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PSICOLOGÍA DEL DEPORTE (VOL. III) APLICACIONES 2 Antonio Hernández Mendo (Coordinador) Copyright ©Antonio Hernández Mendo Edita Tulio Guterman (http://www.efdeportes.com) Diseño y Maquetación Miguel Coranti libros@efdeportes.com Foto de Tapa: Antonio Hernández Mendo I.S.B.N. 987-43-5960-9 Buenos Aires, mayo de 2003 Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 53-bis del Código Penal vigente, podrá ser castigado con penas de multa y privación de libertad quien reprodujese o plagiase, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización. Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 4 Relación de Autores Antonio Hernández Mendo. Doctor en Psicología por la Universidad de Santiago de Compostela. Master en Psicología del Deporte por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor Titular de Psicosociología del Deporte en la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga. Ha sido Profesor de Enseñanza Secundaria en el área de Educación Física. Es autor del libro El biofeedback en la rehabilitación de lesiones deportivas (1995). Es coautor con Raúl Ramos Pollán del libro Introducción a la informática aplicada a la Psicología del Deporte (1996). Ha dirigido y dirige varias tesis doctorales y participa en varios proyectos de investigación nacionales e internacionales. mendo@uma.es Alex García Mas. Doctor por la Universidad de las Islas Baleares. Profesor Titular de Psicología del Deporte en esta misma universidad. Director Adjunto de la Revista de Psicología del Deporte. dpsagm0@clust.uib.es Félix Moral Toranzo. Profesor de Psicología Social de la Comunicación de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga. fmoral@uma.es Jesús Roca Hernández. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por el INEF de Madrid. Premio al rendimiento académico de mejor primer ciclo. Master en Gestión y Dirección Deportiva por la Universidad de Málaga. Experto en administración y gestión de instalaciones y entidades deportivas por la Universidad Complutense de Madrid. Diplomado en Fisioterapia y Experto en Terapia Manual Osteopática por la Universidad de Málaga Funcionario de Carrera del Cuerpo Superior Facultativo de la Actividad Física y del Deporte. Responsable de Formación del Instituto Andaluz del Deporte. jroca@ctd.junta-andalucia.es Jesús San Martín García. Doctor en Psicología por la Universidad de Málaga. Profesor titular de Psicosociología del ocio y del turismo en la misma universidad. Es autor del libro Psicosociología del ocio y del turismo (1997). sangar@uma.es Juan Carlos Maestro Arcos. Licenciado en Educación Física por el INEF de Madrid. Master MBA por la Escuela Europea de Negocios. Director de Actividades del Patronato Deportivo Municipal de Benalmádena (Málaga). Autor del libro El camino hacia el Liderazgo. En busca de tu estrella polar (1998). jc.maestro@teleline.es Miguel Ángel García Martín. Doctor en Psicología por la Universidad de Málaga. Codirector del Curso de Expertos en Psicología Comunitaria y profesor de Servicios Sociales en esa misma universidad. mgarcia@uma.es Regino Palmer Aparicio. Licenciado en Psicología. Master en Psicología del Deporte por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor en este mismo master. Responsable de la Consulta Experimental de Psicología Deportiva del Patronato Deportivo Municipal de Coslada (Madrid). Tulio Guterman. Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Director de la revista digital Lecturas: Educación Física y Deportes (http://www.efdeportes.com). Es autor de Informática y deporte (1998). tulio@efdeportes.com / tulio@2vias.com.ar Verónica Morales Sánchez. Profesora de Psicología del Consumo y del Marketing en la Facultad de Psicología y de Psicología del Trabajo en la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad de Málaga. Autora de diversos trabajos en estas áreas. vomorales@uma.es Antonio Hernández Mendo Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 5 Índice 29. PSICOLOGÍA DEL TURISMO DEPORTIVO PAG. 06 Alex García Mas. Universidad de las Islas Baleares. 30. LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE EN EL ÁMBITO MUNICIPAL: UNA EXPERIENCIA PAG. 25 Antonio Hernández Mendo. Universidad de Málaga. Regino Palmer Aparicio. Universidad Autónoma de Madrid. 31. ANÁLISIS PSICOSOCIAL DEL OCIO PAG. 48 Jesús San Martín. Universidad de Málaga 32. ASPECTOS BÁSICOS PARA LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HUMANOS EN LAS ORGANIZACIONES DEPORTIVAS PAG. 69 Verónica Morales Sánchez. Universidad de Málaga Juan Carlos Maestro Arcos. PDM Benálmadena 33. LA CALIDAD EN LA GESTIÓN DE LOS SERVICIOS DEPORTIVOS PAG. 81 Verónica Morales Sánchez. Universidad de Málaga Juan Correal Naranjo. PDM. Benálmadena 34. MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y DEPORTE PAG. 102 Félix Moral Toranzo. Universidad de Málaga 35. LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE EN LA RED PAG. 116 Tulio Guterman. Universidad de Buenos Aires. Director. de Lecturas: Educación Física y Deportes, revista digital 36. ACTIVIDAD FÍSICA Y TERCERA EDAD PAG. 122 Miguel Ángel García Martín. Universidad de Málaga 37. EL DEPORTE EN EL PRESENTE MILENIO PAG. 140 Jesús Roca Hernández. Instituto Andaluz del Deporte Myriam Alvarez Alvarado. Experta en Recursos Humanos Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 6 Capítulo 29 Psicológica del turismo deportivo Alex García Mas Universidad de las Islas Baleares "Uno de los momentos de mayor alborozo en la vida del hombre, creo yo, es el momento de emprender un largo viaje hacia tierras ignotas. Desperezándose, despojándose con un poderoso esfuerzo de todas las trabas que nos impone el Hábito, el plúmbeo peso de la Rutina, el manto de tantas Cuitas y la esclavitud del Hogar, uno vuelve a sentirse mucho más feliz. Fluye la sangre por las venas con el ritmo vivaz de la infancia... Un viaje, de hecho, atrae la Imaginación, a la Memoria y a la Esperanza, las tres Gracias de nuestra esencia moral". -Richard Francis Burton. "First Footsteps in Eastern Africa, 1856"- "El arte de vivir es más como la lucha que como el baile, ya que necesita de una firme y atenta postura frente cualquier suceso sorprendente". -Marco Aurelio. "Meditaciones"- "Mientras que la nieve y el chocolate, mezclados, son el producto nacional de Suiza, el reloj de cuco se inventó con la única finalidad de proporcionar al turista algo sólido que recordar." -Alan Coren, "The Sanity Inspector"- "La regata transcurre durante dos horas. Pero esas dos horas son como casi la historia toda una vida -allí hay felicidad, tristeza, locura- toda esas cosas ocurren durante esas dos horas." -H. Namba. Patrón del Japan 2 (Nippon Challenge) de la Copa Louis Vuitton de desafiantes a la Copa América 1995.- "Una revolucionaria expansión de ciertas industrias, cuyo output consiste no en bienes manufacturados, ni siquiera en servicios ordinarios, sino en experiencias pre-programadas. La industria de la experiencia puede llegar a ser uno de los pilares de la super- industrialización, el verdadero fundamento, de hecho, de una economía post-servicio." -A. Toffler, "El shock del futuro"- "Nadie presta más atención a las cosas que un recién llegado, nadie se fija tanto como el forastero con ganas de descubrir y de saber." -A. Muñoz Molina, El País, 20-XI-96- Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 7 Introducción El objetivo de este capítulo es el poder llegar a responder a la pregunta siguiente: ¿se puedenestablecer con claridad factores psicológicos relacionados con la conducta específica del viajero y del turista? Y -más precisamente- ¿existen factores psicológicos que impliquen directamente el turismo y el deporte? En una de las citas que encabezan este capítulo, Richard Francis Burton (viajero, aventurero, descubridor, escritor y diplomático británico de la segunda mitad del siglo XIX) nos habla de los tres pilares -según él- que hacen del turismo una vivencia única y entroncada con la personalidad del viajero y el turista: imaginación, memoria y esperanza. Estos tres conceptos se hallarán en la base de las explicaciones psicológicas de la conducta del turista. Desde nuestro punto de vista (siguiendo a Donaire, 1993), el turismo contemporáneo -entre el que se halla el deportivo- no es tanto un fenómeno, como una experiencia, un comportamiento o un hábito. De manera más precisa Pearce (1988), denominó a este conjunto de vivencias como el Factor Ulysses, haciendo referencia al peso fundamental de las experiencias del viajero (que justificaron la Odisea) en contraste con el objetivo del viaje, mucho menos rico, sobre todo desde el punto de vista psicológico. Continuando con el objetivo de este trabajo, nos interesa saber si es posible definir factores o procesos psicológicos de la actividad turística relacionada con el deporte. Y -en este caso- intentaremos definirlos el máximo posible, así como - en consecuencia- obtener clasificaciones y tipologías resultantes de las distintas interrelaciones entre las conductas turísticas y deportivas. Este capítulo se ha estructurado en los siguientes epígrafes, de acuerdo con los objetivos propuestos: 1. Historia del turismo deportivo. 1.1. Evolución del deporte 2. Factores psicológicos de los viajeros y turistas en general. 2.1. Motivaciones 2.2. Expectativas 2.3. Toma de decisiones 2.4. Atención y percepción 2.5. Conducta 2.6. Atribuciones 2.7. Memoria 3. Características específicas de los turistas deportivos. 