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Historia de la parasitología

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1Capítulo
Marco A. Becerril Flores
Contenido
■ Introducción ■ Antecedentes históricos ■ Principales descubrimientos
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de microorganismos en diferentes orígenes y que forman 
parte de la biosfera. Conforme los grupos humanos se exten-
dían hacia nuevas regiones, entraban en contacto no sólo 
con la fl ora y la fauna de esa zona, sino también con los mi-
croorganismos presentes en vegetales, animales, tierra o 
agua; de igual modo, algunos animales infectados se conver-
tían en fuente de contaminación para las personas cuando 
interactuaban con ellos. Los insectos que portaban algún pa-
tógeno lo transmitían, ya sea que las personas los consumie-
ran como alimento o se protegieran de ellos. Así, cuando un 
grupo contraía la infección por un parásito, lo adoptaba y 
transportaba a otros sitios o lo diseminaba a otros indivi-
duos o animales. En otras palabras, la migración de los gru-
pos humanos conducía a la transportación del microorga-
nismo infeccioso hacia nuevas áreas en las que antes no se 
encontraba.
Cuando los individuos padecían un problema de salud 
por la infección de un microorganismo, una preocupación 
evidente era la aparición de síntomas. En ese momento las 
personas trataban de conocer las causas de la enfermedad, el 
origen de sus síntomas y la manera de curarse. Las primeras 
observaciones de enfermedades parasitarias proceden con 
toda seguridad del mismo inicio de la historia, cuando 
alguien advirtió que la materia fecal contenía gusanos en 
forma de lombrices de tierra (Ascaris lumbricoides), o que 
eliminaba en sus heces organismos en forma de cinta de va-
rios metros de longitud (tenias). Sin embargo, sólo hasta que 
el microscopio permitió reconocer los parásitos no observa-
bles a simple vista fue posible identifi car las causas de los 
signos y síntomas de la afección, como diarrea mucosa y 
sanguinolenta, fi ebre o vómitos.
Preguntas de evaluación inicial
 1. ¿En qué épocas de la historia se descubrió la mayoría de los 
helmintos?
 2 . ¿En qué periodos históricos empezaron los descubrimientos 
de las enfermedades secundarias a protozoarios?
 3 . ¿Qué es la paleoparasitología?
 4 . Mencione uno de los primeros protozoarios observados al 
microscopio.
Introducción
La historia permite conocer el pasado, comprender el presente 
y prever hasta cierto punto el futuro. En este capítulo se mues-
tra la secuencia en que surgieron los conocimientos de la para-
sitología actual; no se incluyen todos los sucesos relevantes, 
con fechas y nombres de los personajes que llevaron a cabo los 
descubrimientos de los parásitos ni los ciclos biológicos o las 
técnicas de diagnóstico, esa información puede encontrarse 
en tratados completos que los detallan. Aquí más bien se sin-
tetiza, de manera global y con base en una perspectiva crítica 
y signifi cativa, cómo se desarrolló la parasitología y algunos 
ejemplos de sus experiencias más representativas.
A medida que el ser humano fue desplazándose en di-
ferentes direcciones, tuvo que adaptarse a las condiciones 
ambientales de una zona particular y alimentarse de sus 
fuentes naturales. Hoy se sabe que existe una amplia gama 
Historia de la parasitología
Antecedentes históricos
La aparición de la parasitología se relaciona con la historia 
misma de la humanidad, por tanto, se puede dividir como 
sigue: a) Edad Antigua (4000 a.C. a 476 d.C.), desde el des-
cubrimiento de la escritura en el Oriente hasta la caída del 
Imperio romano; b) Edad Media (476 a 1453 d.C.), que con-
cluye con la capitulación del Imperio bizantino al caer 
Constantinopla; c) Edad Moderna (1473 a 1789 d.C.), la cual 
va del Renacimiento hasta la Revolución francesa, y d) Edad 
Contemporánea, desde esa fecha hasta la actualidad.
Los hallazgos parasitológicos en la Edad Antigua alu-
den a la presencia de gusanos que pueden observarse a sim-
ple vista y que están presentes o se eliminan con las heces. 
Se conocen varios registros al respecto. El papiro de Ebers es 
de los más antiguos (1500 a.C.) y ahí se hallan las primeras 
descripciones de parásitos que afectan a las personas, ade-
más de detalles de enfermedades de posible origen parasita-
rio (tal vez gusanos intestinales). Uno de éstos es sin duda el 
nematodo Dracunculus medinensis, del que se describe su 
naturaleza infecciosa y la manera de extraerlo de la piel.
Los estudios de Hipócrates (460-375 a.C.) también 
contienen descripciones de gusanos presentes en peces, ani-
males domésticos y seres humanos. De igual modo, Lucre-
cio notifi có la palidez en los mineros, quizá consecutiva a 
infecciones por uncinarias. Los documentos de médicos la-
tinos también son valiosos. Celso (25 a.C. a 50 d.C.) y Gale-
no de Pérgamo (129-200 d.C.) comunicaron la existencia de 
helmintos, como Ascaris lumbricoides, Enterobius vermicu-
laris y Taenia.
