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22 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Hemoptisis INTRODUCCIÓN Se entiende por hemoptisis la emisión de sangre por la boca, proveniente del árbol traqueobronquial. Se trata de una situa-ción potencialmente muy grave que requiere una actuación inmediata para frenar el sangrado y evitar recidivas en el futuro. Es un síntoma frecuente que puede deberse a múltiples causas (cuadro 4.1). El origen del sangrado es un factor pronóstico muy importante a largo plazo. Tradicionalmente se ha definido como masiva la hemoptisis cuyo volumen de sangrado oscila entre 100 y 600 mL en 24 horas o es mayor de 600 mL en 48 horas. No obstante, en la actualidad se prefiere llamarla amenazante o no amenazante en función del riesgo que supone ese sangrado para la vida del paciente, riesgo que viene determinado no solo por el volumen total de sangre emitida, sino también por la velocidad con la que se emite y la situación funcional basal del paciente. RECUERDO ANATÓMICO La sangre llega a los pulmones a través de dos sistemas dis- tintos: las arterias pulmonares, que proporcionan alrededor del 99% del flujo sanguíneo pulmonar, y las arterias bronquiales. Ambos sistemas se comunican entre sí por anastomosis, que son más abundantes en los bronquíolos respiratorios y alveo- lares. Esta comunicación contribuye a formar un cortocircuito o shunt derecha-izquierda fisiológico, que corresponde apro- ximadamente al 25% del gasto cardíaco. Las arterias pulmonares nacen del ventrículo derecho, pasan por la cara anterior de los bronquios y, al distribuirse, forman una red que envuelve las paredes alveolares. El sistema de las arterias pulmonares es un sistema de baja presión (alre- dedor de 15-20 mm Hg) y es el responsable del intercambio gaseoso. Las arterias bronquiales son parte de la circulación sis- témica y de ellas depende la irrigación de los bronquios, del parénquima pulmonar y de la pleura. Nacen directamente de la aorta, aunque existen múltiples variaciones anatómicas. Des- pués siguen a los bronquios principales y se van ramificando sucesivamente hasta llegar a los bronquíolos, donde su número comienza a disminuir hasta llegar a los alvéolos. En ese lugar se constituye una red capilar en la que se originan vénulas, que más tarde forman, en parte, las venas pulmonares. La sangre que no se recoge por las venas pulmonares se drena a través de las venas bronquiales. Las del lado derecho vacían en la vena ácigos y las del izquierdo en la hemiácigos y las venas intercos- tales. Las venas pulmonares transportan la sangre de vuelta al corazón hasta la aurícula izquierda. PATOGENIA Cualquier inflamación crónica del pulmón produce un aumen- to en la vascularización de la circulación bronquial. Dentro de la pared bronquial se originan plexos angiomatosos, separados de la luz en ocasiones solamente por la mucosa. Así, dado que esta mucosa está alterada por el mismo proceso inflamatorio o bien por otro concomitante (p. ej., una infección bacteriana), es fácil que se produzca el paso de sangre del lecho vascular a la luz de los bronquios. En las inflamaciones crónicas (bronquitis crónica, bronquiectasias) o en las infecciones crónicas (sobre todo las fúngicas y las tuberculosas) se liberan factores de crecimiento angiogénicos, como el factor de crecimiento del endotelio vascular o la angiopoyetina I. Esto mismo puede ocurrir en el caso de las neoplasias, en las que se produce un fenómeno de neovascularización estimulado por diferentes sustancias. Una elevación de la presión en la circulación pulmonar (como puede suceder en el tromboembolismo pulmonar) también podría producir una dilatación de la red capilar pul- monar con capacidad para ocasionar un sangrado, que en estas circunstancias no tendría su origen en las arterias bronquiales. Del mismo modo, las situaciones que se asocian con una dis- minución de la perfusión de la arteria pulmonar (p. ej., la enfermedad tromboembólica crónica o los fenómenos vasculí- ticos) pueden incrementar el flujo sanguíneo de la región distal a través de las arterias bronquiales. Entonces, aumentarían las anastomosis entre ambos sistemas, al igual que la presión in situ, lo que predispondría al sangrado. La lesión directa de algún vaso por la aspiración de un cuer- po extraño o la rotura de alguna malformación arteriovenosa o de un aneurisma son otras causas potenciales de sangrado. Por último, el síndrome de hemorragia pulmonar difusa, que puede obedecer a diversas causas, suele manifestarse con la tríada clásica de hemoptisis, anemia y ocupación alveolar. En la mayoría de los casos la hemoptisis tiene su origen en las arterias bronquiales. En una menor proporción de pacientes 4 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 4 Hemoptisis 23 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. el foco de sangrado son otras arterias sistémicas no bronquiales, como las intercostales, las frénicas, la mamaria interna o el tron- co tirocervical. En un 10% de las hemoptisis las arterias afectadas son las pulmonares. En los casos de hemorragia pulmonar difusa el origen se asienta en la microcirculación pulmonar. ETIOLOGÍA Como norma general, siempre se debe tratar de conseguir un diag- nóstico etiológico, en especial en las hemoptisis amenazantes, ya que su causa puede, en parte, llegar a condicionar el tratamiento. La prevalencia de las distintas causas de hemoptisis puede diferir en distintos trabajos, sobre todo en función de en qué servicio se hace el estudio y de la población analizada. No obstante, en general, las bronquiectasias, la bronquitis cró- nica/enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las neoplasias malignas de pulmón (primarias o metastásicas) aparecen en casi todas las series. La tuberculosis continúa siendo una causa muy importante de hemoptisis en todo el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo. En España también es un motivo importante de hemoptisis, ya sea por sus secuelas o por una enfermedad activa, si bien va perdiendo importancia relativa en favor de otras causas como las anteriormente citadas. Hasta en el 40% de las ocasiones el origen de la hemoptisis no puede establecerse con seguridad, lo que se denomina hemoptisis criptogénica o idiopática. Esta situación es más habitual en los fumadores. En cualquier caso, este es un diagnóstico de exclusión, cuya frecuencia probablemente dis- minuya a medida que se sistematice la utilización de nuevas técnicas diagnósticas. DIAGNÓSTICO Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL El diagnóstico se basa en la observación directa del sangrado o en la referencia que al respecto puede dar el paciente. Es impor- tante diferenciar la hemoptisis del sangrado originado en la vía aérea superior y de la hematemesis. Los datos que sugieren la existencia de una hemoptisis y no de una hematemesis son los siguientes: la emisión de sangre se relaciona con la tos; no hay síntomas digestivos, especialmente náuseas o vómitos; se recogen antecedentes de una enfermedad respiratoria previa ya conocida; la sangre es de color rojo brillante y está mezclada con un esputo espumoso; se observa la presencia de macrófa- gos alveolares llenos de hemosiderina, y el pH del sangrado es alcalino. Por el contrario, en la hematemesis la sangre es emitida con el vómito, es más oscura, tiene un pH ácido y puede ir acompañada de partículas de alimento. A pesar de que estos datos clínicos suelen bastar para distin- guir la hemoptisis de la hematemesis o del sangrado procedente de las vías aéreas superiores, en ocasiones es necesario recurrir a exploraciones endoscópicas (fibrobroncoscopia, fibrogastros- copia o rinolaringoscopia) para confirmar su origen. EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICOCuando el sangrado es leve el pronóstico es bueno, incluso aunque no se haya identificado la causa exacta que lo