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En fErm EdadEs artErialEs Estudio general del paciente con enfermedades vasculares 828 Anamnesis en cirugía vascular / 828 Exploración física en enfermedades vasculares / 829 Valoración diagnóstica sin penetración corporal del paciente con enfermedades vasculares / 829 Valoración radiológica del paciente con enfermedad vascular / 830 Valoración cardiaca preoperatoria / 833 Principios básicos del tratamiento endovascular 834 Agujas y accesos / 834 Guías de alambre / 835 Vainas hemostáticas / 835 Catéteres / 835 Angioplastia con globo / 835 Endoprótesis / 836 Endoprótesis cubiertas / 836 Arteriopatía carotídea 837 Epidemiología y etiología de la enfermedad oclusiva de las arterias carótidas / 837 Manifestaciones clínicas de isquemia cerebral / 838 Valoración diagnóstica / 839 Tratamiento de la enfermedad oclusiva de arterias carótidas / 841 Endarterectomía carotídea o angioplastia con endoprótesis / 842 Técnicas quirúrgicas de endarterectomía carotídea / 843 Técnicas de angioplastia carotídea y endoprótesis / 845 Enfermedad no ateroesclerótica de la arteria carótida / 847 Aneurismas de la aorta abdominal 850 Etiología y factores de riesgo / 850 Evolución del aneurisma aórtico / 850 Manifestaciones clínicas / 851 Aspectos anatómicos de importancia / 851 Valoración diagnóstica / 852 Reparación quirúrgica del aneurisma de la aorta abdominal / 852 Reparación endovascular del aneurisma de la aorta abdominal / 853 Resultados de estudios clínicos que comparan la reparación endovascular con la abierta / 857 Clasificación y tratamiento de las fugas endovasculares / 858 Arteriopatía mesentérica 859 Anatomía y fisiopatología / 860 Tipos de enfermedad oclusiva de la arteria mesentérica / 860 Manifestaciones clínicas / 861 Valoración diagnóstica / 861 Reparación quirúrgica / 863 Tratamiento endovascular / 864 Resultados clínicos de las intervenciones por isquemia mesentérica / 865 Enfermedad de las arterias renales 866 Etiología / 866 Manifestaciones clínicas / 867 Valoración diagnóstica / 867 Indicaciones para el tratamiento / 869 Reconstrucción quirúrgica / 869 Resultados clínicos de la reparación quirúrgica / 870 Tratamiento endovascular / 870 Resultados clínicos de las intervenciones endovasculares / 871 Enfermedad oclusiva aortoiliaca 872 Valoración diagnóstica / 872 Diagnóstico diferencial / 873 Circulación arterial colateral / 873 Clasificación de la enfermedad / 873 Consideraciones generales para el tratamiento / 875 Reconstrucción quirúrgica de la enfermedad oclusiva aortoiliaca / 876 Complicaciones de la reconstrucción quirúrgica aortoiliaca / 878 Tratamiento endovascular para la enfermedad aórtica / 879 Tratamiento endovascular de la enfermedad de arterias iliacas / 879 Complicaciones de las intervenciones endovasculares aortoiliacas / 880 Resultados clínicos al comparar el tratamiento quirúrgico y endovascular para la enfermedad aortoiliaca / 880 Enfermedad oclusiva de las arterias de extremidades inferiores 881 Epidemiología / 882 Valoración diagnóstica / 882 Diagnóstico diferencial / 882 Clasificación de la enfermedad oclusiva de las extremidades inferiores / 883 Etiología de la isquemia aguda de las extremidades / 885 Manifestaciones clínicas de isquemia aguda de las extremidades / 886 Consideraciones terapéuticas para la isquemia aguda de las extremidades / 887 Tratamiento endovascular / 887 Tratamiento quirúrgico / 887 Complicaciones relacionadas con el tratamiento de la isquemia aguda de las extremidades / 888 Manifestaciones clínicas de la isquemia crónica de las extremidades / 889 Consideraciones terapéuticas para la isquemia crónica de las extremidades / 890 Tratamiento endovascular / 891 Complicaciones de las intervenciones endovasculares / 896 Tratamiento quirúrgico para la isquemia crónica de las extremidades por enfermedad femoropoplítea / 897 Complicaciones de la reconstrucción quirúrgica / 898 Elección del conducto para la derivación con injerto infrainguinal / 898 Resultados clínicos de las intervenciones quirúrgicas y endovasculares para enfermedad oclusiva femoropoplítea / 899 Trastornos no ateroescleróticos de los vasos sanguíneos 900 Arteritis de células gigantes (arteritis temporal) / 901 Arteritis de Takayasu / 901 Síndrome de Ehlers-Danlos / 901 Síndrome de Marfan / 902 Seudoxantoma elástico / 902 Enfermedad de Kawasaki / 902 Arteritis inflamatoria y vasculitis / 902 Enfermedad de Behçet / 903 Poliarteritis nudosa / 903 Arteritis inducida por radiación / 903 Síndrome de Raynaud / 904 Displasia fibromuscular / 904 Enfermedad no ateroesclerótica que afecta las arterias poplíteas / 905 Enfermedad de Buerger (trombovasculitis obliterante) / 906 Enfermedades arteriales Peter H. Lin, Mun Jye Poi, Jesus Matos, Panagiotis Kougias, Carlos Bechara y Changyi Chen23capítulo http://booksmedicos.org ESTUDIO GENERAL DEL PACIENTE CON ENFERMEDADES VASCULARES El aparato vascular abarca a todo aparato y sistema corporal y por lo tanto los síntomas de enfermedad vascular son tan variados como los que se encuentran en cualquier especialidad médica. La falta de irrigación sanguínea adecuada a un órgano dado por lo común se manifiesta con dolor, por ejemplo, el dolor en las pantorrillas con claudicación de las extremidades inferiores, el dolor abdominal posprandial por isquemia mesentérica y el dolor en los brazos por oclusión de la arteria subclavia. Por el contrario, la apoplejía y la isquemia cerebral transitoria (TIA, transient ischemic attack) son síntomas de presentación de embolia de la arteria cerebral media como consecuencia de estenosis de la arteria carótida interna (ICA, internal carotid artery). El síndrome doloroso de la enfermedad arterial por lo común se divide en tipos agudo y crónico, con gra- dos de intensidad variable entre los dos extremos. El dolor de inicio súbito puede indicar oclusión completa de un vaso impor- tante, dando origen a un dolor más intenso con isquemia crítica del órgano afectado, produciendo gangrena de la extremidad inferior o infarto intestinal. El dolor crónico es consecuencia de una oclu- sión ateroesclerótica más lenta y más progresiva, que puede com- pensarse en forma parcial o total con el desarrollo de circulación colateral. El patrón de dolor crónico agudizado es aquel en el cual un paciente con mayor probabilidad tendrá estenosis arterial subya- cente con oclusión súbita; por ejemplo, el paciente con antecedente de claudicación de la pierna que súbitamente inicia con isquemia grave que pone en riesgo la extremidad. El médico debe tratar de entender y relacionar las manifestaciones clínicas para comprender el proceso patológico subyacente. Anamnesis en cirugía vascular La anamnesis apropiada debe dirigirse a los síntomas de presenta- ción relacionados con los síntomas vasculares (cuadro 23-1). De particular importancia en los antecedentes patológicos previos son las intervenciones vasculares previas (endovasculares o cirugía abierta); todo paciente con enfermedad vascular debe ser interro- gado con respecto a antecedentes cardiacos y síntomas cardiacos actuales. Casi 30% de los pacientes con enfermedad vascular es diabético. Debe incluirse en la anamnesis el antecedente de taba- quismo anterior o actual. El paciente con enfermedad carotídea se encuentra asintomá- tico en la mayor parte de los casos y por lo común es enviado por la presencia de un soplo cervical o datos de estenosis en la ecografía dúplex. Los síntomas de la TIA en el territorio de la arteria caró- tida incluyen ceguera monocular transitoria (amaurosis), debilidad o parestesias contralaterales y disfagia. Los síntomas que persisten más de 24 h constituyen una apoplejía. Por el contrario, los pacien- tes con isquemia mesentérica crónica tal vez presenten dolor abdo- minal posprandial y pérdida de peso. El paciente tiene temor de comera causa del dolor, evita el consumo de alimentos y adelgaza. Es muy poco probable que un paciente con dolor abdominal que no ha perdido peso tenga una isquemia mesentérica crónica. El paciente con dolor en las extremidades inferiores durante la ambulación tiene claudicación intermitente que ocurre en cier- tos grupos musculares; por ejemplo, el dolor en la pantorrilla con el ejercicio por lo común refleja enfermedad de la arteria femoral superficial (SFA, superficial femoral artery), en tanto que el dolor en la región de las nalgas refleja enfermedad iliaca. En la mayor parte de los casos, el dolor se manifiesta en un grupo muscular por debajo del nivel de la arteria afectada, ocurre sólo con el ejercicio y se alivia con el reposo para recurrir en la misma ubicación, por lo que se conoce como “enfermedad de los aparadores”. El dolor en reposo (manifestación de enfermedad oclusiva grave) es constante y aparece en el pie (no en grupos musculares), por lo común en la unión metatarsofalángica y se alivia con la posición en declive. A Cuadro 23-1 Elementos de importancia en la anamnesis por enfermedad vascular • Antecedente de apoplejía o de isquemia cerebral transitoria • Antecedente de arteriopatía coronaria, lo que incluye infarto miocárdico o angina previos • Antecedente de arteriopatía periférica • Antecedente de diabetes • Antecedente de hipertensión • Consumo de tabaco • Antecedentes de hiperlipidemia Puntos clave 1 La intervención carotídea como estrategia de prevención debe realizarse en pacientes con estenosis sintomática de la arteria carótida interna de 50% o más y en aquellos con estenosis de 80% o más con estenosis asintomática. La intervención carotídea para estenosis asintomática entre 60 y 79% es tema de controversia y depende de la tasa de apoplejías del cirujano. La elección de la intervención (endarterectomía carotídea o endoprótesis carotídea) es tema de controversia; a la fecha la endarterectomía carotídea parece relacionarse con menores tasas de apoplejía, en tanto que la endoprótesis carotídea es más apropiada bajo ciertas condicio- nes anatómicas o fisiológicas. 