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120 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Asma: concepto, epidemiología, factores etiológicos, patogenia y anatomía patológica CONCEPTO El asma es una enfermedad que se caracteriza por la aparición, en cortos períodos de tiempo, de grandes variaciones en la resis- tencia de las vías aéreas al flujo del aire. Conceptualmente el rasgo definitorio del asma es la reversibilidad de la obstrucción bronquial. El incremento de la resistencia al flujo aéreo puede ser espontáneo o deberse a la exposición a diferentes estímulos. Su resolución también puede ser espontánea o consecuencia de la acción de diversos fármacos. La definición del asma que más se acepta deriva de un acuerdo internacional de expertos y engloba datos clínicos, histopatológicos y funcionales. Es la siguiente: «El asma es un proceso crónico inflamatorio de las vías aéreas en el que tienen un papel muchas células y productos celulares. La inflamación crónica da lugar a una hiperrespuesta bronquial, que conduce a episodios recurrentes de sibilancias, disnea, opresión torácica y tos, especialmente por la noche y en las primeras horas de la mañana. Estos episodios se asocian habitualmente con una obstrucción del flujo aéreo, que suele ser reversible de forma espontánea o con el tratamiento». En resumen y de manera sucinta, los rasgos definitorios del asma son, por tanto, la obstrucción bronquial reversible, la cronicidad, la disnea, las sibilancias torácicas, la inflamación y la hiperrespuesta bronquial. Aunque la enfermedad es de carácter crónico, los episodios de agudización pueden tener una instauración súbita y el paciente pasar, en muy poco tiempo, de un estado asintomático a sufrir un compromiso respiratorio grave. La hiperrespuesta bronquial se define como «una respuesta exagerada del árbol bronquial, que se manifiesta con una obs- trucción de las vías aéreas, ante diferentes estímulos, que pue- den ser físicos, químicos, infecciosos, inmunológicos o farma- cológicos». Aunque toda asma tiene hiperrespuesta bronquial, no todos los individuos con esa hiperrespuesta son asmáticos. En efecto, la hiperrespuesta puede aparecer, asimismo, con una frecuencia variable y de manera temporal, tras las infecciones víricas del aparato respiratorio e, incluso, en los enfermos que padecen una rinitis crónica sin asma. EPIDEMIOLOGÍA El asma es uno de los grandes problemas mundiales de salud pública. Afecta a personas de cualquier edad y su distribución es universal. Se estima que existen unos 300 millones de suje- tos asmáticos en el mundo. La prevalencia de la enfermedad es muy variable, fijándose, como media, en el 4,5% de la población europea. Estudios realizados en España, basados en un diagnóstico cierto de asma, a través de un cuestionario clínico y pruebas de hiperrespuesta bronquial, han demos- trado que la prevalencia de la enfermedad oscila entre el 1 y el 2% en el norte peninsular y es del 6% en las islas Canarias. Existen datos para pensar que el clima insular se relaciona con una mayor prevalencia del asma. En efecto, las mayores tasas de prevalencia son las publicadas en el Reino Unido, Nueva Zelanda, Tristán de Acuña y la costa australiana. Aunque en los últimos años se ha insistido en la posibilidad de que se haya producido un leve descenso de la prevalencia del asma en Estados Unidos y en Europa Occidental, el incremento de la prevalencia en otros continentes indica que la incidencia global de la enfermedad sigue en aumento. La edad y el sexo determinan notables diferencias en la prevalencia del asma. La enfermedad predomina en los niños durante toda la infancia y alcanza su punto más alto en la pubertad. Después de los 20 años la prevalencia se iguala en ambos sexos, hasta los 40 años, edad en la que se hace más prevalente en las mujeres. Las razones de esta distribución permanecen desconocidas. El asma es una de las causas más frecuentes de absentismo escolar y laboral y genera un gran gasto económico a cualquier sistema sanitario. Su mortalidad es baja y se ha estimado en 250.000 muertes anuales en todo el mundo, sin que hasta la fecha se haya encontrado relación alguna entre su prevalencia y su tasa de mortalidad. 