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Los factores patogénicos responsables de la aparición de una anemia son múltiples, por lo que su tratamiento correcto exige la tipificación exacta de la causa respon- sable. La terapéutica farmacológica de carácter estricta- mente etiológico es muy limitada. En el presente capí- tulo, sólo se abordará el estudio de los factores cuya carencia produce anemia de carácter deficitario: el hie- rro, los factores vitamínicos ácido fólico y vitamina B12, y los factores de crecimiento hemopoyético. I. HIERRO Y SALES DE HIERRO 1. Hierro en el organismo: necesidades y metabolismo Aunque el hierro abunda en la naturaleza, no resulta fácilmente disponible para el hombre dado que se en- cuentra en forma de óxidos e hidróxidos férricos o en forma de polímeros, formas que son poco aptas para la absorción. La importancia del hierro en el organismo se basa en el papel indispensable que desempeña en la com- posición y la función de la hemoglobina como elemento esencial de transporte de oxígeno a los tejidos, de mio- globina, de las enzimas con estructura hem (citocromos microsómicos y mitocondriales, catalasas y peroxidasas), de las enzimas metaloflavoproteínas (xantinooxidasa y otras oxidasas mitocondriales). De todo el hierro, el 80 % se destina a la función eritrocítica; de ahí que sea la ane- mia la manifestación más fácilmente visible cuando existe una deficiencia de hierro por un desequilibrio entre la in- gesta y la pérdida; esta anemia es de tipo microcítico e hi- pocrómico. El organismo humano es altamente avaro del hierro que posee, permitiendo que se pierda muy poco en su re- cambio: alrededor de 1 mg al día en un adulto normal; esta pérdida se produce a través de los hematíes que se eliminan por vía digestiva y de las células epiteliales que se descaman. En la mujer menstruante, la pérdida au- menta, llegando a ser de 0,5-2 mg más por día de mens- truación; si toma anticonceptivos que facilitan el mancha- do diario o utiliza dispositivos intrauterinos, las pérdidas 58 Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hem J. Flórez de hierro pueden ser aún mayores. En el embarazo, las mujeres ceden 3-4 mg/día al feto. Las hemorragias, agu- das o crónicas, y las donaciones repetidas de sangre cons- tituyen los procesos más importantes de pérdida de hie- rro y son causa de su déficit si no son compensadas por un aporte suficiente. El hierro se absorbe a partir de los alimentos, en los que se encuentra en forma de hem o en forma inorgánica; la forma hem es la más fácilmente absorbible, siendo su absorción independiente de la composición de la dieta, pero cuantitativamente sólo representa el 5 % del hierro existente en una dieta normal. La forma inorgánica es, en cambio, la más abundante, pero su biodisponibilidad es sólo del 5-10 % y su absorción depende del estado del epitelio intestinal y de la composición de la propia dieta: los fosfatos y otras sales dificultan la absorción, mientras que el ácido ascórbico y la carne la facilitan. El adulto varón necesita alrededor de 1 mg/día para ajustarse a la pérdida, mientras que la mujer menstruante requiere 1,5 mg/día; estas necesidades aumentan en las épocas de crecimiento y durante el embarazo. En el re- cién nacido los requerimientos diarios son de 67 mg/kg, en el niño 22 mg/kg, en el adolescente 22 mg/kg y en el em- barazo 80 mg/kg. El contenido de hierro en la dieta occi- dental es de unos 15-20 mg; los alimentos más ricos en hierro son las vísceras (hígado y corazón), los huevos, el trigo, las ostras, los frutos secos, que contienen más de 5 mg/100 g; de valor intermedio son la carne, los pesca- dos, las verduras verdes y los cereales (1-5 mg/100 g); de escaso valor, la leche y sus derivados y las verduras no verdes. Dada la pobre biodisponibilidad de la mayor parte del hierro presente en la dieta, no es de extrañar que las deficiencias dietéticas, tan extendidas en nume- rosos países y en bolsas de población de los países del Pri- mer Mundo, se acompañan de balances negativos de hie- rro, sobre todo en las personas que más lo utilizan. Incluso con una dieta normal, la embarazada puede tener un ba- lance negativo. La absorción del hierro se lleva a cabo en el duodeno y en la primera porción del yeyuno, de donde pasa di- rectamente al plasma o permanece en las células de la mucosa. La absorción, en la que puede participar una pro- 981 opoyético 982 Farmacología humana teína de tipo ferritina, se incrementa cuando los niveles endógenos disminuyen o cuando aumenta la eritropoye- sis; la cantidad máxima absorbida es de unos 3-4 mg/día. En el plasma, el hierro es transportado en asociación a una b1-glucoproteína, la transferrina, que posee dos si- tios de fijación por molécula. Es sintetizada en el hígado y su síntesis aumenta en respuesta a un déficit de hierro, al embarazo y a los estrógenos. Esta proteína tiene la pro- piedad de identificar receptores específicos de membrana de forma que el complejo hierro-transferrina interactúa con estos receptores y penetra en la célula; ahí se libera el hierro que permanece en la célula mientras que la trans- ferrina es devuelta. El 80 % aproximadamente del hierro plasmático será utilizado por el sistema eritrocitario; la vida del hematíe es de unos 120 días, tras los cuales son catabolizados por el sistema reticuloendotelial. Parte del hierro pasa al plasma y otra permanece como depósito. La cantidad total de hierro unido a la transferrina es de 4 mg. Dentro del organismo, la mayor fracción de hierro co- rresponde a la hemoglobina (unos 2,5 g en total), la cual contiene cuatro átomos por molécula, es decir, 1,1 mg de hierro por mililitro de hematíes. La mioglobina y las en- zimas contienen el 12 % del hierro total (138 mg) y el resto se encuentra en forma de depósito asociado a pro- teínas, principalmente en el sistema reticuloendotelial y en los hepatocitos. La principal proteína es la ferritina, cuyo peso molecular es 450 kD, estando compuesta por 24 subunidades poliméricas que forman una especie de concha en cuyo interior se aloja el hierro en forma de fos- fato de óxido férrico hidratado. Cuando las moléculas de ferritina se agregan, constituyen moléculas de hemoside- rina. En total, retienen alrededor de 1 g. 2. Depleción