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DISFUNCIÓN DEL PISO PÉLVICO Envejecimiento. Hipoestrogenismo. EPOC. Estreñimiento. Obesidad. Raza. Trastornos del tejido conjuntivo. Inspección de genitales externos, para identificar la presencia de cicatrices o desgarros perineales. Exploración ginecológica habitual de los genitales internos. Exploración ginecológica sistemática de las paredes vaginales con valvas vaginales o con el espéculo desarticulado, para establecer los tipos y estadios del prolapso, así como el trofismo de los tejidos. Es importante conseguir que el POP alcance su descenso máximo. Test de esfuerzo para identificar la incontinencia urinaria de esfuerzo asociada al prolapso. Test de esfuerzo con el prolapso reducido para identificar la incontinencia urinaria de esfuerzo oculta. Evaluación del tono, de la capacidad contráctil y de los posibles defectos y asimetrías de los músculos elevadores del ano. Exploración ano-rectal. Ecografía ginecológica. Analítica de orina en mujeres con síntomas urinarios: sedimento y urocultivo. Valoración del residuo posmiccional, sobre todo si presenta clínica de disfunción de vaciado o dificultad miccional. Dicha valoración puede realizarse por ecografía o por cateterismo posmiccional. Preferentemente se aconseja hacerlo por ecografía al ser una técnica no invasiva (NE 2, GR B). Estudio urodinámico, que es opcional. Se recomienda en las mujeres que presentan sintomatología urinaria, fundamentalmente a las mujeres candidatas a la cirugía de la incontinencia urinaria de esfuerzo asociada al prolapso. Eliminar o minimizar los factores de riesgo. Tratamiento hormonal local. Ejercicios de la musculatura del SP. Pesarios: se aconseja la utilización de estrógenos tópicos y antisépticos vaginales, además requiere vigilancia periódica. Pesario de soporte. Pesario que llenan espacio. Prolapso de órganos pélvicos Definición: El prolapso de los órganos pélvicos es un trastorno con signos y síntomas específicos que deteriora la función normal y reduce la calidad de vida. Epidemiologia: El prolapso de los órganos pélvicos (POP) es un problema de salud que afecta a millones de mujeres en el mundo. Factores de riesgo: Parto. Embarazo. Menopausia. Elevación crónica de la presión intraabdominal Traumatismos del piso pélvico. Factores genéticos: Espina bífida. Manifestaciones: Síntomas genitales: Sensación de cuerpo extraño en el introitovaginal o de tumoración en genitales externos. Síntomas urinarios: Aumento de la frecuencia y urgencia miccional, dificultad de vaciado, sensación de vaciado incompleto e IUE o asociada a la sensación de urgencia. Síntomas miccionales irritativos: Polaquiuria, urgencia y nicturia. Etapas avanzadas del prolapso genital tienen incontinencia de urgencia por inestabilidad del detrusor, desconociendo la causa por la que se produce; se resuelve con la corrección quirúrgica en 17 a 85 % de las pacientes. Retención urinaria: Los grados intensos del POP cursan con arrugamiento y obstrucción de la uretra conforme la vejiga se hernia progresivamente. La obstrucción se acentúa durante el pujo. Síntomas ano rectales: Defecación obstructiva (necesidad de excesivo esfuerzo para defecar, sensación de evacuación incompleta del recto, sensación de bloqueo u obstrucción anal, necesidad de maniobras manuales en vagina, ano o periné para completar la defecación y dolor con la defecación e incluso IF. Dificultad defecatoria y desimpactación: El vaciamiento difícil del recto, el tenesmo, la necesidad de desimpactación y la estimulación digital rectal son a menudo los síntomas más notables del rectocele. Síntomas sexuales: dispareunia y dificultad coital. / Disfunción sexual. Diagnostico: Pruebas complementarias: Tratamiento Conservador: 1. 2. Tratamiento Quirúrgico: La cirugía está indicada cuando el POP es sintomático y con afectación de la calidad de vida. Las técnicas quirúrgicas pueden ser: Obliterativas (colpocleisis): persiguen el cierre del hiato genital para contener el prolapso. Reconstructivas: tienen la misión de conseguir el mejor resultado anatómico y funcional. La vía de abordaje puede ser vaginal, abdominal abierta o laparoscópica. Edad. Raza. Obesidad. Menopausia. Parto. Embarazo. Antecedentes familiares. Tabaquismo. Neumopatía crónica. Histerectomía. Daño funcional. Daño cognitivo. Elevación crónica de la presión intraabdominal Tos crónica. Estreñimiento. Riesgo laboral. Polaquiuria: La mayoría de las mujeres orina