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PSICOLOGÍA DEL DEPORTE (VOL. III) 
APLICACIONES 2 
Antonio Hernández Mendo 
(Coordinador)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Copyright 
©Antonio Hernández Mendo 
 
 
 
Edita 
Tulio Guterman (http://www.efdeportes.com) 
 
 
Diseño y Maquetación 
 Miguel Coranti 
libros@efdeportes.com 
 
Foto de Tapa: Antonio Hernández Mendo 
 
 
I.S.B.N. 987-43-5960-9 
 
Buenos Aires, mayo de 2003 
 
 
Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto 
en el artículo 53-bis del Código Penal vigente, podrá ser castigado con penas de multa 
y privación de libertad quien reprodujese o plagiase, en todo o en parte, una obra literaria, 
artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización.
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 4
Relación de Autores 
 
Antonio Hernández Mendo. Doctor en Psicología por la Universidad de Santiago de 
Compostela. Master en Psicología del Deporte por la Universidad Autónoma de Madrid. 
Profesor Titular de Psicosociología del Deporte en la Facultad de Psicología de la 
Universidad de Málaga. Ha sido Profesor de Enseñanza Secundaria en el área de 
Educación Física. Es autor del libro El biofeedback en la rehabilitación de lesiones 
deportivas (1995). Es coautor con Raúl Ramos Pollán del libro Introducción a la 
informática aplicada a la Psicología del Deporte (1996). Ha dirigido y dirige varias tesis 
doctorales y participa en varios proyectos de investigación nacionales e internacionales. 
mendo@uma.es 
 
Alex García Mas. Doctor por la Universidad de las Islas Baleares. Profesor Titular de Psicología del Deporte en esta 
misma universidad. Director Adjunto de la Revista de Psicología del Deporte. dpsagm0@clust.uib.es 
 
Félix Moral Toranzo. Profesor de Psicología Social de la Comunicación de la Facultad de Ciencias de la Comunicación 
de la Universidad de Málaga. fmoral@uma.es 
 
Jesús Roca Hernández. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por el INEF de Madrid. Premio al 
rendimiento académico de mejor primer ciclo. Master en Gestión y Dirección Deportiva por la Universidad de Málaga. 
Experto en administración y gestión de instalaciones y entidades deportivas por la Universidad Complutense de Madrid. 
Diplomado en Fisioterapia y Experto en Terapia Manual Osteopática por la Universidad de Málaga Funcionario de 
Carrera del Cuerpo Superior Facultativo de la Actividad Física y del Deporte. Responsable de Formación del Instituto 
Andaluz del Deporte. jroca@ctd.junta-andalucia.es 
 
Jesús San Martín García. Doctor en Psicología por la Universidad de Málaga. Profesor titular de Psicosociología del 
ocio y del turismo en la misma universidad. Es autor del libro Psicosociología del ocio y del turismo (1997). 
sangar@uma.es 
 
Juan Carlos Maestro Arcos. Licenciado en Educación Física por el INEF de Madrid. Master MBA por la Escuela 
Europea de Negocios. Director de Actividades del Patronato Deportivo Municipal de Benalmádena (Málaga). Autor del 
libro El camino hacia el Liderazgo. En busca de tu estrella polar (1998). jc.maestro@teleline.es 
 
Miguel Ángel García Martín. Doctor en Psicología por la Universidad de Málaga. Codirector del Curso de Expertos en 
Psicología Comunitaria y profesor de Servicios Sociales en esa misma universidad. mgarcia@uma.es 
 
Regino Palmer Aparicio. Licenciado en Psicología. Master en Psicología del Deporte por la Universidad Autónoma de 
Madrid. Profesor en este mismo master. Responsable de la Consulta Experimental de Psicología Deportiva del 
Patronato Deportivo Municipal de Coslada (Madrid). 
 
Tulio Guterman. Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Director de la revista digital 
Lecturas: Educación Física y Deportes (http://www.efdeportes.com). Es autor de Informática y deporte (1998). 
tulio@efdeportes.com / tulio@2vias.com.ar 
 
Verónica Morales Sánchez. Profesora de Psicología del Consumo y del Marketing en la Facultad de Psicología y de 
Psicología del Trabajo en la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad de Málaga. Autora de diversos trabajos 
en estas áreas. vomorales@uma.es 
Antonio Hernández Mendo 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
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Índice 
 
29. PSICOLOGÍA DEL TURISMO DEPORTIVO PAG. 06 
 Alex García Mas. Universidad de las Islas Baleares. 
 
30. LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE EN EL ÁMBITO MUNICIPAL: 
 UNA EXPERIENCIA PAG. 25 
 Antonio Hernández Mendo. Universidad de Málaga. 
 Regino Palmer Aparicio. Universidad Autónoma de Madrid. 
 
31. ANÁLISIS PSICOSOCIAL DEL OCIO PAG. 48 
 Jesús San Martín. Universidad de Málaga 
 
32. ASPECTOS BÁSICOS PARA LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS 
 HUMANOS EN LAS ORGANIZACIONES DEPORTIVAS PAG. 69 
 Verónica Morales Sánchez. Universidad de Málaga 
 Juan Carlos Maestro Arcos. PDM Benálmadena 
 
33. LA CALIDAD EN LA GESTIÓN DE LOS SERVICIOS DEPORTIVOS PAG. 81 
 Verónica Morales Sánchez. Universidad de Málaga 
 Juan Correal Naranjo. PDM. Benálmadena 
 
34. MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y DEPORTE PAG. 102 
 Félix Moral Toranzo. Universidad de Málaga 
 
35. LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE EN LA RED PAG. 116 
 Tulio Guterman. 
 Universidad de Buenos Aires. 
 Director. de Lecturas: Educación Física y Deportes, revista digital 
 
36. ACTIVIDAD FÍSICA Y TERCERA EDAD PAG. 122 
 Miguel Ángel García Martín. Universidad de Málaga 
 
37. EL DEPORTE EN EL PRESENTE MILENIO PAG. 140 
 Jesús Roca Hernández. Instituto Andaluz del Deporte 
 Myriam Alvarez Alvarado. Experta en Recursos Humanos 
 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 6
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Capítulo 29 
Psicológica del 
turismo deportivo 
Alex García Mas 
Universidad de las Islas Baleares 
 
"Uno de los momentos de mayor alborozo en la vida del hombre, creo yo, es el momento de emprender un largo viaje hacia tierras ignotas. 
Desperezándose, despojándose con un poderoso esfuerzo de todas las trabas que nos impone el Hábito, el plúmbeo peso de la Rutina, el manto 
de tantas Cuitas y la esclavitud del Hogar, uno vuelve a sentirse mucho más feliz. Fluye la sangre por las venas con el ritmo vivaz de la 
infancia... Un viaje, de hecho, atrae la Imaginación, a la Memoria y a la Esperanza, las tres Gracias de nuestra esencia moral". 
-Richard Francis Burton. "First Footsteps in Eastern Africa, 1856"- 
 
 "El arte de vivir es más como la lucha que como el baile, ya que necesita de una firme y atenta postura frente cualquier suceso 
sorprendente". 
-Marco Aurelio. "Meditaciones"- 
 
 "Mientras que la nieve y el chocolate, mezclados, son el producto nacional de Suiza, el reloj de cuco se inventó con la única finalidad de 
proporcionar al turista algo sólido que recordar." 
-Alan Coren, "The Sanity Inspector"- 
 
 "La regata transcurre durante dos horas. Pero esas dos horas son como casi la historia toda una vida -allí hay felicidad, tristeza, 
locura- toda esas cosas ocurren durante esas dos horas." 
-H. Namba. Patrón del Japan 2 (Nippon Challenge) de la Copa Louis Vuitton de desafiantes a la Copa América 1995.- 
 
 
 "Una revolucionaria expansión de ciertas industrias, cuyo output consiste no en bienes manufacturados, ni siquiera en servicios 
ordinarios, sino en experiencias pre-programadas. La industria de la experiencia puede llegar a ser uno de los pilares de la super-
industrialización, el verdadero fundamento, de hecho, de una economía post-servicio." 
-A. Toffler, "El shock del futuro"- 
 
 "Nadie presta más atención a las cosas que un recién llegado, nadie se fija tanto como el forastero con ganas de descubrir y de saber." 
-A. Muñoz Molina, El País, 20-XI-96-
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
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Introducción 
 
 El objetivo de este capítulo es el poder llegar a 
responder a la pregunta siguiente: ¿se puedenestablecer con claridad factores psicológicos 
relacionados con la conducta específica del viajero y 
del turista? Y -más precisamente- ¿existen factores 
psicológicos que impliquen directamente el turismo y el 
deporte? En una de las citas que encabezan este 
capítulo, Richard Francis Burton (viajero, aventurero, 
descubridor, escritor y diplomático británico de la 
segunda mitad del siglo XIX) nos habla de los tres 
pilares -según él- que hacen del turismo una vivencia 
única y entroncada con la personalidad del viajero y el 
turista: imaginación, memoria y esperanza. Estos tres 
conceptos se hallarán en la base de las explicaciones 
psicológicas de la conducta del turista. Desde nuestro 
punto de vista (siguiendo a Donaire, 1993), el turismo 
contemporáneo -entre el que se halla el deportivo- no 
es tanto un fenómeno, como una experiencia, un 
comportamiento o un hábito. De manera más precisa 
Pearce (1988), denominó a este conjunto de vivencias 
como el Factor Ulysses, haciendo referencia al peso 
fundamental de las experiencias del viajero (que 
justificaron la Odisea) en contraste con el objetivo del 
viaje, mucho menos rico, sobre todo desde el punto de 
vista psicológico. 
 
 Continuando con el objetivo de este trabajo, 
nos interesa saber si es posible definir factores o 
procesos psicológicos de la actividad turística 
relacionada con el deporte. Y -en este caso- 
intentaremos definirlos el máximo posible, así como -
en consecuencia- obtener clasificaciones y tipologías 
resultantes de las distintas interrelaciones entre las 
conductas turísticas y deportivas. 
 
