Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
375 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Neumopatías infecciosas en la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana INTRODUCCIÓN El paciente infectado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) padece a lo largo de su vida —en un porcentaje que está en torno al 70%— alguna enfermedad del aparato respiratorio, sobre todo de naturaleza infecciosa. En España se ha pasado de una incidencia anual superior a los 7.000 casos de síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en 1994 a 844 en el año 2011, lo que supone un des censo de más del 75% en ese período de tiempo. La utilización desde 1996 del tratamiento antirretrovírico de gran actividad (TARGA) ha ocasionado un cambio en la jerarquía de la infec ción pulmonar, de manera que las neumonías bacterianas superan a la infección por Pneumocystis jiroveci, que ocupa el segundo puesto, seguida por las micobacteriosis, especial mente la tuberculosis pulmonar. Aunque las complicaciones pulmonares asociadas con el VIH no son únicamente de origen infeccioso (cuadro 46.1), en este capítulo solo se revisan las neumopatías infecciosas más frecuentes. APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA Ante un enfermo portador del VIH con síntomas respiratorios, es importante realizar una anamnesis completa, que incluya la forma por la que se adquirió la infección, el tratamiento anti rretrovírico que se realiza, los episodios previos de infecciones oportunistas sufridos, los viajes al extranjero efectuados, las vacunas recibidas y todos aquellos aspectos útiles para orientar el diagnóstico actual. El conocimiento del estado inmunitario del individuo, cuantificando en sangre los linfocitos T CD4 positivos existentes (fig. 46.1), y los hallazgos observados en el estudio radiológico del paciente (tabla 46.1) proporcionan una información valiosa para establecer la causa del cuadro clínico. Con estos datos, en función de la gravedad del enfermo, es posible seguir distintas pautas según la experiencia clínica que se tenga y los medios complementarios de los que se disponga. Un algoritmo útil en el diagnóstico de las neumopatías infec ciosas que pueden encontrarse en el sida es el que se muestra en la figura 46.2. NEUMONÍA BACTERIANA Epidemiología La presencia del VIH incrementa en unas cinco veces el riesgo de padecer una neumonía respecto al que tienen las personas no infectadas por dicho virus. Igualmente, en los portadores del VIH la incidencia guarda relación con la cifra de linfoci tos T CD4 positivos, de manera que si su recuento es inferior a 200 células/µL esa incidencia se multiplica por cinco respecto a si es superior a 500 células/µL. Otros factores directamente asociados con la neumonía son la utilización de fármacos por vía intravenosa, el sexo femenino, el consumo de tabaco y el haber sufrido un episodio previo de infección por Pneumocystis jiroveci o neumonías bacterianas recurrentes. No se conoce bien cuál es el impacto real del TARGA en la incidencia de las neumonías bacterianas. Sin embargo, sí es evidente que ha conseguido que descienda en los pacientes con unos linfocitos T CD4 positivos por debajo de 200 células/µL Al parecer, el tratamiento antirretrovírico también disminuye la aparición de la bacteriemia neumocócica. Patogenia El enfermo con una infección por el VIH es susceptible a las infecciones bacterianas por el deterioro que existe en los sis temas defensivos del organismo. El déficit más importante que se observa en estos individuos es el que afecta a la inmunidad humoral, lo que condiciona bien una escasa producción de anticuerpos o bien un defecto cualitativo, especialmente frente a Streptococcus pneumoniae y a Pseudomonas aeruginosa. Asimis mo, existe una disfunción tanto de los neutrófilos como de los 46 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 376 macrófagos, con una fagocitosis defectuosa y una respuesta infla matoria inadecuada. También se aprecia una disminución de la capacidad de opsonización contra la cápsula del neumococo en el suero y en el líquido del lavado broncoalveolar (LBA). El taba co induce una caída en el recuento de linfocitos T CD4 positivos y suprime la síntesis de la interleucina 1β (IL1β) y del factor de necrosis tumoral α (TNFα). Ambas sustancias participan en la respuesta inicial frente a la infección, facilitando la migración de los neutrófilos hacia los alvéolos. La infección por el VIH afecta, asimismo, de manera negativa a la función mucociliar, a las defensinas de las secreciones respiratorias y al reconocimiento de gérmenes patógenos por los macrófagos alveolares. Etiología En los pacientes infectados por el VIH, las bacterias