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Basurascopio - Maipue

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BASURASCOPIO
UNA EXPLORACIÓN AL MUNDO DE LA BASURA
NANCY LAGO
Basurascopio. Una exploración al mundo de la basura
Nancy Lago
ISBN: 978-987-4490-66-7
Tapa y diagramación: Mariana Cravenna
Corrección: Tatiana Schaedler
Lago, Nancy
Basurascopio : una exploración al mundo de la basura / Nancy Lago. - 1a ed. - Ituzaingó : Maipue, 2018.
Libro digital, EPUB - (Conciencia)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-4490-66-7
1. Ecología. 2. Residuo. I. Título.
CDD 363.728
© Editorial Maipue 2018
Tel/Fax: 54 (011) 4624-9370 / 4458-0259 / 4623-6226
Zufriategui 1153 (1714) – Ituzaingó
Pcia. de Buenos Aires – República Argentina
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Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723.
Libro de edición argentina.
No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la
transformación de este libro, en cualquier forma o por otro cualquier medio, sea electrónico o
mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el consentimiento previo y
escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
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Índice
Una mirada desde el basurascopio puede ser una visión
del mundo
Aquí comienza el viaje
Sacar de la vista o transformar: esa es la cuestión
Consecuencias mortales de no tratar los residuos
Dos personas, dos eras, dos residuos
Cada vez más personas con más cosas para tirar
No todos los 7400 millones de productores de residuos son iguales
Un mundo lleno de cosas
Todo vuelve
Comida para todos
El escarabajo estercolero
Hay quienes no cambian nunca…
… Pero el mundo cambia
Minamata
Metales vuelven envueltos en comida
Algo huele mal
Ojos que no ven…
Un tratamiento que calienta el planeta
Minas que comienzan a agotarse
La vida (de un relleno sanitario) debe continuar
¿No podrían correrse para allá?
¿Otra vez sopa?
Alimento que no has de comer…
Discriminada por fea
Imitar a la naturaleza
Una relación armoniosa
Compostar en casa
Mundo plástico
¿Se lo sobre-envuelvo para regalo?
La idea era proteger a los elefantes
Y todo cambió con el petróleo
Un solo uso
Unas horas en tu casa, una eternidad en el planeta
No son todos iguales
Los reyes de lo efímero: las pajitas
Comerse los cubiertos
¡Al agua, plástico!
¿Por qué hay plástico en el océano?
Un pelotón de patitos de plástico
Microperlas plásticas: desde tu cara al océano
Volver a los plásticos “naturales”
Enchufados a la basura
Difíciles de desensamblar, complejos y poco durables
¡Esto ya no sirve!
A ellos se les prendió la lamparita hace cien años… y todavía no se les
apaga
Residuos peligrosos de un país a otro
Un largo (e ilegal) viaje a África
Los fabricantes se hacen cargo
Reparar juntos
¿Reciclar? ¿Para qué?
¿Y todos estos cestos?
¿Qué sucede en una planta de clasificación de residuos “secos”?
El rol de los recuperadores urbanos
Cuando reciclar no tiene sentido
Arte reciclado
Un símbolo con historia
El proceso de reciclado empieza antes de la planta
¡Imposibles de reciclar!
A toda máquina con la energía de los residuos
¿Me vende sus residuos?
Respirando energía
Una dieta equilibrada (para bajar kilos de residuos)
Ciudades sin bolsas de plástico
Vender, donar e intercambiar
¿La respuesta estará en el cielo?
Y ahora, ¿qué?
Si quieren saber más
Publicaciones
Páginas web
Documentales (en YouTube)
Una mirada desde el basurascopio puede
ser una visión del mundo
Durante el tiempo que la Tierra tarda en dar un giro completo sobre
su eje, es decir unas 24 horas, pasan muchas cosas. Y una de esas cosas
es que la humanidad genera unas 5.000.000 toneladas de residuos
domiciliarios. Ya sea que los desechen en una bolsa, en un cesto, en un
contenedor o, descuidadamente, los tiren por la ventana, los 7400
millones de habitantes que tiene el planeta se deshacen de algo que
comúnmente denominamos basura.
La basura en el mundo
Para conocer más de cerca a estas personas, sus comportamientos y
especialmente lo que desechan (o no), usaremos el basurascopio.
Los temas que se desarrollarán, a continuación, no están clasificados,
como sí deberían estarlo los residuos que desechamos diariamente. A
partir de una situación disparadora, vamos a tratar cuestiones que
están relacionadas, aunque, a primera vista, jamás lo hubiéramos
notado (como cuando se juntan con un amigo después de mucho
tiempo y le quieren contar todo lo que les pasó mientras no se vieron).
Espero que, cuando terminen el libro, saquen sus propias
conclusiones.
Aquí comienza el viaje
El cesto está completo: hay que sacar la basura. Luego de que todos se
hacen los distraídos porque nadie quiere hacer la tarea, papá dice:
“Facundo, es tu turno”. Entonces, Facundo se arrastra hacia el cesto de
residuos y cierra la bolsa. Con la misma velocidad, sale a la calle y ve
que el camión se está yendo. Facundo les grita y agita la bolsa. De
repente, el camión se detiene, él corre y cuando está cerca arroja la
bolsa en el compactador. El camión sigue su marcha y Facundo se
pregunta hacia dónde irán todos esos restos de comida, envases,
revistas viejas y cosas rotas.
Los residuos pueden ser transportados hacia varios destinos: un
relleno sanitario, un basural, una planta de conversión energética, una
planta de reciclado o un centro de compostaje. También, pueden
terminar flotando en el océano, ya que la basura siempre irá a alguna
parte. Aunque quiera rebelarse, deberá someterse a la ley de
conservación de la materia.
Antoine-Laurent de Lavoisier
Sacar de la vista o transformar: esa es la cuestión
A través de la historia, la humanidad ha tomado dos estrategias para
enfrentar el “problema” de la basura: sacarlos de la vista o
transformarlos. Dentro de la primera, se encuentran las opciones de
llevarlos lejos, quemarlos, arrojarlos en algún curso de agua o
enterrarlos. Cuando usamos estos tratamientos confiamos en el poder
de autodepuración que tiene la naturaleza.
La transformación, por su parte, puede incluir las siguientes opciones:
quemar los residuos, reciclarlos biológica o industrialmente o
convertirlos en energía.
Hace miles de años, la forma de tratamiento de los residuos no
importaba mucho porque los pocos residuos que se generaban no
habían sido industrializados; por lo tanto, eran fácilmente degradados
por la naturaleza. Además, un factor de suma importancia es que la
población humana era muy escasa.
Con la formación de las primeras ciudades, se produjo el fenómeno
del hacinamiento, por el que grupos de cientos o miles de personas se
establecían por primera vez en territorios cada vez más pequeños.
Entonces, surgieron los primeros problemas sanitarios por tratar
inadecuadamente los residuos.
Un curso de agua se puede autodepurar luego de haber sido contaminado por sustancias orgánicas. Esto
se produce por la descomposición química y biológica de los compuestos.
Sin embargo, esta capacidad de “autolimpiarse” no es ilimitada. Cuando se añaden residuos sólidos y
efluentes de forma incesante, el curso de agua pierde esta capacidad y requiere de un sistema de
remediación para volver a un estado no peligroso.
El Riachuelo –un curso de agua que sirve de límite entre CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y la
Provincia de Buenos Aires– es un ejemplo de curso de agua que ya perdió su capacidad de autolimpiarse,
luego de que se arrojaran residuos en él durante cientos de años.
Consecuencias mortales de no tratar los residuos
La peste bubónica, que mató a 200 millones de personas en Europa
durante el siglo XIV, fue causada por la propagación de roedores
picados por pulgas que contenían la bacteria Yersinia pestis. Cuando
los roedores mordían a las personas, les transmitían la enfermedad.
¿Y cuál fue una de las principales causas de esta plaga mortal? La
forma de deshacerse de la basura. Las ciudades de Europa estaban en
pleno crecimiento y, en esas nuevas urbes, la forma más común de
tratamiento de los residuos consistía en arrojarlos por las ventanas de
las casas.
Hasta hace unosaños, se creía que los roedores que contagiaban esta
enfermedad eran ratas pero recientemente se descubrió que los
responsables eran jerbos, pequeños roedores que actualmente suelen
ser mascotas en muchos hogares. Lo cierto es que ellos tuvieron
grandes cantidades de alimento gracias a esta forma de deshacerse de
los residuos. Y cuando una especie tiene mucha comida disponible,
también se reproducirá más.
El residuo de unos es la comida de otros. Esta circunstancia tuvo consecuencias negativas con la peste
bubónica, pero también puede ser algo positivo, como podrán ver en “El apetito de la lombriz roja”
(página 33).
Jerbo
Dos personas, dos eras, dos residuos
Remontémonos a una época lejana. Hace unos 9000 años, un chico al
que llamaremos Natata –¿cuáles serían los nombres de moda por esas
épocas?– va a buscar agua al río con una vasija. No ve que en su
camino hay una piedra y se cae. La vasija se rompe. “¡Vas a ver
cuándo se entere mamá!”, le dice su hermanita y se va corriendo. La
mamá lo reta y luego se queda pensando sobre qué va a hacer con los
pedazos rotos de vasija. Finalmente, los entierra.
En 2016, Florencia va caminando por la calle mientras está chateando
con sus amigos y no ve que hay una obra en construcción. Se tropieza
y el celular vuela por el aire. La pantalla queda toda rota y la
reparación sale más cara que un celular nuevo. La madre también la
reta (porque hay cosas que no cambian en la historia de la
humanidad), pero deciden comprar uno nuevo. El celular queda en un
cajón hasta que encuentran un centro de recepción de reciclado.
