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659 Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales INCONTINENCIA ANAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 659 Epidemiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 659 Fisiopatología de la defecación y la continencia anal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 660 Riesgos de incontinencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 662 Diagnóstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 662 Anamnesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 663 Exploración física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 664 Pruebas diagnósticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 665 Tratamiento no quirúrgico . . . . . . . . . . . . . . . . . 669 Tratamiento quirúrgico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 670 TRASTORNOS ANORRECTALES FUNCIONALES . . . . . . . . 672 FÍSTULA RECTOVAGINAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 673 Definición y clasificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 673 Diagnóstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 673 Tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 674 BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 675 INCONTINENCIA ANAL La incontinencia anal (AI, anal incontinence) es la salida involun- taria de fl atos, heces sólidas o líquidas que causan un problema social o higiénico (Abrams, 2005). Este trastorno puede alterar la autoimagen y causar aislamiento social, lo que afecta mucho a la calidad de vida (Johanson, 1996; Perry, 2002). Además, la AI ocasiona altos costos para las pacientes y para el sistema de salud (Whitehead, 2001). La defi nición de la incontinencia anal incluye incontinencia de fl atos, a diferencia de la incontinencia fecal (FI, fecal incontinence). El rezumamiento mucoide anal no se incluye en ninguna de las dos defi niciones. Este tipo de escape fecal se desarrolla en aquellas con esfínter anal funcional y función cognitiva intacta. Por lo general se relaciona con enfermedad orgánica del colon o sensibilidad die- tética (Abrams, 2005). ■ Epidemiología La incontinencia anal es frecuente y afecta a todos los grupos de edad. A diferencia de lo que antes se creía, afecta en forma simi- lar a varones y mujeres (Heymen, 2009; Madoff , 2004; Nelson, 2004). La prevalencia de AI aumenta con la edad, hay informes de que llega a 46% en mujeres ancianas internadas en institucio- nes (Nelson, 1998). En una revisión sistemática de la bibliografía, Macmillan et al. (2004) informaron que la prevalencia estimada de AI entre adultos varía entre 2 y 24% si se incluye la incontinencia de fl atos, y entre 0.4 y 18% si no se incluye. Las amplias varia- ciones se atribuyen a las diferencias en la defi nición, la edad del grupo estudiado y la falta de cuestionarios validados. En un estudio multicéntrico que incluyó siete sitios distintos en Estados Unidos, Boreham et al. (2005) publicaron la prevalencia, factores de riesgo e impacto en la calidad de vida de la AI en las mujeres de 18 a 65 años de edad que se presentaban para atención ginecológica por enfermedades benignas. La prevalencia general de AI en este grupo fue de 28%. En un estudio reciente realizado por la Pelvis Floor Disorders Network, se agregó una escala de la gravedad de la FI a la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) en 2005- 2006 (Rockwood, 1999; Whitehead, 2009). La prevalencia estimada de FI en la muestra nacional representativa de adultos estadounidenses no recluidos fue de 8.3% (18 millones) y consis- tió en incontinencia de evacuaciones líquidas en 6.2%, moco en 3.1% y evacuaciones sólidas en 1.6%. Esta encuesta confi rmó la CAPÍTULO 25 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 65925_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 659 06/09/13 21:3506/09/13 21:35 660 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 relación tan estrecha entre la FI y la edad. La prevalencia de la FI aumentó 2.6% en aquellos entre los 20 y 30 años de edad y se elevó hasta 15.3% en los individuos de 70 años o mayores. ■ Fisiopatología de la defecación y la continencia anal La defecación normal y la continencia anal son procesos complejos que requieren de un esfínter anal competente; sensibilidad anorrec- tal normal; capacidad y distensibilidad rectal normales, y control consciente. Complejo del esfínter anal Este complejo neuromuscular está formado por los esfínteres ana- les interno y externo, y por el músculo puborrectal (fi gs. 38-9, pág. 925 y 38-21, pág. 937). De éstos, el esfínter anal interno (IAS, internal anal sphincter) se compone de los 3 a 4 cm distales de la capa muscular lisa circular del colon. Está inervado por el sistema FIGURA 25-1. Inervación del complejo del esfínter anal. A. El esfínter anal externo es inervado por el nervio pudendo. B. La inervación de los músculos del piso pélvico femenino proviene de ramas directas de S3-S5. Ramas del nervio perineal hacia los músculos estriados del esfínter urogenital Nervio dorsal del clítoris Membrana perineal (la ventana muestra los músculos periuretrales en el espacio profundo del triángulo perineal anterior) Tuberosidad isquiática Nervio cutáneo femoral posterior Músculo glúteo mayor Músculos elevadores del anoAnoMúsculo del esfínter anal externo Nervio rectal inferior Nervio pudendo Nervio perineal Músculo perineal transverso superficial Músculo bulbocavernoso Músculo isquiocavernoso Labio menor Ramas de los nervios genitofemoral e ilioinguinal Vasos iliacos comunes Vasos iliacos internos Nervio pudendo Arteria pudenda interna Nervio del elevador del ano Músculo coccígeoMúsculo iliococcígeo Arco tendinoso de fascia pélvica Músculo obturador interno Vasos y nervio obturador Vasos iliacos externos 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66025_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 660 06/09/13 21:3506/09/13 21:35 661Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 nervioso autónomo y ejerce 70 a 85% de la presión en reposo del conducto anal (Frenckner, 1975). Como resultado, el IAS contri- buye mucho al mantenimiento de la continencia fecal en reposo. El esfínter anal externo (EAS, external anal sphincter) consiste en músculo estriado y está inervado sobre todo por fi bras motoras somáticas que viajan en la rama rectal inferior del nervio pudendo (fig. 25-1A). El EAS ejerce la presión de compresión del conducto anal y es el principal encargado de mantener la continencia fecal cuando ésta se pone a prueba. A veces, la presión de compresión puede ser voluntaria o inducida por el aumento de la presión intra- abdominal. Además, aunque el tono del esfínter en reposo casi siempre se atribuye al IAS, el EAS mantiene un estado constante de contracción en reposo y es probable que mantenga cerca de 25% de la presión anal de reposo. Sin embargo, durante la defecación el EAS se relaja para permitir el paso de las heces. El músculo puborrectal es parte del complejo muscular del ele- vador del ano y está inervado desde su superfi cie pélvica por eferen- tes directas de la tercera, cuarta y quinta raíces del nervio sacro (fi g. 25-1B) (Barber, 2002). Su tono constante contribuye a mantener el ángulo anorrectal, que ayuda a impedir que el contenido rectal llegue al ano (fi g. 38-10, pág. 926). Similar al EAS, este músculo puede contraerse en forma voluntaria o como respuesta a aumentos súbitos en la presión abdominal. La participación del músculo puborrectal en el mantenimiento de la continencia fecal aún es tema de controversia. Sin embargo, se aprecia mejor en mujeres que conservan la continencia de heces sólidas a pesar de la ausencia de la parte anterior de los esfínteres externo e interno, como puede observarse en aquellas con lacera- ciones crónicas de cuarto grado (fig. 25-2). Cuando se conserva la función normal de este músculo, la evacuación casi siempre se relaciona con un ángulo anorrectal mayor (omenos obtuso) con- forme el puborrectal se relaja. Por el contrario, la contracción para- dójica del músculo puborrectal durante la defecación puede alterar la evacuación. Además, la atrofi a de este músculo se relaciona con incontinencia fecal (Bharucha, 2004). Sensibilidad anorrectal La inervación del recto y conducto anal proviene de los plexos nerviosos autonómicos rectales superior, medio e inferior que con- tienen componentes simpáticos y parasimpáticos, así como de ner- vios intrínsecos presentes en la pared anorrectal (fi g. 38-13, pág. 929). Además, la rama rectal inferior del nervio pudendo emite señales sensoriales del conducto anal inferior y la piel perianal. Los receptores sensoriales dentro del conducto anal y los músculos del piso pélvico pueden detectar la presencia de materia fecal en el recto, así como el grado de distensión rectal. A través de estas vías neurales, la información sobre la distensión y el contenido rectal puede transmitirse y procesarse, además permite coordinar la mus- culatura esfi nteriana. El refl ejo inhibitorio rectoanal (RAIR, rectoanal inhibitory refl ex) se refi ere a la relajación transitoria del IAS y la contracción del EAS inducida por la distensión rectal cuando la materia fecal llega al recto. Este refl ejo está mediado por los nervios intrínsecos de la pared