no habían sufrido un infarto antes de presentar una disfunción del VI. Una crítica más es que, con un sesgo de selección continuo, el estudio no incluyó pacientes que podrían beneficiarse claramente de una RVQ. Muchos cirujanos creen que el estudio STICH no confirmó ni descartó la hipótesis original debido a estas posibles debilidades. Por supuesto, están realizándose estudios para estudiar los factores predictivos del éxito con la técnica de RVQ en otras cohortes fuera del estudio STICH. Además de la reconstrucción ventricular quirúrgica directa del cora- zón insuficiente, se han estudiado otras técnicas quirúrgicas novedosas para inhibir o revertir la remodelación VI, como los dispositivos de soporte cardíaco pasivo desarrollados a partir de observaciones origina- les con miocardioplastia dinámica, que inicialmente estaba concebida para actuar como bomba auxiliar para el corazón insuficiente. En el suplemento en línea de este capítulo se aporta información adicional sobre este tema («Passive Cardiac Support Devices»). TRASPLANTE CARDÍACO Sistema de asignación de donantes En EE. UU. la asignación de los órganos de donante se realiza bajo la supervisión de la red United Network of Organ Sharing (UNOS), una organización privada contratada por el gobierno federal. Para la asignación de corazones de donante EE. UU. está dividido geográfica- mente en 11 regiones. De acuerdo con la política de la red UNOS, los órganos torácicos se distribuyen de acuerdo con el tipo sanguíneo, la urgencia médica y el tiempo en lista de espera. El límite fisiológico de aproximadamente 4-5 h de tiempo de isquemia fuera del cuerpo para los corazones impide que haya un registro nacional de corazones de donante. Actualmente la mayor prioridad para la recepción de un órgano de donante se asigna por la gravedad de la enfermedad. Se asigna a cada candidato que espera un trasplante cardíaco una situación que corresponde a la urgencia médica del candidato. Para un candidato de 18 años de edad o más en el momento de entrar en la lista de espera, la urgencia médica se asigna según las normas UNOS27 (tabla 28-3). Un candidato calificado como «estado 7» se considera temporalmente inadecuado para recibir un trasplante de órgano torácico. En el sistema actual, existe una notable variabilidad regional en el tiempo en lista de espera en EE. UU.;28,29 se está evaluando una asignación revisada.30,31 En todo el mundo, los pacientes en espera de un corazón donante sobrepasan notablemente a la disponibilidad.32 En EE. UU., hasta al 40% de los pacientes incluidos en la lista y en espera de trasplante cardíaco se les implanta un dispositivo de soporte circulatorio mecánico (SCM) (v. capítulo 29), por lo general un dispositivo de asistencia ventricular izquierda (DAVI), para mantener la integridad de los órganos terminales, disminuir la resistencia vascular pulmonar y mejorar la capacidad funcional. Se debate mucho el coste adicional del SCM para el tras- plante y los resultados en estos pacientes comparado con los receptores de trasplante sin DAVI durante el período de espera. Otros centros de trasplante han aceptado donantes marginales para pacientes en estado muy grave en lugar de utilizar el SCM como puente para el trasplante. Evaluación del posible receptor La figura 28-6 resume las preguntas que se deben responder para evaluar a un posible candidato a un trasplante cardíaco. Los candidatos habituales son pacientes que tienen una esperanza de vida estimada de menos de 1 año, debido a que los riesgos considerables del procedimiento de trasplante deben tenerse en cuenta, las directrices de trasplante des- tacan este punto.33 Habitualmente los pacientes a los que se considera tienen: 1) shock cardiógeno que precisa soporte mecánico o inótropos o vasopresores a dosis elevadas (en cuyo caso la irreversibilidad del proceso habitualmente está clara); 2) síntomasde insuficiencia cardíaca progresiva crónica, resistente al tratamiento o en estado D a pesar de tratamiento médico óptimo; 3) arritmias potencialmente mortales y recurrentes a pesar de intervenciones máximas, como la implantación de un desfibrilador, o, raras veces, 4) angina resistente al tratamiento sin posibilidad de revas- cularización. Además, los pacientes adultos con cardiopatía congénita reparada, en especial los que presentan fisiología de Fontan insuficiente, están considerándose cada día más para trasplante. Se han propuesto varios modelos para facilitar la estratificación