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713© Ed ito ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 67 Ovarios Raffaela Schiavon Ermani, Saúl Lira Albarrán, Fernando Larrea Gallo Los ovarios son las glándulas sexuales o gónadas de la mu- jer. Tienen dos funciones principales: producir células ger- minales (óvulos), indispensables para la reproducción de la especie, y sintetizar las hormonas esteroides (estrógenos, andrógenos y progesterona) que intervienen en la induc- ción de los caracteres sexuales secundarios femeninos y en la inducción y mantenimiento de los cambios cíclicos en los órganos diana de la mujer. Estas dos funciones son insepara- bles anatómica y fisiológicamente y se encuentran integra- das de manera estrecha en procesos repetidos de madura- ción de la unidad funcional (folículo) que sufre continuas involuciones (atresia) y que, por otro aspecto, se desarrolla, madura, ovula y luteiniza a lo largo de la vida intra y extrau- terina de la mujer. HISTORIA Desde la época del antiguo Egipto (2500 a. de C.) se conoció, como resultado de la extracción de las vísceras durante el proceso de momificación de cadáveres, la exis- tencia del útero; sin embargo, no fue sino hasta principios de esta era en que Sorano de Éfeso (98 a 138 d. de C.), alumno de la escuela de Alejandría, realizó las primeras contribuciones significativas al describir la existencia del útero y los ovarios: él identifica al útero como un órgano no indispensable para la vida, describe la presencia de miomas e indica el uso de pesarios para los prolapsos ute- rinos. Todo eso le valió el reconocimiento como el primer ginecólogo de la antigüedad. Galeno, un griego nacido en Pérgamo en el año 130 d. de C. y que vivió alrededor de 70 años, dio otro paso significativo al publicar sus ha- llazgos anatómicos y conocimientos médicos en más de 400 tratados que se mantuvieron vigentes durante siglos y sirvieron como enseñanza por más de 1 000 años, a pesar de estar plagados de errores y observaciones anató- micas realizadas en animales. Fue él quien afirmó que el “exceso de sangre” era nocivo para el organismo, basado en la observación empírica de que la salud de la mujer mejoraba con la hemorragia menstrual (refiriéndose a lo que ahora se denomina síndrome premenstrual). Galeno postuló que mediante el sangrado periódico se elimina- ban sustancias nocivas para el cuerpo. La práctica poste- rior de sangrar a los pacientes como medida terapéutica se mantuvo durante siglos en los oscuros años de la Edad Media. Por los trabajos de Leonardo Da Vinci (1452 a 1519), cuando realizó sus primeros dibujos de la anato- mía real de los genitales internos femeninos, surgió un renovado interés por descubrir las estructuras del cuer- po humano y su relación con el proceso de la enferme- dad. La Universidad de Padua, en Italia, se convirtió en el baluarte de la medicina científica en los albores del Renacimiento, gracias a una afortunada sucesión de tres brillantes anatomistas: Andreas Vesalio, Gabriele Fallopio y Girolamo Fabrici. Andreas Vesalio (1514 a 1564) rea- lizó un número importante de disecciones en cadáveres, publicando sus hallazgos a la edad de 29 años, en su fa- moso libro De Humanis Corporis Fabrica (La fábrica del cuerpo humano), e hizo evidente que la descripción de Galeno acerca de la morfología bicorne del útero había sido realizada en animales porcinos. Las contribuciones de Vesalio conmocionaron a la comunidad universitaria de Padua, con lo que se hizo de innumerables enemigos que lo obligaron a emigrar y establecerse en España como médico de la corte. Gabriele Fallopio (1523 a 1562), alumno y sucesor de Vesalio en la Universidad de Padua, no se vio amedrentado por lo acontecido a su maestro y continuó con las investigaciones anatómicas en humanos, que lo llevaron a publicar, en 1561, a la edad de 39 años, su trabajo Observationes Anatomicae (Observaciones de anatomía), en donde brinda las descripciones exactas del útero y los ovarios, así como las primeras sobre el clítoris y el himen. Sin embargo, el hallazgo que inmortalizó a este anatomista fue la descripción de las tubas del útero, conocidas como trompas de Falopio. Girolamo Fabrici, “Fabricio” (1533 a 1619), alumno de Fallopio, se orientó más hacia el estudio de la embriología. Describió unos sacos llenos de huevos en las aves, la “bursa de Fabricius”, por lo que denominó ovarios a estas estructuras de la mujer, pero la función de estos continuó oculta durante http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 714 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 67) siglos. Otro brillante alumno de la Universidad de Padua, el inglés William Harvey, publicó a la edad de 69 años (35 años después de su célebre descripción de la circu- lación de la sangre) un tratado denominado “Anatomía y fisiología reproductiva” y rescató el antiguo concepto aristotélico acerca del origen de la vida como el resultado de la unión del semen con la sangre menstrual; sin em- bargo, no fue sino hasta 1672 cuando el holandés Reinier de Graaf estableció que el ovario era el origen del huevo humano, en su tratado De Mulierum Organis Generationi Inservientibus Tractatus Novus (Nuevo tratado sobre los órganos reproductores femeninos). Los folículos ováricos los habían descrito Vesalio y Fallopio, pero sin identificar su función, por lo que este hallazgo le valió a De Graaf el reconocimiento de estas estructuras como los folícu- los de De Graaf. Otro holandés, un tallador de lentes, Antonio van Leeuwenhoek, abrió una nueva puerta de posibilidades ilimitadas para la investigación científica al inventar (en 1677) el microscopio. Esta fabulosa lente magnificadora le permitió a Leeuwenhoek adentrarse en un nuevo universo de la vida microscópica. Con su inven- to observó todo tipo de líquidos: agua de lluvia, sangre y, por supuesto, semen. Describió la presencia de pequeños cuerpos móviles en el semen, los espermatozoides, lo que permitió el surgimiento de una nueva teoría, el origen de la vida como resultado de la unión del espermatozoide con el folículo de De Graaf. Tuvieron que pasar otros 150 años para que, en 1827, Carl Ernst von Baer descubriera la presencia del óvulo dentro del folículo de De Graaf y postulara la relación entre ovarios y menstruación; pero no fue hasta 1853 en que Newport describiera el proceso de la fertilización. Se llegó así a una meta anhelada des- de la antigüedad: conocer el origen de la vida y los me- canismos que la permiten. Sin embargo, este logro sólo fue un punto de partida para la investigación científica, ya que aún, en la actualidad, nos encontramos inmersos en dicho proceso y existen innumerables incógnitas por descubrir. ANATOMÍA DEL OVARIO Los ovarios son estructuras presentes en número par, de consistencia firme, de forma ovoidea aplanada, color rosa pálido en las