anorrectal y permite que la parte superior del conducto anal con abundante inervación sensorial “obtenga información” del contenido rectal (Whitehead, 1987). La “obtención de informa- ción” se refi ere al proceso en el que el IAS se relaja, a menudo de manera independiente de la distensión rectal, lo que permite que el epitelio anal corrobore si el contenido del recto es gas, líquido o heces sólidas (Miller, 1988). Después de integrar esta información, puede producirse la defecación en la situación social adecuada. Por el contrario, si se requiere, la defecación casi siempre puede posponerse, ya que el recto puede dar cabida a su contenido y el EAS, el músculo puborrectal o ambos pueden contraerse en forma voluntaria. Sin embargo, si la sensibilidad rectal no es normal, el contenido puede entrar al conducto anal y escapar antes que el EAS pueda con- traerse (Buser, 1986). La valoración del RAIR permite aclarar la causa subyacente de la incontinencia anal. Este refl ejo no existe en aquellos con agan- glionosis congénita (enfermedad de Hirschsprung), pero se con- serva en pacientes con lesiones de la cola de caballo y después de una sección medular (Bharucha, 2006). Acomodación y distensibilidad rectal Después de obtener información con respecto al contenido anal, el recto puede relajarse para incrementar su volumen en un pro- ceso conocido como acomodación. El recto es un reservorio muy distensible que ayuda al almacenamiento de las heces. Cuando aumenta el volumen rectal, se percibe la urgencia para defecar. FIGURA 25-2. Laceración crónica de cuarto grado con ausencia com- pleta del cuerpo perineal y la porción anterior del esfínter anal externo (deformidad cloacal). Los hoyuelos cutáneos en la posición de las 3:00 y las 9:00 según las manecillas del reloj (flechas) indican el sitio de los extremos retraídos del esfínter anal externo. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66125_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 661 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 662 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 La lesión del sistema nervioso en los pacientes con lesión medu- lar, cirugía de columna, esclerosis múltiple, diabetes o accidente vascular cerebral, provoca una acomodación defi ciente, hiposen- sibilidad, deterioro de refl ejos y miopatía. Por último, se observa también hiposensibilidad rectal durante el proceso normal de enve- jecimiento. En la encuesta de NHANES, la FI no se relacionó signifi cativa- mente con la raza ni la etnia, el grado de educación, el ingreso ni el estado civil después de hacer los ajustes por edad (Whitehead, 2009). Los factores de riesgo independientes en la mujer compren- den edad avanzada, evacuaciones líquidas o diluidas, enfermedades crónicas múltiples e incontinencia urinaria. ■ Diagnóstico La identifi cación precisa de la causa subyacente y la valoración exacta de la gravedad de los síntomas son esenciales antes de elegir un plan terapéutico apropiado. La anamnesis completa y la explo- Si esta urgencia se suprime en forma voluntaria, el recto se relaja para continuar la acomodación fecal. La pérdida de distensibilidad reduce la capacidad de la pared rectal para dar cabida a la materia fecal y como resultado, la presión de la pared rectal permanece alta. Esto impone mayores demandas para los otros componentes del mecanismo de continencia, como el complejo del esfínter anal. La distensibilidad rectal se calcula midiendo la sensibilidad y el volumen máximo tolerado en un globo lleno con líquido duran- te la manometría anorrectal (pág. 665). La distensibilidad rectal puede disminuir en aquellos con proctitis ulcerosa y por radiación. En contraste, puede haber aumento de la distensibilidad en ciertos pacientes con estreñimiento, lo que podría indicar un megarrecto. ■ Riesgos de incontinencia Las causas de AI y trastornos de la defecación son diversos y es probable que sean multifactoriales. Estas alteraciones aparecen si se afectan los componentes estructurales o funcionales de la continen- cia y los mecanismos de la defecación (cuadro 25-1). Obstétricos En mujeres jóvenes en edad fértil, la relación más frecuente con la AI es el parto vaginal y el daño a los músculos del esfínter anal (Snooks, 1985; Sultan, 1993; Zetterstrom, 1999). Este daño puede ser mecánico o neuropático y es posible que cause incontinencia fecal y de fl atos temprana. Los índices de desgarro del esfínter durante partos vaginales en Estados Unidos varía entre 6 y 18% (Fenner, 2003; Handa, 2001). Un estudio multicéntrico reciente realizado por la Pelvic Floor Disorders Network valoró en forma prospectiva el estado de continencia intestinal en primíparas que parieron después de un embarazo a término en Estados Unidos. Sus resultados mostra- ron que tanto seis semanas como seis meses después del parto, las mujeres que sufrieron desgarros del esfínter anal durante el parto vaginal tenían un riesgo dos veces más alto de FI y ésta era más intensa que en mujeres con parto vaginal sin evidencia de lesión del esfínter (Borello-France, 2006). En contraste, un estudio retros- pectivo valoró a 151 mujeres con antecedentes obstétricos diversos que habían parido 30 años antes. Las mujeres que habían sufrido una lesión del esfínter tenían más probabilidad de incontinencia de fl atos “molesta”, pero no tenían mayor riesgo de FI que las mujeres que se habían sometido a episiotomía aislada ni aquellas que se sometieron a cesárea (Nygaard, 1997). Por lo tanto, otros mecanismos vinculados con el embarazo y el envejecimiento quizá también puedan contribuir a la AI no obs- tante el tipo de parto o el desgarro del esfínter anal Otros factores Los trastornos infl amatorios intestinales y la radioterapia del recto pueden provocar menor elasticidad y pérdida de acomodación. De estos pacientes, aquellos con enfermedad intestinal infl ama- toria y diarrea crónica frecuentemente son los más afectados. Es más difícil contener las evacuaciones líquidas que las sólidas y, por lo tanto, estas mujeres pueden desarrollar FI incluso si los demás componentes del mecanismo de la continencia se encuentren ínte- gros. Por otro lado, el estreñimiento crónico con gran esfuerzo para defecar lesiona las partes musculares o nerviosas del mecanismo es- fi nteriano. Asimismo, otras lesiones neuromusculares de los múscu- los puborrectal o del esfínter anal, como el que acompaña al pro- lapso de los órganos pélvicos, pueden ocasionar AI. CUADRO 25-1. Factores de riesgo para incontinencia fecal Obstétricos Multiparidad Daño del esfínter anal Otros trastornos médicos Edad avanzada Aumento de índice de masa corporal Estado posmenopáusicoDiabetes Hipertensión crónica Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Apoplejía Esclerodermia Antecedente de radioterapia pélvica Medicamentos Uroginecológicos Incontinencia urinaria Prolapso de órgano pélvico Gastrointestinales Estreñimiento Diarrea Urgencia fecal Intolerancia alimentaria Síndrome de colon irritable Antecedente de absceso o fístula anal Antecedente de cirugía anal Neuropsiquiátricos Lesión de médula espinal Enfermedad de Parkinson Antecedente de cirugía espinal Esclerosis múltiple Miopatías Disfunción cognitiva Psicosis 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66225_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 662 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 663Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 la AI debe diferenciarse de la incontinencia sin conciencia, ya que se relacionan con alteraciones subyacentes distintas. Por ejemplo, la urgencia sin incontinencia puede refl ejar incapacidad del reser- vorio rectal para almacenar heces y no un trastorno del esfínter. Diarios de pacientes y cuestionarios validados. Estas herramientas se han diseñado con la fi nalidad de reducir los sesgos en los recuerdos de las pacientes y ayudar a estandarizar las pun- tuaciones de AI. Se han diseñado diversos sistemas para califi car la incontinencia que proporcionan medidas objetivas del grado de incontinencia de las pacientes. Las clasifi caciones sintomáti- cas más utilizadas son cuatro: la Pescatori Incontinence Score; la Wexner (Cleveland Clinic) Score; la St. Marks (Vaizey) Score; y el Fecal Incontinence Severity Index (FISI) (cuadros 25-2 y 25-3) (Jorge, 1993; Pescatori, 1992; Rockwood, 1999; Vaizey, 1999). De éstos, la Vaizey Score y el FISI incluyen ponderación sintomá- tica. La apreciación de la magnitud sintomática según el paciente ración física siempre deben ser el primer paso en la valoración de pacientes con AI; a menudo permite identifi car problemas corre- gibles. Después de la exploración, casi siempre se realiza ecografía endoanal para identifi car los defectos anatómicos en el esfínter anal susceptibles a tratamiento quirúrgico. Pueden agregarse otras pruebas específi cas que se describen más adelante, según las indi- caciones clínicas. Sin embargo, como los resultados quirúrgicos actuales son inferiores a lo óptimo, la mayoría de las pacientes, incluso aquellas con defectos anatómicos, al principio se tratan con medidas conservadoras. Anamnesis La anamnesis debe incluir duración y frecuencia de la incontinen- cia; consistencia de las heces, horario de los episodios de incon - tinencia, utilización de