ocho veces al día o menos. Sin un antecedente que refleje el aumento del consumo de líquido, el incremento de la micción podría señalar vejiga hiperactiva, infección urinaria, cálculos o alteraciones uretrales y es indicación para estudio adicional. Retención urinaria: Es importante establecer si la paciente vacía por completo la vejiga. Otros síntomas urinarios. El volumen de orina que se escapa en cada episodio. El goteo posmiccional: casi siempre se relaciona con un divertículo uretral, lo que a menudo se confunde con incontinencia urinaria. La hematuria: es un signo frecuente de la infección urinaria, también indica una neoplasia maligna subyacente y puede causar síntomas urinarios por irritación. Valoración del prolapso de órganos pélvicos: El soporte uretral deficiente acompaña muchas veces al prolapso de órganos pélvicos. Por ejemplo, las mujeres con prolapso significativo son a menudo incapaces de vaciar por completo la vejiga por acodamiento y obstrucción uretrales. Prueba del aplicador: Si la uretra tiene un soporte deficiente, puede haber aumento de la movilidad durante los incrementos de la presión intraabdominal. Exploración bimanual y rectovaginal: En general, estas maniobras del examen pélvico aportan menos datos diagnósticos sobre las causas subyacentes de la incontinencia. Sin embargo, la exploración bimanual podría revelar aumento de la masa pélvica o uterina por leiomiomas o adenomiosis. Cistometría simple. Cistometría de canales múltiples. Uroflujometría. Cistometrografía. Flujometría con presión. Perfil de presión uretral. Procedimientos transvaginales con aguja y reparación paravaginal del defecto. Uretropexia retropúbica. Cabestrillo pubovaginal. Cabestrillos mediouretrales. .Cabestrillo de mínima invasión. Incontinencia urinaria Definición: Salida involuntaria de orina. La orina puede fugarse a partir de un sitio diferente de la uretra, como fístulas o malformaciones congénitas de las vías urinarias bajas. La incontinencia urinaria de esfuerzo (SUI, stress urinary incontinence) es la filtración involuntaria de orina con el ejercicio, los estornudos o la tos. La incontinencia urinaria de urgencia es la filtración involuntaria acompañada o precedida inmediatamente por la necesidad inminente de orinar. Epidemiologia: Sociedades occidentales: prevalencia de incontinencia urinaria de 15 a 55%. Se calcula que sólo 1 de cada 4 mujeres busca atención médica por incontinencia a causa de vergüenza, acceso limitado a la atención sanitaria o una detección sistemática deficiente por parte de los médicos. En la mujer, la incontinencia urinaria presenta dos picos de incidencia: entre los 45 y los 54 años, y a partir de los 60, especialmente entre los 75 y los 84 años. En el primer grupo, la prevalencia podría acercarse al 30% y en el segundo podría rondar el 40% de la población femenina de esa edad. Factores de riesgo: 1. 2. 3. Manifestaciones Exploración Física: En primer lugar se inspecciona el perineo en busca de atrofia, que se reconoce al observar toda la porción inferior del aparato genital. Además, el abultamiento suburetral con salida transuretral de líquido durante la compresión anterógrada sugiere un divertículo uretral. La exploración física minuciosa para una mujer con incontinencia también debe incluir una valoración neurológica detallada del perineo. Diagnóstico: • Análisis y cultivo de orina. • Volumen residual posmiccional. Después de que la mujer orina, el volumen residual posmiccional se cuantifica por medio de una ecografía portátil o con una sonda transuretral. • Volumenresidual posmiccional posoperatorio: Después de una operación para corregir la incontinencia, la medición del PVR es un indicador útil de la capacidad de la paciente para vaciar por completo la vejiga. Esta valoración puede completarse con una prueba de micción “pasiva” o “activa”. • Pruebas urodinámicas. Tratamiento conservador: Entrenamiento muscular del piso pélvico. En las mujeres que tienen síntomas leves a moderados de incontinencia urinaria, el entrenamiento muscular del piso pélvico (PFMT) brinda mejoría, cuando no curación. También conocido como ejercicios de Kegel, el PFMT implica la contracción voluntaria de los músculos elevadores del ano. -Estimulación eléctrica, Terapia de bioretroalimentación, Dieta, Micción programada, Sustitución con estrógenos. Pesario e insertos uretrales: Se han diseñado ciertos pesarios para tratar la incontinencia, así como el prolapso de órganos