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Actividad física, salud y diabetes

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42
Actividad física, salud y diabetes
Gilberto Mauricio Leguízamo
 La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que 
la vida sedentaria constituye una de las 10 principales 
causas de mortalidad y discapacidad a nivel mundial. 
Más de dos millones de muertes anuales pueden atribuir-
se a la inactividad física. Entre 60 y 85% de los adultos de 
todo el mundo no hacen ejercicio en la medida necesaria 
para que su salud se beneficie. Así, los estilos de vida se-
dentaria intensifican las causas de mortalidad, duplican 
el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y 
obesidad, y aumentan de manera sustancial el riesgo de 
cáncer de colon, hipertensión arterial sistémica, depre-
sión y ansiedad.
Hay pruebas indiscutibles que demuestran el peligro 
que representan el exceso de peso y la obesidad para la 
salud de las personas. En estudios de población se indica 
que hasta 80% de los casos de cardiopatía coronaria y 
hasta 90% de diabetes mellitus tipo 2 (DM2) podrían 
evitarse cambiando algunos elementos del modo de vida, 
manteniendo un peso normal y practicando ejercicio du-
rante toda la vida.
ANTECEDENTES
El término ejercicio fue empleado durante muchos años 
como sinónimo de actividad física. En la actualidad, se 
reconoce que actividad física es un concepto más am-
plio, que es todo movimiento corporal producido por los 
músculos que requiere un gasto energético, el cual puede 
ser estructurado, programado y repetido con el propósito 
de mantener o mejorar el estado de bienestar físico, so-
cial, psicológico y la calidad de vida de una persona.
Ante la falta de actividad física o cuando ésta no al-
canza el mínimo necesario para mantener un estado sa-
ludable, se habla de sedentarismo, causa importante de 
mortalidad, morbilidad y discapacidad.
Los cambios sociales y económicos en los países de-
sarrollados han influido con rapidez en los estilos de vida 
de las personas, en particular, los hábitos alimentarios y 
la actividad física, lo que ha contribuido al aumento pro-
gresivo de patologías, como la obesidad. 
La mayoría de los niños durante la infancia y adoles-
cencia mantienen un nivel de actividad física más que su-
ficiente a través de los juegos y las actividades deportivas 
dentro y fuera de la escuela. Sin embargo, las motivacio-
nes y las oportunidades de practicar una actividad física 
se reducen a medida que la edad avanza. A los 12 años, 
70% de los niños realizan una actividad física, pero a la 
edad de 21 años este porcentaje decae a 40% en varones 
y 30% en mujeres.
La actividad física ha formado parte de todas las cul-
turas: grecorromana, maya, china, entre otras. Ya a fina-
les del decenio de 1970-79 se recomendaba la actividad 
física vigorosa e intensa (por lo menos durante 20 min) 
tres veces por semana para obtener resultados cardio-
vasculares favorables. Más tarde, como alternativa para 
la población pasiva, se recomendó ejercicio regular y de 
moderada intensidad (caminata) tres o más veces por se-
mana, durante 30 minutos. La respuesta fisiológica a la 
actividad física involucra los sistemas músculo esquelé-
tico, cardiovascular, respiratorio y endocrino. También se 
ha mencionado que parece reducir la depresión y ansie-
dad (figura 42-1).
En los últimos años, los análisis epidemiológicos con 
respecto a los beneficios de la actividad física han alcan-
zado conclusiones contunentes acerca de los mismo por 
su práctica regular. A pesar de eso, la prevalencia de esti-
los de vida sedentarios sigue aumentando, por lo que son 
necesarias intervenciones de promoción de la actividad 
física que permitan alcanzar el objetivo de practicarla al 
menos 30 min con intensidad moderada de cinco a siete 
días de la semana.
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456  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 42)
Más aún, estudios observacionales han puesto de 
manifiesto una asociación directa entre los estilos de vida 
sedentarios y la incidencia de DM2 e intolerancia a los 
carbohidratos. 
