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Microsporidiosis

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18Capítulo
Rosamaría Bernal Redondo
Contenido
■ Introducción
■ Características generales y ciclo 
biológico del parásito
■ Mecanismos patogénicos y 
manifestaciones clínicas
■ Diagnóstico
■ Tratamiento
■ Prevención 
■ Epidemiología 
■ Caso clínico
membrana y citoesqueleto. Representan una de las primeras 
ramas del árbol fi logenético de los eucariotes. Posterior-
mente, Cavalier-Smith, en 1983, conformó tres linajes de 
Protistas-Archezoa (amitocondriales), microsporidia, para-
basalia y metamonada. Con el empleo de la biología mole-
cular, basada en el estudio de la pequeña subunidad RNA 
ribosomal (SSU rRNA) y de la proteína del factor de elon-
gación (EF-1� y EF-2), separaron la microsporidia de para-
basalia y metamonada. Sogin, en 1997, con estudios del gen 
Hsp70 en Varimorpha necatrix, cuyo producto es una pro-
teína de mitocondrias, quizá perdida en la evolución, pero 
con evidencia genética y el análisis del gen de las tubulinas 
� y �, proteína estructural de citoesqueleto, reclasifi có a las 
microsporidias en el Reino Fungi. Cavalier-Smith (1998) en 
su artículo de Seis Reinos, los coloca en el cuarto phylum del 
Reino Fungi y subreino Eumycota. Taxonómicamente las 
microsporidias se agrupan por la naturaleza del huésped: 
Acuosporidia, organismos de agua dulce, Marinosporidia, or-
ganismos marinos y Terresporidia, organismos terrestres, que 
parecen ser más consistentes con la relación evolutiva. Otras 
características ultraestructurales son consideradas en la clasi-
fi cación: tamaño de la espora, arreglo del núcleo, espirales del 
fi lamento polar y presencia o ausencia de vacuola parasitófora.
Se reconocen 8 géneros y 14 especies como patógenos 
del humano: Encephalitozoon cuniculi, E. hellem, E. intesti-
nalis (Septata intestinalis); Enterocytozoon bieneusi; Vitta-
forma corneum (Nosema ocularum); Brachiola connori, B. 
Preguntas de evaluación inicial
 1. Anota tres especies patógenas para el humano.
 2 . ¿Cuáles son las características de la forma infectante?
 3 . Explica el mecanismo principal de interacción huésped-pará-
sito.
 4 . ¿Cuál es el comportamiento del parásito en pacientes con 
VIH-SIDA?
 5 . ¿Menciona un método diagnóstico parasitológico y uno in-
munológico?
Microsporidiosis
Introducción
La fi logenia molecular ha modifi cado en forma importante 
la taxonomía de un gran número de organismos eucariotes. 
Spague, en 1977, con base en el peculiar mecanismo de in-
fección de un parásito intracelular estricto y no presentar 
ultraestructura parecida a otros phyla, conformó un nuevo 
phylum dentro del Reino Protista y Subreino Protozoa, al 
que denominó Microspora, que en 1998 cambió el nombre a 
Microsporidia. Estos organismos fueron identifi cados como 
los más pequeños y primitivos con núcleo verdadero, endo-
algerae (Nosema algerae); Pleistophora ronneafi ei; Trachi-
pleistophora anthropophora, T. hominis; Microsporidium 
ceylonensis y M. africanum.
Características generales 
y ciclo biológico del parásito
Las microsporidias son organismos intracelulares estrictos, 
se identifi can sólo como esporas fuera de la célula huésped. 
Las esporas miden de 1.0 a 1.5 μm de ancho y 1.5 a 4.0 μm 
de largo, con forma redonda, ovalada, de pera o bacilar, tie-
nen una pared gruesa formada por tres capas: cubierta exter-
na o exospora (glucoproteína), cubierta interna o endospora 
(quitina) y membrana plasmática trilaminar (fi gura 18-1). 
Los géneros Encephalitozoon, Enterocytozoon, Pleistophora 
y Trachipleistophora presentan núcleo simple monocarion y 
dos núcleos unidos que funcionan como una sola unidad, 
diplocarion los géneros Nosema, Brachiola y Vittaforma. El 
genoma es reducido y compacto, el más pequeño de los eu-
cariotes, con 2.3 a 19.5 106 pb, se identifi caron de 10 a 11 
cromosomas. Los ribosomas se parecen a los de procariotes 
que sólo codifi can para la fracción 18S y 26S, sin la fracción 
5.3S típica de los eucariotes, se relacionan con el retículo 
endoplásmico rugoso. Carecen de mitocondrias y perixoso-
mas. Presentan un aparato de Golgi atípico o polaroplasto 
laminar y vesicular. Son característicos por la presencia de 
un gran fi lamento polar que ocupa casi la totalidad del cuer-
po de la espora, se encuentra enrollado en varias espirales (4 
a 13), e inicia con un disco de anclaje que se ubica en la re-
gión anterior y termina en el esporoplasma. En la porción 
posterior se localiza una vacuola. El metabolismo es heteró-
trofo estricto.
