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El heterodímero � / � constituye la unidad de recono- cimiento del receptor Las cadenas �, , y � de los receptores antigénicos presentan una región constante, común para cada una de ellas, y una región variable propia de cada uno de los dis- tintos clones de linfocitos T y diferentes a todas las demás. La presencia de esta región variable es lo que le confiere su carácter polimórfico al receptor. Las cuatro cadenas provie- nen de la reordenación de genes constituidos a su vez por la unión de un elemento procedente de cada una de las dife- rentes regiones del gen, denominadas V (variable), D (diver- sidad), J (unión) y C (constante). Este proceso se cumple para las cadenas y �. La cadena � está constituida sólo por elementos de las regiones V, J y C. Es probable que los dominios extracelulares tipo inmunoglobulinas de estas cadenas, junto con los de las cadenas , �, � del CD3, for- men asociaciones; se propone que al menos los dominios V (variables) de los receptores de ambos tipos se asocian de manera similar a como lo hacen los dominios VH/VL de las moléculas de inmunoglobulinas. Linfocitos T con diferentes funciones reconocen péptidos producidos en diferentes compartimientos intracelulares Los agentes infecciosos pueden replicarse en dos com- partimientos distintos dentro de la célula. Los virus y algu- nas bacterias se replican en el citoplasma, mientras que otros lo hacen en compartimientos conocidos como endoso- mas y lisosomas y que forman parte del sistema vesicular de las células. Las células infectadas por virus o bacterias que residen en el citoplasma son eliminadas por linfocitos T citotóxicos, los cuales se distinguen por la presencia del marcador CD8 en la superficie. La función de estas células CD8+ es la de matar células infectadas reconociendo al antígeno en asociación con moléculas de clase I del CPH. Por otra parte, los patógenos y sus productos en el sistema vesicular son detectados por otro tipo de linfocitos T, cuyo marcador es la molécula CD4. Estas células reconocen al antígeno en asociación con moléculas de clase II del CPH; se encargan a su vez de activar a otras células y se pueden subdividir en dos poblaciones funcionales: Th1 (células T inflamatorias), las cuales se encargan de activar macrófagos que destruyen bacterias intravesiculares, y Th2 (células colaboradoras), las cuales activan a los linfocitos B para la producción de anticuerpos. Inducción y regulación de las células Th1 y Th2 La demostración formal de la existencia de las células Th1 y Th2 se obtuvo en la década de 1980. Dos avances técnicos muy importantes (la clonación de los linfocitos T y los ensayos para la detección de las citoquinas) permi- tieron el establecimiento de un panel de clonas Th estables específicas de antígeno, que se caracterizaron por su patrón de producción de citoquinas. Se identificaron dos tipos distintos de células CD4+. El tipo I, que produce IL- 2, IFN- , GM-CSF e IL-3 en respuesta al antígeno y a las células presentadoras de antígeno (CPA) o a la estimula- ción con concanavalina A. Por el contrario, las células del tipo 2 producen IL-3, BCSF-1 (BCSF-1, B-cell stimula- ting factor 1; IL-4) y el factor estimulador del crecimiento de células cebadas (IL-5). Se ha visto que las células Th2 aumentan la producción de IgE e IgG1, y que las Th1 pro- mueven la producción de IgG2a, lo que se correlaciona con lo descrito anteriormente para IL-4, que controla el cambio de isotipo a IgE e IgG1, y para IFN- , que contro- la el cambio de isotipo a IgG2a. La consolidación del concepto Th1/Th2 condujo a una intensa actividad dirigida a elucidar de los mecanis- mos de inducción, desarrollo y regulación de estas subpo- blaciones. El hallazgo de que la IL-4 era necesaria para la inducción de las células Th2 y de que la IL-12 lo era para las células Th1, junto con el hecho de que en ratones transgénicos las células con un mismo TCR podían derivar hacia ambos caminos dependiendo de la presencia de IL-4 o IL-12, así como la descripción de un número considera- ble de células y clones que producían ambos tipos de cito- quinas, condujeron al establecimiento de la existencia de células precursoras a las que se les denominó Th0. Se ha visto también que el microambiente de citoquinas es el factor primario determinante para el desarrollo de los dos linajes distintos. Quedó demostrado también que los productos de las células Th1 y Th2 podían actuar como factores de creci- miento autocrino para una expansión posterior de estas células, o bien como agentes inhibidores recíprocos para el tipo celular opuesto. Es decir, la IL-4 promueve el creci- B A S E S C E L U L A R E S Y M O L E C U L A R E S D E L S I S T E M A I N M U N I TA R I O 315 Sitio de fosforilación en tirosina TCR � o o � S S S S S S S S S S S S S S CD3 � � � � S S Dominios extracelulares Dominios transmembrana Dominios intracelulares Figura 21.2. Estructura esquemática del receptor para antígeno de los linfocitos T.
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