niñas y rosado más intenso en la adulta. Cada ovario pesa entre 1 y 2 g en fase de “reposo”, pero alcanza un peso de 4 a 8 g durante la etapa reproductiva. Se sitúan en las paredes laterales de la excavación pélvi- ca y descansan en una fosita peritoneal (fosita ovárica). Tienen cuatro ligamentos que los fijan al útero y a la pelvis, y a través de los cuales reciben irrigación vascular, linfática e inervación autónoma: a) El lumboovárico o ligamento suspensor (que se ori- gina del ligamento genital craneal), se extiende de las últimas vértebras lumbares al polo superior del ovario. b) El ligamento útero-ovárico (derivado del ligamento genital caudal), que se extiende desde el polo infe- rior del ovario hasta el cuerno del útero. c) El mesovario, que es un pequeño repliegue perito- neal muy vascularizado formado por el ala posterior del ligamento ancho. d) El ligamento tuboovárico que se extiende del polo superoexterno a la franja ovárica de la trompa.La irrigación del ovario procede de la arteria ovárica, que a su vez se origina de la aorta abdominal y que desciende por el ligamento lumboovárico; al llegar al borde supe- rior del ovario se divide en dos ramas, una tubaria y otra ovárica; ésta última recorre el borde ovárico inferointer- no y termina en una anastomosis término-terminal con la arteria uterina, en el ligamento tuboovárico. Las venas salen del ovario y en el nivel de su hilio se anastomo- san con las redes venosas uterinas, originando los plexos venosos pampiniformes que forman los troncos venosos útero-ováricos, los cuales desembocan en la vena renal del lado izquierdo y en la vena cava inferior del lado de- recho. Los vasos linfáticos tienen su origen en las paredes de los folículos, de donde nacen redes que se anastomo- san en el tejido glandular y llegan al hilio, y acompañan a las venas útero-ováricas, dirigiéndose a los ganglios pre y paraaórticos. Los nervios responsables de la inervación ovárica proceden de los ganglios mesentéricos superiores preaórticos y de los troncos que se dirigen al riñón (ple- xos hipogástricos y renales). La inervación es sobre todo autónoma. EMBRIOLOGÍA DEL OVARIO Al principio, las gónadas aparecen como pliegues simé- tricos longitudinales (eminencias o crestas genitales) situadas entre los dos rebordes mesonéfricos, en forma lateral; y el mesenterio dorsal del intestino primitivo, me- dial. Se forman por proliferación del epitelio superficial celómico y por concentración del mesénquima mesenté- rico subyacente. Células germinales y gametogénesis De manera inicial, las células germinales se pueden iden- tificar desde la tercera semana de gestación localizadas en el epitelio endodérmico primitivo de la pared del saco vitelino, en su porción más caudal. Estas células migran a lo largo del mesenterio dorsal del intestino posterior, hasta penetrar e invadir las crestas genitales. Su presencia es indispensable para el desarrollo y diferenciación del ovario. Por otro lado, la capacidad de supervivencia de las células germinales depende de su arribo a las crestas genitales. Durante esta etapa de migración, de la quinta a la sexta semana del desarrollo embrionario, las célu- las germinales son grandes y activas metabólicamente, lo que permite su identificación histológica por técnicas de coloración de fosfatasa alcalina. Una vez en los pri- mordios genitales, las células germinales inician una in- tensa actividad mitótica alcanzando a producir 600 000 ovogonias alrededor de la octava semana de gestación, y un máximo de 6 a 7 millones hacia la semana 20. Este http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Ovarios 715 proceso de multiplicación mitótica termina de manera definitiva alrededor del séptimo mes de la vida intraute- rina. Las ovogonias se transforman en ovocitos primarios, células en las cuales inicia la meiosis. Cada ovocito pri- mario progresa de la fase leptotena hasta la diplotena de la primera división meiótica a lo largo de la vida intrau- terina, conservando su complemento de 46 cromosomas. Alrededor de la semana 20 de la gestación, dos terceras partes de las células germinales corresponden a ovocitos primarios intrameióticos, y una tercera parte a ovogonias susceptibles de sufrir multiplicación mitótica. La dota- ción de ovocitos se reduce en forma gradual. Al final de la gestación es de alrededor de 1 o 2 millones y cerca de 400 000 al momento del inicio de la pubertad. Las células germinales primordiales contienen el mismo número diploide (n = 46) de cromosomas (con dos cromátidas cada uno; 2C) que las células somáticas, y como ya se mencionó, se citodiferencian en ovogonias que proliferan mediante mitosis. Las ovogonias duplican su material génico (complemento 2n,4C) e ingresan a la primera división meiótica como ovocitos primarios. Al completar la primera división meiótica y tras la expul- sión del primer corpúsculo polar, el ovocito primario ha reducido a la mitad el número de cromosomas y cro- mátidas (complemento n,2C) denominándose ovocito secundario. Cuando éste se ovula y es fecundado por la gameta masculina, completa la segunda división meió- tica (complemento n,C) con la expulsión del segundo corpúsculo polar. Un total de 400 a 500 ovocitos de la reserva folicular del ovario completará todo el proceso hasta la ovulación y de estos sólo algunos llegarán a ser fecundados. En fechas recientes, la identificación de células ma- dre en la corteza de ovarios humanos y de otras especies, ha cuestionado el paradigma universal sobre el contenido no renovable de células germinales primordiales al mo- mento del nacimiento. Este hallazgo, además de sugerir la necesidad de reevaluar el proceso de la ovogénesis y su control, así como las implicaciones que tiene sobre la fisiología ovárica, en particular en relación con el es- pectro reproductivo de la mujer, ofrece, por otra parte, novedosas alternativas para el control y tratamiento de la infertilidad de origen ovárico, incluyendo la causada por citotóxicos y radioterapia. Células somáticas Con el arribo de las células germinales a las crestas ge- nitales, el epitelio superficial comienza a proliferar, ori- ginando múltiples invaginaciones en el mesénquima, acompañadas por grupos de ovogonias, proceso que re- sulta en la formación de los cordones sexuales primitivos. En esta etapa, todavía indiferenciada de la gónada, los cordones sexuales primitivos se disgregan en cúmulos irregulares al interior del mesénquima gonadal en donde más tarde desaparecen y son sustituidos por la médula ovárica (estroma vascularizado). En la porción cortical, por el contrario, el epitelio superficial sigue proliferando y origina, entre la séptima y octava semanas de la gesta- ción, una nueva oleada de invaginaciones, las cuales con- tinúan muy próximas a la superficie de la gónada (cordo- nes corticales). A partir de las semanas 16 