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PSICOLOGÍA DEL DEPORTE (VOL. II) METODOLOGÍA Antonio Hernández Mendo (Coordinador) Copyright ©Antonio Hernández Mendo Edita Tulio Guterman (http://www.efdeportes.com) Diseño y Maquetación Miguel Coranti libros@efdeportes.com Foto de Tapa: Antonio Hernández Mendo I.S.B.N. 987-43-6355-x Buenos Aires, agosto de 2003 Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 53-bis del Código Penal vigente, podrá ser castigado con penas de multa y privación de libertad quien reprodujese o plagiase, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización. Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 4 Relación de Autores Antonio Hernández Mendo. Doctor en Psicología por la Universidad de Santiago de Compostela. Master en Psicología del Deporte por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor Titular de Psicosociología del Deporte en la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga. Ha sido Profesor de Enseñanza Secundaria en el área de Educación Física. Es autor del libro El biofeedback en la rehabilitación de lesiones deportivas (1995). Es coautor con Raúl Ramos Pollán del libro Introducción a la informática aplicada a la Psicología del Deporte (1996). Ha dirigido y dirige varias tesis doctorales y participa en varios proyectos de investigación nacionales e internacionales. mendo@uma.es María Teresa Anguera Argilaga. Doctora en Filosofía y Letras (Sección de Psicología), Diplomada en Magisterio, Licenciada con grado en Derecho por la Universidad de Barcelona. Catedrática de Metodología de las Ciencias del Comportamiento en la misma universidad Es autora de Metodología de la observación en las Ciencias Humanas (1978), Manual de prácticas de observación. (1983), La observación en el aula. (1988), Metodología observacional en la investigación psicológica. (1991). Ha sido coordinadora del libro Observación en Deporte y Conducta Cinésico- Motriz: Aplicaciones (1999) y de otros cuatro libros de aplicaciones de la metodología observacional en distintos contextos. Actualmente dirige el proyecto Diseños Observacionales, (Grup de Recerca Consolidat 1998) y el titulado Desarrollos Metodológicos del Proceso de Evaluación en Contextos Naturales: Una Aplicación en Actividad Física dentro del Programa Sectorial de Promoción del Conocimiento (Area de la Salud). tanguera@psi.ub.es Angel Blanco Villaseñor. Doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Es profesor Titular de Metodología de las Ciencias del Comportamiento en la misma universidad. Especialista en Teoría de la Generalizabilidad sobre lo que ha publicado diversos trabajos en revistas nacionales e internacionales. Ha participado en numerosos trabajos de investigación. ablanco@psi.ub.es Manuel Pelegrina del Río. Doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Profesor de EGB en excedencia. Profesor titular del Área de metodología de las Ciencias del Comportamiento. Imparte clases de Metodología Experimental, Análisis Multivariante II y Técnicas de Investigación Psicosocial en la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga. Ha impartido cursos en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Ramón Llull. Ha publicado diversos libros y artículos de ámbito nacional e internacional principalmente sobre metodología, detección de señales y memoria de reconocimiento. En la actualidad participa en diversos proyectos de investigación subvencionados. pelegrina@uma.es Marcos Ruíz Soler. Doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona y analista informático por Europe Company Corporation. Desde 1991 es profesor titular del área de Metodología de las ciencias del comportamiento en la Universidad de Málaga y en la actualidad director de varios proyectos subvencionados de investigación. Sus trabajos se orientan al estudio experimental de los procesos visuales y a su modelización matemática y computacional. ruizsoles@uma.es Antonio Hernández Mendo Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 5 Índice 14. REGISTRO Y CODIFICACIÓN DEL COMPORTAMIENTO DEPORTIVO PAG. 06 María Teresa Anguera Argilaga. Angel Blanco Villaseñor Universidad de Barcelona 15. CALIDAD DE LOS DATOS REGISTRADOS EN EL ÁMBITO DEPORTIVO. PAG. 35 Angel Blanco Villaseñor María Teresa Anguera Argilaga. Universidad de Barcelona 16. LA METODOLOGÍA SELECTIVA EN LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE. PAG. 74 María Teresa Anguera Argilaga. Universidad de Barcelona 17. DISEÑOS CUASI-EXPERIMENTALES EN PSICOSOCIOLOGÍA DEL DEPORTE PAG. 97 Antonio Hernández Mendo Universidad de Málaga 18. DISEÑOS EXPERIMENTALES EN EL ÁMBITO DEL DEPORTE PAG. 112 Manuel Pelegrina del Río Universidad de Málaga 19. EVALUACIÓN DE PROGRAMAS DE ACTIVIDAD FÍSICA PAG. 141 María Teresa Anguera Argilaga. Universidad de Barcelona. Antonio Hernández Mendo. Universidad de Málaga. 20. NUEVOS ENFOQUES METODOLÓGICOS EN MODELIZACIÓN Y SIMULACIÓN DEL COMPORTAMIENTO PAG. 178 Marcos Ruíz Soler Universidad de Málaga Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 6 Capítulo 14 Registro y codificación del comportamiento deportivo María Teresa Anguera Argilaga Ángel Blanco Villaseñor Universidad de Barcelona Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 7 1. Introducción El comportamiento deportivo es enorme- mente vasto, y su ámbito de estudio es pluridisciplinar, albergando innumerables facetas y áreas de intervención. Así, pueden interesarnos objetivos tan dispares, por citar meramente algunos ejemplos, como la búsqueda de indicadores prospectivos (Ardá y Anguera, 2000) o retrospectivos de conductas de éxito (tiro a puerta, en fútbol) o de fracaso (pérdida de la bola, en tenis), como el estudio direccional de las relaciones interpersonales de emisión o de recepción en el seno de un equipo (Hernández Mendo, González Villena, Ortega García, Ortega Orozco y Rondán, 1999), pasando por el estudio de la mutabilidad de patrones de conducta en acciones ofensivas de juego según las características del equipo oponente. Para desarrollar adecuadamente los estudios que permitirán el logro de esta multitud de objetivos, será necesario disponer de la necesaria formación metodológica, de acuerdo con la afirmación de Cruz (1991, p. 18): “Según el enfoque interconductual, la primera función del psicólogo del deporte, como especialista en una ciencia básica, debe ser la de producir nuevos conocimientos que luego utilizará: en primer lugar, de manera indirecta, como formador y asesor de otros especialistas; y en segundo lugar, como agente directo del cambio cuando haya de solucionar algún problema creado por la situación deportiva”. El contexto en el cual tiene lugar la actividad deportiva es vasto y abarcador (Heil & Henschen, 1997). En ella concurren actividades, situaciones, rutinas, interacciones, estrategias, tácticas, etc., cuyo conocimiento y comprensión resultan esenciales para describir, comprender y analizar el comportamiento deportivo (Hernández Mendo y Ramos Pollán, 1996). Este comportamiento lo consideramos de forma lata, ya que inciden aspectos colaterales que no podemos olvidar, como los diversos roles de los participantes (compañeros del equipo, oponentes, preparadores, árbitros, etc.), la naturaleza sustantiva de la actividad desde el punto de vista de la práctica deportiva, la actividad desde la praxis profesional (sesión de entrenamiento, de competición regular, de torneo, etc.), el contexto físico o material en el cual se realiza (cancha, pista, campo, gimnasio, rocódromo, piscina, etc.), y circunstancias externas que no dejan de repercutir (condiciones climatológicas, actuación delpúblico, presión del tiempo en función del resultado, estado físico, declaraciones de directivos del club, lesiones, etc.). Ante esta amplia casuística, y contemplando la posibilidad de aplicación y uso de todas las opciones metodológicas, nos centramos en este capítulo en la metodología observacional, que posibilita una aplicación masiva en el estudio de los diversos comportamientos deportivos. La justificación de su uso extendido y de las posibilidades que ofrece se centra en los siguientes argumentos: ü La espontaneidad del comportamiento, que implica la ausencia de consignas o de la preparación de la situación dentro del margen que dejan las normas tácticas y las características correspondientes a cada modalidad deportiva. Si el flujo de conducta del deportista, acotado de acuerdo con nuestras expectativas de estudio (ejecución de determinada actividad, como un pase; reacción ante determinadas contingencias del entorno, como silbidos del público; iniciativa en la producción de determinadas respuestas, como robar el balón; etc.), es nuestro objeto de investigación, resulta obvio que la realización de dichas conductas obedece a una producción de comportamiento del individuo no restringida por grados de libertad impuestos desde fuera (normalmente por el entrenador, o el control por el árbitro de las normas técnicas). ü Complementariamente al anterior requisito, la producción de conducta ha de tener lugar en contextos naturales/habituales, garantizando la ausencia de alteraciones provocadas de forma intromisiva. En principio, nunca podríamos considerar que un campo de fútbol, o una piscina, o una cancha de baloncesto, o una pista de atletismo, constituyen un contexto natural para un individuo, pero es igualmente cierto que la habituación en su uso conlleva que aquel contexto es percibido y sentido como natural. La realidad del contexto natural/habitual implica que las