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VALORACIÓN CARDIACA Valoración clínica Al igual que en otros campos de la medicina, los antecedentes y la exploración física constituyen el fundamento de la valoración de un paciente con cardiopatía adquirida que precisa intervención qui- rúrgica. El obtener una anamnesis completa ayudará a identificar trastornos concomitantes y facilitará definir los riesgos quirúrgi- cos y el pronóstico después del tratamiento. La exploración física no sólo revela factores que pueden aumentar la complejidad del procedimiento quirúrgico, por ejemplo, en operaciones previas o vasculopatía periférica o cerebral. Éstas pueden influir en el método quirúrgico pero también ayudan a guiar la elección y secuencia de los estudios diagnósticos. Una valoración completa del paciente permite al cirujano tomar decisiones fundamentadas en relación con la estrategia de tratamiento óptima para el paciente. Antecedentes Los síntomas indicativos de cardiopatía son: dolor torácico, fatiga, edema, disnea, palpitaciones y síncope. La definición adecuada de estos síntomas precisa un interrogatorio detallado con especial atención al inicio, la intensidad, la irradiación, la duración y los Valoración cardiaca 735 Valoración clínica / 735 Antecedentes / 735 Exploración física / 737 Valoración del riesgo cardiaco en pacientes de cirugía general / 737 Estudios diagnósticos / 738 Perfusión extracorporal 740 Historia / 740 Técnica / 740 Efectos adversos / 741 Protección del miocardio / 741 Arteriopatía coronaria 741 Historia / 741 Etiología y patogenia / 741 Factores de riesgo y prevención / 741 Manifestaciones clínicas / 742 Valoración preoperatoria / 742 Revascularización coronaria 742 Indicaciones / 742 Intervención coronaria percutánea frente a revascularización coronaria / 742 Resumen / 743 Técnicas quirúrgicas y resultados / 743 Nuevos avances / 747 Valvulopatía cardiaca 747 Principios generales / 747 Opciones quirúrgicas / 747 Valvulopatía mitral 751 Estenosis mitral / 751 Insuficiencia mitral / 753 Técnicas quirúrgicas para la válvula mitral y resultados / 755 Valvulopatía aórtica 756 Estenosis aórtica / 756 Insuficiencia aórtica / 758 Técnicas quirúrgicas de la válvula aórtica y resultados / 761 Valvulopatía tricuspídea 762 Estenosis e insuficiencia tricuspídeas / 762 Valvulopatía múltiple / 764 Tratamiento quirúrgico de la insuficiencia cardiaca 764 Epidemiología de la insuficiencia cardiaca / 764 Etiología y fisiopatología / 765 CABG para la miocardiopatía isquémica / 765 Insuficiencia mitral secundaria / 765 Aneurismorrafia ventricular izquierda y restauración ventricular quirúrgica / 766 Apoyo circulatorio mecánico / 768 Dispositivos de asistencia ventricular derecha y dispositivos de asistencia biventricular / 770 Corazón artificial total / 770 Tratamiento quirúrgico de las arritmias 770 Fibrilación auricular / 771 Tratamiento quirúrgico de la pericarditis 772 Pericarditis aguda / 772 Pericarditis recidivante / 773 Pericarditis constrictiva crónica / 773 Neoplasias cardiacas 774 Panorama general y manifestaciones clínicas generales / 774 Mixoma / 775 Otros tumores cardiacos benignos / 776 Tumores cardiacos malignos / 776 Tumores cardiacos metastásicos / 776 factores que exacerban o alivian el síntoma. Las demandas ejerci- das al corazón están determinadas por sus condiciones de carga y el estado metabólico del cuerpo, y los síntomas suelen acentuarse con el esfuerzo físico o los cambios en la postura. La angina de pecho es la manifestación distintiva de la arte- riopatía coronaria (CAD, coronary artery disease), pero puede ocurrir con otros trastornos cardiacos que originan isquemia por una discordancia entre el aporte de oxígeno por la circulación coronaria y la demanda metabólica del miocardio. Es caracte- rístico que la angina se describa como sensación de opresión, pesadez o un dolor sordo, muy a menudo de ubicación subes- ternal, el cual dura algunos minutos. Esta molestia puede irradiar hacia el brazo izquierdo, el cuello, la mandíbula o el epigastrio. Muy a menudo es desencadenada por actividades que incremen- tan la demanda metabólica sobre el corazón, tales como ejercicio, consumo de alimentos y estados de emoción intensa, y suele ali- viarse con el reposo o el empleo de nitroglicerina. Es importante señalar que un número significativo de pacientes con isquemia del miocardio, sobre todo diabéticos, mujeres y ancianos, pueden tener una angina de pecho “silenciosa” o equivalentes a la angina de pecho (disnea, diaforesis, náuseas o fatiga). La superposición de estas manifestaciones con las de causas no cardiacas como la cos- Cardiopatías adquiridas Shoichi Okada, Jason O. Robertson, Lindsey L. Saint y Ralph J. Damiano, Jr.21capítulo http://booksmedicos.org tocondritis, el cólico biliar, el reflujo gastroesofágico, el espasmo esofágico difuso y la úlcera péptica, por señalar algunos, puede dar lugar a un diagnóstico incorrecto. La insuficiencia cardiaca puede presentarse en las cavida- des izquierdas o en las derechas y surgen síntomas respectivos por la congestión del flujo sanguíneo a consecuencia de las deficien- cias de la función de bomba cardiaca. La insuficiencia cardiaca izquierda se manifiesta como disnea, por lo general con el esfuerzo. La ortopnea indica un agravamiento de la congestión pulmonar con aumento del retorno venoso y estos pacientes no pueden perma- necer en posición horizontal. La ascitis, el edema periférico y la hepatomegalia reflejan una congestión en la circulación venosa sistémica y son manifestaciones destacadas de la insuficiencia car- diaca derecha. El edema periférico puede presentarse en la insu- ficiencia cardiaca derecha a consecuencia de congestión venosa sistémica o en la insuficiencia cardiaca izquierda por la retención de sal y líquidos originada por alteraciones del flujo sanguíneo renal. Los pacientes con un flujo sanguíneo y una oxigenación no óptimos en forma crónica también pueden tener hipocratismo digi- tal y cianosis. Es difícil implicar la cardiopatía basándose únicamente en la presentación de fatiga ya que es un síntoma muy inespecífico. Sin embargo, la mayor parte de los trastornos cardiacos originan fatiga o intolerancia al ejercicio en cierto grado. Es importante distinguir entre la fatiga y la disnea de esfuerzo que algunos pacientes pueden describir como “fatiga”. La disnea es otro síntoma frecuente que se observa en muchas enfermedades cardiacas. Aunque en general es un síntoma tardío en personas con valvulopatía cardiaca o miocardiopatía, puede ser una manifestación relativamente temprana en algunos casos, sobre todo los que cursan con estenosis mitral. Como se señaló antes, la disnea también es un equivalente anginoso y puede indicar un episodio de isquemia miocárdica. Muchos trastornos pulmonares primarios produ- cen disnea como su síntoma fundamental y se han de evaluar en forma simultánea ya que la fisiología cardiaca y pulmonar está íntimamente relacionada y puede tener influencias espectaculares entre sí. Los pacientes por lo general describen palpitaciones como un “latido omitido” o un “corazón acelerado”. Dependiendo del contexto clínico, como las extrasístoles auriculares o ventricula- res esporádicas en personas por lo demás sanas, éstas pueden ser benignas. Las arritmias clínicamente importantes, no obstante, pre- cisan una investigación meticulosa. La fibrilación auricular es la arritmia más frecuente y puede presentarse sola o con alteraciones cardiacas concomitantes. Produce un latido cardiaco irregular y en ocasiones rápido. Los síntomas concomitantes como angina de pecho o mareos y síncope son muy preocupantes en las arritmias potencialmente letales como la taquicardia ventricular o la fibrila- ción ventricular, sobre todo en pacientes con insuficiencia cardiaca preexistente o cardiopatía isquémica. El síncope que acompaña a las cardiopatías se debe a la reducción brusca del flujo sanguíneo cerebral. Muchas de estas causas potencialesson graves, y comprenden disfunción del nódulo sinusal, anomalías de la conducción auriculoventricular, arritmias malignas, estenosis aórtica y miocardiopatía obstructiva hipertró- fica. Todo episodio de síncope justifica una evaluación minuciosa y búsqueda de la causa original.1 V Puntos clave 1 Aunque se han logrado avances en las técnicas de intervención coronaria percutánea para la arteriopatía coronaria, la supervi- vencia es superior con la revascularización coronaria en pacien- tes con lesiones de la coronaria principal izquierda, de múltiples vasos y en diabéticos. 2 La revascularización coronaria se ha vuelto cada vez más segura y mejora la mortalidad tardía en pacientes con lesiones de la coronaria principal izquierda o la descendente anterior izquierda proximal, de múltiples vasos y en pacientes con diabetes. 3 Pese a las ventajas teóricas, no se ha establecido claramente la superioridad de la derivación de la arteria coronaria sin bomba con respecto a la revascularización coronaria y es probable que otros factores dominen en el resultado global para cualquiera de las dos técnicas. 4 Aunque las válvulas mecánicas ofrecen mayor durabilidad que las prótesis valvulares de tejido, precisan tratamiento anticoa- gulante sistémico permanente para reducir el riesgo de trom- bosis de la válvula y secuelas tromboembólicas, y por lo tanto conllevan un incremento en el riesgo de complicaciones hemorrágicas. 5 Se recomienda la reparación de la válvula mitral más que el reemplazo de la válvula mitral en la mayoría de los pacientes con insuficiencia mitral crónica. La decisión para proceder a la reparación de la válvula está basada en la habilidad y experien- cia del cirujano para llevar a cabo la reparación, y en la ubica- ción y el tipo de la válvula mitral que se identifique en el momento de la operación. 