y 18 de la vida intrauterina, cada célula germinal se encuentra separada y rodeada por una capa delgada de células estromales especializadas, llegándose a identificar los primeros folí- culos primordiales, estructura funcional básica del ovario, inmersos en la porción interna del estroma cortical. HISTOLOGÍA DEL OVARIO El ovario está constituido por dos estirpes celulares de origen embriológico diferente: las células germinales y las células somáticas. El componente somático se constituye, a su vez, por tres compartimientos principales: el hilio (o rete ovarii), que se sitúa en el punto de conjunción con el ligamento mesoovárico, y que contiene vasos, nervios y células hiliares con diversa potencialidad de diferen- ciarse e, incluso, malignizarse. La médula, porción cen- tral del ovario que contiene células estromales de origen mesenquimatoso (mesonéfrico), por lo regular inactivas. La porción cortical, que está constituida por un estroma conjuntivo especializado, cuyo origen embriológico vie- ne de las múltiples invaginaciones del epitelio celómico, y que también incluye el mesénquima mesonéfrico de la gónada rudimentaria. En la porción cortical se encuen- tran numerosos folículos en diferentes etapas del desa- rrollo. La parte más superficial del ovario está cubierta por una envoltura de epitelio cilíndrico monoestratifica- do (epitelio germinal ovárico, que se origina del epitelio celómico) que, en el nivel del mesovario, se continúa de modo brusco con el peritoneo. En la superficie inmediata subepitelial de la gónada, el estroma conjuntivo especia- lizado origina una delgada capa que se denomina falsa albugínea. Unidad folicular A partir de las semanas 16 a 18 de la vida intrauterina, cada célula germinal se encuentra separada y rodeada por una capa delgada de células estromales especializadas identificándose por primera vez a los folículos primor- diales. Estas estructuras son el componente gonadalmás activo y dinámico en lo funcional y anatómico durante la vida de la mujer. Los folículos del ovario no son estruc- turas estáticas; estos experimentan un proceso cíclico de crecimiento y maduración que los lleva, de manera al- ternativa, a la atresia o, a folículos primarios, preantrales, antrales y preovulatorios. Los folículos contienen en su interior la célula ger- minal, constituida por el ovocito detenido en la profase de la primera división meiótica, rodeada por las células estromales que tienen funciones secretoras especializa- das, como la síntesis de estrógenos y otros múltiples fac- tores que modulan el crecimiento del ovocito. Estas célu- las, llamadas células de la granulosa, son fusiformes en los folículos primordiales (0.2 a 0.3 mm) y cúbicas monoes- tratificadas en el folículo primario, llegando a constituir http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 716 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 67) una estructura multiestratificada en las etapas ulteriores del desarrollo folicular (folículo secundario, preantrales y antrales > 1 a 1.2 mm). La unidad folicular se encuentra rodeada de dos capas de células de tejido estromal, la interna y la externa, conocidas como células de la teca. Los folículos ováricos, conforme van madurando, se desplazan hacia la porción más periférica de la corteza ovárica. Las células de la granulosa proliferan y se hacen más grandes, formando una pared celular multiestrati- ficada que delimita una cavidad que contiene líquido (líquido folicular), en la cual se aloja el óvulo (folículos secundarios antrales), con tamaños que progresan des- de 1 hasta 10 mm: folículo primario (50 μm); folículo preantral (200 μm). El folículo preovulatorio crece en volumen y en el número de las células de la granulosa que desplazan al ovocito hacia uno de sus polos. En la etapa ovulatoria, el folículo maduro (> 16 a 17 mm), ya situado en la superficie de la corteza ovárica, se rompe a través de mecanismos complejos de dehiscencia tisular, expulsando el óvulo, rodeado por las células especializa- das de la granulosa ya descritas (cumulus oophorus). En la superficie ovárica queda una pequeña cavidad con res- tos foliculares que formará el cuerpo amarillo (o cuerpo lúteo), con funciones esteroidogénicas específicas. La progresión de los folículos primordiales a folícu- los en desarrollo (preantrales, antrales) depende de me- canismos especializados que aseguran el mantenimiento de la población folicular y de la función reproductiva del humano. Dentro de estos, los más representativos y me- jor estudiados son los relacionados con la activación de vías de fosforilación, en particular, las responsables de la generación de mediadores de la transducción de señales como el fosfatidil de inositol trifosfato (PIP3), substra- to de la actividad enzimática de la fosfoinositol 3 cina- sa (PI3K), así como de la fosforilación de otras cinasas como la AKT o proteínas cinasa B (PKB), FOXO3A y de la proteína mTOR (del inglés, mammalian target of rapamycin). Este proceso resulta en la activación de cé- lulas foliculares primordiales para después ser recluta- das en una cohorte de folículos en desarrollo y de esta manera uno de ellos ser seleccionado y expulsado por la corteza del ovario (ovulación). Este sistema se encuentra bajo el control de la PTEN (fosfatidilinositol-3,4,5-tri- fosfato 3-fosfatasa), una fosfatasa que transforma PIP3 en fosfatidil de inositol difosfato (PIP2) y, por lo tanto, inhibe PI3K y sus efectos sobre el desarrollo folicular. Estudios recientes en ratones transgénicos con expresión constitutiva de PI3K han identificado que estos roedores se caracterizan por inhibir el proceso de apoptosis de las células foliculares y aumento en el número de folículos primordiales en el ovario. FISIOLOGÍA OVÁRICA La función hormonal y gametogénica o reproductiva del ovario, se encuentra bajo la regulación de las gona- dotropinas hipofisarias (la hormona luteinizante [LH] y la hormona foliculoestimulante [FSH]) a través de los receptores membranales específicos. La síntesis y libera- ción de las gonadotropinas es, por otra parte, dependien- te de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH). La GnRH la sintetiza neuronas especializadas localizadas en la porción basal del hipotálamo y es liberada al siste- ma portal hipotálamo hipofisario en forma intermitente, como pulsos con frecuencia y amplitud que varían a lo largo del ciclo menstrual y entre las especies. La GnRH ejerce sus efectos a través de receptores acoplados a pro- teínas G presentes en la membrana de los gonadotropos hipofisarios. Los mecanismos de regulación de la actividad del eje reproductivo (hipotálamo-hipofisis-gónada) son los encargados de mediar los efectos de factores u hormo- nas en este nivel (figura 67-1). Los sistemas principales de control del eje hipotálamo-hipófisis-ovario son dos: el sistema de