CLASIFICACIÓN DE LA ACTIVIDAD FÍSICA
La actividad física puede clasificarse según el tipo de 
movimiento o contracción muscular, en isométrica e iso-
tónica. En la actividad física isométrica no existe movi-
miento, en el sentido de que no se observa variación en la 
longitud del músculo que se contrae. Aquí, la resistencia 
es mayor a la fuerza que puede aplicarse, como empujar 
contra la pared. La actividad física isotónica, conocida 
también como ejercicio dinámico, es aquella en la que la 
longitud del músculo varía, acortándose al momento de 
la contracción.
La actividad física también se puede clasificar según 
el criterio metabólico, de acuerdo con el sistema energé-
tico que se utiliza, en aeróbica y anaeróbica. Se habla de 
actividad física aeróbica cuando la aportación de energía 
se realiza en presencia de una cantidad suficiente de oxí-
geno. Se trata de actividad dinámica de carácter general 
que tiene un volumen alto, pero intensidad baja. En la 
actividad física anaeróbica, la aportación de energía se 
lleva a cabo en ausencia de oxígeno, es de alta intensidad 
y bajo volumen. Corresponde a una vía energética más 
rápida y menos duradera que la actividad física aeróbica 
(cuadro 42-1).
Efectos de la actividad física en la salud
La mayoría de las personas puede obtener los beneficios 
de la práctica de la actividad física realizada en forma 
regular. En la actualidad existe evidencia suficiente que 
demuestra que las personas que mantienen una vida ac-
tiva pueden obtener un sinnúmero de beneficios para su 
salud, como: 
• Mejora la función del sistema cardiovascular al con-
seguir un incremento de la función cardiaca para un 
nivel de esfuerzo menor al máximo.
• Disminuye la presión arterial. Este efecto no se aso-
cia a pérdida de peso, lo cual sugiere que la actividad 
física actúa como factor independiente.
• Mejora el perfil de lípidos en sangre, aumenta el va-
lor de colesterol HDL y disminuye el colesterol LDL 
Figura 42-1. Grupo de ejercicio cardiovascular para diabéticos.
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Actividad física, salud y diabetes 457
y triglicéridos, lo que tiene efecto protector en la ar-
teriosclerosis.
• Favorece la pérdida de peso.
• Disminuye el riesgo de desarrollar DM2.
• Aumenta la sensibilidad a la insulina.
• Mejora la regulación de la glucemia basal y pospran-
dial.
• Mejora el tránsito intestinal y la digestión.
• Disminuye el riesgo de padecer cáncer de colon.
• Contribuye a mantener y mejorar la fuerza y la resis-
tencia musculares.
• Ayuda a mantener la estructura y la función de las 
articulaciones. La actividad física de intensidad mo-
derada no produce daño en las articulaciones y por 
el contrario, mejora la condición de la osteoartrosis.
• Promueve cambios en el estilo de vida, con la sensa-
ción subjetiva de bienestar físico y psicológico.
Actividad física y diabetes
El éxito de la atención de la persona con diabetes se pue-
de simbolizar con la medalla Joslin (Boston, EUA), que 
tiene grabados tres caballos enganchados uno al lado del 
otro que tiran una troica. Estos tres caballos, que repre-
sentan a la insulina, el ejercicio y la dieta, pretenden lle-
var la troica a la victoria. Es evidente que estos caballos 
no sólo son fuertes, y por ello eficaces, sino que, además, 
muestran una tendencia de tirar a la derecha o la izquier-
da. Para que el conductor de la troica, el propio paciente 
con diabetes, pueda o no conseguir la victoria, deberá 
mantener la troica en línea recta. La persona con dia-
betes debe lograr un equilibrio entre las fuerzas de cada 
uno de los tres caballos que tiene al frente.La investigación clínica ha clarificado la influencia 
favorable de la actividad física sobre el control de la hi-
perglucemia en el manejo integral de la persona con dia-
betes. La actividad física requiere la rápida movilización 
y redistribución de la glucosa, combustible metabólico 
del organismo, para asegurar un complemento energético 
adecuado para la contracción muscular. Al inicio de una 
actividad física, el consumo de la energía por el múscu-
lo aumenta en forma inmediata. El glucógeno muscular 
es la fuente de energía en los primeros minutos, éste no 
depende de la respuesta circulatoria para su moviliza-
ción, ya que lo proporciona el propio tejido contráctil. Si 
la persona continúa realizando la actividad física inicial, 
la glucosa circulante se convierte en la principal fuente 
de energía. Este aumento en el consumo de glucosa por 
el músculo se compensa con rapidez por un incremento 
en la producción hepática de glucosa, que mantiene un 
valor de glucosa sanguínea constante. Esto se logra por el 
aumento en la glucogenólisis hepática y de la gluconeo-
génesis.
