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20Capítulo Manuel Gutiérrez Quiroz Leticia Araceli Ruiz González Contenido ■ Introducción ■ Hymenolepis nana ■ Hymenolepis diminuta ses de clima cálido o templado, en los que las condiciones socioeconómicas defi cientes repercuten en el bajo nivel higiénico sanitario general. En la fase adulta presentan ór- ganos de reproducción, que en este caso son genitales mas- culinos (testículos, vesícula seminal, cirro) y femeninos (útero, ovarios y receptáculo seminal). Ambos órganos ge- nitales se encuentran en un mismo proglótido, lo cual da como resultado un organismo hermafrodita. Su sistema nervioso se origina del escólex con ganglios cerebroides, de- riva a cordones nerviosos a lo largo de todo el gusano; su sistema excretor recoge productos de desecho a lo largo del gusano mediante células especializadas en células en fl ama, y todos los desechos le permiten al cestodo realizar sus fun- ciones vitales. No tienen sistema digestivo, por lo que obtie- nen sus alimentos mediante absorción a lo largo de la capa que recubre su cuerpo, llamada tegumento. Hymenolepis nana Características generales del parásito Hymenolepis nana es un cestodo pequeño, ya que por lo ge- neral no mide más de 45 mm de largo en su fase adulta, si bien en infecciones experimentales en el ratón se obtuvieron parásitos de 21 cm de longitud; su tamaño es inversamente proporcional al número de individuos que se encontraron; es decir, si un paciente está infectado por decenas o cientos de estos gusanos, por lo general son de tamaño pequeño, quizá menos de 4 cm, debido a competencia; pero cuando se han observado sólo dos o tres gusanos, miden más de 10 cm cada uno. Preguntas de evaluación inicial 1. ¿Cuál es la forma infectante de Hymenolepis nana y qué ca- racterísticas tiene? 2 . ¿Cuáles son los mecanismos de transmisión de Hymenolepis nana? 3 . ¿A qué porción del tubo digestivo del hombre daña Hymeno- lepis nana? 4 . ¿Qué criterios sigue el laboratorio para diferenciar los huevos de H. nana de los de H. diminuta? 5 . ¿Qué medidas de control deben instituirse para eliminar la himenolepiasis por H. nana e H. diminuta? Introducción Entre los helmintos (gusanos) de importancia médica se ubican dos grupos: platelmintos y nematelmintos; en el pri- mero están cestodos y trematodos. Los cestodos son organis- mos pluricelulares que atraviesan por las fases de huevo, larva y adulto. La fase larvaria recibe diferentes nombres, depen- diendo del género del parásito, por ejemplo, el del género Hymenolepis se llama cisticercoide; el del género Taenia, cisticerco; el del Echinococcus se llama hidátide, etc. La hi- menolepiasis es una parasitosis ocasionada por cestodos del género Hymenolepis. Las especies causantes de infección humana son H. nana e H. diminuta; esta cestodosis se halla en todas partes, pero se registra con más frecuencia en paí- Himenolepiasis Morfología El cuerpo en la fase adulta se divide en tres regiones: la por- ción anterior mal llamada cabeza, se denomina escólex; le sigue el cuello y por último el resto del cuerpo, que se cono- ce como estróbilo. El escólex de H. nana mide alrededor de 300 μm y está provisto de un rostelo protráctil y retráctil con 20 a 30 ganchos dispuestos en una sola hilera; el cuello, que se inicia en la parte posterior del escólex, es largo y del- gado. El estróbilo está formado por numerosas unidades de reproducción denominadas proglótidos, que presentan di- ferente grado de madurez basada en el desarrollo de sus genitales y cuyo progreso de maduración va del cuello, don- de se producen, hasta la parte posterior del gusano; de este modo se llaman proglótidos inmaduros, maduros y grávi- dos. Los inmaduros son cortos y angostos, y aún no se ob- servan órganos genitales; los maduros presentan órganos genitales ya formados, tanto masculinos como femeninos, y tienen un poro genital unilateral, tres testículos redondea- dos y un ovario bilobulado. Los proglótidos grávidos son más anchos y largos, en comparación con los inmaduros. El útero, que está lleno de huevos, ocupa casi todo el