16 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 16 Asma: concepto, epidemiología, factores etiológicos, patogenia y anatomía patológica 121 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. FACTORES ETIOLÓGICOS La etiología del asma presenta grandes áreas de incertidumbre, si bien existen evidencias científicas suficientes como para aceptar que la enfermedad surge de la conjunción de dos situa- ciones: una predisposición innata de carácter genético (por tanto, factores dependientes del individuo) y unos factores externos de carácter medioambiental. Factores dependientes del individuo PREDISPOSICIÓN GENÉTICA Existe una cierta agrupación familiar en la prevalencia del asma. Sin embargo, su patrón hereditario es complejo, por lo que se acepta que se trata de una enfermedad poligénica. La inves- tigación genética del asma se ha centrado en la identificación de anomalías cromosómicas que se relacionen con el incre- mento de la inmunoglobulina (Ig) E, el patrón de secreción de determinadas citocinas, el fenómeno de la hiperrespuesta bron- quial y el equilibrio existente entre las poblaciones linfocíticas TH 1 y TH2. Por otra parte, la investigación genética se ha dirigido a valorar la respuesta de los enfermos a los diferentes tratamien- tos. Así, los cambios en los genes que codifican a los receptores β-adrenérgicos pueden alterar la estructura de estos recepto- res, variando así la respuesta a los agonistas β-adrenérgicos. Otras alteraciones genéticas pueden modificar también la respuesta a los glucocorticoesteroides y a los fármacos antileucotrienos. OBESIDAD Existen estudios que constatan una mejoría clínica en los enfer- mos asmáticos obesos que pierden peso de forma significativa. Además, diversos trabajos epidemiológicos han evidenciado que los sujetos asmáticos tienen índices de obesidad muy superiores a los de la población general no asmática, siendo la obesidad un padecimiento previo al del trastorno respiratorio. Por otra parte, varios estudios realizados en niños han puesto de manifiesto que existe una asociación entre el exceso de peso y la incidencia del asma. Pero no solo es mayor esta incidencia en los individuos obesos, sino que además es peor su respuesta terapéutica. Las razones de esta asociación no están claras y se ha especulado con la posibilidad de que exista un incremento de las citocinas proinflamatorias circulantes en las personas obesas. SEXO A lo largo de la vida, la prevalencia del asma varía y difiere en ambos sexos. Es más habitual en los varones durante la infancia, se iguala en la adolescencia y se torna más frecuente en las mujeres en la vida adulta. No se conocen las razones que pueden explicar estas diferencias. Factores medioambientales EXPOSICIÓN AL HUMO DEL TABACO Especial consideración se ha prestado, desde hace años, a la exposición fetal al humo del tabaco. En este sentido se ha demostrado que los recién nacidos hijos de madres fumadoras tienen una peor función pulmonar y una mayor prevalencia de enfermedades respiratorias y de sibilancias que las de los hijos de madres no fumadoras. Dos estudios distintos, uno de ellos basado en más de 11.000 escolares, han puesto de manifiesto que existe una alta correlación entre el asma infantil y el tabaquismo materno mantenido durante el embarazo. Se ha señalado también que los niños hijos de madres fumadoras tienen, durante su primer año de vida, entre 2,1 y 2,5 veces más posibilidades de desarrollar un asma que los niños hijosde madres no fumadoras. FACTORES DE RIESGO POSNATALES Algunos autores han sugerido que el riesgo de los nacidos prema- turos para padecer un asma durante la infancia es mayor que el de los nacidos a término. También ha podido comprobarse que los niños que mantienen la lactancia materna hasta los 3 meses posparto tienen una concentración sérica de IgE a los 6 y a los 11 años mayor que la de los que siguieron una lactancia artificial. ATOPIA Varios trabajos epidemiológicos han puesto de manifiesto que el asma tiene relación con una elevación en los niveles de la IgE sérica. Pero, mientras que esta asociación es muy significativa en la infancia y en los adultos jóvenes, no ocurre igual en el asma del adulto mayor, en el que la atopia y el