La respuesta de la actividad física, realizada de 
manera regular, en la persona con diabetes, además de 
los beneficios señalados, se manifiesta de las siguientes 
formas:
• Aumenta la captación de glucosa muscular y dismi-
nuye la secreción y las necesidades de insulina (con 
un concomitante aumento en la concentración de las 
hormonas contrarreguladoras: catecolaminas, gluca-
gón, hormona del crecimiento y cortisol) o ambas.
• Aumenta la sensibilidad a la insulina.
• Disminuye la glucemia durante y después de la acti-
vidad física.
• Mejora el control glucémico basal y posprandial.
• Participa en la reducción del valor de hemoglobina 
glucosilada (HbA1c).
• Aumenta la síntesis de glucógeno.
• Aumenta la actividad enzimática oxidativa.
• Aumenta el glucagón plasmático (sólo si la actividad 
física se efectúa en forma prolongada).
En la actualidad aumenta el interés respecto a la práctica 
de la actividad física en las personas con diabetes. Se ha 
considerado que esto influye con un efecto terapéutico 
propio y específico en el control metabólico de glucosa. 
El objetivo de la recomendación de la actividad física en 
el paciente diabético será obtener el mayor beneficio por 
su práctica, así como el nivel máximo de complacencia y 
disfrute de esa actividad física regular.
Actividad física con diabetes mellitus 
tipo 1 (DM1)
La sustitución fisiológica de la insulina, además de la 
alimentación, constituye la parte más importante en el 
tratamiento de la persona con DM1. La respuesta a la ac-
tividad física en este tipo de diabetes depende del grado 
de control metabólico al inicio de la misma.
Cuadro 42-1. Características de la actividad física 
aeróbica y anaeróbica
Actividad física aeróbica 
•	Es	de	baja	 intensidad	y	 larga	duración	como	caminar,	correr,	
nadar, andar en bicicleta, entre otras
Características: 
•	Las	necesidades	metabólicas	de	oxígeno	son	satisfechas	por	el	
aparato cardiovascular y respiratorio
Nutrimentos utilizados:
•	Grasas	y	carbohidratos.	La	glucosa	se	metaboliza	por	las	vías	
aeróbicas y no se produce mucho lactato
Determinación: 
•	Frecuencia	cardiaca	de	menos	de	80%	del	máximo	según	edad	
y concentraciones de lactato en sangre por debajo del umbral 
anaeróbico (menos de 4 mmol/L)
Actividad física anaeróbica 
•	Es	de	gran	 intensidad	y	corta	duración	como	carreras	de	ve-
locidad, levantamiento de pesas y picos de actividad en otros 
deportes, como fútbol o tenis
Características:
•	Las	necesidades	metabólicas	de	oxígeno	no	 son	 satisfechas	
por el aparato cardiovascular y respiratorio
Nutrimentos utilizados:
•	Carbohidratos.	La	glucosa	se	metaboliza	por	vía	anaeróbica	y	
se produce mucho lactato
Determinación: 
•	Frecuencia	cardiaca	mayor	de	80%	del	máximo	según	edad	y	
valores de lactato en sangre por encima del umbral anaeróbico 
(más de 4mmol/L)
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458  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 42)
La respuesta fisiológica a la actividad física en per-
sonas con DM1, con buen control metabólico, es muy 
semejante a la de las personas sin diabetes. Si el paciente 
con DM1 no tiene un buen control glucémico; es decir, 
que se cuenta con una menor cantidad de insulina a la 
requerida, la actividad física provocará un aumento de 
la glucosa sanguínea con la subsiguiente formación de 
cuerpos cetónicos. El consumo de glucosa por el mús-
