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676 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Aproximación al diagnóstico del derrame pleural INTRODUCCIÓN El derrame pleural (DP) es un acúmulo anormal de líquido en el espacio pleural. Se debe a una enfermedad que puede ser tanto propiamente pleural como pulmonar o sistémica. Alrededor de un 4-10% de los procesos neumológicos cursa con un DP, cuya causa puede ser muy variada. La sospecha etiológica se inicia valorando los datos clínicos, radiológicos y complementarios existentes, pero es el análisis del líquido obtenido mediante una toracocentesis o el estudio de una biopsia pleural lo que suele llevar al diagnóstico causal defini- tivo. Esta confirmación se logra en el 75-80% de las ocasiones. EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA La prevalencia del DP es de unos 414 casos/100.000 habitantes. La causa más frecuente es, en general, la insuficiencia cardíaca, mientras que en los exudados lo son los tumores, las infec- ciones (DP paraneumónicos y tuberculosis) y los idiopáticos (cuadro 81.1). El espacio pleural, delimitado por la pleura parietal y la vis- ceral, contiene habitualmente una cantidad determinada de líquido, que actúa como lubricante. Este líquido es el resultado de un recambio fisiológico equilibrado entre la producción y la absorción. Para que el líquido se acumule la producción debe incrementarse hasta 30 veces respecto a la absorción fisiológica, es decir, desde 15 hasta 400 mL/día en una persona de 60 kg de peso. Además, debe mantenerse esta proporción mientras persista el DP. Los mecanismos que participan en la producción y absor- ción del líquido son las presiones hidrostáticas de los capi- lares de una y otra superficie pleural, las presiones oncóticas intravasculares e intrapleural, la presión negativa intrapleural, el drenaje linfático y las roturas locales, bien de los vasos san- guíneos o bien del conducto torácico (fig. 81.1). APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA La aproximación diagnóstica a un DP tiene dos fases bien definidas. La primera es la del diagnóstico pretest o diagnóstico de sospecha clínica, basado en las manifestaciones clínicas y radiológicas, así como en los demás estudios complementarios. En esta fase se progresa y se orienta la segunda etapa o fase de estudio del líquido pleural (excepto en el caso de una insufi- ciencia cardíaca clara) y de la biopsia pleural cerrada. DIAGNÓSTICO DE SOSPECHA CLÍNICA O DIAGNÓSTICO PRETEST Es la fase en la que el diagnóstico se orienta a través de la integración de las manifestaciones clínicas y radiológicas con los datos complementarios, todo lo cual permite valorar mejor el camino a seguir en el posterior estudio del líquido pleural. Manifestaciones clínicas El paciente con un DP puede tener las manifestaciones clínicas derivadas del propio derrame, así como las originadas por la causa responsable que lo ha producido. El DP puede ser asintomático o cursar con disnea, dolor pleurítico o tos no productiva. La disnea puede tener relación con el volumen del 81 Cuadro 81.1 INCIDENCIA ANUAL APROXIMADA DE LOS DIFERENTES TIPOS DE DERRAMES PLEURALES EN ESTADOS UNIDOS Insuficiencia cardíaca: 500.000 Derrames paraneumónicos: 300.000 Derrames malignos: 200.000 Embolismo pulmonar: 150.000 Enfermedad viral: 100.000 Cirrosis hepática: 50.000 Enfermedad gastrointestinal: 25.000 Enfermedad colágeno-vascular: 6.000 Tuberculosis: 2.500 Exposición al asbesto: 2.000 Mesotelioma: 1.500 Tomado de Light, 2003. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 81 Aproximación al diagnóstico del derrame pleural 677 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. derrame o con la enfermedad pulmonar subyacente. El dolor pleurítico suele ser ipsolateral, localizado o irradiado al hom- bro homolateral. En la exploración física puede encontrarse matidez a la percusión en la zona afectada, con un descenso de las vibraciones vocales a la palpación y con una disminución del murmullo vesicular en la auscultación pulmonar. Por otra parte, la causa responsable del DP, los antecedentes personales y los factores de riesgo son los que, con frecuencia, determinan