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PSICOLOGÍA DEL DEPORTE (VOL. II) 
METODOLOGÍA 
Antonio Hernández Mendo 
(Coordinador)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Copyright 
©Antonio Hernández Mendo 
 
 
 
Edita 
Tulio Guterman (http://www.efdeportes.com) 
 
 
Diseño y Maquetación 
 Miguel Coranti 
libros@efdeportes.com 
 
Foto de Tapa: Antonio Hernández Mendo 
 
 
I.S.B.N. 987-43-6355-x 
 
Buenos Aires, agosto de 2003 
 
 
Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto 
en el artículo 53-bis del Código Penal vigente, podrá ser castigado con penas de multa 
y privación de libertad quien reprodujese o plagiase, en todo o en parte, una obra literaria, 
artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización.
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 4
Relación de Autores 
 
Antonio Hernández Mendo. Doctor en Psicología por la Universidad de Santiago de 
Compostela. Master en Psicología del Deporte por la Universidad Autónoma de Madrid. 
Profesor Titular de Psicosociología del Deporte en la Facultad de Psicología de la 
Universidad de Málaga. Ha sido Profesor de Enseñanza Secundaria en el área de 
Educación Física. Es autor del libro El biofeedback en la rehabilitación de lesiones 
deportivas (1995). Es coautor con Raúl Ramos Pollán del libro Introducción a la 
informática aplicada a la Psicología del Deporte (1996). Ha dirigido y dirige varias tesis 
doctorales y participa en varios proyectos de investigación nacionales e internacionales. 
mendo@uma.es 
 
María Teresa Anguera Argilaga. Doctora en Filosofía y Letras (Sección de Psicología), Diplomada en Magisterio, 
Licenciada con grado en Derecho por la Universidad de Barcelona. Catedrática de Metodología de las Ciencias del 
Comportamiento en la misma universidad Es autora de Metodología de la observación en las Ciencias Humanas 
(1978), Manual de prácticas de observación. (1983), La observación en el aula. (1988), Metodología observacional en 
la investigación psicológica. (1991). Ha sido coordinadora del libro Observación en Deporte y Conducta Cinésico-
Motriz: Aplicaciones (1999) y de otros cuatro libros de aplicaciones de la metodología observacional en distintos 
contextos. Actualmente dirige el proyecto Diseños Observacionales, (Grup de Recerca Consolidat 1998) y el titulado 
Desarrollos Metodológicos del Proceso de Evaluación en Contextos Naturales: Una Aplicación en Actividad Física dentro 
del Programa Sectorial de Promoción del Conocimiento (Area de la Salud). tanguera@psi.ub.es 
 
Angel Blanco Villaseñor. Doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Es profesor Titular de Metodología 
de las Ciencias del Comportamiento en la misma universidad. Especialista en Teoría de la Generalizabilidad sobre lo 
que ha publicado diversos trabajos en revistas nacionales e internacionales. Ha participado en numerosos trabajos de 
investigación. ablanco@psi.ub.es 
 
Manuel Pelegrina del Río. Doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Profesor de EGB en excedencia. 
Profesor titular del Área de metodología de las Ciencias del Comportamiento. Imparte clases de Metodología 
Experimental, Análisis Multivariante II y Técnicas de Investigación Psicosocial en la Facultad de Psicología de la 
Universidad de Málaga. Ha impartido cursos en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Ramón Llull. Ha 
publicado diversos libros y artículos de ámbito nacional e internacional principalmente sobre metodología, detección de 
señales y memoria de reconocimiento. En la actualidad participa en diversos proyectos de investigación 
subvencionados. pelegrina@uma.es 
 
Marcos Ruíz Soler. Doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona y analista informático por Europe Company 
Corporation. Desde 1991 es profesor titular del área de Metodología de las ciencias del comportamiento en la 
Universidad de Málaga y en la actualidad director de varios proyectos subvencionados de investigación. Sus trabajos 
se orientan al estudio experimental de los procesos visuales y a su modelización matemática y computacional. 
ruizsoles@uma.es 
Antonio Hernández Mendo 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
 
 5
Índice 
 
14. REGISTRO Y CODIFICACIÓN DEL 
COMPORTAMIENTO DEPORTIVO PAG. 06 
María Teresa Anguera Argilaga. 
Angel Blanco Villaseñor 
Universidad de Barcelona 
 
15. CALIDAD DE LOS DATOS REGISTRADOS 
EN EL ÁMBITO DEPORTIVO. PAG. 35 
Angel Blanco Villaseñor 
María Teresa Anguera Argilaga. 
Universidad de Barcelona 
 
16. LA METODOLOGÍA SELECTIVA EN 
LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE. PAG. 74 
María Teresa Anguera Argilaga. 
Universidad de Barcelona 
 
17. DISEÑOS CUASI-EXPERIMENTALES 
EN PSICOSOCIOLOGÍA DEL DEPORTE PAG. 97 
Antonio Hernández Mendo 
Universidad de Málaga 
 
18. DISEÑOS EXPERIMENTALES EN 
EL ÁMBITO DEL DEPORTE PAG. 112 
Manuel Pelegrina del Río 
Universidad de Málaga 
 
19. EVALUACIÓN DE PROGRAMAS DE ACTIVIDAD FÍSICA PAG. 141 
María Teresa Anguera Argilaga. Universidad de Barcelona. 
Antonio Hernández Mendo. Universidad de Málaga. 
 
20. NUEVOS ENFOQUES METODOLÓGICOS 
EN MODELIZACIÓN Y SIMULACIÓN DEL COMPORTAMIENTO PAG. 178 
Marcos Ruíz Soler 
Universidad de Málaga 
 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 6
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Capítulo 14 
Registro y codificación del 
comportamiento deportivo 
María Teresa Anguera Argilaga 
Ángel Blanco Villaseñor 
Universidad de Barcelona 
 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 7
1. Introducción 
 
El comportamiento deportivo es enorme-
mente vasto, y su ámbito de estudio es pluridisciplinar, 
albergando innumerables facetas y áreas de 
intervención. Así, pueden interesarnos objetivos tan 
dispares, por citar meramente algunos ejemplos, 
como la búsqueda de indicadores prospectivos (Ardá y 
Anguera, 2000) o retrospectivos de conductas de éxito 
(tiro a puerta, en fútbol) o de fracaso (pérdida de la 
bola, en tenis), como el estudio direccional de las 
relaciones interpersonales de emisión o de recepción 
en el seno de un equipo (Hernández Mendo, González 
Villena, Ortega García, Ortega Orozco y Rondán, 
1999), pasando por el estudio de la mutabilidad de 
patrones de conducta en acciones ofensivas de juego 
según las características del equipo oponente. Para 
desarrollar adecuadamente los estudios que permitirán 
el logro de esta multitud de objetivos, será necesario 
disponer de la necesaria formación metodológica, de 
acuerdo con la afirmación de Cruz (1991, p. 18): 
“Según el enfoque interconductual, la primera función 
del psicólogo del deporte, como especialista en una 
ciencia básica, debe ser la de producir nuevos 
conocimientos que luego utilizará: en primer lugar, de 
manera indirecta, como formador y asesor de otros 
especialistas; y en segundo lugar, como agente directo 
del cambio cuando haya de solucionar algún problema 
creado por la situación deportiva”. 
 
El contexto en el cual tiene lugar la actividad 
deportiva es vasto y abarcador (Heil & Henschen, 
1997). En ella concurren actividades, situaciones, 
rutinas, interacciones, estrategias, tácticas, etc., cuyo 
conocimiento y comprensión resultan esenciales para 
describir, comprender y analizar el comportamiento 
deportivo (Hernández Mendo y Ramos Pollán, 1996). 
Este comportamiento lo consideramos de forma lata, 
ya que inciden aspectos colaterales que no podemos 
olvidar, como los diversos roles de los participantes 
(compañeros del equipo, oponentes, preparadores, 
árbitros, etc.), la naturaleza sustantiva de la actividad 
desde el punto de vista de la práctica deportiva, la 
actividad desde la praxis profesional (sesión de 
entrenamiento, de competición regular, de torneo, 
etc.), el contexto físico o material en el cual se realiza 
(cancha, pista, campo, gimnasio, rocódromo, piscina, 
etc.), y circunstancias externas que no dejan de 
repercutir (condiciones climatológicas, actuación delpúblico, presión del tiempo en función del resultado, 
estado físico, declaraciones de directivos del club, 
lesiones, etc.). 
 
Ante esta amplia casuística, y contemplando la 
posibilidad de aplicación y uso de todas las opciones 
metodológicas, nos centramos en este capítulo en la 
metodología observacional, que posibilita una 
aplicación masiva en el estudio de los diversos 
comportamientos deportivos. 
 
La justificación de su uso extendido y de las 
posibilidades que ofrece se centra en los siguientes 
argumentos: 
 
ü La espontaneidad del comportamiento, que 
implica la ausencia de consignas o de la preparación 
de la situación dentro del margen que dejan las 
normas tácticas y las características 
correspondientes a cada modalidad deportiva. Si el 
flujo de conducta del deportista, acotado de acuerdo 
con nuestras expectativas de estudio (ejecución de 
determinada actividad, como un pase; reacción ante 
determinadas contingencias del entorno, como 
silbidos del público; iniciativa en la producción de 
determinadas respuestas, como robar el balón; etc.), 
es nuestro objeto de investigación, resulta obvio que 
la realización de dichas conductas obedece a una 
producción de comportamiento del individuo no 
restringida por grados de libertad impuestos desde 
fuera (normalmente por el entrenador, o el control 
por el árbitro de las normas técnicas). 
 
ü Complementariamente al anterior requisito, la 
producción de conducta ha de tener lugar en 
contextos naturales/habituales, garantizando la 
ausencia de alteraciones provocadas de forma 
intromisiva. En principio, nunca podríamos considerar 
que un campo de fútbol, o una piscina, o una cancha 
de baloncesto, o una pista de atletismo, constituyen 
un contexto natural para un individuo, pero es 
igualmente cierto que la habituación en su uso 
conlleva que aquel contexto es percibido y sentido 
como natural. La realidad del contexto 
natural/habitual implica que las conductas objeto de 
estudio forman parte del repertorio del individuo 
estudiado y se hallan incardinadas en el flujo de 
conducta que se desarrolla durante la práctica de la 
actividad deportiva. 
 