motivó. Sin embargo, la hemoptisis es una situación potencialmente muy grave, que en muy poco tiempo puede provocar la muerte del paciente. Esta puede ocurrir tanto por asfixia (al ocupar la sangre la vía aérea) como por un colapso hemodinámico, que, aunque más raro, también es posible. Como es lógico, la cantidad de sangre emitida se relaciona con la supervivencia y con la duración del ingreso. En los pocos enfermos con una hemoptisis leve o moderada que fallecen, la principal causa de muerte es la infección respiratoria. Una vez superada la fase aguda, el pronóstico depende del origen de la hemoptisis y de si se han podido tomar o no medidas terapéuticas. Cuadro 4.1 ETIOLOGÍA DE LAS HEMOPTISIS Enfermedades de las vías aéreas: ● Bronquitis (aguda o crónica) ● Bronquiectasias Infecciones respiratorias: ● Absceso pulmonar ● Tuberculosis pulmonar ● Infecciones bacterianas ● Infecciones por hongos ● Infecciones por parásitos Neoplasias traqueobroncopulmonares: ● Carcinoma de pulmón (sobre todo el carcinoma escamoso y el de células pequeñas) ● Tumor carcinoide ● Adenoma bronquial ● Tumores laríngeos y traqueales ● Metástasis pulmonares Enfermedades cardiopulmonares: ● Estenosis mitral ● Tromboembolismo pulmonar con infarto pulmonar ● Insuficiencia cardíaca izquierda ● Hipertensión pulmonar ● Aneurismas aórticos o pulmonares ● Malformaciones arteriovenosas Enfermedades autoinmunes: ● Lupus eritematoso diseminado ● Enfermedad de Wegener ● Síndrome de Goodpasture ● Hemorragia pulmonar idiopática Causas traumáticas: ● Contusión pulmonar ● Rotura bronquial ● Exploración broncoscópica ● Cateterismo de Swan-Ganz ● Biopsia pulmonar Otras causas: ● Neumonía lipoidea ● Coagulopatía ● Plaquetopenia ● Secuestro pulmonar ● Facticia Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN I Aproximación diagnóstica a las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades respiratorias 24 La probabilidad de recurrencia alcanza hasta al 20% de los pacientes a los que se ha realizado una embolización arterial. Son factores independientes capaces de predecir la mortalidad por hemoptisis el cáncer, la aspergilosis, la afectación de la arteria pulmonar y la necesidad de ventilación mecánica. ACTITUD ANTE UNA HEMOPTISIS La aparición de una hemoptisis debe hacer que se pongan en marcha los pasos que se enumeran a continuación (fig. 4.1). Medidas generales ● Reposo en cama en decúbito lateral ipsolateral con el lado del sangrado, con la intención de proteger el pulmón no afectado de la aspiración de sangre. Para ello es necesario localizar previamente el lado afecto mediante una broncos- copia o una angiografía, o bien gracias a la orientación pro- porcionada por una radiografía simple de tórax, en el caso de que los otros dos procedimientos no estén disponibles. ● Administración de antitusígenos. ● Cuantificación del volumen de sangre. ● Instauración de una dieta absoluta. ● Suspensión de las técnicas de fisioterapia, en el caso de que se estuvieran llevando a cabo. ● Protección de la vía aérea, con una intubación orotraqueal y con ventilación mecánica, en el caso de que el paciente no pueda eliminar la sangre del árbol bronquial o sufra una insuficiencia respiratoria. Si, posteriormente, se pue- de identificar el origen del sangrado, puede valorarse la intubación selectiva del lado opuesto o la utilización de tubos de doble luz. ● Establecimiento de un acceso venoso para realizar una hidratación intensiva o una transfusión de concentrados de eritrocitos si fuera necesario. ● Petición de la correspondiente reserva de sangre. ● Control de las constantes clínicas habituales. Exploraciones complementarias RADIOGRAFÍA DE TÓRAX Puede sugerir la causa o identificar el pulmón o el lóbulo san- grante, aunque también puede ser estrictamente normal. GASOMETRÍA ARTERIAL RESPIRANDO AIRE AMBIENTE Proporciona una información útil sobre la repercusión del sangrado en el intercambio de gases del paciente. PRUEBAS DE COAGULACIÓN Informan acerca de la existencia de alguna alteración de la coagulación que predisponga al sangrado y que pueda ser reversible. HEMOGRAMA Permite detectar una disminución del hematocrito y valorar la necesidad de transfundir uno o más concentrados de eri- trocitos. FIGURA 4.1 Algoritmo de actuación en una hemoptisis amenazante. Modificado de Roig et al., 2003. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 4 Hemoptisis 25 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. ESTUDIOS BIOQUÍMICOS BÁSICOS DE SANGRE Y ORINA Las pruebas bioquímicas básicas de laboratorio evidencian alteraciones que pueden sugerir una enfermedad sistémica como causa de la hemoptisis (hematuria, proteinuria). TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA DE TÓRAX Es un procedimiento que puede ser de mucha utilidad, espe- cialmente la tomografía computarizada torácica efectuada con multidetectores. Por un lado, proporciona un estudio muy deta- llado del parénquima pulmonar y del mediastino, lo que puede informar de la causa de la hemoptisis en los breves segundos que dura la prueba. Por otro, los nuevos aparatos permiten la realiza- ción de análisis angiográficos de alta resolución, que suelen ser de gran ayuda para los radiólogos intervencionistas o a los cirujanos torácicos para la localización del sangrado. Finalmente, esta técnica aporta información relevante acerca de posibles variacio- nes anatómicas de la normalidad o de peligros potenciales, como pueden ser aneurismas peribronquiales o intraluminales. BRONCOSCOPIA Es una herramienta fundamental en la fase aguda del episodio para identificar el origen del sangrado (fig. 4.2). Además, en los casos más graves puede ser útil para controlar el sangrado, ya que permite ocluir la luz bronquial con el propio broncoscopio o mediante la colocación de globos de taponamiento (entre ellos el catéter de Fogarty). También sirve para instilar adrenali- na o precursores de la fibrina, así como para la laserterapia o la electrocauterización. Si existe una insuficiencia respiratoria, la fibrobroncoscopia también puede ser de utilidad para proceder a la intubación bronquial selectiva, con objeto de mantener la zona sana permeable y ventilada. A pesar de haber sido sustituida en parte por la emboli- zación arterial, la exploración endoscópica sigue siendo una técnica importante en el manejo de la hemoptisis; en primer lugar, para intentar conocer la procedencia exacta del sangrado y, en segundo lugar, porque dada su rápida disponibilidad puede ser imprescindible en los pacientes que se encuentran hemodinámicamente inestables y en los que la embolización arterial no puede llevarse a cabo en la fase aguda. En las hemoptisis masivas es recomendable la utilización del broncoscopio rígido, dada su mayor capacidad para garanti- zar la permeabilidad de la vía aérea y para aspirar el contenido hemático del árbol bronquial. No obstante, dada la gravedad que implica una hemoptisis masiva, la broncoscopia rígida no debe realizarse si no se tiene suficiente experiencia. ARTERIOGRAFÍA CON EMBOLIZACIÓN Es un procedimiento muy útil para el diagnóstico y el trata- miento de la hemoptisis amenazante. Se realiza mediante la cateterización de una arteria periférica, generalmente la femoral, y la progresión central hasta las arterias que se desee explorar. Una vez alcanzada la zona sospechosa, se inyecta el contraste y se obtienela imagen radiográfica. Es poco frecuente observar la extravasación del contraste, ya que ello requiere un volumen de sangrado importante. A pesar de todo, existen diversos signos angiográficos que permiten atribuir a una determinada área vascular el origen del sangrado. Estos signos indirectos son los siguientes: la visualización de aneurismas, la amputación vascular, con o sin un cortocircuito sistémico-pulmonar, y la observación de áreas de hipertrofia vascular (fig. 4.3) o de hipervascularización plexiforme. En las bronquiectasias se puede inferir el lugar del sangrado al observar áreas tortuosas e hipervascularizadas. Actualmente, la angiografía arterial digital por sustracción permite realizar la técnica con una buena calidad de imagen, con menores requerimientos de contraste y con catéteres de FIGURA 4.2 Imagen broncoscópica de restos de sangre en la carina de división del lóbulo superior derecho. FIGURA 4.3 Arteriografía bronquial que muestra una hipervascularización arterial marcada en el lóbulo superior derecho. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN I Aproximación diagnóstica a las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades respiratorias 26 menor calibre. Una vez identificada la zona vascular responsa- ble de la hemoptisis, se procede a la introducción, a través del catéter, de partículas de polivinilo alcohol, esponja de gelatina (Espongostán) o espirales metálicas (o coils) (fig. 4.4) en el vaso o vasos responsables del sangrado (figs. 4.5 y 4.6). De esta for- ma se elimina la llegada de sangre a la zona y, por consiguiente, se detiene la hemorragia. Las partículas embolígenas deben introducirse tanto a nivel proximal como distal, para evitar, así, la aparición de circulación colateral. El material depende del tamaño de los vasos que se van a ocluir. Dado que las arterias bronquiales son responsables, con frecuencia, del origen de la hemoptisis, estas arterias deben ser las que se catetericen en primer lugar. Posteriormente ha de procederse a explorar el resto de las arterias sistémicas no bronquiales (intercostales, frénicas, mamarias internas y tronco tirocervical) y, en caso de que todas estas sean normales, o la embolización no sea efectiva, deben estudiarse las arterias pulmonares. Únicamente estaría justificado iniciar el estudio angiográfico por las arterias pulmonares cuando existe la sos- pecha clínica de un aneurisma de la arteria pulmonar, una malformación arteriovenosa o una tromboembolismo pul- monar. Como término medio, el éxito clínico obtenido con la embolización en la hemoptisis amenazante es superior al 80%. El índice de recidivas puede alcanzar hasta el 20%, lo que depende fundamentalmente de la causa de la hemoptisis. Las FIGURA 4.4 Diferentes materiales que pueden utilizarse para la embolización de las arterias bronquiales hipertrofiadas. FIGURA 4.5 Solución de una hemoptisis mediante la embolización de la arteria bronquial con partículas de polivinilo alcohol. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 4 Hemoptisis 27 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. bronquiectasias, las neoplasias y el micetoma son el motivo de fracaso terapéutico más frecuente. A pesar de que es un procedimiento seguro, se han des- crito diversas complicaciones (cuadro 4.2); la más habitual es el dolor torácico, mientras que la más temible de todas es la paraplejía por la embolización involuntaria de una arteria espinal. Tratamiento CIRUGÍA El tratamiento quirúrgico de la hemoptisis amenazante está indicado cuando la enfermedad que causa el sangrado es tributaria de una intervención quirúrgica para su solución. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se trata de una neoplasia de pulmón en un estadio inicial, con una enfermedad localizada. Otras situaciones en las que el paciente podría beneficiarse del tratamiento quirúrgico son las bronquiectasias localizadas y el micetoma. En este último caso, al igual que sucede con las neoplasias, la arteriografía con embolización suele tener escaso éxito. La cirugía puede tener complicaciones, que en el caso del micetoma son, básicamente, la fístula broncopleural y la in- fección pulmonar perioperatoria. Además, en los enfermos que tienen un aspergiloma pulmonar se ha descrito una mortalidad perioperatoria más elevada que la que se observa en las otras causas no neoplásicas que requieren un tratamiento quirúrgico. Por otra parte, muchos de los pacientes que son portadores de un micetoma tienen abundantes lesiones cicatriciales pulmo- nares que contraindican la opción quirúrgica. En ocasiones se plantea la cirugía como último recurso terapéutico, para controlar la hemoptisis cuando han fallado las técnicas inter- vencionistas no quirúrgicas. Del mismo modo que en otro tipo de intervenciones, la morbimortalidad postoperatoria es más elevada en los pro- cedimientos quirúrgicos urgentes que en los electivos. Por ello se aconseja estabilizar al paciente e intentar, siempre que sea posible, una cirugía programada. En este caso, medidas temporales para frenar la hemorragia, como por ejemplo la arteriografía con embolización, parecen ser una buena alter- nativa, en espera del tratamiento definitivo. Cuando la causa del sangrado es una tumoración endobronquial, la fotocoa- gulación con láser puede ser una buena solución provisional. En la actualidad, con la mejora de las técnicas de radiología intervencionista, las indicaciones de la cirugía para el trata- miento de la hemoptisis amenazante han ido disminuyendo de manera gradual. RADIOTERAPIA TORÁCICA Se ha utilizado en los pacientes con una hemoptisis secundaria a una enfermedad neoplásica. En resumen, la hemoptisis es un síntoma alarmante que puede obedecer a diferentes causas y que es potencialmen- te muy grave. Por ello, su abordaje requiere una actuación urgente multidisciplinaria y protocolizada para controlar su morbimortalidad. Bibliografía Andreo García F, Prats Bardají MS, Ruiz Manzano J, Perendreu Sans J, Muchart Masaller J, Monsó Molas E, et al. Hemoptisis amenazante. Resultados del tratamiento mediante embolización arterial. Rev Clin Esp 2001;201:113-7. Bruzzi JF, Rémy-Jardin M, Delhaye D, Teisseire A, Khalil C, Rémy J. Multi-detector row CT of hemoptysis. Radiographics 2006;26:3-22. Cordovilla R, Bollo de Miguel E, Nuñez Ares A, Cosano Povedano FJ, Herráez Ortega I, Jiménez Merchán R. Diagnóstico y tratamiento de la hemoptisis. Arch Bronconeumol 2016;52:368-77. De Gregorio MA, Medrano J, Laborda A, Higuera T. Hemoptysis work- up before embolization: single-center experience with a 15-year period follow-up. Tech Vasc Interv Radiol 2007;10:270-3. Fraser RS, Colman N, Müller NL, Paré PD. Los sistemas vascular pulmonar y bronquial. En: Diagnóstico de las enfermedades del tórax. 4.ª ed. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana. 2002;71-124. Garcia Olivé I, Fiz JA, Sanz Santos J, Andreo F, Sánchez Martínez E, Sampere J, et al. Temporal patterns in severe hemoptysis requiring bronchial artery embolization. Multidiscip Respir Med 2012;7:50. Cuadro 4.2 COMPLICACIONES DE LA EMBOLIZACIÓN BRONQUIAL Paraplejía Dolor torácico Disfagia Infarto bronquial Estenosis bronquial Infarto esplénico u otro tipo de infarto sistémico Fístula broncoesofágica Embolismo paradójico Migración de un coil Hipertensión pulmonar (si coexiste un shunt izquierda-derecha) FIGURA 4.6 Radiografía posteroanterior de tórax tras la implantación de un coil para completar el tratamiento de una hemoptisis. Descargadode ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN I Aproximación diagnóstica a las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades respiratorias 28 Hakanson E, Konstantinov IE, Fransson S-G, Svedjeholm R. Manage- ment of life-threatening haemoptysis. Br J Anaesth 2002;88:291-5. Haponik EF, Fein A, Chin R. Managing life-threatening hemoptysis: has anything really changed? Chest 2000;118:1431-5. Hirshberg B, Biran I, Glazer M, Kramer MR. Hemoptysis: etiology, evaluation, and outcome in a tertiary referral hospital. Chest 1997;112:440-4. Roig Cutillas J, Llorente Fernández JL, Ortega Morales FJ, Orriols Martínez R, Segarra Medrano A. Normativa sobre el manejo de la hemoptisis amenazante. Arch Bronconeumol 1997;33: 31-40. Roig J, Molins L, Orriols R, Gómez J, González M. Approach to life- threatening haemoptysis. Clin Pulm Med 2003;10:327-35. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org 29 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Nódulo pulmonar solitario Carlos José Álvarez Martínez INTRODUCCIÓN El nódulo pulmonar solitario (NPS) se define como una opa- cidad radiológica pulmonar rodeada de parénquima, de forma más o menos redondeada y no asociada con otras lesiones radio- lógicas pleuroparenquimatosas o mediastínicas relevantes (fig. 5.1). Actualmente se emplea más el término lesión focal, pues con frecuencia la forma de la lesión no es lo suficientemente esférica como para hablar de nódulo. El diámetro que separa un nódulo de una masa pulmonar es arbitrario y suele esta- blecerse en 30 mm, aunque históricamente ha oscilado entre 20 y 60 mm. No obstante, las lesiones focales por encima de 30 mm son neoplasias con mucha frecuencia y su diagnóstico diferencial se corresponde mejor con el de las masas pulmonares. Clásica- mente, el NPS era un hallazgo propio de la radiografía simple de tórax. En la actualidad es cada vez más frecuente el nódulo, único o múltiple, encontrado en una tomografía computarizada torácica (TCT) realizada para el estudio de otras enfermedades o para el diagnóstico precoz de un carcinoma pulmonar. En la TCT se aprecian nódulos menores de 8 mm, que no se ven en las radiografías simples de tórax, y NPS subsólidos, en los que se incluyen tanto los nódulos en vidrio deslustrado como los nódulos mixtos, es decir, los que tienen un componente en vidrio deslustrado y otro sólido (fig. 5.2). Al evaluar un NPS con una TCT, es frecuente que se observen otros pequeños nódulos. Si uno de ellos es claramente dominante, debe considerarse como un NPS independiente pues, incluso siendo un carcinoma pulmonar, es lo habitual que los nódulos subcentimétricos acompañantes sean benignos. Sin embargo, hasta en el 20% de los casos el NPS maligno no es el de mayor tamaño. Por ello, no debe contraindicarse una intervención quirúrgica curativa de un carcinoma pulmonar sin confirmar, de manera fehaciente, que los nódulos acompañantes son metástasis. No obstante, cuan- do los nódulos pulmonares son múltiples y mayores de 1 cm y ninguno de ellos es dominante, o cuando son muy numerosos, su espectro etiológico es diferente al del NPS. Generalmente se trata de metástasis, infecciones o lesiones inflamatorias. ETIOLOGÍA La frecuencia de los nódulos pulmonares en la población gene- ral es desconocida. Se estima que puede apreciarse un NPS en 1 o 2 radiografías de tórax por cada 1.000 practicadas en un ámbito clínico. La incidencia de lesiones nodulares en las TCT que se realizan en adultos fumadores para el diagnóstico precoz del cáncer de pulmón es muy elevada, del 20 al 50%, aunque estas lesiones generalmente son menores de 10 mm. Además, se detectan hasta un 10% de nódulos incidentales en los sucesivos estudios radiológicos anuales que se practiquen. El NPS es la manifestación radiológica de muchas enferme- dades (cuadro 5.1). Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones los nódulos se deben solo a unas pocas entidades, principal- mente neoplasias pulmonares, granulomas y hamartomas. La prevalencia de la malignidad es enormemente variable entre las diferentes series publicadas y oscila desde un 5 hasta un 80% o más, según procedan de exámenes de salud o de trabajos hechos en relación con técnicas diagnósticas. La proporción de NPS malignos entre los encontrados en una TCT en los estudios orientados al diagnóstico precoz del carcinoma de pulmón es muy baja, del 1 al 10% según el tamaño del nódulo. Casi todos los NPS malignos (80-90%) son carcinomas pulmonares. Puede tratarse de cualquier subtipo histológico, aunque las variedades más frecuentes son el adenocarcinoma y el carcinoma de células grandes. Las metástasis representan menos del 10% de los NPS, salvo que los pacientes tengan otra neoplasia, y los carcinoides suponen del 1 al 3% de los casos. Hay lesiones benignas que precisan un diagnóstico y un tratamiento oportunos, como la tuberculosis activa, la hidatidosis, las infecciones o las malforma- ciones arteriovenosas pulmonares. Sin embargo, el 90% de los nódulos benignos son granulomas o hamartomas, que no son un problema clínico salvo por su distinción segura, no siempre fácil, de un tumor maligno. Los hamartomas dan cuenta de menos del 10% de los NPS. Pueden tener una calcificación, a veces con un patrón característico «en palomitas», y en la TCT pueden apreciar- se zonas de densidad grasa, lo que permite el diagnóstico hasta en la mitad de las ocasiones. En los NPS subsólidos neoplásicos (v. fig. 5.2), la estirpe más frecuente está en el espectro de los adenocarcinomas pulmonares. Estos varían desde la hiperpla- sia adenomatosa atípica, en los de menor tamaño, hasta el adeno- carcinoma in situ, el adenocarcinoma mínimamente invasivo o el adenocarcinoma invasivo, cuando existe un componente sólido, sobre todo el tumor de crecimiento lepídico y el mucinoso, y hasta las lesiones linfoproliferativas. Las causas benignas más habituales son de naturaleza hemorrágica, infecciosa o fibrótica, lesiones que pueden resolverse en unas semanas. 5 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN I Aproximación diagnóstica a las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades respiratorias 30 DIFERENCIAS EXISTENTES ENTRE LOS NÓDULOS PULMONARES MALIGNOS Y BENIGNOS En general, la evaluación de un NPS se dirige a la diferenciación entre los NPS benignos, que no requieren tratamiento, como ocu- rre con los granulomas, los hamartomas, los cambios fibróticos o los ganglios intrapulmonares, y las neoplasias malignas tratables. Al respecto existen diferencias en muchos aspectos. Factores relacionados con el paciente La edad es uno de los factores que con más fuerza se asocia con la malignidad. A mayor edad, mayor es la probabilidad de una neoplasia. Por debajo de los 35-40 años, la probabili- dad es baja. Sin embargo, se incrementa conforme aumentan las décadas para cualquier tamaño del nódulo (fig. 5.3). La exposición al tabaco, el principal factor de riesgo del carcino- ma broncogénico, también se relaciona con la malignidad, como probablemente la exposición a radiaciones, asbes- to u otros cancerígenos. Igualmente es importante la exis- tencia de una historia familiar de tumores. En un trabajo reciente, basado en NPS hallados en un estudio dirigido al diagnóstico precoz del cáncer en individuos fumadores de 50 a 75 años de edad, el sexofemenino se asociaba con una lesión tumoral, así como la existencia de un enfisema o de un volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV 1) más bajo. El NPS en los sujetos con una neoplasia maligna previa o concomitante tiene una alta probabilidad de ser maligno. Puede ser una metástasis o un carcinoma de pulmón (segundo tumor primario), aunque esto requiere, si se trata de la única focalidad potencialmente metastásica, de una confirmación histológica, pues puede ser un nódulo benigno. Los pacientes con una tuberculosis, una artritis reumatoide, una enfermedad de Rendu-Osler-Weber o una neumoconiosis pueden tener nódulos propios de esas entidades. También es diferente el espectro etiológico de los nódulos en los individuos inmunodeprimidos, como ocurre en los trasplantados, con FIGURA 5.1 Radiografía posteroanterior de tórax en la que se observa un nódulo pulmonar de 14 mm en el campo medio derecho. En el recuadro superpuesto se muestra la imagen del nódulo en una tomografía computarizada torácica expuesta con ventana de pulmón. Obsérvese la buena definición de los bordes. Se trataba de un hamartoma. FIGURA 5.2 Tomografía computarizada torácica de un nódulo pulmonar solitario subsólido mixto y de otro en vidrio deslustrado puro. A. Corte axial (1), realizado a la altura de los lóbulos superiores, en el que se observa un nódulo pulmonar en vidrio deslustrado de 18 mm de diámetro, que es máximo en el lóbulo superior izquierdo (flecha). En el corte siguiente (2), efectuado 5 mm por debajo del anterior, se aprecia una zona sólida en el interior de 7 mm de diámetro (flecha). En las reconstrucciones coronal (3) y sagital (4) también se evidencia su carácter mixto, en vidrio deslustrado, con una zona sólida en su interior. La resección mediante videotoracoscopia demostró que se trataba de un adenocarcinoma in situ. B. Corte axial (1), efectuado a la altura de los lóbulos superiores, en el que puede verse un nódulo pulmonar en vidrio deslustrado de 11 mm de diámetro, máximo en el lóbulo superior izquierdo (flecha). En la reconstrucción sagital (2) se confirma su carácter en vidrio deslustrado. La resección puso de manifiesto que se trataba de un adenocarcinoma mucinoso mínimamente invasivo. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 5 Nódulo pulmonar solitario 31 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. neoplasias hematológicas o tratados con inmunodepresores, en los que aumenta la proporción de infecciones, linfomas y otras neoplasias. Factores radiológicos El tamaño del nódulo se asocia mucho con la malignidad (v. fig. 5.3). Los nódulos pulmonares benignos suelen ser menores de 20 mm. Por encima de 20 mm, la prevalencia de la malignidad es mayor del 50%. En un NPS detectado en una TCT, la probabilidad de malignidad (PM) es mínima si el tamaño de la lesión es menor de 5 mm (0-1%) y baja si el NPS mide menos de 10 mm (6-28%). No obstante, un tamaño pequeño no descarta un origen tumoral, sobre todo en los enfermos con una neoplasia previa. Las características de los bordes y el carácter esférico o lobulado también se relacionan con el origen maligno o benigno de un NPS. Los nódulos esféricos con bordes nítidos son más habitualmente benignos, aunque también suelen ser benignos los que tienen una forma geométrica. Los límites mal definidos se asocian con la malignidad. Cuando se aprecian bordes espiculados en la TCT, la PM supera el 80-90% (fig. 5.4). Los nódulos benignos suelen ser «sólidos». Cuando la densidad es de tipo «vidrio deslustrado» o mixta, con una parte sólida y otra parte semisólida (v. fig. 5.2), la probabilidad de una neoplasia es mucho mayor: 15% o más para un NPS en vidrio deslustrado y más del 50% para un nódulo mixto. Además, existe una correlación anatomo- rradiológica entre la imagen y el carácter de la lesión. Los nódulos en vidrio deslustrado menores de 10 mm suelen corresponder a una hiperplasia adenomatosa atípica o a un adenocarcinoma in situ, y los mayores de 10 mm o con un componente sólido, a un adenocarcinoma in situ o a un ade- nocarcinoma invasivo, tanto más probable cuanto mayor es el tamaño del componente sólido. Estos datos provienen, sobre todo, de trabajos realizados en países del Extremo Oriente. En dos estudios canadienses que analizaron la utilidad de la TCT en el diagnóstico precoz del cáncer de pulmón en individuos fumadores pudo comprobarse que la frecuencia del carcinoma se situaba en torno al 1% en los nódulos sólidos, algo más en los nódulos en vidrio des- lustrado, y oscilaba entre el 6,6 y el 22,2% en los nódulos mixtos, lo que confirma que estos últimos tienen muchas más posibilidades de ser un tumor maligno. Tanto los carci- nomas primitivos como los granulomas son más habituales en los lóbulos superiores, aunque esta localización se ha asociado con una posible malignidad en varios estudios. La calcificación del nódulo se relaciona con la benignidad. La calcificación central, laminar o total se considera que es un buen criterio de benignidad, excepción hecha de los enfermos con neoplasias que pueden calcificarse, como es el caso de los osteosarcomas y los condrosarcomas. Los tumores malignos rara vez tienen una calcificación y, cuando es así, esta es excén- trica. La identificación del calcio en la radiografía simple de tórax puede no ser un hallazgo seguro, ya que tiene una sensibilidad del 50% y una especificidad menor del 90%. Por el contrario, la TCT es mucho más segura para valorar este aspecto. Estabilidad o crecimiento del nódulo El tiempo de duplicación es el período de tiempo en el que un nódulo dobla su volumen. Si el NPS es visible en una radiografía de tórax previa, puede calcularse su velocidad de crecimiento. Aproximadamente, un incremento del diámetro de un 30% supone la duplicación del volumen. Las neoplasias malignas tienen tiempos de duplicación que oscilan entre 20 y 450 días. Los crecimientos más rápidos suelen deberse a Cuadro 5.1 CAUSAS DE UN NÓDULO PULMONAR SOLITARIO Nódulos malignos: ● Carcinoma broncogénico: adenocarcinoma, epidermoide, de células grandes, de células pequeñas ● Carcinosarcoma ● Sarcoma pulmonar ● Melanoma pulmonar ● Hemangioendotelioma ● Plasmocitoma ● Tumor carcinoide ● Linfoma pulmonar ● Metástasis pulmonar Nódulos benignos: ● Granulomas infecciosos: tuberculosis, histoplasmosis, coccidioidomicosis, sífilis, brucelosis ● Parasitosis: ascaridiasis, toxocariasis, hidatidosis, dirofilariosis, paragonimiasis, neumocistosis ● Micetoma ● Neumonía redonda, absceso pulmonar ● Bronquiectasia rellena ● Neumonía organizada ● Lesiones congénitas: atresia bronquial, hipoplasia pulmonar, malformación adenomatoide, secuestro pulmonar, quiste broncogénico ● Enfermedades vasculares: malformación arteriovenosa, aneurisma o variz ● Granulomatosis de Wegener ● Granuloma eosinófilo ● Sarcoidosis ● Nódulo reumatoide ● Tumor inflamatorio ● Silicoma y silicoantracoma ● Hamartoma ● Amiloidoma ● Tumores benignos: lipoma, leiomioma, quemodectoma, fibroma, condroma, hemangiopericitoma, hemangioma, papiloma, neurofibroma ● Ganglio intrapulmonar ● Endometrioma ● Infarto pulmonar ● Atelectasia redonda ● Hematoma y contusión pulmonar ● Impacto mucoide ● Neumonía lipoidea ● Neumatocele o bulla rellenos Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN I Aproximación diagnóstica a las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades respiratorias 32 enfermedades inflamatorias agudas, como neumonías,abs- cesos, hemorragias o infartos. La estabilidad radiológica duran- te 24 meses, lo que implica un tiempo de duplicación mayor de 730 días, es un criterio de benignidad, aunque con ciertas limitaciones en los tumores de baja agresividad, como los adenocarcinomas mínimamente invasivos o los carcinoides. Cuando un NPS no es visible en una radiografía de tórax previa, hay que asumir que se trata de un nódulo en crecimiento y que probablemente es, por tanto, de naturaleza maligna. La valoración prospectiva del crecimiento de un NPS, por ejemplo cuando se indica una pauta de observación, puede ser poco fiable si se basa en una radiografía simple de tórax en el caso de los NPS pequeños. Incluso con la TCT puede ser complejo por la dificultad existente para establecer diferencias de pocos milímetros, dada la variabilidad inherente al observador y la debida a la técnica, y también porque el crecimiento puede no ser igual en todos los ejes de la lesión. Los nuevos equipos de TCT permiten, con los programas informáticos adecuados, valorar el volumen, y detectar cambios en la forma y diferencias en el tamaño de únicamente 0,3 mm. Pueden así distinguirse crecimientos sugerentes de malignidad en tan solo unas 4 a 6 semanas. PROBABILIDAD DE MALIGNIDAD DE UN NÓDULO PULMONAR SOLITARIO Los factores asociados con la malignidad o la benignidad de un NPS valorados hasta ahora pueden conocerse, en su mayoría, ya en la primera entrevista que se lleva a cabo con el enfermo. Con ellos puede tenerse una primera estimación de la PM del nódulo. La mayoría de los clínicos la hace intuitivamente. No obstante, se han propuesto diferentes modelos y reglas de clasificación del NPS. Se han diseñado, incluso, calculadoras que están disponibles en Internet y que son accesibles en diferentes páginas web o que pueden descargarse en un teléfono móvil. En el cuadro 5.2 se ofrecen las ecuaciones derivadas de modelos logísticos, elabora- dos a partir de las características de NPS halladas en