 Este capítulo se ha estructurado en los 
siguientes epígrafes, de acuerdo con los objetivos 
propuestos: 
 
1. Historia del turismo deportivo. 
 
1.1. Evolución del deporte 
 
2. Factores psicológicos de los viajeros y turistas en 
general. 
 
 2.1. Motivaciones 
 2.2. Expectativas 
 2.3. Toma de decisiones 
 2.4. Atención y percepción 
 2.5. Conducta 
 2.6. Atribuciones 
 2.7. Memoria 
 
3. Características específicas de los turistas deportivos. 
 3.1. Factores situacionales 
 
 3.1.1. Oferta 
 3.1.2. Información 
3.1.3. Medios, materiales e insta-
laciones 
 3.1.4. Medios de transporte 
 
 3.2. Tipos de turistas deportivos 
 
 3.2.1. El deportista que necesita viajar 
3.2.2. El turista que quiere hacer 
deporte o actividad física general 
3.2.3. El viajero que quiere hacer un 
deporte especializado 
3.2.4. Los viajeros-espectadores, los 
fans y los hooligans 
3.2.5. El visitante de museos deportivos 
 
3.3. Características psicológicas del turista 
deportivo 
 
4. La política turística deportiva. El caso de las Islas 
Baleares 
 
5. Conclusiones 
 
 
1. Historia del turismo deportivo 
 
 
 La historia del deporte y la evolución histórica 
del turismo tienen desarrollos separados y únicamente 
confluyen cuando se dan simultáneamente una serie de 
condiciones. La historia común comienza en el momento 
en que el deporte -por un lado- se establece como 
actividad diferenciada dentro del tiempo libre y de ocio, 
y -por el otro- se simultanea con la institucionalización 
del viaje turístico como otra modalidad o posibilidad más 
dentro del mismo ámbito de ocio. 
 
 Hay que hacer una salvedad con el caso de las 
Olimpíadas. Las Olimpíadas del mundo heleno, 
desarrollaron una tradición de viaje-deporte, que llegó a 
estar institucionalizada y que -salvando las muchas 
distancias- era paralela a la que luego veremos con 
ocasión de las Olimpíadas de la época moderna. Sin 
embargo, este movimiento de deportistas y de 
espectadores que viajaban hasta Olimpia desde distintos 
lugares de Grecia y de otros países cercanos, no tuvo la 
misma continuidad en la época romana y desapareció 
casi totalmente hasta las edades modernas. 
 
 Antes del siglo XVIII muy pocas personas 
viajaban por placer: la mayoría del turismo se hacía por 
negocios, peregrinaciones y otras clases de motivos 
religiosos o por causa de la educación. Los viajes de 
recreo en los tiempos de los romanos, en el antiguo 
Oriente y en la Europa medieval, se limitaban a 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
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excursiones de un sólo día principalmente -obviamente 
en distancias cortas- y destinadas a actividades tales 
como ferias, festivales y por motivos de distracción. 
Por tanto, había poca demanda continua de 
alojamiento o de transporte de viajeros que, en 
cualquier caso, era muchas veces algo primitivo e 
inseguro. El gasto de ingresos en el turismo de 
demanda final, comprado para satisfacer motivaciones 
personales, solamente comenzó a tener algún peso a 
partir del siglo XVIII, aunque parece estar bien 
registrado que los viajes por motivos de salud ya se 
habían iniciado desde hacía mucho tiempo (por 
ejemplo, y siguiendo en Inglaterra, Samuel Pepys -
siglo XVII- menciona en su Diario las visitas de los 
londinenses a Epsom para tomar aguas medicinales en 
balnearios). 
 
 Los dos hechos antes citados, parecen darse 
por primera vez casi de forma simultánea, a finales del 
siglo pasado (XIX) y en el mismo lugar: Gran Bretaña. 
La mayor parte de estos primeros viajeros se 
corresponden con los provenientes del mundo 
anglosajón (sobre todo el británico) y europeo al que 
se añade rápidamente el americano. Se trata de un 
momento en el que se podría decir que el mundo se 
divide (desde nuestro interesado punto de vista) entre 
las partes de las que provienen los viajeros y aquellas 
propias de los "explorados", que muchas veces se 
confunde con el mundo colonial. 
 
 Llevando a cabo un inciso, si hablamos de 
turismo en general, únicamente se pudo iniciar a la 
vez que la oferta de transporte en forma de 
ferrocarriles y barcos de vapor fuera mucho mayor y 
barata, a la vez que existían ingresos mayores 
económicos debido a los puestos de trabajo 
industriales y se habían adquirido unos derechos 
establecidos -sindicalmente- de vacaciones que les 
permitían escaparse de los entornos urbanos que 
muchas veces eran terribles 
 
 Retornando a los orígenes del turismo 
deportivo, muchas de las primeras fuentes se 
corresponden con la literatura británica -más 
concretamente, inglesa- de viajes del siglo XIX 
(Sampson, 1996). A los primeros viajes de 
descubrimientos marítimos siguen los viajes de 
descubrimientos árticos y antárticos (mucho más 
relacionados con el ejercicio físico). Esas narraciones 
pintan emocionantes historias de iniciativas, audacia, 
resistencia física, y brillante realización en regiones 
remotas y hostiles para el hombre. Entre todos estos 
primeros relatos de aventuras polares, el más 
conmovedor es el Diario de Robert Falcon Scott, cuyas 
última líneas están trazadas por la mano del 
moribundo escritor al caer rendido y vencido por la 
tormenta, el frío y el hielo en su viaje de vuelta del 
polo Sur. 
 Así pues, se parece coincidir en el origen 
británico del deporte moderno, que podría 
perfectamente comenzar con la equitación y el 
pedestrismo). Además, para su eclosión, parecen haber 
sido necesarios dos factores especiales (que más 
adelante denominaremos cuantificación): 
 
- La existencia de motivación económica, mediante las 
apuestas como origen del boxeo, lucha, esgrima, 
equitación, lo que se traduce en la medición, la 
observación y la importancia creciente del récord (del 
"campeón"). 
 
- Implantación del cronómetro -la medición al máximo 
nivel de exigencia- como un factor básico en los 
deportes: las vueltas al mundo, o las carreras entre 
Admundsen y Scott para ser los primeros en la Antártida 
y el Polo Sur. 
 
 Así pues, se instauran las competiciones de 
descubrimientos naturalistas y geográficos agotadores 
(Stanley, Burton y Speke, por ejemplo); se escalan y se 
descubren las más altas montañas (que concluirán con 
la coronación del Everest); se descubren y se alcanzan a 
pie, en trineo o en dirigible los polos Norte y Sur; y se 
popularizan definitivamente las cacerías africanas. 
 
 Parece ser fundamental la aparición del primer 
asociacionismo (nogubernamental, al contrario de lo 
que ocurrirá en otros países) relacionado con la 
actividad física (fútbol, 1863; natación, 1869; ciclismo, 
1878; atletismo, 1880; esquí, 1903) en Inglaterra 
seguido por los Estados Unidos (remo, 1872; tenis, 
1881). Este asociacionismo derivó rápidamente en el 
establecimiento de las primeras reglamentaciones 
competitivas que -en un primer momento- se 
restringieron al interior de su país de origen, pero que 
sin pasar mucho tiempo se trasladaron al ámbito 
anglosajón y por último a la mayor parte de países 
europeos, iniciándose entonces otra modalidad más 
regulada y periódica de turismo deportivo. El caso del 
tenis es paradigmático. Inventado en 1873 por el mayor 
Wingfield, reglamentado en 1875, cuyo primeros clubs 
se asocian en 1881, ya posee la primera competición 
internacional (que se ha mantenido hasta nuestros días) 
en 1900: la Copa Davis. Simultáneamente, aparecen las 
primeras regatas regladas transoceánicas (herederas 
claras de las carreras de los clippers para poder ser los 
primeros en traer las mercancías más lejanas a los 
mercados) o la Copa América; y los pioneros de la 
aviación (que cruzaban el Atlántico, el Indico o luchaban 
por la Copa Schneider de velocidad) se juntaban con las 
primeras carreras internacionales de coches o los 
rallies. 
 
 Llevando a cabo una extensión del concepto, es 
imposible entender esta progresión del deporte dentro 
del ocio y el tiempo libre sin estudiar de qué manera se 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
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afianzó el "fin de semana", como tiempo libre general 
y para todo el mundo (Rybczynski, 1991). El siglo XIX 
representó la privatización creciente y definitiva del 
ocio por parte de la clase media. Como movimiento 
paralelo, los cambios en deportes como carreras de 
caballos, críquet y rugby (en oposición con el fútbol o 
el boxeo) reflejaron el deseo general por parte de los 
más ricos de distanciarse incluso en la práctica o el 
disfrute como espectadores de las clases inferiores. El 
deporte de la vela -por ejemplo- era perfectamente 
adecuado para su consumo ostentoso. Era costoso, y, 
por tanto, exclusivo. Además, el deportista náutico se 
podría alejar -metafórica y literalmente- de la multitud 
simplemente navegando: no había necesidad de 
cercos y tapias. Este movimiento oscilante -de 
ampliación y selección- se ha venido repitiendo de 
forma continua a lo largo de la historia respecto de los 
deportes selectivos y populares. El caso del tenis y del 
squash o el paddle ilustra perfectamente, en nuestro 
país y en nuestro tiempo, la existencia de este 
fenómeno. 
 
 Incidentalmente, la necesidad de organizar los 
complicados viajes para tantas personas 
(especialmente con ocasión de la Exposición Universal 
de Londres de 1851, en Hyde Park) surgió la primera 
agencia de viajes integral: la de Thomas Cook 
 
 Por otra parte, se siembran las semillas de 
distintos deportes en países "colonizados" o con los 
que se mantienen relaciones comerciales de 
dependencia. Es el caso del fútbol en España 
(Recreativo de Huelva, primer club español, asociado a 
una explotación minera inglesa en Almadén); el criquet 
en la India; el hockey sobre hierba en la India (ahora 
Pakistán y Bangladesh) y el rugby en Australia, 
Sudáfrica y Nueva Zelanda). 
 