Cada vez más personas con más cosas para tirar
Volvamos a Natata y su vasija rota. Hacia el año 7000 a. C., nuestro
amigo convivía en el planeta con otros ocho millones de personas. Si
todos los habitantes del planeta hubieran roto una vasija, cada uno
habría dispuesto de casi 19 km2 (kilómetros cuadrados) –equivalentes
a 1900 ha (hectáreas) o 2700 canchas de fútbol– para enterrarla.
Hoy en día, la superficie del planeta sigue siendo la misma (unos 150
millones km2 de tierra firme). Pero si cada persona quisiera hacer lo
mismo con sus residuos teniendo en cuenta la población actual, solo
dispondría de 2 ha para hacerlo. Y, como veremos más adelante, no es
lo mismo enterrar una vasija que un celular.
No todos los 7400 millones de productores de residuos son
iguales
La generación de residuos está ligada a la riqueza de las naciones, por
lo tanto, es normal que en países con mayor nivel económico se
produzca más basura. En Estados Unidos, se calcula que cada persona
genera 733 kg de residuos al año (2 kg por día). En Etiopía, por otra
parte, esta cifra es de 110 kg al año (300 gramos por día).
Riqueza y generación de residuos
* El Producto Bruto Interno (PBI) es un indicador que comprende la totalidad de bienes y servicios generados por un
país durante un año, expresado en dinero. En este caso, se presenta la riqueza total dividida por la cantidad de
habitantes del país.
** Por lo general, mayores niveles de riqueza son acompañados por mayores niveles de generación de residuos
(debido al consumo), pero esto no siempre es así.
Un mundo lleno de cosas
Hace un rato terminó el cumpleaños de Marcos. Él está contento
porque fueron a saludarlo todos sus amigos, pero también por todo lo
que le regalaron: tres juegos de mesa, una tablet, cuatro remeras, dos
libros, un par de zapatillas, un jean, un par de medias y un
monopatín. En un mes, será Navidad.
Antes de la Revolución Industrial, a menos que una persona
perteneciera a la nobleza o a alguna posición acomodada, no se podía
acceder a muchas cosas. La mayoría de las personas tenía unas pocas
mudas de ropa, muebles y algunos utensilios.
Mucha gente no estaba feliz con la idea de que el mundo se fuera mecanizando. Los ludditas protestaban
contra la industria que dejaba fuera a tanta gente y demostraban su enojo destruyendo la nueva
maquinaria.
Pero en el siglo XVIII en Inglaterra, se inventó la primera hiladora
mecanizada, la hiladora “Jenny”, por medio de la cual un solo obrero
podía hacer el trabajo que antes realizaban ocho personas. Esta
tecnología permitió que la industria textil pudiera proveer de
vestimenta a más personas y a menor costo.
La hiladora, a pesar del gran avance que significó, usaba una fuente
de energía que era conocida desde hacía cientos de miles de años: la
fuerza humana. Y, sin importar cuán fuerte sea una persona, la
capacidad de realizar trabajo es limitada. La Revolución Industrial
necesitaba una fuente de energía que pudiera responder a una mayor
demanda de trabajo. La respuesta estaba en la tierra desde hacía
varios millones de años: los combustibles fósiles.
El primer combustible fósil que se utilizó fue el carbón, elemento que
alimentó a la máquina de vapor, creada por Thomas Newcomen y
mejorada por James Watt. Las minas y las fábricas ahora contaban con
mucha materia y mucha energía, condiciones necesarias para crear
una gran variedad de productos.
La hiladora Jenny. Fuente: Wikimedia Commons
La línea de montaje tuvo un debut espectacular en la fábrica Ford. Con este sistema, para 1914 solo eran
necesarios 93 minutos para ensamblar un modelo T. La idea de Henry Ford era fabricar un auto que
cualquier trabajador con un buen sueldo pudiera comprar.
Sin embargo, el siglo XIX trajo consigo el invento que incrementó
asombrosamente la cantidad de artículos en el mundo: la línea de
montaje, en la que cada obrero se dedicaba a hacer siempre la misma
parte del ensamblaje de un producto. A partir de ese momento, los
bienes de uso cotidiano se hicieron con más eficiencia y rapidez. Esto
hizo que se fabricaran más productos, que necesitaban más
consumidores.
La película Tiempos modernos (1936), dirigida y protagonizada por Charles Chaplin muestra,
con humor, el arduo trabajo de los obreros en la línea de montaje
Todo vuelve
Cuando Catalina leyó sobre el ciclo del carbono, enseguida se puso a
sacar conclusiones: “Entonces, puede ser que el carbono que ahora
tengo en mi cuerpo, en algún momento estuvo en un Tiranosaurio
Rex”. Eso no lo sabremos nunca con seguridad, pero lo que sí sabemos
es que en la naturaleza todo vuelve.
Comida para todos
La naturaleza funciona como un restaurante en el que hay comida
para todos los gustos: las plantas “comen” dióxido de carbono, agua y
minerales sobre un plato de energía solar; los herbívoros encuentran
deliciosas a las plantas y los carnívoros saborean a los herbívoros.
Pero esta suerte de “tenedor libre” no termina aquí, porque cada hoja
que cae al suelo, cada rinoceronte que muere o cada excremento
depositado se transforma en comida para un diverso grupo de
especies, de bajo perfil y que no rechaza nada: los descomponedores y
detritívoros.
Pirámide trófica
Estos hongos, bacterias, nematodos (gusanos) y miriápodos
(artrópodos que se caracterizan por tener multitud de pares de patas,
como los ciempiés), entre otros, son los encargados de convertir a las
células en sustancias simples que pueden ser reincorporadas a la
naturaleza. Sí, son los recicladores de la naturaleza.
El escarabajo estercolero
Si hay un ser vivo que no siente nada de asco por la basura, ese es el
escarabajo estercolero. Este insecto se dedica a comer el estiércol de los
mamíferos de la sabana africana. Y con su trabajo va dejando el
camino libre de residuos.
Dos escarabajos estercoleros en acción
Hay quienes no cambian nunca…
Como vimos, los residuos orgánicos, como los restos de comida o
residuos de jardinería, se descomponen en elementos más simples
gracias al trabajo de los descomponedores y detritívoros. Pero eso no
sucede con todos los residuos. El plomo, un metal pesado presente en
los residuos –forma parte de las baterías de los autos, por ejemplo–,
seguirá siendo plomo allí donde vaya: el suelo, el aire, el agua e
incluso en la sangre humana.
Por la presencia de este tipo de compuestos, es que algunos residuos
domiciliarios pueden considerarse como “peligrosos”.
… Pero el mundo cambia
Dicen que el mejor residuo es el que no se tieneque tratar, por lo
tanto: ¿existe una solución más fácil que evitar que un producto se
transforme en el futuro en un residuo peligroso? Hasta hace algunos
años, las pinturas solían tener plomo (¡hasta la nafta lo contenía!). Se
requirió el trabajo de la AMEUPP (Alianza Mundial por la Prohibición
del Uso del Plomo en las Pinturas) para cambiar dicha situación.
Otro metal pesado que entraba en todas las casas era el mercurio, y lo
hacía a través de los termómetros. El problema era que cuando se
rompían, la gente los tiraba al cesto con el resto de los residuos,
convirtiéndose en un peligro para todos los que entraban en contacto
con él. En muchos países del mundo, su uso ya fue prohibido para
evitar que terminaran su vida en un relleno sanitario y que llegaran a
contaminar cuerpos de agua subterránea.
El plomo se usa en las pinturas para añadir color, para evitar la corrosión en metales o para que la
pintura seque más rápido. Pero hay alternativas al uso de este compuesto, por ejemplo la utilización de
pigmentos de origen orgánico.
Minamata
En 1956, varios pobladores de la ciudad de Minamata (Japón) llegaron
al hospital con graves problemas neurológicos, tales como
convulsiones o dificultades para caminar. Luego de algunas
investigaciones, se determinó que esta enfermedad se debía a la
ingesta de pescados y mariscos que contenían metilmercurio
(mercurio transformado por la naturaleza y que puede ser absorbido
por los seres vivos).
Pero, ¿por qué los pescados y mariscos estaban contaminados con
mercurio? Una empresa llamada Chisso usaba mercurio como
catalizador (sustancia que acelera una reacción química) para su
proceso industrial y arrojaba el mercurio residual al mar.
Minamata se convertiría, en el año 2013, en la sede de una convención
mundial. Esta convención tuvo como objetivo idear estrategias para la
protección de la salud humana y el ambiente con respecto a las
emisiones y liberaciones de mercurio y compuestos de mercurio de
origen humano. Una de las medidas que se plantearon fue la
prohibición de la producción, importación y exportación de varios
productos que contienen mercurio a partir del año 2020, entre otros,
los termómetros y las lámparas fluorescentes.
Metales vuelven envueltos en comida
Muchos de los peces que tienen metales pesados en su cuerpo forman
parte de la alimentación humana. El proceso de bioacumulación es
muy común en la cadena trófica oceánica: un pez pequeño ingiere
plástico “embebido” con metales pesados o plaguicidas, un pez
mediano ingiere varios de esos peces pequeños y un pez grande come
varios de los peces medianos. Estas sustancias no se transforman en
otras menos dañinas, sino que se acumulan en los tejidos de los
animales. Por lo tanto, si una persona come ese pez grande es muy
probable que esté acompañando su comida con una importante
guarnición tóxica.