retroalimentación negativa, común a la mayor parte de los ejes endocrinos, que implica la capacidad del hipotálamo y de la hipófisis de regular a la baja la síntesis y la liberación de GnRH, y de gonadotropinas, respecti- vamente. El sistema de retroalimentación positiva, que aparece durante las etapas reproductivas de la mujer, es el responsable de la liberación cíclica de las gonadotropi- nas y del fenómeno ovulatorio. Este fenómeno radica en la capacidad de ciertos factores u hormonas de modificar el patrón de liberación de GnRH hipotalámica y de LH y FSH hipofisarias. Un ejemplo de esto sería el efecto de dosis elevadas de estradiol en suero sobre la liberación aguda de LH hipofisaria durante la fase preovulatoria del ciclo menstrual. Otro de los factores que en el nivel hipotálamico in- ciden en la regulación de la liberación de la GnRH son las neuronas productoras del neurotransmisor kisspepti- na (neuronas KISS1) y de otros como el sistema opioide endógeno y el dopaminérgico. La kisspeptina es un po- tente estimulador de la liberación de GnRH a través de receptores a este péptido en las membranas de las neuro- nas peptidérgicas productoras de GnRH. La kisspeptina se produce tanto en el nivel del núcleo arcuato (ARC) como de los núcleos anteroventrales y paraventriculares (NAP) del hipotálamo. La interacción de los estrógenos con sus receptores específicos en el núcleo ARC inhibe la expresión de kisspeptina, lo que sugiere el sitio de los efectos de regulación negativa de los estrógenos sobre la liberación de GnRH y LH. Existen varias observaciones que indican que los estrógenos, vía los NAP, estimulan la expresión de KISS1 y la liberación de la LH hipofisa- ria durante la fase periovulatoria del ciclo menstrual; sin embargo, la conservación del efecto de retroalimentación positiva de los estrógenos sobre la liberación de LH en ratones con pérdida funcional de la kisspeptina, sugiere la participación de vías y mecanismos alternos en la regu- lación de los efectos estrogénicos en el nivel de la unidad hipotálamo hipofisaria. FUNCIÓN HORMONAL DEL OVARIO Esteroidogénesis ovárica Las células de los tejidos esteroidogénicos obtienen el colesterol, como el precursor de la biosíntesis de las http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Ovarios 717 hormonas esteroides, a partir de cuatro fuentes princi- pales: 1. Síntesis de novo en el retículo endoplásmico; 2. Movilización de los ésteres de colesterol almacenados en las gotas lipídicas; 3. De los ésteres de colesterol obtenidos a través de la endocitosis de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y 4. A partir del colesterol libre asociado a la membrana plasmática. El proceso de síntesis de las diferentes hormonas esteroides (mineralocorticoides, glucocorticoides, andrógenos, progestinas y estrógenos)se lleva a cabo por diversas enzimas entre las que se encuentran los diferentes tipos de los citocromo P450, las deshidrogenasas y reductasas (figura 67-2). La síntesis de las hormonas esteroides se inicia con la biotransformación del colesterol a pregnenolona por acción de la enzima CYP11A1, localizada en la membrana interna mitocondrial de los órganos esteroidogénicos. La pregnenolona es biotransformada a progesterona por acción del complejo enzimático de la 3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa, ∆5-∆4 isomerasa (HSD3B2), de la que existen dos isoformas: la de localización mitocondrial y la que se ubica en el retículo endoplásmico. La progesterona es posteriormente biotransformada a esteroides de 19 átomos de carbono (androstendiona) por acción del complejo enzimático 17-hidroxilasa/17-20 desmolasa (CYP17A1). La androstendiona es substrato tanto de la 17β-oxidoreductasa (HSD17B3) para la producción de testosterona, como de la aromatasa (CYP19A1) que la biotransforma en estrona. La testosterona puede Figura 67-1. Sistemas principales de control del eje hipotálamo-hipófisis-ovario. El hipotálamo secreta de manera pulsátil GnRH que estimula la síntesis y secreción de LH y FSH; la secreción de GnRH la regulan diferentes neurotransmisores y neuromoduladores. Por ejemplo la kisspepti- na (KISS1), que es producida tanto en el núcleo arcuato como en los núcleos anteroventrales y paraventriculares del hipotálamo, es un potente estimulador de la liberación de GnRH a través de los receptores a este péptido en las membranas de las neuronas peptidérgicas productoras de GnRH. En el nivel ovárico las células de la teca y de la granulosa son los tejidos blancos para LH y FSH. En la teca, la LH incrementa la expresión de genes que codifican para enzimas que regulan la biosíntesis de andrógenos (A), en tanto que la FSH induce la expresión de en- zimas necesarias para la aromatización de andrógenos a estrógenos (E). Los efectos de la FSH en la célula de la granulosa incluyen además la regulación de la síntesis de receptores para la LH, del activador de plasminógeno tisular (tPA) y de su inhibidor (tPAi), y de inhibina. Por la acción de la LH la célula de la granulosa se luteiniza y sintetiza progesterona. Ciertos factores de crecimiento, como el IGF, modulan los efectos de la LH y la FSH en sus células diana. (Figura proporcionada por el Dr. Alfredo Ulloa-Aguirre, UNAM, México). Área preópticaNúcleo arcuato NK-B Din NK -B Din KiSS1NK-B Eminencia media GnRH LH FSH Estrógenos, progesterona, andrógenos e inhibinas circulantes CYP19A1CYP11A1 CYP17A1 GranulosaTeca Receptores de LH, P450c17, síntesis de P4, tPA/tPAi Inhibinas/activinas, factores de crecimiento (IGF-I) Influencia opioidérgica y aminérgica A EA http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 718 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 67) biotransformarse a estradiol por acción de la aromatasa (CYP19A1) o reducirse en el carbono 5 a través de la enzima 5 alfa reductasa (SRD5A2). A diferencia de otros órganos con capacidad de bio- sintetizar hormonas esteroides, en el ovario, la síntesis de estradiol se efectúa con la participación de dos tipos ce- lulares diferentes, las células de la teca y las células de la granulosa (figura 67-3). Se podría decir que este proceso es un sistema de naturaleza paracrina en donde un tipo celular proporciona substratos a otro tipo celular para su biotransformación a compuestos más activos o con la actividad biológica deseada. Las células de la teca expresan en su membrana re- ceptores acoplados a proteínas G con afinidad a la hor- mona luteinizante de origen hipofisario. La interacción de la LH con su receptor ocasiona la activación de una cascada de eventos intracelulares conocida como trans- ducción de señales, las que a través de la generación y efectos del monofosfato de adenosina cíclico (cAMP) activan la vía de señalización dependiente de proteínas cinasas A (PKA). Este evento modifica la actividad de factores responsables de iniciar el proceso