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505 Enfermedades de la piel 23 Figura 23.1 (a) Diagrama de piel, (b) diagrama de epidermis. La piel tiene tres capas, de las cuales la más superfi cial es la epidermis (b), seguida por la dermis y el tejido subcutáneo. La dermis es colagenosa, con fi bras de elastina, laxas y fi nas en la dermis papilar, pero densas y compactas en la dermis radicular. El tejido subcutáneo es principalmente tejido adiposo. La dermis contiene las glándulas sudoríparas, que se abren a la superfi cie; los folículos pilosos se originan en la dermis o en el tejido subcutáneo y las glándulas sebáceas descargan en ellos, antes de abrirse a la superfi cie. La epidermis (b) comprende un epitelio escamoso estratifi cado generado por una capa basal divisoria. Las células de la capa principal de células espinosas están unidas por desmosomas; las células se aplanan cerca de la superfi cie y adquieren gránulos de queratohialina producidos por la capa de queratina superfi cial. También están presentes los melanocitos basales (que producen melanina), las células de Merkel (que son receptores conectados con los nervios) y las células de Langerhans (que son células de reconocimiento de antígenos). epidermis dermis papilar dermis reticular tejido subcutáneo glándula sebácea folículo piloso glándula y conducto sudoríparos ecrinosa capa de queratina (estrato córneo) capa granulosa (estrato granuloso) capa de células espinosas (estrato espinoso) célula de Langerhans célula de Merkel melanocito capa basal (estrato basal) membrana basal dermoepidérmica dermis papilarb 23 PATOLOGÍAPatología clínica 506 INTRODUCCIÓN La mayoría de las superfi cies epiteliales, por ejemplo las que recubren las vías respiratorias, digestivas o urinarias, pre- sentan un grupo muy limitado de procesos patológicos, rara vez más de media docena de trastornos infl amatorios comunes y un número similar de trastornos neoplásicos o de crecimiento. En contraste, la piel exhibe varios centena- res de diferentes tipos infl amatorios y tal vez 30 o 40 tumo- res, o lesiones similares a tumores, que en su mayor parte son comunes. Por tanto, la amplitud de la dermatología es inmensa; por fortuna, gran parte de los detalles corres- ponde al campo del dermatólogo clínico especialista y al dermatopatólogo y no es esencial para los estudiantes de medicina o médicos no especialistas. El estudio de la dermatopatología es complicado por el hecho de que se desconoce la patogénesis de muchas de las enfermedades de la piel. Asimismo, la nomenclatura de las lesiones cutáneas, en particular para las enfermedades infl ama- torias de la piel, es una mezcla misteriosa de latín y griego, que oculta el hecho de que la nomenclatura es puramente descriptiva del aspecto visual de la erupción. Por tanto, existen nombres eufónicos, pero no informativos, como ‘pitiriasis liquenoide y varioliforme aguda’. DERMATITIS ‘Dermatitis’ es el nombre dado a las lesiones infl amatorias de la piel, independientemente de que involucren a la der- mis o epidermis; en la mayoría de los casos ambos compo- nentes de la piel están implicados. Algunos patrones de enfermedades infl amatorias de la piel tienen manifestaciones características, por ejemplo, la dermatitis liquenoide y la dermatitis psoriasiforme (véase más adelante), que permiten con mayor precisión identifi - carlas, tanto clínica como histológicamente. Otros patrones son causados por microrganismos, como bacterias (p. ej., impétigo, foliculitis), hongos (p. ej., pie de atleta, tiña), virus (p. ej., herpes, varicela), u otros organismos (p. ej., sarna), pero muchos de ellos son inespecífi cos. Tradicio- nalmente el patrón más común de dermatitis inespecífi ca se llama eccema y puede tener muchas causas. La dermatitis inespecífi ca (eccematosa) puede ser aguda, subaguda o crónica En la dermatitis aguda la piel se enrojece (eritema) y es pruriginosa y dolorosa, con formación de diminutas ampo- llas en la epidermis llamadas vesículas (fi gura 23-2). Las vesículas se revientan, descargando líquido amarillo claro y formando luego costras. El enrojecimiento de la piel se debe a un infi ltrado infl amatorio crónico alrededor de los vasos sanguíneos en la dermis superior; la salida de líquido de los vasos puede producir edema de la dermis superior, lo cual a veces ocasiona que la lesión esté levemente elevada sobre el nivel de la piel normal. Las vesículas se forman porque se acumula líquido entre las células epidérmicas (espongiosis) y por último se gene- ran pequeñas acumulaciones de líquido. Algunas de las células infl amatorias crónicas, situadas alrededor de los vasos en la dermis superior, pueden migrar a la epidermis. Las vesículas crecen hasta que se rompen en la superfi cie. eritema (enrojecimiento) vesícula espongiótica llena de líquido infiltrado linfocítico dérmico perivascular espongiosis temprana vesícula espongiótica infiltrado linfocítico vasos sanguíneos dérmicos superiores dilatadosb a Figura 23.2 Dermatitis aguda. (a) Dermatitis aguda típica con enrojecimiento (eritema) de la piel y múltiples vesículas diminutas, algunas de las cuales han roto a causa de las rascaduras inducidas por el prurito intenso. (b) Base histopatológica del eritema y de la formación de vesículas. 23Enfermedades de la piel 507 Dado que la lesión es pruriginosa en la etapa aguda, casi invariablemente el paciente se rasca. Como resultado, se producen más cambios secundarios a causa del traumatismo repetido que de la enfermedad cutánea de fondo. El trau- matismo repetido de las lesiones del eccematosas agudas conduce a una dermatitis crónica. La dermatitis crónica inespecífi ca suele ser el resultado del traumatismo crónico sobre las lesiones de la dermatitis aguda. La piel está engrosada, a menudo agrietada y cubierta por una escama opaca gruesa (fi gura 23-3). Esta escama es una capa considerablemente gruesa de queratina superfi cial (hiperqueratosis), situada sobre una epidermis engrosada por el aumento en el número de células en sus diversas capas (en particular el estrato espinoso y la capa granulosa). Este engrosamiento, llamado acantosis, es una caracterís- tica común de muchos tipos de enfermedades infl amatorias crónicas de la piel. La epidermis también muestra alargamiento y acentua- ción del sistema de crestas reticulares, una disposición nor- mal de la piel que permite resistir fuerzas de cizallamiento. La dermis muestra fi brosis con vasos prominentes de paredes gruesas. Las constantes rascaduras y rasguños de las lesiones infl a- matorias pruriginosas de la piel causan lesiones localizadas con una epidermis considerablemente engrosada y con una escama gruesa de queratina córnea encima, junto con engrosamiento fi broso de la dermis. Estas lesiones, llamadas prurigo nodular, a menudo siguen siendo rascadas y trau- matizadas, hasta que se produce una ulceración de la super- fi cie, lesión que a veces se llama ‘nódulo del rascador’. El término de dermatitis subaguda se emplea para des- cribir la infl amación cutánea en la cual hay características de dermatitis crónica (acantosis, hiperqueratosis, fi brosis dér- mica, etc.), pero con espongiosis y formación de vesículas activas. Con frecuencia la causa de las dermatitis inespecífi cas debe ser inferida por la distribución y naturaleza de la erupción, más que por diferencias histológicas Entre los tipos más comunes de dermatitis inespecífi cas que se ven en la consulta externa está la dermatitis atópica. Esta a menudo se inicia en la infancia pero persiste hasta la vida adulta, y se asocia con un franco antecedente familiar. Por ejemplo, el paciente y otros miembros de la familia pueden tener asma, fi ebre del heno o predisposición a exantemas cutáneos urticariales. El estado atópico y sus mecanismos se exponen en el capítulo 7. La dermatitis gravitatoria (fi gura 23-4a) afecta los tobi- llos y piernas de los pacientes con venas varicosas y a veces se conoce como eccema varicoso.Las características de la dermatitis se superponen con los cambios crónicos en la piel causados por un drenaje venoso inadecuado, por ejemplo vasos dérmicos de pared gruesa o extravasación de eritro- citos (que causa pigmentación parda por hemosiderina). La dermatitis irritante por contacto (fi gura 23-4b), debida al contacto de la piel con agentes irritantes, como detergentes y sustancias alcalinas, afecta más a menudo las manos. La enfermedad es particularmente común en amas de casa que no usan guantes al manejar detergentes fuertes y en algunas personas con exposición ocupacional. La dermatitis alérgica por contacto suele ser una reac- ción a metales como el níquel, componentes de cosméticos, mezclas de colorantes y caucho. Tiende a presentarse en personas con probable predisposición hereditaria y las lesio- nes se limitan al sitio de contacto, por ejemplo en la muñeca en respuesta al níquel en la tapa o en el extensible del reloj. hiperqueratosis acantosis alargamiento de prolongaciones interpapilares colagenización dérmica a b Figura 23.3 Dermatitis crónica. (a) Acercamiento de una zona de dermatitis crónica con áreas elevadas de engrosamiento de la piel provocado por las rascaduras crónicas de una dermatitis aguda en reparación. (b) Base histopatológica de la dermatitis crónica. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 508 En la dermatitis seborreica (fi gura 23-4c), la piel enro- jecida e infl amada está cubierta por escamas céreas o blan- cas gruesas. En los lactantes se limita en gran medida al cuero cabelludo (‘gorra de cuna’), mientras que en los adultos también afecta la cara. Los pacientes obesos de edad avanzada pueden desarrollar esta manifestación en los pliegues de la piel. Este trastorno ha sido relacionado recientemente con levaduras de Pityrosporum. Otros tipos específi cos de dermatitis incluyen patrones liquenoide, pitiriasifome y psoriasiforme Además del tipo eccematoso recién descrito, estos tipos de dermatitis se agrupan juntos porque comparten caracterís- ticas clínicas e histológicas. Los más comunes son: • La dermatitis liquenoide, cuyo ejemplo más común es el liquen plano. • La dermatitis pitiriasiforme, cuyo ejemplo más común es la pitiriasis rosada. • La dermatitis posriasiforme, cuyo ejemplo más común es la psoriasis clásica. El liquen plano es el tipo más común de dermatitis liquenoide El liquen plano es una enfermedad infl amatoria común de la piel, que afecta con frecuencia las superficies flexoras del antebrazo, muñeca y tobillo. También se presenta en el tronco, así como en superfi cies mucosas, en especial la boca y la vulva; ocasionalmente se presenta en el pene. En la piel las lesiones son pápulas pruriginosas elevadas, a menudo de color rojo violáceo, que a veces forman placas planas, elevadas y brillantes (fi gura 23-5). Se desconoce la causa y a menudo las lesiones persisten por muchos meses, o aun años. Cuando las lesiones se resuelven, con frecuencia dejan una placa pigmentada de piel plana. El principal hallazgo histológico en el liquen plano es el daño en la capa basal de la epidermis, con destrucción tanto de las células basales como de los melanocitos contenidos. Esta destrucción de los melanocitos basales permite que la melanina pase a la dermis, donde se acumula en macrófagos dérmicos dando una coloración pardusca a la lesión repa- rada. Asociada a la destrucción de la capa basal se presenta un patrón característico de infi ltrado linfocitico en la dermis superior en estrecha proximidad con la unión dermoepi- dérmica. Este patrón de infl amación se llama liquenoide y puede ser observado en otros trastornos de la piel. El liquen plano que afecta mucosa bucal y genital tiende a separar la epidermis de la mucosa subyacente como resul- tado de la destrucción de la capa basal de la epidermis. La erosión que resulta deja áreas denudadas de submucosa infl amada (fi guras 19-3 y 12-4), un cambio que rara vez ocurre en la piel. Otra variante del liquen plano, el liquen plano folicular, causa destrucción de la capa basal de los folículos pilosos, lo que puede ocasionar la pérdida de pelo; el liquen plano folicular es una de las causas de alopecia infl amatoria (págs. 531 a 532 y 562). La destrucción de la capa basal de la epidermis, asociada con un patrón liquenoide de infi ltrado de células infl ama- torias dérmicas superiores, puede verse en algunas reaccio- nes cutáneas a medicamentos, o ‘reacción medicamentosa liquenoide’, las cuales a presentan a veces algunas de las características clínicas típicas del liquen plano clásico. a b c Figura 23.4 Patrones clínicos comunes de dermatitis. (a) Dermatitis gravitatoria. (b) Dermatitis irritante por contacto debida a la inmersión de las manos en un detergente fuerte. (c) Dermatitis seborreica en una niña pequeña. 23Enfermedades de la piel 509 Otro ejemplo de dermatitis liquenoide es el liquen escle- roso, particularmente común en la piel de la vulva (cap. 19, pág. 414) y el glande del pene (donde se llama bala- nitis xerótica obliterante) (cap. 18, pág. 411). La dermatitis pitiriasiforme se caracteriza por escamas superfi ciales fi nas causadas por paraqueratosis A pesar de su nombre (pitiriasis proviene de la palabra griega pityron, que quiere decir ‘salvado’, debido a la supuesta semejanza de las escamas de la piel con las fi nas hojuelas del salvado), la formación de escamas en las enfermedades pitiriasiformes de la piel es mucho menos notable que en la psoriasis (pág. 510). Diversas enfermedades de la piel se denominan ‘pitiriasis’, aunque comparten pocas caracterís- ticas clínicas e histológicas: • La pitiriasis rosada es la más común (véase más adelante). • La pitiriasis versicolor es un tipo común de enfermedad micótica de la piel, que se presenta con placas con cambio de color y escamas superfi ciales fi nas. • Las pitiriasis aguda y crónica ambas son muy poco comunes y sólo la forma crónica tiene escamas superfi ciales signifi cativas. • La pitiriasis rubra pilaris, de la cual hay varios patrones con grados variables de formación de escamas. La presencia de folículos pilosos taponados con queratina es una característica común. La pitiriasis rosada es la dermatitis pitiriasiforme más común que se ve en la práctica familiar La pitiriasis rosada es un trastorno común de la piel en personas jóvenes y la lesión típica de la pitiriasis es una placa roja con reborde escamoso. La primera lesión suele ser una placa grande, de hasta 2 cm de diámetro (‘parche herál- dico’), pero las lesiones siguientes suelen ser menores. Todas ellas se caracterizan por un área de escamas que comienza en el centro de la lesión y que se extienden de manera periférica al crecer ésta (fi gura 23-6). La erupción generalizada suele aparecer una o dos semanas después del comienzo de del parche heráldico, empezando en el pecho y el abdomen, para propagarse después a los miembros. El exantema dura un par de semanas antes de resolverse lentamente, pero las recurrencias no son poco frecuentes. La enfermedad suele a b estrías de Wickham destrucción de la capa basal célula basal apoptósica (cuerpo de Civatte) paraqueratosis focal infiltrado liquenoide de linfocitos Figura 23.6 Pitiriasis rosada. Acercamiento fotográfi co de dos lesiones de pitiriasis rosada que muestra enrojecimiento e irregularidad de la superfi cie de la piel, con un anillo periférico de escamas blancas. Figura 23.5 Liquen plano. (a) Aspecto clínico de placas rojas elevadas con líneas gruesas blancas opacas (estrías de Wickham). (b) Base histopatológica del liquen plano. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 510 presentarse después de un periodo de malestar inespecífi co, o de una infección viral sistémica. El tipo más común de dermatitis psoriasiforme es la psoriasis clásica La psoriasis (fi gura 23-7) es una enfermedad crónica inter- mitente, en la cual se forman placas rojas elevadas cubiertas por escamas blancas gruesas en rodillas, codos,tronco y cuero cabelludo. También pueden presentarse en los pliegues cutá- neos, donde la escama superfi cial blanca plateada es menos obvia y puede estar ausente. Un hallazgo característico es el hecho de que cuando la escama se desprende revela áreas pequeñas de hemorragias puntiformes. Histológicamente, la escama está formada por hojas de queratina superfi cial endurecida, que contiene restos de núcleos de las células superfi ciales (paraqueratosis). La epidermis muestra un patrón característico, con acantosis y crestas alargadas, separadas por dermis papilar muy edematosa, en la cual hay abundantes capilares dilatados. Son estos capi- lares los que sangran cuando la escama se desprende, ya que con frecuencia la epidermis es muy delgada. Otra mani- festación característica de la psoriasis es que las principales células infl amatorias implicadas son neutrófi los polimorfo- nucleares, que migran a través de la epidermis y pueden ser atrapados debajo la capa córnea engrosada (microabscesos de Monro). En algunos tipos de psoriasis, cantidades muy abundantes de neutrófi los migran a través de la epidermis y se acumulan bajo la escama paraqueratósica formando grupos de neutrófi los, visibles a simple vista como ampollas purulentas amarillentas (pústulas). Este patrón, conocido como psoriasis pustulosa, afecta comúnmente las palmas y plantas. La psoriasis también puede afectar el lecho ungueal e inducir lesiones punteadas, engrosamiento y des- trucción fi nal de la uña. También pueden en otras verse enfermedades infl amato- rias de la piel algunas de las características clínicas e histo- lógicas de la psoriasis (‘dermatitis psoriasiforme’), por ejemplo las lesiones en piel en el síndrome de Reiter. INFECCIONES DE LA PIEL Las infecciones de la piel pueden ser causadas por virus, hongos y bacterias; los virus son los microorganismos cau- sales más comunes. Los virus tienen efectos tanto directos como indirectos en las infecciones de la piel Los efectos indirectos de la viremia generalizada son mucho más comunes que los efectos directos y son muy variables en tipo, distribución e intensidad. Muchas viremias se aso- cian con el desarrollo de un exantema rojo transitorio (eritematoso), sin características específi cas, aunque en el caso de la infección por parvovirus el eritema es más noto- rio y puede estar confi nado a mejillas y nalgas (síndrome de mejillas abofeteadas). Otras lesiones virales comunes de la piel son las del sarampión y la rubéola, en las cuales el aspecto clínico del exantema, su distribución y los sínto- mas asociados son diagnósticos. Hay tres grupos principales de virus que afectan la piel directamente, produciendo lesiones en las cuales hay par- tículas virales presentes (con frecuencia en grandes canti- dades), en forma de inclusiones intracelulares. escama paraqueratósica gruesa sobre fondo rojo parches de paraqueratosis con restos nucleares de neutrófilos papilas en forma de clavas con capilares dilatados infiltrado de neutrófilos a b Figura 23.7 Psoriasis. (a) Aspecto clínico con parches rojos típicos cubiertos con escamas blancas gruesas; nótese el involucro de la uña. (b) Base histopatológica de la psoriasis. 