 Los primeros viajeros y viajeras deportistas 
pertenecían casi todos a una élite o bien monetaria o 
científica que tenía mucho tiempo y disponibilidad 
económica para poder desarrollar este tipo de 
actividades, que en aquel momento no eran nada 
sencillas debido a las complicaciones derivadas del 
propio viaje y de las comunicaciones. Se trataba sobre 
todo de deportes individuales (o de grupos reducidos) 
y muy a menudo se hallaban relacionados con el 
máximo nivel tecnológico de la época. Desde este 
punto de vista, el factor esencial de difusión mundial 
del deporte es inseparable del mismo origen que los 
del turismo: las actividades físico-deportivas de cada 
época se podrían considerar como un elemento más, 
exportable e importable, de la oferta del mundo 
occidental. 
 
 Y, finalmente, se reinició la competición más 
grande que obligaba a hacer turismo a los deportistas: 
las Olimpíadas de la era moderna. Esta competición 
fue complementada rápidamente por otras con gran 
poder de convocatoria tanto de participantes extranjeros 
como de público en el lugar de competición, como 
podían ser las Copas mundiales de fútbol o los 
campeonatos de atletismo. 
 
 Hasta ahora hemos observado este fenómeno 
desde el punto de vista del deportista, pero se hace del 
todo punto necesario remarcar que esta evolución en el 
turismo deportivo va acompañada siempre de algún 
impacto en la sociedad y la cultura del lugar que lo 
recibe. No únicamente en los casos que hemos llamado 
de colonización deportiva, sino sencillamente por el 
intercambio cultural que se produce. Pearce (1988) 
incluía este impacto dentro de la más amplia acepción 
del Factor Ulysses, antes citado. Ampliando en ello, 
Butler (1990) llegó a denominar a este posible impacto 
productor de cambios de mayor o menor peso, como 
Caballo de Troya. Sin ser este el objetivo de esta 
comunicación (aunque nos parece evidente que es del 
máximo interés en la actualidad), podemos 
ejemplificarlo citando algunos casos como el de Nepal 
(por los escaladores del Himalaya); el de Tarifa (tabla a 
vela y surf); las comarcas del norte de Catalunya 
(rafting, piragüismo); las movilizaciones de motoristas 
coincidentes con los grandes premios de motociclismo 
(Holanda, Inglaterra o Jerez de la Frontera); o incluso el 
desierto del Sahara con los rallyes París-Dakar. El caso 
de Nepal -ejemplar- ha sido exhaustivamente estudiado 
tanto desde el punto de vista económico como 
sociológico (Zurick, 1992). 
 
 
1.1. Evolución del deporte 
 
 Hasta llegar a nuestros días, la consideración 
social de los deportes ha sufrido una gran evolución. 
Desde unos conceptos muy cerrados, se ha pasado a la 
existencia -post-moderna, podríamos intentar - de 
conceptos que, si bien son mucho más racionalistas, 
comparten características de los deportes antiguos 
(deporte como forma de vida, cultura del cuerpo) 
coexistiendo en el tiempo y/o en el devenir deportivo de 
las personas que los practican. Es evidente que hoy en 
día -tal como se estudia en otras ponencias de este 
congreso, este concepto de ejercicio físico y deporte 
tiene mucha más relación con el concepto de tiempo 
libre y ocio que con otros tradicionalmente relacionados 
(logro, competición, etc.). 
 
 
Para observar de forma más precisa esta 
evolución, Brohm (1982) desde un punto de vista clásico, 
ha mantenido que existen connotaciones socio-culturales 
que determinan las características de las diferencias 
ambos deportes: antiguo y moderno: 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 10
 
Deporte antiguo 
ü Cultura corporal, orgánica 
integral 
ü Sentido religioso y/o 
cultural 
ü Ausencia de medidas y 
registros 
Deporte moderno 
ü Rendimiento 
ü Sentido racionalista 
ü Medida y registro de los 
logros 
 
De una forma más estricta -aunque paralela- 
García Ferrando (1990) avanza en el análisis de estas 
diferencias y propone (a partir de Guttman, 1978) la 
existencia de seis características que diferencian a los 
deportes modernos de los deportes de épocas 
anteriores: 
 
ü Secularismo 
ü Especialización 
ü Racionalización 
ü Igualdad y 
democratización 
ü Burocratización 
ü Cuantificación 
 
Hoy en día -como se ha indicado anteriormente- 
difícilmente puede mantenerse de forma totalmente 
estricta estas distintas separaciones. Más bien, se 
debería hablar de la existencia de un elevado grado 
de complementariedad. El deporte espectáculo convive 
con el deporte de competición (orientado al 
rendimiento); el deporte reglado lo hace con ejercicio 
físico orientado al disfrute o a la salud. Asimismo, a la 
vez que hablamos de complementariedad,también 
debemos indicar que en la vida -el curriculum- 
deportiva de cada persona, las distintas modalidades 
deportivas se pueden ir sucediendo de forma natural, 
alternándose de acuerdo con los cambios en la 
capacidad física, de tiempo o de motivación personal. 
 
 También desde un punto de vista evolutivo, los 
deportes han ido desligándose paulatinamente -a 
medida que el desarrollo tecnológico y social lo 
permitía- de la naturaleza (inicio: bádminton) hasta 
llegar a crear un microclima peculiar aislado del 
exterior (pabellones, estadios, humedad, temperatura, 
luz -podemos indicar aquí la práctica indoor de esquí o 
tabla a velasurf). Actualmente se produce un retorno a 
los ámbitos naturales insustituible en muchos deportes 
y no solamente en los propios de la naturaleza 
(trekking, vuelo, vela), pero con la inclusión armónica 
de las tecnologías más modernas. 
 
 Podemos considerar también que en la 
actualidad tanto el turismo como el deporte poseen 
características similares respecto al objetivo. Se 
corresponderían con la visión premonitoria de Alvin 
Toffler (1971) que hemos citado a la entrada del 
trabajo: "Una revolucionaria expansión de ciertas 
industrias, cuyo output consiste no en bienes 
manufacturados, ni siquiera en servicios ordinarios, 
sino en experiencias pre-programadas. La industria de 
la experiencia puede llegar a ser uno de los pilares de 
la super-industrialización, el verdadero fundamento, de 
hecho, de una economía post-servicio." Como extensión 
del ocio o el tiempo libre, tanto el turismo como el 
deporte venden experiencias que se puedan recordar. 
Veremos ahora de qué manera se organizan los 
procesos psicológicos alrededor (antes, durante y 
después) de la vivencia turística. 
 
 
2. Factores psicológicos de los viajeros y turistas 
en general 
 
 Vamos a resumir, en este apartado, los 
principales procesos básicos que se pueden diferenciar y 
especificar al hablar del turista, para -más adelante- 
aplicarlos a los turistas deportivos. 
 
 Desde nuestro punto de vista, hemos de 
entender esta experiencia como un fenómeno altamente 
dependiente del factor tiempo. Se trata de un proceso, 
por lo tanto dinámico, y que sufre una continua 
evolución y cambio. La experiencia turística tiene un 
antes, un ahora y un después, que se muerde la cola 
con el siguiente antes. No es casualidad que toda la 
vivencia turística esté impregnada del concepto tiempo. 
El viajar representa una rotura en la distribución del 
tiempo habitual, e incluso durante el viaje se produce 
una cierta distorsión de la percepción temporal, tal como 
veremos más adelante. 
 
2.1. Motivaciones 
 
 
 Repasemos, pues, las más importantes 
motivaciones que pueden empujar a una persona a 
desplazarse hasta un destino turístico. En ningún 
momento podemos hablar de una motivación única 
(aunque exista una categorización) ya que lo que se da 
es una combinación o multiplicidad de motivos para 
elegir un destino y viajar. 
 
 Por un lado existe la progresiva e imparable 
extensión de la práctica deportiva y de la actividad física 
dentro del repertorio de actividades vitales cotidianas, 
como una actividad más. Y, naturalmente, no 
únicamente deportiva sino también de ejercicio físico y 
de salud. Algún viajero, entonces, querrá continuar 
estas actividades habituales y rutinarias en su lugar de 
viaje, si ello es posible con el menor cambio en las 
condiciones situacionales posibles. 
 
 También se da una progresiva confusión entre 
el tiempo de ocio y libre con el tiempo de vacaciones. 
Las vacaciones (incluido en ello el turista de playa y sol) 
han de llenarse de actividades complementarias, de la 
misma manera que ocurre con el tiempo libre en su 
lugar de origen. Parece claro así, que una de estas 
actividades puede ser perfectamente la deportiva. A 
pesar de ello, estas premisas se deben aplicar al 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 11
porcentaje más elevado (alrededor de un 80% de 
turistas que vienen y pueden hacer deporte, y no al 
porcentaje más reducido que viaja con la intención 
expresa de hacer deporte). Sin embargo, el creciente 
peso económico y de impacto social de estos turismos 
alternativos, han hecho que dejen de ser 
complementarios definitivamente, para pasar a ser 
considerados como una importante fuente de ingresos, 
así como del incremento de calidad de la oferta. 
 
 Hay motivaciones que podemos denominar 
circunstanciales. Entre ellas podemos hallar el 
abaratamiento y la popularización de los viajes, que 
han hecho que aquellas distancias y dificultades de los 
pioneros se vean reducidas a pequeños problemas de 
conexiones de vuelos, overbooking o, en su caso más 
grave, al jet lag, o desfase horario por la rápida 
traslación a través de más de cuatro husos horarios en 
dirección este u oeste. 
 
 Otras son las derivadas de los climas 
especiales por su bondad o por sus características 
(sol, nieve, viento). Evidentemente, también se han de 
considerar los lugares específicos (mar, cuevas, 
montañas) que pueden servir de foco de atracción o 
de motivación. Así han nacido destinos especializados 
(Tarifa, Hawai, Mallorca, Nepal o Canarias, por 
ejemplo) que sirven asimismo de punto de referencia 
para las otras ofertas que quieren acercárseles. 
 