de hierro Es siempre el resultado del desequilibrio entre la in- gesta y la pérdida; en circunstancias normales, lo habitual es que se deba a un aumento de la pérdida por hemorra- gias, reconocibles o no; pero si el contenido de la dieta es escaso, situaciones en las que se requiere más, como el embarazo o el crecimiento, pueden desencadenar un ba- lance negativo. Tabla 58-1. Contenido en hierro de diversas sales Cantidad Hierro elemental Sal de hierro (mg) (mg) Fumarato ferroso 200 65 Gluconato ferroso 300 35 Glicina sulfato ferroso 225 40 Succinato ferroso 100 35 Sulfato ferroso 300 60 Sulfato ferroso, anhidro 200 60 Polisacárido complejo 330 40 (Fe3+) Ferritina 100 20 (Fe3+) Si la hemorragia es lenta y crónica, no se modifica la concentración de hemoglobina porque se movilizan los depósitos: sólo habrá anemia cuando los depósitos se ha- yan deplecionado, por lo que la anemia no es un indica- dor suficientemente sensible de la depleción férrica. El indicador precoz de la depleción inicial será la hemosi- derina de la médula ósea, pero para eso se requiere efec- tuar una aspiración. Cuando la saturación de la transfe- rrina sérica es del 15 % o menos (o inferior al 10 % en los niños pequeños) y la capacidad total de fijación de hie- rro está aumentada (> 400 mg/dl), significa que existe un déficit de hierro. Sin embargo, se puede establecer ya el diagnóstico con un nivel de ferritina sérica menor de 12 mg/l. 3. Preparados orales de hierro Su utilización clínica queda restringida a las anemias de carácter ferropénico. 3.1. Características principales La vía más habitual de administración es la oral, siendo preferible la forma ferrosa ya que se absorbe mejor que la forma férrica y los compuestos quelados en el intestino. Puesto que el contenido de hierro varía de un preparadoa otro, es preciso calcular la dosis en términos de hierro elemental (tabla 58-1). Es necesario proporcionar hierro suficiente desde el principio del tratamiento de una anemia ferropénica. A veces, y basándose en que se tolera mal, puede haber una clara infradosificación; la dosis no debe bajar de los 100 mg de hierro elemental al día. El hierro se absorbe mejor cuando se administra fuera de las comidas, pero a menudo es mejor administrarlo con la comida porque: a) aunque se absorba algo menos, la cantidad suministrada cubre con creces la disminución de la absorción y b) la to- lerancia será mejor y aumentará el cumplimiento tera- péutico. Existen preparados de liberación controlada y con cu- bierta entérica, con el fin de evitar su liberación en el es- tómago, donde resulta más irritante, y de mejorar su li- beración y absorción en el duodeno y en la primera porción del yeyuno. El problema que puede aparecer es que el preparado de hierro no se disgregue conveniente- mente en la porción intestinal deseada y la rebase sin dar tiempo a que se absorba en forma adecuada; además, el coste suele ser mayor. 3.2. Respuesta al tratamiento La respuesta reticulocítica comienza al tercero o cuarto día. La hemoglobina aumenta a razón de 100-200 mg por 100 ml y día; una vez normalizada la cifra de hemoglo- bina, se debe continuar la administración durante 3 o 4 meses para replecionar los depósitos de hierro. Una vez 58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 983 que esto se ha conseguido, no es necesario continuar el tratamiento a menos que persistan las pérdidas o el cua- dro de malabsorción. Son causas de respuesta mala o in- completa las siguientes: mal diagnóstico, deficiencia de otro factor (p. ej., ácido fólico), enfermedad intercurrente que afecta la médula ósea (p. ej., insuficiencia renal), pér- dida continuada de sangre, malabsorción del hierro, mal cumplimiento o dosis escasa o preparado de liberación retardada. 3.3. Principales preparados Aunque existen formulaciones ferrosas y férricas muy variadas, la más barata y no menos eficaz es el sulfato fe- rroso, que contiene 60 mg de hierro elemental por 200 mg de sal anhidra o por 300 mg de sal hidratada. Otras sales ferrosas son: gluconato, ascorbato, lactato, glutamato, fe- rroglicina y complejo polisacárido. En forma férrica exis- ten: hierro-succinilcaseína, hierro-sorbitex, ferritina, hie- rro-dextrano y ferrocolinato. Los preparados pueden ser únicos o compuestos en formulaciones con ácido fólico, vitamina B12 y otras vita- minas. Los preparados compuestos no tienen justificación alguna porque confunden la prescripción y la respuesta y presentan productos innecesarios o a dosis insuficientes. Sólo se aceptan los preparados de hierro y ácido fólico para uso profiláctico en el embarazo. 3.4. Reacciones adversas y precauciones Las reacciones agudas más frecuentes son las gas- trointestinales, en forma de náuseas, sensación de ple- nitud, estreñimiento o diarrea, anorexia y pirosis; estos efectos pueden disminuir asociándolo al alimento aun- que ello implica una reducción en la absorción. Además, pueden agravar otros síntomas gastrointestinales que presente el enfermo. Es recomendable empezar con una dosis más pequeña e ir aumentándola gradualmente para mejorar la tolerancia. Suele afirmarse que otras sales di- ferentes del sulfato son menos lesivas para la mucosa gás- trica; es preciso comprobar si esa pretendida inocuidad es real o se debe a que se administra menor cantidad de hierro elemental y desaparece al administrar dosis equi- valentes. La administración de una dosis tóxica puede producir un cuadro de envenenamiento agudo, que se ha visto so- bre todo en niños que ingerían jarabes que contenían un preparado de hierro (v. cap. 60). Si los depósitos se han replecionado y no hay pérdidas, la persistencia en la administración de hierro produce so- brecarga que se manifiesta en forma de hemocromatosis. También puede provocar hemocromatosis en anemias que no se deban a deficiencia férrica: anemias hemolíti- cas (a menos que cursen también con déficit), talasemia, anemias refractarias y personas que reciban frecuentes transfusiones. 4. Formas parenterales Sólo se deben usar si la forma oral fracasa: porque la pérdida de hierro excede la cantidad absorbible por vía oral, porque es urgente una repleción inmediata, porque no se tolera o no se cumple la prescripción oral o porque no hay posibilidad de absorción. Las formas más extendidas son el hierro-dextrano y el hierro-sorbitol, pero existen también el hidróxido-glu- cano y una forma de ferritina; en todas ellas, el hierro se encuentra en forma férrica. Nunca deben asociarse la forma parenteral y la forma oral, pues una de las dos re- sulta innecesaria. 