Al parecer, los médicos árabes Rhazes (850-923 d.C.) y 
Avicena (980-1073 d.C.) describieron a Ascaris lumbricoi-
des, Enterobius, Taenia y Dracunculus medinensis. Una es-
tatua del faraón Mentuhotep II en Egipto, hacia el 2000 a.C., 
sugiere que sufrió elefantiosis. La esquistosomiasis es otra 
parasitosis que se detalla desde esa época en el papiro de 
Ebers, en el que se encuentra la palabra “aaa”, que pudiera 
referirse a la “descarga del pene” relacionada con la presen-
cia de sangre en la orina y cuyos remedios se basaban en el 
antimonio, o quizá a la esquistosomiasis hematobia.
Aunque los primeros parásitos observados fueron hel-
mintos, en virtud de su tamaño macroscópico, también se 
registraron enfermedades causadas por protozoarios, si 
bien no se logró reconocer al agente causal. Por ejemplo, un 
documento escrito en sánscrito alrededor del año 1000 a.C. 
se refi ere a la presencia de diarrea con moco y sangre en un 
individuo, posiblemente una infección amibiana. A este 
mismo padecimiento se alude en textos de Babilonia y Asi-
ria, en los que se refi eren problemas de sangre en heces (an-
tes del siglo vi a.C.). En sus trabajos, Hipócrates informa de 
abscesos hepáticos y perianales. Galeno y Celso describie-
ron los abscesos hepáticos, tal vez consecutivos a amibas. A 
fi nes del siglo xi d.C., Avicena mencionó casos de disentería 
relacionada con absceso hepático. En cuanto a la leishma-
niasis se han hallado descripciones de las lesiones en lápidas 
del siglo vii a.C. Asimismo, hay documentos de médicos 
orientales y árabes, como Avicena, que hacen referencia a 
lesiones ulcerosas, secundarias a infección por Leishmania. 
En relación con el paludismo se tiene noticia de las fi ebres 
periódicas en China (2700 a.C.), e Hipócrates la menciona 
en el siglo v a.C.
Muchos de estos grandes hallazgos se conservan en la 
forma en que se registraron; por ejemplo, la fabricación del 
papiro en el antiguo Egipto a partir de la planta Cyperus 
papyrus. En otras culturas, como las de India, China y Ja-
pón, la escritura fue esencial para consignar tales informa-
ciones. Otro suceso importante fue el descubrimiento de 
productos naturales que permitían expresar de manera es-
crita los pensamientos. Todo esto explica que los primeros 
registros parasitológicos procedan de esas civilizaciones; 
sin embargo, el papel, los colorantes y la escritura no fueron 
el factor determinante para que tuvieran lugar los estudios 
en parasitología; era necesario que las personas se pregunta-
ran sobre el origen de las cosas. Sólo en ese sentido se ex-
plica la aparición de fi lósofos y otros pensadores, como 
Hipócrates, Aristóteles, Sócrates y Platón, y luego Avicena, 
Rhazes, Galeno y otros más. Durante el imperio de Alejan-
dro Magno, la cultura helénica extendió sus territorios al 
Oriente, hasta que en 146 a.C. la eclipsó la invasión romana. 
La Edad Antigua fi naliza con el colapso del Imperio roma-
no; este periodo tuvo carácter militar y la historia de la pa-
rasitología aún no registraba hechos decisivos.
El conocimiento de las parasitosis en la Edad Media 
como problema de salud no tuvoun avance signifi cativo. Sólo 
en la Biblia hay referencias sobre la existencia de Dracunculus 
medinensis, que se describe como una “serpiente dragón” que 
eliminó a los judíos en el Mar Rojo después del éxodo de Egip-
to (1250 a 1200 a.C). En los siglos x y xi, los trabajos de médicos 
árabes, basados en los textos romanos y griegos, ya se referían 
a este mismo helminto y denominaban al padecimiento “vena 
podrida” o “vena de Medina”. En esa época las personas trata-
ban de apoyarse en ideas que espiritualmente tienen mucha 
fuerza: el poder lo ejercía la Iglesia y se corría el riesgo de que 
la explicación de la vida en razón de la Naturaleza condujera 
a la califi cación de hereje y a la hoguera, como lo ordenó la 
Santa Inquisición en el siglo xiii. Numerosos libros, quizá re-
gistros de fenómenos naturales, irrumpieron en el conoci-
miento científi co.
Principales descubrimientos
Entre los grandes descubrimientos del Renacimiento, Carl 
von Linné (Linneo) describió seis gusanos: Ascaris lumbri-
coides, Ascaris vermicularis (Enterobius vermicularis), Gor-
dius medinensis (Dracunculus medinensis), Fasciola hepati-
ca, Taenia solium y Taenia lata (Diphyllobothrium latum). 
En el siglo xvii, el médico inglés Edward Tyzon detalló la 
anatomía de Ascaris lumbricoides, igual que el italiano 
Francesco Redi. En 1674, Georgius Velschius estudió a Dra-
cunculus medinensis (cuadros 1-1 y 1-2).
