Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
506 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia Valoración de la pareja estéril CAUSAS DE ESTERILIDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 507 ANTECEDENTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 507 Anamnesis de la mujer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 507 Anamnesis del varón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 508 EXPLORACIÓN FÍSICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 511 Exploración de la mujer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 511 Exploración del varón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 511 VALORACIÓN DE CIERTAS CAUSAS DE ESTERILIDAD . . . 512 Causas de esterilidad en la mujer . . . . . . . . . . . . . 512 Disfunción ovárica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 512 Envejecimiento de la mujer y disfunción ovulatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 514 Factores tubarios y pélvicos . . . . . . . . . . . . . . . . 515 Anomalías uterinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 516 Técnicas radiológicas y quirúrgicas para valorar las estructuras pélvicas . . . . . . . . . 516 Factores del cuello uterino . . . . . . . . . . . . . . . . . 520 Causas de esterilidad en el varón . . . . . . . . . . . . . 521 Espermatogénesis normal . . . . . . . . . . . . . . . . . . 521 Análisis del semen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 522 Análisis de la función espermática . . . . . . . . . . . 524 Valoración hormonal del varón . . . . . . . . . . . . . . 525 CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 525 BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 526 CAPÍTULO 19 La incapacidad de concebir después de un año de tener relacio- nes sexuales sin protección, con frecuencia razonable se denomina esterilidad. Ésta se subdivide en esterilidad primaria, esto es, sin embarazos previos, y esterilidad secundaria, que se refi ere a la infe- cundidad después de una concepción previa. Por el contrario, el término fecundidad es la capacidad de con- cebir y, según la información obtenida a partir de grandes estu- dios de población, se ha observado que la probabilidad mensual de concebir es de 20 a 25%. Entre las mujeres que intentan concebir, ∼50% se embaraza en los siguientes tres meses, 75% lo hace en seis meses y >85% en el año siguiente (fig. 19-1) (Guttmacher, 1956; Mosher, 1991). Por tanto, la esterilidad es un problema frecuente que afecta 10 a 15% de las parejas en edad reproductiva. Es importante señalar que aun sin tratamiento, ∼50% de las mujeres logra concebir al segundo año de intentarlo. A pesar de que la prevalencia de esteri- lidad se ha mantenido estable en los últimos 40 años, la demanda de su valoración y tratamiento ha aumentado (Chandra, 2010). Asimismo, gracias a los avances en el tratamiento de la esterilidad que tienen gran promoción, ahora las pacientes tienen más esperanzas de tener ayuda para alcanzar sus objetivos con las acciones médicas. La mayoría de las parejas en realidad se debe considerar subfér- til en lugar de infértil, puesto que fi nalmente concebirán si se les da el tiempo sufi ciente. Este concepto de subfecundidad también es tranquilizante para las parejas. Sin embargo, hay excepciones obvias como en el caso de las mujeres con obstrucción tubaria bila- teral o los varones con azoospermia. En general, se debe contemplar la posibilidad de realizar una valoración de esterilidad en cualquier pareja que no ha concebido en un año. Sin embargo, hay varios contextos clínicos en los que puede iniciarse antes la valoración. Por ejemplo, no se recomienda retrasar ésta en una mujer con anovulación o con antecedentes de enfermedad pélvica infl amatoria (PID, pelvic infl ammatory disease) pronunciada. Además, se sabe que la fecundidad es directamente proporcional a la edad, por lo cual cualquier mujer >40 años de edad y, según algunos expertos, en mayores de 35 años, la valo- ración se debe realizar a los seis meses. Como parte de la valora- ción de la esterilidad, la paciente debe ser preparada para prever un embarazo. En el cuadro 1-3 (pág. 12), se presenta una lista exhaustiva de temas preconcepcionales. A B 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 50619_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 506 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 507Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 desde cinco días antes de la ovulación hasta el primer día después de ésta (Wilcox, 1995). Si las características del semen son norma- les, la pareja debe tener relaciones sexuales diariamente durante ese periodo para aumentar la probabilidad de concebir. La con- centración de espermatozoides disminuye al incrementar la fre- cuencia del coito, pero esta reducción no es sufi ciente como para tener consecuencias negativas sobre la probabilidad de fertilización (Stanford, 2002). También es importante recordar a la pareja que deben evitar los lubricantes a base de aceites, que son nocivos para los espermatozoides. ANTECEDENTES ■ Anamnesis de la mujer Ginecológicos Al igual que con cualquier enfermedad, es importante contar con una anamnesis detallada y una exploración física minuciosa (American Society for Reproductive Medicine, 2000). En el caso de la mujer, se interroga sobre la menstruación (frecuencia, duración, cambios recientes en el intervalo o la duración, bochornos y dis- menorrea), uso previo de anticonceptivos, frecuencia del coito y duración de la esterilidad. También es importante interrogar sobre antecedentes de quistes ováricos recurrentes, endometriosis, leio- miomas, enfermedades de transmisión sexual, o PID. El hecho de haber concebido previamente signifi ca que la paciente ovuló y sus trompas de Falopio eran permeables, de manera que es importante buscar los antecedentes. El intervalo prolongado para la concep- ción sugiere una subfecundidad y aumenta la probabilidad de defi - nir la causa en algún miembro de la pareja. También se investigan antecedentes sobre complicaciones del embarazo, como abortos, parto prematuro, placenta retenida, corioamnionitis o anomalías fetales. Son pertinentes los antecedentes de tinciones de Pap anor- males, en particular si una mujer tuvo conización cervical, ya que puede disminuir la calidad del moco cervical y alterar la anatomía del conducto cervical. Al realizar la anamnesis es importante investigar las caracterís- ticas del coito, como frecuencia y cronología. Ciertos síntomas, como la dispareunia, señalan la posibilidad de endometriosis y necesitan valoración laparoscópica pronta. Médicos Entre los antecedentes médicos se buscan síntomas de hiperpro- lactinemia y tiroidopatías. Los síntomas de andrógenos excesivos, como acné o hirsutismo, indican la presencia de un síndrome de ovarios poliquísticos (PCOS, polycystic ovarian syndrome) o, con mucha menos frecuencia, hiperplasia suprarrenal congénita. La quimioterapia o la radioterapia pélvicas previas sugieren la presen- cia de insufi ciencia ovárica. Quirúrgicos Los antecedentes quirúrgicos principales son las intervenciones quirúrgicas pélvicas y abdominales. El tratamiento quirúrgico de un apéndice roto o una diverticulitis despierta la sospecha de adhe- rencia pélvica, obstrucción tubaria o ambas. La cirugía uterina pre- via puede estar asociada con adherencias intrauterinas. Fármacos Preguntas acerca de los medicamentos que se deben considerar son aquellos que se compran sin prescripción, como antiinfl amatorios CAUSAS DE ESTERILIDAD Un embarazo requiere de una secuencia compleja de sucesos que comprenden ovulación, captación del óvulo por la trompa de Falopio, fecundación, transporte del óvulo fecundado hacia el útero e implantación en una cavidad uterina receptiva. En el caso de esterilidad masculina, es necesario depositar la cantidad y la cali- dad adecuadas de espermatozoides en el cuello uterino cerca de la ovulación. El hecho de tomar en consideración estos sucesos ayuda a que el médicodiseñe la estrategia adecuada para la valoración y el tratamiento. En general, la esterilidad se atribuye a la parte femenina 33% de las veces, a la parte masculina 33% de las ocasiones y, a la pareja, el 34% restante. Esta aproximación subraya la importancia de valorar a la pareja antes de comenzar el tratamiento. En el cuadro 19-1 se muestra la frecuencia de diversas causas de esterilidad (Abma, 1997; American Society for Reproductive Medicine, 2006a). Es muy recomendable que ambas partes acudan a la primera consulta. La consulta para valoración de esterilidad ofrece una oportunidad excelente para educar a la pareja sobre la concepción normal. Existen muchos mitos sobre la capacidad para concebir, como la importancia de la posición durante el coito y la necesidad de permanecer horizontal después de la eyaculación. Estos mitos agregan aún más tensión a una situación estresante, por lo cual se deben eliminar. Las parejas deben conocer el concepto de intervalo de fecun- didad para la concepción. La probabilidad de concebir es mayor Intervalo necesario para la concepción P or ce nt aj e de m uj er es q ue c on ci be 3 Meses 6 Meses 1 Año 2 Años 0 20 40 60 57 72 85 93 80 100 FIGURA 19-1. Intervalo necesario para la concepción. CUADRO 19-1. Causas de esterilidad Masculina 25% Ovulatoria 27% Tubaria/uterina 22% Otras 9% Inexplicable 17% 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 50719_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 507 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 508 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 2003; Nagy, 1986). La bebida alcohólica estándar corresponde a 360 ml de cerveza, 150 ml de vino o 45 ml de alcohol destilado. De acuerdo con varios estudios, entre cinco y ocho bebidas por semana repercuten de forma negativa en la fecundidad femenina (Grodstein, 1994b; Tolstrup, 2003). El alcohol también es nocivo al principio del embarazo, así que las mujeres deben evitar su con- sumo