la orientación del estudio del DP. Por ello, una correcta anamnesis de las causas más comunes permite esta- blecer una adecuada alerta diagnóstica: insuficiencia cardíaca (disnea progresiva, ortopnea y edemas), hidrotórax ascítico (cirrosis hepática, ascitis y derrame pleural), neumonía, bron- quiectasias, tuberculosis (fiebre, tos y expectoración purulenta hemoptoica), enfermedad tromboembólica (disnea y dolor pleurítico brusco), enfermedad maligna (síndrome constitu- cional o antecedentes de una neoplasia), enfermedad colágeno- vascular (síntomas articulares o de las serosas, o antecedentes de esa enfermedad), exposición laboral al asbesto, consumo de fármacos (antecedente de la administración de una medicación de riesgo, como nitrofurantoína o un citostático) y traumatis- mos (trauma o intervención quirúrgica torácica o abdominal). Manifestaciones radiológicas Para objetivarse un DP en una radiografía de tórax el volumen del líquido debe ser superior a 75 mL. El fluido puede estar libre o locularse, localizarse de forma típica o atípica (subdiafragmá- tico, cisural, mediastínico) y ser, según su extensión, masivo (superior al 75% del hemitórax afecto) o no masivo (fig. 81.2). La radiografía de tórax también puede ofrecer datos de interés diagnóstico como, por ejemplo, cardiomegalia, redistribución vascular, líneas B de Kerley, vena ácigos agrandada (insuficiencia cardíaca), nódulos, masas, atelectasias (neoplasia broncogéni- ca o metástasis), patrón alveolar (neumonías, tuberculosis), imágenes destructivas (tumores), nivel hidroaéreo (fístula bronquial, yatrogenia o fístula esofágica) o derrame de tamaño masivo (hidrotórax ascítico, neoformaciones, empiemas o tuberculosis) o loculado (empiema, tuberculosis o hemotórax). Estudios complementarios básicos Son de ayuda diagnóstica más limitada cuando se trata de análi- sis realizados en la fase aguda de la enfermedad. El hemograma FIGURA 81.2 Radiografía de tórax hecha en decúbito lateral que muestra un procedimiento para estimar el volumen de un derrame pleural (A/B 100×). FIGURA 81.1 Fisiología de la circulación del líquido pleural. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN X Patología pleural 678 puede corroborar la presunción de una infección si se observa una leucocitosis con neutrofilia y desviación izquierda. El hema- tocrito es útil al comparar su valor con el del líquido pleural, para poder definir así si existe un hemotórax. El estudio de la coagulación sirve para contraindicar o no una toracocentesis. Hay otros datos de los que no se dispone en la fase inicial, excepto cuando se trata de enfermedades crónicas y el DP apa- rece en el curso de alguna de esas enfermedades. ESTUDIO DEL LÍQUIDO PLEURAL Y DE LA BIOPSIA PLEURAL CERRADA El análisis del líquido pleural, además de la aportación que hace al diagnóstico, ofrece la posibilidad de una definición pronóstica y de una actitud terapéutica específica. Ese triple beneficio y la escasa morbimortalidad de la técnica, si se realiza por personas con experiencia, justifica que todo DP deba valorarse mediante una toracocentesis, si bien siempre y cuando existan tres criterios básicos: a) que la cantidad del fluido sea suficiente, establecida en más de 10 mm de grosor en la radiografía de tórax (efectuada en decúbito lateral con rayo horizontal), en la ecografía o en la tomografía compu- tarizada (TC)torácicas; b) que el enfermo no tenga una dis- crasia sanguínea, y c) que el derrame no sea secundario a una insuficiencia cardíaca clara. No obstante, un DP en un paciente con un fracaso cardíaco que se manifiesta de forma atípica (masivo unilateral, de localización izquierda, asociado con fiebre o dolor torácico, sin respuesta al tratamiento diurético o con una disnea desproporcionada al volumen del derrame) debe estudiarse mediante una toracocentesis por la posible comorbilidad asociada que puede existir. Toracocentesis diagnóstica El análisis del líquido pleural ofrece una información adicional que sirve para confirmar o cambiar el diagnóstico pretest. La concordancia diagnóstica es alta en los trasudados (> 78%) e inferior en los exudados, sobre todo en los malignos (< 55%). La integración del