6 Aunque el reemplazo abierto de la válvula aórtica por lo general ha sido el único tratamiento eficaz en pacientes con estenosis aórtica calcificada grave, el reemplazo de la válvula aórtica transcatéter es una técnica en vías de desarrollo que ha demos- trado beneficios en el tratamiento de la estenosis aórtica de pacientes muy graves que previamente se habían conside- rado con alto riesgo o inoperables. 7 El apoyo circulatorio mecánico con dispositivos de asis- tencia ventricular izquierda de flujo continuo de reciente generación ha demostrado ser durable y eficaz como tran- sición en pacientes que se someterán a trasplante y como un medio de “tratamiento permanente” para los que no son aptos para trasplante. Los resultados recientes del trata- miento permanente se han acercado a los del trasplante car diaco. 8 El llevar a cabo una serie de lesiones biauriculares de Cox- Maze da por resultado tasas de abolición de la fibrilación auricular en aproximadamente 90% de los pacientes y es superior a la ablación con catéter y a las series de lesiones más limitadas en pacientes con fibrilación auricular persis- tente o aurícula izquierda aumentada de tamaño. La ablación quirúrgica de la fibrilación auricular se recomienda en pacientes remitidos con valvulopatía concomitante y en los que previamente han fracasado o no tienen indicaciones ade- cuadas para los métodos a base de catéter. 9 El tratamiento preferido de la pericarditis depende de la causa fundamental, aunque la enfermedad suele seguir una evolución autolimitada y es mejor tratarla con medios no quirúrgicos. La pericardiectomía quirúrgica puede ser útil en el tratamiento de la pericarditis recidivante y, con más fre- cuencia, la pericarditis constrictiva crónica. 10 Los mixomas son los tumores cardiacos más frecuentes y, aunque son benignos, se deben resecar de inmediato después del diagnóstico, dado el alto riesgo de embolización, com- plicaciones obstructivas y arritmias. 736 http://booksmedicos.org 737 cardiopatías adqu iridas capítu Lo 21 Además de una búsqueda meticulosa con respecto a los síntomas antes señalados, es importante obtener detalles sobre antecedentes patológicos y quirúrgicos, antecedentes familiares, hábitos sociales (acerca de consumo de alcohol y tabaco), medica- ción actual y una exploración enfocada de órganos y sistemas, que comprenda una evaluación del estado funcional y la fragilidad de los pacientes. Se ha de prestar atención específica a los trastornos concomitantes que no sólo esclarezca el estado de salud general de los pacientes sino también ayude a definir los riesgos si es que se van a someter a una intervención quirúrgica. Un antecedente familiar importante de arteriopatía coronaria, infarto del miocardio, hipertensión o diabetes tiene suma importancia ya que aumenta los riesgos de los individuos. Discapacidad funcional y angina de pecho. Con respecto a la insuficiencia cardiaca, la capacidad funcional se correlaciona en alto grado con la mortalidad. La clasificación funcional de la New York Heart Association (NYHA) es el sistema de clasificación que se utiliza más ampliamente para clasificar a los pacientes con base en su estado funcional (cuadro 21-1). La clasificación de la NYHA se ha convertido en la base sobre la cual valorar las características del enfermo en muchos estudios para comparar los diferentes grupos de cardiópatas. Aunque se utiliza con menos frecuencia, la clasificación de angina de la Canadian Cardiovascular Society (CCS) también se emplea con el fin de incorporar los síntomas de angina en la evalua- ción funcional al establecer el valor pronóstico (cuadro 21-2). Exploración física La exploración física es una herramienta invaluable como guía de otros estudios diagnósticos y para tratar a un paciente con cardiopa- tía sospechada. El médico sagaz detectara signos sutiles que pueden caracterizar mejor el proceso patológico subyacente. Es importante el aspecto general de un paciente en la valoración clínica. Un individuo pálido, diaforético y obviamente incómodo tiene más probabilidades de presentar un estado clínicamente crí- tico que uno que está conversando cómodamente y con un com- portamiento habitual. Además de los signos vitales básicos, se ha de dirigir atención específica al estado mental de los pacientes y su piel (color, temperatura, diaforesis) ya que éstos pueden reflejar si en general el flujo sanguíneo es adecuado. Se ha demostrado también que la fragilidad general y la demencia son indicadores de mortalidad operatoria y tardía.2 La palpación del precordio puede mostrar desviaciones del punto de impulso máximo que indiquen hipertrofia ventricular o tiros paraesternales observados con la sobrecarga del ventrículo derecho. Se ha de llevar a cabo la auscultación en un entorno silencioso ya que Cuadro 21-1 Clasificación funcional de la New York Heart Association (NYHA) ClAsE DEsCRIPCIÓN I Actividad física no limitada por los síntomas: fatiga, palpitaciones o disnea II Cómodo en reposo. Limitación leve de la actividad física. Fatiga, palpitaciones o disnea con actividad física ordinaria III Cómodo en reposo. Limitación notable de la actividad física. Fatiga, palpitaciones o disnea con actividades físicas menores que las ordinarias IV Imposibilidad para llevar a cabo cualquier actividad física. Puede haber síntomas en reposo y aumentar con la actividad Cuadro 21-2 Clasificación de la angina de pecho de la Canadian Cardiovascular Society (CCS) ClAsE DEsCRIPCIÓN I La actividad física ordinaria (caminar, subir escaleras) no produce angina de pecho. La angina ocurre con el ejercicio extenuante, rápido o prolongado durante el trabajo o las actividades recreativas II Limitación leve de la actividad ordinaria. La angina ocurre con subir rápido escaleras, caminar subiendo contra del viento, tensión emocional, en el frío o después de las comidas. Caminar más de dos cuadras o subir un nivel de escaleras produce angina III Limitación intensa de la actividad física ordinaria (subir un nivel de escaleras o caminar una a dos cuadrasa un paso normal) IV Imposibilidad para llevar a cabo cualquier actividad física sin molestias. Puede haber angina de pecho en reposo los soplos, los frotes o los galopes críticos pueden ser sutiles. Los soplos se caracterizan por su ubicación, momento en que aparecen, calidad e irradiación. Por lo general son secundarios a alteraciones valvulares o estructurales y nuevos hallazgos precisan investigación adicional. Un frote debido a fricción pericárdica es específico y prác- ticamente patognomónico de pericarditis. Un tercer ruido cardiaco (S3) es generado por el llenado rápido de un ventrículo rígido y puede ser normal en pacientes jóvenes pero cuando se presenta en adultos mayores, es indicativo de disfunción diastólica y es patológico. La mayor contribución de la función de la bomba auricular al llenado ventricular puede manifestarse como un cuarto ruido cardiaco (S4) y éste también es indicativo de disfunción ventricular. La palpación de los pulsos periféricos es importante no sólo para valorar si es adecuado el flujo sanguíneo, sino también porque la morbilidad de la arteriopatía coronaria a menudo se correlaciona con el grado de arteriopatía periférica. El descubrimiento de estenosis carotídea mediante la auscultación de soplos carotídeos tiene reper- cusiones importantes para la planificación del tratamiento quirúrgico. La cardiopatía a menudo tiene manifestaciones extracardiacas y no debe omitirse la exploración de los otros órganos y sistemas. La auscultación de los campos pulmonares puede revelar esterto- res en pacientes con edema pulmonar. El trabajo respiratorio también se puede valorar simplemente observando al paciente. En la insuficiencia cardiaca derecha se observa distensión de la vena yugular y hepatoesplenomegalia. Valoración del riesgo cardiaco en pacientes de cirugía general Aproximadamente la mitad de la mortalidad de los pacientes que se someten a operaciones no cardiacas obedece a complicaciones que son de origen cardiovascular.3 El American College of Cardio- logy y la American Heart Association han formado una comisión conjunta para publicar una declaración de consenso sobre las guías y las recomendaciones, misma que fue revisada en el 2007.4 El objetivo de estas directrices es incorporar riesgos específicos del tratamien- to quirúrgico y características del paciente para estratificar a los enfermos como una guía para la toma de decisiones perioperatorias. Se han clasificado los procedimientos quirúrgicos basándose en riesgo bajo y moderado, y procedimientos vasculares. Los pro- cedimientos vasculares (aórticos, vasculares periféricos y otras operaciones vasculares mayores), probablemente a causa de la índole de los propios procedimientos y de las alteraciones cardio- http://booksmedicos.org 738 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii Cuadro 21-3 Algoritmo establecido por las guías de ACC/AHA para la valoración cardiovascular preoperatoria antes de cirugías no cardiacas en pacientes programados para operaciones no urgentes con riesgo nulo o bajo, sin cardiopatía activa y menos de 3 MET NÚMERO DE FACTOREs DE RIEsGO* RECOMENDACIÓN 0 Proceder a la operación programada 1-2 Control de la frecuencia cardiaca y proceder a la operación planeada o realizar más pruebas si modificaran el tratamiento 3-5 Obtener pruebas adicionales si avanzara el tratamiento * Los factores de riesgo son: antecedentes de cardiopatía isquémica, anteceden- tes de insuficiencia cardiaca previa o compensada, antecedente de enfermedad cerebrovascular, diabetes mellitus e insuficiencia renal. vasculares concomitantes en muchos de estos pacientes, conllevan el riesgo cardiaco más alto que se ha comunicado, equivalente a más de 5%. Los procedimientos con bajo riesgo, como los endos- cópicos, las operaciones en tejidos superficiales, las operaciones de cataratas, las operaciones de mama y las operaciones ambulatorias tienen un riesgo que por lo general es inferior a 1%. Los proce- dimientos con riesgo intermedio son: operaciones intraperitonea- les, intratorácicas, operaciones de cabeza y cuello, procedimientos ortopédicos y prostatectomía. Las características del paciente se pueden clasificar según el antecedente de la cardiopatía, los trastornos concomitantes y la capacidad funcional. Se considera que los enfermos tienen un riesgo clínico perioperatorio importante si presentan uno o más de los siguientes trastornos cardiacos activos: síndrome coronario inestable, insuficiencia cardiaca descompensada, arritmias impor- tantes o valvulopatías cardiacas graves. En estos casos es necesaria la valoración intensiva y el tratamiento previos a la intervención quirúrgica (a menos que ésta sea urgente), aun cuando sea necesa- rio retrasar o cancelar la operación no cardiaca. Si el paciente no tiene ninguno de los trastornos activos antes señalados, y está programado para una operación de bajo riesgo, o si tiene una capacidad funcional de 4 o más equivalentes metabólicos (o MET), la recomendación oficial es proceder con la operación planificada. Las guías previas tenían perfiles de riesgo cardiovascu- lar intermedio y bajo, pero esto se ha reemplazado con los factores de riesgo cardiovascular en la actualización. Estos factores de riesgo son: antecedentes de cardiopatía isquémica, antecedente de insufi- ciencia cardiaca previa o compensada, antecedente de enfermedad cerebrovascular, diabetes mellitus e insuficiencia renal. Con base en el número de factores de riesgo presentes y el riesgo específico del procedimiento quirúrgico, la directriz recomienda guías para la valoración adicional y el control del riesgo (cuadro 21-3). Estudios diagnósticos Electrocardiograma y radiografías torácicas. Los electrocar- diogramas (ECG) y las radiografías torácicas son estudios diag- nósticos simples, no penetrantes y económicos que son invaluables para la valoración preoperatoria de los pacientes con trastornos cardiacos. Los electrocardiogramas pueden ser útiles para detec- tar infartos del miocardio antiguos, dilatación o hipertrofia de las cavidades cardiacas, arritmias y anomalías de la conducción. Un electrocardiograma de esfuerzo precisa que el paciente se ejercite a una frecuencia cardiaca establecida como objetivo, y se utiliza para ayudar a diagnosticar anomalías patológicas isquémicas que quizá no sean evidentes en el reposo. Una radiografía simple del tórax puede detectar lesiones pul- monares, secuelas de insuficiencia cardiaca (por ejemplo, edema pulmonar, cardiomegalia, derrames pleurales) lo mismo que dispo- sitivos de procedimientos previos tales como válvulas protésicas, alambres esternales, marcapasos y desfibriladores. Ecocardiografía. La ecocardiografía utiliza las ondas de sonidos reflejadas para obtener imágenes del corazón, se utiliza ampliamente debido a su carácter no penetrante y su bajo costo. Es la herramienta diagnóstica principal que se utiliza para valorar enfermedades estruc- turales del corazón, tales como: trastornos valvulares, comunicacio- nes interventriculares o interauriculares, miocardiopatías y masas cardiacas. La ecocardiografía es indispensable para valorar próte- sis quirúrgicas como válvulas, electrodos o dispositivos de apoyo circulatorio mecánico. Estas exploraciones se pueden realizar con imágenes en modo M (movimiento a lo largo de una sola línea) así como imágenes bidimensionales y tridimensionales que dependen de la información gráfica que se necesite. La técnica Doppler se ha convertido en un procedimiento adicional estándar para valorar cambios en los patrones de flujo a través de válvulas estenósicas e insuficientes. Se pueden efectuar mediciones de la velocidad para estimar gradientes de presión a través de las estructuras utilizando la ecuación de continuidad. Un ejemplo común sería la estimación de la presión sistólica de la arte- ria pulmonar calculada a partir del chorro de reflujo tricuspídeo que ocurre durante la sístole del ventrículo derecho.La ecocardiografía transtorácica (transthoracic echocardio- graphy, TTE) no precisa sedación y por lo general se lleva a cabo con el paciente en una posición de decúbito lateral izquierdo leve. Se obtienen vistas normalizadas con la sonda de ultrasonido colocada en las posiciones apical, paraesternal, subcostal y supraesternal. La vista apical de las cuatro cámaras es una ventana útil para visualizar las cuatro cavidades cardiacas en forma simultánea así como las vál - vulas tricúspide y mitral. Se pueden obtener otras ventanas para valorar estructuras específicas como la anatomía de válvulas indivi- duales o los segmentos de la pared miocárdica. La ecocardiografía con esfuerzo mediante dobutamina es un estudio cuyo propósito es similar al electrocardiograma de esfuerzo que utiliza un fármaco para valorar si el paciente tiene isquemia o anomalías valvulares provocadas por el esfuerzo. Una variante con penetración coprporal de esta técnica es la ecocardiografía transesofágica (TEE, transesophageal echocardio- graphy) que aprovecha la proximidad anatómica del corazón y el esófago. Se lleva a cabo la exploración utilizando un endoscopio especial con una sonda de ultrasonido montada en su extremo que se introduce por la boca hacia el esófago con el paciente sedado. Las estructuras posteriores como la válvula mitral y la aurícula izquierda se visualizan muy bien. La ecocardiografía transesofá- gica se utiliza con frecuencia durante operaciones cardiotorácicas para valorar la función cardiaca total, la integridad de las repara- ciones y reposiciones de válvulas, trombos intracavitarios o aire, así como ateroesclerosis o disección de la aorta, que pueden tener influencias importantes en la estrategia operatoria. Hay algunas modalidades nuevas que se han añadido al arsenal ecocardiográfico que aprovechan las ventajas de las imágenes ultra- sonográficas. La TEE tridimensional está desempeñando cada vez más un papel útil en la valoración preoperatoria y transoperatoria de pacientes con cardiopatía valvular y es muy útil en la valoración de la insuficiencia mitral. Las imágenes Doppler de los tejidos se basan en los principios similares a los de la ecocardiografía Doppler habitual, pero se dirige la atención al propio miocardio y no al movimiento de la sangre, para cuantificar anomalías del movimiento de la pared. Las imágenes de carga con ecocardiografía de rastreo de puntos miden la deformación real del miocardio al efectuar la detección dinámica de http://booksmedicos.org 739 cardiopatías adqu iridas capítu Lo 21 las características no homogéneas inherentes al miocardio, y es una medida útil de la función del miocardio. Estudios con radionúclidos. Aunque los electrocardiogramas son útiles, económicos e inocuos, las anomalías iniciales en el elec- trocardiograma pueden limitar su capacidad diagnóstica. En con- creto, los ritmos ventriculares, los bloqueos de rama, la hipertrofia del ventrículo izquierdo, los efectos de fármacos y las depresio- nes del segmento ST con relación a la línea isoeléctrica pueden dificultar la interpretación de los electrocardiogramas. En este con- texto, es posible ampliar las imágenes de perfusión del miocardio (MPI, myocardial perfusion imaging) utilizando radionúclidos para evaluar la isquemia del miocardio. El talio 201 (Tl201) fue el radionúclido inicial que se utilizó para las MPI pero debido a su prolongada vida media y su fotopico relativamente bajo, en gran parte fue reemplazado por el tecnecio 99m (sestamibi y tetrofosmín) que tiene características más favora- bles. Anteriormente se obtenían imágenes planares con tres vistas bidimensionales diferentes del corazón. En la actualidad, es más fre- cuente lograr adquirir las imágenes mediante la técnica de tomogra- fía computarizada por emisión de fotón simple (SPECT) que detecta fotones emitidos desde 180º hasta 360º alrededor de los pacientes. Las señales luego son procesadas para reconstruir múltiples seccio- nes que en conjunto proporcionan una vista tridimensional. El grado de captación tanto en reposo como en estado de esfuerzo se compara para valorar la isquemia y la viabilidad del miocardio. La distribu- ción de los radionúclidos depende de la perfusión y por lo tanto de las zonas que muestran captación en reposo, y no las que muestran captación durante el esfuerzo, pueden ser indicativas de isquemia. Los territorios que no muestran captación en reposo o durante el esfuerzo probablemente representan una cicatriz no viable. La sensibilidad y la especificidad de la SPECT de esfuerzo son 90% y 70%, respectivamente.5 La adquisición de la imagen también puede sincronizarse a un electrocardiograma obtenido en forma simultánea para valorar la función ventricular total. Se detectan los bordes endocárdicos y epicárdicos (según se delimita mediante la captación del radionú- clido) durante todo el ciclo cardiaco y se puede calcular la fracción de expulsión, junto con los volúmenes telesistólico y telediastólico. Este estudio también es útil por cuanto revela segmentos hipociné- ticos del miocardio. Una de las debilidades más importantes de las imágenes de SPECT es que muestra también isquemia regional pero no detecta en forma adecuada isquemia global o “equilibrada” que puede ocurrir con la arteriopatía coronaria difusa. Se han utilizado los estudios de tomografía por emisión de positrón (PET) debido a su capacidad para obtener datos cuantitativos absolutos de la perfu- sión y el metabolismo del miocardio. Los rastreadores utilizados en los estudios de PET se pueden dividir en los que evalúan el flujo sanguíneo (oxígeno-15, nitrógeno-13 y rubidio-82) y los que eva- lúan el metabolismo (carbono-11 y fluoro-18). La especificidad de la PET para detectar arteriopatía coronaria es mejor que la SPECT en 86%, debido a su mejor resolución espacial.6 Resonancia magnética. Las imágenes de resonancia magnética (MRI) tienen una amplia variedad de aplicaciones en el diagnós- tico cardiológico por imágenes, lo que depende