mientras intentan concebir. Además, se ha ligado a la cafeína con menor fecundidad. Una taza de café contiene alrededor de 115 mg de cafeína. La mayoría de los estudios sugiere que el consumo >250 mg diarios de cafeína en la mujer reduce de forma moderada, pero importante desde el punto de vista estadístico, la fecundidad y alarga el tiempo hasta la concepción. También se demostró que el consumo >500 mg diarios de cafeína aumenta la tasa de abortos recurrentes (Bolumar, 1997; Caan, 1998; Cnattingius, 2000). Las sustancias ilícitas también repercuten sobre la fecundidad. La marihuana suprime el eje hipotalámo-hipófi sis-gónadas en varones y mujeres y la cocaína altera la espermatogénesis (Bracken, 1990; Smith, 1987a). Si bien es un fenómeno poco común, la fecundidad disminuye con la exposición laboral al líquido de limpieza percloroetileno y al tolueno utilizado en las imprentas. También es importante evitar los metales pesados y los pesticidas, puesto que ambos reducen las tasas de fecundidad e incrementan el riesgo de abortos recurrentes (Orejuela, 1998). Grupo étnico Es importante conocer los antecedentes étnicos de la pareja para saber si es necesario realizar pruebas antes de la concepción, como búsqueda de anemia de células falciformes (drepanocítica) en los estadounidenses de raza negra, enfermedad de Tay-Sachs y otros trastornos en los judíos asquenazíes y fi brosis quística en personas de ascendencia del norte de Europa (American College of Obstetricians and Gynecologysts, 2005, 2007, 2009). El antecedente heredofa- miliar de esterilidad, abortos recurrentes o anomalías fetales tam- bién señala una causa genética. Pese a que el patrón de herencia es complejo, la información sugiere que tanto el síndro me de ova - rios poliquísticos como la endometriosis ocurren en grupos de familias. Por ejemplo, se calcula que una mujer tiene siete veces mayor riesgo de sufrir endometriosis que la población general si un pariente de primer grado ha tenido la enfermedad (Moen, 1993). ■ Anamnesis del varón Al varón se le debe interrogar sobre la pubertad y cualquier difi - cultad con la función sexual. La disfunción eréctil, en especial, combinada con poca barba, sugiere una menor concentración de testosterona. También se debe valorar la disfunción en la eyacula- ción, incluso la presencia de anomalías congénitas, como hipospa- dias, que provocan el depósito anormal de semen (Benson, 1997). Las enfermedades de transmisión sexual y las infecciones geni- tourinarias frecuentes, incluida la epididimitis o la prostatitis, pro- vocan obstrucción de los conductos deferentes. La parotiditis en los adultos genera infl amación testicular y lesión de la célula esper- matógena (Beard, 1977). El antecedente de criptorquidia, torsión o traumatismo testiculares sugiere la presencia de una espermato- génesis anormal (Anderson, 1990; Bartsch, 1980; Sigman, 1997; Tas, 1996). En comparación con los pacientes fértiles, los varones con antecedente de criptorquidia (falta de descenso de los testículos) unilateral o bilateral tienen una tasa de fecundidad de 80 y 50%, esteroideos, que en ocasiones repercuten sobre la ovulación. En la mayor parte de los casos, la pareja debe evitar los remedios herbo- larios. La mujer debe tomar una vitamina diaria por lo menos con 400 μg de ácido fólico para reducir las posibilidades de malforma- ciones del tubo neural. En mujeres con un hijo previo afectado, se deben de administrar 4 g al día por vía oral (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2003). Sociales Los antecedentes sociales se concentran en el estilo de vida y ciertos factores ambientales, como los hábitos alimenticios y el contacto con toxinas. Las anomalías de la hormona liberadora de gonadotro- pinas (GnRH, gonadotropin-releasing hormone) y de la secreción de gonadotropinas están claramente vinculadas con un índice de masa corporal >25 o <17 (cuadro 1-7, pág. 17) (Grodstein, 1994a). Aunque es difícil de lograr, incluso una pérdida de peso moderada, en las mujeres con sobrepeso, se normalizarían los ciclos menstrua- les y serían posibles embarazos subsiguientes (cuadro 19-2). Asimismo, cada vez se acumula más información que sugiere que el tabaquismo tiene consecuencias sobre la fecundidad tanto en mujeres como en varones (Hughes, 1996; Hull, 2000; Kunzle, 2003; Laurent, 1992). La prevalencia de esterilidad es mayor y el intervalo para concebir es más prolongado en mujeres que fuman o incluso en las que sufren de tabaquismo pasivo. Las toxinas del humo aceleran la depleción folicular y aumentan las mutaciones genéticas en los gametos o los embriones jóvenes (Sharara, 1994; Shideler, 1989). La información existente hasta ahora no com- prueba una relación causal, sólo una correlación entre el taba- quismo y la esterilidad o los resultados adversos en los embarazos. No obstante, se calcula que casi 25% de las mujeres en edad repro- ductiva fuma y el deseo de embarazarse puede ser un gran moti- vador para que interrumpan el tabaquismo (Augood, 1998). En el cuadro 1-23 (pág. 28), se listan los fármacos aprobados por la Food and Drug Administration para dejar de fumar. El consumo de alcohol también se debe evitar. Se sabe que en mujeres, beber abundante alcohol reduce la fecundidad y se ha vinculado con una reducción del recuento espermático e incre- mento de la disfunción sexual en los varones (Klonoff -Cohen, CUADRO 19-2. Efectos de la obesidad y los factores ambientales sobre la fertilidad Factor Efecto sobre la fertilidad Obesidad (BMI >35) Aumento de 2 veces en el TTC Bajo peso (BMI <19) Aumento de 4 veces en el TTC Tabaquismo 60% de aumento en el RR Consumo de alcohol (>2/día) 60% de aumento en el RR Fármacos ilícitos 70% de aumento en el RR Toxinas 40% de aumento en el RR Cafeína (>250 mg/día) 45% de disminución en la capacidad de fecundación BMI, índice de masa corporal; RR, riesgo relativo de esterilidad; TTC, tiempo para concebir. Abreviado con autorización de American Societyfor Reproductive Medicine, 2008a. 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 50819_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 508 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 509Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 respectivamente (Lee, 1993). No se conoce la razón de la defi cien- cia de semen en estos pacientes, pero la temperatura intraabdomi- nal relativamente caliente puede lesionar de forma permanente las células madre. También las anomalías genéticas que originaron la ubicación anormal de los testículos repercuten sobre la producción de espermatozoides. Es importante investigar el antecedente de un varicocele; éste consiste en la dilatación venosa del plexo pampiniforme de los cordones espermáticos que drenan a los testículos (figs. 19-2 y 19-3). Se cree que los varicoceles elevan la temperatura escrotal, pero existe controversia en relación con el efecto que tienen éstos sobre la fecundidad (Chehval, 1992; Jarow, 2001; World Health FIGURA 19-2. Genitales masculinos. (Con autorización de McKinley, 2006.) Uréteres Vesícula seminal Conducto eyaculador Próstata Glándula bulbouretral Epidídimo Testículo Uretra Conducto deferente Vejiga FIGURA 19-3. Testículo de varón. A. Anatomía macroscópica del testículo. B. El análisis microscópico del testículo revela la estructura de un túbulo seminífero. (Con autorización de McKinley, 2006.) Cuerpo del epidídimo Red testicular Conducto eferente Conducto deferente Cordón espermático Plexo pampiniforme Túbulo seminífero Capa visceral de la túnica vaginal Capa parietal de la túnica vaginal Túnica albugínea Espermatogonias Espermátides Células espermáticas Luz tubular Células intersticiales Células de sustentación Túbulo seminífero B Túbulo seminífero Cabeza del epidídimo A Testículo Véase figura 19-4 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 50919_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 509 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 510 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 División mitótica Uniones estrechas Primera división meiótica Espermatocito primario Espermátides que se convierten en un espermatozoide 46 46 46 23 23 23 23 23 23 23 23 23 23 23 23 23 23 Pared de un túbulo seminífero Luz de un túbulo seminífero Células intersticiales Espermatozoides Núcleo de la espermátide Núcleo de la espermátide Flagelo en formación Flagelo en formación Mitocondrias Acrosoma Acrosoma Núcleo Núcleo Porción media Cabeza Cola (flagelos) La segunda división meiótica se origina con los espermatocitos secundarios y genera espermátides. 3 El proceso de espermiogénesis comienza con las espermátides y ocasiona cambios morfológicos necesarios para formar el esperma que será móvil. 4 La primera división meiótica empieza en el espermatocito primario diploide. Las células haploides (contienen 23 cromosomas) producidas en la primera división meiótica se denominan espermatocitos secundarios. 2 Las células germinativas que dan origen a los espermatozoides son células diploides (contienen 46 cromosomas o 23 pares) llamadas espermatogonias. Las divisiones mitóticas de estas células originan una nueva célula geminativa comprometida. La célula comprometida es un espermatocito primario. 1Espermatogonias 1 Segunda división meiótica 3 Espermátide 4 2 Acrosoma en formación Espermatocito secundario Acrosoma en formación Acrosoma Espermatogénesis Espermatogénesis Núcleo de la espermátide Mitocondrias Microtúbulos Mitocondrias Citoplasmaexcesivo Células sustentaculares Espacio intersticial Esperma A B FIGURA 19-4. Testículo masculino. A. Corte de los túbulos seminíferos de la figura 19-3 que muestra las divisiones mitóticas y meióticas que participan en la espermatogénesis. B. Cambios estructurales necesarios durante la espermiogénesis. (Con autorización de McKinley, 2006.) 