 Hemos dejado para el final una de las 
motivaciones con más peso específico a la hora de 
decidir la orientación y el lugar de un destino turístico: 
la información accesible previa al viaje. Esta 
información se ha demostrado que tiene dos 
principales variantes: el marketing directo de boca a 
oreja que hace que la experiencia previa de un turista 
pase a otro posible viajero, acompañada de la 
información general de las agencias de viaje o de los 
tour-operadores; y la otra, que se demuestra básica 
en el turismo deportivo (o especializado, como lo 
pueden ser el turismo cultural o el agroturismo), son 
las vías de información especializadas (revistas como 
Scuba, Bike, Trekking, Corricolari, etc.; o clubs 
derivados del asociacionismo deportivo) que no son 
usualmente considerados como accesibles por el 
público general. 
 
 Desde el punto de vista psicológico clásico, se 
han propuesto distintas aproximaciones a las 
motivaciones turísticas (especialmente en el turismo 
deportivo). En primer lugar (Ross, 1997), ha apreciado 
en turistas la existencia de motivaciones de logro y de 
controlabilidad del entorno, que determinan la 
conducta turística y deportiva en el sitio visitado, así 
como las relaciones de afiliación con los naturales del 
lugar visitado. En este sentido, muy recientemente se 
ha propuesto (Thomas, 1998) que si bien la 
interacción social no emerge como un motivador de ocio 
importante, se ha hallado a posteriori como una de las 
más decisivas variables de satisfacción respecto al 
tiempo de ocio disfrutado. Dada la poca importancia 
atribuida clásicamente a esta motivación, puede ser 
interesante valorarla más a partir de ahora en las 
investigaciones acerca de las causas de optar por un 
tipo u otro de viaje y de destino turístico. 
 
 Por último, y antes de entrar en la especificación 
de motivaciones, también se ha propuesto la existencia 
de agrupaciones de motivos para realizar el viaje 
deportivo, que difieren entre ellos fundamentalmente en 
cuanto a los patrones de reservas de viaje, las 
preferencias de hospedaje y de actividades escogidas 
así como los destinos visitados. 
 
 Estas cuatro agrupaciones, o clusters, de 
motivos son los siguientes (Loker-Murphy, 1996): 
 
1. Búsqueda de escape de la actividad cotidiana 
y de relax. 
2. Búsqueda de excitaciones o de afiliaciones 
sociales. 
 3. Auto-realizadores. 
4. Buscadores de logro, o de objetivos 
relacionados con el control del ambiente. 
 
 Desde otro punto de vista, mucho más adaptado 
a la realidad de las actividades turísticas y deportivas, 
podríamos decir que cada turista deportivo 
(específicamente) posee un perfil motivacional formado 
por la combinación -en mayoro menor medida- de las 
siguientes motivaciones: 
 
ü Disfrute, placer (Tanto nuevo como continuación de 
su hábito. También es válida esta motivación para los 
espectadores de eventos deportivos). 
 
ü Rendimiento (Obtener un objetivo propio de del 
deporte). 
 
ü Formación (Aprender un deporte nuevo, una nueva 
técnica). 
 
ü Salud (Tanto en los aspectos de continuación de los 
hábitos de promoción de la salud que se poseen en 
el lugar de origen (véase T. Blasco, 1994), como una 
actividad específica -nueva o distinta- dirigida a 
promoción de la salud que solamente se puede 
obtener en el destino). 
 
 A partir de estas motivaciones se generan las 
expectativas, que son el siguiente paso considerado 
secuencialmente en el proceso del viaje. 
 
 Desde otro punto de vista, el de la oferta 
turística, se obtuvieron muy pronto datos acerca de los 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 12
motivos de los viajeros para optar por un destino en 
contraposición con otro. 
 
 Así, se acuñaron muy pronto los conceptos de 
deseo de sol (sunlust) y deseo de ver mundo 
(wanderlust) (Gray, 1970) para hacer una distinción 
entre aquellas personas cuyo objetivo principal es 
escaparse -en el primer caso- y relajarse, con 
frecuencia a una playa con sol (en medios de nuestro 
país hablamos de turismo de sol y playa), y de 
aquellas personas que pueden sentirse atraídas -en el 
segundo caso- por destinos que ofrecen nuevos 
entornos o nuevas experiencias. Ya se apreciaba que 
en este último caso, los productos turísticos que se 
demandan son más específicos que en el primer caso 
y los factores que afectan la demanda son bastante 
distintos. 
 
 Así, para definir el producto (la oferta), se 
hablaba del concepto de segmentación. No todos los 
turistas son homogéneos, no piden ni esperan lo 
mismo. Desde el punto de vista de la industria 
turística, existen dos principales razones para estudiar 
la segmentación de los tipos de turistas (Katona, 
1975): 
 
1. Como razón fundamental para realizar un marketing 
diferenciado (publicidad, oferta) 
 
2. Para examinar las limitaciones y contribuciones 
económicas cambiantes y formular una política basada 
en una economía del comportamiento 
 
 Por tanto, el método de segmentación puede 
ser muy importante, pero fundamentalmente en 
función de que permita conclusiones útiles para el 
marketing y la economía. Por ejemplo, que 
proporciones tipos o clases de turistas relativamente 
homogéneas internamente respecto a los factores 
económicos, junto con una diferenciación clara entre 
las clases. Bull (1994) establece tres vías de obtención 
de esta segmentación: 
 
1. Segmentación según el motivo del viaje 
 El punto principal es el objetivo que motiva la 
compra del viaje. Se diferencia en primer lugar entre 
viajes que constituyen demanda final (vacaciones, 
salud), y los que constituyen demanda derivada (una 
demanda de servicios relacionada con otros objetivos: 
negocios, estudios, deporte). Recordemos aquí los 
conceptos de sol y playa, relacionados con los motivos 
alternativos (culturales, deportivos, etc.). 
 
2. Segmentación "psicográfica" 
 Desde los estudios de marketing turístico se ha 
venido desarrollando una verdadera teoría de algunos 
rasgos psicológicos relacionados con el compor-
tamiento turístico. Se ha venido hablando de estilos de 
vida (que se denominan algunas veces como 
actividades, intereses y opiniones, AIO). Posteriormente, 
se vinculan estas AIO a las motivaciones para adquirir 
determinados bienes y servicios (Van Raijj, 1986). 
Avanzando un poco más, se identificaron (Plog, 1987) 
una serie de rasgos que podrían ser bastante relevantes 
en este aspecto: 
 
ü Audacia: grado de riesgo que quieren los turistas 
ü Hedonismo: grado de comodidad que se desea en el 
viaje 
ü Variabilidad: alcance de la impulsividad y búsqueda 
de algo nuevo de los turistas 
ü Dogmatismo: grado de imposibilidad para convencer 
a un turista de que cambie de idea 
ü Intelectualismo: grado de cultura que desean los 
turistas 
 
 Se desarrollaron cuestionarios e instrumentos 
de medida para poder dividir a los turistas en tipos, 
situándolos sobre una escala. Por lo tanto, se considera 
que los rasgos influyen en las características de compra. 
Precisamente se desarrolló un modelo, denominado 
cognitivo-normativo (Plog, 1972) que puede tener 
directa incidencia en la comprensión de las motivaciones 
deportivas de los turistas, ya que se basaba en el 
primero de los rasgos anteriormente citados: la audacia, 
considerada como un continuo en el que se situaba cada 
uno de los turistas: 
 
A. Alocéntrico: muy audaz 
 Posibilidades de conducta: Realiza sus propios 
planes de viaje; visita destinos remotos; necesita 
instalaciones especiales; aprende la cultura local; se 
integra con los locales; practica deportes de riesgo. 
 
B. Mesocéntrico: deseoso de explorar, pero con alguna 
comodidades 
 Posibilidades de conducta: Usa los distribuidores 
de viaje para conformar su propio paquete, a lugares 
reconocidos turísticamente; agroturismo; se adapta a 
las instalaciones existentes; equilibra novedad con 
comodidades; continúa la práctica de su deporte, 
aunque está abierto a nuevas prácticas. 
 
C. Psicocéntrico: le disgusta lo no conocido o arriesgado 
Posibilidades de conducta: usa viajes organizados; viaja 
colectivamente; quiere repetir lo más exactamente 
posible su práctica deportiva o de ejercicio físico; busca 
destinos cultural y socialmente parecidos al suyo. 
 
 La aplicación de este modelo concluía con la 
consideración que los tipos de turista A, B y C no 
solamente adquirirán (o desearán) distintos productos 
turísticos, sino que se enfrentarán con distintas 
condiciones de oferta, responderán de forma distinta a 
los cambios económico, y sus visitas tendrán impactos 
muy distintos en las economías de los destinos turísticos. 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 13
3. La segmentación interactiva 
 Este concepto permite entender que -a pesar 
de haberle destinado bastantes investigaciones- el 
aspecto psicográfico (en sus términos) no haya sido 
nunca fundamental a la hora de elaborar políticas 
estratégicas y/o concretas turísticas. La segmentación 
interactiva se refiere al estudio de los distintos tipos de 
efectos en el destino turístico. Se puede considerar 
que una única área de destino sea atractiva para todos 
los tipos anteriores, pero en realidad deberemos 
hablar de destino principal y áreas complementarias 
(en el espacio o en el tiempo). En el campo deportivo, 
difícilmente podremos hallarnos con el turismo masivo, 
y deberemos hablar de élite, explorador, individual 
como principal característica interactiva. Existen 
salvedades, en destinos preferentemente deportivos 
(Nepal, Tarifa, como ya se han citado), pero su peso 
de impacto interactivo se limita a zonas y casos muy 
concretos. 
 
2.2. Expectativas 
 
 Todo pro-viajero se forma una imagen mental 
más o menos precisa de lo que ha de constituir su 
viaje antes de salir (Pearce, 1988). Esta imagen, o 
representación mental, se forma a partir de múltiples 
fuentes, aunque según el distinto perfil del turista 
estas fuentes de información reciben una distinta 
ponderación respecto a su credibilidad. Así, como se 
ha indicado antes, el origen más común de esas 
imágenes son las comunicaciones personales, es decir, 
la transmisión personal de las experiencias vividas; en 
segundo lugar, se hallan las campañas de marketing y 
por último encontramos un conjunto de distintas 
fuentes (libros, cine, revistas) que contribuyen a crear 
sobre todo una imagen más personalizada y menos 
dependiente (en ese momento de consolidación) de las 
informaciones exteriores, que es, por lo tanto, mucho 
más difícil de controlar. 
 
