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FISIOLOGÍA HUMANA-372

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propio linfocito B que las sintetiza). Este sistema supone
un magnífico control interno específico de la propia acti-
vación del sistema inmunitario, ya que los anticuerpos o
los linfocitos T antiidiotípicos sólo van a influir en la res-
puesta inmunitaria frente a los antígenos extraños, y lo
hacen regulando la misma. Así, por un lado, se ha com-
probado que a medida que aumenta el número de células
B antiidiotípicas se reduce el de células que secretan anti-
cuerpos frente al antígeno extraño, manifestándose el efec-
to inhibidor de la red antiidiotípica. Por otro lado, algunos
anticuerpos antiidiotipo pueden ser capaces de estimular la
respuesta inmunitaria, al simular la unión con el antígeno
(dado que representan la imagen interna de éste).
C) Linfocitos T supresores
Aunque la existencia de un subtipo de linfocitos T
supresores ha sido cuestionada, se considera muy probable
que algunos antígenos puedan generar poblaciones linfoci-
tarias específicas cuyo efecto principal sea la regulación
negativa de las respuestas inmunitarias frente a ellos. Esa
supresión podría ser adscrita a más de un subtipo celular,
efectuarse por un periodo de tiempo determinado y en
unas condiciones ambientales concretas que, al cambiar,
anularan tal supresión. Los mecanismos inhibidores utili-
zados serían la citólisis de las CPA o de las células efecto-
ras; la producción de citoquinas con función inhibidora; y
la absorción de factores de proliferación y diferenciación.
2) Mecanismos de control basados en el antígeno
El antígeno es la razón de ser de una respuesta inmu-
nitaria, tanto en lo referente a la activación como a la tole-
rancia inmunológica. Si el antígeno no es accesible, no hay
respuesta y, si desaparece por la activación, la respuesta se
agota. Las características del antígeno pueden decidir tam-
bién la evolución de la respuesta inmunitaria. Esos facto-
res se analizarán a continuación.
A) Disponibilidad del antígeno
Si el sistema inmunitario no puede interaccionar con
un antígeno no podrá responder al mismo. Este mecanis-
mo, que resulta bastante obvio, evita la respuesta del siste-
ma inmunitario frente a numerosos autoantígenos. Es el
caso de los antígenos en compartimentos a los que no tie-
ne acceso el sistema inmunitario (“ignorancia inmunológi-
ca”), o los mecanismos que hacen a algunos antígenos
invisibles al sistema defensivo (“determinantes crípticos”).
B) Eliminación del antígeno en el transcurso de la res-
puesta inmunitaria
Los mismos resultados que se han descrito en el aparta-
do anterior se obtienen con los mecanismos que hacen des-
aparecer el antígeno en el transcurso de una respuesta
específica. La eliminación completa del antígeno es el méto-
do más eficaz de autolimitación de la respuesta inmunitaria.
C) Naturaleza química del antígeno
Según la estructura molecular del antígeno así será su
poder inmunógeno, siendo los antígenos proteicos los de
mayor capacidad y los lipídicos y los ácidos nucleicos los
menos inmunógenos (en gran medida por su casi nula
capacidad de unirse al CPH). Como se ha comentado ante-
riormente, las proteínas estimulan respuestas inmunitarias
completas, con la participación de linfocitos T e inmuno-
globulinas tipo IgG, IgA o IgE de gran afinidad, mientras
que la mayoría de los polisacáridos sólo estimulan IgM y
no generan células de memoria. Como propiedades que
aumentan la inmunogenicidad de una sustancia se podrían
citar el elevado peso molecular, la carga eléctrica o el que
sean fácilmente degradables. 
D) Vía de entrada del antígeno
Dependiendo de la vía de administración o de entrada
de los antígenos así será la respuesta inmunitaria que des-
encadenen, hecho que se relaciona con las rutas que siguen
en el organismo en las diferentes situaciones. Los antígenos
que se administran por vía subcutánea o intradérmica tienen
muchas posibilidades de inducir una respuesta específica,
mientras que por vía oral o intravenosa se favorece la tole-
rancia. Por ejemplo, los antígenos que entran por vía oral
generan linfocitos Th2 con actividad supresora específica.
E) Cantidad de antígeno
La cantidad de un antígeno también es importante
para regular la respuesta. Aunque la dosis óptima de inmu-
nización a un antígeno varía en cada caso, en general las
dosis altas y repetitivas de un mismo antígeno favorecen la
inducción de tolerancia.
3) Otros mecanismos de control de la respuesta
inmunitaria
En este último bloque se incluye una serie de meca-
nismos de control capaces de actuar en cualquier tipo de
respuesta inmunitaria, con independencia del antígeno que
lo provoca.
A) Inducción de apoptosis en las células activadas 
Tras el encuentro con el antígeno toda una serie de
células inmunitarias se activan, como se ha ido comentan-
do a lo largo de este capítulo. Esa activación, que en el caso
de los linfocitos conduce también a proliferación, debe ser
controlada, ya que la potente actividad biológica de las
células del sistema inmunitario puede poner en peligro la
B A S E S F U N C I O N A L E S D E L A R E S P U E S TA I N M U N I TA R I A 343

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