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miento, las prostaglandinas y los opiáceos. En la actuali- dad se están investigando otras sustancias sin que podamos afirmar que exista realmente un factor de esta índole, un factor provocador del sueño de características fisiológicas. Factores neurales generales Como ya hemos mencionado, el sueño se consideró en el pasado un proceso pasivo; podría decirse que sería consecuencia de la falta de vigilia o de las funciones que mantienen la vigilia. En 1935 se demostró que, cuando se seccionaba el SNC a nivel del primer segmento cervical (preparación experimental llamada “encéfalo aislado”), el animal mantenido con respiración artificial mostraba sig- nos electroencefalográficos y pupilares de la existencia de ritmo con alternancia de vigilia y de sueño. Cuando, en cambio, la sección se efectuaba en el mesencéfalo (pre- paración denominada “cerebro aislado”), se obtenía un animal con actividad bioeléctrica de sueño mantenido (Fig. 9.4, A-B). No obstante, experimentos posteriores demostraron que, si el animal con “cerebro aislado” se mantenía con vida durante un tiempo suficiente, se podían obtener nuevamente signos electroencefalográficos de vigilia. Esto sugiere que los grupos neuronales que produ- cen vigilia, además de los de la formación reticular me- sencefálica, se localizan también en regiones más rostrales, como es la región posterior del hipotálamo. Cuando el animal pierde la mayor parte de la entrada sensorial, como en el “cerebro aislado”, el EEG presenta características de sueño. No obstante, la estimulación olfa- toria intensa puede provocar cortos estados de vigilia que no se prolongan más allá de lo que dura el estímulo, en tanto que la información visual no logra “despertar” al ani- mal y tampoco produce signos oculares ni una activación difusa del EEG, como ocurre en el animal normal. Como decíamos anteriormente, se ha demostrado que el control del nivel de excitabilidad del cerebro y, por ende, los estados de vigilia y sus gradaciones, es respon- sabilidad de un sistema reticular ascendente; este hecho ha sido la base del concepto de que la disminución o ausen- cia de dicha función activadora desempeñaría un papel determinante en la generación del sueño. Todavía se des- conoce en qué grado participa este juego de funciones en la generación del sueño, aunque determinadas regiones de la porción basal del cerebro anterior parecen ser muy importantes. Moruzzi y su escuela de Pisa han demostrado la exis- tencia de otros procesos que discurren paralelos a los pro- cesos de activación provocados por la FRM y que tienden, en cambio, a sincronizar el EEG y “provocar” el sueño desde una región particular bulbopontina. Cuando esta zona es separada del resto del SNC por una lesión medio- pontina pretrigeminal, el animal presenta una falta de sig- nos de sueño con EEG y signos oculares similares a los de la vigilia (Fig. 9.4, C). La posibilidad de establecer res- puestas condicionadas demostró, además, la realidad de la vigilia en los animales con lesión mediopontina. Se establece entonces una diferencia entre el prepara- do “encéfalo aislado”, que presenta alternancia con perío- dos de sueño, y el animal con lesión “mediopontina”, que muestra gran proporción de vigilia, como si existiera una región sincronizadora del EEG, hipnogénica, en la zona bulbo-pontina posterior a la lesión. Otros hechos experimentales apoyan la localización de procesos sincronizadores en esta zona inferior del tron- co del encéfalo, posterior a la lesión mediopontina: a) su estimulación eléctrica de baja frecuencia provoca un EEG sincronizado similar al del SL; b) la actividad neuronal registrada en esta región muestra un incremento de su fre- cuencia de descarga en los momentos previos a la apari- ción de un período de sueño; c) el enfriamiento local tanto como, d) la perfusión con pentobarbital de la región de la arteria vertebral, selectiva de la zona en cuestión, producen la activación del EEG y signos de vigilia (Fig. 9.4, D). La hipótesis de que, además de un sistema activador ascen- dente, existe una zona sincronizadora en la región inferior del tronco encefálico presenta muchos elementos que la apoyan. 154 N E U R O F I S I O L O G Í A A C B D “Encéfalo aislado” “Cerebro aislado” (agudo) Lesión mediopontina pretrigeminal Pentobarbital en la arteria vertebral EEG: vigilia y sueño EEG: sueño EEG: vigiliaEEG: vigilia Figura 9.4. Actividad electroencefalográfica en diversas lesiones cerebrales. A. Lesión entre el bulbo y la médula espinal (flecha). En este caso el “encéfalo aislado” conserva los ritmos bioeléctri- cos de “vigilia y sueño” con signos pupilares acordes. B. Si la lesión se efectúa por delante del mesencéfalo (flecha) el animal permanece con ritmos corticales similares a los del sueño. Si la preparación es mantenida un tiempo suficiente, regiones anterio- res a la lesión pueden producir signos de “vigilia”. C. La lesión mediopontina (flecha) deja por detrás zonas que producen “sue- ño”; el mismo resultado se obtiene cuando se anestesia la región inferior del tronco encefálico, a través de la arteria vertebral (D). Al desconectarse o abolirse funcionalmente estas regiones poste- riores, el registro de la actividad bioeléctrica se corresponde con el de “vigilia”. (Datos tomados de: Batini y cols., 1959, Bremer, 1935, Magni y cols., 1959; citados en Moruzzi, 1966)
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