de la secuencia del pulso y de la intensificación de la señal. El circuito cinemático del corazón durante los ciclos cardiacos puede generar información sobre la función total de las cámaras y alteraciones valvulares. La respuesta diferencial del miocardio normal e isquémico a deter- minadas secuencias de pulso permite obtener imágenes del flujo sanguíneo miocárdico utilizando MRI. La utilización de medios de contraste como el gadolinio puede intensificar el tejido cicatrizal y son muy útiles en la valoración de la viabilidad. También se pueden obtener imágenes de carga del miocardio utilizando nuevas técni- cas que aprovechan la marcación de radiofrecuencia del miocardio que se deforma con el tejido y que puede valorarse de manera con- tinua durante todo el ciclo cardiaco. Cateterismo cardiaco. El cateterismo cardiaco implica el acceso a las cavidades cardiacas y a los grandes vasos con un catéter de inser- ción periférica bajo control fluoroscópico. Es una herramienta versátil que se utiliza con fines diagnósticos para determinar presiones de las cavidades cardiacas, anomalías valvulares, valoración del movimiento de la pared y anatomía de las arterias coronarias. Aunque algunas de estas aplicaciones se están reemplazando con técnicas que tienen menor penetración coprporal antes señaladas, los estudios de cateterismo car- diaco se siguen utilizando ampliamente y representan los procedimien- tos de referencia para la evaluación de la arteriopatía coronaria. Se lleva a cabo un cateterismo de las cavidades izquierdas mediante el acceso percutáneo a la arteria femoral, o con menos fre- cuencia a la radial. Bajo control fluoroscópico, se inserta en la aorta donde se puede llevar a cabo una aortografía con medio de con- traste. La angiografía coronaria precisa la manipulación de este caté- ter hacia los agujeros coronarios donde se inyecta directamente el medio de contraste. Con el avance del catéter en dirección retrógrada hastapasar la válvula aórtica, se obtienen presiones del ventrículo izquierdo. Estas presiones se utilizan para calcular los gradientes de presión a través de la válvula aórtica que se vuelven muy importan- tes en la evaluación de la estenosis aórtica. De nuevo, la inyección del medio de contraste producirá un ventriculograma utilizado para estimar la fracción de expulsión y visualizar los segmentos hipociné- ticos de las paredes. La filtración retrógrada inadecuada del medio de contraste puede indicar insuficiencia de las válvulas aórtica o mitral. Se lleva a cabo el cateterismo de las cavidades derechas a tra- vés de una vena periférica y se inserta el catéter hacia la aurícula de - recha. Se evalúan las presiones y las estructuras del lado derecho de una manera similar que en las cavidades izquierdas. La extensión del catéter hacia la arteria pulmonar permite medir las presiones de la arteria pulmonar así como la presión en cuña de los capilares pulmo- nares (la que refleja la presión telediastólica del ventrículo izquierdo) con un globo oclusivo. Además de estas mediciones, se puede determinar el gasto cardiaco utilizando termodilución o mediante el método de Fick utilizando saturaciones de oxígeno de la sangre obtenida de mues- tras en diversos lugares durante el procedimiento. La angiografía coronaria proporciona información sobre este- nosis hemodinámicamente importantes en la circulación coronaria así como una ruta de vías anatómicas para que los cirujanos planifi- quen la revascularización (figura 21-1A y B). Se considera que una estenosis es importante si reduce la luz de la arteria en 70% (o 50% en el caso de la arteria coronaria principal izquierda). Existe cierta variabilidad en la anatomía de las arterias coronarias de modo que la arteria descendente posterior es abastecida por la arteria corona- ria derecha en cerca de 80% de los pacientes (dominante derecha) o la arteria coronaria izquierda en aproximadamente 15% de los casos (dominante izquierda). Los pacientes restantes tienen una circulación codominante en la que la arteria descendente posterior es abastecida por las coronarias derecha e izquierda. Una ventaja del cateterismo es que ofrece la oportunidad para el tratamiento intervencionista de la arteriopatía coronaria, las arrit- mias, las anomalías valvulares y otros defectos estructurales del corazón. El cateterismo cardiaco en general es inocuo, pero al ser un procedimiento que implica penetración corporal, conlleva sus complicaciones. La mortalidad general es 0.11% y la frecuencia total de complicaciones importantes, tales como infarto del mio- cardio, accidente cerebrovascular, arritmias, lesiones vasculares, reacción al medio de contraste, inestabilidad hemodinámica y per- foración cardiaca, por lo general es inferior a 2%.7 Tomografía computarizada cardiaca. Se pueden utilizar las imágenes de tomografía computarizada (CT) multisección para valorar la vasculatura coronaria. La puntuación de calcio en las coronarias es un índice que se creó para cuantificar el grado de densidad ateroesclerótica de las coronarias al medir unidades Hounsfield en una CT cardiaca sin medio de contraste. Aunque esta http://booksmedicos.org 740 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii Figura 21-1. Angiografía con cateterismo cardiaco. A. Estenosis de la arteria coronaria derecha indicada por la flecha. B. Imagen inmóvil de un ventriculograma izquierdo normal. PERFuSIÓN ExTRACORPORAL Historia Antes del advenimiento de la perfusión extracorporal eran poco comunes las cirugías de corazón, se limitaban a periodos breves de asistolia e hipotermia. Era evidente la necesidad de un campo operatorio sin sangre y a la vez mantener el flujo sanguíneo del corazón y otros órganos. La motivación de John Gibbon para crear un medio de perfu- sión extracorporal surgió de un deseo de abrir sin riesgo la arteria pulmonar en un paciente que sufrió un émbolo pulmonar después de una colecistectomía. Luego de múltiples repeticiones experi- mentales, la máquina de derivación pulmonar cardiopulmonar de Gibbon se utilizó clínicamente por primera vez en 1953 para repa- rar una gran intercomunicación auricular en una mujer de 18 años.10 Aunque se atribuye a Gibbon su invención, el desarrollo de la derivación cardiopulmonar (CPB, cardiopulmonary bypass) moderna es una culminación del trabajo de muchos investigado- res en todo el mundo. Los primeros oxigenadores de burbuja han evolucionado para convertirse en los oxigenadores de membrana modernos. La búsqueda de un material biocompatible ideal que minimice la cascada inflamatoria iniciada por el contacto de la sangre con los componentes del circuito continúa en nuestros días. Técnica El circuito de derivación cardiopulmonar básico consta de las cánu- las venosas, un reservorio venoso, bomba, oxigenador, filtro y la cánula arterial. Es necesaria la anticoagulación durante la derivación cardiopul- monar y se administran 300 a 400 U de heparina/kg para incrementar el tiempo de coagulación activado (ACT) a más de 450 segundos. Una vez que se logra la anticoagulación adecuada, se lleva a cabo la canulación arterial a través de un punto de colchonero o a través de un injerto lateral que se sutura a la arteria original. La porción distal de la aorta ascendente es el lugar más frecuente para la canulación, pero puede haber la preocupación por la arterioembolización cuando la aorta tiene ateroesclerosis. Otras zonas para la canulación son la arteria femoral, la arteria axilar o el arco aórtico distal. Se lleva a cabo la canulación venosa a través de puntos de colchonero coloca- dos en la aurícula derecha sea para una sola cánula o para dos cánulas diferentes que se extienden hacia la vena cava superior e inferior, res- pectivamente. Como alternativa, la cánula venosa se puede insertar desde la vena femoral y avanzarse hacia la aurícula derecha. Es indispensable la comunicación eficaz entre el cirujano, el anestesiólogo y el perfusionista para lograr una derivación car- diopulmonar eficaz. Una vez que se concluyen las canulaciones y conexiones apropiadas, se inicia la derivación cardiopulmonar. El retorno venoso se inicia seguido del flujo arterial mientras se vigilan las presiones arteriales sistémicas. Durante la normotermia, el flujo necesario es aproximadamente 2.4 L/min/m2, pero con la hipotermia el consumo de oxígeno se reduce 50% por cada reduc- ción de 10°C en la temperatura, y a 18°C se necesita un flujo de sólo 1 L/min/m2. Una vez que se descomprime el corazón y que la hemodinámica es aceptable, se suspende la ventilación. Se ajusta el oxigenador para mantener una PaO2 de 150 mmHg y normocarbia. La sangre también se puede filtrar y regresar a través de los accesos que se colocan en el corazón o a través de la aspiración de la cardio- tomía que se emplea para aspirar la sangre del campo quirúrgico. Cuando se concluye el procedimiento cardiaco, se recalienta al paciente, se ventilan los pulmones y se desfibrila el corazón si es necesario. El retorno venoso a la máquina de derivación cardiopul- monar se reduce gradualmente para permitir que se llene de san- gre el corazón. La bomba también se lentifica mientras se valora la hemodinámica y la función cardiaca total con una sonda de TEE. Se puede utilizar apoyo inotrópico y vasopresor para aumentar la fun- ción cardiaca y tratar la hipotensión. Una vez que se ha suspendido la derivación cardiopulmonar y que se ha logrado la estabilidad hemo- dinámica, se retiran las cánulas. Se neutraliza la anticoagulación con heparina mediante protamina y se logra la hemostasia.11 A B técnica es muy sensible para las estenosis angiográficas > 50%, sigue siendo muy inespecífica ya que la calcificación suele pre- ceder a la estenosis luminal importante.8 La angiografía coronaria mediante tomografía computarizada utilizando medio de contraste intravenoso también se utiliza clínicamente para valorar las lesio- nes en las coronarias y es muy útil en lasala de