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12.23. El lugar geométrico de los puntos que se proyectan en puntos correspondientes de cada retina es un círculo, denominado círculo de Vieth-Müller, que pasa por el punto de fijación y por los puntos focales de cada ojo. Todos los puntos de este círculo tienen disparidad horizontal cero. Todos los puntos localizados fuera de este círculo se proyectan sobre puntos no correspondientes retinianos, produciendo por lo tanto disparidad horizontal. Sin embar- go, debido a las irregularidades ópticas y anatómicas de los ojos, el lugar geométrico real de los puntos que se proyec- tan en lugares correspondientes retinianos difiere del círcu- lo de Vieth-Müller, y es una curva de un radio ligeramente mayor que recibe el nombre de horóptero (Fig. 12.23). En 1858 P. L. Panum determinó un área alrededor del horóptero en la cual un punto visto simultáneamente por ambos ojos, a pesar de proyectarse en puntos no corres- pondientes retinianos, es percibido como único (Fig. 12.23). El área de Panum se extiende aproximadamente 7 minutos de arco por delante y por detrás del punto de fija- ción, y se va incrementando con la excentricidad, llegando hasta 1 grado a una excentricidad de 5 grados en el campo visual. Los puntos fuera del área de Panum se perciben como dobles, situación que se denomina diplopía. En el córtex visual hay células que detectan las disparidades retinianas horizontales positivas, negativas y nulas. Las primeras proporcionan información al sistema visual sobre los objetos localizados detrás del horóptero, las segundas delante y las terceras sobre los objetos localizados en el horóptero. Estas células representan la base neural de la visión estereoscópica. Desarrollo de la visión binocular La visión binocular no es innata, sino que requiere un proceso de maduración que se completa durante los pri- meros años de la infancia. La organización del córtex visual en columnas de dominancia ocular tampoco apare- ce en el momento del nacimiento, sino que se va confor- mando progresivamente mediante mecanismos de competencia entre ambos ojos. Durante la primera etapa de la vida las proyecciones retino-genículo-corticales de un ojo compiten con las del otro para establecer conexio- nes cerebrales que conformarán las características de dominancia ocular que aparecen en el adulto. Durante este periodo se puede alterar profundamente el proceso de maduración visual si aparecen procesos patológicos como el estrabismo o alteraciones ópticas de un ojo. Mediante procedimientos como el cierre palpebral o el estrabismo artificial se han simulado estas situaciones experimentalmente y se ha observando que disminuye la anchura de las columnas de dominancia ocular del ojo tra- tado, y que también lo hace el número de células que res- ponden a la estimulación de ese ojo. Estas alteraciones se producen con mayor o menor intensidad dependiendo del momento en el que se realiza la oclusión o el estrabismo. Se ha observado que después de cierto tiempo, cuando las conexiones de la vía visual ya se han establecido, no pro- ducen alteración alguna. Por esta razón, al período duran- te el cual el sistema visual es susceptible de ser alterado se le ha denominado período sensible. El período sensible varía entre especies, siendo para el gato de 4 meses, para el mono de 2 años y para el ser humano de 8 años, aproxi- madamente (Fig. 12.24). Durante este período el grado de sensibilidad no es constante, sino que hay una fase crítica al comienzo del desarrollo seguida de una disminución progresiva de sensibilidad. Las alteraciones de la visión binocular pueden producir déficit visual en uno de los dos ojos, que se conoce con el nombre de ambliopía. LA VISIÓN EN COLOR La percepción del color es un fenómeno complejo que depende de la adaptación de la retina a la luz y de la com- posición espectral tanto de la fuente de iluminación como de la luz reflejada por los objetos. Sensibilidad espectral de los fotopigmentos La respuesta de los fotorreceptores a la luz está condi- cionada por las moléculas de fotopigmentos que contienen. La rodopsina presente en los bastones tiene un pico de absorción a los 496 nm. Los picos máximos de absorción de los tres pigmentos presentes en los conos humanos se corresponden con los 419, 531 y 558 nm (Fig. 12.25). Cada fotorreceptor tiene un solo tipo de pigmento y, aunque sus picos de absorción se corresponden con los colores violeta, verde-amarillo y amarillo, por razones históricas se les denomina conos azules, verdes y rojos (también conocidos 214 N E U R O F I S I O L O G Í A I I Figura 12.23. Relación entre el círculo de Vieth-Müller, horóp- tero y área de Panum. El punto de fijación F se proyecta sobre la fóvea de cada ojo. Todos los puntos del área de Panum por delante y detrás del horóptero producen disparidad retiniana horizontal, pero no son percibidos como dobles. Los puntos fuera del área de Panum (P) se proyectan en puntos retinianos no correspondientes y se perciben como dobles.
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