2 Los aneurismas de la aorta abdominal deben repararse cuando el riesgo de rotura (que depende principalmente del tamaño del aneurisma) excede el riesgo de muerte por complicaciones peri- operatorias o por enfermedades concomitantes. La reparación endovascular se asocia con menor morbilidad y mortalidad peri- operatorias en comparación con la reconstrucción abierta y es el método preferido para pacientes con alto riesgo que satisfacen criterios anatómicos específicos. 3 La isquemia mesentérica sintomática debe tratarse para mejo- rar la calidad de vida y evitar el infarto intestinal. El trata- miento quirúrgico (derivación) es superior a las intervenciones endovasculares, aunque en estudios clínicos recientes han mejorado los resultados de la colocación de endoprótesis con tecnología de cambio de alambre guía y endoprótesis. 4 La enfermedad oclusiva aortoiliaca puede tratarse con proce- dimientos endovasculares o con reconstrucción abierta, lo que depende de la estratificación del riesgo del paciente, caracte- rísticas de la oclusión y sintomatología. 5 La claudicación es un marcador de ateroesclerosis extensa y se trata principalmente con modificación de los factores de riesgo y farmacoterapia. Sólo 5% de los individuos con clau- dicación necesitan intervención por dolor incapacitante en las extremidades. La tasa de mortalidad a cinco años en pacientes con claudicación se acerca a 30%. Los pacientes con dolor en reposo o pérdida de tejido requieren de valoración pronta y reconstrucción vascular para aminorar la intensidad del dolor de la extremidad y evitar la pérdida de la misma. 828 http://booksmedicos.org 829 En fErm EdadEs artErialEs CaPÍtU lO 23 menudo el paciente duerme con los pies colgando a un lado de la cama para incrementar la presión hidrostática. Exploración física en enfermedades vasculares La exploración vascular específica debe incluir la palpación de la aorta abdominal, exploración de las arterias carótidas y explora- ción del pulso en las extremidades inferiores (femoral, poplíteo, tibial posterior y de la arteria dorsal del pie). Se realiza palpación del abdomen en busca de aneurisma de aorta abdominal (AAA) detectado como una tumoración pulsátil por arriba de la cicatriz umbilical. También deben buscarse soplos. Por lo común la aorta se divide al nivel de la cicatriz umbilical, y por lo tanto con mayor frecuencia un aneurisma se palpa en el epigastrio. En individuos delgados en condiciones normales se palpa el pulso aórtico, en tanto que en individuos obesos podrían pasarse por alto incluso aneurismas aórticos grandes. La sospecha de aumento de tamaño de la aorta debe conducir a la realización de ecografía para una definición más precisa del diámetro de la aorta. Debe realizarse auscultación de las arterias carótidas en busca de soplos, aunque existe una mayor correlación con arteriopatía coronaria (CAD, coronary artery disease) que con estenosis caro- tídea subyacente. Un soplo en el ángulo de la mandíbula es un dato significativo que constituye una indicación para ecografía dúplex de vigilancia. El diagnóstico diferencial se realiza con los soplos transmitidos por estenosis o esclerosis de la válvula aórtica. La carótida se palpa por debajo del músculo esternocleidomastoideo en el cuello. Sin embargo, la palpación debe ser suave y rara vez proporciona información de utilidad clínica. La exploración de las extremidades superiores es necesaria cuando se coloca un injerto arteriovenoso en pacientes con sínto- mas de dolor en el brazo con el esfuerzo. El síndrome de estrecho torácico superior (TOS, thoracic outlet syndrome) puede ocasionar oclusión o formación de aneurisma de la arteria subclavia. La embo- lización distal es una manifestación del TOS; en consecuencia, debe realizarse exploración de los dedos en busca de datos de isquemia y ulceración. La arteria axilar penetra a la extremidad por debajo de la porción media de la clavícula, donde puede palparse en pacientes delgados. Por lo general se palpa con facilidad en la axila y en la cara interna del brazo. La arteria humeral se ubica con mayor facilidad en la fosa antecubital inmediatamente por dentro del tendón del bíceps. La arteria radial se palpa al nivel de la muñeca, por delante del radio. Para la exploración vascular de las extremidades inferiores, el pulso femoral por lo común es palpable a la mitad de la distancia entre la cresta iliaca anterosuperior y el tubérculo púbico. La arteria poplítea se palpa en la fosa poplítea con la rodilla en flexión a 45° y con los pies apoyados en la mesa de exploración para relajar los músculos de la pantorrilla. Para la palpación de la arteria poplítea es necesaria la técnica bimanual. Ambos pulgares se posicionan en la tuberosidad tibial en sentido anterior y los dedos se colo- can en la fosa poplítea entre las dos porciones del músculo gas- trocnemio. La arteria poplítea se palpa al comprimirla contra el borde posterior de la tibia justo por debajo de la rodilla. El pulso tibial posterior se detecta mediante la palpación 2 cm por detrás del maléolo interno. La arteria dorsal del pie se detecta 1 cm por fuera del tendón del extensor largo del pulgar, el cual causa dorsiflexión del primer dedo del pie y es claramente visible en el dorso del pie. Los pulsos pueden calificarse utilizando una escala tradicional de cuatro puntos o un sistema de escala básico con dos puntos (cuadro 23-2). También debe realizarse una exploración cuidadosa del pie en busca de palidez con la elevación y rubor con la posición en declive, porque tales datos indican isquemia crónica. Deben buscarse cambios ungueales y pérdida del vello. La ulcera- ción y otras manifestaciones específicas de estados patológicos se describen en las secciones relevantes más adelante en este capítulo. Después de la cirugíade reconstrucción vascular, el injerto puede estar disponible para exploración, dependiendo de su tipo y trayecto. El injerto in situ en las extremidades inferiores transcurre en la grasa subcutánea y puede palparse a lo largo de la mayor parte de su longitud. Deben valorarse con gran cuidado los cambios en la calidad del pulso, agrandamiento de un aneurisma o soplo de aparición reciente. Los injertos axilofemorales, femorofemorales y los injertos arteriovenosos pueden palparse con facilidad. Valoración diagnóstica sin penetración corporal del paciente con enfermedades vasculares Índice tobillo/brazo. Hay un interés creciente en el uso del índice tobillo-brazo (ABI, ankle-brachial index) para valorar a pacientes con riesgo para eventos cardiovasculares. Un ABI < 0.9 se correlaciona con incremento en el riesgo de infarto miocárdico e indica enfermedad vascular periférica significativa, aunque quizá asintomática. El ABI se calcula en las siguientes formas. Se mide la presión arterial (BP, blood pressure) en ambas extremidades supe- riores utilizando la BP sistólica más alta como el denominador para ABI. La presión en el tobillo se mide al colocar el manguito por arriba del tobillo y medir el restablecimiento del flujo sanguíneo en la arteria tibial posterior y arteria dorsal del pie utilizando una sonda Doppler en cada arteria. La razón de presión sistólica en cada vaso se divide entre la presión sistólica más alta en el brazo para expresar el ABI en las arterias dorsal del pie y tibial posterior (fig. 23-1). La cifra normal es > 1. Los pacientes con claudicación por lo común tienen un ABI de 0.5 a 0.7 y aquellos con dolor en reposo tienen cifras de 0.3 a 0.5. Los individuos con gangrena tie- nen un ABI < 0.3. Estos intervalos varían dependiendo del grado de compresibilidad del vaso. La prueba es menos fiable en pacientes con calcificación grave de los vasos sanguíneos. Por la incapaci- dad para comprimir el vaso sanguíneo, algunos pacientes como los diabéticos y aquellos con nefropatía en etapa terminal pueden tener un ABI ≥ 1.40 y en tales casos son necesarias pruebas diag- nósticas adicionales sin penetración corporal para valorar la arte- riopatía periférica (PAD, peripheral artery disease). Las pruebas alternativas incluyen las presiones del primer dedo del pie/humeral, registros de volumen del pulso, medición de oxígeno transcutáneo o imágenes vasculares (ecografía dúplex). Presiones segmentarias de las extremidades. Al colocar manguitos para medición de la presión arterial en forma seriada a lo largo de las extremidades inferiores y más tarde medir la pre- sión con sonda Doppler conforme se restablece el flujo a la arteria distal al manguito, es posible cuantificar las presiones segmenta- rias en sentido distal en la extremidad inferior. Estos datos pueden utilizarse para inferir el nivel de oclusión. La presión sistólica a cada nivel se expresa como un cociente, la presión sistólica más elevada en la extremidad superior es el denominador. Las pre- siones segmentarias normales por lo común muestran presiones elevadas en el muslo de 20 mmHg o más en comparación con las presiones en la arteria humeral. Las presiones bajas en el muslo deben ser equivalentes a las presiones humerales. Las presiones subsiguientes pueden disminuir no más de 10 mmHg a cada nivel. Un gradiente de presión de 20 mmHg o más entre dos niveles subsiguientes indica enfermedad oclusiva en dicho nivel. El índice utilizado más a menudo es el cociente de presión del tobillo con la Cuadro 23-2 Escalas para la calificación de los pulsos periféricos ESCAlA TRADICIonAl ESCAlA BáSICA 4+ Normal 2+ Normal 3+ Ligeramente reducido 1+ Disminuido 2+ Reducción notable 0 Ausente 1+ Apenas palpable http://booksmedicos.org 830 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii presión humeral, conocida como ABI. El ABI en condiciones nor- males es > 1.0 y cifras < 0.9 indican algún grado de obstrucción arterial y han mostrado correlación con incremento en el riesgo de arteriopatía coronaria.1 Los factores que limitan la confianza de las presiones segmentarias en