23Enfermedades de la piel 511 • El herpesvirus produce lesiones ampollosas en la epidermis, con inclusiones en las células epidérmicas (fi gura 23-8). Entre los ejemplos de esta virosis se incluyen el herpes simple tipo 1 (herpes no genital), el herpes simple tipo 2 (herpes genital) y el herpes zóster-varicela (varicela y herpes zóster). • El poxvirus produce múltiples lesiones y pápulas umbilicadas, en el tronco y cara de niños, adolescentes y adultos jóvenes (molusco contagioso) (fi gura 23-9). Estas lesiones son ocasionadas por un engrosamiento de la epidermis nodular y localizado, en el cual las células epidérmicas están empacadas con grandes inclusiones virales. • El virus del papiloma humano produce lesiones epidérmicas proliferativas (verrugas virales), cuya naturaleza difi ere de un sitio a otro y que varían desde lesiones exofíticas frondosas fi liformes (fi gura 23-10a) o pequeñas placas planas (p. ej., verrugas planas sobre la cara) hasta lesiones hiperqueratósicas profundamente invertidas (p. ej., verrugas plantares) (fi gura 23-10c). En la piel del perineo, el virus del papiloma humano produce crecimientos exofíticos papilomatosos fl oridos, llamados condiloma acuminado (fi gura 23-10b); el virus también puede infectar la mucosa genital y anal, tanto en varones como en mujeres y se considera un factor etiológico en el desarrollo de carcinoma en esos sitios. a b c a a b Figura 23.8 Herpesvirus. (a) Vesícula típica de herpesvirus en varicela. (b) Histología de la varicela que muestra la destrucción de células epidérmicas, muchas de las cuales contienen inclusiones virales (fl echa). b Figura 23.10 Papilomavirus humano. (a) Verruga cutánea fi liforme típica. (b) Condiloma acuminado. (c) Verruga plantar. Figura 23.9 Molusco contagioso. (a) Aspecto clínico con nódulos elevados que tienen un centro queratósico. (b) Histología que muestra parte de una lesión, donde el núcleo central queratósico está compuesto por células epidérmicas infectadas, con inclusiones virales grandes rojas o moradas. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 512 Los hongos son comensales comunes en la superfi cie cutánea y pueden dar origen a enfermedades de la piel Las infecciones micóticas superfi ciales de la piel son el tipo más común de infección por hongos patógenos. En la mayoría de los casos, las formas fúngicas de hifas o levadu- ras residen en la capa de queratina de la superfi cie de la piel y están asociadas a una mínima respuesta infl amatoria en la epidermis y dermis superior (fi gura 23-11). Estas infecciones son comunes en la consulta externa y la naturaleza de la lesión depende del organismo causal y del área específi ca de la piel involucrada. Enfermedades comunes como el pie de atleta (causado por Trichophyton y Epider- mophyton) y la tiña (causada por Mircrosporum y Trichophyton rubrum) son trastornos comunes para la población general (fi gura 23-12). Ocasionalmente los hongos habitan los folículos pilosos, en cuyo caso la reacción infl amatoria puede ser más vigo- rosa y resultar en una foliculitis destructiva. Esta situación está volviéndose más común, en particular en pacientes inmunosuprimidos (p. ej., los pacientes que tienen SIDA). Las infecciones micóticas subcutáneas suelen ser el resultado de la introducción de hongos patógenos en los tejidos subcutáneos, después de una lesión penetrante Las infecciones micóticas subcutáneas son relativamente raras en el mundo occidental. El pie es el sitio más común y las personas que permanecen descalzas gran parte del día tienen especial propensión a padecerlas. La infección suele presentarse como una tumefacción extensa de tejidos blandos, que tienden a endurecerse con- siderable. En el pie puede haber evidencia de destrucción del hueso subyacente. Como respuesta a la presencia de los hongos, se forman abscesos profundos, que frecuente- mente se abren por trayectos fi stulosos a la superfi cie (fi gura 23-13). En estos casos, usualmente se presenta una reac- ción infl amatoria aguda con supuración y el material que se elimina por las fístulas es pus, en el que se expulsan hon- gos. El tipo más común de infección se llama ‘pie de Madura’, cuyo organismo causal es Madurella. Las infecciones bacterianas de la piel suelen ser causadas por estafi lococos y estreptococos Tanto los estafi lococos como los estreptococos pueden pro- ducir un trastorno llamado impétigo, muy contagioso y que se extiende rápidamente en la población, por ejemplo en las escuelas. Se desarrollan grandes ampollas epidérmicas (ampollas) (fi gura 23.14), llenas de un líquido claro o de neutrófi los polimorfonucleares, formando una ampolla que contiene pus (pústula). En los lactantes, algunos estafi loco- cos producen una potentetoxina capaz de ocasionar una destrucción extensa de la piel, con vesiculación extensa que confl uye y separa las capas superiores de la epidermis (epi- dermólisis estafi locócica aguda, antes ‘síndrome de piel escaldada estafi locócica’). La infección de los folículos pilosos por bacterias, usual- mente Staphylococcus aureus, produce pústulas diminutas situadas en los cuellos de los folículos (foliculitis superfi - cial) (fi gura 23-15a). La infección folicular intensa pro- funda induce una acumulación expansiva de pus que destruye el folículo y se extiende a la dermis circundante formando un furúnculo. P P F Figura 23.12 Infecciones micóticas comunes de la piel Enfermedad Sitio Características Pie de atleta Dedos de pies y manos Enrojecimiento, erosión y escamas Tiña Cara y tronco Lesión anular con borde rojo escamoso Tiña del cuero cabelludo Cuero cabelludo Pérdida de pelo y formación de escamas Tiña crural Ingle Exantema rojo escamoso con parches pardos Tiña ungueal Uñas Uñas gruesas, resquebrajadas Pitiriasis versicolor Tronco, principalmente la parte superior Parches planos de pigmentación aumentada o disminuida Figura 23.13 Infección micótica subcutánea. Absceso del pie que drena crónicamente contiene islotes de pus P rodeados por una pared gruesa fi brosa F. Las colonias de hongos (fl echas) se encuentran dentro de algunos islotes de pus. Figura 23-11. Hongos dermatofíticos en la capa córnea de la epidermis. Las hifas fúngicas, se tiñen con fucsina y están confi nadas a la capa córnea queratinosa (tinción DPAS). 23Enfermedades de la piel 513 La erisipela es una infl amación aguda diseminada de la dermis profunda y del tejido subcutáneo superior, que se ve más comúnmente en la cara (fi gura 23-16b). La celulitis es una infección similar, que involucra la dermis y el tejido subcutáneo. A veces las bacterias se extien- den en tejido subcutáneo profundo, aponeurosis y músculo subyacente, donde proliferan con rapidez y secretan toxinas que provocan necrosis extensa de los tejidos afectados. Este cuadro se llama fascitis necrosante y es difícil de controlar, aun con dosis masivas de antibióticos. Se presenta principal- mente en las extremidades (a veces después de una lesión penetrante) y puede requerir amputación para prevenir una septicemia masiva. Los microorganismos causales más comunes, tanto de la celulitis como de la fascitis necrosante, son estreptococos y estafi lococos, aunque algunos microor- ganismos anaerobios también pueden causar fascitis necro- sante. Una forma específi ca de infección profunda del músculo es la gangrena gaseosa, causada por Clostridium perfrin- gens y algunos otros clostridios. La infección tuberculosa de la piel actualmente es rara, pero otras micobacterias pueden causar enfermedades de la piel La infección de la piel por M. tuberculosis produce una lesión cutánea crónica, lentamente progresiva, llamada lupus vul- gar, en la cual hay una infl amación granulomatosa con células gigantes en la dermis, que conduce a la destrucción del colágeno dérmico y de los anexos cutáneos. En la actualidad estas lesiones se ven principalmente en personas de edad avanzada, que con frecuencia manifi estan haberlas padecido por muchos años. En estas lesiones puede haber extensa fi bro- sis y cicatrización, destrucción de los anexos cutáneos y atrofi a epidérmica, aunque en ocasiones la epidermis está engrosada y elevada de manera irregular, simulando un carcinoma escamoso (hiperplasia pseudocarcinomatosa). Otras micobacterias pueden llegar a la dermis a través de heridas pequeñas y establecer una infl amación granuloma- tosa crónica, a menudo con ulceración. Entre los ejemplos se incluyen micobacterias contraídas en baños (M. balnei), o por contacto con peces tropicales infectados y su acuario (págs. 117 y 119). a b Figura 23.16 Erisipela y celulitis. (a) Erisipela de la cara causada por estreptococos. La infección de la dermis produce un enrojecimiento infl amatorio diseminado de la piel. (b) Celulitis que afecta tanto la dermis como el tejido subcutáneo. Es tan intensa, que constituye una fascitis necrosante incipiente; también en este caso el estreptococo es el organismo causal. Figura 23.15 Foliculitis bacteriana en la piel. La infección bacteriana de un folículo piloso produce un diminuto absceso lleno de pus (fl echa) con hiperemia infl amatoria circundante. Figura 23.14 Impétigo. Aspecto clínico con vesículas costrosas amarillas típicas. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 514 A nivel mundial, la infección micobacteriana de la piel más común y más importante es la lepra. La dermis de los pacientes puede estar extensamente infi ltrada por macrófa- gos espumosos, cuyo citoplasma puede estar densamente empaquetado con el organismo causal Mycobacterium leprae (lepra lepromatosa), con producción de abundantes nódulos (pápulas) y placas elevados. En la lepra tubercu- loide, otra forma de lepra cutánea, se encuentran pequeños granulomas en todas las capas de la dermis, pero son comu- nes particularmente alrededor de los nervios y pueden pro- ducir daño neuronal. El organismo causante rara vez se detecta en esta forma de lepra, cuyas lesiones clínicas son muy variables. Pueden ser placas elevadas de color rojizo violáceo, o áreas planas (máculas) en las cuales hay pérdida de la sensación y pérdida de pigmento de la piel. La infección cutánea más importante por protozoarios es causada por Leishmania La infección de la piel por Leishmania suele adquirirse por la picadura del mosquito fl ebótomo. El microorganismo es introducido en la dermis, donde induce una reacción inicial con macrófagos que fagocitan los microorganismos, lo cual produce un pequeño nódulo rojo elevado. En una etapa posterior, un infi ltrado denso de linfocitos y células plas- máticas produce un nódulo cutáneo más grande (conocido como ‘botón de Oriente’), que con frecuencia se ulcera. El microorganismo causante es L. tropica. En los trópicos existen otras formas de infección por leishmanias y pueden afectar superfi cies mucosas, como boca y nariz. En la leis- hmaniasis sistémica causada por L. donovani (pág. 132) puede haber nódulos en la piel. La infección parasitaria de la piel más común en Europa (incluido Reino Unido) y Estados Unidos es la sarna Causada por el ácaro Sarcoptes scabiei, la sarna se presenta como una lesión elevada muy pruriginosa, a menudo roja y escamosa. A veces las lesiones muestran un patrón lineal causado por los ácaros que labran un surco en la epidermis, con cambios infl amatorios en la dermis subyacente. En ocasiones se encuentra el ácaro en la parte anterior del surco. La presencia del ácaro induce una reacción infl ama- toria, en la cual hay abundantes eosinófi los tanto en la epidermis como en la dermis subyacente. Los eosinófi los son los responsables del intenso prurito de la lesión. a b M Figura 23.19 Piel con sarna. El ácaro M está excavando en las capas superfi ciales de la epidermis. Hay una reacción infl amatoria a su presencia, tanto en la epidermis (fl echa) como en la dermis superior. Figura 23.18 Leishmaniosis cutánea. Esta niña fue picada en la frente mientras tomaba un baño de sol en unas vacaciones en Chipre; la lesión ha crecido lentamente por dos meses. Véase la histología en la fi gura 8-38. Figura 23.17 Lepra lepromatosa. (a) Se muestra la dermis infi ltrada por abundantes macrófagos espumosos pálidos (células leprosas) que contienen el microorganismo Mycobacterium leprae. (b) Tinción especial para mostrar las bacterias (rojo). 23Enfermedades de la piel 515 ENFERMEDADES AMPOLLOSAS DE LA PIEL Muchas enfermedades de la piel afectan la epidermis y causan la formación de una ampolla en esta capa cutánea o inmediatamente abajo. Cuando son pequeñas (menores de 5 mm de diámetro) se conocen como vesículas; si son más grandes (mayores de 5 mm de diámetro) se denominan ampollas. La formación de las ampollas requiere la separaciónde los queratinocitos de la epidermis entre sí, o desde la mem- brana basal subyacente, o bien la separación parcial o com- pleta de la membrana basal respecto de la dermis subyacente. Esta separación se acompaña de la acumulación de líquido en este sitio. Dependiendo del sitio donde ocurre la separación, las ampollas pueden dividirse en: • Ampollas intraepidérmicas, en las cuales la separación se produce en los queratinocitos situados por encima de la membrana basal. • Ampollas basales (o subepidérmicas), cuando la separación ocurre en la membrana basal o por debajo de ella. Las ampollas intraepidérmicas pueden clasifi carse además conforme al proceso que ha producido la separación de los queratinocitos (véase más adelante), mientras que resulta útil subdividir las ampollas basales de acuerdo al tipo de célula infl amatoria presente en el líquido, principalmente neutrófi los o eosinófi los. Las ampollas intraepidérmicas pueden formarse por uno de tres mecanismos diferentes Las ampollas intraepidérmicas pueden formarse como resultado de: • Acumulación excesiva de líquido en los espacios entre los queratinocitos (espongiosis). • Interrupción de las uniones estructurales normales entre queratinocitos adyacentes, seguida por encogimiento y redondeo de los queratinocitos (acantólisis). • Ruptura de queratinocitos edematosos degenerados o necróticos (degeneración reticular). La espongiosis (fi gura 23-20a) es con mucho la causa más común de la formación de ampollas intraepidérmicas, pero tiende a producir ampollas menores (vesículas) que los otros mecanismos; ocurre en muchas formas de derma- titis aguda, incluyendo la dermatitis atópica, dermatitis seborreica y dermatitis por contacto (pág. 103). La acantólisis (fi gura 23-20b) es la causa de formación de ampollas en el pénfi go vulgar, en el cual se forman grandes ampollas fl ácidas sobre piel enrojecida; por lo gene- ral afecta a personas de edad madura y avanzada. Las ampo- llas se forman de manera espontánea en la mucosa bucal y en la piel, pero pueden inducirse frotando piel aparente- mente normal (signo de Nikolsky). Se piensa que la enfer- medad es inmune (véase el recuadro rosa en la pág. 576). Las ampollas por degeneración reticular (fi gura 23-20c) se asocian con necrosis de queratinocitos epidérmicos, con frecuencia después de una fase de edema importante de los queratinocitos (degeneración globosa). Es este patrón el responsable de las ampollas virales, como en el herpes y la varicela y hay inclusiones virales en los queratinocitos dege- nerados o apoptóticos. También pueden verse en algunas formas de reacción ampollosa a medicamentos, por ejemplo en el eritema multiforme (pág. 520). a b c Figura 23.20 Patrones de ampollas epidérmicas. (a) Espongiosis, causada por la acumulación de líquido. (b) Acantólisis, por separación de células epidérmicas anormales. (c) Degeneración reticular, por ruptura de células epidérmicas hinchadas. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 516 Frecuentemente puede determinarse la causa de una ampolla basal por la naturaleza de las células infl amatorias asociadas Las ampollas que se forman alrededor de la membrana basal con frecuencia lo hacen en un área que muestra infi ltración por células infl amatorias y la naturaleza de las células pro- porciona un indicio del diagnóstico probable. Las ampollas basales pueden dividirse con base en la célula infl amatoria predominante: • Eosinófi los: tanto en el líquido de la ampolla como en la dermis papilar superior adyacente. Las causas más comunes son el penfi goide, que es una enfermedad ampollosa de las personas de edad avanzada (fi gura 23-22) y el herpes gestacional, una enfermedad ampollosa rara, pero importante, que se produce a mediados o fi nales del embarazo. • Neutrófi los: tanto en el líquido de la ampolla en las puntas de las papilas dérmicas. La causa más común es la dermatitis herpetiforme, una enfermedad ampollosa pruriginosa en adultos jóvenes y de edad madura, que se asocia con la Enfermedad celíaca (fi gura 23-21). • Linfocitos: principalmente en la dermis subyacente a la ampolla. Este tipo de ampolla es mucho más rara que las dos anteriores y se limita en gran medida a algunos casos de eritema multiforme (pág. 227) y a la variante ampollosa del liquen plano (pág. 508). Algunas ampollas basales se forman en áreas en las cuales no hay infi ltrado infl amatorio celular; el ejemplo más común son las ampollas por fricción, causadas por fuerzas cizallan- tes en piel no especializada, como las ampollas del tobillo por calzado mal ajustado. La epidermólisis ampollosa es una enfermedad rara, pero importante, caracterizada por ampollas basales, en las cuales no hay un infi ltrado infl ama- torio alrededor de la membrana basal ni en el líquido de la misma. La inmunofl uorescencia directa puede demostrar tanto IgG como C3 en los espacios intercelulares entre los queratinocitos en todos los niveles de la epidermis (en particular en el estrato espinoso). Los pacientes con pénfi go vulgar tienen un anticuerpo en el suero (anticuerpo del pénfi go), que puede demostrarse por inmunofl uorescencia indirecta en el epitelio escamoso normal. Se sugiere que el anticuerpo del pénfi go se fi ja en la región intercelular de la epidermis y que la fi jación estimula la activación del complemento y la liberación de una enzima proteolítica, lo cual lesiona las fi jaciones celulares e induce separación y acantólisis. La gravedad de la lesión de la piel es directamente proporcional a la concentración del anticuerpo en el suero. a b Mecanismos en el pénfi go vulgar Figura 23.22 Penfi goide. (a) Características clínicas que muestran la formación de una ampolla incipiente en un área de enrojecimiento. La epidermis ha comenzado a separarse en el área pálida central. (b) Histología que muestra la separación completa de la epidermis de la dermis y un infi ltrando denso de eosinófi los. Figura 23.21 Dermatitis herpetiforme. Piel de la superfi cie extensora del antebrazo de un varón joven, que muestra múltiples pápulas diminutas y dos vesículas pequeñas. El paciente también tenía enfermedad celíaca. 23Enfermedades de la piel 517 La epidermólisis ampollosa (EA) no es un sola enfermedad, el nombre se ha dado a un grupo de enfermedades ampollosas basales Estos trastornos están relacionados, por el hecho de que todos ellos implican la separación de la epidermis de la dermis en la región epidermodérmica de la membrana basal, usualmente con la formación de ampollas. La sepa- ración ocurre de manera característica en respuesta a un traumatismo mínimo y es desproporcionada para la fuerza a la que ha estado expuesta el área de piel. Por esta razón, la epidermólisis ampollosa ha sido llamada ‘dermatosis mecanoampollosa’. Existen más de 20 tipos, que difi eren en presentación clí- nica, edad de inicio, parte del cuerpo afectada, etc., pero sólo unas cuantas son comunes. Sin embargo, aun los tipos más comunes son raros, si bien son importantes porque algunos son potencialmente letales y han contribuido a mejorar nues- tro conocimiento sobre la biología molecular de la membrana basal epidermodérmica. Con la excepción de un tipo (llamada epidermólisis ampollosa adquirida), todas estas enfermedades se heredan como trastornos autosómicos, ya sea dominantes o recesivos (véase el recuadro rosa en la pág. 518). Hay tres grupos principales dentro del complejo de la epidermólisis ampollosa, pero cada grupo comprende varian- tes clínicas. Una distinción importante entre estos grupos se debe al sitio de la separación (fi gura 23-23) en la región de la membrana basal y a la biología molecular (véase el recuadro rosa en la pág. 518). La epidermólisis ampollosa simple se hereda con patrón autosómico dominante. La separación se produce encima de la membrana basal, dentro del citoplasma basal de la capa basal de la epidermis. No están lesionadas ni la