conductas objeto de estudio forman parte del repertorio del individuo estudiado y se hallan incardinadas en el flujo de conducta que se desarrolla durante la práctica de la actividad deportiva. ü Que se trate de un estudio preferentemente ideográfico. La metodología observacional funciona mejor –o, al menos, permite profundizar más- si nuestro objeto de estudio es reducido. Obviamente podemos observar un grupo de individuos, como el formado por dos equipos de baloncesto que están compitiendo, ya que las actuales posibilidades tecnológicas permiten su correcta grabación y visionado en condiciones adecuadas, pero probablemente sólo registremos el número de encestes (información superficial) de cada equipo, mientras que si reducimos la cobertura extensiva del estudio (menos sujetos estudiados) aumentan nuestras posibilidades a nivel intensivo (mayor pormenorización y profundización), pudiendo estudiar la compleja red continuada de interacciones Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 8 intraequipo. La clásica unidad de estudio ha sido el individuo, pero posteriormente se han incorporado dos variantes que permiten una cierta flexibilización: Por una parte, se ha ensanchado su acepción originaria, y abarcaría también pequeñas agrupaciones de individuos (díadas de oponentes en juego de tenis, tríadas de jugadores que se forman en el transcurso de los partidos de fútbol, ..., componentes de un equipo, etc.) que mantienen entre sí un estrecho vínculo o criterio de agrupación; y, por otra, se ha reducido en el sentido de contemplar tan sólo un nivel de respuesta (por ej., conducta de desplazamiento) en un atleta. 1. La elaboración de instrumentos a medida (ad hoc) se debe a la imposibilidad de disponer de protocolos u otro tipo de instrumentos que sean rígidos y se hallen estandarizados. La razón es muy simple, y se basa en que cada situación de observación es distinta, y además la diversidad de las conductas que podemos estudiar es muy elevada, por lo que no funcionaría un instrumento prefabricado de observación. Por este motivo, hay que individualizar su construcción, que será específica en cada caso. 2. La necesaria continuidad temporal deriva de la variabilidad permanente que se produce en el comportamiento deportivo, de forma que el continuo cambio que tiene lugar puede ser adecuadamente estudiado al incorporar el criterio diacrónico (de transcurso del tiempo) en la recogida de información y seguimiento de casos únicos (Cruz, 1995). En cualquiera de las modalidades de práctica deportiva carecería de sentido el disponer únicamente de una información puntual, que a todas luces resultaría insuficiente, al margen de que ni una jugada puede ser suficiente para analizar un partido, ni una sesión de entrenamiento para analizar una temporada. 3. El comportamiento debe ser perceptible. En Psicología del Deporte es relativamente fácil percibir conductas motrices, sea mientras ocurren, o, de forma más recomendable, a partir de una previa grabación en video. Estas imágenes son las que deberán interpretarse, captando su significado y dándoles una denominación, una vez las hayamos contextualizado adecuadamente. En lugar de la perceptividad total, ésta sería parcial si sólo tuviéramos acceso a una serie de indicadores o si solamente interesara el nivel verbal de respuesta (en el cual caben términos con significado doble o equívoco, sutilezas en la expresión, etc.). Estos cinco argumentos nos legitiman para considerar que la metodología observacional es sumamente útil en el análisis del comportamiento deportivo, detectándose en la actualidad un interés creciente por su uso, a pesar de que tradicionalmente se ha utilizado bastante menos que los tests y los cuestionarios (Capdevila, 1997). 2. Unidades de conducta y de observación El flujo de conducta se presenta como una sucesión continua de episodios, eventos, lances de juego, etc., que se desarrollan en una estructura sesional marcada por normas temporales establecidas (como la duración de cada tiempo de un partido) o sin ellas (la ascensión a una cima). Considerando que entendemos por sesión el tiempo ininterrumpido de registro, deberán establecerse los criterios adecuados para segmentar conceptualmente la sesión en los elementos de información de contenido mínimo, que adoptaremos como unidades de registro, codificación o análisis. Estas unidades pueden tener una gran diversidad y amplitud. Existe un continuum entre lo molar y lo molecular (Bakeman y Gottman, 1989), sin olvidar el carácter relativo de estos términos, ya que en un partido de fútbol, por ejemplo, una acción ofensiva de juego se puede considerar una unidad molecular, de acuerdo con los objetivos del estudio; sin embargo, podría considerarse como unidad molar en otra investigación cuyo objetivo fuese el análisis de estas acciones ofensivas de juego, en las cuales se sucederían zonas del campo de juego, pases y jugadores, cada uno de los cuales tendría un carácter (relativamente) molecular; y cada uno de estos pases, a su vez, podría considerarse como una unidad molar si se halla formando parte de un estudio kinésico o del movimiento, en el cual se habrían descompuesto cada uno de ellos en unidades de desplazamiento y unidades gestuales. Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 9 Figura 1. Estructura jerárquica de unidades de conducta, en donde se observa como una unidad dotada de determinada molaridad se descompone en unidades más moleculares a lo largo de una dimensión continua. La dimensión continua a la que nos hemos referido se sitúa entre dos polos o extremos prioritariamente molares y moleculares, entre los cuales se cruzan sus ventajas e inconvenientes: Ventajas Inconvenientes Molecular Mayor objetividad Deslabazamiento Molar Mayor vertebración Riesgo de subjetividad Tabla 1. Ventajas e inconvenientes en la dicotomía molar/molecular.Diversos autores clásicos (Boyd y De Vault, 1966; Fassnacht, 1982) se han referido a la contraposición entre segmentar unidades conductuales respecto a unidades temporales. No creemos que en la mayoría de los casos tenga sentido, aunque sí nos posicionamos de acuerdo con Dickman (1963), que en un grupo de observadores no entrenados halló la tendencia a detectar determinados “puntos de corte” en el continuo conductual, los cuales, aunque no siempre coincidían, en cambio sí mostraban una cierta concordancia general respecto de las denominadas divisiones modales, o puntos de corte más relevantes. Una clasificación que, sin embargo, sí se ha mantenido, a pesar de que ha estado falta de una operativización precisa, consiste en la consideración de los segmentos conductuales como eventos o estados: a) Eventos son segmentos de duración corta que se producen en sesiones de elevada variabilidad conductual; y b) estados, que son segmentos conductuales que responden a una estabilidad comportamental. Lo que no aparece precisado es el tiempo de movilidad o estabilidad que permitiría caracterizarlos en una situación concreta. En el ámbito deportivo, por la propia naturaleza dinámica del comportamiento que estudiamos, prácticamente sólo se producen situaciones de evento, lo cual se traducirá en el planteamiento del muestreo observacional (ver capítulo siguiente). No existe forzosamente una equivalencia entre evento y molecularidad, por una parte, y estados y molaridad, por otra. Podemos imaginarnos el estudio de una estrategia ofensiva en un partido de fútbol (Figura 1), cuestión que, en una escala jerárquica supraordenada, se halla en la cúspide de conductas más moleculares, como cada una de las fintas o pases del balón entre jugadores, y seguiríamos descendiendo sucesivamente a diversas conductas motrices en cuanto a la escala de la molecularidad. Sin embargo, dado que la movilidad y variabilidad es constante, sólo podríamos considerar la existencia de eventos, y no de estados. Por otra parte, Barker & Wright (1951) establecieron señalizadores de segmentación para la delimitación de segmentos conductuales por parte de observadores no entrenados, que podrían tener aplicación en algunas actividades deportivas: a) Cambio en el tipo de actividad. Por ejemplo, de regatear a disparar a puerta. b) Cambio en la parte del cuerpo implicada en la acción. Por ejemplo, pie izquierdo a pie derecho. c) Cambio en la dirección física de la conducta. Por ejemplo, modificación de una trayectoria para dar paso a otra. d) Cambio en el individuo con el que existe relación. Por ejemplo, del jugador con dorsal 2 al de dorsal 3. Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 10 e) Cambio en el entorno donde se produce la conducta. Por ejemplo, en la banda o frente a la portería. f) Cambio en la velocidad de la conducta. Por ejemplo, de andar a correr. La delimitación de la unidad de conducta, desde nuestro punto de vista, obedece, indudablemente, a la específica concreción de los objetivos, y además debe ajustarse a los siguientes criterios moduladores: a) Cada unidad de conducta se debe poder delimitar; es decir, distinguirse y diferenciarse de la anterior y posterior. Siguiendo con el mismo ejemplo, cada uno de los pases de balón que conforman una acción ofensiva de juego será distinto del anterior y del siguiente. b) Cada unidad de conducta debe poder ser denominada. La asignación de un nombre específico ayuda en gran medida a la adquisición de su propia identidad y a la diferenciación de otras unidades de conducta semejantes. Si hemos zonificado el campo de fútbol en doce áreas (a1, a2, a3, a4, b1, b2, b3, b4, c1, c2, c3 y c4), el posicionamiento del balón queda caracterizado por el nombre de la zona; por ejemplo, la a3. c) Una unidad de conducta, para adquirir el rango de tal, además, debe poder definirse, captando sus matices. Así, una tarjeta roja mostrada por el árbitro. Cumplidos los tres requisitos indicados, y en función del objetivo pretendido, en cada estudio se procederá a establecer el tamaño y características de las unidades de conducta. Cuando una unidad de conducta se registra, obtenemos la respectiva unidad de observación. 