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51019_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 510 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 511Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 peso. La estatura particularmente baja puede refl ejar una anomalía genética, como el síndrome de Turner. El hirsutismo, la alopecia o el acné indican la necesidad de cuantifi car concentraciones de andrógenos. La acantosis nigricans es congruente con la resistencia a la insulina asociada con PCOS o, con mucha menor frecuencia, con el síndrome de Cushing. La galactorrea muchas veces sugiere hiperprolactinemia. De manera adicional, deben investigarse las alteraciones tiroideas. En otros capítulos se describen con detalle muchos de estos diagnósticos y su tratamiento (cuadro 19-3). La exploración pélvica proporciona muchos datos. Ante la imposibilidad de introducir el espejo a través del introito, surgen dudas sobre la frecuencia del coito. La vagina debe ser húmeda y corrugada y en el cuello uterino es necesario observar sufi ciente moco. Estas dos características indican que la producción de estró- genos es adecuada. El útero hipertrófi co o irregular refl eja la pre- sencia de leiomiomas, mientras que el útero fi jo sugiere cicatrices pélvicas por endometriosis o infección pélvica previa. Los nódulos en los ligamentos uterosacros o los tumores ováricos también indi- can endometriosis. Las mujeres deben tener un resultado normal de la última cito- logía vaginal. Las muestras para cultivo de Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis han de ser negativas antes de efectuar cual- quier manipulación cervicouterina durante la valoración y el trata- miento con el propósito de evitar cualquier infección ascendente. La exploración mamaria debe ser normal y, cuando esté indicado según la edad y los antecedentes heredofamiliares, se realiza una mamografía antes de iniciar el tratamiento hormonal. ■ Exploración del varón No todos los ginecólogos aceptan realizar una exploración física completa del varón. Sin embargo, algunas partes de esta valoración son fáciles y el ginecólogo debe conocer por lo menos las caracte- rísticas principales de la exploración. Se deben buscar signos de producción de testosterona en forma de caracteres sexuales secun- darios normales, como crecimiento de barba, vello axilar y púbico y quizás alopecia androgénica. La presencia de ginecomastia o un fenotipo eunucoide sugiere síndrome de Klinefelter (cariotipo 47,XXY) (De Braekeleer, 1991). La uretra peniana debe hallarse en la punta del glande para depositar el semen en la vagina. La longitud de los testículos debe ser de por lo menos 4 cm con un volumen testicular mínimo de 20 ml (Charny, 1960; Hadziselimovic, 2006). Cuando los testícu- Organization, 1992). Aunque en las clínicas de esterilidad se diag- nostica un varicocele en 30 a 40% de los pacientes atendidos, casi 20% de los varones de la población general tienen este diagnós- tico. A pesar de que ha habido un desacuerdo importante sobre los benefi cios obtenidos de la reparación del varicocele, los metaaná- lisis sugieren que la intervención quirúrgica mejora la fecundidad (American Society for Reproductive Medicine, 2008b; Schlesinger, 1994; Steckel, 1993). Si se sospecha un varicocele, debe ser valo- rado por el urólogo, de preferencia uno con interés específi co en esterilidad. La espermatogénesis, desde las células madre hasta el esperma maduro, en el epidídimo, toma cerca de 90 días (fig. 19-4). Por consiguiente, cualquier efecto perjudicial en los tres meses pre- vios puede afectar las características del semen (Hinrichsen, 1980; Rowley, 1970). La espermatogénesis es óptima a temperaturas leve- mente por debajo de la temperatura corporal, de ahí la localización de los testículos por fuera de la pelvis. Las enfermedades con fi ebres elevadas o el uso prolongado del sauna pueden alterar de manera temporal la calidad espermática. No hay evidencia defi nitiva de que el uso de ropa interior tipo bóxer sea ventajoso (Tas, 1996). Dentro de los antecedentes médicos del varón, se debe buscar algún tratamiento previo con quimioterapia o radioterapia que pudiera lesionarlas células madre de la espermatogonia. Algunos casos de hipertensión, diabetes mellitus y trastornos neurológi- cos se acompañan de disfunción eréctil o eyaculación retrógrada. Asimismo se sabe que diversos fármacos, como cimetidina, eritro- micina, gentamicina, tetraciclina y espironolactona, tienen efectos adversos sobre los parámetros del semen (Sigman, 1997). Como se describió, tanto el tabaquismo como el alcohol, las sustancias ilíci- tas y ciertas toxinas ambientales tienen efectos adversos en los pará- metros del semen (Muthusami, 2005; Ramlau-Hansen, 2007). El uso cada vez mayor de esteroides anabólicos también disminuye la producción espermática al suprimir la producción intratesticular de testosterona (Gazvani, 1997). Los efectos de muchos fármacos son reversibles, pero el abuso de esteroides lesiona de manera per- manente o prolongada la función testicular. EXPLORACIÓN FÍSICA ■ Exploración de la mujer La exploración física ofrece diversos datos clave sobre la causa de la esterilidad. En primer lugar, se anotan los signos vitales, la talla y el CUADRO 19-3. Capítulos con información relevante sobre esterilidad Causa Diagnóstico Título del capítulo Capítulo Disfunción ovárica PCOS Hipotalámica-hipofisaria Por la edad POF PCOS e hiperandrogenismo Amenorrea Transición menopáusica Amenorrea Capítulo 17 Capítulo 16 Capítulo 21 Capítulo 16 Enfermedad tubaria PID Infecciones ginecológicas Capítulo 3 Anomalías uterinas Congénita Leiomiomas Síndrome de Asherman Anomalías anatómicas Tumoraciones pélvicas Amenorrea Capítulo 18 Capítulo 9 Capítulo 16 Otras Endometriosis Endometriosis Capítulo 10 PCOS, síndrome de ovarios poliquísticos; POF (premature ovarian failure), insuficiencia ovárica prematura; PID, enfermedad inflamatoria pélvica. 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51119_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 511 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 512 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 idiopathic hypothalamic hypogonadism) o el síndrome de Kallmann. Las tiroidopatías y la hiperprolactinemia también contribuyen a las alteraciones menstruales. En el capítulo 16 (pág. 440) se des- criben con mayor detalle los trastornos que originan alteraciones menstruales. Patrón menstrual. Los antecedentes menstruales constituyen un factor pronóstico excelente de una ovulación regular. La mujer con menstruaciones cíclicas a intervalos de 25 a 35 días y con dura- ción de tres a siete días, probablemente está ovulando. Aunque estas cifras son variables, cada mujer tiene su propio patrón nor- mal. Por tanto, tales periodos no varían de manera excesiva entre los ciclos de cada mujer. Otros factores que sugieren ovulación normal son el mittel- schmerz, que es dolor pélvico a la mitad del ciclo que acompaña a la ovulación o ciertos síntomas, como hipersensibilidad mamaria, acné, antojos y cambios del estado de ánimo. Los ciclos ovulato- rios se acompañan con más frecuencia de dismenorrea, aunque la dismenorrea intensa sugiere endometriosis. Temperatura corporal basal. Desde hace tiempo se utiliza la gráfi ca de la temperatura corporal basal (BBT, basal body tempera- ture) a fi n de identifi car la ovulación. Para realizar esta prueba, la mujer debe tomarse la temperatura bucal diariamente durante la mañana para anotarla en una gráfi ca (fig. 19-5). La temperatura bucal por lo general es de 36.1 a 36.6°C durante la fase folicular. La elevación posovulatoria de la progesterona eleva la temperatura basal 0.175 a 0.178°C. Este patrón bifásico es altamente predic- tivo de ovulación (Bates, 1990). Sin embargo, aunque esta prueba tiene la ventaja de ser barata, es poco sensible en muchas muje- res. Además, en las parejas que desean concebir, la temperatura se eleva después de la ovulación y, por consiguiente, pasan por alto la ventana de máxima fecundidad (Grinsted, 1989; Luciano, 1990; Moghissi, 1992). Si bien este estudio es útil en la pareja que los son pequeños, es poco probable que produzcan sufi cientes espermatozoides. La presencia de un tumor testicular indica cán- cer, que en ocasiones se manifi esta en forma de esterilidad. El epi- dídimo debe ser blando y no doloroso para excluir la posibilidad de infección crónica. La plenitud del epidídimo sugiere obstrucción de los conductos deferentes. La próstata debe ser uniforme, no dolorosa y de tamaño normal. Además, se debe palpar el plexo venoso pampiniforme en busca de varicocele (Jarow, 2001). Es importante palpar ambos conductos deferentes. La ausencia congé- nita bilateral de éstos se acompaña de una mutación en el gen que causa fi brosis quística (Anguiano, 1992). VALORACIÓN DE CIERTAS CAUSAS DE ESTERILIDAD Desde el punto de vista conceptual, la valoración de la esterilidad se puede simplifi car al confi rmar: 1) ovulación; 2) características anatómicas normales del aparato reproductor femenino, y 3) pro- piedades normales del semen. En las siguientes secciones se des- cribe la valoración de cada una de estas categorías, que se muestran en el cuadro 19-4. ■ Causas de esterilidad en la mujer Disfunción ovárica La ovulación se altera por anomalías del hipotálamo, la hipófi sis anterior o los ovarios. Los trastornos hipotalámicos pueden ser adquiridos o hereditarios. Los adquiridos incluyen a los originados por el estilo de vida, por ejemplo, ejercicio excesivo, trastornos alimenticios o estrés. De manera alternativa, la disfunción o el des- plazamiento incorrecto de las neuronas hipotalámicas productoras de hormona liberadora de gonadotropinas puede ser hereditaria, como sucede en el hipogonadismo hipotalámico idiopático (IHH, CUADRO 19-4. Pruebas de esterilidad Causa Valoración Disfunción ovárica Progesterona sérica a la mitad de la fase lútea Dispositivo con factor predictivo de ovulación Concentración folicular de FSH ± concentración de estradiol (reserva ovárica) ± Concentración de hormona antimülleriana (AMH) ± Medidas séricas (TSH, prolactina, andrógenos) ± Ecografía ovárica (recuento de folículos antrales) ± Curva de temperatura basal ± Biopsia endometrial (defecto de la fase lútea) Patología tubaria/pélvica Histerosalpingografía Laparoscopia con cromotubación Factor uterino Histerosalpingografía Ecografía transvaginal Ecografía con solución salina Imagen por resonancia magnética Histeroscopia Laparoscopia Factor cervicouterino ± Prueba poscoital Factor masculino Análisis del semen FSH, hormona foliculoestimulante; TSH, hormona estimulante de la tiroides. 