las extremidades incluyen: a) pasar por alto estenosis moderadas aisladas (por lo común en vasos ilia- cos) que producen poco o ningún gradiente de presión en reposo; b) presiones falsamente elevadas en pacientes con diabetes y nefro- patía en etapa terminal, y c) incapacidad para diferenciar entre estenosis de oclusión.2 Los pacientes con diabetes y nefropatía en etapa terminal tienen calcificación de los vasos, lo que dificulta su compresión y da origen a lecturas inapropiadas o falsamente elevadas. Las arterias que no pueden comprimirse dan origen a presiones sistólicas en el tobillo ≥ 250 mmHg con ABI > 1.40. En tales situaciones, puede realizarse la medición de la presión absoluta en el primer dedo del pie y en el tobillo para valorar la isquemia crítica de la extremidad inferior. Las presiones en el tobi- llo < 50 mmHg o presiones en el primer dedo del pie < 30 mmHg indican isquemia crítica de la extremidad inferior. La presión en el primer dedo del pie es, en condiciones normales, 30 mmHg menor que la presión en el tobillo y es anormal un índice de la presión del primer dedo del pie/humeral (TBI, toe-brachial index) < 0.70. Son poco comunes los resultados positivos falsos con el TBI. La principal limitación de esta técnica es que es imposible medir las presiones en el primer y segundo dedos del pie cuando hay ulce- ración preexistente. Figura 23-1. Cálculo del índice tobillo/brazo. ABI derecho = razón de Presión sistólica más elevada en el tobillo derecho (arteria tibial posterior o dorsal del pie) Presión sistólica más elevada en el brazo (brazo derecho o izquierdo) ABI izquierdo = relación de Presión sistólica más elevada en el tobillo izquierdo (arteria tibial posterior o dorsal del pie) Presión sistólica más elevada en el brazo (brazo derecho o izquierdo) Registros del volumen del pulso. En los individuos con vasos no susceptibles de compresión puede utilizarse la pletismografía segmentaria para valorar la arteriopatía oclusiva subyacente. Se colocan manguitos a diferentes niveles sobre la pierna para detectar cambios en el volumen sanguíneo (BV, blood volume) de la extre- midad inferior y producir registros de volumen del pulso (PVR, pulse volume recording) cuando se conecten a un pletismógrafo (fig. 23-2). Para obtener registros precisos de PVR, el manguito se infla a 60 a 65 mmHg para detectar cambios en el volumen sin causar oclusión arterial. Los trazos de volumen del pulso sugieren enfermedad proximal si la porción superior del trazo del pulso no aparece con rapidez, el punto más elevado de la onda tiene aspecto redondeado y hay desaparición de la escotadura dicrótica. Las presiones segmentarias aisladas de la extremidad inferior y las mediciones de PVR tienen precisión de 85% cuando se compara con angiografía para detectar y localizar lesiones ateroescleróticas significativas, y cuando se utilizan en combinación su precisión se acerca a 95%.3 Por esta razón, se sugiere que se utilicen las dos modalidades diagnósticas en conjunto cuando se valoran arteriopa- tías periféricas. Valoración radiológica del paciente con enfermedad vascular Ecografía. La exploración ecográfica es un estudio que consume tiempo, requiere experiencia técnica y en ocasiones no se observan todos los segmentos arteriales. Los análisis de las ondas Doppler pueden sugerir enfermedad ateroesclerótica oclusiva si los trazos en las arterias estudiadas son bifásicos, monofásicos o asimétricos. La ecografía en modo B proporciona imágenes en blanco y negro en tiempo real. No valora el flujo sanguíneo y por lo tanto no puede diferenciar entre un trombo reciente y el flujo sanguíneo, los cuales pueden tener la misma ecogenicidad. La calcificación en placas ate- roescleróticas causa sombras acústicas. Las sondas para ecografía en modo B no pueden estabilizarse. El empleo de sondas de ecogra- fíade modo B en el transoperatorio requiere cubiertas estériles y gel para mantener una interfaz acústica. Se requiere experiencia para obtener e interpretar imágenes con precisión. La ecografía dúplex proporciona el mismo desempeño en las imágenes en modo B, per- mite el análisis Doppler espectral y el flujo en color. El inconve- niente con el desempeño de la ecografía dúplex es la necesidad de una técnica meticulosa por un técnico certificado en ecografía vas- cular, de forma que se mantenga un ángulo apropiado de 60° durante el estudio con la sonda de ecografía. La alteración de este ángulo puede modificar de manera notable el aspecto y la interpretación subsiguiente en las mediciones de la velocidad. La imagen directa de vasos intraabdominales con ecografía dúplex es menos fiable por la dificultad para visualizar los vasos a través del intestino subya- cente. Las desventajas actuales limitan la aplicabilidad de la ecogra- fía dúplex en la valoración de enfermedad aortoiliaca infrapoplítea. En un estudio reciente, la ecografía dúplex tuvo menor sensibilidad en el cálculo de la estenosis de vasos infrapoplíteos en comparación con las técnicas convencionales de sustracción digital o angiografía por tomografía computarizada.4 Pocos cirujanos confían solamente en la ecografía dúplex para la planificación preoperatoria en pro- cedimientos de revascularización de la extremidad inferior; pero con experiencia, las arterias de las extremidades inferiores pueden ser estudiadas por ecografía para determinar su anatomía, mientras que la importancia funcional de las lesiones puede determinarse al calcular el grado de estenosis con base en la velocidad de flujo. La ecografía dúplex es incapaz de valorar los injertos de politetrafluo- roetileno (PTFE) y poliéster (dacrón) porque contienen aire, lo que evita la penetración de las ondas ecográficas. Angiografía por tomografía computarizada. La angiografía por tomografía computarizada (CTA, computed tomography angio- graphy) es un método que no implica penetración corporal (no inva- sivo), dependiente de la administración de medio de contraste para http://booksmedicos.org 831 En fErm EdadEs artErialEs CaPÍtU lO 23 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Femoral superior 1.50 1.00 0.50 0.00 0.50 Poplíteo 1.50 1.00 0.50 0.00 0.50 Tibial posterior 1.50 1.00 0.50 0.00 0.50 Dorsal del pie 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Poplíteo 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Tibial posterior 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Dorsal del pie 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Femoral superior 0.75 0.50 0.25 0.25 0.00 149 Humeral Índices Muslo, superior Muslo, inferior Pantorrilla Tobillo, tibial posterior Tobillo, dorsal del pie Dedo gordo del pie 0.66 0.74 1.01 1.05 1.01 1.05 0.70 0.73 0.66 0.62 0.59 0.77 144 Derecho Femoral Izquierdo Femoral Trazos Doppler 1 s/div 157 150 157109 105 99 PT 98 DT 92 PT 151 DT 111 11488 Figura 23-2. Reporte típico de un estudio vascular periférico con medición de la presión segmentaria arterial más valoración Doppler de la extremidad inferior. http://booksmedicos.org 832 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii obtener imágenes del sistema arterial. Depende de la administración intravenosa de medios de contraste con yodo. El paciente avanza a través de una carcasa que rota, la cual produce imágenes transversa- les seriadas. A partir de los cortes, se pueden tomar los vasos llenos de material de contraste y producir imágenes tridimensionales (fig. 23-3). Las imágenes obtenidas por técnica de sustracción se pueden rotar y se observan en diferentes direcciones después del proceso de obtención de imágenes. Esta tecnología ha avanzado como con- secuencia de las técnicas de endoinjerto aórtico. La CTA propor- ciona imágenes para su procesamiento después de la adquisición de las mismas que puede utilizarse para mostrar el aneurisma en un formato que muestre la presencia de trombos, calcio, grosor de la luz del vaso y la pared vascular externa, lo que permite “ajustar” el endoinjerto de manera apropiada en el aneurisma (fig. 23-4). Cada vez se utiliza más la CTA para obtener imágenes de la bifurcación carotídea y conforme se incrementa el poder de procesamiento de las computadoras, la velocidad de adquisición de las imágenes y la resolución de las mismas continuará incrementándose. La principal limitación de la CTA con múltiples detectores es el uso de material de contraste y la presencia de artefactos ocasionados por las calci- ficaciones y endoprótesis. La CTA puede sobreestimar el grado de estenosis en el interior de una endoprótesis, en tanto que las calcifi- caciones intensas pueden limitar la precisión diagnóstica del método al causar un efecto de “artefacto de redundancia”.5 Estos artefactos pueden superarse con la modificación en las técnicas para la adqui- sición de la imagen. No existen estudios clínicos con asignación al azar para documentar la superioridad de la CTA con múltiples detectores sobre la angiografía tradicional, pero hay evidencia cre- ciente que apoya que la CTA con múltiples detectores tiene sensi- bilidad, especificidad y precisión que rivalizan con la angiografía, que es un método que implica penetración corporal.5 Angiografía por resonancia magnética. La angiografía por resonancia magnética (MRA, magnetic resonance angiography) tiene la ventaja de que no se necesitan administrar medios de con- traste con yodo para la opacificación de los vasos sanguíneos (fig. 23-5). Se utiliza gadolinio como medio de contraste para los estu- dios de MRA, que por lo general no es nefrotóxico y puede utili- zarse en pacientes con concentraciones elevadas de creatinina. El estudio está contraindicado en personas con marcapasos, desfibri- ladores, estimuladores de la médula espinal, derivaciones intrace- rebrales, implantes cocleares y grapas craneales. Los pacientes con claustrofobia podrían necesitar sedación para completar el estudio. La presencia de endoprótesis metálicas puede causar artefactos y disminución de la intensidad