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SINDROME DE POLIQUISTOSIS OVARICA E HIPERANDROGENISMO

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460 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia
CAPÍTULO 00
El síndrome de poliquistosis ovárica (PCOS) es una endocrinopa-
tía frecuente que se caracteriza por oligoovulación o anovulación, 
signos de hiperandrogenismo y numerosos quistes en los ovarios. 
Estos signos y síntomas varían tanto en las diversas mujeres como 
en una misma mujer con el tiempo. Por consiguiente, las mujeres 
con PCOS acuden con distintos médicos como ginecólogos, inter-
nistas, endocrinólogos o dermatólogos. Esta es la razón por la que 
tales especialistas deben conocer el PCOS.
INCIDENCIA
El síndrome de poliquistosis ovárica es la endocrinopatía más fre-
cuente en la mujer en edad fértil, en la que alcanza de 4 a 12% 
(Asunción, 2000; Diamanti-Kandarakis, 1999; Farah, 1999; 
Knochenhauer, 1998). Los síntomas del hiperandrogenismo varían 
según el grupo étnico, pero al parecer el PCOS es igual de fre-
cuente en todas las razas y nacionalidades.
DEFINICIONES
 ■ Síndrome de poliquistosis ovárica 
En 2003 en Rótterdam, Holanda, la reunión entre la European 
Society of Human Reproduction and Embryology y la American 
Society for Reproductive Medicine (ESHRE/ASRM) (Th e Rotterdam 
ESHRE/ASRM-Sponsored PCOS Consensus Workshop Group, 
2004) defi nió de nuevo al PCOS (cuadro 17-1). Las pacientes 
deben llenar dos de los tres criterios siguientes: 1) oligoovulación, 
anovulación o ambas; 2) hiperandrogenismo (clínico, bioquímico 
o ambos), y 3) poliquistosis ovárica identifi cada en la ecografía. Sin 
embargo se deben descartar otras enfermedades que también pro-
vocan oligoovulación, hiperandrogenismo o ambos, como hiper-
plasia suprarrenal congénita, tumores productores de andrógenos 
e hiperprolactinemia. Por consiguiente, en la actualidad el PCOS 
es un diagnóstico de exclusión.
Los criterios de Rótterdam constituyen un espectro más amplio 
que el creado previamente por la Conferencia de los National 
Institutes of Health (NIH) de 1990 (Zawadzki, 1990). En esta 
Síndrome 
de poliquistosis ovárica 
e hiperandrogenismo
CAPÍTULO 17
INCIDENCIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 460
DEFINICIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 460
ETIOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 461
FISIOPATOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 461
SIGNOS Y SÍNTOMAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463
DIAGNÓSTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 469
TRATAMIENTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 473
Tratamiento para oligoovulación 
y anovulación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 474
Hirsutismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 474
Acné . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 476
Acantosis nigricans . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 476
Tratamiento quirúrgico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 477
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 477
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tipos extremos del PCOS, y su tratamiento es semejante al de este 
síndrome descrito más adelante en este capítulo.
ETIOLOGÍA
La causa del PCOS se desconoce. No obstante, se sospecha de una 
base genética que es tanto multifactorial como poligénica, puesto 
que existe agregación familiar demostrada del síndrome (Franks, 
1997). De manera específi ca, se ha observado mayor frecuencia 
entre las pacientes y sus hermanas (32 a 66%) y las pacientes con 
sus madres (24 a 52%) (Govind, 1999; Kahsar-Miller, 2001; 
Yildiz, 2003). Algunos investigadores sugieren que se trata de 
herencia autosómica dominante con expresión en mujeres y varo-
nes. Por ejemplo, los familiares varones en primer grado de una 
mujer con PCOS tienen una mayor concentración de sulfato de 
dehidroepiandrosterona (DHEAS) circulante, calvicie prematura, 
y así como resistencia a la insulina que los varones testigo (Legro, 
2000, 2002). 
Un tema de investigación importante es la identifi cación de los 
genes vinculados con el PCOS por el gran benefi cio potencial que 
representaría tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de 
esta enfermedad. En general, los genes putativos incluyen a los que 
participan en la biosíntesis de andrógenos y aquellos asociados con 
resistencia a la insulina.
Los estudios clínicos e in vitro de células de la teca ovárica 
humana sugieren cierta falta de regulación del gen CYP11a en las 
pacientes con PCOS. Este gen codifi ca la enzima que rompe la 
cadena lateral del colesterol, que además realiza el paso que limita 
la velocidad en la biosíntesis de los esteroides (fi g. 15-5, pág. 
403). La evidencia también sugiere la regulación al alta de otras 
enzimas en la vía biosintética de los andrógenos (Franks, 2006). 
Además, quizá contribuye también el gen del receptor insulínico 
en el cromosoma 19p13.2 (Urbanek, 2005). Todavía se necesitan 
más investigaciones para defi nir la participación de estos productos 
génicos en la patogenia del PCOS.
FISIOPATOLOGÍA
 ■ Gonadotropinas
La anovulación en las mujeres con PCOS se caracteriza por la secre-
ción inapropiada de gonadotropinas (fig. 17-1). Específi camente, 
las alteraciones en las pulsaciones de hormona liberadora de gona-
dotropinas (GnRH) provocan mayor producción de hormona 
luteinizante (LH) que de hormona foliculoestimulante (FSH) 
(Hayes, 1998; Waldstreicher, 1988). A la fecha no se sabe si la 
disfunción hipotalámica es una causa primaria de PCOS o si es 
secundaria a retroalimentación anormal de los esteroides. En cual-
quier caso, la concentración sérica de LH se eleva, lo que se observa 
en la clínica en 50% de las pacientes (Balen, 2002; van Santbrink, 
1997). Asimismo, la relación entre hormona luteinizante:hormona 
foliculoestimulante (LH:FSH) se eleva por arriba de 2:1 en cerca 
de 60% de las pacientes (Rebar, 1976). 
 ■ Resistencia a la insulina
Las mujeres con PCOS exhiben un mayor grado de resistencia a la 
insulina e hiperinsulinemia compensadora que las mujeres sanas. 
La resistencia a la insulina se defi ne como la respuesta reducida 
a la captación de la glucosa a determinada cantidad de insulina. 
última se defi nía al PCOS como la presencia de disfunción ová-
rica con hiperandrogenismo clínico, hiperandrogenemia o ambas, 
independientemente del aspecto ecográfi co. La defi nición más ade-
cuada es controversial y numerosos investigadores utilizan todavía 
los criterios de los NIH de 1990 para defi nir al PCOS en sus estu-
dios poblacionales (Chang, 2005).
Finalmente, una tercera organización —Th e Androgen Excess 
and PCOS Society (AE-PCOS)— también ha defi nido criterios 
para PCOS (Azziz, 2009). Como se muestra en el cuadro 17-1, 
estos criterios son similares a los descritos en Rótterdam. 
 ■ Hipertecosis ovárica y síndrome 
de HAIRAN
La hipertecosis es una enfermedad poco común que a menudo se 
considera una variedad más grave de PCOS y se caracteriza por 
la presencia de islotes de células de la teca luteínica distribuidos 
en el estroma ovárico. Las pacientes exhiben hiperandrogenismo 
pronunciado y en ocasiones incluso muestran signos francos de 
virilización como clitoromegalia, alopecia temporal y voz grave 
(Culiner, 1949). Además se acompaña de una mayor resistencia a 
la insulina y acantosis nigricans (Nagamani, 1986). 
El síndrome de acantosis nigricans hiperandrogénica con resis-
tencia a la insulina (HAIRAN) es una enfermedad poco común 
que comprende hiperandrogenismo, resistencia a la insulina 
pronunciada y acantosis nigricans (Barbieri, 1994). Su causa se 
desconoce y quizá es una variedad de PCOS o bien un síndrome 
genético distinto. La hipertecosis ovárica y el HAIRAN son feno-
CUADRO 17-1. Definición del síndrome de poliquistosis 
ováricaESHRE/ASRM (Rótterdam) 2003
Comprende dos de tres de los siguientes:
1. Oligoovulación o anovulación
2. Signos clínicos y/o bioquímicos de hiperandrogenismo
3. Ovarios poliquísticos (excluyendo las enfermedades 
similares)
NIH (1990)
Comprende los dos siguientes:
1. Oligoovulación 
2. Hiperandrogenismo y/o hiperandrogenemia (excluyendo a 
los trastornos similares)
AE/PCOS (2009)
1. Hiperandrogenismo: hirsutismo, hiperandrogenemia, o ambos
 y
2. Disfunción ovárica: oligoovulación-anovulación, ovarios 
poliquísticos, o ambos
 y
3. Exclusión de otros excesos de andrógenos o trastornos 
similares
AE-PCOS, Androgen Excess and PCOS Society; ASRM, American Society of 
Reproductive Medicine; ESHRE, European Society of Human Reproduction 
and Embriology; NIH, National Institutes of Health; PCOS, síndrome de 
poliquistosis ovárica.
De Azziz, 2009; The Rotterdam ESHRE/ASRM-Sponsored PCOS Consensus 
Workshop Group, 2004, y Zawadzki, 1990.
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PCOS no es sólo una enfermedad con consecuencias a corto plazo 
como menstruaciones irregulares e hirsutismo, sino también con 
repercusiones nocivas a largo plazo (cuadro 17-2).
 ■ Andrógenos
Tanto la insulina como la LH estimulan la producción de andróge-
nos en las células de la teca ovárica (Dunaif, 1992). Así, los ovarios 
Al parecer el mecanismo es una anomalía de la transducción de 
la señal mediada por los receptores de insulina después del enlace 
(Dunaif, 1997). Tanto las mujeres delgadas como las obesas con 
PCOS tienen más resistencia a la insulina que las testigos sanas de 
peso similar (Dunaif, 1989, 1992).
La resistencia a la insulina se asocia con aumento de la frecuen-
cia de riesgos ulteriores como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión, 
dislipidemia y enfermedades cardiovasculares. Por consiguiente, el 
Andrógenos
∆ GnRH pulsátil
índice LH:FSH
Hirsutismo, acné,
acantosis nigricans
Resistencia
a la insulina
Glándula
suprarrenal
Estrona (no cíclica)
Hiperplasia
endometrial
Atresia
folicular
Anovulación/
amenorrea
Adiposo
Hipófisis
Ovario (teca)
Piel
Perfil anormal
de lípidos
Hipotálamo
Retroalimentación anormal
Útero
FIGURA 17-1. Modelo que explica el comienzo y persistencia del síndrome de poliquistosis ovárica (PCOS). Las alteracio-
nes en la liberación pulsátil de hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) provoca una elevación relativa de hormona 
luteinizante (LH) contra la biosíntesis y secreción de hormona foliculoestimulante (FSH). La LH estimula la producción 
ovárica de andrógenos, mientras que la escasez relativa de FSH impide el estímulo adecuado sobre la actividad de la 
aromatasa dentro de las células de la granulosa, reduciendo de esta manera la biotransformación de andrógenos en el 
estrógeno potente estradiol.
