Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
IMPORTANTE Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general en la fecha de la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguro que toda la información proporcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cuidadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada agente o farmacoterapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alteración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y aplicación de cualquier parte del contenido de la presente obra. Nos interesa su opinión, comuníquese con nosotros: Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V. Av. Sonora 206, Col. Hipodromo, Deleg. Cuauhtémoc. 06100 México, D.F. (52-55)52-65-11-00 info@manualmoderno.com quejas@manualmoderno.com Atención del neonato prematuro en la UCIN. Centrada en la prevención de factores de riesgo de daño neurológico y promoción del neurodesarrollo D.R. © 2014 Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco Calzada del Hueso 1100, Col. Villa Quietud, Del. Coyoacán, 04960, México, D.F. ISBN: 978-607-28-0199-8 (versión impresa) ISBN: 978-607-28-0200-1 (versión electrónica) En coedición con: Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V. ISBN: 978-607-448-396-3 (versión impresa) ISBN: 978-607-448-397-0 (versión electrónica) Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida sin permiso previo por escrito de la Editorial. mailto:info@manualmoderno.com mailto:quejas@manuamoderno.com UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA Rector General Dr. Salvador Vega y León Secretario General Mtro. Norberto Manjarrez Álvarez UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA-XOCHIMILCO Rectora Dra. Patricia E. Alfaro Moctezuma Secretario Lic. G. Joaquín Jiménez Mercado DIVISIÓN DE CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD Director Dr. Fernando de León González Secretaria Académica M. en C. Georgina Urbán Carrillo Responsable del Programa Editorial Lic. Zyanya Patricia Ruiz Chapoy Para mayor información sobre Catálogo de producto Novedades Distribuciones y más www.manualmoderno.com http://www.manualmoderno.com/ 618.92011-scdd21 Biblioteca Nacional de México Director editorial y de producción: Dr. José Luis Morales Saavedra Editora asociada: Lic. Vanessa Berenice Torres Rodríguez Portada: DG. Víctor Hugo Gonzalez Antele Atención del neonato prematuro en la UCIN : centrada en la prevención de factores de riesgo de daño neurológico y promoción del neurodesarollo / Carmen Sánchez ... [y tres más]. -- 1ª edición. -– México, D.F. : Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco : Editorial El Manual Moderno, 2014. xiv, 147 páginas : ilustraciones ; 23 cm. ISBN 978-607-28-0199-3 (UAM) ISBN 978-607-28-0200-1 (UAM, versión electrónica) ISBN 978-607-448-396-3 (Editorial El Manual Moderno) ISBN 978-607-448-397-0 (Editorial El Manual Moderno, versión electrónica) 1. Infantes prematuros – Cuidado hospitalario. 2. Cuidado intensivo neonatal. 3. Infantes prematuros – Desarrollo. 4. Enfermería de cuidado intensivo. I. Sánchez, Carmen, autor. II. Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Xochimilco. Atención del neonato prematuro en la UCIN. Centrada en la prevención de factores de riesgo de daño neurológico y promoción del neurodesarrollo Dra. Carmen Sánchez Especialista en Medicina de Rehabilitación. Doctorado en Ciencias Biológicas y de la Salud. Fundadora e Investigadora del Laboratorio de Seguimiento del Neurodesarrollo, Instituto Nacional de Pediatría-Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Fundadora y docente, Maestría en Rehabilitación Neurológica, Universidad Autónoma Metropolitana. Profesora de enlace de la Especialidad de Pediatría, Instituto Nacional de Pediatría. Mtra. María Martha Arévalo Mendoza Licenciada en Enfermería y Obstetricia. Maestra en Rehabilitación Neurológica, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Encargada de Enfermería del servicio de Neonatología del Hospital Materno Infantil Cuajimalpa, Ciudad de México. Coordinadora del Programa de Seguimiento e Intervención de niños de Alto Riesgo, Hospital Materno Infantil, Cuajimalpa, Ciudad de México. Dra. Miriam Figueroa Olea Fisioterapeuta. Maestría en Rehabilitación Neurológica, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Doctorado en Antropología, Escuela Nacional de Antropología e Historia. Investigadora y Coordinadora del programa “Cuidado Integral”, Laboratorio de Seguimiento del Neurodesarrollo, Instituto Nacional de Pediatría. Docente de Posgrado en Rehabilitación Neurológica, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Mtra. Rosa María Nájera Nájera Licenciada en enfermería. Master Universitario, Universidad Complutense de Madrid. Fundadora de la Licenciatura de Enfermería en México. Fundadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Coordinadora de la Red la UAM en la Salud. Editor responsable: Dr. Martín Martínez Moreno Editorial El Manual Moderno Prólogo Los avances tecnológicos y en las intervenciones perinatales de las últimas décadas como el mejor equipamiento de las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN), el uso de esteroides prenatales, las técnicas ventilatorias, el empleo de surfactante, mejor nutrición mediante el empleo de sondas orogástricas y la alimentación parenteral han cambiado los patrones de mortalidad y morbilidad de los neonatos de riesgo elevado. Esto ha permitido la sobrevida de niños con peso y edad gestacional cada vez menor, los cuales sin embargo, presentan riesgo de alteraciones que, con frecuencia, les impiden un desarrollo normal y su plena inserción a una vida productiva y de su autosuficiencia en la sociedad. El personal de enfermería ha venido generado cambios en su práctica dirigida al cuidado y atención de los neonatos prematuros hospitalizados, con una visión del cuidado integral, no sólo durante su permanencia en las áreas hospitalización sino a su egreso hospitalario. Para ello la educación de la madre en dichas acciones ha sido un factor esencial. La estrategia del involucramiento de enfermería para fomentar la cultura del auto cuidado en los padres o cuidadores del niño, ha favorecido su propia capacidad observadora para detectar indicadores de riesgo para la presencia de trastornos en el desarrollo infantil y a su vez convertirla en promotora e interventora del binomio madre-hijo para mejorar desarrollo en la infancia. La práctica de la atención médica de los neonatos ha cambiado considerablemente estando rodeada por sin número de controversias y siendo afectada por los valores éticos, culturales o por las acciones políticas que las diversas sociedades incluyen en sus modelos de atención en determinado momentos históricos. A partir de los textos del Dr. Emmett Holt titulados: The Diseases of Infancy and Chilhood y The Care and Feeding of Children´s que representaron un gran avance dentro de la pediatría preventiva se inició el énfasis en la importancia del cuidado del recién nacido. El trabajo de Julius Hess, jefe de Pediatría del Hospital Michael Reese en Chicago, entre otras aportaciones estableció los conceptos de investigación en el neonato, desarrolló la incubadora de traslado y definió el término de recién nacido prematuro, convirtiéndose así en el padre de la neonatología moderna durante sus trabajos en el Hospital Sarah Morris del Michael Reese. Bajo la dirección de Evelyn Lundeen en el área de enfermería, promovió avances en técnicas asépticas, servicio de transporte neonataly alimentación nasal. En el año de 1922 se creó la primera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales sentando las bases de los cuidados modernos a los neonatos con el uso de tecnología y la implementación de los cuidados de enfermería indispensables para su atención. En la década de los años 50 a los 60 del siglo XX, los prematuros e infantes gravemente enfermos comenzaron a ser transportados a centros regionales para recibir la mejor atención posible. El cambio en el nombre de Sala de Cuidados del Prematuro a Sala de Cuidados Especiales y a Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) reflejó un nuevo significado a los recién nacidos gravemente enfermos. Las enfermeras profesionales aumentaron así sus roles en la UCIN. Reconociéndose la necesidad de la especialización en cuidados intensivos neonatales, los hospitales infantiles desarrollaron e implementaron el rol de la práctica avanzada de enfermería. Gracias a las reformas políticas y feministas de la época, teniendo como objetivo reducir la mortalidad materno-infantil se propusieron los principios del cuidado, las medidas de higiene infantil, así como soluciones científicas para los problemas sociales orientados hacia las madres y los infantes. El suceso más significativo de la década de los años 80, fue la expansión del cuidado al neonato centrado en la familia, con políticas que incluían la visita de hermanos al hospital, los grupos de apoyo, las consultas prenatales, los cuartos adjuntos a la UCIN para los padres de los niños hospitalizados, el programa canguro (contacto piel a piel entre el niño y sus padres) y el desarrollo de comités multidisciplinarios para vigilar el desarrollo infantil. El progreso tecnológico permitió que neonatos cada vez más pequeños y enfermos sobrevivieran gracias a la UCIN lo que ocasionó, también, que las dificultades éticas emergieran En este periodo acontecieron un número significativo de eventos en el campo de la Neonatología: en 1992, la American Academy of de Pediatrics inició una campaña exitosa llamada Back to sleep, la cual redujo la tasa de muerte súbita. Heidelise Als introdujo el NIDCAP (Newborn Individualized Developmental Care and Assessment Program), el cual sugiere el apoyo de la familia en el cuidado individualizado de niños prematuros, logrando con este programa menos días del uso de ventilador y mejores resultados en el desarrollo general de los infantes. La guía