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Los factores patogénicos responsables de la aparición
de una anemia son múltiples, por lo que su tratamiento
correcto exige la tipificación exacta de la causa respon-
sable. La terapéutica farmacológica de carácter estricta-
mente etiológico es muy limitada. En el presente capí-
tulo, sólo se abordará el estudio de los factores cuya
carencia produce anemia de carácter deficitario: el hie-
rro, los factores vitamínicos ácido fólico y vitamina B12, y
los factores de crecimiento hemopoyético.
I. HIERRO Y SALES DE HIERRO
1. Hierro en el organismo: necesidades
y metabolismo
Aunque el hierro abunda en la naturaleza, no resulta
fácilmente disponible para el hombre dado que se en-
cuentra en forma de óxidos e hidróxidos férricos o en
forma de polímeros, formas que son poco aptas para la
absorción. La importancia del hierro en el organismo se
basa en el papel indispensable que desempeña en la com-
posición y la función de la hemoglobina como elemento
esencial de transporte de oxígeno a los tejidos, de mio-
globina, de las enzimas con estructura hem (citocromos
microsómicos y mitocondriales, catalasas y peroxidasas),
de las enzimas metaloflavoproteínas (xantinooxidasa y
otras oxidasas mitocondriales). De todo el hierro, el 80 %
se destina a la función eritrocítica; de ahí que sea la ane-
mia la manifestación más fácilmente visible cuando existe
una deficiencia de hierro por un desequilibrio entre la in-
gesta y la pérdida; esta anemia es de tipo microcítico e hi-
pocrómico.
El organismo humano es altamente avaro del hierro
que posee, permitiendo que se pierda muy poco en su re-
cambio: alrededor de 1 mg al día en un adulto normal;
esta pérdida se produce a través de los hematíes que se
eliminan por vía digestiva y de las células epiteliales que
se descaman. En la mujer menstruante, la pérdida au-
menta, llegando a ser de 0,5-2 mg más por día de mens-
truación; si toma anticonceptivos que facilitan el mancha-
do diario o utiliza dispositivos intrauterinos, las pérdidas
58
Fármacos antianémicos
y factores de crecimiento hem
J. Flórez
de hierro pueden ser aún mayores. En el embarazo, las
mujeres ceden 3-4 mg/día al feto. Las hemorragias, agu-
das o crónicas, y las donaciones repetidas de sangre cons-
tituyen los procesos más importantes de pérdida de hie-
rro y son causa de su déficit si no son compensadas por
un aporte suficiente.
El hierro se absorbe a partir de los alimentos, en los
que se encuentra en forma de hem o en forma inorgánica;
la forma hem es la más fácilmente absorbible, siendo su
absorción independiente de la composición de la dieta,
pero cuantitativamente sólo representa el 5 % del hierro
existente en una dieta normal. La forma inorgánica es, en
cambio, la más abundante, pero su biodisponibilidad es
sólo del 5-10 % y su absorción depende del estado del
epitelio intestinal y de la composición de la propia dieta:
los fosfatos y otras sales dificultan la absorción, mientras
que el ácido ascórbico y la carne la facilitan.
El adulto varón necesita alrededor de 1 mg/día para
ajustarse a la pérdida, mientras que la mujer menstruante
requiere 1,5 mg/día; estas necesidades aumentan en las
épocas de crecimiento y durante el embarazo. En el re-
cién nacido los requerimientos diarios son de 67 mg/kg,
en el niño 22 mg/kg, en el adolescente 22 mg/kg y en el em-
barazo 80 mg/kg. El contenido de hierro en la dieta occi-
dental es de unos 15-20 mg; los alimentos más ricos en
hierro son las vísceras (hígado y corazón), los huevos, el
trigo, las ostras, los frutos secos, que contienen más de
5 mg/100 g; de valor intermedio son la carne, los pesca-
dos, las verduras verdes y los cereales (1-5 mg/100 g); de
escaso valor, la leche y sus derivados y las verduras no
verdes. Dada la pobre biodisponibilidad de la mayor
parte del hierro presente en la dieta, no es de extrañar
que las deficiencias dietéticas, tan extendidas en nume-
rosos países y en bolsas de población de los países del Pri-
mer Mundo, se acompañan de balances negativos de hie-
rro, sobre todo en las personas que más lo utilizan. Incluso
con una dieta normal, la embarazada puede tener un ba-
lance negativo.
La absorción del hierro se lleva a cabo en el duodeno
y en la primera porción del yeyuno, de donde pasa di-
rectamente al plasma o permanece en las células de la
mucosa. La absorción, en la que puede participar una pro-
981
opoyético
982 Farmacología humana
teína de tipo ferritina, se incrementa cuando los niveles
endógenos disminuyen o cuando aumenta la eritropoye-
sis; la cantidad máxima absorbida es de unos 3-4 mg/día.
En el plasma, el hierro es transportado en asociación
a una b1-glucoproteína, la transferrina, que posee dos si-
tios de fijación por molécula. Es sintetizada en el hígado
y su síntesis aumenta en respuesta a un déficit de hierro,
al embarazo y a los estrógenos. Esta proteína tiene la pro-
piedad de identificar receptores específicos de membrana
de forma que el complejo hierro-transferrina interactúa
con estos receptores y penetra en la célula; ahí se libera
el hierro que permanece en la célula mientras que la trans-
ferrina es devuelta. El 80 % aproximadamente del hierro
plasmático será utilizado por el sistema eritrocitario; la
vida del hematíe es de unos 120 días, tras los cuales son
catabolizados por el sistema reticuloendotelial. Parte del
hierro pasa al plasma y otra permanece como depósito.
La cantidad total de hierro unido a la transferrina es de
4 mg.
Dentro del organismo, la mayor fracción de hierro co-
rresponde a la hemoglobina (unos 2,5 g en total), la cual
contiene cuatro átomos por molécula, es decir, 1,1 mg de
hierro por mililitro de hematíes. La mioglobina y las en-
zimas contienen el 12 % del hierro total (138 mg) y el
resto se encuentra en forma de depósito asociado a pro-
teínas, principalmente en el sistema reticuloendotelial y
en los hepatocitos. La principal proteína es la ferritina,
cuyo peso molecular es 450 kD, estando compuesta por
24 subunidades poliméricas que forman una especie de
concha en cuyo interior se aloja el hierro en forma de fos-
fato de óxido férrico hidratado. Cuando las moléculas de
ferritina se agregan, constituyen moléculas de hemoside-
rina. En total, retienen alrededor de 1 g.
2. Depleción de hierro
Es siempre el resultado del desequilibrio entre la in-
gesta y la pérdida; en circunstancias normales, lo habitual
es que se deba a un aumento de la pérdida por hemorra-
gias, reconocibles o no; pero si el contenido de la dieta es
escaso, situaciones en las que se requiere más, como el
embarazo o el crecimiento, pueden desencadenar un ba-
lance negativo.