del riesgo de los pacientes con IC con biomarcadores mediante métodos invasivos y no invasivos. También se han propuesto modelos para evaluar la predicción del riesgo en un paciente al que va a realizarse un trasplante34-36 (fig. 28-7). El factor predictivo más fiable del resultado en pacientes ambulatorios con IC es la prueba de esfuerzo metabólica limitada por síntomas para calcular el consumo máximo de oxígeno (V · o2). Un V · o2 máximo menor de 12 ml/kg/min indica mal pronóstico, con una probabilidad de supervivencia menor que con el trasplante.33 Sin embargo, la imposibilidad para aplicar el V · o2 en pacientes demasiado enfermos para hacer ejercicio ha obligado a utilizar otros métodos de evaluación del riesgo. Los pacientes no ambulatorios que precisan soporte continuo con inótropos intravenosos (i.v.) y a los que no se pueden retirar estos fármacos, o que precisan soporte mecánico para mantener un índice cardíaco adecuado, tienen evidentemente más riesgo de mala evolución sin trasplante, aunque con frecuencia tienen también síntomas y signos de insuficiencia orgánica de los sistemas pulmonar, hepático o renal, que puede indicar un pronóstico ominoso incluso aunque se realice un trasplante.37,38 A todos los pacientes el equipo trasplantador les debe realizar una evaluación médica y psicológica extensa para excluir contraindicaciones al trasplante, estimar el pronóstico, determinar la urgencia y valorar el estado inmunitario.39,40 Hay varias contraindicaciones relativas al tras- plante cardíaco; una de las más debatidas y variables de unos centros a otros es el límite superior de edad que se debe tener en consideración. En general no son candidatos adecuados los pacientes mayores de 70 años, y con mucha frecuencia se les asigna a cirugía reparadora de riesgo elevado, dispositivos de asistencia cardíaca permanentes o tratamientos en investigación, como trasplante celular, o a recibir corazones de una lista alternativa de donantes subóptimos. No obstante, TABLA 28-3 Asignación de corazones de la United Network of Organ Sharing (UNOS) Requisitos de estado 1A de corazón adulto sI eL candIdaTO cuMPLe esTas cOndIcIOnes: un aduLTO en esTadO 1a es VÁLIdO Para: Candidatos (mínimo 18 años de edad) hospitalizados en hospital de trasplante Con dispositivo de soporte circulatorio mecánico: Corazón artificial total Balón de contrapulsación intraaórtico Oxigenación con membrana extracorporal 14 días, reconfirmado cada 14 días Precisa ventilación mecánica continua 14 días, reconfirmado cada 14 días Precisa infusión continua de inótropo i.v. en dosis altas o de varios inótropos i.v. y monitorización hemodinámica continua de las presiones del VI 7 días, puede renovarse cada 7 días Candidatos (mínimo 18 años de edad) sin necesidad de hospitalización actual Tiene un dispositivo de soporte circulatorio: Dispositivo de asistencia ventricular izquierda (DAVI) Dispositivo de asistencia ventricular derecha (DAVD) Dispositivo de asistencia ventricular derecha e izquierda (DAVDI) 30 días en cualquier momento después del implante Tiene soporte circulatorio mecánico y hay signos de complicación grave relacionada con el dispositivo 14 días, reconfirmado cada 14 días Requisitos de estado 1B de corazón adulto sI eL candIdaTO cuMPLe esTas cOndIcIOnes: un aduLTO en esTadO 1B es VÁLIdO Para: Dispositivo de asistencia ventricular izquierda (DAVI) Dispositivo de asistencia ventricular derecha (DAVD) Dispositivo de asistencia ventricular derecha e izquierda (DAVDI) Infusión continua de inótropo i.v. Tiempo ilimitado Requisitos de estado 2 de corazón adulto sI eL candIdaTO cuMPLe esTas cOndIcIOnes: un aduLTO en esTadO 2 es VÁLIdO Para: Registrado para la lista, no 1A ni 1B Tiempo ilimitado Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 561 Tratam ien to q u irú rg ico d e la in su fi cien cia card íaca 28 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . algunos centros de trasplante mantienen que los pacientes mayores de 70 años bien seleccionados pueden conseguir resultados parecidos a los que se obtienen en pacientes más jóvenes. La presencia de una neoplasia maligna activa o reciente, de diabetes con lesión orgánica grave o cualquier otra anomalía metabólica que pueda suponer una merma de la esperanza de vida después del trasplante es un motivo frecuente para excluir a los posibles receptores. Una neumopatía signi- ficativa complica el tratamiento postoperatorio e impide la posibilidad de un