Cadena trófica oceánica
Algo huele mal
En el viaje de vuelta de las vacaciones en la playa, Federico mira por
la ventana y le llama la atención el sinfín de bolsas de plástico que
flamean sobre los alambrados de los campos. Kilómetros después ve
el origen de las bolsas: una montaña de basura sobre la que
sobrevuelan varias aves. La mamá le pide que suba la ventanilla
porque el olor está entrando en el auto.
En muchas ciudades y poblaciones urbanas, todavía queda una forma
de tratamiento que no huele muy bien: el basural. No es una
tecnología muy avanzada, por el contrario, consiste en un sitio al que
se llevan todos los residuos que genera una población: desde una
cáscara de banana hasta una heladera. Como si esto fuera poco y,
debido a que la mayoría de los basurales no tiene ningún tipo de
control, también se arrojan allí residuos industriales (muchos de ellos
tóxicos) y patogénicos, estos últimos se suelen producir en hospitales
y, dado que contienen virus y bacterias, tienen la capacidad de
transmitir enfermedades.
Este es el símbolo de “riesgo biológico”, con el que se suele identificar a los residuos
peligrosos
Los basurales son un grave problema ambiental y su desarrollo
impacta en el suelo, el agua y el aire. Una vez que los residuos son
arrojados en un lugar sin ningún tipo de control, se inicia una serie de
procesos físicos, químicos y biológicos.
Cuando llueve sobre los basurales o hay vientos fuertes, los residuos
se movilizan en sentido horizontal y vertical. La pintura que quedó en
una lata puede ser arrastrada por la lluvia hacia sectores aledaños al
basural o percolarse, con la consiguiente contaminación del suelo y
de aguas subterráneas.
Percolar: Paso de un líquido a través de un medio poroso (por ejemplo, el
suelo).
Al mismo tiempo, como recordarán, en la naturaleza hay un montón
de microorganismos que degradan y contribuyen a la recirculación de
la materia. Estos microorganismos también están presentes en los
basurales (¡están en todas partes, en realidad!) y van a digerir la
materia orgánica. Y como suponemos que va a haber mucha comida
para ellos, se van a reproducir a un gran ritmo. La actividad biológica
de estos microorganismos genera dióxido de carbono y metano, dos
de los principales gases de efecto invernadero.
Y como si fuera poco, estas acumulaciones de basura son como un
festín para un gran número de animales, por ejemplo, ratas.
Al final de cada día, los residuos tienen que ir a alguna parte. Los basurales y rellenos
sanitarios son los principales sitios de disposición final
Ojos que no ven…
Luego de preguntar a todos sus conocidos, Facundo descubrió que los
residuos de su ciudad son llevados a un lugar llamado relleno
sanitario. Valentina, su vecina, iría a visitar uno de ellos en unos días.
“Tráeme fotos, quisiera saber cómo es”, le pidió Facundo.
Los primeros rellenos sanitarios de mediados del siglo XX solían recibir todos los residuos que generaba
la población.
Actualmente, se apunta a que solo se lleven a los rellenos modernos los residuos que, por cuestiones
tecnológicas (no existe una planta de recuperación de ese residuo) o económicas (el costo de trasladar
ese residuo a una planta es mucho mayor al beneficio que se lograría reciclándolo) no se han podido
tratar de otra forma.
¿Escucharon hablar de “Basura Cero”? Este concepto está relacionado con la reducción progresiva de la
cantidad de residuos que se llevan a estos sitios de disposición final.
A diferencia de un basural, un relleno sanitario es una obra
de ingeniería que se planifica para que el enterramiento de
residuos genere el menor impacto posible. Los camiones
llegan a los rellenos sanitarios y descargan los residuos que
luego son compactados para que ocupen un menor volumen.
Como la humedad propia de los residuos, las precipitaciones y la
actividad bacteriana que se produce en los rellenos generan lixiviado,
los rellenos sanitarios suelen planificarse en suelos que tengan una
baja permeabilidad (los suelos más arcillosos se prestan mejor para
esta función). Sin embargo, como aun los suelos menos permeables
permiten la percolación de líquidos, la base de la excavación se
recubre con membranas para asegurar que el lixiviado no alcance a
cuerpos de agua subterráneos. Sobre esta base, se dispone de una red
de cañerías perforadas que recolectan el líquido contaminado para
que sea bombeado a una planta de tratamiento de efluentes. Luego de
recibir un tratamiento adecuado, el líquido se arroja a cuerpos de agua
como ríos (superficiales o subterráneos) o mares.
Lixiviado: Líquido que resulta del proceso de percolación.
En los rellenos sanitarios, también se produce metano. Este es el
mismo gas que está presente en el gas natural, que se distribuye por
cañerías en las ciudades y llega a los hogares, donde se usa para
cocinar o calentar agua para uso sanitario. Debido a su alta
inflamabilidad este gas debe ser evacuado adecuadamente de los
rellenos. Para evitar accidentes explosivos, se entierran cañerías que
captan el metano junto con otros gases. En los primeros rellenos que
se construyeron, este gas era “venteado” (es decir, que solo se removía
del interior del relleno) pero, en los actuales,el metano es capturado y
aprovechado como biogás o se conduce a una planta de generación de
energía eléctrica.
¿Biogás? ¿Energía a partir de un relleno sanitario? Ya hablaremos de ello en “A toda máquina con la
energía de los residuos”.
Cómo funciona un relleno sanitario
Al final de cada día de operación, los residuos que se depositan, se
cubren con una capa de tierra compacta para evitar que se
desperdiguen los residuos y que el relleno sanitario se llene de
visitantes indeseables, tales como roedores y aves.
Un tratamiento que calienta el planeta
El efecto invernadero es el fenómeno que permite que nuestro planeta
tenga una temperatura tal que favorezca la vida. Dicha temperatura es
posible gracias al vapor de agua, al dióxido de carbono y al metano,
entre otros protagonistas, que están en nuestra atmósfera y “retienen”
parte de la radiación solar. Estos gases están presentes de forma
natural. Sin embargo, como ya vimos, la Revolución Industrial fue
impulsada con el uso generalizado del carbón. El carbón está formado
por restos de seres vivos que vivieron hace millones de años y fueron
comprimidos por acumulaciones geológicas. Su principal compuesto
es el carbono (así como lo es de sus cuerpos, el mío o el de una
mariposa). El carbono, al ser quemado y liberado a la atmósfera, se
encuentra con el oxígeno y se convierte en dióxido de carbono.
Desde hace más de 250 años, la humanidad está liberando este
carbono de forma masiva (primero, con el uso del carbón y, luego, con
el del petróleo), por lo que el efecto invernadero se ve potenciado.
Este fenómeno no solo produce un aumento de la temperatura
promedio del planeta, sino que influye en el sistema climático en
varios de sus aspectos. En algunas regiones, las tormentas se vuelven
más severas; en otras, la sequía impide que se produzcan alimentos.
Pero estábamos hablando de otra cosa, ¿no? Entonces, los rellenos
sanitarios generan otro gas de efecto invernadero, el metano. De
hecho, son responsables del 16% de las emisiones totales de metano de
origen humano.
Minas que comienzan a agotarse
Encontrar metales requiere cada vez más esfuerzo. Los yacimientos
que poseían minerales de forma relativamente accesible y a muy alta
concentración ya se agotaron. Los metales que la humanidad extrajo
de las minas están en otras partes, principalmente, en las ciudades,
formando parte de los edificios y la infraestructura (el hierro en las
vías del ferrocarril o el cobre en los cables), pero también hay metales
en los rellenos sanitarios y basurales, provenientes de artefactos
eléctricos y electrónicos, envases ¡e incluso de cuadernos espiralados!
Los primeros “mineros urbanos” ya han comenzado a dedicarse a
recuperar dichos metales, para que puedan cumplir su función una
vez más.
En las minas, los metales no se encuentran “puros”, sino que forman parte de un mineral. Por ejemplo, el
aluminio se extrae de un mineral llamado bauxita, que no solo contiene alúmina, sino que también está
compuesto por silicio, óxidos de hierro y dióxido de titanio.
La vida (de un relleno sanitario) debe continuar
Una vez que se “completó” un relleno sanitario, la capa superior se
cubre de vegetación y el relleno se convierte en un parque. Las
construcciones sobre esta superficie están prohibidas, ya que el relleno
seguirá generando líquidos y gases, lo que implica que el suelo va a
tener “movimientos” y aquello que se construya no tendrá una muy
buena base.
Es por lo anterior que la vida del relleno no termina con la
parquización. Será necesario realizar controles, como mínimo, durante
30 años desde que el último residuo fue dispuesto allí. En este
período, habrá que controlar la calidad del agua que sale de la planta
de tratamiento, el estado de los cuerpos de agua subterráneos y la
estabilidad del suelo. Asimismo, como la actividad no termina, el
relleno va a seguir generando energía por varios años más.
¿No podrían correrse para allá?
Existe un síndrome conocido como NIMBY (del inglés Not In My Back
Yard o “No en mi patio trasero”), que suele suceder cuando la gente se
entera de que una planta de tratamiento de residuos, un relleno
sanitario, o cualquier actividad “no deseable”, podría instalarse cerca
de sus casas. Si bien estas mismas personas saben que a los residuos
hay que tratarlos de alguna forma, prefieren que lo hagan en otros
lugares.
Protesta contra un relleno sanitario (o vertedero) en España
¿Otra vez sopa?
Hoy hay tarta de vegetales en la casa de Santiago. Aunque los
vegetales del relleno están cortados en trozos muy pequeños, él sabe
que su mamá le agregó berenjenas y brócoli. Durante la cena, Santiago
saca estos trozos de la tarta con precisión de cirujano y los deja al
costado del plato. Esos restos irán a la basura.