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51219_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 512 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 513Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 de progesterona >9.4 ng/ml tiene gran valor pronóstico de una mayor tasa de embarazo que el que se observa en pacientes con concentraciones de progesterona <10 ng/ml. Muchos médicos deciden tratar de manera empírica a cualquier paciente con una concentración de progesterona por debajo de esta cifra con progesterona natural. Este método no suele ser nocivo, pero su utilidad tampoco está comprobada. Por tanto, la concen- tración de progesterona a la mitad de la fase lútea se debe consi- derar como una medida excelente de ovulación, pero no como un indicador absoluto de que la función lútea es adecuada. Biopsia endometrial. La concentración de progesterona debe ser sufi cientemente previa a la implantación para preparar al endometrio. El defecto de la fase lútea (LPD, luteal phase defect) ocurre cuando la producción subóptima de progesterona ocasiona un desarrollo endometrial inadecuado. Por consiguiente, se pro- puso que la biopsia endometrial puede mostrar tanto la función del cuerpo lúteo como la respuesta endometrial, ofreciendo más información importante desde el punto de vista clínico que la con- centración sérica de progesterona. Noyes et al. (1975) describie- ron una secuencia de sucesos histopatológicos en el endometrio durante las fases periovulatoria, lútea y menstrual temprana. Estos investigadores defi nieronal LPD como un retraso en el aspecto histopatológico del endometrio mayor de dos días en relación con el día del ciclo determinado de manera retrospectiva. Tal discrepan- cia de fechas se denomina biopsia fuera de fase. De manera típica, la biopsia endometrial se obtiene lo más cerca posible del ciclo menstrual inminente según la duración del ciclo previo y, recien- temente, según el momento de la concentración máxima de la LH. Por desgracia, la utilidad de esta prueba disminuye de manera considerable por las variaciones que existen entre los distintos obser- vadores y en el mismo observador (Balasch, 1992; Scott, 1993). La frecuencia calculada de LPD en la población infértil es variable, pero en general se considera que es de 5 a 10%. No obstante, al parecer las biopsias fuera de fase son tan frecuentes en mujeres estériles como en no estériles y existe una gran superposición en la frecuencia en ambos grupos (Aksel, 1980; Balasch, 1992; Davis, 1989; Scott, 1993). Dicha observación provocó que varios inves- tigadores concluyeran que quizás el LPD no existe como entidad clínica. En su forma actual, la biopsia endometrial tiene poca utili- dad para el pronóstico. Como consecuencia, la biopsia endometrial ya no se considera parte sistemática de la valoración de esterilidad. Es interesante observar que se están haciendo avances impre- sionantes en cuanto a los conocimientos sobre la cronología de intenta concebir por primera vez, en general, se ha abandonado como recurso diagnóstico de esterilidad. Equipos para pronosticar la ovulación. Se han diseñado muchas otras pruebas para establecer la ovulación. En las farmacias se venden dispositivos urinarios que predicen el momento de la ovulación. Éstos miden la concentración de hormona luteinizante (LH, luteinizing hormone) urinaria por medio de un análisis colo- rimétrico, son fáciles de usar e incluyen instrucciones claras sobre su interpretación. En general, la mujer debe empezar la prueba dos a tres días antes del pico esperado de LH y continuar diariamente. No existe con- senso sobre el momento óptimo para realizar la prueba. Algunos especialistas en esterilidad sugieren que la primera orina concen- trada de la mañana constituye la muestra más lógica, mientras que otros se preguntan si ésta puede tener resultados positivos falsos o contradictorios y sugieren obtener una segunda muestra matutina. Otros médicos suponen que el valor máximo sérico de LH ocurre en la mañana y que la mayor posibilidad de identifi car dicho valor urinario es por la tarde o la noche. Probablemente la hora no es tan importante como llevar a cabo la prueba diariamente, puesto que la concentración máxima de LH dura sólo 48 a 50 h. En la mayor parte de los casos, la ovulación se produce al día siguiente del valor máximo pico urinario de LH (Luciano, 1990; Miller, 1996). Cuando se obtiene un resultado contradictorio, la prueba se puede repetir 12 h después. En un estudio, se calculó que la sen- sibilidad de la concentración máxima urinaria de LH es de 100% y, su precisión, de 96%, aunque de forma indudable esto es una exageración de los resultados típicos (Grinsted, 1989; Guermandi, 2001). Progesterona sérica. También se puede calcular el momento de la ovulación al medir la concentración sérica de progesterona a la mitad de la fase lútea. En un ciclo clásico de 28 días, se obtiene una muestra de suero el día 21 después del primer día del sangrado menstrual o siete días después de la ovulación. Por lo general, la concentración durante la fase folicular es <2 ng/ml. Una concen- tración de 4 a 6 ng/ml es muy sugerente de ovulación y de pro- ducción ulterior de progesterona en el cuerpo lúteo (Guermandi, 2001). La progesterona se secreta de manera pulsátil y, por tanto, una sola cifra no indica la producción global durante la fase lútea. Por tales razones, no se ha establecido un umbral absoluto de con- centración aceptable de progesterona. Sin embargo, Hull et al. (1982) publicaron que a la mitad de la fase lútea, la concentración DÍAS DEL CICLO Gráfica de la temperatura basal DÍAS DEL MES COITO MENSTRUACIÓN 99.0° .8 .6 .4 .2 98.0° .8 .6 .4 .2 97.0° 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 9 6 9 7 9 8 9 9 9 10 9 11 9 12 9 13 9 14 9 15 9 16 9 17 9 18 9 19 9 20 9 21 9 22 9 23 9 24 9 25 9 26 9 27 9 28 9 29 9 30 10 1 10 2 10 3 10 4 FIGURA 19-5. Patrón bifásico de la temperatura basal que sugiere ovulación. (Con autorización de Chang, 2005.) 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51319_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 513 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 514 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 De manera importante, la reserva ovárica se puede terminar por muchas otras causas diferentes a la edad cronológica. Como resultado, la valoración debe considerarse con seriedad en cual- quier mujer con un cambio inexplicable en los ciclos menstruales o con antecedentes familiares de menopausia temprana. Además, ha de pensarse en una valoración en mujeres que fuman mucho o con antecedentes de intervención quirúrgica ovárica, quimioterapia o radiación pélvica. Se han creado pruebas séricas y ecográfi cas para valorar la pro- babilidad de embarazo de una paciente y varias de éstas se descri- ben más adelante. La combinación óptima de pruebas se encuentra en revisión. Hoy día, quizá la estrategia con mayor rentabilidad en la práctica clínica sea la cuantifi cación de la concentración de hormona foliculoestimulante (FSH, follicle-stimulating hormone) y estradiol en fase folicular temprana. En general, también es pru- dente la valoración de la función tiroidea y de la hiperprolactine- mia, debido a que estos trastornos se asocian con defectos en la ovulación que pueden ser leves y tal vez difi culten su diagnóstico por medio de la anamnesis. Concentración de hormona foliculoestimulante. La con- centración sérica de FSH al inicio de la fase folicular constituye un análisis simple y sensible de la reserva ovárica (Toner, 1991). Al disminuir la función ovárica, las células de apoyo (células de la granulosa y lúteas) secretan menos inhibina, péptido hormonal que impide la secreción de FSH por los gonadotropos de la hipó- fi sis anterior (cap. 15, pág. 402). Al perderse la inhibina lútea, la concentración de FSH se eleva al inicio de la fase folicular. La cuantifi cación de las concentraciones de FSH en suero se realiza de manera clásica en el día del ciclo número 3 posterior al inicio de las menstruaciones, la también llamada concentración de FSH en el “día 3 del ciclo”. Sin embargo, es razonable valorarla entre los días 2 y 4. Cuando la concentración es >10 mUI/ml signifi ca que se ha perdido la función ovárica y, por tanto, se debe realizar una valoración más rápida y un tratamiento más intensivo. En un estudio grande en el cual se valoraron ciclos de fertilización in vitro, la concentración de FSH al tercer día de 15 mUI/ml obtuvo un valor predictivo de embarazo muy inferior (Muasher, 1988; Scott, 1995; Toner, 1991). Concentración de estradiol. Muchos médicos también miden la concentración sérica de estradiol al mismo tiempo (Buyalos, 1997; Licciardi, 1995). Esta medida reduce la frecuencia de resul- tados negativos falsos que cuando se utiliza sólo la FSH. De manera paradójica, no obstante la ausencia global de folículos ováricos, los estrógenos en las mujeres mayores se elevan al principio del ciclo cuando la concentración elevada de FSH estimula la esteroidogé- nesis ovárica. La concentración de estradiol >80 pg/ml, al tercer día, se considera anormal. Es importante señalar que los valores de referencia del estradiol y la FSH varían según el laboratorio. Por consiguiente, el médico debe conocer las concentraciones normales de su propio laboratorio. Inhibina B. Los intentos por identifi car marcadores adicionales de la reserva ovárica han incluido las cuantificaciones de un pro- ducto de las células de la granulosa, la inhibina B. Ésta