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granulosas y las de axón corto utilizan como neurotrans- misor el ácido gama-amino-butírico (GABA), y éste, la dopamina y la sustancia P serían los de las células peri- glomerulares. Las fibras eferentes al BO procedentes de los núcleos del rafe son la fuente exclusiva de la serotonina que se encuentra en la capa glomerular del BO. Desde el locus coeruleus llegan axones noradrenérgicos a las capas ple- xiforme interna y granulosa del BO. Los efectos de la nor- adrenalina están mediados por la inhibición de corrientes de calcio en las células mitrales a través de una GOLF, seguido por la inhibición de la transmisión sináptica mitral-granulosa. Además de estos neurotransmisores, se han detectado en el BO otras sustancias de procedencia centrífuga cuyo papel no está muy claro: acetilcolina, que se encuentra en algunos axones eferentes que terminan entre las capas ple- xiforme interna y glomerular, y se piensa que se libera en sinapsis excitatorias; sustancia p, que se encuentra en terminales centrales procedentes del núcleo dorsal del rafe, de áreas amigdalinas y del locus coeruleus, que se ramifican en la capa granulosa; metionina-encefalina, que procede de núcleo olfatorio anterior, del hipocampo y de los núcleos amigdalinos anteriores; hormona libera- dora de hormona luteinizante (LHRH), que probable- mente procede del núcleo del limbo vertical de la banda diagonal de Broca y de los ganglios del nervio terminal. La LHRH está relacionada con la conducta sexual y repro- ductora, al igual que otros neuropéptidos (somatostatina, neuropéptido Y, vasopresina, oxitocina, péptido vasoactivo intestinal o colecistoquinina, etc.). En resumen, el BO recibe fibras excitadoras e inhibi- doras que probablemente tengan carácter tónico. Las efe- rencias excitatorias a las interneuronas inhibitorias bulbares forman un sistema de retroalimentación negativa que permite que las neuronas de salida puedan ser inhibi- das. A su vez, las eferencias inhibidoras son responsables de una retroalimentación positiva que desinhibe a las neu- ronas de salida (células mitrales y en penacho). VÍAS OLFATORIAS No es cierto que el olfato, dado que es un sentido pri- mitivo (algunos, incluso, opinan que es un sentido en regresión en la especie humana y en otros primates), no tiene conexiones con el neocórtex, sino exclusivamente con el paleocórtex. En realidad, las vías olfatorias proyec- tan al paleocórtex más profusamente que las vías de la sen- sibilidad somática, pero también, como ellas, proyectan al neocórtex a través de núcleos de relevo talámicos. La entrada olfatoria a la corteza se distribuye en un mapa “olfatotópico”, en el que los receptores olfatorios se repre- sentan en cúmulos discretos de neuronas corticales. Los axones de las células mitrales y en penacho aban- donan el bulbo formando el tracto olfatorio, y se distribu- yen por las áreas olfatorias secundarias o corteza olfatoria. En dicha corteza se pueden distinguir varias par- tes: 1) el núcleo olfatorio anterior (al que se hizo referen- cia anteriormente); 2) el tubérculo olfatorio; 3) la corteza prepiriforme; 4) los núcleos corticales de la amígdala (también llamada amígdala olfatoria) y 5) el área ento- rrinal, que proyecta al hipocampo. (Fig. 15.2 C). 1. Núcleo olfatorio anterior. Ya mencionado ante- riormente. 2. Tubérculo olfatorio. Las aferencias del BO tam- bién establecen sinapsis con las neuronas del tubérculo olfatorio. Éstas proyectan al núcleo dorsal medial del tálamo que, en definitiva, envía sus fibras a la corteza cerebral orbitofrontal. Es ésta la porción cortical que se cree que está involucrada en la percepción consciente del olor. Las neuronas corticales están estrechamente sintoni- zadas con las sustancias olientes, ya que alrededor del 50% responden solamente a un olor, y además son capaces de discriminar entre dos olores derivados de la misma sustancia. La percepción del olor llevaría consigo: a) la discrimina- ción olfatoria de varias sustancias, y b) la integración de los estímulos olfatorios, ya que la región orbitofrontal está implicada en el aprendizaje, en la motivación y la emoción, al estar recíprocamente conectada con el sistema límbico y otras áreas de asociación. 3. Corteza prepiriforme. Es la principal región para la discriminación olfatoria. En esta zona, cada neurona cortical responde a una sola sustancia oliente. 4 y 5. Núcleos corticales de la amígdala y el área entorrinal. Son las proyecciones olfatorias al sistema límbico, que, junto con la corteza prepiriforme, constitu- yen el paleocórtex olfatorio. Los núcleos de la amígdala olfatoria son centros de relevo que conectan la vía olfato- ria con el hipotálamo y el tegmentum mesencefálico. Ambas conexiones y su distribución posterior median el componente afectivo del estímulo oliente, así como fun- ciones de regulación conductuales y neuroendocrinas a través del hipotálamo. EL SISTEMA VOMERONASAL Desde un punto de vista morfofuncional, el sistema vomeronasal consiste en un receptor periférico (el órga- no vomeronasal) y neuronas sensoriales cuyos axones atraviesan la lámina cribosa del etmoides y constituyen los nervios vomeronasales, que terminan en el bulbo olfato- rio accesorio o bulbo vomeronasal, en estructuras glo- merulares semejantes a las descritas para el sistema olfatorio. A pesar de muchos esfuerzos interesados que un grupo industrial norteamericano ha realizado en los últi- mos quince años, no se ha podido demostrar fehaciente- mente la presencia de este sistema en el ser humano adulto, si bien está presente durante algunas etapas fetales, involucionando más tarde y desapareciendo. Quizá algunas células descritas en la mucosa olfatoria humana puedan asimilarse a receptores sensoriales vomeronasales, pero tampoco hay datos que apoyen tal especulación y no puede constatarse en ningún caso la presencia de bulbo olftatorio accesorio. La vía vomeronasal proyecta a los F I S I O L O G Í A D E L O L F AT O 251
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