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las condiciones propicias para el funcionamiento celular en los tejidos que irriga, dando lugar al llamado “medio interno”, a través de la filtración de líquidos, iones y nutrientes. También mantiene el equilibrio hídrico, ácido- base e iónico, estado conocido como homeostasis. La san- gre, siendo líquida, puede derramarse cuando existe una pérdida de continuidad en el sistema de vasos que la con- tienen. Para limitar este fenómeno, (hemorragia), la san- gre es capaz de cambiar su estado físico en la zona de lesión vascular, formando inicialmente un tapón hemostá- tico de plaquetas y, a la postre, un coágulo completo, con lo que evita la pérdida de parte de su volumen total. A esta función, que se opone a la hemorragia, se le conoce con el término de hemostasia. Existen diversos mecanismos que regulan el volumen sanguíneo, la velocidad de circulación y la presión intra- vascular, así como el número de elementos formes circu- lantes y de reserva, y la concentración de las diversas sustancias disueltas en el plasma. Volumen sanguíneo El volumen sanguíneo total constituye del 7 al 8% del peso corporal de un adulto, lo que indica que un individuo de 70 kilos tiene aproximadamente 5.5 L de sangre. Este volumen está compuesto tanto por el líquido extracelular, que es el plasma, como por los elementos formes de la san- gre, que también contienen líquido en su interior, sobre todo los eritrocitos, que contienen hemoglobina disuelta en agua. Teniendo en cuenta que el hematocrito represen- ta el 45% del volumen sanguíneo total, un adulto tiene aproximadamente 2 000 a 2 400 mL de eritrocitos, que representan del 3.2 al 3.5% del peso corporal, y de 3000 a 3500 mL de plasma que representa el 5% del peso total. En los varones, el volumen de sangre es de 61 a 66 mL/kg, de los cuales 24 a 30 mL/kg son eritrocitos y 33 a 35 mL/kg son plasma. En las mujeres estos valores son de 1 a 2 mL menos. En relación con la superficie corporal, el volumen sanguíneo de un adulto es de 2.89 L/m2 en el hombre y de 2.44 L/m2 en la mujer. En los jóvenes y en los niños el volumen es relativamente mayor. Al nacimiento, el volu- men sanguíneo es de aproximadamente 300 mL y se dupli- ca durante el primer año de vida. En los lactantes, el volumen sanguíneo es hasta de 83 mL/kg. Más de la mitad del volumen total de sangre, esto es, el 64%, se encuentra en las venas; el 13% en las arterias, el 9% en la circulación pulmonar, el 7% en los capilares y arteriolas y el otro 7% en las cavidades cardíacas. El volu- men sanguíneo presenta variaciones fisiológicas. Durante el ejercicio físico prolongado disminuye debido a la pérdi- da de líquidos y al paso de éstos hacia el espacio intersticial, con lo que el hematocrito sufre un incremento relativo. Vuelve a las condiciones normales durante los 30 minutos siguientes. Otros factores que influyen en el volumen son la temperatura corporal, la altitud sobre el nivel del mar, la cantidad de líquidos ingeridos y el grado de ejercicio o de reposo. Durante el embarazo existe un estado de hemodi- lución relativa que incrementa el volumen sanguíneo has- ta en más de 1 L. En condiciones normales, no toda la sangre se encuen- tra circulando, sino que una parte se encuentra remansada en los vasos capilares y senos venosos de diferentes órga- nos, que actúan como reserva, sobre todo el bazo, el hígado, los pulmones y el tejido subcutáneo. Esta sangre permane- ce depositada y tiene una velocidad de intercambio lenta con el resto de la circulación durante el reposo y el sueño o durante procedimientos anestésicos. Durante el ejercicio, la fiebre, en situaciones de estrés o ante la acción de diversos fármacos simpaticomiméticos, los depósitos naturales vier- ten la sangre almacenada en el resto de la circulación, con lo que se incrementa el volumen circulante. El principal órgano de reserva es el bazo, que puede incrementar hasta 8 veces su capacidad, como en algunos estados congestivos (insuficiencia cardíaca, hipertensión portal), en los que pue- de contener hasta 2000 mL de sangre. El volumen sanguíneo se modifica en el curso de varias enfermedades. Existe hipervolemia por incremento de líquidos en la insuficiencia cardíaca, en el hipertiroidis- mo, en el síndrome de Cushing, en la insuficiencia renal y en el exceso de secreción de hormonas corticosuprarrena- les, como la aldosterona y el cortisol. Los mecanismos son diferentes: en la insuficiencia cardíaca existe hipervolemia por incremento del contenido de líquidos debido a un retraso en la movilización circulatoria, mientras que en la insuficiencia renal se debe a trastornos en la eliminación de líquidos a través del riñón; en algunas endocrinopatías la causa es la retención de iones. El volumen circulante también aumenta por incremento de la masa eritrocítica, como en la proliferación primaria de eritrocitos, enferme- dad denominada policitemia rubra vera, y en la eritrocito- sis secundaria a hipoxemia crónica, estado que se presenta como consecuencia de algunas cardiopatías congénitas o neumopatías. Por el contrario, el volumen de líquidos se encuentra disminuido en el estado de shock, sobre todo en los estados sépticos, en la deshidratación, las quemaduras o los traumatismos extensos y en la hemorragia grave. También se encuentra disminuido en el hipotiroidismo y en la enfermedad de Addison. El volumen circulante tam- bién disminuye por reducción de la masa eritrocítica, como en los diferentes tipos de anemia, incluida la debida a hemorragia. Es posible medir el volumen de la masa eritrocítica mediante eritrocitos marcados radioactivamente con 51Cr, y el volumen plasmático empleando albúmina radioactiva marcada con 131I o con el reactivo azul de Evans. HEMORREOLOGÍA La reología se encarga del estudio de la dinámica de los fluidos. La hemorreología es una ciencia relativamente moderna que estudia el flujo sanguíneo. Como cualquier líquido, la sangre está sujeta a la mecánica de los fluidos y tiene propiedades físicas que condicionan su comporta- miento en la circulación. 274 F I S I O L O G Í A D E L A S A N G R E
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