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276 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Neumonía adquirida en la comunidad CONCEPTO La neumonía es una inflamación del parénquima pulmonar debida a un agente infeccioso. La neumonía no es un proceso único, sino un conjunto de diversas infecciones causadas por distintos microorganismos y que afecta a diferentes tipos de personas, lo que condiciona una epidemiología, una patogenia, un cuadro clínico y un pronóstico variados. Cuando implica a individuos de la población general, se denomina neumonía adquirida en la comunidad (NAC). Se diferencia así de la que aparece en pacientes ingresados en un hospital o en personas que tienen otros factores de riesgo asociados con una mayor probabilidad de infección por agentes patógenos resistentes a los antimicrobianos (cuadro 35.1). EPIDEMIOLOGÍA La incidencia real de la NAC es difícil de establecer, porque en bastantes ocasiones no se consigue llegar a un diagnós- tico de certeza. La mayoría de los estudios publicados solo proporciona información sobre enfermos hospitalizados, lo que probablemente supone menos de la mitad del total de casos de NAC. En estudios poblacionales, la incidencia anual en los sujetos adultos oscila entre 1 y 10 casos/1.000 habitantes, con tasas bastante superiores en las edades extremas de la vida, en los varones y durante el invierno. Los factores de riesgo independientes que más se relacionan con el desarrollo de una NAC se muestran en el cuadro 35.2. La NAC es la infección que con más frecuencia justifica el ingreso de un paciente en el hos- pital y la causa más habitual de muerte de origen infeccioso. Las tasas de mortalidad son inferiores al 1% en los individuos tratados de forma ambulatoria y de un 10% en los ingresados en un hospital. Hasta el 10% de los enfermos hospitalizados precisa de cuidados intensivos y, en ese caso, la mortalidad puede alcanzar tasas bastante mayores a las mencionadas. ETIOLOGÍA En la práctica clínica, con independencia de los estudios dise- ñados al efecto de manera específica, la tasa de diagnóstico etio- lógico de la NAC no suele superar el 20%. Más de un centenar de microorganismos puede causar esta infección, aunque solo un reducido número de ellos está implicado en la mayor parte de los casos (tabla 35.1). Los hallazgos etiológicos dependen de la zona geográfica considerada, de la aparición de posibles epidemias, de la población estudiada, de la edad del sujeto, de las comorbilidades asociadas, de la gravedad del episodio, y de la utilización y la calidad de determinadas técnicas diagnós- ticas, así como de la administración previa o no de antibióticos cuando se realizan esas técnicas. Streptococcus pneumoniae es el agente etiológico más común en la práctica totalidad de los países y en cualquier nivel asistencial. Las bacterias «atípicas» son más habituales como agentes causales de la NAC que tiene índices de gravedad más bajos. Entre ellas, Mycoplasma pneumoniae es la que se identifica con mayor frecuencia en los adultos jóvenes, sin comorbilidades significativas y que forman parte de poblaciones cerradas. Su 35 Cuadro 35.1 FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS CON UNA INFECCIÓN POR AGENTES PATÓGENOS MULTIRRESISTENTES Hospitalización en los últimos 3 meses durante 48 horas o más Hospitalización actual de más de 4 días Diálisis crónica Residencia en un asilo o en un centro asistencial de cuidados mínimos Tratamiento intravenoso domiciliario en los últimos 30 días Atención domiciliaria por heridas u otros cuidados especializados de enfermería Convivencia con personas infectadas por agentes patógenos multirresistentes Alta prevalencia de resistencia antimicrobiana en la comunidad o en la unidad asistencial Terapia antimicrobiana en los últimos 3 meses Tratamiento inmunodepresor o enfermedad inmunodepresora Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 35 Neumonía adquirida en la comunidad 277 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. incidencia global varía según las ondas epidémicas de lenta ins- tauración que ocurren cada 3-4 años. Fuera de estos períodos, solo se observan casos esporádicos. La incidencia de la NAC debida a Legionella pneumophila varía ampliamente de unas zonas a otras, aunque con unos porcentajes similares en los distintos niveles de atención asistencial. Pueden aparecer brotes epidémicos, casi siempre en relación con la contaminación de los sistemas de refrigeración y los depósitos de agua, y, con mayor frecuencia, casos esporádicos. La infección por Coxiella burnetii, también conocida como fiebre Q, es una causa común de infección respiratoria en determinadas zonas geográficas. El contacto directo o indirecto con animales es clave en su epidemiología. La importancia de Chlamydophila pneumoniae como agente patógeno no está del todo clara, como consecuen- cia de las dificultades existentes para establecer un diagnós- tico de certeza y por el hallazgo de otros microorganismos acompañantes hasta en el 40% de los casos. Como los demás patógenos «atípicos», tiene tanto un carácter endémico como epidémico. Alrededor de una décima parte de las NAC tiene un origen vírico. El antecedente de una infección por Influenzavirus es el factor de mayor relevancia para desarrollar una neumonía por Staphylococcus aureus. En los últimos años, S. aureus resistente a la meticilina también se ha descrito como un agente de la NAC. Se diferencia de su homólogo nosocomial en su carga genética, su virulencia y su diferente sensibilidad antimicro- biana. Además, la cepa comunitaria es portadora del gen de la leucocidina de Panton-Valentine, una toxina necrotizante con probabilidad responsable de las lesiones cavitarias que suelen observarse desde un punto de vista clínico. La incidencia de la neumonía por Haemophilus influenzae se sitúa en torno al 5%. Clásicamente se ha encontrado en los pacientes ancianos o con otra alteración subyacente, como una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La NAC por bacilos gramnegativos entéricos también se ve con mayor frecuencia en los individuos que tienen una EPOC y en los que han recibido tratamiento con glucocorticoesteroides o con antimicrobianos. Pseudomonas aeruginosa se identifica más habitualmente en situaciones graves y en los sujetos que tienen defectos estructurales en el pulmón. En definitiva, ante una NAC siempre debe pensarse en el neumococo como microorganismo responsable y tener en