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Una reacción de oxidación es aquella en la cual una sustancia pierde electrones, aumentando su estado de oxidación. Esto puede ocurrir en presencia de un agente oxidante, que es una sustancia que acepta los electrones perdidos por la sustancia oxidada. Estas reacciones son parte de las reacciones redox (reducción-oxidación) y son de gran importancia en la química. Un ejemplo común de una reacción de oxidación es la oxidación del hierro (Fe) en presencia de oxígeno (O2) en el aire, lo que resulta en la formación de óxido de hierro (Fe2O3), comúnmente conocido como óxido férrico o herrumbre: 4Fe + 3O2 -> 2Fe2O3 En esta reacción, el hierro (Fe) pierde electrones para formar iones de hierro (Fe3+), aumentando su estado de oxidación. El oxígeno (O2) actúa como agente oxidante, ya que acepta los electrones perdidos por el hierro. El producto final es el óxido de hierro (Fe2O3), donde el hierro se encuentra en su estado más oxidado. Otro ejemplo es la oxidación del hidrógeno (H2) en presencia de oxígeno (O2) para formar agua (H2O): 2H2 + O2 -> 2H2O En esta reacción, el hidrógeno (H2) pierde electrones para formar iones de hidrógeno (H+), aumentando su estado de oxidación. El oxígeno (O2) actúa como agente oxidante al aceptar los electrones perdidos por el hidrógeno. El producto final es el agua (H2O), donde el hidrógeno está oxidado y el oxígeno está reducido. Las reacciones de oxidación son comunes en numerosos procesos químicos y desempeñan un papel crucial en la generación de energía, la corrosión de metales, la descomposición de sustancias y muchas otras aplicaciones químicas.
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