diagnóstico pretest con el obtenido a través de la investigación del líquido pleural permite un reconoci- miento final, que puede ser confirmativo o solo de presunción, como ocurre en más del 75% de las ocasiones. En el resto de los casos se logra la exclusión de causas concretas, considerándose que el DP es idiopático después de dos estudios pleurales, uno de ellos incluyendo una biopsia pleural cerrada (cuadro 81.2). De cualquier modo, en el análisis de todo líquido pleural deben valorarse los diferentes aspectos que se relacionan a continuación. ASPECTO DEL LÍQUIDO La apariencia del líquido pleural puede ser serosa, serofibri- nosa, serosanguinolenta, hemática, purulenta o quilosa. Un líquido seroso se muestra como un fluido amarillo claro y semitransparente. Suele hallarse en los trasudados. La aparien- cia serofibrinosa es similar, pero más opalina, y es más habitual en los exudados de causa infecciosa, maligna o inflamatoria no infecciosa. El aspecto serosanguinolento y hemático es muy común en los exudados malignos, traumáticos, tromboem- bólicos y paraneumónicos. La detección de pus confirma la presencia de un empiema y la apariencia lechosa o quilosa sugiere la existencia de un quilotórax, cuya causa suele ser —en ausencia de un traumatismo— de naturaleza maligna, sobre todo un linfoma. Pero esta relación con la apariencia no siem- pre es cierta. Así, un trasudado cardíaco puede manifestarse como serosanguinolento o uno maligno o un quilotórax como serofibrinoso. Incluso un empiema puede confundirse con un quilotórax. En este caso, la centrifugación del fluido pleural puede clarificar la situación, al mostrar un sobrenadante que es claro en los empiemas (células y detritus en el sedimento) y turbio (lipídico) en los quilotórax. ANÁLISIS DEL LÍQUIDO PLEURAL Las variables que deben estudiarse por su utilidad son las bioquímicas, el pH, el recuento celular y los datos propios de las distintas causas posibles (fig. 81.3). Su valoración puede desarrollarse en tres escalones o momentos sucesivos. Primer escalón: diferenciación entre un trasudado y un exudado En general, los derrames pleurales se dividen en trasudados y exudados en función del mecanismo fisiopatológico por el que se han desarrollado. Los trasudados pleurales se producen, preferentemente, cuando existe alguna de las seis situaciones siguientes: insuficiencia cardíaca, hidrotórax ascítico, síndrome nefrótico, atelectasias, diálisis peritoneal o urinotórax. Menos frecuentes son (20%) los trasudados debidos a un tromboem- bolismo pulmonar o a un pulmón atrapado. Los hallazgos clínico-radiológicos, la respuesta terapéutica y la confirmación del carácter de trasudado permiten llegar a un diagnóstico defi- nitivo, lo que hace que no se precise ampliar el estudio del DP. Los exudados pleurales se deben, en esencia, a una infla- mación o a una infiltración pleural, con una alteración en el drenaje linfático, lo que da lugar a un incremento de las proteínas intrapleurales, que modifican la permeabilidad capilar. También pueden ser la consecuencia de un déficit de absorción desde el espacio pleural. Los exudados expresan la existencia de una lesión local y pueden deberse a múltiples Cuadro 81.2 GRADOS DE CONFIRMACIÓN DIAGNÓSTICA DE LA CAUSA DE UN DERRAME PLEURAL Confirmado: identificación de la causa en el análisis del líquido o la biopsia pleurales De presunción: las variables del líquido o la biopsia pleurales son compatibles con un diagnóstico clínico, pero se requieren otros estudios y la comprobación de la respuesta terapéutica para su confirmación definitiva Indeterminado: las variables del líquido o la biopsia pleurales son compatibles con más de un diagnóstico clínico, y su remisión tampoco permite llegar a un diagnóstico definitivo o de presunción Idiopático: derrame pleural cuyas variables —tras dos estudios completos, incluida una biopsia pleural cerrada— son compatibles con dos o más diagnósticos Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 81 Aproximación al diagnóstico del derrame pleural 679 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. trastornos: inflamatorios, infecciosos, no infecciosos, malignos, tromboembólicos, yatrogénicos