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828 Capítulo 39 médula. La médula amarilla consta principalmente de grasa. La médula roja es el tejido conectivo donde se producen las células de la sangre. El hueso se estudia con mayor detalle en el capítulo 40. La sangre y la linfa son tejidos circulantes que ayudan a otras par- tes del cuerpo a comunicarse e interactuar. Lo mismo que otros tejidos conectivos, constan de células especializadas dispersas en una sustancia intercelular. En los mamíferos, la sangre está constituida de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, todos suspendidos en plasma, la parte líquida no celular de la sangre. En humanos y otros vertebra- dos, los glóbulos rojos contienen el pigmento respiratorio que trans- porta oxígeno. Los glóbulos blancos defi enden al cuerpo en contra de microorganismos causantes de enfermedades (vea el capítulo 45). Las plaquetas, pequeños fragmentos desprendidos de células grandes en la médula ósea, desempeñan un papel crucial en la coagulación sanguínea. El plasma consta de agua, proteínas, sales y una variedad de mensajeros químicos solubles, como las hormonas, que transporta de una parte del cuerpo a otra. La sangre se estudiará en el capítulo 44. El tejido muscular está especializado para contraerse La mayoría de los animales se mueven al contraer las largas células cilín- dricas en forma de huso de tejido muscular. Las células musculares se denominan fi bras musculares debido a su longitud. Cada fi bra muscular contiene muchas unidades contráctiles paralelas longitudinales delgadas denominadas miofi brillas. Dos proteínas, la miosina y la actina, son los componentes principales de las miofi brillas. La miosina y la actina des- empeñan un papel importante en la contracción de las fi bras musculares. Muchos invertebrados tienen esqueleto y músculos lisos. Los ver- tebrados tienen tres tipos de tejido muscular: esquelético, cardiaco y liso (TABLA 39-3 en la página 830). El músculo esquelético constituye las grandes masas musculares unidas a los huesos del cuerpo. Las fi bras musculares esqueléticas son muy largas y cada fi bra tiene muchos nú- cleos. Los núcleos de las fi bras musculares esqueléticas también son excepcionales en su posición. Se colocan justo bajo la membrana plas- mática, lo cual libera toda la parte central de la fi bra muscular esquelética para las miofi brillas. Esta adaptación parece aumentar la efi cacia de con- tracción. Cuando los músculos esqueléticos se contraen, mueven partes del cuerpo. Aunque las fi bras musculares esqueléticas suelen estar bajo control voluntario, normalmente las personas no contraen de manera voluntaria las fi bras musculares cardiaca y lisa. El microscopio óptico muestra que tanto las fi bras esqueléticas como las cardiacas tienen bandas transversales alternadas claras y oscu- ras, o estrías, que cambian sus tamaños relativos durante contracciones. Las fi bras musculares estriadas se contraen rápidamente, pero no pue- den permanecer en ese estado durante mucho tiempo. Deben relajarse y descansar un momento antes de volver a contraerse. (Las contracciones musculares se estudian en el capítulo 40). El músculo cardiaco es el tejido principal del corazón. Cuando el músculo cardiaco se contrae, el corazón bombea la sangre. Las fi bras del músculo cardiaco se unen extremo con extremo, se ramifi can y vuel- ven a unirse para formar redes complejas. En el interior de cada fi bra hay uno o dos núcleos. Un rasgo característico del tejido muscular cardiaco es la presencia de discos intercalados, uniones especializadas donde se unen las fi bras. El músculo liso está presente en las paredes del tracto digestivo, el útero, vasos sanguíneos y muchos órganos internos. La contracción del músculo liso es necesaria para que estos órganos lleven a cabo ciertas funciones. Por ejemplo, la contracción del músculo liso en la pared del tracto digestivo mueve el alimento a través de dicho tracto. Cuando el músculo liso en las paredes de las arteriolas (arterias pequeñas) se con- los están envueltos en tejido conectivo laxo. Este tejido también forma un relleno