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© E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 368 34 Hígado graso no alcohólico Cristina Martínez Sibaja El término hígado graso no alcohólico (NAFLD, del in- glés, Non-Alcoholic Fatty Liver Disease) se refiere a un es- pectro de enfermedades del hígado que van desde la sola esteatosis (infiltración del hígado por grasa) a la estea- tohepatitis (esteatosis con inflamación y necrosis de los hepatocitos), e incluso, a la cirrosis y sus complicaciones. En 1980, Ludwig y su equipo, acuñaron el térmi- no esteatohepatitis no alcohólica (NASH, del inglés, Non-Alcoholic Steatohepatitis) para un síndrome clíni- co-patológico más frecuente en personas obesas o con diabetes mellitus, sin antecedente de abuso de alcohol, pero con cambios histopatológicos muy parecidos a los que se observan en la hepatitis alcohólica. El hígado graso no alcohólico es una causa común de elevación de enzimas hepáticas en adultos y explica el 70% de los casos de cirrosis que no se deben a hepatitis viral, abuso de alcohol, exposición a toxinas, enfermeda- des autoinmunitarias, enfermedades hepáticas congéni- tas o por obstrucción del flujo vascular o del tracto biliar. El NAFLD primario se relaciona con resistencia a la insulina y ocurre de manera frecuente como parte de los cambios metabólicos que acompañan a la obesidad, diabetes e hiperlipidemia. Es una compleja condición metabólica en la que tienen un papel patogénico el estilo de vida y factores genéticos. HISTORIA En el decenio de 1970-79, algunos pacientes que se so- metieron a cirugía de derivación yeyuno-ileal por obe- sidad mórbida, desarrollaron esteatohepatitis e incluso insuficiencia hepática después de la rápida pérdida de peso. La histología hepática fue similar a la que se observa en los alcohólicos, con esteatosis macrovesicular, cuerpos de Mallory, necrosis focal de los hepatocitos, inflamación lobular mixta y fibrosis. Hubo después hallazgos simila- res en obesos que no tenían un consumo significativo de alcohol. Como se mencionó, Ludwig et al., propusieron el término esteatohepatitis no alcohólica para describir estos hallazgos. Desde entonces, el interés por esta enfer- medad ha crecido en forma exponencial debido al nota- ble incremento en su prevalencia. DEFINICIÓN El término NAFLD equivale a que el contenido de grasa en el hígado es mayor a 5% del peso del órgano, en pa- cientes que no tienen historia de un consumo excesivo de alcohol (menos de 20 g de alcohol al día en mujeres y menos de 30 g al día en varones) y en los que se han excluido otras causas de enfermedad hepática; el espec- tro del padecimiento va desde esteatosis simple (grasa sin inflamación significativa y sin lesión hepatocelular) a esteatohepatitis (grasa con lesión e inflamación hepática) hasta fibrosis avanzada y cirrosis. EPIDEMIOLOGÍA El hígado graso no alcohólico es la causa más común de enfermedad hepática crónica en la mayoría de los países occidentales, se presenta en todos los grupos étnicos y de edad, y se considera que ocurre entre 14 a 30% de la población general en EUA y en 20 a 30% de los adultos en países occidentales, cifras que aumentan a 70% en pa- cientes con diabetes tipo 2, e incluso, a más de 70% en personas con obesidad mórbida. Las notables diferencias en la prevalencia reportada de NAFLD en diferentes es- tudios se deben a varios factores, entre estos, grado de obesidad o frecuencia de diabetes en la población estu- diada o diferencias raciales, pero también es importante tomar en cuenta que los criterios que se han utilizado para establecer el diagnóstico son diferentes. Algunos estudios toman como criterio las enzimas hepáticas y pueden subestimar el diagnóstico, ya que no todos los pacientes con NAFLD presentan elevación de enzimas; otros estudios utilizan el ultrasonido, que a pesar de ser más sensible que las aminotransferasas para el diagnósti- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hígado graso no alcohólico 369 co de NAFLD, tiene su limitante en la baja sensibilidad para detectar NAFLD leve (contenido de grasa en el hí- gado < 33%). La prevalencia de NAFLD aumenta conforme au- menta el peso corporal. Hasta dos tercios de las personas con un índice de masa corporal (IMC) > 30 y más de 90% de los pacientes con un IMC > 39 tienen esteatosis. Se estima que 65% de los enfermos con valores eleva- dos de alanino-aminotransferasa pueden explicarse por sobrepeso y obesidad; es importante señalar que el au- mento de grasa visceral (obesidad central), que puede ser valorado con la medición de la circunferencia de cintu- ra (> 94 cm en varones y > 80 cm en mujeres), es un muy importante factor de riesgo, aun en pacientes con un IMC normal. La NASH tiene una prevalencia estimada de 2 a 3% en la población general y > 18% en pacientes con obesi- dad importante. Es difícil conocer su frecuencia real, ya que la única manera de establecer el diagnóstico es con una biopsia hepática, procedimiento muy invasivo que no se recomienda realizarlo en individuos asintomáticos, por lo que las prevalencias reportadas se estiman a partir de análisis de autopsias. Algunos estudios indican que NAFLD es más común en varones. En EUA la mayor prevalencia de NAFLD/ NASH la tienen los hispanos y la más baja los afroame- ricanos. En el cuadro 34-1 se señalan algunos factores de riesgo para NAFLD. Lo niños también pueden padecer NAFLD, informa- ron Dowman JK et al., en 2011, esta enfermedad en 3% de la población general pediátrica y 53% de niños obesos. Schwimmer y su equipo, en el año 2006, encontraron una prevalencia cercana a 13% en población pediátrica general y de 46% en niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad. Los individuos con NAFLD y NASH, en especial aquellos con síndrome metabólico tienen mayor morta- lidad total, cardiovascular y relacionada con el hígado en comparación con la población general. La cirrosis hepá- tica secundaria a NAFLD es ahora la segunda indicación más común para trasplante de hígado en pacientes obe- sos. ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA Existe evidencia sólida de una asociación etiológica en- tre NAFLD primario y resistencia a la insulina-síndrome metabólico, tanto en pacientes obesos como en no obe- sos. Los estudios también han mostrado que los pacientes con NASH son más resistentes a la insulina que los en- fermos que sólo tienen esteatosis. Es por eso que muchos investigadores consideran que NAFLD es la manifesta- ción hepática del síndrome metabólico. La fisiopatología de NAFLD no se conoce en su to- talidad, pero el dato de que no todos los pacientes con esteatosis desarrollan inflamación hepática y daño hepa- tocelular ha dirigido a la hipótesis de que diferentes fac- tores patogénicos ocasionan primero esteatosis (primera agresión o “primer hit”) y de modo secundario daño he- pático (segunda agresión o “segundo hit”). La acumulación de grasa en el hígado (esteatosis) está ligada a la resistencia a la insulina (RI), que se con- sidera el mecanismo fisiopatológico primario en NA- FLD. La RI aumenta la lipólisis en los tejidos periféricos incrementando el aporte de ácidos grasos libres al híga- do, además, promueve la síntesis de triglicéridos (TG), disminuye la cantidad de apolipoproteína B-100 e inhi- be la oxidación de los ácidos grasos en el hígado, todo ésto en conjunto promueve la acumulación hepática de TG. La hiperinsulinemia ocasionada por la resistencia a la insulina, genera una elevación de SREBP-1c (proteína de unión al elemento regulador de los esteroles 1c), esto a su vez aumenta la expresión de los genes lipogénicos, incrementa la síntesis de ácidos grasos y acelera la acu- mulación de grasa en el hígado. El 60% de los TG hepáticos procede de la lipólisis del tejido adiposo, 26% de lipogénesis de novo y 14% de-riva de la dieta y remanentes de quilomicrones. No sólo la cantidad sino la calidad de la grasa de la dieta juegan un papel en el desarrollo de NAFLD. Es posible que un desequilibrio en la ingesta de ácidos grasos poliinsatu- rados omega 6 y omega 3 (cuadro 34-2) contribuya al desarrollo de un perfil metabólico desfavorable que par- ticipe en la patogénesis de NAFLD. El omega 6 es con facilidad transformado por el cuerpo en omega 9 que se incorpora en los TG o es convertido en ácido araquidó- nico, molécula clave en la producción de sustancias regu- ladoras del proceso inflamatorio, como prostaglandinas, leucotrienos y tromboxanos. Otro factor de la dieta que contribuye al desarrollo de NAFLD es la fructosa, existe evidencia fuerte de que el alto consumo de fructosa da como resultado un aumento de la lipogénesis de novo, resistencia a la insulina, dislipidemia y obesidad en hu- manos. La lipogénesis hepática estimulada por fructosa y glucosa está mediada por ChREBP (proteína de unión al elemento de respuesta a carbohidratos). ChREBP au- menta la lipogénesis por inducir la expresión de genes lipogénicos durante el consumo de una dieta alta en car- bohidratos. Variaciones genéticas también pueden ser factores patogénicos importantes en NAFLD. El gen PNPLA3 co- difica para una hidrolasa de TG que se expresa en hígado y tejido adiposo. El polimorfismo rs738409 de este gen se ha asociado con esteatosis hepática en una cohorte mul- Cuadro 34-1. Factores de riesgo para NAFLD Constitucionales Género Masculino Ser hispano Obesidad visceral Resistencia a la insulina Genéticos PNPLA3 (rs738409) GCKR (rs1260326) Dietéticos Ingesta excesiva de fructosa Ingesta excesiva de sacarosa Alto consumo de ácidos grasos poliinsatura- dos omega 6 Bajo consumo de ácidos grasos omega 3 http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 370 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 34) tiétnica de niños y adultos. En apariencia, la alteración de la actividad del gen PNPLA3 por el polimorfismo se modula por factores ambientales, como obesidad visceral o el alto consumo de ácidos grasos omega 6 y es posible que los efectos desfavorables que ocasiona puedan dis- minuir en forma considerable con pérdida de peso. Otro polimorfismo que aumenta la susceptibilidad a NAFLD es el rs1260326 en el gen de la proteína reguladora de la glucocinasa (GCKR). En la etapa de esteatosis, los pacientes tienen una condición benigna, aunque algunos desarrollarán estea- tohepatitis y fibrosis. No se sabe por qué sólo una fracción de los pacientes evoluciona a NASH ni cuál es el mecanismo exacto que ocasiona dicho avance. Una teoría es que estos hepato- citos cargados de lípidos son susceptibles a una segunda agresión. Se desconoce cómo el “segundo hit” desencade- na el daño hepático, pero se han implicado varios facto- res, en especial el estrés oxidativo. La esteatosis hepática “primer hit” aumenta la sensi- bilidad del hígado a las citocinas inflamatorias o al estrés oxidativo “segundo hit”, dirigiendo al desarrollo de es- teatohepatitis. El estrés oxidativo es el resultado de un importante desequilibrio entre las defensas antioxidantes disminuidas y la formación excesiva de especies reactivas de oxígeno (del inglés, ROS ) o de nitrógeno (RNS). El ROS es un término que describe una variedad de espe- cies de radicales libres derivados del oxígeno molecular, como superóxido, peróxido de hidrógeno e hidroxil. En las células, las mitocondrias son la principal fuente de generación de ROS. Para compensar el exceso de grasa almacenada en el hígado, la captación hepática aumenta- da de ácidos grasos libres estimula la oxidación de estos ácidos en individuos obesos. La oxidación mitocondrial de ácidos grasos en el hígado persiste hasta que la res- piración mitocondrial llega a dañarse en forma grave. La β-oxidación acelerada no sólo causa un flujo excesivo de electrones en la cadena de transporte, sino que también ocasiona un aumento de la producción de ROS y puede ocasionar disfunción mitocondrial por daño oxidativo del DNA y la membrana mitocondrial. El receptor nu- clear PPAR-a (receptor del activador de la proliferación del peroxisoma-a), tiene una función importante en el control transcripcional de muchas enzimas involucradas en la β-oxidación de los ácidos grasos. Estudios recientes han propuesto una regulación a la baja de PPAR-a en casos de esteatosis hepática y obesidad relacionada a re- sistencia a la insulina, esto favorece lipogénesis sobre oxi- dación. La adiponectina es responsable de la expresión de PPAR-a en las células hepáticas. Se ha relacionado a PPAR-g con la prevención de la expresión de genes de citocinas proinflamatorias. El estrés oxidativo propicia también una producción anormal de citocinas, en particular, factor