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352 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Micosis pulmonares INTRODUCCIÓN Los hongos son organismos eucariotas que, en atención a su morfología, se dividen en dos grandes grupos: a) el de las levaduras u hongos unicelulares, en el que se incluyen géneros como Candida, Cryptococcus y Pneumocystis, entre otros, y b) el de los mohos u hongos pluricelulares, que crecen formando filamentos ramificados llamados hifas. Las hifas pueden tener septos, que separan cada una de las células del hongo, como es el caso de Aspergillus spp., Fusarium spp. y Scedosporium spp.; o ser aseptadas, como ocurre en el orden de los Mucorales. Algunos hongos, los denominados dimórficos, crecen como mohos en su hábitat natural y en cultivos, y como levaduras en los tejidos orgánicos a temperaturas entre 35 y 37 °C. Entre los hongos dimórficos están Histoplasma capsulatum, Blastomy- ces dermatitidis, Coccidioides spp., Paracoccidioides brasiliensis y Penicillium marneffei. Tanto las levaduras como los mohos son hongos que causan infecciones cuando existe una situación de déficit inmunitario. Por el contrario, los hongos dimórficos y Cryptococcus suelen producirlas en personas previamente sanas y habitualmente son leves y autolimitadas. En los últimos años se ha asistido a un aumento progresivo en la frecuencia de las infecciones pulmonares por hongos. Gran parte de este aumento se debe al incremento en el número de enfermos que sufren inmunodepresiones graves. Sin embar- go, también ha contribuido a esta elevación en la incidencia de las infecciones pulmonares fúngicas el mayor uso de los quimioterápicos y de dosis altas de esteroides en individuos inmunocompetentes o en los que tienen una inmunodepresión de escasa intensidad. MICOSIS POR HONGOS PATÓGENOS PRIMARIOS Histoplasmosis Histoplasma capsulatum es un hongo que crece en los suelos que tienen un alto contenido en nitrógeno, como los de cuevas o edificios abandonados, en los que anidan aves, particularmen- te murciélagos. Las esporas saprofitas que alcanzan el alvéo- lo se multiplican y las hifas capturadas por los macrófagos se diseminan por el organismo, principalmente en las estructuras del sistema reticuloendotelial. Casi todos los sujetos inmuno- competentes que inhalan las esporas del hongo no tienen luego manifestaciones clínicas o, si aparecen, son leves, inespecíficas y autolimitadas. En el caso de una inhalación masiva de esporas o en el de los enfermos inmunodeprimidos (particularmente en los infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana), la histoplasmosis se desarrolla unas 2 semanas después de la exposición y cursa con fiebre, tos, malestar general e infiltrados pulmonares micronodulillares difusos y progresivos. Luego se produce rápidamente una insuficiencia respiratoria (fig. 43.1). Los granulomas son un hallazgo característico en esta enfermedad. Para plantear el diagnóstico, se necesita tener un elevado índice de sospecha y realizar una anamnesis dirigida, en la que ha de preguntarse por el antecedente de un viaje a zonas endémicas. En este sentido, la prueba más útil es la determinación en sangre y en orina de un antígeno polisacárido del Histoplasma. Esta prueba proporciona información sobre el número de microor- ganismos presentes, por lo que suele ser negativa en los casos leves. La disponibilidad comercial de este antígeno en Europa es mucho menor que en Estados Unidos. Existen otras pruebas serológicas con utilidad diagnóstica, que miden los anticuerpos de inmunoglobulina M (IgM) o G (IgG), aunque la interpreta- ción del significado de una única cuantificación es difícil. En los casos graves y cuando no se dispone del antígeno, la realización de una fibrobroncoscopia y de un lavado broncoalveolar suele permitir la identificación de las hifas de Histoplasma capsulatum, que no deben confundirse, por su pequeño tamaño, con las de Candida spp. Si existe una diseminación hematógena, el aspirado de la médula ósea puede establecer el diagnóstico rápidamente. El tratamiento de la histoplasmosis se expone en la tabla 43.1. Blastomicosis Blastomyces dermatitidis es un hongo endémico dimórfico