ü Que se trate de un estudio preferentemente 
ideográfico. La metodología observacional funciona 
mejor –o, al menos, permite profundizar más- si 
nuestro objeto de estudio es reducido. Obviamente 
podemos observar un grupo de individuos, como el 
formado por dos equipos de baloncesto que están 
compitiendo, ya que las actuales posibilidades 
tecnológicas permiten su correcta grabación y 
visionado en condiciones adecuadas, pero 
probablemente sólo registremos el número de 
encestes (información superficial) de cada equipo, 
mientras que si reducimos la cobertura extensiva del 
estudio (menos sujetos estudiados) aumentan 
nuestras posibilidades a nivel intensivo (mayor 
pormenorización y profundización), pudiendo estudiar 
la compleja red continuada de interacciones 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 8
intraequipo. La clásica unidad de estudio ha sido el 
individuo, pero posteriormente se han incorporado 
dos variantes que permiten una cierta 
flexibilización: Por una parte, se ha ensanchado su 
acepción originaria, y abarcaría también pequeñas 
agrupaciones de individuos (díadas de oponentes 
en juego de tenis, tríadas de jugadores que se 
forman en el transcurso de los partidos de fútbol, 
..., componentes de un equipo, etc.) que mantienen 
entre sí un estrecho vínculo o criterio de 
agrupación; y, por otra, se ha reducido en el 
sentido de contemplar tan sólo un nivel de 
respuesta (por ej., conducta de desplazamiento) en 
un atleta. 
 
1. La elaboración de instrumentos a medida (ad 
hoc) se debe a la imposibilidad de disponer de 
protocolos u otro tipo de instrumentos que sean rígidos 
y se hallen estandarizados. La razón es muy simple, y 
se basa en que cada situación de observación es 
distinta, y además la diversidad de las conductas que 
podemos estudiar es muy elevada, por lo que no 
funcionaría un instrumento prefabricado de 
observación. Por este motivo, hay que individualizar su 
construcción, que será específica en cada caso. 
 
2. La necesaria continuidad temporal deriva de la 
variabilidad permanente que se produce en el 
comportamiento deportivo, de forma que el continuo 
cambio que tiene lugar puede ser adecuadamente 
estudiado al incorporar el criterio diacrónico (de 
transcurso del tiempo) en la recogida de información y 
seguimiento de casos únicos (Cruz, 1995). En 
cualquiera de las modalidades de práctica deportiva 
carecería de sentido el disponer únicamente de una 
información puntual, que a todas luces resultaría 
insuficiente, al margen de que ni una jugada puede ser 
suficiente para analizar un partido, ni una sesión de 
entrenamiento para analizar una temporada. 
 
3. El comportamiento debe ser perceptible. En 
Psicología del Deporte es relativamente fácil percibir 
conductas motrices, sea mientras ocurren, o, de forma 
más recomendable, a partir de una previa grabación 
en video. Estas imágenes son las que deberán 
interpretarse, captando su significado y dándoles una 
denominación, una vez las hayamos
contextualizado adecuadamente. En lugar de la 
perceptividad total, ésta sería parcial si sólo tuviéramos 
acceso a una serie de indicadores o si solamente 
interesara el nivel verbal de respuesta (en el cual caben 
términos con significado doble o equívoco, sutilezas en 
la expresión, etc.). 
 
Estos cinco argumentos nos legitiman para 
considerar que la metodología observacional es 
sumamente útil en el análisis del comportamiento 
deportivo, detectándose en la actualidad un interés 
creciente por su uso, a pesar de que tradicionalmente se 
ha utilizado bastante menos que los tests y los 
cuestionarios (Capdevila, 1997). 
 
 
2. Unidades de conducta y de observación 
 
 El flujo de conducta se presenta como una 
sucesión continua de episodios, eventos, lances de 
juego, etc., que se desarrollan en una estructura 
sesional marcada por normas temporales establecidas 
(como la duración de cada tiempo de un partido) o sin 
ellas (la ascensión a una cima). Considerando que 
entendemos por sesión el tiempo ininterrumpido de 
registro, deberán establecerse los criterios adecuados 
para segmentar conceptualmente la sesión en los 
elementos de información de contenido mínimo, que 
adoptaremos como unidades de registro, codificación o 
análisis. 
 
 Estas unidades pueden tener una gran 
diversidad y amplitud. Existe un continuum entre lo 
molar y lo molecular (Bakeman y Gottman, 1989), sin 
olvidar el carácter relativo de estos términos, ya que en 
un partido de fútbol, por ejemplo, una acción ofensiva 
de juego se puede considerar una unidad molecular, de 
acuerdo con los objetivos del estudio; sin embargo, 
podría considerarse como unidad molar en otra 
investigación cuyo objetivo fuese el análisis de estas 
acciones ofensivas de juego, en las cuales se sucederían 
zonas del campo de juego, pases y jugadores, cada uno 
de los cuales tendría un carácter (relativamente) 
molecular; y cada uno de estos pases, a su vez, podría 
considerarse como una unidad molar si se halla 
formando parte de un estudio kinésico o del movimiento, 
en el cual se habrían descompuesto cada uno de ellos 
en unidades de desplazamiento y unidades gestuales. 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
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Figura 1. Estructura jerárquica de unidades de conducta, en donde se observa como una unidad dotada de 
determinada molaridad se descompone en unidades más moleculares a lo largo de una dimensión continua. 
 
La dimensión continua a la que nos hemos 
referido se sitúa entre dos polos o extremos
prioritariamente molares y moleculares, entre los cuales 
se cruzan sus ventajas e inconvenientes: 
 
 Ventajas Inconvenientes 
Molecular Mayor objetividad Deslabazamiento 
Molar Mayor vertebración Riesgo de subjetividad 
Tabla 1. Ventajas e inconvenientes en la dicotomía molar/molecular.Diversos autores clásicos (Boyd y De Vault, 
1966; Fassnacht, 1982) se han referido a la 
contraposición entre segmentar unidades conductuales 
respecto a unidades temporales. No creemos que en la 
mayoría de los casos tenga sentido, aunque sí nos 
posicionamos de acuerdo con Dickman (1963), que en 
un grupo de observadores no entrenados halló la 
tendencia a detectar determinados “puntos de corte” 
en el continuo conductual, los cuales, aunque no 
siempre coincidían, en cambio sí mostraban una cierta 
concordancia general respecto de las denominadas 
divisiones modales, o puntos de corte más relevantes. 
 
Una clasificación que, sin embargo, sí se ha 
mantenido, a pesar de que ha estado falta de una 
operativización precisa, consiste en la consideración de 
los segmentos conductuales como eventos o estados: 
a) Eventos son segmentos de duración corta que se 
producen en sesiones de elevada variabilidad 
conductual; y b) estados, que son segmentos 
conductuales que responden a una estabilidad 
comportamental. Lo que no aparece precisado es el 
tiempo de movilidad o estabilidad que permitiría 
caracterizarlos en una situación concreta. En el ámbito 
deportivo, por la propia naturaleza dinámica del 
comportamiento que estudiamos, prácticamente sólo 
se producen situaciones de evento, lo cual se traducirá 
en el planteamiento del muestreo observacional (ver 
capítulo siguiente). 
 
No existe forzosamente una equivalencia entre 
evento y molecularidad, por una parte, y estados y 
molaridad, por otra. Podemos imaginarnos el estudio de 
una estrategia ofensiva en un partido de fútbol (Figura 
1), cuestión que, en una escala jerárquica 
supraordenada, se halla en la cúspide de conductas más 
moleculares, como cada una de las fintas o pases del 
balón entre jugadores, y seguiríamos descendiendo 
sucesivamente a diversas conductas motrices en cuanto 
a la escala de la molecularidad. Sin embargo, dado que 
la movilidad y variabilidad es constante, sólo podríamos 
considerar la existencia de eventos, y no de estados. 
 
Por otra parte, Barker & Wright (1951) 
establecieron señalizadores de segmentación para la 
delimitación de segmentos conductuales por parte de 
observadores no entrenados, que podrían tener 
aplicación en algunas actividades deportivas: 
 
a) Cambio en el tipo de actividad. Por ejemplo, de 
regatear a disparar a puerta. 
 
b) Cambio en la parte del cuerpo implicada en la 
acción. Por ejemplo, pie izquierdo a pie derecho. 
 
c) Cambio en la dirección física de la conducta. Por 
ejemplo, modificación de una trayectoria para dar 
paso a otra. 
 
d) Cambio en el individuo con el que existe relación. 
Por ejemplo, del jugador con dorsal 2 al de dorsal 
3. 
 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 10
e) Cambio en el entorno donde se produce la 
conducta. Por ejemplo, en la banda o frente a la 
portería. 
 
f) Cambio en la velocidad de la conducta. Por 
ejemplo, de andar a correr. 
 
La delimitación de la unidad de conducta, 
desde nuestro punto de vista, obedece, 
indudablemente, a la específica concreción de los 
objetivos, y además debe ajustarse a los siguientes 
criterios moduladores: 
 
a) Cada unidad de conducta se debe poder 
delimitar; es decir, distinguirse y diferenciarse de la 
anterior y posterior. Siguiendo con el mismo ejemplo, 
cada uno de los pases de balón que conforman una 
acción ofensiva de juego será distinto del anterior y del 
siguiente. 
 
b) Cada unidad de conducta debe poder ser 
denominada. La asignación de un nombre específico 
ayuda en gran medida a la adquisición de su propia 
identidad y a la diferenciación de otras unidades de 
conducta semejantes. Si hemos zonificado el campo 
de fútbol en doce áreas (a1, a2, a3, a4, b1, b2, b3, b4, 
c1, c2, c3 y c4), el posicionamiento del balón queda 
caracterizado por el nombre de la zona; por ejemplo, 
la a3. 
 
c) Una unidad de conducta, para adquirir el 
rango de tal, además, debe poder definirse, captando 
sus matices. Así, una tarjeta roja mostrada por el 
árbitro. 
 
Cumplidos los tres requisitos indicados, y en 
función del objetivo pretendido, en cada estudio se 
procederá a establecer el tamaño y características de 
las unidades de conducta. 
 
Cuando una unidad de conducta se registra, 
obtenemos la respectiva unidad de observación. 
 