3.1. Factores situacionales 3.1.1. Oferta 3.1.2. Información 3.1.3. Medios, materiales e insta- laciones 3.1.4. Medios de transporte 3.2. Tipos de turistas deportivos 3.2.1. El deportista que necesita viajar 3.2.2. El turista que quiere hacer deporte o actividad física general 3.2.3. El viajero que quiere hacer un deporte especializado 3.2.4. Los viajeros-espectadores, los fans y los hooligans 3.2.5. El visitante de museos deportivos 3.3. Características psicológicas del turista deportivo 4. La política turística deportiva. El caso de las Islas Baleares 5. Conclusiones 1. Historia del turismo deportivo La historia del deporte y la evolución histórica del turismo tienen desarrollos separados y únicamente confluyen cuando se dan simultáneamente una serie de condiciones. La historia común comienza en el momento en que el deporte -por un lado- se establece como actividad diferenciada dentro del tiempo libre y de ocio, y -por el otro- se simultanea con la institucionalización del viaje turístico como otra modalidad o posibilidad más dentro del mismo ámbito de ocio. Hay que hacer una salvedad con el caso de las Olimpíadas. Las Olimpíadas del mundo heleno, desarrollaron una tradición de viaje-deporte, que llegó a estar institucionalizada y que -salvando las muchas distancias- era paralela a la que luego veremos con ocasión de las Olimpíadas de la época moderna. Sin embargo, este movimiento de deportistas y de espectadores que viajaban hasta Olimpia desde distintos lugares de Grecia y de otros países cercanos, no tuvo la misma continuidad en la época romana y desapareció casi totalmente hasta las edades modernas. Antes del siglo XVIII muy pocas personas viajaban por placer: la mayoría del turismo se hacía por negocios, peregrinaciones y otras clases de motivos religiosos o por causa de la educación. Los viajes de recreo en los tiempos de los romanos, en el antiguo Oriente y en la Europa medieval, se limitaban a Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 8 excursiones de un sólo día principalmente -obviamente en distancias cortas- y destinadas a actividades tales como ferias, festivales y por motivos de distracción. Por tanto, había poca demanda continua de alojamiento o de transporte de viajeros que, en cualquier caso, era muchas veces algo primitivo e inseguro. El gasto de ingresos en el turismo de demanda final, comprado para satisfacer motivaciones personales, solamente comenzó a tener algún peso a partir del siglo XVIII, aunque parece estar bien registrado que los viajes por motivos de salud ya se habían iniciado desde hacía mucho tiempo (por ejemplo, y siguiendo en Inglaterra, Samuel Pepys - siglo XVII- menciona en su Diario las visitas de los londinenses a Epsom para tomar aguas medicinales en balnearios). Los dos hechos antes citados, parecen darse por primera vez casi de forma simultánea, a finales del siglo pasado (XIX) y en el mismo lugar: Gran Bretaña. La mayor parte de estos primeros viajeros se corresponden con los provenientes del mundo anglosajón (sobre todo el británico) y europeo al que se añade rápidamente el americano. Se trata de un momento en el que se podría decir que el mundo se divide (desde nuestro interesado punto de vista) entre las partes de las que provienen los viajeros y aquellas propias de los "explorados", que muchas veces se confunde con el mundo colonial. Llevando a cabo un inciso, si hablamos de turismo en general, únicamente se pudo iniciar a la vez que la oferta de transporte en forma de ferrocarriles y barcos de vapor fuera mucho mayor y barata, a la vez que existían ingresos mayores económicos debido a los puestos de trabajo industriales y se habían adquirido unos derechos establecidos -sindicalmente- de vacaciones que les permitían escaparse de los entornos urbanos que muchas veces eran terribles Retornando a los orígenes del turismo deportivo, muchas de las primeras fuentes se corresponden con la literatura británica -más concretamente, inglesa- de viajes del siglo XIX (Sampson, 1996). A los primeros viajes de descubrimientos marítimos siguen los viajes de descubrimientos árticos y antárticos (mucho más relacionados con el ejercicio físico). Esas narraciones pintan emocionantes historias de iniciativas, audacia, resistencia física, y brillante realización en regiones remotas y hostiles para el hombre. Entre todos estos primeros relatos de aventuras polares, el más conmovedor es el Diario de Robert Falcon Scott, cuyas última líneas están trazadas por la mano del moribundo escritor al caer rendido y vencido por la tormenta, el frío y el hielo en su viaje de vuelta del polo Sur. Así pues, se parece coincidir en el origen británico del deporte moderno, que podría perfectamente comenzar con la equitación y el pedestrismo). Además, para su eclosión, parecen haber sido necesarios dos factores especiales (que más adelante denominaremos cuantificación): - La existencia de motivación económica, mediante las apuestas como origen del boxeo, lucha, esgrima, equitación, lo que se traduce en la medición, la observación y la importancia creciente del récord (del "campeón"). - Implantación del cronómetro -la medición al máximo nivel de exigencia- como un factor básico en los deportes: las vueltas al mundo, o las carreras entre Admundsen y Scott para ser los primeros en la Antártida y el Polo Sur. Así pues, se instauran las competiciones de descubrimientos naturalistas y geográficos agotadores (Stanley, Burton y Speke, por ejemplo); se escalan y se descubren las más altas montañas (que concluirán con la coronación del Everest); se descubren y se alcanzan a pie, en trineo o en dirigible los polos Norte y Sur; y se popularizan definitivamente las cacerías africanas. Parece ser fundamental la aparición del primer asociacionismo (nogubernamental, al contrario de lo que ocurrirá en otros países) relacionado con la actividad física (fútbol, 1863; natación, 1869; ciclismo, 1878; atletismo, 1880; esquí, 1903) en Inglaterra seguido por los Estados Unidos (remo, 1872; tenis, 1881). Este asociacionismo derivó rápidamente en el establecimiento de las primeras reglamentaciones competitivas que -en un primer momento- se restringieron al interior de su país de origen, pero que sin pasar mucho tiempo se trasladaron al ámbito anglosajón y por último a la mayor parte de países europeos, iniciándose entonces otra modalidad más regulada y periódica de turismo deportivo. El caso del tenis es paradigmático. Inventado en 1873 por el mayor Wingfield, reglamentado en 1875, cuyo primeros clubs se asocian en 1881, ya posee la primera competición internacional (que se ha mantenido hasta nuestros días) en 1900: la Copa Davis. Simultáneamente, aparecen las primeras regatas regladas transoceánicas (herederas claras de las carreras de los clippers para poder ser los primeros en traer las mercancías más lejanas a los mercados) o la Copa América; y los pioneros de la aviación (que cruzaban el Atlántico, el Indico o luchaban por la Copa Schneider de velocidad) se juntaban con las primeras carreras internacionales de coches o los rallies. Llevando a cabo una extensión del concepto, es imposible entender esta progresión del deporte dentro del ocio y el tiempo libre sin estudiar de qué manera se Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 9 afianzó el "fin de semana", como tiempo libre general y para todo el mundo (Rybczynski, 1991). El siglo XIX representó la privatización creciente y definitiva del ocio por parte de la clase media. Como movimiento paralelo, los cambios en deportes como carreras de caballos, críquet y rugby (en oposición con el fútbol o el boxeo) reflejaron el deseo general por parte de los más ricos de distanciarse incluso en la práctica o el disfrute como espectadores de las clases inferiores. El deporte de la vela -por ejemplo- era perfectamente adecuado para su consumo ostentoso. Era costoso, y, por tanto, exclusivo. Además, el deportista náutico se podría alejar -metafórica y literalmente- de la multitud simplemente navegando: no había necesidad de cercos y tapias. Este movimiento oscilante -de ampliación y selección- se ha venido repitiendo de forma continua a lo largo de la historia respecto de los deportes selectivos y populares. El caso del tenis y del squash o el paddle ilustra perfectamente, en nuestro país y en nuestro tiempo, la existencia de este fenómeno. Incidentalmente, la necesidad de organizar los complicados viajes para tantas personas (especialmente con ocasión de la Exposición Universal de Londres de 1851, en Hyde Park) surgió la primera agencia de viajes integral: la de Thomas Cook Por otra parte, se siembran las semillas de distintos deportes en países "colonizados" o con los que se mantienen relaciones comerciales de dependencia. Es el caso del fútbol en España (Recreativo de Huelva, primer club español, asociado a una explotación minera inglesa en Almadén); el criquet en la India; el hockey sobre hierba en la India (ahora Pakistán y Bangladesh) y el rugby en Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda). Los primeros viajeros y viajeras deportistas pertenecían casi todos a una élite o bien monetaria o científica que tenía mucho tiempo y disponibilidad económica para poder desarrollar este tipo de actividades, que en aquel momento no eran nada sencillas debido a las complicaciones derivadas del propio viaje y de las comunicaciones. Se trataba sobre todo de deportes individuales (o de grupos reducidos) y muy a menudo se hallaban relacionados con el máximo nivel tecnológico de la época. Desde este punto de vista, el factor esencial de difusión mundial del deporte es inseparable del mismo origen que los del turismo: las actividades físico-deportivas de cada época se podrían considerar como un elemento más, exportable e importable, de la oferta del mundo occidental. Y, finalmente, se reinició la competición