asma tienen una relación más débil. Se estima que solo el 25-30% de los niños que padecen una sensibilización alergénica desarrolla un asma. Aunque la sensibilización a los alergenos domésticos derivados del hongo ambiental Alternaria spp., de las cucarachas y de las mascotas animales se ha relacionado con el asma, es la sensibilización a los ácaros del polvo doméstico la que cuenta con una mayor evidencia científica (fig. 16.1). La existencia de esta asociación se ha objetivado en diferentes poblaciones, tanto en sujetos adultos como en niños, y bajo distintas condiciones climáticas. Un estudio basado en cerca de 6.000 parejas de FIGURA 16.1 Ácaro del polvo doméstico (Dermatophagoides pteronyssinus). Obsérvense sus patas terminadas en ventosas, con punzones y ganchos que proporcionan una gran adherencia a las fibras textiles. Entre las patas traseras derechas y el cuerpo aparecen dos deyecciones, que son la mayor fuente de alergenos. Las otras dos patas traseras pisan una escama dérmica humana, su principal alimento. Microfotografía electrónica (ME, 200×) realizada por P. Cabrera Navarro. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 122 gemelos en el que se valoraron diversos factores de riesgo, en una población que tenía la misma base genética, el único factor que tuvo una relación estadísticamente significativa con el asma fue la sensibilización a los ácaros del polvo doméstico. La capacidad de los alergenos para inducir, en pruebas controladas de provocación inhalatoria, tanto una reacción asmática aguda como una tardía se ha esgrimido como una razón de peso que demuestra la causalidad de la atopia en el asma. No obstante, a pesar de las evidencias referidas, varios trabajos epidemiológicos han puesto en duda la existencia de una relación causal entre la atopia y el asma, considerando que la exposición alergénica solo es un factor precipitante de la hipe- rrespuesta bronquial. Se ha especulado con la posibilidad de que una anomalía genética fuese responsable, simultáneamente, del aumento en la producción de IgE y también, por otra parte, del asma, presentándose ambas situaciones como fenómenos coincidentes, pero no causalmente dependientes. Estos trabajos sustentan la idea, por tanto, de que el asma y la alergia no son equivalentes ni se relacionan de una manera lineal. POLUCIÓN MEDIOAMBIENTAL Aunque existen muchas evidencias acerca del agravamiento del asma por la polución medioambiental, los datos que respaldan la posibilidad de que esa contaminación incremente la preva- lencia de la enfermedad son escasos. Los estudios realizados en poblaciones genéticamente similares y de zonas geográficas próximas, en individuos sometidos a diferentes grados de polución medioambiental, han permitido constatar que en las ciudades industrializadas, con mayor contaminación en dióxido de azufre (SO 2), la prevalencia del asma es menor, mientras que la de las bronquitis comunes en la población infantil es mayor. A escala mundial también se ha observado este fenómeno. Los países del este de Europa o las regiones de China con gran contaminación y altos niveles ambienta- les de SO 2 tienen tasas de asma muy inferiores a las de los países con tasas mínimas de contaminación, como es el caso en Australia o en Nueva Zelanda. En el medio ambiente domés- tico, la combustión de la madera en las chimeneas y el cocinar con gas pueden originar una significativa polución por dióxi- do de nitrógeno (NO 2), lo que incrementa la hiperrespuesta bronquial y potencia la reacción a la inhalación de alergenos. INFECCIONES El aumento en la prevalencia del asma en los países desarro- llados se ha atribuido al retraso, observado en los últimos años, en la aparición de las infecciones infantiles comunes, como consecuencia de la adopción de normas higiénicas exhaustivas en los países desarrollados. Este fenómeno se conoce como la hipótesis higienista. Se ha especulado sobre la posibilidad de que las infecciones precoces pudieran estimular el patrón inmunitario TH 1 frente al TH2, protegiendo así frente a la atopia y al asma. En este sentido, diversos estudios recientes han pues- to de manifiesto que cuanto mayor es el número de hermanos en una familia y más precoz es el ingreso en