 Estas expectativas (junto con su intensidad, 
claridad o definición) marcarán muchísimo el 
desarrollo de las siguientes fases del viaje, como 
veremos más adelanteAsimismo, las expectativas 
previas se han de poner en relación con otro 
componente decisivo: su amplitud. Tal como se ha 
dicho antes, la idea esperada acerca del viaje puede 
ser muy definida o serlo poco; puede ser muy intensa 
o poco; o bien hallarse sólidamente fundamentada en 
ideas muy claras y nítidas, o bien en una idea vaga y 
difusa de pasarlo bien. En consecuencia, podemos 
hablar de dos tipos básicos de expectativas: amplias y 
reducidas. 
 
 Las expectativas amplias son más difusas, 
responden a un deseo general, se hallan fundadas en 
informaciones generales y predisponen al viajero para 
recibir experiencias de muy distintas categorías e 
intensidades. 
 
 Al contrario, las expectativas reducidas son 
mucho más nítidas, responden a un deseo específico 
(incluso idealizado), y se hallan fundamentadas en 
informaciones determinadas y específicas que 
predisponen al viajero a recibir experiencias de 
categorías muy definidas. Naturalmente, se pueden dar 
situaciones intermedias así como combinaciones de 
ellas, aunque a la hora de analizar esta conducta 
tendremos que tener en cuenta la existencia de estos 
dos patrones. Asimismo, parece bastante claro ahora 
que pueden existir componentes psicológicos estables 
que pueden determinar que un viajero tenga un tipo u 
otro de expectativas. Recientemente se ha hablado de la 
existencia de estilos cognitivos (dependencia o 
independencia de campo) en relación con estas 
expectativas. De esta manera (y buscando un caso 
extremo), los turistas que buscan hacer durante sus 
vacaciones deportes de aventura no harían sino 
desarrollar una vertiente más de su conducta habitual de 
"buscadores de sensaciones". 
 
 Conviene combinar estos dos grandes tipos de 
expectativas con las características motivacionales que 
hemos estudiado previamente, a fin de precisarlas más. 
 
 
2.3. Toma de decisiones 
 En este proceso se sitúa la clave de la opción o 
elección que cada turista lleva a cabo entre distintos 
destinos turísticos (Sirakaya et al, 1996). Dentro de este 
proceso, se puede establecer una división fundamental 
si se atiene a la forma de llevar a cabo esa toma de 
decisiones. Así, podemos hablar de una toma de 
decisiones convergente o divergente según la modalidad 
cognitiva. 
 
 En el primero de los casos, estamos hablando 
de un proceso que tiene mucha similitud con la solución 
de problemas. Se trata de llegar a una decisión 
fundamentada en datos y organizada mediante la 
consideración de distintas opciones sucesivas, hasta que 
se llega a una conclusión final. Para tomar una decisión 
de este tipo respecto al viaje, se posee mucha 
información previa (de fuentes creíbles), se contrapesan 
los beneficios y riesgos, y -normalmente- existe una 
demanda importante de organización. 
 
 En el segundo de los casos, se trata de una 
toma de decisiones con componentes fundamentalmente 
impulsivos. Los destinos no se deciden con una gran 
antelación, ni existe un sistema organizado de elección 
de destino. La información básica puede ser de muy 
distintas fuentes, y de distinta credibilidad. 
 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 14
 Sin embargo, este factor no siempre parece 
hallarse correlacionado con una determinada 
motivaciones, así como tampoco parece que la forma 
de tomar la decisión de viajar esté totalmente 
relacionada con la generación de algún tipo específico 
de -como hemos visto- expectativas, amplias, o 
reducidas. 
 
2.4. Atención y percepción 
 
 Una vez repasados los factores psicológicos 
que se hallan antes del viaje, podemos tratar aquellos 
que se dan durante el viaje. Debemos comenzar con 
los cambios atencionales y de percepción que se 
producen cuando el viajero sale de su entorno 
habitual. Estos cambios se dan normalmente, y se 
superponen sobre el patrón habitual de conducta de 
cada persona. 
 
 Podemos decir que se dan los siguientes 
cambios: 
 
ü Aumento del nivel de atención (que podrá 
focalizarse o ser global según el perfil previo del 
viajero) 
 
ü Los viajeros se dan cuenta de cosas (monumentos, 
situaciones, personas) que en el lugar de origen no 
merecen atención 
 
ü Se da una considerable fragmentación de las 
coordenadas del espacio-tiempo en las que se 
mueve el viajero, también extensible a los 
contactos personales 
 
ü Se espera que haya una nueva distribución del 
tiempo, distinta de la del lugar de origen 
 
ü Se ha de construir un nuevo mapa cognitivo con las 
pocas pistas de las que se dispone en los primeros 
momentos del viaje, que son aquellas que han 
llamado más la atención (las más novedosas, 
extrañas o llamativas, normalmente) 
 
ü Aumenta la sensibilidad frente a las pautas o 
programaciones que se pueda hallar en el lugar a 
donde se viaja 
 
 A estos cambios se les han de añadir la 
existencia de alteraciones debidas al cambio de 
hábitos básicos: comida, sueño y residencia. Todo ello 
constituye un conjunto que predispone a que las 
vivencias turísticas tengan una calidad distinta de las 
que se realizan habitualmente, y que la percepción que 
se lleva a cabo de ellas sea diferente y se procese de 
una forma asimismo distinta. 
 
 
2.5. Conducta 
 
 La conducta del viajero se ha de considerar 
como la consecuencia del desarrollo y la continua 
interrelación entre la realidad física del viaje con las 
expectativas (que se van repasando continuamente) y 
con el tipo de viajero. En el caso que nos ocupa, este 
proceso justificará -junto con las motivaciones- la mayor 
parte de división entre tipos de turistas deportivos que 
se puedan llevar a cabo. El comportamiento dará razón 
de cuál de los dos componentes -turismo o deporte- es 
el que prima sobre el otro, sobre todo si queremos tener 
en cuenta que una característica comportamental 
(actividad o pasividad, respecto a la actividad física o 
deportiva) será una de las más importantes 
diferenciaciones a realizar. 
 
 También nos hemos de dar cuenta de que es el 
momento ideal para llevar a cabo las observaciones y 
registros que nos puedan permitir el estudiar 
correctamente los datos conductuales (en el campo) y 
obtener información que nos permita contrastar las 
expectativas (declaradas) y las atribuciones posteriores 
(tal como veremos) con la realidad del viaje y de las 
opciones que el viajero vaya llevando a cabo (itinerarios, 
deportes, compras, visitas) a lo largo del ciclo del viaje. 
 
 Por último, resulta interesante (Tabla 1) el 
observar cuáles son las claves conductuales y cognitivas 
que poseen aquellas personas que han cambiado de 
lugar de residencia, y que consiguen una buena 
adaptación desde el punto de vista socio-laboral (Blasco, 
1994). 
 
Tabla 1. Factores clave respecto al 
éxito en el extranjero 
 
Factor % de éxito 
Adaptabilidad transcultural 34.7 
Habilidades técnicas (trabajo) 
 
22.2 
Estabilidad personal o familiar 16.2 
Planificación y apoyo a la ocupación 5.4 
Entusiasmo 3.1 
Habilidades sociales e interpersonales 3.1 
Habilidades lingüísticas 1.8 
Espíritu de aventura 
 
1.8 
Habilidades de comunicación 1.8 
Otros 1.8 
 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 15
Si bien directamente no está relacionado esto 
con todos los tipos de turistas deportivos, si que puede 
ofrecernos alguna reflexión relevante en nuestro 
campo. Como era de esperar, el viajero-deportivo que 
busque consolidar su actividad en un destino 
determinado, se hallará muy bajo en la escala del 
"espíritu de aventura", y en cambio necesitará de un 
elevado nivel de adaptabilidad transcultural junto con 
su habilidad técnica (deportiva, en este caso). Así, 
últimamente se ha desarrollado en este campo una 
serie de investigaciones que apoyan la idea de que la 
“colisión” o la “congruencia” de normas de 
comportamiento entre los visitantes y las propias de 
los lugares que se visitan, se traduce en un 
determinado nivel de adaptación a las circunstancias 
específicasde la actividad y del lugar que el turista 
está visitando (Vaske, J.J. et al, 1996; Manning et al, 
1996). 
 
2.6. Atribuciones 
 
 No queremos aquí entrar en un estudio 
pormenorizado acerca de los mecanismos 
atribucionales en la experiencia turística, aunque es un 
campo de estudio aún abierto y de un gran peso 
respecto a la valoración de este fenómeno. 
 
 Al final del ciclo de viaje -y justo antes de 
convertirse en un recuerdo- el turista pasará cuentas 
y: contrastará sus expectativas con la realidad que ha 
vivido durante el viaje y mientras realizaba las 
actividades que ha desarrollado como es el caso de las 
deportivas. 
 
 Existen dos formas básicas de llevar a cabo 
este ejercicio: en primer lugar, comparando 
continuamente al largo del viaje; o bien, hacerlo al 
final, en forma de pasada de cuentas, tal como hemos 
dicho. La primera forma implica un nivel más elevado 
de falibilidad, ya que existen más motivos de 
insatisfacción y decepción, mientras que al final se ha 
de comparar con la memoria del viaje, no con la 
realidad. De todas maneras, ambas implican 
igualmente un componente aun no muy bien estudiado 
de autorrealización, que se habrá de poner en relación 
con el grado de compromiso de la persona con su 
papel de viajero. 
 
 Se debe hacer una aclaración previa. Los 
turistas son en general de dos tipos distintos respecto 
a las atribuciones que llevan a cabo de manera 
general, como cualquier otra persona en otras 
situaciones: internos y externos. Los primeros, grosso 
modo, atribuyen (echan la culpa o creen que es la 
causa) a ellos mismos y a sus decisiones los éxitos o 
fracasos (buenos o malos); por otro lado, el segundo 
tipo lo hace más dirigido a las circunstancias externas 
(hoteles, el clima, monitores o las instituciones). Por 
encima de esta tipología se han de situar el resto de 
mecanismos que ahora veremos. 
 