Casi el 40 por ciento de los residuos que se tiran en los hogares
corresponde a restos de alimentos. Parte de este porcentaje lo
constituyen residuos no comestibles, como puede ser una cáscara de
banana o un saquito de té usado. Pero gran parte de lo que se tira es
comida que sí es comestible. ¿Por qué nos deshacemos de ella? Por lo
general, es porque compramos en exceso y se puso en mal estado
antes de que decidiéramos usarla en alguna preparación o porque se
cocinó una porción muy grande y hubo muchas sobras.
En algunos restaurantes, ya se comenzó con la guerra “anti basura”, a través de la colocación de las
llamadas “heladeras sociales”. Aquella comida que no comen los asistentes es colocada en una heladera
para que la gente sin recursos pueda “servirse” platos que sí comerán.
Alimento que no has de comer…
La mejor forma de no tirar residuos de alimentos es a través de la
planificación de las comidas y, a partir de esta planificación, comprar
solo lo que se va a necesitar para las recetas. El freezer también es un
buen aliado para aprovechar en el futuro las preparaciones que
sobraron. Y si no están seguros de que van a comer algo… ¡no lo
compren!
Discriminada por fea
Mucha comida se tira antes de que llegue a los comercios, ¿saben por
qué? Porque no es lo suficientemente linda para que la gente la coma:
una manzana que no parece muy apetecible o una acelga que no tiene
el verde radiante que debería, nunca llegan a las góndolas. Se estima
que un 30 por ciento de los alimentos son retirados de la cadena de
comercialización por no cumplir con los estándares mínimos de
“belleza”.
“Fruta fea no significa feo gusto”. Fuente: Hawaii Agricultural Foundation
Imitar a la naturaleza
Los residuos de comida son relativamente fáciles de reciclar debido a
que la naturaleza ya proveyó a los recicladores que se pueden
encargar de ellos. Sin embargo, arrojar los restos de comida en un
bosque para que nuestro ejército de descomponedores haga el trabajo,
sin ningún tipo de control, no suena como un tratamiento
responsable, ¿no?
A primera vista, esto parece que sucede cuando hacemos compostaje,
ya que esta técnica aprovecha el trabajo de las especies
descomponedoras para transformar residuos orgánicos en una
enmienda de suelo conocida como compost. Pero el compostaje
implica un control por parte de quien lo implementa, que tiene como
objetivo optimizar el proceso.
Al ser una transformación biológica, el compostaje tiene sus tiempos.
Dependiendo de factores tales como la temperatura (a mayor
temperatura, más veloz será el proceso), puede llevar desde algunas
semanas a varios meses.
El compostaje se puede hacer a gran escala. Estas pilas de compost pertenecen al Mercado
de Liniers (Buenos Aires) y transforman los residuos orgánicos provenientes de corrales de
ganado bovino
Una relación armoniosa
Para que el compost pueda tener un desarrollo armonioso, es necesario
prestar atención a la proporción de carbono (C) y nitrógeno (N) que se
coloca. La relación C-N es de 30-1, ya que el nitrógeno es necesario
para que los organismos puedan alimentarse pero, si se coloca en
exceso, puede generarse amoníaco. Los componentes ricos en carbono
son los de origen vegetal y los ricos en nitrógeno tienen origen animal.
Compostar en casa
La actividad decompostar es relativamente sencilla y se puede hacer
en casa, sin embargo, requiere algunos cuidados básicos. Si quieren
verificar cómo se descomponen los residuos orgánicos, pueden hacer
un experimento a pequeña escala:
El apetito de la lombriz roja
La lombriz roja, cuyo nombre científico es Eisenia foetida, es un
anélido que puede pesar hasta 1,4 gramos. Sin embargo, así de
pequeña y liviana como es, tiene la habilidad de hacer un trabajo
monumental con los residuos orgánicos. Todos los días puede comer
hasta su propio peso en residuos orgánicos. Por ello, es considerada
como la estrella del lombricompostaje. El lombricompuesto es una
enmienda orgánica que se produce a partir de residuos orgánicos y se
genera por el aparato digestivo de las lombrices.
La lombriz roja
Al tratamiento de residuos orgánicos a partir de lombrices también se la conoce como “vermicultura” y,
al producto, como “vermicompost”. Esto es así porque, en latín vermis significa lombriz de tierra.
Si bien el apetito de estas lombrices es el motivo principal para usarlas
en el reciclaje de residuos orgánicos, hay otras características que
también contribuyen a su elección:
Se aparean con frecuencia.
Son hermafroditas, lo que significa que tienen ambos
aparatos reproductivos. Puede suceder que, luego del
apareamiento, ambas lombrices queden fecundadas.
En cautiverio, pueden vivir entre cinco a seis años, lo que las
hace más longevas que otras especies.
Mundo plástico
Julieta está armando su bolso porque se va de campamento con la
escuela. Ayer fue a comprar un cepillo de dientes para llevar de viaje
y aprovechó una promoción que venía con un mini pomo de
dentífrico y un rollo de hilo dental. Cada producto tiene su cajita
individual y los tres artículos están protegidos con un embalaje de
plástico transparente. Cuando logra sacar todos los productos de sus
embalajes, se encuentra con una pequeña montaña de residuos
plásticos.
¿Es necesario vender vegetales en bandejas de plástico? Fuente: Ecoinventos
¿Se lo sobre-envuelvo para regalo?
Existe un concepto que, en inglés, se llama overpackaging, que podría
ser traducido al español como “sobre-embalado” y refiere a aquellos
productos que exceden cualquier necesidad de empaquetado.
Manzanas ofrecidas sobre fuentes de poliestireno cubiertas con papel
film o lo que le pasó a Julieta cuando compró la promoción del cepillo
de dientes son ejemplos de esta innecesaria “protección” de los
productos. La mejor opción: no comprarlos.
La próxima vez que les ofrezcan un producto con exceso de embalaje, podrán sorprender a la persona
diciendo ¡Mottainai! Esta expresión, de origen japonés, se usa para comunicar pena o dolor porque un
recurso no se utiliza suficientemente (sí, la palabra significa todo eso).
La idea era proteger a los elefantes
Hoy nos puede parecer algo terrible, pero hasta no hace tanto tiempo,
el marfil (proveniente de los colmillos de elefantes) tenía varios usos.
Las teclas de piano y las bolas de billar se fabricaban con este material.
Pero los integrantes de una compañía decidieron que las cosas debían
cambiar. En 1863, la empresa neoyorquina Phelan and Collender,
dedicada a la fabricación de mesas de billar, promovió un concurso
que premiaría con 10.000 dólares al inventor de un material que
tuviera un origen menos cruel para fabricar las bolas de billar. John
Wesley Hyatt ganó el concurso con la invención del celuloide: el
primer plástico que se sintetizó a partir de celulosa –proveniente de la
fibra de algodón– y alcanfor, una sustancia que se extrae del árbol
Cinnamomum camphora o alcanforero.
El origen del plástico estuvo relacionado con la protección de elefantes
El celuloide tuvo varios usos aparte de las bolas de billar. Hasta la década del 40, los rollos que se usaban
para proyectar películas en los cines estaban hechos de este material.
Y todo cambió con el petróleo
Pero la verdadera revolución se produjo con la baquelita. En 1907, Leo
Baekeland desarrolló este material a partir de la síntesis del petróleo,
recurso que se volvió omnipresente durante el siglo XX.
Teléfono de baquelita
En la actualidad, aproximadamente un cuatro por ciento de la
extracción del petróleo está destinada a la fabricación de plástico. Se
estima que, durante el año 2015, se produjeron más de 300 millones de
toneladas de este material.
Un solo uso
El 50 por ciento del plástico que se produce en el mundo tiene como
finalidad la producción de artículos de un solo uso: envases,
embalajes y artículos descartables en general, especialmente
relacionados a la alimentación, como contenedores, vasos, platos y
cubiertos.
La historia de los artículos de un solo uso, tanto de envases como de
descartables en general, es muy reciente. Hasta la década del 50, a
muy poca gente se le ocurría comer y tirar el plato a la basura. Sin
embargo, debido al bajo precio del petróleo, la materia prima del
plástico, los envases de este material fueron copando todos los
ámbitos de la vida cotidiana (si no me creen, miren a su alrededor).
Actualmente, casi un 20 por ciento de los residuos que se generan están compuestos por artículos de
plástico de un solo uso.
Unas horas en tu casa, una eternidad en el planeta
Una botella de plástico tiene una historia muy larga: luego de estar
varios millones de años como petróleo bajo la tierra, la llevaron hacia
una planta química de refinado en la que la transformaron en plástico.
Más tarde, la trasladaron hacia la fábrica en la que le dieron forma de
botella y la llenaron de agua, la llevaron hacia el distribuidor y estuvo
unos pocos días en un supermercado hasta que un consumidor se la
llevó a su casa, vació su contenido en unos pocos minutos y, como
pasa con la mayoría de los residuos de botellas de plástico, fue
transportada hacia un relleno sanitario, donde pasará varias décadas
hasta desintegrarse en componentes más pequeños, de difícil
asimilación por la naturaleza.
Piensen en la larga vida de la botella y el poco tiempo que pasa en sus
casas cumpliendo la función de contener agua. Lo mismo sucede con
la mayoría de los envases que nos rodean.
No son todos iguales
A simple vista el plástico parecería ser uno solo pero, en realidad,
existen varios tipos, cada uno de ellos con diferentes propiedades y
usos. En la mayoría de los casos, están identificados con el símbolo de
reciclaje y un número.