o traumáticos (tabla 81.1). Para distinguir los trasudados de los exudados los criterios de Light siguen estando vigentes. La presencia de uno de estos tres criterios identifica a un exudado como tal: cociente entre las proteínas en el líquido pleural y en el suero superior a 0,5, cociente entre la lactato deshidrogenasa (LDH) en el líquido pleural y en el suero superior a 0,6 o LDH en el líquido pleural superior a dos tercios de su valor normal en suero. Con estos criterios la sensibilidad en la identificación de un exudado oscila entre el 95 y el 100% y la especificidad entre el 70 y el 90%. Similar rendimiento se obtiene con los criterios de Light abreviados (excluida la LDH sérica). Si quiere evitarse una extracción sanguínea simultánea, la combinación de una LDH en el líquido pleural superior a dos tercios del límite superior de la normalidad sérica teó- rica con una concentración de colesterol mayor de 60 mg/dL en el líquido pleural puede suplir a los criterios de Light. Otras variables utilizadas en los últimos años no parece que mejoren los criterios de Light. No obstante, los trasudados pleurales debidos a una insuficiencia cardíaca pueden pasar a ser exu- dados por un tratamiento diurético y clasificarse mal por este motivo. En estos casos, un gradiente de albúmina entre el suero FIGURA 81.3 Algoritmo diagnóstico en el derrame pleural idiopático. ADA, adenosina desaminasa; ANA, anticuerpos antinucleares; FR, factor reumatoide; LDH, lactato deshidrogenasa; LE, lupus eritematoso; TC, tomografía computarizada. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN X Patología pleural 680 y la pleura superior a 1,2 g/dL (o de proteínas totales superior a 3,1 g/dL) o bien una concentración sérica del péptido natriuré- tico cerebral superior a 1.500 pg/dL sugieren una causa cardíaca. Igual ocurre con el hidrotórax ascítico, excepto por el nivel del péptido natriurético cerebral, que es normal en estos casos. Establecida la existencia de un exudado, el estudio del líqui- do pleural tiene que ampliarse al segundo y al tercer escalón, al objeto de conocer su pronóstico y su causa. Segundo escalón: datos pronósticos y recuento celular El pH y los niveles de glucosa y de LDH del líquido definen el pronóstico, mientras que el recuento absoluto y el porcentual de células son útiles para orientar el diagnóstico. El pH y la glu- cosa tienen una correlación inversa con la LDH. La caída de la glucosa y del pH se relacionacon el incremento de la actividad metabólica celular (celularidad inflamatoria o maligna) o con problemas en el transporte de la glucosa (artritis reumatoide). En esta situación, los niveles de la LDH pleural aumentan por igual motivo. En los DP paraneumónicos la observación de un pH inferior a 7,20, una glucosa por debajo de 60 mg/dL y una LDH superior a 1.000 UI/L define a los DP paraneumónicos complicados. En fechas recientes se ha señalado que los niveles de la LDH identifican con mayor sensibilidad (74%) que los del pH y de la glucosa (40%) a los DP paraneumónicos no purulentos. En los DP malignos, el descenso del pH y de la glucosa sugiere la existencia de una enfermedad pleural malig- na extensa, pero esta combinación también puede observarse cuando se eleva la celularidad maligna en el líquido, en los casos en los que luego la biopsia pleural es positiva, cuando la eficacia de la pleurodesis química va a ser menor y cuando la supervivencia es menor. Un pH bajo falso puede estar en relación con la introducción de una cantidad apreciable de un anestésico en la cavidad pleural, sobre todo cuando el volumen del DP es inferior al 15% del hemitórax afecto. Debe sospechar- se esta posibilidad cuando se emplea un agente anestésico para la toracocentesis y no se evidencia, junto con la caída del pH, una glucosa baja en el líquido pleural. El recuento celular del fluido pleural aporta información útil al orientar el diagnóstico. La presencia de más de 5.000- 10.000 eritrocitos/mL puede justificar que el líquido pleural sea serohemático, como sucede en el 15% de los trasudados y en el 40% de los exudados. Un cociente entre el hematocrito de la pleura y de la sangre superior a 0,5 identifica