 
3. Taxonomía de unidades de conducta 
 
 A partir de la caracterización que hemos 
hecho de unidad de conducta, se han elaborado 
clasificaciones que resultan útiles. La más conocida, en 
la que coinciden Hawkins (1982), Hutt & Hutt (1970), 
Martin & Bateson (1991) y Rosenblum (1978), 
diferencia los siguientes tipos de unidades de 
conducta: 
 
 a) Estructurales, morfológicas, topográficas o 
físicas. Son descripciones de conducta realizadas “por 
operación”, que dicen cómo se efectúa la conducta, sin 
que importe el para qué o el por qué. En la definición 
de una unidad estructural se especifican los movimientos 
que se han de realizar para que el segmento observado 
pueda clasificarse como una realización de tal unidad. 
Por ejemplo, en ejercicios de flexibilidad en natación, se 
efectúa el estiramiento de los isquiotibiales de pie 
mirando frente a la pared, colocando una pierna sobre 
el bordillo y manteniendo la otra semiflexionada apoyada 
en el suelo, flexionando posteriormente el tronco sobre 
la pierna levantada y ésta se estira. 
 
 b) Funcionales. Son unidades definidas por las 
consecuencias producidas por la conducta en el entorno 
físico o social, lo que incluye la conducta de otros 
individuos. Una unidad funcional es una descripción de la 
conducta “por consecuencia”, que no hace referencia ni 
a las contracciones musculares ni a los movimientos 
realizados, sino al resultado de los mismos. Por 
ejemplo, el enceste en un jugador de baloncesto, la 
bolea muerta en tenis, o un buceo en un nadador. Una 
unidad funcional se podría descomponer en distintas 
unidades estructurales, siendo factible que movimientos 
diferentes tuvieran las mismas consecuencias (en fútbol, 
un tiro a puerta transformado en gol se puede efectuar 
en forma de vaselina o mediante cabezazo). 
 
 Definir la conducta utilizando unidades 
estructurales o funcionales depende de qué resultados 
se persiguen en la investigación, y, por supuesto, no 
existen argumentos a priori que determinen qué tipo de 
unidades resulta más conveniente. Sin embargo, sí 
podemos hacer alguna consideración en el sentido de 
que praxiológicamente interesarán más las unidades 
funcionales, mientras que desde la perspectiva de la 
actividad física y de la conducta cinésica desarrollada 
resultarán más relevantes las unidades estructurales. La 
utilización de unidades funcionales permite en muchas 
ocasiones efectuar comparaciones inter e 
intraindividuales, las cuales resultarían dificultosas de 
obtener si se hubieran empleado unidades estructurales, 
debido a que un mismo resultado, por ejemplo, llegar a 
la cima en una escalada, puede implicar acciones 
motrices muy dispares. La mayor molaridad de las 
unidades funcionales permite al investigador descubrir 
más fácilmente leyes o regularidades que puede ser 
imposible formular si se limita a emplear unidades 
estructurales. 
 
 Sin embargo, el definir la conducta 
funcionalmente también supone inconvenientes (Quera, 
1997). En primer lugar, existe una pérdida de detalle 
que el investigador tendrá que decidir si queda 
compensada por la economía de términos y por la 
mayor facilidad de observación inherente a las unidades 
funcionales. En segundo lugar, deberá plantearse si el 
empleo de unidades funcionales facilita o dificulta la 
contrastación de determinadas hipótesis, por ejemplo, si 
se desea averiguar si las consecuencias logradas por 
diferentes vías tienen efectos diferentes sobre otras 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 11
conductas posteriores. Y en tercer lugar, existe el 
peligro de asignar significados causales a unidadescuyo nombre o etiqueta alude a factores 
motivacionales, lo cual debiera evitarse. 
 
 
4. Registro 
 
 Registro es la transcripción de la 
representación de la realidad por parte del observador 
mediante la utilización de códigos determinados y que 
se materializa en un soporte físico que garantiza su 
prevalencia (adaptado de Anguera, Behar, Blanco, 
Carreras, Losada, Quera y Riba, 1993). 
 
 Debido a que los datos posibles y su 
producción en la realidad presentan una variabilidad 
casi infinita, los tipos o técnicas de registro 
desarrollados son igualmente innumerables, 
obedeciendo a la naturalidad y espontaneidad de la 
conducta observada y al hecho de que la metodología 
observacional sea una estrategia altamente flexible. 
 
 Son múltiples las preguntas que nos podemos 
formular: ¿Qué registrar?, ¿cuándo registrar y con qué 
requisitos?, ¿dónde registrar?, ¿con qué medios?, 
¿cómo registrar?, a las cuales debemos dar respuesta. 
 
 
4.1. ¿Qué registrar? 
 
En el ámbito deportivo deberemos registrar 
aquellos sectores del comportamiento que podamos 
percibir y nos permitan objetivar (y posteriormente 
cuantificar) su estudio. Indudablemente su alcance se 
halla únicamente restringido por la perceptibilidad, y, 
en consecuencia, por la posibilidad de captar la 
ocurrencia de conductas mediante nuestros órganos 
sensoriales (especialmente visuales y auditivos), en la 
forma más primitiva, o mediante grabación y 
almacenamiento de la información. 
 
 Todos los niveles clásicos de respuesta caben 
en el estudio del comportamiento deportivo. Siendo 
conscientes de sus limitaciones, sugerimos la 
clasificación de niveles de respuesta de Weick (1968), 
que corresponden al “contenido” de la conducta a 
observar, y en el bien entendido de que nos puede 
interesar uno de ellos o varios simultáneamente: 
 
a) La conducta no verbal se refiere a las 
expresiones motoras que pueden originarse en 
distintas partes del organismo. Se trata quizá del 
área más activa de las recientes investigaciones en 
metodología observacional, mostrándose la 
relevancia de los movimientos del cuerpo. Además, 
la conducta no verbal es extremadamente sutil para 
el registro, siempre que el observador esté 
entrenado y adiestrado (Anguera, Blanco, Losada y 
Sánchez-Algarra, 1999) y sea sensible a sus 
manifestaciones. Así, entrenadores no adiestrados en 
el análisis de la conducta no verbal no podrían 
predecir, a través de señales faciales grabadas, 
cuáles son los deportistas que comprenden un 
concepto, mientras que esta predicción mejoraría 
significativamente si se añadiera información verbal. 
La propuesta inicial, efectuada por Weick (1968), 
desglosaba la conducta no verbal en expresiones 
faciales, intercambios de mirada y movimientos 
corporales. No obstante, entendemos que se incurre 
en dos problemas metodológicos, lo cual nos ha 
llevado a introducir una modulación: Por una parte, 
entre expresiones faciales e intercambios de mirada 
no se cumple la mutua exclusividad, dado la que 
segunda constituiría un subconjunto de la primera, y 
los movimientos corporales no hacen posible que sea 
efectiva la condición de exhaustividad con el resto, 
dado que únicamente se contemplaría la conducta 
gestual (que es dinámica), pero no la postural (que 
es estática). Teniendo en cuenta que, desde un 
criterio topográfico del ser humano, siempre se 
produce alternancia entre conducta gestual (conducta 
dinámica entre dos conductas estáticas) y conducta 
postural (conducta estática entre dos conductas 
dinámicas), la modulación introducida consistiría en 
contemplar, como modalidades de la conducta no 
verbal, expresiones faciales, conducta gestual y 
conducta postural. Y, como apunte último, 
entendemos que esta última propuesta es sin 
perjuicio de que, en un futuro no lejano, se entienda 
dicotomizada en conducta gestual y postural, pues 
aunque cada vez en mayor medida las expresiones 
faciales se consideran como la expresión privilegiada 
de los estados emocionales del deportista, es 
igualmente cierto que pueden reducirse a las otras 
dos modalidades de conducta. 
 
b) La conducta espacial o proxémica presenta dos 
vertientes: Una es de carácter estático, y se refiere a 
la elección de lugar en un espacio, como el jugador 
centrocampista de un equipo de fútbol elige “su” 
zona. La segunda vertiente es mucho más relevante 
en el ámbito deportivo, y comprende el conjunto de 
los desplazamientos de un individuo, realización de 
trayectorias, ocupación del espacio, etc. En la 
vertiente dinámica, el límite que la separa netamente 
de la conducta gestual (modalidad de la conducta no 
verbal) es cuando la proyección del centro de 
gravedad del individuo se halla fuera de su base de 
sustentación, lo cual le obliga a desplazarse, ya que, 
de lo contrario, se caería por pérdida de equilibrio. 
 
c) La conducta vocal o extralingüística estudia los 
diversos aspectos de interés en la vocalización, sin 
que interese en absoluto el contenido del mensaje. A 
lo largo de los años, la incidencia de nuevas 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 12
tecnologías ha revolucionado este tipo de conducta 
no verbal. Así, desarrollos informáticos o el actual 
sonógrafo permiten efectuar una descomposición 
espectral de la voz, a la vez que se calcula la 
energía producida en el instante de su emisión y se 
detecta el formante, identificador de cualquier 
individuo. Las aplicaciones en el ámbito deportivo 
son reducidas. Podría tener interés la intensidad 
con la que habla el entrenador, desde susurrar a 
gritar. 
 
d) La conducta verbal o lingüística, al contrario que 
la vocal o extralingüística, se refiere al contenido 
del mensaje. Por este motivo, nos debemos remitir 
al análisis del texto resultante de su transcripción. 
Por ejemplo, todas las órdenes y advertencias que 
el entrenador da a los jugadores de baloncesto 
cada vez que se pide “tiempo” y se suspende el 
juego. 
 
Nuestro objeto de estudio es el que nos 
delimitará qué conductas debemos registrar. Otra 
cuestión distinta es que no esté bien acotado, y por 
este motivo convendrá que diferenciemos 
perfectamente las fases de observación pasiva y 
observación activa. 
 
4.2. ¿Cuándo registrar y con qué requisitos? 
 
 En un estudio observacional, de forma 
genérica, se puede registrar en las dos grandes fases 
de que consta: Pasiva y activa. 
 
a) La fase pasiva o exploratoria, de carácter 
precientífico, nos permite familiarizarnos con la 
situación y los comportamientos deportivos a los 
que nos vamos a dedicar. Durante esta fase, que 
es conveniente sea lo suficientemente prolongada 
(de forma tentativa, hasta un tercio del tiempo total 
previsto para el estudio), se registra de forma 
accidental y desestructurada –lo cual no debe 
sorprendernos dado su carácter exploratorio-, y el 
registro obtenido no será aprovechable, debido 
precisamente a su falta de sistematización (nos 
referiremos a él en el apartado de tipos de 
registro). 
 