protección sanitaria e impacto social de la in conti nencia. Además, las preguntas deben dirigirse a los factores de riesgo indicados en el cuadro 25-1. Un dato importante es que CUADRO 25-2. Índice de gravedad de incontinencia fecal Dos o más veces al día Una vez al día Dos o más veces a la semana Una vez a la semana Una a tres veces al mes Nunca Gas □ □ □ □ □ □ Moco □ □ □ □ □ □ Heces líquidas □ □ □ □ □ □ Heces sólidas □ □ □ □ □ □ Tomado con autorización a partir de Rockwood, 1999. CUADRO 25-3. Puntuación de incontinencia de St. Marks (Vaizey) Nuncaa Rara vezb Algunas vecesc Semanald Diarioe Incontinencia para heces fecales sólidas 0 1 2 3 4 Incontinencia para heces fecales líquidas 0 1 2 3 4 Incontinencia para gas 0 1 2 3 4 Alteración en el estilo de vida 0 1 2 3 4 Necesidad de utilizar una toalla o tapón No 0 Sí 2 Uso de fármacos contra el estreñimiento 0 2 Imposibilidad de diferir la defecación durante 15 min 0 4 a Nunca = sin episodios en las últimas 4 semanas. b Rara vez = un episodio en las últimas 4 semanas. c Algunas veces = más de un episodio en las últimas 4 semanas pero menos de uno por semana. d Semanal = 1 o más episodios por semana pero menos de 1 por día. e Diario = 1 o más episodios por día. Agregue un punto en cada fila: puntuación máxima = 0 = continencia perfecta, puntuación máxima = 24 = completamente incontinente Tomado con autorización a partir de Vaizey, 1999. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66325_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 663 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 664 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 Escala de heces de Bristol. Esta clasifi cación se utiliza por lo general para establecer la consistencia de las heces fecales de la paciente (Lewis, 1997). Consta de siete descripciones de carac- terísticas de las heces fecales e incluye dibujos de cada tipo (fig. 25-3) (Degen, 1996; Heaton, 1994). Se ha demostrado que esta clasifi cación de las heces fecales se correlaciona con ciertas medidas objetivas del tránsito intestinal (Heaton, 1994). Exploración física La exploración debe iniciar con la inspección cuidadosa del ano y el perineo, con búsqueda de manchas fecales, cicatrices, longitud del cuerpo perineal, hemorroides, verrugas anales, prolapso rectal, signo de cola de paloma u otras alteraciones anatómicas (fig. 25-4). La piel perianal se frota suavemente con un aplicador de algodón para valorar el refl ejo anal cutáneo, que en términos coloquiales se conoce como guiño anal. Este hallazgo equivale a una valoración general de la integridad del nervio pudendo (cap. 23, pág. 618). incrementa la utilidad de FISI frente a otras escalas de puntua- ción. El potencial de la clasifi cación de Vaizey para incorporar un componente de urgencia fecal convierte a esta escala en la ideal para ciertos estudios clínicos. Además de magnitud sintomática, es importante que la AI tam- bién incluya su repercusión en la calidad de vida de la paciente. El cuestionario validado sobre la calidad de vida por incontinencia fecal (FI-QOL, fecal incontinence quality of life) es una herramienta de 29 preguntas diseñada para valorar la repercusión de la incon- tinencia fecal en el estilo de vida, las conductas para afrontarla, la depresión y la autopercepción, así como la vergüenza (cua- dro 25-4) (Rockwood, 2000). Existen otras escalas para valorar la calidad de vida, pero se utilizan con menos frecuencia como el Modifi ed Manchester Health Questionnaire y el Gastrointestinal Quality of Life Index (Kwon, 2005; Sailer, 1998). Estos cuestio- narios validados se pueden utilizar en forma diagnóstica y además después del tratamiento para vigilar la respuesta. CUADRO 25-4. Escala de calidad de vida con incontinencia fecal Escala 1: estilo de vida No puedo hacer muchas de las cosas que quiero hacer. Tengo miedo de salir. Es importante planear mi horario (actividades cotidianas) tomando en consideración el patrón de evacuaciones. Limito lo que como antes de salir. Me resulta difícil salir y hacer cosas como ir al cine o a la iglesia. Evito viajar en avión o tren. Evito los viajes. Evito las visitas a mis amigos. Evito salidas a comer. Evito pasar la noche fuera de casa. Escala 2: comportamiento/enfrentamiento de la situación Tengo relaciones sexuales con menor frecuencia de lo que quisiera. Siempre tengo presente la posibilidad de accidentes intestinales. Siento que no tengo control sobre mis evacuaciones. Cuando voy a un sitio nuevo, localizo específicamente dónde están los baños. Me preocupa no ser capaz de llegar al baño a tiempo. Me preocupo por los accidentes intestinales. Intento prevenir los accidentes intestinales permaneciendo muy cerca de un baño. No puedo contener la evacuación el tiempo suficiente para llegar al baño. Siempre que estoy fuera de casa, intento permanecer cerca de un baño lo más posible. Escala 3: depresión/percepción personal En general, cómo calificaría su salud: Temo tener actividad sexual. Me siento distinta a otras personas. Disfruto menos de la vida. Siento que no soy una persona saludable. Me siento deprimida. Durante el mes pasado, ¿sintió tristeza, desaliento, desesperanza o tuvo tantos problemas que se preguntó si algo valía la pena? Escala 4: vergüenza La materia fecal se sale sin que me dé cuenta siquiera. Me preocupa que los demás perciban el olor fecal en mí. Me siento avergonzada. Adaptado con autorizacióna partir de Rockwood, 2000. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66425_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 664 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 665Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 Manometría anorrectal. Durante esta prueba se inserta en el recto un pequeño tubo fl exible con punta de globo infl able y trans- ductor de presión. Se miden las presiones de reposo y de com- presión del conducto anal en puntos crecientes mientras el globo se retira despacio del recto (fig. 25-6). Como prueba adicional, también pueden medirse las presiones mientras la paciente simula la defecación y expulsa la punta de globo del catéter. En suma, la manometría anorrectal permite la valoración de: 1) función del esfínter anal, 2) refl ejos, 3) distensibilidad rectal y 4) sensibilidad rectal (cuadro 25-5). Durante la valoración de los esfínteres, la manometría hace una medición objetiva de la presión en reposo del IAS y la presión de compresión del EAS. Las lecturas bajas de presión sugieren inte- rrupción estructural, miopatía o neuropatía. Los refl ejos del esfínter también se valoran durante las medi- ciones de presión. Mientras se insufl a el globo, la distensión rectal debe acompañarse de relajación del IAS mediante el RAIR (pág. 661). La distensibilidad y sensibilidad rectales pueden determinarse mediante la infl ación secuencial de un globo rectal a varios volú- menes. La disminución de la distensibilidad se nota por la incapa- cidad para infl ar un globo hasta los volúmenes típicos sin molestia para la paciente. Esto indica que el reservorio rectal es incapaz de almacenar heces en forma apropiada. Así, el descenso en la percep- ción de la insufl ación del globo indica neuropatía. Una de las principales limitaciones de la manometría es que pueden obtenerse valores normales en las pacientes incontinentes y viceversa. A pesar de esta desventaja, la manometría anal tiene un papel importante en la valoración de la incontinencia anal. Con el examen rectal digital se puede valorar el tono de reposo del IAS, obtener una muestra para sangre evidente u oculta y pal- par masas o impacción fecal. Además, puede hacerse una valora- ción subjetiva de la presión de compresión durante la contracción voluntaria del EAS alrededor del dedo insertado en el recto (con guantes). Por último, cuando la paciente realiza la maniobra de Valsalva puede hacerse la inspección para detectar descenso exce- sivo del cuerpo perineal, prolapso de la pared vaginal o prolapso rectal (fi g. 25-5). Pruebas diagnósticas Enema. Una enema con agua corriente es una prueba sencilla para determinar si existe incontinencia real. La materia fecal líquida es más difícil de controlar que la sólida, por lo que es improbable que las pacientes que pueden retener el contenido de la enema por varios minutos tengan FI signifi cativa. En estos casos, deben buscarse otras causas para los síntomas. Tipo 1 Tipo 2 Tipo 3 Tipo 4 Tipo 5 Tipo 6 Tipo 7 FIGURA 25-3. Escala de heces de Bristol. Las heces fecales se clasifi- can según su forma y textura. (Reimpresa de Lewis, 1997.) FIGURA 25-4. Fotografía que muestra el signo de la cola de paloma, que se crea por la interrupción de la parte anterior del esfínter anal externo (EAS). Los colgajos cutáneos radiales casi siempre se forman por la unión de la piel con el EAS, pero a menudo están ausentes desde las 10:00 hasta las 2:00 según las manecillas del reloj (*) en las mujeres con esta lesión. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66525_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 665 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 666 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 sonda, que se cubre con un condón antes de introducirla en el ano. Esta herramienta permite diagnosticar defectos del esfínter anal anterior en las mujeres con antecedente conocido de desgarro del esfínter anal y en la que sufrieron defectos diagnosticados o no al momento del parto. Antes de utilizar con tanta frecuencia la ecografía endoanal, las mujeres con estos defectos “ocultos” —esto es, que se diagnostican únicamente por vía ecográfi ca— del esfínter Ecografía endoanal (EAUS, endoanal ultrasonography). También conocida como sonografía transanal, esta técnica fue introducida en 1989 y ahora constituye la principal técnica image- nológica diagnóstica para valorar la integridad, espesor y longitud del IAS y EAS (fig. 25-7). Esta técnica utiliza una sonda rotatoria con un transductor ≥10 MHz, que permite la valoración de 360° del conducto anal. Se aplica gel para ecografía en la punta de la A B FIGURA 25-5. Paciente en reposo (A) y con maniobra de Valsalva (B); prolapso rectal de espesor total que sobresale por el orificio anal. A B FIGURA 25-6. Tubo y globo para manometría, vacío (A) y después de insuflarlo (B). 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66625_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 666 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 667Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 cia, el espesor del cuerpo perineal ≤10 mm se asociaba a defectos del esfínter en 97% de los casos, mientras que el espesor del cuerpo perineal de 10 a 12 mm se acompañaba de defectos del esfínter en 33% de las pacientes con FI. El espesor del cuerpo perineal >12 mm se relacionaba rara vez con estos defectos. anal, se consideraban dentro del grupo con FI “idiopática” y no se consideraban candidatas para una corrección quirúrgica. Además de los esfínteres anales, esta técnica obtiene imágenes del músculo puborrectal y del cuerpo perineal. Oberwalder et al. (2004) demostraron que en un grupo de mujeres con incontinen- IAS EAS A B FIGURA 25-7. Ultrasonografía endoanal de una mujer con esfínteres anales normales (A) y con defectos anteriores en los músculos de los esfín- teres anales externo e interno (B). Las líneas punteadas y las flechas en la sección B indican los extremos del EAS desgarrado. IAS, esfínter anal interno; EAS, esfínter anal externo. CUADRO 25-5. Pruebas funcionales para pacientes con incontinencia fecala Manometría Factores de relevancia en la FI Presión anal de reposo Presión de compresión anal Percepción rectal Distensibilidad rectal Defecografía EAUS EMG Esfínteres anales Interno + + Externo + + + Puborrectal + + Recto Percepción + Distensibilidad + Función de reservorio + + + Megarrecto + + Piso pélvico Descenso perineal + Ángulo anorrectal + Neural Nervio pudendo + + a El signo (+) indica un resultado apropiado para un componente particular de continencia. EAUS, ecografía endoanal; EMG, electromiografía; FI, incontinencia fecal. Tomado con autorización a partir de Hinninghofen, 2003. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66725_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 667 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 668 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 electrodos con forma de agujas a través de la piel e intramuscu- larmente, y estos electrodos detectan la actividad eléctrica que se observa en forma de una gráfi ca. Durante la valoración de la IA, la EMG se utiliza para valorar la integridad neuromuscular del EAS y el músculo puborrectal. De manera específi ca, si se miden los potenciales de acción de unidades motoras musculares, la EMG ayuda a establecer las porciones de estos músculos que se contraen y relajan en forma adecuada. Además, después de una lesión, el músculo sufre desnervación parcial o completa y posteriormente se reinerva en forma compensadora. La EMG permite identifi car patrones que son característicos de esta desnervación y reinervación. Para realizar la EMG se utiliza un electromiógrafo de aguja concéntrica, fi bra única o superfi cie. En la investigación se utilizan principalmente los de aguja, mientras que los de superfi cie se uti- lizan con más frecuencia en la práctica clínica. A diferencia de los electrodos con forma de aguja, los electrodos en forma de parches superfi ciales se colocan sobre las regiones de piel más oscura del ano, son menos molestos para elpaciente y no conllevan riesgo de infección. La EMG con aguja ofrece información útil sobre la inervación del esfínter y la EMG de superfi cie se utiliza durante la retroalimentación para transmitir señales visuales o auditivas a los pacientes. Prueba de latencia de las terminales motoras del nervio pudendo. Esta prueba de estimulación del nervio pudendo mide el intervalo de retraso entre el estímulo eléctrico nervioso y la res- puesta motora del EAS. Cuando este retraso, también conocido como latencia, se alarga, indica patología del nervio pudendo, que en ocasiones constituye la causa de la AI. Durante la prueba de latencia de las terminales motoras del nervio pudendo (PNTML, pudendal nerve terminal motor latency), se coloca un electrodo en la punta del dedo enguantado del médico que se conecta con un generador de estímulos pulsados (fig. 25-8). Los nervios pudendos son estimulados por vía transanal a través de las paredes laterales del recto a nivel de las espinas isquiáticas por medio de este electrodo. El potencial de acción del esfínter anal externo es recibido por los electrodos colocados en la base del dedo del médico y se registran en un osciloscopio. Aunque la prolongación de la PNTML se ha considerado mar- cador de incontinencia fecal idiopática, esta prueba aporta poca Imágenes por resonancia magnética. La resonancia magné- tica (MR, magnetic resonance) endoanal se realiza con una espi- ral que se coloca dentro del ano. Esta técnica es más costosa que la ecografía y su utilidad para la valoración del esfínter anal es controversial. Si bien se ha demostrado que la ecografía es más sensible para detectar anomalías del IAS, la MR es más sensible para observar la morfología del EAS, incluida la atrofi a (Beets-Tan, 2001; Rociu, 1999). Esto tiene utilidad en el preoperatorio, puesto que muchos pacientes con atrofi a del EAS pueden tener resultados defi cientes después de una esfi nteroplastia anal, comparados con aquellos sin atrofi a (Briel, 1999). Sin embargo, aún se desconoce la función de la MR con espiral en la valoración clínica de la AI. Otra opción en lugar de la MR con espiral interna es la RM con una espiral externa para obtener imágenes del esfínter (Beets-Tan, 2001). Sus ventajas principales son menor distorsión de la anato- mía y mayor comodidad en la paciente puesto que no es necesario introducir la espiral. Se ha demostrado que esta técnica es similar a la que utiliza la espiral interna para mostrar atrofi a del esfínter anal externo y, por lo tanto, para seleccionar a los candidatos para una reparación del esfínter (Terra, 2006). No obstante, los resul- tados entre las personas que han interpretado los estudios varían considerablemente según su experiencia. Por lo tanto, los autores concluyen que ambas técnicas se pueden recomendar para la valo- ración diagnóstica de la FI únicamente cuando el especialista posee experiencia. Otro método imagenológico de MR es la MR dinámica, que permite la valoración dinámica del vaciamiento rectal y de los mús- culos pélvicos, incluido el músculo puborrectal durante el reposo, la compresión y la defecación (Gearhart, 2004; Kaufman, 2001). Permite valorar simultáneamente el prolapso de los órganos pél- vicos. No obstante, esta herramienta es difícil desde el punto de vista técnico. Además, fuera de evitar la radiación ionizante de la proctografía durante la evacuación, esta técnica no ofrece ventajas para estudiar la función rectal en el ambiente clínico. Además, la evidencia de un estudio clínico patrocinado por los National Ins- ti tutes of Health (NIH) dentro del Pelvic Floor Disorders Network demostró que no obstante el entrenamiento central estandarizado, las variaciones en las medidas de la MR pélvica entre los obser- vadores son elevadas (Lockhart, 2008). Los autores concluyeron que estas variaciones repercuten de forma adversa en la utilidad de muchas medidas imagenológicas para la investigación multicén- trica de los trastornos del piso pélvico. Proctograma de defecación. Durante este estudio radiográfi co, también llamado defecografía, el recto es opacifi cado con una pasta espesa a base de bario y el intestino delgado se llena con una sus- pensión de bario que se administra por vía oral. A continuación se obtienen imágenes radiográfi cas o fl uoroscópicas con el paciente en reposo, contrayendo el esfínter, tosiendo o realizando esfuerzo para expulsar el bario. Esta prueba del vaciamiento rectal dinámico y la anatomía ano- rectal no se utiliza mucho para valorar los trastornos de la eva- cuación a menos que se sospeche de una causa obstructiva para la AI. Por lo tanto, se realiza cuando se sospecha de intususcepción, prolapso rectal interno, enterocele o relajación fallida del músculo puborrectal durante la defecación. Electromiografía. Esta prueba genera un registro gráfi co de la actividad eléctrica de los músculos durante el reposo y la contrac- ción. En la electromiografía (EMG, electromyography) se introducen Electrodos receptores Electrodo estimulador FIGURA 25-8. Electrodo para medir la latencia motora terminal del nervio pudendo (PNTML) conectado al dedo enguantado del examina- dor. El nervio pudendo se estimula por vía transanal con un electrodo colocado en la punta del dedo del examinador. Los electrodos coloca- dos en la base del dedo reciben la respuesta del esfínter anal externo. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66825_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 668 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 669Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 disponible para la absorción del líquido de las heces. También está demostrado que este fármaco aumenta el tono anal de reposo, por lo que incluso puede ser benefi cioso para pacientes con FI sin diarrea (Read, 1982). Son raros los efectos secundarios e inclu- yen la xerostomía. En un estudio doble ciego, transversal, Lauti et al. (2008) prescribieron loperamida a 63 pacientes cuya principal molestia era FI líquida y sólida. Inicialmente los pacientes reci- bieron loperamida con fi bra complementaria y una alimentación neutra, o bien loperamida con placebo de fi bra complementaria y una dieta balanceada con residuo bajo. Posteriormente cambia- ron al otro tratamiento después de seis semanas. Ambos grupos mejoraron durante las 12 semanas del estudio y no se observaron diferencias signifi cativas en las puntuaciones al cambiar de una ali- mentación a otra. El clorhidrato de difenoxilato se usa por las mismas razones que el clorhidrato de loperamida y la dosifi cación es similar. A pesar de que esta sustancia está clasifi cada en el grupo V, la posibilidad de dependencia física es mínima. Por último, la amitriptilina es un antidepresivo tricíclico que se ha usado en el tratamiento de la FI idiopática. Aunque no se conoce bien el mecanismo de acción, parte de sus efectos benefi ciosos podrían relacionarse con sus pro- piedades anticolinérgicas. Tratamiento intestinal. Pueden utilizarse enemas con agua corriente diario, programadas, o supositorios de glicerina o bisaco- dilo para vaciar el recto después de comer. Representan una opción aceptable y útil para algunas pacientes con síntomas de estreñi- miento asociados a AI. Esto puede incluir a mujeres con consis- tencia normal de heces, pero con difi cultad al evacuar debido a razones anatómicas, como puede ser rectocele con atrapamiento de heces o aquellas con desnervación y sensación rectal alterada. Todo lo anterior puede deberse a la acumulación de una gran can- tidad de heces sólidas en el recto y la fi ltración de heces sueltas a su alrededor. Los formadores de volumen pueden usarse al mismo tiempo que estos métodos de evacuación para disminuir la salida de heces entre las defecaciones intencionales. Estos compuestos también pueden utilizarse en personas con síntomas relacionados con AI como evacuaciones frecuentes, evacuaciones disminuidas de consistencia o diarrea. Biorretroalimentación y terapia del pisopélvico. Muchas técnicas conductuales, a menudo consideradas en conjunto como biorretroalimentación, miden señales fi siológicas como la presión información sobre la causa de incontinencia fecal. Por tanto, se sustituyó con pruebas más específi cas y sensibles para la inervación muscular del esfínter, como la EMG (Barnett, 1999). Sin embargo, en pacientes con defecto del esfínter que son elegibles para la repa- ración, el estado neurológico general puede establecerse con esta prueba y los resultados se usan para la valoración quirúrgica. Por ejemplo, las pacientes con neuropatía pudenda tienen resultados más defi cientes después de la reaproximación anatómica del esfín- ter que aquellas sin disfunción nerviosa (Gilliland, 1998). Colonoscopia y enema con bario. Con base en la anamnesis y la exploración física, estas pruebas están indicadas a veces para descartar trastornos infl amatorios intestinales o neoplasia maligna. ■ Tratamiento El objetivo del tratamiento es restaurar o mejorar la continencia fecal y mejorar la calidad de vida de la paciente. Las intervenciones terapéuticas se individualizan, lo que depende de las causas y grave- dad de la AI, opciones disponibles y salud de la paciente. Tratamiento no quirúrgico La mayoría de las pacientes con AI, excepto aquellas con un defecto evidente del esfínter anal e FI signifi cativa, pueden benefi ciarse con el tratamiento conservador. Éste incluye modifi cación dietética, fármacos para el estreñimiento, expansores de volumen, enemas o supositorios programados y biorretroalimentación. Tratamiento médico. Una revisión de Cochrane reciente de los estudios con asignación al azar y grupo testigo analizó el uso de fármacos para el tratamiento de FI en adultos. La mayoría de estos estudios se enfocó en el tratamiento de la diarrea, en lugar de la FI, por lo que se tienen pocos datos para guiar a los médicos en la selección del tratamiento farmacológico (Cheetham, 2003). Sin embargo, para pacientes con incontinencia menor, el uso de medicamentos que aumentan el volumen puede cambiar la consis- tencia fecal y formar heces más fi rmes y fáciles de controlar (cua- dro 25-6). Los efectos colaterales frecuentes, como la distensión abdominal y la hinchazón, pueden mejorarse si se inicia con dosis pequeñas o si se cambia a un fármaco distinto. Los medicamentos que disminuyen la velocidad de tránsito intestinal, como clorhidrato de loperamida, pueden reducir el volu- men fecal en las pacientes con diarrea e FI al aumentar el tiempo CUADRO 25-6. Tratamiento médico de la incontinencia fecal Tratamiento Dosis oral Agentes de volumen Psilio Metilcelulosa 1 cucharada mezclada con 240 ml de agua 1-3 veces al día 1 cucharada mezclada con 240 ml de agua 1-3 veces al día Clorhidrato de loperamida 2-4 mg, 1-4 veces al día hasta una dosis diaria máxima de 16 mg Clorhidrato de difenoxilato 5 mg, 1-4 veces al día hasta una dosis diaria máxima de 20 mg Amitriptilina 10-25 mg a la hora de acostarse; aumentar en 10-25 mg cada semana hasta 75-150 mg al acostarse o hasta alcanzar un nivel farmacológico terapéutico 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 66925_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 669 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 670 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 la alimentación y tratamiento médico. En el capítulo 23 (pág. 624) se describen con detalle estos ejercicios. Tratamiento quirúrgico Por la posibilidad de morbilidad posoperatoria y los resultados inferiores a lo óptimo que se publican con los procedimientos quirúrgicos disponibles, la intervención quirúrgica debe reservarse para las pacientes con anomalías estructurales mayores de uno o ambos esfínteres anales, con síntomas graves y las que no respon- den al tratamiento conservador. Esfinteroplastia anal. La reparación del EAS, del IAS o de ambos se realiza más a menudo en pacientes con AI adquirida y un defecto anterior del esfínter después de una lesión obstétrica o yatrógena. Pueden usarse dos métodos para la reparación del esfínter, e incluyen una técnica terminoterminal y un método de superposición (Sección 43-26, pág. 1252). La técnica termino- terminal es la que usan con más frecuencia los obstetras para re- aproximar los extremos desgarrados del esfínter anal en el parto. Sin embargo, cuando ya pasó mucho tiempo después del parto y la paciente presenta un defecto en el esfínter con FI, la mayoría de los uroginecólogos y los cirujanos de colon y recto prefi eren la técnica de superposición. Con el método de superposición realizado mucho después del parto, antes se informaban mejorías en la continencia a corto plazo de hasta 85% (Fleshman, 1991; Sitzler, 1996). Sin embargo, los informes recientes muestran deterioro signifi cativo de la continen- cia durante la vigilancia posoperatoria a largo plazo (Baxter, 2003; Bravo, 2004; Halverson, 2002; Malouf, 2000). Se desconoce la razón de este deterioro después de la mejoría inicial. Las hipótesis incluyen envejecimiento, cicatrización y neuropatía progresiva del pudendo relacionada con la lesión inicial o con la reparación. Las pacientes que no mejoran después de la esfi nteroplastia anal y que tienen un defecto persistente en el esfínter pueden ser elegibles para una segunda esfi nteroplastia. No obstante, aquellas con esfínter intacto después de la reparación y con síntomas persistentes sólo se consideran elegibles para tratamiento conservador o alguno de los procedimientos quirúrgicos de salvamento o de invasión mínima. En la actualidad no hay evidencia concluyente de que si el método de superposición se usa al momento del parto tenga mejo- res resultados que el método terminoterminal tradicional para la reparación del esfínter anal (Fitzpatrick, 2000; Garcia, 2005). Además, la reparación por superposición requiere más habilida- des técnicas y conlleva la posibilidad de mayor pérdida sanguí- nea, tiempo quirúrgico y neuropatía pudenda. Por estas razones, es probable que la técnica terminoterminal se mantenga como el método estándar para la reaproximación del esfínter al momento del parto hasta que se tengan más datos de estudios con asignación al azar y grupo testigo. Un dato importante es que dada la fuerte relación entre las laceraciones del esfínter anal y el desarrollo de AI, debe mantenerse el énfasis en la prevención primaria de estas laceraciones. Reparación