para el establecimiento de los centros regionales perinatales incluida en la Action Guide for Maternal and Child Care Comittes. Desde su emisión ha indicado la necesidad de regionalizar los servicios perinatales definiendo a los centros de tercer nivel o especializados como los espacios que albergan a los neonatos más frágiles o enfermos y proporcionan atención altamente especializada con un complejo soporte médico e intervención de enfermería. Atienden a recién nacidos de término o pretérmino que son dependientes de la tecnología: requieren ventilación mecánica, atención de enfermería especializada, servicios avanzados de diagnóstico o atención quirúrgica. Entre los neonatos atendidos están aquellos con síndrome de distress respiratorio, sepsis, convulsiones neonatales y anormalidades congénitas o desordenes quirúrgicos. Sin embargo, a pesar de que en décadas anteriores ha habido grandes avances en la atención proporcionada a los neonatos prematuros en las UCIN, existe evidencia de que en ellas el niño está expuesto a múltiples factores físicos ambientales: lumínicos, sonoros, procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos, entre otros que pueden influir en su situación clínica y evolución posterior en forma de alteraciones fisiológicas, así como en su calidad de vida. El desarrollo de unidades de cuidado intensivo neonatal ha permitido bajar las tasas de mortalidad y reducir discapacidades mayores en los niños entre 1 000 y 1500 g, el desarrollo neurológico de los recién nacidos prematuros extremos que pesan menos de 1 000 g, es aún incierto. La heterogeneidad de las poblaciones estudiadas y los diferentes criterios para evaluar el desarrollo neurológico ha contribuido a tener muy diferentes resultados, publicándose rangos entre 6.7 y 32% de déficits mayores, con una prevalencia de parálisis cerebral en aumento y problemas intelectuales en la edad escolar y adolescencia. Se han definido como déficits mayores aquellos que incluyen parálisis cerebral, retardo mental, sordera neurosensorial, defectos visuales severos y pueden complicarse con hidrocefalia progresiva y convulsiones crónicas; usualmente se hacen evidentes antes de los 2 años y requieren programas especiales de educación e intervenciones terapéuticas individuales. Por déficits menores se entienden alteraciones del tono, postura, reflejos, alteraciones visuales leves y signos neuromotores. En el Modelo de Atención Integral se establece la visión multidimensional y biosicosocial de las personas e implica la provisión continua y coherente de acciones dirigidas al individuo, a su familia y a su comunidad, desarrollada por el sector salud, en corresponsabilidad con la sociedad y otros sectores, para la promoción, prevención, recuperación y rehabilitación de la salud, con la finalidad de mejorar el estado de salud para el desarrollo sostenible. De aquí que el modelo se aplica en las dimensiones de la persona, familia y comunidad. El ingreso a la unidad de cuidados intensivos de los neonatos prematuros que requieren asistencia médica compleja y periodos prolongados de internamiento resulta necesario para conseguir su sobrevida pero, al mismo tiempo, crea situaciones poco favorables para su desarrollo neurológico y afectivo. A la condición al nacimiento, la morbilidad elevada y diversos estímulos a los que se hayan expuestos los neonatos, se le suma la separación física de la madre y el limitado contacto afectivo que en estas condiciones puedan establecer los padres con sus hijos, los cuales representan la base primordial de los vínculos que van estableciendo el proceso de humanización de cada sujeto. La atención temprana con una visión integral se plantea como las acciones a llevarse a cabo en niños muy pequeños, facilitadoras de su organización teniendo como resultado posible el mejorar su potencial para el desarrollo a futuro, aprovechando la plasticidad del sistema nervioso central. A la fecha, existe documentación que demuestra que los programas integrados de desarrollo infantil en las UCIN pueden hacer mucho para prevenir la malnutrición, el retraso en el desarrollo cognitivo y la preparación insuficiente para la escolaridad posterior. Treinta años de investigación han revelado que es posible mejorar el desarrollo del niño, aumentar sus perspectivas, reduciendo la probabilidad de que se convierta en una carga social y presupuestaria para la Salud Pública. Las intervenciones durante este periodo también pueden mejorar la condición de la madre, ayudar a reducir la inequidad, aumentar la participación de la familia y mejorar la participación de la comunidad en los esfuerzos de desarrollo. En la actualidad, las prácticas de intervención temprana del desarrollo se han utilizado en el ámbito clínico con el objetivo de mejorar el resultado funcional global para estos niños. Se insertan en el modelo de humanización de los cuidados neonatales, pretendiendo transformar cada ingreso y cada estancia de un recién nacidos en oportunidades excepcionales de interacción y de aporte, con alcances más allá del propio paciente y su familia, llegando a impactar en la comunidad y a la sociedad misma. El concepto de cuidado neonatal con atención preferente al desarrollo ha aparecido en los últimos años en respuesta a preocupaciones crecientes acerca del impacto que el ambiente de las UCIN son capaces de inducir para contribuir a las alteraciones de un niño vulnerable durante su estancia hospitalaria. Por lo tanto este modelo de atención incluye una serie de principios que puntualizan que el desarrollo del niño depende de una relación dinámica entre su dotación genéticay la influencia de su entorno; que el recién nacido especialmente el prematuro tiene una capacidad limitada para organizar su conducta y adaptarse al medio e incapacidad para rechazar los estímulos no deseados; que un patrón de estimulación inapropiado (no contingente, no recíproco, y doloroso) podría inhibir el desarrollo neuronal e interferir en su diferenciación; que todo niño recién nacido ha de ser reconocido como un individualidad, modulador de su cuidado y de su interacción con el ambiente; que es capaz de demostrar una conducta competente cuando está en un estado más organizado, tranquilo y de alerta y que éste con el apoyo de sus padres como miembros activos del equipo de tratamiento, podrá adquirir las competencias necesarias para su vida futura. Los profesionales del área de la salud deben, intervenir desde el momento que el recién nacido ingresa, intentando incorporarlo a su familia, estimulando su visita, promoviendo la lactancia materna, fomentando el interés de los padres en el cuidado de su hijo, informando sobre su evolución y estado de salud para así, aminorar la angustia y desesperanza y fomentar los lazos afectivos que se mantendrán durante toda la vida. En países en vías de desarrollo, en donde la tasa de mortalidad infantil sigue siendo un grave problema, se han desarrollado estrategias que tratan de abatirla y en las que se incluye la educación del personal de salud paralelamente a los padres para lograr que brinden la atención adecuada a los recién nacidos. El Laboratorio de Seguimiento del Neurodesarrollo del Instituto Nacional de Pediatría (UAM-X-INP) propone que el término cuidado integral se refiere a los programas para el desarrollo infantil temprano dirigidos a niños pequeños que presentan riesgo para desviaciones. Propone que, en base al Modelo de Atención Integral de la Salud y a la experiencia gestada en sus instalaciones, un programa de cuidado integral en el niño que debe incluir los siguientes puntos a desarrollarse en la atención del recién nacido a término y del prematuro: • Incrementar la organización de las funciones de control interno y regulación del niño, a través de su vigilancia, diagnóstico y atención integral, estableciéndose formas de amortiguación de estímulos inadecuados y excesivos. • Desarrollar las capacidades de cuidado integral, afecto y protección por parte de los de los padres y cuidadores. • Impulsar el potencial materno para identificar posibilidades y formas de estimulación favorables al niño a través de informar y adiestrar a los padres sobre las fuentes potenciales de estimulación inadecuada. • Favorecer la relación del binomio madre-hijo y la relación amplia con la familia, orientando acciones de vigilancia y promoción del desarrollo. Aunque en las instituciones hospitalarias que atienden a esta población se permite la presencia de los padres dentro del hospital y ocasionalmente se les invita a participar en algunos cuidados a sus recién nacidos prematuros (alimentación específicamente) se hace necesaria la creación de este modelo que surge del personal de enfermería por ser aquél profesional que se encuentra en contacto directo con los padres de familia y por ser un elemento generador de la cultura de gestor del auto-cuidado en la población a su cargo. Población que en el contexto sociocultural actual carece de modelos familiares de cuidado a la salud y que, además, requiere de cuidadores secundarios para sus hijos por la incorporación de la mujer al ámbito laboral haciendo necesario que se les informe sobre las características físicas de su niño, las necesidades que éste presenta, los cuidados necesarios así como los signos de alarma que involucren atención médica permitiéndole generalizar estas acciones en la rutina diaria del cuidado infantil y concediéndoles además, la posibilidad de ser un generalizador de estas acciones hacia los otros cuidadores de su hijo. Con estos antecedentes es posible acercarnos a las intenciones de esta obra dirigida fundamentalmente al personal de enfermería ubicado en la UCIN para cubrir en su interminable labor de proporcionar una atención integral al recién nacido de riesgo y enfermo para prevenir en la medida de sus posibilidades la generación de secuelas en el desarrollo posterior de los infantes, contribuyendo con ello al bienestar de la familia y de