con una distribución geográfica parecida a la de Histoplasma. Sin embargo, la blastomicosis, a diferencia de lo que ocurre con la histoplasmosis, no provoca una reacción granulomatosa, sino más bien piógena. Blastomyces dermatitidis crece en el material orgánico en descomposición. Tras un período de incubación, que oscila entre las 3 semanas y los 3 meses, aparece un cuadro clínico caracterizado por febrícula, mialgias y tos seca, que 43 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 43 Micosis pulmonares 353 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. progresivamente se hace productiva. La imagen radiológica sugiere la existencia de una condensación neumónica. En el 20-25% de los casos, la infección se disemina a otros órganos, fundamentalmente a la piel, los huesos y el cerebro. La técnica diagnóstica de elección se basa en la visualización directa de las levaduras en las secreciones respiratorias o en los tejidos. Para ello deben efectuarse tinciones del esputo que utilicen hidróxido de potasio o calcoflúor. El cultivo del esputo tarda varias semanas en ofrecer resultados. La detección del antígeno en orina es poco específica como consecuencia de la reacción cruzada que existe con otras micosis. El tratamiento de la blas- tomicosis se expone en la tabla 43.1. Coccidioidomicosis La coccidioidomicosis es una enfermedad endémica del suroes- te de Estados Unidos, aunque también existe en México, Amé- rica Central y algunas regiones de América del Sur. Coccidioides spp. es un hongo endémico dimórfico en el que se incluyen dos especies: Coccidioides immitis y Coccidioiodes posadasii. Al igual que ocurre en la histoplasmosis y en la blastomicosis, la puerta de entrada de la coccidioidomicosis es la vía aérea y el pulmón. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en aquellas dos micosis, en esta la infección no se produce por las hifas, sino por esférulas gigantes constituidas por multitud de microesferas que, al madurar, se rompen y propagan la enfermedad. Aunque no todos los individuos expuestos desarrollan la micosis, hasta TABLA 43.1 Tratamiento de las micosis pulmonares Hongo y enfermedad Tratamiento Comentarios Histoplasma capsulatum Histoplasmosis Anfotericina B (0,7-1 mg/kg/día*) hasta la estabilidad clínica. Itraconazol (200 mg/ 12 horas durante 6-12 meses) Casos leves: iniciar con itraconazol Casos graves: pueden ser útiles los corticoesteroides Blastomyces dermatitidis Blastomicosis Similar al de la histoplasmosis Coccidioides immitis Coccidioidomicosis Itraconazol (200 mg/12 horas), fluconazol (400-800 mg/día) o posaconazol (400 mg/día) Fluconazol de mantenimiento para prevenir las recaídas En caso de meningitis, fluconazol (800 mg/día) y polieno IV e IT Cryptococcus neoformans Criptococosis Inmunodepresión y/o meningitis: anfotericina B (0,7-1 mg/kg/día*) hasta la esterilidad del líquido cefalorraquídeo. Después, fluconazol (400-800 mg/día) hasta completar 10 semanas Itraconazol (200 mg/12 horas) o fluconazol (400-800 mg/día) durante 6-12 meses en los individuos inmunocompetentes Candida spp. Candidiasis Caspofungina (50 mg/día) o voriconazol (200 mg/12 horas) o anfotericina B (0,7-1 mg/kg/día*) Duración del tratamiento: 2 semanas después del último cultivo positivo y de la desaparición de los síntomas Aspergillus spp. Aspergiloma Únicamente en casos complicados, voriconazol (200 mg/12 horas) Cirugía en casos muy seleccionados. La duración del tratamiento antifúngico no se ha determinado aún con certeza Aspergillus spp.Aspergilosis pulmonar invasiva Voriconazol (6 mg/kg/día IV) o caspofungina (50 mg/día) o anfotericina B (0,7-1 mg/kg/día*) En los pacientes con inmunodepresión grave o con infecciones graves, considerar la asociación de caspofungina con voriconazol o anfotericina B Aspergillus spp. Neumonía por Aspergillus Voriconazol (200 mg/12 horas) La duración del tratamiento antifúngico no se ha determinado aún con certeza Zigomicetos Mucormicosis Anfotericina B (0,7-1 mg/kg/día*) Tratamiento médico-quirúrgico IT, vía intratecal; IV, vía intravenosa. *La anfotericina B puede sustituirse por una dosis equivalente de una formación lipídica. FIGURA 43.1 Radiografía de tórax de un enfermo con una histoplasmosis aguda debida a una inhalación masiva de Histoplasma capsulatum. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 354 el 50% de ellos tiene algún síntoma entre la primera y la tercera semana después de la exposición. La inmunodepresión celular, la morbilidad asociada y la edad avanzada son claros factores de riesgo. La coccidioido- micosis remeda clínica y radiológicamente, igual que la blas- tomicosis, una neumonía bacteriana. Los infiltrados alveolares de distribución lobular y la afectación mediastínica son muy habituales. En ocasiones se observan infiltrados nodulares difusos. La evolución es muy variable, aunque suele ser muy rápida en los pacientes infectados por el virus de la inmuno- deficiencia humana. La manifestación clínica extrapulmonar más frecuente es la cutánea, como un exantema maculopapular o como abscesos subcutáneos. La meningitis es la forma más grave de la infección diseminada. El diagnóstico de esta micosis es difícil, ya que la enferme- dad es de curso lento. Además, se trata de una infección peli- grosa para el personal del laboratorio por el riesgo de contagio que existe al manipular las muestras que estén contaminadas. La técnica de elección es el aislamiento del hongo en cultivo. El microorganismo también puede aislarse a partir de mues- tras del fluido broncoalveolar. El diagnóstico serológico puede tener utilidad, pero ha de saberse que la negatividad de estas técnicas no excluye la enfermedad. El tratamiento de la cocci- dioidomicosis se expone en la tabla 43.1. Criptococosis La criptococosis es una enfermedad grave causada por dife- rentes especies del género Cryptococcus, un hongo que tiene una distribución mundial. La infección se adquiere por la inhalación de sus levaduras. La forma clínica de presentación más frecuente es la meningoencefalitis subaguda, originada sobre todo por las especies Cryptococcus neoformans y Crypto- coccus gattii. La afectación pulmonar puede ser fulminante, especialmente si coexiste una infección por el virus de la inmu- nodeficiencia humana. En los enfermos inmunocompetentes la micosis cursa con tos moderada y febrícula, que se asocian con lesiones nodulares de distribución periférica. En los individuos que sufren una inmunodepresión grave la infección pulmonar puede ser difusa y diseminarse a múltiples órganos. El diagnóstico se basa en el aislamiento del hongo en cultivos convencionales de sangre o de muestras respirato- rias, incluyendo el lavado broncoalveolar. La determinación del antígeno criptocócico en el líquido cefalorraquídeo es el método diagnóstico habitual en la meningitis. En los pacientes inmunodeprimidos no es raro aislar el hongo a partir de los hemocultivos, en cuyo caso es importante no confundirlo con otras levaduras más comunes como Candida spp. Esta confusión puede llevar a errores terapéuticos al ser Cryptococcus neoformans resistente a las equinocandinas. El tratamiento de la criptococosis se expone en la tabla 43.1. MICOSIS POR HONGOS PATÓGENOS OPORTUNISTAS Candidiasis Candida spp. es una levadura unicelular comensal habitual de la mucosa orofaríngea y del tracto digestivo. Las infecciones hematógenas por Candida spp. constituyen un problema sanita- rio de primer orden en las unidades de cuidados intensivos, en las que son la cuarta causa de infección nosocomial de origen hematógeno. Las levaduras producen una biopelícula (biofilm), la cual se adhiere fácilmente a la pared de los catéteres. Estos últimos se convierten así en la puerta de entrada para la infec- ción hematógena. En la gran mayoría de los casos la infección del parénquima pulmonar es secundaria, cuando se produce, a una diseminación hematógena. En este sentido, el aislamiento de Candida spp. en las secreciones respiratorias no permite establecer el diagnóstico de infección por Candida spp. Para ello se tiene que demostrar la existencia de una invasión paren- quimatosa en muestras procedentes de biopsias pulmonares. En los últimos años se ha producido un descenso en la incidencia de las infecciones por Candida albicans, a la vez que se ha asistido a un incremento en el número de infecciones causadas por especies