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El equilibrio químico es un estado en el cual las reacciones químicas opuestas ocurren a la misma velocidad y, por lo tanto, no hay cambios netos en las concentraciones de las sustancias involucradas. En un sistema en equilibrio, las cantidades relativas de las sustancias reactivas y los productos permanecen constantes a medida que se alcanza una situación de equilibrio dinámico. El equilibrio químico se rige por la Ley de Acción de Masas, que establece que a una temperatura constante, la concentración de los reactivos y los productos en una reacción química en equilibrio está relacionada mediante una expresión matemática. Esta expresión se basa en los coeficientes estequiométricos de los reactivos y productos en la ecuación química balanceada. El equilibrio químico se caracteriza por dos conceptos clave: 1. Velocidades de reacción opuestas: En un sistema en equilibrio, las reacciones directa e inversa ocurren simultáneamente a velocidades iguales. A medida que los reactivos se convierten en productos a través de la reacción directa, los productos también se convierten en reactivos a través de la reacción inversa. Esta situación de igualdad de velocidades de reacción opuestas es lo que mantiene constante la concentración de las sustancias en el equilibrio. 2. Constante de equilibrio: La constante de equilibrio (K) es una expresión matemática que relaciona las concentraciones de los reactivos y los productos en una reacción química en equilibrio. La expresión de K se basa en la estequiometría de la reacción química y varía según la temperatura. La constante de equilibrio indica la relación entre las concentraciones de los reactivos y productos en el equilibrio, y puede utilizarse para predecir la dirección en la que se desplazará el equilibrio ante cambios en las condiciones del sistema, como la concentración, la presión o la temperatura. Es importante destacar que el equilibrio químico no implica que las reacciones químicas se detengan en un sistema cerrado, sino que se alcanza un estado en el que las reacciones opuestas ocurren a la misma velocidad, lo que resulta en una aparente falta de cambios netos en las concentraciones. Los sistemas en equilibrio son dinámicos y continúan experimentando reacciones tanto en la dirección directa como en la inversa, pero a una velocidad neta igual a cero. El estudio del equilibrio químico es fundamental en la comprensión de la termodinámica y la cinética de las reacciones químicas, y es aplicable en una amplia gama de áreas, incluyendo la química industrial, la bioquímica y la química medioambiental.
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