Tabla 58-1. Contenido en hierro de diversas sales
Cantidad Hierro elemental
Sal de hierro (mg) (mg)
Fumarato ferroso 200 65
Gluconato ferroso 300 35
Glicina sulfato ferroso 225 40
Succinato ferroso 100 35
Sulfato ferroso 300 60
Sulfato ferroso, anhidro 200 60
Polisacárido complejo 330 40 (Fe3+)
Ferritina 100 20 (Fe3+)
Si la hemorragia es lenta y crónica, no se modifica la
concentración de hemoglobina porque se movilizan los
depósitos: sólo habrá anemia cuando los depósitos se ha-
yan deplecionado, por lo que la anemia no es un indica-
dor suficientemente sensible de la depleción férrica. El
indicador precoz de la depleción inicial será la hemosi-
derina de la médula ósea, pero para eso se requiere efec-
tuar una aspiración. Cuando la saturación de la transfe-
rrina sérica es del 15 % o menos (o inferior al 10 % en
los niños pequeños) y la capacidad total de fijación de hie-
rro está aumentada (> 400 mg/dl), significa que existe un
déficit de hierro. Sin embargo, se puede establecer ya
el diagnóstico con un nivel de ferritina sérica menor de
12 mg/l.
3. Preparados orales de hierro
Su utilización clínica queda restringida a las anemias
de carácter ferropénico.
3.1. Características principales
La vía más habitual de administración es la oral, siendo
preferible la forma ferrosa ya que se absorbe mejor que
la forma férrica y los compuestos quelados en el intestino.
Puesto que el contenido de hierro varía de un preparadoa otro, es preciso calcular la dosis en términos de hierro
elemental (tabla 58-1).
Es necesario proporcionar hierro suficiente desde el
principio del tratamiento de una anemia ferropénica. A
veces, y basándose en que se tolera mal, puede haber
una clara infradosificación; la dosis no debe bajar de los
100 mg de hierro elemental al día. El hierro se absorbe
mejor cuando se administra fuera de las comidas, pero a
menudo es mejor administrarlo con la comida porque: a)
aunque se absorba algo menos, la cantidad suministrada
cubre con creces la disminución de la absorción y b) la to-
lerancia será mejor y aumentará el cumplimiento tera-
péutico.
Existen preparados de liberación controlada y con cu-
bierta entérica, con el fin de evitar su liberación en el es-
tómago, donde resulta más irritante, y de mejorar su li-
beración y absorción en el duodeno y en la primera
porción del yeyuno. El problema que puede aparecer es
que el preparado de hierro no se disgregue conveniente-
mente en la porción intestinal deseada y la rebase sin dar
tiempo a que se absorba en forma adecuada; además, el
coste suele ser mayor.
3.2. Respuesta al tratamiento
La respuesta reticulocítica comienza al tercero o cuarto
día. La hemoglobina aumenta a razón de 100-200 mg por
100 ml y día; una vez normalizada la cifra de hemoglo-
bina, se debe continuar la administración durante 3 o
4 meses para replecionar los depósitos de hierro. Una vez
58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 983
que esto se ha conseguido, no es necesario continuar el
tratamiento a menos que persistan las pérdidas o el cua-
dro de malabsorción. Son causas de respuesta mala o in-
completa las siguientes: mal diagnóstico, deficiencia de
otro factor (p. ej., ácido fólico), enfermedad intercurrente
que afecta la médula ósea (p. ej., insuficiencia renal), pér-
dida continuada de sangre, malabsorción del hierro, mal
cumplimiento o dosis escasa o preparado de liberación
retardada.
3.3. Principales preparados
Aunque existen formulaciones ferrosas y férricas muy
variadas, la más barata y no menos eficaz es el sulfato fe-
rroso, que contiene 60 mg de hierro elemental por 200 mg
de sal anhidra o por 300 mg de sal hidratada. Otras sales
ferrosas son: gluconato, ascorbato, lactato, glutamato, fe-
rroglicina y complejo polisacárido. En forma férrica exis-
ten: hierro-succinilcaseína, hierro-sorbitex, ferritina, hie-
rro-dextrano y ferrocolinato.
Los preparados pueden ser únicos o compuestos en
formulaciones con ácido fólico, vitamina B12 y otras vita-
minas. Los preparados compuestos no tienen justificación
alguna porque confunden la prescripción y la respuesta y
presentan productos innecesarios o a dosis insuficientes.
Sólo se aceptan los preparados de hierro y ácido fólico
para uso profiláctico en el embarazo.
3.4. Reacciones adversas y precauciones
Las reacciones agudas más frecuentes son las gas-
trointestinales, en forma de náuseas, sensación de ple-
nitud, estreñimiento o diarrea, anorexia y pirosis; estos
efectos pueden disminuir asociándolo al alimento aun-
que ello implica una reducción en la absorción. Además,
pueden agravar otros síntomas gastrointestinales que
presente el enfermo. Es recomendable empezar con una
dosis más pequeña e ir aumentándola gradualmente para
mejorar la tolerancia. Suele afirmarse que otras sales di-
ferentes del sulfato son menos lesivas para la mucosa gás-
trica; es preciso comprobar si esa pretendida inocuidad
es real o se debe a que se administra menor cantidad de
hierro elemental y desaparece al administrar dosis equi-
valentes.
La administración de una dosis tóxica puede producir
un cuadro de envenenamiento agudo, que se ha visto so-
bre todo en niños que ingerían jarabes que contenían un
preparado de hierro (v. cap. 60).
Si los depósitos se han replecionado y no hay pérdidas,
la persistencia en la administración de hierro produce so-
brecarga que se manifiesta en forma de hemocromatosis.
También puede provocar hemocromatosis en anemias
que no se deban a deficiencia férrica: anemias hemolíti-
cas (a menos que cursen también con déficit), talasemia,
anemias refractarias y personas que reciban frecuentes
transfusiones.
4. Formas parenterales
Sólo se deben usar si la forma oral fracasa: porque la
pérdida de hierro excede la cantidad absorbible por vía
oral, porque es urgente una repleción inmediata, porque
no se tolera o no se cumple la prescripción oral o porque
no hay posibilidad de absorción.
Las formas más extendidas son el hierro-dextrano y el
hierro-sorbitol, pero existen también el hidróxido-glu-
cano y una forma de ferritina; en todas ellas, el hierro se
encuentra en forma férrica. Nunca deben asociarse la
forma parenteral y la forma oral, pues una de las dos re-
sulta innecesaria.
4.1. Hierro-dextrano
Forma un complejo que es disociado por el sistema re-
ticuloendotelial, dejando libre el hierro para su ulterior
utilización; una pequeña parte permanece varias sema-
nas como complejo. Puede administrarse por vía IM pro-
funda o por infusión IV.