distintas a C. albicans. El mayor uso del fluconazol puede justificar, al menos en parte, este cambio epidemiológico, que ha llevado a que predominen C. glabrata y C. krusei. En efecto, el fluconazol puede ser ineficaz frente a C. glabrata y es inútil en las infecciones por C. krusei. Las manifestaciones clínicas producidas por una candidiasis invasiva no son específicas y se asemejan a las de cualquier bac- teriemia. La diseminación puede llegar a casi cualquier órgano o estructura, incluyendo el sistema nervioso central, los huesos largos, los discos intervertebrales, el pericardio, la piel y la pleu- ra. La endoftalmitis es muy característica, de tal manera que se recomienda realizar una revisión oftalmológica rutinaria a cualquier enfermo que sufra una candidemia. La diseminación hematógena de Candida spp. rara vez provoca un estado de shock. No obstante, si ocurre, la mortalidad se acerca al 60%. Además de las recomendaciones terapéuticas que se expo- nen en la tabla 43.1, existen unos principios generales que deben seguirse en todo enfermo que padece una infección invasiva por Candida spp. Entre ellos destaca, sobre todo, la retirada de cualquier catéter que pueda ser un foco de infección. Además, en los pacientes que reciben fluconazol con inten- ción profiláctica debe utilizarse, por el riesgo de resistencia, un fármaco antifúngico no azólico. Por otra parte, aunque el voriconazol es efectivo en el tratamiento de la candidemia, no se aconseja su administración en los enfermos tratados con fluconazol por el riesgo de que exista una reactividad cruzada. El tratamiento anticipado (preventive therapy) con fluconazol, es decir, el uso de este antifúngico en los sujetos con riesgo, pero sin evidencia de una candidiasis, puede estar indicado cuando persiste la fiebre a pesar de la instauración de un tratamiento antibacteriano de amplio espectro. Aspergilosis Aspergillus spp. es un hongo ubicuo y saprofito que se encuen- tra ampliamente distribuido en cualquier entorno y medio ambiente, en particular en los suelos húmedos, los restos orgánicos, el abono, la comida y el agua. El género Aspergillus agrupa a más de 200 especies, si bien solo unas pocas son potencialmente patógenas para el ser humano. A. fumigatus es la especie más común y la causante del 85% de las infecciones humanas. Otras especies patogénicas son A. flavus, A. niger, A. terreus y A. nidulans. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 43 Micosis pulmonares 355 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. El contacto con Aspergillus spp. se produce, taly como ocu- rre con otros hongos filamentosos, a través de la inhalación de esporas (conidias) (fig. 43.2). En realidad, diariamente se inhalan abundantes conidias de Aspergillus que, al tener un diámetro inferior a los 5 µm, alcanzan los alvéolos pulmonares. En circunstancias normales los macrófagos alveolares eliminan, mediante fagocitosis, todas estas esporas. Sin embargo, las que escapan a esta primera línea de defensa germinan y se convier- ten en hifas, en cuyo caso los neutrófilos, tras adherirse a su superficie y liberar radicales libres de oxígeno, provocan su lisis. Aspergillus spp. puede producir cuadros clínicos pulmonares muy diferentes, que van desde el asma bronquial hasta las infecciones invasivas, que son de extrema gravedad y ocasionan diseminaciones hematógenas (cuadro 43.1). La forma clínica concreta que aparece en cada caso depende de varios factores, aunque siempre es fundamental la situación inmunitaria previa existente, tal y como se refleja en la figura 43.3. En este capítulo solo se describen el aspergiloma y las aspergilosis pulmonares invasivas. Las demás formas clínicas se abordan con detalle en otros capítulos de este libro. ASPERGILOMA Es la afectación pulmonar por Aspergillus spp. más frecuente. El aspergiloma es una masa confluyente de micelios, células inflamatorias, fibrina, moco y restos tisulares que crece de manera lenta y progresiva en los enfermos que tienen lesiones pulmonares crónicas residuales, tales como bullas o cavidades sarcoideas o tuberculosas. El diagnóstico suele hacerse inciden- talmente con ocasión de un estudio radiológico