proglóti- do, y es poco frecuente que el paciente los expulse, dado que las más de las veces se desintegran al desprenderse de la cade- na, de modo que los huevos se mezclan con la materia fecal y son eliminados con ella. Se ha calculado que cada gusano adulto tiene alrededor de 200 proglótidos en total. Los huevos que liberan los proglótidos grávidos son esféricos y hialinos, miden 30 a 50 μm de diámetro y contie- nen una oncosfera o embrión hexacanto encerrado en una envoltura interna llamada embrióforo, presentan dos en- grosamientos en los polos, de los cuales se originan 4 a 8 fi - lamentos polares que se dirigen al ecuador del huevo (fi gura 20-1). La oncosfera tiene una membrana externa delgada y una interna lipoproteica; también contiene tres pares de ganchos que son móviles debido a su fi jación muscular. Con microscopio electrónico se observan glándulas unicelulares de penetración que contienen sustancias citolíticas que ayudan a preparar el sitio de fi jación del embrión en las ve- llosidades del tubo digestivo del huésped; allí se transforma en la fase larvaria, o cisticercoide, rodeado por una mem- brana recubierta por microtriquias, cuya función es aumen- tar la superfi cie de absorción; en dicha membrana la larva o cisticercoide se encuentra invaginada. El cisticerco mide alrededor de 300 μm de diámetro y ya se le observan los organelos que constituyen las estructuras del escólex pre- sentes en el adulto, como son ventosas y rostelo con sus gan- chos característicos (fi guras 20-2 y 20-3). Ciclo biológico En la himenolepiasis ocurren dos tipos de ciclo de vida: di- recto e indirecto. En el humano por lo regular se presenta el ciclo de vida directo, en el cual la infección se adquiere al ingerir huevos de H. nana que se eliminaron junto con la materia fecal, ya sea del ser humano o de un roedor (rata, ratón); estos huevos ya están embrionados cuando se expul- san y, por tanto, son infectantes. Una vez que el huevo entra por vía oral pasa directo al estómago, donde los jugos gástri- cos y biliares actúan sobre la pared del huevo, la reblandecen para eclosionar y liberar la oncosfera o embrión hexacanto, el cual penetra las vellosidades del epitelio de las primeras porciones del intestino delgado del huésped, y en unos cinco días se transforma en cisticercoide. Después de esto el cisti- cercoide sale a la luz intestinal, migra hacia las últimas por- ciones del intestino delgado y ahí, con ayuda de sus ventosas y rostelo, se fi ja para completar su desarrollo hasta la fase adulta, para lo cual transcurren de 2 a 3 semanas. Los pro- glótidos grávidos liberan los huevos que contienen, los cua- les caen a la luz intestinal y son arrastrados para salir junto con la materia fecal. En el ciclo indirecto, el humano, aunque la mayoría de las veces los roedores, se pueden infectar al ingerir cisticer- coides que se encuentran en los huéspedes intermediarios, como escarabajos y pulgas, mismos que se han infectado al ingerir materia fecal que contiene huevos de Hymenolepis nana. Entre los insectos que se infectan se encuentran los escarabajos que pertenecen a los géneros Tenebrio y Tribo- lium y las pulgas, que también actúan como huéspedes inter- mediarios, pertenecen a los géneros Ctenocephalides, Pulex y Figura 20-1 Huevo de Hymenolepis nana en preparación con tinción húmeda EVB (40 ). (Cortesía de Héctor L. Pedrero.) Figura 20-2 Porción anterior del adulto de Hymenolepis nana. Capítulo 20 Himenolepiasis156 Xenopsylla. En estos artrópodos los huevos liberan la oncos- fera en la luz intestinal del insecto y se fi ja en la mucosa, para luego migrar al hemocele, donde se transforma y permanece como cisticercoide. Si estos artrópodos los ingiere el huma- no en forma accidental, o los roedores, que son huéspedes defi nitivos, los cisticercoides se liberan y migran hasta el íleon, donde se evaginan, se fi jan con su escólexy comien- zan su desarrollo hasta alcanzar su estado de adulto en el intestino delgado correspondiente. Otro mecanismo de infección es por autoinfección in- terna que se presenta en individuos con estreñimiento o trán- sito