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depresión, aunque como veremos más adelante algunos pacientes pueden desarrollar en etapas tempranas altera- ciones de tipo obsesivo-compulsivo. La prevalencia de la enfermedad es de 150 por 100 000 habitantes. Sin embargo, dicha prevalencia se incrementa con la edad, de tal manera que después de los 65 años dicha prevalencia puede ser de 1100 por 100 000. Algunos estu- dios han demostrado un efecto protector de la nicotina; sin embargo, los datos no son concluyentes. Aunque algunos casos de la EP se han presentado en familiares, no se ha demostrado que sea hereditaria. Una baja concordancia entre gemelos no apoya la carga genética. Etiología La etiología de la forma más común de la EP es des- conocida, por lo que entra en la categoría de las enferme- dades neurodegenerativas, porque su progresión lleva a la destrucción neuronal progresiva. La asociación entre EP y la arterioesclerosis (endurecimiento de arterias) no es aún concluyente, aunque muchos investigadores están de acuerdo en que los infartos pueden ser una causa común de EP. El parkinsonismo postencefalítico, que era común en los primeros años del siglo veinte, es ahora muy raro. La segunda causa mas común de parkinsonismo es la admi- nistración de los neurolépticos típicos (p. ej., fenotiazinas, butirofenonas). Existe también la descripción de EP en pacientes adictos a drogas como el MPTP, lo cual ha lle- vado a la especulación de que algunas formas de la enfer- medad pueden ser secundarias a la exposición subclínica a algún agente tóxico. Enfermedad de Alzheimer La enfermedad de Alzheimer (EA) es una alteración neurodegenerativa que afecta de manera primaria a las neuronas de la corteza cerebral. Es la causa más frecuente de demencia en los ancianos. Se calcula que sólo en Esta- dos Unidos hay 4 millones de personas afectadas. Esta enfermedad se inicia habitualmente a los 55 años, aunque tanto su incidencia como su prevalencia aumentan con la edad. Existe una leve tendencia a ser más frecuente en las mujeres, pero también existe el hecho de que las mujeres tienen un índice de supervivencia mayor que los hombres. El curso es progresivo, y los pacientes tienen un índice de supervivencia de 10 años una vez que la enfermedad se ha diagnosticado. Los factores de riesgo de la EA incluyen senilidad, his- toria familiar de la enfermedad, síndrome de Down, historia o antecedentes de la enfermedad en las familias y presencia de una variante de la apolipoproteína E4. El inicio precoz de la EA tiene un patrón hereditario autosómico dominante, relacionado con los cromosomas 1, 14 y 21. Casi todos los pacientes con trisomía del cromosoma 21 presentan datos neuropatológicos de la EA para el tiempo de su muerte. El diagnóstico de la enfermedad requiere que el paciente tenga las siguientes características: 1. El enfermo debe cumplir los criterios de demencia basados en la exploración clínica. 2. Déficit en diferentes áreas del funcionamiento inte- lectual. 3. Progresión en las alteraciones de la memoria y otras funciones intelectuales. 4. No debe presentar alteraciones en el área de la con- ciencia. 5. La enfermedad debió iniciarse entre los 40 y los 90 años. 6. No deben coexistir otras enfermedades sistémicas o cerebrales. Además de lo anterior, se debe corroborar mediante una biopsia o en autopsia, para el diagnóstico anatomopa- tológico. El tipo de demencia que comúnmente se encuentra en la EA es aquella en la cual existen problemas para regis- trar nueva información. Existe además una pobre recolec- ción del material remoto, problemas en la denominación de personas, en las habilidades visuoespaciales, así como escasa capacidad para el cálculo de operaciones elementa- les, la abstracción y juicio. BIBLIOGRAFÍA Arciniegas DB, Beresford TP. Neuropsychiatry: An intro- ductory approach. 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