la comunidad. Dr. Mario Antonio Mandujano Valdés Prefacio El trabajo de enfermería en las unidades de cuidados intensivos neonatales frecuentemente, además de las actividades habituales, está centrado en ideas relativas a la estimulación para promover el desarrollo infantil; sin embargo, los prematuros, en especial los de menor edad gestacional, no requieren ni se benefician de la estimulación, necesitan programas de cuidado integral que procuren su bienestar y logren la prevención de secuelas, sobre todo las secuelas neurológicas. Los avances en programas académicos de la enfermería ponen énfasis en actividades específicas del personal, a la vez que independientes de las acciones del personal médico, complementan y apoyan el diagnóstico temprano de morbilidades inherentes a la inmadurez y a otras condiciones de riesgo. El personal de enfermería permanece al lado de los prematuros durante todo el tiempo de hospitalización; están al pendiente de su evolución, vigilan el funcionamiento adecuado de todos los dispositivos de apoyo y por lo tanto, tienen la oportunidad de realizar una detección inmediata y de aplicar las innovaciones profesionales del diagnóstico de enfermería en sus diversos ámbitos, éstos requieren criterios de sistematización y estrategias de acción. De esta manera, la detección y diagnóstico multiprofesional hace posible la prevención de morbilidad con potencialidad de generar secuelas neurológicas. Las actividades de cuidado se ejecutan y realizan en el contexto de los procesos fisiológicos que cursan los prematuros. Otro aspecto relevante consiste en promover la educación de los padres, respecto al manejo cotidiano y su preparación para el manejo domiciliario una vez que las condiciones permiten el egreso de las unidades de cuidados intensivos. En esta guía los profesionistas de la enfermería encontrarán la información sistematizada y las orientaciones para la intervención terapéutica y el cuidado integral. Está escrito por profesionistas con alta capacitación y experiencia, tanto en el trabajo e innovaciones académicas de la enfermería como en el campo del neurodesarrollo, prevención y manejo de las secuelas neurológicas que se originan en el periodo perinatal. Es un documento muy importante, considerando el panorama epidemiológico de la prematurez y aún cuando la proporción de complicaciones y secuelas ha disminuido, el número total de casos afectados ha aumentado. Se espera que con la aplicación y análisis de los temas desarrollados se favorezca el interés de realizar nuevos aportes y generar nuevos conocimientos que repercutan en la formación de ciudadanos idóneos al seno de la sociedad contemporánea. Dra. Carmen Sánchez Mtra. María Martha Arévalo Mendoza Dra. Miriam Figueroa Olea Mtra. Rosa María Nájera Nájera Agradecimientos La publicación de esta obra refleja la labor de los profesionales de enfermería, quienes a través del trabajo cotidiano del día a día, contribuyen al bienestar y salud de las personas que están bajo su cuidado. Es un placer aprovechar esta oportunidad para manifestar nuestro agradecimiento a estos profesionales, en esta ocasión por ser el tema de la obra a quienes están en pediatría. De manera especial queremos agradecer al personal del Laboratorio de Seguimiento del Neurodesarrollo del Instituto Nacional de Pediatría, por su interés y apoyo para llevar a cabo la publicación que se está ofreciendo. Agradecemos particularmente a la Maestría en Rehabilitación Neurológica, de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, quien con el apoyo de docentes y alumnos se ha podido consolidar el estudio y la investigación destinada a proporcionarun cuidado de calidad a la población infantil participante. Nos place igualmente agradecer a la Editorial El Manual Moderno por compartir nuestro interés por lograr una publicación surgida de la práctica real con un método integral para cuidados de neonatos. Prólogo Prefacio Agradecimientos Sección I: Antecedentes Capítulo 1: Factores de riesgo en el recién nacido prematuro Capítulo 2: Programas de intervención para la disminución de la morbilidad en el prematuro y prevención de secuelas en el desarrollo Capítulo 3: Plan de cuidados de enfermería como instrumento para mejorar la calidad de atención del recién nacido prematuro en la UCIN Capítulo 4: Intervenciones de enfermería dirigidas a la prevención del daño y secuelas neurológicas Sección II: Guía para la elaboración del plan de cuidados de enfermería Capítulo 5: Intervención temprana en la atención del recién nacido prematuro Sección III: Encefalopatía del prematuro Capítulo 6: Problemas interdependientes Sección IV: Atención al prematuro y desarrollo Capítulo 7: Acciones para la atención del prematuro con un enfoque de desarrollo Sección V: Egreso de la unidad de cuidados intensivos neonatales Capítulo 8: Planificación del alta Anexo A: Ambiente térmico neutro Anexo B: Escala de Silverman-Andersen Anexo C: Evaluación de maduración neuromuscular Anexo D: Evaluación del neurodesarrollo del neonato Sección I Antecedentes Los recién nacidos prematuros representan el 75% de la mortalidad neonatal y cerca del 50% de la incidencia de secuelas a corto y largo plazos, sobre todo en los que presentan prematurez extrema, de los cuales hasta un 60% sufre discapacidades neurológicas.1 La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al recién nacido pretérmino como todo neonato cuyo nacimiento tiene lugar antes de las 37 semanas de gestación o 259 días de amenorrea. Algunos autores los clasifican de acuerdo con la edad gestacional en recién nacido pretérmino límite o tardío de 36 a 37 semanas de gestación; intermedio de 31 a 35 semanas de gestación; y extremo con menos de 30 semanas de gestación. También se ha considerado su peso al nacer: peso bajo al nacer menor de 2 500 g, peso muy bajo con menos de 1 500 g y extremadamente bajo menor de 1 000 g.2 En la Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-1993 para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio se clasifica a los nacidos antes de término como sigue: recién nacido pretérmino, que es el producto de la concepción de 28 a menos de 37 semanas de gestación; recién nacido inmaduro, producto de la concepción de 21 a 27 semanas de gestación o de 500 g a menos de 1 000 g de peso; recién nacido prematuro producto de la concepción de 28 a 37 semanas de gestación y 1 000 a 2 500 g.3 El grado de prematurez y el bajo peso al nacer se relacionan de manera directa con la inmadurez de los aparatos y sistemas, lo que implica una gran posibilidad de presentar procesos mórbidos, por lo que un alto porcentaje son ingresados a las unidades de cuidados intensivos por periodos de hospitalización prolongados. Uno de los sistemas de mayor susceptibilidad en el prematuro es el sistema nervioso, que durante el periodo perinatal se encuentra en un proceso de desarrollo importante, que lo hace vulnerable a las diversas alteraciones fisiológicas determinadas por la inmadurez. En ese sentido, el primer objetivo en la atención es mantener la estabilidad fisiológica para reducir el riesgo de afectación estructural del sistema nervioso. Esta situación se convierte en una tarea difícil debido a la participación de este sistema como regulador de las funciones fisiológicas. En este contexto, la atención del profesional de enfermería en las unidades de cuidados intensivos debe prever todos aquellos factores biológicos o ambientales que pueden alterar la estabilidad fisiológica e incidir de modo negativo en el desarrollo del sistema nervioso. Capítulo 1 Factores de riesgo en el recién nacido prematuro Los progresos en la atención neonatal han tenido un efecto significativo a partir de la segunda mitad del siglo pasado. El incremento de la supervivencia del paciente prematuro, sobre todo el de prematurez extrema, se debe al mayor conocimiento de sus características fisiológicas y mecanismos adaptativos que lleva a cabo después del nacimiento, el cual se conjunta con los avances tecnológicos biomédicos y la fabricación de equipo médico especializado, como incubadoras, ventiladores, monitores y bombas de infusión. Estos dispositivos se han complementado con la planeación de la estructura de las unidades de cuidados intensivos y la especialización del personal encargado de la atención, todo lo cual ha contribuido al desarrollo de técnicas terapéuticas específicas que permiten abatir la mortalidad en este grupo de pacientes. De igual modo, la parte diagnóstica se ha apoyado en la aplicación de alta tecnología en aparatos auxiliares de diagnóstico, como monitores, equipos de resonancia magnética, tomografía axial computarizada y estudios electrográficos. Sin embargo, a pesar de los avances alcanzados en la atención médica, la incidencia de la morbilidad y presencia de secuelas en el desarrollo infantil a corto y largo plazos son todavía muy altas.4-6 Desde la perspectiva del neurodesarrollo, la etapa perinatal se considera un periodo crítico en la evolución del ser humano debido a la gran vulnerabilidad del sistema nervioso ante múltiples factores; éstos pueden ocasionar alteraciones que suelen manifestarse a corto o largo plazos.5 Dichos factores considerados de riesgo están constituidos por diversos sucesos, que se interrelacionan e incrementan la probabilidad de aparición de efectos subsecuentes. Las secuelas neurológicas relacionadas con la prematurez no representan sólo una relación lineal entre causa y efecto, sino el inicio de una constelación de factores imbricados; en este proceso, una causa o riesgo pueden originar múltiples consecuencias en el neurodesarrollo o bien múltiples factores de riesgo contribuyen a producir una anomalía.7 Por lo tanto, todas las condiciones biológicas y ambientales que pueden causar desviaciones anatómicas o funcionales, ya sean transitorias o definitivas capaces de modificar el proceso de desarrollo del neonato, se convierten en factores de riesgo. En el recién nacido