cuenta, además, la situación epidemiológica local. En cualquier neumonía es posible aislar varios patógenos. Las asociaciones más comunes son las de microorganismos «típicos» y «atí- picos», cuyo significado aún no se ha aclarado del todo. La relativamente baja frecuencia de la NAC producida por ente- robacterias, P. aeruginosa y S. aureus hace que estos microorga- nismos solo se consideren en circunstancias especiales como potenciales patógenos causales de una NAC (cuadro 35.3). PATOGENIA La mayoría de las neumonías se debe a microorganismos que llegan hasta los alvéolos y bronquíolos terminales a través de las vías aéreas, bien formando parte de aerosoles inhalados o, más comúnmente, contenidos en las secreciones orofaríngeas aspiradas. La inhalación es el mecanismo más frecuente por el que alcanzan el tracto respiratorio inferior los virus, las bacterias «atípicas», los hongos y las micobacterias. Para el TABLA 35.1 Causas de una neumonía adquirida en la comunidad según el lugar en el que se presta la atención médica Microorganismo Ambulatorio Hospital Unidad de cuidados intensivos Streptococcus pneumoniae 35 43 42 Bacterias atípicas 33 16 14 ● Mycoplasma pneumoniae 15 3 2 ● Legionella pneumophila 7 8 8 ● Coxiella burnetii 62 1 ● Chlamydophila pneumoniae 5 3 3 Virus respiratorios 13 12 10 Haemophilus influenzae 5 5 3 Enterobacterias 1 2 1 Staphylococcus aureus 1 2 2 Pseudomonas aeruginosa 1 4 5 Streptococcus viridans 1 Causa polimicrobiana 9 13 22 Otros 1 3 6 Datos expresados en porcentaje. Adapted with permission from BMJ. Adapted with permission from BMJ. Reproduced with permission of the European Respiratory Society ©. Cuadro 35.2 FACTORES DE RIESGO INDEPENDIENTES PARA EL DESARROLLO DE UNA NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD Tabaquismo con un índice paquete-año acumulado superior a 15 Cambios bruscos de temperatura en el ambiente laboral Contacto habitual con niños menores de 15 años de edad Estado civil (soltero, viudo o divorciado) Ingreso hospitalario en los últimos 5 años Infección de las vías aéreas superiores en el último mes Diagnósticos previos de neumonía adquirida en la comunidad Bronquitis crónica Asma Epilepsia Insuficiencia cardíaca Oxigenoterapia en el último año Tratamiento con amiodarona Tratamiento con N-acetilcisteína Empleo de inhaladores Modificado de Almirall et al., 2008. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 278 resto de los microorganismos, el modo habitual por el que se produce una neumonía se basa en la colonización de las vías aéreas superiores y la posterior aspiración de las secreciones contaminadas. La flora orofaríngea de una persona sana contiene diversas especies de microorganismos aeróbicos y anaeróbicos que, en conjunto, permanecen bastante estables a lo largo del tiempo. En un porcentaje de la población muy variable, y generalmente de forma transitoria, pueden encontrarse otros microorganis- mos potencialmente patógenos, como S. pneumoniae, S. aureus y H. influenzae. En condiciones normales, la mucosa faríngea es resistente a su colonización por bacilos gramnegativos, que solo se aíslan en recuentos y en porcentajes muy bajos. En los enfermos crónicos, este porcentaje se incrementa de manera notable, debido a los cambios que se originan en la superficie epitelial y en el contenido enzimático de la saliva y de las secreciones respiratorias, anomalías que facilitan la adherencia de estas bacterias y que dificultan su eliminación. A pesar de la constante inhalación de microorganismos y de la frecuente microaspiración de secreciones orofaríngeas conta- minadas por patógenos potenciales, las vías aéreas situadas por debajo de la glotis se mantienen, en condiciones normales, rela- tivamente estériles. Esto se debe a la acción conjunta de varios mecanismos de defensa, entre los que cabe citar, sobre todo, a las barreras anatómicas, el sistema mucociliar y los péptidos antimi- crobianos. La eliminación de los microorganismos que llegan al alvéolo depende básicamente de los macrófagos alveolares. Estas células fagocitan y destruyen los agentes patógenos que alcanzan las regiones más distales del pulmón, evitando así una infección evidente desde un punto de vista clínico. Cuando el inóculo bacteriano al que se enfrentan es mayor o tiene una particular virulencia, los macrófagos inician una respuesta inflamatoria Cuadro 35.3 CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS, FACTORES DE RIESGO Y SITUACIONES EPIDEMIOLÓGICAS RELACIONADAS CON ALGUNAS DE LAS CAUSAS MÁS FRECUENTES DE NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD Streptococcus pneumoniaea: ● Cuadros más agudos en los pacientes de mayor edad ● Más frecuentes la fiebre alta, el esputo hemoptoico y el dolor torácico Mycoplasma pneumoniae: ● Personas más jóvenes con cuadros clínicos más leves ● Leucocitos y valores de proteína C reactiva en sangre más bajos Legionella pneumophila: ● Más frecuente en los hombres ● Antecedentes de alcoholismo o tabaquismo ● Síntomas gastrointestinales y neurológicos ● Menos habituales la purulencia en el esputo y el dolor torácico Coxiella burnetii: ● Fiebre alta, tos, cefalea y mialgias ● Síntomas respiratorios ausentes en la mitad de los casos Virus: ● Insuficiencia cardíaca asociada ● Ausencia de expectoración ● Brote epidémico Haemophilus influenzae: ● Enfermos de mayor edad ● Tabaquismo, enfermedad pulmonar obstructiva crónica Bacterias gramnegativas entéricas: ● Residencia del paciente en un asilo ● Coexistencia de otras enfermedadesb ● Tratamiento antimicrobiano recientec ● Tratamiento con glucocorticoesteroidesd Pseudomonas aeruginosa: ● Defectos estructurales en el pulmón (bronquiectasias) ● Malnutrición ● Tratamiento antimicrobiano recientec ● Tratamiento con glucocorticoesteroidesd Staphylococcus aureuse: ● Residencia del paciente en un asilo ● Infección reciente por Influenzavirus ● Diabetes mellitus e insuficiencia renal ● Adictos a drogas por vía parenteral Bacterias anaeróbicas: ● Alcoholismo crónico ● Higiene dental deficiente ● Residencia del paciente en un asilo ● Alteraciones del nivel de consciencia u otros riesgos de broncoaspiración ● Obstrucción intrabronquial aDebe sospecharse una resistencia a la penicilina en los siguientes casos: pacientes menores de 2 años o mayores de 65 años, alcohólicos crónicos, inmunodeprimidos, con múltiples comorbilidades asociadas, que tengan contacto con niños en guarderías o que hayan recibido un tratamiento con β-lactámicos en los últimos 3 meses. bEnfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), insuficiencia cardíaca congestiva, insuficiencia renal crónica, hepatopatía crónica, enfermedad cerebrovascular, diabetes mellitus o neoplasia activa en el último año. cDe amplio espectro y durante más de 1 semana en los últimos 3 meses. dMás de 10 mg de prednisona al día. eSospechar una resistencia a la meticilina ante una neumonía rápidamente progresiva, bilateral, cavitada, con un derrame pleural que se complica con un shock. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 35 Neumonía adquirida en la comunidad 279 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. reclutando leucocitos polimorfonucleares circulantes al espacio alveolar. Estas células prestan una ayuda fundamental en la fagocitosis y en la destrucción de esos patógenos. ANATOMÍA PATOLÓGICA La respuesta inflamatoria aguda que se desarrolla para asegu- rar la completa eliminación de los gérmenes tiene su mani- festación histopatológica en la neumonía. Consiste en una infiltración neutrofílica y en la exudación de proteínas plas- máticas, que afectan con preferencia a los alvéolos y que pue- den extenderse a las unidades respiratorias adyacentes. Algunos microorganismos, sobre todo S. aureus, Klebsiella pneumoniae y bacterias anaeróbicas, pueden producir necrosis con formación de abscesos. Como norma, la recuperación estructural del pulmón es total, aunque en algunos casos puede originarse una fibrosis local residual. FISIOPATOLOGÍA La ocupación alveolar por el exudado inflamatorio condiciona la aparición de alvéolos perfundidos, pero no ventilados, lo que provoca una hipoxemia. En respuesta a esta hipoxemia se produce una hiperventilación secundaria y una alcalosis respiratoria. La hipercapnia es rara salvo en los niños, en las neumonías muy extensas y en los pacientes graves con una enfermedad pulmonar previa. MANIFESTACIONES CLÍNICAS La NAC se caracteriza, habitualmente, por la existencia de fiebre, afectación del estado general y cualquier combinación de síntomas atribuibles al aparato respiratorio, tales como tos (90%), expectoración (66%), disnea (66%), dolor torácico pleurítico (50%) y hemoptisis (15%). La forma de presentación varía mucho de unospacientes a otros. En los ancianos, los síntomas iniciales consisten, a menudo, en un cuadro confu- sional, una disminución del nivel de consciencia o una des- compensación de una enfermedad crónica preexistente. En general, suelen tener un cuadro clínico menos florido que el de las personas más jóvenes, lo que no debe interpretarse como expresión de una menor gravedad de la neumonía. En la exploración física, los signos que se recogen con más frecuencia son la taquipnea, la taquicardia y la hipertermia. La auscultación pulmonar suele ser anómala, aunque los signos específicos de una consolidación pulmonar —como la matidez a la percusión, el soplo tubárico o la egofonía— se encuentran solo en un tercio de los casos que precisan un ingreso hos- pitalario y casi nunca se observan en los cuadros más leves. La utilidad de las manifestaciones clínicas y de la exploración física en el diagnóstico de la NAC es controvertida y no hay una combinación de datos de la anamnesis ni de hallazgos semiológicos que permita confirmar o descartar la presencia de una neumonía con suficiente fiabilidad. EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS Alrededor de la mitad de los pacientes con una infección res- piratoria del tracto respiratorio inferior se diagnostica y se trata en la comunidad, sin necesidad de llevar a cabo investigaciones adicionales. Determinaciones de laboratorio Aunque la leucocitosis suele asociarse con la existencia de una infección bacteriana, este no es un dato con la suficiente sensibilidad ni especificidad. La utilidad de la determinación sérica de los marcadores biológicos de la respuesta inflamato- ria, como la proteína C reactiva y la procalcitonina, se limita, en la actualidad, a complementar las escalas pronósticas, en cuanto a la decisión sobre el posible ingreso, y a valorar la gravedad del paciente hospitalizado. Ambos marcadores tam- bién pueden servir para distinguir una neumonía bacteriana de otros cuadros respiratorios agudos y para mejorar el manejo terapéutico. Los estudios bioquímicos y hematológicos, así como la pulsioximetría o la gasometría arterial, suponen una ayuda a la hora de establecer la gravedad del cuadro clínico y la necesidad o no de indicar una hospitalización, pero no son útiles para identificar el agente causal. Pruebas de imagen Para establecer inicialmente el diagnóstico de una neumo- nía se requiere la presencia de infiltrados pulmonares en la radiografía de tórax. Aunque los hallazgos radiológicos son inespecíficos para la mayoría de los microorganismos, cabe realizar algunos comentarios a este respecto: los infiltrados homogéneos son más frecuentes en las NAC bacterianas, la afectación multilobular predomina en las NAC neumocócicas bacteriémicas, el deterioro radiológico es mayor y la resolu- ción es más lenta en la neumonía por Legionella, y la cavitación y el neumotórax son más habituales en los casos debidos a S. aureus. Además, la radiografía de tórax permite identificar la existencia de un derrame pleural o de una cavidad, evaluar la extensión de la afectación neumónica y, a veces, establecer otros diagnósticos alternativos o asociados con la neumonía. La tomografía computarizada (TC) torácica tiene mayor sen- sibilidad y especificidad que la radiografía simple de tórax, si bien en la actualidad solo está indicada en la evaluación de posibles complicaciones o en el establecimiento de diagnós- ticos alternativos. DIAGNÓSTICO En la práctica toda condensación radiológica de reciente aparición no atribuible a otra causa y que se acompaña de fiebre de menos de 1 semana de evolución debe considerarse y tratarse como una neumonía, mientras no se demuestre lo contrario. Sin embargo, establecer con certeza la presencia de una neumonía no siempre es fácil. Los datos clínicos, aunque se obtienen de una forma sencilla, rápida y barata, tienen un bajo rendimiento diagnóstico. Además, hasta un 30% de los pacientes con el diagnóstico inicial de NAC tiene otro proceso como responsable de sus manifestaciones clínicas y radiológicas. Identificar el agente patógeno responsable no parece asociarse con una estancia hospitalaria más corta o con una menor mortalidad. Sin embargo, el diagnóstico