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807© Ed ito ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 76 Endocrinopatía múltiple Raúl Rivera Moscoso No existe especialidad alguna en la medicina actual que no cuente entre sus padecimientos comunes con alguna enfermedad de origen autoinmunitario o genético, y casi todos los órganos endocrinos tienen entre las patologías que los aquejan a un representativo de cada grupo. Si bien se suele suponer que los padecimientos autoinmu- nitarios producen pérdida de la función del órgano y los genéticos neoplasias con hiperfunción, en endocrinolo- gía no se guarda dicha regla, ya que se pueden encontrar padecimientos de ambos grupos que se asocian tanto a hiper como a hipofunción glandular. Incluso, existen patologías con características que afectan a más de un órgano y se conocen por eso como endocrinopatías múl- tiples. En este capítulo se tratarán los dos padecimien- tos endocrinos multiorgánicos mejor identificados como síndromes poliglandulares autoinmunitarios y neoplasias endocrinas múltiples (NEM). SÍNDROMES POLIGLANDULARES AUTOINMUNITARIOS (SPA) Son padecimientos inflamatorios de origen autoinmuni- tario y es habitual que afecten a más de un órgano en- docrino, produciendo su destrucción y, por tanto, insufi- ciencia glandular en la mayor parte de los casos. El daño autoinmunitario puede afectar a órganos no endocrinos o acompañarse de inmunodeficiencias. En la glándula ti- roides, en específico, la manifestación del padecimiento puede ser hiperfunción glandular y no la hipofunción clásica identificada en estos trastornos. La asociación de dos enfermedades endocrinas en el mismo paciente se describió como fenómeno de obser- vación en el siglo XIX, cuando Thomas Addison informó de casos de insuficiencia suprarrenal y anemia perni- ciosa. Sin embargo, fue hasta 1926 cuando Schmidt de- talló a dos pacientes con “enfermedad biglandular”, que correspondían a insuficiencia suprarrenal no tuberculosa y tiroiditis linfocítica. Estudios posteriores a la serie de casos especificados por Schmidt permitieron detectar que 66% de los pacientes descritos en un principio, pre- sentaban también diabetes mellitus tipo 1 (DM1). En honor a quien describió la asociación de insuficiencia suprarrenal primaria no fímica, tiroiditis autoinmunita- ria y DM1 se conoce ahora como síndrome de Schmidt. Después de la descripción original se han informado di- versas combinaciones de trastornos autoinmunitarios en órganos endocrinos: glándula suprarrenal (la que más se afecta), tiroides, hipófisis, paratiroides, páncreas, ovarios y testículos. Se pueden asociar manifestaciones clínicas de daño a órganos no endocrinos, como vitíligo, anemia perniciosa, alopecia, patología celiaca y artritis reumatoi- de, entre otras. Los SPA los causan alteraciones en la regulación de los mecanismos de tolerancia inmunológica por disfun- ción de las células T supresoras, que conlleva una prolife- ración no regulada de linfocitos T autorreactivos. La con- firmación del origen autoinmunitario de estas entidades se apoya también en la presencia de anticuerpos órgano específicos, los cuales son el mecanismo patogénico que provoca la destrucción de las glándulas endocrinas. Sin embargo, las alteraciones de la regulación inmunitaria, requieren también de la interacción con otros factores que favorezcan su expresión. Así, hay familias en las cua- les aparecen varios casos de alguna patología endocrina autoinmunitaria (p. ej., tiroiditis), pero con un patrón de herencia que no se adapta a las reglas genéticas tradicio- nales. Es aquí donde adquiere importancia la manifes- tación de otros desencadenantes de la expresión clínica de algún padecimiento, como fenómenos ambientales, infecciones virales, ocupación, estado nutricional, taba- quismo y patologías concomitantes. Es interesante seña- lar que hasta 10% de los familiares en primer grado de personas con este tipo de padecimientos pueden tener anticuerpos contra algún órgano (como glándula supra- rrenal), lo que les confiere mayor riesgo de desarrollar la patología. La mayor prevalencia de este tipo de padeci- mientos en mujeres (hasta 70%), sugiere que el ambiente hormonal femenino favorece su desarrollo, como sucede en otro tipo de enfermedades autoinmunitarias. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 808 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 76) Por lo general, se han descrito dos tipos de síndromes poliglandulares autoinmunitarios (cuadro 76-1). El más frecuente es el tipo II, que aparece en la población adulta y no suele asociarse a manifestaciones extraendocrinas, mientras que el tipo I es más común en la infancia y con manifestación no endocrina que lo distingue, candidiasis mucocutánea. Otra diferencia sustancial estriba en los mecanismos que las originan; así, el tipo I puede deberse a una alteración monogénica de transmisión autosómica recesiva; mientras que el desarrollo del tipo II, requie- re de un grupo de alteraciones genéticas complejas de transmisión vertical, al heredarse de manera autosómica dominante. Se ha descrito un tercer tipo que difiere del tipo II por el hecho de que no desarrolla insuficiencia su- prarrenal y en el cual la alteración común es la patología tiroidea autoinmunitaria. No obstante, no hay consen- so en considerarlo como una entidad separada, sino una variante del tipo II. Debido a la frecuencia de algunas patologías endocrinas autoinmunitarias en ciertas pobla- ciones, el diagnóstico de síndrome poliglandular autoin- munitario requiere de la existencia