una radiografía simple de tórax o en una TCT. En uno de estos modelos se seleccionaron la edad, el tamaño de la lesión y la definición de los bordes como variables independientes. En la figura 5.3 se muestra, además, un nomograma orientativo a este respecto. En el cuadro 5.2 también se refieren las ecuaciones establecidas por dos modelos logísticos realiza- dos, uno de ellos, a partir de factores propios del paciente y de las características radiológicas del NPS evidenciadas en una TCT y, el otro, de un estudio de NPS hallados en FIGURA 5.4 Tomografía computarizada torácica (TCT) que muestra un nódulo de 25 mm de bordes espiculados en el lóbulo superior derecho (izquierda). En el recuadro superior derecho se incluye la correspondiente tomografía por emisión de positrones (PET), que evidencia el intenso metabolismo del nódulo. La actividad mediastínica de fondo prácticamente no se aprecia. En el recuadro inferior derecho se presenta la imagen de fusión TCT-PET. El estudio histopatológico puso de manifiesto que se trataba de un adenocarcinoma. FIGURA 5.3 A. Probabilidad de malignidad de un nódulo pulmonar solitario, estimada en función del diámetro mayor de dicho nódulo, en milímetros (diferentes líneas), y de la edad del paciente, cuando hay una buena definición de los bordes en la radiografía simple de tórax. B. La misma gráfica cuando los bordes están mal definidos. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 5 Nódulo pulmonar solitario 33 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. una investigación enfocada al diagnóstico precoz de cáncer de pulmón. Los trabajos que han comparado las distintas ecuaciones encuentran que, aunque las PM asignadas son ligeramente diferentes, los modelos referidos estaban acepta- blemente bien calibrados. No obstante, la PM en el modelo basado en una TCT de cribado del cáncer de pulmón es menor que la que se obtiene a partir de modelos clínicos. Esta PM estimada es crítica para orientar todo el proceso diagnóstico-terapéutico posterior. Más que una cifra lo que se busca es identificar a los pacientes con una PM muy baja, intermedia o alta. Lógicamente, en la predicción de la malignidad de una lesión deben incorporarse los resultados de los procedimientos diagnósticos efectuados hasta ese momento. Ejemplos son la tomografía por emisión de positrones (PET) combinada con una TCT (PET-TCT), que modifica mucho la PM, la punción o biopsia del nódulo y el crecimiento de la lesión, si hay imáge- nes que permitan saberlo. TÉCNICAS DIAGNÓSTICAS EN EL ESTUDIO DE UN NÓDULO PULMONAR SOLITARIO Tomografía computarizada torácica La TCT es muy superior a la radiografía simple de tórax en la valoración de un NPS. Permite detectar otros nódulos o la existencia de adenopatías mediastínicas, confirmar la lesión focal y diagnosticar los pseudonódulos (nódulos extraparen- quimatosos), que con frecuencia son falsos positivos en la radiografía de tórax. Ayuda así en la planificación de la biopsia o de la punción del nódulo. Las características radiológicas del NPS se aprecian mejor en la TCT, sobre todo si se hacen cortes finos y se emplean equipos multicorte. Mide mejor el tamaño y estima mejor la calcificación, la densidad y el carác- ter de los bordes. En algunos casos permite un diagnóstico específico, como ocurre en las malformaciones arteriovenosas, los micetomas, las atelectasias redondas o los hamartomas. REALCE O CAPTACIÓN DE CONTRASTE POR EL NÓDULO Los NPS malignos tienen un aporte vascular mayor que el de los granulomas. Esto puede valorarse mediante el realce de la atenuación del nódulo al administrar un contraste intravenoso. En un trabajo multicéntrico prospectivo reciente se ha encon- trado que este realce tiene una sensibilidad del 98% para la malignidad (con un punto de corte de 15 unidades Hounsfield de incremento) y una especificidad del 58%. No obstante, hay falsos negativos y falsos positivos. Efectivamente, esta técnica tiene limitaciones en los NPS pequeños, subsólidos, cavitados o necróticos y tiene cierta variabilidad interobservador. Puede ser una exploración muy útil si se tiene experiencia con el procedimiento. Tomografía por emisión de positrones El estudio del NPS es una de las principales indicaciones de la PET. Esta técnica es útil para diferenciar las lesiones en función de su metabolismo, tras la inyección de flúor-2-desoxi-glucosa (FDG) marcada con flúor-18 (18F) (fig. 5.5 y v. fig. 5.4). La captación de la FDG es mayor en las lesiones malignas que en las benignas. Los falsos negativos se deben a la realización de una técnica defectuosa, a la existencia de una hiperglucemia, al pequeño tamaño de la lesión (el umbral de detección es de unos 7 mm) o a la presencia de un tumor carcinoide o de algún tipo de adenocarcinoma, particularmente un adenocarcino- ma in situ, mínimamente invasivo, de crecimiento lepídico o mucinoso. Los falsos positivos son más frecuentes. Las lesiones inflamatorias, como las producidas por la tuberculosis, las neu- monías, las micosis y otras infecciones, pueden dar imágenes calientes no malignas. Son numerosos los trabajos que han evaluado la utilidad de la PET y de la PET-TCT en el diagnóstico del NPS. Estos traba- jos, aunque con una calidad científica no óptima, sí permiten señalar que la sensibilidad es muy buena en los NPS sólidos mayores de 10-15 mm (sensibilidad media: 0,93; índice de Cuadro 5.2 ESTIMACIÓN DE LA PROBABILIDAD DE MALIGNIDAD (PM) DE UN NÓDULO PULMONAR SOLITARIO Modelos logísticos PM e 1 e x x( )= + Modelo Álvarez (Hospital Universitario 12 de Octubre, 2000): datos sobre la radiografía de tórax X 11,885 (0,229 diámetro) (2,349 bordes) (0,069 edad) = − + × + × + ×Modelo Clínica Mayo (Mayo Clinic, 1997): datos sobre la radiografía de tórax o sobre la tomografía computarizada torácica X 6,827 (0,0391 edad) (0,7917 tabaquismo) (1,339 cáncer) (0,127 diámetro) (1,0407 espiculación) (0,784 lóbulos superiores) = − + × + × + × + × + × + × Está disponible en forma de calculadora en Internet en http://reference.medscape.com/calculator/ solitary-pulmonary-nodule-risk (consultado en diciembre de 2014) Disponible en aplicaciones app (Android y iPhone) como «Medcalc medical calculator» Modelo Guyatt (2007): datos sobre la tomografía computarizada torácica X 28,404 (2,061 tabaco) (0,779 [edad/10]) (0,112 diámetro) (0,567 [años sin fumar/10]) = + × + × + × − × Edad en años; tabaco: sí 1, no 0; cáncer previo: sí 1, no 0; diámetro del nódulo, en milímetros; espiculación o bordes mal definidos: sí 1, no 0; lóbulos superiores: si se localizan ahí 1, si se ubican en otro lóbulo 0; años sin fumar en exfumadores; en fumadores activos y no fumadores vale 0 PM=ex1+ex X=−11,885+(0,229×diámetro)+(2,349×bordes)+(0,069×edad) X=−6,827+(0,0391×edad)+(0,7917×tabaquismo)+(1,339×cáncer)+(0,127×diámetro) +(1,0407×espiculación)+(0,784×lóbulos superiores) X=28,404+(2,061×tabaco)+(0,779×[edad/10])+(0,112×diámetro)−(0,567×[años sin fumar/10]) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN I Aproximación diagnóstica a las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades respiratorias 34 confianza [IC]: 0,90-0,95; intervalo: 90-100%) y que la especi- ficidad media alcanza 0,80 (IC: 0,74-0,85; intervalo: 52-90%). Los criterios de valoración pueden basarse en el análisis visual subjetivo o apoyarse en la medición del valor de captación estandarizado (SUV, del inglés standardized uptake value), cuyo punto de corte para la malignidad se sitúa generalmente en 2,5 y que tiene un rendimiento diagnóstico similar. La PET-TCT en dos tiempos, con adquisición tardía de imágenes, no mejora de manera relevante el rendimiento indicado (sensibilidad: 0,85; especificidad: 0,77). La principal utilidad de la PET se encuen- tra en su importancia para descartar la malignidad en los NPS de probabilidad intermedia y mayores de 8 mm. Reduce mucho la probabilidad posprueba cuando el estudio es