etiológico Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 280 permite confirmar la existencia de una NAC, establecer un tratamiento antimicrobiano dirigido, evaluar la resistencia bacteriana, obtener información epidemiológica acerca de los patógenos emergentes y, en general, reducir los efectos adversos y el coste asociado con los antibióticos. Los síntomas y signos tampoco sirven mucho en el diagnóstico etiológico, aunque algunos datos clínicos, epidemiológicos y radiológicos pueden ayudar a distinguir a los enfermos con una mayor probabilidad de infección por ciertos microorganismos (v. cuadro 35.3). En cualquier caso, ningún patrón clínico o radiológico tiene la especificidad suficiente como para establecer la causa de una NAC, sobre todo en las personas ancianas o con alguna enfermedad de base. La manera habitual por la que se detecta el agente responsable supone el empleo de distintos métodos microbiológicos. La conveniencia de su utilización depende, sobre todo, de la gravedad de la neumonía, de su evolución y de la respuesta al tratamiento. En general, deben emplearse más técnicas diagnósticas cuanto más graves es la neumonía, y pocas o ninguna en la NAC leve (fig. 35.1). No hay una única prueba que permita identificar todos los patógenos potencial- mente implicados en la NAC, y todas ellas tienen sus ventajas y sus limitaciones. Tinción de Gram y cultivo del esputo La rentabilidad diagnóstica de la tinción de Gram del esputo depende en gran medida de la calidad de la muestra, de la rapidez de su procesamiento, del criterio usado para definir un resultado positivo, de la experiencia del observador y de si el individuo ha recibido o no un tratamiento antimicrobiano previo. Alrededor del 40% de los pacientes, en especial los de edades avanzadas, o no tiene tos productiva o es incapaz de expectorar. Además, solo un tercio de las muestras de esputo recogidas puede considerarse aceptable. En estas circunstancias, la visualización de una bacteria predominante, sobre todo si se trata de S. pneumoniae, puede ser útil para establecer la causa (fig. 35.2). La tinción de Gram no puede detectar ciertos agentes patógenos frecuentes en la NAC, como M. pneumoniae, C. pneumoniae, Legionella spp. o virus respiratorios. Además, FIGURA 35.1 Indicaciones clínicas de las pruebas útiles en el diagnóstico de una neumonía adquirida en la comunidad. Modificado de Mandell et al., 2007. FIGURA 35.2 Tinción de Gram de un esputo con Streptococcus pneumoniae (1.000×). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 35 Neumonía adquirida en la comunidad 281 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. algunos morfotipos, como H. influenzae, son difíciles de iden- tificar. Por todo ello, la sensibilidad y la especificidad diagnós- ticas de la tinción de Gram del esputo son muy variables. El cultivo del esputo plantea problemas parecidos. Puede mejorarse la información que proporciona si en el análisis se consideran los resultados obtenidos en la tinción de Gram. Es posible aislar patógenos «atípicos» y virus en las secreciones res- piratorias, pero se precisan técnicas especiales no disponibles de forma generalizada. El cultivo de algunos microorganismos, como Legionella spp. o Mycobacteriumtuberculosis, es 100% específico, pero requiere varios días y métodos especiales. Hemocultivo El hemocultivo en la NAC solo es positivo en un pequeño porcentaje de casos (< 20%). Por otro lado, en los sujetos inmunocompetentes su utilidad es escasa. Por tanto, parece razonable restringir la realización de esta prueba a los casos más graves, en los que la incidencia de una bacteriemia es más alta y la probabilidad de aislar patógenos no cubiertos de manera adecuada con tratamientos empíricos es mayor. Diagnóstico inmunológico Los métodos inmunológicos más empleados en el diagnós- tico de la NAC son los basados en la detección de antígenos y anticuerpos. Diversas técnicas microbiológicas permiten esta- blecer la presencia de ciertos agentes, sobre todo neumococos, L. pneumophila y virus respiratorios, mediante la identificación de alguno de sus componentes en el esputo, la orina, el suero u otras muestras biológicas. En el caso del neumococo, la prueba más extendida en la actualidad es un ensayo inmunocromato- gráfico en orina que determina el antígeno polisacárido C de la pared del patógeno. Es un procedimiento rápido, sencillo, con una especificidad (90%) y una sensibilidad (50-80%) acepta- bles en los adultos y con capacidad para reconocer una neumo- nía neumocócica una vez iniciado el tratamiento antibiótico. Si bien la utilidad diagnóstica de la técnica parece contrastada, los beneficios prácticos que se derivan de su aplicación son controvertidos. También puede valorarse la antigenuria de L. pneumophila del serogrupo 1, que es el grupo responsable de la mayoría de las infecciones comunitarias debidas a este patógeno. Su sensibilidad es del 70 al 90% y su especificidad se acerca al 100%. No obstante, pueden pasar varios días antes de que se encuentren resultados positivos. La antigenuria per- siste, en ocasiones, durante varias semanas. La detección de antígenos por inmunofluorescencia directa en las secrecio- nes respiratorias también puede emplearse en el diagnóstico de la NAC por L. pneumophila, virus respiratorio sincitial e Influenzavirus, aunque es una prueba bastante insensible, sobre todo para los dos primeros microorganismos. La identificación en el suero de una respuesta de anticuer- pos específica tiene interés porque permite el diagnóstico de una infección por agentes patógenos que son difíciles de aislar en los cultivos, como virus, M. pneumoniae, C. pneumo- niae, Chlamydophila psittaci, C. burnetii y L. pneumophila. Un título aislado elevado de anticuerpos IgM específicos en una enfermedad neumónica aguda puede tener valor diagnós- tico en algunas ocasiones. Sin embargo, en la práctica clínica, en alrededor del 70% de los enfermos la positividad se basa en la demostración de una seroconversión del título de anticuer- pos de inmunoglobulina (Ig) G a las 4-9 semanas. Por tanto, el estudio serológico proporciona, en el mejor de los casos, una información tardía que tiene un interés especialmente epidemiológico. Además, los sujetos adultos pueden no mos- trar elevación alguna de la IgM después de haber tenido rein- fecciones repetidas. Por otro lado, la prevalencia de anticuerpos frente a C. pneumoniae en la población general es alta. En más del 20% de los casos no se produce una