aumenta durante la fase folicular, lo cual ocasiona la inhibición progresiva de la secreción de FSH por la hipófi sis. Así como la FSH y el estradiol, la inhibina B debe de cuantifi carse temprano en la fase folicular debido a las amplias variaciones de sus concentraciones en suero a lo largo del ciclo menstrual. Aunque inicialmente promete- la expresión de proteínas en las glándulas y el estroma endome- triales. Algunos indicadores potenciales de la receptividad uterina son la osteopontina, las citocinas (factor inhibidor de leucemia, factor estimulante de colonias-1 e interleucina-1), las moléculas de adherencia celular (integrinas) y el ligando de selectina L, el cual se supone controla la adherencia del embrión (Carson, 2002; Kao, 2003; Lessey, 1998). Tal vez en el futuro la biopsia endometrial forme nuevamente parte de la valoración diagnóstica si los patro- nes de expresión de estas proteínas tienen valor predictivo de la receptividad endometrial. Ecografía. La ecografía ovárica seriada muestra el crecimiento del folículo antral maduro y su colapso ulterior durante la ovulación. Este método es lento y en ocasiones pasa por alto la ovulación. No obstante, la ecografía constituye un recurso excelente para con- fi rmar el diagnóstico de poliquistosis ovárica (cap. 17, pág. 472). Envejecimiento de la mujer y disfunción ovulatoria Epidemiología. La relación entre la edad de la mujer y la fecun- didad es inversamente proporcional (cuadro 19-5) (American Society for Reproductive Medicine, 2006a). En las Hutterites, comu- nidad que prohíbe la anticoncepción, se realizó un estudio clásico. Después de los 34, 40 y 45 años de edad, la frecuencia de esterili- dad fue de 11, 33 y 87%, respectivamente. La edad promedio del último embarazo fue de 40.9 años (Tietze, 1957). Se conoce otro estudio interesante en el que se valoró la tasa acumulada de emba- razos en mujeres con inseminación artifi cial. Entre las <31 años de edad, 74% logró embarazarse en un año. Tales tasas descendieron a 62% en mujeres de 31 a 35 años de edad y disminuyeron hasta 54% en >35 años (Treloar, 1998). Fisiología. La causa de esterilidad relacionada con la edad suele ser la falta de ovocitos viables. A la mitad de la gestación, el feto femenino humano normal posee alrededor de 7 millones de ovoci- tos, que disminuyen a 2 o 3 millones al nacimiento (fi g. 14-1, pág. 383). A lo largo de la vida reproductiva de la mujer, los folículos no dominantes sufren atresia, de manera que hacia la pubertad sólo posee 300 000 folículos y, cuando comienza la menopausia, <1 000 folículos. Por consiguiente, incluso antes de que la mujer llegue a la menarquia ya ha perdido la mayor parte de sus óvulos. Conforme la mujer envejece, aumenta el riesgo de anomalías genéticas y de supresiones mitocondriales en los ovocitos restantes (Keefe, 1995; Pellestor, 2003). Estos factores reducen la tasa de embarazo y aumentan la de abortos en los ciclos tanto espontáneos como artifi ciales. Se calcula que la tasa global de abortos en muje- res >40 años de edad es de 50 a 75% (Maroulis, 1991). Por estas razones, se debe considerar el inicio de pruebas de esterilidad a la edad de 35 años después de no poder concebir por un año o quizá después de seis meses, en quienes desean embarazarse. CUADRO 19-5. Envejecimiento femenino y esterilidad Edad de la mujer (años) Esterilidad 20–29 8.0% 30–34 14.6% 35–39 21.9% 40–44 28.7% 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51419_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 514 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 515Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 en cuanto a lograr un embarazo, cualquiera que sea la edad de la mujer. Por el contrario, un resultado normal no excluye el efecto que tiene la edad de la paciente sobre su fecundidad. Esta infor- mación es útil durante la asesoría de la pareja sobre el pronóstico. Cuando los resultados en una mujer mayor son negativos, se reco- mienda intentar la fertilización in vitro (IVF, in vitro fertilization) con ovocitos de donador o utilizar otro recurso, como la adopción. Los resultados limítrofes en una mujer joven sugieren la necesidad de realizar estudios más intensivos. Factores tubarios y pélvicos Ciertos síntomas, como dolor pélvico crónico o dismenorrea, sugieren la presencia de obstrucción tubaria con adherencias pélvi- cas o ambas. Las adherencias impiden la motilidad tubaria normal, la captación de óvulos y el transporte del óvulo fertilizado hacia el útero. Los trastornos tubarios tienen gran variedad de causas, incluidas infecciones pélvicas, endometriosis y una intervención quirúrgica pélvica incorrecta. El antecedente de PID es muy sospechoso de adherencias pél- vicas o daño a las trompas de Falopio. La esterilidad tubaria se ha estimado que es de 12, 23 y 54% en las mujeres con uno, dos o tres casos de PID, respectivamente (Lalos, 1988). Sin embargo, la falta de antecedentes de PID no es para tranquilizarse, ya que 50% de las pacientes que se identifi caron con daño tubario no tuvo antecedentes de la enfermedad (Rosenfeld, 1983). Aproximadamente 25 a 33% de todas la mujeres infértiles en países desarrollados son diagnosticadas con enfermedad tubaria (Serafi ni, 1989; World Health Organization, 2007). En Estados Unidos, las causas más comunes de enfermedad tubaria son la infección con C. trachomatis o N. gonorrhoeae (cap. 3, págs. 93-94). En contraste, en países en desarrollo, la tuberculosis genital puede originar 3 a 5% de los casos de esterilidad (Aliyu, 2004; Nezar, 2009). Por tanto, este diagnóstico debe ser considerado en pobla- ciones inmigrantes de países con infección endémica. En estos casos, las causas subyacentes son el daño tubario y las adherencias endometriales. La tuberculosis genital de manera típica sigue a la diseminación hematógena del aparato reproductor a partir de una infección primaria extragenital. La probabilidad de recuperar la fecundidad después del tratamiento antifímico es baja y la IVF con transferencia de embriones sigue siendo el tratamiento más confi able (Aliyu, 2004). Dentro de los implantes de endometriosis, la infl amación y el sangrado crónico pueden ocasionar obstrucción de las trompas de Falopio o la aparición de adherencias pélvicas graves. Además, el antecedente de embarazos ectópicos, aun si fueron tratados médi- camente con metotrexato, implica la probabilidad de daño tubario importante. Incluso después de la intervención quirúrgica pélvica más meticulosa, son frecuentes las adherencias residuales. Esto es verdadero en particular en casos con infl amación pélvica debida a sangrado, infección o a irritación causada por el contenido de teratomas quísticos maduros (dermoides). La salpingitis ístmica nudosa es una anomalía infl amatoria de la trompa de Falopio, caracterizada por engrosamiento nodular de su porción ístmica. Desde el punto de vista histológico, la pro- liferación del músculo liso y los divertículos del epitelio tubario contribuyen a su engrosamiento. Esta alteración poco común es de forma característica bilateral y progresiva y al fi nal ocasiona oclu- sión tubaria y esterilidad (Saracoglu, 1992). En el capítulo 20 (pág. 540), se describen las opciones de fecundidad, incluidas aquellas doras, las concentraciones de inhibina B no han mostrado agregar información relevante a la generada a partir de la cuantifi cación de FSH, motivo por el cual está perdiendo aceptación. Hormona antimülleriana. Esta hormona (o AMH, an ti mü lle- rian hormone) es el factor más reciente que ha de analizarse como predictor de reserva ovárica (La Marca, 2009). Como se sugiere por su nombre, la AMH es expresada por los testículos fetales durante la diferenciación masculina para prevenir el desarrollo del sistema mülleriano (trompas de Falopio, útero y tercio superior de la vagina). La AMH también se expresa a través de las células de la granulosa de los folículos preantralespequeños con expresión limitada en los folículos más grandes. Esta observación sugiere que la AMH desempeña una función en el reclutamiento de un fo - lículo dominante. La cuantifi cación de las concentraciones de AMH tiene una ventaja sobre la determinación de FSH e inhi- bina, porque su expresión es independiente de la etapa del ciclo. Además, las concentraciones de FSH pueden disminuir antes de los cambios observables en las concentraciones de FSH o estradiol, lo cual proporciona un marcador más temprano de disminución de la función ovárica. Estudios recientes sugieren que las concen- traciones de AMH se relacionan con el número de folículos pri- mordiales ováricos de mejor manera que las concentraciones de FSH o de inhibina (Hansen, 2011). De manera interesante, las concentraciones de AMH están aumentadas dos a tres veces en mujeres con PCOS comparadas con mujeres con ciclos normales. Esta observación es congruente con el múltiple número de folícu- los tempranos identifi cados en estas pacientes. Prueba de exposición con citrato de clomifeno. Esta prueba (o CCCT, Clomiphene Citrate Challenge Test) se considera un indi- cador más sensible de una reserva ovárica reducida que el análisis de la concentración hormonal (sin estímulo) (Navot, 1987). Este fármaco es un modulador no esteroideo de los receptores de estró- genos. El mecanismo exacto se desconoce, pero se cree que el clo- mifeno antagoniza la inhibición de la retroalimentación negativa de los estrógenos endógenos sobre la secreción de FSH (fi g. 20-1, pág. 533). En esta prueba, la mujer recibe 100 mg por vía oral de citrato de clomifeno los días cinco a nueve del ciclo. El tercer día se mide la concentración de estradiol y FSH y el décimo día sólo la de la FSH. La elevación de la FSH en cualquiera de estos puntos indica reducción de la reserva ovárica. En general, una simple medición de la concentración de FSH el día 3 probablemente es adecuada como una detección inicial. Sin embargo, debe considerarse la posibilidad de realizar una CCCT en las mujeres con una concentración de FSH limítrofe