3. Taxonomía de unidades de conducta A partir de la caracterización que hemos hecho de unidad de conducta, se han elaborado clasificaciones que resultan útiles. La más conocida, en la que coinciden Hawkins (1982), Hutt & Hutt (1970), Martin & Bateson (1991) y Rosenblum (1978), diferencia los siguientes tipos de unidades de conducta: a) Estructurales, morfológicas, topográficas o físicas. Son descripciones de conducta realizadas “por operación”, que dicen cómo se efectúa la conducta, sin que importe el para qué o el por qué. En la definición de una unidad estructural se especifican los movimientos que se han de realizar para que el segmento observado pueda clasificarse como una realización de tal unidad. Por ejemplo, en ejercicios de flexibilidad en natación, se efectúa el estiramiento de los isquiotibiales de pie mirando frente a la pared, colocando una pierna sobre el bordillo y manteniendo la otra semiflexionada apoyada en el suelo, flexionando posteriormente el tronco sobre la pierna levantada y ésta se estira. b) Funcionales. Son unidades definidas por las consecuencias producidas por la conducta en el entorno físico o social, lo que incluye la conducta de otros individuos. Una unidad funcional es una descripción de la conducta “por consecuencia”, que no hace referencia ni a las contracciones musculares ni a los movimientos realizados, sino al resultado de los mismos. Por ejemplo, el enceste en un jugador de baloncesto, la bolea muerta en tenis, o un buceo en un nadador. Una unidad funcional se podría descomponer en distintas unidades estructurales, siendo factible que movimientos diferentes tuvieran las mismas consecuencias (en fútbol, un tiro a puerta transformado en gol se puede efectuar en forma de vaselina o mediante cabezazo). Definir la conducta utilizando unidades estructurales o funcionales depende de qué resultados se persiguen en la investigación, y, por supuesto, no existen argumentos a priori que determinen qué tipo de unidades resulta más conveniente. Sin embargo, sí podemos hacer alguna consideración en el sentido de que praxiológicamente interesarán más las unidades funcionales, mientras que desde la perspectiva de la actividad física y de la conducta cinésica desarrollada resultarán más relevantes las unidades estructurales. La utilización de unidades funcionales permite en muchas ocasiones efectuar comparaciones inter e intraindividuales, las cuales resultarían dificultosas de obtener si se hubieran empleado unidades estructurales, debido a que un mismo resultado, por ejemplo, llegar a la cima en una escalada, puede implicar acciones motrices muy dispares. La mayor molaridad de las unidades funcionales permite al investigador descubrir más fácilmente leyes o regularidades que puede ser imposible formular si se limita a emplear unidades estructurales. Sin embargo, el definir la conducta funcionalmente también supone inconvenientes (Quera, 1997). En primer lugar, existe una pérdida de detalle que el investigador tendrá que decidir si queda compensada por la economía de términos y por la mayor facilidad de observación inherente a las unidades funcionales. En segundo lugar, deberá plantearse si el empleo de unidades funcionales facilita o dificulta la contrastación de determinadas hipótesis, por ejemplo, si se desea averiguar si las consecuencias logradas por diferentes vías tienen efectos diferentes sobre otras Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 11 conductas posteriores. Y en tercer lugar, existe el peligro de asignar significados causales a unidadescuyo nombre o etiqueta alude a factores motivacionales, lo cual debiera evitarse. 4. Registro Registro es la transcripción de la representación de la realidad por parte del observador mediante la utilización de códigos determinados y que se materializa en un soporte físico que garantiza su prevalencia (adaptado de Anguera, Behar, Blanco, Carreras, Losada, Quera y Riba, 1993). Debido a que los datos posibles y su producción en la realidad presentan una variabilidad casi infinita, los tipos o técnicas de registro desarrollados son igualmente innumerables, obedeciendo a la naturalidad y espontaneidad de la conducta observada y al hecho de que la metodología observacional sea una estrategia altamente flexible. Son múltiples las preguntas que nos podemos formular: ¿Qué registrar?, ¿cuándo registrar y con qué requisitos?, ¿dónde registrar?, ¿con qué medios?, ¿cómo registrar?, a las cuales debemos dar respuesta. 4.1. ¿Qué registrar? En el ámbito deportivo deberemos registrar aquellos sectores del comportamiento que podamos percibir y nos permitan objetivar (y posteriormente cuantificar) su estudio. Indudablemente su alcance se halla únicamente restringido por la perceptibilidad, y, en consecuencia, por la posibilidad de captar la ocurrencia de conductas mediante nuestros órganos sensoriales (especialmente visuales y auditivos), en la forma más primitiva, o mediante grabación y almacenamiento de la información. Todos los niveles clásicos de respuesta caben en el estudio del comportamiento deportivo. Siendo conscientes de sus limitaciones, sugerimos la clasificación de niveles de respuesta de Weick (1968), que corresponden al “contenido” de la conducta a observar, y en el bien entendido de que nos puede interesar uno de ellos o varios simultáneamente: a) La conducta no verbal se refiere a las expresiones motoras que pueden originarse en distintas partes del organismo. Se trata quizá del área más activa de las recientes investigaciones en metodología observacional, mostrándose la relevancia de los movimientos del cuerpo. Además, la conducta no verbal es extremadamente sutil para el registro, siempre que el observador esté entrenado y adiestrado (Anguera, Blanco, Losada y Sánchez-Algarra, 1999) y sea sensible a sus manifestaciones. Así, entrenadores no adiestrados en el análisis de la conducta no verbal no podrían predecir, a través de señales faciales grabadas, cuáles son los deportistas que comprenden un concepto, mientras que esta predicción mejoraría significativamente si se añadiera información verbal. La propuesta inicial, efectuada por Weick (1968), desglosaba la conducta no verbal en expresiones faciales, intercambios de mirada y movimientos corporales. No obstante, entendemos que se incurre en dos problemas metodológicos, lo cual nos ha llevado a introducir una modulación: Por una parte, entre expresiones faciales e intercambios de mirada no se cumple la mutua exclusividad, dado la que segunda constituiría un subconjunto de la primera, y los movimientos corporales no hacen posible que sea efectiva la condición de exhaustividad con el resto, dado que únicamente se contemplaría la conducta gestual (que es dinámica), pero no la postural (que es estática). Teniendo en cuenta que, desde un criterio topográfico del ser humano, siempre se produce alternancia entre conducta gestual (conducta dinámica entre dos conductas estáticas) y conducta postural (conducta estática entre dos conductas dinámicas), la modulación introducida consistiría en contemplar, como modalidades de la conducta no verbal, expresiones faciales, conducta gestual y conducta postural. Y, como apunte último, entendemos que esta última propuesta es sin perjuicio de que, en un futuro no lejano, se entienda dicotomizada en conducta gestual y postural, pues aunque cada vez en mayor medida las expresiones faciales se consideran como la expresión privilegiada de los estados emocionales del deportista, es igualmente cierto que pueden reducirse a las otras dos modalidades de conducta. b) La conducta espacial o proxémica presenta dos vertientes: Una es de carácter estático, y se refiere a la elección de lugar en un espacio, como el jugador centrocampista de un equipo de fútbol elige “su” zona. La segunda vertiente es mucho más relevante en el ámbito deportivo, y comprende el conjunto de los desplazamientos de un individuo, realización de trayectorias, ocupación del espacio, etc. En la vertiente dinámica, el límite que la separa netamente de la conducta gestual (modalidad de la conducta no verbal) es cuando la proyección del centro de gravedad del individuo se halla fuera de su base de sustentación, lo cual le obliga a desplazarse, ya que, de lo contrario, se caería por pérdida de equilibrio. c) La conducta vocal o extralingüística estudia los diversos aspectos de interés en la vocalización, sin que interese en absoluto el contenido del mensaje. A lo largo de los años, la incidencia de nuevas Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 12 tecnologías ha revolucionado este tipo de conducta no verbal. Así, desarrollos informáticos o el actual sonógrafo permiten efectuar una descomposición espectral de la voz, a la vez que se calcula la energía producida en el instante de su emisión y se detecta el formante, identificador de cualquier individuo. Las aplicaciones en el ámbito deportivo son reducidas. Podría tener interés la intensidad con la que habla el entrenador, desde susurrar a gritar. d) La conducta verbal o lingüística, al contrario que la vocal o extralingüística, se refiere al contenido del mensaje. Por este motivo, nos debemos remitir al análisis del texto resultante de su transcripción. Por ejemplo, todas las órdenes y advertencias que el entrenador da a los jugadores de baloncesto cada vez que se pide “tiempo” y se suspende el juego. Nuestro objeto de estudio es el que nos delimitará qué conductas debemos registrar. Otra cuestión distinta es que no esté bien acotado, y por este motivo convendrá que diferenciemos perfectamente las fases de observación pasiva y observación activa. 