pélvicos. Los pesarios para incontinencia están diseñados para disminuir el descenso o la conformación en embudo de la unión uretrovesical. Tratamiento Quirúrgico: Para las personas sin mejoría adecuada con el tratamiento conservador, o que lo declinan, la intervención quirúrgica puede ser el paso apropiado para el tratamiento exitoso de la incontinencia de esfuerzo. DISFUNCIÓN DEL PISO PÉLVICO La presencia de una episiotomía, que es un corte hizo durante el segundo escenario del trabajo usando las tijeras (a través de la piel y de los músculos perineales) para facilitar el lanzamiento del feto, sí mismo garantiza un desgarro perineal de segundo grado y puede extender fácilmente para causar los desgarros de un grado más alto. Falta de apoyo perineal con la expulsión incontrolada del feto. Un perinéo rígido o marcado con una cicatriz que no estira fácilmente. Aumento de trabajo. Feto grande. Lanzamiento vaginal operativo con el fórceps o el ventouse de un feto en la posición del trasero del occipitum. Primigravida. Desgarros grado I: no es necesario suturarlos en caso de que los bordes estén próximos y no haya sangrado activo. En el caso de la piel perineal, la sutura continua intradérmica se asocia a menos dolor a corto plazo respecto a la sutura con puntos sueltos pero no hay diferencias entre ambas técnicas a largo plazo. Desgarros grado II: una vez identificado el ángulo del desgarro, iniciar una sutura continua 1cm por encima del mismo hasta alcanzar el anillo himeneal. Se recomienda el uso de vicryl rapid del 0 o del 2/0. Desgarros grado III y IV: el principal objetivo de la reparación es restaurar la continuidad tanto del esfínter anal externo como del interno (responsable del 75% del tono anal que determina la continencia). La clave para prevenir las complicaciones y restaurar la continencia fecal es una hemostasia meticulosa y la reaproximación anatómica de los todas las capas de tejido separadas. Profilaxis antibiótica: La administración sistemática de una dosis única de una cefalosporina de segunda o tercera generación intravenosa antes de la reparación del desgarro del esfínter anal intraparto conlleva una disminución del riesgo de infección de la herida perineal. Se recomienda prolongar el tratamiento durante 5-7 días tras el parto y cubrir la posible infección por anaerobios. Uso de laxantes: Se utilizarán durante las primeras 2 semanas post-parto en las mujeres con desgarros grado III y IV. Formadores de volumen: deben tomarse junto con abundante agua Platago ovata (1 sobre = 3.5 g) 1 sobre cada 12h. Laxantes osmóticos: contraindicados en caso de intolerancia a fructosa o galactosa. Precaución en intolerancia a la lactosa Lactulosa: en sobres (Duphalac® 1 sobre = 10 g de lactulosa) o en solución oral (15ml = 10g de lactulosa) cada 12h. Contraindicado en pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Lactitol: en sobres (1 sobre = 10 mg lactitol). Tomará 2 sobres cada 24h a la misma hora del día, preferiblemente acompañado de comida. No indicado en pacientes con ileostomía o colostomía. Desgarro perineal Definición: Un desgarro perineal es un desgarro o un daño a la piel y/o a los músculos entre el introitus vaginal y el orificio anal. Etiología: El parto vaginal se asocia con la posibilidad de desgarros perineales. Se estima que, aproximadamente, el 80- 85% de las mujeres tiene alguna forma de lesión perineal durante el parto (desgarro o episiotomía). Factores de riesgo: Los factores siguientes pueden aumentar el riesgo de desgarros perineales: Clasificación: Podemos clasificar los traumas perineales en función de la región anatómica a la que afectan: Traumatismo anterior: labios, cara anterior de la vagina o clítoris. Generalmente se asocia a poca morbilidad. Traumatismo posterior: cara posterior de la vagina, piel y músculos perineales o esfínter anal. A su vez, los traumatismos posteriores pueden catalogarse según la clasificación de Sultan: Reparación de los desgarros perineales: En general, se recomienda la reparación de los desgarros tras el alumbramiento, salvo que presenten un sangrado profuso que precise atención inmediata, ya que así evitamos la disrupción de las suturas en caso de necesitar llevar a cabo una extracción manual de placenta u otras manipulaciones intrauterinas. Lesiones del periné anterior: solo se aconseja suturarlas si sangran o distorsionan la anatomía. Tratamiento conservador:
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