posanal del piso pélvico. Esta reparación se sugiere para pacientes con FI considerable sin evidencia de defec- tos en el esfínter o neuropatía y que no mejoran con el manejo conservador. El procedimiento se diseñó para restablecer el ángulo anorrectal, así como para prolongar y estrechar el conducto anal. Se utiliza un acceso interesfi nteriano para colocar suturas entre los extremos de los músculos iliococcígeo, pubococcígeo, puborrectal muscular y luego las presentan a la paciente en tiempo real. En general, las señales visuales, auditivas y/o verbales de retroalimen- tación se dirigen a la paciente durante estas sesiones de terapia. Por tanto, las mujeres elegibles suelen incluir aquellas con función cog- nitiva intacta, que pueden seguir órdenes y que están motivadas. Por lo general se elige la biorretroalimentación para aumentar el condicionamiento neuromuscular. En particular para la FI, los objetivos terapéuticos son mejorar la fuerza del esfínter anal, la percepción de la presencia fecal y la coordinación entre el recto y el esfínter anal (Rao, 1998). Los protocolos terapéuticos se individua- lizan y dependen de la disfunción subyacente. Por consiguiente, el número y frecuencia de las sesiones requeridas para lograr la mejo- ría varían, pero a menudo se requieren tres a seis sesiones semanales o quincenales de una hora. En muchos casos se recomiendan tam- bién sesiones de reforzamiento a diversos intervalos subsiguientes. Se ha observado que la biorretroalimentación es un tratamiento efectivo para la FI y hay informes de mejoría sintomática hasta en 80% de laspacientes tratadas (Engel, 1974; Jensen, 1997; Norton, 2001). Sin embargo, en una revisión Cochrane de estudios con- trolados de biorretroalimentación y ejercicios del piso pélvico para incontinencia fecal, Norton et al. (2001) no encontraron evidencia sufi ciente para obtener conclusiones sobre el benefi cio de la biorre- troalimentación en la FI. Sin embargo, recientemente un estudio comparativo y con asig- nación al azar de Heymen et al. (2009) proporcionó más bases apo- yando la efi cacia de la biorretroalimentación en el tratamiento de la FI. Al principio los investigadores ofrecieron información sobre la anatomía y fi siología de los músculos del piso pélvico, un resu- men de los resultados de la manometría anorrectal y conocimien- tos básicos sobre fi bra complementaria y/o fármacos antidiarreicos. Los pacientes que fueron tratados en forma adecuada por medio de estas estrategias (21%) fueron excluidos el resto del estudio. Los 108 pacientes restantes con incontinencia e insatisfacción mejora- ron con el tratamiento al que habían sido asignados previamente en forma aleatoria, bien con biorretroalimentación o ejercicios del piso pélvico. La biorretroalimentación redujo con mayor efi cacia el grado de incontinencia fecal y el número de días con inconti- nencia. Además, tres meses después del entrenamiento, 76% de los pacientes tratados con biorretroalimentación manifestó un ali- vio adecuado de los síntomas de incontinencia fecal frente a sólo 41% de los pacientes tratados con ejercicios del piso pélvico. Doce meses después, los pacientes sometidos a biorretroalimentación seguían mostrando una mayor reducción en la puntuación del FISI y más pacientes manifestaron alivio adecuado de los síntomas de incontinencia fecal. Los resultados de éste y otros estudios clínicos sugieren que la biorretroalimentación no siempre es necesaria para los pacientes con síntomas leves de incontinencia fecal puesto que la educación, el tratamiento médico y los ejercicios del piso pél- vico atenúan sufi cientemente los síntomas en muchos pacientes. Sin embargo, cuando los síntomas son más intensos, la biorretro- alimentación instrumentada es un tratamiento muy efi caz. Ejercicios de reforzamiento de los músculos del piso pél- vico. También conocidos como ejercicios de Kegel, esta técnica es menos efectiva que la biorretroalimentación instrumentada para entrenar a los pacientes con síntomas crónicos e intensos de FI (Heymen, 2009). Sin embargo, estos ejercicios son seguros y acce- sibles económicamente, y ofrecen mejoría a los pacientes con sín- tomas leves, principalmente cuando se llevan a cabo combinados con otras acciones como educación del paciente, modifi cación de 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 67025_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 670 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 671Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 complicaciones que obligan a retirar el implante más tarde. De manera similar a las técnicas de transposición muscular, su curva de aprendizaje es considerable (Devesa, 2002; Parker, 2003). Derivación (colostomía o ileostomía). La derivación se reserva para los pacientes con FI incapacitante en quienes han fra- casado otros tratamientos (Secciones 44-19, pág. 1319 y 44-21, pág. 1324). En estos pacientes, estas técnicas mejoran considera- blemente la calidad de vida. Técnicas de mínima invasión para incontinencia fecal Técnica de Secca. Esta técnica ambulatoria se utiliza actualmente en Estados Unidos para el tratamiento de la FI en pacientes sin evi- dencia de defectos del esfínter o neuropatía pudenda. Consiste en aplicar radiofrecuencia de temperatura regulada a los músculos del esfínter anal a través de un anoscopio especialmente diseñado. Se cree que el calentamiento de los tejidos provoca contracción de la colágena seguida de cicatrización focal, remodelación y reafi rma- ción. Sin embargo, los estudios hasta la fecha con esta técnica se han realizado en grupos muy pequeños. En un estudio multicén- trico, Efron et al. (2003) demostraron una resolución media de 70% de los síntomas en 50 pacientes. Además, los resultados al parecer permanecen a lo largo del tiempo. De manera específi ca, Takahashi-Monroy et al. (2008) observaron una mejoría mayor de 50% de las puntuaciones de incontinencia fecal cinco años después del tratamiento en 16 de 19 pacientes. y esfínter anal externo. Aunque en el informe original Parks refi ere mejoría de la incontinencia hasta en 80% de las pacientes, no se han replicado resultados similares (Browning, 1983; Parks, 1975). Transposición de músculo recto interno. Este procedimiento se sugiere para pacientes con fracaso después de la reparación del esfínter o aquellas con un defecto en el esfínter demasiado grande para permitir la reaproximación del músculo (Baeten, 1991). La graciloplastia dinámica con músculo recto implica separación del tendón del músculo recto interno de su punto de inserción en la rodilla, colocarlo de forma que rodee el ano y unir el tendón con la tuberosidad isquiática contralateral (fig. 25-9). Después se estimula el músculo con un generador eléctrico que se implanta en la pared abdominal. Este procedimiento tiene una curva de aprendizaje signifi ca- tiva y sólo se ofrece en unos cuantos centros hospitalarios con el volumen adecuado de pacientes y con experiencia quirúrgica. Se informan índices de complicaciones mayores a 50% e índices de éxito general inferiores a 35% (Chapman, 2002; Matzel, 2001; Th ornton, 2004; Wexner, 2002). Sin embargo, es una opción aceptable para muchas pacientes cuya única alternativa es un estoma permanente. Este procedimiento no se realiza actualmente en Estados Unidos, puesto que el generador usado para estimular al músculo gracilis no ha sido aprobado por la FDA (Cera, 2005). Esfínteres anales artificiales. El Acticon Neosphincter es un manguito aprobado por la FDA que se llena de líquido y simula la función del esfínter anal. Se coloca alrededor del ano; su globo receptor se introduce en la pared abdominal o la fosa iliaca y la bomba se instala en los labios (fig. 25-10). Cuando se insufl a por completo, el manguito ocluye el conducto anal. Cuando se desea defecar, se aprieta la bomba de los labios para desplazar líquido del manguito anal al globo reservorio. El manguito, cuando se vacía, relaja la presión alrededor del ano y permite la defecación. Después de varios minutos, el líquido dentro del reservorio regresa al man- guito para restablecer la presión circunferencial y la continencia. Esta técnica fue descrita inicialmente por Christiansen y Lorentzen (1987) y aún se considera experimental. Está indicada para las pacientes con incontinencia grave y en las que han fracasado otros métodos terapéuticos. Este método conlleva un índice elevado de FIGURA 25-10. Esfínter anal artificial. El manguito insuflado obstruye el conducto anal. Cuando se desea defecar, se aprieta la bomba regula- dora en los labios para extraer líquido del manguito anal hacia el reser- vorio con forma de globo. Una vez que se vacía, el manguito reduce la presión alrededor del ano y permite la defecación. Varios minutos después, el líquido dentro del reservorio regresa al manguito anal para restablecer la presión circunferencial y la continencia. FIGURA 25-9. Graciloplastia dinámica. El músculo gracilis se separa de su inserción en la tibia, se envuelve alrededor del ano y se fija a la tuberosidad isquiática contralateral. La acción de este músculo es regulada por la unidad de neuroestimulación. Tuberosidad tibial Posición normal del músculo gracilis Neuroestimulador Tubero- sidad isquiática Neoesfínter Electrodos 