causantes de una neumonía adquirida en la comunidad (NAC) son similares a las que se encuentran en las personas seronegativas. Entre ellas, S. pneumoniae también es el principal agente patógeno. La bac teriemia por este germen se detecta en el 3050% de los casos, especialmente en los enfermos con un recuento de linfocitos T CD4 positivos inferior a 100 células/µL. Haemo philus influenzae y Staphylococcus aureus siguen al neumococo en importancia. A fecha de hoy la incidencia de la neumonía por P. aeruginosa ha descendido como consecuencia del empleo del TARGA, porque este esquema terapéutico ha hecho que disminuya la frecuencia de la infección nosocomial, en la que es habitual que participe esta bacteria. Otros factores que se asocian con la presencia de este microorganismo son la hospitalización previa, el trata miento con esteroides sistémicos, la neutropenia significativa y las bronquiectasias, con las que, por otra parte, también se relaciona la infección por el VIH. Legionella pneumophila no es una causa común de NAC en estos pacientes, si bien, cuando existe, empeora el pronóstico. En realidad, aunque cualquier FIGURA 46.1 Relación entre el riesgo de infección y el recuento de linfocitos T CD4 positivos en sangre periférica. LMP, leucoencefalopatía multifocal progresiva; SNC, sistema nervioso central. Cuadro 46.1 COMPLICACIONES PULMONARES EN EL SIDA Infecciones Neumonía bacteriana Infección por Pneumocystis jiroveci Micobacteriosis: ● Mycobacterium tuberculosis ● Micobacterias atípicas Otras infecciones: ● Cytomegalovirus ● Aspergillus spp. ● Cryptococcus neoformans ● Histoplasma capsulatum ● Toxoplasma gondii Neoplasias Sarcoma de Kaposi Linfoma no hodgkiniano Linfoma de Hodgkin Carcinoma pulmonar Otras enfermedades Neumonía intersticial linfocítica Neumonía intersticial no específica Hipertensión pulmonar Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Hiperreactividad bronquial Bronquiectasias Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 46 Neumopatías infecciosas en la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana 377 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. germen puede ser de adquisición comunitaria o nosocomial, en el cuadro 46.2 se resumen los más frecuentemente res ponsables de una neumonía en estos enfermos. Actualmente es muy raro encontrar neumonías debidas a Rhodococcus equi que, en general, tienen una evolución subaguda con tendencia a la cavitación, a la bacteriemia (7080%) y a la diseminación extrapulmonar. También la infección por Nocardia spp., sobre todo por Nocardia asteroides, tiene una incidencia muy baja (< 1%). En algunas ocasiones, el cuadro clínico en estos pacien tes tiene una evolución muy rápida (opuesta a la habitual), con formación de un absceso, desarrollo deun derrame pleural o aparición de una afectación extrapulmonar, especialmente en la piel o el sistema nervioso central. Manifestaciones clínicas Las manifestaciones clínicas no son diferentes de las que presentan los pacientes seronegativos. El comienzo suele ser agudo, con escalofríos, fiebre, dolor pleurítico, tos con esputos purulentos y, en ocasiones, disnea. Además, es frecuente encon trar los signos propios de una condensación pulmonar, como son los estertores crepitantes y el soplo tubárico. Exámenes complementarios En lo que concierne a la neumonía bacteriana los datos radio lógicos son los habituales, fundamentalmente la condensación lobular o segmentaria. La afectación multifocal se asocia con un recuento de linfocitos T CD4 positivos inferior a 200 célu las/µL. La incidencia del derrame pleural no es superior a la que se observa en los individuos no inmunocomprometidos. Los hemocultivos son aquí más rentables (especialmente para el neumococo) que en otro tipo de enfermos. El cultivo de esputo solo proporciona un diagnóstico de probabilidad, pero puede poner sobre la pista de gérmenes no habituales. La determinación de la antigenuria de S. pneumoniae es muy útil en estos casos, dado que la bacteriemia se asocia con una mayor sensibilidad de esta técnica. En las neumonías graves o cuan do se sospeche por el cuadro clínico existente, debe buscarse también la antigenuria de L. pneumophila. Si la neumonía es de adquisición nosocomial o ha de tratarse, por su gravedad, en una unidad de cuidados intensivos, está justificado el empleo de técnicas endoscópicas (cepillo protegido o LBA), al objeto de identificar el posible protagonismo de microorganismos infrecuentes. Pronóstico El pronóstico no solo está en relación con el agente causal, sino también con el estado inmunitario del enfermo. Obviamente es peor cuando la tasa de linfocitos T CD4 positivos es muy baja. En esos casos, la mortalidad puede ser hasta cinco