funcionamiento físico normal; también se ha demostrado que los extremos de peso, medidos con el índice de masa corporal (IMC), empeoran el pronóstico después de trasplante. En general se excluye del trasplante cardíaco a los pacientes que tienen IC avanzada con insuficiencia renal, porque un funcionamiento renal anormal aumenta la morbilidad después del trasplante. Sin embargo, en algunos centros se han realizado con éxito trasplantes simultáneos de corazón y de riñón en pacientes con nefropatía avanzada empleando órganos del mismo donante. Por tanto, es importante distinguir a los pacientes con insuficiencia renal potencialmente reversible de aquellos en los que la disfunción renal se asocia a insuficiencia renal terminal irreversible y avanzada. Se considera que la hipertensión arterial pulmonar en un paciente con una resistencia vascular pulmonar mayor de 6 unidades Wood, que no disminuye con tratamiento médico o después de la implantación de un DAV, es una contraindicación absoluta al trasplante cardíaco. Cuando hay hipertensión pulmonar fija el ven- trículo derecho del donante con frecuencia es insuficiente, lo que causa una alta incidencia de mortalidad postoperatoria temprana.41 En pacientes con presiones pulmonares elevadas de forma irreversible algunos centros pueden estudiar a pacientes individuales para realizar una intervención de trasplante cardiopulmonar combinado. Hay otras comorbilidades que pueden tener consecuencias negativas sobre la decisión de un equipo trasplantador de realizar una evaluación adicional de un posible receptor, como enfermedad vascular periférica o cerebral, nefropatía avanzada, infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), adicción al alcohol o a drogas, y trastornos sociales o psiquiátricos. En pacientes seleccionados con cirrosis se ha realizado un trasplante cardíaco- hepático combinado.42 Se realiza una evaluación inmunitaria cada vez más sofisticada de todos los pacientes para deter- minar la tipificación del grupo sanguíneo ABO y el cribado de anticuerpos, la determinación de la concentración de panel reactivo de anticuerpos (PRA) y la tipificación de los antígenos leucocíticos humanos (HLA). La prueba PRA puede identificar la presencia de anticuerpos anti-HLA circulantes, pero no la especificidad ni la afinidad de los mismos. También se puede utilizar enzimoinmu- noanálisis y citometría de flujo para determinar la concentración de PRA; estas pruebas son más sensibles que la prueba citotóxica.43 Los métodos de cruzamiento virtuales,en los que el análisis con microesferas con antígeno único basados en citometría de flujo permite la identificación clara de las especificidades de los anticuerpos, se utilizan de forma generalizada actualmente. Se puede evitar a los posibles donantes con estos antígenos, y se puede seleccionar un donante compatible sin necesidad de un cruzamiento prospectivo. Este método permite aumentar la tasa de compatibilidad con el donante fuera de la zona geográfica de la organización local que proporciona el órgano. Donante cardíaco Debido al número insuficiente y a la creciente demanda de órganos, es crucial una gestión eficaz de los donantes y una selección para mantener el volumen y el resultado excelente de los trasplantes. Es fundamental obtener toda la historia clínica del donante, que debe incluir cualquier trastorno cardiovascular importante antes de la muerte cerebral. Se debe realizar un estudio selectivo de todos los donantes para detectar enfermedades transmisibles, como trastornos víricos como la hepatitis y la infección por el VIH. La información específica que es importante para la evaluación de la adecuación del donante cardíaco también incluye la presencia o ausencia de traumatismo torácico, el cáncer diseminado, la estabilidad hemodinámica del donante, la necesidad de fármacos presores e inótropos, la duración de la parada cardíaca y la necesidad de reanimación cardiopulmonar. Algunos donantes cardíacos pueden sufrir un deterioro hemodinámico producido por la muerte cerebral. Es necesario un ecocardiograma en todos los donantes, y es necesaria una arteriografía coronaria para evaluar la presencia de EAC en donantes mayores de 45-50 años, dependiendo de otros factores de riesgo. FIGURA 28-6 Algoritmo para la evaluación del posible receptor de un trasplante cardíaco. CVF, capacidad vital forzada; DAV, dispositivo de asistencia ventricular; IMC, índice de masa corporal; VEF, volumen espiratorio forzado; VIH, virus de la inmunodeficiencia humana. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 562 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV El tiempo aceptable de isquemia en frío para el trasplante cardíaco es de aproximadamente 4-5 h, están investigándose sistemas de perfusión cardíaca ex vivo de donantes humanos.44 Se ha demostrado que el tiempo de isquemia prolongado es un factor de riesgo significativo de mortalidad después de un trasplante cardíaco, especialmente cuando se asocia a otros factores de riesgo, como edad avanzada del donante. Actualmente se aceptan donantes de hasta 60 -65 años de edad, dependiendo de la distancia y de otros factores de riesgo del donante. La decisión final de aceptar un corazón para su trasplante se realiza en el momento de la extracción, después de la exploración directa del corazón para detectar calcificación coronaria e hipertrofia o dilatación VI. Muchas regiones están aplicando un proceso de revaluación sis- temática de los episodios de rechazo del donante para disminuir la variabilidad y aumentar la confianza en los criterios ampliados para donantes. Estas revaluaciones de los resultados han mejorado la utilización de los órganos de donante y el número de trasplantes.45 Consideraciones quirúrgicas Los dos abordajes quirúrgicos más utilizados para la implantación del corazón del donante son las anastomosis biauriculares y bicavas. La técnica de las anastomosis bicavas se introdujo con la intención de reducir el tamaño de la aurícula derecha, minimizar la distorsión del corazón del receptor, mantener las vías de conducción auricular y reducir la insuficiencia tricuspídea. En esta intervención alternativa se hacen cinco anastomosis: aurícula izquierda, arteria pulmonar, aorta, vena cava inferior y vena cava superior. Aunque no se ha realizado ningún estudio prospectivo para establecer la superioridad de alguna de estas técnicas, la técnica bicava es la que se realiza actualmente con más frecuencia en EE. UU., sobre todo porque aparentemente reduce la necesidad de marcapasos permanente en los receptores trasplantados.46 Lo que es más importante, ha aumentado continuamente el número de pacientes que acuden al trasplante con DAV colocados, de modo que los procedimientos de trasplante son más arriesgados y producen más complicaciones relacionadas con el dispositivo. El motivo más frecuente de imposibilidad de desconectar de la circulación extracorpórea a un paciente con un trasplante cardíaco es la insuficiencia cardíaca derecha, que se manifiesta por gasto cardíaco bajo a pesar de elevación de la presión venosa central. Durante la operación se puede ver cómo el corazón derecho se dilata y se contrae mal. La ecocardiografía transesofágica intraoperatoria muestra un ventrículo derecho dilatado y que se contrae poco y un ventrículo izquierdo con un llenado insuficiente y una contracción vigorosa. El funcionamiento ventricular derecho puede mejorar con inótropos y vasodilatadores pulmonares, aunque la importancia pronóstica de la resistencia vascular pulmonar preoperatoria es evidente en estas primeras horas después de la operación.41 Inmunodepresión Los regímenes inmunodepresores comienzan con el uso simultáneo de tres clases de fármacos: glucocorticoides, inhibidores de la calcineurina (ICN) y fármacos antiproliferativos.47 En un grupo de pacientes los equipos trasplantadores utilizan diversos fármacos como tratamiento de inducción para incrementar rápidamente la tolerancia inmunitaria.48 En el período postoperatorio inmediato los inmunodepresores se administran por vía parenteral, con una transición rápida a las formulaciones orales. Los corticoesteroides son antiinflamatorios inespecíficos que actúan principalmente mediante depleción linfocítica. Los pacientes reciben inicialmente dosis elevadas de corticoesteroides i.v. y posteriormente orales, con reducción gradual de la dosis en los 6 meses siguientes; con frecuencia el objetivo es retirar por completo el tratamiento con corticoesteroides. En muchos centros los corticoesteroides se administran varias horas antes de la cirugía de trasplante. Los efectos adversos incluyen aspecto cushingoide, hipertensión, dislipidemia, aumento de peso con obesidad central, formación de úlcera péptica y hemorragia digestiva, pancreatitis, cambios de la personalidad, formación de cataratas, hiperglucemia que avanza hasta diabetes por corticoesteroides y osteoporosis con necrosis ósea avascular. El perfil