prematuro, la inmadurez fisiológica y sus características clínicas constituyen factores de riesgo de importancia; por lo tanto, se debe considerar como un sujeto susceptible de presentar complicaciones que pueden trastornar su desarrollo neurológico. En ese sentido, la atención proporcionada por el personal de enfermería debe enfocarse en la detección oportuna de esos factores y establecer medidas de acción para el cuidado integral y sistematizado con objeto de prevenir complicaciones. FACTORES DE RIESGO BIOLÓGICOS El factor de riesgo más importante en el recién nacido prematuro es la inmadurez de los aparatos y sistemas, lo cual dificulta la transición a la vida extrauterina. Los principales sistemas que pueden incidir en el desarrollo del sistema nervioso al verse alterados en su función son los sistemas cardiopulmonar, digestivo, la función renal y los mecanismos de termorregulación; éstos ocasionan variaciones en la irrigación cerebral, afectan el aporte de oxígeno y glucosa al sistema nervioso, propician alteraciones en los procesos metabólicos y en consecuencia pueden causar daño estructural o funcional. De la misma manera, la deficiencia del sistema inmunitario predispone al sujeto prematuro a desarrollar procesos infecciosos sistémicos, de tal modo que se modifica la estabilidad fisiológica y es posible además el ingreso de microorganismos patógenos al sistema nervioso.8 A continuación se describen los factores relevantes para la supervivencia y calidad de vida del prematuro. Riesgo por alteración de la adaptación cardiopulmonar En términos cardiocirculatorios, la persistencia del conducto arterioso en el prematuro se observa con mayor frecuencia queen los recién nacidos a término. Este problema se ha atribuido a la relajación del conducto arterioso inmaduro debido al metabolismo ineficiente de la prostaglandina E2. En el recién nacido de término, posterior al pinzamiento del cordón umbilical, se produce constricción de los vasos umbilicales, lo cual elimina el circuito placentario; esto da lugar a una elevación de la presión arterial sistémica y el resultado es una resistencia vascular general mayor que la vascular pulmonar. El conducto venoso, el agujero oval y el conducto arterioso se cierran funcionalmente durante este periodo de transición. En el recién nacido prematuro, el conducto arterioso, que en condiciones normales se cierra en respuesta al aumento de las cifras de oxígeno y la acción de la prostaglandina E2, puede permanecer en un estado de relajación parcial. La persistencia del conducto incrementa el volumen de sangre hacia los pulmones y causa congestión pulmonar, mayor esfuerzo respiratorio y retención de CO2. Además de esto, la cubierta muscular de los vasos sanguíneos pulmonares no se ha desarrollado por completo, por lo que las arteriolas pulmonares no tienen una adecuada respuesta a las bajas cantidades de oxígeno.9 El deterioro del intercambio de oxígeno en las vías respiratorias, que es común por la inmadurez pulmonar, puede dar origen a la permanencia de una resistencia vascular pulmonar elevada y ocultar la persistencia del conducto arterioso; por lo tanto, es importante la resolución del problema respiratorio para reducir la resistencia pulmonar y evitar un cortocircuito ductal de izquierda a derecha que ponga en riesgo la vida del prematuro.10,11 El manejo terapéutico de la persistencia del conducto arterioso puede realizarse por medio de inhibidores de la síntesis de prostaglandina, como indometacina e ibuprofeno; de esa manera se eliminan los efectos del incremento del flujo sanguíneo pulmonar y decrece la necesidad de utilizar apoyo ventilatorio.9 Otro problema común en el prematuro es la inmadurez del sistema respiratorio, incluidos los músculos accesorios que intervienen en la respiración. En el plano pulmonar, el recién nacido prematuro es incapaz de producir cantidades suficientes de surfactante, el cual es una mezcla de fosfolípidos que comienza a producirse entre las semanas 28 a 32 de gestación y alcanza su producción máxima a las 35 semanas. La función principal del surfactante es atenuar la presión superficial de los líquidos pulmonares, además de contribuir a la elasticidad del tejido pulmonar. En los recién nacidos prematuros, sobre todo en los más inmaduros, la producción de surfactante es insuficiente y ello provoca colapso alveolar con elevación de la presión de inspiración necesaria para la expansión pulmonar. Los alveolos colapsados dificultan el intercambio de oxígeno y la expulsión del dióxido de carbono, lo que produce hipoxia e insuficiencia del flujo sanguíneo pulmonar.8 En lo que se refiere a los mecanismos participantes de la respiración, la inmadurez de la pared torácica en los recién nacidos prematuros aumenta el efecto nocivo de la dificultad orgánica, ya que los músculos respiratorios pequeños y débiles generan con dificultad una presión intratorácica negativa suficiente para la expansión alveolar. Aunado a esto, la calcificación de la caja torácica no se ha completado en los niños muy inmaduros, una situación que origina elasticidad excesiva, con menor e incluso nula la presión negativa debido al hundimiento de las costillas.8-11 Muchas veces, el recién nacido inmaduro puede presentar respiraciones periódicas, además de pausas cortas y recurrentes en la respiración (<10 s de duración). Sin embargo, se debe vigilar la frecuencia respiratoria para detectar la presencia de apneas, las cuales se definen como periodos de ausencia de movimientos respiratorios con duración mayor de 15 s, acompañados de disminución notable de la frecuencia cardiaca y saturación de oxígeno (<80%). La gravedad de los periodos de apnea guarda relación con su duración y grado de prematurez. Este fenómeno se ha atribuido a una alteración de los centros respiratorios que se acompaña de bradicardia refleja y que propicia una menor saturación de oxígeno. La apnea se relaciona con hipoglucemia, desequilibrio de líquidos y electrólitos, fluctuaciones de la temperatura, sepsis, anemia y lesiones cerebrales graves.8,9 Las deficiencias respiratorias en el prematuro pueden causar afectaciones de diversos grados; la enfermedad de membrana hialina y la broncodisplasia pulmonar son dos causas de morbilidad frecuentes en estos niños. La aplicación de esteroides prenatales para inducir la maduración pulmonar en embarazos con amenaza de parto prematuro, la aplicación de surfactante intratraqueal para compensar la insuficiente producción y el apoyo ventilatorio oportuno y eficiente han contribuido a reducir la incidencia y gravedad de estos padecimientos.12 La atención de enfermería en las alteraciones respiratorias consiste en preservar la estabilidad del intercambio gaseoso y mantener un adecuado aporte y vigilancia de la oxigenación del recién nacido a través de la vigilancia de la saturación de oxígeno y parámetros de gasometría arterial, vigilancia del patrón respiratorio, conservación de la permeabilidad de la vía aérea, apoyo ventilatorio y corrección de desequilibrios ácido-base (acidosis o alcalosis respiratoria). Estas intervenciones tienen la finalidad de conservar una adecuada oxigenación y metabolismo en el sistema nervioso.13-15 Una intervención común en los prematuros es el aporte de oxígeno complementario. Éste debe manejarse de manera cuidadosa, sin perder de vista las siguientes consideraciones: • En los prematuros con respiración espontánea se debe utilizar una campana cefálica pequeña para evitar fluctuaciones del oxígeno inspirado al abrir la incubadora. • El oxígeno suministrado se debe humectar y calentar a la temperatura de la incubadora. • Se vigila de forma continua el aporte de oxígeno suministrado, así como la saturación, con oximetría de pulso o PO2 transcutánea y, cuando existe un acceso arterial durante la fase aguda de la enfermedad, se debe determinar la PaO2 por lo menos cada 4 h. • En prematuros debe mantenerse la presión arterial de O2 entre 80 y 50 mm Hg debido a que el desarrollo de la retinopatía de la prematurez se relaciona con valores de presión de oxígeno arterial elevados; se ha observado que éstos pueden superar los límites normales, incluso con concentraciones relativamente bajas de oxígeno inspirado. Por lo tanto, la oxigenoterapia debe manejarse con suma precaución. • Los prematuros que recibieron oxígeno complementario por periodos prolongados alrededor de las 4 a 6 semanas de nacimiento deben valorarse por un oftalmólogo. • En la asistencia ventilatoria con mascarilla y bolsa es importante vigilar las concentraciones de O2 y la presión de insuflación. • El uso de cánula nasal para oxigenoterapia ofrece mayores beneficios en cuanto a la movilización y alimentación; sin embargo, se requiere una vigilancia estrecha, ya que la cánula puede desplazarse con facilidad y modificar las concentraciones de oxígeno inspirado reales.9 Riesgo por alteraciones en la termorregulación La termorregulación se ha considerado uno de los ejes centrales en el cuidado neonatal, debido a que la hipotermia induce múltiples efectos adversos, como la alteración del tono vasomotor pulmonar, anomalías en el flujo sanguíneo cerebral, hipoglucemia, hipoxia, desequilibrio ácido- base, hipotensión e hipovolemia.16 La termorregulación es el equilibrio entre la producción y la pérdida de la energía calórica corporal. La estabilidad de la temperatura la regula el hipotálamo, que es el centro regulador en el sistema nervioso central, el cual activa mecanismos neurales y endocrinos que coordinan las respuestas hormonales y sistémicas en respuesta a la información aferente de los termorreceptores centrales y periféricos. Cuando una persona se expone a un ambiente frío, los termorreceptoresreconocen los cambios y activan al sistema termorregulador, el cual responde con vasoconstricción periférica para atenuar las pérdidas de calor a través de la piel, funcionamiento del sistema musculoesquelético para la generación de calor por medio del