de necrosis tu- moral a (TNFa) e interleucina 6 (IL-6), ambas proinfla- matorias; éstas se encuentran en concentraciones séricas más altas en pacientes con NASH que en enfermos con esteatosis pura. La combinación de peroxidación de lí- pidos y producción de citocinas resultan en la muerte del hepatocito y así se perpetúa un proceso inflamatorio crónico de bajo grado. La adiponectina aumenta la sensibilidad a la insulina y previene inflamación y progresión de la aterosclerosis, así como el acumulo de grasa en el hígado, inhibiendo la síntesis y captación de ácidos grasos por el hepatocito y estimulando la oxidación de los ácidos grasos; evita tam- bién la necroinflamación y la fibrosis hepática; reduce la expresión de TNFa en el hígado y la de otras citocinas en las células estelares hepáticas. Está demostrado que la cantidad de esta hormona benéfica está disminuida en el suero de pacientes con obesidad visceral y en pacientes con NASH. La leptina es otra adipocina que tiene, en teoría, un papel crucial en el desarrollo de fibrosis hepática: au- menta el TNFa, factor de crecimiento transformante B1 (TGF-B1), expresión de colágeno de tipo 1 en el hígado y fibrosis. Las células estelares hepáticas responsables de los cambios fibróticos, producen leptina. El TNFa favorece el proceso inflamatorio, la necrosis y la resistencia a la insulina; aumenta la producción de ROS que, a su vez, incrementa la producción de TNFa. Es secretado por hepatocitos, células de Kupffer y otros tipos celulares como respuesta a la actividad inflamato- ria crónica. Se sabe que activa moléculas de señalización intracelular, incluyendo cinasas proinflamatorias como Jun-N-terminal cinasa (JNK) e inhibidor de la cinasa del factor nuclear kB (IKK). La adiponectina antagoni- za la producción y la actividad de TNFa, por tanto, sus acciones se potencian cuando disminuye el efecto de la adiponectina; además, el TNFa por sí mismo inhibe la adiponectina y activa las células estelares hepáticas e in- hibe su apoptosis, lo que confirma su papel en la fibrosis hepática. Murad et al., descubrieron que los pacientes con esteatosis moderada a grave tenían valores de resistina más altos que aquellos con esteatosis leve. La resistina Cuadro 34-2. Factores que participan en la fisiopatología de la esteatosis y la esteatohepatitis Esteatosis Resistencia a la insulina - Consumo excesivo de omega 6 y fructosa - Factores genéticos Esteatohepatitis Aumento de ROS Aumento de citocinas inflamatorias: - TNFa, IL-6 - Leptina - Resistina Otros: - Disminución de adiponectina - Regulación a la baja de PPAR-a - Interacción AGE-RAGE - Microbiota intestinal ROS: radicales libres derivados del oxígeno. TNFa: factor de ne- crosis tumoral a. IL-6: interleucina 6. PPAR-a: receptor del activa- dor de la proliferación del peroxisoma a. AGE: productos finales de la glicación avanzada. RAGE: receptor de AGE. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or izac ió n es u n de lit o. Hígado graso no alcohólico 371 puede exacerbar la inflamación ocasionada por TNFa e IL-6 secretados por las células estelares hepáticas y tam- bién puede inducir la secreción de TNFa e IL-12 por los macrófagos. Entre otras citocinas, IL-1a e IL-1β han demostrado tener un papel en la transformación de esteatosis a estea- tohepatitis y fibrosis hepática. En pacientes con hiperglucemia aumenta la cantidad de productos finales de la glucosilación avanzada (del in- glés, AGE) y es de particular interés el aumento de los AGE tóxicos más abundantes (TAGE) que son derivados del gliceraldehido. La evidencia sugiere que la unión de TAGE con su receptor (RAGE), induce daño oxidativo, promueve inflamación y causa cambios en la señaliza- ción intracelular y en la expresión de ciertos genes en di- ferentes poblaciones celulares, incluyendo hepatocitos y células estelares hepáticas, lo que podría facilitar la pato- génesis de NASH. Los pacientes con NASH tienen con- centraciones de TAGE séricas y hepáticas más altas que los individuos con esteatosis simple o los controles sanos. Las interacciones TAGE-RAGE se asocian a inducción de estrés oxidativo y aumento del potencial fibrogéni- co de las células estelares hepáticas humanas en cultivo, lo que sugiere que la señalización TAGE-RAGE con la subsecuente producción de ROS juega un papel en el empeoramiento de la enfermedad observada en NASH. En años recientes se ha señalado que la microbio- ta intestinal (MI) puede participar en la fisiopatología de NAFLD-NASH a través de varios mecanismos. Los monosacáridos producidos por la fermentación bacteria- na pueden absorberse y transferirse a través de la vena porta al hígado, donde activan ChREBP que incrementa la transcripción de varias proteínas involucradas en la li- pogénesis hepática. El crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado puede aumentar la permeabilidad intestinal y promover la translocación de bacterias o li- popolisacáridos (LPS) bacterianos a la circulación portal, lo que puede inducir inflamación de bajo grado y daño hepático. El receptor de membrana TLR4 (receptor tipo “toll” 4) es esencial para el desarrollo de NASH. Las células de Kupffer que expresan los valores más altos de TLR4 son las primeras células en el hígado inflamado que res- ponden a los LPS y lo hacen produciendo citocinas in- flamatorias (principalmente TNFa) y ROS. Las células estelares hepáticas son el principal tipo de célula fibro- génica en el hígado dañado y se ha demostrado que son diana a través de la cual TLR4 promueve fibrogénesis vía aumento de la señalización del factor transformante del crecimiento tipo β (TGF- β). La MI produce enzimas que pueden transformar la colina de la dieta en sus metabolitos tóxicos, dimetil y trimetilamina. El hígado capta estos metabolitos y los transforma en trimetilamina-N-óxido que induce in- flamación en el hígado. Concentraciones adecuadas de colina en la dieta facilitan la exportación de ácidos gra- sos desde el hígado en forma de lipoproteínas, principal- mente de muy baja densidad (VLDL). Si la microbiota intestinal convierte cantidades excesivas de colina en trimetilamina, disminuye la colina biodisponible y esto contribuye al hígado graso. El receptor farnesoide X (FXR), un receptor nuclear de ácidos biliares, tiene un papel clave en el control de