En ocasiones produce reacciones anafilácticas, que
pueden ser graves, o reacciones más suaves, del tipo de
urticaria, fiebre, cefaleas, náuseas, vómitos y linfadeno-
patía regional. Por eso se recomienda administrar una do-
sis inicial pequeña de prueba y disponer de medidas de
protección antialérgica. Es más controlable la vía IV, ya
que se puede interrumpir la infusión tan pronto aparez-
can los primeros síntomas; hay quien desaconseja por
completo la vía IM.
Dosificación: la dosis total en forma de hierro ele-
mental se calcula de acuerdo con fórmulas diversas, una
de las cuales puede ser:
g hierro = 0,66 · peso (kg) ·
hemoglobina (g/dl) · 1003100 – ———————————414,8
La dosis máxima total no debe exceder de 2 g, en cur-
sos de unos 100 mg/día.
4.2. Hierro-sorbitol
Se da por vía IM, pero no por vía IV. Si se ha admi-
nistrado hierro por vía oral, deben transcurrir 24 horas
antes de iniciar la vía parenteral. Una parte de la canti-
dad inyectada se elimina por vía renal.
II. ANEMIAS MEGALOBLÁSTICAS:
ÁCIDO FÓLICO Y VITAMINA B12
Las anemias megaloblásticas se deben a la carencia de
ácido fólico o de vitamina B12, por cuanto ambos son ele-
mentos indispensables para la síntesis de ADN. La mé-
984 Farmacología humana
dula ósea es el tejido que presenta mayor índice de cre-
cimiento y división celular; esta división exige la síntesis
permanente de ADN, por lo que, si no se produce a la ve-
locidad necesaria, las células crecen y elaboran ARN y
proteínas, pero no ejecutan su división mitótica. Apare-
ce así una sangre caracterizada por una intensa reduc-
ción celular, junto con la imagen característica de hema-
tíes macrocíticos en los que está aumentada la relación
ARN/ADN, muy sensibles a la destrucción. Morfológi-
camente, la médula ósea muestra una imagen hipercelu-
lar, rica en megaloblastos y pobre en células maduras.
Esta anemia se acompaña con frecuencia de leucopenia
y trombocitopenia.
1. Funciones del ácido fólico y de la vitamina B12
1.1. Funciones del ácido fólico
El ácido fólico está compuesto por una molécula de la
base nitrogenada pteridina, unida mediante grupo meti-
lénico al grupo p-aminobenzoilglutamato (fig. 58-1). En
la naturaleza, los folatos aparecen como pteroiloligoglu-
H2N
N
N N
OH
 CH3
I
 N
CH2 – NH C – NH –
O
II
 C
I
 C
I
 C
I
 C
I
 C
12
3
4
5 6
78
9 10
5-Metiltetrahidrofolato-pentaglutamato
(5-metil-H4PteGlu5)
N N
N N
Co
+
CN
CH3 C
CH3
CH2CH2CNHCH
H
H
H
O
II
O
II
H2NCCH2
O
II
H2NCCH2
O
II
H2NCCH2CH2
H3C
H3C
H3C
Cian
Fig. 58-1. Estructura del ácid
tamatos (PteGlun), en los que puede haber de uno a nueve
residuos (n) de glutamato. Los folatos naturales se dan
en su forma reducida, bien como ácido 7,8-dihidro (FH2)
o como ácido 5,6,7,8-tetrahidrofólico (FH4).
Los folatos se comportan en el tejido de mamífero
como coenzimas que regulan la transferencia de unidades
de 1 carbono, para lo cual sirven igualmente como acep-
tores y como donantes dedichas unidades. Los folatos
pueden incorporar las unidades monocarbonadas en las
siguientes formas: 5-metil (5-metil-H4PteGlu), 10-formil,
5-formil, 5,10-metenil, 5,10-metilén y 5-formiminote-
trahidrofolatos. Como tales intervienen en una gran va-
riedad de reacciones relacionadas con el metabolismo de
los aminoácidos y de los nucleótidos, pero para ello los
folatos tienen que estar en su forma activa, es decir, como
derivados tetrahidro. Aunque la función de los folatos se
describe como la propia de una coenzima, la molécula de
folato no permanece fijada a la enzima sino que más bien
actúa como cosustrato; por consiguiente, la capacidad de
FH4 de servir como catalizador en cualquiera de estas
reacciones depende de su capacidad para regenerar su
unidad monocarbonada a partir de las reacciones enzi-
OOH
H
H2
H2
O–(Glu)4
N5 –CH3 : 5-metil-H4PteGlu
N5 –CHO : 5-formil-H4PteGlu (ácido folínico)
N10 –CHO : 10-formil-H4PteGlu
N5-10 –CH– : 5,10-metenil-H4PteGlu
N5-10 –CH2– : 5,10-metilén-H4PteGlu
N5 –CHNH : 5-formimino-H4PteGlu
N
N
O
CH3
H3
CH3CH3
CH3
CH3
2
CH2CH2CNH2
CH2CNH2
C O – P – O
–O
 I
H
H
H
H
HH
II
O
O
II
O
II
CH2CH2CNH2
O
II
ocobalamina
OH H
CH2OH
o fólico y de la vitamina B12.
58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 985
máticas que interrelacionan a los diversos folatos. Por
consiguiente, si alguna de estas reacciones resulta in-
terferida por la ausencia de algún elemento indispen-
sable, ello repercutirá sobre el resto de las vías meta-
bólicas en que intervienen los folatos.
Entre las reacciones en las que intervienen los te-
trahidrofolatos en sus diversas formas, destacan:
a) Síntesis de metionina. Este proceso es especial-
mente importante porque explica la génesis de la anemia
megaloblástica cuando existe una deficiencia de folatos
o de vitamina B12 (cobalamina). El 5-metil-H4PteGlu, que
es la principal forma de folato en plasma y la que pene-
tra inicialmente en las células, dona el radical metilo a la
cobalamina para formar metilcobalamina, y ésta lo trans-
fiere a la homocisteína para formar metionina (fig. 58-2).