membrana basal ni la dermisadyacente, por lo cual las ampollas se reparan sin cicatriz ni deformidad y tiene un buen pronóstico. Hay muchas variantes, pero los tipos más comunes afectan principalmente las manos y los pies. La epidermólisis ampollosa de la unión también es cono- cida como la variante letal. Está presente en el momento del nacimiento y también afecta otros epitelios escamosos, por ejemplo en el esófago, en el que causa la formación de ampollas. También en este caso hay muchos subtipos, con gravedad variable, pero el tipo generalizado es más grave y causa la muerte en la lactancia. La herencia es autosómica recesiva y la separación ocurre en la lámina lúcida de la membrana basal, separando y lesionando las uniones des- mosómicas de las células basales a la membrana basal. La epidermólisis ampollosa distrófi ca se hereda con patrón autosómico, tanto dominante como recesivo. La sepa- ración se produce en la dermis, inmediatamente abajo de la membrana basal, por separación de las uniones de anclaje. Estos tipos conducen a cicatrización y desfi guramiento considerable. Epidermólisis ampollosa célula basal hemidesmosoma desmosoma nivel de separación en la EB distrófica nivel de separación en la EB de la unión nivel de separación en la EB simple filamentos intermedios (queratinas) lámina lúcida lámina densa fibra elástica fibra dérmica de colágeno (colágeno tipo I) fibrilla de anclaje (colágeno tipo VII) proteínas de filamento de anclaje Figura 23.23 Diagrama que muestra los sitios de separación de los diversos tipos de epidermólisis ampollosa. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 518 La epidermólisis ampollosa simple tiene herencia autosómica dominante. La separación se produce en la parte inferior de la capa de células basales, arriba de la membrana basal. Se cree que el mecanismo es: La epidermólisis ampollosa distrófi ca puede ser autosómica dominante o recesiva, en cada una de las cuales operan mecanismos diferentes. La epidermólisis ampollosa de la unión muestra herencia autosómica recesiva. La separación se produce dentro de la membrana. Se cree que el mecanismo es: ensamblaje defectuoso de filamentos intermedios de queratina defecto en el citoesqueleto fragilidad celular y desintegración de la célula basal mutación en la queratina 5, queratina 14 o proteínas asociadas con filamentos intermedios formación de ampollas por encima de la membrana basal Dominante formación de ampollas abajo de la membrana basal adherencia defectuosa entre lámina densa y dermis ensamblaje defectuoso de fibrillas de anclaje mutación en el colágeno tipo VII Recesiva formación de ampollas abajo de la lámina densa número reducido de fibrillas de anclaje degradación del colágeno tipo VII niveles aumentados de colagenasa formación de ampollas a través de la membrana basal unión defectuosa entre queratinocitos basales y lámina densa hemidesmosomas defectuosos o deficiencia de proteínas de los filamentos de anclaje (niceína/epiligrina/calinina) Biología molecular de la epidermólisis ampollosa 23Enfermedades de la piel 519 El aumento en la actividad o en número de mastocitos en la piel produce edema dérmico y prurito, lo que se conoce como urticaria La urticaria tiene muchas causas, y se presenta como ‘ron- chas’ o ‘eritema urticarial’. Pacientes con historia familiar atópica (pág. 520) tienen predisposición a desarrollar urti- caria, aunque el estímulo que la provoca sea difícil de identifi car. A veces están implicados ciertos alimentos, calor, frío o la luz solar. La degranulación de los mastocitos (células cebadas) libera sustancias que aumentan la per- meabilidad vascular, la trasudación de líquido al interior de la dermis (causando edema) y la activación de plaquetas y eosinófi los (induciendo prurito). En la atopia, la degranu- lación de los mastocitos probablemente es mediada inmu- nitariamente por interacción de un antígeno con IgE, que se fi ja a la membrana del mastocito (reacción de hipersen- sibilidad tipo I, pág. 101), pero es probable que muchos casos no sean mediados por la inmunidad. La acumulación de los mastocitos en forma localizada en la piel puede producir placas elevadas parduscas que generan prurito bajo presión (urticaria pigmentada); con menor frecuencia puede haber en niños pequeños un nódulo soli- tario de aspecto tumoral (mastocitoma solitario). La vasculitis de vasos pequeños puede estar limitada a la piel, o ser la piel uno de muchos tejidos afectados Los vasos frecuentemente involucrados son los capilares, arteriolas y vénulas pequeñas en la dermis superior. El daño a las paredes en las vasculitis causa la extravasación de eri- trocitos a la dermis superior, con producción de lesiones conocidas como petequias (cuando son diminutas) o púr- pura (cuando son mayores); algunas lesiones son ligera- mente elevadas y nodulares (púrpura palpable). Las lesiones pueden ser generalizadas, pero las extremidades inferiores (en particular el área situada debajo de la rodilla) son con mucho el sitio más común. Las causas más frecuentes de un exantema vasculítico de este tipo son las reacciones medicamentosas (fi gura 23-24), las enfermedades sistémicas del tejido conectivo (p. ej., lupus eritematoso sistémico, LES) y la bacteriemia o septicemia (en particular de tipo meningocócico agudo, fi gura 8-10). Aunque la lesión en piel es la manifestación más obvia, puede haber evidencia de daño a otro sistema, por ejemplo los síntomas articulares y abdominales en la púrpura de Henoch-Schönlein. Cuando están involucrados vasos más grandes, la vasculitis se produce en la dermis media o pro- funda y en el tejido celular subcutáneo. Se desarrollan nódulos mal defi nidos, más profundos, y nuevamente con mayor frecuencia en las extremidades inferiores. La causa más común es la poliarteritis nudosa. Algunas lesiones vasculíticas la extremidad inferior causan necrosis de la epidermis y dermis, con producción de una úlcera, caracterizada por presentar borde elevado y violáceo. Las lesiones purpúricas agudas de la piel muestran destruc- ción de la pared vascular, con un infi ltrado de neutrófi los polimorfonucleares (vasculitis neutrofílica o ‘leucocitoclás- tica’), asociado en ocasiones con necrosis fi brinoide de la pared del vaso. A veces el infi ltrado de la pared vascular está compuesto predominantemente por linfocitos (vasculitis lin- focítica) sin necrosis fi brinoide. Este tipo de vasculítis muestra menos extravasación de eritrocitos y la púrpura no es una característica clínica tan importante; a menudo la lesión se presenta como un área localizada de eritema. La vasculitis linfocítica se ve especialmente en asociación con enfermedades del tejido conjuntivo sistémicas (p. ej., LES, artritis reuma- toide) y como una reacción medicamentosa con viremia (cap. 10, pág. 107). Muchas lesiones de la piel son iatrogénicas, por fármacos ingeridos Las lesiones cutáneas de esta naturaleza son cada vez más comunes y muestran una amplia variación en aspecto, tipo y duración. El tipo más común es un eritema tóxico, que clínica e histológicamente es idéntico al visto como un efecto indirecto de infección viral (págs. 510 a 511). Las reacciones medicamentosas de la piel pueden simular casi cualquier tipo de enfermedad infl amatoria cutánea. Los tipos comunes son: • Erupciones medicamentosas liquenoides, que semejan al liquen plano, tanto clínica como histológicamente. • Erupciones vasculíticas, por lo común es una vasculitis neutrofílica de los vasos en la dermis superior, con producción de púrpura. Figura 23.24 Exantema vasculítico de la piel produciendo púrpura. En este caso, la púrpura fue causada por una vasculitis neutrofílica, que ocurrió como parte de una reacción medicamentosa adversa. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 520 • Erupciones urticariales, con producción de exantemas oscuros, elevados y pruriginosos. • Erupciones ampollosas y exfoliativas, en particular eritema multiforme(fi gura 23-26) y necrólisis epidérmica tóxica. Esta última es la reacción cutánea medicamentosa más grave y a menudo letal, que conduce a un desprendimiento extenso de la epidermis junto con un trastorno metabólico grave. • Eritema nodoso, una reacción dérmica profunda y del tejido subcutáneo, que produce nódulos fi rmes rojo violáceos, por lo común en las piernas (fi gura 23-25). En general, los exantemas cutáneos causados por medi- camentos se desarrollan cuando menos una semana después de la exposición y mejoran en un lapso de tres a cuatro días después de suspenderse el fármaco, aunque el exantema recurre en un plazo de 20 días tras una nueva exposición. Sin embargo, algunos exantemas medicamentosos persisten por tiempo muy prolongado después de suspenderse el fármaco, por ejemplo el exantema que se presenta después de la ingestión de captoprilo y enalaprilo. No se reconoce sufi cientemente el hecho de que las reaccio- nes medicamentosas en la piel frecuentemente se deben a fármacos de venta libre (p. ej., aspirina), o a agentes inclui- dos en alimentos (p. ej., algunos colorantes). Por lo que debe tomarse una historia clínica muy detallada. Muchas enfermedades sistémicas tienen manifestaciones cutáneas Muchas enfermedades sistémicas tienen lesiones en piel como parte de su cuadro general y es posible que las manifes- taciones iniciales sean las lesiones cutáneas. El grupo más importante son las enfermedades autoinmunes sistémicas como el LES y la esclerosis sistémica. Estas enfermedades se tratan con más detalle en el cap. 25 y las lesiones de la piel se exponen en ese sitio (págs. 561 y 564). Otras enfermedades sistémicas en las cuales hay impor- tantes manifestaciones cutáneas son la diabetes mellitus y la sarcoidosis. En la diabetes mellitus, algunos pacientes desarrollan placas deprimidas rojas o amarillas brillantes en la piel, causadas por degeneración del colágeno dérmico, conocida como necrobiosis lipoídica (fi gura 23-27). En la sarcoidosis, los granulomas sarcoideos cutáneos son muy comunes y pueden tener muchos tipos clínicos dife- rentes, aunque la presencia de granulomas de células gigan- tes no caseifi cantes es común en todos ellos. Los pacientes con sarcoidosis pueden presentarse también con eritema nodoso o desarrollarlo (pág. 568). Enfermedades malignas pueden asociarse con el desarro- llo de un grupo de lesiones cutáneas (como las dermatomio- sitis), muchas de las cuales son características tanto clínica como histológicamente. Figura 23.27 Necrobiosis lipoídica. Lesiones avanzadas presentes por muchos meses en región pretibial de este paciente diabético.Figura 23.26 Eritema multiforme. En este caso el eritema multiforme fue causado por una reacción adversa a antibióticos. Figura 23.25 Eritema nodoso. Eritema nodoso típico en región pretibial (en este caso como resultado de una reacción adversa al tratamiento con sulfonamida). 