guarderías o que cuanto más séptico es el medio ambiente doméstico (hijos de granjeros) y mayor es la posibilidad del contagio por infeccio- nes comunes menor es la probabilidad de padecer un asma. Una investigación efectuada en escolares que habían reci- bido la vacuna BCG (Bacillus de Calmette y Guérin) en los primeros días de vida evidenció que la frecuencia del asma a los 6 y a los 12 años en los niños que habían tenido una fuerte reacción a la tuberculina era significativamente menor. En otros trabajos se ha señalado que la prevalencia de manifestaciones clínicas asmáticas era menor entre los niños que figuraban en registros nacionales de tuberculosis que entre los de la pobla- ción control. Observaciones similares a las descritas a propósito de la tuberculosis se han referido para otras enfermedades infecciosas, como la hepatitis A y el sarampión. También exis- ten datos que han puesto de manifiesto que los niños de grupos sociales en los que la colonización bacteriana intestinal es alta tienen menos fenómenos alérgicos que los de poblaciones cer- canas, pero con pautas alimentarias excesivamente higiénicas y menor colonización intestinal. Otras investigaciones han encontrado que los niños que tuvieron infecciones respiratorias sin sibilancias, especialmente neumonías y traqueobronquitis, en los primeros 3 años de su vida mostraban, a los 6 años de edad, una menor tasa de pruebas cutáneas positivas con alergenos comunes y una IgE sérica total más baja. Por el contrario, algunos otros procesos infecciosos se han vinculado con un mayor riesgo de padecer un asma. Varios trabajos, tanto retrospectivos como prospectivos, han ligado la bronquiolitis por el virus respiratorio sincitial (Pneumovirus o VRS) con la bronquitis sibilante de la primera infancia. Una publicación reciente ha evidenciado que tanto el asma como la sensibilización alérgica son significativamente más prevalentes, a los 7 años, en los niños que padecieron en su primera infancia una bronquiolitis por el VRS. Además, esta situación fue el factor de riesgo más importante en el análisis efectuado en un grupo de 140 niños. Sin embargo, la relación de la infección por el VRS con el asma y la atopia en la segunda infancia es mucho más controvertida. La existencia de una asociación entre la bronquiolitis por el VRS y el asma solo ha podido constatarse en las situaciones clínicas de mayor gravedad y que, por ello, han precisado de una hospitalización. Las infecciones leves o sub- clínicas no suponen riesgo alguno para el asma y esta es, proba- blemente, la circunstancia que explica la falta de asociación que se objetiva en los estudios poblacionales de grandes series, en los que la infección se identificamediante pruebas serológicas. Otro de los microorganismos que, con cierta frecuencia, se ha implicado en el origen del asma es Chlamydophila pneu moniae. Diversas publicaciones han relacionado la aparición de una enfermedad asmática con una infección reciente por C. pneumoniae. No obstante, a pesar de que esta dependencia no se ha ratificado, de manera fehaciente, en trabajos posterio- res, sí se ha descrito la existencia de alguna asociación entre el asma grave y la infección mencionada. EXPOSICIÓN A SENSIBILIZANTES OCUPACIONALES Se conocen más de 300 sustancias capaces de inducir un asma relacionada con el ambiente laboral. Estas sustancias pueden ser productos altamente reactivos de bajo peso molecular, como los isocianatos y las sales de platino, o productos biológi- cos capaces de inducir una respuesta basada en la IgE. Se estima que 1 de cada 10 casos de asma en el adulto puede depender del ambiente laboral. Sin embargo, no se han identificado los factores que hacen que, ante un mismo grado de exposición, solo algunos trabajadores, y no otros, desarrollen un asma. La conocida actualmente como asma inducida por irritantes Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 16 Asma: concepto, epidemiología, factores etiológicos, patogenia y anatomía patológica 123 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. (anteriormente denominado síndrome de disfunción reactiva de la vía aérea) es una forma de asma ocupacional que aparece tras sufrir una exposición masiva a gases