de, por lo menos, dos de las tres entidades que lo definen. Como la insuficiencia suprarrenal es la entidad co- mún en los tipos I y II, se debe investigar el origen au- toinmunitario en todo paciente con insuficiencia supra- rrenal de origen incierto. En países en vías de desarrollo la causa más frecuente es tuberculosis; esto es más o me- nos fácil de identificar, ya que la mayoría tiene evidencia de patología pulmonar y calcificaciones suprarrenales en una tomografía. La manifestación de otro padecimiento glandular u otro autoinmunitario asociado a insuficiencia suprarrenal hace más probable que la etiología de ambas insuficiencias glandulares sea inmunológica. Los anticuerpos antisuprarrenales también tienen implicaciones pronósticas, ya que los pacientes con in- suficiencia suprarrenal con anticuerpos positivos tienen alrededor de 2.5 veces más riesgo de desarrollar alguna otra patología autoinmunitaria que aquellos con anti- cuerpos negativos (cuadro 76-2). Estudios realizados en personas con insuficiencia suprarrenal con anticuerpos mostraron que tenían seis veces mayor frecuencia de re- gistro de anticuerpos antitiroideos y hasta 10 veces más anticuerpos contra células parietales gástricas. Un estu- dio realizado en Suecia demostró que los pacientes con patología celiaca tenían 11 veces más riesgo de padecer insuficiencia suprarrenal; de manera inversa, 6 de 76 pa- cientes con insuficiencia suprarrenal tuvieron enferme- dad celiaca, en un estudio realizado en Noruega. Varios factores pueden influir en la positividad de anticuerpos antisuprarrenales, los que se han identificado con mayor frecuencia son tiempo de evolución y edad de presenta- ción, ya que en el primer caso los títulos de anticuerpos tienden a desaparecer conforme transcurre el tiempo, y en el segundo caso, los anticuerpos tienden a ser negati- vos en personas de menor edad. DATOS CLÍNICOS Tipo I Es el tipo más frecuente en la edad pediátrica. También es conocido con el acrónimo APECED (del inglés, Au- toimmune PolyEndocrinopathy Candidiasis Ectodermal Dysplasia). Sus manifestaciones clínicas comunes inclu- yen candidasis mucocutánea, insuficiencia suprarrenal e hipoparatiroidismo primario (cuadro 76-3). Por lo ge- neral, al iniciolos pacientes afectados se identifican por cuadros repetidos de candidiasis oral, ungueal, perianal o tegumentaria en la primera década de vida. Por eso, su estudio se debe dirigir a identificar alteraciones de la respuesta inmunitaria celular, pero con frecuencia no se encuentran alteraciones en otros estudios de laboratorio. Las mutaciones del gen AIRE (del inglés, AutoImmu- ne Regulator), localizado en el cromosoma 21q22.3 son la causa de esta entidad. Este gen se expresa en tejidos encargados de participar en la maduración del sistema inmunitario, como timo, ganglios linfáticos y células pe- riféricas CD14+. La proteína sintetizada por este gen se expresa en células presentadoras de antígenos en el timo, donde modula los mecanismos de inducción de autotole- rancia a través de una regulación negativa de células T ór- gano-específicas. Las mutaciones del gen AIRE producen una menor presentación de autoantígenos a células T en desarrollo localizadas en la médula del timo, lo que con- lleva a pérdida de tolerancia central a diversos autoantí- genos, esto trae como consecuencia la aparición periféri- ca de linfocitos T autorreactivos; es decir, sensibilizados contra antígenos propios. Los tejidos específicos contra los cuales está dirigida esta respuesta autoinmunitaria Cuadro 76–1. Clasificación de síndromes poliglandulares autoinmunitarios Tipo Componentes I Candidasis mucocutánea, hipoparatiroidismo e insufi- ciencia suprarrenal II Insuficiencia suprarrenal, enfermedad tiroidea o DM1 III Enfermedad tiroidea + DM1 o anemia perniciosa o vití- ligo o alopecia o alguna otra enfermedad autoinmunita- ria, excepto insuficiencia suprarrenal Cuadro 76-2. Frecuencia de anticuerpos a otros órganos endocrinos en pacientes con insuficiencia suprarrenal Anticuerpos (%) Paratiroides 25 Tiroides 50 Islotes pancreáticos 8 Células parietales gástricas 30 Ovario 22 http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinología múltiple 809 está determinada por los alelos del sistema del antígeno leucocitario humano (HLA), que codifican proteínas es- pecíficas en la superficie de las células presentadoras de antígenos que interactúan con las células T periféricas cuando el sistema inmunitario se activa. La deficiencia hormonal más temprana y común es hipocalcemia por hipoparatiroidismo, que se manifiesta en cerca de 75% de los pacientes en los primeros 15 años de edad. Le sigue insuficiencia suprarrenal que aparece dentro de los primeros dos años de la deficiencia hormo- nal inicial en la mitad de los casos afectados, y de manera tardía en la otra mitad. Las series más grandes de pa- cientes han mostrado que para los 10 años de edad, dos terceras partes de los casos tienen por lo menos una dis- función hormonal y cuatro de cada cinco ya tienen ma- nifestaciones de candidiasis mucocutánea. La aparición de una tercera disfunción endocrina es poco frecuente; sin embargo, se han descrito casos con patología tiroidea autoinmunitaria, DM1, insuficiencia ovárica prematura o anemia perniciosa. Los hermanos de una persona afec- tada tienen un alto riesgo de padecer alguna disfunción endocrina con un riesgo relativo de 0.35, aunque la po- sibilidad de padecer dos disfunciones es mucho menor. Una particularidad del SPA tipo 1 es la candidiasis mucocutánea y distrofia ectodérmica. La primera, es una manifestación