realizado por cualquier otro motivo (fig. 43.4). No suele producir manifes- taciones clínicas per se y en muchos pacientes la lesión perma- nece invariable durante mucho tiempo, aunque a veces puede disminuir o aumentar algo de tamaño. La hemoptisis no es rara y puede ser amenazante. En las formas no complicadas, el aspergiloma no requiere tratamiento alguno. En caso contrario puede ensayarse un tratamiento con voriconazol. La cirugía de resección tiene una elevada morbimortalidad. ASPERGILOSIS PULMONAR INVASIVA Es en la actualidad la amenaza más grave para los pacientes inmunodeprimidos, particularmente para los que reciben un trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos. Esta aspergilosis se observa en el 10-15% de estos enfermos. La mor- talidad es extremadamente alta, aunque es posible que haya FIGURA 43.2 Aspecto característico de las conidias de Aspergillus spp. (1.200×). Cuadro 43.1 MANIFESTACIONES RESPIRATORIAS QUE PUEDEN DEBERSE A ASPERGILLUS SPP. Aspergilosis broncopulmonar alérgica Asma grave con sensibilización a hongos Alveolitis alérgica extrínseca Aspergiloma Aspergilosis pulmonar invasiva Aspergilosis necrotizante crónica (o semiinvasiva) Aspergilosis semiinvasiva en enfermos tratados con glucocorticoesteroides FIGURA 43.3 Relación entre el estado del sistema inmunitario y el tipo de infección por Aspergillus spp. ABPA, aspergilosis broncopulmonar alérgica; ACN, aspergilosis crónica necrotizante; API, aspergilosis pulmonar invasiva. FIGURA 43.4 Tomografía computarizada torácica que muestra un aspergiloma en una cavidad preformada en el lóbulo superior derecho. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 356 disminuido algo en los últimos años, gracias a los programas de vigilancia y a la aparición de nuevos fármacos antifúngicos. La neutropenia es el factor de riesgo más importante. No obs- tante, en los receptores de este tipo de trasplante esta infección es cada vez más común en el postrasplante tardío, una vez se ha superado la aplasia medular, como consecuencia de la intervención de otros factores, como la enfermedad del injerto contra el hospedador, el tratamiento con glucocorticoesteroides o las viriasis. La aspergilosis pulmonar invasiva es una infección en la que es fácil la diseminación hematógena, hecho que se da en el 5 al 25% de los casos. Los síntomas respiratorios más fre- cuentes son de carácter inespecífico (tos seca, dolor pleurítico, disnea y, ocasionalmente, hemoptisis). La enfermedad debe sospecharse en los pacientes de riesgo que tienen una fiebre que no responde al tratamiento antibiótico. El curso de esta aspergilosis suele ser muy rápido, sobre todo cuando existe una neutropenia. Los hallazgos radiológicos, en particular los de la tomografía computarizada torácica, son muy caracterís- ticos. Hasta en el 90% de los casos se encuentra una lesión macronodular, que en el 60% de ellos se asocia con el signo del halo (nódulo pulmonar hemorrágico) (fig. 43.5). Otras manifestaciones radiológicas posibles son las consolidaciones alveolares, la cavitación y el signo de la media luna. La detección sérica del antígeno del galactomanano, un polisacárido de la pared de Aspergillus, permite el diagnóstico precoz de la enfermedad. Este antígeno se libera cuando se produce la invasión tisular y entonces puede identificarse en el suero mediante técnicas de enzimoinmunoanálisis de adsor- ción (ELISA, del inglés enzyme-linked immunosorbent assay). Se considera que el galactomanano aparece en sangre unos 8 días antes de que se observen los infiltrados radiológicos, aunque esto solo ocurre en el 80% de los pacientes. La sensibilidad y la especificidad de esta prueba superan el 80% cuando la técnica se lleva a cabo periódicamente, dos veces por semana, en los individuos que tienen un riesgo alto, como son los receptores de un trasplante alogénico de médula ósea. En las inmunode- presiones de otro origen, incluyendo las debidas al trasplante de un órgano sólido, la rentabilidad diagnóstica de la prueba es sensiblemente inferior. La determinación del galactomanano también puede emplearse para monitorizar la respuesta al tratamiento instaurado. De esta forma, la persistencia