culo no puede llevarse a cabo porque esta acción es de-
pendiente de insulina y, ante la deficiencia de la misma, 
el aumento normal de la captación y utilización de la 
glucosa por el músculo no sucede. Además, la deficiencia 
de insulina desencadena un aumento exagerado de pro-
ducción hepática de glucosa que, al incorporarse al to-
rrente sanguíneo, provoca incremento de la glucemia. En 
contraste, cuando la actividad física se realiza con exceso 
de insulina, la glucosa tendrá un descenso significativo, 
hasta provocar, si no se corrige, la hipoglucemia inducida 
por el ejercicio. La mayor concentración plasmática de 
insulina origina inhibición de la producción de glucosa 
por el hígado. A pesar de que el consumo de glucosa por 
el músculo aumenta con la actividad física, el hígado es 
incapaz de incrementar la producción de la misma para 
compensar y responder a las pérdidas de glucosa sanguí-
nea, por lo que se produce la caída de glucemia.
La autodeterminación de glucemia capilar por la 
persona con diabetes permite al propio paciente modi-
ficar su esquema de tratamiento para evitar tanto hiper-
glucemia como hipoglucemia inducida por el ejercicio.
Actividad física con diabetes mellitus 
tipo 2 (DM2)
El efecto de la actividad física en la persona con DM2 
dependerá de las características y del tratamiento de la 
misma; si el paciente mantiene el control metabólico a 
través del programa de selección de alimentos (dieta), 
toma fármacos antihiperglucemiantes, hipoglucemiantes, 
sensibilizadores de insulina o se aplica insulina para su 
control.
Cuando se trata de una persona con DM2 que man-
tiene el control glucémico sólo con la alimentación, fár-
macos antihiperglucemiantes o ambos, se observa reduc-
ción de glucemia durante y después de la actividad física. 
La insulina plasmática disminuye en su situación basal y 
posprandial, y mejora la sensibilidad a la insulina.
Si la persona con diabetes toma algún fármaco hi-
poglucemiante o secretagogo, se logra la disminución de 
glucemia, pero no de insulina plasmática. Aquí, la insu-
linemia es resultado de la acción liberadora de insulina 
(consecuencia de los fármacos), misma que no se inte-
rrumpe durante la actividad física.
En la persona con DM2 con resistencia a la insulina 
y que toma medicamentos sensibilizadores, la actividad 
física participa en el mejor control de glucemia con in-
cremento de la sensibilidad periférica de la insulina y au-
mento de la unión de la insulina al receptor.
Si la persona con DM2 requiere insulina para su con-
trol glucémico, los efectos de la actividad física son simi-
lares a los observados en las personas con DM1.
RECOMENDACIONES PARA 
LA PRÁCTICA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA 
El objetivo de la actividad física es mejorar la salud a 
través del desarrollo equilibrado de elementos, como re-
sistencia, fuerza, flexibilidad y velocidad de una persona. 
De esta manera se logra una mejoría del acondiciona-
miento físico y se crea un hábito y estilo de vida activa 
que permite contrarrestar los riesgos del sedentarismo y 
complementar el tratamiento de patologías, como dia-
betes.
Un programa de actividad física debe ser persona-
lizado, adaptado a las condiciones individuales de edad, 
sexo, limitaciones, como complicaciones de diabetes, 
condiciones familiares y laborales, situación fisiológica.