movimiento voluntario e involuntario (temblor) y liberación de hormonas tiroideas para incrementar el metabolismo energético. En el recién nacido, el principal mecanismo para producir calor es el metabolismo de la grasa parda en virtud de la escasa respuesta musculoesquelética.17 En el prematuro, la termorregulación se torna aún más difícil porque múltiples factores limitan la capacidad de generar calor y disminuir su pérdida. El primero de ellos es la inmadurez del hipotálamo para controlar el sistema, que se complica más todavía con las características físicas del prematuro, como peso inferior a la potencial pérdida de calor en relación con la superficie corporal; insuficiente cantidad de grasa parda disponible para el metabolismo energético (ya que las reservas se acumulan en particular durante el tercer trimestre del embarazo) y propensión a problemas respiratorios que limitan la disponibilidad del oxígeno para los procesos metabólicos energéticos.16,17 Por otro lado, las pérdidas de agua y calor se incrementan por deficiente respuesta de vasoconstricción periférica, aumento de la permeabilidad de la piel por deficiencia de grasa subcutánea y desarrollo incompleto de sus estructuras (sobre todo del estrato córneo, capa de la epidermis que confiere mayor resistencia a la pérdida de agua y calor), lo cual acentúa las pérdidas por evaporación.18,19 La postura en extensión, en especial en los más prematuros, favorece también la pérdida de calor por la mayor extensión de superficie corporal expuesta al frío en relación con una mayor conductancia térmica por contar con menor panículo adiposo.16,17 Asimismo, existen diversos mecanismos que provocan pérdida de calor con la exposición al medio ambiente, entre ellos radiación electromagnética que se dispersa de las paredes o ventanas frías, convección por la corriente de aire circundante y conducción debido al contacto directo con objetos fríos.20 La respuesta fisiológica a la pérdida de calor ocasiona desequilibrios secundarios a la demanda excesiva de oxígeno y glucosa para las reacciones metabólicas, lo cual se agrega a la alteración de la ventilación y oxigenación, causada por las dificultades para la adaptación cardiorrespiratoria. Estas alteraciones derivan en acumulación de ácido láctico con desequilibrio ácido-base, incremento del gasto cardiaco como mecanismo de compensación, hipoglucemia, hipotensión e hipovolemia con alteración de la perfusión cerebral; el resultado es un riesgo de hemorragia intraventricular y paraventricular, encefalopatía hipóxica isquémica y daño consecuente en el tejido cerebral.17 Para mantener la eutermia (temperatura corporal dentro de los parámetros normales) en los neonatos se han desarrollado incubadoras y cunas de calor radiante con tecnología avanzada que hace posible mantener una temperatura ambiental adecuada para ellos. Sin embargo, en la bibliografía médica se ha notificado una elevada incidencia de hipotermia en los recién nacidos prematuros, sobre todo durante el periodo de estabilización y en las primeras 24 h,21 además de identificar situaciones que la favorecen: temperatura ambiental menor de 26°C, contacto directo con sábanas y compresas frías, infusión de soluciones intravenosas y hemoderivados fríos, tiempo de inserción de catéter intravenoso, ventilación asistida, toma de radiografías, entre otras.16,17 Para reducir al mínimo la pérdida de calor, se han propuesto medidas que deben integrarse en el cuidado específico del neonato, por ejemplo proporcionar calor adicional durante los procedimientos, precalentar los líquidos intravenosos dentro de la incubadora y controlar la temperatura del ventilador entre 35 y 38°C. Los mecanismos de pérdida de calor y las intervenciones para reducirlos en el prematuro incluyen la conducción, que se define como la pérdida de calor de los órganos a la piel y de la piel al contacto con superficies frías, se reduce al precalentar las incubadoras, las sábanas y compresas que estarán en contacto directo con la piel del prematuro, el uso de colchones térmicos y de gorros para cubrir la cabeza; la convección consiste en la pérdida de calor con el movimiento de aire o agua al alejarse de la superficie del cuerpo, se previene al mantener la temperatura ambiental entre 28 y 30°C, colocando las cunas e incubadoras lejos de corrientes de aire y calentar el aire inspirado; la radiación, pérdida del calor en forma de ondas electromagnéticas que se dispersan cerca de las paredes frías, ventanas o paredes de la incubadora se controla mediante el uso de cunas de calor radiante, colocar las cunas lejos de ventanas y paredes frías, emplear incubadoras precalentadas durante los traslados; la evaporación, pérdida de calor a través de la piel y vías respiratorias, mediante la provisión de un ambiente térmico neutro con humedad del microambiente >80%, uso de cubiertas o bolsas de polietileno y si se requiere oxígeno complementario, calentarlo y humectarlo.16 Un ambiente adecuado para el recién nacido se logra al proveer las condiciones propicias que eviten variaciones en la temperatura corporal; esto se conoce como ambiente térmico neutro, en el cual el flujo de aire, la temperatura y la humedad atenúan la pérdida de calor y el consumo de oxígeno para mantener un estado metabólico estable. El ambiente térmico neutro varía de acuerdo con el peso y la edad gestacional (Anexo A). En la actualidad, en el cuidado del prematuro se ha integrado el uso de bolsas o cubiertas plásticas (de polietileno o poliuretano) como medida preventiva con la finalidad de evitar el estrés por frío, en especial durante el periodo de estabilización en la sala de partos, el traslado y las primeras 12 h en la UCIN. Después del nacimiento se cubre al paciente con una bolsa de polietileno hasta el cuello y se mantiene en ella dentro de la incubadora o cuna de calor radiante, incluso durante procedimientos como intubación, colocación de catéter, aspiración de secreciones, entre otros. Esta medida tiene el objetivo de reducir la pérdida de calor por convección y evaporación, así como la pérdida de líquidos.16-18,20-23 En el cuidado del prematuro, el profesional de enfermería es el encargado directo de mantener y vigilar la temperatura corporal e integrar en el cuidado todas las intervenciones necesarias para evitar el gasto energético innecesario, el incremento de pérdidas insensibles y la conservación del equilibrio hemodinámico. Riesgo por alteración de la fisiología digestiva En el recién nacido, la adaptación a la nutrición extrauterina tiene relación con los cambios de la función intestinal y el metabolismo intermedio. Se ha comprobado que la alimentación enteral posterior al nacimiento estimula el aumento de las hormonas intestinales circulantes (gastrina, secretina duodenal y colecistocina yeyunal), que inducen la adaptación nutricional del recién nacido prematuro y favorecen su desarrollo y madurez.9,10,24 Los problemas que pueden presentarse en el aparato digestivo en individuos prematuros son los siguientes: • Insuficiente capacidad gástrica que limita el aporte de nutrientes que contengan las cantidades calóricas y líquidas necesarias para el crecimiento y desarrollo. • Dificultad para la absorción y asimilación de nutrientes, como taurina y cistina, que son esenciales para el recién nacido prematuro; limitación para absorber grasas saturadas debido a la reducción de las sales biliares y la lipasa pancreática. • Riesgo elevado de broncoaspiración con sus consecuentes complicaciones debido a la inmadurez del esfínter esofágico inferior y deficiente reflejo de succión y deglución. La alimentación del prematuro es una de las necesidades primarias que el profesional de enfermería debe cubrir para promover su adecuado crecimiento ydesarrollo. Durante la alimentación es indispensable la vigilancia del reflejo de succión y deglución en los niños alimentados al seno materno o con otra técnica, la valoración del esfuerzo respiratorio durante la toma, la identificación de signos de intolerancia a la vía oral (vómito, residuo gástrico y distensión abdominal), la presencia de broncoaspiración, la vigilancia de peso diario con somatometría para cuantificar incremento ponderal, así como la vigilancia de la glucemia para reconocer estados de hipoglucemia o hiperglucemia que modifiquen el metabolismo del sistema nervioso.24,25 Riesgo por alteraciones renales En la etapa intrauterina, la función renal consiste en la producción de orina para mantener la cantidad adecuada de líquido amniótico; sin embargo, a diferencia de la vida extrauterina, la regulación del equilibrio hidroelectrolítico la realiza la placenta. Después del nacimiento se lleva a cabo un proceso de maduración progresivo que se completa alrededor de los dos años, con el desarrollo de una función de compensación de acuerdo con las necesidades metabólicas del niño. El índice de filtración glomerular (IFG) en el riñón fetal se incrementa con la edad gestacional. Entre las semanas 32 a 35 de gestación es de 14 mL/min/m2 y se incrementa a 21 mL/min/m2 al término del embarazo. En los prematuros menores de 34 semanas de gestación, este índice permanece estable hasta llegar a las 34 semanas de edad de concepción (edad gestacional más edad posnatal). Para la valoración de la función renal se determina el IFG, la creatinina sérica (que es de 1.3 mg/dL) y la excreción fraccional de sodio (2 a 5%) en recién nacidos de 32 a 34 semanas de gestación.9,11 Luego del nacimiento también se llevan a cabo cambios en la distribución del líquido intracelular y extracelular. En el prematuro, el agua corporal total decrece por las pérdidas de líquido extracelular en la primera semana posterior al nacimiento; no obstante, esto puede prolongarse por la presencia del síndrome de dificultad respiratoria.9 Las pérdidas renales de sodio también guardan relación con la edad gestacional y llegan hasta 5 a 6% en recién nacidos de 28 semanas de gestación. En consecuencia, los