tóxicos. PATOGENIA Las manifestaciones clínicas del asma son el resultado de tres fenómenos, no obligatoriamente simultáneos y coincidentes, pero que son causa, cada uno de ellos, de una disminución de la luz bronquial: a) la contracción muscular (broncoespasmo o broncoconstricción); b) el edema y la infiltración celular de la mucosa y la submucosa (inflamación), y c) el incremento de la secreción en la vía aérea. Estas tres alteraciones no responden a un origen único, sino que son el resultado de diferentes vías patogénicas, que tienen complejas relaciones entre sí, en las que están implicados el sistema nervioso autónomo, distintas estirpes celulares, diversas citocinas y ciertos mediadores inflamatorios. Sistema colinérgico Las evidencias que respaldan el protagonismo de esta vía en la patogenia del asma son las siguientes: a) la presencia de inerva- ción y de receptores colinérgicos en la musculatura (miocitos) bronquial; b) el hecho de que la estimulación vagal produzca un broncoespasmo; c) la capacidad de la atropina para bloquear la acción broncoconstrictora de la estimulación vagal, y d) la poten- ciación del efecto vagal por las sustancias anti-acetilcolinesterásicas (neostigmina, piridostigmina y sustancias organofosforadas). Además, el mecanismo colinérgico también justifica otro de los fenómenos presentes en el asma: el edema de la mucosa por vasodilatación y la hipersecreción mucosa. La prueba de la meta- colina, utilizada para inducir un broncoespasmo en los individuos asmáticos, actúa por esta vía. No obstante, el estímulo colinérgico perdura poco y es fugaz en el árbol bronquial. Sistema adrenérgico Aunque no se ha objetivado la existencia de una inervación adrenérgica en los bronquios, sí se han evidenciado abundantes receptores adrenérgicos en las fibras musculares de la pared de la vía aérea. Estos receptores responden a las catecolaminas circulantes, pero sin que se haya descrito un posible arco reflejo completo, como ocurre en el caso del sistema colinérgico. Resul- ta indudable que en los sujetos asmáticos puede conseguirse una broncodilatación tras la administración de un agonis- ta adrenérgico y una broncoconstricción con la de un antago- nista adrenérgico, como son los agentes β-bloqueantes. Además de esta acción directa sobre los receptores celulares de la vía aérea, parece que la acción adrenérgica inhibe la desgranulación de los mastocitos y modula el sistema colinérgico, por una vía axónica simpática, actuando en los ganglios parasimpáticos. Células, citocinas y mediadores El proceso inflamatorio propio del asma se asocia con una gran infiltración celular de la pared bronquial. No obstante, la secuencia de activación de las distintas estirpes celulares tiene aún muchos aspectos poco conocidos. El modelo mejor definido es el del asma que acompaña a la atopia. Los alergenos inhalados por individuos genéticamente predispuestos a sensibilizarse a esos alergenos son fagocitados en la luz bronquial por las células dendríticas, también conocidas como células presentadoras de antígenos. Estas células pertenecen al sistema mononuclear- fagocítico y son el primer escalón en la estructura de la defensa inmune. Las células dendríticas procesan el alergeno y, a conti- nuación, muestran los determinantes antigénicos ligados a su membrana por las moléculas del complejo mayor de histocom- patibilidad de tipo II (CMH-II). Durante este período, conocido como período de sensibilización, las células dendríticas atraviesan la pared bronquial, migrando a las agrupaciones linfáticas regio- nales, en las que presentan los antígenos al sistema inmunitario, en concreto a los linfocitos cooperadores vírgenes (TH 0). Mientras que los linfocitos TH0 se diferencian a linfocitos TH1 ante estímulos infecciosos, lo hacen a linfocitos TH2 cuando el estímulo es parasitario o alérgico. Los linfocitos TH1 y TH2 solo se distinguen por su patrón de secreción de citocinas. Los pri- meros producen el interferón γ (IFN-γ) y la interleucina (IL) 2, y son los promotores de la defensa frente a las infecciones, al inducir la síntesis de IgG en las células plasmáticas y potenciar la capacidad fagocítica de los macrófagos. Los linfocitos TH 2, por el contrario, promueven