de la señal; sin embargo, esto se puede solucionar con métodos de alternancia en la adquisición de imáge- nes y en su procesamiento. Las endoprótesis de nitinol producen mínimos efectos de artefacto.6 La MRA, en comparación con otras modalidades, es relativamente lenta y costosa. Sin embargo, dado que no implica penetración corporal y baja nefrotoxicidad, cada vez se utiliza más para obtener imágenes de los vasos sanguíneos en diversas distribuciones anatómicas. Angiografía diagnóstica. La angiografía diagnóstica se consi- dera el método ideal en las imágenes vasculares. En muchos centros A B Figura 23-3. Angiograma por tomografía computarizada con múltiples detectores con reconstrucción tridimensional de la circulación arterial ilio- femoral en dos pacientes con claudicación de la extremidad inferior. A. Un varón de 50 años de edad con oclusión de la arteria femoral superficial derecha (flecha grande) con reconstrucción de la arteria femoral superficial al nivel de la porción media del muslo. Se observan calcificaciones arteriales (flechas cortas) en ambas arterias femorales superficiales en su región distal. B. Un varón de 53 años de edad con oclusión de la arteria iliaca común derecha (flecha doble). Figura 23-4. Angiograma tridimensional por tomografía computarizada de un aneurisma de la aorta abdominal que muestra varios componentes del aneurisma, lo que incluye trombo, calcificación aórtica, circulación sanguínea y pared del aneurisma. http://booksmedicos.org 833 En fErm EdadEs artErialEs CaPÍtU lO 23 hospitalarios su uso está disminuyendo con rapidez por el desarro- llo de modalidades de imagenología que no implican penetración corporal, como el mapeo arterial con ecografía dúplex, CTA y MRA. Sin embargo, aún se utiliza ampliamente la angiografía con medio de contraste. Los aspectos esenciales de la angiografía son el acceso vascular y la colocación del catéteren el lecho vascular que requiere exploración. Los sistemas de imagen y los medios de contraste se utilizan para opacificar el vaso estudiado. En el pasado esta función se relegaba en gran medida al servicio de radiolo- gía intervencionista, pero cada vez más, un número creciente de cirujanos realiza este procedimiento y a continuación de la obten- ción de imágenes diagnósticas realiza intervenciones quirúrgicas o endovasculares de inmediato. Hay varias consideraciones cuando se utiliza la angiografía para la obtención de imágenes. Casi 70% de las placas de ateroesclerosis aparecen en ubi- cación excéntrica en el vaso sanguíneo; por lo tanto, las imágenes pueden ser confusas cuando se intenta valorar estenosis porque la angiografía tiene sus limitaciones al proporcionar una imagen en un solo plano de la luz vascular. Con el incremento en el uso de endoprótesis vasculares desplegables, también se ha observado que la valoración de la posición y colocación de las endoprótesis en rela- ción con las ramas circundantes puede ser imprecisa. Además, la angiografía expone al paciente a los riesgos de la radiación ionizante y al medio de contraste intravascular. Sin embargo, la angiografía con medio de contraste es el método con penetración corporal más utilizado para la valoración del árbol vascular con fines diagnósticos y para intervenciones terapéuticas. La angiografía por lo común pro- porciona información final necesaria para decidir si se realiza o no una intervención quirúrgica o un procedimiento endovascular. La angiografía por sustracción digital (DSA, digital sub- traction angiography) ofrece algunas ventajas sobre la angiografía convencional, como una visualización excelente pese al empleo de bajos volúmenes de medio de contraste. En particular con las lesiones que producen oclusión en múltiples niveles que limitan la cantidad de medio de contraste que alcanza los vasos distales, el uso complementario de técnicas de angiografía por sustracción digital puede mejorar la visualización y definición de la anatomía. La DSA intraarterial utiliza dispositivos de imagen portátiles, con rotación axial, que permiten la obtención de proyecciones en dife- rentes ángulos. También permite la obtención de video en tiempo real (fig. 23-6). Pueden obtenerse imágenes de la totalidad de la extremidad con DSA, utilizando inyecciones repetidas de pequeñas cantidades de medio de contraste para obtener imágenes angiográ- ficas secuenciales, lo que se denomina técnica de pulsos. Valoración cardiaca preoperatoria El aspecto más importante y de mayor controversia de la valora- ción preoperatoria en pacientes con enfermedad ateroesclerótica que Figura 23-5. Angiografía por resonancia magnética nuclear del cayado de la aorta y arterias carótidas. Este estudio proporciona un análisis tridimensional de las estructuras vasculares, como las ramas del cayado de la aorta, así como de las arterias vertebrales y carótidas. Figura 23-6. La angiografía por sustracción digital (DSA) propor- ciona excelente visualización de la circulación intravascular con la administración de medio de contraste intraarterial. Como se ilustra en este estudio de angiografía por sustracción digital, se demuestra la presencia de lesiones en varios niveles incluyendo estenosis focal de la arteria iliaca izquierda (flecha grande), oclusión de la arteria femo- ral superficial derecha (flechas curvas), estenosis de la arteria femoral superficial izquierda (flecha pequeña) y múltiples estenosis de la arte- ria tibial (cabezas de flecha). http://booksmedicos.org 834 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii necesitan intervención quirúrgica es la detección y tratamiento subsi- guiente de la arteriopatía coronaria (CAD) asociada.7 Varios estudios han documentado la existencia de CAD en 40 a 50% o más pacientes que requieren procedimientos de reconstrucción vascular, 10 a 20% de los cuales podrían estar relativamente asintomáticos sobre todo por su incapacidad para realizar ejercicio.8 El infarto miocárdico causa la mayor parte de muertes posoperatorias, tempranas y tardías. La mayor parte de los métodos de detección disponibles carecen de sensibilidad y especificidad para predecir las complicaciones cardia- cas posoperatorias. Hay reportes contradictorios con respecto a la utilidad de la gammagrafía preoperatoria con dipiridamol-talio o la ecocardiografía con dobutamina para estratificar a pacientes con enfermedades vasculares, en términos de morbilidad y mortalidad perioperatoria de causa cardiaca. En casi 50% de los pacientes los estudios de imagen con talio demostraron ser innecesarios porque el riesgo cardiaco puede establecerse con base en información clínica.7 Incluso con la angiografía coronaria es difícil establecer una rela- ción entre los datos anatómicos con la importancia funcional y, por lo tanto, con el riesgo quirúrgico. No hay datos que confirmen que las intervenciones coronarias percutáneas o la revascularización qui- rúrgica antes de procedimientos quirúrgicos vasculares modifiquen la mortalidad o la incidencia de infartos miocárdicos. De hecho, la angiografía coronaria se asocia con sus propios riesgos inherentes y los pacientes sometidos a injerto de derivación arterial coronaria o angioplastia coronaria transluminal percutánea (PTA, percutaneous transluminal angioplasty) antes de reconstrucciones aortoiliacas se someten a los riesgos y complicaciones de ambos procedimientos. El estudio clínico Coronary Artery Revascularization Pro- phylaxis (CARP) demostró que la revascularización coronaria en pacientes con enfermedad vascular periférica y CAD significativa que se consideraban en alto riesgo para complicaciones periopera- torias no tuvieron reducción en la mortalidad general o en el infarto miocárdico perioperatorio.9 Además, los pacientes que se some- tieron a revascularización coronaria profiláctica tuvieron retraso significativo antes de ser sometidos a procedimientos vasculares con incremento en la morbilidad de las extremidades en compa- ración con los pacientes que no lo hicieron. Los estudios apoyan la mejoría en el pronóstico cardiovascular y general con la opti- mización médica de los pacientes. Por lo tanto, en individuos con enfermedades vasculares se recomienda el uso de bloqueadores β perioperatorios, así como el empleo de antiagregantes plaquetarios, estatinas e inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ACE, angiotensin-converting enzyme).10,11 PRINCIPIOS BÁSICOS DEL TRATAMIENTO ENDOVASCULAR Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mor- talidad en los países desarrollados desde el inicio del siglo xxi. La revascularización quirúrgica tuvo participación predominante en el tratamiento de pacientes con enfermedades vasculares, y los mode- los modernos de tratamiento evolucionaron de manera significativa con mayor énfasis en las intervenciones percutáneas con catéter en comparación con los dos decenios previos. La participación cre- ciente de esta intervención vascular con mínima penetración corpo- ral ha sido alimentada por diversos factores, lo que incluye avances rápidos en técnicas de imagen y menor morbilidad y mortalidad en intervenciones endovasculares, así como una convalecencia más rápida después del tratamiento percutáneo en comparación con las operaciones tradicionales. Existen pocas dudas de que con el desa- rrollo continuo de dispositivos y el refinamiento de las técnicas guiadas por imagen, las intervenciones endovasculares proporcio- narán mejores resultados clínicos y tendrán una mayor participa- ción en el tratamiento de las enfermedades vasculares. La técnica de acceso percutáneo con fines diagnósticos y terapéuticos para la enfermedad vascular ha dado origen a cambios notables en la práctica de varias subespecialidades, lo que incluye a la radiología intervencionista, cardiología con penetración corporal y cirugía vascular. El desarrollo de los instrumentos endoscópi- cos y con catéterpermitieron que los cirujanos vasculares realizaran intervenciones