prematuros menores de 35 semanas de gestación pueden tener un equilibrio negativo de sodio e hiponatremia durante las 2 a 3 primeras semanas de edad, como resultado de las pérdidas de sodio y la absorción intestinal ineficiente de este ion. Las pérdidas urinarias de sodio pueden incrementarse con la hipoxia, insuficiencia respiratoria, hiperbilirrubinemia, policitemia, incremento de ingresos de líquidos y sal, así como el consumo de diuréticos y fármacos que influyen en las vías neurales adrenérgicas del riñón como la dopamina, el propanolol y el captopril.9 Las pérdidas urinarias de sodio pueden alterarse en el prematuro por inmadurez tubular renal, alto volumen extracelular y disminución de la disponibilidad de oxígeno. La inmadurez renal origina una baja tasa de filtración glomerular, incapacidad para mantener el equilibrio hidroelectrolítico por la incapacidad para retener o eliminar líquidos y electrólitos, además de dificultad para eliminar fármacos.11 El déficit o exceso de líquidos causan cambios en la presión arterial y modifican el aporte sanguíneo al sistema nervioso. Debido a esto, es necesario llevar un estricto control de líquidos para el mantenimiento del equilibrio adecuado de ingresos y egresos, regulación de la cantidad de líquidos infundidos por vía intravenosa con bombas de infusión, administración de todas las soluciones y fórmulas de acuerdo con la prescripción médica. Es preciso vigilar las pérdidas insensibles y en cada micción cuantificar el pH y la densidad urinaria. Para valorar la función renal se debe vigilar el índice de filtración glomerular y las concentraciones de creatinina sérica, sodio, cloruro y potasio. Riesgo por deficiencia en el sistema inmunitario La susceptibilidad del recién nacido prematuro ante procesos infecciosos depende de la edad gestacional y su experiencia inmunitaria. El grado de protección activa y pasiva guarda relación inversa con la prematurez e incrementa el riesgo de infección;9 dicha situación se vincula con la deficiencia de IgG materna e IgM (debido a que ésta se transfiere sobre todo durante el tercer trimestre de la gestación), además de una ineficiente producción de inmunoglobulina, quimiotaxis y formación de neutrófilos, junto con bajos grados de fagocitosis. La sepsis neonatal temprana y tardía, implica descompensaciones fisiológicas que pueden afectar al sistema nervioso e incrementa el riesgo de meningitis bacteriana, la cual es antecedida a menudo por bacteriemias.11 La sepsis neonatal es un proceso inflamatorio sistémico causado por la diseminación sanguínea de microorganismos patógenos y caracterizada por un cuadro clínico con signos inespecíficos como dificultad respiratoria, distensión abdominal, intolerancia a la alimentación, cambios en la coloración (ictericia, palidez o tonalidad marmórea), inestabilidad térmica, hipoglucemia o hiperglucemia, hipotensión, alteración del estado neurológico manifestada por letargo, irritabilidad o crisis convulsivas. La aparición temprana del problema puede ser manifestación de infecciones adquiridas durante el último periodo del embarazo o al momento del parto por agentes infecciosos que colonizan los tractos genitourinario o rectal maternos. En los procesos de inicio tardío, la causa principal son infecciones adquiridas durante el manejo hospitalario durante los procedimientos invasivos, por fómites o patógenos que se reproducen en los medios húmedos (humectadores, ventiladores, incubadoras, entre otros). Por lo tanto, todo el equipo a cargo de la atención del prematuro requiere extremar medidas preventivas en el manejo, de modo prioritario el personal de enfermería, a través del lavado de manos, mantenimiento de un entorno limpio, medidas de aislamiento por contacto, manipulación aséptica de sondas y catéteres, cambio periódico de circuitos del ventilador y humectadores, así como mantener y actualizar los protocolos para minimizar los procedimientos invasivos. FACTORES DE RIESGO AMBIENTAL El recién nacido prematuro se encuentra en desventaja porque es más susceptible a cambios fisiológicos, en virtud de su inmadurez sistémica, que a su vez dificulta la adaptación al medio ambiente; si a esta situación se añade la exposición a un ambiente nocivo, con múltiples intervenciones causantes de estrés y desorganización, se eleva el riesgo de alterar su desarrollo. Entre los factores ambientales perjudiciales para el prematuro se encuentran la exposición a cambios de la temperatura ambiental que producen inestabilidad fisiológica al ruido excesivo, la iluminación continua y fluorescente, así como la exposición a múltiples procedimientos invasivos, manipulación excesiva y separación de la madre. La exposición al ruido causa en el recién nacido múltiples efectos adversos, entre ellos daño coclear, con posible pérdida de la audición; interferencia en el estado de sueño profundo, que es importante para la maduración de las funciones cerebrales; inducción de irritabilidad y llanto frecuente, que deriva en inestabilidad fisiológica; elevación de la presión arterial y alteración de la irrigación cerebral, que incrementa el riesgo de hemorragia intracraneal, sobre todo intraventricular, por la inmadurez de la matriz germinal.26 La iluminación continua y fluorescente puede perjudicar el desarrollo normal de la retina e incluso se ha relacionado con riesgos de retinopatía de la prematurez y disminución o pérdida de la agudeza visual. La aplicación de fuerzas externas para fijar o posicionar al neonato puede afectar músculos, tendones y ligamentos, lo cual puede ocasionar deformidades. Al proveer una posición correcta al recién nacido se promueve la estabilidad fisiológica; se debe facilitar la flexión de las extremidades y el tronco al favorecer la regulación del tono muscular, que es la base para el desarrollode otras funciones posteriores, como el sostén cefálico, sentarse, gatear, entre otros.14,15 Otro factor de riesgo importante en el prematuro es la exposición a una gran cantidad de intervenciones terapéuticas. En un estudio de Newnham et al. (referido por Stokowsky), se plantea la exposición del recién nacido prematuro a múltiples y repetidos factores estresantes dolorosos y no dolorosos, que pueden causar efectos negativos en él, dada su inmadurez y vulnerabilidad. Se interrogó a personal médico y enfermeras en relación con la intensidad del estrés en cada procedimiento y se determinó que las intervenciones más estresantes eran la intubación, inserción de catéteres vasculares, aspiración bucal o nasal, punción lumbar y retiro de adhesivos de la piel. Los procedimientos como el cambio de pañal, cambios de posición, remoción de catéter intravenoso, aplicación de oxígeno nasal e inserción de sondas nasogástricas se consideraron moderadamente estresantes.27 Asimismo, se inflige cierto grado de estrés al propio estado de salud del paciente con la presencia, por ejemplo, de infecciones sistémicas o la provisión de ventilación mecánica asistida sin sedación. Por último, se considera que la estancia en la cuna radiante suele ser más estresante que en la incubadora, dado que hay mayor manipulación y exposición al ruido.27 FACTORES DE RIESGO Y DAÑO NEUROLÓGICO RELACIONADOS CON LA PREMATUREZ El daño neurológico se puede definir como toda lesión en la estructura o función del sistema nervioso que puede cambiar a través del tiempo y que depende del agente causal, magnitud, duración y momento del desarrollo en el que se produce la anomalía.28 Las lesiones en el sistema nervioso generadas en la etapa perinatal son un grave problema de salud pública, ya que sus tasas de mortalidad son altas y los niños que sobreviven presentan con frecuencia alteraciones en el desarrollo o secuelas irreversibles. En la actualidad se considera que gran parte de las secuelas tiene su origen en este periodo, lo que da lugar a que el daño neurológico que las produce se relacione con los trastornos que se presentan durante esta etapa y que pueden considerarse como riesgo lesivo. Las principales causas de morbilidad que se han relacionado con la prematurez son el síndrome de membrana hialina, hemorragias intraventriculares, enterocolitis necrosante, displasia broncopulmonar, sepsis, persistencia del conducto arterioso, hipoxia neonatal grave, encefalopatía hipóxica isquémica, convulsiones, meningitis, hipoglucemia e hiperbilirrubinemia.29-31 En México, Miranda et al. documentaron en el 2003 los casos de 2 400 recién nacidos prematuros (4.1% del total de nacimientos atendidos en el Hospital General de México en el periodo del 1995 al 2001), de los cuales 1 621 prematuros (67.5%) ingresaron a la UCIN; las principales causas de ingreso fueron afecciones respiratorias, 6% (membrana hialina, neumonía y asfixia); septicemia, 4.8%; aspiración de meconio, 3.5%; apnea, 3%; malformaciones, 2.1%; cardiopatías, 1.3%; y enterocolitis, 1.3%. Rincón y Aranda, en el periodo de diciembre del 2004 a junio del 2005, analizaron la información de 598 recién nacidos prematuros (31.7% del total de nacimientos registrados en la unidad hospitalaria), de los cuales 187 ingresaron a la sala de cunas de pretérmino y 307 a la UCIN con edad gestacional de 22 a 36 semanas de gestación; la ictericia multifactorial fue la primera causa de morbilidad con 65.8%, seguida por alteraciones respiratorias con 81%, hemorragia intraventricular en 22.6%, anemia del prematuro con 17.5%, sepsis en 12.1% y retinopatía del prematuro con 10.2%.32,33 La mayor parte de estas alteraciones se ha acompañado de secuelas en el desarrollo de diferentes tipos y grados de intensidad; por lo tanto, la detección y tratamiento oportunos forman parte de su prevención. PRINCIPALES ALTERACIONES DEL SISTEMA NERVIOSO EN EL PREMATURO El metabolismo cerebral depende en gran medida de la disponibilidad de oxígeno y glucosa y por ende la disminución del aporte de uno o ambos elementos altera el metabolismo del sistema nervioso. En el prematuro, las reservas de