veces superior a la de la población no infectada por el VIH. En la actualidad, la recurrencia de una neumonía se considera un criterio diagnóstico del sida. Prevención Se recomienda la vacunación antineumocócica en todo pacien te portador del VIH. Aunque la eficacia global de la vacuna polisacárida —como sucede en otras poblaciones— es un tema controvertido, su efecto en la reducción de los episodios de bacteriemia está más demostrado. Se desconoce la duración de la protección, si bien se recomienda realizar la revacunación transcurridos 5 años. Parece más prometedor el empleo de la vacuna antineumocócica conjugada. En un reciente ensayo clínico, hecho con la vacuna de siete serotipos, pudo eviden ciarse que en los sujetos positivos para el VIH adultos la eficacia TABLA 46.1 Diagnóstico diferencial mediante una radiografía simple de tórax de las infecciones respiratorias en el sida y en la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana Normal Derrame pleural Adenopatías mediastínicas Lesiones nodulares Patrón intersticial Consolidación Cavitación Neumocistosis Tuberculosis Tuberculosis Nocardiosis (múltiples) Neumocistosis (vidrio deslustrado en la tomografía computarizada de tórax) Neumonía bacteriana Tuberculosis Tuberculosis Sarcoma de Kaposi Micobacteriosis atípicas Criptococosis Linfomas Aspergilosis Linfoma no hodgkiniano Infecciones fúngicas Tuberculosis y micobacteriosis atípicas (patrón miliar) Citomegaloviriasis Tuberculosis y micobacteriosis atípicas Neumocistosis Neumocistosis (infrecuente) Criptococosis Linfoma (< 25% de los casos) Aspergilosis (signo del halo) Neumonía intersticial linfocítica Infección por Rhodococcus equi Infección por bacilos gramnegativos (especialmente Pseudomonas) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 378 en la prevención de la enfermedad neumocócica recurrente ocasionada por esos serotipos y el 6A (por protección cruzada) era del 74%. Actualmente ya se ha comercializado en España la vacuna conjugada de 13 serotipos. La Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) la recomienda, en un reciente documento, en los individuos positivos para el VIH y señala que la respuesta es adecuada si el recuento de linfocitos T CD4 positivos supera 200 células/µL. El abandono del tabaco también consigue que descienda la incidencia y la mortalidad de las neumonías en estos enfermos. Tratamiento El paciente VIH positivo con una NAC que no tiene criterios de ingreso hospitalario puede ser tratado ambulatoriamente. Este tratamiento no difiere del que ha de prescribirse en otro tipo de enfermos. Debe ser empírico cuando no se dispone de información microbiológica. Siempre hay que considerar a S. pneumoniae como el agente causal, por lo que un antibió tico βlactámico (amoxicilina con o sin ácido clavulánico, o Cuadro 46.2 CAUSAS DE NEUMONÍA EN UN PACIENTE CON UNA INFECCIÓN POR EL VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA Streptococcus pneumoniae Haemophilus influenzae Staphylococcus aureus* Moraxella catarrhalis Klebsiella pneumoniae* Pseudomonas aeruginosa* Legionella spp. Mycoplasma pneumoniae Rhodococcus equi Bordetella pertussis Nocardia asteroides Pasteurella multocida *Preferentemente en las neumonías nosocomiales. FIGURA 46.2 Aproximación al diagnóstico, a partir de las manifestaciones clínicas respiratorias, en un paciente con una infección por el virus de la inmunodeficiencia humana. LBA, lavado broncoalveolar; PaO 2 , presión arterial de oxígeno; PCJ, Pneumocystis jiroveci; TCAR, tomografía computarizada de alta resolución. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 46 Neumopatías infecciosas en la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana 379 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. cefditoreno), asociado o no con un macrólido, o una fluoro quinolona sola (moxifloxacino, levofloxacino) son fármacos adecuados. Las dosis programadas deben ser suficientes como para vencer la posible resistencia, que es más frecuente en estos pacientes. Cuando se conoce el microorganismo responsable de la neumonía (antigenuria, hemocultivo, cultivo de esputo de buena calidad), puede realizarse un tratamiento dirigido. En la figura 46.3 se expone la pauta terapéutica recomendada. Si el individuo ingresa o adquiere la neumonía durante su hospita lización, además de los estudios microbiológicos habituales, es conveniente obtener muestras mediante una broncoscopia. En la NAC que ingresa, una asociación recomendada es la de una cefalosporina de tercera generación con un macrólido (azitromicina) o levofloxacino en monoterapia. Si el recuento de linfocitos T CD4 positivos es inferior a 100 células/µL o si existen los factores asociados antes comentados, hay