intestinal lento. Al permanecer más tiempo los huevos en el intestino, en condiciones adecuadas, eclosionan, se libera la oncosfera y se fi ja a las vellosidades intestinales, donde se transforma en cisticercoide, el cual se desprende para migrar al íleon. Se cree que este mecanismo es una de las causas de las parasitosis masivas, ya que las personas infectadas que presentan estos problemas incrementan de modo constante el número de parásitos que albergan, si es que esto ocurre con cierta frecuencia. También es importante el mecanismo de autoinfección externa (mano-ano-boca), frecuente en niños preescolares. Cabe señalar que el mecanismo de transmisión más común depende del ciclo directo (ingestión de huevos). La infección de este parásito puede llevarse a cabo por contagio o fecalismo, o contaminación de alimentos con materia fe- cal que contiene huevos de H. nana. Mecanismos patogénicos El daño que sufre el huésped en la himenolepiasis guarda íntima relación con el número de parásitos presentes en el intestino, y se origina con la eclosión del huevo y la libera- ción de la oncosfera o embrión hexacanto, que al acercarse al epitelio intestinal elimina vesículas que contienen gránu- los con capacidad lítica. Al romperse estas vesículas, dichas sustancias actúan sobre las vellosidades intestinales y pro- ducen deformidad, aplanamiento y destrucción; además, al fi jarse la oncosfera con sus ganchos, se induce daño de tipo traumático, que trae como consecuencia una reacción infl a- matoria. Asimismo, el parásito adulto causa traumatismo al introducir su escólex en la mucosa intestinal, ya que al pare- cer se desprende con cierta frecuencia de un sitio para fi jar- se en otro, lo que da lugar a enteritis superfi cial sin llegar a ulcerarse o erosionar en forma grave la mucosa intestinal. Otro mecanismo lesivo de H. nana es el tóxico alérgico, que se produce por la absorción de productos metabólicos del parásito que actúan en diferentes sitios del huésped y provocan alteraciones que se manifi estan con datos clínicos. Manifestaciones clínicas Muchas veces se menciona que la aparición de síntomas en la himenolepiasis exige una carga parasitaria considerable o masiva, lo cual se correlaciona con datos de laboratorio mediante estudios coproparasitoscópicos cuantitativos (se requieren al parecer 15 000 huevos por gramo de heces). Sin embargo, en algunos estudios (Romero et al., 1991; Sirivi- chayakul et al., 2000) se identifi caron signos y síntomas leves en himenolepiasis que son muy frecuentes. En gene- ral, este parásito no produce cuadros clínicos graves y en algunos casos la afección es asintomática. Es importante destacar que cuando se presentan síntomas, éstos son más o menos característicos y constantes, ya sea en himenolepia- sis pura o asociada con otras parasitosis. Los síntomas en orden de importancia son: a) dolor abdominal en mesogas- trio, producido por traumatismo en el sitio de implantación de los parásitos, así como por la reacción infl amatoria (ente- ritis) que origina que el niño sea irritable; b) hiporexia y, como consecuencia, pérdida de peso, y c) meteorismo, fl atu- lencia y diarrea por aumento del peristaltismo intestinal, a su vez explicables porque el poco alimento que los pacientes ingieren no se desdobla por la infl amación del tubo digestivo. Los productos metabólicos del parásito absorbidos por el huésped, que son tóxicos y alergénicos, provocan cefalea, náuseas, somnolencia y prurito tanto nasal como anal, que repercuten en el estado general del paciente, razón por la cual casi siempre está adinámico. En algunas ocasiones el sujeto suele presentar vómito, estreñimiento y pujo. Los parásitos que se relacionan con mayor frecuencia con la himenolepiasis son protozoarios, como Giardia lamblia y Entamoeba histolytica, y helmintos como Ascaris lumbricoides, Trichuris trichiura y Enterobius vermicularis. Respuesta del huésped a la infección Los mecanismos que intervienen en la reacción inmunitaria que opone el humano contra esta parasitosis son complejos y no bien defi nidos, a pesar de que H. nana parasita con