Al aumentar los andrógenos intrafoliculares, el folículo sufre atresia. La concentración elevada de andrógenos circulan-
tes contribuye a las anomalías en el perfil de lípidos de las pacientes y a la aparición de hirsutismo y acné. Los andrógenos 
elevados también pueden provenir de la glándula suprarrenal.
Los andrógenos séricos elevados (principalmente androstenediona) se biotransforman en la periferia en estrógenos 
(principalmente estrona). Puesto que la biotransformación se produce principalmente en las células del estroma del tejido 
adiposo, en las pacientes obesas con PCOS la producción de estrógenos aumenta. Esta biotransformación genera la retro-
alimentación crónica en el hipotálamo y la hipófisis, a diferencia de las fluctuaciones normales en la retroalimentación 
que se observan en presencia de un folículo en vías de maduración y de una concentración rápidamente cambiante de 
estradiol. El estímulo endometrial de los estrógenos sin oposición provoca hiperplasia endometrial.
La resistencia a la insulina por anomalías genéticas y/o incremento del tejido adiposo contribuye a la atresia folicular 
en los ovarios y a la aparición de acantosis nigricans en la piel.
La ausencia de maduración folicular provoca anovulación y oligo o amenorrea ulterior.
Nótese que este síndrome proviene en ocasiones de disfunción primaria de cualquiera de estos órganos o sistemas. 
Por ejemplo, la producción ovárica excesiva de andrógenos puede deberse a una anormalidad intrínseca de la función 
enzimática y/o al estímulo hipotálamo-hipofisario anormal con LH y FSH.
El denominador común es un patrón hormonal no cíclico autoperpetuante.
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Además, la anovulación también puede ser secundaria a la 
resistencia a la insulina, puesto que en un número considerable 
de pacientes con anovulación y PCOS los ciclos ovulatorios se 
restablecen cuando reciben metformina, que es una sustancia que 
aumenta la sensibilidad a la insulina (Nestler, 1998). Se ha sugerido 
que las mujeres con oligoovulación y PCOS presentan un feno-
tipo más leve de disfunción ovárica en comparación con pacientes 
anovulatorias con PCOS, y tienen una respuesta más favorable a 
los fármacos inductores de la ovulación (Burgers, 2010). 
Por último, quizá el gran grupo de folículos antrales grandes 
también contribuye a la anovulación. En algunas mujeres someti-
das a una resección en cuña ovárica o una intervención quirúrgica 
ovárica por vía laparoscópica la regularidad menstrual mejora. En 
un estudio se demostró que 67% de las pacientes con PCOS mani-
fi esta una menstruación regular después de este tipo de interven-
ción quirúrgica contra 8% antes de la misma (Amer, 2002). 
SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las molestias de las mujeres con PCOS provienen de diversos efec-
tos endocrinos y comprenden irregularidades menstruales, esterili-
dad, manifestaciones del exceso de andrógenos y otras disfunciones 
endocrinas. Los síntomas suelen manifestarse dentro de los prime-
ros años después de la pubertad.
 ■ Disfunción menstrual
La disfunción menstrual en las mujeres con PCOS varía desde 
amenorrea u oligomenorrea hasta menometrorragia episódica con 
anemia. En muchas mujeres con PCOS, la amenorrea y la oligo-
menorrea son resultado de la anovulación. En este escenario, la 
falta de ovulación impide la producción de progesterona y por lo 
tanto la supresión de la misma que ocasiona las menstruaciones. 
De manera alterna, la amenorrea puede ser el resultado de las con-
centraciones aumentadas de andrógenos en mujeres con PCOS. 
Específi camente, los andrógenos contrarrestan a los estrógenos 
para generar un endometrio atrófi co. Por lo tanto, no es raro obser-
var amenorrea y una banda endometrial delgada en las pacientes 
con PCOS y andrógenos elevados.
En cambio, con la amenorrea las mujeres con PCOS pueden 
tener sangrados profusos e impredecibles. En estas pacientes no se 
produce progesterona debido a la anovulación y da como resultado 
la exposición crónica a estrógenos. Esto ocasiona la estimulación 
mitógena constante del endometrio. 
La inestabilidad del endometrio engrosado produce un patrón 
de sangrado impredecible.
De forma característica, la oligomenorrea (menos de ocho 
periodos menstruales en un año) o amenorrea (ausencia de la 
menstruación durante tres meses consecutivos o más) de la PCOS 
empieza con la menarquia. Alrededor de 50% de todas las niñas 
posmenárquicas manifi esta menstruaciones irregulares hasta dos 
años después por inmadurez del eje hipotálamo-hipófi sis-ovario. 
Sin embargo, en las niñas con PCOS los ciclos menstruales ovula-
torios no comienzan a la mitad de la adolescencia y con frecuencia 
siguen siendo irregulares. 
En conclusión, algunos datos sugieren que en las pacientes con 
PCOS e intervalos irregulares, estos últimos suelen regularizarse 
con la edad. Conforme disminuye el grupo de folículos antrales en 
las mujeres de 30 a 40 años, disminuye la producciónde andróge-
nos (Elting, 2000).
secretan una mayor cantidad de testosterona y androstenediona. 
Específi camente, se observa testosterona libre elevada en 70 a 80% 
de las mujeres con PCOS y entre 25 y 65% exhibe elevación de 
DHEAS (Moran, 1994, 1999; O’Driscoll, 1994). A su vez, la 
androstenediona elevada contribuye al aumento de la estrona por 
medio de la biotransformación de andrógenos en estrógenos gra-
cias a la aromatasa.
 ■ Globulina transportadora 
de hormonas sexuales
En las mujeres con PCOS, la concentración de globulina transpor-
tadora de hormonas sexuales (SHBG) es reducida. Esta glucopro-
teína producida en el hígado fi ja a la mayor parte de los esteroides 
sexuales. Sólo 1% de estos esteroides no se encuentra unido y 
por lo tanto está libre y biodisponible. La biosíntesis de SHBG 
se suprime con insulina, andrógenos, corticoides, progestágenos y 
somatostatina (Bergh, 1993). Puesto que la producción de SHBG 
disminuye, menos andrógenos circulan unidos a la proteína y una 
mayor cantidad se encuentra disponible para unirse con los recep-
tores de los órganos terminales. Es por esta razón que en algunas 
mujeres con PCOS la testosterona total es normal, pero padecen 
hiperandrogenismo por la testosterona libre elevada.
Además del hiperandrogenismo, las bajas concentraciones de 
SHBG se han asociado con el control alterado de la glucosa y con 
el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (Ding, 2009). El 
mecanismo de esta asociación no se comprende del todo y puede 
refl ejar una función de la SHBG en la homeostasis de la glucosa. 
Por otra parte, en varios estudios pequeños, se identifi có una 
relación entre las bajas concentraciones de SHBG en plasma en 
embarazos del primer trimestre y el desarrollo posterior de diabetes 
gestacional (Smirnakis, 2007; Th adhani, 2003). Específi camente 
en PCOS, Veltman-Verhulst et al. (2010) valoraron las concen-
traciones de SHBG en mujeres con este síndrome y encontraron 
una asociación similar con las bajas concentraciones de SHBG y el 
desarrollo posterior de diabetes mellitus gestacional.
 ■ Anovulación
En las mujeres con PCOS los andrógenos típicamente se elevan, 
mientras que la progesterona disminuye por anovulación. El meca-
nismo exacto de la anovulación se desconoce, si bien se cree que la 
hipersecreción de LH participa en las irregularidades menstruales. 
CUADRO 17-2. Consecuencias del síndrome 
de poliquistosis ovárica
Consecuencias a corto plazo
Obesidad
Esterilidad
Irregularidad menstrual
Perfil anormal de lípidos
Hirsutismo/acné/alopecia androgénica
Intolerancia a la glucosa/acantosis nigricans
Consecuencias a largo plazo
Diabetes mellitus
Cáncer endometrial
Enfermedad cardiovascular
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que en los varones también se extiende a la línea alba para formar 
un diamante.
Sistema de calificación de Ferriman-Gallwey. El sistema de 
califi cación de Ferriman-Gallwey se creó en 1961 con el objetivo 
de cuantifi car la magnitud del hirsutismo con fi nes de investigación 
y posteriormente se modifi có en 1981 (Ferriman, 1961; Hatch, 
1981). Según este sistema, la distribución anormal del vello se eva-
lúa en nueve áreas del cuerpo y se califi ca del 0 a 4 (fig. 17-4). La 
califi cación aumenta con la densidad del vello en determinada área. 
Muchos investigadores defi nen al hirsutismo como una califi cación 
de ocho o más puntos utilizando la versión modifi cada. 
Este sistema es confuso y por lo tanto no se utiliza a menudo 
en la clínica. Se ha investigado una versión simplifi cada que eva-
 ■ Hiperandrogenismo
Esta condición se manifi esta por hirsutismo, acné, alopecia andro-
génica o estas dos últimas. Por el contrario, los signos de viriliza-
ción como aumento de la masa muscular, disminución del tamaño 
mamario, voz grave y clitoromegalia no son típicos del PCOS. La 
virilización refl eja elevación de los andrógenos y obliga a realizar 
una investigación en busca de un tumor productor de andrógenos 
en el ovario o la glándula suprarrenal.
Hirsutismo
En la mujer, el hirsutismo se defi ne como vello grueso, oscuro 
y terminal distribuido con un patrón masculino (fig. 17-2). El 
hirsutismo se debe distinguir de la hipertricosis, que corresponde 
al aumento generalizado del lanugo, esto es, del vello suave y lige-
ramente pigmentado que aparece con ciertos fármacos y cánceres. 
El síndrome de poliquistosis ovárica corresponde a 70 a 80% de 
los casos de hirsutismo y es la segunda causa más frecuente es el 
hirsutismo idiopático (Azziz, 2003).