de la esteroi- dogénesis. La fosforilación de proteínas como la proteína STARD1 (del inglés, Steroidogenic Acute Regulatory Pro- tein) representa el paso limitante de las acciones esteroi- dogénicas de la LH en el nivel de las células de la teca. A través de estimular el transporte del colesterol de la membrana externa a la membrana interna de la mitocon- dria, la LH provee el sustrato de la enzima que cataliza la rotura de la cadena lateral del colesterol (CYP11A1) para la producción de pregnenolona y de andrógenos (androstendiona), como se describió. La deficiencia de STARD1 se ha explicado, se hereda de manera autosó- mica recesiva y ocasiona hiperplasia suprarrenal, inclu- yendo la inadecuada producción de esteroides, tanto por la glándula suprarrenal como por las gónadas. La andros- tendiona, un andrógeno aromatizable, difunde a través de la membrana basal de la capa de células de la granu- losa para ser biotransformada a estrona y estradiol por acción de la aromatasa ovárica. La síntesis de esta enzima es dependiente de la FSH hipofisaria, la que a través de receptores acoplados a proteínas G con afinidad a esta Figura 67-2. Esteroidogénesis ovárica. HO HO HO HO HO CH3 CH3 CH3 CO O OH O CH3 CH3 CYP17A1 CYP11A1 colesterol acetato 22R-hidroxicolesterol 20 ,22R-dihidroxicolesterol pregnenolona CH3 CH3 CH3 CO O progesterona O CH3 CH3 CH3 CO OH 17 -hidroxiprogesterona O CH3 CH3 androstendiona testosterona OH O CH3 CH3 H 5 -dihidrotestosterona OH HO CH3 17 -estradiol HSD3B2 SRD5A2 CYP19A1 CYP17A1 HSD17B3 http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Ovarios 719 hormona, y por mecanismos similares a los descritos en el caso de las células de la teca, estimula la expresión del gen que codifica a la enzima aromatasa. MECANISMO DE ACCIÓN DE LAS HORMONAS ESTEROIDES Las hormonas esteroides son moléculas hidrofóbicas de tamaño pequeño producidas por las gónadas y las glán- dulas suprarrenales que penetran al interior de la célula por un proceso de difusión pasiva. Sus efectos, en el in- terior de las células diana, son mediados por proteínas nucleares específicas denominadas receptores que per- tenecen a una superfamilia de factores de transcripción que regulan los procesos de desarrollo, crecimiento y di- ferenciación celular. Esta familia incluye los receptores para hormonas esteroides, hormonas tiroideas, así como aquellos para el ácido retinoico y la 1,25 dihidroxivita- mina D. Además, se han identificado proteínas con es- tructuras homólogas a estos receptores nucleares cuyo ligando es desconocido, por lo que reciben el nombre de receptores huérfanos. En términos generales, en la estructura de estos receptores participan cuatro domi- nios constituidos por la región amino terminal, el do- minio de unión al ácido desoxirribonuclico (DNA), la región de bisagra y el dominio de unión al esteroide. El dominio de unión al DNA es el más conservado entre la familia de estos receptores y se caracteriza por su elevado contenido en aminoácidos básicos y varios residuos de cisteína. La segunda región más conservada es el dominio de unión al esteroide. Esta porción del receptor consiste de cerca de 250 aminoácidos localizados en su porción carboxilo terminal. Las mutaciones o deleciones en esta región inhiben total o parcialmente la unión del ligando al receptor. Este dominio también se ha involucrado en las funciones de dimerización y en la interacción con proteínas de choque térmico. La región menos conservada del receptor corresponde al dominio amino terminal involucrado en la regulación transcripcional y representa la porción dela proteína con mayor actividad inmunogénica. Otra región no conservada corresponde a la localizada entre los dominios de unión al DNA y al ligando, la cual contiene la señal responsable para la localización nuclear del receptor (región de bisagra). En el curso de los últimos años se han identificado otros miembros de esta familia de proteínas nucleares y el número de ellas ha crecido de manera significativa, in- cluyendo entre estos a los receptores huérfanos. Por otra parte y gracias a los dominios estructurales conservados entre los diferentes receptores, se han identificado pro- teínas homólogas en especies inferiores como la Droso- phila indicando el importante papel funcional que han tenido estos receptores en la escala evolutiva. El mecanismo de acción de los receptores nuclea- res consiste en alterar los patrones de expresión de los genes diana. Para esta finalidad y posterior a la unión de la hormona, el receptor se activa por cambios confor- macionales que ocurren en su estructura y la exposición de nuevas superficies en la proteína para su interacción con otros factores celulares (factores coactivadores). Este proceso involucra la disociación de proteínas, como las proteínas de choque térmico HSP90 y la fosforilación tanto del receptor como de proteínas asociadas al mismo. El complejo hormona receptor activado se localiza en el núcleo de la célula diana en donde interactúa con se- cuencias específicas del DNA (elementos cis de respues- ta hormonal) activando o reprimiendo la transcripción génica. La activación de la transcripción génica involu- cra también el reclutamiento de factores de transcrip- ción adicionales, proceso que culmina con la síntesis de RNA. Los efectos represores de estas proteínas son quizá mediados por alteraciones ocasionadas por el complejo hormona receptor impidiendo el acceso de otros factores de transcripción a sus sitios de unión en el DNA (figura 67-4). FUNCIÓN REPRODUCTIVA DEL OVARIO Pubertad La pubertad es la fase del desarrollo en la que se ini- cia el potencial para reproducirse. De una manera más completa se define como: el periodo de transición entre la niñez y la etapa adulta durante la cual aparecen los caracteres sexuales secundarios y la maduración sexual completa. En el capítulo 64 se revisa con detalle este fenómeno, por lo que aquí sólo se mencionan los pun- tos más relevantes. En el humano, la pubertad se inicia al final de la primera o al inicio de la segunda décadas de la vida, en relación con cambios en la actividad de las neuronas hipotalámicas responsables de la síntesis y secreción pulsátil de la GnRH. Con eso se incrementa la síntesis de las gonadotropinas hipofisarias y se activa la función gonadal. Se ha demostrado que el eje repro- ductivo del humano y otros primates no humanos es activo durante la vida intrauterina, y que prevalece de esta manera hasta los primeros meses de vida posnatal. Figura 67-3. Biosíntesis de estradiol en el ovario. MB: Membrana; AC: Adenilato ciclasa. LH FSH AMPc Colesterol Progesterona Androstenediona Androstenediona Testosterona ATP AC AMPc ATP AC Teca MB AMPc Estrona Estradiol Granulosa http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 720 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 67) Esta