Diferentes tipos de plástico
Los reyes de lo efímero: las pajitas
Es muy difícil calcular cuántas pajitas se consumen a diario en el
planeta, pero algunas estimaciones indican que, solo en Estados
Unidos, 500.000.000 de pajitas son usadas y descartadas a los pocos
minutos de forma diaria. ¡Imaginen si contabilizamos todo lo que se
genera en el planeta! El problema de las pajitas es tan grave, que están
dentro del ranking de los diez residuos más frecuentes que se
encuentran en las playas (junto a cigarrillos, bolsas de plástico,
botellas, latas y vajilla descartable).
Final Straw es un proyecto que apunta a combatir este problema,
ofreciendo una pajita de metal plegable y reutilizable, que es tan
pequeña que hasta puede ser enganchada en el llavero.
Comerse los cubiertos
Una solución para los cubiertos descartables son los cubiertos
comestibles. Fabricados con cereales, son comestibles y tienen la
textura y sabor de una galleta. Y en caso de que no les parezcan
tentadores, son fáciles de biodegradar. Esta tecnología está en pleno
desarrollo, así que es muy probable que en unos años se coman sus
propias cucharas.
Los cubiertos que fabrica una empresa india con sorgo, arroz y maíz se pueden degradar en
tu aparato digestivo o en tu compostera
Las algas también están siendo analizadas como materia prima para la
fabricación de plásticos biodegradables. El agar-agar, un polvo que se
elabora a partir de diferentes algas y que se suele usar para la
elaboración de gelatinas de origen no animal, está siendo estudiado.
¡Al agua, plástico!
Hoy es la primera vez que Julia va con su papá a pescar. Salieron de
casa cuando todavía era de noche. Los primerosrayos del sol se
reflejan en la orilla y hacen que algo brille. Julia se acerca para ver si se
trata de cristales, pero no: son pequeños trozos de plástico.
Durante los últimos años, los peces se encontraron con nuevos vecinos
en el océano: residuos de plástico. Y estos vecinos, que llegaron para
quedarse, parecen multiplicarse. Cada año, entre 10 y 20 millones de
toneladas de plástico, terminan en el océano. En su mayoría, se trata
de pequeños trozos de plástico. Se estima que, en total, hay unas
268.940 toneladas de pequeños trozos de plástico (o microplásticos)
que flotan en los océanos del planeta.
Gran parte de ellos se acumula en los giros oceánicos, que son los
sitios en los que convergen las corrientes. El mayor sitio de
convergencia es el llamado Gran Parche de Residuos del Pacífico,
situado en el hemisferio norte. Esta área se extiende por 1.600.000 km2
(un poco más de la mitad de la superficie de Argentina).
Nadando en compañía de plástico
¿Por qué hay plástico en el océano?
El plástico llega al océano desde varias fuentes. Una de ellas es el
depósito de residuos en lugares inadecuados. Solo se necesita una
lluvia para que los vaya llevando a alguna corriente de agua y, en
algún momento, terminen en mares y océanos. Los residuos mal
dispuestos también acaban en las cañerías pluviales que desembocan
en cuerpos de agua. También, pueden volar desde rellenos sanitarios
y sitios de disposición de residuos ya que la liviandad de los plásticos
hace que puedan volar con más facilidad. Además, el plástico puede
caer desde un barco o salir de la cañería de nuestras casas.
Un pelotón de patitos de plástico
A principio de la década del 90, en el océano Pacífico se produjo un
accidente que incluyó un cargamento… ¡lleno de patitos de plástico!
Unos 28.000 patitos encontraron un hogar en el océano y, desde ese
momento, se dedicaron a navegar en grupos o de manera solitaria.
Cuando ven una botella que llega a la costa marina, puede ser que haya recorrido un largo camino, al igual
que los patitos de plástico.
El oceanógrafo Curtis Ebbesmeyer aprovechó la desafortunada
circunstancia y se dedicó a estudiar las mareas a través del recorrido
que hacen estos patitos, quienes suman miles de kilómetros de viaje.
El cargamento partió en 1992 de Hong Kong (China) y, debido a las
corrientes marinas, llegó a lugares como Rusia en el año 1995 o
Escocia, en el año 2007. Los estudios de Ebbesmeyer demuestran algo
irrefutable: si no hacemos algo respecto a los residuos, ellos volverán a
nosotros.
Uno de los patos de goma luego de su travesía oceánica. Fuente: Alexander Kaiser,
pooliestudios.com
Microperlas plásticas: desde tu cara al océano
Los expertos en belleza dicen que, para tener una piel suave y fresca,
es necesario remover las células muertas de la epidermis (proceso que
se conoce como exfoliación). Para ello, se pueden usar elementos
naturales como arcillas o semillas trituradas. Pero en los productos de
origen industrial, como geles y jabones –aunque también en pastas
dentales– se suelen usar pequeñas pelotitas de plástico.
Microperlas plásticas en la pasta dental
Una vez que se enjuaga el producto, estas llamadas microperlas
comienzan su viaje a través de las cañerías del sistema cloacal (el que
transporta el agua usada en sus casas) hacia algún cuerpo de agua,
como el río o el mar. A diferencia de otros elementos, los sistemas de
tratamientos cloacales no retienen las microperlas en ninguna
instancia, por lo que llegan casi en su totalidad a los cuerpos de agua.
En algunos sectores del océano, ya se contabilizó más plástico que plancton.
Los peces no usan estas microperlas para suavizar sus escamas sino
que las ingieren, ya que se las confunden con plancton, los organismos
principalmente microscópicos que flotan en el agua y que constituyen
la base de la cadena alimentaria del océano.
Los basuroscopistas investigan
¿Cómo saber si la pasta dental o exfoliante tiene microperlas plásticas? Si en la lista de ingredientes se
encuentran polietileno, polipropileno, polietileno tereftalato o polimetilmetacrilato ¡es que se están
limpiando con plástico!
Limpiador facial con polietileno (polyethylene, en inglés)
La ingesta de microplásticos tiene importantes efectos en la salud de
los peces: bloquea sus intestinos, les genera dificultades en la
reproducción y los vuelve más débiles.
Volver a los plásticos “naturales”
Una medida para revertir la preocupante situación de los plásticos es
a través de los bioplásticos. La principal ventaja de estos materiales es
que no se obtienen a partir de la síntesis de un combustible fósil, sino
que utilizan vegetales como el maíz, la papa y la tapioca, entre otros. Y
al ser de origen natural, son fácilmente biodegradables.
Nota: van a notar que, con el paso de los días, el bioplástico cambiará de forma, ¿por qué
creen que sucede esto?
Enchufados a la basura
El abuelo de Ema siempre escucha música en su viejo tocadiscos
porque dice que allí es donde la música suena mejor.
—¿Hace cuánto que tenés este tocadiscos, abu? —le pregunta Ema.
—Uf… desde que me casé con tu abuela, hace más de 50 años —
responde él.
Ema solo escucha música a través de su teléfono celular. El último que
le regalaron le duró menos de un año.
Difíciles de desensamblar, complejos y poco durables
Si comparan un teléfono de disco (como el teléfono de baquelita que
está en la página 36) y un celular actual, van a notar varias diferencias.
A través de los teléfonos celulares podemos escuchar música, sacar
fotos, enviar videos a personas que están a miles de kilómetros de
distancia (y las funciones continúan tanto como la imaginación de los
desarrolladores de aplicaciones), mientras que los antiguos teléfonos
de disco ¡solo servían para hablar con otra persona!
Aun cuando los dos teléfonos se diferencian por el tipo de funciones
que cumplen uno y otro, hay otra característica que no se nos puede
escapar a los basurascopistas: cuando alguien compraba un teléfono
de disco lo podía conservar por décadas y si se rompía era muy fácil
de reparar. Estos teléfonos se abrían con facilidad y con herramientas
que las personas tenían en sus casas, sus componentes eran fáciles de
reemplazar y no eran necesarios conocimientos técnicos avanzados
para su reparación.
No, este teléfono celular no tiene Wi-Fi. Fuente: Noiselab
Como usuarios de teléfonos celulares, nuestras posibilidades para
repararlos son casi nulas. E incluso es común considerar que su “vida
útil” ya terminó cuando se gastan las baterías internas.
Sin embargo, la rapidez con la que avanza el desarrollo de esta
tecnología hace que, aunque los teléfonos sigan funcionando, a
nosotros ya no nos “sirvan”. Esto sucede, por ejemplo, porque ya no
tenemos la capacidad suficiente para almacenar las aplicaciones de
moda.
¡Esto ya no sirve!
Se habla de “obsolescencia programada” de un producto cuando este
se fabrica con la intención de que tenga una duración determinada,
luego de la cual el producto ya no sirva o sea obsoleto. El caso más
antiguo de obsolescencia programada estuvo protagonizado por las
medias de nylon. Cuando estas fueron desarrolladas por la empresa
Du Pont hacia 1939, las clientas estaban más que contentas: las nuevas
medias eran irrompibles. Su alta calidad fue un problema para el
fabricante, porque las medias irrompibles solo se compran una vez. La
decisión que se tomó determinó la forma actual de consumo, las
medias serían fabricadas con un material de menor calidad, de modo
que, cada tanto estas se rompieran y las clientas tuvieran que volver a
comprarlas.
Las primeras medias de nylon eran tan resistentes, que podían acarrear vehículos pesados
Y a la obsolescencia programada se le suma la percibida. Este tipo de
obsolescencia no necesita que algo se rompa; solo depende de la forma
en que “miramos” las cosas que nos rodean. Muchas veces nos vemos
ante la necesidad de reemplazar un producto, aun cuando este sigue
cumpliendo su función. Y no solo se aplica a los productos eléctricos y
electrónicos, sino que se extiendea todos los objetos que nos rodean.