frecuencia a las personas. No obstante, se ha demostrado que las diferentes fases de desarrollo del parásito desenca- denan una respuesta inmunitaria humoral con producción de anticuerpos específi cos. Mediante inmunodifusión ra- dial se hallaron IgG, IgM e IgE, y por el método ELISA, el isotipo IgG. Estos estudios son de mucho valor, toda vez que la realización serológica para diagnóstico con antígenos crudos de H. nana y cisticercos de Taenia solium puede pre- cipitar reacciones cruzadas, puesto que se trata de organis- Cisticercoide Escólex Cuello Estróbilo Proglótido inmaduro Proglótido maduro Proglótido grávido Figura 20-3 Esquema general del adulto de un cestodo, las fases de huevo y la fase larvaria (cisticercoide). Hymenolepis nana 157 mos fi logenéticamente cercanos y, por tanto, el diagnóstico puede ser equívoco. En la mayor parte de los estudios que analizan la reac- ción inmunitaria contra H. nana se tomó como modelo expe- rimental al murino, y se han infectado ratones con oncosferas viables inoculadas por vía bucal o parenteral, o bien con ma- cerados frescos del parásito, ya sea particulados o solubles, lo que suministra cierto grado de protección. La infección bucal con cisticercoides de H. nana en ra- tones no induce inmunidad, en tanto que la infección bucal o subcutánea con huevos de H. nana es altamente efectiva, ya que en ambos casos se interrumpe el desarrollo de oncosfera a cisticercoide cuando más adelante se enfrenta un segundo inóculo. En consecuencia, al parecer se requiere un contac- to de la larva con el tejido intestinal para lograr inmunidad duradera. Se ha propuesto que la respuesta inmunitaria actúa de manera selectiva sobre las diferentes fases de desarrollo de H. nana con base en diferencias de su inmunogenicidad. De este modo, la oncosfera es blanco de la reacción inmunitaria temprana; el cisticercoide luminal o juvenil evaginado es blanco de la respuesta tardía y el adulto luminal lo es de la reacción de expulsión. En ratones infectados con H. nana se observa aumento de eosinófi los tisulares, lo cual se correlaciona con incre- mento de la fosfolipasa B. El papel de las células cebadas y los eosinófi los en la reacción inmunitaria celular no está bien defi nido, aunque es probable que intervengan en la ci- totoxicidad mediada por células y la citotoxicidad depen- diente de anticuerpos, lo que acentúa su sinergismo por la liberación de mediadores químicos. Mediante estudios his- toquímicos en las células de la mucosa del íleon de ratones infectados con H. nana, Sanad y colaboradores (1990) con- fi rmaron que los antígenos liberados por los parásitos a ni- vel intestinal estimulan a los linfocitos T y éstos, a su vez, a las células caliciformes de la mucosa intestinal, para la secreción de gran cantidad de moco que impide la coloniza- ción del epitelio intestinal por parte de los parásitos. Asi- mismo, al infectar de modo experimental al ratón con huevos de Hymenolepis nana se reconoce la producción rá- pida de citocinas, como IFN-γ , IL-2, IL-3, IL-4 e IL-5. Hay muchas investigaciones que se relacionan con la transferencia de inmunidad en el ratón, si bien estos aspec- tos no se han estudiado en la himenolepiasis humana y se desconocen los factores causantes de la diferencia que se presenta entre la respuesta del murino (inmunidad a las au- toinfecciones) y la del humano, que se manifi esta por auto- infecciones importantes y fallas terapéuticas a menudo observadas en la práctica clínica; esto indica que de alguna manera el parásito contrarresta la reacción inmunitaria que produce el huésped para su eliminación.Diagnóstico El hallazgo característico de los huevos de H. nana median- te estudios coproparasitoscópicos confi rma el diagnóstico de esta parasitosis. Para calcular el número de huevos por gramo de heces y correlacionarlo con los síntomas clínicos se recurre a estudios coproparasitoscópicos cuantitativos. El uso de técnicas o métodos inmunológicos tendientes a detectar anticuerpos contra H. nana resulta poco práctico, si se compara con la facilidad y efi cacia de los métodos ante- riores. No