Las mujeres con PCOS por lo general revelan que el hirsutismo 
inició al fi nal de la adolescencia o al principio de la tercera década 
de la vida. También existe una serie de fármacos que pueden pro-
vocar hirsutismo, por lo que se debe investigar si las pacientes los 
han utilizado (cuadro 17-3).
Fisiopatología del hirsutismo. Los andrógenos elevados cons-
tituyen un factor importante que defi ne el tipo y la distribución 
del vello (Archer, 2004). Dentro del folículo piloso, la testoste-
rona se biotransforma en dihidrotestosterona (DHT) por medio 
de la enzima 5α-reductasa. Tanto la testosterona como la DHT 
convierte al vello corto y suave en vello terminal grueso, pero la 
DHT es mucho más efi caz que la testosterona (fig. 17-3). Esta 
biotransformación es irreversible y sólo el vello ubicado en las 
áreas sensibles a los andrógenos se transforma de esta manera en 
vellos terminales. Por lo tanto, las áreas donde se observa con más 
frecuencia crecimiento excesivo de vello en la mujer con PCOS 
son labio superior, mentón, patillas, tórax y línea alba del tercio 
inferior del abdomen. El término “en escudo” se utiliza específi ca-
mente para describir el patrón de vello del abdomen inferior. En 
mujeres, un patrón triangular cubre el monte del pubis, mientras 
A B
FIGURA 17-2. Fotografías de hirsutismo. A. Hirsutismo facial. (Fotografía proporcionada por la Dra. Tamara Chao.) B. Patrón masculino en escudo. 
CUADRO 17-3. Fármacos que pueden causar hirsutismo, 
hipertricosis o ambos
Fármaco
Hirsutismo
Esteroides anabólicos
Danazol
Metoclopramida
Metildopa
Fenotiazinas
Progestágenos
Reserpina
Testosterona
Hipertricosis
Ciclosporina
Diazóxido
Hidrocortisona
Minoxidil
Penicilamina
Fenitoína
Psoralenos
Estreptomicina
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de las mujeres con acné pronunciada, en 50% con acné moderado 
y en 33% con acné leve (Bunker, 1989). En las mujeres con acné 
moderada o pronunciada, la prevalencia de poliquistosis ovárica 
identifi cados durante el examen ecográfi co es mayor (52 a 83%) 
(Betti, 1990; Bunker, 1989; Jebraili, 1994).
Patogenia del acné. En la patogenia del acné vulgar participan 
cuatro factores, que son: bloqueo del orifi cio folicular por hiper-
queratosis, sobreproducción de sebo, proliferación del comen-
sal Propionibacterium acnes e infl amación (Purdy, 2006). En las 
mujeres con exceso de andrógenos, la hiperestimulación de los 
receptores androgénicos en la unidad pilosebácea aumenta la pro-
ducción de sebo que fi nalmente genera infl amación y formación 
de comedones (fi g. 17-3). La infl amación causa el principal efecto 
secundario a largo plazo del acné: la cicatrización. En consecuen-
cia, el tratamiento está dirigido a disminuir la infl amación, reducir 
la producción de queratina y la colonización de P. acnes, además 
de disminuir las concentraciones de andrógenos para reducir la 
producción de sebo (Moghetti, 2006).
Al igual que en el folículo piloso, la testosterona se biotrans-
forma en la glándula sebácea en su metabolito más activo, DHT, 
gracias a la acción de la 5α-reductasa. La 5α-reductasa tiene dos 
isoenzimas, tipo 1 y tipo 2. De éstas, la isoenzima tipo 1 es la que 
predominaen las glándulas sebáceas. En los tipos de pieles con 
tendencia a padecer acné, como la cara, la actividad de la isoenzima 
lúa solamente tres áreas corporales (Cook, 2011). Sin embargo, es 
útil para vigilar la respuesta al tratamiento en algunas pacientes. 
Muchos especialistas prefi eren clasifi car al hirsutismo en forma 
más general como leve, moderado o pronunciado, según la ubica-
ción y densidad del vello.
Grupo étnico. La concentración de folículos pilosos por unidad 
de área no difi ere entre varones y mujeres, pero sí existen diferen-
cias raciales y étnicas. Las personas de ascendencia mediterránea 
tienen mayor concentración de folículos pilosos que los europeos 
del norte y una concentración incluso mucho mayor que los asiá-
ticos (Speroff , 1999). Es por esta razón que las mujeres asiáticas 
con PCOS tienen muchas menos probabilidades de manifestar hir-
sutismo evidente que otros grupos étnicos. Además, la tendencia 
familiar del hirsutismo es pronunciada por las diferencias genéticas 
en la sensibilidad de los tejidos efectores de los andrógenos y en la 
actividad de la 5α-reductasa.
Acné
El acné vulgar constituye un dato clínico frecuente en las adolescen-
tes. No obstante, el acné persistente o tardía sugiere la posibilidad 
de PCOS (Homburg, 2004). No se conoce la prevalencia del acné 
en mujeres con PCOS, pero en un estudio se observó que 50% de 
las adolescentes con PCOS manifi esta acné moderada (Dramusic, 
1997). Además, se ha observado elevación de andrógenos en 80% 
Folículo piloso prepuberal Folículo piloso terminal
Folículo sebáceo (glándula 
sebácea del adulto)
Folículo similar a un vello
Músculo 
erector 
del pelo
Papila
dérmica
Vello sexual
Glándula
sebácea
Vello
Calvicie
Andrógenos
Andrógeno
FIGURA 17-3. Efectos androgénicos sobre la unidad pilosebácea. En algunas áreas con pelo, los andrógenos estimulan a las glándulas sebáceas 
y la mayor cantidad de sebo genera acné. En otras áreas, los folículos pilosos responden a los andrógenos y se convierten en folículos terminales, 
generando hirsutismo. Bajo la influencia de los andrógenos, el pelo terminal que previamente no dependía de los andrógenos se transforma en 
un vello generando calvicie. (De Rosenfield, 2005, con autorización.)
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466 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia
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FIGURA 17-4. Esquema del sistema de Ferriman-Gallwey para calificar 
al hirsutismo.
tipo 1 es mayor, lo que signifi ca que en estas glándulas sebáceas se 
está produciendo más DHT (Th iboutot, 2004).
Alopecia
La alopecia androgénica femenina es menos frecuente en las muje-
res con PCOS. La pérdida de pelo avanza lentamente y se caracte-
riza por adelgazamiento difuso en la coronilla con preservación de 
la línea de pelo frontal o por recesión bitemporal (Cela, 2003). En 
su patogenia participa un exceso de actividad de la 5α-reductasa en 
el folículo piloso provocando una elevación en la concentración de 
DHT. Además, aumenta la expresión de los receptores de andró-
genos (Chen, 2002).
Por otro lado, la alopecia en ocasiones refl eja otra enfermedad 
grave. Es por tal razón, que debe valorarse a las pacientes para 
excluir la posibilidad de enfermedad tiroidea, anemia o alguna otra 
enfermedad crónica.
 ■ Otras disfunciones endocrinas
Resistencia a la insulina
Aunque no se ha identifi cado con claridad, desde hace tiempo se 
sabe que existe cierta asociación entre la resistencia a la insulina, 
el hiperandrogenismo y el PCOS. Es difícil defi nir la incidencia 
exacta de la resistencia a la insulina en mujeres con PCOS puesto 
que no existe un solo método sencillo para determinar la sensibi-
lidad a la insulina en el consultorio. Se sabe que la obesidad exa-
cerba la resistencia a la insulina y en un estudio clásico se demostró 
que las mujeres tanto delgadas como obesas con PCOS tienen una 
mayor frecuencia de resistencia a la insulina y diabetes mellitus 
tipo 2 (DM) que las testigos de peso similar sin PCOS (fig. 17-5) 
(Dunaif, 1989, 1992).
Acantosis nigricans. Este fenómeno cutáneo se caracteriza por 
la presencia de placas gruesas, aterciopeladas y de color café grisáceo 
en los pliegues de fl exión como la porción posterior del cuello, axi-
las, surco submamario, cintura y región inguinal (fig. 17-6) (Pani -
dis, 1995). Se considera un marcador cutáneo de resistencia a la 
insulina y se observa en aquellas mujeres con o sin PCOS. La resis-
tencia a la insulina provoca hiperinsulinemia, que aparentemente 
estimula el crecimiento de los queratinocitos y fi broblastos dérmi-
cos, generando los cambios cutáneos característicos (Cruz, 1992). 
La acantosis nigricans es más frecuente en las mujeres obesas con 
PCOS (incidencia de 50%) que en las que tienen PCOS con peso 
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Obesa
PCOS
PCOS
Obesa
Obesa
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No
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PCOS
No
obesa
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FIGURA 17-5. En las mujeres obesas con síndrome de poliquistosis 
ovárica la sensibilidad a la insulina es reducida. NL, normal (en aque-
llas sin PCOS); PCOS, síndrome de poliquistosis ovárica. (Adaptada de 
Dunaif, 1989, con autorización.)
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467Síndrome de poliquistosis ovárica e hiperandrogenismo 
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Como ya se mencionó, se cree que la resistencia a la insulina 
contribuye de forma considerable a la patogenia del PCOS y a 
menudo se exacerba por obesidad (Dunaif, 1989). Las mujeres 
afectadas muestran un índice alto de cintura:cadera, adipocitos 
aumentados de tamaño, concentraciones de adiponectina dismi-
nuidas y menor actividad de lipoproteína lipasa (Mannerås-Holm, 
2011). 
Así, quizá la obesidad tiene un efecto sinérgico sobre el PCOS, 
que empeora la disfunción ovulatoria, el hiperandrogenismo y la 
aparición de acantosis nigricans.
 ■ Apnea obstructiva del sueño
La apnea obstructiva del sueño es más frecuente en las mujeres con 
PCOS y está vinculada a la obesidad central y la resistencia a la 
insulina (Fogel, 2001; Vgontzas, 2001). Sin embargo, en algunas 
investigaciones se ha observado que el riesgo de padecer apnea del 
sueño es entre 30 y 40 veces mayor en las mujeres con PCOS 
que en las testigos de peso similar. Esta evidencia indica que existe 
una relación entre la apnea obstructiva del sueño y las anomalías 
metabólicas y hormonales asociadas con el PCOS. Puede haber dos 
subtipos de PCOS, es decir, PCOS con o sin apnea obstructiva del 
sueño. Las mujeres con PCOS y con dicho trastorno pueden estar 
en mucho mayor riesgo de DM y enfermedad cardiovascular en 
comparación con las mujeres con PCOS que no presentan apnea 
obstructiva del sueño (Nitsche, 2010). 