Capítulo 1 Historia de la parasitología2
Parásitos Fecha Hechos relevantes y otras denominaciones
Trichinella 
spiralis
1828
1835
1844
1846 
1853-1860
1860
1897
Finales de 1800 y 
principios de 1900
Se encontró como larva enquistada en músculos de cadáveres humanos en necropsias en Londres 
(Peacock); Hilton (1833) y Paget (1835)
Richard Owen la describió por primera vez y le dio su denominación
Von Siebold y Dujardin (1945) propusieron que en el humano se encontraba la fase larvaria del parásito
Joseph Leidy (Filadelfi a) la encontró en carne de cerdo y la relacionó con su aparición en el humano
Leuckart y Virchow (1856-1860) demostraron parte del ciclo biológico al infectar diversos animales y 
probar que en pocos días los quistes se convierten en adultos después de la infección
Friedrich von Zenker demostró la presencia del parásito en relación con síntomas (practicó una 
necropsia en una mujer que al parecer había muerto de tifoidea, y en ambas fases intestinales halló 
larvas en los músculos; se hizo evidente una relación de la infección con la ingestión de salchicha)
Brow refi rió la eosinofi lia en la triquinosis
Virchow calculó 90% de infecciones en Alemania
Trichuris 
trichiura
1771
1887
1916
1923
1934
1978
Linneo la describió
Grassi notifi có su ciclo biológico
Ranson estimó 6% de infecciones en EUA
Fülleborn detalló su ciclo biológico
Hasegawa también describió su ciclo biológico
Los CDC informaron 11 brotes de origen común
Strongyloides 
stercoralis
1876
1879 
1900
1899-1914
1933
Normand lo identifi có en heces de soldados franceses que presentaban diarrea frecuente. En la 
necropsia de cinco de ellos se encontró en la pared del íleon, en conductos pancreáticos y biliares. 
(Bavay le dio el nombre de Angillula stercoralis y el de A. intestinalis al encontrarlo en los tejidos)
Grassi y Perroncito (1880) y Leuckart (1882) demostraron que los desperdicios eran fases distintas del 
mismo parásito y reconocieron un ciclo parásito y otro de vida libre
Askanazy demostró que las hembras depositan las larvas en la pared del intestino y no en la luz 
intestinal
Loos, Durme, Ranson y Fülleborn demostraron el ciclo vital desde la entrada en el ser humano hasta su 
establecimiento en el intestino
Faust descubrió todas las fases de desarrollo y diferenciación sexual de la generación parasitaria
Strongyloides 1914
1928 (1932-1936)
Fülleborn sugirió que las larvas rabditoides en la región perianal pueden convertirse en infectantes 
(autoinfección)
Nishigoni y Faust señalaron que es posible la autoinfección interna desde el intestino
Ancylostoma 
duodenale
1600 a.C.
1843
1878
1880 
1886-1887
1896-1897
Papiro de Ebers; fue descrito por primera vez por el médico persa Avicena (980-1037 d.C.)
Dubini lo describió con precisión
Grassi y Parona notifi caron la forma de diagnosticar la infección a partir de las heces
Perroncito señaló el desarrollo desde el primer estadio hasta la larva fi lariforme
Leichtenstein demostró que las larvas fi lariformes se desarrollan en el intestino delgado hasta alcanzar 
el estado adulto
Arthur Loos trabajó en el laboratorio de Salud Pública de Alejandría, Egipto; ahí se infectó de manera 
accidental por contacto de su piel. Explicó la ruta completa al experimentar con A. caninum en perros 
y describió las fases completas del parásito desde la infección cutánea
Necator 
americanus
Ancylostoma 
caninum
1902 Stiles lo describió como nueva especie
Enterobius 
vermicularis
1758 Lo describió Linneo
Ascaris 
lumbricoides
1758
1954 
Lo describió Linneo
Takata detalló la infección humana
Onchocerca 
volvulus
1893
1915
1926
Leuckart la describió a partir de ejemplares colectados de un nativo de Ghana, África
Robles la describió en Guatemala; también la relacionó con la ceguera
Blalock demostró que lo transmite Simulium
• Cuadro 1-1 Relación cronológica de los acontecimientos más relevantes de la parasitología
Principales descubrimientos 3
A partir del Renacimiento, alrededor de los siglos xv y 
xvi, se observaron grandes adelantos en el estudio de las en-
fermedades parasitarias. Un factor determinante que permi-
tió difundir la información fue el invento de la imprenta en 
1435 por Gutenberg. Tal vez el poder de la Iglesia que deten-
taron los papas León X y Julio II infl uyó en la consolidación 
del Renacimiento y el surgimiento de pensadores como Vol-
taire, quien promovió “la razón y el progreso”, y Michelet, el 
cual afi rmó que el Renacimiento era la comunión del hom-
bre con el mundo y promovió la aparición de la Ilustración. 
También debe señalarse la época de la Enciclopedia que 
crearon los fi lósofos franceses Diderot y D’Alambert entre 
1771 y 1772. Surgieron artistas como Leonardo, Rafael y Mi-
guel Ángel, quienes realizaron estudios metódicos acerca del 
cuerpo humano y lo ilustraron como parte de la belleza de la 
naturaleza.
Maquiavelo, en su obra El Príncipe, así como otros es-
critores, plasmaron su metodología política para mantener 
el poder en las naciones monárquicas mediante la implan-
tación del poder absoluto. Intelectuales como Montesquieu 
y Rousseau promovieron ideas que fomentaron la Revolu-
ción francesa. En el ámbito microbiológico, Girolamo Fra-
castoro propuso en 1546 la existencia de microorganismos 
invisibles como causa de enfermedades, y en el siglo xvi se 
registró la fi lariasis linfática.
En 1681, Antonj van Leeuwenhoek descubrió al proto-
zoario Giardia lamblia en heces diarreicas de sí mismo. 