la lipogénesis de novo y en la exportación de triglicéridos en VLDL. La microbiota intestinal puede promover de manera indirecta esteatosis hepática y peroxidación de lípidos a través de la estimulación de cambios en los áci- dos biliares hacia compuestos tóxicos o proinflamatorios. Por último, la microbiota intestinal produce com- puestos potencialmente hepatotóxicos, como etanol, fe- noles y amonio, que se transportan al hígado por el siste- ma porta. Estas toxinas estimulan las células de Kupffer para producir óxido nítrico y citocinas como TNFa. HISTORIA NATURAL La historia natural de NAFLD se puede dividir en tres fases: a) esteatosis; b) esteatohepatitis (inflamación, ne- crosis y fibrosis en diferentes grados); y c) cirrosis, que puede complicarse con hipertensión portal, insuficiencia hepática o carcinoma hepatocelular. No es posible predecir con precisión qué pacientes están en riesgo de progresión de la enfermedad hepática, pero parece ser determinado por la gravedad del daño histológico. Hasta 90% de los individuos con esteatosis pura en la biopsia hepática tienen un buen pronóstico, con una mortalidad por enfermedad hepática similar a la de la población general de la misma edad y sexo; la mayoría de los pacientes con esteatosis sin inflamación permanece sin cambios histológicos durante el seguimiento y más de 10% pueden presentar mejoría o incluso resolución es- pontánea de la alteración hepática. El 10% de los enfer- mos o más tienen la posibilidad de progresar de NAFLD a NASH. De 25 a 40% de quienes cursan con NASH presentará fibrosis progresiva y pueden desarrollar ci- rrosis entre 20 y 30% de los casos. Una vez desarrollada la cirrosis, 40% de los pacientes morirá de enfermedad hepática en un periodo de 10 años. Las personas que de- sarrollan cirrosis pueden llegar a padecer carcinoma he- patocelular (riesgo 2.6%/año). Los pacientes con NASH tienen mayor riesgo de muerte por causa cardiovascular. No se sabe qué factores determinan la progresión de NASH a cirrosis ni cuáles enfermos progresarán a enfer- medad hepática terminal o carcinoma hepatocelular. Se ha reportado que el síndrome metabólico predispone a un alto riesgo de fibrosis y se asocia en potencia a enfer- medad hepática progresiva y grave. También se ha en- contrado que un escaso control glucémico en pacientes con diabetes se relaciona con un riesgo alto de esteatohe- patitis y fibrosis hepática progresiva y que la diabetes es un factor de riesgo de muerte en pacientes con NAFLD. DIAGNÓSTICO El NAFLD es, en esencia, una condición asintomática que la mayor parte de las veces suele ser detectada en quienes se presentan por algún otro problema médi- co, como hipertensión, enfermedad coronaria, diabetes, http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 372 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 34) obesidad, apnea obstructiva del sueño o colelitiasis. El diagnóstico se establece con frecuencia cuando un ul- trasonido, tomografía o resonancia magnética (IRM) de abdomen realizado por una indicación no relacionada, revela esteatosis hepática o cuando las enzimas hepáticas se encuentran elevadas. El incremento leve a moderado de alanina aminotransferasa o aspartato aminotransferasa (ALT o AST), o ambos, es el hallazgo más común, con la relación AST/ALT < 1. Sin embargo, se ha demostrado que el grado de elevación de ALT no correlaciona con la histología del hígado, hasta 80% de los pacientes tiene esta enzima en un rango normal y en aquellos casos en que está elevada, la ALT suele disminuir y la AST puede aumentar conforme la fibrosis progresa a cirrosis. Utili- zar sólo las enzimas hepáticas alteradas para sospechar el diagnóstico, puede hacer que se deje pasar la oportuni- dad de intervención temprana en muchos casos. Es mejor utilizar criterios clínicos para pensar en la enfermedad, como obesidad visceral, síndrome metabólico y diabetes (figura 34-1) ya que de 50 a 80% de estos pacientes tiene NAFLD en estudios de imagen. Las molestias referidas por los pacientes sin datos de daño hepático avanzado suelen ser vagas: fatiga, males- tar, dolor mal definido en hipocondrio derecho; el signo más común a la exploración física es la hepatomegalia no dolorosa. En algunos casos pueden encontrarse eritema palmar, angiomas cutáneos y esplenomegalia, datos que sugieren cirrosis. El diagnóstico de NAFLD requiere la confirmación de esteatosis hepática por un estudio de imagen o por biopsiay la exclusión de una ingestión de alcohol > 20 g/ día en mujeres y > 30 g/día en varones, así como de otras enfermedades hepáticas, por ejemplo: hepatitis viral, en- fermedad hepática autoinmunitaria, hemocromatosis, enfermedad de Wilson y disfunción hepática inducida por fármacos. Es posible que coexistan enfermedad hepática por resistencia a la insulina (NAFLD, NASH) y otra con- dición que también pueda dañar al hígado, como por ejemplo, hepatitis viral C o alcoholismo y, en este caso, el efecto aditivo o sinérgico de ambos padecimientos po- dría acelerar el daño hepático o aumentar el grado de lesión del hígado. El ultrasonido, la tomografía o la IRM pueden confir- mar esteatosis con un buen grado de precisión. El ultra- sonido es un estudio económico y de fácil acceso, por eso es la modalidad de imagen más usada para el diagnóstico de NAFLD; no obstante, es poco sensible para detectar esteatosis leve (menor de 33%) o para realizar el diagnós- tico en pacientes muy obesos, por lo que un ultrasonido negativo no descarta NAFLD. La tomografía computari- zada y la resonancia magnética también pueden detectar Paciente con factores de riesgo: obesidad central, diabetes o síndrome metabólico con o sin elevación de transaminasas Realizar ultrasonido de hígado. En caso de enzimas elevadas descartar otras causas de enfermedad hepática Esteatosis en el ultrasonido Sin esteatosis en ultrasonido Realizar los estudios no invasivos que estén disponibles (ver texto). Con base en los resultados decidir si se requiere biopsia (pacientes con diagnóstico incierto o con estadio indeterminado por pruebas no invasivas) Considerar resonancia magnética vs cambios en el estilo de vida y seguimiento. Si se demuestra esteatosis realizar estudios no invasivos disponibles Figura 34-1. Evaluación de pacientes en riesgo de NAFLD. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hígado graso no alcohólico 373 esteatosis, siendo esta última y la espectroscopía por re- sonancia magnética de protón, los métodos no invasivos más precisos en NAFLD, con la ventaja de que pueden detectar incluso pequeñas cantidades de grasa en el híga- do. Una nueva técnica que se basa en ultrasonido, deno- minada parámetro de atenuación controlada (CAP, por sus siglas en inglés), sirve para medir en forma simul- tánea esteatosis y rigidez del hígado usando elastografía transitoria; sin embargo, los umbrales diagnósticos para NAFLD no han sido claramente definidos. La biopsia hepática es el estándar de oro para el diagnóstico y es el único estudio capaz de distinguir sin equívocos entre esteatosis pura y NASH, así como de determinar el grado de fibrosis. Se ha demostrado en es- tudios de cohorte que el grado de fibrosis más que el grado de inflamación es lo que predice el desenlace. Sin embargo, la biopsia hepática es un procedimiento inva- sivo y costoso, difícil de estandarizar debido a una alta variabilidad intra e inter patólogo y variabilidad en el diagnóstico dependiendo del sitio de muestreo y del nú- mero de muestras estudiadas, además de ser susceptible de complicaciones. El número de pacientes con NAFLD es elevado y está en constante aumento, por lo que la biopsia hepáti- ca no es una herramienta práctica para identificar a los sujetos con riesgo de NASH y fibrosis avanzada. Es por eso que algunos investigadores han tratado de identificar marcadores no invasivos de daño hepático en pacientes con NAFLD. En la actualidad un buen número de pa- cientes con NAFLD se pueden diagnosticar y clasificar en la etapa adecuada usando estrategias no invasivas. CÓMO DISTINGUIR ENTRE NAFLD Y NASH Saber si un paciente tiene esteatosis simple o NASH es muy importante por el pronóstico diferente. Desde el punto de vista clínico, el riesgo de esteatohepatitis au- menta con el número de factores metabólicos de riesgo: 70% de los enfermos diabéticos e hipertensos con obesi- dad central tienen esteatohepatitis en la biopsia hepática. Por eso, el perfil de factores metabólicos de riesgo debe usarse para identificar personas que requieren mayor es- tudio. NASH se relaciona con aumento de la apoptosis, por lo que se investigan marcadores séricos de apoptosis que puedan ser de útilidad para distinguir entre esteatosis simple y NASH. La apoptosis de los hepatocitos libera a la sangre citoqueratina 18 (CK-18), una de las proteí- nas principales de los hepatocitos que funciona como filamento intermedio y que se detecta con un análisis inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA). Algunos estudios han demostrado que los fragmentos de CK-18 adheridos o intactos en el plasma fueron un predictor in- dependiente de NASH. Se requiere mayor validación de estos estudios; sin embargo, en algunos grandes centros se ha empezado a incorporar esta prueba en los algoritmos de investigación para pacientes con NAFLD. Otro posi- ble marcador sérico de NASH que requiere validación es el péptido terminal de procolágeno tipo III (PIIINP). Conocer el grado de fibrosis hepática es esencial en todo paciente con NAFLD para identificar sujetos con enfermedad avanzada que están en riesgo de compli- caciones. La albúmina baja, trombocitopenia y tiempo de protrombina prolongado son una prueba de fibrosis avanzada e implican, por lo tanto, un mal pronóstico, estos estudios no son caros y deben realizarse en todo paciente con NAFLD. Otro dato que permite señalar fibrosis avanzada es una relación AST/ALT > 0.8. La precisión de este último parámetro aumenta cuando se combina con otras carac- terísticas clínicas y bioquímicas, así se han desarrollado sistemas de evaluación simples, no invasivos para fibrosis, entre estos están: a. Puntaje BARD: método simple, diseñado para iden- tificar pacientes con NAFLD con un bajo riesgo de enfermedad avanzada, combina tres variables: IMC, relación AST/ALT y diabetes tipo 2, en una suma ponderada que genera un puntaje de 0 a 4 puntos (IMC > 28 = 1 punto, relación AST/ALT > 0.8 = 2 puntos, DM = 1 punto). Una puntuación de 2 o mayor se asocia a una razón de momios para fibro- sis avanzada de 17 con un valor predictivo negati- vo de 96%. El puntaje BARD es fácil de calcular y representa una herramienta simple para tratar de excluir fibrosis avanzada en pacientes con NASH. Sin embargo, en una cohorte típica de NAFLD, una gran proporción de pacientes con enfermedad leve tienen, por lo menos, 2 puntos debido a obesidad y diabetes, por lo que la utilidad en la práctica clínica es limitada. b. El puntaje de fibrosis para NAFLD (http://www.na- fldscore.com/) es un sistema validado en el que se realiza el cálculo de un puntaje mediante un progra- ma de computadora y en el que se incluyen seis va- riables: edad, hiperglucemia, IMC, cuenta de plaque- tas, albúmina y relación AST/ALT. Este método se construyó utilizando un grupo grande de pacientes (733) con NAFLD probado por biopsia, que habían sido captados en diversos centros de todo el mundo. Puede excluirse fibrosis avanzada usando el punto de corte inferior (< 1.455) con buena precisión y hacerse el diagnóstico usando el punto de corte alto (> 0.676). c. El puntaje FIB-4 (http:/gihep.com/calculators/hepa- tology/fibrosis-4-score/) parece ser una de las prue- bas no invasivas más útiles para diagnosticar fibrosis avanzada en NAFLD, se validó en un grupo de 541 pacientes con NAFLD confirmado por biopsia; los parámetros que incluye el análisis son edad, AST, cuenta de plaquetas y ALT. Los tres métodos no invasivos comentados tienen bue- nos valores predictivos negativos, por lo que pueden ex- cluir fibrosis avanzada en los pacientes con NAFLD que tienen puntuaciones bajas y son una buena herramienta para identificar pacientes con enfermedad leve. Los pa- cientes con puntuaciones altas o intermedias requieren mayor investigación para confirmar fibrosis avanzada, ya http://booksmedicos.orghttp://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 374 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 34) que el valor predictivo positivo de estas pruebas es mo- desto. Un estudio radiológico, la elastografía (Fibroscan), es un método no invasivo para valorar fibrosis hepática, emplea tecnología basada en ultrasonido