la síntesis de IgE a través de la IL-4 (que estimula la producción de IgE por parte de los linfocitos B) y favorecen la formación, el reclutamiento y la activación de los eosinófilos a través de la IL-5. La IgE, conocida también como reagina, es el anticuerpo específico en la respuesta alérgica frente al antígeno presentado por las células dendríticas. Estas últimas, con antígenos medioambientales expresados en su superficie, desequilibran la diferenciación de los linfocitos TH 0 hacia linfocitos TH2, que a su vez migran a la pared bronquial. Una vez que estos linfocitos, ya con capacidad para reconocer a un antígeno determinado, infiltran la pared bronquial, puede considerarse que ha finalizado el período de sensibilización, lo que suele ocurrir en los primeros años de la vida (fig. 16.2). El fenómeno de la sensibilización alergénica se reconoce mediante FIGURA 16.2 Proceso de sensibilización alergénica en el bronquio. Véase la explicación en el texto. BALT, tejido linfoide bronquial (del inglés bronchial associated lymphoid tissue); CE, células epiteliales; MB, membrana basal; TH, linfocito T colaborador (T helper). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 124 la positividad de las pruebas cutáneas a un alergeno determina- do o por la elevación de la IgE sérica, también específica para cada alergeno. El fenómeno de la sensibilización no implica la existencia de una enfermedad. En realidad, aproximadamente dos tercios de los sujetos sensibilizados a alergeno relacionados con el asma nunca presentan la enfermedad. A partir de la sensibilización, los individuos que desarrollan un asma expresan los síntomas propios de la enfermedad cada vez que seexponen a una cantidad de alergeno suficiente. La IgE específica, anclada en la superficie de los mastocitos intra- luminales, a través de los receptores de alta afinidad (FcεR), liga los alergenos que llegan por vía inhalatoria, condicionan- do la desgranulación celular de las citocinas y los mediadores de la inflamación. Algunos de estos mediadores se encuentran preformados y están contenidos en vacuolas celulares. Tal suce- de con la histamina, las proteasas (especialmente la triptasa) y los factores quimiotácticos (sobre todo de los eosinófilos, la eotaxina). Además, se pone en marcha la liberación de otros mediadores procedentes de la degradación de los fosfolípidos de la membrana celular, mediadores entre los que destacan los leucotrienos, potentes broncoconstrictores y vasodilata- dores capilares. Su liberación promueve el edema de la pared bronquial y la fuga de los eosinófilos, desde el territorio capilar. Los eosinófilos se adhieren a la pared endotelial atraídos por las moléculas de adhesión, especialmente por la VCAM-1 (del inglés vascular cell adhesion molecule 1), también inducida por la IL-4. Una vez que los eosinófilos han infiltrado la pared de la vía aérea, se produce un incremento en la secreción de citocinas, amplificándose así la reacción iniciada por la unión de la IgE específica con su alergeno. Pero no solo esto. Además, los eosinófilos vierten al espacio extracelular diversas proteínas citotóxicas, como la proteína catiónica de los eosinófilos y la proteína básica mayor. Estas dos proteínas son responsables del desprendimiento de la capa epitelial de la mucosa bron- quial, lo que permite un posterior aumento de las agresiones inhalatorias, que así tienen un acceso más fácil a las capas más profundas de la pared bronquial (fig. 16.3). Conviene señalar, no obstante, que en algunas crisis asmáticas graves se ha des- crito la existencia de un patrón celular inflamatorio bronquial de predominio neutrofílico, sin expresión eosinofílica alguna. Además de estas células, procedentes de la médula ósea, existen otras células locales que juegan, asimismo, un papel importante en la enfermedad asmática, especialmente las epite- liales y las mesenquimales, como los fibroblastos. En los últimos años se ha puesto de manifiesto que el epitelio tiene un papel muy activo en la patogenia del asma. Tanto es así que algunos autores preconizan la idea de que el asma es una enfermedad primariamente epitelial. El epitelio tendría dificultad para regenerarse después de cada agresión, condicionándose