más grande que obligaba a hacer turismo a los deportistas: las Olimpíadas de la era moderna. Esta competición fue complementada rápidamente por otras con gran poder de convocatoria tanto de participantes extranjeros como de público en el lugar de competición, como podían ser las Copas mundiales de fútbol o los campeonatos de atletismo. Hasta ahora hemos observado este fenómeno desde el punto de vista del deportista, pero se hace del todo punto necesario remarcar que esta evolución en el turismo deportivo va acompañada siempre de algún impacto en la sociedad y la cultura del lugar que lo recibe. No únicamente en los casos que hemos llamado de colonización deportiva, sino sencillamente por el intercambio cultural que se produce. Pearce (1988) incluía este impacto dentro de la más amplia acepción del Factor Ulysses, antes citado. Ampliando en ello, Butler (1990) llegó a denominar a este posible impacto productor de cambios de mayor o menor peso, como Caballo de Troya. Sin ser este el objetivo de esta comunicación (aunque nos parece evidente que es del máximo interés en la actualidad), podemos ejemplificarlo citando algunos casos como el de Nepal (por los escaladores del Himalaya); el de Tarifa (tabla a vela y surf); las comarcas del norte de Catalunya (rafting, piragüismo); las movilizaciones de motoristas coincidentes con los grandes premios de motociclismo (Holanda, Inglaterra o Jerez de la Frontera); o incluso el desierto del Sahara con los rallyes París-Dakar. El caso de Nepal -ejemplar- ha sido exhaustivamente estudiado tanto desde el punto de vista económico como sociológico (Zurick, 1992). 1.1. Evolución del deporte Hasta llegar a nuestros días, la consideración social de los deportes ha sufrido una gran evolución. Desde unos conceptos muy cerrados, se ha pasado a la existencia -post-moderna, podríamos intentar - de conceptos que, si bien son mucho más racionalistas, comparten características de los deportes antiguos (deporte como forma de vida, cultura del cuerpo) coexistiendo en el tiempo y/o en el devenir deportivo de las personas que los practican. Es evidente que hoy en día -tal como se estudia en otras ponencias de este congreso, este concepto de ejercicio físico y deporte tiene mucha más relación con el concepto de tiempo libre y ocio que con otros tradicionalmente relacionados (logro, competición, etc.). Para observar de forma más precisa esta evolución, Brohm (1982) desde un punto de vista clásico, ha mantenido que existen connotaciones socio-culturales que determinan las características de las diferencias ambos deportes: antiguo y moderno: Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 10 Deporte antiguo ü Cultura corporal, orgánica integral ü Sentido religioso y/o cultural ü Ausencia de medidas y registros Deporte moderno ü Rendimiento ü Sentido racionalista ü Medida y registro de los logros De una forma más estricta -aunque paralela- García Ferrando (1990) avanza en el análisis de estas diferencias y propone (a partir de Guttman, 1978) la existencia de seis características que diferencian a los deportes modernos de los deportes de épocas anteriores: ü Secularismo ü Especialización ü Racionalización ü Igualdad y democratización ü Burocratización ü Cuantificación Hoy en día -como se ha indicado anteriormente- difícilmente puede mantenerse de forma totalmente estricta estas distintas separaciones. Más bien, se debería hablar de la existencia de un elevado grado de complementariedad. El deporte espectáculo convive con el deporte de competición (orientado al rendimiento); el deporte reglado lo hace con ejercicio físico orientado al disfrute o a la salud. Asimismo, a la vez que hablamos de complementariedad,también debemos indicar que en la vida -el curriculum- deportiva de cada persona, las distintas modalidades deportivas se pueden ir sucediendo de forma natural, alternándose de acuerdo con los cambios en la capacidad física, de tiempo o de motivación personal. También desde un punto de vista evolutivo, los deportes han ido desligándose paulatinamente -a medida que el desarrollo tecnológico y social lo permitía- de la naturaleza (inicio: bádminton) hasta llegar a crear un microclima peculiar aislado del exterior (pabellones, estadios, humedad, temperatura, luz -podemos indicar aquí la práctica indoor de esquí o tabla a velasurf). Actualmente se produce un retorno a los ámbitos naturales insustituible en muchos deportes y no solamente en los propios de la naturaleza (trekking, vuelo, vela), pero con la inclusión armónica de las tecnologías más modernas. Podemos considerar también que en la actualidad tanto el turismo como el deporte poseen características similares respecto al objetivo. Se corresponderían con la visión premonitoria de Alvin Toffler (1971) que hemos citado a la entrada del trabajo: "Una revolucionaria expansión de ciertas industrias, cuyo output consiste no en bienes manufacturados, ni siquiera en servicios ordinarios, sino en experiencias pre-programadas. La industria de la experiencia puede llegar a ser uno de los pilares de la super-industrialización, el verdadero fundamento, de hecho, de una economía post-servicio." Como extensión del ocio o el tiempo libre, tanto el turismo como el deporte venden experiencias que se puedan recordar. Veremos ahora de qué manera se organizan los procesos psicológicos alrededor (antes, durante y después) de la vivencia turística. 2. Factores psicológicos de los viajeros y turistas en general Vamos a resumir, en este apartado, los principales procesos básicos que se pueden diferenciar y especificar al hablar del turista, para -más adelante- aplicarlos a los turistas deportivos. Desde nuestro punto de vista, hemos de entender esta experiencia como un fenómeno altamente dependiente del factor tiempo. Se trata de un proceso, por lo tanto dinámico, y que sufre una continua evolución y cambio. La experiencia turística tiene un antes, un ahora y un después, que se muerde la cola con el siguiente antes. No es casualidad que toda la vivencia turística esté impregnada del concepto tiempo. El viajar representa una rotura en la distribución del tiempo habitual, e incluso durante el viaje se produce una cierta distorsión de la percepción temporal, tal como veremos más adelante. 2.1. Motivaciones Repasemos, pues, las más importantes motivaciones que pueden empujar a una persona a desplazarse hasta un destino turístico. En ningún momento podemos hablar de una motivación única (aunque exista una categorización) ya que lo que se da es una combinación o multiplicidad de motivos para elegir un destino y viajar. Por un lado existe la progresiva e imparable extensión de la práctica deportiva y de la actividad física dentro del repertorio de actividades vitales cotidianas, como una actividad más. Y, naturalmente, no únicamente deportiva sino también de ejercicio físico y de salud. Algún viajero, entonces, querrá continuar estas actividades habituales y rutinarias en su lugar de viaje, si ello es posible con el menor cambio en las condiciones situacionales posibles. También se da una progresiva confusión entre el tiempo de ocio y libre con el tiempo de vacaciones. Las vacaciones (incluido en ello el turista de playa y sol) han de llenarse de actividades complementarias, de la misma manera que ocurre con el tiempo libre en su lugar de origen. Parece claro así, que una de estas actividades puede ser perfectamente la deportiva. A pesar de ello, estas premisas se deben aplicar al Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 11 porcentaje más elevado (alrededor de un 80% de turistas que vienen y pueden hacer deporte, y no al porcentaje más reducido que viaja con la intención expresa de hacer deporte). Sin embargo, el creciente peso económico y de impacto social de estos turismos alternativos, han hecho que dejen de ser complementarios definitivamente, para pasar a ser considerados como una importante fuente de ingresos, así como del incremento de calidad de la oferta. Hay motivaciones que podemos denominar circunstanciales. Entre ellas podemos hallar el abaratamiento y la popularización de los viajes, que han hecho que aquellas distancias y dificultades de los pioneros se vean reducidas a pequeños problemas de conexiones de vuelos, overbooking o, en su caso más grave, al jet lag, o desfase horario por la rápida traslación a través de más de cuatro husos horarios en dirección este u oeste. Otras son las derivadas de los climas especiales por su bondad o por sus características (sol, nieve, viento). Evidentemente, también se han de considerar los lugares específicos (mar, cuevas, montañas) que pueden servir de foco de atracción o de motivación. Así han nacido destinos especializados (Tarifa, Hawai, Mallorca, Nepal o Canarias, por ejemplo) que sirven asimismo de punto de referencia para las otras ofertas que quieren acercárseles. Hemos dejado para el final una de las motivaciones con más peso específico a la hora de decidir la orientación y el lugar de un destino turístico: la información accesible previa al viaje. Esta información se ha demostrado que tiene dos principales variantes: el marketing directo de boca a oreja que hace que la experiencia previa de un turista pase a otro posible viajero, acompañada de la información general de las agencias de viaje o de los tour-operadores; y la otra, que se demuestra básica en el turismo deportivo (o especializado, como lo pueden ser el turismo cultural o el agroturismo), son las vías de información especializadas (revistas como Scuba, Bike, Trekking, Corricolari, etc.; o clubs derivados del asociacionismo deportivo) que no son usualmente considerados como accesibles por el público general. Desde el punto de vista psicológico clásico, se han propuesto distintas aproximaciones a las motivaciones turísticas (especialmente en el turismo deportivo). En primer lugar (Ross, 1997), ha apreciado en turistas la existencia de motivaciones de logro y de controlabilidad del entorno, que determinan la conducta turística y deportiva en el sitio visitado, así como las relaciones de afiliación con los naturales del lugar visitado. En este sentido, muy recientemente se ha propuesto (Thomas, 1998) que si bien la interacción social no emerge como un motivador de ocio importante, se ha hallado a posteriori como una de las más decisivas variables de satisfacción respecto al tiempo de ocio disfrutado. Dada la poca importancia atribuida clásicamente a esta motivación, puede ser interesante valorarla más a partir de ahora en las investigaciones acerca de las causas de optar por un tipo u otro de viaje y de destino turístico. Por último, y antes de entrar en la especificación de motivaciones, también se ha propuesto la existencia de agrupaciones de motivos para realizar el viaje deportivo, que difieren entre ellos fundamentalmente en cuanto a los patrones de reservas de viaje, las preferencias de hospedaje y de actividades escogidas así como los destinos visitados. Estas cuatro agrupaciones, o clusters, de motivos son los siguientes (Loker-Murphy, 1996): 1. Búsqueda de escape de la actividad cotidiana y de relax. 