para medir la rigidez del hígado. En un metaanálisis de herramientas diagnósticas en NAFLD, la elastografía demostró una muy buena sensibilidad y especificidad para diagnosticar fibrosis moderada (etapa F2), fibrosis grave (etapa F3) o cirrosis (etapa F4). Este estudio se ha validado para su uso en pacientes con NAFLD y representa una herramienta útil para realizar una evaluación no invasiva rápida del grado de fibrosis del hígado. Sin embargo, el estudio tiene limitaciones: no se puede obtener una adecuada valora- ción en pacientes con obesidad central importante (IMC mayor de 35), diabéticos tipo 2 y en pacientes mayores. Para pacientes obesos se ha desarrollado el Fibroscan XL, que se asocia a menos fallas en la evaluación, pero aún con este método hasta 10% de los pacientes con IMC > 28 tienen una diferencia hasta de más de 2 etapas de fibrosis entre la elastografía y la biopsia hepática. Un equivalente de la elastografía realizado mediante resonancia magnética ha demostrado una excelente pre- cisión diagnóstica para detectar todos los grados de fibro- sis y se ha asociado a una tasa de éxito técnico mayor que la obtenida mediante elastografía por ultrasonido, está en proceso de validación en NAFLD. Otra técnica de imagen que tiene potencial para eva- luar la fibrosis en una forma precisa y no invasiva, se lla- ma impulso por fuerza de radiación acústica (ARFI, del inglés, Acoustic Radiation Force Impulse). Esta técnica usa un ultrasonido convencional en modo B para generar un pulso ultrasónico y medir la respuesta del tejido hepático analizando la velocidad de la onda; la velocidad media, medida por ARFI, se incrementa conforme aumenta el grado de fibrosis. Esta técnica en estudio tiene el poten- cial para evaluar el grado de fibrosis en el momento en el que se realiza el ultrasonido hepático. Existen en el mundo pruebas comerciales no invasi- vas para fibrosis, por ejemplo, la conocida como ELF, un panel comercial de marcadores de recambio de matriz: inhibidor tisular de metaloproteinasa de matriz tipo 1 (TIMP1), ácido hialurónico y PIIINP; esta prueba es li- geramente mejor que el puntaje de fibrosis para NAFLD para diagnosticar fibrosis moderada y fibrosis avanzada. El Fibrotest® es otro panel comercial de marcadores bio- químicos de fibrosis ampliamente usado en Francia, que muestra precisión moderada para el diagnóstico de fibro- sis avanzada. La decisión de realizar una biopsia hepática debe ser individualizada, puede ser útil cuando no hay certe- za diagnóstica, por ejemplo, ante parámetros de hierro elevados, autoanticuerpos o sospecha de toxicidad por fármacos coexistente; o para tener elementos que ayu- den a elaborar un pronóstico mediante la determinación del grado de fibrosis cuando los parámetros no invasivos no son concluyentes. Para la clasificación histológica, el método más utili- zado es el puntaje de actividad de NAFLD, que distingue entre simple hígado graso y NASH, y consiste en sumar el puntaje de esteatosis (que va de 0 a 3), el de inflama- ción (0 a 3) y el de degeneración globoide de los hepa- tocitos (0 a 2); el puntaje total posible es de 0 a 8. Los casos con puntaje de 0 a 2 se consideran negativos para NASH y aquellos con puntaje de 5 o más, diagnósticos de NASH. En caso de que la puntuación sea de 3 a 4 puede ser NASH si hay esteatosis y degeneración globoi- de de los hepatocitos. La esteatosis se divide en grados de 0 a 3, donde S0 se refiere a esteatosis menor a 5%; S1 de 5 a 33%; S2 > 33 a 66% y S3 > 66%. El grado de fibrosis se valora de acuerdo con los pa- rámetros siguientes: etapa 0 = no fibrosis; etapa 1 = fibro- sis perisinusoidal o periportal (F1), con tres diferentes patrones: 1A = leve, zona 3, perisinusoidal; 1B = modera- da, zona 3, perisinusoidal; 1C = fibrosis portal/periportal; etapa 2 = fibrosis perisinusoidal y portal/periportal (F2); etapa 3 = bandas de fibrosis (F3); etapa 4 = cirrosis (F4). Las figuras 34-2 y 34-3 muestran la imagen histológica en un caso de NAFLD. TRATAMIENTO A continuación se revisarán en forma breve diferen- tes estrategias de tratamiento que se han evaluado en NAFLD. Reducción de peso La pérdida de peso moderada y el ejercicio se asocian con mejoría en la sensibilidad a la insulina, por lo que Figura 34-2. Tinción de hematoxilina-eosina que muestra la infiltra- ción grasa en el parénquima hepático en una paciente con hígado graso (aumento 10X) (cortesía del Dr. Federico Roesch Dietlen). http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hígado graso no alcohólico 375 son modalidades de tratamiento lógicas para NAFLD en pacientes con sobrepeso u obesidad. Se recomienda que la reducción de peso se consiga por restricción calórica, ejercicio físico o mejor aún, la combinación de ambos, aunque también puede ser útil la cirugía bariátrica en pacientes que sean candidatos a este tipo de interven- ción. Debe destacarse, sin embargo, que la rápida pérdida de peso inducida por dietas muy bajas en calorías se re- laciona con aumento de la inflamación periportal y debe, por tanto, evitarse. Las guías de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas, reco- mienda una pérdida de peso de por lo menos 3 a 5% para mejorar la esteatosis y las variables cardiometabólicas, y una pérdida de hasta 10% del peso puede requerirse para mejorar la necrosis e inflamación. Al menos tres estudios han documentado mejoría histológica de la esteatosis y la inflamación en pacientes con NAFLD sometidos a pérdida de peso, incluyendo un estudio en niños. Además se ha reportado un estu- dio controlado de intervención, con cambio del estilo de vida en NASH: dieta, ejercicio y cambios conductuales comparado con un grupo control, con una meta de 7 a 10% de reducción de peso. El desenlace principal fue la mejoría histológica en el puntaje de actividad de NAFLD después de 48 semanas. El grupo de intervención (n = 21), tuvo un promedio de pérdida de peso de 9.3% y el grupo control (n = 10) 0.2%. Al final el puntaje de activi- dad de NAFLD fue más bajo en el grupo de intervención y aquellos pacientes que perdieron más de 7% de su peso corporal tuvieron mejorías significativas en la esteatosis (p < 0.001), en la inflamación lobular (p = 0.03) y en el puntaje de actividad de NAFLD (p < 0.001), aunque no hubo diferencias en fibrosis. Otros