 La finalidad de esta fase pasiva es la 
familiarización acerca del contexto y la situación, el 
entrenamiento del observador, la eliminación de la 
reactividad del individuo observado y la adquisición 
de un bagaje de conocimientos que permita 
argumentar las tomas de decisión posteriores, que 
serán abundantes (criterios de constancia 
intersesional, tipo de codificación, número de 
sesiones, criterios de inicio y fin de sesión, 
establecimiento o no de intervalos temporales, 
parámetros de registro, etc.). 
 
 Esta fase tiene un claro objetivo preparatorio del 
posterior registro de la fase activa. 
 
b) La fase activa u observación científica se inicia 
una vez finaliza la fase de observación pasiva, ya con 
el problema acotado, con un elevado control externo 
y con hipótesis exploratoria o confirmatoria según se 
trate de un estudio esencialmente inductivo o 
deductivo. 
 
 Al comienzo de este período, y previamente 
al planteamiento del registro, se deben materializarunos requisitos idóneos encaminados a facilitar la 
buena marcha del procedimiento, y que actúan como 
importante garantía para no incurrir en carencias o 
errores metodológicos que darían lugar 
indefectiblemente a registros falseados. Básicamente 
son los siguientes: 
 
1. Mantenimiento de la constancia intersesional: 
Con el fin de garantizar el máximo de 
homogeneidad entre las diferentes sesiones de 
observación es imprescindible que se haya 
elaborado una relación de los requisitos mínimos 
que permiten caracterizar el perfil de las sesiones 
de observación que se ajustan al objetivo 
propuesto. Los criterios pueden ser variados, 
siempre que resulten adecuados (días, lugar, hora, 
deportistas presentes, tiempo de actividad 
desempeñada, ausencia de interrupciones externas, 
etc.). Por ejemplo, todas las sesiones de 
entrenamiento en una pista de atletismo tendrán 
lugar los lunes, miércoles y viernes de 7 a 8, 
independientemente de que la iluminación sea 
natural o artificial y de la velocidad del viento, pero 
salvo si llueve. 
 
2. Mantenimiento de la constancia intrasesional: 
Evento inesperado o circunstancia sobrevenida en 
el transcurso de una sesión de observación, que 
ocasiona a su vez una ruptura del curso de la 
acción (actividad o línea argumental de la sesión). 
Se plantea en este caso si se puede aprovechar, 
contando con el principio de economía de esfuerzo, 
el registro correspondiente a la parte de la sesión 
previa, adoptándose como criterio convencional 
positivo el hecho de que en ella se cumpla la 
totalidad de las condiciones de constancia 
intersesional. Siguiendo con el mismo ejemplo, si 
empieza a llover durante el transcurso de una 
sesión de entrenamiento se produciría este 
truncamiento de la actividad. No se cumplirían en 
este caso los demás requisitos de constancia 
intersesional, ya que se establece una duración de 
sesión de una hora, por lo que, en consecuencia, 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 13
no se podría aprovechar el registro de esta parte 
de sesión. 
 
3. Tratamiento de las disrupciones temporales: 
Evento inesperado o circunstancia sobrevenida en 
el transcurso de una sesión de observación que 
ocasiona una interrupción de la sesión de 
observación, sin que se rompa el curso de la 
acción. Desde la época clásica de la metodología 
observacional se ha ido reduciendo 
convencionalmente el período de interrupción 
máximo permitido para poder proceder a una 
estimación de parámetros correspondiente a este 
período de inobservabilidad. Conviene aclarar que 
la inobservabilidad puede producirse 
esencialmente por dos motivos: por hallarse 
momentáneamente el sujeto observado fuera del 
campo de observación, y por causas técnicas 
(parte del escenario de observación al que no le 
alcanza la cámara, palabras imperceptibles, mala 
orientación de una cámara, etc.). Un ejemplo 
sería que el balón salte fuera de la valla que 
limita un polideportivo, y, mientras se recupera el 
balón, se interrumpe el juego. 
 
4. Temporalización: Elaboración de un plan o 
agenda relativo a la sucesión de actividades a 
desarrollar a lo largo del proceso: Fase 
exploratoria, planteamiento del diseño del estudio 
y plan de muestreo observacional, elaboración del 
instrumento de observación, registro y simultánea 
comprobación del control de calidad del dato, 
desarrollo analítico del diseño, interpretación de 
resultados y elaboración del informe. 
 
5. Identificación de la sesión de observación: 
Aparte de datos identificativos de fecha y hora, se 
incluirá información relativa a los cuatro niveles 
del contexto: a) Entorno físico (superficie, 
iluminación, implementos, etc.), b) actividad 
realizada (partido de competición, sesión de 
entrenamiento, etc.), c) nivel social relativo al(a 
los) sujeto(s) observado(s) (con indicación de 
sujetos presentes no observados, y de su 
constancia o variabilidad en las distintas 
sesiones), y d) información de carácter 
institucional u organizativo (fijación de la hora de 
inicio del partido, escuchar el himno nacional en 
una competición internacional, llevar brazaletes 
negros en señal de luto, etc.). 
 
4.3. ¿Dónde registrar? 
 
 En la época clásica de la metodología 
observacional, lo habitual era el registro in situ e in 
vivo, lo cual implicaba una serie de riesgos, entre los 
cuales destacaba la distorsión producida por la 
imposibilidad material de registrar todas las conductas 
que interesaban, y especialmente en comportamientos 
fugaces, como suelen ser todos los deportivos, así como 
una habitual alteración de la información registrada si no 
se registraba inmediatamente después de producirse, 
además de un elevado riesgo de reactividad de los 
individuos observados (Behar y Riba, 1993). Por tanto, 
concurrían diferentes tipos de sesgos y aumentaban los 
errores en el registro. 
 
 Todo estudio científico pretende reducir y 
eliminar los errores (ver siguiente capítulo), y este 
interés aumenta, si cabe, en la observación de 
comportamientos deportivos, debido a que las 
situaciones de observación son complejas, existe una 
movilidad intrínseca, la mayoría de las conductas son 
fugaces, suelen participar varios individuos, los estudios 
son habitualmente prolongados, etc. Es cierto que 
después se someterá el registro a un control de calidad 
del dato, como veremos en el siguiente capítulo, pero 
previamente debe efectuarse un planteamiento tendente 
a reducir riesgos de error. 
 
 En las últimas décadas, el impresionante avance 
tecnológico que se ha producido ha facilitado en gran 
medida el rigor y la precisión en el registro. En la 
actualidad, en la práctica totalidad de los casos se puede 
disponer de la grabación de las sesiones de observación, 
motivo por el cual la operación metodológica de registro 
se disocia en las de grabación-visionado(s)-registro a 
partir de la grabación, pudiéndonos ayudar mediante 
instrumentos mecánicos o, especialmente, tecnológicos 
(Losada, 1983). 
 
4.3. ¿Cómo registrar? 
 
La fase empírica de la observación se inicia 
desde el momento en que el observador empieza a 
acumular y clasificar información sobre 
comportamientos deportivos, con lo que adquiere unos 
datos provenientes de un volcado de la realidad, y que 
deberá sistematizar progresivamente, pudiéndolo hacer 
a lo largo de una gradación con muchos eslabones 
intermedios, los cuales suelen sucederse entre sí, al 
menos parcialmente, a medida que avanza el 
conocimiento del observador acerca de las conductas 
estudiadas y se acrecienta su rodaje específico. 
 
Son prácticamente incontables las modalidades 
de registro existentes o que se pueden crear, y en su 
elección será relevante la consideración de los objetivos 
y de los contextos en que se ubique el estudio (así, 
registro continuo vs. intermitente, registro de conductas 
más o menos molarizadas, etc.). De forma tradicional, 
se han establecido cuatro grandes sistemas de registro 
(y codificación, a la que nos referiremos en el apartado 
siguiente) (Blanco y Anguera, 1991; Blanco, 1997): 
Sistemas verbales, nominales, dimensionales y 
estructurales. 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 14
El nivel de sistematización (o grado de control 
externo) de un registro constituye el criterio más 
relevante para diferenciar diversas modalidades de 
registro, teniendo en cuenta que matizaremos las 
diferencias entre los principales tipos, a sabiendas de 
que nos referiremos únicamente al prototipo de cada 
uno de los grados de sistematización: Registro 
narrativo (que se corresponde con los sistemas 
verbales), registro descriptivo (ambos son no 
sistematizados), registro semi-sistematizado y registro 
sistematizado (a medida que aumenta el grado de 
sistematización se corresponden con los sistemas 
nominales), y posteriormente, en sucesivos apartados, 
haremos alguna referencia a los sistemas dimensionales 
y estructurales. 
 
 
Figura 2. Modalidadesde registro en la observación del comportamiento deportivo. 
 
 
A) Registro narrativo. 
 
 Es el propio de la fase pasiva o exploratoria 
del estudio, dado el escaso conocimiento que se tiene 
habitualmente de la situación, sujeto observado y 
conductas que se ejecutan. Se trata de una 
“descripción de bajo nivel, realizada mediante lenguaje 
oral o escrito, que es propia de fases iniciales de la 
observación, y que se caracteriza por su falta de 
estructura” (Anguera, Behar, Blanco, Carreras, Losada, 
Quera y Riba, 1993). 
 
 Corresponde al registro narrativo un texto en 
que se indica lo ocurrido, de forma parecida a como 
un reportero da cuenta de un acontecimiento social, 
pudiendo existir lagunas o fallas en la ordenación de 
los hechos. Corresponde generalmente al período de 
observación exploratoria, y de ahí su gran importancia, 
ya que suministra una información básica (Weick, 
1985). 
 
 En el plano formal, se caracteriza por su estilo 
textual, y en cuanto al plano del contenido, queda 
definido por: a) Uso de un léxico no especializado; b) 
selección intencional de la información; y c) registro no 
secuencial. 
 
Ejemplo (en hockey sobre patines): 
La sesión de entrenamiento ha sido tranquila. El 
portero ha parado algunas veces. Casi todo el 
tiempo se ha actuado de forma defensiva, 
aguantando al equipo contrario. Se han pitado 
muchas faltas. 
 