Francesco Redi expuso su teoría de la generación espontá-
nea, en la que sostiene que los organismos derivan de mate-
rial inerte. Estos hallazgos fueron apoyados por el pensa-
miento fi losófi co y humanista de Andreas Vesalio, a quien 
el descrédito del dogma escolástico lo llevó a la experimen-
tación. En esa época se consideraba al ser humano más 
como un creador de ideas que como un manipulador de ma-
terial, y que por ello es capaz de esculpir, pintar, escribir y 
experimentar. Entre 1765 y 1776, Lazzaro Spallanzani refu-
tó la teoría de la generación espontánea y señaló que el aire 
puede transmitir microorganismos que luego se desarrollan 
en un medio propicio. Sin duda, el individuo tiende a cono-
cerse a sí mismo y al mundo; observa y experimenta, y es 
capaz de debatir ideas, razón por la cual triunfó la Revolu-
ción francesa.
La Edad Contemporánea, que comenzó en 1789 con la 
toma de la Bastilla, en Francia, marcó el inicio de hallazgos 
muy importantes para la ciencia, en especial para la parasi-
tología. Schwann y Schleiden desarrollaron su teoría celular 
entre 1838 y 1839. En 1798, A. J. Renoult,cirujano de la ar-
mada francesa, describió los primeros casos de hematuria 
en la esquistosomiasis manifestada entre los soldados, y en 
ese mismo año Edward Jenner probó su vacuna contra la 
viruela.
A fi nales del siglo xvii, Edward Tyson explicó la mor-
fología de las tenias y su fi siología. Entre 1847 y 1850, Sem-
melweis sugirió el uso de antisépticos para evitar que las 
madres que daban a luz padecieran fi ebre puerperal. En 
1858, Virchow sostuvo que todas las células proceden de 
una misma célula. En 1861, Pasteur demostró que los orga-
nismos no surgen por generación espontánea, y en 1859 
Darwin publicó El origen de las especies. Entre 1881 y 1882, 
Pasteur descubrió el bacilo de la tuberculosis y preparó la 
vacuna contra el carbunco. En 1884 se publicaron los postu-
lados de Koch, y en 1885 Pasteur preparó la vacuna contra la 
rabia. Además, en 1862, el médico francés Joseph Davaine 
demostró, con el uso de parásitos, que la transmisión de As-
caris lumbricoides se debía a la ingestión de sus huevos; el 
italiano Giovanni Battista Gras se infectó a sí mismo con 
huevos de Ascaris lumbricoides, y después de varias sema-
nas los halló en su excremento. Hacia 1922, el médico japo-
Parásitos Fecha Hechos relevantes y otras denominaciones
Schistosoma 
japonicum
1847
1890
1903
1904
1905
1909
1924
Fujii lo mencionó por primera vez
Yamagiwa (1893), Kurimoto y Fujinami (1904) encontraron los huevos del parásito en pacientes como 
causa de la enfermedad
Kasai identifi có los huevos en las heces de los pacientes
Fujinami halló la hembra en la vena porta de pacientes
Logon diagnosticó el primer caso en China
Fujinami y Miyagawa (1912-1913) y Miyairi y Suzuki (1913-1914) demostraron el ciclo biológico
Faust y Melany aportaron detalles de la biología y patogenia del parásito
S. haematobium 
y S. mansoni
1851
1894-1914
1915-1918
Bilharz encontró los gusanos en venas mesentéricas de un nativo de El Cairo. Después se demostró 
que el nativo eliminaba los huevos en la orina
Loos contribuyó con el ciclo biológico, pese a que otros, como Harley y Cobbuld, aseguraban que 
había moluscos que actuaban como huéspedes
Leiper demostró las dos especies y diferenció los huevos morfológicamente; describió la infección 
cutánea y reconoció un molusco como huésped intermediario
Fasciola 
hepatica
1879
1882
1957
Fue descrita por De Brie 
Su ciclo vital fue detallado por Levokort y Thomas (1883)
Reinhord enumeró sus antecedentes históricos
• Cuadro 1-2 Relación cronológica de los descubrimientos de platelmintos y trematodos
Capítulo 1 Historia de la parasitología4
nés Shimesu Koino, quien también se incubó el parásito, 
describió su ciclo biológico.
Hacia el año 1838, el médico italiano Angelo Dubini 
notifi có la presencia de uncinarias en seres humanos, y en 
1854 Wilhelm Griesinger explicó esta enfermedad. Más 
adelante, en 1879, el veterinario italiano Edoardo Perroncito 
describió la infección en mineros. Arthur se infectó de ma-
nera accidental a fi nales de 1800 y demostró que la transmi-
sión ocurre a través de la piel. En 1821 se reconoció el papel 
de Trichinella spiralis en las infecciones en cerdos, y en 1835 
James Piaget descubrió que el gusano infecta al humano, 
aunque el informe fue redactado por Richard Owen. En 
1859, Rudolf Virchow detalló la fase adulta de este organis-
mo y Zenker propuso que las personas se infectan al comer 
carne cruda de cerdo.
En 1876, el médico francés Louis Alexis Normand dio 
a conocer la fase larvaria de Strongyloides stercoralis y la en-
fermedad que produce; la fase adulta de este organismo fue 
descubierta por el profesor Arthur René Jean Baptiste Bavay. 