urgencias para llevar a cabo una “exclusión triple” de complicaciones coronarias agudas, embolia pulmonar y disección aórtica en pacientes que presentan dolor torácico no diferenciado. La fracción de expulsión del ventrículo izquierdo se puede determinar mediante esta téc- nica, y junto con el grado de estenosis coronaria, se ha demostrado un valor pronóstico creciente además de los indicadores clínicos habituales.9 http://booksmedicos.org 741 cardiopatías adqu iridas capítu Lo 21 Efectos adversos La derivación cardiopulmonar tiene una serie de efectos nocivos ya que diversos procesos entremezclados producen alteraciones de la hemostasia, la respuesta inflamatoria sistémica y la función de órganos terminales. La anticoagulación antes de iniciar la derivación cardiopul- monar es necesaria pues el contacto de la sangre con las superfi- cies artificiales del circuito puede iniciar una cascada trombógena. La generación de trombina desempeña un papel importante en los fenómenos trombóticos y hemorrágicos durante la derivación car- diopulmonar. El endotelio que normalmente regula el equilibrio fino entre las vías procoagulantes y anticoagulante se altera. El fibrinógeno se consume rápidamente a medida que la trombina convierte el fibrinógeno en fibrina mientras los mecanismos fibri- nolíticos (iniciados por el endotelio activado) degradan las macro- moléculas de fibrina. Las plaquetas son activadas por las vías hemostáticas convergentes y se consumen. La respuesta de los sistemas inmunitarios humoral y celular en parte se superponen a las vías hemostáticas. Las vías clásica y alterna del complemento son activadas por la derivación cardiopul- monar y se generan moléculas quimiotácticas potentes y anafilato- xinas. Los monocitos, las plaquetas y los neutrófilos son activados liberando mediadores inflamatorios agudos y citocinas que persis- ten incluso después de la conclusión de la derivación cardiopul- monar.12 Estas células inflamatorias también producen oxidantes reactivos que pueden tener efectos citotóxicos. La gran cantidad de heparina no fraccionada que se utiliza durante las operaciones cardiacas predispone a los pacientes a presentar trombocitopenia provocada por heparina (HIT, heparin induced thrombocytopenia) con una frecuencia de 1 a 2%. Las plaquetas producen factor plaquetario-4 (PF4) el cual se une con avidez a la heparina para formar un complejo de heparina-PF4, que puede ser antigénico en algunos pacientes al fijar IgG. El complejo IgG-heparina-PF4 se puede unir a las plaquetas, lo que produce la liberación de más PF4 y perpetúa el proceso. El signo más tem- prano es la disminución súbita > 50% en el recuento de plaquetas, y se puede confirmar la HIT mediante una prueba de ELISA o un análisis de liberación de serotonina. De los pacientes con HIT, 20 a 50% presentan trombosis en los lechos arteriales o venosos, designados como trombocitopenia inducida por heparina y trom- bosis (HITT), que pueden poner en peligro la vida del paciente.13 Las causas de la disfunción de órgano terminal como resultado de la circulación extracorporal se pueden clasificar en gran parte en uno de tres mecanismos. Aunque el gasto cardiaco y la presión arterial se vigilan cuidadosamente durante la derivación cardiopul- monar, son suplentes del flujo sanguíneo regional y no permiten detectar directamente la hipoperfusión de órganos terminales. Esto puede ser un problema sobre todo con la circulación cerebral, renal y mesentérica. Con la manipulación de los vasos enfermos y la pér- dida de regulación del sistema de coagulación natural, los émbolos macroscópicos y microscópicos son un problema pese a las diver- sas estrategias para reducir al mínimo este problema. Las células activadas y los productos citotóxicos de la respuesta inmunitaria en la circulación pueden causar lesión microvascular y edema de otros órganos lo que se manifiesta como disfunciones neurocognitivas, insuficiencia respiratoria y lesión renal.14 Protección del miocardio Durante la derivación cardiopulmonar, se pueden administrar fár- macos en soluciones cardiopléjicas en la circulación coronaria para detener el corazón y permitir un campo operatorio inmóvil y una mejor protección miocárdica. La cardioplejía más frecuente consiste en soluciones ricas en potasio que se pueden mezclar con sangre autóloga y que se administran hacia la circulación coronaria. La cardioplejía anterógrada se aplica en la raíz de una aorta con pinza- miento cruzado o directamente en los orificios coronarios individua- les a través de catéteres especializados. Un catéter de cardioplejía retrógrada consta de un manguito con globo que se coloca a través de la aurícula derecha hacia el seno coronario y se utiliza para la per- fusión de la circulación coronaria en la dirección opuesta a través de la circulación venosa. Esto tiene la ventaja de una distribución más uniforme en pacientes con arteriopatía coronaria difusa y no depende de una válvula aórtica competente para su administración. Existen controversias con respecto al método (anterógrado, retrógrado en comparación con ambos), tipo (cristaloide frente a sangre), temperatura (fría frente a tibia frente a templada) e inter- valo (continuo frente a intermitente) de la administración de la solución cardiopléjica. La combinación óptima es un tema no per- tinente al propósito de esta obra. Sin embargo, la mayoría de los cirujanos en Estados Unidos prefiere la solución cardiopléjica con potasio y sangre fría. ARTERIOPATíA CORONARIA Historia La operación de Vineberg, una de los primeros intentos para la revascularización quirúrgica del miocardio, fue realizada inicial- mente en la década de 1950. Este procedimiento consistía en la implantación de la arteria torácica interna directamente en el pro- pio miocardio. Aunque algunos pacientes lograban alivio de sus síntomas anginosos, esto daba por resultado un incremento muy leve del flujo coronario y fue sustituida por métodos para restable- cer directamente el flujo sanguíneo. La endarterectomía coronaria fue iniciada por Longmire durante este periodo, pero se acompañó de tasas elevadas de reestenosis y obstrucción. La utilización de parches de vena para reparar las zonas de arteriotomía fue descrita por Senning en 1961. El primer procedimiento de revasculariza- ción coronaria (CABG) con injerto de vena safena fue realizado por Sabiston en 1962, pero difundido por Favalaro en 1967. En 1968, Green comenzó a utilizar la arteria torácica interna como un conducto de derivación y la empleó para la derivación de la arteria coronaria descendente anterior izquierda.15 Etiología y patogenia Las estenosis ateroescleróticas representan el principal mecanismo de la arteriopatía coronaria (CAD, coronary artery disease). El pro- ceso fisiopatológico es iniciado por la lesión endotelial vascular y es potenciado por mecanismos inflamatorios, lípidos circulantes, toxinas y otros compuestos vasoactivos presentes en la sangre. Los macrófa- gos y las plaquetas son atraídos a esta zona de disfunción endotelial lo que desencadena una respuesta inflamatoria local. Durante este proceso, los macrófagos infiltran las capas de la íntima y acumulan lipoproteínas de baja densidad que contienen colesterol. Los facto- res de crecimiento secretados favorecen la proliferación de células de músculo liso dentro de la íntima y la media de las arterias. Junto con la acumulación de los macrófagos llenos de lípido, la hiperpla- sia de músculo liso origina un ateroma y ulteriormente estenosis del vaso. Estos ateromas tienen una cubierta fibrosa que puede romperse, exponiendo las células subyacentes y la matriz extracelular que son muy protrombóticas. Se considera que la rotura aguda de la placa y la formación de trombo representan el principal mecanismo fisiopatoló- gico que interviene en el síndrome coronario agudo.16-18 Factores de riesgo y prevención Antes del establecimiento de las estrategias de tratamientomoder- nas, la tasa de mortalidad anual por cardiopatía isquémica se citaba en un orden de 4% en el estudio de Framingham. Desde entonces, la modificación de los factores de riesgo junto con el empleo de medicamentos, como el ácido acetilsalicílico y los bloqueadores β, ha mejorado considerablemente la supervivencia. Los principales factores de riesgo para la ateroesclerosis son: edad, tabaquismo de cigarrillos, hipertensión, dislipidemias, estilo de vida sedentario, obesidad y diabetes. Posiblemente gracias al mayor conocimiento público y al tratamiento médico intensivo, http://booksmedicos.org 742 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii estos factores de riesgo (con excepción de la intolerancia a la glu- cosa y la obesidad) últimamente han estado disminuyendo. Las guías actuales descritas en la declaración de consenso de la AHA y el ACC resumen las recomendaciones para la preven- ción secundaria. Las recomendaciones de clase I son: cese del taba- quismo y evitación de la exposición ambiental al tabaco, control de la presión arterial a < 140/90 mmHg (< 130/80 mmHg en personas con diabetes o nefropatía crónica), concentraciones de colesterol de LDL inferiores a 100 mg/ml, tratamiento con ácido acetilsa- licílico en todos los pacientes que no tienen contraindicaciones, índice de masa corporal con un objetivo establecido menor de 25 kg/m2, control de la diabetes con una HbA1c menor de 7% como objetivo y el fomentar las actividades de ejercicio aeróbico diario. Se consideran los bloqueadores β en pacientes con disfunción del ventrículo izquierdo y después de infarto del miocardio o síndrome coronario agudo. También se debe valorar el bloqueo del sistema renina-angiotensina-aldosterona cuando hay hipertensión, disfun- ción del ventrículo izquierdo, diabetes o nefropatía crónica.19 Manifestaciones clínicas Los pacientes con arteriopatía coronaria pueden manifestar diferen- tes cuadros clínicos, entre ellos, angina de pecho, infarto del