que considerar la posibilidad de una infección por P. aeruginosa. En la neumonía nosocomial, los gérmenes más habituales son los que se indican en el cuadro 46.2. A ellos debe dirigirse el tratamiento empírico. Si se conoce la causa, el tratamiento ha de ser específico. INFECCIONES POR MICOBACTERIAS Tuberculosis EPIDEMIOLOGÍA En nuestro país, la tuberculosis es la tercera causa de infec ción en los sujetos infectados por el VIH. La introducción del TARGA ha disminuido su incidencia en Estados Unidos y en Europa. En España, en un reciente análisis de cohortes prospectivo realizado con enfermos infectados por el VIH, se encontró una incidencia de 15,2 casos/1.000 casos/año (100 veces mayor que lade la población general). Cuando estos individuos habían recibido un TARGA, la incidencia bajaba a entre 3 y 8 casos/1.000 casos/año, aun superior a la de la población no infectada. A pesar de lo dicho, la tuberculosis sigue siendo un motivo importante para plantearse el diagnós tico de sida. Según la World Health Organization (WHO), el 9% de los pacientes tuberculosos españoles son portadores del VIH. PATOGENIA Una vez que el bacilo tuberculoso ha sido degradado por los procesos fagolisosomales, el macrófago presenta los antígenos, a través de las moléculas del complejo mayor de histocompati bilidad clase II, a los linfocitos T CD4 positivos. Estos linfocitos son importantes en el control de la tuberculosis, especialmente los de la subclase TH 1, que producen citocinas tales como el interferón γ (IFNγ), encargado de activar los macrófagos para eliminar los gérmenes intracelulares. El VIH infecta y des truye los linfocitos CD4 positivos, por lo que estas células son incapaces de ejercer su función defensiva. La coinfección del VIH con los bacilos tuberculosos supone mayores posibilidades de reactivación endógena o de menor defensa contra una infec ción exógena, probablemente por producirse una depresión en la respuesta TH 1. Del mismo modo, la tuberculosis tiene un impacto negativo sobre el VIH, induciendo un aumento de la viremia, que se relaciona con un incremento de los linfocitos T CD4 positivos, que son dianas para el virus. MANIFESTACIONES CLÍNICAS En general son similares a las que aquejan los pacientes sero negativos. Otras veces solo se refiere fiebre, pérdida de peso o malestar general. Antes de la era TARGA, y en relación con la inmunodepresión, eran frecuentes las manifestaciones extra pulmonares, tales como la afectación ganglionar, de la médula ósea, del tracto genitourinario y del sistema nervioso central. TÉCNICAS DE IMAGEN Desde la introducción del TARGA, las manifestaciones radio lógicas son las habituales de la tuberculosis posprimaria, esen cialmente los infiltrados cavitados de localización predomi nante en los lóbulos superiores. Sin embargo, en los enfermos no tratados suelen observarse otros signos radiológicos, como adenopatías hiliares o mediastínicas, derrames pleurales o con densaciones de los lóbulos inferiores. Hay que considerar que hasta en un 10% de los casos la radiografía de tórax es normal. FIGURA 46.3 Tratamiento antibiótico domiciliario de la neumonía adquirida en la comunidad en un paciente infectado por el virus de la inmunodeficiencia humana. *, de elección ante una hipersensibilidad a los β-lactámicos. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 380 ESTUDIOS MICROBIOLÓGICOS En estos enfermos están indicados los procedimientos habituales en el diagnóstico de la tuberculosis. La infección tuberculosa debe identificarse mediante la clásica prueba de la tuberculina y con las técnicas más modernas, que se basan en la determinación in vitro del interferón γ (IGRA, del inglés interferon gamma release assays). Hay que recordar que la sensibilidad de estos métodos se afecta por el descenso de la tasa de linfocitos T CD4 positivos, por lo que los resultados pueden ser falsamente negativos. Los IGRA parecen tener un rendimiento superior al de la tuberculina, sin estar aún clara la superioridad, como se había preconizado, del sistema TSPOTTB sobre el Quantiferon TB (gold in tube). El examen de tres muestras de esputo es tan rentable en estos casos como en el de los pacientes seronegativos, siempre que el grado de inmunodepresión no sea muy intenso. El sis tema Xpert MTB/RIF® (del inglés detection of Mycobacterium tuberculosis and resistance to rifampicin, de Gene Xpert Cepheid, Estados Unidos) es una técnica de amplificación de ácidos nucleicos capaz de proporcionar resultados, sobre muestras tomadas de las secreciones respiratorias, en pocas horas, por lo que permite iniciar el tratamiento muy precozmente. Pare ce que su sensibilidad aumenta cuando los linfocitos T CD4 positivos son más bajos, sin que exista aún