Esta reacción presenta dos importantes peculiaridades,
una estrictamente relacionada con el metabolismo de los
folatos y otra relacionada con la importancia biológica de
la metionina. En primer lugar, al metilar la cobalamina,
el 5-metil-H4-PteGlu se convierte en H4Pte-Glu, que es el
origen de todas las demás formas monocarbonadas de los
Síntesis del ADN
d-UMP d-TMP
P
H2
S-adenosilhomocisteína S-adenosilmetionina
Homocisteína Metionina
5-Metil-H4PteGlu H4P
5,10-Met
5-Formimino-H4PteGlu 
5,10-Metilén-H4PteGlu
Glicina
Serina
Metil-B12
1
2
3
4
5
Fig. 58-2. Principales reacciones mediadas por el ácido fólico y l
1 y 2: dihidrofólico-reductasa; 3: timidilato-sintetasa; 4: metionín-
xamido-ribótido-sintetasa; 7: glicinamido-ribótico-sintetasa. d-UM
fato; PteGlu: pteroilglutámico; fAICAR: formilaminoimidazol-c
mido-ribonucleótido; GAR: glicinamido-ribonucle
folatos; por consiguiente, si no hay cobalamina disponi-
ble para ser metilada, el folato queda retenido en forma
metilada y no se producen las de más reacciones que re-
quieren otras formas de folato, como síntesis de purinas,
de ácido timidílico, etc. (v. más adelante). En segundo lu-
gar, la síntesis de metionina y la consiguiente formación
de su derivado S-adenosilmetionina resultan indispen-
sables para que se puedan realizar varias reacciones
de metilación de gran importancia biológica, así como
la biosíntesis de proteínas y de poliaminas. La deficien-
cia de B12, pues, ocasionará una deficiencia en metioni-
na y S-adenosilmetionina con amplia repercusión meta-
bólica.
b) Conversión de serina en glicina. El carbono b de
la serina es la principal fuente de elementos monocarbo-
nados; la donación se realiza al H4PteGlu para formar
5,10-metilén-H4PteGlu, convirtiéndose la serina en gli-
cina; el fosfato de piridoxal actúa como cofactor. El
5,10-metilén-H4PteGlu ocupa un papel central en el me-
tabolismo de los folatos, ya que se puede oxidar y con-
vertir en 5,10-metenil-H4PteGlu (síntesis de purinas),
puede ser reducido a 5-metil-H4PteGlu (síntesis de me-
teGlu
NADPH
NADP
NADPH
NADP
PteGlu
teGlun
enil-H4PteGlu
H4PteGlu
 5-Formil-H4PteGlu
10-Formil-H4PteGlu
fAICAR
AICAR
Síntesis de
purinas
fGARGAR
6
7
a vitamina B12 en la transferencia de unidades monocarbonadas.
sintetasa; 5: serín-transhidroximetilasa; 6: aminoimidazol-carbo-
P: desoxiuridín-monofosfato; d-TMP: desoxitimidín-monofos-
arboxamido-ribonucleótido; AICAR: aminoimidazol-carboxa-
ótido; fGAR: formilglicinamido-ribonucleótido.
986 Farmacología humana
tionina) o ser utilizado directamente en la síntesis de
d-TMP.
c) Síntesis de bases púricas. Los folatos actúan en dos
etapas distintas: el 5,10-metenil-H4PteGlu para la formi-
lación del glicinamido ribonucleótido (C8 de la base pú-
rica) y el 10-formil-H4PteGlu para la formación del ami-
noimidazol carboxamida ribonucleótido (C2 de la base
púrica).
d) Síntesis de d-TMP. La síntesis de ácido timidílico
es el paso limitante de la velocidad de síntesis de ADN.
El ácido timidílico se forma por metilación del d-UMP
merced a la acción de la timidilato-sintetasa; actúa como
cofactor el 5,10-metilén-H4PteGlu, que queda reducido
durante la reacción en ácido dihidrofólico (H2PteGlu).
Para recuperarlo y convertirlo en forma activa como
ácido tetrahidrofólico se requiere la acción de la dihi-
drofólico-reductasa. Los inhibidores de esta enzima,
como el metotrexato, producen acumulación del folato
en forma reducida, con grave repercusión para la vida ce-
lular (v. cap. 61, fig. 61-3).
1.2. Funciones de la vitamina B12
La cianocobalamina es la forma en que inicialmente se
aisló y purificó la vitamina B12, pero como tal es un arte-
facto del proceso con el que originalmente se aisló, y no
la forma natural. Las dos formas activas como coenzimas
son la desoxiadenosilcobalamina y la metilcobalamina;
existe también la hidroxicobalamina como forma natu-
ral. Desde el punto de vista farmacológico se emplean en
clínica la cianocobalamina y la hidroxicobalamina por su
buena absorción y estabilidad.
La estructura de las cobalaminas es compleja (figu-
ra 58-1). Se caracteriza por poseer: a) un anillo de corrina
que consta de cuatro núcleos pirrólicos unidos, en forma
parecida a la del hem, a un átomo de cobalto; b) una es-
tructura nucleotídica en la que la base es el 5,6-dimetil-
benzimidazol, y el azúcar ribosa está unido mediante en-
lace a-glucosídico, y c) el nucleótido está unido al anillo
de corrina por dos enlaces: uno fijado directamente al Co
y otro al anillo pirrólico D mediante un radical amino-
propanol.
La única reacción mediada por la metilcobalamina que
se ha identificado en los mamíferos es la metilación de la
homocisteína para formar metionina, antes descrita. Ac-
túa como enzima la 5-metil-H4PteGlu-homocisteína-me-
tiltransferasa, a la cual se asocia la cobalamina para ser
metilada. Ya se ha indicado la problemática que se pro-
duce en el metabolismo de los folatos cuando faltan la co-
balamina o el propio 5-metil-H4PteGlu, y su repercusión
sobre la síntesis de ADN; pero la metionina se convierte
en S-adenosilmetionina (SAM) por acción de la metio-
nín-adenosiltransferasa y la SAM se comporta como un
donador de radicales metilo en varias reacciones de gran
importancia biológica. Entre ellas destacan las siguientes:
a) síntesis del fosfolípido de membrana fosfatidilcolina,
a partir de la fosfatidiletanolamina; b) síntesis de carni-
tina; c) O-metilación de catecolaminas por la COMT; d)
N-metilación de la noradrenalina para formar adrenalina;
e) síntesis de la melatonina, y f) metabolización de la his-
tamina.
La desoxiadenosilcobalamina interviene en la con-
versión de la metilmalonil-CoA, en succinil-coenzima A,
lo que representa la migración de un grupo metilo desde
la cadena principal a una cadena lateral:
H CH3
* *
COOH–C–CH2–CO–SCoA 
®¬ COOH–CH–CO–SCoA*
H
Esta reacción es un paso de la vía catabólica de la pro-
pionil-CoA, que deriva de la degradación de la valina y
la isoleucina.
La carencia de vitamina B12 origina la anemia per-
niciosa. El componente de anemia megaloblástica ya se
ha analizado al explicar la participación del ácido fólico.
La característica afectación del sistema nervioso, sin em-
bargo, resulta más difícil de explicar porque es exclusiva
de la carencia de la cobalamina y no de los folatos. Para
algunos autores, la deficiencia de SAM contribuiría a per-
turbar la síntesis de membranas en el sistema nervioso.