Las recomendaciones podrán variar de acuerdo con 
el tipo de diabetes y eltratamiento mismo. Es muy im-
portante que la persona con diabetes se sienta con la li-
bertad de elegir un programa de actividades. La asesoría 
del equipo médico de salud respecto a la práctica de una 
actividad física deberá ser precedida por una clara infor-
mación acerca de los beneficios de la misma, lo cual debe 
lograrse a través de la educación en diabetes.
A continuación se listan algunas recomendaciones 
generales para el adiestramiento del paciente con dia- 
betes:
• Realizar una historia clínica y examen físico com-
pletos antes de que la persona inicie un programa 
de actividad física. Evaluar el control glucémico, des-
cartar retinopatía proliferativa y enfermedad cardio- 
vascular.
• Prescribir una intensidad inicial moderada que se au-
mentará en forma progresiva.
• Recomendar la autodeterminación de la glucemia 
capilar para identificar el efecto de la actividad fí-
sica en las diferentes circunstancias, ya que pueden 
requerirse cambios en la administración de insulina 
o en la toma de alimentos antes de iniciar dicha acti-
vidad.
• Animar a la persona con diabetes a realizar la activi-
dad física siempre a la misma hora cada día, y de ser 
posible con la misma intensidad y duración.
• No recomendar la actividad física durante el pico de 
acción máximo de la insulina.
• Los pacientes que se aplican insulina deben evitar la 
administración de la misma en los miembros que van 
a ser ejercitados.
• Informar al paciente de la posibilidad de cursar con 
hipoglucemia inducida por la actividad física duran-
te, después o inclusive varias horas más tarde de la 
realización del ejercicio.
• Insistir en que el paciente lleve siempre complemen-
tos “azucarados” (tabletas de glucosa, jugo, dulces, 
entre otros).
• Las personas con diabetes no deben realizar activi-
dad física estando solas, sino siempre acompañadas. 
Deben llevar una identificación.
• Dependiendo el caso, indicar la ingesta de 10 g de 
carbohidratos antes y después del ejercicio.
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Actividad física, salud y diabetes 459
• Mantener una continua precaución y cuidado higié-
nico de los pies.
La actividad física más adecuada es aquella que incluye 
el movimiento de grandes grupos musculares de forma 
rítmica y continua, con una intensidad y duración mode-
radas, como caminar, trotar, nadar, andar en bicicleta, et-
cétera. La cuantificación de la intensidad del ejercicio se 
puede hacer de muchas formas: porcentaje de VO2máx, 
METmáx o de la frecuencia cardiaca máxima. Se acon-
seja que la frecuencia cardiaca (FC) durante el ejercicio 
no sobrepase 70 a 75% de la frecuencia cardiaca máxima 
para la edad del paciente. 
La fórmula más sencilla para el cálculo de frecuencia 
cardiaca máxima (Fcmáx) es:
FCmáx = 220 – edad (la edad del paciente)
La intensidad y progresión del acondicionamiento físico 
pueden vigilarse anotando las frecuencias cardiacas lo-
gradas durante el desarrollo de la actividad física medidas 
con pulsómetro o autopalpación. Al cabo de unas sema-
nas el paciente realizará el mismo ejercicio con menor 
frecuencia cardiaca o podrá incrementar la intensidad 
del ejercicio con la misma frecuencia cardiaca.
En todas las personas, sobre todo en las de más edad, 
el entrenamiento debe incluir adiestramiento de la fuer-
za para desarrollar musculatura. Esto se puede lograr con 
pesas o máquinas que oponen resistencia al movimiento. 
En general, se recomienda para el entrenamiento de fuer-
za con fines saludables, un mínimo de 8 a 10 movimien-
tos que incluyan los grupos musculares de las extremi-
dades inferiores, extremidades superiores y abdominales.