4.2. ¿Cuándo registrar y con qué requisitos? En un estudio observacional, de forma genérica, se puede registrar en las dos grandes fases de que consta: Pasiva y activa. a) La fase pasiva o exploratoria, de carácter precientífico, nos permite familiarizarnos con la situación y los comportamientos deportivos a los que nos vamos a dedicar. Durante esta fase, que es conveniente sea lo suficientemente prolongada (de forma tentativa, hasta un tercio del tiempo total previsto para el estudio), se registra de forma accidental y desestructurada –lo cual no debe sorprendernos dado su carácter exploratorio-, y el registro obtenido no será aprovechable, debido precisamente a su falta de sistematización (nos referiremos a él en el apartado de tipos de registro). La finalidad de esta fase pasiva es la familiarización acerca del contexto y la situación, el entrenamiento del observador, la eliminación de la reactividad del individuo observado y la adquisición de un bagaje de conocimientos que permita argumentar las tomas de decisión posteriores, que serán abundantes (criterios de constancia intersesional, tipo de codificación, número de sesiones, criterios de inicio y fin de sesión, establecimiento o no de intervalos temporales, parámetros de registro, etc.). Esta fase tiene un claro objetivo preparatorio del posterior registro de la fase activa. b) La fase activa u observación científica se inicia una vez finaliza la fase de observación pasiva, ya con el problema acotado, con un elevado control externo y con hipótesis exploratoria o confirmatoria según se trate de un estudio esencialmente inductivo o deductivo. Al comienzo de este período, y previamente al planteamiento del registro, se deben materializarunos requisitos idóneos encaminados a facilitar la buena marcha del procedimiento, y que actúan como importante garantía para no incurrir en carencias o errores metodológicos que darían lugar indefectiblemente a registros falseados. Básicamente son los siguientes: 1. Mantenimiento de la constancia intersesional: Con el fin de garantizar el máximo de homogeneidad entre las diferentes sesiones de observación es imprescindible que se haya elaborado una relación de los requisitos mínimos que permiten caracterizar el perfil de las sesiones de observación que se ajustan al objetivo propuesto. Los criterios pueden ser variados, siempre que resulten adecuados (días, lugar, hora, deportistas presentes, tiempo de actividad desempeñada, ausencia de interrupciones externas, etc.). Por ejemplo, todas las sesiones de entrenamiento en una pista de atletismo tendrán lugar los lunes, miércoles y viernes de 7 a 8, independientemente de que la iluminación sea natural o artificial y de la velocidad del viento, pero salvo si llueve. 2. Mantenimiento de la constancia intrasesional: Evento inesperado o circunstancia sobrevenida en el transcurso de una sesión de observación, que ocasiona a su vez una ruptura del curso de la acción (actividad o línea argumental de la sesión). Se plantea en este caso si se puede aprovechar, contando con el principio de economía de esfuerzo, el registro correspondiente a la parte de la sesión previa, adoptándose como criterio convencional positivo el hecho de que en ella se cumpla la totalidad de las condiciones de constancia intersesional. Siguiendo con el mismo ejemplo, si empieza a llover durante el transcurso de una sesión de entrenamiento se produciría este truncamiento de la actividad. No se cumplirían en este caso los demás requisitos de constancia intersesional, ya que se establece una duración de sesión de una hora, por lo que, en consecuencia, Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 13 no se podría aprovechar el registro de esta parte de sesión. 3. Tratamiento de las disrupciones temporales: Evento inesperado o circunstancia sobrevenida en el transcurso de una sesión de observación que ocasiona una interrupción de la sesión de observación, sin que se rompa el curso de la acción. Desde la época clásica de la metodología observacional se ha ido reduciendo convencionalmente el período de interrupción máximo permitido para poder proceder a una estimación de parámetros correspondiente a este período de inobservabilidad. Conviene aclarar que la inobservabilidad puede producirse esencialmente por dos motivos: por hallarse momentáneamente el sujeto observado fuera del campo de observación, y por causas técnicas (parte del escenario de observación al que no le alcanza la cámara, palabras imperceptibles, mala orientación de una cámara, etc.). Un ejemplo sería que el balón salte fuera de la valla que limita un polideportivo, y, mientras se recupera el balón, se interrumpe el juego. 4. Temporalización: Elaboración de un plan o agenda relativo a la sucesión de actividades a desarrollar a lo largo del proceso: Fase exploratoria, planteamiento del diseño del estudio y plan de muestreo observacional, elaboración del instrumento de observación, registro y simultánea comprobación del control de calidad del dato, desarrollo analítico del diseño, interpretación de resultados y elaboración del informe. 5. Identificación de la sesión de observación: Aparte de datos identificativos de fecha y hora, se incluirá información relativa a los cuatro niveles del contexto: a) Entorno físico (superficie, iluminación, implementos, etc.), b) actividad realizada (partido de competición, sesión de entrenamiento, etc.), c) nivel social relativo al(a los) sujeto(s) observado(s) (con indicación de sujetos presentes no observados, y de su constancia o variabilidad en las distintas sesiones), y d) información de carácter institucional u organizativo (fijación de la hora de inicio del partido, escuchar el himno nacional en una competición internacional, llevar brazaletes negros en señal de luto, etc.). 4.3. ¿Dónde registrar? En la época clásica de la metodología observacional, lo habitual era el registro in situ e in vivo, lo cual implicaba una serie de riesgos, entre los cuales destacaba la distorsión producida por la imposibilidad material de registrar todas las conductas que interesaban, y especialmente en comportamientos fugaces, como suelen ser todos los deportivos, así como una habitual alteración de la información registrada si no se registraba inmediatamente después de producirse, además de un elevado riesgo de reactividad de los individuos observados (Behar y Riba, 1993). Por tanto, concurrían diferentes tipos de sesgos y aumentaban los errores en el registro. Todo estudio científico pretende reducir y eliminar los errores (ver siguiente capítulo), y este interés aumenta, si cabe, en la observación de comportamientos deportivos, debido a que las situaciones de observación son complejas, existe una movilidad intrínseca, la mayoría de las conductas son fugaces, suelen participar varios individuos, los estudios son habitualmente prolongados, etc. Es cierto que después se someterá el registro a un control de calidad del dato, como veremos en el siguiente capítulo, pero previamente debe efectuarse un planteamiento tendente a reducir riesgos de error. En las últimas décadas, el impresionante avance tecnológico que se ha producido ha facilitado en gran medida el rigor y la precisión en el registro. En la actualidad, en la práctica totalidad de los casos se puede disponer de la grabación de las sesiones de observación, motivo por el cual la operación metodológica de registro se disocia en las de grabación-visionado(s)-registro a partir de la grabación, pudiéndonos ayudar mediante instrumentos mecánicos o, especialmente, tecnológicos (Losada, 1983). 4.3. ¿Cómo registrar? La fase empírica de la observación se inicia desde el momento en que el observador empieza a acumular y clasificar información sobre comportamientos deportivos, con lo que adquiere unos datos provenientes de un volcado de la realidad, y que deberá sistematizar progresivamente, pudiéndolo hacer a lo largo de una gradación con muchos eslabones intermedios, los cuales suelen sucederse entre sí, al menos parcialmente, a medida que avanza el conocimiento del observador acerca de las conductas estudiadas y se acrecienta su rodaje específico. Son prácticamente incontables las modalidades de registro existentes o que se pueden crear, y en su elección será relevante la consideración de los objetivos y de los contextos en que se ubique el estudio (así, registro continuo vs. intermitente, registro de conductas más o menos molarizadas, etc.). De forma tradicional, se han establecido cuatro grandes sistemas de registro (y codificación, a la que nos referiremos en el apartado siguiente) (Blanco y Anguera, 1991; Blanco, 1997): Sistemas verbales, nominales, dimensionales y estructurales. Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 14 El nivel de sistematización (o grado de control externo) de un registro constituye el criterio más relevante para diferenciar diversas modalidades de registro, teniendo en cuenta que matizaremos las diferencias entre los principales tipos, a sabiendas de que nos referiremos únicamente al prototipo de cada uno de los grados de sistematización: Registro narrativo (que se corresponde con los sistemas verbales), registro descriptivo (ambos son no sistematizados), registro semi-sistematizado y registro sistematizado (a medida que aumenta el grado de sistematización se corresponden con los sistemas nominales), y posteriormente, en sucesivos apartados, haremos alguna referencia a los sistemas dimensionales y estructurales. Figura 2. Modalidadesde registro en la observación del comportamiento deportivo. A) Registro narrativo. Es el propio de la fase pasiva o exploratoria del estudio, dado el escaso conocimiento que se tiene habitualmente de la situación, sujeto observado y conductas que se ejecutan. Se trata de una “descripción de bajo nivel, realizada mediante lenguaje oral o escrito, que es propia de fases iniciales de la observación, y que se caracteriza por su falta de estructura” (Anguera, Behar, Blanco, Carreras, Losada, Quera y Riba, 1993). Corresponde al registro narrativo un texto en que se indica lo ocurrido, de forma parecida a como un reportero da cuenta de un acontecimiento social, pudiendo existir lagunas o fallas en la ordenación de los hechos. Corresponde generalmente al período de observación exploratoria, y de ahí su gran importancia, ya que suministra una información básica (Weick, 1985). En el plano formal, se caracteriza por su estilo textual, y en cuanto al plano del contenido, queda definido por: a) Uso de un léxico no especializado; b) selección intencional de la información; y c) registro no secuencial. Ejemplo (en hockey sobre patines): La sesión de entrenamiento ha sido tranquila. El portero ha parado algunas veces. Casi todo el tiempo se ha actuado de forma defensiva, aguantando al equipo contrario. Se han pitado muchas faltas. A su vez, el registro narrativo puede presentarse bajo diversas modalidades (Fassnacht, 1982; Evertson & Green, 1978): a. Diarios (no nos referimos únicamente al típico de la auto-observación, sino especialmente al resultante de la heteroobservación), con problemas generalizados de predominio de la interpretación sobre la percepción. Actualmente es menos utilizado, pero puede resultar útil para obtener una información continuada a lo largo de diversas sesiones, lo cual facilitará el mejor conocimiento de la situación. Ejemplo de valoración diaria de la condición física de un deportista mediante el test de Ruffier-Dickson (prueba mixta aeróbica- anaeróbica): He realizado 30 flexiones de piernas en 45 segundos, logrando cumplir el tiempo marcado. Después de la flexión 18 no he inspirado bien ni he realizado el contacto adecuado de los glúteos con la punta del asiento; sin embargo, he logrado espirar el aire correctamente. En las tres siguientes flexiones he arrastrado el problema, pero desde la flexión 22 he normalizado el ritmo, con la sensación de una resistencia cardiaca correcta. [Adaptado de Capdevila (1999, pp. 175-177)] b. Registros anecdóticos, que consisten en breves descripciones de un evento que ha ocurrido de forma inesperada, no interesando tanto la ocurrencia en un determinado sujeto, sino la manifestación de tales tipos de respuestas en general, lo cual constituye el criterio base para su agregación continuada. Ejemplo (en balonmano): Se ha efectuado un lanzamiento por encima de la cabeza desde detrás de la línea marcada en el suelo, con posición simétrica de las piernas. Una vez realizado el lanzamiento, el jugador A no ha logrado mantener una posición equilibrada, apoyando su pie derecho al otro lado de la línea, con lo que el lanzamiento ha sido nulo.[Adaptado de Moreno (1992, pp. 93-95)] Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 15 c. Registros continuos, que tratan de captar los elementos más importantes de una serie de conductas o sucesos, constituyendo el esqueleto de muchos archivos de estudio de casos. Ejemplo (en acciones relevantes respecto al fair play en jugadores jóvenes de fútbol): 0A lo largo del partido, se registran sólo las conductas contrarias al fair play, con el fin de intervenir sobre ellas: 1. Hacer una falta deliberada para obtener un beneficio para el equipo 2. Conducta agresiva hacia un contrario 3. Patada de un defensa en el momento en que toca el balón 4. Vengarse de un golpe recibido de forma involuntaria 5. Devolver una patada 6. Insultar al árbitro 7. [Adaptado de Boixadós, Valiente, Pintanel y Cruz (1996, pp. 180-183)] d. Registros de muestras, referidos únicamente a escenas concretas que deben transcribirse, y en las que se pueden precisar el encadenado y/o anidamiento de objetivos. Ejemplo (en Educación Física en Enseñanza Primaria): Escena del mono trepador, que tiene por objetivo reducir el miedo a las inversiones y suspensiones corporales: El alumno A trepa por las espalderas. El B grita: “¡Que no os coman las pirañas si caéis!” Ambos se desplazan y caminan por las barras de equilibrio para pasar el “río”. El A pregunta: “¿Podemos saltar el precipicio?” (bancos suecos y plintos). Ambos recorren todas las áreas del gimnasio sin tocar para nada el suelo. Ambos gritan: “¡Las pirañas están al acecho!”. Al sonido de “¡Ah, ah, ah!” ambos imitan a Tarzán, y al sonido “¡Ho, ho!” a la mona Chita. [Adaptado de Castañer y Camerino (1991, p. 175)] B) Registros descriptivos. El registro descriptivo ya corresponde a la observación activa, y muestra una evolución y avance respecto al registro narrativo, dado que existe una cierta estructuración y es frecuente la utilización de medios automáticos de grabación. En el plano formal, se caracteriza, igual que el registro narrativo, por su estilo textual (y esta circunstancia es la que hace que ambos se traten de registros no sistematizados); sin embargo, en cuanto al plano del contenido, queda definido por: a) Uso de un léxico especializado; b) selección cuidadosa de la información a partir de criterios preestablecidos; y c) registro secuencial. Ejemplo de un entrenamiento para la mejora de flexibilidad (en natación): Movilidad coxo-femoral. El nadador A pasa la pierna flexionada (después extendida) por encima del nadador B en el momento que éste se agache. El nadador B se coge, por detrás, una pierna por el tobillo y estira el psoas-ilíaco o flexor de la cadera mientras que la rodilla empuja hacia delante. De pie mirando frente a la pared, el nadador A coloca una pierna sobre el bordillo y mantiene la otra semiflexionada apoyada al suelo. Posteriormente se flexiona el tronco sobre la pierna levantada, produciéndose el estiramiento de los isquiotibiales. Elongación de la musculatura posterior de las piernas en los nadadores A y B y movilidad de las caderas al desplazarse realizando fondos de piernas. El nadador A efectúa un estiramiento del glúteo, levantando una rodilla hacia el pecho, y manteniéndola cogida con ambas manos por debajo de la rodilla, conservando ésta lo más pegada al pecho posible. Se trabaja la movilidad de la columna por ambos nadadores, el A de espaldas contra el B. El nadador B coge al nadador A por las muñecas y flexiona el tronco hacia delante. El nadador B se deja estirar y permanece colgado. Los nadadores A y B se colocan de espaldas uno contra el otro. El nadador B coge a A por las muñecas, con los brazos en cruz, y cierra los brazos hacia el frente estirando los del compañero, produciéndose una elongación de los pectorales y del deltoides. El nadador A efectúa un estiramiento del romboide, poniendo ambas manos mirando la parte superior de la espalda y juntando los codos. El nadador B, con una mano conduce el codo del brazo opuesto por detrás de la nuca. Intenta desplazar el brazo lateralmente contra la resistencia de la mano que lo sujeta, consiguiendo un estiramiento de la musculatura posterior del brazo y la del hombro. El nadador A flexiona lateralmente el tronco con extensión del brazo y de la parte opuesta, apoyando la otra mano en la cintura, con lo que se produce un estiramiento de la musculatura lateral del tronco. 11. [Adaptado de Jardí (1998, pp. 98-101)] C) Registros semi-sistematizados. Anteriormente ya hemos mencionado que el nivel de sistematización varía a lo largo de un continuum. En este grupo se incluyen los registros en los cuales está en marchael proceso de consecución de mayor control externo, tratando de expresar de forma estructurada la información contenida en las conductas o eventos de forma que no se produzca pérdida de ella o de matiz expresivo. El registro semi-sistematizado, como tal, se usa poco, pero destaca especialmente por su interés didáctico y con el fin de facilitar la formación de observadores, dado que es muy útil realizar la transformación de un registro no sistematizado a uno semi-sistematizado por progresiva inclusión de criterios Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 16 que irán estructurando el registro, y del semi- sistematizado al sistematizado, procediendo luego por camino inverso –mediante la decodificación- para comprobar si se preserva sin distorsión la información relevante, es decir, si se mantiene la coincidencia entre el inicio y el final del proceso (Anguera, 1990). Las listas de control constituyen un buen recurso siempre que ha de efectuarse un registro esquemático sobre la presencia o ausencia de conductas o eventos concretos. Se corresponden con las listas de acción, y basta llevar a cabo una relación de las alternativas conductuales presentadas, a modo de inventario. Existen dos posibilidades: a) Los sistemas de signos, obtenidos al muestrear numerosas informaciones diversas de un evento natural sin que exista ninguna suposición previa acerca de su ponderación o importancia relativa. Las listas de rasgos, que constituyen repertorios de las distintas conductas incluidas en los objetivos de un estudio, siendo el único criterio relevante que se incluyan todas las distintas conductas ocurridas (no que se contabilice su frecuencia), y que constituyen el punto de partida de la elaboración de instrumentos de observación (sistemas de categorías y formatos de campo). Ejemplo de interacción en un grupo de practicantes de actividad física: Sonríe Da saltos Llama a sus compañeros Repite consignas Se coloca en fila Corrige a un(a) compañero(a) Baila solo(a) Ríe Gira Corre Aplaude Abandona el grupo Descansa Flexiona lateralmente el tronco Responde a preguntas Bromea Se levanta Camina Imita modelo Pasa balón a compañeros [Adaptado de Camerino (1999, p. 136)] C) Registros sistematizados. Cualquiera de las modalidades de registro semi-sistematizadas se irá transformando a registro sistematizado, logrando así que la información recogida pueda considerarse dato neto, siendo capaz de dar lugar a resultados precisos. 