explicación alguna para este fenómeno. Respecto a su posibilidad de detectar una resistencia a la rifampicina, la especificidad no es muy buena. Si el individuo no expectora, es posible inducir el esputo o realizar una broncofibroscopia. La tuberculosis diseminada es frecuente en los pacientes con unos linfocitos T CD4 positivos inferiores a 100 células/µL, por lo que los cultivos de sangre o de orina ofrecen una alta rentabilidad diagnóstica. En la tuberculosis extrapulmonar es aconsejable obtener muestras para el examen microbiológico e histopatológico. TRATAMIENTO Los problemas en el tratamiento de la tuberculosis derivan de las posibles interacciones entre los diversos componentes del TARGA y la rifampicina. Esta última modifica el sistema enzimático CYP3A4, lo que la farmacocinética de los distintos fármacos. Los problemas son la consecuencia, asimismo, de la mayor prevalencia de las resistencias en estos casos, por lo que siempre debe disponerse de un estudio de sensibilidades. Actualmente se sabe que los regímenes con rifampicina dis minuyen notablemente las recidivas de la tuberculosis. Por consiguiente, el tratamiento básico de esta enfermedad debe incorporar la rifampicina y el efavirenz, más dos análogos de los nucleósidos. La rifabutina puede ser una alternativa cuando se administran inhibidores de la proteasa, ajustando la dosis al igual que si se utiliza el efavirenz o la nevirapina. Diversos ensayos clínicos recientes, muy bien diseñados, han proporcionado la información adecuada para cono cer cuál es el mejor momento para iniciar el TARGA en los enfermos que tienen una tuberculosis. Y ello con el objeto de evitar el síndrome de reconstitución inmune y no afectar a la supervivencia. Las conclusiones de estos estudios permi ten indicar que comenzar el TARGA durante el tratamiento de la tuberculosis contribuye a disminuir la posibilidad de fallecimiento y que esto no depende de la tasa de linfocitos T CD4 positivos existente. En la figura 46.4 se resumen, de acuerdo con las directrices establecidas en 2011 por la British HIV Association, el esquema terapéutico más frecuente y la pauta cronológica más adecuada en la administración de los fármacos. La duración del tratamiento debe ser de 6 meses, siempre que se utilice la rifampicina o la rifabutina y la iso niacida en el esquema terapéutico. Los fármacos de segunda línea no tienen problemas de interacción con los agentes antivíricos. En todo caso, es muy importante el cumplimiento terapéutico. De ahí que, cuando existan dudas al respecto, la supervisión debe ser prioritaria. PREVENCIÓN Debe realizarse con isoniacida durante 6 meses en todo individuo que tenga una infección tuberculosa latente. Una alternativa posible es emplear la isoniacida y la rifampicina durante 3 meses. Otras micobacteriosis Las micobacteriosis en estos enfermos son prácticamente siempre infecciones por M. avium-intracellulare. A pesar de ser la micobacteria atípica más prevalente, en nuestro país la incidencia de esta infección nunca ha sido mayor del 1% de las micobacteriosis y, en la actualidad, es una rareza. Se trata de una especie ubicua, por lo que es imposible la protección ambiental. En general, en los sujetos con una cifra de linfocitos T CD4 positivos inferior a 50 células/µL produce una infección diseminada que cursa con fiebre y diarrea. Su incidencia ha disminuido en los países desarrollados. Sus for mas clínicas han quedado limitadas a los abscesos linfáticos y a las lesiones en la piel. De hecho, la aparición de abscesos du rante el TARGA debe llevar a que se sospeche una infección por M. avium-intracellulare. La importanciade su diagnóstico radica en que el tratamiento es completamente diferente al de la tuberculosis clásica. Requiere de la utilización de claritromi cina o de azitromicina, junto con etambutol. Si fuera preciso, por la gravedad del paciente, puede añadirse un tercer fárma co, en concreto, la rifabutina, el ciprofloxacino o la amikacina. FIGURA 46.4 Tratamiento de la tuberculosis en los pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana. TARGA, tratamiento antirretrovírico de gran actividad; *, rifabutina si se utilizan inhibidores de proteasas. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 46 Neumopatías infecciosas en la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana 381 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. INFECCIONES FÚNGICAS Infección por Pneumocystis jiroveci Anteriormente clasificado como un protozoo, desde hace ya algunos años se considera que Pneumocystis jiroveci es un hongo. La antigua denominación de Pneumocystis carinii debe quedar reservada para la especie que infecta a los roedores. La epide miología de este hongo ha cambiado drásticamente desde la introducción del TARGA y, sobre todo, por la generalización de la profilaxis primaria frente a la infección. En el pasado fue la infección más habitual en los enfermos con sida y, hoy en día, sigue siendo frecuente en nuestro medio. Su incidencia está determinada por la mediana del recuento de linfocitos T CD4 positivos circulantes (en la mayoría de los casos está por debajo de 200 células/µL) y la mediana del número de copias víricas (carga vírica) existente (es excepcional por debajo de 200 copias/mL). PATOGENIA Una vez inhalados los quistes o los trofozoítos de Pneumocystis jiroveci, los de pequeño tamaño se fijan sobre los neumocitos tipo I mediante una glucoproteína de superficie (glucoproteí na A o gp120), que tiene afinidad por los residuos manosil manosa, la fibronectina y la vitronectina. Allí intentan evadir la respuesta inmunitaria del hospedador, recubriéndose de inmunoglobulinas y de surfactante pulmonar, que se unen a la glucoproteína A. En el caso de los individuos inmuno deprimidos se produce, tras la adherencia intercelular, una proliferación cíclica, que entraña la aparición de cambios ana tomofuncionales que conducen a un bloqueo alveolocapilar, una hipertrofia del intersticio y el acúmulo intraalveolar de un exudado eosinófilo. Es decir, aparece un verdadero proceso neumónico. DIAGNÓSTICO En general, la infección por este hongo debe sospecharse en cualquier enfermo con un sida conocido que tiene una tasa de linfocitos T CD4 positivos inferior a 200 células/µL y en el que coexiste un cuadro clínico compatible. Las manifestaciones clínicas suelen consistir en un proceso subagudo (1 mes de duración) de fiebre, disnea de esfuerzo y tos seca. En la radio grafía de tórax se observan infiltrados intersticioalveolares bilaterales, aunque existen otras presentaciones radiológicas posibles, que van desde la normalidad hasta el neumotórax. Los hallazgos en la tomografía computarizada de alta resolu ción (TCAR) torácica, aunque no patognomónicos, permiten descartar otras infecciones de aspecto similar. La característica principal es la aparición de un patrón en vidrio deslustrado (ground-glass) bilateral. En los estudios de laboratorio destaca una lactato deshidrogenasa (LDH) sérica superior a 400 UI/L y, en los casos graves, la aparición de una insuficiencia res piratoria. Dado que ninguno de los hallazgos descritos anteriormente es patognomónico de esta infección y ya que el microorganis mo tampoco puede cultivarse habitualmente, el diagnóstico de certeza de una neumonía por Pneumocystis jiroveci requiere la identificación del hongo en las secreciones respiratorias (esputo inducido, LBA o biopsia pulmonar). El esputo inducido es la técnica de elección, si bien el LBA tiene mayor sensibilidad (90%). El papel diagnóstico de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en la detección del ácido desoxirribonu cleico (ADN) del microorganismo aún no se ha establecido con claridad. El empleo de esta técnica en muestras de esputo o en el fluido alveolar proporciona una sensibilidad que oscila entre el 80 y el 100% y una especificidad que varía entre el 85 y el 100%. Cuando se lleva a cabo en secreciones orofaríngeas resulta una prueba muy sensible (90%), pero puede dar falsos positivos. Recientemente se ha evaluado, asimismo, la renta bilidad diagnóstica de la determinación sérica del βdglucano (componente de la pared fúngica), que ofrece una sensibilidad del 92% y una especificidad del 86%, con un punto de corte de 31,1 pg/mL. La indicación de su cuantificación quedaría restringida a los enfermos en los que es inviable obtener mues tras respiratorias, pero teniendo siempre en cuenta que esta sustancia también puede elevarse en otras infecciones fúngicas. TRATAMIENTO En nuestro medio, la práctica habitual consiste en iniciar un tra tamiento empírico si el cuadro clínico del paciente lo requiere y si existe una sospecha diagnóstica respaldada por datos radio gráficos y de laboratorio compatibles. Simultáneamente, deben solicitarse las técnicas microbiológicas y de imagen necesarias para confirmar el diagnóstico. Pneumocystis jiroveci permanece en las secreciones respiratorias durante días e incluso semanas, a pesar de que se administre la medicación pertinente. Si se plantean dudas diagnósticas razonables y el estado del paciente lo permite, es preferible esperar a los resultados de las pruebas antes de comenzar el tratamiento específico. El tratamiento de elección se basa en el uso de trimetoprim sulfametoxazol y de glucocorticoesteroides, dependiendo de la gravedad de la infección (cuadro 46.3). En el caso de una mutación en el gen que codifica la dihidropteroatosintetasa (DHPS) es posible que haya