23Enfermedades de la piel 521 TUMORES DE LA PIEL Los tumores de la piel pueden dividirse en los que derivan de la epidermis, de los anexos cutáneos y de los tejidos conectivos de la dermis. La epidermis contiene varios tipos de células queratino- citos, melanocitos, células de Langerhans y células de Merkel. Los tumores en la epidermis se originan más comúnmente de queratinocitos y melanocitos. Los tumores de la epidermis derivados de queratinocitos son de dos tipos principales: carcinoma basocelular y carcinoma de células escamosas La exposición a luz y radiación ultravioleta predispone tanto al carcinoma basocelular como al carcinoma de célu- las escamosas, por lo que éstos se ven más comúnmente en áreas expuestas, como cabeza, cuello y dorso de las manos. Ambos tipos son más frecuentes en personas de edad avan- zada y las lesiones múltiples no son raras. El carcinoma basocelular, que se presenta en tres variantes histológicas principales, es un tumor localmente invasor, que no metastatiza Las tres variantes histológicas principales son el carcinoma basocelular nodular, el carcinoma basocelular superfi cial y el carcinoma basocelular morfeiforme. El carcinoma basocelular nodular es el patrón más común y ocurre con mayor frecuencia en personas mayores de 50 años de edad. Se origina en áreas expuestas a la luz, como la cara y la frente y es relativamente raro en el tronco y extremidades. Se presenta como un nódulo fi rme elevado, que frecuentemente presenta ulceración central con borde perlado y puede presentar múltiples vasos telangiectásicos (fi gura 23-28a y b). Está compuesto por grupos de células pequeñas, oscuras, que semejan las de la capa basal de la epidermis. La periféria de cada grupo muestra una confi gu- ración en empalizada regular. En las lesiones más grandes es frecuente ver cambios quísticos. El carcinoma basocelular superfi cial suele presentarse como una placa roja plana, con un borde irregular (fi gura 23-28c y d). Es más común en la cara, pero esta variante también puede ocurrir en el tronco. En ocasiones hay áreas elevadas dentro del tumor, que representan el desarrollo de un carcinoma basocelular nodular dentro de la lesión superfi - cial existente. En el estudio histológico suele haber múlti- ples pequeños islotes o crecimientos nodulares descendentes de las células basales de la epidermis. Este patrón superfi cial puede ser multifocal y ocurrir por ejemplo en el área de a b d c Figura 23.28 Carcinoma basocelular. (a) y (b) muestran los aspectos clínico e histológico del carcinoma basocelular de tipo nodular. Nótese el nódulo elevado, bien circunscrito, con ulceración central (fl echas). (c) y (d) muestran los aspectos clínico e histológico del carcinoma basocelular de tipo superfi cial (véase el texto). 23 PATOLOGÍAPatología clínica 522 irradiación sobre las vértebras de pacientes que recibieron radioterapia contra espondilitis anquilosante. El carcinoma basocelular morfeiforme se presenta como una placa plana engrosada, de color blanquecina o amari- llenta, que puede estar deprimida y fi rme, con áreas focales de ulceración. En contraste con el carcinoma basocelular nodular, tiene bordes mal defi nidos y el tumor puede extenderse en la dermis, más allá de los bordes visibles o palpables. Histológicamente, presenta grupos pequeños y cor- dones de células basales separados por un estroma fi broso denso (fi gura 23-29). Todos los carcinomas basocelulares pueden curarse si se resecan por completo. Sin embargo, la recurrencia local es un problema, en particular en los tipos morfeiforme y super- fi cial, los cuales están menos defi nidos a simple vista. Los carcinomas basocelulares que no se atienden causan consi- derable destrucción local de los tejidos blandos y a veces, de los huesos de la cara (de donde surgió de ulcus rodens). Aunque la mayoría se originan en las células basales de la epidermis, algunos surgen del cuello de los folículos pilosos y pueden confundirse con un tumor de los folículos pilo- sos llamado ‘tricoepitelioma’. El carcinoma escamoso invasor de la piel puede originarse en lesiones epidérmicas displásicas preexistentes Se reconocen dos patrones de displasia intraepidérmica. Uno de ellos es la queratosis actínica (conocida también como queratosis solar) que se produce más a menudo en cara, cuero cabelludo y dorso de las manos (es decir, en piel expuesta a la luz). Se presenta como placas o parches irre- gulares (frecuentemente múltiples), con hasta 1 cm de diámetro y superfi cie, hiperqueratósica y dura. Histológi- camente, las células de la mitad inferior de la epidermis muestran marcada atipia y displasia. El otro patrón presenta atipia epidérmica, con pleomor- fi smo y mitosis, en todas las capas de la epidermis (fi gura 23-30a). Esta variante se considera un carcinoma escamoso in situ (carcinoma intraepidérmico) y al igual que la queratosis actínica, ocurre en áreas expuestas a la luz solar, pero también puede presentarse en la piel cubierta, por ejemplo la del tronco.Clínicamente, las lesiones se presentan como placas pla- nas o elevadas de color pardo rojizo, a veces con escamas de queratina en la superfi cie y ulceración focal. La incidencia de malignización es mayor en el carcinoma intraepidérmico que en la queratosis actínica. En su mayoría, los carcinomas escamosos de la piel son localmente invasores y bien diferenciados, con formación de nidos de queratina; en ocasiones se desarrollan carcino- mas escamosos poco diferenciados, no queratinizantes, en un área de carcinoma intraepitelial preexistente. A diferen- cia del carcinoma basocelular, el carcinoma escamoso inva- sor (fi gura 23-30b) tiene capacidad de producir metástasis, casi siempre en un inicio a ganglios linfáticos regionales. a b Figura 23.30 Carcinoma intraepidérmico y carcinoma escamoso invasor. (a) Histología del carcinoma intraepidérmico que revela engrosamiento de la epidermis por células escamosas displásicas y pleomórfi cas, sin invasión a la dermis. (c) Carcinoma de células escamosas invasor que presenta los bordes característicos hiperqueratósicos. Figura 23.29 Carcinoma basocelular: tipo morfeiforme. La histología muestra cordones comprimidos de células basales en un estroma fi broso denso. 23Enfermedades de la piel 523 Los melanocitos de la capa basal de la epidermis son una fuente importante de hamartomas similares a tumores (nevos) y tumores malignos invasores (melanoma maligno) Los nevos melanocíticos (conocidos comúnmente como ‘lunares’) son extremadamente comunes y la mayoría de los individuos tienen uno en alguna parte de la piel y algunas personas tienen grandes cantidades de ellos. Se consideran malformaciones hamartomatosas, de las se reconocen cinco tipos principales. En el nevo de la unión (fi gura 23-31a y d), los grupos anormales de melanocitos están confi nados a la epidermis situados en la capa basal. Clínicamente, las lesiones son pla- nas (maculares) y pigmentadas de manera uniforme e intensa. Suelen desarrollarse en la infancia y la adolescencia. Los nevos compuestos (fi gura 23-31b y e) son lesiones elevadas, de color pardo pálido, ligeramente nodulares con superfi cie irregular, aunque la pigmentación es uniforme. Son más comunes en adolescentes y adultos jóvenes. En el estudio histológico se observan grupos de melanocitos tanto en la epidermis (similares a los vistos en los nevos de la unión) como en la dermis superior. Las células névicas intradérmicas que se encuentran más cercanas a los nidos de la unión son histológicamente similares a las células de los nevos intraepidérmicos. Sin embargo, en los niveles más profundos son más pequeñas y compactas, una caracterís- tica indica maduración de las células névicas. Se cree que la evolución natural de las células de los nevos de la unión es caer a la dermis y volverse más pequeñas y más compactas conforme más tiempo hayan estado en la dermis. No es raro que surgan pelos gruesos de los nevos compuestos (lunar peludo). Los nevos intradérmicos (fi gura 23-31 c y f) también son elevados, pero por lo común son ligeramente above- dados y pueden ser de color carne o levemente pardos. Suelen verse en adultos y son raros en adolescentes y niños. Están formados del todo por células névicas dentro de la dermis y no hay un componente de unión, aunque puede haber un ligero aumento de melanocitos en la capa basal. de la unión compuesto intradérmico a b c d e f Figura 23.31 Tipos de nevos melanocíticos benignos. Distribución de los melanocitos en nevos de la unión, compuestos e intradérmicos. (a) En el nevo de la unión hay nidos redondeados de melanocitos, algunos de los cuales contienen gránulos de melanina en el citoplasma, en la epidermis inferior en la unión dermoepidérmica. (b) En el nevo compuesto hay un componente de nevo de unión, combinado con una masa intradérmica de células melanocíticas benignas. (c) Un nevo intradérmico está enteramente formado por células de nevo melanocítico en grupos dentro de la dermis superior; no hay componente de unión y los melanocitos intradérmicos suelen ser pequeños y benignos. (d) Nevo de unión en una joven de 17 años de edad; lesión plana pigmentada de contorno regular. En una persona más joven probablemente sería más pigmentada. (e) Este nevo benigno está menos pigmentado que el nevo de la unión. Está volviéndose ligeramente elevado al caer más melanocitos de la epidermis a la dermis superior. La presencia de pelos gruesos es un hallazgo frecuente. (f ) La fotografía clínica muestra un nevo intradérmico polipoide, de color levemente pardo y rugoso. El color es uniforme, así como también lo es el contorno. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 524 Los nevos azules son lesiones intradérmicas, en las cuales hay melanocitos intensamente pigmentados dispersos en un nódulo mal defi nido separados por bandas gruesas de colá- geno. En la superfi cie de corte son pardos a causa del pigmento, pero se ven de un tono azul oscuro a través de la epidermis. Suelen observarse durante la infancia y pue- den crecer con lentitud, pero rara vez medir más de 1 cm de diámetro. En ocasiones se presentan nevos azules muy grandes en la región glutea, mientras que los nevos más pequeños son más comunes en la cabeza y los brazos. La transformación maligna es extremadamente rara. Los nevos de Spitz o nevos juveniles, como lo indica su nombre, se ven principalmente en niños y se presentan como nódulos elevados, de color pardo rojizo con una superfi cie lisa. Aunque clínicamente resultan inocuos, en el estudio histológico estas lesiones melanocíticas muestran grados importantes de pleomorfi smo y atipias y pueden confundirse histológicamente con el melanoma maligno. En su gran mayoría los nevos son benignos, pero en ocasiones pueden presentar transformación maligna El componente de unión de los nevos de la unión/com- puestos es el de mayor riesgo de transformación a maligni- dad. En los nevos benignos los melanocitos de la unión están dispuestos en nidos o en un patrón lineal (lentigi- noso). Los melanocitos individuales no muestran evidencia de pleomorfi smo ni actividad mitótica y tienen caracterís- ticas citológicas benignas. En ocasiones se desarrollan ati- pias citológicas y arquitecturales. Las células muestran notable pleomorfi smo nuclear con aumento en el número de mitosis; la atipia arquitectural asume la pérdida de la redondez de los nidos de células de la unión, que general- mente se vuelven planas y siguen el contorno de las arrugas reticulares epidérmicas. Clínicamente, estos nevos son más grandes de lo usual (>1 cm de diámetro) y tienen irregularidades en sus bor- des, superfi cie y pigmentación. Estas irregularidades pue- den presentarse en un nevo que previamente había sido uniforme en superfi cie, contorno y color. Estos cambios en un lunar preexistente deben considerarse indicación de una posible transformación maligna temprana y es necesa- rio practicar de urgencia una biopsia excisional. No hay indicación para biopsias por rasurado, sacabocado o inci- sional (págs. 533 y 579). Estos nevos atípicos pueden ser únicos, pero algunas personas presentan muchos y fre- cuentemente existe un antecedente familiar (síndrome de nevo displásico). El lentigo maligno es un tipo de proliferación de melanocitos de la unión que afecta la cara en personas de edad avanzada Las lesiones se presentan clínicamente como áreas planas, de pigmentación pardo negruzca en la cara de varones y mujeres de edad avanzada. Las lesiones crecen gradual- mente y tienen borde irregular. En el estudio histológico, la capa basal de la epidermis está sustituida en gran medida por una línea casi continua de melanocitos grandes y atípi- cos, que a veces se extienden parcialmente hacia los anexos cutáneos como los folículos pilosos. En ocasiones surge un nódulo sólido elevado en esa área, que indica el desarrollo temprano de un melanoma maligno nodular (melanoma maligno lentiginoso). El melanoma maligno presenta una mayorincidencia en en personas de piel blanca El melanoma maligno es principalmente un tumor de adul- tos, aunque en ocasiones se presenta en niños. Puede ori- ginarse en el componente de unión de un nevo melanocítico preexistente (véase ‘nevo displásico’ y ‘lentigo maligno’), o desarrollarse de novo en piel por normal. El principal factor predisponente es la exposición excesiva a radiación ultravioleta (UV) y el aumento en la incidencia del mela- noma maligno se ha atribuido al adelgazamiento de la capa de ozono con una reducción en su poder de fi ltración y al incremento social de la exposición a la luz solar. El tumor es poco común en razas de piel oscura, posiblemente por el efecto protector del aumento de melanina epidérmica contra la radiación UV. Las mujeres tienen una probabili- dad ligeramente mayor de desarrollar el tumor que los hombres; las piernas son el sitio más común en las mujeres y el tronco (en particular la espalda) en el hombre. El melanoma maligno puede presentarse en superfi cies muco- sas, como la boca y la nariz. Los melanomas malignos de la piel se presentan como lesiones pigmentadas irregulares Comparados con las lesiones melanocíticas benignas, los melanomas malignos a menudo son más grandes (con el antecedente de haber aumentado recientemente de tamaño) y tienen un borde irregular que produce asimetría y cam- bios de pigmentación. Puede haber ulceración. Algunas formas son planas y otras se manifi estan como lesiones nodulares elevadas. Los melanomas malignos pueden cla- sifi carse en tres grupos principales: • Melanoma lentigo maligno. Lesión nodular que se origina en una lesión facial lentiginosa maligna preexistente. • Melanoma maligno de extensión superfi cial. Usualmente es una lesión plana con pigmentación variable y bordes irregulares. Éste es el tipo más común, responsable de alrededor del 75% de todos los melanomas malignos. Es este grupo en el cual ha sido más importante el aumento reciente en incidencia. • Melanoma maligno nodular. Se presenta como un nódulo elevado de color pardo negruzco, por lo común sin lesión melanocítica benigna previa. Es responsable de alrededor del 5% de todos los melanomas malignos (fi gura 23-32f). Un grupo adicional, que vale la pena reconocer, es el llamado melanoma maligno acral lentiginoso, confi nado a las manos y pies; a veces ocurre bajo las uñas de los dedos (melanoma subungueal). Aunque es más frecuente en cau- cásicos de edad avanzada, es particularmente común en orien- tales. Desde el punto de vista histológico semeja al melanoma maligno de extensión superfi cial. 23Enfermedades de la piel 525 El melanoma maligno de extensión superfi cial puede ser in situ o invasor En el melanoma maligno de extensión superfi cial in situ, los melanocitos atípicos están limitados a la epidermis (fi gura 23-33). En contraste, en el melanoma maligno de extensión superfi cial invasor, además del cambio in situ, hay grupos de melanocitos malignos que invaden la dermis. En el tipo invasor, el pronóstico depende en gran medida de la profundidad de la invasión dérmica (véase el recuadro azul en la pág. 526). En la mayoría de los casos, al momento de practicar la biopsia para establecer el diagnóstico la invasión es muy superfi cial; el pronóstico de estos tumores es bueno si se resecan adecuadamente. a b melanoma maligno in situ grupos de melanocitos atípicos en la epidermis basal y superior melanoma maligno delgado grupos de melanocitos atípicos en la epidermis basal y superior y microinvasión a la dermis melanoma maligno nodular invasión vertical de la piel normal melanocitos basales dispersos lentigo maligno melanocitos basales atípicos casi continuos a b c d e f Figura 23.33 Melanoma maligno de extensión superfi cial. (a) Esta lesión pigmentada muestra irregularidad en su contorno y en el grado de pigmentación. Originalmente era un nevo compuesto displásico, que se ha transformado en un melanoma maligno, de extensión superfi cial. Se ha tomado una biopsia del área más obvia de maligna. (b) Presencia de melanocitos malignos invadiendo hacia arriba, la epidermis (migración pagetoide, véanse las fl echas). Abajo a la izquierda en la fotografía también pueden verse melanocitos que comienzan a invadir hacia abajo, la dermis (fl echa). Figura 23.32 Tipos de melanoma maligno. (a) Melanocitos en piel normal. (b) Lentigo maligno. (c) Melanoma maligno in situ (neoplasia melanocítica intraepidérmica). (d) Melanoma maligno con microinvasión a la dermis. (e) Melanoma maligno nodular con patrón de crecimiento vertical. (f ) Melanoma maligno (nótense la pigmentación diseminada y el nódulo central elevado). 