¿Cómo nos podemos dar cuenta de que descartamos un producto
porque lo percibimos como obsoleto? Por ejemplo, cuando no usamos
una prenda de vestir porque es de “hace dos temporadas”.
A ellos se les prendió la lamparita hace cien años… y todavía
no se les apaga
La Estación de Bomberos de la ciudad de Livermore (Estados Unidos)
tiene una lamparita histórica, que alguien instaló en el año 1912 y
todavía no fue necesario reemplazar.
La tecnología de la lamparita, impulsada por Thomas Alva Edison,
preveía que el producto durase mucho tiempo. Pero esto iba en contra
del sistema económico que se desarrolló en el siglo XX: para que la
economía prosperara, los artículos producidos en serie deberían ser
reemplazados con frecuencia. En la década del 20, las lámparas tenían
una duración promedio de 2500 horas. Para la década del 40 –
tomando como ejemplo lo que sucedió con las medias de nylon–, su
vida se limitó a unas 1000 horas.
Como es algo tan excepcional, los miembros de la estación de bomberos decidieron que valdría la pena
filmar la lamparita que todavía funciona y compartir la imagen con el mundo a través de una página
web. Disponible: <http://www.centennialbulb.org/cam.htm>.
Residuos peligrosos de un país a otro
Muchos productos eléctricos y electrónicos que se renuevan cada vez
con más frecuencia equivalen a muchos residuos, que ocupan mucho
espacio. Por eso, para algunos países, la forma histórica de disponer
esos residuos fue a través de su exportación a otros países, en los que
pasarían a formar parte de inmensos basurales que no cuentan con
ningún tipo de tratamiento ambiental. Los compuestos tóxicos que
componen los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos),
tales como mercurio, plomo o retardantes de llama bromados
terminan alterando el agua y el suelo de países pobres.
Cómo se trasladan los residuos electrónicos entre países
Uno de los frenos con los que cuenta el planeta para evitar este
impacto es el Convenio de Basilea, que entró en vigor en 1992 y que
regula el movimiento transfronterizo de residuos peligrosos. Este
tratado internacional, que actualmente se encuentra firmado por 183
países, prohíbe la exportación de desechos peligrosos a naciones en
desarrollo en las que haya razones para creer que los desechos no
serán sometidos a un manejo ambientalmente racional (los basurales,
como supondrás, no son un manejo ambientalmente racional).
Asimismo, un país solo podría exportar sus residuos cuando en su
territorio no dispone de la capacidad técnica ni de los servicios
requeridos o de lugares de eliminación adecuados a fin de eliminar los
desechos de que se trate de manera ambientalmente racional y
eficiente.1
Esto último tiene como objetivo que los países desarrollados se vean
obligados a tratar sus propios residuos peligrosos, ya que
seguramente cuentan con los requisitos mencionados.
Un largo (e ilegal) viaje a África
En Accra, capital de Ghana (África occidental), se ubica el mayor
basural de residuos electrónicos del mundo. Con millones de
computadoras, teléfonos celulares y televisores que llegan anualmente
de varias partes del mundo –y con un cuarto de la población viviendo
bajo la línea de pobreza– extraer las partes valiosas de estos residuos
se convirtió en una forma de vida. Una nube tóxica sobrevuela el
basural, ya que muchos ghaneses queman cables de plástico para
recuperar el valioso cobre.
Agbogbloshie es el nombre de este sitio de disposición de residuos electrónicos de Ghana
Los fabricantes se hacen cargo
Estamos rodeados de artefactos eléctricos (los invito a contar cuántos
hay en sus casas), cuyas vidas son cada vez más cortas. ¿Qué se puede
hacer para revertir la tendencia? En muchos países, se aplica el
concepto de REP (Responsabilidad Extendida de Productor), lo que
significa que los fabricantes deben responsabilizarse por los productos
que venden una vez que estos ya no cumplen con su función. Con ese
propósito, deben diseñar sistemas para que se realice una gestión
ambiental de los mismos. Estos sistemas suelen involucrar sitios para
que los consumidores devuelvan los productos y plantas para el
reciclado de componentes.
Reparar juntos
Todo empezó en 2009, cuando a la holandesa Martine Postma se le
ocurrió una idea para hacer que la actividad de reparación volviera a
ser normal en la sociedad. La materialización de la idea serían los
cafés o clubes de reparación, en los que se disponen herramientas y
materiales para reparar objetos como aparatos eléctricos, juguetes,
ropas y muebles. Un grupo de voluntarios colabora con los
conocimientos y habilidades necesarios para que la tarea sea posible.
¿Y qué pasa si, para arreglar mi objeto necesito una pieza que no se
puede hallar en ninguna parte? Muchos clubes de reparación cuentan
con impresoras 3D que permiten construir piezas faltantes.
Reparación en marcha. Foto: Club de Reparadores
1 Ley 23.922. Desechos peligrosos. Art. 4 Inc. 9 a). Convenio de Basilea, 1991. Disponible:
<http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/322/norma.htm>.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/322/norma.htm
¿Reciclar? ¿Para qué?
A una cuadra de la casa de Ernesto están construyendo una planta de
separación de residuos secos. La madre, junto a algunos vecinos,
planea realizar una protesta para evitar que se instale. No quieren que
se acumulen residuos en el barrio.
Durante las primeras experiencias de reciclado, la principal
motivación no estuvo relacionada con el cuidado del ambiente, sino
con la pereza. Algunos investigadores afirman que los primeros
recicladores fueron poblaciones de cazadores y recolectores del
período Paleolítico superior, hace unos 13.000 años. Ciertos hallazgos
permitieron estudiar que cuando estas poblaciones necesitaban armar
nuevas herramientas incorporaban partes de otras que se encontraban
en desuso. De esta forma, evitaban desplazarse hacia los sitios de los
que provenía la materia prima (por lo general, piedras y huesos) para
volver a construirlos.
Lo que estas comunidades ya sabían era que los residuos no son tan
“residuos”, sino que lo que desperdicia una persona puede ser un
recurso para otra. Y esto también puede ser aplicado en nuestros días,
con la salvedad de que las cosas se pusieron un poco más complejas
desde el Paleolítico.
Así como sucedía con las herramientas, un envase de plástico del que
nos deshacemos en nuestras casas, si se procesa adecuadamente (¡en el
Paleolítico, no había plantas de reciclaje!), puede transformarse en
materia prima para generar nuevos productos. En otras palabras, los
residuos son “recursos disfrazados”.
Elementos de limpieza fabricados con tapitas de plástico recicladas. Fuente: Fundación
Garraham
El reciclado, entonces, es una forma de aprovechar responsablemente
los recursos del planeta para satisfacer nuestras necesidades. En el
caso del plástico, usar material proveniente de los residuos disminuye
la necesidad del uso del petróleo; en el caso del papel, por su parte,
implica menos presión sobre los bosques de los que proviene la
madera.
A su vez, el uso de materiales provenientes del reciclado significa que
se evitará el uso de energía para la obtención y traslado de la materia
prima desde su sitio de origen (usualmente estos sitios se encuentran
alejados de los grandes centros urbanos en los que hay mayores
niveles de consumo), se usará menos agua y no se afectarán los
ecosistemas de origen.
Una herramienta que nos puede ayudar a estudiar los beneficios del
reciclado es el ACV (Análisis del Ciclo de Vida). Esta herramienta
permite analizar los impactos ambientales de cada una de las etapas
involucradas en la “vida” de un producto, desde el momento en que
se obtuvo la materia prima para fabricarlo hasta el momento de su
disposición final.
Ciclo de vida de un producto sin reciclado y con reciclado
En un sistema en el que no se recicla, se produce un elevado impacto
ambiental en dos etapas: al principio del ciclo de vida de un producto,
ya que se estaríaextrayendo materia prima de forma constante
(árboles de un bosque o metales de un yacimiento, por ejemplo) y al
final, ya que todos los residuos serían llevados a un sitio de
disposición final (por ejemplo, rellenos sanitarios). Estos impactos
disminuyen cuando el reciclado se hace de forma masiva: la mayor
parte de la materia prima proviene de los mismos consumidores y los
sitios de disposición final no reciben tantos residuos.
¿Y todos estos cestos?
El proceso de reciclado requiere del trabajo de todos y se activa en el
momento en el que una persona genera un residuo. Técnicamente, a
esta fase se la conoce como “disposición inicial” y la herramienta con
la que cuentan los generadores son los cestos.
No hay leyes universales sobre cómo deberían ser los cestos que están
en el interior de los hogares, pero la idea es que respeten los tipos de
residuos (o “corrientes” de residuos) en los que el municipio hace la
recolección ya que la modalidad de recolección de residuos suele ser
una decisión de los municipios.
Sin embargo, una de las formas más usuales en que se clasifica a los
residuos es entre secos o reciclables (como plásticos, papeles y
cartones, metales, textiles y vidrio) y húmedos o basura (como restos
de comida, residuos de poda y jardinería, plásticos y papeles sucios).
Muchas ciudades también tienen un servicio de recolección
diferenciada para residuos voluminosos (como heladeras o colchones),
artefactos eléctricos o electrónicos y residuos peligrosos de origen
domiciliario (como pilas o lamparitas).