 A su vez, el registro narrativo puede 
presentarse bajo diversas modalidades (Fassnacht, 
1982; Evertson & Green, 1978): 
 
a. Diarios (no nos referimos únicamente al típico 
de la auto-observación, sino especialmente al 
resultante de la heteroobservación), con problemas 
generalizados de predominio de la interpretación 
sobre la percepción. Actualmente es menos utilizado, 
pero puede resultar útil para obtener una 
información continuada a lo largo de diversas 
sesiones, lo cual facilitará el mejor conocimiento de 
la situación. 
 
Ejemplo de valoración diaria de la condición 
física de un deportista mediante el test de 
Ruffier-Dickson (prueba mixta aeróbica-
anaeróbica): 
He realizado 30 flexiones de piernas en 45 
segundos, logrando cumplir el tiempo marcado. 
Después de la flexión 18 no he inspirado bien ni 
he realizado el contacto adecuado de los 
glúteos con la punta del asiento; sin embargo, 
he logrado espirar el aire correctamente. En las 
tres siguientes flexiones he arrastrado el 
problema, pero desde la flexión 22 he 
normalizado el ritmo, con la sensación de una 
resistencia cardiaca correcta. 
[Adaptado de Capdevila (1999, pp. 175-177)] 
 
b. Registros anecdóticos, que consisten en breves 
descripciones de un evento que ha ocurrido de forma 
inesperada, no interesando tanto la ocurrencia en un 
determinado sujeto, sino la manifestación de tales 
tipos de respuestas en general, lo cual constituye el 
criterio base para su agregación continuada. 
 
Ejemplo (en balonmano): 
Se ha efectuado un lanzamiento por encima de la 
cabeza desde detrás de la línea marcada en el suelo, 
con posición simétrica de las piernas. Una vez realizado 
el lanzamiento, el jugador A no ha logrado mantener 
una posición equilibrada, apoyando su pie derecho al 
otro lado de la línea, con lo que el lanzamiento ha sido 
nulo.[Adaptado de Moreno (1992, pp. 93-95)] 
 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 15
c. Registros continuos, que tratan de captar los 
elementos más importantes de una serie de 
conductas o sucesos, constituyendo el esqueleto de 
muchos archivos de estudio de casos. 
 
Ejemplo (en acciones relevantes respecto al fair 
play en jugadores jóvenes de fútbol): 
0A lo largo del partido, se registran sólo 
las conductas contrarias al fair play, con el fin de 
intervenir sobre ellas: 
1. Hacer una falta deliberada para obtener un 
beneficio para el equipo 
2. Conducta agresiva hacia un contrario 
3. Patada de un defensa en el momento en 
que toca el balón 
4. Vengarse de un golpe recibido de forma 
involuntaria 
5. Devolver una patada 
6. Insultar al árbitro 
7. [Adaptado de Boixadós, Valiente, Pintanel y 
Cruz (1996, pp. 180-183)] 
 
d. Registros de muestras, referidos únicamente a 
escenas concretas que deben transcribirse, y en las 
que se pueden precisar el encadenado y/o 
anidamiento de objetivos. 
 
Ejemplo (en Educación Física en Enseñanza 
Primaria): 
Escena del mono trepador, que tiene por 
objetivo reducir el miedo a las inversiones y 
suspensiones corporales: 
El alumno A trepa por las espalderas. El B grita: 
“¡Que no os coman las pirañas si caéis!” 
Ambos se desplazan y caminan por las barras de 
equilibrio para pasar el “río”. El A pregunta: 
“¿Podemos saltar el precipicio?” (bancos suecos y 
plintos). Ambos recorren todas las áreas del 
gimnasio sin tocar para nada el suelo. Ambos 
gritan: “¡Las pirañas están al acecho!”. 
Al sonido de “¡Ah, ah, ah!” ambos imitan a 
Tarzán, y al sonido “¡Ho, ho!” a la mona Chita. 
[Adaptado de Castañer y Camerino (1991, p. 
175)] 
 
B) Registros descriptivos. 
 
 El registro descriptivo ya corresponde a la 
observación activa, y muestra una evolución y avance 
respecto al registro narrativo, dado que existe una 
cierta estructuración y es frecuente la utilización de 
medios automáticos de grabación. 
 
En el plano formal, se caracteriza, igual que el 
registro narrativo, por su estilo textual (y esta 
circunstancia es la que hace que ambos se traten de 
registros no sistematizados); sin embargo, en cuanto 
al plano del contenido, queda definido por: a) Uso de 
un léxico especializado; b) selección cuidadosa de la 
información a partir de criterios preestablecidos; y c) 
registro secuencial. 
Ejemplo de un entrenamiento para la mejora de 
flexibilidad (en natación): 
 Movilidad coxo-femoral. El nadador A pasa la 
pierna flexionada (después extendida) por encima del 
nadador B en el momento que éste se agache. 
 El nadador B se coge, por detrás, una pierna por 
el tobillo y estira el psoas-ilíaco o flexor de la cadera 
mientras que la rodilla empuja hacia delante. 
 De pie mirando frente a la pared, el nadador A 
coloca una pierna sobre el bordillo y mantiene la otra 
semiflexionada apoyada al suelo. Posteriormente se 
flexiona el tronco sobre la pierna levantada, 
produciéndose el estiramiento de los isquiotibiales. 
 Elongación de la musculatura posterior de las 
piernas en los nadadores A y B y movilidad de las 
caderas al desplazarse realizando fondos de piernas. 
 El nadador A efectúa un estiramiento del glúteo, 
levantando una rodilla hacia el pecho, y manteniéndola 
cogida con ambas manos por debajo de la rodilla, 
conservando ésta lo más pegada al pecho posible. 
 Se trabaja la movilidad de la columna por ambos 
nadadores, el A de espaldas contra el B. El nadador B 
coge al nadador A por las muñecas y flexiona el tronco 
hacia delante. El nadador B se deja estirar y 
permanece colgado. 
 Los nadadores A y B se colocan de espaldas uno 
contra el otro. El nadador B coge a A por las 
muñecas, con los brazos en cruz, y cierra los brazos 
hacia el frente estirando los del compañero, 
produciéndose una elongación de los pectorales y del 
deltoides. 
 El nadador A efectúa un estiramiento del 
romboide, poniendo ambas manos mirando la parte 
superior de la espalda y juntando los codos. 
 El nadador B, con una mano conduce el codo del 
brazo opuesto por detrás de la nuca. Intenta 
desplazar el brazo lateralmente contra la resistencia de 
la mano que lo sujeta, consiguiendo un estiramiento 
de la musculatura posterior del brazo y la del hombro. 
 El nadador A flexiona lateralmente el tronco con 
extensión del brazo y de la parte opuesta, apoyando 
la otra mano en la cintura, con lo que se produce un 
estiramiento de la musculatura lateral del tronco. 
11. [Adaptado de Jardí (1998, pp. 98-101)] 
 
 
C) Registros semi-sistematizados. 
 
 Anteriormente ya hemos mencionado que el 
nivel de sistematización varía a lo largo de un 
continuum. En este grupo se incluyen los registros en los 
cuales está en marchael proceso de consecución de 
mayor control externo, tratando de expresar de forma 
estructurada la información contenida en las conductas o 
eventos de forma que no se produzca pérdida de ella o 
de matiz expresivo. 
 
 El registro semi-sistematizado, como tal, se usa 
poco, pero destaca especialmente por su interés 
didáctico y con el fin de facilitar la formación de 
observadores, dado que es muy útil realizar la 
transformación de un registro no sistematizado a uno 
semi-sistematizado por progresiva inclusión de criterios 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 16
que irán estructurando el registro, y del semi-
sistematizado al sistematizado, procediendo luego por 
camino inverso –mediante la decodificación- para 
comprobar si se preserva sin distorsión la información 
relevante, es decir, si se mantiene la coincidencia 
entre el inicio y el final del proceso (Anguera, 1990). 
 
 Las listas de control constituyen un buen 
recurso siempre que ha de efectuarse un registro 
esquemático sobre la presencia o ausencia de 
conductas o eventos concretos. Se corresponden con
las listas de acción, y basta llevar a cabo una relación de 
las alternativas conductuales presentadas, a modo de 
inventario. 
 
 Existen dos posibilidades: 
 
a) Los sistemas de signos, obtenidos al muestrear 
numerosas informaciones diversas de un evento natural 
sin que exista ninguna suposición previa acerca de su 
ponderación o importancia relativa. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Las listas de rasgos, que constituyen 
repertorios de las distintas conductas incluidas en los 
objetivos de un estudio, siendo el único criterio 
relevante que se incluyan todas las distintas conductas
ocurridas (no que se contabilice su frecuencia), y que 
constituyen el punto de partida de la elaboración de 
instrumentos de observación (sistemas de categorías y 
formatos de campo). 
 
Ejemplo de interacción en un grupo de practicantes de actividad física: 
 
Sonríe 
Da saltos 
Llama a sus compañeros 
Repite consignas 
Se coloca en fila 
Corrige a un(a) compañero(a) 
Baila solo(a) 
Ríe 
Gira 
Corre 
Aplaude 
Abandona el grupo 
 Descansa 
Flexiona lateralmente el tronco 
Responde a preguntas 
Bromea 
Se levanta 
Camina 
Imita modelo 
Pasa balón a compañeros 
[Adaptado de Camerino (1999, p. 136)] 
 
C) Registros sistematizados. 
 
 
 Cualquiera de las modalidades de registro 
semi-sistematizadas se irá transformando a registro 
sistematizado, logrando así que la información 
recogida pueda considerarse dato neto, siendo capaz 
de dar lugar a resultados precisos. 
 
 
4.4. ¿Con qué parámetros registrar? 
 
 Nos hemos referido a diversas posibilidades de 
registro, pero en todas ellas debemos adoptar la 
decisión acerca de cómo materializamos los datos netos 
que vamos a extraer del registro. Existen parámetros 
primarios y secundarios (Carreras, 1991), y entendemos 
que para el estudio del comportamiento deportivo son 
esenciales los primeros, que presentamos en forma de 
escalonado dada su progresiva adquisición de potencia 
Ejemplo en conducta postural: 
 
POLO CEFÁLICO POLO MANIPULATIVO POLO LOCOMOTOR 
Conducta Comentario Conducta Comentario Conducta Comentario 
Cabeza doblada 
Cabeza baja 
Cabeza inclinada 
Cabeza erguida 
 
Agachada 
 
Brazos cruzados 
Brazos caídos 
Mano ocupada 
Manos unidas 
Mano extendida 
Manos cintura 
Tensos 
 
Laxa 
Pies unidos 
Pies cruzados 
Pies separados 
Pies abiertos 
Pies próximos 
 
 
20 cm. 
[Adaptado de Izquierdo (1999, p. 18)] 
 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 17
como dato y su orden progresivo de inclusión. Estos 
parámetros primarios son: Frecuencia, orden y 
duración. 
 