actividad después es inhibida hasta la edad de ini- cio de la pubertad. Existe suficiente evidencia que indica que neurotransmisores, como el ácido g amino butírico (GABA), son uno de los principales componentes de los mecanismos de inhibición de la GnRH en la prepuber- tad. El uso de antagonistas del receptor GABAa y la re- ducción del tono gabaérgico hipotalámico ocasionan la descarga inmediata de la GnRH. De la misma manera, la administración crónica de antagonistas de receptores de GABAa en modelos prepuberales se acompaña por la actividad del eje reproductivo como son la menarca y la ovulación. Distintos neurotransmisores de naturaleza in- hibitoria como la melatonina, el péptido intestinal vaso- activo (VIP) y el neuropéptido Y, también participan de manera importante en la regulación de la actividad del eje reproductivo durante la infancia. Otro de los factores neuroendocrinos que estan relacionados con el desarrollo de la pubertad es la activación de neuronas productoras de kisspeptina. A este respecto, la descripción de muta- ciones activadoras del receptor de kisspeptina (GPR54) se acompaña de pubertad precoz en los pacientes afecta- dos. Estos y otros resultados sugieren que la pubertad es la recuperación funcional de un sistema que, siendo acti- vo durante la vida intrauterina, permanece silente desde el nacimiento hasta el inicio de la pubertad. La pubertad se caracteriza por signos clínicos de es- timulación hormonal que van desde el aumento de la velocidad de crecimiento, aparición de tejido mamario (telarquia), aparición de vello púbico (pubarquia) y, en el caso de la mujer, la presentación del primer sangra- do menstrual (menarquia). En etapas más tardías de la pubertad, el eje reproductivo adquiere la habilidad de responder de manera positiva a las hormonas sexuales esteroides (retroalimentación positiva), ocasionando la liberación aguda de LH por la glándula hipofisaria y con esto la ocurrencia del fenómeno de la ovulación. La variabilidad que existe entre individuos en la presentación y progresión de la pubertad indica que los mecanismos operantes en su inicio no están sólo basados en la edad cronológica, sino reflejan un sistema complejo entre los diferentes sistemas de neurotransmisión y neu- romodulación en el sistema nervioso central que inciden sobre la secreción de GnRH, incluyendo, los cambios de- rivados del estado metabólico, energético y los propios del desarrollo somático. Ciclo menstrual Durante la vida reproductiva de la mujer, la ovulación representa el punto culminante de una serie de cambios hormonales y morfológicos que se producen tanto en el nivel ovárico como del sistema nervioso central, que se conocen como ciclo menstrual o ciclo ovárico. Durante cada ciclo, una gran cantidad de folículos son reclutados o seleccionados como candidatos para convertirse en el folículo ovulatorio. El número de folículos reclutados es dependiente de la reserva folicular con la que cuenta el ovario, es decir, este número va disminuyendo de mane- ra progresiva conforme aumenta la edad de la mujer. El reclutamiento folicular comienza desde el final de la fase lútea anterior y se produce a manera de oleadas de ac- tivación folicular reguladas, tanto por factores de origen hipofisario (FSH) como ováricos (hormona antimülleria- na, AMH). Los mecanismos iniciales relacionados con el proceso de selección son desconocidos; sin embargo, se considera que son independientes de las gonadotropinas hipofisarias. La mayor parte de los folículos seleccio- Figura 67-4. Mecanismo de acción de hormonas esteroides. R, receptor; H, hormona; PCT, proteínas de choque térmico; A, vía agonista; B, vía antagonista; HR, complejo hormona receptor; CA, coactivadores; CR, correpresores; ERH, elementos de respuesta a hormonas; MGT, maquinaria general de transcripción. P HR PCT A HR HR HR P P HR HR MGT P CA TATAERHERH mRNA 3´5´ PP P MGT P CR TATAERHERH 3´5´ R H B HR HR HR HRHR HR http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Ovarios 721 nados terminarán en un proceso de atrofia debido a la incapacidad de progresar hacia estados más diferencia- dos (folículo preovulatorio o folículo de De Graaf). Se considera que todo el proceso de reclutamiento folicular, desde la etapa de folículo primario hasta la ovulación, tiene una duración de 85 días y que sólo entre 400 y 500 folículos recorrerán el camino completo durante la vida reproductiva dela mujer. La ovulación, que ocurre cerca de la mitad del ciclo menstrual, conduce a la liberación del ovocito y a la formación del cuerpo lúteo. El ciclo menstrual normal presenta tres fases de acuerdo a los cambios anatómicos y hormonales que ocurren durante el mismo: la fase folicular preovulatoria o estrogénica, la ovulatoria y la fase lútea o posovulatoria. Fase folicular Esta fase inicia el primer día del sangrado menstrual, tiene una duración variable y finaliza el día anterior del pico preovulatorio de la LH. Durante los primeros días de esta fase se incrementa la secreción de la FSH con la finalidad de iniciar el crecimiento y desarrollo del folícu- lo dominante o seleccionado y el consecuente aumento en la producción de estradiol e inhibina B por las células de la granulosa. El aumento en las concentraciones de estradiol en la circulación inhibe la secreción de FSH y ocasiona la liberación aguda de la LH hipofisaria desen- cadenando el fenómeno de la rotura folicular, la libera- ción del ovocito (ovulación) y después la formación del cuerpo lúteo (figura 67-5). Fase ovulatoria El aumento en las concentraciones circulantes de los estrógenos que ocurren en respuesta al aumento de la FSH modifican los procesos de síntesis y liberación de la GnRH hipotalámica, incrementando la amplitud y frecuencia de los pulsos, lo que resulta en la liberación aguda de la LH hipofisaria. Este proceso se acompaña de importantes cambios en el folículo preovulatorio, como estimulación de la síntesis de prostaglandinas, así como de enzimas proteolíticas, factores de crecimiento, cito- cinas y otros implicados en el reinicio de la meiosis. De esta manera, el folículo ovulatorio sufre cambios mor- fológicos característicos: se edematiza, protruye sobre el epitelio de la corteza ovárica formando una mancha vascular (estigma) y una pequeña vesícula. Entre 16 y 32 h después del pico preovulatorio de la LH, ocurre la rotura folicular (ovulación) produciendo la expulsión del ovocito y al cúmulo de células de la granulosa que lo rodea (corona radiada). Fase lútea Una vez que se ha presentado la expulsión del ovoci- to, las células de la teca y la granulosa incrementan su contenido de colesterol; es decir, se luteinizan, originan- do la formación del cuerpo lúteo o cuerpo amarillo, que secreta cantidades considerables de estrógenos y pro- gesterona. La producción diaria de progesterona por el cuerpo lúteo alcanza valores de 25 mg/día en promedio Figura 67-5. Concentraciones circulantes de hormona luteinizante (LH), hormona foliculoestimulante (FSH), estrona (E1), estradiol (E2) y pro- gesterona P4 a lo largo de un ciclo menstrual normal. Se incluye además la cuantificación en orina de pregnandiol (P2), un metabolito de la P4. Los datos están expresados en media ± error estándar. 