 ■ Síndrome metabólico 
y enfermedades cardiovasculares
Este síndrome se caracteriza por la resistencia a la insulina, obe-
sidad, dislipidemia aterógena e hipertensión. El síndrome meta-
normal (5 a 10%). Rara vez, se observa en ciertos síndromes gené-
ticos o cánceres del aparato digestivo como adenocarcinoma gás-
trico o pancreático (Torley, 2002).
Cuando la acantosis nigricans se asocia con cáncer, el inicio por 
lo general es más súbito y la participación de la piel es más amplia 
(Moore, 2008). 
Intolerancia a la glucosa y diabetes mellitus tipo 2. Las 
mujeres con PCOS tienen mayor riesgo de padecer intolerancia a 
la glucosa (IGT) y diabetes mellitus tipo 2. Con base en la prueba 
de tolerancia a la glucosa oral de mujeres obesas con PCOS, la 
prevalencia de IGT y diabetes mellitus es de casi 30 y 7%, respec-
tivamente (Legro, 1999). En un grupo de adolescentes obesas con 
PCOS los hallazgos fueron similares (Palmert, 2002). Las muje-
res con PCOS presentan mayor posibilidad de desarrollar DM, 
aun después de ajustar para el índice de masa corporal (BMI) (Lo, 
2006). Específi camente, se ha observado disfunción de las células β 
independiente de la obesidad en las pacientes con PCOS (Dunaif, 
1996a).
Dislipidemia
Elperfi l aterógeno clásico de las lipoproteínas que se observa en el 
PCOS se caracteriza por elevación de las lipoproteínas de baja den-
sidad (LDL), triglicéridos y relación de colesterol total:lipoproteínas 
de alta densidad (HDL), así como HDL reducida (Banaszewska, 
2006). Independientemente de la concentración total de coleste-
rol, estos cambios aumentan el riesgo de cardiopatía en las mujeres 
con PCOS. La prevalencia de dislipidemia en el PCOS es de casi 
70% (Legro, 2001; Rocha, 2011; Talbott, 1998).
Obesidad
En comparación con las testigos de edad similar, las mujeres con 
PCOS tienen mayor tendencia a padecer obesidad, lo que se refl eja 
por un mayor BMI e índice cintura:cadera (Talbott, 1995). Este 
índice refl eja una obesidad de patrón androide o central, que en sí 
misma constituye un factor de riesgo independiente de cardiopatía 
(fig. 17-7) (Nishizawa, 2002). Este patrón de circunferencia de 
cintura aumentada y de engrosamiento de los pliegues subesca-
pulares también son predictivos de resistencia a la insulina (Lee, 
2010).
FIGURA 17-6. Fotografía que muestra la acantosis nigricans en la cara 
posterior del cuello.
FIGURA 17-7. La obesidad en ocasiones tiene una distribución central 
de la grasa corporal, también llamada “forma de manzana”. Otras 
veces la grasa predomina en la cadera y los glúteos, lo que suele 
llamarse distribución con “forma de pera”.
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468 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia
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 ■ Cáncer endometrial
Las mujeres con PCOS tienen un riesgo tres veces mayor de pade-
cer cáncer de endometrio. La hiperplasia y el cáncer endometrial 
son riesgos a largo plazo de la anovulación crónica y se cree que la 
exposición crónica a los estrógenos sin oposición provoca cambios 
neoplásicos en el endometrio (cap. 33, pág. 817) (Coulam, 1983). 
Este riesgo aumenta por los efectos del hiperandrogenismo y la 
hiperinsulemia al reducir la concentración de SHBG y a elevar los 
estrógenos circulantes.
Muy pocas mujeres con cáncer endometrial son menores de 
40 años de edad y la mayoría de estas mujeres premenopáusicas 
son obesas, tienen anovulación crónica o ambas (Peterson, 1968; 
Rose, 1996). Por lo tanto, el American College of Obstetricians and 
Gynecologists (2000) recomienda realizar un examen endometrial en 
las mujeres mayores de 35 años de edad con hemorragia anormal 
y en las menores de 35 años con sospecha de hemorragia uterina 
anovulatoria resistente al tratamiento médico (cap. 8, pág. 225).
 ■ Esterilidad
La esterilidad o subfertilidad es una característica frecuente de las 
mujeres con PCOS a causa de los ciclos anovulatorios. Además, en 
algunas mujeres con esterilidad secundaria a anovulación el PCOS 
es la causa más común y comprende de 80 a 90% de los casos 
(Adams, 1986; Hull, 1987). La valoración de la esterilidad y el 
tratamiento de la mujer con PCOS se describen con mayor detalle 
en el capítulo 20 (págs. 529-530).
 ■ Abortos
Se sabe que las mujeres embarazadas con PCOS tienen una mayor 
frecuencia (de 30 a 50%) de abortos del primer trimestre que la 
cifra basal aproximada de 15% en la población general (Homburg, 
1998b; Regan, 1990; Sagle, 1988). La causa de esto se desconoce 
y al principio los estudios retrospectivos y de observación demos-
traron cierta asociación entre la hipersecreción de LH y los abortos 
(Homburg, 1998a; Howles, 1987). Sin embargo, en un estudio 
prospectivo se observó que el hecho de reducir la concentración 
de LH con agonistas de GnRH no aumenta los benefi cios a este 
respecto (Cliff ord, 1997).
Otros investigadores sugieren que en estas mujeres la resistencia 
a la insulina se asocia con los abortos. Con el fi n de reducir el índice 
de abortos, se ha investigado la metformina, fármaco utilizado para 
reducir la insulina. Se trata de una biguanida que reduce la concen-
tración sérica de insulina, lo que disminuye la producción hepá-
tica de glucosa e incrementa la sensibilidad del hígado, músculo, 
grasa y otros tejidos a la captación y los efectos de la insulina.
En diversos estudios retrospectivos se ha observado que las muje-
res con PCOS que consumen metformina durante el embarazo tie-
nen una menor incidencia de abortos (Glueck, 2001; Jakubowicz, 
2002). Además, en otro estudio prospectivo se demostró un índice 
menor de abortos en las mujeres que conciben durante el trata-
miento con metformina que en las que utilizan citrato de clomi-
feno (Palomba, 2005). Sin embargo, un metaanálisis de 17 estudios 
falló en mostrar un efecto de la administración de metformina en 
el riesgo de aborto en mujeres con PCOS (Palomba, 2009).
Hasta que se realicen estudios comparativos con asignación 
al azar sobre los efectos de la metformina (fármaco de la catego-
ría B) sobre el resultado del embarazo, no se recomienda utilizar 
este medicamento durante la gestación para prevenir los abortos.
bólico se asocia con un aumento en el riesgo de enfermedad 
cardiovascular (CVD) y diabetes mellitus tipo 2 (cap. 1, pág. 21) 
(Schneider, 2006). La prevalencia del síndrome metabólico en mu -
jeres con PCOS es de aproximadamente 45%, contra 4% en tes-
tigos de edad similar (fig. 17-8) (Dokras, 2005). El síndrome de 
poliquistosis ovárica comparte una serie de características endocri-
nas con el síndrome metabólico, aunque no existe evidencia defi -
nitiva demostrando una mayor frecuencia de CVD en las mujeres 
con PCOS (Legro, 1999; Rebuff e-Scrive, 1989; Talbott, 1998). 
Sin embargo, en un pequeño número de mujeres con PCOS, 
Dahlgren et al. (1992) pronosticaron un riesgo relativo de infarto 
del miocardio de 7.4. 
En otro estudio a 10 años de seguimiento se observó un 
cociente de probabilidad de 5.91 para CVD en las mujeres cau-
cásicas con PCOS y sobrepeso (Talbott, 1995). De esta manera, 
la evidencia indica que en las mujeres con PCOS se deben buscar 
factores de riesgo cardiovascular para corregirlos (cuadro 1-17, pág. 
22) (Mosca, 2011).
Además de los componentes del síndrome metabólico, exis-
ten otros indicadores de enfermedad subclínica que vinculan al 
PCOS con la CVD. Se ha observado que las mujeres con PCOS 
tienen una mayor incidencia de disfunción diastólica ventricular 
izquierda y mayor rigidez de las arterias carótidas interna y externa 
(Lakhani, 2000; Tiras, 1999). 
Además, en varios estudios se ha observado mayor disfunción 
endotelial, que se considera uno de los primeros fenómenos en la 
evolución de la ateroesclerosis (Diamanti-Kandarakis, 1999; Orio, 
2004; Paradisi, 2003; Tarkun, 2004).
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PCOS Testigos NHANES
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n = 177
n =1 887
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(%
)
< 30 30–39 40–50
Edad (años)
PCOS
Testigos
NHANES
A
B
FIGURA 17-8. A. En las mujeres con síndrome de poliquistosis ovárica 
(PCOS) el riesgo de padecer síndrome metabólico es mayor que en 
las testigos de edad similar y en las mujeres de NHANES III. B. En las 
mujeres con PCOS, el riesgo de padecer síndrome metabólico empieza 
antes que en las testigos o en las de NHANES III. En el Third National 
Health and Nutrition Survey (NHANES III) se obtuvieron datos de una 
muestra representativa de la población civil no hospitalizada de 1988 
a 1994 (Ford, 2002). (De Dokras, 2005, con autorización.)
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469Síndrome de poliquistosis ovárica e hiperandrogenismo 
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implementar una estrategia de detección inicial como la descrita en 
el cuadro 13-5.
DIAGNÓSTICO
El síndrome de poliquistosis ovárica a menudo se considera un 
diagnóstico de exclusión. Por consiguiente, es necesario excluir 
de manera sistemática otros trastornos potencialmente graves con 
manifestaciones clínicas de PCOS (cuadro17-4). Para mujeres 
que presentan síntomas de hirsutismo, puede usarse el algoritmo 
de la figura 17-9.
 ■ Hormona estimulante de la tiroides 
y prolactina
Las enfermedades de la tiroides frecuentemente provocan disfun-
ción menstrual similar a la que se observa en las mujeres con PCOS 
(cap. 8, pág. 234). Es por esta razón que durante la valoración casi 
siempre se pide la concentración sérica de TSH. 