Para otros, sería consecuencia de la alteración en el me-
tabolismo de la metilmalonil-CoA: su acumulación con-
llevaría la inhibición competitiva de la malonil-CoA y,
por lo tanto, de la biosíntesis de ácidos grasos, indispen-
sables para el rápido recambio lipídico de las vainas de
mielina; además, la propia metilmalonil-CoA podría sus-
tituir la malonil-CoA originando ácidos grasos con cade-
nas ramificadas, que alterarían la estructura de las vainas
mielínicas.
2. Características farmacocinéticas
2.1. Folatos
Los folatos de la dieta son preferentemente derivados
poliglutamato; en el tubo digestivo sufren hidrólisis para
convertirse en pteroilmonoglutamato que, en su forma
reducida, es absorbido en el duodeno y el yeyuno por un
sistema de transporte. Una pequeña parte puede ser
5-metilada en la propia pared intestinal, pero la mayor
parte lo hace en el hígado, desde donde sale al plasma;
de ahí que la forma principal de folato en plasma sea como
5-metil-H4-PteGlu. Este derivado (y otros monogluta-
matos) penetra por transporte activo en las células de los
tejidos, donde se transforma en poliglutamatos, que par-
ticipan en el intercambio metabólico monocarbonado. El
hígado excreta 5-metil-H4PteGlu por la bilis, pero vuelve
a ser reabsorbido en la circulación enterohepática. Una
pequeña parte de folatos se elimina por la orina. El re-
cambio de los depósitos de folatos en el organismo hu-
mano es lento, menos del 1 % al día.
58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 987
Se han descrito algunas proteínas que fijan folatos con
particular afinidad en el plasma (en ciertas situaciones),
en la leche e, intracelularmente, en las mitocondrias y en
el citoplasma.
2.2. Vitamina B12
La vitamina B12 de la dieta se halla en forma de hi-
droxicobalamina y adenosilcobalamina (o de cianocoba-
lamina si se administra como tal). El ácido gástrico y las
enzimas proteolíticas separan las cobalaminas presentes
en los tejidos y, una vez liberadas, se fijan al factor in-
trínseco del estómago, una glucoproteína segregada por
las células parietales. La formación de este complejo es
indispensable para la absorción de la cobalamina: por una
parte, queda protegido de la acción ulterior de enzimas
digestivas y, por la otra, reconoce específicamente al re-
ceptor situado en la mucosa del íleon, al cual se une con
gran afinidad y es transportado en forma activa. Este tipo
de absorción activa, que requiere la existencia de factor
intrínseco, tiene una importancia decisiva para la absor-
ción de dosis fisiológicas de cobalamina (1-5 mg). Existe
también un sistema de absorción por difusión que no re-
quiere factor intrínseco, pero es operativo sólo cuando se
proporcionan grandes cantidades de vitamina B12.
En el proceso de absorción, la vitamina se disocia del
complejo y pasa al plasma, donde se fija a otras proteínas
específicas denominadas transcobalaminas (a y b-globu-
linas), de las que se conocen tres variedades. La cobala-
mina recién absorbida se fija a la transcobalamina II que
la lleva al hígado y otros tejidos, entre ellos la médula
ósea, donde será utilizada para la hemopoyesis. El hígado
es el principal órgano de depósito, ya que contiene alre-
dedor del 90 % del total. La velocidad de recambio dia-
ria es del 0,05-0,2 % del depósito total, lo que representa
2-8 mg/día. Se eliminan 0,5-5 mg/día por la bilis, del que
puede recuperarse el 65-75 % al entrar en la circulación
enterohepática; también se elimina por la orina y las he-
ces. La eliminación urinaria aumenta cuando se adminis-
tra cobalamina exógena: tras la inyección de 0,1-1 mg de
cianocobalamina se elimina el 50-90 % en 48 horas; con
la hidroxicobalamina, la eliminación urinaria es más lenta
porque se fija más a proteínas.
3. Aplicaciones terapéuticas
La aplicación fundamental es en la anemia megalo-
blástica; puesto que sus características hematológicas son
similares, tanto si se debe a una deficiencia de vitamina
B12 como de ácido fólico, es preciso asegurarse primero
del factor responsable porque no son intercambiables.
Ciertamente, dosis altas de ácido fólico corrigen la ane-
mia causada por deficiencia de cobalamina, pero no la al-
teración neurológica, por lo que si sólo se da ácido fólico,
la lesión neurológica puede progresar hasta hacerse irre-
versible, de ahí la necesidad obligada de conocer la etio-
logía de toda anemia megaloblástica.
En los casos graves (trombocitopenia intensa con pe-
ligro de hemorragia, leucopenia intensa con riesgo de in-
fección, anemia grave u otras complicaciones), está justi-
ficado iniciar el tratamiento sin esperar a establecer el
diagnóstico exacto: 1 mg de vitamina B12 junto con 15 mg
de ácido fólico por vía IM o IV. Fuera de estos casos, es
preciso establecer el diagnóstico previamente y adminis-
trar sólo el elemento deficitario.
3.1. Indicaciones del ácido fólico
Las anemias megaloblásticas por deficiencia de ácido
fólico pueden deberse a múltiples causas: a) desnutrición
y dietas inadecuadas; b) embarazo y lactancia; c) enfer-
medad celíaca; d) anemia hemolítica que exige una in-
tensa producción de hematíes; e) mielofibrosis crónica; f)
dermatitis exfoliativa; g) malabsorción congénita de fo-
latos; h) esprue tropical; i) fármacos anticonvulsivantes
(fenitoína, fenobarbital y primidona) que incrementan el
catabolismo del ácido fólico o alteran su absorción; j) ane-
mia sideroblástica; k) escorbuto; l) fármacos antimalá-
ricos que contienen pirimetamina; m) tratamientos con
metotrexato, y n) tratamientos prolongados con cotri-
moxazol. En todos estos casos, excepto en la terapéutica
con metotrexato que requiere el ácido folínico, se admi-
nistra ácido fólico o la dosis de 5 mg/día.
Es conveniente administrar ácido fólico de forma pro-
filáctica en las siguientes situaciones: a) niños prema-
turos (50 mg/día); b) embarazo (100-200 mg/día); c) mie-
lofibrosis crónicas (5 mg en días alternos); d) estados
hemolíticos crónicos (5 mg/día), y e) diálisis por insufi-
ciencia renal (1-5 mg después de cada diálisis).
Son ya numerosos los datos que indican que el ácido
fólico a dosis bajas (unos 0,4 mg), administradas alrede-
dor del tiempo de la concepción, limita el riesgo de que
el embrión desarrolle trastornos en el cierre del tubo neu-
ral, que después se manifiestan en forma de anencefalia,
encefalocele o espina bífida. Se desconoce el mecanismo
de dicha influencia.