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 67125_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 671 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 672 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 ■ Incontinencia fecal funcional Según los criterios Roma III, la FI funcional se defi ne como la salida descontroladade materia fecal durante más de tres meses en un individuo con anatomía normal de los músculos de la defeca- ción que funcionan de manera anormal. Como resultado, es fre- cuente la retención fecal o la diarrea, que puede relacionarse con trastornos psicológicos. Las causas son diversas y pueden incluir alteración de la motilidad intestinal, escasa distensibilidad rectal, sensibilidad rectal anormal y debilitamiento muscular del piso pél- vico (Whitehead, 2001). Una vez que se diagnostica, la FI fun- cional se trata sobre todo con medicamentos o retroalimentación, como se describió antes. ■ Dolor anorrectal funcional Las categorías en este grupo se diferencian entre sí por la duración del dolor y presencia o falta de sensibilidad relacionada del múscu- lo puborrectal. El síndrome del elevador del ano, también conocido como espasmo del elevador del ano, casi siempre se presenta como una sensación dolorosa o dolor en la parte superior del recto (cap. 11, pág. 326). Los criterios Roma III requieren que los síntomas estén presentes durante más de tres meses; que los episodios deban durar al menos 20 min, y que los síntomas se acompañen de sensi- bilidad del músculo puborrectal a la palpación. Por el contrario, la proctalgia fugaz se presenta como dolor anal o rectal bajo intenso y súbito que dura unos cuantos segundos a unos pocos minutos. El dolor puede interrumpir las actividades normales, pero los episo- dios rara vez ocurren más de cinco veces al año. Los tratamientos para el síndrome del elevador del ano son variados e incluyen, entre otros, maniobras para desensibilización del punto desencadenante, biorretroalimentación, calor local y fár- macos como antiinfl amatorios no esteroideos, otros analgésicos, relajantes musculares y tranquilizantes. Para la proctalgia fugaz el tratamiento casi siempre consiste en tranquilizar a la paciente. ■ Trastornos funcionales de la defecación Este grupo de trastornos incluye: defecación disinérgica y trastor- nos por propulsión inadecuada en la defecación. La defecación disi- nérgica también se denomina disinergia del piso pélvico, anismo, estreñimiento por obstrucción para la salida o síndrome de espasmo del piso pélvico. Se caracteriza por falta de relajación del músculo puborrectal y el EAS, lo cual es necesario para la defecación nor- mal. Este trastorno es frecuente y se cree que representa 25 a 50% de los casos de estreñimiento crónico (Wald, 1990). Los sínto- mas incluyen pujo crónico y evacuación anormal o incompleta. El diagnóstico requiere confi rmación por EMG, manometría o prue- bas radiológicas de la contracción persistente de estos músculos durante el intento de defecación. También deben excluirse otras causas de estreñimiento. El tratamiento del estreñimiento es desafi ante y a menudo inefi - caz. Schiller et al. (1984) demostraron que sólo 53% de los pacien- tes manifestaba satisfacción con el tratamiento médico tradicional. La biorretroalimentación para la defecación disinérgica enseña a los pacientes a relajar los músculos del piso pélvico y el esfínter anal aumentando simultáneamente la presión intraabdominal/intrarrec- tal (maniobra de Valsalva). La efi cacia de la biorretroalimentación frente a los laxantes en el tratamiento de la defecación disinérgica fue demostrada en un estudio clínico controlado de Chiaroni et al. (2006). Estimulación del nervio sacro (SNS, sacral nerve stimu- lation). La neuromodulación sacra se utiliza actualmente en Estados Unidos para el tratamiento de ciertos casos de incontinen- cia urinaria, síndrome de urgencia-frecuencia y retención urinaria no obstructiva idiopática (Sección 43-12, pág. 1212). En el año 2011, la FDA aprobó la SNS para el tratamiento de la inconti- nencia fecal. En un estudio clínico prospectivo y multicéntrico, los investigadores colocaron el dispositivo para SNS de largo plazo (InterStim Th erapy) únicamente en pacientes que habían mejo- rado 50% o más en la prueba de estimulación. De estos individuos, 83 y 85% lograron un éxito terapéutico en el seguimiento de 12 y 24 meses, respectivamente (Wexner, 2010). El éxito terapéutico se defi nió como la reducción de 50% o más de los episodios de incontinencia por semana a las 12 semanas comparada con la basal. Estimulación percutánea del nervio tibial y del nervio pudendo. El nervio tibial posterior contiene fi bras de los nervios sacros. El estímulo de estas fi bras periféricas que llegan al tobi- llo transmite los impulsos a los nervios sacros y de manera refl eja neuromodula al recto y los esfínteres anales (Shafi k, 2003). El ner- vio pudendo inerva a los músculos del piso pélvico y del esfínter uretral externo y anal externo. Con cada método, el estímulo del nervio específi co mejora la función pélvica defi ciente, incluida la FI (Spinelli, 2005). Sin embargo, la información sobre las indica- ciones clínicas, la seguridad y efi cacia de cada técnica para incon- tinencia fecal es limitada. TRASTORNOS ANORRECTALES FUNCIONALES En la clasifi cación actual de trastornos gastrointestinales funcio- nales se reconocen tres trastornos anorrectales: 1) FI funcional, 2) dolor anorrectal funcional y 3) trastornos funcionales de la defeca- ción (cuadro 25-7) (Drossman, 2006). Los criterios para estos y otros trastornos gastrointestinales funcionales fueron defi nidos por el consenso de expertos de la Fundación Roma III. Estos trastornos se diagnostican sobre todo con base en los síntomas referidos por el paciente. Como con otros trastornos funcionales, debe descartarse la enfermedad orgánica antes de asignar estos diagnósticos. CUADRO 25-7. Criterios Roma III de trastornos gastrointestinales funcionales Trastornos anorrectales funcionales Incontinencia fecal funcional Dolor anorrectal funcional Proctalgia crónica Síndrome del elevador del ano Dolor anorrectal funcional inespecífico Proctalgia fugaz Trastornos funcionales de la defecación Defecación disinérgica Propulsión inadecuada para la defecación Adaptado con autorización a partir de Drossman, 2006. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 67225_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 672 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 673Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 La mayor parte de las RVF se relaciona con fenómenos obs- tétricos y ocurre en el tercio distal de la vagina, justo por arriba del himen (fig. 25-11 y cuadro 25-8) (Greenwald, 1978; Lowry, 1988; Tsang, 1998). Los defectos varían desde menos de 1 mm hasta varios centímetros de diámetro y la mayoría se comunica con el recto al nivel o por arriba de la línea pectínea (fi g. 38-21, pág. 937). Por el contrario, las fístulas con una abertura debajo de la línea pectínea también reciben el nombre adecuado de fístulas anovaginales. El tratamiento quirúrgico de estas RVF “bajas” depende de la condición del EAS, pero casi siempre se realiza a través de un acceso perineal (transvaginal o transanal). Las RVF de nivel medio se encuentran en el tercio medio de la vagina, mientras que las fís- tulas rectovaginales altas tienen la comunicación vaginal cerca del cuello uterino o cúpula vaginal. En casos de RVF altas, es posible que la fístula se abra en el colon sigmoide. Estos defectos no son fáciles de observar a la exploración, a menudo requieren estudios con medio de contraste o endoscópicos para el diagnóstico y para la reparación por vía abdominal. ■ Diagnóstico Anamnesis de la paciente Las pacientes con RVF casi siempre se quejan de salida de fl atos o heces por la vagina. También pueden presentarse con infección vesical o vaginal recurrente, hemorragia rectal o vaginal y dolor. Los síntomas de presentación a menudo sugieren la causa subya- cente. Por ejemplo, las pacientes con lesión obstétrica y defectos grandes en la porción anterior de los esfínteres anales pueden pre- sentarse con incontinencia fecal importante; aquellas con un pro- ceso infeccioso o infl amatorio pueden quejarse de diarrea, cólicos abdominales y episodiosfebriles. Exploración física La mayoría de las RVF se visualiza durante la inspección del perineo y la parte distal de la pared vaginal posterior. El examen rectovagi- nal permite valorar el grosor del cuerpo perineal y la pared anova - ginal, y podría permitir la palpación y visualización del defecto real. Los benefi cios de la biorretroalimentación en este estudio clínico se mantuvieron un año después de seguimiento. En otro estudio clínico con asignación al azar y prospectivo de Rao et al. (2007), se comparó la efi cacia de la biorretroalimentación (relajación anal asistida con manómetro, coordinación muscular y entrenamiento para la defecación estimulada) frente a la retroalimentación falsa y con tratamiento tradicional (alimentación, ejercicio y laxantes) en 77 individuos (69 mujeres) con estreñimiento crónico y defecación disinérgica. Los sujetos del grupo de biorretroalimentación demos- traron un mayor número de movimientos intestinales espontáneos