a los hemotórax, cuyas causas más frecuentes son los traumatismos, los tumores y el tromboembolismo pulmonar. En cuanto a los leucocitos, cifras superiores a 50.000 células/mL sugieren un empiema, entre 10.000 y 50.000 un DP paraneumónico y entre 5.000 y 10.000 un exudado sin especificidad alguna. El recuento es inferior a 1.000 células/mL en los trasudados. La neutro- filia expresa una inflamación aguda. La eosinofilia (valores superiores a un 10%) excluye en la práctica una tuberculosis (en menos del 2% de los casos se halla una eosinofilia), es rara en los derrames malignos (en menos del 5% existe una eosinofilia) y es habitual en los DP de causa traumática, en los hidroneumotórax, en los DP idiopáticos y en los DP de las conectivopatías. Es dudoso si la realización de una segunda toracocentesis puede justificar una eosinofilia. En nuestra serie de 187 derrames pleurales eosinofílicos este hallazgo se encon- tró en el 17% de los casos, independientemente de que fuera la primera, la segunda o la tercera toracocentesis. Un porcentaje de linfocitos superior al 85% sugiere una tuberculosis, un linfoma, una sarcoidosis o una artritis reumatoide. De estas causas, la tuberculosis es la más prevalente y la que más se manifiesta con un DP. Unos niveles de linfocitos del 50 al 85% son frecuentes en la tuberculosis y en los DP malignos. Un porcentaje de basófilos superior al 10% orienta hacia una discrasia de células plasmáticas y unas células mesoteliales por encima de un 5% excluyen una tuberculosis. También el componente celular puede ser útil en los DP idiopáticos. En estos, la observación de que el derrame es neu- trofílico y eosinofílico podría indicar que el curso va a ser benigno. En cambio, los DP de predominio linfocítico que no regresan en el primer mes son, en el 30-40% de las ocasiones, malignos o paramalignos. TABLA 81.1 Diagnóstico diferencial de los derrames pleurales Trasudados Exudados Insuficiencia cardíaca Cirrosis hepática Atelectasia Síndrome nefrótico Diálisis peritoneal Urinotórax Embolia pulmonar Hipotiroidismo Otros poco comunes Malignos ● Metastásicos ● Linfomas ● Mesoteliomas Paraneumónicos ● Bacterianos ● Virales ● Fúngicos ● Parasitarios Tuberculosos Conectivo-vasculares ● Artritis reumatoide ● Lupus eritematoso diseminado ● Lupus inducido por fármacos ● Síndrome de Sjögren ● Fiebre mediterránea ● Granulomatosis de Wegener ● Síndrome de Churg-Strauss Embolia pulmonar Enfermedad gastrointestinal ● Pancreatitis ● Pseudoquiste pancreático ● Absceso subfrénico ● Perforación esofágica ● Poscirugía abdominal ● Hernia diafragmática ● Postrasplante hepático Enfermedad pleural por fármacos ● Nitrofurantoína ● Dantroleno ● Metisergida ● Bromocriptina ● Amiodarona ● Procarbacina ● Metotrexato Miscelánea ● Exposición al asbesto ● Pospericardiotomía ● Postinfarto de miocardio ● Síndrome de Meigs ● Tras bypass coronario ● Enfermedad pericárdica ● Uremia ● Posradioterapia ● Síndrome de hiperestimulación ovárica ● Posparto ● Amiloidosis ● Yatrogénico Traumáticos ● Hemotórax ● Quilotórax Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 81 Aproximación al diagnóstico del derrame pleural 681 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Tercer escalón: datos para la definición diagnóstica El estudio citológico y microbiológico, la adenosina desamina- sa (ADA) y sus isoenzimas, los triglicéridos, los quilomicrones, la amilasa y otros datos relacionados de manera específica con la presunción clínica (artritis reumatoide, lupus eritematoso diseminado) ayudan a definir la causa. En los DP que se sospecha que son malignos deben realizar- se los estudios citológicos pertinentes, además de una biopsia pleural ciega. Los primeros tienen un rendimiento que varía entre el 40 y el 87% y las variables que más influyen en el resul- tado son la enfermedad subyacente, el tipo histopatológico (elevado en los adenocarcinomas y bajo en los mesoteliomas) y el número de muestras que se toman. La biopsia pleural se recomienda por algunos grupos tras el fracaso de un primer estudio citológico. En efecto, la biopsia solo aporta un 7% a los resultados que se consiguen con dicho estudio. En nuestro medio, la biopsia