de títulos elevados durante la terapia antifúngica se asocia con un mal pronóstico, mientras que su descenso sugiere que la respues- ta es favorable. La determinación del galactomanano en el líquido del lavado broncoalveolar permite el diagnóstico de la aspergilosis pulmonar invasiva en los enfermos críticos, si no existe una enfermedad hematológica subyacente, con una sen- sibilidad y una especificidad superiores a las que se consiguen cuando el análisis se hace en el suero. La rentabilidad diagnós- tica de este procedimiento en los receptores de un trasplante de médula ósea aún no se ha establecido. El diagnóstico definitivo de la aspergilosis pulmonar invasi- va precisa de la demostración de la invasión tisular producida por las hifas. Sin embargo, lo cierto es que en la gran mayoría de los casos la situación clínica del paciente impide la obten- ción de biopsias. Por ello, en los últimos años se han esta- blecido unos criterios que permiten clasificar esta aspergilosis como probada, probable o posible (cuadro 43.2). No obstante, es fundamental entender que la decisión de iniciar un trata- miento antifúngico en un paciente en el que el riesgo de sufrir la enfermedad es alto no debe basarse exclusivamente en el número de criterios que cumple, sino también en la valoración clínica de la situación existente. La mortalidad que se asocia con esta infección es muy alta, pero podría estar disminuyendo como consecuencia de los FIGURA 43.5 Tomografía computarizada torácica en la que se observa el signo del halo en un paciente inmunodeprimido con una aspergilosis pulmonar invasiva. Cuadro 43.2 FACTORES QUE HAN DE TENERSE EN CUENTA PARA CONSIDERAR COMO PROBADO EL DIAGNÓSTICO DE UNA ASPERGILOSIS PULMONAR INVASIVA Factores del enfermo: ● Neutropenia ● Tratamiento prolongado con glucocorticoesteroides ● Fiebre ● Enfermedad del injerto contra el hospedador Factores microbiológicos:● Cultivo positivo en una muestra respiratoria ● Identificación de las hifas en el tejido pulmonar Criterios clínico-radiológicos mayores: ● Signo del halo ● Signo de la media luna ● Consolidación con cavitación Criterios clínico-radiológicos menores: ● Tos ● Dolor pleurítico ● Hemoptisis Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 43 Micosis pulmonares 357 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. programas de vigilancia que se han puesto en marcha y por el uso de los nuevos fármacos antifúngicos (voriconazol y caspofungina). En algunos casos, la combinación de varios de estos agentes (básicamente la caspofungina asociada con el voriconazol o con la anfotericina B) ha dado buenos resul- tados, si bien no existe aún suficiente evidencia como para recomendarla de manera sistemática (v. tabla 43.1). NEUMONÍA POR ASPERGILLUS EN LA INMUNODEPRESIÓN DE BAJA INTENSIDAD La infección fúngica que aparece en los enfermos que tienen una inmunodepresión de baja intensidad puede catalogarse genéricamente como neumonía por Aspergillus. Se entiende como tal la infección producida por este hongo que se carac- teriza por invadir el parénquima pulmonar (existiendo o no cavidades preformadas previas), tanto si la invasión es de progresión rápida (aspergilosis subaguda) como si es lenta (aspergilosis semiinvasiva o necrotizante crónica). La expresión neumonía por Aspergillus define correctamente la lesión histopa- tológica, que se diferencia de la aspergilosis pulmonar invasiva en que, en esta última, la invasión pulmonar es mucho más rápida y causa metástasis fúngicas en otros órganos. Este hecho rara vez ocurre en los enfermos que tienen una inmunode- presión de baja intensidad. Las infecciones fúngicas que aparecen en las personas que tienen una inmunodepresión de baja intensidad se observan, en su mayor parte, en los sujetos que padecen una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los datos clínicos que deben sugerir la existencia de una neumonía por Aspergillus en estos individuos se reseñan en el cuadro 43.3. Suele tratarse de personas de edad avanzada en las que el cuadro clínico tiene semanas de evolución y se expresa por febrícula (solo un tercio de los pacientes tiene fiebre alta, quizá por los efectos antipiréti- cos de los