o en las >40 años de edad. Recuento de folículos antrales. La valoración ecográfi ca del recuento de folículos antrales (AFC, antral follicle count) de la fase folicular se utiliza con frecuencia en la práctica de esterilidad como un predictor confi able de la respuesta posterior a la inducción de la ovulación (Frattarelli, 2000; Maseelall, 2009). El número de fo - lículos antrales pequeños refl eja el tamaño de la reserva de folículos restantes. Los folículos antrales de 2 a 10 mm se cuentan en ambos ovarios. En una mujer en edad reproductiva, el AFC total por lo general es de 10 a 20. Un recuento <10 predice escasa respuesta a la estimulación con gonadotropinas. Interpretación de la prueba. El resultado anormal en cual- quiera de los métodos antes descritos tiene un pronóstico sombrío 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51519_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 515 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 516 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 También parece igualmente razonable proponer que un leiomioma subseroso no repercutiría sobre el embarazo. Farhi et al. (1995) estudiaron los efectos de los leiomiomas uterinos sobre la tasa de éxito de la IVF. En 28 mujeres con una cavidad uterina normal, la tasa de embarazos fue de 30% por trans- ferencia de embrión. En 18 mujeres con una cavidad uterina anor- mal, esta tasa fue de sólo 9% por transferencia de embrión. Si bien esto sugiere que la extirpación de los leiomiomas submucosos debe mejorar la fecundidad, no se conocen estudios prospectivos y con asignación al azar para confi rmar esta conclusión. En la paciente con leiomiomas intramurales que no colindan con el endometrio, la acción adecuada es todavía más ambigua (Stovall, 1998). Hasta ahora, no ha sido posible diseñar un algo- ritmo basado en el número, el volumen o la ubicación de estos tumores que permita pronosticar con precisión la necesidad de extirparlos, ya sea para mejorar el índice de implantación o reducir las complicaciones del embarazo como abortos, desprendimiento prematuro de placenta o trabajo de parto prematuro. Sin embargo, la mayoría de los expertos contempla la posibilidad de operar un leiomioma que mide más de 5 cm o los tumores pequeños pero múltiples más o menos de este tamaño. De forma importante, lo benefi cios de la intervención quirúrgica deben ser ponderados contra la complicaciones posquirúrgicas que ulteriormente dismi- nuyen la fecundidad. Éstas comprenden al síndrome de Asherman después de extirpar un leiomioma submucoso grande o la necesi- dad de realizar una cesárea cuando se secciona el espesor miome- trial completo. Síndrome de Asherman. La presencia de adherencias intra- uterinas, también llamadas sinequias, se denomina síndrome de Asherman. Este diagnóstico se describe con detalle en el capítulo 16 (pág. 444). Es más frecuente en mujeres con antecedente de dilata- ción y legrado, en especial en el contexto de una infección y emba- razo (Schenker, 1996). La anamnesis incluye con frecuencia la disminución posquirúrgica aguda del sangrado menstrual o incluso amenorrea. Una mujer con un dispositivo intrauterino (IUD, intrauterine device) complicado por infección o una paciente con tuberculosis genital también se encuentra en alto riesgo de adhe- rencias intrauterinas. El tratamiento del síndrome de Asherman comprende la lisis histeroscópica de las adherencias, como se des- cribe en el atlas de la Sección 42-21 (pág. 1178). Si bien también se ha utilizado la dilatación y el legrado, la histeroscopia ofrece un control más preciso con menos cicatrices secundarias. Rara vez es necesario recurrir a la coagulación electroquirúrgica, puesto que las bandas en la mayor parte de los casos están formadas por tejido conjuntivo denso y riego escaso. Técnicas radiológicas y quirúrgicas para valorar las estructuras pélvicas Hay muchos métodos para valorar la anatomía pélvica: 1) HSG; 2) ecografía transvaginal con o sin solución salina; 3) ecografía transvaginal tridimensional; 4) histeroscopia; 5) laparoscopia, y 6) resonancia magnética (MR, magnetic resonance) de pelvis. Como se muestra en el cuadro 19-6, cada una tiene sus propias ventajas y desventajas. Histerosalpingografía. Este estudio radiográfi co es de gran utilidad para valorar la forma y el tamaño de la cavidad uterina, además de defi nir el estado de las trompas de Falopio. Por lo gene- ral, la HSG se lleva a cabo entre los días 5 y 10 del ciclo. Durante para la oclusión tubaria proximal. Además, el riesgo de embarazo ectópico está aumentado con la salpingitis ístmica nudosa. Para comprobar la permeabilidad tubaria, se puede realizar una histerosalpingografía (HSG, hysterosalpingography) o una cromo- tubación durante la laparoscopia. El capítulo 2 (pág. 50) contiene una descripción adicional de la HSG. En casos de obstrucción tubaria distal sin hidrosálpinx, se puede llevar a cabo una fi brino- plastia. También es posible corregir la obstrucción proximal por medio de una salpingoplastia con globo a través de una histeros- copia. Sin embargo, gracias a la alta tasa de embarazos con IVF, hoy día están disminuyendo las tasas de intervención quirúrgica tubaria. Todas estas opciones son descritas en el capítulo 20. Anomalías uterinas Anomalías congénitas. Las anomalías uterinas pueden ser hereditarias o adquiridas. Los trastornos hereditarios abarcan los tabiques uterinos, el útero bicorne, el útero unicorne y el útero didelfo. Con la posible excepción de un tabique uterino grande, ha sido difícil establecer el efecto que tienen estas anomalías sobre la concepción, si bien algunas de ellas claramente provocan compli- caciones durante el embarazo. Hoy día, un tabique uterino puede extirparse de manera relativamente fácil y segura mediante histe- roscopia, como se describe en la Sección 42-19 (pág. 1174). Si se identifi ca esta alteración, la mayoríade los especialistas en esterili- dad proceden con intervención quirúrgica. Dietiletilbestrol. La exposición intrauterina a este estrógeno sintético genera malformaciones uterinas y aumenta el riesgo de padecer adenosis vaginal. En el capítulo 18 (pág. 502), aparece más información sobre este tema. El aspecto clásico del útero es el de una estructura pequeña en forma de T. Por fortuna, este problema se ve cada vez con menor frecuencia en clínicas de esteri- lidad, debido a que este fármaco no se utiliza más y la mayoría de las mujeres afectadas está dejando la edad reproductiva (Goldberg, 1999). Anomalías adquiridas. Éstas comprenden pólipos intrauteri- nos, leiomiomas y síndrome de Asherman. Pólipos endometriales. Son protuberancias carnosas y blandas que se forman en 3 a 5% de las mujeres infértiles (Farhi, 1995; Soares, 2000). Su prevalencia es mayor en mujeres con síntomas, como hemorragia intermenstrual o ulterior al coito (cap. 18, pág. 502). Estas manifestaciones clínicas son indicación para la resec- ción histeroscópica inmediata, pero no se ha demostrado que los pólipos deban extirparse en pacientes asintomáticas (Ben-Arie, 2004; DeWaay, 2002). Sin embargo, es importante señalar que un estudio reciente sugiere que la extracción incluso de pólipos pequeños (<1 cm) mejora la tasa de embarazos después de la inse- minación intrauterina (Perez-Medina, 2005). Leiomiomas. Estos tumores benignos de músculo liso también impiden la implantación, según sean su tamaño y ubicación (Pritts, 2001). Parece razonable suponer que los leiomiomas que obstruyen la trompa de Falopio o distorsionan la cavidad uterina o llenan la cavidad uterina perjudicarían la implantación. El endo- metrio que cubre estos tumores se encuentra menos vascularizado y el miometrio circundante muestra contractilidad disfuncional, lo cual contribuye a menores tasas de embarazos satisfactorios. 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51619_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 516 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 517Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 tubaria y fi nalmente se vacía a través de la fi mbria hasta la cavidad pélvica (fig. 19-6). Trastornos tubarios. En un gran metaanálisis, se demostró que la HSG tiene una sensibilidad de 65% y especifi cidad de 83% para diagnosticar obstrucción tubaria (Swart, 1995). Las contrac- esta época, la coagulación intrauterina que puede bloquear el fl ujo tubario o dar la impresión falsa de una anomalía intrauterina es mínima. Además, la mujer no ha ovulado ni concebido. Para llevar a cabo este estudio, se administra medio de contraste yodado a tra- vés de un catéter colocado dentro del útero. Bajo fl uoroscopia, el colorante se observa conforme llena la cavidad uterina, luego la luz CUADRO 19-6. Ventajas y desventajas de diversos métodos para valorar la anatomía pélvica Permeabilidad uterina Cavidad uterina Defectos congénitos Endometriosis o PAD Ovarios HSG + + – +/– – TVS – +/– +/– – + TVS 3-D – + + – + SIS – + +/– – + Imagen por MR – + + – + Histeroscopia – + + (con laparoscopia) – – Laparoscopia + – + (con histeroscopia) + + HSG, histerosalpingografía; MR, resonancia magnética; PAD, enfermedad adhesiva pélvica; SIS, ecografía con solución salina; TVS, ecografía transvaginal. A B Normal C Hidrosalpinges bilaterales Síndrome de Asherman FIGURA 19-6. Datos de una histerosalpingografía. Estas imágenes se han invertido de forma digital, lo cual provoca que el medio de con- traste radiopaco aparezca de color negro contra un fondo radiolúcido. A. Histerosalpingografía normal. El colorante radiopaco llena la cavidad uterina y sale de las trompas de Falopio hacia la cavidad peritoneal. El catéter que inyecta el colorante se observa bajo el contorno endo- metrial. B. Síndrome de Asherman. El medio de contraste llena una cavidad endometrial de forma irregular, que a menudo se describe con aspecto “comido por polilla”. C. Hidrosálpinx bilateral. Nótese la dilatación tubaria pronunciada y la ausencia de medio de contraste fuera de la fimbria. (Cortesía del Dr. Kevin Doody.) 