mio- cardio, insuficiencia cardiaca isquémica, arritmias y muerte súbita. La angina de pecho es el dolor o la molestia causados por la isquemia del miocardio y suele ser subesternal y puede irradiar a la porción superior del brazo, parte izquierda del cuello o el epigas- trio. La diversidad de presentaciones puede dificultar el diagnóstico de isquemia del miocardio. Las características del dolor torácico que vuelven menos factible la isquemia del miocardio son: dolor torá- cico pleurítico, dolor reproducible por el movimiento o la palpación o episodios breves que duran sólo segundos. La angina de pecho característica se alivia con reposo o con el empleo de nitroglicerina sublingual. Los trastornos que habrá que considerar en el diagnóstico diferencial son, aunque no todos, dolor musculoesquelético, trastor- nos pulmonares, espasmo del esófago, pericarditis, disección aórtica, reflujo gastroesofágico, dolor neuropático y ansiedad. El infarto del miocardio es una consecuencia grave de la arte- riopatía coronaria que ocurre cuando la isquemia produce necrosis del miocardio. Éste puede ser asintomático y no necesariamente va precedido de angina de pecho. La necrosis puede originar destruc- ción de la integridad del miocardio y ocasionar trastornos graves como cortocircuitos intracardiacos por intercomunicaciones ven- triculares, insuficiencia valvular aguda por desgarro de los múscu- los papilares necróticos y aneurismas cardiacos que tienen el grave potencial de romperse. Las lesiones isquémicas de la arteriopatía coronaria pueden ori- ginar insuficiencia cardiaca congestiva. El daño miocárdico inicial desencadena una cascada de respuestas tanto locales como sistémi- cas. Con el tiempo, estos cambios pueden causar una carga miocár- dica perjudicial y respuestas neurohumorales anormales que originan remodelación patológica del corazón. Se ha de sospechar insuficiencia cardiaca en pacientes que presentan disnea, ortopnea, fatiga y edema. Las arritmias también pueden ser una secuela de la arteriopatía coronaria. Se ha de investigar las causas isquémicas en pacientes que presentan nuevas arritmias. La arteriopatía coronaria puede ocasionar arritmias después de un infarto agudo del miocardio o como resul- tado de la remodelación ultraestructural y electrofisiológica conse- cutiva a la cardiopatía isquémica crónica. La isquemia del sistema de conducción eléctrica puede manifestarse por bloqueos completos o parciales de la conducción auriculoventricular de inicio reciente. Valoración preoperatoria Es indispensable un interrogatorio enfocado y una exploración física dirigida con especial atención a los signos, síntomas y manifestaciones clínicas antes señalados. El estado funcional del paciente tiene importancia no sólo porque es un componente de valoración del riesgo preoperatorio sino también por la mejora de la calidad de vida y el alivio sintomático que son dos de los objetivos del tratamiento quirúrgico. La angiografía coronaria es la principal herramienta diagnós- tica. Se define la anatomía coronaria y los grados de estenosis para poder planificar la revascularización quirúrgica. Los estudios diagnósticos no penetrantes, en combinación con maniobras de estimulación (ejercicio o fármacos) ofrecen infor- mación con respecto a la importancia funcional de la afectación isquémica. A menudo se utiliza un electrocardiograma de esfuerzo como una herramienta de detección que tiene una alta sensibilidad. El valor diagnóstico de un resultado positivo es de 90% en pacien- tes con una depresión del segmento ST > 1 mm. Sin embargo, esta prueba exige que los pacientes logren una determinada elevación de su frecuencia cardiaca y por lo tanto no es adecuada para quienes no pueden lograr esta meta. Por otra parte, las anomalías iniciales en el electrocardiograma pueden imposibilitar la detección de cam- bios isquémicos característicos con el esfuerzo. Se pueden obtener estudios de ecografía y de imágenes nucleares con esfuerzo farmacológico (dobutamina o dipiridamol) para valorar la isquemia reversible y la viabilidad del miocardio. La gammagrafía de perfusión con tecnecio-99 y talio-201 tiene una sensibilidad y especificidad promedios de 90 y 75%, respec- tivamente. La ecocardiografía con esfuerzo tiene sensibilidad y especificidad similares cercanas a 85%.20 Estos estudios también permiten valorar la función ventricular total por lo que respecta a la fracción de expulsión del ventrículo izquierdo que se puede utilizar para determinar el riesgo quirúrgico. REVASCuLARIZACIÓN CORONARIA Indicaciones Un comité conjunto establecido por el American College of Car- diology y la American Heart Association ha publicado guías para la revascularización quirúrgica (CABG) en pacientes con arterio- patía coronaria. Más adelante se resumen (cuadros 21-4 a 21-6) las indicaciones, clasificadas según presentación y grado de afectación angiográfica así como intención de tratamiento (mejora de la super- vivencia y alivio de los síntomas).21 Intervención coronaria percutánea frente a revascularización coronaria En los últimos años se han realizado múltiples estudios aleatorizados, prospectivos y controlados así como estudios retrospectivos en los que se analiza la eficacia comparativa de las intervenciones coronarias percutáneas (PCI, percutaneous coronary interventions) y CABG. Aquí se resumen algunos de los estudios representativos. El estudio del estado de Nueva York (2005). Se realizó un análisis retrospectivo de 59 314 pacientes en dos de los registros de Nueva York con arteriopatía coronaria multivascular (dos o más vasos). De éstos, 37 212 pacientes se sometieron a revasculariza- ción coronaria y los otros, a intervención coronaria percutánea. Después del ajuste mediante métodos de riesgos proporcionales, la revascularización coronaria con injerto se acompañó de tasas ajustadas más altas en la supervivencia a largo plazo que la inter- vención coronaria percutánea.22 Estudio de endoprótesis o tratamientoquirúrgico (2008). Se llevó a cabo un estudio internacional multicéntrico, aleatorizado y comparativo de 988 pacientes (n = 488 con PCI, n = 500 con CABG) que tenían arteriopatía coronaria multivascular, a fin de comparar las estrategias de revascularización. A una mediana de seguimiento de 2 años, el grupo con intervención coronaria percutánea tuvo tasas sig- nificativamente más altas de revascularizaciones repetidas y morta- lidad en comparación con el grupo que recibió CABG (la frecuencia de infartos del miocardio no mortales con onda Q fue similar en los dos grupos). La mediana de seguimiento se extendió a seis años y la ventaja para la supervivencia persistió en el grupo con CABG en comparación con el grupo que recibió PCI.23 http://booksmedicos.org 743 cardiopatías adqu iridas capítu Lo 21 Sinergia entre la intervención coronaria percutánea con Taxus y el tratamiento quirúrgico cardiaco (estudio SYNTAx, 2009). Se compararon las estrategias de revascularización, CABG frente a PCI, en un estudio prospectivo aleatorizado con distribución en una proporción de 1:1 de 1 800 pacientes con alto riesgo de arte- riopatía coronaria (arteriopatía del vaso principal o de tres vasos). Las tasas de revascularización repetida necesaria y de episodios cardiovasculares o cerebrovasculares graves a los 12 meses fueron más bajas en los pacientes con revascularización coronaria (5.9 y 12.4%, respectivamente) en comparación con los pacientes que recibieron PCI (13.5 y 17.8%, respectivamente). No se observó ninguna diferencia en la mortalidad entre los grupos a los 12 meses.24 La colaboración de la base de datos de ACCF y STS sobre la eficacia comparativa de las estrategias de revascularización (estudio ASCERT, 2012). Este estudio, realizado por la colabo- ración de la fundación del American College of Cardiology y la Society of Thoracic Surgeons, analizó sus bases de datos nacionales respectivas de pacientes mayores de 65 años que tenían arteriopatía coronaria de múltiples vasos (con exclusión de aquellos que tenían afectación de la coronaria principal izquierda). Se realizó cirugía de derivación arterial coronaria con injerto (CABG) en 86 244 pacien- tes y 103 549 se sometieron a intervención coronaria percutánea (PCI). No hubo ninguna diferencia en la mortalidad ajustada a un año, pero sí una mortalidad significativamente más baja con CABG que con PCI a los cuatro años.25 Resumen La técnica de intervención coronaria percutánea ha mejorado con el tiempo y las tasas de episodios adversos periprocedimiento han dis- minuido en grado importante. Las estrategias de tratamiento se deben ajustar al estado clínico del paciente y el contexto, pero la CABG mantiene mejores resultados a largo plazo y sigue siendo el patrón de tratamiento de la arteriopatía coronaria de la arteria coronaria principal izquierda y multivascular. Técnicas quirúrgicas y resultados Selección del conducto para derivación. El criterio más impor- tante para la selección del conducto vascular es la permeabilidad del injerto. El conducto con la tasa de permeabilidad más alta (98% a cinco años y 85 a 90% a 10 años) es la arteria torácica interna que con más frecuencia se deja adherida en la porción proximal a la arteria subclavia (aunque a veces se utiliza como un injerto libre) y se anastomosa en la parte distal a la arteria coronaria elegida como Cuadro 21-4 Datos de las guías de ACC/AHA para CABG en la arteriopatía coronaria a fin de mejorar la supervivencia ANATOMÍA ClAsE DE RECOMENDACIÓN NIVEl DE EVIDENCIA • LM I B • 3 vasos +/− LAD proximal I B • 2 vasos + LAD proximal I B • 2 vasos − LAD proximal IIa, con isquemia considerable IIb, sin isquemia considerable B C • Enfermedad de múltiples vasos con DM IIa (se prefiere CABG a PCI) B • Solamente LAD proximal IIa, con LITA para beneficio a largo plazo B • 1 vaso − LAD proximal III, daño B • Disfunción del ventrículo izquierdo IIa, LVEF 35 a 50% IIb, LVEF < 35% sin lesión de LM B B • Sobreviviente