quirúrgicas a través de la vía intraluminal o extralu- minal. Las técnicas endovasculares pueden tratar la totalidad de la patología vascular, lo que incluye estenosis y oclusiones de diver- sos orígenes, enfermedades aneurismáticas y lesiones traumáticas. Muchos de estos procedimientos se han desarrollado sólo en fechas recientes, y como tales, no han sido investigados de manera que permitan una comparación precisa con métodos más tradicionales como la intervención quirúrgica abierta. Casi siempre falta la vigi- lancia a largo plazo en estos procedimientos. Sin embargo, dado el potencial de tratar pacientes con menor mortalidad y morbilidad, las técnicas endovasculares se están adoptando como un aspecto fundamental de la cirugía vascular. Agujas y accesos Para lograr el acceso vascular percutáneo se utilizan agujas. El tamaño de la aguja depende del diámetro del alambre guía utilizado. Más a menudo se utilizan agujas de calibre 18, las cuales dan cabida a guía de alambre de 0.035 pulg. Una aguja de micropunción calibre 21 acepta una guía de alambre de 0.018 pulg. La aguja de acceso más utilizada es la de Seldinger, que puede utilizarse con técnicas de punción de una o dos paredes vasculares. La arteria femoral es el sitio de acceso más común. La arteria femoral común (CFA, common femoral artery) se punciona sobre el tercio interno de la cabeza femoral, que puede ubicarse con el empleo de fluoroscopia. La técnica de punción de una sola pared requiere una aguja biselada cortante y sin estilete central. La pun- ción que se da a la pared vascular anterior se realiza con el bisel de la aguja apuntando hacia arriba; la hemorragia pulsátil a tra- vés de la aguja indica su posición intraluminal. Este método es el más útil para las punciones para injertos, pacientes con perfiles de coagulación anormales o si se espera el uso de tratamiento trombo- lítico. Una vez que la aguja se coloca en posición intraluminal, se verifica el sangrado de retorno y se hace avanzar la guía de alambre con suavidad y bajo guía fluoroscópica para evitar disección de la subíntima o rotura de la placa. Las técnicas con doble punción de la pared se realizan con una aguja de punta roma que tiene una cánula interna extraíble. Se realiza la punción con la aguja intro- ductora a través de ambas paredes de la arteria y se retira hasta que se obtiene sangre, lo que confirma la posición intraluminal antes de hacer avanzar la guía de alambre. Puede haber hemorragia proble- mática a través de la punción de la pared arterial posterior; por lo tanto, se prefiere la técnica con la punción de una sola pared vascular. El acceso femoral retrógrado es la técnica más común para el acceso arterial (fig. 23-7). Las ventajas de esta técnica incluyen el tamaño y posición fija de la CFA, así como relativa facilidad para la compresión contra la cabeza femoral al concluir el proce- dimiento. Debe tenerse cuidado de evitar la punción de la arteria iliaca externa (EIA, external iliac artery) por arriba del ligamento inguinal porque esto puede ocasionar hemorragia retroperitoneal secundaria a compresión ineficaz del sitio de punción. De la misma forma, una punción demasiado baja o al nivel de la bifurcación de la CFA puede ocasionar trombosis o formación de seudoaneu- risma de la SFA o de la arteria femoral profunda (PFA, profunda femoris artery). El acceso femoral anterógrado es más difícil que el retrógrado y es más probable que se puncione la SFA, pero es de gran utilidad cuando no puede atravesarse la bifurcación aórtica o cuando los dispositivos no tienen la longitud suficiente para alcan- zar una lesión desde un acceso femoral contralateral. En ocasiones, cuando las arterias iliacas bilaterales o la aorta son inaccesibles por la extensión de las lesiones ateroescleróticas, cicatrización o pre- sencia de conductos de derivación, debe utilizarse la arteria hume- ral para el acceso en intervenciones diagnósticas y terapéuticas. Se punciona la arteria humeral izquierda porque con esto se evita el http://booksmedicos.org 835 En fErm EdadEs artErialEs CaPÍtU lO 23 origen de la arteria carótida y por lo tanto disminuye el riesgo de embolia cerebral relacionada con el catéter. El acceso a la arteria se lleva a cabo con una aguja delgada, justo proximal al pliegue antecubital. El uso del acceso humeral se asocia con mayor riesgo de trombosis y lesión nerviosa que el acceso femoral. Guías de alambre Las guías de alambre se utilizan para introducir, colocar e inter- cambiar catéteres. Por lo común son flexibles con un extremo distal rígido. En términos generales, sólo se coloca en el vaso sanguíneo el extremo flexible de la guía de alambre. Todas las guías están com- puestas por un centro rígido y un resorte externo, lo que permite que se coloque un catéter sobre las mismas. Hay cinco caracterís- ticas esenciales de las guías de alambre: tamaño, longitud, rigidez, cubierta y configuración de la punta; se encuentran disponibles con diferentes diámetros transversales máximos que varían de 0.011 a 0.038 pulgadas. Para la mayor parte de procedimientos aortoiliacos por lo común se utiliza una guía de alambre de 0.035 pulg mientras que los diámetros más pequeños, de 0.018 pulg, se reservan para angiografías selectivas de vasos de pequeño calibre, como las lesio- nes carotídeas y las de arterias ubicadas por debajo de la rodilla. Además del diámetro, las guías de alambre están disponibles en lon- gitudes variables que van de 180 a 260 cm de longitud. Mientras más larga es la guía más difícil es su manipulación y se incrementa el riesgo de contaminación. Mientras se lleva a cabo el procedimiento, es importante mantener la guía de alambre a través de la lesión hasta que se haya completado la arteriografía en forma satisfactoria. La rigidez de la guía de alambre es también una característica importante. Las guías rígidas permiten el paso de grandes dispo- sitivos para endoprótesis aórtica sin torsión del dispositivo. Tam- bién son útiles cuando se intenta realizar un intercambio de catéter sobre una arteria tortuosa. Un ejemplo de guía de alambre rígida es el alambre Amplatz. Las guías de alambre cubiertas con material hidrofílico son herramientas invaluables para asistir en cateteris- mos difíciles. La cubierta se prepara para recubrir la guía de alam- bre en solución salina. Esta guía de alambre es deslizante, y tiene la capacidad de torcerse lo cual facilita de manera significativa el paso de la guía en casos de cateterismo difícil. Las guías de alambre también se presentan con diversas configuraciones de la punta. Las guías de alambre con punta angulada pueden conducirse para hacer A B Figura 23-7. A. Acceso anterógrado a la arteria femoral. La aguja se introduce justo por debajo del ligamento inguinal en la arteria femoral común, por donde se introduce una guía de alambre en la arteria femo- ral superficial ipsolateral. B. Acceso a través de la arteria humeral. La aguja se introduce en forma retrógrada en la arteria humeral, justo por arriba de la fosa antecubital, y la guía de alambre se introduce a conti- nuación en la arteria humeral. avanzar el catéter a través de una estenosis angosta o para elegir una rama específica de un vaso. El alambre de Rosen tiene una curva suave que la hace ideal para la colocación de endoprótesis en la arteria renal. La curvatura suave de esta guía de alambre evita la perforación de vasos renales de pequeño calibre. Vainas hemostáticas Las vainas hemostáticas son dispositivos a través de los cuales se rea- lizan procedimientos endovasculares. La vaina protege al vaso san- guíneo de la lesión mientras se introducen las guías de alambre y los catéteres (fig. 23-8). La válvula unidireccional evita la hemorragia a través de la vaina y la vía de acceso lateral permite la administración de medio de contraste o de heparina durante el procedimiento. El tamaño de las vainas seestablece con base en su diámetro interno. Las vainas utilizadas más a menudo para acceso percutáneo son de diámetros de 5 a 9F en su diámetro interno, pero con exposición quirúrgica abierta de la CFA pueden utilizarse vainas con diámetro de incluso 26F. Las vainas también tienen longitudes variables; las vainas más largas se encuentran disponibles de forma tal que pueden llevarse a cabo intervenciones distantes al sitio de acceso arterial. Catéteres Existe una amplia variedad de catéteres que difieren principalmente en la configuración de la punta. Las diversas formas permiten el acceso a vasos de diferentes dimensiones y angulaciones. Los caté- teres se utilizan para realizar angiografías, proteger el paso de globos y endoprótesis y pueden utilizarse para dirigir la guía de alambre a través de estenosis estrechas o vasos de trayecto tortuoso. Angioplastia con globo La angioplastia con globo difiere principalmente en su longitud y diámetro, así como en la longitud de la base del catéter. Con- forme ha avanzado la tecnología de los globos se han fabricado con perfiles más bajos (es decir, el tamaño que alcanza el globo al desinflarse). Los globos se utilizan para realizar angioplastia en segmentos con estenosis vascular, para desplegar endoprótesis y para permitir la expansión adicional después de la introducción de endoprótesis autoexpandibles (fig. 23-9). Además de su longitud y diámetro, los operadores deben familiarizarse con otras caracte- rísticas de los globos. Los globos con baja o nula distensibilidad tienden a inflarse a un diámetro preestablecido y ofrecen mayor fuerza de dilatación en el sitio de la estenosis. Los globos de baja Figura 23-8. Todos los procedimientos percutáneos endovasculares se realizan a través de una vaina introductora (flecha grande), lo que proporciona una vía de acceso de la piel al compartimiento vascular. La vaina también protege al vaso sanguíneo de la lesión mientras se introducen las guías de alambre o los catéteres (flechas pequeñas). http://booksmedicos.org 836 