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disminuye su cantidad de ATP, los eritrocitos se transfor- man en células espiculadas llamadas equinocitos, fenóme- no que también ocurre cuando se incrementa el contenido de iones de calcio, se eleva el pH, o cuando se expone al plasma almacenado a los ácidos grasos. Cuando la velocidad de circulación de los eritrocitos es muy acelerada, su membrana se lesiona debido a las tur- bulencias secundarias a la pérdida del flujo laminar. Esto es más grave si existe una superficie que no sea el endote- lio vascular o el endocardio. Cuando los eritrocitos sufren un daño mecánico por alguna de estas causas, como ocu- rre en la colocación de prótesis valvulares cardíacas o en las estenosis de los grandes vasos, pierden parte de la membrana en el lugar en que ocurrió la lesión y continúan en la circulación. La fragmentación produce pérdida de superficie y disminuye la proporción volumen/área, con lo que se modifica su forma, haciéndose esférica. Esto dis- minuye la capacidad de deformabilidad para adaptarse a otras zonas del árbol vascular y hace a los eritrocitos más resistentes al flujo a través de los pequeños vasos. El resul- tado es un eritrocito llamado microesferocito que es reco- nocido por el sistema mononuclear fagocítico del bazo y eliminado de la circulación. Los eritrocitos senescentes sufren modificaciones que afectan sus cualidades físicas, como alteraciones estructu- rales en la membrana, en la viscosidad interna y en el fun- cionamiento metabólico, lo que modifica la proporción entre el área y el volumen. Así se pierde la elasticidad de las proteínas de la membrana, disminuye el agua intracor- puscular y se producen agregados de hemoglobina que hacen más viscoso el citoplasma, con lo que se reduce la capacidad de deformación y aumenta la resistencia al des- plazamiento. En algunas enfermedades, los cambios en la forma de los eritrocitos los hacen más rígidos y aumentan la resis- tencia vascular periférica, como ocurre en la esferocitosis hereditaria o adquirida y en la anemia ferropénica. En la anemia de células falciformes, la desoxigenación de los eritrocitos produce agregados de hemoglobina precipitada, llamados cuerpos tactoides, que forman un gel firme e incrementan la viscosidad del citoplasma, manteniendo rígidos los eritrocitos en una forma de semiluna; con ello se incrementa la resistencia a la circulación, sobre todo en los vasos de pequeño calibre y en los capilares, con lo que se produce estasis y oclusión de la microcirculación. En la talasemia los eritrocitos sufren fragmentación cuando contienen cuerpos de Heinz grandes en el citoplasma; se vuelven más rígidos, hasta el punto de obstruir los capila- res estrechos, sobre todo los del bazo. Reología de los leucocitos y de las plaquetas Los leucocitos cumplen la mayoría de sus funciones en los tejidos, por lo que en la sangre sólo se encuentran en tránsito temporal. Los granulocitos neutrófilos perma- necen un promedio de 6 horas en la circulación y los monocitos un poco más. Los linfocitos tienen una perma- nencia más prolongada y se intercambian con los tejidos. Los eosinófilos y los basófilos, al igual que los monocitos una vez que se transforman a macrófagos, residen durante un tiempo prolongado en los tejidos. Los leucocitos obser- vados en la circulación sólo son una parte del total que se encuentra en los vasos. En condiciones normales, aproxi- madamente el 60% de los granulocitos neutrófilos se encuentran estacionarios en la pared de los vasos, y reci- ben el nombre de reserva marginal. Esta reserva se movi- liza en respuesta a ciertos estímulos, como el ejercicio, las hormonas simpaticomiméticas, el estrés, etc. Los leucoci- tos viajan a una velocidad menor que los eritrocitos. En las arteriolas, circulan en posición periférica y generalmente no tienen contacto con las paredes vasculares, a menos que exista una lesión o se encuentren activados. En los vasos que tienen bifurcación asimétrica, las células sanguíneas se distribuyen de manera desigual y la mayoría pasa a los vasos que tienen menor eje de desvia- ción en relación con la dirección original, dándoles un flu- jo mayor. En los vasos que se ramifican con un ángulo muy estrecho prácticamente no ingresan los eritrocitos y sólo pasan el plasma, las plaquetas y algunos leucocitos, originando el llamado plasma adelgazado. A diferencia de los eritrocitos, que son más flexibles y se deforman rápidamente para entrar a los capilares, los leucocitos penetran en los vasos pequeños más lentamen- te, sobre todo en los de calibre menor a 6 ó 7 �m. Los gra- nulocitos y los monocitos, y en menor grado los linfocitos, quedan atrapados transitoriamente en la entrada de los capilares para deformarse lentamente y poder pasar una vez que adoptan formas alargadas. En los capilares, los leucocitos se desplazan a una velocidad menor que los eri- trocitos, por lo que su proporción en la microcirculación es mayor que en los vasos mayores; la consecuencia de este hecho es que se forman filas de leucocitos-eritrocitos (Fig. 17.9), que incrementan la resistencia en el interior del vaso; así se preparan para la adherencia en el territorio postcapilar. Debido a que en los capilares el flujo es 278 F I S I O L O G Í A D E L A S A N G R E Figura 17.8. Microfotografía que muestra eritrocitos en el interior de los capilares. (Cortesía del Dr. Agustín Chévez. Departamento de Anatomía Patológica. Instituto Nacional de Cardiología. México.)
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