 La frecuencia consiste en un mero recuento de 
ocurrencias de conducta. Es indudablemente el 
parámetro más débil, aunque probablemente haya 
sido tradicionalmente el más utilizado. 
 
 El orden consiste en la explicitación de la 
secuencia de las distintas ocurrencias de conducta. Es 
portador de la información correspondiente a la
frecuencia y, además, de un plus de información que 
permite discriminar entre sesiones distintas que podrían 
aparecer como idénticas si sólo contempláramos el 
parámetro frecuencia. Así, si tomamos como ejemplo 
las siguientes sesiones (ver Tabla 2) registradas 
mediante el parámetro orden, a simple vista 
comprobamos que son distintas, mientras que las 
correspondientes tablas de frecuencias (registro a partir 
del parámetro frecuencia) muestran identidad entre 
ambas sesiones, o, lo que es lo mismo, el parámetro 
frecuencia no es capaz de discriminar lo que sí 
diferencia el parámetro orden: 
 
Registro a partir del parámetro 
orden 
 Registro a partir del parámetro frecuencia 
Sesión 1 Sesión 2 A B C D 
B D Sesión 1 5 2 3 4 
A A 
 
Sesión 2 5 2 3 4 
D D 
A B 
C C 
A A 
D C 
C D 
A A 
C C 
B A 
D D 
A A 
D B 
 
Tabla 2. Comparación de registros a partir de los parámetros de orden y frecuencia. 
 
La duración es el parámetro del registro más 
consistente, y el que encierra mayor riqueza de 
información, ya que contiene la del parámetro orden y 
además la indicación del número de unidades 
convencionales de tiempo (minutos, segundos,...) 
correspondientes a cada ocurrencia de conducta, que 
equivale a un plus de información que permite 
discriminar entre sesiones diferentes que aparecerían
como idénticas si sólo se contemplara el parámetro 
orden. En la Tabla 3, en la cual mantenemos los datos 
del anterior ejemplo para la sesión 1, podemos 
comprobar como las sesiones 1 y 2 son diferentes 
cuando se ha realizado el registro mediante el 
parámetro duración, a diferencia si cotejamos las 
sesiones 1 y 2 registradas únicamente mediante el 
parámetro orden. 
 
Registro a partir del parámetro 
duración 
 Registro a partir del parámetro orden 
Sesión 1 Sesión 2 Sesión 1 Sesión 2 
B 10’’ B 12’’ B B 
A 5’’ A 3’’ A A 
D 1’’ D 2’’ D D 
A 3’’ A 2’’ A A 
C 7’’ C 7’’ C C 
A 15’’ A 20’’ A A 
D 22’’ D 17’’ D D 
C 13’’ C 13’’ C C 
A 5’’ A 4’’ A A 
C 1’’ C 2’’ C C 
B 10’’ B 10’’ 
 
B B 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 18
Registro a partir del parámetro 
duración 
 Registro a partir del parámetro orden 
D 8’’ D 8’’ D D 
A 12’’ A 10’’ A A 
D 9’’ D 9’’ 
 
D D 
Tabla 3. Comparación de registros a partir de los parámetros de duración y orden. 
 
4.5. ¿Con qué medios registrar? 
 
 Los medios necesarios para registrar han 
variado sustancialmente a lo largo del último cuarto de 
siglo. Holm (1978), en una obra que durante muchos 
años ha sido un referente en metodología 
observacional, aunque en la actualidad se percibe 
como lógicamente desfasada en esta cuestión, 
diferenciaba los medios de registro directamente 
utilizables –mediante lápiz y papel- y los que no, y 
presentaba pequeños dispositivos automáticos de 
registro. 
 
En la obra de Bakeman y Gottman (1986), con 
un apartado titulado “Las delicias del lápiz y papel”, se 
mencionan las ventajas de este medio que en la 
actualidad nos puede parecer absolutamente 
rudimentario. Se alegan a su favor el bajo costo, 
facilidad de uso y de traslado, y sus ventajas en la 
observación de la vida real, o visionando cintas de 
video, o trabajando a partir de una recopilación de 
transcripciones escritas. 
 
 Pero ello no obsta a que los mismos autores 
animen al uso de medios electrónicos, aún a sabiendas 
del costo que supone no sólo monetariamente, sino a 
nivel del tiempo que se tarda en utilizarlos 
correctamente. Las ventajas con múltiples: Se hallan 
en forma legible desde el principio, disponen de reloj 
interno, el registro es más ágil y rápido, y se 
minimizan las distracciones. 
 
 El desarrollo tecnológico actual ha posibilitado 
el desarrollo de múltiples aplicaciones informáticas que 
permiten registrar genéricamente toda conducta 
perceptible, y se pueden utilizar en el registro del 
comportamiento deportivo en tiempo real (Kahng & 
Iwata, 1998), entre lasque citamos algunas de ellas: 
Transcriptor1 (Hernández-Mendo, Ramos, Peralbo y 
Risso, 1993), Behavioral Evaluation Strategy and 
Taxonomy (BEST)2 (1996), Codex3 (Hernández-Mendo, 
Anguera-Argilaga & Bermúdez-Rivera, 2000; 
Hernández Mendo, Bermúdez Rivera, Anguera Argilaga 
y Losada López (2000)), DATACAP (Emerson, 1995), 
 
1 Se puede obtener gratuitamente en 
http://www.efdeportes.com/efd20/trans.htm 
2 Se puede comprar en http://www.skware.com 
3 Se puede obtener gratuitamente en 
http://www.efdeportes.com/efd18/codex.htm 
Thème4 (Magnusson, 1996), Data Collection Assistant 
(DCA) (1997), Direct Observation Data System (DODS) 
(Johnson, 1993), Ecobehavioral Assessment System 
Software (EBASS)5 (Greenwood, 1993), EVENT-PC (Ha, 
1992), Observational Data Acquisition Program (ODAP)6 
(Hetrick, Isenhart, Taylor & Sandman, 1991), 
Observational Data Collection and Analysis for Windows 
(ObsWin)7 (Oliver, 1998), !Observe8 (1994), SDIS-GSEQ9 
(Bakeman y Quera, 1996), PROCODER10 (Tapp & 
Walden, 2000), The Observer11 (1993), Professional 
Behavior Evaluation System (ProBES) (Ricketts, 1995), y 
Virtual Behavior Analyst (VBA)12 (1995). 
 
 
5. Codificación del registro 
 
 La obtención y codificación de un registro son 
operaciones metodológicas que pueden considerarse 
intrínsecamente unidas, y así se ha efectuado en 
trabajos recientes (Blanco y Anguera, 1991; Blanco, 
1997). Aquí vamos a deslindarlas parcialmente, con la 
finalidad de ajustarnos restrictivamente al concepto de 
codificación: “Información bruta seleccionada que se 
transforma gracias a un código con el fin de poder 
transmitirla” (Blanco, 1997, p. 30). 
 
 El código puede ser icónico, literal, numérico, 
mixto, cromático, etc., con estructura de cadena, 
modular, en cascada, etc., e ilustraremos varias de sus 
posibilidades. 
 
Si se trabaja con notas de campo, 
transcripciones provenientes de episodios determinados, 
registros descriptivos, o, en general, de sistemas 
verbales, una tarea determinante es la preparación 
cuidadosa de la codificación mediante la imposición de 
alguna estructura en la mayor parte de la información. 
Mediante la codificación se llega a construir y utilizar un 
 
4 Se puede obtener gratuitamente en 
http://www.rhi.hi.is/~msm/behavior.html 
5 Se puede comprar en http://www.lsi.ukans.edu/jg/ebass.htm 
6 Se puede obtener gratuitamente en 
http://www.indiana.edu/~clinpsy/ 
7 Se puede comprar en http://psgsuni.bham.ac.uk/obswin.htm 
8 Se puede comprar en http://www.psycsoft.com/ 
9 Se puede obtener gratuitamente en 
http://www.ub.es/comporta/comporta.htm (a partir de la versión 
1.0 instalada) 
10 Se puede obtener gratuitamente en 
http://miles.kc.vanderbilt.edu/~jont/procoder.html 
11 Se puede comprar en http://www.noldus.com 
12 Se puede comprar en http://www.weru.com 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 19
Ejemplo de conducta postural: 
 
Representación codificada Descripción 
C1-R-OC-023-022-Jo-P6-Bp Cabeza apoyada en la palma de la mano, mirando hacia el 
compañero, risa, cuerpo hacia delante, codo flexionado, 
brazo y mano descansan sobre las piernas, mano que 
descansa sobre las piernas juguetea con un objeto, una 
pierna sobre otra balanceando la que queda colgando 
... .... 
C1-Md-023-B4-P6 Cabeza apoyada en palma de la mano, mirada distraída 
sin fijar dirección, cuerpo algo inclinado hacia delante, 
con un brazo flexionado y apoyado por codo, pierna 
cabalgando una sobre otra. 
 
[Adaptado de Cucala (1999, p. 234)] 
 
sistema de símbolos que permita la obtención de las 
medidas requeridas en cada caso (la propia 
elaboración del sistema de categorías, al que nos 
hemos referido en el apartado anterior, es
precisamente una modalidad de codificación 
encaminada, en dicho caso, a disponer de un 
instrumento elaborado “a medida”). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Por supuesto, así como en este ejemplo se 
registra únicamente la ocurrencia de cada una de las 
conductas y el intervalo de tiempo en que se
materializa dicha ocurrencia, caben otras posibilidades, 
como una cadena de códigos mixtos literales-numéricos 
que corresponden a una postura. 
Ejemplo: Codificación de las siguientes conductas molares: 
 KT: Conductas kinésicas y transicionales sobre un mismo espacio 
0 M: Conductas manipulativas materiales y objetuales 
 I: Conductas interactivas duales 
 G: Conductas interactivas grupales 
 Etc. 
 