temprana y en ocasiones, inclusive, la apa- rición inicial. Su presentación clínica es variada: candi- diasis oral recurrente, onicomicosis, vaginitis, balanitis e infecciones crónicas de la piel. La distrofia ectodérmica produce alteraciones del esmalte dental, calcificaciones en la membrana timpánica, queratopatía u onicodistro- fia. En el cuadro 76-3 se enuncian también las alteracio- nes autoinmunitarias no glandulares más frecuentes. Existen variantes del síndrome característico, en las cuales existe hipoparatiroidismo y candidiasis mucocu- tánea sin insuficiencia suprarrenal, o bien insuficiencia suprarrenal aislada. Todos estos grupos comparten la ca- racterística de presentar autoanticuerpos contra órganos endocrinos y no endocrinos, con mayor frecuencia que la población general, aunque no es señal de que desarrollen manifestaciones clínicas. Como ejemplo de esto último, la existencia de anticuerpos antitiroideos, que no refleja una insuficiencia inminente de la tiroides; situación que difiere con la significancia mencionada de detectar anti- cuerpos antisuprarrenales. En estudios de seguimiento en poblaciones afectadas, los anticuerpos antisuprarrenales predijeron la aparición de insuficiencia suprarrenal en 100% de la población pediátrica estudiada y en 33% de los adultos con seguimiento por periodos largos. Tipo II A la asociación de insuficiencia suprarrenal, DM1 y tiroi- ditis crónica se le conoce como síndrome poliglandular autoinmunitario tipo II, síndrome de Carpenter o síndro- me de Schmidt. Se manifiesta con más frecuencia en la edad adulta y tiene una incidencia dos a tres veces mayor en mujeres que en hombres. En este grupo, la insuficiencia suprarrenal es la de- ficiencia endocrina más común. Sólo un pequeño por- centaje de los pacientes con insuficiencia suprarrenal no fímica de aparición en edad adulta tendrá una segunda disfunción endocrina, ya sea DM (10%), tiroiditis linfocí- tica (9%) o hipertiroidismo autoinmunitario (7%). Respecto a otros padecimientos autoinmunitarios, los más frecuentes son insuficiencia ovárica prematura y anemia perniciosa. La presencia de anticuerpos antitiroi- deos en un paciente con insuficiencia suprarrenal indica mayor probabilidad de manifestar disfunción tiroidea clínica. Mc-Carthy encontró que 77% de los pacientes con anticuerpos positivos desarrollaron hipotiroidismo, mientras que sólo 21% de quienes no tienen anticuerpos antitiroideos lo hicieron. Es interesante señalar que la disfunción tiroidea se puede manifestar como hipotiroi- dismo o hipertiroidismo. De ahí el comentario inicial de que en la glándula tiroides se han descrito alteraciones en todo el espectro de función. En relación con la diabetes, en forma independiente de la edad de presentación, la mayoría de los pacientes requiere insulina para su con- trol. Fuera de la triada clásica del síndrome de Schmidt, la insuficiencia suprarrenal autoinmunitaria del adulto, presenta por lo común, alteraciones menstruales o in- cluso amenorrea secundaria (cerca de 20% de los casos), ya que los anticuerpos están dirigidos contra enzimas que comparten diversas células esteroidogénicas: 21 hi- droxilasa (la más común), 17a-hidroxilasa y otras. Los anticuerpos identificados en pacientes con insuficiencia gonadal se dirigen contra varias células con capacidad de sintetizar hormonas esteroides, células de Leydig, de la Cuadro 76-3 Características de los síndromes poliglandulares autoinmunes Tipo I Tipo II Prevalencia Raro Común Defecto Mutaciones en AIRE Poligénico; M I C A 5.1,PTPN2 HLA Inconstante DR3 y DR4 Edad de inicio Infancia Adolescencia y adul- tez (20 a 40 años más común) DM1 Alrededor de 20% Alrededor de 40% Manifestaciones Insuficiencia suprarre- nal Hipoparatiroidismo Candidasis mucocutá- nea Insuficiencia supra- rrenal DM1 Patología tiroidea au- toinmunitaria Trastornos aso- ciados Asplenia Vitíligo Ooforitis Alopecia Queratitis autoinmuni- taria Hepatitis autoinmuni- taria Gastritis atrófica Patología celíaca Vitíligo Ooforitis Miastenia gravis Hepatitis crónica http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 810 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 76) teca interna, del cuerpo lúteo, e incluso, de la placen- ta. Esto explica por qué también hay hombres afectados con síndrome de Schmidt con insuficiencia testicular prematura.CUADRO CLÍNICO Los signos y síntomas de estas entidades no son sino la suma de las deficiencias hormonales que un paciente presenta. Más que describir un cuadro clínico, es impor- tante destacar la trascendencia de llegar a la sospecha diagnóstica, la cual debe identificarse desde la aparición de la primera deficiencia con el fin de detectar el ries- go por medio de la determinación de anticuerpos con- tra otros órganos. Posee igual trascendencia no olvidar la interacción hormonal que existe, ya que la deficiencia de cortisol podría ocasionar un diagnóstico erróneo de hipotiroidismo o, por el contrario, retardar el diagnóstico temprano de DM. A pesar de que un paciente pueda te- ner sólo evidencia de patología tiroidea autoinmunitaria o DM1, la existencia adicional de anticuerpos antisupra- rrenales es suficiente para catalogarlo como con síndro- me poliglandular autoinmunitario. La insuficiencia suprarrenal es el factor común que congrega a la mayoría de los pacientes adultos con po- liendocrinopatía autoinmunitaria. Por eso, y con base en la gran prevalencia de tuberculosis en nuestro medio, debe sospecharse un origen autoinmunitario en los casos en los que la insuficiencia suprarrenal no sea de origen