glucógeno son mínimas y por ello hay mayor riesgo de bajas cifras de glucemia con alteración rápida del funcionamiento del sistema nervioso. El grado y duración de la hipoglucemia determinan la aparición de alteraciones posteriores en el desarrollo. Un factor importante para el aporte de oxígeno y glucosa al sistema nervioso es la circulación cerebral, que está determinada por el pH, potasio, oxígeno, osmolaridad y calcio. La disminución del pH, aumento de las concentraciones de potasio, hipoxemia y el incremento de la osmolaridad propician un mayor flujo sanguíneo cerebral. Por el contrario, el aumento de los iones de calcio hace que descienda. La asfixia, alteraciones de la termorregulación, disfunción renal y aportes bajos de glucosa generados por la inmadurez, así como la atenuada autorregulación cerebral del prematuro, causan vasodilatación en la irrigación cerebral como respuesta a la hipoxemia e hipercapnia.34 PROBLEMAS HIPÓXICOS E ISQUÉMICOS La tasa nacional de mortalidad por asfixia en México en el 2004 fue de 4.59 por cada 1 000 nacidos vivos y aunque ha decrecido en los últimos años, todavía es una de las principales causas de morbimortalidad en la etapa perinatal. Alrededor del 5% de los casos se presenta antes del inicio de trabajo de parto, el 85% durante el parto y el alumbramiento; el 10% restante corresponde al periodo neonatal.35 En la asfixia perinatal se presentan hipoxia, acumulación de dióxido de carbono CO2 y acidosis progresiva. En esta alteración intervienen dos mecanismos: la hipoxia o disminución del aporte de oxígeno en la sangre y la isquemia o reducción de la perfusión sanguínea. Para determinar el estado de asfixia es necesaria la valoración de gases arteriales y cuantificación de valores específicos de PCO2, PO2, bicarbonato y exceso de base.34,36 La lesión neuronal por asfixia se debe a la persistencia del metabolismo energético anormal, con disminución de ATP, que produce modificaciones celulares, como disfunción de la bomba de ATPasa de Na+/K+ y despolarización de la membrana; esto posibilita el ingreso de Na, Ca, Cl y agua apareciendo en consecuencia edema celular citotóxico. Al decrecer el ATP se producen radicales de oxígeno libres y aumenta el glutamato como aminoácido excitatorio, que puede ocasionar la muerte neuronal inmediata o tardía. La hiperoxigenación posterior al periodo de asfixia también puede contribuir al daño neuronal, ya que incrementa la liberación de glutamato y producción de radicales de oxígeno libres.34,36 La encefalopatía es un síndrome adquirido que presenta manifestaciones clínicas consecutivas a periodos prolongados de asfixia. La edad gestacional influye en el tipo de lesión, dado que el cerebro del prematuro tiene mayor probabilidad de sufrir lesión de la sustancia blanca periventricular.31,34,36 La atención de enfermería preventiva y oportuna en la sala de partos incluye la detección de riesgo de asfixia de acuerdo con los antecedentes del embarazo, trabajo de parto y vigilancia de la frecuencia cardiaca fetal. Antes del nacimiento, la preparación del equipo de reanimación completo, verificando su adecuado funcionamiento, es una medida necesaria. Las maniobras de reanimación deben realizarse de manera inmediata para reducir el riesgo de lesión. La finalidad de la reanimación incluye ofrecer una adecuada ventilación, reducir la PCO2, aumentar la PCO2, favorecer el gasto cardiaco y reducir al mínimo el consumo de oxígeno. Al evitar la hipotermia en el niño asfixiado se reduce el riesgo de incrementar el estado de acidosis y la dificultad respiratoria con peores consecuencias.37 Una vez ingresado en la unidad de cuidados intensivos, son imprescindibles la vigilancia del neonato, manejo de las vías aéreas, apoyo ventilatorio en caso necesario, oxigenoterapia, control del desequilibrio ácido-base y regulación de la temperatura corporal. HEMORRAGIAEN EL CEREBRO INMADURO Las hemorragias intraventricular y periventricular surgen con frecuencia en los recién nacidos prematuros, se inician en la matriz germinal y pueden extenderse hacia los ventrículos. Debido a la prematurez, las paredes de los vasos y microvasos de la matriz germinal no tienen capa muscular, presentan inmadurez de las uniones interendoteliales y la lámina basal que produce menor soporte extravascular. Como ya se mencionó, la inmadurez fisiológica y factores externos que alteran la autorregulación del flujo sanguíneo cerebral pueden provocar hemorragia intraventricular.31,34,36 Algunos de los factores que pueden elevar la presión arterial y por tanto el flujo sanguíneo cerebral son hipotermia, intubación, asistencia ventilatoria, aspiración endotraqueal, infusión rápida de coloides y algunos fármacos. El recién nacido prematuro casi siempre está expuesto a estos factores de riesgo durante su manejo hospitalario.31,34 La hemorragia subependimaria/intraventricular es una complicación frecuente en los recién nacidos prematuros y tiene una incidencia aproximada de 20 a 40% en recién nacidos por debajo de 1 500 g de peso al nacimiento. Las hemorragias de grados III y IV suelen complicarse con hidrocefalia y representan un alto riesgo de mortalidad o estructuración de secuelas graves del desarrollo, ya sea motoras, cognitivas o sensoriales.38 El manejo preventivo del prematuro en la sala de cuidados intensivos incluye lo siguiente: a) Vigilancia del estado hemodinámico, saturación de oxígeno y gasometría arterial para la provisión de oxígeno suplementario de acuerdo con las necesidades del neonato; la finalidad es evitar periodos prolongados de hipoxia. b) Impedir fluctuaciones en la presión arterial. c) Infundir lentamente las soluciones y fármacos (sobre todo expansores de volumen y soluciones hipertónicas). d) Manejo ácido-base. e) Administración profiláctica de vitamina K, así como detección y corrección oportuna de alteraciones de la coagulación. f) Manejo cauteloso de la ventilación mecánica. Además del cuidado meticuloso de estos procedimientos, durante la valoración el profesional de enfermería debe estar atento a los signos y síntomas del neonato que pueden indicar la presencia de hemorragia intraventricular o paraventricular, como fontanela abultada, apnea, bradicardia, crisis convulsivas, cambios en el tono muscular o el grado de conciencia.39 HIPERBILIRRUBINEMIA Es el incremento de las concentraciones de bilirrubina que puede ocurrir en forma fisiológica o como manifestación de un proceso patológico. La bilirrubina proviene de la degradación del grupo hem (protoporfirina), que transporta y libera oxígeno molecular; funciona como catalizador con algunas enzimas; está presente en particular en la hemoglobina y mioglobina, es esencial en los procesos de respiración.31,34,36 Durante la etapa fetal, la bilirrubina se depura y excreta por la placenta y tras el nacimiento induce la activación del sistema de conjugación hepática. En la primera semana de vida extrauterina, en la mayoría de los prematuros, se observa un incremento de las concentraciones séricas de bilirrubina originado por destrucción eritrocitaria acelerada, disminución del metabolismo por insuficiencia hepática transitoria e incremento de la absorción de la circulación enterohepática. Las grandes concentraciones de bilirrubina pueden cruzar la barrera hematoencefálica e impregnar los tejidos nerviosos, sobre todo en ganglios basales, hipocampo y núcleos de los pares craneales (en particular II, IV y VIII), afectar el sistema nervioso e inducir alteraciones neurológicas importantes manifestadas por estupor, hipertonía y fiebre; a largo plazo pueden sobrevenir secuelas neurológicas como atetosis y pérdida auditiva.31,34,36 La acidosis, la hipoxia y la hipoalbuminemia pueden incrementar la toxicidad de la bilirrubina en los prematuros. Garay y Murillo, bajo la premisa de que no sólo pueden presentarse alteraciones neurológicas con cifras muy elevadas y persistentes, realizaron un estudio en el que incluyeron a 30 recién nacidos entre 33 y 39 semanas de gestación con hiperbilirrubinemia, de los cuales 20 presentaban cifras de 16 a 20 mg/dL y 10 cantidades mayores de 20 mg/dL. En seis casos se encontraron anormalidades en los potenciales evocados auditivos del tronco cerebral con lo que concluyeron que existe riesgo de alteración con cifras de bilirrubina indirecta mayor de 16 mg/dL.40 Villalobos et al., en un estudio de casos y controles de 54 recién nacidos con concentraciones de bilirrubina mayores de 10 mg/dL, 33 de los cuales fueron prematuros, encontraron como factores promotores de la hiperbilirrubinemia, incremento de la producción de bilirrubina por hemólisis en la incompatibilidad por factor Rh, ABO o grupos menores, defectos enzimáticos o estructurales de los eritrocitos. Fármacos administrados a la madre (oxitocina, nitrofurantoína, sulfonamidas) o al prematuro (dosis altas de vitamina K, paracetamol, macrólidos, penicilina), infecciones y septicemia neonatal; incremento de la bilirrubina por causas no hemolíticas, cefalohematoma, hemorragias y sangre digerida, policitemia, aumento de la circulación enterohepática por ayuno o leche materna. Disminución de la captación y conjugación hepática ictericia fisiológica, síndromes (Gilbert, Criglerg-Najjar y Lucey Driscoll), obstrucción biliar (atresia congénita), otros problemas metabólicos, anomalías cromosómicas y drogas. La vigilancia en enfermería de la prevención de la encefalopatía secundaria a la hiperbilirrubinemia consiste en el manejo acertado de la fototerapia, la exsanguinotransfusión o ambas; control y manejo de líquidos, control térmico y valoración del estado neurológico.36,37,39 INFECCIONES NOSOCOMIALES Las infecciones nosocomiales son una causa de morbilidad grave en las salas de cuidados intensivos neonatales. Se calcula que el 71.5% de estas infecciones se presenta en menores de 1 500 g de peso debido a la prematurez, peso bajo, uso prolongado de antibiótico, prescripción de esteroides y procedimientos invasivos como