4.4. ¿Con qué parámetros registrar? Nos hemos referido a diversas posibilidades de registro, pero en todas ellas debemos adoptar la decisión acerca de cómo materializamos los datos netos que vamos a extraer del registro. Existen parámetros primarios y secundarios (Carreras, 1991), y entendemos que para el estudio del comportamiento deportivo son esenciales los primeros, que presentamos en forma de escalonado dada su progresiva adquisición de potencia Ejemplo en conducta postural: POLO CEFÁLICO POLO MANIPULATIVO POLO LOCOMOTOR Conducta Comentario Conducta Comentario Conducta Comentario Cabeza doblada Cabeza baja Cabeza inclinada Cabeza erguida Agachada Brazos cruzados Brazos caídos Mano ocupada Manos unidas Mano extendida Manos cintura Tensos Laxa Pies unidos Pies cruzados Pies separados Pies abiertos Pies próximos 20 cm. [Adaptado de Izquierdo (1999, p. 18)] Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 17 como dato y su orden progresivo de inclusión. Estos parámetros primarios son: Frecuencia, orden y duración. La frecuencia consiste en un mero recuento de ocurrencias de conducta. Es indudablemente el parámetro más débil, aunque probablemente haya sido tradicionalmente el más utilizado. El orden consiste en la explicitación de la secuencia de las distintas ocurrencias de conducta. Es portador de la información correspondiente a la frecuencia y, además, de un plus de información que permite discriminar entre sesiones distintas que podrían aparecer como idénticas si sólo contempláramos el parámetro frecuencia. Así, si tomamos como ejemplo las siguientes sesiones (ver Tabla 2) registradas mediante el parámetro orden, a simple vista comprobamos que son distintas, mientras que las correspondientes tablas de frecuencias (registro a partir del parámetro frecuencia) muestran identidad entre ambas sesiones, o, lo que es lo mismo, el parámetro frecuencia no es capaz de discriminar lo que sí diferencia el parámetro orden: Registro a partir del parámetro orden Registro a partir del parámetro frecuencia Sesión 1 Sesión 2 A B C D B D Sesión 1 5 2 3 4 A A Sesión 2 5 2 3 4 D D A B C C A A D C C D A A C C B A D D A A D B Tabla 2. Comparación de registros a partir de los parámetros de orden y frecuencia. La duración es el parámetro del registro más consistente, y el que encierra mayor riqueza de información, ya que contiene la del parámetro orden y además la indicación del número de unidades convencionales de tiempo (minutos, segundos,...) correspondientes a cada ocurrencia de conducta, que equivale a un plus de información que permite discriminar entre sesiones diferentes que aparecerían como idénticas si sólo se contemplara el parámetro orden. En la Tabla 3, en la cual mantenemos los datos del anterior ejemplo para la sesión 1, podemos comprobar como las sesiones 1 y 2 son diferentes cuando se ha realizado el registro mediante el parámetro duración, a diferencia si cotejamos las sesiones 1 y 2 registradas únicamente mediante el parámetro orden. Registro a partir del parámetro duración Registro a partir del parámetro orden Sesión 1 Sesión 2 Sesión 1 Sesión 2 B 10’’ B 12’’ B B A 5’’ A 3’’ A A D 1’’ D 2’’ D D A 3’’ A 2’’ A A C 7’’ C 7’’ C C A 15’’ A 20’’ A A D 22’’ D 17’’ D D C 13’’ C 13’’ C C A 5’’ A 4’’ A A C 1’’ C 2’’ C C B 10’’ B 10’’ B B Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 18 Registro a partir del parámetro duración Registro a partir del parámetro orden D 8’’ D 8’’ D D A 12’’ A 10’’ A A D 9’’ D 9’’ D D Tabla 3. Comparación de registros a partir de los parámetros de duración y orden. 4.5. ¿Con qué medios registrar? Los medios necesarios para registrar han variado sustancialmente a lo largo del último cuarto de siglo. Holm (1978), en una obra que durante muchos años ha sido un referente en metodología observacional, aunque en la actualidad se percibe como lógicamente desfasada en esta cuestión, diferenciaba los medios de registro directamente utilizables –mediante lápiz y papel- y los que no, y presentaba pequeños dispositivos automáticos de registro. En la obra de Bakeman y Gottman (1986), con un apartado titulado “Las delicias del lápiz y papel”, se mencionan las ventajas de este medio que en la actualidad nos puede parecer absolutamente rudimentario. Se alegan a su favor el bajo costo, facilidad de uso y de traslado, y sus ventajas en la observación de la vida real, o visionando cintas de video, o trabajando a partir de una recopilación de transcripciones escritas. Pero ello no obsta a que los mismos autores animen al uso de medios electrónicos, aún a sabiendas del costo que supone no sólo monetariamente, sino a nivel del tiempo que se tarda en utilizarlos correctamente. Las ventajas con múltiples: Se hallan en forma legible desde el principio, disponen de reloj interno, el registro es más ágil y rápido, y se minimizan las distracciones. El desarrollo tecnológico actual ha posibilitado el desarrollo de múltiples aplicaciones informáticas que permiten registrar genéricamente toda conducta perceptible, y se pueden utilizar en el registro del comportamiento deportivo en tiempo real (Kahng & Iwata, 1998), entre lasque citamos algunas de ellas: Transcriptor1 (Hernández-Mendo, Ramos, Peralbo y Risso, 1993), Behavioral Evaluation Strategy and Taxonomy (BEST)2 (1996), Codex3 (Hernández-Mendo, Anguera-Argilaga & Bermúdez-Rivera, 2000; Hernández Mendo, Bermúdez Rivera, Anguera Argilaga y Losada López (2000)), DATACAP (Emerson, 1995), 1 Se puede obtener gratuitamente en http://www.efdeportes.com/efd20/trans.htm 2 Se puede comprar en http://www.skware.com 3 Se puede obtener gratuitamente en http://www.efdeportes.com/efd18/codex.htm Thème4 (Magnusson, 1996), Data Collection Assistant (DCA) (1997), Direct Observation Data System (DODS) (Johnson, 1993), Ecobehavioral Assessment System Software (EBASS)5 (Greenwood, 1993), EVENT-PC (Ha, 1992), Observational Data Acquisition Program (ODAP)6 (Hetrick, Isenhart, Taylor & Sandman, 1991), Observational Data Collection and Analysis for Windows (ObsWin)7 (Oliver, 1998), !Observe8 (1994), SDIS-GSEQ9 (Bakeman y Quera, 1996), PROCODER10 (Tapp & Walden, 2000), The Observer11 (1993), Professional Behavior Evaluation System (ProBES) (Ricketts, 1995), y Virtual Behavior Analyst (VBA)12 (1995). 5. Codificación del registro La obtención y codificación de un registro son operaciones metodológicas que pueden considerarse intrínsecamente unidas, y así se ha efectuado en trabajos recientes (Blanco y Anguera, 1991; Blanco, 1997). Aquí vamos a deslindarlas parcialmente, con la finalidad de ajustarnos restrictivamente al concepto de codificación: “Información bruta seleccionada que se transforma gracias a un código con el fin de poder transmitirla” (Blanco, 1997, p. 30). El código puede ser icónico, literal, numérico, mixto, cromático, etc., con estructura de cadena, modular, en cascada, etc., e ilustraremos varias de sus posibilidades. Si se trabaja con notas de campo, transcripciones provenientes de episodios determinados, registros descriptivos, o, en general, de sistemas verbales, una tarea determinante es la preparación cuidadosa de la codificación mediante la imposición de alguna estructura en la mayor parte de la información. Mediante la codificación se llega a construir y utilizar un 4 Se puede obtener gratuitamente en http://www.rhi.hi.is/~msm/behavior.html 5 Se puede comprar en http://www.lsi.ukans.edu/jg/ebass.htm 6 Se puede obtener gratuitamente en http://www.indiana.edu/~clinpsy/ 7 Se puede comprar en http://psgsuni.bham.ac.uk/obswin.htm 8 Se puede comprar en http://www.psycsoft.com/ 9 Se puede obtener gratuitamente en http://www.ub.es/comporta/comporta.htm (a partir de la versión 1.0 instalada) 10 Se puede obtener gratuitamente en http://miles.kc.vanderbilt.edu/~jont/procoder.html 11 Se puede comprar en http://www.noldus.com 12 Se puede comprar en http://www.weru.com Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 19 Ejemplo de conducta postural: Representación codificada Descripción C1-R-OC-023-022-Jo-P6-Bp Cabeza apoyada en la palma de la mano, mirando hacia el compañero, risa, cuerpo hacia delante, codo flexionado, brazo y mano descansan sobre las piernas, mano que descansa sobre las piernas juguetea con un objeto, una pierna sobre otra balanceando la que queda colgando ... .... C1-Md-023-B4-P6 Cabeza apoyada en palma de la mano, mirada distraída sin fijar dirección, cuerpo algo inclinado hacia delante, con un brazo flexionado y apoyado por codo, pierna cabalgando una sobre otra. [Adaptado de Cucala (1999, p. 234)] sistema de símbolos que permita la obtención de las medidas requeridas en cada caso (la propia elaboración del sistema de categorías, al que nos hemos referido en el apartado anterior, es precisamente una modalidad de codificación encaminada, en dicho caso, a disponer de un instrumento elaborado “a medida”). Por supuesto, así como en este ejemplo se registra únicamente la ocurrencia de cada una de las conductas y el intervalo de tiempo en que se materializa dicha ocurrencia, caben otras posibilidades, como una cadena de códigos mixtos literales-numéricos que corresponden a una postura. Ejemplo: Codificación de las siguientes conductas molares: KT: Conductas kinésicas y transicionales sobre un mismo espacio 0 M: Conductas manipulativas materiales y objetuales I: Conductas interactivas duales G: Conductas interactivas grupales Etc. SUJETO ............................................................................ FECHA ............................. SESIÓN ........................... CONDUCTAS KINÉSICAS Y TRANSICIONALES SOBRE UN MISMO ESPACIO KT1: / 0:05-0:53 / 1:13-2:05/ ............. KT2: / 2:07-2:23 / 4:03-5:05/ .............. CONDUCTAS MANIPULATIVAS MATERIALES Y OBJETUALES M1: / 0:05-0:53 / 1:13-2:05/ ............. M2: / 7:05-8:43 / 9:13-9:15 / .............. CONDUCTAS INTERACTIVAS DUALES I1: / 7:05-7:53 / 7:57-8:05 / .............. I2: / 3:42-3:43 / 19:00-19/05 / .......... I3: / 4:05-4:20 / 4:22-5:23 / ............. CONDUCTAS INTERACTIVAS GRUPALES G1: /20:15-20:23 / 21:33-22:08 / ........... G2: / 5:25-5:26 / 5:53-5:55 / ............ G3: / 7:05-8:43 / 9:13-9:15 / .............. [Adaptado de Camerino (1995, pp. 174-177)] Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 20 [Adaptado de Campaniço e Anguera (2000)] Caben igualmente códigos icónicos relativos a una conducta determinada -por ejemplo, en conductas cinésicas (Castañer, 1999), y en deportes como el fútbol (Olivós, 1984) o el tenis (Mace, 1988) son muy frecuentes-, permitiendo una visualización de secuencias, como la siguiente, en natación: El uso de los códigos icónicos resulta extraordinariamente útil en la observación del movimiento corporal, que es un referente obligado en el estudio del comportamiento deportivo. Autores clásicos, como Birdwhistell (1970), han desarrollado símbolos gestuales de brazos y manos, identificando movimientos y generando una ortografía de símbolos y una sintaxis regida por los criterios de coherencia, facilidad, flexibilidad y uso controlado (Izquierdo y Anguera, 2000). Las quinografías creadas por Birdwhistell son relativamente estáticas y específicas para cada sección corporal considerada, y su alfabeto está formado por símbolos de distinta procedencia (cifras, letras, signos matemáticos, flechas, formas geométricas y pictógrafos). A ello se añaden diversos recursos técnicos, como indicadores de la posición espacial, la utilización de la esfera conceptualizada del reloj, la anotación del tiempo horario o la inclusión de soportes esquemáticos. El uso de estos códigos gráficos constituye la base en que se apoya la labanotation (Hutchinson-Guest, 1977; Eshkol, 1978; Shoshani, 1995), que ha producido excelentes frutos en la notación codificada del movimiento humano a partir de una descripción estructural y simétrica (isomorfa o dismórfica) del movimiento de los diferentes segmentos del cuerpo, con innumerables aplicaciones (Hadar, 1994). Así, el siguiente registro, correspondiente al movimiento de las piernas en la danza, nos muestra este tipo de codificación: Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 21 1.Localización espacial del campo u&l leg [0]↑2 2 [2]↓2 [0]S Right foot 2 6 u&l leg 0 4 [6]↑2 2 [0]↓ Left foot t t = t slT Front x +2 +2 a b c de f g h [Extraído de Shoshani (1995, p. 48)] Finalmente, gracias a la codificación simultánea de varios aspectos concurrentes, es posible elaborar una sintaxis completa de cualquier comportamiento deportivo, que alcanza un grado máximo de sistematización, sin requerir de ningún término descriptivo. Conviene elaborar unas reglas de uso de los códigos, pudiéndose decodificar en virtud de las mismas, con lo que se obtendría el correspondiente registro descriptivo en su forma inicial no sistematizada. Ejemplo en Fútbol L Campo de fútbol L1 L2 L3 L4 L5 L6 L7 L8 L9 L10 L11 L12 Ø Nº atacante Orientación inicial del atacante Dinamismo Cambio de orientación P norte N estático (nº X) norte N 2 sur S dinámico (nº X) sur S 3 este E Ø este E 4 oeste O oeste O 5 noreste NE noreste NE 6 noroeste NO noroeste NO 7 sudeste SE sudeste SE 8 sudoeste SO sudoeste SO 9 con salto añadir con salto añadir 10 acción desde suelo añadir acción desde suelo añadir 11 Ø Ø Ø 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 2. ATACANTE-BALÓN 2.1. Nº atacante 2.2. Orientación inicial 2.3. Dinamismo 2.4. Cambio de orientación Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 22 3. DEFENSA-PRÓXIMO 3.1. Número del defensa 3.2. Orientación espacial 3.3. Contacto Nº defensa Orientación espacial defensa Contacto frente carga < P > < F > K detrás obstrucción < 2 > < A > KO derecha empuje del atacante < 3 > < D > KEA izquierda empuje del defensa < 4 > < I > KED encima agarre del atacante < 5 > < E > KAA debajo agarre del defensa < 6 > < B > KAD patada del atacante < 7 > con salto añadir KPA patada del defensa < 8 > acción desde suelo añadir ↓ KPD < 9 > ∅ ∅ < 10 > < 11 > ∅ Y así se procede sucesivamente con los restantes criterios y subcriterios, que se hallan codificados en su totalidad: 4. BALÓN 4.1. Trayectoria inicial del balón 4.2. Cambio de orientación del balón 4.3. Amplitud del balón 4.4. Altura del balón 5. DESCRIPCIÓN DE LAS ACCIONES MOTRICES CON EL BALÓN 5.1. Atacante puntual (saque, penalty, un golpeo) 5.2. Comienzo (recepción, intercepción) 5.3. Evolución 5.3.1. Conducción 5.3.2. Conducción con oposición directa 5.4. Término 5.4.1.Voluntario 5.4.2. Involuntario 6. LOCALIZACIÓN CORPORAL ACCIONES 7. LOCALIZACIÓN ESPACIAL PORTERÍA A continuación se elaboran las reglas de uso que van a definir la sintaxis: 1. Primero se colocan de izquierda a derecha los códigos concurrentes sobre las condiciones base: Localización espacial del campo donde se inician las conductas motrices, quién es el atacante, orientación inicial y dinamismo, si existe un defensa próximo, orientación inicial y altura del balón Ejemplo: L8(4 NE)<1 F> E 2. Estos códigos serán concurrentes con la acción motriz con la cual el jugador se convierte en atacante-balón y la localización corporal de la conducta adoptada Ejemplo: L8(4 NE)<1 F> E RPpd 3. También son concurrentes las categorías que indican si con esta acción: 3.1. El atacante ha cambiado de orientación 3.2. Si al balón le ha ocurrido lo mismo 3.3. Si el balón ha adquirido un desplazamiento Ejemplo: Con la recepción del pase el atacante ha cambiado de orientación, así como el balón, que ha sufrido un desplazamiento: L8(4 NE)<1 F> E RPpd (NO) [NO) (p) Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 23 4. Para determinar cuándo acaba una concurrencia y empieza otra se separan mediante línea inclinada. Ejemplo: El atacante-balón evoluciona realizando primero un control ventral sobre el balón con el pie izquierdo sin cambiar ninguna orientación, posteriormente realiza un pequeño avance (seguido del mismo defensa próximo) durante el cual el jugador cambia de orientación; finaliza como jugador-balón con un pase bajo; esta acción provoca que el balón cambie de orientación. Recibe un compañero situado en una zona contigua: L8(4 NE)<1 F> E RPpd (NO) [NO) (p) /<1A>Cvpi (p) /<1A>ad(O) (p) /Ppd (O ) (2) [Adaptado de Anguera & Ramallo (2000)] 6. Instrumentos de observación La extraordinaria diversidad de situaciones susceptibles de ser sistemáticamente observadas en el comportamiento deportivo obliga a prescindir de instrumentos estándar y, por el contrario, dedicar el tiempo necesario a prepararlo ad hoc en cada una de las actuaciones profesionales. Existen, como instrumentos básicos de la metodología observacional, el sistema de categorías y el formato de campo, al que se incorpora, de forma residual, la rating scale o escala de estimación. El sistema de categorías es de mayor rango por su imprescindible soporte teórico, mientras que los formatos de campo constituyen un instrumento más flexible especialmente adecuado en situaciones empíricas de elevada complejidad y de marco teórico endeble. 