obstante, desde el punto de vista inmunológico, y si se toma en cuenta la multiparasitación por diferentes ces- todos y sus formas larvarias en el hombre, es de suma im- portancia contar con antígenos específi cos de especie que hagan posible diferenciar el parásito causante de la infec- ción. Se aislaron extractos antigénicos específi cos de especie con peso molecular de 100 y 123 kDa que resuelven el pro- blema de las reacciones cruzadas, sobre todo en pacientes con H. nana y cisticercosis de Taenia solium. Tratamiento El medicamento de elección es praziquantel, con el que se practican diferentes esquemas de dosifi cación, aunque la dosis más prescrita es la de 25 mg/kg en dosis única por vía oral (cuadro 20-1). Se recomienda realizar estudios copro- parasitoscópicos de control tres semanas después del tra- tamiento para verifi car su efi cacia. Otro fármaco que se suministra, pero con menor efi cacia (82% de curación) es la nitazoxanida. Es importante considerar que un individuo infectado con H. nana no lo esté con cisticercosis, pues el praziquantel también suele destruir al cisticerco, lo que puede desencadenar reacciones toxialérgicas que lleven, in- cluso, al choque anafi láctico y la muerte del paciente, de- pendiendo de su localización. Es recomendable investigar si el paciente no tiene cisticercosis. Prevención Las medidas de prevención son realizar una disposición ade- cuada de las excretas, tener una higiene personal efi ciente, y manipular bebidas y alimentos con estricto control higiéni- co a fi n de evitar la contaminación fecal del ambiente que Antiparasitario Dosis pediátrica Dosis en adultos Praziquantel 25 mg/kg en dosis única por vía oral Nitazoxanida 1-3 años de edad: 100 mg/3 días 4-11 años de edad: 200 mg/3 días 500 mg una sola dosis o por 3 días • Cuadro 20-1 Fármacos de elección para el tratamiento de himenolepiasis Capítulo 20 Himenolepiasis158 rodea a las personas. No hay duda de que los lugares donde existen roedores y artrópodos, como pulgas y escarabajos, son adecuados para que la gente adquiera la infección, así como aquellos donde las personas conviven con perros y ga- tos, ya que éstos pueden estar infestados con pulgas. Hymenolepis diminuta Características generales del agente causal Es un cestodo frecuente de los roedores (ratas y ratones); se encuentra en forma esporádica en el humano y se han notifi - cado casos aislados en varios países del mundo, en especial los que se relacionan con personas de hábitos higiénicos defi cien- tes y el antecedente de convivencia con animales y, sobre todo, con la presencia de roedores en la habitación del humano. El parásito adulto mide 20 a 60 cm de longitud, su es- cólex es pequeño y redondeado, con cuatro ventosas en for- ma de copa, y tiene un rostelo sin ganchos que se invagina en una cavidad que se localiza en la porción más apical del escólex. La cadena estrobilar contiene las tres porciones ca- racterísticas de los proglótidos: inmaduros, maduros y grávi- dos; estos últimos se desprenden del estróbilo, se desintegran y los huevos que se eliminan con la materia fecal del hués- ped son esféricos y miden 60 a 80 μm (fi gura 20-4). Tienen una membrana externa transparente, algo amarillenta y una membrana interna alrededor del embrión, u oncosfera, que posee dos engrosamientos polares sin fi lamentos; entre am- bas membranas existe un material gelatinoso incoloro y los seis ganchos de la oncosfera están dispuestos en forma de abanico. Ciclo biológico Varios géneros de artrópodos con hábitos coprozoicos sir- ven de huéspedes intermediarios, ya que los huevos de Hymenolepis diminuta que ingieren eclosionan en su intesti- no y las oncosferas penetran el hemoceloma, donde se trans- forman en cisticercoides. Cuando los roedores ingieren estos artrópodos se libera el cisticercoide y se fi ja a la mucosa intes- tinal de estos huéspedes defi nitivos, incluido el hombre, pero en raras ocasiones, sobre todo en los niños por sus hábitos de juego a ras del suelo. El ciclo de H. diminuta es idéntico al indirecto de H. nana, pero nunca es directo (fi gura 20-5). Mecanismos