En 1883, Karl Georg Friedrich Rudolf Leuckart noti-
fi có las generaciones alternantes de la fase parasitaria y de 
la vida libre del parásito. Durante 1901 y 1902, el médico 
belga Paul van Durme descubrió que la infección se desa-
rrolla a través de la piel, y Loos se infectó a sí mismo para 
demostrar que la ruta de entrada es a través de la piel y que 
la presencia de las larvas ocurre a los 60 días de iniciada la 
infección. Más adelante, en la década de 1940-1949, se de-
mostró que la diseminación del parásito es notablemente 
mayor en las personas inmunosuprimidas. En 1836, For-
bes identifi có a Dracunculus medinensis en el agua y lo 
describió, y en 1870 se reconoció su ciclo biológico a partir 
de crustáceos. El ciclo completo de Dracunculus fue des-
crito por el bacteriólogo Dyneshvar Atmarán Turkhud en 
1913, quien inoculó a voluntarios humanos con Cyclops 
infectados.
En 1877, Patrick Manson detalló el ciclo biológico de 
los nematodos que causan la fi lariasis, hecho que constituye 
uno de los mayores hallazgos en la historia de la parasitolo-
gía. Sus investigaciones se basaron en los trabajos de Fed-
chenko acerca de la dracunculosis, y abrieron la puerta a los 
ciclos del paludismo y el arbovirus. En 1863, Jean Nicolas 
Demarquay descubrió las fi larias en el hidrocele, y Otto 
Henry Wucherer en 1866 en la orina. Joseph Bancroft descri-
bió en 1876 al adulto de estas fi larias que producen elefantio-
sis. No obstante, Manson pensaba que el mosquito era depo-
sitado en el agua, y que el ser humano adquiría las larvas al 
beberla. En 1900, el parasitólogo Th omas Bancroft localizó 
fi larias en las partes bucales del mosquito. A principios del 
siglo xx se describió la infección y la enfermedad por esquis-
tosomiasis causadas por las tres especies.
Respecto de los trematodos, su descubrimiento (ocurri-
do entre 1874 y 1918) se relacionó con Paragonimus wester-
mani, que Ringer reconoció en pulmones humanos en 1879; 
en 1880, Manson y Von Baelz encontraron los huevos de este 
parásito en el esputo, así como de Clonorchis sinensis y espe-
cies de Opistorchis. Entre 1916 y 1922, científi cos japoneses 
describieron la participación y los ciclos de caracoles, en par-
ticular Semisulcospira. En 1784, Johan August mencionó la 
relación con protozoarios y sus enfermedades, y a mediados 
del siglo xix, Küchenmeister reportó las diferencias entre T. 
solium y T. saginata.
El médico ruso Friedrich Lösch descubrió el agente 
causal de la amibiasis mediante experimentos en perros. En 
Egipto, entre los años 1885 y 1896, el médico griego Stephanus 
Kartulis identifi có las amibas en úlceras de pacientes con 
disentería y reprodujo este padecimiento digestivo en gatos 
inoculándoles los parásitos por vía rectal.
En 1859, Vilém Lambl describió morfológicamente a 
Giardia, y en 1902 el parasitólogo estadounidense Charles 
Wardell Stiles la relacionó con la diarrea. Entre 1914 y 1918 
se descubrieron quistes de Giardia en las heces de soldados 
caídos en la Primera Guerra Mundial, los cuales fueron ca-
paces de infectar animales de experimentación e inducir 
síntomas similares. En 1926, el médico Reginald Miller de-
mostró que los niños infectados con Giardia padecen mal-
absorción y otros son portadores. En 1721, el médico inglés 
John Atkins reconoció por vez primera la actual enferme-
dad del sueño que producen los tripanosomas africanos, y 
en 1803, Th omas Winterbottom la denominó enfermedad 
del “letargo negro”. En 1881, Griffi th Evans observó tripa-
nosomas en caballos y camellos y los refi rió como causan-
tes de la afección. En 1894, el cirujano de la armada inglesa 
David Bruce, al investigar un brote de nagana, enfermedad 
semejante al “sura” en el ganado, encontró los tripanoso-
mas en la sangre de las reses, así como de perros infectados. 
En 1891, Gustave Nepveu reconoció los parásitos en la san-
gre humana, y Friedrich Kleine demostró en 1909 el papel 
transmisor de las moscas tsé-tsé en el ciclo biológico.
Ronald Ross y David Th ompson describieron en 1911 
las olas sucesivas de la parasitemia. La enfermedad de Cha-
gas se remonta a 1907, cuando el médico brasileño Carlos 
Chagas describió al parásito, así como la transmisión y la 
enfermedad. En 1824 se notifi có la existencia del kala-azar 
en India, enfermedad parasitaria que hasta entonces era 
confundida conel paludismo. En 1900, el médico militar 
escocés William Leishman y el profesor de fi siología Char-
les Donovan descubrieron este patógeno en el bazo de pa-
cientes infectados. En 1921, los hermanos Edouard y Ettiene 
Sergent demostraron que los mosquitos del género Phlebo-
tomus transmiten la leishmaniasis. No fue hasta 1941 que se 
demostró que el modo de transmisión es la picadura del 
mosquito. En 1911, Gaspar Vianna encontró en Sudamérica 
parásitos distintos de los hallados en África y Medio Orien-
te, y les dio el nombre de Leishmania braziliensis. En 1922 se 
descubrió que el transmisor es Lutzomyia.