6.1. Sistema de categorías Se trata de una construcción del observador correspondiente a un sistema nominal de registro que permite disponer de una especie de receptáculos o moldes elaborados a partir de un componente empírico (realidad) y de un marco teórico, y a los que se asignarán las conductas registradas. No sólo debe estudiarse la individualidad de cada una de las categorías, sino que es fundamental además la estructura de conjunto que forma el sistema. El proceso es recurrente entre la realidad y el marco teórico. El punto de partida más recomendable es la elaboración del repertorio o lista de rasgos de conducta (realidad) de forma que cuente con presunción de exhaustividad, para lo cual se requerirán un buen número de sesiones de observación, y se fija alguna medida convencional consistente en el establecimiento de un número mínimo de sesiones (tres, cuatro, cinco, ...) sucesivas en las cuales no ocurra alguna nueva conducta distinta de las ya listadas. El paso siguiente consiste en proponer, a partir del marco conceptual, unos criterios que permitan realizar agrupaciones por afinidad entre los rasgos de conducta, y a las que se da una denominación provisional. A continuación, volviendo a la realidad, se efectúa el visionado de nuevas sesiones, a la vez que se trata de asignar las conductas que nos interesan de acuerdo con el objetivo a las agrupaciones provisionales realizadas. Éste es el momento en que, a la luz del marco teórico, se analiza y revisa si existe un adecuado grado de homogeneidad entre las conductas, procediéndose, según sea el caso, a desglosar alguna de las agrupaciones, o a modificar otras, etc., de forma que se preserve una diferenciación conceptual entre las categorías provisionales que se van fraguando, una posibilidad de asignación de todas las conductas de interés a alguna de tales categorías, y, además, que exista homogeneidad entre las conductas asignadas a estas categorías provisionales. Una vez realizadas estas modificaciones, de nuevo se procede a visionar nuevas sesiones, asignando las conductas a la nueva propuesta de categorías, y así se va repitiendo el proceso de forma iterativa hasta que el conjunto de las categorías configura un sistema exhaustivo dentro del área o situación observada y mutuamente excluyente en cada una de las dimensiones o niveles implicados (Anguera, 1991). A continuación presentamos un ejemplo simplificado del proceso de elaboración de un sistema de categorías para la interacción de practicantes de actividad física y recreación: A. Lista de rasgos 1. sonríe 2. da saltos 3. llama a sus compañeras 4. repite las consignas de las compañeras 5. se coloca en fila 6. corrige a unacompañera Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 24 7. baila sola 8. ríe 9. gira 10. corre 11. Etc. (hasta 42 rasgos) B. Clasificación de los rasgos según los niveles de respuesta a. Conducta facial: Sonríe, ríe. b. Conducta de manipulación-control: Se rasca la cara, coge material, se seca con la toalla. c. Conducta postural: Se coloca en una posición agrupada dentro del agua, se agacha dentro del agua, se incorpora dentro del agua. d. Etc. (hasta 9 agrupaciones) C. Agrupación de rasgos homogéneos 1. Manipulación de objetos 2. Movimientos segmentarios 3. Movimientos corporales Criterio topográfico sobre el cuerpo 4. Cambios posturales 5. Motilidad y expresión facial 6. 7. 8. Motilidad con objetos 9. Manipulación y control de objetos 10. Desplazamiento con objetos Criterio de utilización objetual 11. Comunicaciones por medio de objetos 12. Etc. (hasta 39 rasgos en 6 agrupaciones) D. Revisión de la última lista de rasgos y elaboración de un sistema provisional de categorías 1. (C1): Movimientos sin desplazamiento no interactivos 2. (C2): Movimientos con desplazamiento no interactivos 3. (M1): Respuestas sobre objetos sin interacción con personas 4. (M2): Respuestas sobre objetos con interacción con personas 5. (I1): Respuestas reactivas sobre persona-compañero 6. Etc. (hasta la categoría 14) 15. (∅): Conjunto vacío (confusiones, despistes) E. Sistema definitivo de categorías 1. (CT1): Movimientos del cuerpo sin desplazamiento y sin pretensión interactiva (adaptadores personales) 2. 2 (CT2): Movimientos del cuerpo con desplazamientos y sin pretensión interactiva (mov. transicionales espaciales) 3. (M1): Manipulaciones sobre materiales sin interacción con una u otra persona (adaptadores objetuales) 4. (M2): Manipulaciones sobre materiales sin interacción con una persona (el objeto como intermediario en la comunicación) 5. (I1): Recibir información de una persona-compañero 6. Etc. (hasta la categoría 15) 16. (∅): Conjunto vacío [Adaptado de Camerino (1999, pp. 136-141)] La exhaustividad se refiere a que cualquier comportamiento del ámbito considerado como objeto de estudio (que habrá sido seleccionado y muestreado del repertorio conductual del sujeto) puede asignarse a una de las categorías. Y la mutua exclusividad significa el no solapamiento de las categorías que componen un sistema, por lo que a cada comportamiento se le asignaría una y sólo una categoría. Sin embargo, y desde el punto de vista de los niveles que interesen, puede no ser posible –ni incluso conveniente en ocasiones-, ya que en muchas ocasiones interesa contemplar varios niveles de respuesta co- ocurrentes, por lo que se crearían categorías múltiples Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 25 que abarquen todas las posibles combinaciones entre las iniciales. Las categorías tienen que definirse de forma que se contemplen todos sus matices, así como acompañarse de ejemplos y contraejemplos –que pueden adoptar el formato gráfico o de fotografía (Losada, 1999)- para que su especificación sea mayor. Cuando no se produce ocurrencia de conducta, deberá registrarse mediante la categoría formal Ø (conjunto vacío). Dado que la elección de unas categorías u otras no es única en absoluto, sino que depende de quién las elabore, los sistemas de categorías relativos a una determinada situación o comportamientos serán equivalentes si durante el proceso de categorización se adoptan los mismos criterios, pero se trata de una equivalencia en su conjunto, no categoría por categoría, sino el conjunto formado por todos los núcleos categoriales. En consecuencia, tiene sentido la comparabilidad de dos o más sistemas de categorías, lo cual puede dar lugar a cuestiones interesantes: Si el criterio taxonómico es el mismo, se podrían estudiar diferencias en la tipología de observadores independientes a los que simplemente se les hubiera pedido que elaboraran un sistema de categorías con determinado criterio. Pero si no existe criterio previamente fijado, y se categoriza una situación o conducta problema a partir de diversos criterios, registrándose simultáneamente con los respectivos sistemas de categorías, estamos planteando un diseño sincrónico, que tendrá un adecuado tratamiento a nivel de análisis de datos (ver capítulo correspondiente). El lento proceso de construcción de un sistema de categorías, que se va optimizando hasta que se adapta adecuadamente a la situación para la cual fue elaborado, puede dar lugar frecuentemente a la consideración de una falsa estabilidad, dado que su carácter de “instrumento acabado” es sólo relativo, puesto que, especialmente en estudios que se prolongan considerablemente a lo largo del tiempo, la propia evolución de la realidad puede generar un progresivo desajuste con las categorías estudiadas. Finalmente, conviene tener en cuenta la posibilidad de estructurar jerárquicamente un sistema de categorías, desde una mayor molaridad a una mayor molecularidad (Gorospe, 1999; Hernández Mendo, 1999; Castellano, 2000; Lago, 2000). Esta opción de sistema escalonado de categorías ofrece indudables posibilidades de desarrollo analítico a nivel de diseño. Ejemplo en hockey sobre patines: Las 38 categorías de que consta se han agrupado en torno a cuatro categorías molares: Acciones de tiro, Acciones técnico-tácticas, Acciones de los porteros, e Incidencias. Cada una de estas macrocategorías da lugar a un sistema de categorías exhaustivo y mutuamente excluyente. ACCIONES DE TIRO TAMO: Tiro desde el área mal orientado TABO: Tiro desde el área bien orientado TAGO: Tiro desde el área y transformado en gol TPMO: Tiro desde los pasillos laterales mal orientado TPBO: Tiro desde los pasillos laterales bien orientado TPGO: Tiro desde los pasillos laterales y transformado en gol TCMO: Tiro desde el pasillo central mal orientado TCBO: Tiro desde el pasillo central bien orientado TCGO: Tiro desde el pasillo central y transformado en gol ACCIONES TÉCNICO-TÁCTICAS REIN: Recuperación indirecta PERD: Pérdida de la posesión de la bola REDI: Recuperación directa ASIS: Asistencias DIND: Defensa individual DZOC: Defensa zonal en cuadrado DZOR: Defensa zonal en rombo DMIX: Defensa organizada mixta DTRA: Defensa en transición DINF: Defensa circunstancial Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología Antonio Hernández Mendo (Coord.) 26 TIRE: Tiro rechazado RECH: Rechazo ACCIONES DE LOS PORTEROS PARA: Tipo del equipo contrario parado por el portero y ejecutado desde la zona del área PAPA: Tipo del equipo contrario parado por el portero y ejecutado desde la zona del pasillo lateral PACE: Tipo del equipo contrario parado por el portero y ejecutado desde la zona del pasillo central GOAR: Gol encajado desde la zona del área GOPA: Gol encajado desde la zona de los pasillos laterales GOCE: Gol encajado desde la zona del pasillo central UVPO: Uno contra portero INCIDENCIAS TAAM: Tarjeta amarilla mostrada por el árbitro TAAZ: Tarjeta azul mostrada por el árbitro TARO: Tarjeta roja mostrada por el árbitro PERE: Penalti realizado o ejecutado PECO: Penalti convertido o transformado en gol FDRE: Falta directa realizada o ejecutada FDCO: Falta directa convertida o transformada en gol CAMJ: Cambio táctico de jugadores CAMP: Cambio de jugadores obligatorio por acumulación de personales LESI: Abandono de la pista por lesión [Extraído de Hernández Mendo (1999, pp. 46-47)] Como caso particular, que es propio de la denominada observación indirecta, en la cual la perceptividad del comportamiento es parcial, podemos obtener registros documentales obtenidos mediante la transcripción –tal cual- de una conducta verbal. En este caso, a partir del conjunto de textos transcritos,
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