Asimismo, la hiperprolactinemia es una causa conocida de 
irregularidades menstruales y amenorrea ocasional. Se cree que 
la hiperprolactinemia provoca anovulación al inhibir la secreción 
pulsátil de GnRH del hipotálamo. La lista de causas de hiperpro-
 ■ Complicaciones durante el embarazo
Diversas complicaciones neonatales y del embarazo se han asociado 
con el PCOS. En un gran metaanálisis se encontró que las mujeres 
con PCOS tienen un riesgo entre dos y tres veces mayor de padecer 
diabetes gestacional, hipertensión del embarazo, parto prematuro 
y mortalidad perinatal. Este riesgo es independiente de las gesta-
ciones de fetos múltiples (Boomsma, 2006). La metformina se ha 
investigado como herramienta para disminuir estas complicacio-
nes. Sin embargo, los investigadores en un estudio encontraron 
que el tratamiento de metformina durante el embarazo no dismi-
nuye las tasas de estas complicaciones (Vanky, 2010).
Muchas mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos necesitan 
de fármacos inductores de la ovulación o de fertilización asistida 
para embarazarse. Estas prácticas incrementan de manera impor-
tante el riesgo de gestaciones de fetos múltiples, las cuales se aso-
cian con tasas aumentadas de complicaciones maternas y neonatales 
(cap. 20, pág. 538).
 ■ Salud psicológica
Las mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos pueden presen-
tar varios problemas psicosociales como ansiedad, depresión, baja 
autoestima, calidad de vida reducida e imagen corporal negativa 
(Deeks, 2010; Himelein, 2006). Si se sospecha depresión, se puede 
CUADRO 17-4. Diagnóstico diferencial de la disfunción ovulatoria y el hiperandrogenismo
Prueba 
de laboratorio
Resultados 
sugestivosa
Causas de oligoovulación y anovulación
PCOS
Hipertiroidismo
Hipotiroidismo
Hiperprolactinemia
Hipogonadismo hipogonadotrópico
POF
Concentración total de 
testosterona
Concentración de DHEAS
Razón LH:FSH
Concentración de TSH
Concentración de TSH
Concentración de PRL
Concentración de FSH, LH, E2
Concentración de FSH, LH
Concentración de E2
Por lo general elevada
En ocasiones ligeramente elevada
Típicamente >2:1
Reducida
Elevada
Elevada
Todas reducidas
Elevada
Reducida
Causas de hiperandrogenismo
PCOS
CAH de inicio tardío
Tumor ovárico secretor de andrógenos
Tumor suprarrenal secretor de andrógenos
Síndrome de Cushing
Uso de andrógenos exógenos
Concentración de 17-OH-P
Concentración de T total
Concentración de DHEAS
Concentración de cortisol
Análisis toxicológico
>200 ng/100 ml
>200 ng/100 ml
>700 μg/100 ml
Elevada
Elevada
Resumen de las pruebas en pacientes con sospecha de PCOS
Concentraciones séricas de FSH, LH, TSH, T total, PRL, DHEAS, 17-OH-P
2-h GTT
Perfil de lípidos
Medición de BMI, circunferencia de cintura, BP
a Con base en los valores de referencia del laboratorio.
BMI, índice de masa corporal; BP, presión arterial; CAH, hiperplasia suprarrenal congénita; DHEAS, sulfato de dehidroepiandroste-
rona; E2, estradiol; FSH, hormona foliculoestimulante; GTT, prueba de tolerancia a la glucosa; LH, hormona luteinizante; 
17-OH-P, 17-hidroxiprogesterona; PCOS, síndrome de ovarios poliquísticos; POF, insuficiencia ovárica prematura; 
PRL, prolactina; T, testosterona; TSH, tirotropina.
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470 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia
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tancia que, en una mujer en quien aparecen o empeoran los signos 
de virilización de manera repentina en los últimos meses, se debe 
contemplar la posibilidad de un tumor ovárico o suprarrenal pro-
ductor de hormonas. Los síntomas comprenden voz grave, alopecia 
frontal, acné o hirsutismo pronunciado o ambos, aumento de la 
masa muscular y clitoromegalia (cuadro 17-5 y fig. 17-10). 
Desde el punto de vista diagnóstico, se puede utilizar la con-
centración sérica de testosterona para excluir tumores ováricos. La 
testosterona libre es más sensible que la testosterona total como 
indicador de hiperandrogenismo. Sin embargo, si bien están mejo-
lactinemia y tratamientos son fundamentados en el capítulo 15 
(pág. 417).
 ■ Testosterona
Los tumores del ovario o la glándula suprarrenal son raros pero 
constituyen una causa grave de hiperandrogenismo. Muchas neo-
plasias ováricas, tanto benignas como malignas, producen testoste-
rona y generan virilización. Entre otros, éstos incluyen los tumores 
estromales de cordones sexuales (cap. 36, pág. 879). Es de impor-
FIGURA 17-9. Algoritmo para el diagnóstico de síndrome de poliquistosis ovárica. ACTH, corticotropina; CAH, hiperplasia suprarrenal congénita; 
DHEAS, sulfato de dehidroepiandrosterona; PCOS, síndrome de poliquistosis ovárica; 17-OHP, 17-hidroxiprogesterona. (De Hunter, 2003, con auto-
rización.)
Crecimiento excesivo de pelo
Historia clínica
Variante normal
Tratamiento
sintomático
con medidas
locales
Hirsutismo
Buscar virilización
Virilización
Valoración hormonal completa
(DHEAS, testosterona, 17-OH-P)
Estudios imagenológicos
Exploración quirúrgica
NormalMenstruación irregular
(anovulación)
No virilización
Antecedentes menstruales
Hipertricosis
Utilizar medidas
locales.
Suspender
el fármaco
agresor
Pruebas de la función
tiroidea
Prolactina 17-OH-P y
testosterona
sérica
Anormal Normal Normal Elevada
Tratar
la disfunción
Contemplar
la posibilidad
de CAH,
PCOS,
anovulación
Contemplar
la posibilidad
de realizar
un estudio
imagenológico
de la hipófisis 
y/o ovarios
Testosterona
sérica
Exploración quirúrgica
Imagenología
Tumor
palpable
en los
anexos
Exploración
pélvica
normal
Anovulación
17-OHP
⩽200 ng/100 ml ≥200 ng/100 ml
⩽200 ng/100 ml ≥200 ng/100 ml
Excluye hiperplasia
suprarrenal/deficiencia
de 21-hidroxilasa
Prueba de estimulación
con ACTH
≥1 000 ng/100 ml ⩽1 000 ng/100 ml 
Portadores
heterocigotos
de deficiencia
de 21-hidroxilasa
Hiperplasia
suprarrenal
tardía/
deficiencia de
21-hidroxilasa
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471Síndrome de poliquistosis ovárica e hiperandrogenismo 
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 ■ Gonadotropinas
Durante la valoración de la amenorrea, se cuantifi ca la concentra-
ción de FSH y LH para excluir una insufi ciencia ovárica precoz e 
hipogonadismo hipogonadotrópico (cuadro 17-4). Fuera de esto, 
estos estudios carecen de utilidad adicional para el diagnóstico de 
PCOS. La concentración de LH por lo general es del doble que 
la de FSH, lo que no se observa en todas las mujeres con PCOS. 
Específi camente, en 33% de las mujeres con PCOS la LH circu-
lante es normal, lo que es más frecuente en las pacientes obesas 
(Arroyo, 1997; Taylor, 1997). Además, la concentración sérica de 
LH varía según el momento en el que se obtiene la muestra durante 
el ciclo menstrual, el uso de anticonceptivos orales y el BMI.
 ■ 17�-hidroxiprogesterona
El término hiperplasia suprarrenal congénita (CAH) describe varios 
trastornos autosómicos recesivos que son el resultado de la defi -
ciencia completa o parcial de una enzima que participa en la bio-
síntesis de cortisol y aldosterona, por lo general la 21-hidroxilasa y 
aun con menos frecuencia la 11-hidroxilasa (fi g. 15-5, pág. 403). 
Los síntomas de la CAH y su magnitud son variables. Algunas 
veces se manifi esta en el neonato con genitales ambiguos e hipo-
tensión que pone en riesgo la vida (cap. 18, pág. 488). De forma 
alternativa, los síntomas pueden ser más leves y aparecer hasta la 
adolescencia o la adultez.
En esta forma de CAH de inicio tardío, la defi ciencia de la 
enzima ocasiona una defi ciencia relativade cortisol. En respuesta, 
las concentraciones de la hormona adreconorticotrópica (ACTH) 
están aumentadas para normalizar la producción de cortisol. Como 
consecuencia de este ajuste, se desarrolla hiperplasia suprarrenal e 
hiperandrogenismo. Por lo tanto, los síntomas de CAH de ini-
cio tardío refl ejan la acumulación de precursores de hormonas 
esteroideas C19. Estos precursores son biotransformados en dehi-
droepiandrosterona, androstenediona y testosterona. Por lo tanto, 
predominan los signos de virilización. 
En la CAH de inicio tardío, la 21-hidroxilasa es la enzima que 
se afecta con mayor frecuencia, y la defi ciencia ocasiona acumula-
ción de su sustrato, la 17-hidroxiprogesterona. En estos casos se 
extrae una muestra matutina en la paciente en ayunas. Cuando la 
concentración de 17-hidroxiprogesterona es mayor de 200 ng/100 
ml se debe realizar una prueba de estimulación con corticotropina 
(ACTH). Con esta prueba, se inyectan 250 μg de ACTH sintética 
por vía intravenosa y se cuantifi ca la concentración en suero de 
17-hidroxiprogesterona una hora después.
Para explicar dicha prueba, la ACTH administrada durante 
ésta, estimula la captura de colesterol y la biosíntesis de pregneno-
lona. Si la actividad de la 21-hidroxilasa es inefi caz, los precursores 
de esteroides hasta, e incluyendo progesterona, 17-hidroxipregne-
nolona, y en especial 17-hidroxiprogesterona, se acumulan en la 
corteza suprarrenal y en la sangre circulante. Por lo tanto, en los 
individuos afectados, las concentraciones séricas de 17-hidroxipro-
gesterona alcanzan muchas veces sus concentraciones normales. 
Las concentraciones por arriba de 1 000 ng/100 ml indican CAH 
de inicio tardío. 
