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Excitación descendente El control supraespinal de la transmisión de impulsos nociceptivos a través de la médula espinal no sólo tiene componentes inhibidores, sino también excitadores. Se ha demostrado que algunas neuronas nociceptivas de la médula espinal se excitan mediante la estimulación eléc- trica de áreas supraespinales, y también se ha descrito la existencia de excitación tónica descendente similar a la inhibición tónica antes descrita. Esta forma de excitación descendente actúa aumentando la excitabilidad de neuro- nas espinales mediante circuitos de retroalimentación positiva entre la médula y el bulbo raquídeo que mantienen la actividad de las vías nociceptivas más allá del tiempo de aplicación del estímulo periférico. La excitación descendente media los aumentos dura- deros de excitación central que se observan después de la aplicación de estímulos nocivos. Estos aumentos de exci- tabilidad central se expresan como aumentos de sensacio- nes dolorosas, de hiperreflexia espinal y de actividad vegetativa. En general, el control descendente de las sen- saciones dolorosas incluye elementos de inhibición y de excitación, cuyo balance final determina la magnitud y duración de las sensaciones dolorosas evocadas por un estímulo nocivo. MECANISMOS DEL DOLOR ANORMAL Ya hemos señalado repetidamente que el dolor, como sensación normal, es una señal de alarma que alerta al organismo de la presencia de una lesión. Por ello, a medi- da que la lesión se reduce, el dolor va también desapare- ciendo. Sin embargo, en los casos en los que la lesión afecta al mismo sistema nervioso, el dolor puede ser de muy larga duración, no responder al tratamiento y generar sensaciones anormales que el paciente reconoce como diferentes de las sensaciones dolorosas normales. El gene- ralmente largo curso temporal que caracteriza al dolor neuropático es una consecuencia directa de la complejidad del proceso de reparación tisular en el sistema nervioso. Por ejemplo, en un caso de lesión traumática del nervio cubital, la cicatrización de los tejidos del brazo que rode- an al nervio puede haberse completado en unos días, mien- tras que la regeneración nerviosa de las fibras lesionadas y la reinervación del territorio del nervio puede llevar meses o, en los casos complicados, no llegar a lograrse nunca del todo, especialmente si se desarrollan neuromas o si el teji- do cicatricial alrededor de la herida impide la regeneración normal del nervio. El proceso de cicatrización y repara- ción de las lesiones del tejido nervioso es complejo y limi- tado, y su alivio se debe generalmente más a un proceso de compensación funcional que a la pura regeneración anató- mica. Por ello, las lesiones del sistema nervioso dejan numerosas secuelas, entre ellas las sensaciones dolorosas anormales. Las sensaciones dolorosas anormales y des- concertantes que padecen los pacientes con dolor neuropá- tico son debidas a la alteración que se produce tras la lesión en los sistemas neurales encargados del procesa- miento normal de la sensación de dolor. Los dolores anormales pueden subdividirse en dos grandes grupos: las neuropatías periféricas y el dolor cen- tral. El motivo principal de esta distinción es que ambos síndromes dolorosos están mediados por mecanismos fisiopatológicos distintos. Sin embargo, algunas formas de dolor anormal comparten síntomas periféricos y centrales (por ejemplo, la neuralgia postherpética), por lo que es necesario señalar que los síndromes dolorosos anormales poseen componentes fisiopatológicos que, iniciados en la periferia, acaban también afectando al sistema nervioso central. Neuropatías periféricas En los axones de las neuronas aferentes primarias se producen diferentes procesos patológicos como conse- cuencia de la sección o daño de sus ramas periféricas. Si el nervio periférico ha sido seccionado traumáticamente o si las ramas periféricas degeneran debido a procesos neuro- páticos como la diabetes, los somas celulares de los gan- glios raquídeos no mueren, sino que inducen la regeneración de su rama periférica, formando un cono de crecimiento que produce ramificaciones. Si el nervio rege- nera siguiendo los tubos neurales originales formados por las células de Schwann, las ramificaciones de los conos de crecimiento pueden volver a alcanzar sus tejidos diana y la regeneración termina. Pero si estas guías faltan o la des- trucción del nervio ha sido más completa se forma un ama- sijo de ramificaciones de crecimiento desordenado que da lugar a un neuroma. Descargas espontáneas Tanto las ramificaciones de crecimiento como las ter- minaciones de los neuromas e incluso los somas en los ganglios raquídeos de las fibras dañadas producen impul- sos y descargas espontáneas debidas a aumentos de exci- tabilidad de las membranas de las fibras en regeneración. Las ramificaciones neurales de los conos de crecimiento y los somas de las fibras aferentes primarias adquieren capa- cidades transductoras similares a las que originalmente tenían sus correspondientes receptores sensoriales perifé- ricos. Muy frecuentemente, las zonas dañadas de los ner- vios desarrollan mecanorrecepción y se transforman en mecanorreceptores sensibles a contracciones musculares, movimientos y presiones ligeras a través de la piel. Asi- mismo, algunas de estas terminaciones adquieren propie- dades termorreceptoras y quimiorreceptoras, respondiendo a cambios de temperatura y a la liberación de mediadores de la inflamación como la bradiquinina, la histamina y la serotonina. En algunos casos se ha observado también sen- sibilización en nociceptores intactos, pero que terminan en una zona cuya inervación periférica ha sido dañada. Después de una lesión periférica, las fibras aferentes primarias lesionadas desarrollan una sensibilidad especial- 102 N E U R O F I S I O L O G Í A
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