fímico. La frecuencia de otras insuficiencias glandulares difiere según la falla inicial; es decir, no tiene el mismo riesgo aquel paciente con insuficiencia suprarrenal que quien tiene diabetes tipo 1 en cuanto a la posibilidad de desarrollar síndrome poliglandular. La evaluación periódica es la conducta recomendada, ya que los marcadores de autoinmunidad órgano-especí- fica no es una condición que prediga de manera absoluta la posterior aparición de otra disfunción endocrina. Es decir, no es necesario determinar anticuerpos antiislote, antitiroideos o anticélulas parietales, dado que, por otro lado, en la actualidad no se cuenta con las medidas pre- ventivas que permitan detener la aparición de manifesta- ciones clínicas en los pacientes con predisposición. TRATAMIENTO No existe un tratamiento específico para esta entidad, sino el inicio de sustitución hormonal del órgano afec- tado. En general, cada disfunción debe manejarse de manera independiente, pero tomando en cuenta las in- teracciones hormonales que puedan tener significancia en la respuesta al tratamiento. Sin embargo, dos puntos de gran relevancia en estas entidades son: 1) la identifi- cación temprana de familiares de primer grado afectados (en particular en el tipo II), con el objeto de tratarlos an- tes de que desarrollen síntomas, y 2) la detección perió- dica en personas con predisposición genética a desarro- llarlas, o bien, la identificación de nuevas insuficiencias glandulares en pacientes que ya tienen alguna. NEOPLASIA ENDOCRINA MÚLTIPLE (NEM) El otro extremo de los padecimientos poliglandulares se refiere a la aparición de neoplasias en diferentes órganos endocrinos. Este grupo de síndromes de origen genético es poco frecuente, pero la importancia de su identifica- ción radica en la posibilidad de detectar, de manera tem- prana, padecimientos que pudieran ser mortales; incluso, identificar miembros de una misma familia con predis- posición genética a neoplasias de órganos endocrinos. Las manifestaciones de estas entidades permiten clasificar- las en tres grupos (cuadro 76-4): NEM1, NEM2A y NEM2B, cada una de éstas se caracteriza por la aparición de tumores en diferentes órganos endocrinos, que son consecuencia de mutaciones genéticas específicas. En es- tas entidades existe una relación entre el fenotipo y el genotipo; es decir, una mutación determinada tiene una expresión clínica específica que permite su identifica- ción y, por otro lado, la identificación de la mutación en familiares de la persona afectada, permite tomar medidas Cuadro 76-4. Clasificación de las neoplasias endocrinas múltiples Tipo 1 o síndrome de Wermer (mutación 11q13) Manifestaciones Frecuencia (%) Hiperparatiroidismo primario 95 Tumores gastroenteropancreáticos Gastrinomas 40 Insulinomas 10 Tumores neuroendocrinos 2 Tumores no funcionantes 20 Adenomas hipofisarios Prolactinoma 20 Otros 17 Otros tumores poco frecuentes: adenomas suprarrenales no fun- cionantes, carcinoides Tipo 2 o síndrome de Sipple (mutación 10q11.2) Tipo 2A Carcinoma medular de tiroides 100 Feocromocitoma 50 Hiperparatiroidismo 30 Amiloidosis cutánea liquenoide Tipo 2B Habitus marfanoide y fascies característica 100 Ganglioneuromas gastrointestinales Neuromas mucosos Carcinoma medular de tiroides 100 Feocromocitoma 50 Carcinoma medular de tiroides familiar http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinología múltiple 811 encaminadas a tratar de manera preventiva o temprana las posibles manifestaciones de esta entidad. NEM1 (síndrome de Wermer) Esta entidad se caracteriza por tumores hipofisarios, pa- ratiroideos y gastroenteropancréaticos. Solía considerarse como la patología de las “3 P”, como una clave que per- mitía recordar que los órganos más afectados son pán- creas, paratiroides y pituitaria (hipófisis). Sin embargo, se ha extendido esa presentación, ya que es frecuente que los tumores del tubo digestivo se encuentren en ór- ganos como estómago y duodeno. La NEM1 tiene una prevalencia estimada de 1 en 100 000 habitantes y su distribución es similar en ambos sexos y en diferentes razas. Puesto que la frecuencia de tumores en alguno de estos órganos, en especial la hipófisis, es mayor que en los otros, los consensos internacionales señalan que para hablar de esta entidad se requiere que una persona tenga un tumor en dos de los tres órganos más afectados, o bien que tenga un solo tumor pero con antecedentes familia- res de NEM1. Fisiopatología Se sabe que la NEM1 se transmite de manera autosómica dominante, indicativo de que se origina en una mutación de un solo gen. Desde 1988 se identificó una región del brazo largo del cromosoma 11 como la localización en la cual se presenta la mutación que produce NEM1. A finales del siglo pasado se identificó el gen MEN1 (localización 11q13) que codifica para una proteína lla- mada menina. Al parecer, esta proteína actúa en el núcleo celular regulando la transcripción y replicación del DNA, y manteniendo la integridad del genoma, pero poco se conoce aún de sus acciones específicas. Las mutaciones en el gen que codifica la menina son las causantes de la predisposición a tumores en casi 80% de los pacien- tes con NEM1. En estudios posteriores se ha encontrado esta mutación en personas con tumores esporádicos de órganos, por lo regular, afectados en NEM1, sin que en el seguimiento se haya identificado la aparición de otro tumor. Existen casos informados con esta mutación que tienen tumores en un solo órgano. Si bien estos pacien- tes no cumplen con los criterios para ser tipificados con NEM, es evidente que poseen