4.1. Hierro-dextrano Forma un complejo que es disociado por el sistema re- ticuloendotelial, dejando libre el hierro para su ulterior utilización; una pequeña parte permanece varias sema- nas como complejo. Puede administrarse por vía IM pro- funda o por infusión IV. En ocasiones produce reacciones anafilácticas, que pueden ser graves, o reacciones más suaves, del tipo de urticaria, fiebre, cefaleas, náuseas, vómitos y linfadeno- patía regional. Por eso se recomienda administrar una do- sis inicial pequeña de prueba y disponer de medidas de protección antialérgica. Es más controlable la vía IV, ya que se puede interrumpir la infusión tan pronto aparez- can los primeros síntomas; hay quien desaconseja por completo la vía IM. Dosificación: la dosis total en forma de hierro ele- mental se calcula de acuerdo con fórmulas diversas, una de las cuales puede ser: g hierro = 0,66 · peso (kg) · hemoglobina (g/dl) · 1003100 – ———————————414,8 La dosis máxima total no debe exceder de 2 g, en cur- sos de unos 100 mg/día. 4.2. Hierro-sorbitol Se da por vía IM, pero no por vía IV. Si se ha admi- nistrado hierro por vía oral, deben transcurrir 24 horas antes de iniciar la vía parenteral. Una parte de la canti- dad inyectada se elimina por vía renal. II. ANEMIAS MEGALOBLÁSTICAS: ÁCIDO FÓLICO Y VITAMINA B12 Las anemias megaloblásticas se deben a la carencia de ácido fólico o de vitamina B12, por cuanto ambos son ele- mentos indispensables para la síntesis de ADN. La mé- 984 Farmacología humana dula ósea es el tejido que presenta mayor índice de cre- cimiento y división celular; esta división exige la síntesis permanente de ADN, por lo que, si no se produce a la ve- locidad necesaria, las células crecen y elaboran ARN y proteínas, pero no ejecutan su división mitótica. Apare- ce así una sangre caracterizada por una intensa reduc- ción celular, junto con la imagen característica de hema- tíes macrocíticos en los que está aumentada la relación ARN/ADN, muy sensibles a la destrucción. Morfológi- camente, la médula ósea muestra una imagen hipercelu- lar, rica en megaloblastos y pobre en células maduras. Esta anemia se acompaña con frecuencia de leucopenia y trombocitopenia. 1. Funciones del ácido fólico y de la vitamina B12 1.1. Funciones del ácido fólico El ácido fólico está compuesto por una molécula de la base nitrogenada pteridina, unida mediante grupo meti- lénico al grupo p-aminobenzoilglutamato (fig. 58-1). En la naturaleza, los folatos aparecen como pteroiloligoglu- H2N N N N OH CH3 I N CH2 – NH C – NH – O II C I C I C I C I C 12 3 4 5 6 78 9 10 5-Metiltetrahidrofolato-pentaglutamato (5-metil-H4PteGlu5) N N N N Co + CN CH3 C CH3 CH2CH2CNHCH H H H O II O II H2NCCH2 O II H2NCCH2 O II H2NCCH2CH2 H3C H3C H3C Cian Fig. 58-1. Estructura del ácid tamatos (PteGlun), en los que puede haber de uno a nueve residuos (n) de glutamato. Los folatos naturales se dan en su forma reducida, bien como ácido 7,8-dihidro (FH2) o como ácido 5,6,7,8-tetrahidrofólico (FH4). Los folatos se comportan en el tejido de mamífero como coenzimas que regulan la transferencia de unidades de 1 carbono, para lo cual sirven igualmente como acep- tores y como donantes dedichas unidades. Los folatos pueden incorporar las unidades monocarbonadas en las siguientes formas: 5-metil (5-metil-H4PteGlu), 10-formil, 5-formil, 5,10-metenil, 5,10-metilén y 5-formiminote- trahidrofolatos. Como tales intervienen en una gran va- riedad de reacciones relacionadas con el metabolismo de los aminoácidos y de los nucleótidos, pero para ello los folatos tienen que estar en su forma activa, es decir, como derivados tetrahidro. Aunque la función de los folatos se describe como la propia de una coenzima, la molécula de folato no permanece fijada a la enzima sino que más bien actúa como cosustrato; por consiguiente, la capacidad de FH4 de servir como catalizador en cualquiera de estas reacciones depende de su capacidad para regenerar su unidad monocarbonada a partir de las reacciones enzi- OOH H H2 H2 O–(Glu)4 N5 –CH3 : 5-metil-H4PteGlu N5 –CHO : 5-formil-H4PteGlu (ácido folínico) N10 –CHO : 10-formil-H4PteGlu N5-10 –CH– : 5,10-metenil-H4PteGlu N5-10 –CH2– : 5,10-metilén-H4PteGlu N5 –CHNH : 5-formimino-H4PteGlu N N O CH3 H3 CH3CH3 CH3 CH3 2 CH2CH2CNH2 CH2CNH2 C O – P – O –O I H H H H HH II O O II O II CH2CH2CNH2 O II ocobalamina OH H CH2OH o fólico y de la vitamina B12. 58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 985 máticas que interrelacionan a los diversos folatos. Por consiguiente, si alguna de estas reacciones resulta in- terferida por la ausencia de algún elemento indispen- sable, ello repercutirá sobre el resto de las vías meta- bólicas en que intervienen los folatos. Entre las reacciones en las que intervienen los te- trahidrofolatos en sus diversas formas, destacan: a) Síntesis de metionina. Este proceso es especial- mente importante porque explica la génesis de la anemia megaloblástica cuando existe una deficiencia de folatos o de vitamina B12 (cobalamina). El 5-metil-H4PteGlu, que es la principal forma de folato en plasma y la que pene- tra inicialmente en las células, dona el radical metilo a la cobalamina para formar metilcobalamina, y ésta lo trans- fiere a la homocisteína para formar metionina (fig. 58-2). Esta reacción presenta dos importantes peculiaridades, una estrictamente relacionada con el metabolismo de los folatos y otra relacionada con la importancia biológica de la metionina. En primer lugar, al metilar la cobalamina, el 5-metil-H4-PteGlu se convierte en H4Pte-Glu, que es el origen de todas las demás formas monocarbonadas de los Síntesis del ADN d-UMP d-TMP P H2 S-adenosilhomocisteína S-adenosilmetionina Homocisteína Metionina 5-Metil-H4PteGlu H4P 5,10-Met 5-Formimino-H4PteGlu 5,10-Metilén-H4PteGlu Glicina Serina Metil-B12 1 2 3 4 5 Fig. 58-2. Principales reacciones mediadas por el ácido fólico y l 1 y 2: dihidrofólico-reductasa; 3: timidilato-sintetasa; 4: metionín- xamido-ribótido-sintetasa; 7: glicinamido-ribótico-sintetasa. d-UM