catéteres intravasculares, ventilación mecánica asistida y alimentación parenteral.42 En un estudio conducido en el Instituto Nacional de Perinatología en el 2005, en el que se valoró a 101 recién nacidos con peso menor de 1 500 g que presentaban sepsis nosocomial, se encontró que los principales microorganismos aislados fueron bacterias (Staphylococcus epidermidis, Enterococcus, Staphylococcus aureus y Enterobacter cloacae).43 Estas bacterias, que para el personal encargado del cuidado de los niños son inofensivas, para el prematuro pueden representar graves consecuencias. Otro estudio en la misma institución efectuado en el 2006 publicó una tasa de infecciones nosocomiales en la UCIN de 30.7 por cada 100 egresos, de los cuales el 60.2% se concentra en los menores de 1 000 g. Los principales microorganismos causantes informados fueron bacilos gramnegativos y las alteraciones con mayor incidencia fueron la sepsis con 24 casos y la neuroinfección con nueve casos.44,45 En esta perspectiva, se puede determinar que todos estos factores de riesgo también pueden contribuir a la incidencia de neuroinfecciones, en especial la meningitis bacteriana que casi siempre es precedida por bacteriemia. La vía de entrada de microorganismos patógenos puede ser la hematógena a través de la placenta, transuterina por microbios de la flora vaginal o perineal y por contacto e ingreso de patógenos del medio ambiente. Al ingresar las bacterias al sistema nervioso central liberan toxinas que precipitan una reacción inflamatoria, lo que ocasiona lesión endotelial y aumento de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, con aparición de edema vasogénico. La respuesta de los neutrófilos y la activación de aminoácidos excitatorios producen el edema citotóxico y obstruyen la circulación del líquido cefalorraquídeo por el edema, hipertensión intracraneal, disminución del flujo sanguíneo cerebral con insuficiente aportede oxígeno y por tanto formación de áreas isquémicas difusas o focales que pueden progresar a infartos.34,36 Las medidas que realiza el profesional de enfermería y la estricta observación de los procedimientos preventivos incluyen la promoción del lavado de manos con técnica institucional estricta para toda persona que ingrese a la sala de cuidados intensivos y seguimiento escrupuloso de los protocolos institucionales para la prevención de infecciones intrahospitalarias. Toda vez que se presenta el proceso infeccioso se requiere la administración de antibióticos y la aplicación de las reglas básicas para la administración segura de fármacos, mantenimiento de un entorno térmico neutro, suministro de soporte respiratorio, vigilancia del estado hemodinámico, aporte adecuado de nutrientes y, en caso de alimentación enteral, vigilar tolerancia, aporte de líquidos, corrección de hipoglucemia o hiperglucemia, desequilibrio ácido-base, hiponatremia e hipocalcemia.37,39 CRISIS CONVULSIVAS NEONATALES Las crisis convulsivas en el periodo neonatal pueden indicar una disfunción grave del sistema nervioso inmaduro. En los neonatos, su presencia difiere en relación con los pacientes mayores, ya que son breves y sutiles; en consecuencia, es necesario ser muy cuidadoso al determinar el diagnóstico porque algunos comportamientos normales pueden confundirse con crisis convulsivas; por tal motivo es recomendable realizar polisomnografía o electroencefalograma para la confirmación del diagnóstico. Se han descrito las siguientes categorías para reconocer la presencia de crisis convulsivas neonatales: a) Convulsiones sutiles o fragmentarias. Se presentan con actividad facial repetitiva, movimientos inusuales de pedaleo, fijación anómala de la mirada o disfunción autónoma. b) Convulsiones clónicas. Consisten en movimientos rítmicos de grupos musculares con una distribución focal o multifocal. Se observan movimientos rápidos seguidos de movimientos lentos que pueden distinguirse de los movimientos no epilépticos o temblores porque al realizar flexión del miembro afectado no hay supresión del movimiento. La actividad clónica puede afectar cualquier músculo de la cara, las extremidades o el tronco. c) Convulsiones tónicas. Este tipo de crisis se caracteriza por flexión o extensión sostenida de grupos musculares axiales o apendiculares. Pueden presentarse giros focales de la cabeza y los ojos, así como flexión o extensión tónica de una extremidad. d) Convulsiones mioclónicas. Son sacudidas rápidas y aisladas que afectan la musculatura de la línea media o una sola extremidad, ya sea en forma generalizada o multifocal. Las crisis convulsivas neonatales pueden deberse a una gran variedad de trastornos y la posibilidad de determinar la causa puede ser esencial tanto para el tratamiento como para el establecimiento de un pronóstico neurológico.36 La actividad convulsiva se ha identificado en presencia de hipoglucemia, hipocalcemia, enfermedad cerebrovascular, hemorragia parenquimatosa y encefalopatía posterior a asfixia e infecciones. Para el manejo de las crisis convulsivas neonatales, en primera instancia, se deben cuantificar las concentraciones de glucosa, calcio y magnesio para corregir cualquier posible alteración. Otros estudios de laboratorio que deben solicitarse son biometría hemática para descartar infección o policitemia, análisis de líquido cefalorraquídeo en busca de meningitis bacteriana o hemorragias, tamiz metabólico, así como estudios de gabinete (ultrasonido, TAC o IMR).39 El tratamiento depende de la causa; se deben corregir las alteraciones detectadas y proporcionar tratamiento anticonvulsivo. Los principales fármacos antiepilépticos utilizados en neonatos son: el fenobarbital, fenitoína y benzodiazepinas, como diacepam y midazolam. Algunos efectos adversos de estos fármacos son depresión respiratoria, hipotensión (si se administra con mucha rapidez) y letargo.36,39 SECUELAS NEUROLÓGICAS EN EL PREMATURO Como ya se ha mencionado, la estructuración de secuelas neurológicas tiene una relación inversa con el grado de prematurez. A partir de 1980 se observó un incremento de la supervivencia del recién nacido prematuro extremo (menor de 30 semanas de gestación o 1 000 g de peso al nacimiento) propiciado por el uso de esteroides prenatales, aplicación de surfactante y avances tecnológicos en las incubadoras, monitores y ventiladores de alta frecuencia, así como una mejor preparación y especialización del personal a cargo de su cuidado. Sin embargo, esta supervivencia está condicionada a múltiples factores inherentes a la prematurez y las dificultades para la adaptación a la vida extrauterina, además de factores ambientales, situaciones que pueden incidir de manera negativa en el proceso del desarrollo neurológico. El neurodesarrollo se rige por una serie de leyes filogenéticas y ontogenéticas con periodos de mayor vulnerabilidad ante factores internos y externos que pueden modificar su curso. La alteración estructural y funcional del sistema nervioso depende de la etapa de desarrollo en la que se presenta y de la duración o tiempo de exposición al episodio adverso. Una vez controlado el proceso mórbido causante del daño estructural, persiste una lesión residual que puede ocasionar a corto, mediano o largo plazos una secuela, manifestada por parálisis cerebral, deficiencia mental, alteraciones visuales y auditivas, crisis convulsivas, problemas del lenguaje y aprendizaje, entre otros.28,29 En un estudio longitudinal, realizado en un hospital del estado de Jalisco en México en 1986, en el cual se comparó el crecimiento y desarrollo de 179 niños prematuros y 174 niños de término, se encontró que 1 de cada 5 niños prematuros presentaba problemas en el desarrollo en comparación con los de término, en los cuales se presentaron en 1 de cada 10.46 En Londres, en un protocolo de seguimiento de los prematuros extremos, se registró una incidencia de 93% de alteraciones neurológicas en niños de 23 semanas de gestación, 67% en los nacidos entre 24 y 25 semanas de gestación y 26% en mayores de 25 semanas de gestación; lo que indica que el grado de inmadurez se relaciona de forma directa con la frecuencia de secuelas. En EUA se notificó que de los recién nacidos de 22 a 26 semanas de gestación atendidos en hospitales de tercer nivel, el 25% presentó secuelas en el desarrollo y de ellas el 17 a 21% correspondió a deficiencia mental, 12 a 15% a parálisis cerebral, 5 a 8% a ceguera y 3 a 5% a sordera.47 En España, en un seguimiento efectuado en 1998 y 1999 de recién nacidos menores de 1 500 g, se observó que el 20% presentó secuelas, el 8% de ellos con secuelas graves, el 1% moderadas y el 10% leves; de los 89 prematuros que recibieron seguimiento, 13 presentaron alteraciones en la función visual relacionada con retinopatía, ocho con sordera bilateral profunda, 1 con sordera unilateral profunda y seis con alteraciones auditivas leves. En cuanto al desarrollo, en dos se detectaron trastornos de conducta, cinco con parálisis cerebral y retardo global grave y cuatro con retraso global leve. Además, se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas entre las secuelas y la edad gestacional. En otros hallazgos, en cuanto al daño estructural se diagnosticó hemorragia cerebelosa, hemorragia intraventricular de grados II, III y IV, leucomalacia periventricular e hiperecogenicidad de globos pálidos.48 En la Clínica de Seguimiento del Hospital Infantil de México Federico Gómez, en el periodo de 2001 a 2004, se publicó que el 6% de los recién nacidos de muy bajo peso al nacer sufría retinopatía del prematuro y un 5% hipoacusia moderada a grave bilateral.45 De acuerdo con los estudios de seguimiento de prematuros, las hemorragias subependimaria o intraventricular constituyen las principales causas de daño neurológico. En un estudio conducido en el Instituto Nacional de Perinatología en 129 niños con hemorragias de grados I, II, III y IV se notificó que el 58% presentó alteraciones neurológicas de gravedad
Compartir