estudios han demos- trado reducción de la esteatosis por resonancia magnéti- ca con la reducción de peso. Por lo comentado y debido a que la pérdida de peso supervisada por un nutriólogo o un médico entrenado es segura, no es cara y tiene múltiples beneficios para la salud, debe permanecer como la primera línea de trata- miento en pacientes con NAFLD que tienen sobrepeso u obesidad. La dieta recomendada debe ser con restricción calórica para promover pérdida de peso gradual, rica en fibra, con un contenido de carbohidratos equivalente al 40 a 50% del total de calorías (principalmente granos enteros, legumbres, frutas y vegetales con un bajo índice glucémico) y con un contenido de grasas saturadas entre 7 y 10% del total de calorías. Los pacientes con NAFLD y peso normal también tienen resistencia a la insulina, por lo que pueden bene- ficiarse de una dieta isocalórica acompañada de ejerci- cio, el cual se sabe aumenta la sensibilidad a la insulina y se ha demostrado que puede disminuir los valores de aminotransferasas y el contenido hepático de triglicéri-dos medido por resonancia magnética nuclear, incluso en ausencia de pérdida de peso. SENSIBILIZADORES A LA ACCIÓN DE LA INSULINA Metformina. Un metaanálisis publicado en 2010 con- cluyó que 6 a 12 meses de tratamiento con metformina mas cambios en el estilo de vida no mejoraron en mayor grado los valores de aminotransferasas ni la histología he- pática en comparación con cambios en el estilo de vida solos. También se ha reportado un estudio en niños con NAFLD confirmado por biopsia hepática, en el que tam- poco se encontró un efecto favorable del medicamento en la reducción de ALT ni en la histología hepática des- pués de 96 semanas de tratamiento con 1 000 mg de metformina al día. Por eso, no se recomienda como tra- tamiento para la enfermedad hepática en pacientes con NASH, pero puede y debe utilizarse si está indicada para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Tiazolidinedionas (TZD). En algunos estudios bien diseñados se ha reportado que la pioglitazona adminis- trada a dosis de 30 a 45 mg al día, mejora los valores de ALT, AST, esteatosis e inflamación hepática en compa- ración con la cifra basal. La prueba más grande hasta el momento, diseñada para investigar el papel de las tiazo- lidinedionas en el tratamiento de NASH confirmado por biopsia, ha sido el estudio PIVENS (pioglitazona, vita- mina E o placebo para esteatohepatitis no alcohólica). Incluyó 247 pacientes no diabéticos elegidos en forma aleatoria para recibir 30 mg al día de pioglitazona, 800 mg al día de vitamina E o placebo, durante 96 semanas. El principal desenlace a evaluar fue la mejoría histológi- ca de NASH. El tratamiento con pioglitazona se asoció a disminución de la esteatosis, inflamación y degenera- ción globoide de los hepatocitos, así como mejoría de las concetraciones de enzimas hepáticas y disminución de la resistencia a la insulina. Sin embargo, no hubo mejoría en los puntajes de fibrosis y hubo aumento de peso. Otro ensayo clínico controlado con pioglitazona se realizó en pacientes con NASH e intolerancia a la glucosa o diabe- tes tipo 2. Hubo también aumento significativo de peso, mejoría en los valores de aminotransferasas, esteatosis e Figura 34-3. Infiltración grasa en el hígado (aumento 40X) (cortesía del Dr. Federico Roesch Dietlen). http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 376 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 34) inflamación. Un problema con este tratamiento es que el retiro de la tiazolidinedionas causa recurrencia inmedia- ta de NASH, por lo que debe demostrarse la seguridad del tratamiento con pioglitazona a largo plazo en estos pacientes, sobre todo, tomando en cuenta el antecedente de complicaciones con su uso crónico en personas con diabetes tipo 2 (edema, insuficiencia cardiaca congesti- va, osteoporosis, aumento de peso). La Asociación Ame- ricana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD) recomienda este medicamento (TZD) como primera línea de tratamiento farmacológico en pacientes con NAFLD y diabetes tipo 2, sin embargo, su papel en el tratamiento de pacientes que no tienen diabetes no ha sido claramente establecido. ANTIOXIDANTES Los estudios en los que se ha utilizado vitamina E sola en pacientes con NAFLD han dado resultados discordan- tes, parece disminuir los valores de aminotransferasas y mejorar la esteatosis e inflamación, pero su papel en la mejoría de la fibrosis es incierto. En un estudio japonés retrospectivo se usaron 300 mg/día de vitamina E por más de dos años en 17 pacientes con NASH probado por biopsia, se encontró disminución de la fibrosis hepá- tica en siete pacientes, empeoramiento en cinco y otros cinco permanecieron sin cambios. La vitamina E la recomienda la AASLD como pri- mera línea de tratamiento farmacológico en pacientes no diabéticos con NASH confirmada por biopsia. Esta re- comendación surge a partir de los resultados del estudio PIVENS, en el que los pacientes que recibieron 800 mg de vitamina E al día, mostraron reducción de la esteato- sis, de la inflamación hepatocelular y de las pruebas de función hepática. AGENTES HEPATOPROTECTORES Una variedad de estos agentes utilizados en otras en- fermedades hepáticas se han evaluado en pacientes con NAFLD. En una revisión sistemática se encontró que la pentoxifilina disminuye las concentraciones de transami- nasas y puede ocasionar mejoría en la histología hepática, disminuyendo los índices de esteatosis, inflamación y ne- crosis. En un ensayo clínico controlado de 55 adultos que padecían NASH confirmado por biopsia, 26 recibieron 400 mg 3 veces al día de pentoxifilina durante un año y 29 recibieron placebo. Los pacientes que recibieron pen- toxifilina mostraron mejoría significativa de esteatosis e inflamación lobular. Desafortunadamente los estudios son pequeños y no se ha identificado el mecanismo por el cual pueden conseguirse efectos benéficos. La betaína es un donador de metilos que protege contra la acumulación de lípidos en el hígado; en algu- nos estudios pequeños se ha encontrado disminución de los valores de aminotransferasas y mejoría de esteatosis e inflamación con este agente. Varios estudios clínicos alea- torios han encontrado que la silimarina puede ser útil para disminuir los valores