negativo. Cuando el NPS es neoplásico, la PET contribuye a la estadificación, detectando la posible existencia de metástasis mediastínicas o sistémicas. También se han evaluado las cámaras de tomo- grafía computarizada por emisión monofotónica (SPECT) y otros sistemas basados en isótopos, con una sensibilidad y una especificidad aceptables, aunque hasta el momento son pocos los estudios al respecto. Además, los hechos parecen indicar que esos procedimientos tienen poca rentabilidad en los NPS menores de 20 mm. En una revisión sistemática publicada en 2008 en la que se evaluaron la TCT dinámica realizada con contraste, la reso- nancia magnética dinámica efectuada con contraste, la PET y la SPECT con depreótido en el diagnóstico de la malignidad, no se encontraron diferencias entre estas técnicas, con una sensibilidad media que osciló entre 0,93 y 0,95, una especifi- cidad que varió entre 0,76 y 0,82 y con un área bajo la curva operador-receptor (ROC) casi idéntica entre ellas (0,93-0,94). Sin embargo, el procedimiento con el que se tiene mayor expe- riencia y por el que, en la actualidad, se decantan casi todas las sociedades científicas es la PET-TCT, que además ofrece una mayor seguridad en la estadificación del carcinoma de pulmón. Obtención de muestras citohistológicas Un diagnóstico específico requiere, en muchos casos, de un análisis citohistológico del nódulo. Para ello se precisa una muestra obtenida mediante una punción transtorácica (v. fig. 5.5), una punción o una biopsia realizada mediante broncofibroscopia o una exéresis quirúrgica. PUNCIÓN TRANSTORÁCICA CON AGUJA FINA GUIADA POR TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA TORÁCICA O POR RADIOSCOPIA Un análisis de la literatura médica basado en 48 estudios demostró que esta técnica tiene una buena sensibilidad en el diagnóstico de la malignidad, que oscila en torno al 86% (84-88%), y también una gran especificidad, que llega al 99% (98-99%). En los NPS menores de 15 mm, la sensibilidad puede ser algo menor (70-82%). En la enfermedad benigna, la especificidad es, asimismo, menor. Dicho análisis eviden- ció que la frecuencia media de aparición de un neumotórax yatrogénico, como complicación de la técnica, fue del 15%. Se precisó de un drenaje en el 7% de los pacientes. La punción transtorácica con aguja fina está contraindicada si la colaboración del paciente es mala, la función respiratoria es muy deficiente o existe un pulmón único. También lo está en las diátesis hemorrágicas y si existe un enfisema o hay bullas extensas en la proximidad del nódulo. En el 3 al 29% de los casos se producen falsos negativos. En el NPS con una PM intermedia, un resultado negativo reduce discretamente esa probabilidad. Si la PM es alta, la tasa de verdaderos negativos es igual a la de falsos negativos. BRONCOFIBROSCOPIA Y TÉCNICAS ENDOSCÓPICAS DE PUNCIÓN O BIOPSIA Para obtener muestras histológicas, debe realizarse una biopsia o una punción transbronquial dirigida al nódulo mediante un buen control radioscópico. La rentabilidad diagnóstica en el carcinoma broncogénico varía entre el 20 y el 80%. En los NPS benignos es del 10%. La técnica es más rentable en los nódulos de localización central y en los de mayor tamaño. Los riesgos de la biopsia transbronquial son escasos y menores que los de la punción transtorácica, y puede hacerse ambulatoriamente. Sus posibles complicaciones son el neumotórax (2-5%) y la FIGURA 5.5 Punción transtorácica guiada mediante tomografía computarizada de tórax. A. En el corte axial, realizado a la altura del lóbulo medio, se observa un nódulo pulmonar sólido, relativamente esférico, de 18 mm de diámetro, con alguna imagen lineal que se dirige hacia la pleura, pero sin espiculación (flecha). B. En la tomografía por emisión de positrones se evidencia que el nódulo es intensamente hipermetabólico (valor de captación estandarizado [SUV] de 14). C. La punción transtorácica con aguja fina (flecha negra) permite acceder a la lesión. Puede apreciarse cómo la punta de la aguja está en el centro del nódulo (flecha blanca). El resultado citológico sugería que se trataba de un tumor carcinoide, lo que se confirmó tras la resección quirúrgica conservadora que se llevó a cabo posteriormente. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 5 Nódulo pulmonar solitario 35 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. hemoptisis o los hematomas, que son menos frecuentes. En el momento actual se están evaluando broncoscopios ultrafinos, que permiten un mejor acceso a las lesiones; vainas-guía, que sirven para conducir la pinza; procedimientos de ecobroncos- copia (EBUS) radial; métodos de broncoscopia con navegación electromagnética, y sistemas de broncoscopia con navega- ción virtual. Todas estas técnicas permiten dirigir mejor la pinza hacia el nódulo y aumentar el rendimiento diagnóstico. Un metaanálisis reciente ha comparado estos procedimientos y ha señalado que su rentabilidad conjunta se encuentra en un 70%, superior a la descrita en series previas basadas en guías radioscópicas. El rendimiento específico de estos méto- dos, individualmente considerados, oscilaba entre el 68,5 y el 73%, aunque con una gran variabilidad y heterogeneidad en los diferentes estudios. La rentabilidad era menoren los NPS menores de 20 mm (el 61 frente al 80% en los nódulos mayores de 20 mm), aunque la combinación de las técnicas puede mejorar algo el rendimiento diagnóstico. Como se desprende de estos datos, ningún procedimiento destaca sobre los demás en rendimiento, por lo que cada servicio de neumología debe emplear aquellos con los que tiene mayor experiencia y un mejor equipamiento. VIDEOTORACOSCOPIA Y TORACOTOMÍA Una importante indicación de la videotoracoscopia es la exéresis diagnóstica o diagnóstico-terapéutica del NPS. En ocasiones es difícil localizar el nódulo, al no ser posible su palpación manual, por lo que se cuenta con diversos sistemas para marcarlo con anterioridad. Generalmente se hace median- te una punción transtorácica previa, dirigida con una TCT, y con la introducción de un colorante o un arpón metálico. Los riesgos de la técnica son bajos. Apenas tiene mortalidad (< 1%) y la morbilidad es escasa. El rendimiento diagnós- tico es bueno, similar al de la toracotomía, pero con menos morbilidad. Cuando el NPS es un carcinoma pulmonar, si la situación clínica del enfermo lo permite, la videotoracoscopia puede convertirse en una toracotomía para hacer una resección reglada, aunque algunos grupos lo hacen a través de la propia toracoscopia. La toracotomía tiene escasa mortalidad. Es menor del 1% en los NPS benignos y del 2 al 5% en los malignos. Influyen el tipo de resección (resección menor, lobectomía o neumonectomía), la edad del paciente y la comorbilidad. EVALUACIÓN SECUENCIAL DEL NÓDULO PULMONAR SOLITARIO El estudio de un NPS finaliza cuando se hace un diagnóstico específico, momento en el que lo que se evalúa y trata es esa enfermedad en cuestión. No obstante, muchos nódulos benig- nos no son fáciles de diagnosticar si no es con su exéresis com- pleta, resección que, valorada a posteriori, aparece como tera- péuticamente inútil. El objetivo es, pues, diagnosticar y tratar los NPS que representan enfermedades activas, en particular un cáncer de pulmón, en el que la resección en un estadio precoz conlleva supervivencias del 70 al 80% a los 5 años. Por el con- trario, el objetivo es también no someter a los costes y riesgos de los distintos procedimientos a pacientes con granulomas, hamartomas y otras lesiones benignas inespecíficas. No hay una forma de actuación que se acepte unánimemente. En la evaluación, los elementos claves son la estimación de la PM, la accesibilidad a las distintas pruebas diagnósticas, la experiencia que se tenga con ellas y los valores y la actitud del paciente. En la figura 5.6 se refleja una posible evaluación secuencial del NPS en nuestro medio. La