de VT mediada por isquemia I B DM, diabetes mellitus; LITA, arteria torácica interna izquierda/mamaria; LM, arteria coronaria principal izquierda; LV, ventrículo izquierdo; VT, taquicardia ventricular. Clase de recomendación: I, el beneficio supera con mucho los riesgos y se debe realizar el procedimiento; IIa, el beneficio supera los riesgos y el procedimiento se considera adecuado; IIb, los posibles beneficios pueden superar los riesgos y se debe valorar el procedimiento; III, el procedimiento no es útil y puede ocasionar daño. Nivel de evidencia: A, es sólida; múltiples estudios aleatorizados controlados o metaanálisis que respaldan el procedimiento, B, limitada; los datos se basan en un solo estudio aleatorizado o en estudios no aleatorizados, C, muy limitada; basada en consenso de expertos, estudios de caso o patrones de tratamiento. Cuadro 21-5 Datos de las guías de ACC/AHA para CABG en arteriopatía coronaria para mejorar los síntomas sÍNTOMAs RElACIONADOs CON lA ANATOMÍA ClAsE DE RECOMENDACIÓN NIVEl DE EVIDENCIA • Angina inaceptable con ≥ 1 estenosis susceptibles de revascularización pese al tratamiento no quirúrgico I A • CAD compleja de 3 vasos +/− lesión de LAD proximal IIa (CABG preferible a PCI) B • Angina inaceptable con ≥ 1 estenosis susceptible a revascularización pero no es posible el tratamiento no quirúrgico IIa C • CABG previa con ≥ 1 estenosis que se acompaña de isquemia y angina pese al tratamiento no quirúrgico IIb C 1 http://booksmedicos.org 744 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii objetivo.26,27 En varios estudios se ha demostrado que la utilización de las arterias torácicas internas aumenta la supervivencia sin com- plicaciones.28,29 Se puede obtener la vena safena interna (mayor) utilizando una técnica abierta o endoscópica. En la técnica abierta, la incisión inicial se efectúa a lo largo del trayecto de la vena sobre la super- ficie interna de la extremidad inferior. Se obtiene la vena con aten- ción minuciosa dirigida a minimizar la manipulación de la propia vena. La incisión puede ser continua o en puente para tratar de dis- minuir el tamaño de la incisión, pero múltiples incisiones en puente conllevan el potencial de una mayor manipulación del conducto vascular durante la obtención. La obtención endoscópica se realiza mediante una pequeña incisión inmediatamente arriba y por dentro de la rodilla donde se inserta el endoscopio. Se cauterizan las ramas laterales bajo visualización endoscópica utilizando electrocauterio bipolar y la disección se continúa hacia la porción proximal hasta que se inmoviliza la longitud de la vena requerida. Luego se hace una incisión por contraabertura proximal para extraer el conducto venoso que se prepara en la forma normal. La arteria radial es otro conducto que se utiliza con frecuencia. Después de confirmar el flujo colateral cubital de la mano mediante la prueba de Allen clínica o el estudio de ecografía dúplex, se hace una incisión desde un punto inmediatamente proximal a la apófisis estiloides del radio que termina inmediatamente por dentro y dis- tal al tendón del bíceps en la mano no dominante. Con retracción lateral del músculo supinador largo, se diseca la arteria radial con disección cortante teniendo cuidado de evitar lesionar los nervios cutáneos en esta región y de minimizar la manipulación de la pro- pia arteria. Esta arteria también se puede obtener utilizando una técnica endoscópica. En muchos estudios se han analizado las tasas de permeabi- lidad del injerto de arteria radial en comparación con el injerto de vena safena. Aunque algunos estudios han producido datos equívo- cos, el consenso general favorece el empleo de los injertos de arte- ria radial en vez de los injertos de vena y las tasas de permeabilidad a cinco años son de 98 y 86%, respectivamente.30,31 Desde una perspectiva histórica, la circulación anterior (arte- ria principal izquierda o arteria descendente anterior izquierda)en general se desvía utilizando la arteria torácica interna y los territo- rios lateral (arteria circunfleja) o inferior (arteria coronaria derecha) se derivan utilizando un injerto de vena safena o de arteria radial. Estos conductos se pueden combinar para formar un injerto en T o en Y compuesto, o se suturan a múltiples objetivos como injertos secuenciales. Puesto que la permeabilidad es mejor con los injertos arteriales, datos recientes han señalado que los mejores resul- tados a largo plazo se logran con la revascularización múltiple o arterial completa, sobre todo en pacientes mayores de 70 años.32,33 Se han descrito otros conductos como las arterias gastroepiploicas, las venas safenas externas (menores) y las venas cefálicas, pero no se utilizan ampliamente y no se describirán aquí. Cuadro 21-6 Datos de las guías de ACC/AHA para CABG en arteriopatía coronaria en contextos clínicos específicos CONTEXTO ClÍNICO ClAsE DE RECOMENDACIÓN NIVEl DE EVIDENCIA CABG DE uRGENCIA DEsPuÉs DE INFARTO AGuDO DEl MIOCARDIO • Fracaso o imposibilidad para realizar PCI, anatomía adecuada para CABG, isquemia persistente/inestabilidad hemodinámica resistente a tratamiento no quirúrgico • Pacientes sometidos a reparación quirúrgica de complicaciones posinfarto (por ejemplo, comunicación interventricular, desgarro de músculos papilares o de la pared libre) • Choque cardiógeno con características anatómicas adecuadas para CABG • Arritmias ventriculares potencialmente letales, de origen isquémico, con lesión de tres vasos o estenosis de LM > 50% • Lesión multivascular, angina recidivante o MI en las primeras 48 h de STEMI (en vez de una estrategia más tardía) • Edad > 75 con elevación de ST o un nuevo bloqueo de rama izquierda que son adecuados para revascularización, independientemente del tiempo transcurrido entre el infarto del miocardio y el choque cardiógeno • Angina de pecho persistente con sólo una pequeña zona del miocardio viable I I I I IIa IIa III, daño B B B C B B C suPERVIVENCIA TRAs MuERTE CARDIACA sÚBITA O TAQuICARDIA VENTRICulAR sOsTENIDA • Si se considera que se debe a CAD importante (susceptible de revascularización) • Si sólo hay una cicatriz y no hay signos de isquemia I III, daño B C PACIENTEs sOMETIDOs A OPERACIONEs CARDIACAs NO CORONARIAs CONCOMITANTEs • En presencia de CAD importante (estenosis de LM > 50% o estenosis > 70% de otra arteria coronaria mayor) • Injerto de LITA para LAD significativamente estenosada o CABG de arteria coronaria con lesión moderada (> 50% de estenosis) I IIa C C CABG uRGENTE DEsPuÉs DE PCI FAllIDA • Isquemia persistente, riesgo de obstrucción con miocardio considerable en riesgo, o alteraciones hemodinámicas (sin coagulopatía o esternotomía previa) • Extracción de cuerpos extraños (de PCI) o alteraciones hemodinámicas con coagulopatía y sin esternotomía previa • Ninguna isquemia o riesgo de obstrucción I IIa III, daño B C C LM, principal izquierda. http://booksmedicos.org 745 cardiopatías adqu iridas capítu Lo 21 Figura 21-2. Revascularización coronaria. A. Fotografía transoperato- ria de las anastomosis distales realizadas entre la arteria torácica interna izquierda y la arteria coronaria descendente anterior izquierda con punto continuo de sutura 8-0. B. Angiografía coronaria de seguimiento a 15 años de una derivación entre una arteria torácica interna izquierda y una arteria coronaria descendente anterior izquierda que muestra un vaso ampliamente permeable y sin ninguna estenosis ateroesclerótica importante. Se muestra el punto de la anastomosis con la flecha. Cirugía de derivación arterial coronaria con injerto, conven- cional. Por lo general las CABG se llevan a cabo con el paciente en posición de decúbito supino a través de una esternotomía mediana. Después que se hepariniza, se inicia la derivación cardiopulmonar. Se efectúa pinzamiento cruzado de la aorta y se administra la solu- ción cardiopléjica. Una vez que se ha logrado la protección adecuada del miocardio, se efectúan arteriotomías coronarias y se llevan a cabo anastomosis distales utilizando sutura de Prolene (fig. 21-2A y B). Luego se llevan a cabo las anastomosis proximales directamente sobre la aorta ascendente o sobre los injertos preexistentes. Es impor- tante señalar que las estenosis importantes de las coronarias pueden causar una distribución diferencial de la cardioplejía y la protección del miocardio. Por consiguiente, se recomienda utilizar cardioplejía retrógrada o revascularizar primeramente la región con más pro- blema de isquemia, y administrar la solución cardiopléjica hacia el injerto terminado. A menudo se efectúa el injerto de la arteria torá- cica interna izquierda a la coronaria descendente anterior izquierda (LAD) al último para evitar la torcedura o la rotura de esta derivación importante. Una vez que se han colocado todos los injertos, se sus- pende gradualmente la derivación al paciente. Durante este periodo, se vigila de cerca el corazón mediante la inspección visual directa y ecocardiografía transesofágica para detectar anomalías que pueden significar revascularización inadecuada o problemas técnicos con las derivaciones. Al confirmar la hemostasia, se colocan las sondas de pleurostomía, se aproximan los bordes del esternón con alambres esternales y se cierran las incisiones. Resultados de la CABG convencional. Varios estudios aleatoriza- dos iniciales han demostrado mejor supervivencia en pacientes que reciben una CABG en vez de tratamiento no quirúrgico.34-36 Un estudio equiparado en cuanto a propensión identificó que la CABG beneficiaba considerablemente a pacientes con disfunción del ventrículo izquierdo y estenosis de la coronaria principal izquierda mayor de 50% en comparación con el tratamiento no quirúrgico.37 El estudio Bypass Angioplasty Revascularization Investigation (BARI) demostró resultados impresionantemente superiores con CABG que con PCI por lo que respecta a la mortalidad de origen cardiaco a cinco años (5.8% frente 