La separación en origen es fundamental para un reciclado exitoso
Los basurascopistas investigan
Un buen basuroscopista debe saber cómo se tratan los residuos en su ciudad. Para eso, aquí hay
una serie de preguntas que les servirán de guía para la investigación. Los municipios son los
encargados de la gestión de residuos, así que es aconsejable hacerles una visita para resolver las
dudas. Sería ideal hacerlo junto con otros basurascopistas.
¿Hay una recolección diferenciada de residuos?
Si hay una recolección diferenciada, ¿en cuántas corrientes (tipos de residuos) se recolectan
los residuos?
¿Cómo se disponen inicialmente los residuos reciclables? ¿En cestos individuales, en
contenedores, en puntos de entrega específicos?
¿A dónde van los residuos que no se reciclan? ¿Y los que sí?
¿Hay alguna planta de reciclado en tu ciudad? Si existe, ¿quién la maneja? ¿El municipio,
una cooperativa, una empresa? ¿Se puede visitar?
¿Qué sucede en una planta de clasificación de residuos
“secos”?
En una planta de clasificación, los residuos secos ingresan mezclados
para ser clasificados en las diferentes “subcorrientes” que pueden ser
vendidas: papel, plástico, vidrio, metales ferrosos y no ferrosos, y
textiles son algunos de los materiales que se preparan para su
posterior venta.
Los materiales secos (a esta altura ya no se los considera residuos) ingresan a la planta y
son transportados mediante una cinta para que puedan ser clasificados para su venta
El proceso más básico consiste en una cinta de clasificación con
diferentes puestos de trabajo. En cada uno de ellos, un operario se
dedica a tomar un material y depositarlo en un contenedor. Cuando se
junta suficiente cantidad de material, se enfarda y es despachado al
comprador.
Como se trata de obtener la mayor cantidad de dinero por el trabajo,
mientras más preparado esté el material para su uso, mayor valor
tendrá. En el caso del plástico, muchas plantas incluyen un proceso de
triturado o “pelletización” del material. Esto hace que el material sea
más fácil de trasladar (se lleva más peso en menos volumen) y la
industria que lo compra no necesitará realizar este proceso en su
planta.
El material se prepara para la venta. El enfardado ya se puede considerar como una materia
prima para elaborar nuevos productos
El rol de los recuperadores urbanos
En varias ciudades, se pueden ver a personas con carros que juntan
los residuos secos, especialmente papel y cartón. Al final de su
recorrido, el material es llevado a un lugar de acopio y vendido. En
Argentina, a principios del siglo pasado, a estas personas se las llamó
“cirujas”, ya que estaban en los basurales haciendo un trabajo de
separación de residuos tan meticuloso que parecía el de cirujanos. Con
el tiempo, se los fue conociendo como “botelleros” porque el material
residual que mejor se pagaban eran las botellas de vidrio y luego,
cuando el precio del papel era más importante, la sociedad los bautizó
como “cartoneros”.
Actualmente, la mayoría de los recuperadores urbanos (en los últimos
años, se los nombró de esta forma, reconociéndolos como servidores
públicos) se encuentran organizados de alguna forma, como por
ejemplo, en cooperativas, para la organización de la recolección de
residuos secos y, en algunas ciudades, poseen camiones y centros de
clasificación. Como se suele decir “la unión hace la fuerza”.
La imagen más habitual de los recuperadores urbanos está relacionada a su trabajo en la vía
pública, llevando pesadísimos carros con residuos reciclables. En los últimos años, varios
fueron incorporados para trabajar en las cintas de clasificación de las plantas de reciclado.
Fuente: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Cuando reciclar no tiene sentido
El negocio del reciclado funciona, como cualquier otro negocio,
cuando el precio del producto que se vende es mayor a los costos que
implican su producción. Tiene sentido, ¿no les parece?
Por eso, en algunas circunstancias, reciclar no parecería la opción más
recomendable. Por ejemplo, en sitios muy alejados donde el beneficio
de reciclar los residuos es menor al perjuicio de trasladar los residuos
a través de largas distancias. Lo mismo sucede con residuos que se
generan en poca cantidad, ya que ninguna industria va a comprar tan
poca cantidad de materia prima.
Si reciclar no tiene sentido, podemos acudir a las otras dos “R” de la
jerarquía de la gestión de residuos: reducir y reutilizar.
Arte reciclado
Hay quienes ven belleza donde otros solo ven basura. El artista
brasileño Vic Muñiz pudo comprobar que, si se buscaban los
materiales adecuados en el gran relleno sanitario de San Pablo, podría
lograrse algo maravilloso. En conjunto con los recicladores informales
que trabajan allí, juntó la materia prima que le permitió hacer
“pinturas” que trascendieron a su propio material.
“Irma la portadora”, creación que el artista, Vic Muñiz, hizo con residuos
En YouTube, pueden ver “Lixo extraordinario”, el documental sobre el viaje de Vic Muñiz y los
recuperadores en busca de la belleza en la basura.
Un símbolo con historia
Seguramente, ya han visto esta imagen en un montón de lugares: en
los cestos de residuos, en envases y hasta en remeras. El símbolo fue
diseñado por Gary Dean Anderson, un diseñador de Hawái, quien
participó en un concurso cuyo objetivo era diseñar un símbolo que
represente al reciclado de papel. Eso sucedió en 1970, año en que se
celebró el primer “Día de la Tierra”.
Símbolo del reciclaje
El proceso de reciclado empieza antes de la planta
Para lograr un reciclaje exitoso, es necesario que los materiales secos
entren a la planta de reciclado sin ningún tipo de contaminación
(como un papel manchado con aceite) y que no se “filtren” elementos
tóxicos como pinturas o metales pesados (de baterías, por ejemplo).
Este tipo de materiales, que hacen que los residuos ya no sean “secos”,
perjudican el material, razón por la que hay que deshacerse de los
residuos secos que resulten contaminados.
Algunos envases nos informan que pueden ser reciclados
¡Imposibles de reciclar!
Si bien cuando se cuenta con la tecnología adecuada todos los
residuos pueden ser reciclados, hay algunos que todavía no
encuentran su camino en las plantas de clasificación, como los blísters
de medicamentos (que contienen metal y plástico pegados), papel film
(el que se usa para la cocina), hilo dental, máquinas de afeitar (hechas
de metal y plástico), platos rotos o bolsas de red para embalar cítricos.
A toda máquina con la energíade los
residuos
Desde que empezó a entrenar para el equipo de atletismo, Guillermo
está comiendo alimentos más energéticos. “Pensalo de esta forma, tu
cuerpo es como una máquina que necesita el mejor combustible para
tener más fuerza”, le dijo su entrenadora. “Entonces, si tiro la cáscara
de una manzana, ¿estaré tirando combustible?”, piensa Guillermo.
Los residuos tienen energía almacenada en forma química. Y esta
puede ser aprovechada a través de su incineración (combustión
completa en presencia de oxígeno) para generar energía eléctrica. Esta
tecnología, conocida como Waste-to-Energy (de basura a energía),
aprovecha el poder calorífico de los residuos para calentar agua y
espera que, una vez que se transformó en vapor, accione una turbina
conectada a un generador eléctrico. Este proceso es similar al que se
realiza en una planta térmica tradicional.
La combustión es una reacción química de cierta sustancia, llamada combustible, con el oxígeno. A través
de este proceso, se desprende energía en forma de calor y luz.
En una planta térmica de generación eléctrica tradicional, el combustible puede ser gasoil, gas natural o
uranio, entre otros. Pero los residuos también pueden ser usados como combustibles.
Las plantas de Waste-to-Energy pueden ser una alternativa a la gestión
tradicional de residuos, pero requieren un número importante de
consideraciones de cuidado ambiental. Como se van a quemar
residuos, es necesario que haya un control exhaustivo de aquello que
ingresa a la planta; por ejemplo, no podrían entrar residuos con
componentes tóxicos como pilas o lámparas de mercurio. Su
funcionamiento requiere un tren de tratamiento para los gases (óxidos
de nitrógeno), compuestos orgánicos (como las dioxinas y furanos) y
partículas que se producen en la combustión, con controles
permanentes a la salida de la chimenea para asegurar que no se altere
la calidad del aire que respirarán las personas del entorno.
Asimismo, siempre queda una fracción de cenizas por tratar que suele
ser de un diez por ciento en peso del volumen ingresado: si una planta
trata 500 toneladas diariamente, al final del día habrá que tratar unas
50 toneladas de cenizas.
¿Me vende sus residuos?
¿Qué pasaría si un país que depende de la combustión de residuos
para la obtención de energía cada vez genera menos residuos por sus
buenas políticas de reducción? Tal vez será necesario traer residuos de
otros lugares. Eso sucede en Suecia, que cada año importa unas
700.000 toneladas de residuos de otros países para usar como
combustible en sus plantas de Waste-to-Energy.
Respirando energía
Otra forma de obtener energía es a través de la respiración de
microorganismos anaeróbicos, principalmente bacterias. Ustedes no
son organismos anaeróbicos, sino aeróbicos (no se preocupen, no es
necesario saltar), es decir que respiran en un ambiente que tiene
suficiente oxígeno. El producto de su respiración, entonces, es dióxido
de carbono (CO2). Pero los microorganismos anaeróbicos respiran en
un ambiente pobre en oxígeno, por lo que el producto de su
respiración es metano (CH4).
Muchas plantas de biogás están ubicadas en zonas rurales para aprovechar la energía
contenida en los residuos de la agricultura y ganadería
En un reactor de biogás, se alimenta a estos microorganismos con
basura orgánica. Y, como cualquier ser vivo, respiran en el proceso.