SUJETO ............................................................................ FECHA ............................. 
 SESIÓN ........................... 
CONDUCTAS KINÉSICAS Y TRANSICIONALES SOBRE UN MISMO ESPACIO 
KT1: / 0:05-0:53 / 1:13-2:05/ ............. 
 
KT2: / 2:07-2:23 / 4:03-5:05/ .............. 
CONDUCTAS MANIPULATIVAS MATERIALES Y OBJETUALES 
M1: / 0:05-0:53 / 1:13-2:05/ ............. 
 
M2: / 7:05-8:43 / 9:13-9:15 / .............. 
CONDUCTAS INTERACTIVAS DUALES 
I1: / 7:05-7:53 / 7:57-8:05 / .............. 
 
I2: / 3:42-3:43 / 19:00-19/05 / .......... 
 
I3: / 4:05-4:20 / 4:22-5:23 / ............. 
CONDUCTAS INTERACTIVAS GRUPALES 
G1: /20:15-20:23 / 21:33-22:08 / ........... 
 
G2: / 5:25-5:26 / 5:53-5:55 / ............ 
 
G3: / 7:05-8:43 / 9:13-9:15 / .............. 
 
 [Adaptado de Camerino (1995, pp. 174-177)] 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 20
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[Adaptado de Campaniço e Anguera (2000)]
Caben igualmente códigos icónicos relativos a 
una conducta determinada -por ejemplo, en conductas 
cinésicas (Castañer, 1999), y en deportes como el
fútbol (Olivós, 1984) o el tenis (Mace, 1988) son muy 
frecuentes-, permitiendo una visualización de 
secuencias, como la siguiente, en natación: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El uso de los códigos icónicos resulta 
extraordinariamente útil en la observación del 
movimiento corporal, que es un referente obligado en 
el estudio del comportamiento deportivo. Autores 
clásicos, como Birdwhistell (1970), han desarrollado 
símbolos gestuales de brazos y manos, identificando 
movimientos y generando una ortografía de símbolos y 
una sintaxis regida por los criterios de coherencia, 
facilidad, flexibilidad y uso controlado (Izquierdo y 
Anguera, 2000). Las quinografías creadas por 
Birdwhistell son relativamente estáticas y específicas 
para cada sección corporal considerada, y su alfabeto 
está formado por símbolos de distinta procedencia 
(cifras, letras, signos matemáticos, flechas, formas 
geométricas y pictógrafos). A ello se añaden diversos 
recursos técnicos, como indicadores de la posición
espacial, la utilización de la esfera conceptualizada del 
reloj, la anotación del tiempo horario o la inclusión de 
soportes esquemáticos. 
 
 El uso de estos códigos gráficos constituye la 
base en que se apoya la labanotation (Hutchinson-Guest, 
1977; Eshkol, 1978; Shoshani, 1995), que ha producido 
excelentes frutos en la notación codificada del 
movimiento humano a partir de una descripción 
estructural y simétrica (isomorfa o dismórfica) del 
movimiento de los diferentes segmentos del cuerpo, con 
innumerables aplicaciones (Hadar, 1994). Así, el 
siguiente registro, correspondiente al movimiento de las 
piernas en la danza, nos muestra este tipo de 
codificación: 
 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 21
1.Localización 
espacial del campo 
 
u&l leg [0]↑2 2 [2]↓2 [0]S 
 
 
Right 
foot 2 6 
u&l leg 0 4 [6]↑2 2 [0]↓ 
Left 
foot t t = t slT 
 
Front 
 
 x 
 
 +2 
 
 +2 
 
 a b c de f g h 
[Extraído de Shoshani (1995, p. 48)] 
 
Finalmente, gracias a la codificación 
simultánea de varios aspectos concurrentes, es posible 
elaborar una sintaxis completa de cualquier 
comportamiento deportivo, que alcanza un grado 
máximo de sistematización, sin requerir de ningún
término descriptivo. Conviene elaborar unas reglas de 
uso de los códigos, pudiéndose decodificar en virtud de 
las mismas, con lo que se obtendría el correspondiente 
registro descriptivo en su forma inicial no sistematizada. 
 
 
Ejemplo en Fútbol 
 
L Campo de fútbol 
L1 
L2 
L3 
L4 
L5 
L6 
L7 
L8 
L9 
L10 
L11 
L12 
Ø 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Nº atacante Orientación inicial del atacante Dinamismo Cambio de orientación 
P norte N estático (nº X) norte N 
2 sur S dinámico (nº X) sur S 
3 este E Ø este E 
4 oeste O oeste O 
5 noreste NE noreste NE 
6 noroeste NO noroeste NO 
7 sudeste SE sudeste SE 
8 sudoeste SO sudoeste SO 
9 con salto añadir con salto añadir 
10 acción desde suelo añadir acción desde suelo añadir 
11 Ø Ø 
Ø 
1 2 3 
 
4 5 6 
 
 
7 8 9 
 
10 11 12 
2. ATACANTE-BALÓN 
2.1. Nº atacante 
2.2. Orientación inicial 
2.3. Dinamismo 
2.4. Cambio de 
orientación 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 22
3. DEFENSA-PRÓXIMO 
3.1. Número del 
defensa 
3.2. Orientación espacial 
3.3. Contacto 
Nº 
defensa Orientación espacial defensa Contacto 
frente carga < P > 
< F > K 
detrás obstrucción < 2 > 
< A > KO 
derecha empuje del atacante < 3 > 
< D > KEA 
izquierda empuje del defensa < 4 > 
< I > KED 
encima agarre del atacante < 5 > 
< E > KAA 
debajo agarre del defensa < 6 > 
< B > KAD 
patada del atacante < 7 > con salto añadir 
KPA 
patada del defensa < 8 > acción desde suelo añadir ↓ 
KPD 
< 9 > ∅ ∅ 
< 10 > 
< 11 > 
∅ 
 
 
Y así se procede sucesivamente con los 
restantes criterios y subcriterios, que se hallan 
codificados en su totalidad: 
 
4. BALÓN 
 
4.1. Trayectoria inicial del balón 
4.2. Cambio de orientación del balón 
4.3. Amplitud del balón 
4.4. Altura del balón 
 
 
5. DESCRIPCIÓN DE LAS ACCIONES MOTRICES CON 
EL BALÓN 
 
5.1. Atacante puntual (saque, penalty, un 
golpeo) 
5.2. Comienzo (recepción, intercepción) 
5.3. Evolución 
5.3.1. Conducción 
5.3.2. Conducción con oposición directa 
5.4. Término 
5.4.1.Voluntario 
5.4.2. Involuntario 
 
6. LOCALIZACIÓN CORPORAL ACCIONES 
 
7. LOCALIZACIÓN ESPACIAL PORTERÍA 
 
A continuación se elaboran las reglas de uso que van a 
definir la sintaxis: 
 
1. Primero se colocan de izquierda a derecha los 
códigos concurrentes sobre las condiciones base: 
Localización espacial del campo donde se inician las 
conductas motrices, quién es el atacante, orientación 
inicial y dinamismo, si existe un defensa próximo, 
orientación inicial y altura del balón 
 
Ejemplo: L8(4 NE)<1 F> E 
 
2. Estos códigos serán concurrentes con la acción 
motriz con la cual el jugador se convierte en 
atacante-balón y la localización corporal de la 
conducta adoptada 
 
Ejemplo: L8(4 NE)<1 F> E RPpd 
 
3. También son concurrentes las categorías que 
indican si con esta acción: 
3.1. El atacante ha cambiado de orientación 
3.2. Si al balón le ha ocurrido lo mismo 
3.3. Si el balón ha adquirido un desplazamiento 
Ejemplo: Con la recepción del pase el atacante ha 
cambiado de orientación, así como el balón, que ha 
sufrido un desplazamiento: 
 
L8(4 NE)<1 F> E RPpd (NO) [NO) (p) 
 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 23
4. Para determinar cuándo acaba una concurrencia 
y empieza otra se separan mediante línea 
inclinada. 
 
Ejemplo: El atacante-balón evoluciona realizando 
primero un control ventral sobre el balón con el pie 
izquierdo sin cambiar ninguna orientación, 
posteriormente realiza un pequeño avance (seguido 
del mismo defensa próximo) durante el cual el jugador
cambia de orientación; finaliza como jugador-balón con 
un pase bajo; esta acción provoca que el balón cambie 
de orientación. Recibe un compañero situado en una 
zona contigua: 
 
L8(4 NE)<1 F> E RPpd (NO) [NO) (p) 
/<1A>Cvpi (p) /<1A>ad(O) (p) /Ppd (O ) (2) 
 
[Adaptado de Anguera & Ramallo (2000)] 
 
 
 
6. Instrumentos de observación 
 
La extraordinaria diversidad de situaciones 
susceptibles de ser sistemáticamente observadas en el 
comportamiento deportivo obliga a prescindir de 
instrumentos estándar y, por el contrario, dedicar el 
tiempo necesario a prepararlo ad hoc en cada una de 
las actuaciones profesionales. Existen, como 
instrumentos básicos de la metodología observacional, 
el sistema de categorías y el formato de campo, al que 
se incorpora, de forma residual, la rating scale o 
escala de estimación. El sistema de categorías es de 
mayor rango por su imprescindible soporte teórico, 
mientras que los formatos de campo constituyen un 
instrumento más flexible especialmente adecuado en 
situaciones empíricas de elevada complejidad y de 
marco teórico endeble. 
 
6.1. Sistema de categorías 
 
Se trata de una construcción del observador 
correspondiente a un sistema nominal de registro que 
permite disponer de una especie de receptáculos o 
moldes elaborados a partir de un componente 
empírico (realidad) y de un marco teórico, y a los que 
se asignarán las conductas registradas. No sólo debe 
estudiarse la individualidad de cada una de las 
categorías, sino que es fundamental además la 
estructura de conjunto que forma el sistema. 
 
El proceso es recurrente entre la realidad y el 
marco teórico. El punto de partida más recomendable 
es la elaboración del repertorio o lista de rasgos de 
conducta (realidad) de forma que cuente con 
presunción de exhaustividad, para lo cual se 
requerirán un buen número de sesiones de 
observación, y se fija alguna medida convencional
consistente en el establecimiento de un número mínimo 
de sesiones (tres, cuatro, cinco, ...) sucesivas en las 
cuales no ocurra alguna nueva conducta distinta de las 
ya listadas. El paso siguiente consiste en proponer, a 
partir del marco conceptual, unos criterios que permitan 
realizar agrupaciones por afinidad entre los rasgos de 
conducta, y a las que se da una denominación 
provisional. 
 