 Normalmente, las expectativas amplias son 
mucho más difíciles de decepcionar, sobre todo cuando 
son muy abiertas y lo que se busca son sensaciones 
nuevas; en cambio, cuando son muy reducidas, 
estrechas o focalizadas, son más fácilmente 
insatisfechas si la realidad hallada no se ajusta a la 
expectativa previa. Este último caso se corresponde con 
el turismo especializado (en nuestro caso, el deportivo), 
mientras que el otro se corresponde mucho más con el 
de turismo general. 
 
 Este proceso es muy importante, ya que de su 
resolución dependerá mucho la valoración final del viaje 
y, por tanto, de la continuación de la cadena mediante el 
funcionamiento ya anotado de boca-oreja o volviendo de 
nuevo al mismo lugar de vacaciones. 
 
2.7. Memoria 
 
 Siendo coherentes con lo que hemos viniendo 
desarrollando hasta aquí, el final del círculo que 
representa la experiencia del viaje se halla en la 
memoria. Como todos los recuerdos, los que 
corresponden con un viaje, se ven modulados por una 
multiplicidad de factores, que son -evidentemente- 
comunes a cualquier otro recuerdo. 
 
 Así, hemos de tener en cuenta se ha de hacer 
mención a algunos mecanismos de memoria que 
también intervienen aquí. Existen respuestas 
emocionales (según el contraste expectativas-realidad) 
que tienen mucho peso en la consolidación de 
recuerdos; se ha de estudiar más a fondo el hecho del 
viaje en grupo (conformismo, líder, relevancia del guía, 
etc); y -finalmente- se ha de valorar el peso del factor 
económico respecto a los resultados obtenidos, tanto 
subjetiva como objetivamente. 
 
 Sin embargo, el mecanismo de memoria que se 
da con más frecuencia en los turistas es el del recuerdo 
nuclear. El turista irá formando a posteriori una idea 
reducida y nuclear simple que resumirá cognitiva y 
emotivamente su viaje. Es importante comprender que 
no únicamente estamos hablando de recuerdos, sino de 
una elaboración -una destilación, que no solamente 
suma sino que sombrea- de las experiencias vividas, 
pero que quedan como lo real. 
 
 Con posterioridad al viaje -incluso muchos años 
después- bastará con la evocación física (algún gadget, 
una medalla, o una fotografía) o mental de un recuerdo 
único para que acuda a la memoria -se evoque- una 
ristra de recuerdos y de sensaciones que representarán 
el resumen del viaje, y que serán difícilmente 
transferibles, incluso para los compañeros de viaje, ya 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 16
que su selección de recuerdos será fundamentalmente 
distinta. 
 
 De este factor de memoria, y de los que 
anteriormente hemos estudiado respecto a las 
atribuciones, dependerá casi totalmente la valoración 
final del viaje y el hecho -decisivo, desde le punto de la 
industria turística- de que un turista repita o cambie de 
destino a la hora de elegir el lugar de vacaciones o de 
práctica de su deporte. 
 
 De alguna forma, cuando el viaje ha sido 
compartido por un grupo, se lleva a cabo un proceso 
que se ha dado en llamar "memoria colectiva", en 
relativa oposición a la relación exclusivamente factual 
de las experiencias vividas durante el viaje (Blanco, 
1997). En sus palabras: "a) la memoria colectiva es 
una corriente de pensamiento continuo, natural y 
ligada a la vida de un grupo, mientras que la historia 
es una corriente de pensamiento artificial que obedece 
a una esquematización de corte didáctico (en nuestro 
caso de lo turístico: la contraposición entre 
experiencias subjetivas y el repaso a la "guía" del lugar 
visitado); b) la memoria colectiva se sitúa dentro del 
grupo, mientras que la historia se ubica fuera de él; c) 
los límites de la memoria colectiva son lábiles e 
irregulares, los de la historia suelen estar claramente 
fijados; d) la memoria colectiva es amplia y diversa 
mientras que la historia es mucho más monocorde; e) 
la memoria colectiva se sustenta sobre las tradiciones 
y la historia lo hace sobre los hechos y los sucesos; f) 
la memoria colectiva es el grupo visto desde dentro, la 
historia es el grupo visto desde fuera" (Blanco, 1997, 
pp.93-94). 
 
 Esta memoria colectiva, sería un claro 
producto de la intersubjetividad, una de las 
consecuencias de la capacidad del hombre para la 
interacción y la comunicación: una puesta en común 
de códigos previos a otra comunicación distinta. 
 
 Incluso (Stoetzel, 1966) se han propuesto tres 
leyes que precederían a la existencia de esta memoria 
colectiva: a) ley de concentración, que da cuenta de la 
tendencia a ubicar en un mismo lugar hechos o 
acontecimientos que apenas tienen entre ellos relación 
directa; 2) ley de parcelamiento, en virtud de la cual 
los recuerdos se fragmentan y acaban por ubicarse en 
lugares distintos; y 3) ley de dualidad, por medio de la 
cual el grupo acepta sin excesivos problemas dos 
localizaciones distintas para un mismo hecho ocurrido 
durante el viaje. 
 
 Actualmente se prefiere usar el término 
“experiencia” para acotar aquellos sucesos, 
atribuciones y recuerdos que -extraídos del período de 
tiempo vacacional- conformarán ese núcleo recordable 
(Botterill, 1996). 
3. Características del turista deportivo 
 
 El punto de partida que hemos elegido es el 
interaccional. Es decir, analizaremos tanto los factores 
de la situación como los psicológicos, así como el 
resultado de su interacción. Por ello, iniciaremos este 
apartado con los factores situacionales -propios del 
medio- para pasar después a las características y tipos 
de turistas deportivos. 
 
3.1. Factores situacionales 
 
 Ahora vemos a estudiar un conjunto de 
características propias de los turistas-deportistas, 
incidiendo fundamentalmente en los elementos comunes 
frente las posibles especificaciones. Aunque ahora no 
repararemos demasiado en las sucesivas distinciones 
que ya hemos llevado a cabo (expectativas, atención-
percepción, conducta, atribuciones, memoria o 
tipología). Lo que presentaremos ahora es una colección 
de rasgos generales que se transformarían en 
específicos al combinarlos con los factores citados en los 
casos específicos. 
 
3.1.1. Oferta 
 
 Aunque se quieraprofundizar en el concepto de 
segmentación del mercado, las necesidades de la 
industria turística producen una oferta limitada. El 
viajero se ha de adaptar a la oferta y pasa bastante 
tiempo hasta que la oferta turística se adapta a las 
necesidades deportivas tanto generales como 
específicas. Por lo tanto, tanto en el proceso 
motivacional como en la toma de decisiones acerca del 
destino, influye de manera decisiva en el terreno 
deportivo. 
 
 Este aspecto llega hasta involucrar a las 
instituciones, ya que, por ejemplo en las Islas Baleares 
se acaba de aprobar la Ley del Deporte Balear (Ley 
3/1995, de 21 de febrero de 1995) en la que se 
introduce primera la consideración del turista o viajero 
temporal como sujeto de pleno derecho al disfrute de 
las infraestructuras deportivas de la comunidad. En su 
artículo 3.2 se expone explícitamente: "Todas las 
personas que, temporalmente, residan en la Comunidad 
Autónoma de las Ilas Baleares tienen derecho a la 
práctica del deporte". Esto implica que se ha tenido que 
ampliar drásticamente la capacidad de oferta para 
complementar la exclusivamente hostelera. Pero no 
únicamente en el campo estrictamente de materiales o 
instalaciones, sino que se han producido cambios en los 
perfiles de los profesionales que trabajan en la industria 
hotelera en el campo deportivo. De hecho, el concepto 
de oferta actual no se limita -como antes ocurría- a las 
instalaciones o el clima, sino que incluye elementos tales 
como: 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 17
ü Personal especializado (desde monitores de tiempo 
libre, hasta profesores altamente cualificados, de 
alto rendimiento, o, en casos muy específicos, 
capacitados para la expedición de títulos deportivos 
homologables en el país de origen del turista. 
 
ü Alta especialización en los servicios (talleres y 
mecánicos para las bicicletas, dietistas, 
instalaciones específicas -piscinas, gimnasios- o los 
servicios médicos). 
 
ü Existencia de paquetes integrados deporte-
hostelería-medio de transporte. En nuestro medio, 
el caso ejemplar son los stages de los equipos de 
fútbol (durante el invierno europeo); el trekking o el 
golf. 
 
3.1.2. Información 
 
 Los canales de información previa no siempre 
son los mismos para cada tipo de turista. Los turistas 
específicos (como los deportivos) usan vías más 
restringidas y más relacionadas con el deporte que con 
el destino. Desde el recabar información acerca de las 
instalaciones deportivas del destino, hasta el extremo 
del turista que viaja para hacer un deporte y que elige 
el destino en función de la información deportiva. 
Además del papel que juegan las asociaciones 
deportivas (o federaciones) y su información interna, 
las revistas especializadas tienen con mucho el peso 
más importante en la toma de decisiones. Entre la 
información contenida en revistas tales como Scuba 
(submarinismo); Trekking (senderismo); Corricolari 
(carrera); Bike (ciclismo); Skipper (vela), entre otras 
muchas, se halla indefectiblemente una relación de 
destinos turísticos citados por su interés deportivo, 
ecológico, económico o de moda. Son informaciones 
específicas, no generales, y que se dirigen a un público 
que normalmente ya practica esos deportes en su 
lugar de residencia habitual. 
 
 De forma complementaria, la red global de 
comunicaciones actual (televisión, Internet) ha roto 
muchísimas fronteras también en el mundo turístico. 
Hoy son mucho más accesibles modelos de práctica 
deportiva que nos eran muy ajenos hasta hace poco, y 
-sobre todo- se han descubierto nuevos lugares de 
destino. Algunos incluso muy cercanos, y otros mucho 
más lejanos, pero en la actualidad, se puede decir que 
cualquier lugar es susceptible de ser visitado. O, de 
llevar a cabo cualquier actividad deportiva posible. 
 