seroconversión y, aunque la especificidad se considera aceptable, se han descrito algunos falsos positivos. Técnicas de biología molecular La reacción en cadena de la polimerasa permite la detección de secuencias de ácido desoxirribonucleico (ADN) de los princi- pales patógenos respiratorios en distintas muestras biológicas. Sin embargo, la interpretación de los resultados no siempre es fácil y en la práctica actual el papel de estas técnicas se limita al diagnóstico de la tuberculosis, de otras micobacteriosis y, en determinados períodos epidémicos, de la infección por virus respiratorios. La identificación inmediata y simultánea de virus y bacterias puede otorgar a estas técnicas un papel más relevante en un futuro próximo. Técnicas invasivas La toracocentesis está indicada en todos los pacientes que tie- nen una neumonía y un derrame pleural significativo, ya que la presencia de un empiema es uno de los principales factores asociados con el fracaso terapéutico en los primeros días del ingreso hospitalario. El cultivo de una muestra del líquido tiene una sensibilidad muy baja, pero un resultado positivo tiene un gran impacto en el tratamiento del enfermo. También pueden emplearse técnicas inmunológicas para el reconocimiento de antígenos bacterianos, en especial del neumococo. Otras determinaciones, como la glucosa, la lactato deshidrogenasa (LDH), las proteínas totales y el pH, permiten descubrir la exis- tencia de complicaciones. La punción transtorácica aspirativa, los cultivos cuantitativos de muestras obtenidas mediante un catéter telescopado o un lavado broncoalveolar e, incluso, la biopsia pulmonar abierta o por videotoracoscopia pueden ser útiles en casos muy seleccionados. TRATAMIENTO Dadas las limitaciones de las pruebas microbiológicas para identificar el germen causal de la NAC en un número significa- tivo de casos, la selección inicial del tratamiento antibiótico se basa, en general, en la presunción de los agentes patógenos que, con más probabilidad, son los responsables de la infección. Para ello debe atenderse, sobre todo, a los patrones epidemio- lógicos específicos de cada área geográfica, a la gravedad del cuadro clínico y a la existencia o no de factores que sugieran la implicación de microorganismos menos frecuentes o con una posibilidad mayor de tener alguna resistencia antimi- crobiana (v. cuadro 35.3). En cualquier caso, el comienzo de la terapia antibiótica debe ser lo más precoz posible. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 282 Lugar del tratamiento Una de las primeras decisiones que el médico debe tomar es la de determinar en dónde va a tratar al paciente. Esta decisión está condicionada por la evolución del cuadro clínico en las pri- meras horas, por el riesgo de muerte o de complicaciones (cua- dro 35.4), por las comorbilidades asociadas y su estabilidad, por la eventual intolerancia a la medicación oral, por el fracaso terapéutico previo que pudiera existir, por las características psi- cosociales del enfermo y por la disponibilidad de recursos que existan para la atención domiciliaria del paciente. Hay distintos sistemas de evaluación de la gravedad de la NAC que tratan de ayudar al clínico a establecer el riesgo en un individuo concreto y a decidir sobre la conveniencia de su ingreso hospitalario o la necesidad de una vigilancia intensiva. Los más utilizados son el PSI (Pneumonia severity index), que identifica mejor a los sujetos con un riesgo bajo, y el CURB-65, desarrollado por la British Thoracic Society y diseñado para reconocer a los enfermos graves. Ambas escalas han demostrado una capacidad de discriminación similar para predecir el riesgo de muerte a los 30 días y podrían aplicarse de manera complementaria. Sin embargo, ninguna de las dos tiene suficiente sensibilidad y especificidad como para predecir sobre la conveniencia del ingreso en una unidad de cuidados intensivos (UCI). Por este motivo parece necesario disponer de escalas específicas para este fin, que utilizan, en general, las variables que se reseñan en el cuadro 35.4. Para calcular el PSI se utilizan 20 variables, entre las que se incluyen la edad, el sexo, diversas comorbilidades, los signos vitales, las alteraciones analíticas y los hallazgos radiográficos. A cada una de estas variables se le asigna una determinada pun- tuación y, de acuerdo con el sumatorio de todos los puntos, se clasifica a los pacientes en cinco categorías oclases en función de la mortalidad estimada a los 30 días (fig. 35.3). La principal limitación de este índice radica en que infravalora la afectación aguda, en especial en los individuos jóvenes y en los que sufren una EPOC. El índice CURB-65 es el acrónimo de confusion, urea (> 44 mg/dL), respiratory rate (≥ 30 respiraciones/minuto), blood pressure (presión arterial sistólica < 90 mm Hg o presión arterial diastólica ≤ 60 mm Hg) y edad (≥ 65 años). Otorga un punto para cada una de estas cinco variables y permite clasificar a los enfermos en tres niveles de riesgo o gravedad (fig. 35.4). Se recomienda el ingreso hospitalario cuando la puntuación es igual o superior a un punto, sobre todo si existen otros factores de gravedad asociados, como la hipoxemia o la pre- sencia de infiltrados multilobulares en la radiografía de tórax. Precisamente, el no considerar la hipoxemia como un factor de riesgo es uno de los inconvenientes fundamentales de este índice. En cualquier caso, tanto el índice CURB-65 como su versión reducida (CRB-65), en la que se prescinde de la urea entre las variables que se tienen en cuenta, han demostrado tener una excelente capacidad de discriminación y son más simples y fáciles de utilizar en cualquier ámbito asistencial. Elección del antimicrobiano Dependiendo de la gravedad del cuadro clínico y, por con- siguiente, del lugar en el que el sujeto va a ser tratado, las prescripciones empíricas iniciales son las que se describen a continuación (v. fig. 35.4). Cuadro 35.4 FACTORES DE RIESGO DE APARICIÓN DE COMPLICACIONES O DE MUERTE EN UNA NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD Factores subyacentes ● Edad > 65 años ● Enfermedades preexistentesa ● Encamamiento crónico ● Trastornos deglutorios o aspiración broncopulmonar ● Alcoholismo crónico ● Malnutrición ● Inmunodepresiónb ● Hospitalización en el año previo ● Esplenectomía ● Tratamiento antimicrobiano inapropiado previo al ingreso o retraso en su administración Factores basales (evaluación inicial) ● Temperatura > 38,3 °C ● Taquipnea (≥ 30 respiraciones/minuto) ● Hipotensión arterial sistólica (< 90 mm Hg) o diastólica (< 60 mm Hg) ● Confusión mental ● Afectación extrapulmonarc ● Test APACHE II > 22 puntos ● Test SAPS > 12-13 puntos ● Leucopenia (< 4 × 109 leucocitos/L), linfopenia o leucocitosis (> 30 × 109 leucocitos/L) ● Trombocitopenia (≤ 105 plaquetas/mm3) o trombocitosis (≥ 4 × 105 plaquetas/mm3) ● Creatinina sérica > 1,2 mg/dL o nitrógeno ureico sérico > 20 mg/dL ● Lactato deshidrogenasa sérica ≥ 260 UI/L ● Albúmina plasmática disminuida (< 3 g/dL) ● Hematocrito < 30% o hemoglobina < 9 g/dL ● PaO2 < 60 mm Hg o SaO2 < 90% respirando aire ambiente ● Afectación radiológica multilobular, cavitación o derrame pleural ● Causa de la neumoníad ● Bacteriemia Factores evolutivos ● Necesidad de ventilación mecánica ● Desarrollo de un shock séptico ● Insuficiencia renal aguda ● Tratamiento antibiótico empírico inicial inapropiado ● Rápida diseminación radiológica de la neumonía aEnfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal crónica, hepatopatía, diabetes mellitus. bTratamiento esteroideo sistémico reciente o con citostáticos. cArtritis séptica, meningitis, etc. dStreptococcus pneumoniae, Staphylococcus aureus, bacterias entéricas gramnegativas, Pseudomonas aeruginosa, Legionella spp. APACHE, Acute physiology and chronic health evaluation; PaO2, presión arterial de oxígeno; SaO2, saturación arterial de oxígeno; SAP, Simplified acute physiology score. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 35 Neumonía adquirida en la comunidad 283 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. FIGURA 35.3 Estratificación del riesgo en la neumonía adquirida en la comunidad según el Pneumonia severity index (PSI). FIGURA 35.4 Evaluación de la gravedad, decisión sobre el ingreso hospitalario y opciones terapéuticas en los enfermos con una neumonía adquirida en la comunidad. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 284 ENFERMOS TRATADOS AMBULATORIAMENTE El tratamiento debe dirigirse sobre todo a cubrir el neumoco- co, lo que se consigue con amoxicilina por vía oral en dosis de 1 g/8 horas. Estas dosis son efectivas en las neumonías causadas por neumococos con una concentración inhibitoria mínima (CIM) igual o inferior a 2 µg/mL, lo que en la actuali- dad ocurre en la mayoría de los aislamientos. Los macrólidos (claritromicina oral, 500 mg/12 horas, o azitromicina oral, 500 mg/día) son activos frente a M. pneumoniae, C. pneumoniae, L. pneumophila y otros microorganismos «atípicos» relevan- tes en la NAC y no cubiertos por los fármacos β-lactámicos. En este sentido, no hay que olvidar que, aunque en España las resistencias de los patógenos principales en la NAC han ido disminuyendo en los últimos años y los puntos de corte que definen la CIM se han modificado al alza, las resistencias de alto nivel de S. pneumoniae a macrólidos continúan siendo de alrededor del 25%. Además, existe evidencia clínica sobre los fracasos terapéuticos que se producen cuando la neumonía neu- mocócica se trata solo con estos antimicrobianos. Una de las controversias existentes en la actualidad reside en si, en este tipo de pacientes, puede administrarse un β-lactámico en mono- terapia, sin asociarlo con un macrólido. En el ámbito de la atención primaria se aconseja la prescripción de amoxicilina en dosis elevadas en monoterapia y asociar un macrólido solo cuando puedan existir factores de riesgo para L. pneumophila. Existe un subgrupo de pacientes que puede tratarse de forma ambulatoria, pero que tiene enfermedades crónicas u otros factores asociados con un mayor riesgo de estar infectado por un neumococo resistente a los antimicrobianos, por H. influen- zae (el 15-20% es productor de β-lactamasas) o por bacilos gramnegativos entéricos (v. cuadro 35.3). En estos casos, el tratamiento de elección es una fluoroquinolona antineumo- cócica (levofloxacino oral, 500 mg/12 horas, o moxifloxacino oral, 400 mg/día), que también es una buena opción si quieren cubrirse los microorganismos «atípicos» (en personas más jóve- nes, en determinadas circunstancias epidemiológicas o cuando la presentación clínica es muy sugestiva). Como alternativa puede emplearse amoxicilina-ácido clavulánico por vía oral (875/125 mg/8 horas o 2.000/125 mg/12 horas), sin olvidar su falta de actividad frente a los microorganismos «atípicos». El cefditoreno solo debe considerarse cuando no pueda adminis- trarse amoxicilina o una fluoroquinolona. ENFERMOS TRATADOS EN EL HOSPITAL Si se ha decidido la hospitalización del enfermo por motivos clínicos, S. pneumoniae sigue siendo el patógeno causal más frecuente, pero la probabilidad de que el individuo tenga algún factor asociado con un mayor riesgo de estar infectado por un neumococo resistente a los antimicrobianos o por bacilos gram- negativos es más alta (v. cuadro 35.3). Además, los agentes pató- genos «atípicos», incluida Legionella spp., pueden estar impli- cados en casi el 20% de las neumonías de causa conocida. Por tanto, en estas circunstancias el tratamiento empírico inicial debe incluir cualquiera de los siguientes regímenes: cefalosporina de tercera generación (cefotaxima intravenosa, 1-2 g/6-8 horas, o ceftriaxona intravenosa, 1-2 g/24 horas) o amoxicilina-ácido cla- vulánico intravenosa (1.000-2.000/200 mg/8 horas), asociados con un macrólido (claritromicina intravenosa,500 mg/12 horas, o azitromicina intravenosa, 500 mg/día). Hasta la fecha no se han encontrado diferencias, en cuanto a su eficacia clínica, entre estos regímenes y una quinolona en monoterapia (levofloxacino intravenoso, 500 mg/12 horas, o moxifloxacino intravenoso, 400 mg/24 horas). En muchos pacientes puede utilizarse la vía oral con combinaciones que incluyan un macrólido y amoxicilina- ácido clavulánico, o una fluoroquinolona antineumocócica en monoterapia en las dosis mencionadas. Los pacientes que presentan un cuadro inicial muy grave son un subgrupo más seleccionado y homogéneo, que debe tratarse con una cefalosporina de tercera generación en dosis altas (cefotaxima intravenosa, 2 g/6-8 horas, o ceftriaxona intravenosa, 2 g/24 horas), siempre asociada con un macróli- do intravenoso. Si no pudieran administrarse macrólidos, se podría optar por la combinación de un β-lactámico con una fluoroquinolona antineumocócica (levofloxacino intravenoso, 500 mg/12 horas). Si existen factores de riesgo para una infección por P. aeruginosa (v. cuadro 35.3), el enfermo debe someterse a una terapia