de aminotransferasas y redu- cir el grado de esteatosis, además es bien tolerado; sin embargo, los problemas asociados a la estandarización, la formulación y la dosis no se han resuelto aún, por lo que estos aspectos deben ser estudiados. El ácido ursodesoxicólico (UDCA) disminuye la se- creción de colesterol en la bilis, tiene propiedades an- tiinflamatorias, inmunomoduladoras y antiapoptóticas. Después de los resultados promisorios de varios estudios piloto de UDCA en el tratamiento de NAFLD, dos estu- dios aleatorios controlados con placebo no encontraron beneficio en la bioquímica hepática ni en la histología en los pacientes tratados. Estudios subsecuentes han in- formado beneficios metabólicos, en la bioquímica y en la histología hepática con el tratamiento combinado UDCA más vitamina E. Hasta el momento no hay datos suficientes para apoyar o refutar el uso de UDCA en pa- cientes con NAFLD/NASH y las guías de tratamiento no lo recomiendan. ANTAGONISTAS DE LA ANGIOTENSINA La angiotensina II genera resistencia a la insulina y fi- brosis hepática en modelos animales. La supresión del sistema renina-angiotensina-aldosterona mejora la seña- lización intracelular de la insulina a través de los PPAR-g y previene la inflamación hepática y la fibrogénesis. En un estudio piloto que incluyó siete sujetos con NASH, el losartán, un antagonista del receptor de angiotensina II (ARA II), a dosis de 50 mg/día disminuyó las amino- transferasas, los marcadores séricos de fibrosis y las con- centraciones de TGF-B1, una citocina profibrótica. Se ha reportado mejoría histológica en pacientes tratados con losartán durante 48 semanas. Otros ARA II también han demostrado efectos benéficos en ensayos pequeños. Aún no se cuenta con estudios que puedan avalar el uso de esta familia de fármacos en el tratamiento de NAFLD, pero parece conveniente tratar con este tipo de medica- mentos a los pacientes en los que coexisten hipertensión e hígado graso, asociación frecuente en el escenario clí- nico. HIPOLIPEMIANTES La asociación de hipertrigliceridemia y HDL bajo con resistencia a la insulina es una situación común en pa- cientes con NAFLD, por eso, varios investigadores han utilizado hipolipemiantes para tratar a estos pacientes. Algunos estudios han mostrado mejoría de las enzimas hepáticas, normalización de los valores de lípidos y dis- minución de la inflamación hepática pero sin efecto en la fibrosis con atorvastatina 10 a 80 mg/día durante 6 a 12 meses. En un estudio en Grecia de 186 pacientes no diabé- ticos con síndrome metabólico y NAFLD, se reportó que la combinaciónterapéutica atorvastatina más fenofibra- to, en conjunto con el tratamiento de otros componentes http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hígado graso no alcohólico 377 del síndrome metabólico como la hipertensión y la alte- ración de la glucosa de ayuno, dirigió a la resolución de la evidencia bioquímica y ultrasonográfica de NAFLD. En estudios de seguimiento de pacientes que toman es- tatinas se ha observado una reducción significativa en la esteatosis hepática. Algunos estudios observacionales han reportado una reducción del riesgo de carcinoma he- patocelular en pacientes con cirrosis de cualquier causa (NAFLD, hepatitis B o C) tratados con estatinas, lo que debe ser demostrado en estudios apropiados con segui- miento a largo plazo. Una situación que puede preocupar al clínico es la hepatotoxicidad potencial que pueden tener los fárma- cos para el tratamiento de la dislipidemia, en especial en pacientes con enfermedad hepática subyacente. La evidencia disponible sugiere que el tratamiento hipoli- pemiante es seguro en pacientes con NAFLD/NASH, por lo que los pacientes con dislipidemia se deben tra- tar. Sin embargo, se requieren ensayos clínicos controla- dos de suficiente duración y con un adecuado tamaño y desenlaces histológicos bien definidos, para establecer el lugar del tratamiento hipolipemiante en pacientes con NAFLD/NASH con y sin dislipidemia, ya que no hay evidencia suficiente para recomendar el tratamiento del hígado graso per se con hipolipemiantes. Es importante recordar que el paciente con NAFLD tiene uno o varios componentes del síndrome metabó- lico (diabetes o intolerancia a carbohidratos, obesidad visceral, dislipidemia o hipertensión), estas condiciones se deben identificar y tratar de manera apropiada para intentar disminuir el elevado riesgo cardiovascular. Con el avance en el conocimiento de la fisiopatolo- gía del hígado graso y en particular de los factores que determinan su progresión, están en estudio y surgiendo nuevas e interesantes opciones para el tratamiento de esta enfermedad; por ejemplo, probióticos, prebióticos y antibióticos, análogos de GLP-1, anticuerpos monoclona- les anti TNFa, inhibidores de caspasas, agonistas PPAR- a/δ, agonistas del receptor farnesoide X, entre otros; el tiempo dirá si alguna de estas opciones en estudio llega a establecerse como un tratamiento eficaz para NAFLD. Es necesario destacar que en la actualidad ninguna de las alternativas farmacológicas descritas cuenta con evidencia suficiente para poder recomendar ampliamen- te su uso para NAFLD, por lo que el tratamiento de pri- mera línea sigue siendo la reducción gradual de peso con dieta y ejercicio en todos los casos. Los pacientes con NASH se deben valorar por un especialista, ideal- mente en centros de investigación, donde por su alto riesgo de progresión de la fibrosis se les proponga alguno de los tratamientos que parecen tener mejor evidencia, brindando un seguimiento protocolizado, lo que permi- tirá aumentar la experiencia con los fármacos en estudio y analizar los resultados. BIBLIOGRAFÍA Abenavoli L, Milic N, Peta V et al.: Alimentary regimen in non-alcoholic fatty liver disease: Mediterranean diet. World J Gastroenterol 2014;20(45):16831-16840. Adams LA, Angulo P: Treatment of non-alcoholic fatty liver disease. Postgrad Med J 2006;82:315-322. Akbar DH, Kawther AH: Non-alcoholic fatty liver disease and metabolic syndrome: what we know and what we don´t know. Med Sci Monit 2006;12:23-26. Angulo P, Hui JM, Marchesini G et al.: The NAFLD fibrosis score: A noninvasive system that identifies liver fibrosis in patients with NAFLD. Hepatology 2007;45:846-854. 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