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**Título: La Organización Política y Administrativa de Babilonia** La organización política y administrativa de Babilonia desempeñó un papel fundamental en el gobierno y la estabilidad de esta antigua civilización. A lo largo de su historia, Babilonia desarrolló sistemas gubernamentales que abarcaban desde monarquías hasta imperios, cada uno con su propio enfoque en la administración y el control del territorio. En la época del Imperio Babilónico, se estableció una estructura política centralizada y jerárquica. El rey, a menudo asociado con divinidades y considerado un representante de los dioses en la Tierra, tenía un poder absoluto sobre el reino. El rey gobernaba con la asistencia de funcionarios y consejeros, quienes se encargaban de la administración, la recaudación de impuestos, la justicia y otros aspectos gubernamentales. Uno de los aspectos notables de la administración babilónica fue su énfasis en la documentación y el registro. Los babilonios desarrollaron un sistema de escritura cuneiforme en tablillas de arcilla, que se utilizaba para registrar contratos, leyes, tratados y otros aspectos legales y administrativos. Esto contribuyó a la creación de registros precisos y detallados, que facilitaban la gestión de asuntos gubernamentales y la toma de decisiones informadas. El imperio también estaba dividido en provincias y ciudades-estado, cada una con su propio nivel de autonomía local. Gobernadores y administradores locales se encargaban de aplicar las políticas del rey y supervisar los asuntos cotidianos en las regiones. La justicia en Babilonia se basaba en leyes codificadas, siendo uno de los ejemplos más destacados el famoso Código de Hammurabi. Este conjunto de leyes establecía normas y castigos para diferentes delitos y asuntos legales, y reflejaba la preocupación por la equidad y la justicia en la sociedad babilónica. Aunque el código favorecía a la clase superior y establecía desigualdades, sentó las bases para futuros sistemas legales. En resumen, la organización política y administrativa de Babilonia se caracterizó por la centralización del poder en la figura del rey, la jerarquía de funcionarios y la importancia de la documentación escrita. La división de responsabilidades entre el gobierno central y las autoridades locales, así como la implementación de leyes codificadas, contribuyeron a la gestión eficiente del imperio y a la preservación de registros históricos detallados.
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