delgado entre las partes del cuerpo y sirve como depósito de fl uidos y sales. El tejido conectivo laxo consta de fi bras que van en todas las direcciones a través de una matriz semifl uida. Su fl exibilidad permite que las partes se conecten para moverse. El tejido conectivo denso, que se encuentra en la dermis (capa inferior) de la piel, es muy fuerte, pero algo menos fl exible que el te- jido conectivo laxo. Predominan las fi bras de colágeno. Los tendones, las cuerdas que unen los músculos con los huesos, y los ligamentos, los cables que unen los huesos entre sí, constan de tejido conectivo denso en el que los haces de colágeno están dispuestos en un patrón defi nido. El tejido conectivo elástico consta principalmente de haces de fi - bras elásticas paralelas. Este tejido se encuentra en estructuras que deben expandirse y luego volver a su tamaño original, como el tejido pulmonar y las paredes de arterias grandes. El tejido conectivo reticular está compuesto principalmente de fi bras reticulares entrelazadas. Forma un armazón interno que sostiene muchos órganos, incluyendo el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos. Las células de tejido adiposo almacenan grasa y la liberan cuando se requiere combustible para la respiración celular. El tejido adiposo se encuentra en la capa subcutánea y en la piel que amortigua órganos internos. El esqueleto de soporte de un vertebrado está hecho de cartílago, o de cartílago y hueso. El cartílago es el esqueleto de soporte en las etapas embrionarias de todos los vertebrados. En la mayoría de los vertebra- dos, el hueso sustituye al cartílago durante el desarrollo. No obstante, el cartílago permanece en algunas estructuras de soporte. Por ejemplo, en humanos, el cartílago se encuentra en el oído externo, los anillos de sostén en las paredes de las vías respiratorias, la punta de la nariz, los ex- tremos de algunos huesos y en los discos que sirven como cojines entre las vértebras. El cartílago es fi rme pero elástico. Sus células, denominadas con- drocitos, secretan una matriz dura y gomosa que los rodea. También se- cretan fi bras de colágeno que se incrustan en la matriz y la fortalecen. Los condrocitos terminan por ponerse, de manera individual o en grupos de tres o cuatro, en pequeñas cavidades en la matriz, denominadas lagunas. Estas células permanecen vivas y son alimentadas por nutrientes y oxí- geno que se difunden a través de la matriz. El tejido cartilaginoso carece de nervios, vasos linfáticos y vasos sanguíneos. El hueso, el tejido más importante del esqueleto vertebrado, es como el cartílago en cuanto a que consta principalmente de material de matriz. Las células óseas, denominadas osteocitos, están contenidas en la laguna. Los osteocitos secretan y mantienen la matriz (FIGURA 39-2). No obstante, a diferencia del cartílago, el hueso es un tejido altamente vascular, con un suministro importante de sangre. Los osteocitos se comunican entre sí y con capilaridades por medio de canales delgados (canalículos) que contienen largas extensiones citoplasmáticas de los osteocitos. Un hueso típico tiene una capa externa de hueso compacto que rodea un relleno de hueso esponjoso. El hueso compacto consta de unidades con forma de huso llamadas osteonas. Dentro de cada osteona, los os- teocitos están dispuestos en capas concéntricas de matriz denominadas laminillas. A su vez, las laminillas rodean canales microscópicos centrales conocidos como canales haversianos, por los que pasan capilaridades y nervios. Los huesos son extraordinariamente ligeros y fuertes. Sales de calcio del hueso hacen que la matriz sea muy dura y el colágeno evita que la ma- triz ósea sea demasiado frágil. La mayoría de los huesos tienen una gran cavidad medular central que contiene un tejido esponjoso denominado 39_Cap_39_SOLOMON.indd 82839_Cap_39_SOLOMON.indd 828 13/12/12 14:4313/12/1214:43 Parte 7 Estructura y procesos vitales en animales 39 Estructura y función animal. Una introducción 39.1 Tejidos, órganos y sistemas de órganos El tejido muscular está especializado para contraerse
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