combinada frente a este patógeno, sin olvidar la cobertura frente a un neumococo potencialmente resistente y frente a Legionella spp. Esto puede conseguirse con una cefalosporina de cuarta generación (cefepima intravenosa, 1-2 g/8-12 horas), piperacilina-tazobactam intravenoso (4.000/500 mg/6-8 horas), o imipenem o meropenem intravenosos (0,5-1 g/6-8 horas), asociados con una fluoroquinolona (ciprofloxacino intraveno- so, 400 mg/8-12 horas, o levofloxacino intravenoso, 500 mg/ 12 horas). Uno de los β-lactámicos señalados, junto con un aminoglucósido (preferiblemente tobramicina o amikacina) y azitromicina, puede ser otra alternativa. Cuando se sospecha una neumonía comunitaria por S. aureus resistente a la metici- lina (v. cuadro 35.3), es preciso utilizar linezolid o vancomicina asociada con levofloxacino. La monoterapia con glucopéptidos puede fracasar al no ser capaz de inhibir la producción de toxi- nas. Las enterobacterias, un 10% de las cuales son productoras de β-lactamasas, son causa de una pequeña proporción de las NAC (v. cuadro 35.3), que debe tratarse con carbapenémicos. Cuando se piense que la NAC se debe a microorganismos anae- róbicos (v. cuadro 35.3), se recomienda la administración de amoxicilina en dosis elevadas con ácido clavulánico, ertapenem, clindamicina o moxifloxacino. La elección del antimicrobiano depende de la tolerancia y la posibilidad de utilizar la vía oral, ya que con frecuencia se requieren tratamientos prolongados. El ertapenem tendría la ventaja adicional de cubrir las entero- bacterias productoras de β-lactamasas. Vía de administración y duración del tratamiento antimicrobiano La utilización de la vía intravenosa viene determinada por la biodisponibilidad del antimicrobiano, la gravedad del cuadro clínico, la dificultad para la deglución o la sospecha de una malabsorción intestinal. En la mayor parte de los enfermos ingresados, el paso a la vía oral puede realizarse al tercer día del tratamiento, cuando el individuo ha mejorado desde un punto de vista clínico, no tiene insuficiencia respiratoria, se mantiene hemodinámicamente estable, eupneico y afebril durante 24 horas, y no hay trastornos del nivel de consciencia ni otras infecciones activas. Como pauta general, 1 semana de Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 35 Neumonía adquirida en la comunidad 285 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. tratamiento antimicrobiano suele ser suficiente. Sin embar- go, cuando el cuadro clínico inicial es más grave, cuando los microorganismos implicados son L. pneumophila, P. aerugi- nosa o S. aureus, cuando aparecen complicaciones como una meningitis o una endocarditis, o cuando se observan cavidades u otros signos de necrosis en la radiografía de tórax, deben administrarse tratamientos más prolongados. La disminución de los valores de biomarcadores como la procalcitonina o la proteína C reactiva puede ser útil para orientar acerca del posible acortamiento de la duración de la terapia antibiótica. EVOLUCIÓN Una respuesta clínica adecuada supone alcanzar la estabilidad del enfermo a los 3 o 4 días de iniciado el tratamiento antimi- crobiano. Dependiendo de la causa de la neumonía y de las características del hospedador, la fiebre suele persistir entre 3 y 6 días, y la tos alrededor de 1 semana. Pueden auscultarse crepitaciones durante más de 1 semana en un tercio de los casos y la leucocitosis, cuando la evolución es favorable, desaparece en torno al cuarto día. Los signos radiográficos regresan con mucha mayor lentitud e incluso pueden empeorar durante los primeros días, sobre todo en los ancianos y en la neumonía neumocócica bacteriémica o por Legionella spp. Solo la mitad de los pacientes tiene una resolución radiológica completa a las 2 semanas. El término neumonía que no responde al tratamiento se emplea para definir una situación en la que se produce una respuesta clínica inadecuada a pesar del tratamiento antibiótico ins- taurado. Entre un 10 y un 15% de los enfermos hospitalizados y hasta un 21% de los pacientes ambulatorios pueden sufrir una evolución no satisfactoria. Esta mala respuesta depende de factores relacionados con la gravedad inicial, el agente etioló- gico y las características del hospedador. La forma más grave de esta evolución no adecuada cursa con un deterioro clínico, en general en las 72 horas iniciales, con una grave insuficiencia respiratoria o con la aparición de un shock séptico. El estudio de los valores séricos de los biomarcadores, tanto al comienzo como al tercer o cuarto día del tratamiento, puede ser útil para predecir una NAC «no respondedora». Cuando no se observa una buena respuesta al tratamiento, debe sospecharse que este es incorrecto, que han aparecido complicaciones del proceso infeccioso existente o que el cuadro clínico se debe a una enfermedad pulmonar no infecciosa (el 20% de los casos) (cuadro 35.5). En estas situaciones casi siempre está indicada la realización de estudios complementarios adicionales, como una fibrobroncoscopia, una TC torácica o nuevas investigacio- nes microbiológicas. PRONÓSTICO Aunque la mayor parte de los pacientes con una NAC recupera su actividad normal en 1 semana, la mortalidad global de la enfermedad oscila entre el 5 y el 14% en los sujetos hos- pitalizados. Esta tasa duplica la observada en los individuos de la misma edad y sexo ingresados por otras causas. Entre los pacientes que requieren cuidados intensivos, la mortalidad puede alcanzar el 50%. En general, la mortalidad aumenta con la edad, con la frecuencia respiratoria y cardíaca, y cuando existe una hipotensión arterial o una hipotermia. También varía Cuadro 35.5 CAUSAS DE FALTA DE RESPUESTA AL TRATAMIENTO EMPÍRICO EN UNA NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD Tratamiento inapropiado o ineficaz: ● Agentes patógenos resistentes al tratamiento antimicrobiano o no cubiertosa ● Microorganismos infrecuentes o no sospechadosb ● Duración del tratamiento o posología insuficientes ● Vía de administración inapropiada, malabsorción intestinal ● Falta de cumplimentación Alteración de los mecanismos de defensa del aparato respiratorio: ● Locales: neumonía recurrentec ● Inmunodeficiencias sistémicas Aparición de complicaciones: ● Empiema ● Focos sépticos a distancia (meningitis, artritis séptica, pericarditis, endocarditis) ● Flebitis o infecciones por catéter ● Fiebre por fármacos ● Neumonía nosocomial ● Otras complicaciones no infecciosas (insuficiencia renal o