Una actividad física programada debe de contemplar 
las siguientes etapas:
a) Precalentamiento: duración de 5 a 10 min, que tiene 
como objetivo evitar lesiones y producir una adap-
tación hemodinámica gradual. Movimientos con una 
frecuencia cardiaca de 10 a 20 latidos por encima de 
los registrados en reposo. 
b) Fase principal: duración aproximada de 40 a 50 min 
en la que se ejecutan los ejercicios programados. Vol-
ver a la calma, 10 min de duración permite la rela-
jación y la vuelta gradual al estado hemodinámico 
inicial.
La progresión del entrenamiento para el desarrollo de la 
actividad física dependerá de la capacidad de cada per-
sona, de su estado de salud y de los objetivos propuestos. 
Hay tres fases de progresión: 
1. Etapa de inicio: con duración promedio de cuatro a 
seis semanas. Las características del ejercicio deben 
ser: tres veces por semana, menos de 45 min cada 
vez y no superar 50% de la FCmáx. 
2. Fase de mejora: con una duración promedio de cin-
co o seis meses. Se incrementa progresivamente la 
intensidad hasta lograr el objetivo de 70 a 80% de 
la FCmáx, el tiempo de práctica se incrementa en 
forma progresiva hasta los 60 min y la frecuencia au-
menta a más de tres días a la semana. 
3. Fase de mantenimiento: a partir del cuarto o sexto 
mes se mantiene el ritmo de intensidad y frecuen-
cia, pudiendo aumentar ligeramente la intensidad o 
la duración según las posibilidades de cada persona. 
Esta fase debe de durar toda la vida. Hay que hacer 
un seguimiento de los resultados del entrenamiento. 
En el caso de la persona con diabetes debe centrarse 
la atención para evaluar el grado de control metabó-
lico, detección de la aparición o progresión de com-
plicaciones, mejora de las condiciones antropométri-
cas (índice de masa corporal y perímetro de cintura) 
y estado cardiovascular.
Excusas para no practicar la actividad física
La excusa o el pretexto más frecuente para no practicar 
la actividad física es que en realidad la actividad física 
tiene una connotación negativa: “que tiene que doler o se 
debe sudar para ser efectiva”, “que es muy cansada”, “que 
aumenta la sensación de hambre”, entre otras. En reali-
dad sólo son condicionantes para postergar los beneficios 
de la practica regular de la actividad física.
Veamos cuáles son las excusas más comunes para no 
practicar la actividad física y cómo superarlas:
1. Es muy costosa. Requiere ropa, calzado y equipos 
especiales. Elegir subir o bajar por las escaleras en 
lugar de utilizar el elevador, o caminar en lugar de 
abusar de los medios de transporte motorizados son 
actividades físicas complementarias, que sólo requie-
ren un cambio de actitud. La actividad física puede 
llevarse a cabo casi en cualquier lugar, sin ocupar 
ropa o equipos especiales.
2. Requieren instalaciones especiales. En todas las 
ciudades y poblaciones se dispone de parques, jar-
dines, unidades deportivas o andadores que resultan 
adecuados para pasear, caminar, correr o practicar 
un deporte. Caminar es la actividad física más prac-
ticada, y también la más recomendada, además de 
ser gratuita. Para mantenerse activo no es necesario 
acudir al gimnasio de moda, a un club deportivo, a 
la alberca de algún balneario o a otras instalaciones 
deportivas especiales.
3. Demanda mucho tiempo y yo estoy muy ocupado. El 
beneficio de la actividad física para mejorar y mante-
ner la salud, puede lograrse con sólo 30 min diarios 
de caminata con energía y entusiasmo. Para eso no 
será necesario renunciar a sus actividades diarias. El 
ejercicio puede integrarse a su vida cotidiana, en el 
hogar, en la escuela, en el trabajo o durante el tiempo 
de descanso. Además, si no se dispone de tiempo, no 
es necesario que la actividad física se practique en 
forma continua durante los 30 min, sino que puede 
acumularse a lo largo del día: 15 min de caminata 
con energía dos veces al día, o 10 min tres veces al 
día, o 10 min por la mañana y 20 min por la tarde. Si 
se quiere se puede.