2. Búsqueda de excitaciones o de afiliaciones sociales. 3. Auto-realizadores. 4. Buscadores de logro, o de objetivos relacionados con el control del ambiente. Desde otro punto de vista, mucho más adaptado a la realidad de las actividades turísticas y deportivas, podríamos decir que cada turista deportivo (específicamente) posee un perfil motivacional formado por la combinación -en mayoro menor medida- de las siguientes motivaciones: ü Disfrute, placer (Tanto nuevo como continuación de su hábito. También es válida esta motivación para los espectadores de eventos deportivos). ü Rendimiento (Obtener un objetivo propio de del deporte). ü Formación (Aprender un deporte nuevo, una nueva técnica). ü Salud (Tanto en los aspectos de continuación de los hábitos de promoción de la salud que se poseen en el lugar de origen (véase T. Blasco, 1994), como una actividad específica -nueva o distinta- dirigida a promoción de la salud que solamente se puede obtener en el destino). A partir de estas motivaciones se generan las expectativas, que son el siguiente paso considerado secuencialmente en el proceso del viaje. Desde otro punto de vista, el de la oferta turística, se obtuvieron muy pronto datos acerca de los Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 12 motivos de los viajeros para optar por un destino en contraposición con otro. Así, se acuñaron muy pronto los conceptos de deseo de sol (sunlust) y deseo de ver mundo (wanderlust) (Gray, 1970) para hacer una distinción entre aquellas personas cuyo objetivo principal es escaparse -en el primer caso- y relajarse, con frecuencia a una playa con sol (en medios de nuestro país hablamos de turismo de sol y playa), y de aquellas personas que pueden sentirse atraídas -en el segundo caso- por destinos que ofrecen nuevos entornos o nuevas experiencias. Ya se apreciaba que en este último caso, los productos turísticos que se demandan son más específicos que en el primer caso y los factores que afectan la demanda son bastante distintos. Así, para definir el producto (la oferta), se hablaba del concepto de segmentación. No todos los turistas son homogéneos, no piden ni esperan lo mismo. Desde el punto de vista de la industria turística, existen dos principales razones para estudiar la segmentación de los tipos de turistas (Katona, 1975): 1. Como razón fundamental para realizar un marketing diferenciado (publicidad, oferta) 2. Para examinar las limitaciones y contribuciones económicas cambiantes y formular una política basada en una economía del comportamiento Por tanto, el método de segmentación puede ser muy importante, pero fundamentalmente en función de que permita conclusiones útiles para el marketing y la economía. Por ejemplo, que proporciones tipos o clases de turistas relativamente homogéneas internamente respecto a los factores económicos, junto con una diferenciación clara entre las clases. Bull (1994) establece tres vías de obtención de esta segmentación: 1. Segmentación según el motivo del viaje El punto principal es el objetivo que motiva la compra del viaje. Se diferencia en primer lugar entre viajes que constituyen demanda final (vacaciones, salud), y los que constituyen demanda derivada (una demanda de servicios relacionada con otros objetivos: negocios, estudios, deporte). Recordemos aquí los conceptos de sol y playa, relacionados con los motivos alternativos (culturales, deportivos, etc.). 2. Segmentación "psicográfica" Desde los estudios de marketing turístico se ha venido desarrollando una verdadera teoría de algunos rasgos psicológicos relacionados con el compor- tamiento turístico. Se ha venido hablando de estilos de vida (que se denominan algunas veces como actividades, intereses y opiniones, AIO). Posteriormente, se vinculan estas AIO a las motivaciones para adquirir determinados bienes y servicios (Van Raijj, 1986). Avanzando un poco más, se identificaron (Plog, 1987) una serie de rasgos que podrían ser bastante relevantes en este aspecto: ü Audacia: grado de riesgo que quieren los turistas ü Hedonismo: grado de comodidad que se desea en el viaje ü Variabilidad: alcance de la impulsividad y búsqueda de algo nuevo de los turistas ü Dogmatismo: grado de imposibilidad para convencer a un turista de que cambie de idea ü Intelectualismo: grado de cultura que desean los turistas Se desarrollaron cuestionarios e instrumentos de medida para poder dividir a los turistas en tipos, situándolos sobre una escala. Por lo tanto, se considera que los rasgos influyen en las características de compra. Precisamente se desarrolló un modelo, denominado cognitivo-normativo (Plog, 1972) que puede tener directa incidencia en la comprensión de las motivaciones deportivas de los turistas, ya que se basaba en el primero de los rasgos anteriormente citados: la audacia, considerada como un continuo en el que se situaba cada uno de los turistas: A. Alocéntrico: muy audaz Posibilidades de conducta: Realiza sus propios planes de viaje; visita destinos remotos; necesita instalaciones especiales; aprende la cultura local; se integra con los locales; practica deportes de riesgo. B. Mesocéntrico: deseoso de explorar, pero con alguna comodidades Posibilidades de conducta: Usa los distribuidores de viaje para conformar su propio paquete, a lugares reconocidos turísticamente; agroturismo; se adapta a las instalaciones existentes; equilibra novedad con comodidades; continúa la práctica de su deporte, aunque está abierto a nuevas prácticas. C. Psicocéntrico: le disgusta lo no conocido o arriesgado Posibilidades de conducta: usa viajes organizados; viaja colectivamente; quiere repetir lo más exactamente posible su práctica deportiva o de ejercicio físico; busca destinos cultural y socialmente parecidos al suyo. La aplicación de este modelo concluía con la consideración que los tipos de turista A, B y C no solamente adquirirán (o desearán) distintos productos turísticos, sino que se enfrentarán con distintas condiciones de oferta, responderán de forma distinta a los cambios económico, y sus visitas tendrán impactos muy distintos en las economías de los destinos turísticos. Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 13 3. La segmentación interactiva Este concepto permite entender que -a pesar de haberle destinado bastantes investigaciones- el aspecto psicográfico (en sus términos) no haya sido nunca fundamental a la hora de elaborar políticas estratégicas y/o concretas turísticas. La segmentación interactiva se refiere al estudio de los distintos tipos de efectos en el destino turístico. Se puede considerar que una única área de destino sea atractiva para todos los tipos anteriores, pero en realidad deberemos hablar de destino principal y áreas complementarias (en el espacio o en el tiempo). En el campo deportivo, difícilmente podremos hallarnos con el turismo masivo, y deberemos hablar de élite, explorador, individual como principal característica interactiva. Existen salvedades, en destinos preferentemente deportivos (Nepal, Tarifa, como ya se han citado), pero su peso de impacto interactivo se limita a zonas y casos muy concretos. 