20 40 60 80 0 LH m U I/m L 10 20 30 40 0 F S H m U I/m L 100 200 300 0 E 2 pg /m L -15 -10 -5 0 +5 +10 +15 100 200 300 0 E 1 pg /m L 1 2 3 0 P 2 m g/ 24 h 5 10 0 P 4 ng /m L -15 -10 -5 0 +5 +10 +15 http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 722 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 67) y concentraciones en suero > 5 ng/mL entre los seis y ocho días posteriores a la ovulación. El aumento en las concentraciones circulantes de la progesterona se utiliza en la clínica como un marcador indirecto de la ocurren- cia de ovulación. Esta fase del ciclo es la más constante, con 14 ± 2 días de duración, que inicia con la ovulación y termina con el comienzo del siguiente ciclo menstrual (figura 67-5). En caso de haber fecundación, y debido a la acción de la gonadotropina coriónica humana (hCG) producto de la implantación del blastocisto en la cavidad uteri- na, el cuerpo lúteo se mantiene e incrementa de manera progresiva la producción de estrógenos y progesterona con la finalidad de apoyar el soporte hormonal para la sobrevida del embrión hasta la formación de la unidad madre-feto-placenta alrededor de las 12 semanas de ges- tación. Las pérdidas gestacionales tempranas se deben en su mayoría a la inadecuada producción hormonal por el cuerpo lúteo. La determinación de la subunidad β de hCG establece el diagnóstico de embarazo, es decir cuando el óvulo fecundado se implanta en el endometrio materno. Menstruación Se define como menstruación a la descamación cíclica y periódica del endometrio que caracteriza a la mujer des- de la menarquia y hasta la menopausia. Por definición, para identificar una hemorragia uterina como menstrua- ción, ésta debe de ser precedida por 14 días contados a partir de la ovulación. Si no existe este antecedente, se considera como un sangrado uterino anormal. Existe gran variación entre las características de una menstrua- ción normal: el ciclo normal tiene una duración prome- dio de 28 días, pudiendo variar en condiciones normales entre 21 y 36 días. La duración promedio del sangrado es de cinco días (variación de tres a siete) y la cantidad de sangre expulsada es de alrededor de 130 mL por ciclo (variación de 13 a 300 mL). Un parámetro clínico impor- tante para evaluar la cantidad de sangre es el número de toallas o tampones que utilice la mujer diario, pudiendo absorber entre 20 y 30 mL por toalla. La mayoría de las mujeres utiliza un promedio de tres toallas al día, siendo, por lo general, el segundo día de la menstruación el que presenta la hemorragia más abundante. Normalmente, la sangre menstrual no coagula, debido a la fibrolisina y otros factores inhibidores de la coagulación, su color es violáceo oscuro y tiene un olor sui géneris, no fétido. La presencia de coágulos en el sangrado menstrual indi- ca que el sangrado ha sido abundante o se ha expulsado tejido organizado, que la mujer confunde con coágulos y cuya causa debe investigarse. Luteólisis La vida promedio funcional del cuerpo lúteo (CL) es de 14 días. En ausencia de embarazo, el CL involuciona a una estructura avascular conocida como corpus albicans llamándose a este proceso luteólisis. Esta condición se manifiesta por cambios en el nivel hormonal (supre- sión en la producción de progesterona) así como en el estructural (inducción de apoptosis y cambios tisulares como en caso del endometrio). Las causas responsables de la sobrevivencia e involución del CL permanecen en gran medida desconocidas; sin embargo, existe suficien- te evidencia que sugiere el papel de la prostaglandina F2a (PGF2a) como responsable de la supresión de la producción de progesterona durante la fase lútea del ciclo menstrual. Otros mecanismos, como apoptosis y la autofagolisis del CL, tienen también un papel importante. Péptidos ováricos Como se ha visto en este capítulo, las gonadotropinas y las hormonas esteroides tienen un papel fundamental en el desarrollo del folículo ovárico; sin embargo, en la actualidad se reconoce que otras hormonas peptídicas secretadas por los ovarios poseen efectos importantes, sobre todo en los procesos de selección y mantenimiento del folículo dominante. Estos péptidos hormonales los producen las células somáticas (células de la granulosa y células de la teca) y las germinales (ovocito) y ejercen sus efectos sobre estas mismas células (efectos autocrinos), células vecinas (efectos paracrinos) o bien actúan en ór- ganos a distancia (efectos hormonales). Inhibina La inhibina se describió por primera vez en 1932, como una sustancia hidrosoluble producida por el testículo con capacidad de inhibir la actividad funcional de la porción anterior de la glándula hipofisaria. En 1985, este péptido fue extraído y aislado del líquido folicular, demostrándo- se que poseía propiedades biológicas de inhibir la síntesis y secreción de la FSH. La inhibina es una glucoproteína de 32 kDa constituida por dos subunidades conocidas como a (18 kDa) y β (12 kDa). La estructura de la in-hibina es un heterodímero formado por una subunidad a común y dos subunidades β denominadas βa y βb. Por lo tanto, existen dos formas de inhibina, la aβa y aβb, conocidas como inhibinas A y B, respectivamente. En la actualidad se considera la inhibina como un factor de re- gulación de la síntesis y secreción de la FSH hipofisaria, complementario al estradiol. En la fase lútea, la inhibina la produce el cuerpo lúteo y sus concentraciones circu- lantes aumentan a la mitad de esta fase. Las concentra- ciones elevadas de inhibina y de estradiol durante la fase lútea media mantienen deprimida la síntesis y liberación de la FSH impidiendo el crecimiento y desarrollo de fo- lículos adicionales. Al final del ciclo, cuando el cuerpo lúteo involuciona y las concentraciones circulantes de estradiol e inhibina disminuyen, se favorece la liberación de la FSH, y con esto, el proceso de desarrollo y creci- miento folicular del siguiente ciclo. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Ovarios 723 Activina La activina corresponde a un antagonista funcional de la inhibina, es decir, estimula la secreción de la FSH en lugar de inhibirla. Además de sus efectos sobre la glán- dula hipofisaria, la activina, como la inhibina, actúan so- bre las células de la granulosa y de la teca. La activina la constituyen dímeros de las subunidades β de la inhibina (βaβa, βaβb, βbβb). La inhibina posee efectos inhibito- rios sobre la aromatización, a diferencia de la activina que la aumenta promoviendo la actividad mitogénica de las células de la granulosa. La activina inhibe la secreción de progesterona por los folículos preovulatorios previ- niendo por estos mecanismos el desarrollo espontáneo de luteinización de las células foliculares. FOLISTATINA La folistatina es un péptido de estructura similar a la in- hibina y activina. Su función es antagonista de la activi- na, muy probable a través de interactuar con ella. Este péptido es producido por las células de la granulosa por influencia directa de la FSH. En términos generales, la folistatina inhibe la secreción de la FSH hipofisaria y re- duce la expresión de receptores de membrana para esta gonadotropina en las células de la granulosa. Hormona antimülleriana La hormona antimulleriana (AMH, del inglés, Anti-mülle- rian Hormone), también conocida como hormona inhi- bidora del desarrollo de los conductos de Müller (útero, trompas de falopio y tercio superior de la vagina), per- tenece a la familia de los factores transformadores del crecimiento β (TGF-β). La AMH es una glucoproteína de 140 kDa de naturaleza dimérica sintetizada por las células de Sertoli del testículo y las células de la granu- losa del ovario. Durante la vida intrauterina la AMH, producida por el testículo fetal, previene el desarrollo de las estructuras müllerianas tanto del humano como de otras especies de mamíferos. Las células de la granulosa del ovario sintetizan la AMH a lo largo de la vida repro- ductiva y su función principal es la regulación negativa del reclutamiento folicular inducido por la FSH. En la actualidad la producción de AMH, analizada a través de la determinación de sus concentraciones circulantes, es de utilidad para la evaluación de la población folicular y la predicción de la respuesta ovulatoria a procedimientos utilizados en reproducción asistida. Factor de diferenciación del crecimiento (GDF9) El GDF9 (del inglés, Growth Differentiation Factor 9) es un péptido intraovárico, miembro de la familia de TGF-β, producido por las células del ovocito y con importantes funciones durante la foliculogénesis ovárica. Este factor se sintetiza en forma de una molécula precursora, la que se procesa y activa una vez secretada por el ovocito. Las funciones de GDF9 se encuentran relacionadas con el desarrollo del folículo primario y actúa además sobre los procesos de la foliculogénesis dependientes de FSH. El GDF9 también es un importante factor involucrado en los procesos de crecimiento celular de las células de la granulosa y de la teca, así como en la diferenciación y maduración del ovocito. Se han descrito alteraciones en su función o estructura, o en ambas, relacionadas con di- versas causas de infertilidad, incluyendo ovario poliquís- tico e insuficiencia ovárica prematura. Factores de crecimiento similares a la insulina Estos factores son importantes para la regulación del cre- cimiento folicular. Dentro de estos, el factor 1 de creci- miento similar a la insulina (IGF-I, del inglés, Insulin-Like Growth Factor I) es el que en el ovario tiene mayor re- levancia funcional. En el ovario, el IGF-I lo produce las células de la granulosa y su síntesis y secreción dependen de la FSH. A través de sus efectos autocrinos, el IGF-I aumenta el proceso de aromatización inducida por la FSH, así como la actividad mitogénica de las células de la granulosa. Durante la fase folicular tardía, IGF-I aumenta el número de receptores para LH, así como la síntesis de progesterona. Como efectos paracrinos, el IGF-I sinergi- za con la LH para la producción de androstendiona en las células de la teca. Factor de crecimiento del endotelio vascular Este factor fue aislado a partir de las células foliculares de la hipófisis y su importancia radica en los procesos de mantenimiento del sistema portal hipotálamo-hipo- fisario. En 1992 se demostró la presencia en el ovario de factores de transcripción del gen del factor de crecimien- to del endotelio vascular, en particular, en los folículos en desarrollo. La importancia funcional de este factor se encuentra relacionada con la provisión de un adecuado soporte sanguíneo al folículo en desarrollo. Factor de necrosis tumoral a Este factor (TNF-a) es un polipéptido de 157 aminoáci- dos con propiedades de inducir necrosis tumoral in vivo, así como de efectos citolíticos y citostáticos en una varie- dad importante de líneas celulares in vitro. En el ovario, sus efectos se encuentran relacionados con la atenuación de los mecanismos de diferenciación de las células de la granulosa inducidos por la FSH. La presencia de TNF-a se ha demostrado en los folículos antrales, y al parecer, lo producen las células de la granulosa luteinizadas. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 724 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 67) MENOPAUSIA La menopausia es una etapa fisiológica en la vida de la mujer que corresponde al cese de la función reproduc- tiva, secundaria a la depleción de folículos ováricos. Se identifica con el último periodo menstrual (último san- grado). La menopausia es un diagnóstico que se establece cuando en un periodo de 12 meses la mujer no presenta sangrados menstruales, sin causa que lo explique. A la menopausia le precede un periodo de duración varia- ble denominado transición menopáusica, a lo largo del cual se producen los cambios hormonales que en algu- nas mujeres originan síntomas. El síndrome climatérico se caracteriza por una serie de signos y síntomas secun- darios al estado de deficiencia estrogénica que ocurren durante la transición menopáusica y la posmenopausia. En el capítulo 72 se describen más detalladamente las características de las etapas funcionales del ovario, según se han definido en el modelo desarrollado conjuntamen- te por los Institutos Nacionales de Salud y las Socieda- des de Menopausia y Medicina Reproductiva de EUA (STRAW, del inlgés, Stages of Reproductive Aging Working Group). La edad de aparición de la menopausia es varia- ble y depende tanto de factores genéticos como de otros relacionados con la historia reproductiva de la mujer, y sus condiciones sociodemográficas. En México, la meno- pausia natural ocurre alrededor de los 50 años de edad, por lo que una mujer alinicio de la quinta década de la vida podría ya encontrarse en el periodo de transición menopáusica. Las repercusiones biológicas, psicológicas y sociales de la menopausia, así como las opciones de tratamiento y sus beneficios se revisan en detalle en el capítulo 72. BIBLIOGRAFÍA ACOG Practice Bulletin No. 141: Management of menopausal symptoms. Obstet Gynecol 2014;123(1):202-216. Bliss SP, Navratil AM, Xie J et al.: GnRH signaling, the gona- dotrope and endocrine control of fertility. Front Neuroen- docrinol 2010;31(3):322-340. Bremer AA, Miller WL: Regulation of steroidogenesis. En: Ulloa-Aguirre A, Conn PM, editors. 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