20.6%) en pacientes con diabetes además de arte- riopatía coronaria.38 En un estudio en el que se analizaron las ventajas de CABG sobre el tratamiento no quirúrgico para las distribuciones específicas de la arteriopatía coronaria, la supervivencia fue mejor en pacientes con estenosis proximales de la LAD, independientemente del número de vasos afectados.39 En general, estos estudios muestran tasas de supervivencia mayores de 90% a cinco años y alrededor de 75% a 10 años después de la revascularización coronaria (CABG). La mortalidad y la morbilidad del propio procedimiento se han modificado con el tiempo. Los datos de la base de datos de la Society of Thoracic Surgeons (STS) registran 1 497 254 pacientes que se han sometido a CABG aislada durante el periodo de 2000 a 2009. La tasa de mortalidad de la CABG ha mejorado significati- vamente desde 2.4% en el año 2000 hasta 1.9% en el 2009 a pesar de la tasa de mortalidad prevista relativamente constante de 2.3% respectivamente. En paralelo a esto, las tasas de complicación pos- operatoria han disminuido de la manera siguiente: apoplejía (1.6 a 1.2%), hemorragia que precisó reintervención (2.4 a 2.2%) e infección profunda de la herida esternal (0.59 a 0.37%).40 Hay mejoras notables en el estado funcional de los pacientes que reciben CABG. Las distancias en la prueba de marcha durante 6 min aumentaron significativamente en los pacientes dos años después de la operación en comparación con su valoración preope- ratoria.41 Después de 10 años, 54% de los pacientes no tenía dolor torácico y 31% no presentaba disnea.42 Revascularización coronaria sin bomba. Para evitar las con- secuencias adversas de la derivación cardiopulmonar, se creó la revascularización coronaria sin bomba (OPCAB, off-pump coro- nary artery bypass) y se ha adoptado en algunos centros en los últimos dos decenios. Con la OPCAB se deja latiendo el corazón. El llevar a cabolas anastomosis en el corazón con latido precisa el empleo de disposi- tivos de estabilización del miocardio que ayuden a porciones de la superficie epicárdica a mantenerse relativamente inmóviles mientras se llevan a cabo las anastomosis (fig. 21-3). También se utilizan los vaporizadores-ventiladores de dióxido de carbono para despejar la sangre del campo operatorio y mejorar la visualización. Se emplean dispositivos de aspiración apical que ayudan a la exposición, sobre todo de los vasos laterales e inferiores. Se han creado muchas maniobras creativas como la recolocación del paciente, la apertura del espacio pleural derecho para permitir el des- plazamiento cardiaco y la creación de una cuna pericárdica que mini- A B 2 http://booksmedicos.org 746 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii mice la afectación de la función cardiaca mientras se exponen las diversas superficies del corazón. Es necesario realizar una oclusión proximal temporal de la arteria coronaria que se va a injertar para obtener un campo libre de sangre. Esta oclusión produce isquemia temporal y si no se tolera, se pueden emplear anastomosis coronarias. Resultados de la OPCAB. La superioridad de la OPCAB con res- pecto a la CABG con bomba sigue siendo debatida pese a una gran cantidad de bibliografía sobre este tema. Un análisis combi- nado de dos estudios con asignación al azar, Beating Heart Against Cardioplegic Arrest Studies (BHACAS 1 y 2) es uno de varios estudios que han señalado tasas de mortalidad a corto plazo más bajas con la técnica sin bomba que con la técnica con bomba.43-45 Sin embargo, otros estudios han demostrado resultados equívocos o contradictorios.46,47 Por otra parte, el estudio prospectivo reciente y mucho más extenso ROOBY (Randomized On/Off Bypass) demostró mayores tasas de episodios cardiacos adversos con OPCAB que con la CABG habitual.48 A pesar del entusiasmo inicial por las ventajas teóricas de evitar la derivación cardiopulmonar, no se han observado ventajas uniformes en los resultados clínicos. Al parecer hay una tendencia más o menos uniforme hacia la disminución de las trans- fusiones perioperatorias de hemoderivados en la OPCAB que en la CABG con bomba. Por lo que respecta a otros criterios de resultados iniciales, insuficiencia renal posoperatoria, apoplejía e infarto agudo del miocardio, no ha estado clara la superioridad de OPCAB.47,49,50 Se han externado dudas con respecto a si las dificultades técni- cas de la sutura de un corazón latiendo conduce a tasas más elevadas de obstrucción del injerto después de una OPCAB. La morbilidad cardiaca más alta en el estudio ROOBY se acompañó de una dis- minución de las tasas de permeabilidad angiográfica a un año.48 Sin embargo, se refieren hallazgos contrapuestos que citan tasas equiva- lentes de permeabilidad del injerto para la utilización de OPCAB.51,52 La amplia variedad en los resultados puede ser indicativa de que otros factores (por ejemplo, habilidad del cirujano, dificultades téc- nicas, factores relacionados con el paciente) pueden estar dominando el resultado más que la utilización o evitación de la derivación car- diopulmonar.53 Después de casi dos decenios, la OPCAB no se ha adoptado ampliamente y sigue representando menos de 2% de todos los procedimiento de CABG en Estados Unidos. Revascularización coronaria directa de mínima invasión. Como una extensión de las técnicas de revascularización coronaria sin bomba, se ha descrito la revascularización coronaria directa de mínima invasión (MIDCAB, minimally invasive direct coro- nary artery bypass). La MIDCAB se lleva a cabo utilizando una minitoracotomía anterior izquierda a través de la cual se realiza la movilización de la torácica interna izquierda y la anastomosis Figura 21-3. Dispositivo estabilizador epicárdico utilizado durante la anastomosis coronaria sin bomba. (Reproducida con autorización de Estech). directa in situ con la arteria descendente anterior izquierda (o sus ramas diagonales). Esta técnica es aplicable principalmente a los casos de afectación de un solo vaso aunque existen informes de revascularizaciones de múltiples vasos. Resultados de MIDCAB. Un análisis de 411 pacientes que se sometieron a MIDCAB cita una mortalidad operatoria mayor de 1%. En este estudio, todos los pacientes se sometieron a revascula- rización únicamente de la LAD, independientemente del número de vasos afectados. La mortalidad a tres años en pacientes con lesión de un solo vaso después de MIDCAB fue 3.1%, lo cual fue inferior que en aquellos con afectación de múltiples vasos (8.7%), lo que no es sorprendente.54 Hay un sesgo de selección inherente en los análisis retros- pectivos que comparan MIDCAB con OPCAB o CABG habitual ya que los pacientes sometidos a MIDCAB por lo general tienen enfermedad menos extensa. Debido a esto, se han realizado múl- tiples estudios aleatorizados comparativos en los que se analiza la eficacia de MIDCAB en comparación con PCI. Un metaanálisis de cinco estudios prospectivos en que se compara la PCI con revas- cularización mediante MIDCAB de la arteria descendente anterior izquierda proximal aislada, demostró resultados equivalentes por lo que respecta a mortalidad, infarto del miocardio y necesidad de repetir la revascularización. Sin embargo, conviene hacer notar que sólo en uno de estos estudios se utilizaron endoprótesis liberadoras de fármaco (DES, drug-eluting stents) en el grupo con PCI.55 Hong et al., mostraron eficacia similar con MIDCAB y PCI con DES y cuando se excluyó este estudio del metaanálisis, se observó supe- rioridad de MIDCAB sobre la PCI por lo que respecta a mortalidad, infarto del miocardio y revascularizaciones repetidas.56 Aunque no se han llevado a cabo más estudios prospectivos para comparar la PCI con DES y la MIDCAB en esta cohorte de pacientes, un análisis retrospectivo de 186 pacientes demostró tasas significati- vamente más altas de recidiva de angina de pecho y episodios car- diacos adversos importantes en el grupo sometido a PCI con DES.57 Revascularización coronaria totalmente endoscópica. Con el advenimiento de las técnicas quirúrgicas robóticas que permi- ten la visualización estereoscópica y la mayor destreza con los instrumentos, ha resultado posible la revascularización coronaria totalmente endoscópica (TECAB, total endoscopic coronary artery bypass). En julio de 2004, el sistema quirúrgico robótico da Vinci recibió la aprobación de la FDA para uso en anastomosis corona- rias. Se ha utilizado la circulación extracorporal con canulación periférica en estudios previos, pero el desarrollo de estabilizadores mecánicos ha brindado la capacidad de llevar a cabo la obtención de la arteria torácica interna y la anastomosis coronaria sin bomba con el empleo únicamente de los brazos robóticos. En varios estu- dios se ha analizado la factibilidad de la TECAB, y han demostrado resultados aceptables, pero este procedimiento no ha sido adop- tado por la mayoría de los cirujanos debido a su elevada curva de aprendizaje, tiempos de operación más prolongados y la falta de beneficio clínico demostrable.58-60 Revascularización coronaria híbrida. Con la colaboración con- tinuamente creciente entre cirujanos cardiotorácicos y cardiólogos intervencionistas, la revascularización coronaria híbrida (HCR, hybrid coronary revascularization) que combina una técnica qui- rúrgica de invasión mínima (MIDCAB o TECAB) con intervención coronaria percutánea (PCI) se ha convertido en una realidad. Ésta aprovecha una ventaja importante de los dos tratamientos utili- zando la derivación duradera de la arteria torácica interna izquierda a la arteria coronaria descendente anterior izquierda y a la vez trata otras estenosis con PCI que evitan la necesidad de una incisión quirúrgica de gran tamaño o una derivación cardiopulmonar. La HCR no está exenta de desventajas ya que hay algunas inquietudes con respecto a este enfoque pues se necesita tratamiento intensivo con inhibidores
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