 Por otra parte, cada vez es más habitual que 
la oferta de las capacidades del destino respecto a las 
instalaciones deportivas o de ejercicio físico controlado 
forme parte habitual de las ofertas (y del marketing 
publicitario) de turismo general (incluyendo el de sol y 
playa). 
3.1.3. Medios, materiales e instalaciones 
 
 El contexto deportivo no se halla al margen de 
este profundo cambio tecnológico que se desarrolla a lo 
largo del siglo XX y más profundamente en los últimos 
treinta años. Las empresas que se ocupan de producir 
artículos y equipamientos utilizan cada vez más las 
nuevas tecnologías y los nuevos materiales en su 
proceso industrial y su desarrollo no cabe duda que 
condiciona la aparición de técnicas específicas o su 
aplicación en nuevos hábitos y modalidades. Acuña 
(1994). La aparición de estos nuevos materiales se ha 
centrado en tres ámbitos principales considerados sobre 
todo en referencia a su uso en ámbitos turísticos. 
(Thomas, 1978): 
 
ü La indumentaria: la aparición de nuevas fibras 
textiles sintéticas, con mejores características de 
protección contra el agua (Gore-tex) o de aislamiento 
térmico (Thinsulate) que permite importantes 
innovaciones de uso. 
 
ü Los terrenos: El uso de materiales sintéticos como la 
espuma de polivinilo o la fibra de poliéster, permite 
la fabricación de suelos deportivos practicables en 
cualquier época del año y en lugares en los que las 
superficies naturales no podrían mantenerse (p.e. 
hierba natural y césped artificial). La investigación en 
este terreno se dirige sobre todo a la resistencia de 
la intemperie, al envejecimiento y la abrasión, y a la 
minimización de accidentes traumatológicos por 
parte de los practicantes (aspecto que gana 
importancia cuando los practicantes no son 
expertos). 
 
ü Los materiales: la industria de artículos deportivos 
(calzado para todo tipo de práctica, velas, pelotas, 
raquetas, palos de golf, etc.) incorpora los materiales 
innovadores con mucha más rapidez que otras áreas 
aplicadas, provenientes de otros sectores, como la 
aeronáutica y el espacio (Kevlar, Gore-tex, titanio, 
grafito) que han conducido aun aumento muy 
importante en su resistencia acompañado de una 
disminución de peso. Asimismo, en su diseño se han 
incorporado rápidamente las últimas técnicas 
provenientes de la biomecánica o el estudio de 
resistencia de materiales mediante el uso de la 
informática. 
 
 Estas innovaciones en los materiales producen 
efectos a distintos niveles -y el económico no es el 
menos afectado- dentro del ámbito del turismo 
deportivo. Necesariamente hemos de destacar los 
siguientes: 
 
 Estos medios deportivos de nueva concepción 
favorecen la popularización de determinadas actividades 
deportivas, reservadas durante mucho tiempo a élites 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 18
(vela, esquí, tenis, ciclismo, excursionismo, etc.) Y esto 
se debe a tres factores: en primer lugar, la reducción 
del precio de los artículos de calidad; en segundo 
lugar, mayor seguridad en la práctica lo que significa 
la extensión hasta los noveles; y, finalmente, mayor 
comodidad en el uso (y en el transporte: era 
impensable hace unos años viajar fácilmente -en 
avión- con la bicicleta o los palos de golf) y en la 
reducción de dificultades de utilización. La más 
importante es la superación de las condiciones 
restrictivas impuestas por el clima o la superación 
geográfica. 
 
 Por otra parte, se han re-descubierto deportes 
tradicionales, practicados ahora con las ayudas 
proporcionadas por las nuevas tecnologías, que han 
abierto nuevos puntos de contacto entre turismo y 
cultura. Podemos citar el montañismo o el rango 
completo de actividades acuáticas. Y, finalmente, esta 
evolución tecnológica del deporte ha provocado una 
ampliación del campo deportivo con la creación de 
nuevas actividades deportivas (o un nuevo desarrollo 
de algunas antiguas) que están relacionadas la 
mayoría con la naturaleza por el desafío que supone el 
dominio de este medio. Este último aspecto tiene 
mucha importancia en el campo que estudiamos (tablaa vela, montañismo, ciclismo). 
 
 Por último, también han traído con ellos 
algunas desventajas. Por ejemplo, los guías más 
expertos del macizo del Mont Blanc y del Himalaya, 
frente al último e importante incremento de accidentes 
mortales en los veranos de 1996, 1997 y 1998 que han 
ocurrido, comentan que estas modernas tecnologías 
proporcionan una impresión generalizada de falsa 
seguridad. Por ejemplo, el contar con teléfonos 
móviles, celulares o por satélite -dicen- permite a 
alpinistas aventureros el escalar en condiciones 
adversas climáticas, seguros de que pueden avisar a 
los equipos de rescate -vía telefónica- en caso de 
necesitarlo. Pero ésto solamente ha permitido que su 
odisea sea conocida "en directo", pero no ha facilitado 
de ningún modo el acceso de los equipos de ayuda, 
como tampoco ha prevenido el accidente. 
3.1.4. Medios de transporte 
 
 Se ha producido definitivamente una franca 
universalización de los intercambios mediante los 
transportes y los medios de comunicación de masas 
(fundamentalmente el avión, el tren y el coche). Por 
ejemplo, sería inviable concebir los eventos 
internacionales (o los organismos internacionales del 
deporte) sin la infraestructura que existe hoy en día en 
materia de transporte acondicionada con la hostelera y 
de comunicaciones. Los espacios naturales se hallan 
perfectamente al alcance, casi de la misma manera que 
los espacios de al lado de casa. Las distancias -sobre 
todo las cognitivas- se han acortado y no son 
habitualmente el obstáculo principal a la hora de elegir 
un destino. 
 
 Como inciso, es interesante señalar que las 
antiguas formas de transporte (trenes, barcos) han 
sufrido una modificación del producto para convertirse, 
allí donde aún existen, en atracciones turísticas por sí 
mismas. Existe una cierta similaridad en el terreno 
deportivo, ya que ocurre a menudo con algunos 
deportes étnicos, o medios antiguos, que se han 
conservado en determinados destinos. 
 
 En el caso de Baleares (concretamente, de la 
isla de Mallorca), en la actualidad el debate sobre la red 
viaria parte de un argumento: algunas veces se tarda 
más en llegar desde el aeropuerto hasta el lugar elegido 
para jugar un partido de golf -y eventualmente 
hospedarse- que en volar desde el país de origen hasta 
Baleares. 
 
3.2. Tipos de turistas deportivos 
 
 Atendiendo a todas las características que antes 
hemos podido ver, se pueden establecer una serie de 
divisiones dentro del concepto de turista deportivo. 
Parece evidente que la división entre estos tipos se 
deberá -al menos en parte- en el diferente peso 
específico de las distintas modalidades existentes en los 
procesos básicos, con lo que alguno primará sobre los 
demás y producirá una conducta específica. 
 
 En la Tabla 2 podemos observar esta división. 
 
Tabla 2. Tipos de turistas deportivos 
 
CATEGORIA OBJECTIIVO CONDUCTA 
1. ACTIVO 
Act. f ísica o deportiva 
VACACIONAL totalmente deportiva 
Act física o deportiva. Medio natural o artificial 
(ciclismo, golf, vela) 
Esporádico 
no regular, no central. Se trata de la 
continuación del hábito diario (animación 
deportiva, tenis) 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 19
 NO VACACIONAL Viajero ocasional negocios, laboral, congresos 
(quiere hacer su deporte o actividad física 
Habitual). 
Profesionales entrenadores, atletas (stages, 
instalaciones preparadas, relacionado con el 
turismo pasivo) 
VACACIONAL Espectador Eventos deportivos Olimpiadas, 
Copas Deportes étnicos (medio natural) 
Hooligans Museos deportivos 
2. PASIVO 
NO VACACIONAL Informador Gestor deportivo 
 
Después de haber realizado esta división entre 
tipos de turistas deportivos, podemos explicar con un 
poco más de profundidad, algunos de estos tipos, 
atendiendo a su mayor relevancia. 
 
 
3.2.1. El deportista que necesita viajar 
 
 Este viajero viajará para poder practicar 
deporte y por tanto el viaje será un accidente más, tan 
habitual como lo pueda ser la competición o los 
entrenamientos. Características relacionadas serán: el 
intento de mantener los hábitos de vida los más 
intocados posible respecto al lugar de origen, tanto 
aquellos de matiz más plenamente fisiológico (comer, 
dormir) como los culturales (idioma, prensa) y, 
naturalmente, las condiciones físicas y de 
infraestructura para la práctica deportiva que, como 
constituyen el motivo y única razón de su viaje, se 
deben dar por supuestas. Y, por lo tanto, emergerán 
aspectos psicológicos importantes debidos a la 
dificultad de mantener esta situación: jet lag (o 
desajuste psicofisiológico por el cambio rápido de las 
horas del día); dieta; desajustes de atención y 
concentración. 
 
 
 Es muy interesante observar como la industria 
hotelera ha respondido (tal como lo ha hecho respecto 
a los otros segmentos que hemos definido) a las 
demandas de estos deportistas que necesitaban viajar: 
creando espacios estándar, con los ambientes 
perfectamente replicados en una ciudad u otra, y que 
produjeran -por tanto- las mínimas distracciones y 
permitieran a la vez el habituarse con facilidad. El 
precio a pagar por esta adecuación, el aburrimiento, 
se considera menor que el esfuerzo necesario para 
adaptarse a la situación deportiva y además a la 
situación de descanso. 
 
 
 Un caso especial muy interesante está 
representado por las bailarinas y gimnastas de la 
Sección Femenina, que durante la época de posguerra 
española tuvieron la oportunidad de viajar por España 
(cuando aún el turismo era casi inexistente) 
combinando la actividad física con el turismo. (Bosch 
Ferrer, 1997). 
3.2.2. El turista que quiere hacer deporte o 
actividad física general 
 
 En este caso nos hallamos con el viajero que no 
quiere abandonar sus prácticas habituales (de salud, por 
ejemplo, o simplemente lúdicas) cuando se halla 
viajando. Por lo tanto, no podrá depender de una oferta 
al azar sino que deberá encontrar aquella que se adapte 
más a sus necesidades, aunque la prioridad sea la 
turística y no la deportiva. En las Islas Baleares se 
calcula que en el año 1994 se ofertó en un 80% de 
hoteles "generales" la posibilidad de llevar a cabo 
ejercicio físico en la misma instalación hotelera, lo que 
pudo afectar a una población de hasta 3 millones de 
visitantes. 
 