evaluación clínica y radiológica inicial comprende la anamnesis y la exploración física, así como el análisis de las características radiológicas iniciales de la lesión y de posibles estudios radiológicos previos, que deben buscarse de forma diligente. Los nódulos con una calcificación benigna o que han permanecido estables durante más de 2 años se consideran benignos, excepción hecha de los NPS subsólidos. La TCT, que debe incluir cortes finos del nódulo, es la exploración inicial esencial en el estudio de un NPS indeterminado, pues, como se señaló anteriormente, valora mejor las características radiológicas y permite llegar a ciertos diagnósticos específicos. Los pacientes con datos clínicos que orientan claramente hacia el origen del NPS o que tienen limitaciones para que se lleve a cabo la intervención quirúrgica requieren una decisión individualizada. El estudio y el tratamiento del NPS en los sujetos con una neoplasia maligna actual o previa dependen del tipo del tumor original, la extensión de la enfermedad, el tratamiento de elección y la posible modificación del plan tera- péutico por la existencia de eventuales metástasis pulmonares. Los individuos con una comorbilidad grave o que son inopera- bles precisan de una actuación que se adapte a esas situaciones clínicas. La punción o la biopsia están indicadas en los casos que tienen una alta PM o en los que la PET es positiva, con el objeto de orientar la quimio o la radioterapia en el caso de que trate de un carcinoma pulmonar. Si la situación clínica del paciente es mala y el NPS carece, incluso siendo maligno, de importancia pronóstica, suele bastar con la observación, para actuar solo cuando aparezcan síntomas. Los enfermos con una inmunodepresión grave, manifestaciones clínicas agudas o una telangiectasia hemorrágica hereditaria (enfermedad de Rendu-Osler-Weber) son otros ejemplos en los que debe procederse de forma individualizada. Tras la valoración inicial del NPS y la realización de una TCT cabe distinguir entre los nódulos mayores de 8 mm, los nódulos sólidos menores de 8 mm y los nódulos subsólidos, tanto en vidrio deslustrado como mixtos. En estos dos últimos casos, el estudio con la PET-TCT y la punción transtorácica son muy poco rentables. En los NPS sólidos de 8 mm o menos, la PM es muy baja, por lo que se recomienda la observación, efectuando una TCT de baja radiación sin contraste, cuya periodicidad ha de estar en función del tamaño del nódulo y de los factores de riesgo de cáncer existentes (tabla 5.1). En los NPS subsólidos, la PM es más alta. Si miden más de 5 mm, hay que comprobar si se mantienen a los 3 meses, pues con frecuencia desaparecen en este tiempo. Si persisten, la pauta de actuación depende del tamaño del nódulo, de si tiene un componente sólido y de si es único o hay varios, sin que haya diferencia por la presencia de factores de riesgo de cáncer ni de una neoplasia extrapulmo- nar, pues las metástasis no suelen manifestarse como nódulos subsólidos. En la tabla 5.2 se detallan las recomendaciones al respecto propuestas por la Fleischner Society. Para establecer el carácter subsólido de un nódulo, la TCT debe realizarse con cortes finos, preferiblemente de 1 mm, pues los NPS sólidos de pequeño tamaño pueden aparentar un patrón en vidrio Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN I Aproximación diagnóstica a las manifestaciones más frecuentes de las enfermedades respiratorias 36 FIGURA 5.6 Algoritmo diagnóstico del nódulo pulmonar solitario. E I-II, estadio del I al II; NPS, nódulo pulmonar solitario; PET-TC, tomografía por emisión de positrones combinada con TC; PM, probabilidad de malignidad; TC, tomografía computarizada torácica (incluye cortes finos). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 5 Nódulo pulmonar solitario 37 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. deslustrado si se efectúan cortes de 5 mm. El seguimiento debe hacerse con una TCT de baja radiación sin contraste, que ha de repetirse periódicamente durante, al menos, 3 años, pues pueden corresponder a neoplasias de muy lento crecimiento. Los NPS mayores de 8 mm pueden ser de baja, intermedia y alta PM. Para diferenciarlos deben tenerse en cuenta la edad del sujeto, los factores de riesgo del carcinoma pulmonar y las características radiológicas de la lesión (v. fig. 5.3 y cuadro 5.2). Los NPS con una PM baja son de pequeño tamaño (menores de 10-15 mm), tienen bordes netos y se observan en individuos jóvenes (con menos de 40 años) con una carga tabáquica limi- tada. En ellos se recomienda la observación. La PM es alta en los NPS mayores de 15 mm, con bordes espiculados, densidad heterogénea (con parte sólida y parte en vidrio deslustrado), de aparición reciente, que crecen o que son hipermetabólicos en la PET-TCT. En estos casos, la causa principalse encuentra, excluidos los pacientes con otras neoplasias, en el carcino- ma pulmonar, por lo que debe actuarse como si tal existiera mientras no se demuestre lo contrario. En estos enfermos, algunos autores recurren a la cirugía diagnóstico-terapéutica. El diagnóstico histológico es factible mediante la biopsia trans- bronquial, que además permite evaluar el árbol bronquial con carácter previo a la intervención quirúrgica, o mediante una punción transtorácica. Dado que el carcinoma pulmonar es la primera posibilidad, la PET-TCT permite efectuar una apropiada estadificación prequirúrgica. No se ha definido aún TABLA 5.1 Pauta de observación en los nódulos pulmonares solitarios de hasta 8 mm de diámetro hallados en una TCT en pacientes sin un cáncer extrapulmonar ni manifestaciones clínicas locales o sistémicas atribuibles al nódulo (según la pauta propuesta por la Fleischner Society)* No fumador y sin factores de riesgo de cáncer Fumador o con otros factores de riesgo de cáncer < 5 mm Sin seguimiento TCT a los 12 meses 5-6 mm TCT a los 12 meses TCT entre los 6 y los 12 meses TCT entre los 18 y los 24 meses 7-8 mm TCT entre los 6 y los 12 meses TCT entre los 18 y los 24 meses TCT entre los 3 y los 6 meses TCT entre los 9 y los 12 meses TCT a los 24 meses TCT, tomografía computarizada torácica. *La pauta de seguimiento supone que no se ha detectado crecimiento alguno. Si se observan cambios en el nódulo, debe procederse a su estudio histopatológico. En el caso de que existan varios nódulos pulmonares, la pauta de seguimiento la marca el de mayor diámetro. El seguimiento se hace con una TCT de baja radiación y sin contraste. TABLA 5.2 Pauta de actuación ante un nódulo pulmonar solitario subsólido (según la Fleischner Society) Nódulo pulmonar solitario en vidrio deslustrado ≤ 5 mm Sin seguimiento > 5 mm TCT a los 3 meses Persiste TCT anual Seguimiento al menos durante 3 años Nódulo pulmonar solitario parcialmente sólido < 5 mm (tamaño del componente sólido) TCT a los 3 meses Persiste TCT anual Seguimiento al menos 3 años ≥ 5 mm (tamaño del componente sólido) TCT a los 3 meses Persiste Biopsia o resección; PET-TCT si tiene más de 10 mm Nódulos pulmonares múltiples en vidrio deslustrado ≤ 5 mm Considere causas no neoplásicas TCT a los 2 y a los 4 años > 5 mm TCT a los 3 meses Persiste TCT anual Seguimiento al menos durante 3 años Nódulos pulmonares múltiples con componente sólido Independientemente del tamaño TCT a los 3 meses Persiste Biopsia o resección, especialmente si la parte sólida es > 5 mm La TCT debe ser de corte fino, preferiblemente de 1 mm de grosor, para asegurarse de que no hay componente sólido alguno. Los cortes más gruesos pueden dar una imagen en vidrio deslustrado cuando el nódulo es completa o parcialmente sólido. La TCT de evaluación debe ser de corte fino y el seguimiento debe hacerse con una TCT de baja radiación. PET, tomografía por emisión de positrones; TCT, tomografía computarizada torácica. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
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