Los parasitólogos franceses Charles Nicolle y Louis 
Hebert Manceaux descubrieron Toxoplasma gondii al bus-
car un reservorio de Leishmania en el roedor gondi. Alfonso 
Splendore lo encontró en conejos en Brasil en 1909. El médi-
co checo Josef Janku estableció en 1923 un nexo entre la in-
Principales descubrimientos 5
fección y la presencia de este parásito. Fue hasta 1937 cuan-
do Arne Wolf y David Cowen descubrieron Toxoplasma en 
un caso congénito. Su ciclo biológico fue descrito en 1970 
por William McPhee, Hutchinson, Jack Frenkel, Harley 
Sheffi eld, Gerhard Piekarsky y J.P. Overdulve en un trabajo 
colectivo.
En 1912 se dio a conocer Cryptosporidium parvum, 
cuando el parasitólogo estadounidense Edward Ernest Tyz-
zer lo encontró en las glándulas gástricas de un ratón de 
laboratorio; el crédito del primer registro de infección hu-
mana correspondió a Nime y Meisel en 1976. En 1979, el 
parasitólogo inglés Richard Ashford demostró la presencia 
de Cyclospora cayetanensis en pacientes de Papúa, Nueva 
Guinea, y en 1986 se aisló en heces de pacientes con SIDA 
(los cuadros 1-1 y 1-2 muestran una relación cronológica de 
los descubrimientos más importantes de la parasitología).
Es importante señalar que la paleoparasitología ha de-
mostrado la existencia de parásitos en momias, como hue-
vos de A. lumbricoides (2227 a.C.) y de Ancylostoma (3350 
a.C.) en coprolitos humanos, y gusanos de Dracunculus en 
momias egipcias. La biología molecular permite demostrar 
la presencia de ciertas especies en registros biológicos anti-
guos.
Bibliografía
Cabe destacar que las ideas predecesoras de los prime-
ros fi lósofos, y posteriormente las de los científi cos con espí-
ritu de experimentación, condujeron a los descubrimientos 
de las enfermedades parasitarias. La época de los grandes 
hallazgos de la parasitología data de los años posteriores al 
Renacimiento, y sobre todo del periodo contemporáneo, 
porque en la actualidad se dispone de mejores herramientas 
y es posible establecer analogías, como en el caso de Man-
son y los insectos transmisores de enfermedades.
Los eventos históricos aquí presentados demuestran 
cómo se lograron los descubrimientos. En ocasiones se 
marcan las fechas y el hallazgo concluyente de un descubri-
miento, pero pocas veces se sabe a cabalidad los sucesos de 
manera detallada y cuál fue el factor que hizo pensar a los 
investigadores que se encontraban ante un evento novedo-
so. Transportarse a la época de los científi cos es apasionante 
desde su propia perspectiva, sin dejar de lado la emoción 
que sintieron al demostrarlo.
La fi nalidad de este capítulo ha sido mostrar la evolu-
ción del pensamiento que condujo al ser humano a descubrir 
los parásitos y las enfermedades que éstos provocan. En sín-
tesis, primero se descubrieron los parásitos, luego sus infec-
ciones y, por último, su ciclo biológico y la epidemiología.
Ackernecht EH. History and geography of the most important di-
seases. New York: Hufner, 1965.
Bryon CP. Th e Papyrus Ebers (translated from the german). Lon-
don: Goeff rey Blos, 1930.
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mes to the 17th centuries. Exp Parasitol 5:398-419. 1956.
 1. ¿Es posible esperar acontecimientos aún no demostrados 
que podrían ser claves para explicar el comportamiento de 
los parásitos conocidos?
 2. ¿Por qué en la época renacentista tuvo lugar la mayoría de 
los descubrimientos? ¿Tuvo infl uencia en ello el pensamien-
to de los fi lósofos de esos siglos?
 3. A pesar de la tecnología actual, ¿por qué aparecen todavía 
nuevas enfermedades infecciosas que no es posible descri-
bir por completo?
Preguntas para refl exionar
 1. En las épocas Antigua y Moderna; en la Edad Media son esca-
sas las contribuciones.
 2 . Entre los periodos renacentista y moderno.
 3 . Es el estudio de hallazgos parasitológicos en restos fósiles.
 4 . Giardia lamblia.
Respuestas a las preguntas de evaluación inicial
Capítulo 1 Historia de la parasitología6
Anexo
Evolución de la parasitología 
en algunas enfermedades 
altamente diseminadas
Paludismo
Una de las enfermedades que tienen trascendencia no sólo 
desde el punto de vista de la enfermedad, sino también his-
tóricamente, es el paludismo. En este caso los protagonistas 
principales son dos grandes investigadores: Laveran y Ross. 
Charles Louis Alphonse Laveran (fi gura 1-1) nació en 
París, Francia, el 18 de junio de 1845; fue hijo de un cirujano 
militar, quien obtuvo su título de médico en 1867 en la Es-
cuela del Servicio de Sanidad de Estrasburgo. Participó en la 
guerra franco-alemana de 1870 y asistió como cirujano mili-
tar al sitio de Metz. Este dato le permitió adquirir el entre-
namiento para participar con militares. Fue profesor en la 
Escuela del Val-de-Gráce en 1874 y por ello logró entender 
desde el punto de vista magisterial las causas de las enfer-
medades, entre ellas las infecciosas. En 1878 fue enviado a 
Argelia con la comisión de investigar las causas del paludis-
mo que por aquel entonces amenazaba a gran parte de la po-
blación. A pesar de conocer las carencias que existían en 
aquel país, procedió a revisar clínicamente las muestras de 
los fl uidos y la sangre de los soldados. En noviembre de 1880, 
al revisar la sangre de uno de los soldados que había recaído 
por paludismo, observó cuerpos esferoidales en cuyo inte-
rior había corpúsculos que se movían activamente; se trataba 
de glóbulos rojos infectados. Antes ya había observado cuer-
pos en forma de media luna en el interior de los eritrocitos. 