A continuación, volviendo a la realidad, se 
efectúa el visionado de nuevas sesiones, a la vez que se 
trata de asignar las conductas que nos interesan de 
acuerdo con el objetivo a las agrupaciones provisionales 
realizadas. Éste es el momento en que, a la luz del 
marco teórico, se analiza y revisa si existe un adecuado 
grado de homogeneidad entre las conductas, 
procediéndose, según sea el caso, a desglosar alguna 
de las agrupaciones, o a modificar otras, etc., de forma 
que se preserve una diferenciación conceptual entre las 
categorías provisionales que se van fraguando, una 
posibilidad de asignación de todas las conductas de 
interés a alguna de tales categorías, y, además, que 
exista homogeneidad entre las conductas asignadas a 
estas categorías provisionales. Una vez realizadas estas 
modificaciones, de nuevo se procede a visionar nuevas 
sesiones, asignando las conductas a la nueva propuesta 
de categorías, y así se va repitiendo el proceso de forma 
iterativa hasta que el conjunto de las categorías 
configura un sistema exhaustivo dentro del área o 
situación observada y mutuamente excluyente en cada 
una de las dimensiones o niveles implicados (Anguera, 
1991). 
A continuación presentamos un ejemplo 
simplificado del proceso de elaboración de un sistema 
de categorías para la interacción de practicantes de 
actividad física y recreación: 
 
 
A. Lista de rasgos 
1. sonríe 
2. da saltos 
3. llama a sus compañeras 
4. repite las consignas de las compañeras 
5. se coloca en fila 
6. corrige a unacompañera 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 24
7. baila sola 
8. ríe 
9. gira 
10. corre 
11. Etc. (hasta 42 rasgos) 
 
B. Clasificación de los rasgos según los niveles de respuesta 
a. Conducta facial: Sonríe, ríe. 
b. Conducta de manipulación-control: Se rasca la cara, coge material, se seca con la toalla. 
c. Conducta postural: Se coloca en una posición agrupada dentro del agua, se agacha dentro del agua, se 
incorpora dentro del agua. 
d. Etc. (hasta 9 agrupaciones) 
 
C. Agrupación de rasgos homogéneos 
1. Manipulación de objetos 
2. Movimientos segmentarios 
3. Movimientos corporales Criterio topográfico sobre el cuerpo 
4. Cambios posturales 
5. Motilidad y expresión facial 
6. 
7. 
8. Motilidad con objetos 
9. Manipulación y control de objetos 
10. Desplazamiento con objetos Criterio de utilización objetual 
11. Comunicaciones por medio de objetos 
12. Etc. (hasta 39 rasgos en 6 agrupaciones) 
 
 
D. Revisión de la última lista de rasgos y elaboración de un sistema provisional de categorías 
1. (C1): Movimientos sin desplazamiento no interactivos 
2. (C2): Movimientos con desplazamiento no interactivos 
3. (M1): Respuestas sobre objetos sin interacción con personas 
4. (M2): Respuestas sobre objetos con interacción con personas 
5. (I1): Respuestas reactivas sobre persona-compañero 
6. Etc. (hasta la categoría 14) 
15. (∅): Conjunto vacío (confusiones, despistes) 
 
E. Sistema definitivo de categorías 
1. (CT1): Movimientos del cuerpo sin desplazamiento y sin pretensión interactiva (adaptadores personales) 
2. 2 (CT2): Movimientos del cuerpo con desplazamientos y sin pretensión interactiva (mov. transicionales 
espaciales) 
3. (M1): Manipulaciones sobre materiales sin interacción con una u otra persona (adaptadores objetuales) 
4. (M2): Manipulaciones sobre materiales sin interacción con una persona (el objeto como intermediario en 
la comunicación) 
5. (I1): Recibir información de una persona-compañero 
6. Etc. (hasta la categoría 15) 
16. (∅): Conjunto vacío 
[Adaptado de Camerino (1999, pp. 136-141)] 
 
 
La exhaustividad se refiere a que cualquier 
comportamiento del ámbito considerado como objeto 
de estudio (que habrá sido seleccionado y muestreado 
del repertorio conductual del sujeto) puede asignarse 
a una de las categorías. Y la mutua exclusividad 
significa el no solapamiento de las categorías que 
componen un sistema, por lo que a cada 
comportamiento se le asignaría una y sólo una 
categoría. Sin embargo, y desde el punto de vista de los 
niveles que interesen, puede no ser posible –ni incluso 
conveniente en ocasiones-, ya que en muchas ocasiones 
interesa contemplar varios niveles de respuesta co-
ocurrentes, por lo que se crearían categorías múltiples 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 25
que abarquen todas las posibles combinaciones entre 
las iniciales. 
 
Las categorías tienen que definirse de forma 
que se contemplen todos sus matices, así como 
acompañarse de ejemplos y contraejemplos –que 
pueden adoptar el formato gráfico o de fotografía 
(Losada, 1999)- para que su especificación sea mayor. 
 
Cuando no se produce ocurrencia de conducta, 
deberá registrarse mediante la categoría formal Ø 
(conjunto vacío). 
 
Dado que la elección de unas categorías u 
otras no es única en absoluto, sino que depende de 
quién las elabore, los sistemas de categorías relativos 
a una determinada situación o comportamientos serán 
equivalentes si durante el proceso de categorización se 
adoptan los mismos criterios, pero se trata de una 
equivalencia en su conjunto, no categoría por 
categoría, sino el conjunto formado por todos los 
núcleos categoriales. En consecuencia, tiene sentido la 
comparabilidad de dos o más sistemas de categorías, 
lo cual puede dar lugar a cuestiones interesantes: Si el 
criterio taxonómico es el mismo, se podrían estudiar 
diferencias en la tipología de observadores 
independientes a los que simplemente se les hubiera
pedido que elaboraran un sistema de categorías con 
determinado criterio. Pero si no existe criterio 
previamente fijado, y se categoriza una situación o 
conducta problema a partir de diversos criterios, 
registrándose simultáneamente con los respectivos 
sistemas de categorías, estamos planteando un diseño 
sincrónico, que tendrá un adecuado tratamiento a nivel 
de análisis de datos (ver capítulo correspondiente). 
 
El lento proceso de construcción de un sistema 
de categorías, que se va optimizando hasta que se 
adapta adecuadamente a la situación para la cual fue 
elaborado, puede dar lugar frecuentemente a la 
consideración de una falsa estabilidad, dado que su 
carácter de “instrumento acabado” es sólo relativo, 
puesto que, especialmente en estudios que se prolongan 
considerablemente a lo largo del tiempo, la propia 
evolución de la realidad puede generar un progresivo 
desajuste con las categorías estudiadas. 
 
Finalmente, conviene tener en cuenta la 
posibilidad de estructurar jerárquicamente un sistema 
de categorías, desde una mayor molaridad a una mayor 
molecularidad (Gorospe, 1999; Hernández Mendo, 1999; 
Castellano, 2000; Lago, 2000). Esta opción de sistema 
escalonado de categorías ofrece indudables 
posibilidades de desarrollo analítico a nivel de diseño. 
 
 
Ejemplo en hockey sobre patines: 
 
Las 38 categorías de que consta se han agrupado en torno a cuatro categorías molares: Acciones de tiro, 
Acciones técnico-tácticas, Acciones de los porteros, e Incidencias. 
 
Cada una de estas macrocategorías da lugar a un sistema de categorías exhaustivo y mutuamente excluyente. 
 
ACCIONES DE TIRO 
TAMO: Tiro desde el área mal orientado 
TABO: Tiro desde el área bien orientado 
TAGO: Tiro desde el área y transformado en gol 
TPMO: Tiro desde los pasillos laterales mal orientado 
TPBO: Tiro desde los pasillos laterales bien orientado 
TPGO: Tiro desde los pasillos laterales y transformado en gol 
TCMO: Tiro desde el pasillo central mal orientado 
TCBO: Tiro desde el pasillo central bien orientado 
TCGO: Tiro desde el pasillo central y transformado en gol 
 
ACCIONES TÉCNICO-TÁCTICAS 
REIN: Recuperación indirecta 
PERD: Pérdida de la posesión de la bola 
REDI: Recuperación directa 
ASIS: Asistencias 
DIND: Defensa individual 
DZOC: Defensa zonal en cuadrado 
DZOR: Defensa zonal en rombo 
DMIX: Defensa organizada mixta 
DTRA: Defensa en transición 
DINF: Defensa circunstancial 
Psicología del Deporte (Vol. II) – Metodología 
Antonio Hernández Mendo (Coord.) 
 
 26
TIRE: Tiro rechazado 
RECH: Rechazo 
 
ACCIONES DE LOS PORTEROS 
PARA: Tipo del equipo contrario parado por el portero y ejecutado desde la zona del área 
PAPA: Tipo del equipo contrario parado por el portero y ejecutado desde la zona del pasillo lateral 
PACE: Tipo del equipo contrario parado por el portero y ejecutado desde la zona del pasillo central 
GOAR: Gol encajado desde la zona del área 
GOPA: Gol encajado desde la zona de los pasillos laterales 
GOCE: Gol encajado desde la zona del pasillo central 
UVPO: Uno contra portero 
 
INCIDENCIAS 
TAAM: Tarjeta amarilla mostrada por el árbitro 
TAAZ: Tarjeta azul mostrada por el árbitro 
TARO: Tarjeta roja mostrada por el árbitro 
PERE: Penalti realizado o ejecutado 
PECO: Penalti convertido o transformado en gol 
FDRE: Falta directa realizada o ejecutada 
FDCO: Falta directa convertida o transformada en gol 
CAMJ: Cambio táctico de jugadores 
CAMP: Cambio de jugadores obligatorio por acumulación de personales 
LESI: Abandono de la pista por lesión 
 
[Extraído de Hernández Mendo (1999, pp. 46-47)] 
 
 
Como caso particular, que es propio de la 
denominada observación indirecta, en la cual la 
perceptividad del comportamiento es parcial, podemos 
obtener registros documentales obtenidos mediante la 
transcripción –tal cual- de una conducta verbal. En 
este caso, a partir del conjunto de textos transcritos,

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