glucocorticoesteroides que se usan en el tratamiento), mal estado general y astenia. Son típicos los episodios recu- rrentes de broncoespasmo resistente a los broncodilatadores. En la radiografía de tórax suelen evidenciarse infiltrados pulmonares no específicos, con frecuencia asociados con un engrosamiento pleural. La tomografía computarizada torácica habitualmente no aporta información diagnóstica adicional alguna, al contrario de lo que sucede en la aspergilosis pulmo- nar invasiva. La rentabilidad de la determinación del galacto- manano en el suero o en el lavado broncoalveolar aún no se ha establecido. El estudio histológico, necesario para confirmar con certeza la existencia de una neumonía por Aspergillus, rara vez puede realizarse. No obstante, en los enfermos estables puede efectuarse una fibrobroncoscopia, que está indicada, sobre todo, si no existe expectoración. El rendimiento del cultivo de las muestras respiratorias (broncoaspirado, lavado broncoalveolar) oscila entre el 46 y el 77%. A menudo es el análisis citológico y no el cultivo el que orienta el diagnóstico. La visualización de una traqueobronquitis con pseudomembra- nas es muy característica de la infección aspergilar (fig. 43.6). La biopsia transbronquial es diagnóstica en muy pocos casos y puede suponer un riesgo elevado por la comprometida situa- ción en la que se encuentran estos enfermos. La presencia de hifas de Aspergillus en un cultivo de espu- to o en secreciones de la vía aérea inferior, en los pacientes que tienen una EPOC y con factores de riesgo para sufrir una neumonía por dicho hongo, no debe trivializarse nunca. Su sola identificación en un contexto clínico adecuado es sufi- ciente para considerar el inicio del tratamiento antifúngico (v. tabla 43.1). Mucormicosis La mucormicosis está causada por organismos del orden de los Mucorales. Es una infección grave y angioinvasiva, que suele afectar a pacientes que padecen una diabetes mellitus grave o una neutropenia prolongada, o que han recibido un trasplante de precursores hematopoyéticos. La forma de presentación más común es la enfermedad sinusal invasiva, que puede extenderse localmente a las órbitas o al sistema nervioso central (mucormi- cosis rinocerebral). Esta forma es más habitual en los individuos diabéticos, mientras que la enfermedad pulmonar lo es en los pacientes hematológicos. La infección pulmonar remeda una aspergilosis pulmonar invasiva y se manifiesta por lesiones Cuadro 43.3 DIAGNÓSTICO CLÍNICO DE SOSPECHA DE UNA NEUMONÍA POR ASPERGILLUS SPP. Cuadro clínico y radiológico compatible Cultivo de esputo, broncoaspirado o punción-aspiración con aguja fina positivo para Aspergillus spp. Mala respuesta al tratamiento antibiótico de amplio espectro instaurado Tratamiento previo con dosis elevadas o periódicas de glucocorticoesteroides Presencia de comorbilidades: alcoholismo, diabetes mellitus, etc. Exclusión de otras entidades: tuberculosis, histoplasmosis Inmunoglobulinas séricas específicas elevadas Prick test de Aspergillus spp. positivo FIGURA 43.6 Imagen broncoscópica de dos pseudomembranas localizadas en la pared traqueal debidas a Aspergillus spp. ( V. lámina en color al final del libro.) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 358 cavitadas, condensaciones e incluso el signo de la media luna. El hongo Mucor tiene tendencia a invadir las estructuras vecinas, especialmente el mediastino. En la biopsia se observan hifas anchas (7-15 µm), que típicamente son aseptadas (fig. 43.7), a diferencia de las de Aspergillus spp. La mortalidad de la infección pulmonar alcanza al 75% de los casos. Las proba- bilidades de supervivencia pasan por un diagnóstico precoz y un tratamiento médico-quirúrgico combinado. El fármaco antifúngico de elección es la anfotericina B (v. tabla 43.1). El voriconazol y el fluconazol no tienen actividad alguna frente a los zigomicetos. Bibliografía Bradsher RW. Pulmonary blastomycosis. Semin Respir Crit Care Med 2008;29:174-81. Garbino J, Kolarova L, Rohner P, Lew D, Pichna P, Pittet D. Secular trends of candidemia over 12 years in adult patients at a tertiary care hospital. 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