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii distensibilidad se utilizan sobre todo para intervenciones periféri- cas. Los globos de contorno bajo tienen menos probabilidades de quedar retenidos al hacerlos avanzar a través de la endoprótesis y son más fáciles de extraer a través de las vainas. Bajo guía fluoros- cópica, el globo se infla hasta que la parte más angosta de la lesión ateroesclerótica desaparezca y el globo se encuentre en su punto máximo de inflado. La duración del inflado del globo y la presión utilizada para la angioplastia dependen de la indicación para la intervención y de la ubicación y características de la lesión a tratar. Con frecuencia se requieren varios procedimientos de inflado para lograr el contorno completo del globo. En ocasiones es necesario un globo de contorno bajo para predilatar una estenosis estrecha de forma que los catéteres con globo selectos puedan cruzar la lesión. Después del inflado, la mayor parte de los globos no recuperan el diámetro que tenían antes de inflarse y adquieren un contorno más voluminoso. Debe tomarse en consideración la capacidad para apli- car tracción y fuerza, y la capacidad para cruzar estenosis cuando se elija un globo en particular. Por último, la longitud del hombro del globo es una característica importante a considerar cuando se selecciona un globo por la posibilidad de causar lesión durante una PTA en un segmento arterial adyacente. Siempre existe el riesgo de causar disección o rotura durante la PTA, y por lo tanto debe realizarse una angiografía mientras el alambre se encuentra aún colocado. Dejar el alambre en el sitio proporciona el acceso para la repetición del procedimiento o para la colocación de una endopró- tesis o injerto con endoprótesis si está indicado. Endoprótesis Las endoprótesis vasculares se utilizan con frecuencia después de una angioplastia inadecuada con disección o con rebote elástico de una estenosis arterial. Sirven para sostener vasos susceptibles de compresión y ayudan a evitar la recurrencia de la estenosis por ateroesclerosis. Las indicaciones apropiadas para la colocación pri- maria de endoprótesis en una lesión sin una angioplastia inicial han evolucionado en formas que dependen de la extensión y sitio de la lesión. Las endoprótesis se fabrican con diversos metales, como acero inoxidable, tantalio, aleaciones con cobalto y nitinol. Las endopró- tesis vasculares se clasifican en dos categorías básicas: endoprótesis expandibles con globo y endoprótesis autoexpandibles. Estas últimas (fig. 23-10) se despliegan al retirar la vaina que las contiene. Por lo común están elaboradas con Elgiloy (una aleación de cobalto, cromo y níquel) o de nitinol (una aleación que tiende a recuperar su forma original y que está compuesta por níquel y titanio) y esta última recuperará la forma que tenía al ser tratada con calor, lo que depende de la composición de la aleación. Las endoprótesis autoexpandibles alcanzarán su diámetro final depen- diendo de la geometría de la endoprótesis, la fuerza del aro y el tamaño del vaso sanguíneo. Estas endoprótesis se colocan sobre una Globo Catéter A B C vaina central que se coloca dentro de una vaina externa; dependen de la acción de un dispositivo similar a un resorte mecánico para lograr su expansión. Con el desplazamiento de esas endoprótesis, hay cierto grado de acortamiento que debe tomarse en considera- ción cuando se elige el área de desplazamiento. De esta forma, las endoprótesis autoexpandibles son más difíciles de colocar con preci- sión absoluta. Hay varias ventajas relacionadas con las endoprótesis autoexpandibles. Por lo general están disponibles en presentaciones con mayores longitudes que las endoprótesis expandibles con globo, y por lo tanto se utilizan para el tratamiento de lesiones largas y tor- tuosas. Su capacidad para ampliarse de manera continua después de su aplicación permiten darles cabida en vasos adyacentes de diferen- tes tamaños. Esto hace que estas endoprótesis sean ideales para la colocación en la arteria carótida interna. Tales endoprótesis siempre son > 1 o 2 mm que el diámetro más amplio del vaso normal adya- cente a la lesión para evitar su migración inmediata. Las endoprótesis expandibles con globo están compuestas por acero inoxidable montado sobre un globo de angioplastia y se despliegan mediante la inflación del globo (fig. 23-11). Se pueden colocar manualmente sobre un catéter con globo elegido o están disponibles montadas sobre un catéter con globo. La capacidad de la endoprótesis expandible con globo para acortar su longitud durante el desplazamiento depende de la geometría de la endopróte- sis y del diámetro final al cual se infla el globo. Estas endoprótesis son más rígidas y se asocian con un tiempo más corto para lograr la endotelización completa. A menudo son de flexibilidad limitada y tienen un alto grado de resistencia al aplastamiento cuando se comparan con las prótesis autoexpandibles. Esto las hace ideales para lesiones de segmentos cortos, en especial aquellos que afectan orificios, como la porción proximal de la iliaca común o las este- nosis de la arteria renal. Las áreas de mayor interés en el desarrollo de endoprótesis consisten en la creación de endoprótesis liberadoras de fármacos (DES, drug-eluting stent), que por lo común están compuestas de nitinol y tienen varios fármacos antiinflamatorios impregnados en ellas. Con el paso del tiempo las endoprótesis liberan el fármaco a la pared arterial circundante y evitan la recidiva de la estenosis. Varios estudios clínicos con asignación al azar y grupo testigo han demostrado sus beneficios en la arteriopatía coronaria.12 Los estu- dios clínicos han demostrado eficacia temprana similar de las DES en el tratamiento de la arteriopatía periférica.13,14 Endoprótesis cubiertas Las combinaciones de endoprótesis metálicas cubiertas con mate- rial tejido dieron origen a las primeras endoprótesiscubiertas. Las endoprótesis cubiertas se diseñaron con poliéster o PTFE y se han empleado de manera predominante para el tratamiento de lesiones vasculares de origen traumático, lo que incluye la rotura Figura 23-9. A. Arteria con estrechamiento de la luz por la presencia de placa. B. Un catéter de angio- plastia con globo se coloca en el segmento enfermo de la arteria y se infla para aumentar el conducto intravascular. C. Hay compresión de la placa con incremento de la luz del vaso sanguíneo como con- secuencia de la angioplastia con globo. http://booksmedicos.org 837 En fErm EdadEs artErialEs CaPÍtU lO 23 Figura 23-10. Las endoprótesis autoexpandibles se elaboran con acero inoxidable templado o con nitinol (una aleación de níquel y tita- nio) y se colocan cerradas en el interior de un catéter. Después de la extracción del catéter que limita su tamaño, la endoprótesis autoexpan- dible alcanza su diámetro final, lo que depende de la geometría de la misma, la fuerza del aro y tamaño del vaso sanguíneo. Figura 23-11. En el caso de las endoprótesis expandibles con globo, la endoprótesis se coloca sobre un catéter con globo. El globo aplica fuerza a la endoprótesis más allá de su límite elástico. La endopró- tesis se despliega al inflar por completo el globo. Esta endoprótesis tiene el grado más elevado de resistencia al aplastamiento cuando se compara con las endoprótesis autoexpandibles. Esto las hace ideales para aquellas lesiones en orificios vasculares calcificados en segmen- tos cortos. arterial y fístulas arteriovenosas (fig. 23-12). Sin embargo, estos dispositivos pueden tener utilidad creciente en el tratamiento de la enfermedad oclusiva arterial iliaca o femoral, así como para aneurismas poplíteos. La reparación de aneurismas endovasculares utilizando el concepto de endoprótesis cubierta se inició en 1991 por Parodi.15 Desde ese momento, se ha colocado un gran número de endo- injertos bajo los auspicios de estudios clínicos y más tarde con dis- positivos aprobados por la Food and Drug Administration (FDA). Los dispositivos que actualmente cuentan con la aprobación de la FDA incluyen los siguientes: a) AneuRx (Medtronic/AVE, Santa Rosa, CA); b) Gore Excluder (WL Gore & Associates, Flagstaff, AZ); c) Endologix Powerlink (Endologix Inc., Irvine, CA); d) Zenith (Cook Inc., Bloomington, IN); e) Talent device (Medtro- nic/AVE, Santa Rosa, CA), y f) Endurant (Medtronic/AVE, Santa Rosa, CA) para el tratamiento de aneurismas de la aorta abdominal. Dichos dispositivos requieren que el paciente tenga un aneurisma infrarrenal con al menos 15 mm de cuello aórtico proximal por debajo de las arterias renales y una angulación que no exceda 60°. Para aquellos pacientes con aneurisma asociado de la arteria iliaca común (CIA, common iliac artery), el tratamiento endovascular puede lograrse con la embolización inicial con espirales de la arteria hipogástrica ipsolateral con extensión del dispositivo endovascular en la arteria iliaca externa (EIA, external iliac artery). La nueva generación de endoinjertos, que incluye dispositivos como AFX Endovascular AAA System (Endologix Inc., Irvine, CA), Aor- fix Flexible Stent (Lombard Medical Inc., Framingham, MA) y Ovation Prime Stent (TriVascular Inc., Santa Rosa, CA) han sido diseñados para superar los retos previos de anatomía difícil al incorporar endoprótesis más flexibles y sistemas de liberación de perfil más bajo. Se están llevando a cabo estudios clínicos con dis- positivos que ampliarán las indicaciones a aneurismas que afecten segmentos viscerales de la aorta abdominal. La FDA ha aprobado varios endoinjertos torácicos para el tratamiento de los aneurismas de la aorta torácica descendente. Los estudios iniciales han demos- trado eficacia a corto plazo de los dispositivos para la aorta torácica en el tratamiento de lesiones traumáticas y disecciones aórticas.16-18 En Europa y Asia se cuenta con una mayor experiencia con tales dispositivos y en Estados Unidos se están llevando a cabo estudios con varios