conocido de efectos adversos de los corticoesteroides ha llevado al diseño de diversas estrategias innovadoras para eliminarlos lo antes posible después del trasplante. Los corticoesteroides son habitualmente los fármacos de elección para tratar también el rechazo agudo. Hay dos ICN, ciclosporina y tacrolimús. Su principal mecanismo de acción supone la unión a proteínas específicas para formar complejos que bloquean la acción de la calcineurina, un importante participante en la activación de los linfocitos T. Los ICN bloquean las vías de trans- ducción de señales responsables de la activación de los linfocitos T y B, de modo que actúan específicamente sobre el sistema inmunitario y no afectan a otras células en proliferación rápida. Los efectos adversos fundamentales, y con frecuencia limitantes, son nefrotoxicidad, en hasta el 40-70% de los pacientes, e hipertensión con aparición de hipertrofia VI; ambos fármacos tienen un número aproximadamente equivalente de estos efectos indeseados. El hirsutismo, la hiperplasia gingival y la hiperlipidemia son más frecuentes con la ciclosporina, y la diabetes y la neuropatía son más frecuentes con el tacrolimús. También hay un aumento de la incidencia de trombosis venosa profunda, temblor, cefalea,convulsiones y parestesias de las extremidades con ambos fármacos. Los fármacos antiproliferativos inhiben directa o indirectamente la expansión de clones de linfocitos T y B aloactivados. La azatioprina fue el primer fármaco de esta clase que se utilizó, y fue el pilar de la inmunodepre- sión incluso antes del uso habitual de la ciclosporina. En la última década el micofenolato de mofetilo (MMF) ha sustituido a la azatioprina como antiproliferativo de primera línea, y en varios estudios aleatorizados se ha demostrado su superioridad en comparación con la azatioprina.49 El MMF es hidrolizado a ácido micofenólico, que inhibe la síntesis de novo de purinas. Tanto la azatioprina como el MMF producen leucopenia como principal efecto adverso; el uso de MMF puede estar limitado por la aparición de diarrea o náuseas debilitantes. Es probable que la combinación de MMF y tacrolimús potencie sus efectos adversos individuales. El sirolimús (con frecuencia denominado rapamicina) y el everolimús son dos nuevos fármacos que bloquean la activación de los linfocitos T después de la estimulación autocrina por la interleucina 2 (IL-2). También se sabe que inhiben la proliferación de células endoteliales y fibroblastos. Su acción es complementaria a la de los ICN, y se ha utilizado tanto sirolimús como everolimús para la inmunodepresión de mantenimiento, como alternativas a la inmunodepresión estándar y como fármacos de rescate para el rechazo. Se ha demostrado que el sirolimús, un inhibidor de m-TOR, retrasa la progresión de la vasculopatía del aloinjerto cardíaco (VAC) con enfermedad establecida,50 y se ha demostrado que el everolimús reduce tanto el rechazo agudo como la VAC. Los fármacos pueden causar dificultades considerables para la FIGURA 28-7 Supervivencia acumulada a 1 año de Kaplan-Meier de los receptores en la cohorte de derivación (A) y en la cohorte de validación (B) estratificada por incrementos de 3 puntos de riesgo en la puntuación IMPACT, utilizada para predecir el riesgo de muerte de los pacientes sometidos a trasplante cardíaco ortotópico. (Tomado de Weiss ES, Allen JG, Arnaoutakis GJ, et al. Creation of a quantitative recipient risk index for mortality prediction after cardiac transplantation (IMPACT). Ann Thorac Surg 2011;92:914.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 563 Tratam ien to q u irú rg ico d e la in su fi cien cia card íaca 28 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . cicatrización de la herida, porque inhiben la proliferación de fibroblastos y, por eso, muchos centros no los utilizan como tratamiento inicial inmediatamente después de una intervención quirúrgica de trasplante. Estos fármacos se han asociado a la aparición de derrames pericárdicos significativos. Varios investigadores han evaluado el uso de sirolimús como fármaco inmunodepresor principal como alternativa a un ICN.51 El sirolimús y el everolimús se han utilizado para sustituir los ICN como medida para mejorar la disfunción renal o para revertir la hipertrofia VI. Al mejorar la inmunodepresión, la incidencia de rechazo del corazón donante a 1 año ha bajado del 30% en 2004-2006 al 25% en 2010-2012,52 subrayando la eficacia de la inmunodepresión actual. El