fato; PteGlu: pteroilglutámico; fAICAR: formilaminoimidazol-c mido-ribonucleótido; GAR: glicinamido-ribonucle folatos; por consiguiente, si no hay cobalamina disponi- ble para ser metilada, el folato queda retenido en forma metilada y no se producen las de más reacciones que re- quieren otras formas de folato, como síntesis de purinas, de ácido timidílico, etc. (v. más adelante). En segundo lu- gar, la síntesis de metionina y la consiguiente formación de su derivado S-adenosilmetionina resultan indispen- sables para que se puedan realizar varias reacciones de metilación de gran importancia biológica, así como la biosíntesis de proteínas y de poliaminas. La deficien- cia de B12, pues, ocasionará una deficiencia en metioni- na y S-adenosilmetionina con amplia repercusión meta- bólica. b) Conversión de serina en glicina. El carbono b de la serina es la principal fuente de elementos monocarbo- nados; la donación se realiza al H4PteGlu para formar 5,10-metilén-H4PteGlu, convirtiéndose la serina en gli- cina; el fosfato de piridoxal actúa como cofactor. El 5,10-metilén-H4PteGlu ocupa un papel central en el me- tabolismo de los folatos, ya que se puede oxidar y con- vertir en 5,10-metenil-H4PteGlu (síntesis de purinas), puede ser reducido a 5-metil-H4PteGlu (síntesis de me- teGlu NADPH NADP NADPH NADP PteGlu teGlun enil-H4PteGlu H4PteGlu 5-Formil-H4PteGlu 10-Formil-H4PteGlu fAICAR AICAR Síntesis de purinas fGARGAR 6 7 a vitamina B12 en la transferencia de unidades monocarbonadas. sintetasa; 5: serín-transhidroximetilasa; 6: aminoimidazol-carbo- P: desoxiuridín-monofosfato; d-TMP: desoxitimidín-monofos- arboxamido-ribonucleótido; AICAR: aminoimidazol-carboxa- ótido; fGAR: formilglicinamido-ribonucleótido. 986 Farmacología humana tionina) o ser utilizado directamente en la síntesis de d-TMP. c) Síntesis de bases púricas. Los folatos actúan en dos etapas distintas: el 5,10-metenil-H4PteGlu para la formi- lación del glicinamido ribonucleótido (C8 de la base pú- rica) y el 10-formil-H4PteGlu para la formación del ami- noimidazol carboxamida ribonucleótido (C2 de la base púrica). d) Síntesis de d-TMP. La síntesis de ácido timidílico es el paso limitante de la velocidad de síntesis de ADN. El ácido timidílico se forma por metilación del d-UMP merced a la acción de la timidilato-sintetasa; actúa como cofactor el 5,10-metilén-H4PteGlu, que queda reducido durante la reacción en ácido dihidrofólico (H2PteGlu). Para recuperarlo y convertirlo en forma activa como ácido tetrahidrofólico se requiere la acción de la dihi- drofólico-reductasa. Los inhibidores de esta enzima, como el metotrexato, producen acumulación del folato en forma reducida, con grave repercusión para la vida ce- lular (v. cap. 61, fig. 61-3). 1.2. Funciones de la vitamina B12 La cianocobalamina es la forma en que inicialmente se aisló y purificó la vitamina B12, pero como tal es un arte- facto del proceso con el que originalmente se aisló, y no la forma natural. Las dos formas activas como coenzimas son la desoxiadenosilcobalamina y la metilcobalamina; existe también la hidroxicobalamina como forma natu- ral. Desde el punto de vista farmacológico se emplean en clínica la cianocobalamina y la hidroxicobalamina por su buena absorción y estabilidad. La estructura de las cobalaminas es compleja (figu- ra 58-1). Se caracteriza por poseer: a) un anillo de corrina que consta de cuatro núcleos pirrólicos unidos, en forma parecida a la del hem, a un átomo de cobalto; b) una es- tructura nucleotídica en la que la base es el 5,6-dimetil- benzimidazol, y el azúcar ribosa está unido mediante en- lace a-glucosídico, y c) el nucleótido está unido al anillo de corrina por dos enlaces: uno fijado directamente al Co y otro al anillo pirrólico D mediante un radical amino- propanol. La única reacción mediada por la metilcobalamina que se ha identificado en los mamíferos es la metilación de la homocisteína para formar metionina, antes descrita. Ac- túa como enzima la 5-metil-H4PteGlu-homocisteína-me- tiltransferasa, a la cual se asocia la cobalamina para ser metilada. Ya se ha indicado la problemática que se pro- duce en el metabolismo de los folatos cuando faltan la co- balamina o el propio 5-metil-H4PteGlu, y su repercusión sobre la síntesis de ADN; pero la metionina se convierte en S-adenosilmetionina (SAM) por acción de la metio- nín-adenosiltransferasa y la SAM se comporta como un donador de radicales metilo en varias reacciones de gran importancia biológica. Entre ellas destacan las siguientes: a) síntesis del fosfolípido de membrana fosfatidilcolina, a partir de la fosfatidiletanolamina; b) síntesis de carni- tina; c) O-metilación de catecolaminas por la COMT; d) N-metilación de la noradrenalina para formar adrenalina; e) síntesis de la melatonina, y f) metabolización de la his- tamina. La desoxiadenosilcobalamina interviene en la con- versión de la metilmalonil-CoA, en succinil-coenzima A, lo que representa la migración de un grupo metilo desde la cadena principal a una cadena lateral: H CH3 * * COOH–C–CH2–CO–SCoA ®¬ COOH–CH–CO–SCoA* H Esta reacción es un paso de la vía catabólica de la pro- pionil-CoA, que deriva de la degradación de la valina y la isoleucina. La carencia de vitamina B12 origina la anemia per- niciosa. El componente de anemia megaloblástica ya se ha analizado al explicar la participación del ácido fólico. La característica afectación del sistema nervioso, sin em- bargo, resulta más difícil de explicar porque es exclusiva de la carencia de la cobalamina y no de los folatos. Para algunos autores, la deficiencia de SAM contribuiría a per- turbar la síntesis de membranas en el sistema nervioso. Para otros, sería consecuencia de la alteración en el me- tabolismo de la metilmalonil-CoA: su acumulación con- llevaría la inhibición competitiva de la malonil-CoA y, por lo tanto, de la biosíntesis de ácidos grasos, indispen- sables para el rápido recambio lipídico de las vainas de mielina; además, la propia metilmalonil-CoA podría sus- tituir la malonil-CoA originando ácidos grasos con cade- nas ramificadas, que alterarían la estructura de las vainas mielínicas. 