una mutación que favore- ce el desarrollo de neoplasias. Datos clínicos En los pacientes con NEM1 la presentación clásica es neoplasias en tres órganos, pero existe evidencia de que cada vez aparecen más tumores en la población general, como tumores neuroendocrinos de tubo digestivo (gas- trinomas), carcinoides bronquiales y tímicos, adenomas tiroideos o suprarrenales, colagenomas y lipomas. Además de ser múltiples, los tumores aparecen a edades más tempranas que en los casos esporádicos. Dentro de los tumores endocrinos que por lo común se manifiestan en NEM1, los adenomas paratiroideos son los que aparecen con mayor frecuencia (95% de casos) y más pronto (25 contra 50 años de edad) que en los casos esporádicos; le siguen los tumores pancreáticos (41%) y por último, los hipofisarios (30%). HIPERPARATIROIDISMO En los casos de NEM1, el hiperparatiroidismo es oca- sionado por hiperplasia o adenomas múltiples en 90% y aparece en igual proporción en hombres y mujeres. Los casos de hiperparatiroidismoque no están asociados a NEM1 (esporádicos), se manifiestan en edades más avanzadas, son más frecuentes en mujeres y se originan en adenomas únicos hasta en cuatro de cada cinco casos. Un fenómeno que suele generar confusión en los ca- sos de NEM1, es que la hiperplasia puede ser asimétrica y causa la falsa impresión de que se trata de un adenoma; es decir, el defecto que produjo el aumento de tamaño de una glándula paratiroidea puede generar, si la evolución es prolongada, crecimiento de las cuatro glándulas. No obstante, lo más común al momento del diagnóstico es que se encuentren 1 o 2 glándulas hipertróficas, mientras que el resto tiene características macroscópicas normales. En el seguimiento de estos pacientes, la tasa de recaídas es mayor que en quienes tienen hiperparatiroidismo es- porádico, lo cual se puede explicar porque el defecto que produjo el crecimiento de las glándulas que se extrajeron en la primera cirugía, ha favorecido el crecimiento de las otras, al inicio consideradas normales. Conocer el com- portamiento del hiperparatiroidismo en el contexto de un paciente con NEM1 es fundamental, ya que cuando se operan con el diagnóstico establecido, la resección de una sola glándula con frecuencia provoca recaídas a lo largo del tiempo. Desde el punto de vista de las manifestaciones clí- nicas, no hay diferencia entre los pacientes con hiper- paratiroidismo esporádico y el asociado a NEM; por eso se requiere un alto índice de sospecha para establecer el diagnóstico oportuno y poder establecer el tratamiento óptimo. El mejor para el hiperparatiroidismo asociado a NEM1 es la exploración quirúrgica de las cuatro parati- roides, con la extirpación de tres glándulas y media. En lugares con la suficiente experiencia, se extirpan las cua- tro y se reimplanta media glándula en el antebrazo para poder identificarla y reoperarla en caso de recurrencias. No está de más aclarar que esta última opción puede aumentar la frecuencia de hipoparatiroidismo perma- nente, si no hay una buena función de la media glándula residual. TUMORES ENTEROPANCREÁTICOS El segundo grupo de neoplasias en frecuencia de apa- rición son los tumores pancreáticos y neuroendocrinos del tubo digestivo. Estudios recientes han sugerido que la prevalencia de este grupo de tumores es mayor, pero per- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 812 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 76) manecen subclínicos en gran número de casos. Dentro de este diverso grupo, la manifestación predominante es el síndrome de Zollinger-Ellison, producido por gastrino- mas de la cabeza del páncreas. Esta neoplasia se presenta tanto de manera clínica como subclínica (hipergastrine- mia asintomática) hasta en 60% de los casos de NEM1. Las manifestaciones clínicas son muy comunes: en- fermedad ácido péptica de difícil control o de úlceras pépticas múltiples asociadas a hipergastrinemia. Los síntomas producidos por estos tumores son numerosos. Debe sospecharse hipergastrinemia en pacientes con pa- tología ácido péptica de difícil control, dolor abdominal y diarrea; úlceras múltiples o de localización atípica mos- trada en la endoscopia o pliegues gástricos muy engrosa- dos. La ubicación más frecuente de las úlceras es la pri- mera porción del duodeno, siendo menos frecuentes en las regiones más distales del duodeno y yeyuno. Los pa- cientes con gastrinomas asociados a NEM1 en ocasiones tienen otra razón por la cual la patología ácido péptica es más agresiva, la hipercalcemia por hiperparatiroidismo concomitante que, como es bien sabido, es una causa más del padecimiento de difícil control por el efecto que la hipercalcemia tiene en la secreción ácida del estómago. Otro elemento a destacar en los pacientes con tumores neuroendocrinos del tubo digestivo y páncreas, es la fre- cuencia con la que pueden producir otros péptidos u hormonas. Así pues, se han descrito casos de síndrome de Cushing relacionados con hipergastrinemia que, más que ser producido por un tumor concomitante de hipófisis en un caso con NEM1, se debió a la producción ectópica de hormona adrenocorticotrópica (ACTH) por el tumor. La segunda neoplasia enteropancreática en frecuen- cia de presentación es el insulinoma. Estos tumores por lo general son pequeños, múltiples y asincrónicos, lo cual hace que haya recaídas con más frecuencia después del tratamiento inicial. Los pacientes con este tipo de tumo- res cursan con hipoglucemias que no tienen relación con los alimentos; de hecho, en la mayoría con hipoglucemia orgánica, la manifestación del descenso de