patogénicos Igual que en H. nana, las alteraciones anatomopatológicas que produce H. diminuta tienen relación con el número de parásitos presentes en el paciente, debido al traumatismo y la reacción infl amatoria que ocurren en el sitio de implanta- ción en la mucosa intestinal, así como a la acción toxicoalér- gica inducida por los productos metabólicos de H. diminuta absorbidos por el huésped. Manifestaciones clínicas Los síntomas inducidos por este cestodo son mínimos e inespecífi cos debido a que las infecciones son leves y es raro que se presenten parasitosis masivas; empero, en este último caso las manifestaciones clínicas son semejantes a las pro- ducidas por H. nana, como lo informaron Tena y colabora- dores (1998). Aun así, es posible asegurar que el humano tolera bastante bien la presencia de H. diminuta. Diagnóstico La detección de huevos de este parásito mediante estudios coproparasitoscópicos confi rma el diagnóstico con certeza. La serología como método diagnóstico tiene poca aplicación por los raros casos de infección humana que se presentan. Los estudios inmunológicos que se realizan con este cestodo en los murinos exploran diferentes campos de la reacción inmunitaria. Tratamiento El fármaco de elección es el praziquantel a la misma dosis que se menciona para la himenolepiasis por H. nana. En 35-40 μm 70-80 μm Huevo de H. nana Huevo de H. diminuta Figura 20-4 Huevo de Hymenolepis diminuta teñido con Lugol (40 ). Figura 20-5 Ciclo de H. diminuta e H. nana. Hymenolepis diminuta 159 ocasiones los gusanos pueden expulsarse de modo espontá- neo, quizá por la reacción inmunitaria de tipo tardío ya des- crita para H. nana. Prevención Como el hombre puede infectarse al ingerir por accidente artrópodos coprófagos que contienen cisticercoides de H. diminuta, son importantes las campañas que tienden a eli- minar o reducir las ratas y ratones del ambiente, así como el uso de insecticidas contra los artrópodos que funcionan como huéspedes intermediarios, para que las posibilidades de infección del hombre sean mínimas. Epidemiología La prevalencia de esta enfermedad parasitaria es notable en la población infantil en edad preescolar y escolar; las tasas más altas se registran en poblaciones del norte de África, India y Medio Oriente. Los índices de frecuencia en países americanos son elevados, ya que se hallan entre 0 a más de 50%, sobre todo en Argentina, Brasil, Ecuador, sur de EUA y México. Estas frecuencias varían en los mismos países de- bido a las técnicas de diagnóstico que se emplean, así como al sitio donde se obtuvieron las muestras para el estudio; por ejemplo, Tay y colaboradores (1990) informaron fre- cuencias de 27%, y Romero y colaboradores (1991) de 11.36%. Esta parasitosis es rara en los adultos. Bibliografía Chero C, Saito M, Bustos A, Blanco M, Gonzalves G, García H. Hymenolepis nana Infection: symptoms and response to nitazoxanide in fi el conditions. Trans R Soc Trop Med Hyg 101(2):203-205. 2007. Conchedda M, Bartoletti G, Gabriele F, et al. Immune response to the cestode Hymenolepis nana: cytokine production du- ring infection with eggs or cysts. Int J Parasitol 27(3):321- 327. 1997. Furukawa T, Niwa A, Miyazato T. Ultrastructural aspects of im- mune damage to Hymenolepis nana oncospheres in mice. Int Journ Parasit 11(4):287-300. 1981. Gómez PA, GodínezHL, Gutiérrez QM. 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Para crear una vacuna contra la himenolepiasis, ¿qué fase del parásito se utilizaría para recoger antígenos? Preguntas para refl exionar 1. El huevo, que mide 30 a 50 μm, es ovoide y posee de 4 a 8 fi lamentos polares. 2 . Ingestión de los huevos, cisticercoides en pulgas y escarabajos, y autoinfección interna. 3 . Porción alta del intestino delgado. 4 . Criterios morfológicos. 5 . Disposición adecuada de las excretas, higiene, manipulación apropiada de los alimentos, campañas de control de roedo- res y aplicación de plaguicidas. Respuestas a las preguntas de evaluación inicial Capítulo 20 Himenolepiasis160 Capítulo 20. Himenolepiasis
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