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51719_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 517 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 518 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 claro que la HSG es una herramienta poderosa para la valoración de la cavidad uterina. La HSG también permite defi nir las anomalías congénitas del útero (fig. 19-8). El útero con forma de Y en la HSG corresponde a un tabique uterino o a un útero bicorne. En estos casos, se debe valorar el contorno externo del fondo uterino con resonancia mag- nética, ecografía de alta resolución o laparoscopia. Si el contorno del fondo es uniforme, concuerda con el diagnóstico de tabique uterino. Esta es una distinción importante, puesto que el tabique se puede extraer mientras que el útero bicorne no se trata. En general, las alteraciones uterinas no causan esterilidad, pero pueden estar vinculadas con aborto o pérdida fetal posterior, lo cual crea un dilema en el tratamiento. De acuerdo con esto, quizá sea razonable tratar de modo quirúrgico algunas anomalías uterinas en un esfuerzo por mejorar el resultado. Sin embargo, la pareja debe ser cuidado- samente asesorada en cuanto a que la concepción por sí misma es poco probable que se afecte. En el capítulo 18 se plantea un aná- lisis de los efectos de las alteraciones congénitas en la fecundidad. Ecografía. La ecografía pélvica transvaginal también es útil para defi nir la anatomía uterina, en especial durante la fase lútea, cuando el endometrio engrosado actúa como medio de contraste para el miometrio. Aunque todavía no se utiliza de manera extensa, los ecógrafos tridimensionales han mejorado el potencial de discri- minación de la ecografía (fig. 19-9). Asimismo, la administración de solución salina en la cavidad endometrial durante la obtención de la ecografía en la fase folicular constituye otro método para lograr un contraste entre la cavidad y las paredes uterinas. Esta técnica ha recibido numerosos nombres, como ecografía con solución salina (SIS, saline infusion sonogra- phy), histeroecografía o ecohisterografía. En el capítulo 2 (pág. 35), se describen los detalles de esta técnica. Se ha publicado que la eco- grafía con solución salina tiene sensibilidad de 75% y especifi cidad >90%. Sus valores predictivos positivo y negativo son de 50 y 95%, respectivamente, que es mucho mayor que el valor predictivo negativo de la HSG (Soares, 2000). Además, la SIS es más sensible que la HSG para defi nir si un defecto cavitario corresponde a un leiomioma pediculado o a un pólipo (fi gs. 8-9, pág. 228 y 8-10, pág. 229). Quizá lo más importante es que la SIS ayuda a defi nir la porción del leiomioma submucoso que se encuentra dentro de la cavidad, puesto que sólo los que tienen un componente intramural <50% se deben operar por medio de histeroscopia. ciones tubarias, en especial el espasmo cornual, en ocasiones dan la impresión errónea de una obstrucción proximal de las trompas de Falopio (resultado positivo falso). Es mucho menos frecuente encontrar resultados negativos falsos cuando dicha trompa parece permeable en la HSG, pero luego se descubre que está obstruida. Muchas de las causas de los trastornos tubarios repercuten en ambas trompas de Falopio y, por consiguiente, en clínica es raro atender problemas unilaterales. La presencia de obstrucción uni- lateral con una trompa de Falopio contralateral normal suele ser consecutiva al paso de colorante por la menor resistencia durante la HSG, pero antes de iniciar el tratamiento se debe llevar a cabo laparoscopia con aplicación de solución con colorante para confi r- mar el diagnóstico. La HSG no es confi able para identifi car adherencias peritu- barias o pélvicas, aunque la formación de celdillas con colorante alrededor de las trompas de Falopio las sugiere. Por tanto, la HSG tiene gran valor predictivo de permeabilidad tubaria, pero es menos efi caz parapronosticar una función tubaria normal o la presencia de adherencias pélvicas. Se ha publicado que las tasas de embarazo aumentan después de la HSG y se dice que la razón es el arrastre de los detritos intratubarios con la presión del medio de contraste. No obstante, estas publicaciones se basan en valoracio- nes con colorantes oleosos en lugar de aquellos con base en agua, que son los preferidos hoy día. Patología uterina. La HSG también permite analizar el con- torno de la cavidad uterina. Un pólipo, un leiomioma o una adhe- rencia dentro de la cavidad bloquea la difusión del colorante, lo cual genera un “defecto” intrauterino en la opacidad del colorante en la radiografía (fig. 19-7). Se pueden obtener positivos falsos debido a coágulos sanguíneos, tapones de moco o desprendimiento del endometrio durante la colocación del catéter intrauterino, pero la HSG ha identifi cado con precisión los datos patológicos intra- uterinos. En un estudio de >300 mujeres en quienes la histeros- copia se utilizó como parámetro, se determinó que la HSG fue 98% sensible y 35% específi ca, con un valor predictivo positivo del 70% y un valor predictivo negativo de 8%. La mayoría de los diagnósticos erróneos se debió a la incapacidad para diferenciar pólipos de leiomiomas submucosos. Este es un problema mínimo, debido a que estas pacientes tendrán valoraciones posteriores y tra- tamiento si fuera el caso (Preutthipan, 2003; Randolph, 1986). Otros estudios no han mostrado resultados tan notables, pero es A B Leiomioma submucoso Pólipo endometrial FIGURA 19-7. Aspecto de un leiomioma y pólipos endometriales en la histerosalpingografía (HSG). A. Durante la HSG un leiomioma submucoso genera un defecto de llenado de base amplia. B. Un pólipo endometrial crea un defecto más irregular. (Cortesía de la Dra. Diane Twickler.) 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51819_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 518 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 519Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 A B Útero bicorne C Didelfia uterina Útero septado FIGURA 19-8. Aspecto histerosalpingográfico donde se muestran ciertas anomalías de los conductos de Müller. A. Útero bicorne por falta de fusión de dichos conductos, que genera un defecto fúndico con cuernos uterinos espaciados. B. Útero tabicado por una falla en la reabsorción. Este tabique moderado desplaza el colorante radiopaco a nivel del globo que inyecta el material radiolúcido. C. Útero didelfo que consta de dos sistemas de Müller, incluso duplicación del cuello uterino. (Cortesía de la Dra. Diane Twickler.) A B FIGURA 19-9. Ecografías que muestran el mismo leiomioma submucoso. A. Ultrasonido transvaginal. B. Ultrasonido en 3-D. (Cortesía del Dr. Victor Beshay.) La limitación principal de la SIS es que no ofrece información sobre las trompas de Falopio, si bien la salida rápida de solución salina hacia la pelvis ciertamente concuerda por lo menos con permeabilidad unilateral. La ecografía con solución salina por lo general es menos dolorosa que la HSG y no requiere contacto con la radiación. Por consiguiente, constituye la técnica preferida para obtener información cuando no se necesitan datos sobre permeabi- lidad tubaria, como sucede en pacientes que requieren IVF. Laparoscopia. La inspección directa permite realizar la valora- ción más precisa de la enfermedad pélvica y la laparoscopia es la técnica ideal. Se puede realizar una cromotubación en la que se 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 51919_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 519 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 520 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 quirófano. Al mejorar la instrumentación, ha aumentado la posi- bilidad de corregir al mismo tiempo ciertas anomalías en el consul- torio, pero en el quirófano se puede llevar a cabo una intervención quirúrgica histeroscópica mucho más extensa. En la Sección 42-13 (pág. 1157), se describe con mayor detalle la histeroscopia y sus indicaciones. Factores del cuello uterino Las glándulas cervicales secretan moco que normalmente es espeso e impermeable a los espermatozoides y las infecciones ascendentes. La concentración elevada de estrógenos a la mitad del ciclo cambia las características de este moco, que se torna poco espeso y elástico. El moco cervicouterino preparado con estrógenos fi ltra del semen los componentes que no son espermatozoides y forma conduc- tos que dirigen a los espermatozoides hacia el útero (fig. 19-11). Además, este moco crea un reservorio para los espermatozoides, permitiendo su liberación constante durante las siguientes 24 a 72 h y prolongando el intervalo para la fertilización (Katz, 1997). Las anomalías en la producción de moco son más frecuentes en mujeres que han sido objeto de criocirugía, conización cervicoute- rina o un procedimiento de extirpación con asa electroquirúrgica (LEEP, loop electrosurgical excision procedure) como tratamiento de una citología vaginal anormal. También se dice que las infecciones cervicales repercuten de manera negativa sobre la calidad del moco, pero la información a este respecto se ve controversial. Algunos de los microorganismos mencionados son Chlamydia trachoma- tis, Neisseria gonorrhoeae, Ureaplasma urealyticum y Mycoplasma hominis (Cimino, 1993). Pese a que no siempre ofrece ventajas en cuanto a calidad del moco, es razonable obtener cultivos para C. trachomatis y N. gonorrhoeae a fi n de evitar una infección ascen- dente durante la HSG o las inseminaciones intrauterinas. Prueba posterior al coito. También conocida como prueba de Sims-Huhner, esta prueba se realiza para valorar la presencia de moco cervicouterino normal (Oei, 1995a,b). Se pide a la pareja que tenga relaciones sexuales el día de la ovulación. Unas horas después, la mujer acude al consultorio y se le toma una muestra del moco cervicouterino con una pinza o por aspiración. Cuando la concentración de estrógenos es elevada, el moco debe ser abun- dante, elástico y relativamente