completos y mayor satisfacción con la función intestinal además de mayores probabilidades de suspender las maniobras digitales que aquellos individuos que recibieron tratamiento tradicional o retroalimentación falsa. De manera específi ca, los patrones de disinergia se corrigieron en 79% de los individuos que recibieron biorretroalimentación, en 4% de los que recibieron la biorretro- alimentación falsa y en 8.3% de los que recibieron tratamiento tradicional. Otro índice manométrico, el intervalo para expulsar una hez fecal artifi cial, también mejoró considerablemente en el grupo que recibió biorretroalimentación. Asimismo, el tránsito del colon mejoró considerablemente en los individuos sometidos a biorretroalimentación y tratamiento tradicional pero no en los sujetos que recibieron biorretroalimentación falsa, lo que sugiere que la lentitud del tránsito del colon es secundaria a disinergia. Estos hallazgos subrayan la importancia de llevar a cabo un acon- dicionamiento muscular y modifi car la conducta fi siológica de fondo para corregir la disinergia y mejorar la función intestinal. Con base en la información actual, la biorretroalimentación es el método preferido para los pacientes con defecación disinérgica y estreñimiento crónico, principalmente en quienes ha fracasado la alimentación, el ejercicio y/o la terapia con laxantes. La estimulación del nervio sacro es una opción terapéutica pro- metedora para los pacientes con estreñimiento intratable. Aunque no ha sido aprobada en Estados Unidos para esta indicación, un estudio prospectivo reciente en cinco regiones europeas demostró que la estimulación del nervio sacro es efectiva para el tratamiento del estreñimiento idiopático con tránsito lento o normal que no responde al tratamiento conservador (Kamm, 2010). En este estudio clínico, los pacientes que no respondieron al tratamiento conservador recibieron estímulo durante 21 días. Los pacientes en quienes los síntomas mejoraron más de 50% recibieron un neu- roestimulador permanente. Los criterios de valoración principales fueron aumento de la frecuencia de la defecación, menor esfuerzo y menor sensación de evacuación incompleta. De los 62 pacientes (55 mujeres) sometidos a la prueba de estimulación, 45 (73%) procedieron a la estimulación crónica. En 39 de estas pacientes (87%) se obtuvo éxito con el tratamiento. FÍSTULA RECTOVAGINAL ■ Definición y clasificación Las fístulas rectovaginales (RVF, rectovaginal fi stulas) son trayectos recubiertos con epitelio, congénitos o adquiridos, entre la vagina y el recto. Se clasifi can con base en su localización, tamaño y causa. Todas estas características ayudan a elegir el tratamiento apropiado y a predecir el pronóstico de la reparación quirúrgica. Se cree que la causa subyacente de una fístula es el factor pronóstico más impor- tante de un resultado exitoso, ya que toma en cuenta el tejido y la salud general de la paciente. FIGURA 25-11. Fístula rectovaginal en la parte distal de la pared vaginal posterior en una mujer que sufrió una laceración perineal de cuarto grado. 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 67325_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 673 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 674 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 ■ Tratamiento El tratamiento de la RVF depende de la causa subyacente, así como del tamaño y localización del defecto. Algunas mujeres con RVF pequeñas después de traumatismo obstétrico pueden vigilarse en forma conservadora en espera de la cicatrización espontánea del trayecto fi stuloso (Goldaber, 1993; Rahman, 2003). Algunas fístulas rectovaginales las cuales no son fáciles de observar en el examen inicial pueden identifi carse cuando se encuentran burbujas de aire en la abertura vaginal de la fístula después de lle- nar la vagina con agua. Una alternativa es instilar azul de metileno en el recto después de colocar un tampón en la vagina. Es posible identifi car la fístula y hacer una valoración general de su locali- zación si se inspecciona el nivel de la mancha azul en el tampón después de retirarlo. Pruebas diagnósticas Si no se identifi ca el sitio de la fístula con las maniobras previas, está indicado un estudio con medio de contraste. Éste incluye enema con bario y tomografía computarizada (CT, computed tomo- graphy). Otra opción es realizar una vaginoscopia. La vagina se llena con agua estéril o solución salina, se cierran los labios y se in- serta un pequeño endoscopio por vía vaginal para inspeccionar las paredes. A menos que sea evidente que las RVF se deben a un incidente obstétrico previo, está indicada la biopsia del trayecto fi stuloso para investigar la posibilidad de malignidad y trastornos infl amatorios. Además, está indicada la proctoscopia o colonoscopia si no puede descartarse enfermedad intestinal infl amatoria, malignidad o infec- ción. A B FIGURA 25-12. A. Fístula rectovaginal grande en una mujer que se sometió a episiotomía media. B. Nótese que la fístula está por arriba del músculo esfínter anal intacto. CUADRO 25-8. Factores de riesgo para fístula rectovaginal Complicaciones obstétricas Dehiscencia de reparación de una laceración de tercer o cuarto grado Laceración vaginal no identificada durante parto vaginal quirúrgico o precipitado Enfermedad intestinal inflamatoria Más a menudo, enfermedad de Crohn Con menor frecuencia, colitis ulcerosa, ya que no es una enfermedad transmural Infección Más a menudo absceso en una glándula perianal situada en la cara anterior del conducto anal Linfogranuloma venéreo Tuberculosis Absceso en la glándula de Bartholin Infección por virus de inmunodeficiencia humana Enfermedad diverticular Cirugía previa en el área anorrectal Hemorroidectomía Resección anterior baja Resección de tumores rectales Histerectomía Reparaciones de la pared vaginal posterior Radioterapia pélvica Neoplasia Cáncer cervicouterino o vaginal invasivo Cáncer anal o rectal Traumatismo Transoperatorio Coital 25_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 67425_Chapter_25_Hoffman_4R.indd 674 06/09/13 21:3606/09/13 21:36 675Incontinencia anal y trastornos anorrectales funcionales CA P ÍTU LO 2 5 Borello-France D, Burgio KL, Richter HE, et al: Fecal and urinary inconti- nence in primiparous women. 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Dis Colon Rectum 40(2):197, 1997 En caso de requerir tratamiento quirúrgico, éste debe poster- garse hasta que los tejidos circundantes se encuentran libres de edema, induración e infección (Wiskind, 1992). Los defectos más grandes por causas obstétricas y otras fístulas bajas casi siempre se corrigen por métodos quirúrgicos. Estas téc- nicas quirúrgicas comprenden: 1) una vía transvaginal o transanal a través de la episioproctotomía (conversión del defecto en una laceración perineal completa, es decir, una laceración de cuarto grado); 2) una fístulotomía con cierre por capas sin tensión y sin episioproctotomía, o 3) una fi stulotomía con sutura transvaginal de jareta sin episioproctotomía (fig. 25-12). Además, los cirujanos colorrectales utilizan un avance con colgajo endorrectal principal- mente para el tratamiento de las fístulas perianales complejas como las que tienen un diámetro mayor de 2.5 cm, o las que son secun- darias a un traumatismo o infección (MacRae, 1995). Gracias al avance con colgajo, el trayecto fi stuloso se extirpa, se coloca un colgajo de base ancha de la pared rectal para cerrar el origen de la fístula y se evita seccionar el músculo del esfínter. De estos métodos, los mejores resultados se obtienen con reparación RVF y esfi nteroplastia anal más que con el colgajo endorrectal (Tsang, 1998). En los pacientes con una RVF baja, la ecografía endoanal preoperatoria del EAS es importante. Por ejemplo, es importante evitar una episioproctotomía cuando el esfínter se encuentra ínte- gro (Hull, 2007). Las fístulas vaginales de nivel medio a menudo también se deben a traumatismo obstétrico y se reparan por vía transvaginal o transanal con un cierre en capas sin tensión o un colgajo de avance endorrectal. Las fístulas altas casi siempre se reparan por vía trans- abdominal, con resección intestinal del segmento afectado seguida de reanastomosis intestinal primaria. Los índices de éxito varían según la causa subyacente y el método de reparación. Las reparaciones exitosas después de lesio- nes obstétricas varían de 78 a 100% (Khanduja, 1999; Tsang, 1998). En fechas recientes se han publicado índices de éxito de 40 a 50% para los colgajos de avance rectales, y de 74% para la episioproctotomía (Mizrahi, 2002; Sonoda, 2002). Las fístulas por otras causas, como radiación, cáncer o enfermedad intestinal infl a- matoria activa son más difíciles de tratar con éxito. En general, los índices de éxito son más altos en el primer intento de reparación quirúrgica (Lowry, 1988). BIBLIOGRAFÍA Abrams P, Cardozo L, Khoury S, et al: Incontinence. Th ird International Consultation on Incontinence, Monaco, 2004. Public Health Publications, 2005, p 286 Baeten CG, Konsten J, Spaans F, et al: Dynamic graciloplasty for treatment of faecal incontinence. Lancet 338(8776):1163, 1991 Barber MD, Bremer RE, Th or KB, et al: Innervation of the female levator ani muscles. 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