Este procedimiento, muy usado en la agricultura y la ganadería,
permite disminuir los residuos orgánicos, a la vez que el gas generado
se capta y canaliza para aprovechar su poder calorífico. El agua y los
sólidos que también se obtienen en el proceso tienen un alto valor en
nutrientes, por lo que se pueden usar como abono.
Esquema de una planta de biogás
Una dieta equilibrada (para bajar kilos de
residuos)
Valentina hoy fue de excursión con la escuela a un relleno sanitario y
todavía no puede salir de su asombro. Sigue mirando las fotos que
Facundo le pidió que sacara y todavía no logra creer que una ciudad
genere todos esos residuos. Luego de investigar un poco, se propone
seguir la dieta de las cuatro “R”. No quiere que esa montaña de
basura siga creciendo.
Preguntas que se hacen los “Einsteins” actuales
¿Y si el embalaje lo llevara yo?
En los últimos años, se abrieron muchos supermercados que venden sus productos “a granel”, sin
proveer ningún tipo de envase descartable. Los consumidores fraccionan la cantidad del producto que
deseen en los contenedores que ellos mismos deben llevar, ya sea bolsas de tela, botellas de vidrio o
frascos.
Un almacén “basura cero”
Muchas de las cosas que va a hacer Valentina dependerán
directamente de ella, como no comprar cosas innecesarias o realizar
una buena clasificación de residuos en su casa. Por suerte, no está
sola: hay un montón de personas que también están pensando en
nuevas maneras de generar menos residuos.
Ciudades sin bolsas de plástico
Hace unas décadas, las bolsas de plástico se transformaron en un
producto tan generalizado que parece que siempre estuvieron entre
nosotros. Son baratas, ocupan muy poco lugar, son livianas pero a la
vez resistentes. Estas características las hicieron exitosas en casi todos
los canales de venta. Pero estas características que le dieron el éxito
terminaron siendo nocivas para el ambiente. Cuando son mal
dispuestas, terminan siendo un gran problema. En las ciudades,
bloquean alcantarillas, las aves y varias especies acuáticas quedan
enredados con ellas e incluso las ingieren.
Se estima que cada minuto se consume un millón de bolsas plásticas en el mundo.
Lo anterior derivó en que muchos países tomaran medidas legales y
económicas para disminuir su uso. Bangladesh fue el primer país en
prohibir las bolsas plásticas de un solo uso. Irlanda tomó el camino
económico: aquellos que deseen llevar sus compras en bolsas de
plástico deben pagar una tasa.
Los changuitos pueden ser un reemplazo para las bolsas de plástico
En algunas ciudades de Argentina, también se han implementado
medidas en contra de las bolsas plásticas. Algunas de ellas son Merlo
(San Luis) y Villa General Belgrano (Córdoba).
En la Ciudad de Buenos Aires, a partir del año 2017, los
supermercados no pueden ofrecer a sus clientes bolsas de plástico de
un solo uso. Para los clientes olvidadizos, queda la opción de comprar
una bolsa de tela o ¡pedir una caja de cartón!
Los basuroscopistas hacen una bolsa con una remera usada
Si quieren tener una bolsa original en unos pocos minutos, solo tienen que ir a su armario y elegir una
remera que ya no se use. Estas son las instrucciones para hacer una bolsa en tres pasos:
Vender, donar e intercambiar
El traspaso de un producto de una persona que lo considera “residuo”
hacia otra persona que lo considera “recurso” es una forma de
extender su ciclo de vida. En la actualidad hasta existen aplicaciones
que permiten hacer esto. Los mercados de segunda mano, tanto
“físicos” como virtuales, permiten que un objeto que ya no tiene
función en tu casa pueda ser vendido a otro que sí le encuentra un
uso.
Interior de una tienda de segunda mano. Fuente: Ejército de Salvación
Hay objetos que se acumulan en los hogares sin que tengan un uso
muy frecuente. Uno de esos casos son las cortadoras de césped. Si una
de cada 50 viviendas dispusiera de una cortadora de césped, en unos
diez años tendría que disponerse de cincuenta cortadoras de césped.
Pero si esas personas pudieran alquilarlas cada vez que alguno de los
cincuenta vecinos necesitara una, serían necesarias menos cortadoras
y, al estar centralizado su uso, resultaría más fácil su mantenimiento.
Rentagoat.com les permite a sus clientes usar cortadoras de césped orgánicas. Se llaman cabras y su
combustible es orgánico… ¡el propio césped!
Pero no se trata solo de cortadoras de césped. La economía
colaborativa se aplica a autos, bicicletas y casas.
Para aquellos que solo necesiten realizar viajes de forma esporádica, hay empresas que
ofrecen la alternativa de alquilar vehículos por poco tiempo en lugar de poseer un automóvil
La economía o el consumocolaborativo es un concepto de negocios que se orienta al alquiler o el
préstamo de bienes.
Diseñar pensando en el ambiente
Cuando un diseñador está bocetando un nuevo producto, por lo
general procura que sea fácil de usar para el consumidor o que resulte
estéticamente atractivo. Sin embargo, hay una disciplina
relativamente nueva que se dedica a pensar productos que sean
respetuosos con el medio ambiente en todo su ciclo de vida: el
ecodiseño.
El ecodiseño les permitirá analizar los objetos que los rodean bajo una nueva mirada y los llevará a
nuevas preguntas. Por ejemplo: ¿por qué cambiamos todo el cepillo de dientes cuando solo se gastan
las cerdas?
Si les interesa “ecodiseñar” un producto, el primer paso puede ser
tomar como referencia uno existente. Una vez que lo elijan, piensen
cómo se puede mejorar para que genere menos residuos. Esta tabla les
servirá de guía:
Estas piezas para armar son de plástico, pero de origen vegetal. Por ello, cuando se hayan
gastado, podrán ser compostadas. Fuente: Ecoinventos
¿La respuesta estará en el cielo?
Hoy a Facundo le toca sacar los residuos nuevamente, solo que ahora
sabe cuál es su destino. Una vez que pierde de vista al camión, se
queda mirando el cielo. “Hay tanto lugar en el universo”, piensa, y se
le ocurre una idea: “¿Por qué no tiramos la basura al espacio?”.
Facundo desconoce que hay varios inconvenientes para llevar la
basura tan lejos.
Primero, es muy caro. Si llevar la basura en camiones y trenes sale
bastante dinero… ¡Imagínense lo que costaría llenar un cohete de
cepillos de dientes usados!
Segundo, aunque no lo crean, ya hay bastante basura en el espacio. Se
estima que unos 500.000 trozos de “escombros” espaciales, tanto
naturales como artificiales ya orbitan alrededor de la Tierra. ¿Para qué
agregar más?
Tercero, si arrojamos al espacio nuestros residuos, estaríamos
perdiendo varios recursos necesarios a futuro. Si arrojáramos, por
ejemplo, todas las latitas de gaseosa que se consumen cada año, el
aluminio sería cada vez más escaso.
Y ahora, ¿qué?
Tal vez, si apunto el basurascopio hacia ustedes, los vea haciéndose
varias preguntas sobre los residuos que no están respondidas en este
libro. ¡Felicitaciones! Ya están en condiciones de usar su propio
basurascopio para observar a su alrededor y tomar medidas para
cambiar aquello que no les gusta. A continuación, hay algunas
propuestas para llevar la “basurascopiocidad” al extremo.
Finalmente, si quieren hacer algo para que este libro no se convierta
en basura, aquí hay varias opciones:
Guárdenlo en la biblioteca como libro de referencia.
¡Sorprendan a sus amigos con datos curiosos sobre la
basura!
Préstenlo a alguien que sepan que está interesado en el
tema.
Dónenlo a una biblioteca.
Nivelen una mesa poniéndolo debajo de una de sus
patas.
Si no les gusta ninguna de estas opciones, ¡recíclenlo!
Si desean contarme qué les pareció el libro, hacerme alguna pregunta
o si hay algo que no entendieron muy bien, pueden escribirme a:
<basurascopio@gmail.com>.
mailto:basurascopio@gmail.com
Si quieren saber más
Publicaciones
Unesco (2002). “Manual de educación para un consumo sostenible”.
Disponible: <https://bit.ly/1s27wIz>.
Escuelas Verdes. GCABA (2011). “Guía de reutilización creativa.
Propuestas didácticas para la resignificación de materiales de descarte
y su reutilización creativa en proyectos educativos”. Disponible:
<https://bit.ly/2Nqfvmq>.
Banco Interamericano de Desarrollo (2015). “Manejo responsable de
los residuos sólidos”, Módulo 6. Disponible: <https://bit.ly/2ON9jkU>.
Páginas web
Mapa interactivo que permite ver el manejo de los residuos
sólidos a escala mundial. Disponible: <http://www.atlas.d-
waste.com/> (en inglés).
Ideas para reducir tu huella alimentaria. Disponible:
<http://www.thinkeatsave.org/es/>.
Ideas e inventos para inspirarte a reducir, reutilizar y reciclar
residuos. Disponible: <http://ecoinventos.com/>.
Documentales (en YouTube)
Comprar, tirar, comprar (Cosima Dannoritzer)
¿Por qué los productos que compramos duran cada vez
menos?
La historia de las cosas (Annie Leonard)
Cuenta los efectos negativos del consumo desmedido de
objetos y qué podemos hacer para pasar de una economía
lineal a una circular.
Bioconstrucción: el guerrero de la basura (Oliver Hodge)
Los residuos se pueden usar para construir hogares.
https://bit.ly/1s27wIz
https://bit.ly/2Nqfvmq
https://bit.ly/2ON9jkU
Océanos de plástico (Sandrine Feydel)
Sobre cómo los océanos se convirtieron en el vertedero de la
humanidad.

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