los valores de glucosa ocurre después de un periodo de ayuno, durante la noche o después de ejercicio. Existen diversos criterios diagnósticos para el insulinoma, pero el mejor estudio confirmatorio es una prueba de ayuno de 72 h. Los criterios diagnósticos son: • Glucosa < 45 mg/dL o menor de 55 con síntomas de neuroglucopenia. • Insulina mayor o igual a 3 mUI/mL. • Péptido C mayor a 0.2 nmol/L. • Proinsulina mayor a 5 pmol/L. • β-hidroxibutirato menor a 2.7 mmol/L. • Sulfonilureas en orina negativas (en casos con sospe- cha de hipoglucemia facticia). Una vez confirmado el diagnóstico de hiperinsulinismo endógeno (ya que se han eliminado causas exógenas, como administración de insulina o sulfonilureas a través de los estudios), el siguiente paso es localizar la lesión. Las técnicas de localización con mayor éxito son ultraso- nido transoperatorio, ultrasonido transendoscópico y to- mografía axial computarizada (TAC) de alta resolución con cortes finos de páncreas. La prueba de estimulación con calcio mediante canalización selectiva de las arte- rias que irrigan los diferentes segmentos del páncreas y medición de insulina en la vena hepática, es un estudio invasivo que se debe reservar para casos en los que es- tudios no invasivos no permiten la identificación de la sobreproducción de insulina. La arteriografía selectiva es también una prueba que debe considerarse sólo para ca- sos de muy difícil diagnóstico. Al margen de la tecnología disponible en diferentes medios, es menester recordar que estas patologías poco comunes requieren personal médico experimentado para aumentar la certeza diagnóstica; más aún en los pa- cientes con insulinoma como parte de NEM1, los cuales con frecuencia son multifocales. Estudios realizados en instituciones con amplia experiencia en este padecimien- to, indican que los pacientes que con mayor frecuencia tuvieron que ser reoperados a causa de hiperinsulinismo persistente fueron aquellos con neoplasias endocrinas múltiples. Otros tumores pancreáticos como los VIPomas y glucagonomas son de aparición aún más esporádica. Las manifestaciones clínicas se deben a la hipersecreción de péptidos vasoactivos que estimulan el tubo digestivo. ADENOMAS HIPOFISARIOS El tercer grupo de tumores en los pacientes con NEM1 son adenomas hipofisarios. Las características clínicas de estos pacientes dependen sobre todo del tipo de secre- ción que el tumor produzca. Al igual que en los casos de tumores hipofisarios no relacionados a NEM, el tipo más frecuente es el prolactinoma, seguido de los tumores no productores y del productor de hormona de crecimiento. Al igual que los tumores en otras localizaciones, su pre- valencia aumenta cuando se toman en cuenta aquellos casos con patología subclínica, identificada por estudios de detección en pacientes con otra manifestación del síndrome. Algunas diferencias clínicas, al compararlos con adenomas esporádicos, son: suelen ser detectados a edades más tempranas, más grandes al diagnóstico y con más frecuencia de secreción múltiple y tienen una menor tasa de curación. Todas estas características ha- cen pensar que son tumores de comportamiento más agresivo. Mientras no exista evidencia en contra, lo recomen- dable es realizar un estudio deimagen de hipófisis en to- dos los pacientes con NEM1 al diagnóstico, ya que a me- nudo los tumores hipofisarios tienen una presentación clínica insidiosa y algunos de ellos no ocasionan síntomas por hipersecreción hormonal (son no productores). Los pacientes con NEM1, o los familiares que ya han pre- sentado algún tumor endocrino, requieren evaluaciones periódicas como escrutinio para la detección temprana de los otros elementos que constituyen el síndrome. Lo mismo sucede en aquellos familiares en los que se ha identificado la mutación, pero no tienen aún manifesta- ciones clínicas. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinología múltiple 813 NEM2 (SÍNDROME DE SIPPLE) La NEM2 es el otro tipo de presentación de este sín- drome. En lo clínico, se manifiesta con neoplasias mul- ticéntricas de tiroides, suprarrenal y paratiroides más alteraciones fenotípicas características, que permiten su ulterior subdivisión en 2A, 2B y carcinoma medular de tiroides (CMT) familiar (cuadro 76-4). La NEM2 tiene también origen genético; en espe- cífico, el defecto identificado consiste en una mutación del protooncogén RET, localizado en el cromosoma 10. En forma relevante, la proteína codificada por este pro- tooncogén favorece el crecimiento y la diferenciación de tejidos derivados de la cresta neural, mediante sustan- cias como factor neurotrófico derivado de células gliales (GNDF) y neurturina (NRTN). Las manifestaciones clí- nicas dependen del sitio donde se localiza la mutación, ya que se conoce que los pacientes con NEM2A y con CMT familiar, tienen mutaciones en varios exones del protooncogén RET, que codifican para el dominio extra- celular de la proteína, siendo los más frecuentes 10 y 11. En cambio, los pacientes con NEM2B suelen presentar mutaciones en los exones 15 y 16 del mismo gen. Algu- nos pacientes con CMT familiar muestran mutaciones germinales en exones que codifican para el dominio in- tracelular de la tirosina cinasa. Este tipo de neoplasias guarda una relación genotipo-fenotipo que es de utilidad práctica, ya que la conducta clínica depende de la muta- ción detectada. Es decir, existen mutaciones que suelen predecir el desarrollo de cáncer medular de tiroides a edades tempranas, por lo que su identificación debe ser una indicación para realizar tiroidectomía en cuanto se identifique, lo