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FISIOLOGÍA HUMANA-243

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12.23. El lugar geométrico de los puntos que se proyectan
en puntos correspondientes de cada retina es un círculo,
denominado círculo de Vieth-Müller, que pasa por el punto
de fijación y por los puntos focales de cada ojo. Todos los
puntos de este círculo tienen disparidad horizontal cero.
Todos los puntos localizados fuera de este círculo se 
proyectan sobre puntos no correspondientes retinianos,
produciendo por lo tanto disparidad horizontal. Sin embar-
go, debido a las irregularidades ópticas y anatómicas de los
ojos, el lugar geométrico real de los puntos que se proyec-
tan en lugares correspondientes retinianos difiere del círcu-
lo de Vieth-Müller, y es una curva de un radio ligeramente
mayor que recibe el nombre de horóptero (Fig. 12.23).
En 1858 P. L. Panum determinó un área alrededor del
horóptero en la cual un punto visto simultáneamente por
ambos ojos, a pesar de proyectarse en puntos no corres-
pondientes retinianos, es percibido como único (Fig.
12.23). El área de Panum se extiende aproximadamente 7
minutos de arco por delante y por detrás del punto de fija-
ción, y se va incrementando con la excentricidad, llegando
hasta 1 grado a una excentricidad de 5 grados en el campo
visual. Los puntos fuera del área de Panum se perciben
como dobles, situación que se denomina diplopía. En el
córtex visual hay células que detectan las disparidades
retinianas horizontales positivas, negativas y nulas. Las
primeras proporcionan información al sistema visual sobre
los objetos localizados detrás del horóptero, las segundas
delante y las terceras sobre los objetos localizados en el
horóptero. Estas células representan la base neural de la
visión estereoscópica.
Desarrollo de la visión binocular
La visión binocular no es innata, sino que requiere un
proceso de maduración que se completa durante los pri-
meros años de la infancia. La organización del córtex
visual en columnas de dominancia ocular tampoco apare-
ce en el momento del nacimiento, sino que se va confor-
mando progresivamente mediante mecanismos de
competencia entre ambos ojos. Durante la primera etapa
de la vida las proyecciones retino-genículo-corticales de
un ojo compiten con las del otro para establecer conexio-
nes cerebrales que conformarán las características de
dominancia ocular que aparecen en el adulto. Durante este
periodo se puede alterar profundamente el proceso de
maduración visual si aparecen procesos patológicos como
el estrabismo o alteraciones ópticas de un ojo. 
Mediante procedimientos como el cierre palpebral o
el estrabismo artificial se han simulado estas situaciones
experimentalmente y se ha observando que disminuye la
anchura de las columnas de dominancia ocular del ojo tra-
tado, y que también lo hace el número de células que res-
ponden a la estimulación de ese ojo. Estas alteraciones se
producen con mayor o menor intensidad dependiendo del
momento en el que se realiza la oclusión o el estrabismo.
Se ha observado que después de cierto tiempo, cuando las
conexiones de la vía visual ya se han establecido, no pro-
ducen alteración alguna. Por esta razón, al período duran-
te el cual el sistema visual es susceptible de ser alterado se
le ha denominado período sensible. El período sensible
varía entre especies, siendo para el gato de 4 meses, para
el mono de 2 años y para el ser humano de 8 años, aproxi-
madamente (Fig. 12.24). Durante este período el grado de
sensibilidad no es constante, sino que hay una fase crítica
al comienzo del desarrollo seguida de una disminución
progresiva de sensibilidad. Las alteraciones de la visión
binocular pueden producir déficit visual en uno de los dos
ojos, que se conoce con el nombre de ambliopía.
LA VISIÓN EN COLOR
La percepción del color es un fenómeno complejo que
depende de la adaptación de la retina a la luz y de la com-
posición espectral tanto de la fuente de iluminación como
de la luz reflejada por los objetos.
Sensibilidad espectral de los fotopigmentos
La respuesta de los fotorreceptores a la luz está condi-
cionada por las moléculas de fotopigmentos que contienen.
La rodopsina presente en los bastones tiene un pico de
absorción a los 496 nm. Los picos máximos de absorción
de los tres pigmentos presentes en los conos humanos se
corresponden con los 419, 531 y 558 nm (Fig. 12.25). Cada
fotorreceptor tiene un solo tipo de pigmento y, aunque sus
picos de absorción se corresponden con los colores violeta,
verde-amarillo y amarillo, por razones históricas se les
denomina conos azules, verdes y rojos (también conocidos
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Figura 12.23. Relación entre el círculo de Vieth-Müller, horóp-
tero y área de Panum. El punto de fijación F se proyecta sobre
la fóvea de cada ojo. Todos los puntos del área de Panum por
delante y detrás del horóptero producen disparidad retiniana
horizontal, pero no son percibidos como dobles. Los puntos
fuera del área de Panum (P) se proyectan en puntos retinianos
no correspondientes y se perciben como dobles.

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