resistencia al cotrimoxazol y que sea necesario recurrir a otras alternativas. A pesar de que esa mutación se asocia con una resistencia al tratamiento, su impacto sobre la mortalidad es incierto y existen discrepancias en la literatura médica sobre este punto. Cuadro 46.3 TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR PNEUMOCYSTIS JIROVECI* Tratamiento de elección: ● Cotrimoxazol: 15-20 mg/kg/día de TMP y 75-150 mg/ kg/día de SMX, IV o VO, durante 12 días Alternativas terapéuticas: ● Pentamidina, 4 mg/kg/día IV, durante 21 días ● Clindamicina, 600 mg/6 horas IV, + primaquina, 30 mg/día VO ● Pentamidina inhalada, o atovacuona, 750 mg/12 horas VO, en las infecciones leves IV, vía intravenosa; PaO2, presión arterial de oxígeno; SMX, sulfametoxazol; TMP, trimetoprim; VO, vía oral. *Si PaO2 < 70 mm Hg: tratamiento IV y se añade metilprednisolona. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 382 PRONÓSTICO Independientemente de la utilización del TARGA, la mejoría de la supervivencia ha sido notoria en los últimos años y, en la actualidad, la mortalidad se sitúa en torno al 910%. Los factores relacionados con esa mortalidad son la edad, la insu ficiencia respiratoria, los episodios previos de infección por el hongo, las enfermedades asociadas y la existencia de una tasa de hemoglobina baja al ingreso en el hospital. PROFILAXIS En los enfermos con unos linfocitos T CD4 positivos por debajo de 200 células/µL o con antecedentes de una infección previa por Pneumocystis jiroveci debe realizarse un tratamiento profiláctico, preferentemente con cotrimoxazol. Si los linfocitos T CD4 positivos están por encima de 200 células/µL y se mantienen así duran te más de 3 meses, puede suspenderse la profilaxis. No obstante, cuando el paciente ha tenido infecciones previas por el hongo y su tasa de linfocitos T CD4 positivos es inferior a 200 células/µL, probablemente la profilaxis debe ser para toda la vida. Infecciones fúngicas endémicas Bajo este epígrafe se consideran la histoplasmosis, la blas tomicosis y la coccidioidomicosis. Su incidencia en nuestro medio es anecdótica, aunque pueden ser relevantes en algunas áreas del continente americano. La histoplasmosis llega a afectar a un 527% de las personas con un sida que viven en áreas endémicas. Habitualmente se observa en enfermos con una tasa de linfocitos T CD4 positivos inferior a 100 células/µL, lo que suele llevar a que se desa rrollen formas diseminadas de la enfermedad en las que el pulmón se convierte en uno más entre los órganos implicados. La radiografía de tórax suele mostrar un patrón reticulonodular difuso, aunque no son excepcionales otras anomalías radio lógicas, como las adenopatías mediastínicas o los infiltrados pulmonares. DIAGNÓSTICO La prueba más sencilla y barata es la detección, por microscopia óptica, del hongo en muestras respiratorias o de otro origen (piel, sangre, etc.), previa tinción con la técnica de Wright o de Giemsa. Estas técnicas son positivas —también para otros hongos, como Candida glabrata y Penicillium marneffei— en alre dedor del 50% de los casos. La prueba más sensible y específica (97 y 85%, respectivamente) es la determinación del antígeno de Histoplasma en orina o sangre. Aspergilosis La incidencia real de esta enfermedad no se conoce, pero la gravedad de esta infección hace que deba tenerse en cuenta en las personas que padecen un sida. Aspergillus es un género con numerosas especies, entre las que destaca Aspergillus fumigatus. Este hongo ambiental penetra generalmente por la vía aérea y no produce enfermedad alguna en el individuo inmunocom petente. El sujeto debilitado por el tratamiento con corticoes teroides o citotóxicos o por enfermedades hematológicas puede sufrir una infección sistémica, con una letalidad próxima al 100% si la infección no se trata adecuadamente. La incidencia de los aislamientos en estos pacientes ronda el 2%. Los factores de riesgo que favorecen la adquisición de la enfermedad son los siguientes: tasa de linfocitos T CD4 positivos inferior a 30 células/µL, uso de corticoesteroides, infección previa por Pneumocystis jiroveci y existencia de una neutropenia. El aislamiento del hongo en las muestras res piratorias se asocia con una mortalidad del 90%, frente al 21% que existe cuando no se aísla. El diagnóstico es de presunción, ya que no se dispone de una prueba que permita un diagnóstico de certeza (que siempre es histopatológico). Los infiltrados cavitados en la radiografía simple de tórax o el signo del halo en la TCAR torácica deben llevar a la sospecha de una infección por Aspergillus, especial mente si se ha aislado el hongo en alguna muestra respiratoria. Tratamiento Se recomienda el voriconazol en dosis de 400 