cual puede ser en el primer año de vida (cuadro 76-5). DATOS CLÍNICOS NEM2 está subdividida en tres grupos: La NEM2A es un padecimiento que se manifiesta por la aparición de CMT, feocromocitoma e hiperparati- roidismo. Este subtipo se transmite de manera autosómi- ca dominante. De sus tres componentes, el que lo iden- tifica es el CMT, ya que cerca de 100% de los pacientes lo presenta. La NEM2B también muestra CMT y feocromocito- ma, pero no hiperparatiroidismo. Los elementos que la caracterizan son ganglioneuromas intestinales, neuromas mucosos que afectan de manera típica la lengua y los labios y un habitus corporal marfanoide, que le dan un aspecto facial muy característico (figuras 76-1 y 76-2). Si bien en este grupo también el CMT es el factor común, su evolución clínica es diferente a la de la NEM2A, ya que aparece a edades más tempranas, es más agresivo, y con frecuencia, al momento del diagnóstico ya está dise- minado. La recomendación de tiroidectomía debe hacer- se al momento del diagnóstico. Mención aparte merece el CMT familiar, cuya ma- nifestación, como su nombre lo indica, implica varios ca- sos en una misma familia, portadores identificados con la mutación que da origen al CMT y ausencia de otras manifestaciones de neoplasias endocrinas múltiples. Ya que todos los subtipos tienen como factor común el CMT, se hará énfasis en esa neoplasia. El CMT se de- riva de las células parafoliculares de la tiroides (células C), las cuales tienen su origen en la cresta neural. El car- cinoma se inicia en un defecto premaligno, la hiperplasia de las células C. Esto cobra una gran importancia, ya que, en caso de detectarse en etapas incipientes, la glándula puede extirparse antes de la transformación maligna. Este tipo de neoplasias tiene el inconveniente de que puede pasar inadvertida por mucho tiempo, ya que incluso la hipercalcitoninemia que genera suele no pro- ducir cuadro clínico alguno hasta que alcanza cifras en extremo elevadas. La identificación de la mutación del protooncogén RET como origen del CMT, ha cambiado de manera radical tanto la identificación de casos afecta- dos como la mortalidad por la enfermedad. Cuadro 76-5. Relación genotipo-fenotipo en carcinoma medular de tiroides CMTF NEM2A NEM2B Codones 609, 791, 790, 804, 649, 891, 768 634, 611, 618, 620 630, 631 918, 883 Riesgo + ++ +++ Edad de presen- tación Adultos 5 años Primer año Edad de tiroidec- tomía 10 años 5 años Primeros me- ses Figura 76-1. Fascies característica de paciente con NEM 2B. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 814 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 76) Debido a que existen casos de CMT esporádicos, es decir, que no se relacionan con NEM2, todos los pacien- tes afectados se deben estudiar en busca de la mutación del RET. Su ausencia descarta, de manera categórica, que se trate del caso índice de una familia con NEM y que es muy probable que éste se haya originado en una muta- ción de novo. En otro sentido, su presencia no es un indi- cador absoluto de que se trate de un caso familiar, ya que se han identificado pacientes con CMT esporádico con la mutación del protooncogén RET sin que otros miembros de la familia lo tengan. Para esto se han enunciado algu- nos criterios indispensables para hablar de CMT familiar. La mayor parte de los casos de CMT se diagnosti- ca por un nódulo tiroideo o adenopatía cervical, y un porcentaje pequeño por manifestaciones clínicas de hi- percalcitoninemia o cosecreción de algún otro péptido vasoactivo (diarrea, síntomas vasomotores o alteraciones hidroelectrolíticas). Desde luego, algunas veces se diag- nostica al buscarlo de modo intencional en pacientes a quienes se les ha hecho el diagnóstico de feocromoci- toma o hiperparatiroidismo por hiperplasia paratiroidea. Como regla útil se recomienda que en pacientes con feocromocitoma se investigue CMT y viceversa, sobre todo antes de someter al paciente a extirpación quirúr- gica del tumor tiroideo, ya que un feocromocitoma no diagnosticado puede producir una crisis hipertensiva de graves consecuencias en la inducción anestésica. En los pacientes con CMT, como parte de una NEM2B, la evolución clínica es mucho más agresiva y con mayor mortalidad en comparación con otros grupos. Una ven- taja relativa es un fenotipo característico que permite un diagnóstico temprano. Lo que es importante, porque el CMT, en el contexto de una NEM2B, puede aparecer desde edades muy tempranas y estar diseminado al mo- mento de la cirugía. La identificación de familiares portadores del defec- to genético del protooncogén RET es fundamental. Una vez identificado un caso problema, se debe estudiar a los familiares de primer grado. La determinación de la mutación obliga a efectuar una cirugía y así evitar que se desarrolle la neoplasia. A los pacientes afectados por la mutación se debe practicar tiroidectomía con disec- ción de los ganglios del compartimiento central entre los cuatro y seis años de edad. Se ha elegido ese periodo porque el proceso de transformación maligna requiere pasos intermedios, como hiperplasia de las células C, que necesita años; sin embargo, se han informado casos de niños de hasta un año de edad con carcinoma medular metastásico, lo cual es poco frecuente. La diferencia en cuanto al pronóstico la da, sin duda, un diagnóstico temprano. Según un estudiorealizado en pacientes con NEM2A, la mortalidad en quienes se diag- nosticó el tumor desde la clínica fue de 24%, mientras que si el diagnóstico se hizo con base en pruebas de de- tección, la mortalidad fue de 1.5%. El carcinoma