2.2. Expectativas Todo pro-viajero se forma una imagen mental más o menos precisa de lo que ha de constituir su viaje antes de salir (Pearce, 1988). Esta imagen, o representación mental, se forma a partir de múltiples fuentes, aunque según el distinto perfil del turista estas fuentes de información reciben una distinta ponderación respecto a su credibilidad. Así, como se ha indicado antes, el origen más común de esas imágenes son las comunicaciones personales, es decir, la transmisión personal de las experiencias vividas; en segundo lugar, se hallan las campañas de marketing y por último encontramos un conjunto de distintas fuentes (libros, cine, revistas) que contribuyen a crear sobre todo una imagen más personalizada y menos dependiente (en ese momento de consolidación) de las informaciones exteriores, que es, por lo tanto, mucho más difícil de controlar. Estas expectativas (junto con su intensidad, claridad o definición) marcarán muchísimo el desarrollo de las siguientes fases del viaje, como veremos más adelanteAsimismo, las expectativas previas se han de poner en relación con otro componente decisivo: su amplitud. Tal como se ha dicho antes, la idea esperada acerca del viaje puede ser muy definida o serlo poco; puede ser muy intensa o poco; o bien hallarse sólidamente fundamentada en ideas muy claras y nítidas, o bien en una idea vaga y difusa de pasarlo bien. En consecuencia, podemos hablar de dos tipos básicos de expectativas: amplias y reducidas. Las expectativas amplias son más difusas, responden a un deseo general, se hallan fundadas en informaciones generales y predisponen al viajero para recibir experiencias de muy distintas categorías e intensidades. Al contrario, las expectativas reducidas son mucho más nítidas, responden a un deseo específico (incluso idealizado), y se hallan fundamentadas en informaciones determinadas y específicas que predisponen al viajero a recibir experiencias de categorías muy definidas. Naturalmente, se pueden dar situaciones intermedias así como combinaciones de ellas, aunque a la hora de analizar esta conducta tendremos que tener en cuenta la existencia de estos dos patrones. Asimismo, parece bastante claro ahora que pueden existir componentes psicológicos estables que pueden determinar que un viajero tenga un tipo u otro de expectativas. Recientemente se ha hablado de la existencia de estilos cognitivos (dependencia o independencia de campo) en relación con estas expectativas. De esta manera (y buscando un caso extremo), los turistas que buscan hacer durante sus vacaciones deportes de aventura no harían sino desarrollar una vertiente más de su conducta habitual de "buscadores de sensaciones". Conviene combinar estos dos grandes tipos de expectativas con las características motivacionales que hemos estudiado previamente, a fin de precisarlas más. 2.3. Toma de decisiones En este proceso se sitúa la clave de la opción o elección que cada turista lleva a cabo entre distintos destinos turísticos (Sirakaya et al, 1996). Dentro de este proceso, se puede establecer una división fundamental si se atiene a la forma de llevar a cabo esa toma de decisiones. Así, podemos hablar de una toma de decisiones convergente o divergente según la modalidad cognitiva. En el primero de los casos, estamos hablando de un proceso que tiene mucha similitud con la solución de problemas. Se trata de llegar a una decisión fundamentada en datos y organizada mediante la consideración de distintas opciones sucesivas, hasta que se llega a una conclusión final. Para tomar una decisión de este tipo respecto al viaje, se posee mucha información previa (de fuentes creíbles), se contrapesan los beneficios y riesgos, y -normalmente- existe una demanda importante de organización. En el segundo de los casos, se trata de una toma de decisiones con componentes fundamentalmente impulsivos. Los destinos no se deciden con una gran antelación, ni existe un sistema organizado de elección de destino. La información básica puede ser de muy distintas fuentes, y de distinta credibilidad. Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 14 Sin embargo, este factor no siempre parece hallarse correlacionado con una determinada motivaciones, así como tampoco parece que la forma de tomar la decisión de viajar esté totalmente relacionada con la generación de algún tipo específico de -como hemos visto- expectativas, amplias, o reducidas. 2.4. Atención y percepción Una vez repasados los factores psicológicos que se hallan antes del viaje, podemos tratar aquellos que se dan durante el viaje. Debemos comenzar con los cambios atencionales y de percepción que se producen cuando el viajero sale de su entorno habitual. Estos cambios se dan normalmente, y se superponen sobre el patrón habitual de conducta de cada persona. Podemos decir que se dan los siguientes cambios: ü Aumento del nivel de atención (que podrá focalizarse o ser global según el perfil previo del viajero) ü Los viajeros se dan cuenta de cosas (monumentos, situaciones, personas) que en el lugar de origen no merecen atención ü Se da una considerable fragmentación de las coordenadas del espacio-tiempo en las que se mueve el viajero, también extensible a los contactos personales ü Se espera que haya una nueva distribución del tiempo, distinta de la del lugar de origen ü Se ha de construir un nuevo mapa cognitivo con las pocas pistas de las que se dispone en los primeros momentos del viaje, que son aquellas que han llamado más la atención (las más novedosas, extrañas o llamativas, normalmente) ü Aumenta la sensibilidad frente a las pautas o programaciones que se pueda hallar en el lugar a donde se viaja A estos cambios se les han de añadir la existencia de alteraciones debidas al cambio de hábitos básicos: comida, sueño y residencia. Todo ello constituye un conjunto que predispone a que las vivencias turísticas tengan una calidad distinta de las que se realizan habitualmente, y que la percepción que se lleva a cabo de ellas sea diferente y se procese de una forma asimismo distinta. 2.5. Conducta La conducta del viajero se ha de considerar como la consecuencia del desarrollo y la continua interrelación entre la realidad física del viaje con las expectativas (que se van repasando continuamente) y con el tipo de viajero. En el caso que nos ocupa, este proceso justificará -junto con las motivaciones- la mayor parte de división entre tipos de turistas deportivos que se puedan llevar a cabo. El comportamiento dará razón de cuál de los dos componentes -turismo o deporte- es el que prima sobre el otro, sobre todo si queremos tener en cuenta que una característica comportamental (actividad o pasividad, respecto a la actividad física o deportiva) será una de las más importantes diferenciaciones a realizar. También nos hemos de dar cuenta de que es el momento ideal para llevar a cabo las observaciones y registros que nos puedan permitir el estudiar correctamente los datos conductuales (en el campo) y obtener información que nos permita contrastar las expectativas (declaradas) y las atribuciones posteriores (tal como veremos) con la realidad del viaje y de las opciones que el viajero vaya llevando a cabo (itinerarios, deportes, compras, visitas) a lo largo del ciclo del viaje. Por último, resulta interesante (Tabla 1) el observar cuáles son las claves conductuales y cognitivas que poseen aquellas personas que han cambiado de lugar de residencia, y que consiguen una buena adaptación desde el punto de vista socio-laboral (Blasco, 1994). Tabla 1. Factores clave respecto al éxito en el extranjero Factor % de éxito Adaptabilidad transcultural 34.7 Habilidades técnicas (trabajo) 22.2 Estabilidad personal o familiar 16.2 Planificación y apoyo a la ocupación 5.4 Entusiasmo 3.1 Habilidades sociales e interpersonales 3.1 Habilidades lingüísticas 1.8 Espíritu de aventura 1.8 Habilidades de comunicación 1.8 Otros 1.8 Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 15 Si bien directamente no está relacionado esto con todos los tipos de turistas deportivos, si que puede ofrecernos alguna reflexión relevante en nuestro campo. Como era de esperar, el viajero-deportivo que busque consolidar su actividad en un destino determinado, se hallará muy bajo en la escala del "espíritu de aventura", y en cambio necesitará de un elevado nivel de adaptabilidad transcultural junto con su habilidad técnica (deportiva, en este caso). Así, últimamente se ha desarrollado en este campo una serie de investigaciones que apoyan la idea de que la “colisión” o la “congruencia” de normas de comportamiento entre los visitantes y las propias de los lugares que se visitan, se traduce en un determinado nivel de adaptación a las circunstancias específicasde la actividad y del lugar que el turista está visitando (Vaske, J.J. et al, 1996; Manning et al, 1996). 2.6. Atribuciones No queremos aquí entrar en un estudio pormenorizado acerca de los mecanismos atribucionales en la experiencia turística, aunque es un campo de estudio aún abierto y de un gran peso respecto a la valoración de este fenómeno. Al final del ciclo de viaje -y justo antes de convertirse en un recuerdo- el turista pasará cuentas y: contrastará sus expectativas con la realidad que ha vivido durante el viaje y mientras realizaba las actividades que ha desarrollado como es el caso de las deportivas. Existen dos formas básicas de llevar a cabo este ejercicio: en primer lugar, comparando continuamente al largo del viaje; o bien, hacerlo al final, en forma de pasada de cuentas, tal como hemos dicho. La primera forma implica un nivel más elevado de falibilidad, ya que existen más motivos de insatisfacción y decepción, mientras que al final se ha de comparar con la memoria del viaje, no con la realidad. De todas maneras, ambas implican igualmente un componente aun no muy bien estudiado de autorrealización, que se habrá de poner en relación con el grado de compromiso de la persona con su papel de viajero. Se debe hacer una aclaración previa. Los turistas son en general de dos tipos distintos respecto a las atribuciones que llevan a cabo de manera general, como cualquier otra persona en otras situaciones: internos y externos. Los primeros, grosso modo, atribuyen (echan la culpa o creen que es la causa) a ellos mismos y a sus decisiones los éxitos o fracasos (buenos o malos); por otro lado, el segundo tipo lo hace más dirigido a las circunstancias externas (hoteles, el clima, monitores o las instituciones). Por encima de esta tipología se han de situar el resto de mecanismos que ahora veremos. Normalmente, las expectativas amplias son mucho más difíciles de decepcionar, sobre todo cuando son muy abiertas y lo que se busca son sensaciones nuevas; en cambio, cuando son muy reducidas, estrechas o focalizadas, son más fácilmente insatisfechas si la realidad hallada no se ajusta a la expectativa previa. Este último caso se corresponde con el turismo especializado (en nuestro caso, el deportivo), mientras que el otro se corresponde mucho más con el de turismo general. Este proceso es muy importante, ya que de su resolución dependerá mucho la valoración final del viaje y, por tanto, de la continuación de la cadena mediante el funcionamiento ya anotado de boca-oreja o volviendo de nuevo al mismo lugar de vacaciones. 