mg/12 horas durante los primeros días y, posteriormente, en dosis de 200 mg/12 horas. La duración aconsejable del tratamiento en estos casos aún no se conoce. Criptococosis Criptoccocus neoformans es un hongo que se adquiere por vía aérea. Su reservorio más probable son las deyecciones de las aves. Es menos frecuente en Europa que en otras áreas geo gráficas. Esta infección ocurre exclusivamente en los enfermos que tienen unos linfocitos T CD4 positivos por debajo de 100 células/µL. La forma de presentación más habitual es la cerebral (80% de los casos), por lo que se recomienda hacer un estudio neurológico (resonancia magnética cerebral y punción lumbar) aunque el paciente solo tenga manifestaciones clínicas respiratorias. El diagnóstico de certeza se basa en el aislamiento del hongo en alguna muestra respiratoria (especialmente en el LBA). Si se obtiene líquido cefalorraquídeo, la tinción con tinta china suele ser diagnóstica en el 90% de los casos. En ocasiones, las lesiones cutáneas permiten el diagnóstico si se biopsian. INFECCIONES VÍRICAS Entre las infecciones víricas posibles en el sida destacan la gripe, por su frecuencia, y la debida a Cytomegalovirus (CMV), por su gravedad. El CMV suele afectar a individuos con una tasa de linfocitos T CD4 positivos inferior a 50 células/µL. La forma clínica más común es la retinitis (que se da en más del 80% de los casos). La lesión pulmonar es, como manifestación clínica principal, extremadamente rara, pero su presencia obliga al diagnóstico diferencial con otras enfermedades, ya que cursa con infiltrados pulmonares intersticiales difusos. En estos casos, solo el hallazgo de cuerpos de inclusión en la biopsia pulmo nar permite confirmar el diagnóstico. Conviene recordar que, en general, en ausencia de viremia (determinada por PCR) y a pesar de que se consiga el aislamiento del CMV en el LBA, es improbable que la afectación pulmonar se deba a este virus. La gripe es una enfermedad habitual en la población inmu nocompetente y tiene un curso leve, excepto en los individuos de riesgo. En la era preTARGA siempre se consideraba que los enfermos con un sida lo eran. Sin embargo, estudios más Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 46 Neumopatías infecciosas en la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana 383 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. recientes, realizados durante la pandemia producida por el virus AH1N1, no han demostrado que en estos casos exis ta un mayor riesgo de infección ni un peor pronóstico que el que tiene la población general. Aun así, se recomienda la vacunación antigripal sistemática en todos los individuos que padecen un sida. Bibliografía Benito Hernández N, Moreno Camacho A, Gatell Artigas JM. Com plicaciones infecciosas pulmonares en los pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana en la era del trata miento antirretroviral de gran actividad en España. Med Clin (Barc) 2005;125:54855. Benito N, Moreno A, Miro JM, Torres A. Pulmonary infections in HIVinfected patients: an update in the 21st century. Eur Respir J 2012;39:73045. Benson CA, Kaplan JE, Masur H, Pau A, Holmes KK. Treating oppor tunistic infections among HIVinfected adults and adolescents: recommendations from CDC, the National Institutes of Health, and the HIV Medicine Association/Infectious Diseases Society of America. MMWR Recomm Rep 2004;53(RR15):1112. Castañer E, Gallardo X, Mata JM, Esteba L. Radiologic approach to the diagnosis of infectious pulmonary diseases in patients infected with the human immunodeficiency virus. Eur J Radiol 2004;51:114219. Cilloniz C, Torres A, Polverino E, Gabarrus A, Amaro R, Moreno E, et al. Community acquired lungrespiratory infections in HIV infected patients: microbial aetiology and outcome. Eur Respir J 2014;43:1698770. Davis JL, Fei M, Huang L. Respiratory infection complicating HIV infection. Curr Opin Infect Dis 2008;21:18490. Hoffmann C, Rockstroh JK, Kamps BS. HIV medicine 2007. 15.ª ed. La Haya: Flying Publisher. 2007. Disponible en: http://www.medicine. com. Consultado en octubre de 2014.. Huang L, Morris A, Limper AH, Beck JM. Recent advances and future directions in Pneumocystis pneumonia (PCP). Proc Am Thorac Soc 2006;3:65564. Kohli R, Lo Y, Homel P, Flanigan TP, Gardner LI, Howard AA, et al. Bacterial pneumonia, HIV therapy, and disease progression among HIVinfected women in the HIV epidemiologic research (HER) study. Clin Infect Dis 2006;43:908. Onyebujoh PC, Ribeiro I, Whalen CC. Treatment options for HIV associatedtuberculosis. J Infect Dis 2007;196(Supp1):s3545. Pupaibool J, Limper AH. Other HIVassociated pneumonias. Clin Chest Med 2013;34:24354. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
Compartir