se efectúa coincidiendo con el primer análisis del líquido si el juicio diagnóstico pretest es de malignidad. En estos casos, la citología es positiva en el 70,1%, la biopsia pleural en un 58% y una u otra en el 86,2% de los casos (incre- mento de un 16,1%). Este rendimiento de la biopsia cerrada puede aumentarse si la toma de la muestra se dirige por una TC torácica y se hace en las áreas en las que el engrosamiento pleural es mayor. Con estos datos, ante la posible existencia de un DP maligno, la citología y la biopsia pleural cerrada ambulatoria pudieran indicarse de manera simultánea en el primer estudio pleural, dado que la morbilidad de la biopsia es muy baja cuando se lleva a cabo por médicos experimentados. La determinación de los marcadores inmunohistoquímicos (CEA, CA-125, CA-15.3, CYFRA-21.1, Leu-M1, EMA, citoque- ratina, calretinina, mesotelina y otros) tiene más utilidad para precisar el tipo de malignidad que para establecer el diagnós- tico, dada la alta incidencia de falsos positivos (37%). El antí- geno carcinoembrionario (CEA) sugiere un adenocarcinoma y excluye un mesotelioma; la calretinina, la citoqueratina 5/6 y la mesotelina orientan hacia un mesotelioma; y los marcadores de superficie, eficaces para discriminar la población linfocítica de los desórdenes linfoproliferativos (CD15, CD22 y CD3), mejoran el rendimiento diagnóstico obtenido por los estudios citológicos y la biopsia en estos procesos. La aparición de un DP en un paciente con una enfermedad neoplásica no siempre se relaciona con una infiltración metas- tásica de la pleura. El DP en estos casos, llamado paramaligno, puede originarse por otras causas: un efecto local del tumor (atelectasia o neumonía), un embolismo pulmonar o una complicación terapéutica (radioterapia, quimioterapia).Para confirmar el diagnóstico de un DP paramaligno se precisan dos muestras de tejido pleural obtenidas con una biopsia pleural cerrada. En los DP en los que se sospecha que son paraneumónicos está indicado el análisis microbiológico para gérmenes aeró- bicos y anaeróbicos, aunque la sensibilidad es baja (19%). No obstante, en los DP paraneumónicos complicados el rendimiento de la investigación microbiológica es superior. En una serie de 205 DP paraneumónicos, el 30% de los com- plicados no purulentos y el 70% de los purulentos tuvieron cultivos positivos. Basándose en datos pronósticos (volumen del derrame, pH, glucosa, LDH, presencia de microorganismos, pus o loculación del derrame), Light ha establecido siete tipos de derrames paraneumónicos, con una clasificación muy útil para su manejo práctico (cuadro 81.3). En el DP en el que se sospecha una tuberculosis la deter- minación de los niveles del interferón γ o de la ADA ofrece un alto rendimiento diagnóstico, con una sensibilidad del 75 al 100% y una especificidad del 85 al 100%. El menor coste y la celeridad de la medición de la ADA justifican que este análisis sea preferente para muchos grupos. Los niveles de corte para considerarla patológica son variables y el más aceptado es el de 40 UI/L. Algunos autores han encontrado que la combinación de una ADA superior a 35 UI/L en el líquido pleural, en un paciente con menos de 35 años de edad y con un cociente entre linfocitos y neutrófilos superior a 0,75 tiene una sensibilidad y una especificidad superiores al 95% en el diagnóstico de una tuberculosis pleural. En nuestra serie un 38% de los pacientes con un DP tuberculoso tenía más de 35 años de edad. En estos casos, suplir la edad por el diagnóstico pretest de tuberculosis ofreció un rendimiento similar. La cuantificación de las isoenzi- mas de la ADA permite incrementar la tasa diagnóstica. Valores de ADA1/ADA total menores de 0,42 identifican a la tuber- culosis pleural con un 99% de seguridad. ¿Esto quiere decir que es posible evitar la biopsia pleural ciega en estos casos? La respuesta puede ser afirmativa en España, país en el que la prevalencia de la tuberculosis es alta y la tasa de resisten- cia baja. En los países en los que la prevalencia es baja o tienen una alta tasa de resistencia es recomendable la identificación de la tuberculosis pleural por los procedimientos clásicos. La tinción