2.7. Memoria Siendo coherentes con lo que hemos viniendo desarrollando hasta aquí, el final del círculo que representa la experiencia del viaje se halla en la memoria. Como todos los recuerdos, los que corresponden con un viaje, se ven modulados por una multiplicidad de factores, que son -evidentemente- comunes a cualquier otro recuerdo. Así, hemos de tener en cuenta se ha de hacer mención a algunos mecanismos de memoria que también intervienen aquí. Existen respuestas emocionales (según el contraste expectativas-realidad) que tienen mucho peso en la consolidación de recuerdos; se ha de estudiar más a fondo el hecho del viaje en grupo (conformismo, líder, relevancia del guía, etc); y -finalmente- se ha de valorar el peso del factor económico respecto a los resultados obtenidos, tanto subjetiva como objetivamente. Sin embargo, el mecanismo de memoria que se da con más frecuencia en los turistas es el del recuerdo nuclear. El turista irá formando a posteriori una idea reducida y nuclear simple que resumirá cognitiva y emotivamente su viaje. Es importante comprender que no únicamente estamos hablando de recuerdos, sino de una elaboración -una destilación, que no solamente suma sino que sombrea- de las experiencias vividas, pero que quedan como lo real. Con posterioridad al viaje -incluso muchos años después- bastará con la evocación física (algún gadget, una medalla, o una fotografía) o mental de un recuerdo único para que acuda a la memoria -se evoque- una ristra de recuerdos y de sensaciones que representarán el resumen del viaje, y que serán difícilmente transferibles, incluso para los compañeros de viaje, ya Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 16 que su selección de recuerdos será fundamentalmente distinta. De este factor de memoria, y de los que anteriormente hemos estudiado respecto a las atribuciones, dependerá casi totalmente la valoración final del viaje y el hecho -decisivo, desde le punto de la industria turística- de que un turista repita o cambie de destino a la hora de elegir el lugar de vacaciones o de práctica de su deporte. De alguna forma, cuando el viaje ha sido compartido por un grupo, se lleva a cabo un proceso que se ha dado en llamar "memoria colectiva", en relativa oposición a la relación exclusivamente factual de las experiencias vividas durante el viaje (Blanco, 1997). En sus palabras: "a) la memoria colectiva es una corriente de pensamiento continuo, natural y ligada a la vida de un grupo, mientras que la historia es una corriente de pensamiento artificial que obedece a una esquematización de corte didáctico (en nuestro caso de lo turístico: la contraposición entre experiencias subjetivas y el repaso a la "guía" del lugar visitado); b) la memoria colectiva se sitúa dentro del grupo, mientras que la historia se ubica fuera de él; c) los límites de la memoria colectiva son lábiles e irregulares, los de la historia suelen estar claramente fijados; d) la memoria colectiva es amplia y diversa mientras que la historia es mucho más monocorde; e) la memoria colectiva se sustenta sobre las tradiciones y la historia lo hace sobre los hechos y los sucesos; f) la memoria colectiva es el grupo visto desde dentro, la historia es el grupo visto desde fuera" (Blanco, 1997, pp.93-94). Esta memoria colectiva, sería un claro producto de la intersubjetividad, una de las consecuencias de la capacidad del hombre para la interacción y la comunicación: una puesta en común de códigos previos a otra comunicación distinta. Incluso (Stoetzel, 1966) se han propuesto tres leyes que precederían a la existencia de esta memoria colectiva: a) ley de concentración, que da cuenta de la tendencia a ubicar en un mismo lugar hechos o acontecimientos que apenas tienen entre ellos relación directa; 2) ley de parcelamiento, en virtud de la cual los recuerdos se fragmentan y acaban por ubicarse en lugares distintos; y 3) ley de dualidad, por medio de la cual el grupo acepta sin excesivos problemas dos localizaciones distintas para un mismo hecho ocurrido durante el viaje. Actualmente se prefiere usar el término “experiencia” para acotar aquellos sucesos, atribuciones y recuerdos que -extraídos del período de tiempo vacacional- conformarán ese núcleo recordable (Botterill, 1996). 3. Características del turista deportivo El punto de partida que hemos elegido es el interaccional. Es decir, analizaremos tanto los factores de la situación como los psicológicos, así como el resultado de su interacción. Por ello, iniciaremos este apartado con los factores situacionales -propios del medio- para pasar después a las características y tipos de turistas deportivos. 3.1. Factores situacionales Ahora vemos a estudiar un conjunto de características propias de los turistas-deportistas, incidiendo fundamentalmente en los elementos comunes frente las posibles especificaciones. Aunque ahora no repararemos demasiado en las sucesivas distinciones que ya hemos llevado a cabo (expectativas, atención- percepción, conducta, atribuciones, memoria o tipología). Lo que presentaremos ahora es una colección de rasgos generales que se transformarían en específicos al combinarlos con los factores citados en los casos específicos. 3.1.1. Oferta Aunque se quieraprofundizar en el concepto de segmentación del mercado, las necesidades de la industria turística producen una oferta limitada. El viajero se ha de adaptar a la oferta y pasa bastante tiempo hasta que la oferta turística se adapta a las necesidades deportivas tanto generales como específicas. Por lo tanto, tanto en el proceso motivacional como en la toma de decisiones acerca del destino, influye de manera decisiva en el terreno deportivo. Este aspecto llega hasta involucrar a las instituciones, ya que, por ejemplo en las Islas Baleares se acaba de aprobar la Ley del Deporte Balear (Ley 3/1995, de 21 de febrero de 1995) en la que se introduce primera la consideración del turista o viajero temporal como sujeto de pleno derecho al disfrute de las infraestructuras deportivas de la comunidad. En su artículo 3.2 se expone explícitamente: "Todas las personas que, temporalmente, residan en la Comunidad Autónoma de las Ilas Baleares tienen derecho a la práctica del deporte". Esto implica que se ha tenido que ampliar drásticamente la capacidad de oferta para complementar la exclusivamente hostelera. Pero no únicamente en el campo estrictamente de materiales o instalaciones, sino que se han producido cambios en los perfiles de los profesionales que trabajan en la industria hotelera en el campo deportivo. De hecho, el concepto de oferta actual no se limita -como antes ocurría- a las instalaciones o el clima, sino que incluye elementos tales como: Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 17 ü Personal especializado (desde monitores de tiempo libre, hasta profesores altamente cualificados, de alto rendimiento, o, en casos muy específicos, capacitados para la expedición de títulos deportivos homologables en el país de origen del turista. ü Alta especialización en los servicios (talleres y mecánicos para las bicicletas, dietistas, instalaciones específicas -piscinas, gimnasios- o los servicios médicos). ü Existencia de paquetes integrados deporte- hostelería-medio de transporte. En nuestro medio, el caso ejemplar son los stages de los equipos de fútbol (durante el invierno europeo); el trekking o el golf. 3.1.2. Información Los canales de información previa no siempre son los mismos para cada tipo de turista. Los turistas específicos (como los deportivos) usan vías más restringidas y más relacionadas con el deporte que con el destino. Desde el recabar información acerca de las instalaciones deportivas del destino, hasta el extremo del turista que viaja para hacer un deporte y que elige el destino en función de la información deportiva. Además del papel que juegan las asociaciones deportivas (o federaciones) y su información interna, las revistas especializadas tienen con mucho el peso más importante en la toma de decisiones. Entre la información contenida en revistas tales como Scuba (submarinismo); Trekking (senderismo); Corricolari (carrera); Bike (ciclismo); Skipper (vela), entre otras muchas, se halla indefectiblemente una relación de destinos turísticos citados por su interés deportivo, ecológico, económico o de moda. Son informaciones específicas, no generales, y que se dirigen a un público que normalmente ya practica esos deportes en su lugar de residencia habitual. De forma complementaria, la red global de comunicaciones actual (televisión, Internet) ha roto muchísimas fronteras también en el mundo turístico. Hoy son mucho más accesibles modelos de práctica deportiva que nos eran muy ajenos hasta hace poco, y -sobre todo- se han descubierto nuevos lugares de destino. Algunos incluso muy cercanos, y otros mucho más lejanos, pero en la actualidad, se puede decir que cualquier lugar es susceptible de ser visitado. O, de llevar a cabo cualquier actividad deportiva posible. Por otra parte, cada vez es más habitual que la oferta de las capacidades del destino respecto a las instalaciones deportivas o de ejercicio físico controlado forme parte habitual de las ofertas (y del marketing publicitario) de turismo general (incluyendo el de sol y playa). 