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Biología - Eldra Solomon, Linda Berg, Diana Martin - 9 Edición-comprimido-1268

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1234 Capítulo 56 
marinas) encuentran refugio en las hojas de algas. Algunos animales se 
alimentan de hojas de algas, aunque los kelps son consumidos principal-
mente en la red alimentaria de los detritos. Las bacterias que descompo-
nen los kelps muertos proveen comida para esponjas, tunicados, gusanos, 
almejas y caracoles. Los lechos de kelps mantienen una diversidad de vida 
que casi rivaliza con la que se encuentra en los arrecifes de coral.
Los arrecifes de coral, que se forman por la acumulación de carbo-
nato de calcio (CaCO3), se encuentran en aguas marinas cálidas (cuya 
temperatura suele ser mayor que 21oC) poco profundas. Las porciones 
vivas de los arrecifes de coral crecen en aguas poco profundas donde pe-
netra la luz. Muchos arrecifes de coral están compuestos principalmente 
por algas coralinas rojas que requieren luz para la fotosíntesis. Los ani-
males coralinos también requieren luz para el gran número de dinofl a-
gelados simbióticos, conocidos como zooxantelas, que viven y llevan a 
cabo la función fotosintética en sus tejidos (vea la fi gura 54-12). Aunque 
existen especies de coral sin zooxantelas, sólo las especies que las tienen 
construyen arrecifes. Además de obtener comida de las zooxantelas que 
viven en su interior, los animales coralinos capturan alimento en la no-
che; usan sus tentáculos urticantes para paralizar animales pequeños que 
se encuentran cerca de ellos.
Los arrecifes de coral crecen lentamente en aguas cálidas poco pro-
fundas, a medida que los organismos coralinos se acumulan sobre los 
restos calcáreos de una multitud de organismos que había antes de ellos. 
Las aguas donde se encuentran arrecifes de coral a menudo son pobres 
en nutrientes. Sin embargo, otros factores favorecen una alta producti-
vidad, entre los que se incluyen la presencia de zooxantelas simbióticas, 
temperaturas cálidas y abundancia de luz solar.
Los ecosistemas de arrecifes de coral son los más diversos de todos 
los ecosistemas marinos y contienen cientos e inclusive miles de espe-
cies de peces e invertebrados, como almejas gigantes, erizos de mar, es-
trellas de mar, esponjas, estrellas de mar quebradizas, abanicos de mar 
y camarones (FIGURA 56-21). La Gran Barrera de Coral, a lo largo de la 
costa noreste de Australia, ocupa sólo 0.1% de la superfi cie del océano, 
pero 8% de las especies de peces del mundo viven ahí. La multitud de 
relaciones e interacciones que ocurren en los arrecifes de coral es com-
parable sólo con las que hay en los bosques lluviosos tropicales entre los 
ecosistemas terrestres. Así como ocurre en estos bosques, la competen-
cia es intensa, en particular por la luz y el espacio para crecer.
Los arrecifes de coral con ecológicamente importantes porque 
proporcionan hábitat para una amplia gama de organismos marinos
y protegen la línea costera de la erosión en el borde de la playa. También 
proporcionan a los humanos mariscos, productos farmacéuticos e ingre-
sos provenientes del turismo y la recreación. Aunque las formaciones 
coralinas son ecosistemas importantes, están siendo degradadas y des-
truidas. Según el Programa Ambiental de las Naciones Unidas, 27% de los 
arrecifes de coral en el mundo están en alto riesgo. Los arrecifes de coral 
del sureste de Asia, que contienen la mayoría de las especies que hay en 
todos los arrecifes de coral, son los más amenazados de cualquier región.
En algunas zonas, el cieno lavado aguas abajo proveniente de bos-
ques talados en tierra fi rme ha asfi xiado los arrecifes bajo una capa de se-
dimento. Algunos científi cos conjeturan que la alta salinidad resultante 
de la desviación de agua dulce para abastecer a la población humana está 
matando los arrecifes de Florida. La pesca excesiva, la contaminación 
derivada de la descarga de aguas residuales y escurrimientos agrícolas, 
las fugas de petróleo, el encallamiento de embarcaciones, pescar con 
dinamita o cianuro, el daño ocasionado por huracanes, enfermedades, 
decoloración de los corales, recuperación de tierras, turismo y la extrac-
ción de coral para materiales de construcción también están pasando 
una elevada factura. (Los problemas en los arrecifes de coral también se 
analizan en el capítulo 31).
Las arqueas y las bacterias son comunes en los sedimentos marinos, y se les 
ha encontrado vivas en sedimentos bastante profundos a por lo menos 800 
m por debajo del fondo del mar en diversos sitios en el océano Pacífi co.
La zona abisal es la parte del ambiente béntico que se extiende 
desde una profundidad de 4000 a 6000 m. (En el capítulo 55, en Pregun-
tas acerca de: Vida sin el Sol, se describen algunos de los extraños organis-
mos en las chimeneas hidrotermales en la zona abisal). La zona hadal es 
la parte del ambiente béntico más profunda que 6000 m.
Aquí se describen las comunidades bénticas en aguas marinas poco 
profundas: lechos de prados marinos, bosques de kelp y arrecifes de co-
ral. Las praderas marinas son plantas que fl orecen que se han adaptado 
a la inmersión completa en agua de mar (FIGURA 56-20). No son pra-
deras verdaderas, viven en aguas someras, a profundidades de hasta de 
10 m, donde reciben sufi ciente luz para realizar la función fotosintética 
de manera efi caz. Grandes lechos de praderas marinas existen en aguas 
tropicales y subtropicales, tranquilas y templadas; en las aguas polares 
no hay praderas marinas. Los praderas marinas son altamente producti-
vas, por lo que son ecológicamente importantes en zonas marinas poco 
profundas. Sus raíces y rizomas estabilizan los sedimentos, reduciendo 
la erosión superfi cial. Las praderas marinas proporcionan alimento y há-
bitat para muchos organismos marinos. En aguas templadas, los patos y 
gansos se las comen; en aguas tropicales, los manatíes, tortugas verdes, 
peces loro, esturión y erizos de mar se alimentan de ellas. Estos herbí-
voros consumen sólo aproximadamente 5% de las praderas marinas. El 
95% restante termina por entrar en la red alimentaria cuando mueren y 
las bacterias los descomponen. A su vez, una variedad de animales como 
el camarón de fango, los gusanos de arena y el salmonete (un tipo de pez) 
consumen las bacterias.
Los kelps, que pueden alcanzar longitudes de 60 m, son las algas co-
lor café más grandes (vea la fi gura 26-11b). Los kelps son comunes en 
aguas marinas templadas más frías en los hemisferios norte y sur. Abun-
dan especialmente en aguas relativamente poco profundas (profundida-
des aproximadas de 25 m) a lo largo de las costas rocosas. Los kelps son 
fotosintéticos y por tanto los principales productores de comida para el 
ecosistema del bosque de kelp. Este bosque también proporciona hábitats 
para muchos animales marinos. Gusanos tubulares, esponjas, pepinos de 
mar, almejas, cangrejos, peces (como atún) y mamíferos (como nutrias 
FIGURA 56-20 Lecho de praderas marinas
Las hierbas de tortuga (Thalassia) tienen muchos invertebrados y algas 
epifi tas adheridos a sus hojas. Estos prados submarinos poco profundos 
de plantas que fl orecen son ecológicamente importantes como abrigo y 
alimento para muchos organismos. Fotografi ado mar adentro en la costa de 
México.
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