y los cultivos de micobacterias en el líquido pleu- ral, en combinación con una biopsia pleural ciega, aportan un rendimiento diagnóstico superior al 90%. La tinción de micobacterias en el líquido pleural es positiva en el 0-10% y los cultivos lo son en el 15-35% de los casos. Por otro lado, en la biopsia pleural la tinción es positiva en el 30%, mientras que los cultivos lo son en el 50-75% de las ocasiones. Esto se debe a la baja rentabilidad que ofrece la identificación de micobac- terias en el fluido pleural, al estar la patogenia del derrame más relacionada con una respuesta inmune que con una elevada población bacilar. La presencia de granulomas necrotizantes en Cuadro 81.3 CLASIFICACIÓN DE LIGHT DE LOS DERRAMES PLEURALES PARANEUMÓNICOS Y DEL EMPIEMA No significativo: pequeño o < 10 mm de grosor en decúbito; no necesita toracocentesis Paraneumónico típico: > 10 mm o glucosa > 40 mg/dL, pH > 7,2, tinción de Gram y cultivo negativos Complicado (casi): pH < 7-7,2 o LDH > 1.000 UI/L, tinción de Gram y cultivo negativos Complicado simple: pH < 7, tinción de Gram o cultivo positivos, no loculado Complicado complejo: pH < 7, tinción de Gram o cultivo positivos, o loculado Empiema simple: pus franco, loculado o libre Empiema complejo: pus franco, múltiples loculaciones LDH, lactato deshidrogenasa. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN X Patología pleural 682 el tejido obtenido con la biopsia pleural ocurre en más del 80% de los casos. El hecho de que la biopsia sea casi insustituible para llegar a los niveles de rendimiento diagnóstico menciona- dos ha llevado a que se busquen alternativas menos invasivas en el estudio del DP tuberculoso. Existen técnicas de cultivo radiométrico (Bactec) que aceleran la identificación en 2-4 semanas, proporcionando unos resultados similares a los que se logran con los cultivos convencionales. La sensibilidad de tres técnicas comerciales de amplificación de ácidos nucleicos para detectar el ácido desoxirribonucleico (ADN) de Mycobac- terium tuberculosis es del 62%. Dado que su especificidad es del 98%, este pudiera ser un proceder más útil para confirmar que para excluir una tuberculosis. Los triglicéridos en el líquido pleural son útiles en el diag- nóstico del quilotórax. Si se hallan por encima de 110 mg/dL, con un cociente de su concentración en el líquido y en el suero mayor de 1 y un cociente del colesterol entre la pleura y el suero menor de 1, es posible identificar al quilotórax en el 96% de las ocasiones. La presencia de quilomicrones en el fluido pleural confirma el diagnóstico. El hallazgo de amilasa en el líquido pleural puede ser de uti- lidad diagnóstica. Valores entre la pleura y el suero superiores a 1 se asocian con una pancreatitis, un pseudoquiste pancreático, un tumor maligno, un embarazo ectópico o una comunica- ción esofágica (amilasa salival, en este caso). En los exudados izquierdos de causa indeterminada, la determinación de la amilasa puede servir para excluir una causa pancreática. Cifras de amilasa superiores a 100.000 UI/L confirman la presencia de un pseudoquiste pancreático comunicado con la pleura. Las enfermedades colágeno-vasculares más frecuentemente asociadas con un DP son el lupus eritematoso diseminado y la artritis reumatoide. En estos casos, el cociente de los niveles de anticuerpos antinucleares entre el líquido y el suero es supe- rior a 1. La presencia de células del lupus eritematoso sugiere un lupus y una titulación del factor reumatoide en el líquido su- perior a 1/320 o un cociente entre los valores del líquido y los del suero por encima de 1 orientan hacia una artritis reumatoide. La asbestosis pleural suele relacionarse con el antecedente de una exposición al amianto, es inusual cuando ya han pasado más de 25 años y su eventual seguimiento es necesario por la posible evolución hacia un mesotelioma. El diagnóstico es de exclusión y se plantea ante un exudado pleural de causa no definida en un enfermo con historia de exposición al asbesto. Las placas pleurales, el derrame recurrente y el engrosamiento pleural difuso pueden ser sus manifestaciones radiológicas. Otros métodos diagnósticos Si tras efectuar la oportuna