dispositivos. ARTERIOPATÍA CAROTÍDEA La placa oclusiva ateroesclerótica es con mucho la patología obser- vada más a menudo en la bifurcación de la arteria carótida. Casi 30 a 60% de todos los cuadros de apoplejía isquémica se relacio- nan con enfermedad oclusiva ateroesclerótica de la bifurcación carotídea. En la siguiente sección se analizan las manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento, lo que incluye tratamiento no quirúrgico, endarterectomía quirúrgica y colocación de endopróte- sis para la enfermedad oclusiva ateroesclerótica de las carótidas. En la segunda parte de la sección se realizará una revisión breve de otras enfermedades no ateroescleróticas menos comunes que afectan las arterias carótidas extracraneales, lo que incluye tortuo- sidad carotídea, la displasia fibromuscular (FMD, fibromuscular dysplasia), disección arterial, aneurismas, arteritis por radiación, arteritis de Takayasu y tumor del cuerpo carotídeo. Epidemiología y etiología de la enfermedad oclusiva de las arterias carótidas Casi 700 000 estadounidenses sufren cuadros nuevos o recurren- tes de apoplejía cada año.19 Casi 85% de todas las apoplejías son de tipo isquémico y 15% de tipo hemorrágico. Las apoplejías hemorrágicas son causadas por traumatismo cefálico o por rotura espontánea de un vaso sanguíneo intracerebral. Las apoplejías isquémicas son ocasionadas por hipoperfusión por oclusión arterial http://booksmedicos.org 838 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii o, con menos frecuencia, por disminución del flujo sanguíneo como consecuencia de la estenosis arterial proximal y de la circulación colateral. Las causas comunes de apoplejía isquémica son la embo- lia cardiógena (35%), arteriopatía carotídea (30%), infartos laguna- res (10%), diversos tipos (10%) e idiopáticas (15%).19 El término accidente cerebrovascular (CVA, cerebrovascular accident) a menudo se utiliza en forma intercambiable para referirse a cuadros de apoplejía isquémica. Una isquemia cerebral transitoria (TIA, transient ischemic attack) se define como un estado de hipoperfu- sión focal transitoria, cerebral o retiniana, que se resuelve en forma espontánea en menos de 24 h después de su inicio. Sin embargo, la mayor parte de cuadros de TIA se resuelve en unos minutos, y con déficit neurológicos más prolongados probablemente constituyan un cuadro de apoplejía. En fechas recientes se acuñó el término crisis encefálica para referirse a una apoplejía aguda o TIA, deno- tando el trastorno como una urgencia médica que requería atención inmediata, similar a un infarto agudo. Las apoplejías por enfermedad oclusiva de la bifurcación carotídea por lo común son causadas por ateroémbolos (fig. 23-13). La bifurcación carotídea es un área de bajo flujo y de baja fuerza de cizallamiento. Conforme la sangre circula a través de la bifurcación carotídea se separa en una región de flujo bajo y baja resistencia en la arteria carótida interna y una región de alta resistencia en la arteria carótida externa. En forma característica, la placa ateroes- clerótica se forma en la pared externa en el lado opuesto al punto donde se divide el flujo (fig. 23-14). La formación de la placa ate- roesclerótica es compleja, e inicia con la lesión de la íntima, con depósito de plaquetas, proliferación de células de músculo liso y fibroplasia, lo que da origen al estrechamiento subsiguiente de la luz arterial. Con el incremento en el grado de estenosis de la ICA, el flujo se torna más turbulento y se incrementa el riesgo de ate- roembolización. La gravedad de la estenosis por lo común se divide en tres categorías con base en la reducción del diámetro de la luz: leve (menor de 50%), moderada (50 a 69%) y grave (70 a 99%). La estenosis carotídea grave es un factor pronóstico fuerte de apo- plejía.20 A su vez, el antecedente de síntomas neurológicos (TIA o apoplejía) es un determinante de importancia para la apoplejía ipso- lateral recurrente.Los factores de riesgo para el desarrollo de enfer- medad en la bifurcación de la arteria carotídea son similares a los que causan enfermedad oclusiva ateroesclerótica en otros lechos vasculares. La edad avanzada, el género masculino, hipertensión, tabaquismo, diabetes mellitus, homocisteinemia e hiperlipidemia son factores predisponentes bien conocidos para el desarrollo de enfermedad oclusiva ateroesclerótica. Manifestaciones clínicas de isquemia cerebral La TIA es la pérdida focal de funciones neurológicas, con dura- ción de menos de 24 h. Los cuadros de TIA progresiva se refie- Figura 23-12. Una endoprótesis cubierta es una endoprótesis metálica cubierta con un tejido que por lo común se utiliza para la exclusión de aneurismas. Arteria carótida interna Émbolo Úlcera Placa Arteria carótida primitiva Arteria carótida externa Arteria tiroidea superior ren al síndrome que consiste en TIA repetidos en periodos cortos, los cuales se caracterizan por recuperación neurológica completa entre las crisis. Como mínimo el término debe reservarse para aquellos individuos con manifestaciones diarias o múltiples crisis que ceden en forma espontánea en menos de 24 h. Los cuadros de TIA hemodinámicos constituyen eventos cerebrales focales que se agravan con el esfuerzo o con la sobrecarga hemodinámica y por lo común ocurren después de periodos cortos de actividad física, en el periodo posprandial o después de tomar un baño caliente. Se ha propuesto que éstos son ocasionados por enfermedad extracra- Figura 23-13. La apoplejía por enfermedad oclusiva de la bifurcación carotídea por lo común es causada por un ateroémbolo que se origina en la arteria carótida interna, la cual proporciona la mayor parte del flujo sanguíneo al hemisferio cerebral. Conforme progresa el grado de estenosis en la arteria carótida, el flujo se torna más turbulento y se incrementa el riesgo de ateroembolización. http://booksmedicos.org 839 En fErm EdadEs artErialEs CaPÍtU lO 23 neal grave y por mala circulación colateral intracraneal. El término déficit neurológico isquémico reversible se refiere a los síntomas neurológicos focales isquémicos que duran más de 24 h pero que se resuelven en menos de tres semanas. Cuando un déficit neurológico dura más de tres semanas se considera apoplejía establecida. El término apoplejía en evolución se refiere al deterioro neurológico progresivo, ya sea lineal en un periodo de 24 h o en forma inter- mitente con periodos transitorios de estabilización, con mejoría clínica parcial, o con ambos. El individuo que sufre CVA por lo común presenta tres dife- rentes categorías de síntomas, que incluyen problemas oculares, déficit sensitivo/motor, disfunción cortical alta o combinaciones de los mismos. Los síntomas oculares comunes relacionados con enfermedad oclusiva de la arteria carótida extracraneal incluyen amaurosis fugaz y presencia de placas de Hollenhorst. La amau- rosis fugaz, conocida como ceguera monoocular transitoria con- siste en la pérdida transitoria de la visión en un ojo que el paciente por lo común describe como una cortina que baja súbitamente o una desaparición súbita de la visión. La ceguera parcial por lo común dura unos cuantos minutos y más tarde cede en forma espontánea. La mayor parte de estos fenómenos (> 90% de los casos) se debe a oclusión embólica de una arteria principal o de la división superior o inferior. La ceguera monoocular que pro- gresa por 20 min o más sugiere causa migrañosa. En ocasiones el paciente no recordará síntomas visuales mientras que el médico observa placas amarillentas en los vasos de la retina, lo que se conoce como placa de Hollenhorst. Éstas con frecuencia se deri- van de la embolización por colesterol en la bifurcación carotídea y son indicación para investigación adicional. Además, varios síntomas oculares pueden ser causados por microembolización a partir de enfermedades carótidas extracraneales, lo que incluye pérdida de la visión monoocular por isquemia del nervio óptico o de las arterias de la retina, síndrome de isquemia ocular y déficit en los campos visuales como consecuencia de infarto cortical e isquemia de la cintilla óptica. Los síntomas motores y sensitivos típicos relacionados con accidentes cerebrovasculares son latera- lización o déficit neurológico focalizado. Los eventos isquémicos tienden a tener un inicio súbito, y se hace aparente la gravedad de la lesión desde el inicio y por lo común no se asocia con convul- siones o parestesias. Por el contrario, se manifiestan con pérdida BA Corte transversal Región con fuerzas de cizalla- miento bajas Región con fuerzas de cizallamiento elevadas Figura 23-14. A. La bifurcación carotídea es una zona de velocidad de bajo flujo y bajas fuerzas de cizallamiento. Conforme la sangre circula a través de la bifurcación carotídea hay separación del flujo hacia una región de baja resistencia en la arteria carótida interna y de alta resistencia en la arteria ca - rótida externa. B. La placa ateroesclerótica carotídea por lo común se forma en la pared externa opuesta al punto donde se divide el flujo, en parte por el efecto de la región con fuerza de cizallamiento baja, lo que crea un flujo en sentido inverso en forma transitoria durante el ciclo cardiaco. o disminución de la función neurológica. Además, los déficit motores o sensitivos pueden ser unilaterales o bilaterales, con afectación variable de las extremidades superiores e inferiores, lo que depende del sitio de la lesión cerebral. La combinación de déficit motor y sensitivo en el mismo territorio corporal sugiere evento tromboembólico cortical, a diferencia de las lesiones lagu- nares secundarias a enfermedad de vasos sanguíneos pequeños de las arteriolas penetrantes. Sin embargo, una pequeña proporción de estas últimas puede manifestarse con apoplejía sensorimotora secundaria a oclusión de vasos de pequeño calibre en la rama pos- terior de la cápsula interna. La apoplejía motora y sensitiva puras y aquellos cuadros de apoplejía