 ■ Cortisol
El síndrome de Cushing es resultado de la exposición prolongada a 
una concentración elevada de glucocorticoides endógenos o exó-
genos. De éstos, el más frecuente es la administración de gluco-
rando, los análisis actuales de testosterona libre carecen de una 
referencia uniforme para todos los laboratorios (Miller, 2004). Por 
esta razón, el mejor método para excluir la posibilidad de un tumor 
es cuantifi car las concentraciones totales de testosterona. Cuando 
la concentración umbral es mayor de 200 ng/100 ml de testoste-
rona total se debe buscar una lesión ovárica (Derksen, 1994).
El método preferido para excluir una neoplasia ovárica en la 
mujer con hiperandrogenismo es la ecografía pélvica. Sin embargo, 
también se puede utilizar la tomografía computarizada (CT) o la 
resonancia magnética (MR).
 ■ Sulfato de dehidroepiandrosterona
El sulfato de dehidroepiandrosterona es producido casi exclusiva-
mente en la glándula suprarrenal. Por lo tanto, una concentración 
sérica mayor de 700 μg/100 ml es altamente sugestiva de una neo-
plasia suprarrenal. En estas pacientes se debe estudiar la glándula 
suprarrenal con una CT o una MR abdominal.
CUADRO 17-5. Características clínicas de la virilización
Acné
Hirsutismo
Amenorrea
Clitoromegalia
Alopecia androgénica
Reducción del tamaño de las mamas
Voz ronca
Aumento de la masa muscular
FIGURA 17-10. Virilización manifestada por clitoromegalia. El clítoris 
normal de una mujer adulta por lo general mide 1 a 1.5 cm de largo 
y 0.5 cm de ancho sin estar erecto. (Fotografía proporcionada por el 
Dr. Ben Li.) 
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472 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia
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requiere, al igual que la prueba intravenosa de tolerancia a la glu-
cosa (IV GTT) de una venoclisis y de la obtención frecuente de 
muestras, es engorrosa y prolongada y no resulta práctica en la 
clínica. Por lo tanto, se utilizan otros indicadores menos sensibles 
como: 1) prueba de tolerancia a la glucosa de 2 h (2-h GTT); 2) 
cuantifi cación de las concentraciones séricas de insulina en ayuno; 
3) modelo homeostático para la valoración de la resistencia a la 
insulina (HOMA IR); 4) medición de la sensibilidad insulínica 
(QUICKI), y 5) cálculo del índice sérico glucosa:insulina.
De éstas, 2-h GTT es la que se utiliza con frecuencia para excluir 
la posibilidad de una tolerancia defi ciente a la glucosa (IGT) y 
diabetes mellitus tipo 2. Esta prueba de tolerancia a la glucosa de 
dos horas es especialmente importante en las pacientes obesas con 
PCOS que tienen mayor riesgo de padecer ambas (cuadro 17-6). 
Con el tiempo, en las mujeres con PCOS la IGT empeora y el 
índice de conversión a diabetes mellitus tipo 2 por año es de 2%. 
Es importante: la glucosa de ayuno y la hemoglobina glucosilada 
no permiten identifi car rápidamente cuando empeoran la resis-
tencia a la insulina y la intolerancia a la glucosa. Esto subraya la 
importancia de la cuantifi cación periódica de la tolerancia a la glu-
cosa con una prueba de tolerancia a la glucosa de dos horas en esta 
población (Legro, 1999, 2005). En su documento de posición, la 
AE-PCOS (Salley, 2007) recomienda la prueba de 2-h GTT para 
mujeres con PCOS. Aquellas con tolerancia normal a la glucosa se 
estudian nuevamente al menos una vez cada dos años, o con más 
frecuencia si existen riesgos adicionales. Las mujeres con tolerancia 
alterada a la glucosa se valoran de manera anual. Como una alter-
nativa, Hurd et al. (2011) encontraron que la prueba de HbA1c 
también puede ser una herramienta adecuada para la detección de 
DM. En el cuadro 1-16 (pág. 21) se presentan los intervalos 
de valores normales y anormales de las pruebas.
Además de valorar la resistencia a la insulina, el perfi l de lípidos 
en ayunas se utiliza para valorar la dislipidemia. La valoración y el 
tratamiento de esta última se describen en el capítulo 1 (pág. 23). 
 ■ Biopsia endometrial
Se recomienda tomar una biopsia endometrial en las mujeres 
mayores de 35 años de edad con hemorragia anormal y aquellas 
más jóvenes con hemorragia anovulatoria resistente al tratamiento 
hormonal. En el capítulo 8 se describen los pasos a seguir para este 
procedimiento (pág. 225).
 ■ Ecografía
Desde el punto de vista histológico, la poliquistosis ovárica (PCO) 
exhibe un mayor volumen, mayor número de folículos maduros 
y atrésicos, mayor espesor del estroma cortical y mayor número 
de islotes celulares hiliares (Hughesdon, 1982). Muchos de estos 
corticoides exógenos. El término enfermedad de Cushing se reserva 
para los casos de síndrome de Cushing en los que la constelación 
de síntomas proviene de la hipersecreción de ACTH en un tumor 
hipofi sario. Las mujeres con síndrome de Cushing manifi estan 
diversos síntomas sugestivos de PCOS como disfunción menstrual, 
acné o hirsutismo, obesidad central, dislipidemia e intolerancia a la 
glucosa. También es clásico observar facies de luna llena y estrías 
púrpura en el abdomen. El síndrome de Cushing no es frecuente. 
En consecuencia, no está indicada la detección sistemática en todas 
las mujeres con oligomenorrea. Sin embargo, la detección se debe 
considerar en especial en mujeres con facies de luna llena, estrías 
en el abdomen, distribución central de la grasa, debilidad muscular 
proximal y tendencia a moretones (Nieman, 2008).
El objetivo de los primeros análisis es confi rmar la producción 
excesiva de glucocorticoides. El estudio inicial preferido es el aná-
lisis de una muestra de orina de 24 h en búsqueda de excreción 
urinaria de cortisol libre. La cifra normal es menor a 90 μg en 24 h 
y cuando es mayor de 300 μg por día se considera diagnóstica de 
síndrome de Cushing (Kirk, 2000; Meier, 1997). Otra opción es 
la prueba de supresión con dexametasona, que se realiza cuando 
existe alguna difi cultad para obtener la muestra de orina de 24 h. 
Sin embargo, esta prueba tiene un índice elevado de resultados 
positivos falsos. En la prueba de supresión, se toma 1 g de dexa-
metasona por vía oral a las 11 p.m., y la concentración de cortisol 
en plasma se cuantifi ca a las 8 a.m. de la mañana siguiente. En las 
mujeres con un asa de retroalimentación funcionalmente normal, 
la administración del corticoesteroidedexametasona debe dismi-
nuir la secreción de ACTH y por lo tanto abatir la producción de 
cortisol en la corteza suprarrenal. Los valores normales de la prueba 
están por debajo de 5 μg/100 ml (Crapo, 1979). Sin embargo, si 
una mujer tiene una fuente de cortisol exógena o endógena ectó-
pica, entonces las concentraciones de cortisol durante la prueba de 
supresión permanecerán elevadas. El tratamiento del síndrome 
de Cushing depende de la causa subyacente del exceso de gluco-
corticoides.
 ■ Cálculo de la resistencia a la insulina 
y dislipidemia
Muchas mujeres con PCOS padecen de resistencia a la insulina e 
hiperinsulinemia compensadora. En la reunión para consensos de 
Rótterdam se estableció que las pruebas de resistencia a la insulina 
no son necesarias para diagnosticar o tratar el PCOS, sin embargo, 
estas pruebas se utilizan a menudo para valorar el metabolismo de 
la glucosa y la secreción defi ciente de insulina en estas mujeres (Th e 
Rotterdam ESHRE/ASRM-Sponsored PCOS Consensus Workshop 
Group, 2004).
El estándar de oro para valorar la resistencia a la insulina es 
la pinza euglucémica hiperinsulinémica. Por desgracia esta prueba 
CUADRO 17-6. Diagnóstico de una tolerancia a la glucosa anormal y diabetes mellitus
Límites normales
Tolerancia a la 
glucosa anormal Diabetes mellitus
Glucemia de ayuno <100 mg/100 ml 100-125 mg/100 ml ≥126 mg/100 ml
2-h GTT <140 mg/100 ml 140-199 mg/100 ml ≥200 mg/100 ml
2-h GTT= prueba de tolerancia a la glucosa de dos horas. De American Diabetes Association, 2010.
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473Síndrome de poliquistosis ovárica e hiperandrogenismo 
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arriba del promedio para la edad gestacional, adrenarquia prema-
tura, precocidad sexual atípica y obesidad con acantosis nigricans 
(Rosenfi eld, 2007). Es decir, diagnosticar PCOS en la adolescencia 
es difícil por el hecho de que las adolescentes a menudo presentan 
irregularidades menstruales durante dos a cuatro años después de 
la menarca, y el acné es común. Por otra parte, en la adolescencia 
se realiza con frecuencia la ecografía pélvica transabdominal más 
que transvaginal, y la resolución de la imagen es más pobre. En 
adolescentes con criterios incompletos para un diagnóstico certero 
de PCOS, es necesaria la vigilancia estrecha porque pueden diag-
nosticarse más adelante (Carmina, 2010). 
TRATAMIENTO
La elección del tratamiento para cada síntoma de PCOS depende 
de los objetivos de la mujer y la magnitud de la disfunción endo-
crina. Así, las mujeres con anovulación que desean un embarazo 
reciben un tratamiento completamente distinto que el de las ado-
lescentes con irregularidades menstruales y acné. Las pacientes 
con frecuencia buscan tratamiento por un malestar en particular 
y pueden ver a varios especialistas desde dermatólogos, nutricio-
nistas, estilistas y endocrinólogos, previo a la valoración por un 
ginecólogo. 
 ■ Observación
Algunas mujeres con PCOS con ciclos más o menos regulares (de 
8 a 12 menstruaciones por año) e hiperandrogenismo leve, prefi e-
ren prescindir del tratamiento. Sin embargo, en ellas es prudente 
realizar estudios periódicos en busca de dislipidemia y diabetes 
mellitus.
 ■ Pérdida de peso
En las mujeres obesas con PCOS es indispensable recomen-
dar algunos cambios en el estilo de vida como la alimentación y 
el ejercicio en cada etapa de la vida. Incluso una pérdida ligera 
de peso (5% del peso corporal) restablece los ciclos ovulatorios 
normales en algunas mujeres. Este fenómeno es resultado de la 
reducción en la concentración de insulina y andrógenos, donde 
la segunda depende de la elevación de SHBG (Huber-Buchholz, 
1999; Kiddy, 1992; Pasquali, 1989).