Cuando una mujer ha tenido ya un hijo con ese problema, el riesgo
de recurrencia en el segundo es unas 10 veces mayor, pero el 95 % de
los casos aparece sin que haya habido antecedentes previos. Por lo tanto,
una acción profiláctica exige una administración generalizada. Como el
tubo neural se cierra hacia los días 15-28 de la concepción (29-42 des-
pués de la última menstruación), cuando todavía se desconoce si ha ha-
bido embarazo, es evidente que para que la administración sea eficaz,
la mujer debe tomar el ácido fólico a diario estando en edad de conce-
bir (y especialmente si ha dejado de tomar anticonceptivos). Las auto-
ridades sanitarias recomiendan que las mujeres reciban preparados po-
livitamínicos diarios enriquecidos, como mínimo, con 0,4 mg de ácido
fólico al día.
Los preparados son: ácido fólico, que en el organismo
se convertirá en ácido tetrahidrofólico; la dosis habitual
por vía oral es de 0,25-1 mg/día. Se encuentra incluido en
numerosos preparados que constan de mezclas de vita-
minas y minerales. La administraciónde estos productos
con fines profilácticos sólo está justificada cuando hay ra-
988 Farmacología humana
zones para pensar que existe un consumo mayor que lo
que se aporta en la dieta. El ácido folínico (citrovorum o
leucovorina) es el 5-formil-tetrahidrofólico, forma re-
ducida metabólicamente activa, que no requiere, por lo
tanto, la existencia de dihidrofólico-reductasa, sino que
se convierte en el hígado en 5-metil-H4PteGlu. Se absorbe
con rapidez por vía oral y parenteral, empezando a ac-
tuar a los pocos minutos; su tmáx es de 1,5-2 horas, la du-
ración de su acción, de 3-6 horas y se elimina por orina
en el 80-90 %. Se utiliza principalmente para vencer la
acción tóxica producida por dosis altas de metotrexato (v.
cap. 61, II, 5).
Se ha propuesto que algunas alteraciones neuroló-
gicas y psiquiátricas del anciano pueden deberse a in-
suficiencia de folatos: fatiga, irritabilidad, olvidos, de-
presión, insomnio y estreñimiento; sin embargo, estos
síntomas son característicos del envejecimiento natural
y no es fácil responsabilizar a la carencia de folatos como
causante específico de estos síntomas.
3.2. Indicaciones de la vitamina B12
En las fases tempranas de la terapéutica de deficien-
cias en cobalamina es necesario rellenar los depósitos de
cobalamina; esto se consigue administrando 10 inyec-
ciones de 1 mg de cobalamina, una cada día o en días al-
ternos.
Las indicaciones más precisas son las siguientes: a) ane-
mia perniciosa por atrofia de mucosa gástrica, en la que
se requiere tratamiento permanente; b) síndrome pos-
gastrectomía total, que también requiere un tratamiento
permanente; c) resección ileal que impide la absorción;
d) anomalías anatómicas del intestino delgado; e) defi-
ciencias nutritivas; f) malabsorción congénita de cobala-
mina; g) deficiencias congénitas de factor intrínseco o de
transcobalamina II, y h) metilmalonilaciduria, defecto
metabólico por el que el metilmalonato no se puede trans-
formar en succinato.
Los preparados utilizados son la cianocobalamina, que
en el organismo pierde el grupo CN–, y la hidroxicobala-
mina. En la práctica, su eficacia es similar; es mejor ad-
ministrarlas por vía parenteral, IM o SC; la vía oral debe
quedar restringida a deficiencias nutritivas que cursan
con normalidad de la capacidad absortiva del intestino.
En casos de anemia perniciosa no complicada o de de-
ficiencia nutricional, la dosis es de 100 mg/día durante 5-
10 días, seguida de 100-200 mg al mes hasta la remisión
total. Si hay complicaciones graves que exigen una me-
dicación inmediata, 1 mg de vitamina B12 más 15 mg de
ácido fólico por vía parenteral, seguidos de 5 mg/día
de ácido fólico y 1 mg/día de cobalamina durante una se-
mana.
La vitamina B12 es absolutamente inútil, sola o combi-
nada con otros preparados de vitamina B, para el trata-
miento de neuralgia del trigémino, diversas neuropatías,
esclerosis múltiple, hepatitis víricas, alteraciones psi-
quiátricas, tirotoxicosis o ambliopía.
III. FACTORES DE CRECIMIENTO
HEMOPOYÉTICO
Los factores de crecimiento hemopoyético son hor-
monas glucoproteicas que regulan la proliferación y la di-
ferenciación de las células progenitoras hemopoyéticas,
así como la función de las células sanguíneas ya maduras.
Se han aislado, purificado y clonado varias de estas hor-
monas, obteniéndose actualmente en cantidades abun-
dantes merced a la tecnología de ADN recombinante las
siguientes: los factores estimulantes de colonia granulo-
cítica (G-CSF) y de colonia granulocítica-macrofagocí-
tica (GM-CSF), la interleucina 3 y la eritropoyetina. Aun-
que todos se están ensayando en la clínica, han obtenido
aprobación hasta ahora el rhG-CSF (filgrastim, obtenido
de Escherichia coli y lenograstim), el rhGM-CSF (mol-
gramostim o sargramostim, obtenido de levaduras) y la
rh-eritropoyetina o epoetina, obtenida de células ovári-
cas de hámster.
1. Factor estimulante de granulocitos (G-CSF)
El lenograstim es idéntico al G-CSF natural; el fil-
grastim tiene una actividad biológica idéntica pero, al ser
obtenido de bacterias, no está glucosilado y posee un
grupo metionilo N-terminal. Ambos son indistintos en la
práctica. Su actividad es idéntica a la del factor natural,
estimulando la proliferación, diferenciación y activación
funcional de las células progenitoras de la línea neutró-
filo-granulocítica, hasta convertirlas en neutrófilos fun-
cionalmente maduros. Estas células son estimuladas aún
más en los sitios de inflamación e infección. En combi-
nación con otros factores estimulantes, el filgrastim puede
actuar también sobre otras líneas celulares dentro del sis-
tema hemopoyético.