Laveran describió el hallazgo de esta manera: “[...] en la peri-
feria de ese cuerpo había una serie de fi lamentos fi nos y 
transparentes que se movían muy rápido y que, indiscutible-
mente, tenían vida”. Laveran creyó que eran bacterias, pero 
hasta 1885 se descartó la presencia de éstas como causantes 
del paludismo. Tuvieron que transcurrir 10 años para saber 
que el paludismo podía ser transmitido por un mosquito. 
Ronald Ross (fi gura 1-2) nació en Almora, India, el 13 de 
mayo de 1857. Estudió medicina en Inglaterra, aunque siempre 
deseó ser literario. En 1879 se graduó de médico en la Escuela 
de Medicina del Hospital San Bartolomé de Londres. Prestó 
sus servicios médicos en su país en 1881 cuando ya Laveran 
había descrito al causante del paludismo; fue un escritor de 
vasta cultura. En 1892 empezó a estudiar las causas del paludis-
mo, al visitar Inglaterra en 1894, conversó con un médico, 
quien le planteó su teoría de la transmisión del paludismo al ser 
humano mediante las picaduras de mosquitos. Comenzó a es-
tudiar a estos insectos, revisándolos de modo exhaustivo. Los 
crió para demostrar que no estaban infectados por el parásito, 
y los alimentaba con sangre de los pacientes infectados. En 
1897, tras dos añosde investigaciones, al revisar los estómagos 
de los insectos halló la primera evidencia: observó que en las 
hembras de los mosquitos del género Anopheles se encontraba 
el parásito, mismo que presentaba movimientos muy activos. 
En 1898 describió la presencia de estructuras a las que denomi-
nó esporas, las cuales se alojaban en las glándulas salivales del 
mosquito; de la anterior suposición surgió la teoría de que la 
picadura del mosquito transmitía al parásito. 
Ese descubrimiento permitió que las autoridades sani-
tarias empezaran a controlar la propagación de esa enfer-
medad. En 1902 le fue otorgado a Ross el Premio Nobel de 
Fisiología y Medicina, y en 1907 se hizo acreedor de nuevo 
al mismo reconocimiento. Laveran murió en París el 18 de 
mayo de 1922, a los 76 años de edad. Ross, por su parte, 
además del trabajo científi co, dedicó tiempo a escribir nove-
las, poemas, dramas y piezas de teatro. Murió a la edad de 
75 años en Londres, el 16 de septiembre de 1932.
Cabe mencionar que durante la época en que fue des-
crito el hallazgo del parásito, otros investigadores debatían 
su teoría; entre éstos destacaba el italiano Ettore Marchiafa-
va, secundado por Celli, Golgi y Grassi, quienes suponían 
que la infección era causada por un micrococo. Si desea pro-
fundizar más en este tema, consulte la nota histórica de 
Walter Ledermann D. Laveran, Marchiafava y el paludismo, 
Rev Chil Infect 25 (3): 216-221. 2008, así como el sitio bvs.sld.
cu/revistas/his/vol_2_99/his15299.htm 
Teniasis-cisticercosis 
Desde los tiempos de Aristóteles se describía la presencia de 
cisticercos en el cerdo, así como descripciones de la presencia 
de tenias en fase adulta en heces humanas y de cisticercos en 
el encéfalo de personas infectadas. Sin embargo, llama la 
atención el hecho de saber que el agente causal de la cisticer-
cosis y la teniasis es el mismo. Dos investigadores que logra-
ron dar a conocer el ciclo biológico de estos organismos fue-
ron Kuchenmeister y Leuckart. 
Figura 1-2 Ronald Ross.Figura 1-1 Charles Louis Alphon-
se Laveran.
Kuchenmeister solicitó en 1850 a las autoridades de 
una prisión en Alemania dar de comer a una mujer conde-
nada a muerte 75 cisticercos en los tres días anteriores a su 
ejecución. En las primeras 48 horas posteriores a la muerte 
de la mujer practicó una necropsia y encontró en sus intes-
tinos 10 tenias adultas. Repitió el experimento con otros 
presidiarios y obtuvo resultados similares. 
Leuckart, por su parte, empleó proglótidos de adultos 
de Taenia saginata, las que dio de comer a becerros; en sus 
órganos observó cisticercosis masiva en los órganos de los 
becerros. Los huevos contenidos en los proglótidos se ha-
bían convertido en cisticercos. Lo anterior demuestra que el 
descubrimiento de parásitos requiere que el investigador 
piense en sus fuentes de transmisión (www-lab.biomedicas.
unam.mx/cistimex/s10-5gene.html).
Toxoplasmosis 
Otra historia fascinante en la historia de esta disciplina es 
la de un parásito intracelular que hasta hoy en día es moti-
vo de especulaciones y dudas: Toxoplasma gondii. Los pri-
meros en reportar su presencia fueron el francés Charles 
Jules Henry Nicolle (fi gura 1-3) y L. Manceaux en 1909. 