donde la debilidad afecta sólo una extremidad o no afecta la cara se observan más en los infartos lagunares que en el infarto cortical. Varias funciones corticales altas, lo que incluye lenguaje y el habla pueden verse afectadas por fenómenos tromboembólicos originados en la arteria carótida de los cuales el ejemplo más típico para el hemisferio dominante es la displasia o afasia, y para el hemisferio no dominante es el síndrome de inatención visuoespacial. Valoración diagnóstica La ecografía dúplex es el método de detección más utilizado para valorar las placas ateroescleróticas y la estenosis de la arteria caró- tida extracraneal. También se utiliza con frecuencia para vigilar a los pacientes en forma seriada en cuanto a la progresión de la enfer- medad o bien después de intervenciones (endarterectomía carotídea o angioplastias). La ecografía dúplex de la arteria carótida combina imágenes en modo B en escala de grises y análisis de onda con Doppler. La identificación de la placa carotídea en las imágenes en escala de grises proporciona información útil con respecto a su composición. Sin embargo, no existen a la fecha recomendaciones universales que se basen sólo en el aspecto ecográfico de la placa. Por otra parte, se han desarrollado y refinado criterios al valorar el grado de estenosis carotídea con base en la velocidad obtenida en los estudios con Doppler. La arteria carótida externa tiene un patrón de flujo de alta resistencia con una elevación súbita durante la sístole y un flujo pequeño durante la diástole. Por el contrario, una ICA normal tiene un patrón de baja resistencia al flujo con una onda sistólica amplia y grandes cantidades de flujo durante la diástole. El patrón de flujo http://booksmedicos.org 840 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii en la arteria carótida primitiva (CCA, common carotid artery) es similar al de la ICA, porque 80% del flujo se dirige a la ICA, con trazoscon presión sistólica amplia y flujo moderado durante la diástole. En términos generales las mediciones de la velocidad se registran en la arteria carótida primitiva, en el bulbo de la carótida externa y en las porciones proximal, media y distal de la ICA. En forma característica la velocidad sistólica máxima se incrementa en el sitio de estenosis vascular. La velocidad telediastólica aumenta con un mayor grado de estenosis. Además, la estenosis de la ICA puede conducir a modificaciones significativas en el color, con mosaicos de color que indican turbulencia posestenótica. La reduc- ción de los trazos de velocidad en el estudio Doppler por lo común se observa en áreas distales a estenosis carotídea grave, donde hay reducción del flujo sanguíneo. Es bien sabido que la oclusión de la ICA ipsolateral puede conducir a velocidad “falsamente elevada” en la región contralateral por el incremento compensador en el flujo sanguíneo. En presencia de estenosis grave u oclusión de la ICA, la CCA ipsolateral muestra trazos de resistencia de flujo alto, simi- lares a los que se observan en la arteria carótida externa. Si hay estenosis significativa en la porción proximal de la CCA los trazos de onda estarán disminuidos con bajas velocidades. Los sistemas de gradación con Doppler de la estenosis caro- tídea se establecieron al inicio como una medida de comparación con los datos angiográficos de la enfermedad. Los estudios han mostrado variabilidad en la medición de las propiedades dúplex en diferentes laboratorios, así como la heterogeneidad de la pobla- ción de pacientes, en el diseño del estudio y en las técnicas. Una de las clasificaciones más utilizadas se estableció en la University of Washington School of Medicine en Seattle. La reducción en el diámetro de 50 a 79% se define como una velocidad sistólica máxima > 125 cm/s con un espectro amplio. Para estenosis entre 80 y 99% la velocidad sistólica máxima es > 125 cm/s con la velocidad diastólica máxima > 140 cm/s. El cociente de las velo- cidades sistólicas máximas de las arterias carótida interna/arteria carótida primitiva (ICA/CCA) también ha sido parte de varias cla- sificaciones diagnósticas ecográficas. Un cociente > 4 es un factor pronóstico importante de estenosis angiográfica de 70 a 99% de la luz. Un panel de expertos de varias especialidades desarrolló un grupo de criterios para clasificar la estenosis carotídea con examen dúplex (cuadro 23-3).21 Cada vez se utiliza más la angiografía por resonancia mag- nética (MRA, magnetic resonance angiography) para valorar la enfermedad oclusiva por ateroesclerosis carotídea y de la circula- ción intracraneal; es un estudio que no implica penetración corporal y que no requiere la administración de medios de contraste yoda- dos. La MRA utiliza contraste de fases con datos bidimensionales o tridimensionales para una mayor precisión. La MRA tridimen- Cuadro 23-3 Criterios en la ecografía dúplex carotídea para clasificar la estenosis de la arteria carótida interna GRADo DE ESTEnoSIS (%) ICA PSV (CM/S) RElACIón DE PSV ICA/CCA ICA EDV (CM/S) ESTIMACIón DE lA PlACA (%)a Normal < 125 < 2.0 < 40 Ninguna < 50 < 125 < 2.0 < 40 < 50 50-69 125-230 2.0-4.0 40-100 ≥ 50 ≥ 70 a menos de casi oclusión > 230 > 4.0 > 100 ≥ 50 Casi oclusión Alta, baja o no detectada Variable Variable Visible Oclusión total No detectada No aplicable No detectada Visible, sin luz a Estimación de la placa (reducción del diámetro) con ecografía en escala de grises y Doppler a color. ICA, arteria carótida interna; CCA, arteria carótida primitiva; PSV, velocidad sistólica máxima; EDV, velocidad telediastólica. sional con medio de contraste permite la obtención de datos en los planos coronal y sagital con mejor calidad de imágenes por la corta duración del estudio. Además, las nuevas técnicas de MRA permiten una mejor reproducción de las imágenes en varios planos para permitir una mejor clasificación de la estenosis. Hay nume- rosos estudios que comparan la sensibilidad y especificidad de las imágenes por MRA para enfermedad carotídea en comparación con ecografía dúplex y angiografía selectiva con medio de contraste.22 Las imágenes por resonancia magnética nuclear (MRI, magnetic resonance imaging) del encéfalo son esenciales en la valoración de pacientes con apoplejía aguda. La MRI con difusión de imáge- nes puede diferenciar las áreas de isquemia aguda, áreas que aún se encuentran en riesgo de isquemia (zona de penumbra) y cam- bios crónicos por isquemia cerebral. Sin embargo, la tomografía computarizada (CT, computed tomography) es aún el método más rápido para valorar a los pacientes con apoplejía aguda con el fin de descartar hemorragia intracerebral. En fechas recientes la CT con múltiples detectores ha ganado mayor aceptación en la valora- ción de la enfermedad carotídea.23 Esta modalidad de imagen puede proporcionar información con respecto al volumen, lo que permite la rotación del objeto con valoración precisa de estructuras anató- micas desde todos los ángulos (fig. 23-15). Las ventajas de la CTA sobre la MRA incluyen adquisición de las imágenes con mayor rapidez y con mejor resolución espacial. Sin embargo, al momento de escribir esta obra, la calificación de la estenosis carotídea con CTA requiere validación adicional antes de que se aplique en forma generalizada. La DSA ha sido el método ideal para valorar la circulación intracraneal y extracraneal (fig. 23-16); es un procedimiento que implica penetración corporal que por lo común se realiza a través de punción transfemoral e incluye la obtención de imágenes selec- tivas de las arterias carótida y vertebral utilizando medio de con- traste yodado. El riesgo de apoplejía durante la angiografía cerebral por lo general se reporta en casi 1% y suele ser consecuencia de ateroembolia relacionada con la manipulación del alambre guía y el catéter en el cayado de la aorta o en los vasos proximales. Sin embargo, en los últimos decenios la incidencia de complicaciones neurológicas después de la angiografía se ha reducido, por el uso de mejores alambres guía y catéteres, mejor resolución de las imá- genes digitales y mayor experiencia. Las complicaciones locales por la vía de acceso para la angiografía son poco frecuentes e inclu- yen hematoma, seudoaneurisma, embolización distal o trombosis vascular aguda. A la fecha, la angiografía selectiva se utiliza, en especial, para pacientes con sospecha de enfermedad intracraneal y para aquellos en quienes se considera la revascularización percu- tánea. Las técnicas de angioplastia carotídea y endoprótesis para la enfermedad oclusiva de la bifurcación carotídea se describen más http://booksmedicos.org 841 En fErm EdadEs artErialEs CaPÍtU lO 23 adelante en este capítulo. La CTA o MRA preoperatoria se utiliza de manera sistemática para obtener información con respecto a la anatomía del cayado de la aorta y presencia de enfermedad intra- craneal concomitante y vías colaterales al planificar la estrategia para la colocación de endoprótesis carotídea o endarterectomía. Tratamiento de la enfermedad oclusiva de arterias carótidas Los pacientes con enfermedad oclusiva de la bifurcación carotídea se dividen en dos categorías amplias: pacientes sin antecedente de apoplejía ipsolateral o TIA (asintomático) y aquellos con antece- dente de síntomas neurológicos ipsolaterales (sintomáticos). Se calcula que 15% de todos los cuadros de apoplejía son precedidos por TIA. El riesgo de apoplejía a 90 días en pacientes con mani- festaciones de TIA es de 3 a 17%.19 Con base en el Cardiovascular Health Study, un estudio longitudinal de arteriopatía coronaria y BA Figura 23-15. A. La angiografía carotí- dea por tomografía computarizada es una modalidad de imagen de gran utilidad que proporciona imágenes por reconstrucción tri- dimensional con alta resolución. Se observa oclusión en la arteria carótida interna. B. Se visualiza la totalidad de la arteria carótida extracraneal
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