2. Características farmacocinéticas 2.1. Folatos Los folatos de la dieta son preferentemente derivados poliglutamato; en el tubo digestivo sufren hidrólisis para convertirse en pteroilmonoglutamato que, en su forma reducida, es absorbido en el duodeno y el yeyuno por un sistema de transporte. Una pequeña parte puede ser 5-metilada en la propia pared intestinal, pero la mayor parte lo hace en el hígado, desde donde sale al plasma; de ahí que la forma principal de folato en plasma sea como 5-metil-H4-PteGlu. Este derivado (y otros monogluta- matos) penetra por transporte activo en las células de los tejidos, donde se transforma en poliglutamatos, que par- ticipan en el intercambio metabólico monocarbonado. El hígado excreta 5-metil-H4PteGlu por la bilis, pero vuelve a ser reabsorbido en la circulación enterohepática. Una pequeña parte de folatos se elimina por la orina. El re- cambio de los depósitos de folatos en el organismo hu- mano es lento, menos del 1 % al día. 58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 987 Se han descrito algunas proteínas que fijan folatos con particular afinidad en el plasma (en ciertas situaciones), en la leche e, intracelularmente, en las mitocondrias y en el citoplasma. 2.2. Vitamina B12 La vitamina B12 de la dieta se halla en forma de hi- droxicobalamina y adenosilcobalamina (o de cianocoba- lamina si se administra como tal). El ácido gástrico y las enzimas proteolíticas separan las cobalaminas presentes en los tejidos y, una vez liberadas, se fijan al factor in- trínseco del estómago, una glucoproteína segregada por las células parietales. La formación de este complejo es indispensable para la absorción de la cobalamina: por una parte, queda protegido de la acción ulterior de enzimas digestivas y, por la otra, reconoce específicamente al re- ceptor situado en la mucosa del íleon, al cual se une con gran afinidad y es transportado en forma activa. Este tipo de absorción activa, que requiere la existencia de factor intrínseco, tiene una importancia decisiva para la absor- ción de dosis fisiológicas de cobalamina (1-5 mg). Existe también un sistema de absorción por difusión que no re- quiere factor intrínseco, pero es operativo sólo cuando se proporcionan grandes cantidades de vitamina B12. En el proceso de absorción, la vitamina se disocia del complejo y pasa al plasma, donde se fija a otras proteínas específicas denominadas transcobalaminas (a y b-globu- linas), de las que se conocen tres variedades. La cobala- mina recién absorbida se fija a la transcobalamina II que la lleva al hígado y otros tejidos, entre ellos la médula ósea, donde será utilizada para la hemopoyesis. El hígado es el principal órgano de depósito, ya que contiene alre- dedor del 90 % del total. La velocidad de recambio dia- ria es del 0,05-0,2 % del depósito total, lo que representa 2-8 mg/día. Se eliminan 0,5-5 mg/día por la bilis, del que puede recuperarse el 65-75 % al entrar en la circulación enterohepática; también se elimina por la orina y las he- ces. La eliminación urinaria aumenta cuando se adminis- tra cobalamina exógena: tras la inyección de 0,1-1 mg de cianocobalamina se elimina el 50-90 % en 48 horas; con la hidroxicobalamina, la eliminación urinaria es más lenta porque se fija más a proteínas. 3. Aplicaciones terapéuticas La aplicación fundamental es en la anemia megalo- blástica; puesto que sus características hematológicas son similares, tanto si se debe a una deficiencia de vitamina B12 como de ácido fólico, es preciso asegurarse primero del factor responsable porque no son intercambiables. Ciertamente, dosis altas de ácido fólico corrigen la ane- mia causada por deficiencia de cobalamina, pero no la al- teración neurológica, por lo que si sólo se da ácido fólico, la lesión neurológica puede progresar hasta hacerse irre- versible, de ahí la necesidad obligada de conocer la etio- logía de toda anemia megaloblástica. En los casos graves (trombocitopenia intensa con pe- ligro de hemorragia, leucopenia intensa con riesgo de in- fección, anemia grave u otras complicaciones), está justi- ficado iniciar el tratamiento sin esperar a establecer el diagnóstico exacto: 1 mg de vitamina B12 junto con 15 mg de ácido fólico por vía IM o IV. Fuera de estos casos, es preciso establecer el diagnóstico previamente y adminis- trar sólo el elemento deficitario. 3.1. Indicaciones del ácido fólico Las anemias megaloblásticas por deficiencia de ácido fólico pueden deberse a múltiples causas: a) desnutrición y dietas inadecuadas; b) embarazo y lactancia; c) enfer- medad celíaca; d) anemia hemolítica que exige una in- tensa producción de hematíes; e) mielofibrosis crónica; f) dermatitis exfoliativa; g) malabsorción congénita de fo- latos; h) esprue tropical; i) fármacos anticonvulsivantes (fenitoína, fenobarbital y primidona) que incrementan el catabolismo del ácido fólico o alteran su absorción; j) ane- mia sideroblástica; k) escorbuto; l) fármacos antimalá- ricos que contienen pirimetamina; m) tratamientos con metotrexato, y n) tratamientos prolongados con cotri- moxazol. En todos estos casos, excepto en la terapéutica con metotrexato que requiere el ácido folínico, se admi- nistra ácido fólico o la dosis de 5 mg/día. Es conveniente administrar ácido fólico de forma pro- filáctica en las siguientes situaciones: a) niños prema- turos (50 mg/día); b) embarazo (100-200 mg/día); c) mie- lofibrosis crónicas (5 mg en días alternos); d) estados hemolíticos crónicos (5 mg/día), y e) diálisis por insufi- ciencia renal (1-5 mg después de cada diálisis). Son ya numerosos los datos que indican que el ácido fólico a dosis bajas (unos 0,4 mg), administradas alrede- dor del tiempo de la concepción, limita el riesgo de que el embrión desarrolle trastornos en el cierre del tubo neu- ral, que después se manifiestan en forma de anencefalia, encefalocele o espina bífida. Se desconoce el mecanismo de dicha influencia. Cuando una mujer ha tenido ya un hijo con ese problema, el riesgo de recurrencia en el segundo es unas 10 veces mayor, pero el 95 % de los casos aparece sin que haya habido antecedentes previos. Por lo tanto, una acción profiláctica exige una administración generalizada. Como el tubo neural se cierra hacia los días 15-28 de la concepción (29-42 des- pués de la última menstruación), cuando todavía se desconoce si ha ha- bido embarazo, es evidente que para que la administración sea eficaz, la