El G-CSF produce un incremento del número de neu-
trófilos que es proporcional a la dosis; acelera la recupe-
ración de la neutropenia en pacientes con neutropenia
idiopática, congénita o cíclica, en la anemia aplásica, en
el síndrome mielodisplásico, en el sida tratado con zi-
dovudina y otros antivíricos, y en la neutropenia provo-
cada por la terapéutica anticancerosa a la cual puede pre-
venir también. Ejerce el mismo efecto en la neutropenia
secundaria al trasplante de médula ósea. La respuesta es
rápida, iniciándose a las pocas horas o días de la admi-
nistración; cuanto mayor sea la neutropenia, más tiempo
tardará en aparecer la respuesta. La intensidad final del
efecto depende de la causa originaria de la neutropenia,
de la dosis y de la duración total del tratamiento. Cuanto
más grave sea la neutropenia, mayor y más sostenido de-
berá ser el nivel plasmático que deberá alcanzarse, y no
siempre el efecto será clínicamente apreciable. Además,
puede haber situaciones, como la neutropenia afebril cau-
sada por quimioterapia, en las que el producto acelere
algo la recuperación de neutrófilo, pero que no repercuta
en menor tiempo de hospitalización ni en el ahorro de
otras medidas necesarias. Así pues, deberá seleccionarse
58. Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético 989
bien a los pacientes, asegurándose de que realmente se
les proporciona auténtico beneficio.
No se absorbe bien por vía oral. La biodisponibili-
dad por vía SC es del 45 % y el tmáx es de 2-8 horas;
la semivida por vía IV es de 1,5 horas y por vía SC es
de 4,7 horas, pero baja a 2 horas al aumentar el núme-
ro de neutrófilos. Es completamente metabolizado en el
organismo.
En general es bien tolerado. Puede producir dolores
óseos (20-25 %) que ceden con analgésicos, al cesar la
medicación o, incluso, espontáneamente. Aumenta la fos-
fatasa alcalina, la deshidrogenasa láctica y el ácido úrico
durante el tratamiento, pero no se aprecian síntomas clí-
nicos. En ocasiones se ha observado esplenomegalia. En
algunos pacientes con mielodisplasia ha desarrollado una
leucemia mielógena.
No se conocen todavía las posibles interacciones entre
el filgrastim y la quimioterapia citotóxica; puesto que las
células mieloides en división rápida son potencialmente
más sensibles a los citotóxicos, se recomienda no admi-
nistrar el filgrastim en un período de 24 horas antes y des-
pués de la quimioterapia.
El filgrastim se utiliza por vía SC (en inyección o en in-
fusión) en dosis iniciales de 1,5-5 mg/kg, una vez al día du-
rante 14 días que se aumentan paulatinamente hasta un
máximo de 100 mg/kg. Se recomienda la vía IV, en infu-
sión o en bolo, cuando existe trombocitopenia. En pa-
cientes que reciben quimioterapia a dosis altas segui-
da de trasplante de médula ósea, la dosis inicial es de
10 mg/kg/día. La dosis de lenograstim en los trasplantes
de médula ósea es de 150 mg/m2/día en perfusión IV de
30 min; en caso de quimioterapia con citostáticos, se ad-
ministra la misma dosis por vía SC.
2. Factor estimulante
de granulocitos-macrófagos (GM-CSF)
Es una glucoproteína con una masa molecular de
14 kD. El factor obtenido por técnicas de ADN recom-
binante ejerce acciones idénticas a las del factor natural.
Es producido por células T activadas, macrófagos, fibro-
blastos y células endoteliales. Su espectro de acción ce-
lular es mayor que el del G-CSF, ya que abarca unam-
plio número de líneas progenitoras de granulocitos y
macrófagos, células eritroides, megacariocitos y eosinó-
filos. Su acción plena requiere la acción concurrente de
otros factores hemopoyéticos según la línea celular que
haya de desarrollarse. También actúa sobre células ya ma-
duras, manteniendo la viabilidad y la función de neutró-
filos, eosinófilos y macrófagos (p. ej., la función bacteri-
cida y tumoricida y la capacidad de producir sus propias
citocinas). El GM-CSF es también un potente inhibidor
de la migración de neutrófilos, inmovilizándolos en el
área inflamatoria.
Puede administrarse por vía SC e IV. Se absorbe con
facilidad por vía SC, con un tmáx de 4-6 horas. Se meta-
boliza y excreta con rapidez, siendo su semivida de eli-
minación de 1-2 horas (IV) o 2-3 horas (SC). En perso-
nas sanas, la respuesta celular aparece a los 2 o 3 días; en
pacientes con depresión de la médula ósea tarda más
tiempo en aparecer (1-2 semanas). Se administra a pa-
cientes sometidos a trasplante de médula ósea, enfermos
cancerosos sometidos a quimioterapia, enfermos con sida
que presentan neutropenia a causa del tratamiento con
fármacos antivíricos y pacientes con anemia aplásica.
Puede ser peligroso en síndromes mielodisplásicos por la
posibilidad de que provoquen la progresión hacia la leu-
cemia.
Sus reacciones adversas son la fiebre y el dolor de ori-
gen óseo, elevaciones pasajeras de creatinina y amino-
transferasa plasmáticas, extravasación capilar de líquido
con efusión pericárdica o pleural. Se ha observado exis-
tencia de anticuerpos sin consecuencias clínicas.
En la quimioterapia del cáncer se emplea por vía SC,
5-10 mg/kg/día, durante unos 14 días. En el trasplante de
médula ósea se da en infusión IV durante 4-6 horas, por
un máximo de 30 días, a la dosis de 10 mg/kg/día.
3. Eritropoyetina
3.1. Acciones fisiofarmacológicas
La eritropoyetina es una glucoproteína con una se-
cuencia de 165 aminoácidos, glucosilada en varios sitios
hasta alcanzar un peso molecular final de 30,4 kD. La
epoetina se prepara mediante tecnología de ADN re-
combinante, a partir de cultivo de células ováricas de
hámster en las que se ha insertado el gen humano.
La eritropoyetina estimula la diferenciación terminal
de los progenitores de la línea eritroide (BFU-E y CFU-E:
burst-forming-unit-erythroid y colony-forming-unit-ery-
throid), hasta formar los eritrocitos maduros; de este
modo consigue elevar la masa total de hematíes. La eri-
tropoyetina es sintetizada en el riñón, en las células ad-
yacentes a los túbulos proximales, en respuesta a señales
que actúan sobre detectores sensibles al oxígeno, proba-
blemente proteínas de tipo hem; sin embargo, su lugar de
acción es la médula ósea, donde activa receptores espe-
cíficos situados en las células progenitoras de tipo eri-
troide, ejerciendo no sólo una acción estimulante sobre
la producción sino también favoreciendo su viabilidad.
En consecuencia, provoca un aumento en el número de
reticulocitos, en el hematócrito y en los niveles de hemo-
globina. La naturaleza del receptor de la eritropoyetina
no se conoce bien todavía, pero parece que posee un solo
segmento transmembrana y está asociado a diversos pro-
cesos intracelulares de fosforilación. Ante una situación
de anemia, la reducción del flujo de oxígeno al riñón hace
aumentar la producción endógena de eritropoyetina de
manera exponencial y restaurar la situación.