cardíaca, síndrome del distrés respiratorio del adulto, etc.) Diagnóstico incorrectod: ● Atelectasia● Embolismo pulmonar, infarto pulmonar ● Carcinoma broncogénico o metastásico ● Edema agudo de pulmón ● Hemorragia pulmonar ● Neumonía eosinófila ● Neumonitis por hipersensibilidad ● Neumonitis intersticial aguda ● Vasculitis pulmonar ● Neumonía organizada criptogénica ● Secuestro pulmonar ● Cuerpo extraño Las causas infecciosas son más frecuentes en la neumonía adquirida en la comunidad que no responde en las primeras 72 horas. aConsidere la posibilidad de microorganismos «atípicos» si no están cubiertos. Muchas de las pautas propuestas tampoco cubren adecuadamente Staphylococcus aureus. En algunas regiones las cepas de Haemophilus influenzae productor de β-lactamasas pueden superar el 30%. Otros agentes patógenos pueden hacerse resistentes durante el tratamiento. bHongos, parásitos, micobacterias, virus. cLa neumonía recurrente es la que vuelve a aparecer tras un período asintomático y después de la resolución radiológica de la neumonía previa. Ocurre sobre todo en los pacientes con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquiectasias, cardiopatías, fibrosis quística o inmunodeficiencias. Si aparece siempre en el mismo lóbulo, debe sospecharse la coexistencia de una obstrucción bronquial. dHacer el diagnóstico diferencial. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 286 en función de cuáles sean los procesos acompañantes, el dete- rioro del estado de consciencia, el empleo de glucocorticoes- teroides orales, el antecedente de un ingreso previo reciente o la existencia de una insuficiencia renal aguda o de un derrame pleural. Ciertos patógenos, la bacteriemia, una leucocitosis superior a 30 × 109 leucocitos/L, una leucopenia inferior a 4 × 109 leucocitos/L y la afectación radiológica de más de un lóbulo se asocian con una mayor mortalidad. Una relación entre la presión arterial de oxígeno y la fracción inspiratoria de este gas (PaO2/FIO2) inferior a 250 mm Hg o una hipercap- nia también hablan de una enfermedad más grave y de una peor evolución (v. cuadro 35.4). Las mediciones seriadas de la procalcitonina sérica también pueden tener valor pronóstico. PREVENCIÓN El abandono del tabaquismo y del consumo excesivo de alcohol, así como el control de las enfermedades crónicas subyacentes, son un aspecto importante en la prevención de la NAC. No obstante, el pilar básico en la prevención es la vacunación frente al neumococo, el patógeno más frecuente, y frente al Influenzavirus, responsable de infecciones respiratorias potencialmente graves, incluyendo la neumonía, y facilitador de infecciones por otros microorganismos más agresivos. Vacuna antineumocócica La vacuna polisacárida 23-valente contiene los polisacáridos bacterianos de los 23 serotipos neumocócicos responsables del 90% de las infecciones producidas por esta bacteria. La vacuna es efectiva en la prevención de la enfermedad neumo- cócica invasiva. Sin embargo, no parece conferir protección especial frente a la neumonía no bacteriémica. Los candidatos a recibir esta vacuna son los individuos inmunocompetentes con procesos crónicos, las personas mayores de 65 años y los sujetos inmunodeprimidos o con un mayor riesgo de sufrir una neumococia o sus complicaciones. Las vacunas conjugadas, al contrario que las polisacáridas, son muy inmunogénicas y producen memoria inmunológica. En el momento actual, la vacuna conjugada 13-valente está indicada en todos los niños, desde los 2 meses a los 5 años de edad. También se recomienda en los sujetos adultos inmuno- comprometidos o que pertenecen a grupos considerados de riesgo, con independencia de su estado de vacunación previo con la vacuna polisacárida. Vacuna antigripal Debe administrarse todos los años durante los meses de otoño a las personas con riesgo de sufrir complicaciones por una infección gripal (ancianos, residentes en instituciones cerra- das, sujetos con enfermedades crónicas) y a las que tienen la posibilidad de transmitir la infección a los individuos de alto riesgo (personal sanitario o al cuidado de enfermos). A raíz de la aparición en las últimas epidemias de numerosos casos graves entre las personas no pertenecientes a estos subgrupos poblacionales, se han ampliado las recomendaciones de vacu- nación a toda la población que no tenga contraindicaciones concretas. La eficacia de la vacuna está condicionada por la similitud existente entre las cepas incluidas en ella y las que en realidad están produciendo la epidemia. Cuando se incor- poran en la vacuna los antígenos apropiados, su eficacia en la prevención de la enfermedad es del 70 al 90% en las personas sanas menores de 65 años de edad. Existen dos tipos de vacunas antigripales de eficacia similar: 1) la vacuna inactivada, elaborada con virus no viables, que se administra por vía intramuscular y que es la que se recomienda para la mayor parte de la población, y 2) la vacuna atenuada, fabricada con virus vivos atenuados, capaces de replicarse y diseminarse, que se administra por vía intranasal, pero que está contraindicada en las mujeres embarazadas y en los pacientes inmunodeprimidos. Quimioprofilaxis antiviral Dado que existe un período de latencia de más de 2 semanas entre la administración de la vacuna y el desarrollo de una res- puesta inmunitaria eficaz, la quimioprofilaxis con antivirales está indicada en las personas no vacunadas que son contac- tos de riesgo. También debe considerarse su uso durante las epidemias causadas por una cepa que no puede controlarse por la vacuna, en los sujetos inmunodeprimidos con escasa producción de anticuerpos y en los individuos que han reci- bido la vacuna, pero que precisan de una terapia adyuvante durante las primeras semanas que se requieren para producir anticuerpos. Los inhibidores de la neuraminidasa (oseltamivir y zanamivir) inducen menos resistencias y son eficaces tanto frente al Influenzavirus A como al Influenzavirus B. Bibliografía Almirall J, Bolíbar I, Serra Prat M, Roig J, Hospital I, Carandell E, et al. New evidence of risk factors for community-acquired pneumonia: a population-based study. Eur Respir J 2008;31:1274-84. Cillóniz C, Ewig S, Polverino E, Marcos MA, Esquinas C, Gabarrús A, et al. Microbial aetiology of community-acquired pneumonia and its relation to severity. Thorax 2011;66:340-6. Cillóniz C, Ewig S, Polverino E, Marcos MA, Prina E, Sellares J, et al. 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