medular de tiroides tiene baja respues- ta a la quimioterapia, radioterapia o yodo radiactivo (131I). La única opción real de curar a los pacientes es la detec- ción temprana y la escisión completa de la neoplasia an- tes de que se disemine. Quizá el único consuelo real que el paciente puede recibir es que es una enfermedad que permite sobrevida mucho más prolongada que otro tipo de tumores diseminados al momento del diagnóstico ini- cial. Algunos tratamientos modernos han mostrado ser prometedores en cuanto a resultados, como anticuerpos marcados con radiación u octreótido e inhibidores de ci- nasa, como vandetanib y sorafenib, que se han aprobado para su uso en CMT progresivo y sintomático. HIPERPARATIROIDISMO La hipercalcemia en pacientes con NEM2 se debe a hi- perplasia de las glándulas paratiroides y es un fenómeno que ocurre hasta en una cuarta parte de los casos. La búsqueda intencionada de hipercalcemia en el contexto de pacientes o sus familiares con NEM, es la manera más común de obtener el diagnóstico ya que, en las primeras etapas, las elevaciones de calcio (Ca) no producen sínto- mas. Cuando los valores elevados de Ca se acompañan de hormona paratiroidea (PTH) alta, se concluye que el paciente tiene hiperparatiroidismo. Las indicaciones para el tratamiento quirúrgico son iguales a las de cualquier paciente con hipercalcemia: hi- percalciuria, patología renal, urinaria o esquelética, sínto- mas clínicos atribuibles a hipercalcemia o valores de Ca por arriba de 1 mg/dL del valor superior normal, aun en pacientes asintomáticos. A diferencia de otros casos con hipercalcemia, no se recomienda realizar estudios de localización ya que los casos de NEM2 corresponden a hiperplasias, lo cual obliga a realizar exploración de las cuatro paratiroides y extirpar 3.5 o las 4 glándulas, con reimplantación de media glándula en el antebrazo. Las manifestaciones no endocrinas de NEM2 son diversas, sin embargo, hay una alteración dermatológica que, debido a su alta prevalencia en pacientes con esta Figura 76-2. Neuromas orolinguales en paciente con NEM 2B. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinología múltiple 815 entidad y su probable relación con mutaciones del pro- tooncogén RET, merecen que sea considerada. Esa lesión es amiloidosis cutánea liquenoide. Consiste en lesiones papulares descamativas y pigmentadas que se acompa- ñan de prurito y por lo común se localizan en la región interescapular o en la superficie extensora de las extre- midades. Se han encontrado depósitos de amiloide y péptidos similares a queratina en estudios histopatológi- cos de la piel afectada. FEOCROMOCITOMA Este tumor, originado en la médula suprarrenal, es el se- gundo en frecuencia de aparición en los pacientes con NEM, alrededor de 40% lo manifiestan. La presentación clínica surge por la liberación excesiva e intempestiva de catecolaminas; produce, sobre todo, paroxismos de hipertensión, diaforesis, temblor, palidez y taquicardia. Estas entidades integran un cuadro clínico característico de esta patología, que es la manifestación clínica en sólo la mitad de los casos. Los feocromocitomas asociados a NEM difieren de los esporádicos en mayor frecuencia de casos bilaterales y multicéntricos, y la baja prevalencia de tumores extrasuprarrenales. Una vez establecida la sospecha clínica de feocro- mocitoma se deben solicitar estudios de laboratorio que ratifiquen el diagnóstico: catecolaminas en sangre y orina de 24 h o metanefrinas plasmáticas y urinarias. Sólo en los casos en los que se detecte la alteración bioquímica, se justifica la realización de estudios de imagen. Dada la frecuencia de bilateralidad, se recomienda realizar es- tudios que muestren las dos suprarrenales, como tomo- grafía axial computarizada o resonancia magnética nu- clear. Mucho se ha discutido acerca de la pertinencia de solicitar estudios de imagen de manera directa; no obs- tante, este enfoque tiene dos inconvenientes: de inicio, no todos los tumores suprarrenales son funcionales; de hecho, la tasa de tumores suprarrenales descubiertos de manera incidental (incidentalomas) es cada vez ma- yor. En segundo lugar, el carácter latente entre la apa- rición de una alteración morfológica y una bioquímica puede ser, inclusive, de varios años. Tal situación obliga a tomar acciones más conservadoras en caso de detectar alteraciones morfológicas sin manifestaciones clínicas. Un feocromocitoma obliga a buscar un carcinoma medular de tiroides debido a la gran frecuencia con que aparecen relacionados. CONCLUSIONES El sistema endocrino mantiene interrelaciones entre sus diferentes componentes que permiten un equilibrio del medio interno. Es, sin embargo, blanco de padecimientos multiorgánicos cuyo diagnóstico debe realizar un médi- co analítico y observador. La identificación de pacientes con los trastornos descritos cobra mayor relevancia por el hecho de que su identificación temprana, como parte de un síndrome poliglandular, permitirá un diagnóstico preciso y la selección terapéutica más adecuada dentro de las alternativas existentes para cada padecimiento. BIBLIOGRAFÍA Ahonen P, Myllärniemi S, Sipilä I et al.: Clinical variation of autoimmune polyendocrinopathy-candidiasis-ectodermal dystrophy (APECED) in a series of 68 patients. N Engl J Med 1990;322:18-29. Beterle C, Greggio NA, Volpato M: Autoimmune poli- glandular syndrome type I. J Clin Endocrinol Metab 1998;83:10-49. Brandi ML, Gagel RF, Angeli A et al.: Guidelines for diag- nosis and therapy of MEN type 1 and type 2. 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