mujer debe tomar el ácido fólico a diario estando en edad de conce- bir (y especialmente si ha dejado de tomar anticonceptivos). Las auto- ridades sanitarias recomiendan que las mujeres reciban preparados po- livitamínicos diarios enriquecidos, como mínimo, con 0,4 mg de ácido fólico al día. Los preparados son: ácido fólico, que en el organismo se convertirá en ácido tetrahidrofólico; la dosis habitual por vía oral es de 0,25-1 mg/día. Se encuentra incluido en numerosos preparados que constan de mezclas de vita- minas y minerales. La administraciónde estos productos con fines profilácticos sólo está justificada cuando hay ra- 988 Farmacología humana zones para pensar que existe un consumo mayor que lo que se aporta en la dieta. El ácido folínico (citrovorum o leucovorina) es el 5-formil-tetrahidrofólico, forma re- ducida metabólicamente activa, que no requiere, por lo tanto, la existencia de dihidrofólico-reductasa, sino que se convierte en el hígado en 5-metil-H4PteGlu. Se absorbe con rapidez por vía oral y parenteral, empezando a ac- tuar a los pocos minutos; su tmáx es de 1,5-2 horas, la du- ración de su acción, de 3-6 horas y se elimina por orina en el 80-90 %. Se utiliza principalmente para vencer la acción tóxica producida por dosis altas de metotrexato (v. cap. 61, II, 5). Se ha propuesto que algunas alteraciones neuroló- gicas y psiquiátricas del anciano pueden deberse a in- suficiencia de folatos: fatiga, irritabilidad, olvidos, de- presión, insomnio y estreñimiento; sin embargo, estos síntomas son característicos del envejecimiento natural y no es fácil responsabilizar a la carencia de folatos como causante específico de estos síntomas. 3.2. Indicaciones de la vitamina B12 En las fases tempranas de la terapéutica de deficien- cias en cobalamina es necesario rellenar los depósitos de cobalamina; esto se consigue administrando 10 inyec- ciones de 1 mg de cobalamina, una cada día o en días al- ternos. Las indicaciones más precisas son las siguientes: a) ane- mia perniciosa por atrofia de mucosa gástrica, en la que se requiere tratamiento permanente; b) síndrome pos- gastrectomía total, que también requiere un tratamiento permanente; c) resección ileal que impide la absorción; d) anomalías anatómicas del intestino delgado; e) defi- ciencias nutritivas; f) malabsorción congénita de cobala- mina; g) deficiencias congénitas de factor intrínseco o de transcobalamina II, y h) metilmalonilaciduria, defecto metabólico por el que el metilmalonato no se puede trans- formar en succinato. Los preparados utilizados son la cianocobalamina, que en el organismo pierde el grupo CN–, y la hidroxicobala- mina. En la práctica, su eficacia es similar; es mejor ad- ministrarlas por vía parenteral, IM o SC; la vía oral debe quedar restringida a deficiencias nutritivas que cursan con normalidad de la capacidad absortiva del intestino. En casos de anemia perniciosa no complicada o de de- ficiencia nutricional, la dosis es de 100 mg/día durante 5- 10 días, seguida de 100-200 mg al mes hasta la remisión total. Si hay complicaciones graves que exigen una me- dicación inmediata, 1 mg de vitamina B12 más 15 mg de ácido fólico por vía parenteral, seguidos de 5 mg/día de ácido fólico y 1 mg/día de cobalamina durante una se- mana. La vitamina B12 es absolutamente inútil, sola o combi- nada con otros preparados de vitamina B, para el trata- miento de neuralgia del trigémino, diversas neuropatías, esclerosis múltiple, hepatitis víricas, alteraciones psi- quiátricas, tirotoxicosis o ambliopía. III. FACTORES DE CRECIMIENTO HEMOPOYÉTICO Los factores de crecimiento hemopoyético son hor- monas glucoproteicas que regulan la proliferación y la di- ferenciación de las células progenitoras hemopoyéticas, así como la función de las células sanguíneas ya maduras. Se han aislado, purificado y clonado varias de estas hor- monas, obteniéndose actualmente en cantidades abun- dantes merced a la tecnología de ADN recombinante las siguientes: los factores estimulantes de colonia granulo- cítica (G-CSF) y de colonia granulocítica-macrofagocí- tica (GM-CSF), la interleucina 3 y la eritropoyetina. Aun- que todos se están ensayando en la clínica, han obtenido aprobación hasta ahora el rhG-CSF (filgrastim, obtenido de Escherichia coli y lenograstim), el rhGM-CSF (mol- gramostim o sargramostim, obtenido de levaduras) y la rh-eritropoyetina o epoetina, obtenida de células ovári- cas de hámster. 1. Factor estimulante de granulocitos (G-CSF) El lenograstim es idéntico al G-CSF natural; el fil- grastim tiene una actividad biológica idéntica pero, al ser obtenido de bacterias, no está glucosilado y posee un grupo metionilo N-terminal. Ambos son indistintos en la práctica. Su actividad es idéntica a la del factor natural, estimulando la proliferación, diferenciación y activación funcional de las células progenitoras de la línea neutró- filo-granulocítica, hasta convertirlas en neutrófilos fun- cionalmente maduros. Estas células son estimuladas aún más en los sitios de inflamación e infección. En combi- nación con otros factores estimulantes, el filgrastim puede actuar también sobre otras líneas celulares dentro del sis- tema hemopoyético. El G-CSF produce un incremento del número de neu- trófilos que es proporcional a la dosis; acelera la recupe- ración de la neutropenia en pacientes con neutropenia idiopática, congénita o cíclica, en la anemia aplásica, en el síndrome mielodisplásico, en el sida tratado con zi- dovudina y otros antivíricos, y en la neutropenia provo- cada por la terapéutica anticancerosa a la cual puede pre- venir también. Ejerce el mismo efecto en la neutropenia secundaria al trasplante de médula ósea. La respuesta es rápida, iniciándose a las pocas horas o días de la admi- nistración; cuanto mayor sea la neutropenia, más tiempo tardará en aparecer la respuesta. La intensidad final del efecto depende de la causa originaria de la neutropenia, de la dosis y de la duración total del tratamiento. Cuanto más grave sea la neutropenia, mayor y más sostenido de- berá ser el nivel plasmático que deberá alcanzarse, y no siempre el efecto será clínicamente apreciable. Además, puede haber situaciones, como la neutropenia afebril cau- sada por quimioterapia, en las que el producto acelere algo la recuperación