23 PATOLOGÍAPatología clínica 526 El melanoma maligno de la piel puede dar metástasis por vía linfática y por vasos sanguíneos El melanoma maligno puede metastatizar por los linfáti- cos a los ganglios linfáticos que drenan el área en la cual se produce la lesión primaria, por ejemplo los inguinales en las lesiones de las piernas. A veces, grupos de células de melanoma quedan atrapados en vasos linfáticos de la piel en su camino a los ganglios linfáticos y establecen metás- tasis en la piel (nódulos satélites). También puede producirse diseminación por vía sanguí- nea y los sitios más comunes para metástasis hematógenas son hígado, pulmón y cerebro. Sin embargo, el melanoma puede producir metástasis hematógenas en sitios extraños, como el miocardio. Para que el melanoma maligno metastatice debe lograr acceso a los linfáticos y a los vasos sanguíneos en la dermis. Cuanto más extensa y profundamente se extienda en la dermis, más linfáticos y vasos sanguíneos puede invadir. El riesgo de metástasis y por ende el pronóstico, dependen en gran medida de la profundidad de la invasión. Las dos formas de expresar esta situación es con el nivel de Clark y el índice de Breslow (véase el recuadro azul). La proliferación de las células de Langerhans en la piel es rara y se limita en gran medida a niños pequeños Las células de Langerhans están ligeramente aumentadas en número en un grupo amplio de enfermedades infl ama- torias y pueden encontrarse en su localización normal en la epidermis o alrededor de los vasos sanguíneos dérmicos superiores. Hay un grupo de enfermedades conocidas como histiocitosis de células de Langerhans (y como histioci- tosis X), en las cuales ocurre extensa proliferación de las células de Langerhans, solas o en conjunto con otras célu- las, como eosinófi los, fi broblastos y linfocitos. Hay tres entidades en el grupo de las histiocitosis de células de Langerhans: enfermedad de Letterer-Siwe (una enfermedad de lactantes que suele presentarse con un exan- tema cutáneo), enfermedad de Hand-Schüller-Christian (en la cual hay acumulaciones localizadas en hueso, que producen lesiones osteolíticas, junto con infi ltración pul- monar e involucro ocasional de ganglios linfáticos) y el granuloma eosinófi lo (en el cual suele haber una lesión osteolítica solitaria compuesta en gran parte por células de Langerhans con eosinófi los). Existe superposición entre estos tres síndromes, pero la enfermedad de Letterer-Siwe es la más claramente conocida. Es casi exclusiva de lactantes y se presenta con un exantema cutáneo variable, que a semeja a la dermatitis seborreica. Se comporta en forma maligna, con infi ltración extensa por células de Langerhans grandes y anormales en la dermis superior y otros tejidos. Los tumores de células de Merkel son raros, altamente malignos y suelen encontrarse en personas de edad avanzada Las células de Merkel son células neuroendocrinas en la capa basal de la epidermis, asociadas con terminaciones de ner- vios periféricos por conexión sináptica. Los tumores de las células de Merkel suelen ocurrir en personas de edad avan- zada, principalmente alrededor de la cabeza y cuello, el brazo es el siguiente sitio más común. Las lesiones ocurren principalmente en piel dañada por el sol y se presenta,como nódulos elevados indoloros que crecen con rapidez. Tienen mal pronóstico y metastatizan temprana y extensamente. TUMORES DE ANEXOS CUTÁNEOS Los anexos cutáneos que mas frecuentemente dan origen a tumores son los del aparato pilosebáceo y los conductos y glándulas ecrinas. Los tumores de las glándulas apocrinas son raros. Dos tumores comunes derivan de los folículos pilosos: tricoepitelioma y pilomatrixoma El tricoepitelioma se presenta comunmente como un nódulo cubierto de piel, menor de 1 cm de diámetro, en la cara de adolescentes y adultos jóvenes y de edad madura. Tanto clínica como histológicamente, estas lesiones seme- jan carcinomas basocelulares nodulares pequeños. La dife- rencia en la edad de presentación es la principal distinción entre ambos. El pilomatrixoma se produce principalmente en niños y ocurre en cara, cuello y hombros. Son tumores dérmicos nodulares elevados, de hasta 2 cm de diámetro, frecuente- mente blancos o pálidos y con epidermis tensa sobre ellos. Los pacientes pueden dividirse en tres grupos conforme al riesgo de metástasis • Riesgo bajo. El mejor criterio pronóstico es un índice de Breslow menor de 0.76 mm. El índice de Breslow es el grosor de la lesión medido (en un corte histológico) del nivel más profundo del melanoma maligno a la capa granulosa de la epidermis suprayacente. • Riesgo moderado. Tumores con índice de Breslow entre 0.76 mm y 1.5 mm. • Riesgo alto. Tumores con índice de Breslow mayor de 1.5 mm. Los niveles de Clark expresan la profundidad de la invasión conforme a los niveles estructurales de la piel. Por ejemplo, el nivel 1 está confi nado a la epidermis, el nivel 2 muestra invasión sólo de la dermis papilar y los niveles posteriores expresan grados variables de invasión de la dermis reticular y el tejido subcutáneo. Sin embargo, los niveles de Clark no son reproducibles de manera tan consistente como el índice de Breslow, que es la medición preferida. Factores pronósticos del melanoma maligno invasor 23Enfermedades de la piel 527 Los tumores o nódulos de aspecto tumoral derivados del componente sebáceo del folículo piloso se producen con mayor frecuencia en la cara. El más común es la hiperplasia sebácea, en la cual hay varias pápulas amarillas, usualmente en la frente, las mejillas y alrededor de la nariz. Afectan prin- cipalmente a hombres de edad avanzada y menos común- mente a mujeres; clínicamente pueden confundirse con carcinomas basocelulares pequeños. Los tumores derivados de las glándulas sudoríparas ecrinas y de sus conductos no son comunes, pero existen muchos tipos diferentes Los principales tipos son: • Siringoma. Múltiples nódulos pequeños o pápulas blanquecinas en párpados inferiores y mejillas, usualmente en mujeres. • Poroma ecrino. Tumor solitario elevado de aspecto carnoso, situado frecuentemente en la planta, pero puede ser visto ocasionalmente en la palma. • Hidroacantoma simple. Localizado con mayor frecuencia en las piernas de personas de edad avanzada, a menudo se confunde clínicamente con carcinoma basocelular o queratosis seborreica. • Acantoma de células claras. Lesión rojiza plana o levemente elevada en las piernas. • Hidradenoma de células claras o ecrino. Localizado usualmente en la cabeza o cuello de adultos jóvenes. Se origina como un tumor nodular solitario, que puede ser quístico. Las lesiones sólidas suelen ser color carne o ligeramente rojas; las lesiones quísticas suelen tener un tinte azulado. • Cilindroma. Uno de los tumores más comunes, la mayoría de los casos ocurren en cabeza, cuero cabelludo y cuello como nódulos elevados rosados de crecimiento lento. Son particularmente comunes en mujeres y pueden presentarse cilindromas múltiples con modo de herencia autosómica dominante. Los tumores múltiples del cuero cabelludo son llamados ‘tumor en turbante’. La mayoría de los quistes derivan de los anexos cutáneos El quiste de piel más común derivado de un anexo cutáneo es el llamado quiste pilar, que se presenta en el cuero cabelludo de las personas de edad avanzada, como un tumor redondeado bien circunscrito. Histológicamente las lesiones están recubiertas por epitelio escamoso similar al de los folículos pilosos y contienen queratina blanca, den- samente compactada. Pueden ser múltiples. También se cree que los quistes epidérmicos derivan de folículos pilosos y en efecto son muy similares a éstos. Se ven principalmente en cara, cuello y parte superior del tronco en adultos jóvenes y maduros y pueden presentarse en un área previamente lesionada por acné intenso. Es posible ver quistes epidérmicos similares en el ángulo del ojo en niños (quiste dermoide angular externo) y se consideran malformaciones congénitas. Los quistes epidér- micos también pueden verse en cualquier parte del cuerpo después de una lesión penetrante y se cree que derivan de epitelio escamoso de la epidermis, que se implanta por algún traumatismo (quiste de inclusión dermoide). La piel y el tejido subcutáneo alrededor de algunos quistes epidérmi- cos pueden mostrar enrojecimiento e hinchazón y las lesio- nes se vuelven dolorosas. Esto se llama comúnmente ‘quiste epidermoide infectado’, pero la infl amación es causada por escape de queratina a los tejidos circundantes después del traumatismo y no se asocia con infección. TUMORES Y LESIONES PSEUDOTUMORALES DE LA DERMIS Aunque muchas de las lesiones que se originan en las células de la dermis parecen ser tumorales, en realidad son malfor- maciones hamartomatosas más que verdaderas proliferacio- nes neoplásicas. Los más comunes son los angiomas y proliferaciones similares a angioma (p. ej., granuloma pió- geno), lesiones fi brohistiocíticas (p. ej., dermatofi broma), neurofi broma y neurilemoma (schwanoma) y leiomioma. Las lesiones dérmicas causadas por vasos sanguíneos anormales son comunes y en su mayor parte son malformaciones del desarrollo embrionario más que verdaderas neoplasias Las lesiones vasculares más frecuentes en la dermis son hamartomatosas y los ejemplos más comunes incluyen el hemangioma capilar, hemangioma cavernoso y mancha de vino de Oporto. Los hemangiomas capilares son comunes en bebés (nevo en frambuesa) y suelen localizarse en tronco, región glútea o cara. No están presentes al nacer pero se manifi estan en los primeros meses de vida; crecen de manera espontánea y luego presentan regresión durante los primeros dos de años de vida. Estos tumores son fi rmes, de color rosa oscuro, protruyen desde la superfi cie de la piel y suelen tener 2 a 3 cm de diámetro. Los hemangiomas cavernosos son clínicamente simila- res a los hemangiomas capilares y ocurren en la misma Figura 23.34 Granuloma piógeno. Sitio y aspecto típicos de un granuloma piógeno, una lesión elevada similar a un angioma, en este caso causada por traumatismo con una espina de rosal. 23 PATOLOGÍAPatología clínica 528 localización y en el mismo grupo. Sin embargo, tienden a ser más grandes, menos defi nidos y no muestran tendencia a involucionar. La mancha de vino de Oporto suele presentarse al nacer como un área plana de color rojo o rosa violáceo en cara y cuello. Estas lesiones no muestran tendencia a la regresión y pueden continuar creciendo; a veces se asocian con mal- formaciones vasculares intracerebrales (síndrome de Sturge-Weber). El granuloma piógeno es una lesión común, elevada y roja, de aspecto vascular (fi gura 23-34). Histológicamente parece estar compuesto por tejido de granulación altamente vascularizado con células infl amatorias en el estroma. A menudo presenta ulceración superfi cial y rápidamente alcanza en unas cuantas semanas un tamaño de 1 a 2 cm, hasta convertirse en un nódulo rojo pedunculado. Es más común en la cabeza y el cuello y también afecta la mucosa bucal y gingival (cap.12), en particular en mujeres jóvenes emba- razadas. También ocurre en las piernas, en especial alrede- dor de antebrazos y manos y a veces hay un antecedente
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