transparente. Se deben extender >5 cm después de colocarse entre dos portaobjetos. Estas carac- terísticas se resumen con el término fi lancia. Además, debe haber por lo menos cinco espermatozoides móviles por campo de alto poder, si bien algunos expertos consideran que la presencia de un solo espermatozoide móvil es sufi ciente. Asimismo, el número de otros tipos celulares, como células infl amatorias, debe ser mínimo. Al secarse, el moco forma un patrón de helecho por la mayor con- centración de sal a causa de los estrógenos elevados antes de la ovulación (fi g. 19-11A). La causa más frecuente de una prueba anormal es la cronología incorrecta. Cuando el moco es escaso y espeso, a menudo denomi- nado hostil, la valoración de la motilidad espermática es inútil y se debe repetir el estudio. A pesar de lo anterior, probablemente la utilidad de la prueba ulterior al coito es nula en la mayor parte de los casos. No existe consenso sobre la defi nición de una prueba normal y su valor pre- dictivo para la concepción es reducido (Oei, 1995b). Además, los diversos métodos para mejorar el resultado anormal de una prueba posterior al coito no han aumentado de manera confi able las tasas de embarazo. En un estudio prospectivo, controlado y con asigna- inyecta colorante diluido a través de una cánula colocada en el cue- llo uterino o una sonda con globo instalada dentro del útero (fi gs. 42-1.7 y 42-1.8, págs. 1102-1103). A continuación, se describe el derrame tubario a través del laparoscopio (fig. 19-10). Se pre- fi ere utilizar carmín índigo en lugar de azul de metileno, puesto que, en ocasiones raras, este último induce methemoglobinemia aguda, en especial, en pacientes con defi ciencia de glucosa-6-fos- fato deshidrogenasa. Un vial de 5 ml de índigo carmín se mezcla con 50 a 100 ml de solución salina estéril para inyección a través de la cánula cervical. La laparoscopia permite tanto el diagnósti- co como el tratamiento quirúrgico inmediato de ciertas anomalías,como endometriosis o adherencias pélvicas. Además, la ablación laparoscópica de las lesiones del endometrio o de las adherencias aumenta la tasa de embarazos ulteriores (cap. 10, pág. 287). Puesto que la laparoscopia es un procedimiento con penetra- ción corporal, no se le considera en lugar de la HSG como parte de la valoración inicial de un caso de esterilidad. Una excepción es la mujer con antecedentes o síntomas que sugieren endometriosis e infl amación pélvica. Sin embargo, incluso en estas mujeres, una HSG preliminar suele ser informativa (De Hondt, 2005). Cuando la laparoscopia está indicada, también se puede efec- tuar una histeroscopia mientras la paciente permanece bajo anes- tesia para valorar la cavidad uterina. Además, en los casos de histeroscopia quirúrgica, la laparoscopia ayuda a dirigir la inter- vención quirúrgica y evitar una perforación, por ejemplo, durante la incisión de un tabique. Asimismo, la laparoscopia constituye una posibilidad en muje- res que no conciben por medio de la inducción de la ovulación con clomifeno o gonadotropinas. En caso de encontrar alguna anoma- lía pélvica y resolverla, se puede esquivar el paso siguiente que es la IVF. Gracias a que la tasa de éxito de ésta mejoró de forma conside- rable, este último argumento ha perdido aceptación, pues el costo de la intervención quirúrgica es mayor que el del ciclo de la IVF. Histeroscopia. El método principal para defi nir la presencia de anomalías intrauterinas es la valoración endoscópica de la cavidad uterina. La histeroscopia se puede realizar en el consultorio o en el FIGURA 19-10. Cromotubación observada durante la laparoscopia. Nótese la salida de colorante azul a través de la fimbria hacia la super- ficie ovárica. (Cortesía del Dr. Kevin Doody.) 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 52019_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 520 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 521Valoración de la pareja estéril CA P ÍTU LO 1 9 células de Leydig se sitúan entre los túbulos seminíferos y se llaman también células intersticiales; producen hormonas esteroideas. En términos simples, las células de Leydig son similares a las células de la teca del ovario. A diferencia del ovario, el testículo contiene células madre que permiten la producción constante de células germinativas durante la vida del varón. En el varón fértil, diariamente se producen entre 100 y 200 millones de espermatozoides (Sigman, 1997). El proceso empieza con una espermatogonia diploide (46,XY), que crece y se convierte en un espermatocito primario. La primera división meió- tica genera dos espermatocitos secundarios y al fi nal de la meio- sis se forman cuatro espermatozoides maduros con un cariotipo haploide (23,X o 23,Y). Durante este proceso, se pierde la mayor parte del citoplasma de los espermatozoides, las mitocondrias que proporcionan energía se colocan en el centro del espermatozoide y a éste le aparecen fl agelos. La producción de espermatozoides tiene una duración aproxi- mada de 70 días. Además, se necesitan de 12 a 21 días más para que el espermatozoide sea transportado hacia el epidídimo, donde termina de madurar y se torna móvil (Heller, 1963; Hinrichsen, 1980; Rowley, 1970). Es importante tener en mente que, a causa de este periodo tan prolongado, los resultados de un análisis del semen refl ejan lo que ha sucedido en los últimos tres meses y no en un solo momento. Para fertilizar a un ovocito, el espermatozoide del ser humano debe sufrir un proceso conocido como capacitación. La capacita- ción hiperactiva (incremento excesivo en la motilidad) al esper- matozoide le permite liberar el contenido acrosómico, con lo cual penetra a la zona pelúcida. La espermatogénesis normal depende de una concentración ele- vada de testosterona. La hormona luteinizante (LH) proveniente de la hipófi sis anterior estimula la producción de testosterona en las células de Leydig del intersticio testicular. La hormona folicu- loestimulante (FSH) aumenta los receptores de LH en las células ción al azar, la prueba ulterior al coito no logró predecir una mayor tasa acumulada de embarazos (Oei, 1998). Numerosos especialistas en esterilidad recomiendan de forma literal pasar por alto el cuello uterino y realizar una inseminación intrauterina en cualquier mujer con antecedente de intervención quirúrgica cervicouterina, en especial cuando ha advertido una menor producción de moco a la mitad del ciclo. La utilidad res- tante de la prueba poscoital es para parejas que no desean la inse- minación intrauterina o no pueden echar mano de ésta. También es útil en las regiones del mundo donde no se pueden obtener estudios más específi cos, puesto que la prueba posterior al coito ofrece información básica sobre la producción de moco, prácticas adecuadas para llevar a cabo el coito y la presencia de espermato- zoides móviles. ■ Causas de esterilidad en el varón Tales causas se clasifi can en anomalías en la producción de esper- matozoides, alteraciones en la función de los espermatozoides y obstrucción de los conductos. Espermatogénesis normal Durante la valoración de un paciente con esterilidad masculina es indispensable conocer las bases de la fi siología reproductora mas- culina. De manera análoga a los ovarios, los testículos poseen dos funciones: la generación de células germinativas maduras (esperma- tozoides) y la producción de hormonas masculinas, principalmente testosterona. Los túbulos seminíferos contienen espermatozoides y células de soporte llamadas células de Sertoli o células de sustentación (fi g. 19-4). Las células de Sertoli tienen uniones fi rmes que forman una barrrera hematotesticular. Este espacio avascular dentro de los túbulos seminíferos protege a los espermatozoides de los anticuer- pos y toxinas, pero también provoca que dependan de la difusión para obtener oxígeno, nutrimentos y precursores metabólicos. Las 1 2 3 A B FIGURA 19-11. A. Patrón de helecho cuando el moco cervicouterino preovulatorio se extiende y seca en una laminilla. (Cortesía del Dr. James C. Glenn.) B. Ejemplos de laminillas poscoitales. Laminilla 1: las columnas que se forman en el moco cervicouterino normal ayudan a dirigir a los espermatozoides hacia la cavidad uterina. En pacientes con moco hostil espeso (laminillas 2 y 3), los espermatozoides son menos móviles. 19_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 52119_Chapter_19_Hoffman_4R.indd 521 06/09/13 21:1406/09/13 21:14 522 Endocrinología de la reproducción, esterilidad y menopausia SECCIÓ N 2 volumen de semen proviene de las vesículas seminales. El líquido seminal es alcalino y se cree que protege a los espermatozoides de la acidez de las secreciones prostáticas y la vagina. El líquido seminal también proporciona fructosa como fuente de energía al esperma. Un pH ácido o la falta de fructosa sugieren un problema de vesí- cula seminal o de los conductos eyaculadores. Volumen del semen. Con frecuencia el volumen reducido del semen es consecutivo a la recolección de una muestra incompleta o a un intervalo de abstinencia corto. No obstante, algunas veces sig- nifi ca que existe obstrucción parcial de los vasos deferentes o eya- culación retrógrada. La obstrucción parcial o completa de los vasos deferentes puede ser causada por infección, tumor, cirugía inguinal o testicular previa o traumatismo. La eyaculación retrógrada sigue al cierre fallido del cuello de la vejiga durante la eyaculación y permite al líquido seminal fl uir hacia atrás a la vejiga. Dicho fl ujo se debe al cierre fallido del cuello vesical durante la eyaculación, lo cual permite que el líquido seminal regrese hacia la vejiga. Se debe sospechar de eyaculación retrógrada en todo varón con dia- betes mellitus, lesión medular o antecedente de cirugía prostática u otro tipo de cirugía retroperitoneal en la que tal vez se lesiona- ron los nervios (Hershlag, 1991). Algunos fármacos, en especial los bloqueadores β contribuyen a este problema. El análisis de orina después de la eyaculación
Compartir