Pero en los pacientes con insuficiencia renal crónica
existe una incapacidad parcial o completa de producir eri-
tropoyetina y sobreviene la anemia. En estos casos, la ad-
ministración exógena de la hormona produce un rápido
990 Farmacología humana
incremento del hematócrito, proporcional a la dosis, de
los reticulocitos y de la utilización del hierro por parte
de los hematíes. El recuento de reticulocitos alcanza su
máximo a los 3-4 días de la administración de una dosis
IV, para volver a los niveles basales a los 7 días. Es im-
portante asegurar que el paciente posee adecuados depó-
sitos de hierro; de lo contrario, la eritropoyetina sería
ineficaz. Al mismo tiempo mejoran los parámetros car-
diovasculares, con reducción del volumen minuto y fre-
cuencia cardíaca, reducción de la hipertrofia ventricular
izquierda y de la isquemia cardíaca secundaria al ejerci-
cio, y aumenta la tolerancia al ejercicio. Sin embargo, pro-
duce con frecuencia elevación de la presión arterial dias-
tólica secundaria al aumento del hematócrito y de la
resistencia vascular periférica.
3.2. Reacciones adversas
La más frecuente e importante es la hipertensión
arterial (30 %), que ha llegado a ocasionar complica-
ciones graves, como encefalopatía hipertensiva con con-
vulsiones. Es un fenómeno asociado a la propia enfer-
medad renal, ya que sólo aparece en los pacientes con
insuficiencia renal y puede deberse al aumento de la vis-
cosidad de la sangre o a la reducción de la vasodilata-
ción hipóxica, factores suficientes para desenmascarar
o agravar la hipertensión de origen renal. Existe una co-
rrelación positiva entre la incidencia de hipertensión y
la velocidad con que aumenta el hematócrito; por ello
se recomienda administrar la dosis mínima eficaz y evi-
tar aumentos bruscos de hematócrito. La hipertensión
cede con el control de líquido y sal, y fármacos antihi-
pertensores.
Puede producir malestar y escalofríos a las pocas ho-
ras de la inyección IV, que ceden con antipiréticos. Puede
aumentar el potasio y la creatinina en pacientes hemo-
dializados, quizá por disminuir el aclaramiento renal
como consecuencia de los cambios provocados sobre el
flujo renal por el aumento de la viscosidad.
3.3. Formas de eritropoyetina
Se han obtenido dos glucoformas de eritropoyetina hu-
mana recombinante, la epoetina a y la epoetina b. La vía
de administración habitual es la subcutánea. Por esta vía,
la forma a tiene una biodisponibilidad del 30 % aproxi-
madamente, con un tmáx de 4-8 horas, y se distribuye prin-
cipalmente al hígado y riñón; actúa en la médula ósea. La
epoetina b administrada por vía SC tiene una biodispo-
nibilidad del 20-45 %, un tmáx de 12-18 horas y una semi-
vida de eliminación de 11-21 horas por vía SC y 6-9 ho-
ras por vía IV.
Existe una correlación positiva entre la incidencia de
hipertensión y la velocidad con que aumenta el hemató-
crito; por ello se recomienda administrar la dosis mínima
eficaz y evitar aumentos bruscos de hematócrito. La hi-
pertensión cede con el control de líquido y sal, y fárma-
cos antihipertensores.
En la anemia de la insuficiencia renal (adulto), si el paciente está he-
modializado, la epoetina a se administra a la dosis de 50 UI/kg, 3 veces
por semana por vía SC (preferentemente) o por vía IV. El incremento
o reducción de la dosis será de 25 UI/kg, 3 veces por semana, en etapas
de 4 semanas, por lo menos. La dosis de mantenimiento es de 30-
100 UI/kg, 3 veces por semana, por vía IV o el 30 % menos por vía SC.
En el paciente no hemodializado, la dosis de corrección es de 50 UI/kg,
3 veces por semana por vía SC, con ajustes de la dosis si fuera necesa-
rio, y la dosis de mantenimiento es de 17-33 UI/kg, 3 veces por semana.
En pacientes con sida que reciben fármacos antivíricos, la dosis de
epoetina a es de 100 UI/kg IV o SC, 3 veces por semana. Si no es satis-
factoria la respuesta a las 8 semanas, se aumenta la dosis en incremen-
tos de 50-100 UI/kg, 3 veces por semana. En anemias por quimiotera-
pia anticancerosa, la dosis inicial es de 150 UI/kg, 3 veces por semana
por vía SC, y puede aumentarse a las 300 UI/kg, 3 veces por semana si
no se aprecia respuesta a las 4 semanas.
Se ha empezado a utilizar en intervenciones quirúrgicas para redu-
cir la transfusión autóloga de sangre. Los pacientes que al parecer se be-
nefician más son los que tienen un hematócrito inicial del 33-39 % y se
espera que pierdan de 1 a 3 l de sangre. La dosis inicial es de 100 UI/kg,
4 veces por semana, pudiendo aumentar a 600 UI hasta que se aprecie
una buena respuesta reticulocítica.
La epoetina b se administra a la dosis inicial de20 UI/kg, 3 veces por
semana, por vía SC o 40 UI/kg, 3 veces por semana por vía IV. Los in-
crementos mensuales son de 20 UI/kg por ambas vías, hasta un máximo
de 240 UI/kg, 3 veces por semana. Alcanzada la respuesta óptima (he-
matócrito del 30-35 %, con un aumento del 0,5 % por semana), la do-
sis de corrección se reduce a la mitad y se regula para mantener la res-
puesta.
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	Índ. Capítulos
	Índ. Alfabético
	Fármacos antianémicos y factores de crecimiento hemopoyético
	I. HIERRO Y SALES DE HIERRO 
	1. Hierro en el organismo: necesidades y metabolismo
	2. Depleción de hierro
	3. Preparados orales de hierro
	3.1. Características principales
	3.2. Respuesta al tratamiento
	3.3. Principales preparados
	3.4. Reacciones adversas y precauciones
	4. Formas parenterales
	4.1. Hierro- dextrano
	4.2. Hierro- sorbitol
	II. ANEMIAS MEGALOBLÁSTICAS: ÁCIDO FÓLICO Y VITAMINA B12
	1. Funciones del ácido fólico y de la vitamina B12
	1.1. Funciones del ácido fólico
	1.2. Funciones de la vitamina B12
	2. Características farmacocinéticas 
	2.1. Folatos
	2.2. Vitamina B12
	3. Aplicaciones terapéuticas
	3.1. Indicaciones del ácido fólico
	3.2. Indicaciones de la vitamina B12
	III. FACTORES DE CRECIMIENTO HEMOPOYÉTICO
	1. Factor estimulante de granulocitos (G- CSF)
	2. Factor estimulante de granulocitos- macrófagos (GM-CSF)
	3. Eritropoyetina 
	3.1. Acciones fisiofarmacológicas
	3.2. Reacciones adversas
	3.3. Formas de eritropoyetina

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