Nicolle, quien por ese entonces era director del actual 
Instituto Pasteur, y L. Manceux observaron en tejidos de 
sangre, bazo e hígado de gondis (rodeores del sureste de Tú-
nez), tejidos invadidos por organismos que tenían la forma 
de leishmanias, por lo cual lo denominaron Leishmania 
gondii. En Brasil, Splendore observó de manera indepen-
diente esos microorganismos en tejidos de un conejo muer-
to con parálisis; Manceux y Nicolle lo reportaron también 
como el mismo toxoplasma y así demostraron la presencia 
de lo que ahora se identifi ca como Toxoplasma gondii. En 
1908, Mine reportó en Japón una tercera observación reali-
zada en topos. Cabe destacar que la primera observación 
fue realizada en 1900 por Laveran en cortes histológicos de 
bazo y médula ósea de gorriones de Java, los cuales se infec-
taron con el parásito Haemamoeba; sin embargo, aunque 
así lo reportó, es más probable que se tratara de toxoplasma. 
Esta demostración cobra mayor relevancia por dos as-
pectos: se trata de un parásito causante de toxoplasmosis 
humana y su ciclo biológico. Entre 1908 y 1937 se demostró 
su transmisión experimental empleando homogenados de 
cerebro de animal infectado por vía intraperitoneal, intra-
craneal y subcutánea, con un incremento en la virulencia 
del parásito. Es probable que los investigadores hayan nota-
do que los cadáveres de los ratones eran devorados por sus 
semejantes dentro de la jaula de experimentación, lo que in-
crementó la virulencia y les hizo sospechar de la vía oral al 
consumir carne cruda. Entre los animales estudiados para 
investigar la transmisión se cuentan monos, ratas, cuyos, 
ratones y gondis, los cuales mostraron mayor susceptibili-
dad (es interesante notar que, dado que los gondis son her-
bívoros, la transmisión no ocurría sólo por el consumo de 
carne). Se obtuvo un dato de gran importancia al observar 
que algunos ejemplares de gondis estaban más infectados 
en invierno que en verano, por lo que se supuso que la tem-
peratura climática hacía al huésped más susceptible o que 
existía transmisión por artrópodos, esto último debido a 
que en la sangre de los gondis se observaron parásitos. Fi-
nalmente se demostró que no había tal transmisión. To-
mando en cuenta que la transmisión podría ser a través de 
la ingestión de carne cruda y considerando a los roedores 
como huéspedes, se dedujo que los gatos y perros podrían 
ser infectados. 
En 1970, después de cinco años de intensas investiga-
ciones, Frenkel y colaboradores dedujeron el ciclo biológico 
completo de Toxoplasma gondii. Algunos gatos fueron ali-
mentados con ratones infectados, y en sus heces se detecta-
ron los ooquistes del parásito 1 a 5 días después de la infec-
ción. De lo anterior se deduce que los esfuerzos para 
descubrir el ciclo biológico de este parásito son recientes y, 
sin embargo, aún hay enigmas. 
Enfermedad de Chagas 
El descubrimiento de esta enfermedad constituye uno de los 
descubrimientos más relevantes en el campo de la parasito-
logía. En 1909, dos médicos se dieron a la tarea de investigar 
esta enfermedad: Oswaldo Goncalves Cruz y Carlos Justi-
niano Das Chagas, a quien debe su nombre este padeci-
miento. En su publicación Nova tripanozomiaze humana. 
Estudos sobre a morfolojia e o ciclo evolutivo do Schizotrypa-
num cruzi n. gen., n. sp., ajente etiolojico de nova entidade 
mórbida do homen pelo, el Dr. Carlos Chagas afi rmaba: 
 […] En 1907 fuimos invitados por el director Dr. Oswaldo 
Goncalves Cruz a llevar a cabo una campaña antipalúdica 
en los servicios de construcción de la vía férrea del Ferro-
carril Central del Brasil, en la región norte del Estado de 
Minas Gerais […]
Al llegar a la zona de estudio, los habitantes les indica-
ron la presencia de insectos hematófagos que les picaban, 
llamados barbeiros. Pernoctaron y, al advertir su presencia, Figura 1-3 Charles Jules Henry Nicolle.
Capítulo 1 Historia de la parasitología8
capturaron algunos ejemplares, al examinarlos observaron 
la presencia de parásitos: 
 […] Al examinar el contenido del intestino posterior de 
especímenes de Conorrinos, atrapados en Minas Gerais 
al interior de viviendas de la gente, comprobamos la pre-
sencia de múltiples fl agelados con caracteres morfológi-
cos de Crithidias […] 
Los ejemplares fueron enviados al doctor Oswaldo 
Cruz, quien empleó el contenido para infectar macacos; en-
tre 20 y 30 días después, el animal presentó fl agelados con 
morfología similar en su sangre. Reprodujeron la infección 
en otros animales y Carlos Chagas comenzó a examinar clí-
nicamente a la gente de la zona estudiada. En dos niños en-
contró fl agelados y con su sangre inoculó a ratones, en los 
que pudo observar al parásito en sangre. De esta manera 
demostró el ciclo biológico y el transmisor. Aunqueen un 
principio se consideró que se transmitía mediante la pica-
dura de mosquitos, años después se demostró que el insecto 
lo transmitía a través de las heces.
Evolución de la parasitología en algunas enfermedades altamente diseminadas 9
	Capítulo 1. Historia de la parasitología

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