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460  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 42)
4. Los niños nonecesitan practicar una actividad físi-
ca. La televisión, la computadora, los juegos infor-
máticos están sustituyendo los juegos y los pasatiem-
pos al aire libre que requieren actividad física. Los 
niños, a pesar de contar con gran energía y ser por 
naturaleza dinámicos, también deben ser orientados 
para practicar una actividad física regular, esa activi-
dad permite desarrollar una mejor socialización, me-
jor coordinación neuromuscular, mantener un peso 
corporal normal. La práctica de una actividad física, 
como los juegos, andar en bicicleta o los deportes les 
ayuda a adquirir seguridad y confianza en sí mismos.
La adquisición del hábito para la práctica de una 
actividad física durante la infancia tiene más proba-
bilidades de realizarse a lo largo de toda la vida.
5. Las personas de la tercera edad ya no deben prac-
ticar una actividad física. La actividad física no es 
exclusiva de los jóvenes, puede mejorar la calidad y 
el estilo de vida de las personas de cualquier edad. 
Su efecto benéfico puede observarse aun cuando se 
inicie en una etapa tardía de la vida. Si bien, mante-
nerse activos desde la niñez, adolescencia o juventud 
puede ayudar a prevenir enfermedades (p. ej., obesi-
dad, DM2), la actividad física regular en las personas 
de la tercera edad contribuye a aliviar las molestias y 
la discapacidad asociadas a padecimientos comunes 
del adulto mayor, como osteoartritis degenerativa, 
hipertensión arterial sistémica y osteoporosis.
6. Me duele la espalda o la rodilla. Si este es el caso, la 
cuestión no debería ser la interrogante de si practicar 
o no una actividad física, sino qué actividades puede 
realizar. La bicicleta requiere menos esfuerzo en las 
articulaciones y músculos que trotar. Por esto, es po-
sible y necesario consultar a un médico o profesional 
de actividad física para encontrar la mejor opción.
7. Por ser obeso me da vergüenza moverme. Por el 
contrario, las personas verán un ejemplo de actitud 
para contrarrestar lo que están viendo. Practicar una 
actividad física le ayudará a mejorar su salud y bien-
estar, es algo de lo que se debe estar orgulloso. Si 
emocionalmente cuesta trabajo hacer actividad física 
frente a otros, comience a hacerlo en casa hasta ga-
nar confianza, o pida a un amigo que lo acompañe. 
La presencia de un acompañante hará la experiencia 
más agradable.
8. Provoca mucha hambre y no quiero engordar. En al-
gunas personas la actividad física despierta la sensa-
ción de una necesidad de comer o apetito. Si se selec-
ciona lo que se come, el resultado será beneficioso; es 
seguro que las calorías gastadas con la actividad física 
serán menores que las incorporadas con la comida. 
Tomar 500 mL de agua después de practicar la 
actividad física mejorará la hidratación, a la vez que 
dará la sensación plenitud. De igual manera, la inges-
ta posterior a la actividad física deberá de iniciar con 
una ensalada.
9. No se tiene tiempo. Es la excusa más frecuente. No 
hay necesidad de ir y pasarse las horas en el gimnasio 
o en el club deportivo para ser más activo. Con ca-
minatas de 5 a 10 min tres veces por día, es suficien-
te para deshacerse del sedentarismo. Recordar que 
caminar es la actividad física más sencilla y está al 
alcance de todos. Caminar alrededor de la manzana 
donde se habita o del sitio de trabajo, estableciendo 
distancias para caminar normal o acelerando el paso 
es muy conveniente.
De igual manera, se puede caminar mientras se 
habla por teléfono, jugar con los hijos, subir escaleras 
en lugar de tomar el elevador, etcétera.
GUÍA DE ACTIVIDAD FÍSICA
Los siguientes ejercicios pueden ser de gran ayuda para 
quienes no han realizado una actividad física habitual o 
para complementar una rutina de ejercicios practicados 
con anterioridad. 
Es necesario recordar que todos y cada uno de los 
movimientos deberán realizarse en forma lenta y rítmica.