3.1.3. Medios, materiales e instalaciones El contexto deportivo no se halla al margen de este profundo cambio tecnológico que se desarrolla a lo largo del siglo XX y más profundamente en los últimos treinta años. Las empresas que se ocupan de producir artículos y equipamientos utilizan cada vez más las nuevas tecnologías y los nuevos materiales en su proceso industrial y su desarrollo no cabe duda que condiciona la aparición de técnicas específicas o su aplicación en nuevos hábitos y modalidades. Acuña (1994). La aparición de estos nuevos materiales se ha centrado en tres ámbitos principales considerados sobre todo en referencia a su uso en ámbitos turísticos. (Thomas, 1978): ü La indumentaria: la aparición de nuevas fibras textiles sintéticas, con mejores características de protección contra el agua (Gore-tex) o de aislamiento térmico (Thinsulate) que permite importantes innovaciones de uso. ü Los terrenos: El uso de materiales sintéticos como la espuma de polivinilo o la fibra de poliéster, permite la fabricación de suelos deportivos practicables en cualquier época del año y en lugares en los que las superficies naturales no podrían mantenerse (p.e. hierba natural y césped artificial). La investigación en este terreno se dirige sobre todo a la resistencia de la intemperie, al envejecimiento y la abrasión, y a la minimización de accidentes traumatológicos por parte de los practicantes (aspecto que gana importancia cuando los practicantes no son expertos). ü Los materiales: la industria de artículos deportivos (calzado para todo tipo de práctica, velas, pelotas, raquetas, palos de golf, etc.) incorpora los materiales innovadores con mucha más rapidez que otras áreas aplicadas, provenientes de otros sectores, como la aeronáutica y el espacio (Kevlar, Gore-tex, titanio, grafito) que han conducido aun aumento muy importante en su resistencia acompañado de una disminución de peso. Asimismo, en su diseño se han incorporado rápidamente las últimas técnicas provenientes de la biomecánica o el estudio de resistencia de materiales mediante el uso de la informática. Estas innovaciones en los materiales producen efectos a distintos niveles -y el económico no es el menos afectado- dentro del ámbito del turismo deportivo. Necesariamente hemos de destacar los siguientes: Estos medios deportivos de nueva concepción favorecen la popularización de determinadas actividades deportivas, reservadas durante mucho tiempo a élites Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 18 (vela, esquí, tenis, ciclismo, excursionismo, etc.) Y esto se debe a tres factores: en primer lugar, la reducción del precio de los artículos de calidad; en segundo lugar, mayor seguridad en la práctica lo que significa la extensión hasta los noveles; y, finalmente, mayor comodidad en el uso (y en el transporte: era impensable hace unos años viajar fácilmente -en avión- con la bicicleta o los palos de golf) y en la reducción de dificultades de utilización. La más importante es la superación de las condiciones restrictivas impuestas por el clima o la superación geográfica. Por otra parte, se han re-descubierto deportes tradicionales, practicados ahora con las ayudas proporcionadas por las nuevas tecnologías, que han abierto nuevos puntos de contacto entre turismo y cultura. Podemos citar el montañismo o el rango completo de actividades acuáticas. Y, finalmente, esta evolución tecnológica del deporte ha provocado una ampliación del campo deportivo con la creación de nuevas actividades deportivas (o un nuevo desarrollo de algunas antiguas) que están relacionadas la mayoría con la naturaleza por el desafío que supone el dominio de este medio. Este último aspecto tiene mucha importancia en el campo que estudiamos (tablaa vela, montañismo, ciclismo). Por último, también han traído con ellos algunas desventajas. Por ejemplo, los guías más expertos del macizo del Mont Blanc y del Himalaya, frente al último e importante incremento de accidentes mortales en los veranos de 1996, 1997 y 1998 que han ocurrido, comentan que estas modernas tecnologías proporcionan una impresión generalizada de falsa seguridad. Por ejemplo, el contar con teléfonos móviles, celulares o por satélite -dicen- permite a alpinistas aventureros el escalar en condiciones adversas climáticas, seguros de que pueden avisar a los equipos de rescate -vía telefónica- en caso de necesitarlo. Pero ésto solamente ha permitido que su odisea sea conocida "en directo", pero no ha facilitado de ningún modo el acceso de los equipos de ayuda, como tampoco ha prevenido el accidente. 3.1.4. Medios de transporte Se ha producido definitivamente una franca universalización de los intercambios mediante los transportes y los medios de comunicación de masas (fundamentalmente el avión, el tren y el coche). Por ejemplo, sería inviable concebir los eventos internacionales (o los organismos internacionales del deporte) sin la infraestructura que existe hoy en día en materia de transporte acondicionada con la hostelera y de comunicaciones. Los espacios naturales se hallan perfectamente al alcance, casi de la misma manera que los espacios de al lado de casa. Las distancias -sobre todo las cognitivas- se han acortado y no son habitualmente el obstáculo principal a la hora de elegir un destino. Como inciso, es interesante señalar que las antiguas formas de transporte (trenes, barcos) han sufrido una modificación del producto para convertirse, allí donde aún existen, en atracciones turísticas por sí mismas. Existe una cierta similaridad en el terreno deportivo, ya que ocurre a menudo con algunos deportes étnicos, o medios antiguos, que se han conservado en determinados destinos. En el caso de Baleares (concretamente, de la isla de Mallorca), en la actualidad el debate sobre la red viaria parte de un argumento: algunas veces se tarda más en llegar desde el aeropuerto hasta el lugar elegido para jugar un partido de golf -y eventualmente hospedarse- que en volar desde el país de origen hasta Baleares. 3.2. Tipos de turistas deportivos Atendiendo a todas las características que antes hemos podido ver, se pueden establecer una serie de divisiones dentro del concepto de turista deportivo. Parece evidente que la división entre estos tipos se deberá -al menos en parte- en el diferente peso específico de las distintas modalidades existentes en los procesos básicos, con lo que alguno primará sobre los demás y producirá una conducta específica. En la Tabla 2 podemos observar esta división. Tabla 2. Tipos de turistas deportivos CATEGORIA OBJECTIIVO CONDUCTA 1. ACTIVO Act. f ísica o deportiva VACACIONAL totalmente deportiva Act física o deportiva. Medio natural o artificial (ciclismo, golf, vela) Esporádico no regular, no central. Se trata de la continuación del hábito diario (animación deportiva, tenis) Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 19 NO VACACIONAL Viajero ocasional negocios, laboral, congresos (quiere hacer su deporte o actividad física Habitual). Profesionales entrenadores, atletas (stages, instalaciones preparadas, relacionado con el turismo pasivo) VACACIONAL Espectador Eventos deportivos Olimpiadas, Copas Deportes étnicos (medio natural) Hooligans Museos deportivos 2. PASIVO NO VACACIONAL Informador Gestor deportivo Después de haber realizado esta división entre tipos de turistas deportivos, podemos explicar con un poco más de profundidad, algunos de estos tipos, atendiendo a su mayor relevancia. 3.2.1. El deportista que necesita viajar Este viajero viajará para poder practicar deporte y por tanto el viaje será un accidente más, tan habitual como lo pueda ser la competición o los entrenamientos. Características relacionadas serán: el intento de mantener los hábitos de vida los más intocados posible respecto al lugar de origen, tanto aquellos de matiz más plenamente fisiológico (comer, dormir) como los culturales (idioma, prensa) y, naturalmente, las condiciones físicas y de infraestructura para la práctica deportiva que, como constituyen el motivo y única razón de su viaje, se deben dar por supuestas. Y, por lo tanto, emergerán aspectos psicológicos importantes debidos a la dificultad de mantener esta situación: jet lag (o desajuste psicofisiológico por el cambio rápido de las horas del día); dieta; desajustes de atención y concentración. Es muy interesante observar como la industria hotelera ha respondido (tal como lo ha hecho respecto a los otros segmentos que hemos definido) a las demandas de estos deportistas que necesitaban viajar: creando espacios estándar, con los ambientes perfectamente replicados en una ciudad u otra, y que produjeran -por tanto- las mínimas distracciones y permitieran a la vez el habituarse con facilidad. El precio a pagar por esta adecuación, el aburrimiento, se considera menor que el esfuerzo necesario para adaptarse a la situación deportiva y además a la situación de descanso. Un caso especial muy interesante está representado por las bailarinas y gimnastas de la Sección Femenina, que durante la época de posguerra española tuvieron la oportunidad de viajar por España (cuando aún el turismo era casi inexistente) combinando la actividad física con el turismo. (Bosch Ferrer, 1997). 3.2.2. El turista que quiere hacer deporte o actividad física general En este caso nos hallamos con el viajero que no quiere abandonar sus prácticas habituales (de salud, por ejemplo, o simplemente lúdicas) cuando se halla viajando. Por lo tanto, no podrá depender de una oferta al azar sino que deberá encontrar aquella que se adapte más a sus necesidades, aunque la prioridad sea la turística y no la deportiva. En las Islas Baleares se calcula que en el año 1994 se ofertó en un 80% de hoteles "generales" la posibilidad de llevar a cabo ejercicio físico en la misma instalación hotelera, lo que pudo afectar a una población de hasta 3 millones de visitantes. 