de neutrófilo, pero que no repercuta en menor tiempo de hospitalización ni en el ahorro de otras medidas necesarias. Así pues, deberá seleccionarse 58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 989 bien a los pacientes, asegurándose de que realmente se les proporciona auténtico beneficio. No se absorbe bien por vía oral. La biodisponibili- dad por vía SC es del 45 % y el tmáx es de 2-8 horas; la semivida por vía IV es de 1,5 horas y por vía SC es de 4,7 horas, pero baja a 2 horas al aumentar el núme- ro de neutrófilos. Es completamente metabolizado en el organismo. En general es bien tolerado. Puede producir dolores óseos (20-25 %) que ceden con analgésicos, al cesar la medicación o, incluso, espontáneamente. Aumenta la fos- fatasa alcalina, la deshidrogenasa láctica y el ácido úrico durante el tratamiento, pero no se aprecian síntomas clí- nicos. En ocasiones se ha observado esplenomegalia. En algunos pacientes con mielodisplasia ha desarrollado una leucemia mielógena. No se conocen todavía las posibles interacciones entre el filgrastim y la quimioterapia citotóxica; puesto que las células mieloides en división rápida son potencialmente más sensibles a los citotóxicos, se recomienda no admi- nistrar el filgrastim en un período de 24 horas antes y des- pués de la quimioterapia. El filgrastim se utiliza por vía SC (en inyección o en in- fusión) en dosis iniciales de 1,5-5 mg/kg, una vez al día du- rante 14 días que se aumentan paulatinamente hasta un máximo de 100 mg/kg. Se recomienda la vía IV, en infu- sión o en bolo, cuando existe trombocitopenia. En pa- cientes que reciben quimioterapia a dosis altas segui- da de trasplante de médula ósea, la dosis inicial es de 10 mg/kg/día. La dosis de lenograstim en los trasplantes de médula ósea es de 150 mg/m2/día en perfusión IV de 30 min; en caso de quimioterapia con citostáticos, se ad- ministra la misma dosis por vía SC. 2. Factor estimulante de granulocitos-macrófagos (GM-CSF) Es una glucoproteína con una masa molecular de 14 kD. El factor obtenido por técnicas de ADN recom- binante ejerce acciones idénticas a las del factor natural. Es producido por células T activadas, macrófagos, fibro- blastos y células endoteliales. Su espectro de acción ce- lular es mayor que el del G-CSF, ya que abarca unam- plio número de líneas progenitoras de granulocitos y macrófagos, células eritroides, megacariocitos y eosinó- filos. Su acción plena requiere la acción concurrente de otros factores hemopoyéticos según la línea celular que haya de desarrollarse. También actúa sobre células ya ma- duras, manteniendo la viabilidad y la función de neutró- filos, eosinófilos y macrófagos (p. ej., la función bacteri- cida y tumoricida y la capacidad de producir sus propias citocinas). El GM-CSF es también un potente inhibidor de la migración de neutrófilos, inmovilizándolos en el área inflamatoria. Puede administrarse por vía SC e IV. Se absorbe con facilidad por vía SC, con un tmáx de 4-6 horas. Se meta- boliza y excreta con rapidez, siendo su semivida de eli- minación de 1-2 horas (IV) o 2-3 horas (SC). En perso- nas sanas, la respuesta celular aparece a los 2 o 3 días; en pacientes con depresión de la médula ósea tarda más tiempo en aparecer (1-2 semanas). Se administra a pa- cientes sometidos a trasplante de médula ósea, enfermos cancerosos sometidos a quimioterapia, enfermos con sida que presentan neutropenia a causa del tratamiento con fármacos antivíricos y pacientes con anemia aplásica. Puede ser peligroso en síndromes mielodisplásicos por la posibilidad de que provoquen la progresión hacia la leu- cemia. Sus reacciones adversas son la fiebre y el dolor de ori- gen óseo, elevaciones pasajeras de creatinina y amino- transferasa plasmáticas, extravasación capilar de líquido con efusión pericárdica o pleural. Se ha observado exis- tencia de anticuerpos sin consecuencias clínicas. En la quimioterapia del cáncer se emplea por vía SC, 5-10 mg/kg/día, durante unos 14 días. En el trasplante de médula ósea se da en infusión IV durante 4-6 horas, por un máximo de 30 días, a la dosis de 10 mg/kg/día. 3. Eritropoyetina 3.1. Acciones fisiofarmacológicas La eritropoyetina es una glucoproteína con una se- cuencia de 165 aminoácidos, glucosilada en varios sitios hasta alcanzar un peso molecular final de 30,4 kD. La epoetina se prepara mediante tecnología de ADN re- combinante, a partir de cultivo de células ováricas de hámster en las que se ha insertado el gen humano. La eritropoyetina estimula la diferenciación terminal de los progenitores de la línea eritroide (BFU-E y CFU-E: burst-forming-unit-erythroid y colony-forming-unit-ery- throid), hasta formar los eritrocitos maduros; de este modo consigue elevar la masa total de hematíes. La eri- tropoyetina es sintetizada en el riñón, en las células ad- yacentes a los túbulos proximales, en respuesta a señales que actúan sobre detectores sensibles al oxígeno, proba- blemente proteínas de tipo hem; sin embargo, su lugar de acción es la médula ósea, donde activa receptores espe- cíficos situados en las células progenitoras de tipo eri- troide, ejerciendo no sólo una acción estimulante sobre la producción sino también favoreciendo su viabilidad. En consecuencia, provoca un aumento en el número de reticulocitos, en el hematócrito y en los niveles de hemo- globina. La naturaleza del receptor de la eritropoyetina no se conoce bien todavía, pero parece que posee un solo segmento transmembrana y está asociado a diversos pro- cesos intracelulares de fosforilación. Ante una situación de anemia, la reducción del flujo de oxígeno al riñón hace aumentar la producción endógena de eritropoyetina de manera exponencial y restaurar la situación. Pero en los pacientes con insuficiencia renal crónica existe una incapacidad parcial o completa de producir eri- tropoyetina y sobreviene la anemia. En estos casos, la ad- ministración exógena de la hormona produce un rápido 990 Farmacología humana incremento del hematócrito, proporcional a la dosis, de los reticulocitos y de la utilización del hierro por parte de los hematíes. El recuento de reticulocitos alcanza su máximo a los 3-4 días de la administración de una dosis IV, para volver a los niveles basales a los 7 días. Es im- portante asegurar que el paciente posee adecuados depó- sitos de hierro; de lo contrario, la eritropoyetina sería ineficaz. Al mismo tiempo mejoran los parámetros car- diovasculares, con reducción del volumen minuto y fre- cuencia cardíaca, reducción de la hipertrofia ventricular izquierda y de la isquemia cardíaca secundaria al ejerci- cio, y aumenta la tolerancia al ejercicio. Sin embargo, pro- duce con frecuencia elevación de la presión arterial dias- tólica secundaria al aumento del hematócrito y de la resistencia vascular periférica. 