Figura 42-2. Antes de empezar debe hacerse una respiración profun-
da y expulsar el aire despacio
Figura 42-2A. Apoye las manos en el respaldo de una silla y flexione 
las dos piernas a la vez, doblando las rodillas. Repetir cinco veces. 
Con el mismo apoyo, mueva ambos pies parándose en punta y apo-
yando el talón en forma alternada.
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Actividad física, salud y diabetes 461
Figura 42-2B. En la misma posición, manteniéndose de pie, llevar 
la rodilla al pecho. Repetir cinco veces con cada pierna, en forma 
alternada.
Figura 42-2C. Colocarse a un costado de la silla y sostenerse con 
una mano. Mover una pierna hacia delante y hacia atrás. Repetir 
cinco veces sin tocar el piso. Después realizar el movimiento con la 
otra pierna.
Figura 42-2D. Pararse con las piernas separadas y los brazos exten-
didos. Rotar los hombros hacia atrás varias veces. 
Figura 42-2E. Sin cambiar de posición levantar los brazos sobre la 
cabeza, lo más alto posible. Flexionar el cuerpo llevando los brazos 
hacia el suelo, sin doblar las rodillas, hasta donde llegue, sin esfor-
zarse. Repetir el movimiento cinco veces. 
Figura 42-2F. En la misma posición, con una mano en la cintura, 
estirar el otro brazo hacia arriba y flexionar la cintura hacia el lado 
contrario. Repetir el movimiento ocho veces en forma alternada hacia 
ambos lados.
Figura 42-2G. Recostarse de lado sobre una colchoneta, apoyar la 
cabeza sobre el brazo que descansa en el suelo. El otro brazo a lo 
largo del cuerpo. Levantar la pierna estirada lo más que se pueda y 
colocar el brazo por encima de la cabeza.
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462  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 42)
Figura 42-2H. Acostarse boca arriba con las manos bajo la nuca y 
las piernas estiradas. Llevar una rodilla al pecho y volver a la posición 
inicial. Repetir tres veces con cada pierna alternándolas.
Figura 42-2K. Estirar las piernas y levantar al mismo tiempo la ca-
beza y los hombros, de tal manera que se vea los pies. Mantener la 
posición durante 5 segundos. Volver a la posición inicial. Repetir el 
ejercicio cuatro veces.
Figura 42-2L. Terminar la rutina descansando unos minutos acosta-
do. Realizar movimientos suaves y acompasados, sin exigir el cuer-
po al límite ni exceder la cantidad de veces recomendada para cada 
ejercicio. Incorporarse con lentitud.Figura 42-2I. En la misma posición, elevar la pierna estirada y bajarla 
con lentitud. Repetir el ejercicio con la otra pierna, alternando tres 
veces con cada una.
Figura 42-2J. Acostarse boca arriba con los brazos a lo largo del 
cuerpo y las rodillas sobre el pecho. Estirar las piernas hacia arriba y 
volver a la posición inicial. Hacer seis repeticiones.
CONCLUSIONES
La prescripción de la actividad física en la persona con 
diabetes debe estar dirigida para conseguir el máximo 
beneficio con el mínimo riesgo. Hay que considerar que 
la practica de la actividad física tiene efecto favorable 
tanto en la prevención como en el tratamiento del pa-
decimiento. 
La prescripción y recomendación de la actividad físi-
ca debe tener en cuenta todos los elementos para mejo-
rar la condición física de la persona relacionados con su 
salud, principalmente, mejorar la condición cardiorres-
piratoria. 
De igual manera, hay que considerar los movimien-
tos o rutinas dirigidos a la mejora de la flexibilidad, ya 
que con ellos se obtendrá un incremento y facilidad del 
desplazamiento de la persona con la consecuente mejo-
ría en la calidad de vida. 
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	Endocrinología clínica de Dorantes y Martínez 5ª Edición
	Sección VII.

Diabetes mellitus
	42.
Actividad física, salud y diabetes
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