valoración diagnóstica el DP sigue siendo de causa no definida o se observa una pleuritis ines- pecífica en la biopsia, antes de indicar una toracoscopia debe considerarse la posibilidad de un tromboembolismo pulmonar y medir el dímero D en el suero. Si este es superior a 500 µg/L, debe indicarse la realización de una angio-TC pulmonar. Si el fluido es de predominio linfocítico deben reconsiderar- se la tuberculosis, los linfomas, la insuficiencia cardíaca en tratamiento diurético, las conectivopatías, las enfermedades ováricas, las colecciones subfrénicas y la pancreatitis crónica. La broncofibroscopia facilita el diagnóstico en un 4-50% de casos, variabilidad que está en función de la existencia previa de una radiografía de tórax normal o anormal. La TC toracoabdomi- nal puede aportar algo al diagnóstico al poner en evidencia nódulos pulmonares, una participación mediastínica o lesiones abdominales que hasta ese momento permanecían ocultas. Excluidas las causas citadas, si el diagnóstico permanece incierto tras dos estudios pleurales completos —uno de ellos con biopsia pleural—, el DP se considera que es idiopático.Debe valorarse entonces la realización de una toracoscopia diagnóstica. Sin embargo, ¿debe indicarse este procedimiento en todos los DP idiopáticos? Por un lado conviene recordar que la prevalencia de estos derrames es significativa (10-20%). Por otra parte que, en su seguimiento a largo plazo, algunos autores han comprobado que casi todos los pacientes tienen un curso benigno, que con frecuencia, pasado el tiempo, el DP sigue siendo idiopático y que solo en un 5-18% de los casos se detecta luego una enfermedad maligna. Y todo ello sin olvidar que esto último también ocurre con las toracoscopias de diagnóstico indeterminado. Leslie y Kinasewitz han descrito cinco criterios que pueden servir para excluir la malignidad o una enfermedad tuberculosa en un DP: a) ausencia de pérdida de peso; b) negatividad de la prueba de tuberculina; c) inexistencia de fiebre (tempe- ratura < 38 °C); d) recuento porcentual de linfocitos en el fluido pleural inferior al 95%, y e) volumen del DP inferior al 50% del hemitórax. Con estos criterios y un seguimiento de 33 meses, solo en un caso —en 87 pacientes— se observó una enfermedad maligna y en ninguno una tuberculosis. Casi todos los DP idiopáticos se resuelven espontáneamente (en un tiempo medio de 5-6 meses), en un 80% de ellos la causa sigue sin conocerse y en un 5% se encuentra luego una neoplasia. Algunos autores sugieren que debe indicarse una toracoscopia en los individuos que tienen síntomas de larga duración (más de 1 mes), están afebriles, tienen un líquido serohemático y la TC torácica sugiere la posibilidad de una neoplasia. En estos casos, el valor predictivo positivo para malignidad es del 95%. En nuestra serie, constituida por 74 enfermos que cumplían los criterios de un DP idiopático y cuyo seguimiento superaba, en todos los casos, los 48 meses, 61 sujetos (82%) tuvieron un curso benigno, 39 (52%) siguieron teniendo un DP idiopático y 13 (18%) desarrollaron una enfermedad maligna. Las varia- bles predictivas que indicaron una evolución benigna fueron un DP autolimitado con una persistencia menor a 30 días, una edad del individuo inferior a los 55 años, una ADA superior a 35 UI/L y una eosinofilia superior al 10%. La presencia de uno de estos criterios excluía la malignidad con un cociente de probabilidad negativa de 0, por lo que estos podrían ser criterios útiles para indicar un seguimiento clínico o sugerir la necesidad de realizar una toracoscopia diagnóstica. Bibliografía Alemán C, Sánchez L, Alegre J, Ruiz E, Vázquez A, Soriano T, et al. Differentiating between malignant and idiopathic pleural effusions: the value of diagnostic procedures. Quart J Med 2007;100:351-9. Egan AM, McPhillips D, Sarkar S, Breen DP. Malignant pleural effusion. Quart J Med 2014;107:179-84. Ferrer J, Roldán J, Teixidor J, Pallisa E, Gich I, Morell F. Predictors of pleural malignancy in patients with pleural effusion undergoing thoracoscopy. Chest 2005;127:1017-22. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. 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