3.2.3. El viajero que quiere hacer un deporte especializado En este caso, se trata de un turista especializado que se rige por la existencia de una oferta determinada, por el clima, las condiciones del lugar, pero que prioriza la actividad deportiva frente a la turística. Un subtipo de este último sería el formado por los "buscadores de sensaciones" y que el único reflejo que hemos podido estudiar en nuestra comunidad se corresponde con los deportes de la montaña, espeleología, parapente y ala-delta o ultraligeros. Sin embargo, este subtipo se diferencia en cuanto a su perfil previo, pero apenas lo hace en cuanto a las consideraciones tipológicas respecto a los mecanismos propios antes descritos. 3.2.4. Los viajeros-espectadores, los fans y los hooligans Siempre han existido los turistas deportivos que han viajado con la motivación de asistir como espectadores a algún acontecimiento deportivo. ya citamos en las primeras páginas la existencia de viajeros de toda Grecia, Roma y el mediterráneo para asistir a los juegos olímpicos de la antigüedad. Todas las historias del deporte incluyen a los juegos de armas -los torneos y justas, la esgrima- como uno de los motivos que (junto a las ferias celebradas con ocasión de las fiestas religiosas) movilizaban a las personas de un pueblo a otro en los primeros siglos tras la finalización del imperio romano. Un ejemplo que es necesario citar - Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 20 ya en la Edad Media y sobre todo en el Renacimiento- es el de la ciudad italiana de Siena. Esta ciudad se articula en buena parte alrededor (arquitectónicamenteincluso) de su plaza en la que se disputa anualmente la carrera de caballos llamada "Il Palio" (Boullón, 1983). Cada año, entre los días 2 de julio y 16 de agosto, la ciudad congrega a sus habitantes y a los numerosos visitantes en su plaza, construida de forma semicircular en torno a la Torre de Magia, de tal forma que unos (como participantes) y otros (como espectadores) participan de un acontecimiento deportivo único y solamente analizable como "experiencia" turística. La experiencia de un fan futbolístico (por otra parte, perfectamente integrado en su profesión y en su vida "civil") cuya vida se organizaba alrededor de las andanzas de un equipo de la Premier League inglesa resumen perfectamente la trascendencia de esta motivación que le conducía a atravesar cada dos semanas toda Inglaterra (y desplazarse al continente los buenos años): "Los primeros ministros de la nación, por chalados, injustos, o perversos que sean, no tienen el poder de hacerme lo que me puede hacer un entrenador del Arsenal" (Hornby, 1996, pp. 203). En la actualidad, la Copa del Mundo de fútbol (cada cuatro años) tiene una trascendencia turística casi más impactante que el otro gran acontecimiento periódico planetario: las Olimpíadas. Estos dos ciclos cuatrianuales (armonizados) significan el clímax del desplazamiento de masas para asistir como espectadores a eventos deportivos, aunque sean plenamente publicitados y transmitidos a todo el mundo por televisión. Sin embargo, tal vez el ejemplo más clásico (y que además entronca con los orígenes del turismo deportivo) sea el de los "circos" de espectadores que siguen por todo el planeta las competiciones más elitistas de deportes como la Fórmula 1, el Mundial de motociclismo o las carreras de yates transoceánicas. Esta movilización es capaz de colapsar una ciudad de tamaño medio durante unas semanas mientras se llevan a cabo los preparativos, los entrenamientos o la competición propiamente dicha, generando un importante volumen de negocios en marketing asociado al hospedaje. Retomando el caso del fútbol, un caso muy especial de turista deportivo (pasivo, según nuestra clasificación, aunque sea muy activo en otros aspectos) es el del hooligan (o hincha violento), dada la importancia y repercusión social de sus actos. Basándose en el modelo de Kerr (1994), Javaloy (1996) lleva a cabo una importante revisión del concepto desde el punto de vista psicológico. Según el, los hooligans pasan por siete etapas hasta llegar hasta la adición: 1) disposición personal (incapacidad de manejar su estado de humor y arousal); 2) vulnerabilidad a la adicción; 3) Iniciación en la actividad hooligan; 4) Opción por el hooliganismo (participación en algún hecho violento, interacciones gratificantes); 5) Saliencia creciente de la actividad hooligan (reforzamiento de la actividad); 6) Ciclos o episodios repetidos de actividad (incremento de la implicación); y 7) Establecimiento de la adicción (consecución de estatus y planificación de su vida en torno al hooliganismo, adicto a la violencia). La ambigüedad estudiada por parte de los organismos internacionales y los mismos clubs deportivos frente a este fenómeno (entre su condena y desarraigo -por una parte- y su mantenimiento para asegurar un núcleo fanático de aficionados) hace que la supervivencia del turista-deportivo violento parezca asegurada por bastante tiempo. 3.2.4. El visitante de museos deportivos Es interesante recordar aquí la precisión de Urry (1990) acerca de las transformaciones que han sufrido los museos contemporáneos en tres aspectos esenciales. En primer lugar, ha cambiado el sentido de historia, con un franco declive de la historia nacional y oficial, en favor de las historias "alternativas" (locales, sociales, étnicas o etnológicas, industriales, deportivas); en segundo lugar, los museos vivos (como por ejemplo, los interactivos) han reemplazado a los museos muertos, de manera que éstos han perdido su función de coleccionismo y han pasado a ser un medio de comunicación; y, finalmente, existe una relación cambiante entre el museo y otras instituciones sociales; por ejemplo, se ha producido una cierta museización de determinados establecimientos (económicos, comer- ciales). En el caso del deporte esta evolución es muy evidente. A los casos típicos de los Halls of Fame (estados Unidos) del rugby, béisbol y baloncesto, de visita obligatoria dentro de los circuitos vacacionales (sobre todo en las fiestas "oficiales": 4 de julio y Acción de Gracias), debemos necesariamente añadir el caso del Museu del Barça (correspondiente al Fútbol Club Barcelona, y sito en el propio estadio y campo de juego) que es actualmente el mueso más visitado de toda Catalunya. 3.3. Características psicológicas del turista deportivo Salvando el turista general que se ve sujeto a una práctica deportiva complementaria, en la mayor parte de casos nos hallaremos con un turista específico (en mayor o menor grado), lo que nos implicará: ü Un estilo cognitivo restringido. Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 Antonio Hernández Mendo (Coord.) 21 ü Una elevada expectativa de autorrealización e involucración. ü Expectativas definidas, explícitas, preparadas y focalizadas. ü Un elevado nivel esperado de comparaciones (día a día o al final) que pueden fracasar o ser realizadas. ü Por el contrario, un elevado nivel de adherencia al lugar, cuando las expectativas se ven cumplidas correctamente. ü Existencia de determinantes climáticos o rela- cionados con el lugar. ü El resultado de la práctica deportiva o el deporte tiende, o puede ser cuantificado, lo que hace que los mecanismos de comparación y atribución sean ejercidos de manera más poderosa sobre datos objetivos. ü En muchos casos aún se ha de desarrollar correctamente la figura de la práctica deportiva dirigida (personal, titulaciones, infraestructura normativa), juntamente con el resto de factores de la oferta, que determinará de forma decisiva la elección del lugar de viaje. 4. La política turística deportiva. El caso de las Islas Baleares La Comunitat Autònoma de les Illes Balears (CAIB), formada por un archipiélago de cuatro islas mayores: Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, está desarrollando en los últimos años un importante esfuerzo económico y de promoción para incentivar distintas modalidades de turismo deportivo. Este esfuerzo se engloba dentro de una campaña más general que tiene por objetivo lograr la máxima desestacionalización posible y el lograr una estancia menos concentrada en los meses "pico" de verano y más distribuida a lo largo del año. Paralelamente -y esto lo podemos entender así- se ha llevado a cabo una promoción de otros turismos alternativos: agroturismo, turismo cultural, tercera edad, infantil (IBATUR, 1993) que tienen muchos puntos de contacto con el turismo deportivo. Sin embargo, debido al peso que aún -y por muchos años- tiene el turismo de "sol y playa" en la CAIB, no se ha llegado en ningún momento a la concentración de la oferta turística en una imagen exclusiva de turismo deportivo. Y esto se hace por razones importantes, como veremos más adelante. No obstante, otras comunidades autónomas con menos posibilidades de atracción de "sol y playa" sí que lo han hecho así. Concretamente, la campaña de 1996 de promoción turística de la Comunidad Autónoma de Asturias se ha centrado en el turismo deportivo. Y aún más, lo ha hecho usando imágenes de una modalidad que se puede considerar casi de riesgo o de aventura, como es el descenso de ríos en balsa o en canoa. Podría ser un ejemplo claro de promoción en la que se va a ofrecer una posibilidad específica a un colectivo muy bien determinado -como hemos visto- y a partir de ella, ampliar en la medida de lo posible hasta otros colectivos más generales. Es un proceso de aproximación al turismo
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