Aún se desconoce la mejor alimentación para la sensibilidad 
insulínica. La alimentación con carbohidratos abundantes aumenta 
la secreción de insulina, mientras que la alimentación con proteí-
nas y grasas abundantes la reduce (Bass, 1993; Nuttall, 1985). No 
obstante, las dietas con proteínas muy abundantes son preocupan-
tes por sus consecuencias en la función renal. Además, permiten 
bajar de peso a corto plazo y sus benefi cios son menos evidentes 
con el tiempo (Legro, 1999; Skov, 1999). Por lo tanto, al parecer 
lo mejor es una alimentación hipocalórica y balanceada para el 
tratamiento de las mujeres obesas con PCOS.
 ■ Ejercicio
Se sabe que el ejercicio tiene efectos positivos en el tratamiento de 
las pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (Nestler, 1998). En el año 
2002 se publicó el efecto más dramático de los cambios en el estilo 
de vida en el Diabetes Prevention Program. En este estudio se pidió 
a mujeres y varones con riesgo de padecer diabetes que bajaran 
cambios se observan en la ecografía y en las mujeres con sospecha 
de PCOS a menudo se realiza ecografía pélvica para valorar los 
ovarios. La ecografía tiene especial importancia en las mujeres con 
PCOS en busca de fertilidad y en las mujeres con signos de viri-
lización. La técnica transvaginal de alta defi nición es superior a la 
vía transabdominal y tiene un mayor índice de detección de PCO. 
Sin embargo, en las adolescentes se prefi ere la vía transabdominal.
Los criterios ecográfi cos para diagnosticar poliquistosis ovárica 
según la conferencia de Rótterdam de 2003, comprenden ≥12 
quistes pequeños (2 a 9 mm de diámetro) o un incremento del 
volumen ovárico (>10 ml) o ambos (fig. 17-11). Con frecuencia 
aumenta el estroma en relación con el número de folículos (Balen, 
2003). Basta un solo ovario con estos hallazgos para defi nir al 
PCOS. No obstante, los criterios no se aplican en mujeres que uti-
lizan anticonceptivos orales combinados (Th e Rotterdam ESHRE/
ASRM-Sponsored PCOS Consensus Workshop Group, 2004).
Por otro lado, las demás características carecen de valor diag-
nóstico. Por ejemplo, el aspecto típico de “collar de perlas negras” 
donde los folículos se distribuyen bajo la cápsula formando una 
hilera y el incremento en la ecogenicidad del estroma han sido 
eliminados como criterios para el diagnóstico. Además, la poliquis-
tosis ovárica no se debe confundir con el ovario multiquístico, que 
es de tamaño normal, contiene seis o más folículos sin desplaza-
miento periférico y carece de un incremento en el volumen del 
estroma central. 
Resulta sorprendente observar que los estudios con ecografía 
han demostrado que cuando menos 23% de las mujeres jóvenes 
tienen ovarios con morfología de poliquistosis, si bien muchas de 
ellas carecen de otros síntomas de PCOS (Clayton, 1992; Polson, 
1988). Además, los ovarios a menudo tienen aspecto poliquístico 
en otras enfermedades que se acompañan de andrógenos excesivos 
como hiperplasia suprarrenal congénita, síndrome de Cushing y 
uso de andrógenos exógenos. Es por esta razón que la morfología 
de poliquistosis en la ecografía no establece por sí sola el diagnós-
tico de PCOS.
 ■ Diagnóstico de PCOS en la adolescencia
Se han identifi cado varios factores de riesgo prepuberales indepen-
dientes para PCOS; éstos incluyen peso bajo al nacimiento o por 
FIGURA 17-11. Ecografía transvaginal que muestra múltiples quis-
tes hipoecoicos pequeños. (Imagen proporcionada por la Dra. Elysia 
Moschos.)
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474 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia
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gestágenos intermitentes no reducen el acné ni el hirsutismo ni 
tampoco ofrecen acción anticonceptiva.
Sensibilizadores a la insulina
La Food and Drug Administration (FDA) aún no ha aprobado el uso 
de los sensibilizadores a la insulina en el PCOS, pero se ha obser-
vado que son muy benefi ciosos para fi nes tanto metabólicos como 
ginecológicos. De estos fármacos, la metformina es el que se pres-
cribe con mayor frecuencia, en particular en mujeres con alteración 
de tolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina. Este fármaco 
aumenta la sensibilidad periférica a la insulinaal reducir la produc-
ción hepática de glucosa y aumentar la sensibilidad de los tejidos 
blanco a la insulina. La metformina reduce los andrógenos en muje-
res tanto delgadas como obesas, con lo que aumenta el índice de 
ovulación espontánea (Batukan, 2001; Essah, 2006; Haas, 2003).
En varios estudios se ha demostrado que hasta 40% de las 
mujeres con anovulación y PCOS logra ovular y muchas de ellas 
se embarazan con metformina como único tratamiento (Fleming, 
2002; Neveu, 2007). La metformina es un fármaco de la categoría 
B que se puede utilizar con gran margen de seguridad para inducir 
la ovulación. Como tal, se utiliza solo o en conjunto con otros 
medicamentos como citrato de clomifeno (cap. 20, pág. 533). Se 
ha demostrado que la metformina aumenta la respuesta ovulato-
ria al citrato de clomifeno en las pacientes previamente resistentes 
(Nestler, 1998). No obstante estos hallazgos positivos, Legro et 
al. (2007) en un estudio prospectivo y con asignación al azar de 
626 mujeres encontraron un índice de nacidos vivos mayor con el 
citrato de clomifeno solo (22%) que con metformina sola (7%).
Un efecto adverso raro de la metformina es la acidosis láctica y 
se observa casi exclusivamente en pacientes con insufi ciencia renal, 
hepatopatía e insufi ciencia cardiaca congestiva. Sus efectos colate-
rales más comunes son digestivos y se pueden reducir empezando 
con una dosis baja que se aumenta de manera gradual a lo largo de 
varias semanas hasta alcanzar la cifra óptima. En los estudios clíni-
cos se han utilizado dosis de 1 500 a 2 000 mg diarios divididos en 
varias dosis con los alimentos.
Otra clase de medicamentos utilizados en las pacientes con 
diabetes mellitus son las tiazolidinedionas, también conocidas 
como glitazonas, que comprenden a la rosiglitazona y la pioglita-
zona. Estos medicamentos se unen a los receptores insulínicos de 
la célula del cuerpo, con lo que responden mejor a la insulina y 
de esta manera disminuye tanto la glucemia como la insulina. De 
manera similar a la metformina, la rosiglitazona y la pioglitazona 
mejoran la ovulación en algunas mujeres (Azziz, 2001; Dunaif, 
1996b; Ehrmann, 1997). No obstante, las glitazonas son fármacos 
de la categoría C y por lo tanto se utilizan como inductores de la 
ovulación en unos cuantos casos y se deben suspender cuando se 
logra el embarazo.
 ■ Hirsutismo 
En el tratamiento del hirsutismo, el objetivo principal es reducir 
la concentración de andrógenos para detener la conversión ulterior 
de vello en pelo terminal. Sin embargo, el tratamiento médico no 
elimina el crecimiento de pelo anormal ya existente. Además, algu-
nos tratamientos tardan entre 6 y 12 meses en producir mejoría 
clínica. Es por esta razón que los médicos deben conocer los méto-
dos existentes para eliminar temporalmente el pelo. Una vez que 
el medicamento alcanza sus efectos terapéuticos máximos, pueden 
recurrir a los tratamientos permanentes de depilación.
cuando menos 7% de su peso y que realizaran ejercicio durante 
150 min cada semana. Este grupo obtuvo el doble de benefi cios en 
cuanto a retraso de la diabetes comparado con el grupo que recibió 
únicamente metformina. Ambos grupos tuvieron mejores resulta-
dos que el que recibió placebo (Knowler, 2002). Sin embargo, en 
muy pocos estudios se ha examinado específi camente el efecto del 
ejercicio sobre la acción insulínica y la función reproductiva en las 
mujeres con PCOS (Jaatinen, 1993; Nybacka, 2011). Además de 
la diabetes mellitus, las mujeres con PCOS pueden tener facto-
res de riesgo de comorbilidad para enfermedad cardiovascular. En 
pacientes con PCOS, se ha demostrado que el ejercicio mejora la 
capacidad cardiovascular (Vigorito, 2007).
 ■ Tratamiento para oligoovulación 
y anovulación
Las mujeres con oligoovulación o anovulación suelen tener menos 
de ocho menstruaciones por año, a menudo carecen de menstrua-
ciones durante varios meses seguidos o simplemente sufren de 
amenorrea. El fl ujo menstrual es escaso o bien muy abundante y 
prolongado, originando anemia.
Anticonceptivos orales combinados
Uno de los principales tratamientos de las irregularidades mens-
truales son los anticonceptivos orales combinados (COC), que 
regularizan los ciclos menstruales. Además, los COC reducen la 
concentración androgénica; de manera específi ca, los COC supri-
men la elevación de gonadotropinas, con lo que disminuye la pro-
ducción ovárica de andrógenos. Además, el componente estrogénico 
aumenta la concentración de SHBG. Finalmente, el componente 
progestacional antagoniza el efecto proliferativo endometrial de los 
estrógenos, reduciendo de esta manera el riesgo de una hiperplasia 
endometrial por el efecto estrogénico sin oposición.
En teoría, se prefi eren los COC que contienen progestinas con 
menores propiedades androgénicas. Tales progestinas incluyen a la 
noretindrona; a una progestina de tercera generación, como nor-
gestimato o desogestrel; o a la progestina más nueva drosperinona. 
Sin embargo, no se ha demostrado que ninguna píldora COC 
sea superior a otra para reducir el hirsutismo (Sobbrio, 1990). 
Otras opciones hormonales combinadas comprenden el parche 
anticonceptivo y el anillo vaginal (cap. 5, pág. 152).
Al principio del tratamiento, cuando la última menstruación de 
la mujer fue cuatro semanas antes, se debe realizar una prueba de 
embarazo. Si el resultado es negativo se administra progesterona 
para generar una hemorragia por supresión antes de comenzar con 
los COC. Los sistemas más utilizados son: acetato de medroxipro-
gesterona (MPA), 10 mg por vía oral diariamente durante 10 días; 
MPA, 10 mg por vía oral cada 12 h durante cinco días; o proges-
terona micronizada, 200 mg por vía oral diariamente durante 10 
días. Se informa a las pacientes que el sangrado se espera que inicie 
después de terminar el esquema de progestinas.