así un microambiente de citocinas y mediadores de la inflamación, que se retroalimentaría y llevaría a la aparición del daño estructural propio del asma, a través de la acción de los fibroblastos. Esta teoría considera que la inflamación alérgica mediada por los linfocitos TH 2 es un fenómeno que potencia la reacción inflama- toria en la pared bronquial, pero que ocurre en paralelo, en vez de ser un fenómeno previo y secuencial. Ello explicaría por qué la atopia, aunque frecuente, no siempre está presente en el asma. ANATOMÍA PATOLÓGICA Las alteraciones anatomopatológicas propias del asma se cono- cen a partir de los datos que han proporcionado las necrop- sias de enfermos fallecidos por una crisis grave de asma. Los hallazgos más representativos son los siguientes: hipertrofia del músculo bronquial, hipertrofia glandular, depósito de colágeno bajo la membrana basal, infiltración celular importante en la mucosa bronquial por eosinófilos, áreas de descamación epitelial y taponamiento de los pequeños bronquios por moco bronquial y detritus celulares (figs. 16.4 a 16.6). Estos tras- tornos afectan a los enfermos con independencia del tipo de asma que padecen. Los individuos con un asma grave de larga evolución pueden presentar un gran depósito de colágeno subepitelial, anomalía que se conoce como remodelado bron- quial y que determina que la reversibilidad de la obstrucción bronquial sea mínima, haciendo que la enfermedad sea de muy FIGURA 16.3 Pérdida del epitelio bronquial en el asma. En la parte superior de la imagen se observa que ha desaparecido el epitelio ciliado y que solo ha quedado una línea de células basales con amplios huecos entre ellas (tinción de hematoxilina-eosina, 400×). FIGURA 16.4 Rasgos histopatológicos del asma. Arriba a la izquierda se observa el epitelio desprendiéndose de una membrana basal muy engrosada. En el centro de la imagen se aprecia una marcada hipertrofia e hiperplasia de las fibras musculares bronquiales (tinción de hematoxilina-eosina, 200×). (V. lámina en color al final del libro.) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 16 Asma: concepto, epidemiología, factores etiológicos, patogenia y anatomía patológica 125 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. difícil control. A pesar de que los cambios histopatológicos son demostrativos, su significación desde el punto de vista de la práctica clínica es nula, ya que se precisan técnicas agresivas para la obtención de las muestras y, además, los datos que se observan son innecesarios para alcanzar el diagnóstico. El estudio citopatológico del esputo tiene un gran valor diagnóstico. Los hallazgos más habituales son los siguientes: abundancia de eosinófilos; cristales de Charcot-Leyden, que parecen corresponder a la proteína básica mayor de esos eosi- nófilos; espirales de Curschmann, que son pequeños moldes de secreción bronquial, y cuerpos de Creola, que representan conglomerados de células epiteliales descamadas. Bibliografía Busse WW, Lemanske RF. Asthma. N Engl J Med 2001;344:350-62. Ege MJ, Mayer M, Normand AC, Genuneit J, Cookson WO, Braun- Fahrländer C, et al. Exposure to environmental microorganisms and childhood asthma. N Engl J Med 2011;364:701-9. European Community Respiratory Health Survey. Variations in the prevalence of respiratory symptoms, self-reported asthma attacks, and use of asthma medication in the European Community. Eur Respir J 1996;9:687-95. Cabrera P, Caminero JA. Factores de riesgo en asma. Arch Bronconeu- mol 2001;37:248-56. Cabrera P, Romero T. Remodelado bronquial en el asma. Med Clin (Barc) 2003;119(Supl 4):15-20. 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Obsérvense las lesiones de la pared bronquial con engrosamiento de la membrana basal, infiltración celular e hipertrofia muscular (tinción de hematoxilina-eosina, 100×). (V. lámina en color al final del libro.) FIGURA 16.6 Infiltración eosinófila e hiperplasia vascular en la pared bronquial de un enfermo asmático (tinción de hematoxilina-eosina, 200×). (V. lámina en color al final del libro.) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc.Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
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