3.2. Reacciones adversas La más frecuente e importante es la hipertensión arterial (30 %), que ha llegado a ocasionar complica- ciones graves, como encefalopatía hipertensiva con con- vulsiones. Es un fenómeno asociado a la propia enfer- medad renal, ya que sólo aparece en los pacientes con insuficiencia renal y puede deberse al aumento de la vis- cosidad de la sangre o a la reducción de la vasodilata- ción hipóxica, factores suficientes para desenmascarar o agravar la hipertensión de origen renal. Existe una co- rrelación positiva entre la incidencia de hipertensión y la velocidad con que aumenta el hematócrito; por ello se recomienda administrar la dosis mínima eficaz y evi- tar aumentos bruscos de hematócrito. La hipertensión cede con el control de líquido y sal, y fármacos antihi- pertensores. Puede producir malestar y escalofríos a las pocas ho- ras de la inyección IV, que ceden con antipiréticos. Puede aumentar el potasio y la creatinina en pacientes hemo- dializados, quizá por disminuir el aclaramiento renal como consecuencia de los cambios provocados sobre el flujo renal por el aumento de la viscosidad. 3.3. Formas de eritropoyetina Se han obtenido dos glucoformas de eritropoyetina hu- mana recombinante, la epoetina a y la epoetina b. La vía de administración habitual es la subcutánea. Por esta vía, la forma a tiene una biodisponibilidad del 30 % aproxi- madamente, con un tmáx de 4-8 horas, y se distribuye prin- cipalmente al hígado y riñón; actúa en la médula ósea. La epoetina b administrada por vía SC tiene una biodispo- nibilidad del 20-45 %, un tmáx de 12-18 horas y una semi- vida de eliminación de 11-21 horas por vía SC y 6-9 ho- ras por vía IV. Existe una correlación positiva entre la incidencia de hipertensión y la velocidad con que aumenta el hemató- crito; por ello se recomienda administrar la dosis mínima eficaz y evitar aumentos bruscos de hematócrito. La hi- pertensión cede con el control de líquido y sal, y fárma- cos antihipertensores. En la anemia de la insuficiencia renal (adulto), si el paciente está he- modializado, la epoetina a se administra a la dosis de 50 UI/kg, 3 veces por semana por vía SC (preferentemente) o por vía IV. El incremento o reducción de la dosis será de 25 UI/kg, 3 veces por semana, en etapas de 4 semanas, por lo menos. La dosis de mantenimiento es de 30- 100 UI/kg, 3 veces por semana, por vía IV o el 30 % menos por vía SC. En el paciente no hemodializado, la dosis de corrección es de 50 UI/kg, 3 veces por semana por vía SC, con ajustes de la dosis si fuera necesa- rio, y la dosis de mantenimiento es de 17-33 UI/kg, 3 veces por semana. En pacientes con sida que reciben fármacos antivíricos, la dosis de epoetina a es de 100 UI/kg IV o SC, 3 veces por semana. Si no es satis- factoria la respuesta a las 8 semanas, se aumenta la dosis en incremen- tos de 50-100 UI/kg, 3 veces por semana. En anemias por quimiotera- pia anticancerosa, la dosis inicial es de 150 UI/kg, 3 veces por semana por vía SC, y puede aumentarse a las 300 UI/kg, 3 veces por semana si no se aprecia respuesta a las 4 semanas. Se ha empezado a utilizar en intervenciones quirúrgicas para redu- cir la transfusión autóloga de sangre. Los pacientes que al parecer se be- nefician más son los que tienen un hematócrito inicial del 33-39 % y se espera que pierdan de 1 a 3 l de sangre. La dosis inicial es de 100 UI/kg, 4 veces por semana, pudiendo aumentar a 600 UI hasta que se aprecie una buena respuesta reticulocítica. La epoetina b se administra a la dosis inicial de20 UI/kg, 3 veces por semana, por vía SC o 40 UI/kg, 3 veces por semana por vía IV. Los in- crementos mensuales son de 20 UI/kg por ambas vías, hasta un máximo de 240 UI/kg, 3 veces por semana. Alcanzada la respuesta óptima (he- matócrito del 30-35 %, con un aumento del 0,5 % por semana), la do- sis de corrección se reduce a la mitad y se regula para mantener la res- puesta. BIBLIOGRAFÍA Anónimo. Low dosage folic acid reduces the incidence of neural tube defects. Drugs Ther Perspect 1997; 10(2): 10-12. Arthur CK, Isbister JP. Iron deficiency: misunderstood, misdiagnosed and mistreated. Drugs 1987; 33: 171-182. Brody T, Share B, Robert Storstad EL. Folic Acid: En: Machlin LJ, ed. Handbook of Vitamins. Nueva York: Marcel Dekker, 1984. Dunn CJ, Markham A. Epoetin beta: a review of its pharmacological properties and clinical use in the management of anaemia associa- ted with chronic renal failure. Drugs 1996; 51: 299-318. Ellenbogen L. Vitamin B12. En: Machlin LJ, ed. Handbook of Vitamins. Nueva York: Marcel Dekker, 1984. Ersley AJ. Erythropoietin. N Engl JMed 1991; 324: 1339-1344. Frampton JE, Lee CR, Faulds D. 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Alfabético Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético I. HIERRO Y SALES DE HIERRO 1. Hierro en el organismo: necesidades y metabolismo 2. Depleción de hierro 3. Preparados orales de hierro 3.1. Características principales 3.2. Respuesta al tratamiento 3.3. Principales preparados 3.4. Reacciones adversas y precauciones 4. Formas parenterales 4.1. Hierro- dextrano 4.2. Hierro- sorbitol II. ANEMIAS MEGALOBLÁSTICAS: ÁCIDO FÓLICO Y VITAMINA B12 1. Funciones del ácido fólico y de la vitamina B12 1.1. Funciones del ácido fólico 1.2. Funciones de la vitamina B12 2. Características farmacocinéticas 2.1. Folatos 2.2. Vitamina B12 3. Aplicaciones terapéuticas 3.1. Indicaciones del ácido fólico 3.2. Indicaciones de la vitamina B12 III. FACTORES DE CRECIMIENTO HEMOPOYÉTICO 1. Factor estimulante de granulocitos (G- CSF) 2. Factor estimulante de granulocitos- macrófagos (GM-CSF) 3. Eritropoyetina 3.1. Acciones fisiofarmacológicas 3.2. Reacciones adversas 3.3. Formas de eritropoyetina
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