Progestágenos cíclicos
En las pacientes que no son elegibles para recibir anticonceptivos 
combinados, se recomienda realizar una supresión con progeste-
rona cada uno a tres meses. Algunos ejemplos de estos sistemas 
son: MPA, 5 a 10 mg por vía oral diariamente durante 12 días o 
progesterona micronizada, 200 mg por vía oral todas las noches 
durante 12 días. Es importante explicar a la paciente que los pro-
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475Síndrome de poliquistosis ovárica e hiperandrogenismo 
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En Europa, Canadá y México, el antiandrógeno preferido es 
el acetato de ciproterona, comercializada en forma de anticoncep-
tivo oral. Sin embargo, la FDA no lo ha aprobado (Van der Spuy, 
2003). Otro antiandrógeno no esteroide que se vende para el trata-
miento del cáncer prostático es la fl utamida, pero rara vez se utiliza 
en el hirsutismo por sus potenciales efectos hepatotóxicos.
Inhibidores de la 5α-reductasa
La biotransformación de testosterona en DHT se reduce con fi nas-
terida, un inhibidor de la 5α-reductasa. Este fármaco se vende en 
forma de tabletas de 5 mg para el cáncer prostático y en tabletas 
de 1 mg para el tratamiento de la alopecia masculina. En la mayor 
parte de los estudios se han utilizado dosis diarias de 5 mg encon-
trando que su efi cacia en el tratamiento del hirsutismo es mode-
rada (Fruzzetti, 1994; Moghetti, 1994). 
Sus efectos colaterales son reducidos, aunque se ha observado 
ligera disminución de la libido. Sin embargo, al igual que con otros 
antiandrógenos, existe el riesgo de efectos teratógenos en el feto de 
sexo masculino, por lo que la mujer debe utilizar algún método 
anticonceptivo efectivo al mismo tiempo.
Depilación
El hirsutismo se trata a menudo por métodos mecánicos, que com-
prenden a la depilación superfi cial y profunda. Otra opción esté-
tica es aclarar el pelo con algún decolorante.
Depilación superficial. En la depilación superfi cial se elimina el 
vello por arriba de la superfi cie de la piel. La variedad más común 
es el afeitado, que no exacerba el hirsutismo al contrariodel mito 
de que exacerba la densidad del folículo piloso. De manera alterna, 
las sustancias químicas tópicas también son efectivas. Existen en 
forma de gel, crema, loción, aerosol y rodillo y contienen tioglico-
lato de calcio, que rompe los puentes disulfuro entre las cadenas 
proteínicas del pelo provocando que éste se rompa y se separe fácil-
mente de la superfi cie cutánea
Depilación profunda
Extracción mecánica. A diferencia de la depilación superfi cial, 
en la depilación profunda se extrae el folículo completo con su 
raíz y estas técnicas son de extracción con pinza, cera, depilación 
con hilo, electrólisis y tratamiento con láser. La palabra árabe para 
describir la depilación con hilo es khite y constituye un método 
rápido para eliminar folículos pilosos completos que se utiliza con 
frecuencia en el Medio Oriente y la India. El vello es atrapado con 
una hebra de hilo de algodón y de esta manera se extrae.
Destrucción térmica. La extracción con cera y pinzas permite 
eliminar en forma efectiva y temporal el vello, si bien la destruc-
ción térmica del folículo piloso logra su eliminación permanente. 
La electrólisis debe ser realizada por una persona entrenada, quien 
introduce un electrodo fi no con corriente eléctrica que destruye 
los folículos uno por uno. Se necesitan varios tratamientos a lo 
largo de semanas o meses, puede ser doloroso y en ocasiones causa 
cicatrices.
Otro método es el láser, en el que se utilizan diversas longitudes 
de onda de láser para destruir los folículos en forma permanente. 
Durante este proceso, llamado fototermólisis selectiva, solamente 
los tejidos destinatarios absorben la luz del láser y se calientan. Los 
tejidos circundantes no absorben la longitud de la onda conductiva 
y el daño térmico que reciben es mínimo. Es por esta razón que 
Anticonceptivos orales combinados
Como ya se describió, los COC son efi caces para establecer una 
menstruación regular y reducir la producción ovárica de andró-
genos. Además los estrógenos, unos de los componentes de estas 
píldoras, elevan la concentración de SHBG, con lo que se fi ja una 
mayor cantidad de testosterona libre reduciendo así su biodisponi-
bilidad en el folículo piloso.
Agonistas de la hormona liberadora 
de gonadotropinas
Como ya se describió en el capítulo 9 (pág. 255), los agonistas 
de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) reducen de 
manera efectiva la concentración de gonadotropinas y por lo tanto 
reducen la concentración de andrógenos. No obstante su efi cacia 
en el tratamiento del hirsutismo, estos fármacos no constituyen el 
tratamiento preferido a largo plazo, puesto que se acompañan de 
pérdida ósea, un costo muy elevado y efectos colaterales de meno-
pausia.
Clorhidrato de eflornitina
Este antimetabolito en forma de crema tópica se aplica dos veces al 
día en las áreas con hirsutismo facial y actúa como inhibidor irre-
versible de la descarboxilasa de ornitina. Esta enzima es necesaria 
para la división y función de las células del folículo piloso y su inhi-
bición reduce la velocidad del crecimiento del pelo. No elimina de 
manera permanente el vello, por lo que la paciente deberá recurrir 
a algún otro método para eliminar el vello mientras se utiliza este 
fármaco.
Los resultados clínicos del clorhidrato de efl ornitina tardan 
entre cuatro y ocho semanas. Sin embargo, en varios estudios clíni-
cos se ha demostrado que alrededor de 33% de las pacientes mejora 
considerablemente después de 24 semanas de uso comparado con 
placebo y 58% mostró alguna mejoría general en la califi cación del 
hirsutismo (Balfour, 2001).
Antagonistas de los receptores 
de andrógenos
Los antiandrógenos son inhibidores competitivos de la fi jación de 
los andrógenos a sus receptores. Si bien estos fármacos son efec-
tivos en el tratamiento del hirsutismo, conllevan ciertos riesgos 
en diversos efectos colaterales. Las pacientes a menudo padecen 
metrorragias. Además, como antiandrógenos, existe el peligro de 
que provoquen seudohermafroditismo en los fetos de sexo mas-
culino de mujeres que los utilizan al principio del embarazo. Por 
lo tanto, casi siempre se utilizan con anticonceptivos orales que 
además regulan la menstruación y ofrecen un método anticoncep-
tivo efectivo.
La FDA no ha aprobado ninguno de los antiandrógenos para 
el tratamiento del hiperandrogenismo y por lo tanto son utilizados 
fuera de lo permitido. En Estados Unidos, el antiandrógeno más 
utilizado en la actualidad es la espironolactona, a dosis de 50 a 
100 mg cada 12 horas. Además de los efectos antiandrogénicos, 
repercute sobre la conversión del pelo al inhibir directamente a la 
5α-reductasa. Además, la espironolactona es un diurético ahorrador 
de potasio; como tal, no se debe prescribir durante un tiempo pro-
longado en combinación con otros fármacos que también elevan el 
potasio sanguíneo como complementos de potasio, inhibidores de 
la enzima convertidora de angiotensina (ACE), antiinfl amatorios 
no esteroideos como indometacina u otros diuréticos ahorradores 
de potasio.
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En cuanto a sus efectos teratógenos, la tretinoína y el adapaleno 
son fármacos de la categoría C que no se recomiendan durante el 
embarazo o la lactancia. Sin embargo, los estudios epidemiológicos 
actuales no han encontrado ninguna relación entre los retinoides tó -
picos y los defectos congénitos (Jick, 1993; Loureiro, 2005). El ta za-
roteno es categoría X y de manera similar no se utiliza en estas si tua-
ciones o sin el uso de algún método de anticoncepción confi able.
Peróxido de benzoílo tópico
El peróxido de benzoílo es un antibiótico y antiinfl amatorio 
excelente. Constituye el ingrediente activo de muchos productos 
utilizados para el acné que se venden sin receta médica. Algunas 
preparaciones también combinan peróxido de benzoílo al 5% con 
algún antibiótico como clindamicina o eritromicina (cuadro 17-8).
Antibióticos tópicos y por vía sistémica 
Los antibióticos tópicos son eritromicina y clindamicina, mientras 
que los antibióticos más utilizados por vía sistémica son doxici-
clina, minociclina y eritromicina. Los antibióticos por vía oral son 
más efectivos que los tópicos, pero tienen una serie de efectos cola-
terales como hipersensibilidad solar y trastornos digestivos.
Isotretinoína
La isotretinoína oral es un análogo de la vitamina A altamente 
efectivo para el acné grave resistente al tratamiento. A pesar de su 
efi cacia, es teratógeno durante el primer trimestre del embarazo. 
Las malformaciones se ubican en el cráneo, cara, corazón, sistema 
nervioso central y timo. Por consiguiente su administración se 
debe limitar a mujeres que utilizan algún método anticonceptivo 
confi able.
 ■ Acantosis nigricans
El tratamiento óptimo de la acantosis nigricans debe estar diri-
gido a reducir la resistencia a la insulina y la hiperinsulinemia 
(Field, 1961). De manera específi ca, en unos cuantos estudios se 
ha demostrado que la acantosis nigricans mejora con los sensibili-
zadores de insulina (Walling, 2003). También se han encontrado 
otros métodos como antibióticos tópicos, retinoides por vía tópica 
las mujeres de piel blanca con vello oscuro son las mejor adecua-
das para someterse a tratamiento con láser gracias a que su vello 
absorbe una longitud de onda selectiva.
Una de las ventajas del tratamiento con láser es que éste abarca 
una superfi cie más amplia que la electrólisis y, por lo tanto, se 
requieren menos sesiones. Es menos doloroso pero es caro y en 
algunos casos provoca despigmentación.
Antes de llevar a cabo cualquier técnica de depilación perma-
nente se puede prescribir un anestésico tópico. Específi camente, se 
puede aplicar una combinación de crema tópica al 2.5% de lido-
caína y 2.5% de prilocaína (crema EMLA 5%) como una capa 
delgada que permanece por 2 h bajo vendaje oclusivo y se remueve

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