3.2.3. El viajero que quiere hacer un deporte 
especializado 
 
 En este caso, se trata de un turista 
especializado que se rige por la existencia de una oferta 
determinada, por el clima, las condiciones del lugar, 
pero que prioriza la actividad deportiva frente a la 
turística. Un subtipo de este último sería el formado por 
los "buscadores de sensaciones" y que el único reflejo 
que hemos podido estudiar en nuestra comunidad se 
corresponde con los deportes de la montaña, 
espeleología, parapente y ala-delta o ultraligeros. Sin 
embargo, este subtipo se diferencia en cuanto a su perfil 
previo, pero apenas lo hace en cuanto a las 
consideraciones tipológicas respecto a los mecanismos 
propios antes descritos. 
 
3.2.4. Los viajeros-espectadores, 
los fans y los hooligans 
 
 Siempre han existido los turistas deportivos que 
han viajado con la motivación de asistir como 
espectadores a algún acontecimiento deportivo. ya 
citamos en las primeras páginas la existencia de viajeros 
de toda Grecia, Roma y el mediterráneo para asistir a 
los juegos olímpicos de la antigüedad. Todas las 
historias del deporte incluyen a los juegos de armas -los 
torneos y justas, la esgrima- como uno de los motivos 
que (junto a las ferias celebradas con ocasión de las 
fiestas religiosas) movilizaban a las personas de un 
pueblo a otro en los primeros siglos tras la finalización 
del imperio romano. Un ejemplo que es necesario citar -
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 20
ya en la Edad Media y sobre todo en el Renacimiento- 
es el de la ciudad italiana de Siena. Esta ciudad se 
articula en buena parte alrededor 
(arquitectónicamenteincluso) de su plaza en la que se 
disputa anualmente la carrera de caballos llamada "Il 
Palio" (Boullón, 1983). Cada año, entre los días 2 de 
julio y 16 de agosto, la ciudad congrega a sus 
habitantes y a los numerosos visitantes en su plaza, 
construida de forma semicircular en torno a la Torre 
de Magia, de tal forma que unos (como participantes) 
y otros (como espectadores) participan de un 
acontecimiento deportivo único y solamente analizable 
como "experiencia" turística. 
 
 La experiencia de un fan futbolístico (por otra 
parte, perfectamente integrado en su profesión y en su 
vida "civil") cuya vida se organizaba alrededor de las 
andanzas de un equipo de la Premier League inglesa 
resumen perfectamente la trascendencia de esta 
motivación que le conducía a atravesar cada dos 
semanas toda Inglaterra (y desplazarse al continente 
los buenos años): "Los primeros ministros de la 
nación, por chalados, injustos, o perversos que sean, 
no tienen el poder de hacerme lo que me puede hacer 
un entrenador del Arsenal" (Hornby, 1996, pp. 203). 
 
 En la actualidad, la Copa del Mundo de fútbol 
(cada cuatro años) tiene una trascendencia turística 
casi más impactante que el otro gran acontecimiento 
periódico planetario: las Olimpíadas. Estos dos ciclos 
cuatrianuales (armonizados) significan el clímax del 
desplazamiento de masas para asistir como 
espectadores a eventos deportivos, aunque sean 
plenamente publicitados y transmitidos a todo el 
mundo por televisión. 
 
 Sin embargo, tal vez el ejemplo más clásico (y 
que además entronca con los orígenes del turismo 
deportivo) sea el de los "circos" de espectadores que 
siguen por todo el planeta las competiciones más 
elitistas de deportes como la Fórmula 1, el Mundial de 
motociclismo o las carreras de yates transoceánicas. 
Esta movilización es capaz de colapsar una ciudad de 
tamaño medio durante unas semanas mientras se 
llevan a cabo los preparativos, los entrenamientos o la 
competición propiamente dicha, generando un 
importante volumen de negocios en marketing 
asociado al hospedaje. 
 
 Retomando el caso del fútbol, un caso muy 
especial de turista deportivo (pasivo, según nuestra 
clasificación, aunque sea muy activo en otros 
aspectos) es el del hooligan (o hincha violento), dada 
la importancia y repercusión social de sus actos. 
Basándose en el modelo de Kerr (1994), Javaloy 
(1996) lleva a cabo una importante revisión del 
concepto desde el punto de vista psicológico. Según el, 
los hooligans pasan por siete etapas hasta llegar hasta 
la adición: 1) disposición personal (incapacidad de 
manejar su estado de humor y arousal); 2) 
vulnerabilidad a la adicción; 3) Iniciación en la actividad 
hooligan; 4) Opción por el hooliganismo (participación 
en algún hecho violento, interacciones gratificantes); 5) 
Saliencia creciente de la actividad hooligan 
(reforzamiento de la actividad); 6) Ciclos o episodios 
repetidos de actividad (incremento de la implicación); y 
7) Establecimiento de la adicción (consecución de 
estatus y planificación de su vida en torno al 
hooliganismo, adicto a la violencia). 
 
 La ambigüedad estudiada por parte de los 
organismos internacionales y los mismos clubs 
deportivos frente a este fenómeno (entre su condena y 
desarraigo -por una parte- y su mantenimiento para 
asegurar un núcleo fanático de aficionados) hace que la 
supervivencia del turista-deportivo violento parezca 
asegurada por bastante tiempo. 
 
3.2.4. El visitante de museos deportivos 
 
 Es interesante recordar aquí la precisión de Urry 
(1990) acerca de las transformaciones que han sufrido 
los museos contemporáneos en tres aspectos 
esenciales. En primer lugar, ha cambiado el sentido de 
historia, con un franco declive de la historia nacional y 
oficial, en favor de las historias "alternativas" (locales, 
sociales, étnicas o etnológicas, industriales, deportivas); 
en segundo lugar, los museos vivos (como por ejemplo, 
los interactivos) han reemplazado a los museos 
muertos, de manera que éstos han perdido su función 
de coleccionismo y han pasado a ser un medio de 
comunicación; y, finalmente, existe una relación 
cambiante entre el museo y otras instituciones sociales; 
por ejemplo, se ha producido una cierta museización de 
determinados establecimientos (económicos, comer-
ciales). En el caso del deporte esta evolución es muy 
evidente. A los casos típicos de los Halls of Fame 
(estados Unidos) del rugby, béisbol y baloncesto, de 
visita obligatoria dentro de los circuitos vacacionales 
(sobre todo en las fiestas "oficiales": 4 de julio y Acción 
de Gracias), debemos necesariamente añadir el caso del 
Museu del Barça (correspondiente al Fútbol Club 
Barcelona, y sito en el propio estadio y campo de juego) 
que es actualmente el mueso más visitado de toda 
Catalunya. 
 
3.3. Características psicológicas 
del turista deportivo 
 
Salvando el turista general que se ve sujeto a 
una práctica deportiva complementaria, en la mayor 
parte de casos nos hallaremos con un turista específico 
(en mayor o menor grado), lo que nos implicará: 
 
ü Un estilo cognitivo restringido. 
Psicología del Deporte (Vol. III) – Aplicaciones 2 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 21
ü Una elevada expectativa de autorrealización e 
involucración. 
 
ü Expectativas definidas, explícitas, preparadas y 
focalizadas. 
 
ü Un elevado nivel esperado de comparaciones (día a 
día o al final) que pueden fracasar o ser 
realizadas. 
 
ü Por el contrario, un elevado nivel de adherencia al 
lugar, cuando las expectativas se ven cumplidas 
correctamente. 
 
ü Existencia de determinantes climáticos o rela-
cionados con el lugar. 
 
ü El resultado de la práctica deportiva o el deporte 
tiende, o puede ser cuantificado, lo que hace que 
los mecanismos de comparación y atribución sean 
ejercidos de manera más poderosa sobre datos 
objetivos. 
 
ü En muchos casos aún se ha de desarrollar 
correctamente la figura de la práctica deportiva 
dirigida (personal, titulaciones, infraestructura 
normativa), juntamente con el resto de factores de 
la oferta, que determinará de forma decisiva la 
elección del lugar de viaje. 
 
 
4. La política turística deportiva. 
El caso de las Islas Baleares 
 
 La Comunitat Autònoma de les Illes Balears 
(CAIB), formada por un archipiélago de cuatro islas 
mayores: Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, está 
desarrollando en los últimos años un importante 
esfuerzo económico y de promoción para incentivar 
distintas modalidades de turismo deportivo. Este 
esfuerzo se engloba dentro de una campaña más 
general que tiene por objetivo lograr la máxima 
desestacionalización posible y el lograr una estancia 
menos concentrada en los meses "pico" de verano y 
más distribuida a lo largo del año. Paralelamente -y 
esto lo podemos entender así- se ha llevado a cabo 
una promoción de otros turismos alternativos: 
agroturismo, turismo cultural, tercera edad, infantil 
(IBATUR, 1993) que tienen muchos puntos de contacto 
con el turismo deportivo. 
 
 Sin embargo, debido al peso que aún -y por 
muchos años- tiene el turismo de "sol y playa" en la 
CAIB, no se ha llegado en ningún momento a la 
concentración de la oferta turística en una imagen 
exclusiva de turismo deportivo. Y esto se hace por 
razones importantes, como veremos más adelante. No 
obstante, otras comunidades autónomas con menos 
posibilidades de atracción de "sol y playa" sí que lo han 
hecho así. Concretamente, la campaña de 1996 de 
promoción turística de la Comunidad Autónoma de 
Asturias se ha centrado en el turismo deportivo. Y aún 
más, lo ha hecho usando imágenes de una modalidad 
que se puede considerar casi de riesgo o de aventura, 
como es el descenso de ríos en balsa o en canoa. Podría 
ser un ejemplo claro de promoción en la que se va a 
ofrecer una posibilidad específica a un colectivo muy 
bien determinado -como hemos visto- y a partir de ella, 
ampliar en la medida de lo posible hasta otros colectivos 
más generales. Es un proceso de aproximación al 
turismo

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