estudio Tacro- limus in Combination, Tacrolimus Alone Compared (TICTAC) mostró que la adición de MMF a la inmunodepresión con un solo fármaco como tacrolimús no mejoró el rechazo, la VAC ni la supervivencia a los 3 años comparada con la inmunodepresión con un solo fármaco.53 Fue posible suspender con éxito el tratamiento corticoide en todos los pacientes. Se ha cuestionado la potencia estadística del estudio, que incluyó solo 150 pacientes, pero estos hallazgos han llevado a los profesionales involucrados en el trasplante cardíaco a explorar una pauta con menos inmunodepresión aún en pacientes seleccionados. Rechazo El rechazo supone la lesión cardíaca de mecanismo celular o humoral debida al reconocimiento del injerto cardíaco como no propio. De acuerdo con criterios histológicos e inmunitarios, este proceso se clasifica en tres tipos principales: rechazo hiperagudo, agudo y crónico. Se produce rechazo hiperagudo cuando hay una pérdida súbita del funcionamiento del injerto en minutos a horas después del restablecimiento de la circulación en el corazón del donante, y es infrecuente en el trasplante actual. Este fenómeno está mediado por anticuerpos preexistentes frente a aloantígenos de las células endoteliales vasculares del órgano del donante, lo que actualmente se evita con las actuales técnicas de tipificado de los antígenos HLA. Estos anticuerpos fijan complemento, lo que favorece la trombosis intravascular. En consecuencia, hay una rápida oclusión de la vasculatura del injerto seguida de una insuficiencia rápida y grave del injerto cardíaco. El rechazo celular agudo, o rechazo de mecanismo celular, es una respuesta inflamatoria mononuclear, predominantemente linfocítica, dirigida contra el corazón del donante; tiene su máxima frecuencia desde la primera semana hasta varios años después del trasplante, y se produce en hasta el 30% de los pacientes durante el primer año después de la operación. El fenómeno fundamental tanto en el inicio como la coordinación de la respuesta de rechazo es la activación de los linfocitos T, mediada por la IL-2, una citocina. La IL-2 es sintetizada por los linfocitos CD4+ y en menor medida por los linfocitos CD8+ y ejerce una respuesta tanto autocrina como paracrina. Al contrario de lo que ocurre en los trasplantes renales y hepáticos, no hay ningún marcador serológico fiable de rechazo en el trasplante cardíaco, aunque varios estudios han examinado la utilidad de la troponina I cardíaca de sensibilidad alta para este fin. Por tanto, la biopsia endomiocárdica sigue siendo el «método de referencia» para el diagnóstico del rechazo agudo (v. capítulo 79). Las biopsias se realizan a través de una vía de abordaje transyugular cada semana, y posteriormente cada 2 semanas durante varios meses; se mantienen las biopsias mensuales durante 6-12 meses en muchos pacientes, y posteriormente durante años en otros. Está evaluándose en la actualidad la rentabilidad de las biopsias rutinarias o de vigilancia después de 1 año.54 El rechazo mediado por células se gradúa según un sistema con- sensuado universal55 (tabla 28-4). Las biopsias endomiocárdicas son cruentas y dolorosas, y pueden causar acontecimientos adversos graves, como taponamiento cardíaco o insuficiencia tricuspídea. Por tanto, continúan los esfuerzos para obtener un análisis serológico compuesto de expresión génica o de factores de transcripción regulados de manera notable durante el rechazo cardíaco. El estudio Invasive Monitoring Attenuation through Gene Expression (IMAGE), el más extenso hasta ahora, mostró que, en pacientes seleccionados receptores de un tras- plante cardíaco más de 6 meses antes de entrar en el estudio y con un riesgo bajo de rechazo, un método de vigilancia del rechazo mediante determinación del perfil de expresión génica, comparado con el uso de biopsias periódicas, no estaba asociado a un aumento del riesgo de resultados adversos graves y logró disminuir de manera significativa el número de biopsias.56 No está claro con qué rapidez se ha adoptado este método en EE. UU., aunque el estudio puede haber disminuido la tasa de biopsias endomiocárdicas realizadas solo por vigilancia. Se ha evaluado la utilidad de la resonancia magnética cardíaca para detectar el rechazo. Los factores de riesgo de rechazo temprano incluyen menor edad del receptor, sexo femenino del receptor, donante femenino, serología positiva para citomegalovirus
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