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Un efecto equilibrado de las vías directa e indirecta propiciaría la adecuada selección, iniciación y secuenciación de acciones Las neuronas de los núcleos de salida tienen una ele- vada frecuencia de disparo de potenciales de acción en un animal en reposo, de modo que, por ser GABAérgicas, ejercen una inhibición sostenida sobre las neuronas tala- mocorticales. Cuando las neuronas espinosas estriofugales de la vía directa se activan (por acción de la entrada sináp- tica de la corteza cerebral) se obtiene una inhibición de neuronas en los núcleos de salida y desinhibición de neu- ronas talamocorticales (Fig. 7.11). En cambio, cuando las aferencias corticales activan neuronas espinosas estriofu- gales de la vía indirecta, el efecto resultante sobre los núcleos de salida es excitación con la consecuente inhibi- ción de neuronas talamocorticales (Fig. 7.11). Se ha interpretado que la activación simultánea de las vías directa e indirecta por neuronas corticoestriatales con- tribuye al proceso de selección e iniciación de acciones motoras. En el circuito motor de los ganglios de la base la proyección del segmento interno del globo pálido se diri- ge principalmente al núcleo ventral-lateral del tálamo y la corteza motora suplementaria (Fig. 7.9). Cuando las neu- ronas estriofugales de la vía directa se activan provocan desinhibición en el núcleo ventral-lateral y activación de poblaciones específicas de neuronas en la corteza suple- mentaria, hecho que promovería la puesta en marcha de una acción. Por otro lado, la activación de las neuronas estriofugales de la vía indirecta provocaría excitación en el segmento interno del globo pálido e inhibición en el núcleo ventral-lateral del tálamo y la corteza motora suple- mentaria, desfavoreciendo la puesta en marcha de acciones (Fig. 7.11). La entrada corticoestriatal contendría informa- ción sobre el contexto ambiental y las neuronas estriatales estriofugales “habrían aprendido” a reconocer en dicha representación cortical señales que permiten predecir qué acción conductual (dentro del repertorio de todas las acciones conductuales disponibles) tiene más posibilida- des de alcanzar un resultado favorable. La convergencia de las vías directa e indirecta sobre las neuronas de los núcleos de salida aseguraría la selección de la acción mejor adaptada al contexto (propiciada por la vía directa) e impediría la iniciación de acciones conductuales desfa- vorables o que pueden competir con la más adecuada (rol de la vía indirecta). Dentro de esta hipótesis general la dopamina jugaría un rol esencial en determinar un balance apropiado entre las vías directa e indirecta. A través de un efecto excitato- rio mediado por receptores D1, la dopamina favorecería la activación de neuronas estriofugales de la vía directa y, por lo tanto, la selección e iniciación de acciones. Al mismo tiempo, a través de un efecto inhibitorio mediado por receptores D2, disminuiría la respuesta de las neuronas estriofugales de la vía indirecta a la entrada cortical, hecho que también favorecería la iniciación de acciones conduc- tuales (Fig. 7.11). Desequilibrios entre las acciones de las vías directa e indirecta resultarían en la aparición de síndromes hipercinéticos o hipocinéticos A principios de la década de 1980 se detectaron varios casos de parkinsonismo en jóvenes de California, hecho que llamó la atención de la comunidad médica local, ya que la enfermedad de Parkinson se presenta generalmente des- pués de los 60 años de edad. Los jóvenes afectados tenían en común que eran adictos a los opiáceos y habían consu- mido una preparación que resultó estar contaminada con metil-fenil-tetrahidropiridina (MPTP). Poco después se descubrió que el MPTP es una protoxina que provoca la destrucción selectiva de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra. Aunque se sabe hoy que el MPTP no causa los casos esporádicos de la enfermedad de Parkin- son, su descubrimiento permitió desarrollar un modelo de parkinsonismo en monos que resultó de gran utilidad para la investigación y permitió comprender algunos fenóme- nos importantes de la fisiología y fisiopatología de los gan- glios de la base. En los monos lesionados con MPTP las neuronas del núcleo subtalámico se encuentran hiperacti- vas y la destrucción del núcleo subtalámico provoca una importante mejoría clínica. Cabe destacar que cuando el núcleo subtalámico resulta dañado en un ser humano pre- viamente sano se presentan movimientos involuntarios bruscos en la mitad contralateral del cuerpo, entidad clíni- ca conocida como hemibalismo. Estos hallazgos llevaron a R.L. Albin, J.B. Penney y A.B. Young a proponer un modelo para explicar cómo los síndromes hipocinéticos e hipercinéticos resultarían de cambios opuestos de activi- dad en el núcleo subtalámico (Fig. 7.12). En el parkinsonismo la carencia de dopamina provo- caría una disminución de actividad de las neuronas estrio- fugales de la vía directa (por falta de activación de receptores excitatorios D1) y un aumento de actividad de las neuronas estriofugales de la vía indirecta (por falta de activación de los receptores inhibitorios D2). Esto último determinaría una excesiva inhibición del segmento externo del globo pálido y una desinhibición del núcleo subtalámi- co, que entonces presenta hiperactividad neuronal. La con- junción de hiperactividad del núcleo subtalámico (excitatorio) e hipoactividad de la vía directa (GABAérgi- ca) provocaría hiperactividad en los núcleos de salida e inhibición sostenida de circuitos talamocorticales (Fig. 7.12). Estudios de resonancia magnética nuclear funcional y tomografía de emisión de positrones indican que la cor- teza motora suplementaria (principal blanco de las neuro- nas talámicas inervadas por el globo pálido interno) está hipoactiva en pacientes que sufren Parkinson, y que la administración de fármacos que estimulan los receptores para dopamina produce una mejoría clínica que se acom- paña de un aumento de actividad en la corteza motora suplementaria. Siguiendo este modelo, la destrucción del núcleo sub- talámico provocaría hipoactividad en los núcleos de salida, desinhibición de los circuitos talamocorticales, y movi- 136 N E U R O F I S I O L O G Í A
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