La infección de tipo monoxeno (sólo un huésped) se 
inicia con la ingesta, inhalación o contacto (conjuntivas) de 
la espora. En el interior del huésped el cambio de pH y la 
presión osmótica dilatan la vacuola y el polaroplasto, éstos 
ejercen una acción para inducir la liberación del aparato de 
extrusión de la espora (fi gura 18-2). El aparato de extrusión 
está constituido por un cilindro en donde se moviliza el fi -
lamento polar con gran fl exibilidad y elasticidad en una 
elongación de 12 a 50 μm hasta localizar la célula huésped e 
inyectar el esporoplasma infectante, el núcleo y gran nú-
mero de ribosomas. La protrusión del fi lamento polar y pe-
netración en una célula es muy rápida (dos segundos). A 
partir de la penetración del esporoplasma se inicia la fase de 
reproducción de tipo asexual, ésta puede ser por repetidos 
eventos de división binaria simple proliferativa (merogonia) 
o seguida por la fase de división binaria múltiple (esporogo-
nia), se origina el esporonte que se divide en esporoblastos 
que producen esporas (esporogonia). La merogonia y la es-
porogonia pueden llevarse a cabo en forma simultánea en la 
misma célula huésped; logran ubicarse en forma libre en el 
citoplasma de la célula o dentro de una vacuola parasitófora 
de paredes gruesas de tipo panesporoblástica. Las esporas 
rompen la célula y abandonan al huésped (fi gura 18-3). 
Existe transmisión horizontal con alta carga parasitaria y 
patogenicidad y transmisión vertical con baja virulencia, 
poco estudiada en el humano.
Mecanismos patogénicos 
y manifestaciones clínicas
La microsporidiosis es ocasionada por organismos patóge-
nos de vida intracelular estricta, que se localizan en la 
región supranuclear de la célula huésped, cuyo principal 
mecanismo de interacción huésped-parásito corresponde a 
la multiplicación dentro de la célula que origina vacuoliza-
ción citoplásmica y destrucción de ésta; por último surge la 
liberación y diseminación de los nuevos patógenos. La mi-
crosporidiosis más frecuente es por E. bieneusi; los parásitos 
infectan primero los enterocitos de la mucosa intestinal, de 
ahí a las células epiteliales del tracto biliar, lo cual provoca 
alteración de la estructura y la función que origina colangi-
tis y colecistitis. En pacientes inmunocompetentes puede 
causar manifestaciones de corta duración y autolimitantes, 
Figura 18-1 Espora que mide 1 a 5 mm de ancho por 5 a 7 mm de largo. Figura 18-2 Ciclo de invasión a células.
Disco
de anclaje
Polaroplasto
laminar
Exospera
(glucoproteína)
Endospora
(quitina)
Vacuola
posterior
Polaroplasto
vesicular
Núcleo
Filamento
polar
(espirales)
A B C D E F
Capítulo 18 Microsporidiosis144
la mayoría son subdiagnosticados. En pacientes con VIH-
SIDA ocasiona duodenitis, con diarrea crónica, distensión 
abdominal, fl atulencia, fatiga y febrícula hasta pérdida de 
peso. En casos de microsporidiosis masiva invade tracto 
respiratorio superior, cuando un individuo broncoaspira y 
provoca sinusitis. Debe establecerse una diferenciación en-
tre las dos microsporidias entéricas (E. bieneusi esporas de 1 
 1.5 μm y E. intestinalis esporas de 1.5 2.5 μm). La fi sio-
patología es una combinación de atrofi a característica de 
una respuesta enteropática autoinmune clásica entre el 
daño directo del parásito al enterocito y la respuesta innata 
del huésped. 
Debido a la destrucción de la célula existe un aumento 
en la mitosis epitelial con una rápida movilización de ente-
rocitos inmaduros con defi ciencia en la absorción de proteí-
nas,carbohidratos y grasas. La alteración de la arquitectura 
del borde en cepillo de la mucosa duodenal y yeyunal se 
acompaña de una diarrea acuosa, éste es el principal sínto-
ma de la microsporidiosis entérica, con más de 20 evacua-
ciones por día en donde se pierden importantes volúmenes 
de agua. La alteración en el mecanismo absorción/secre-
ción de agua lleva al paciente a una deshidratación severa 
con pérdida de K+ (hipopotasemia), Mg++ (hipomagnese-
mia) y H2CO3, que termina en choque y muerte. 
Un estudio en México de 98 biopsias de intestino delga-
do de pacientes con estadio C3 de SIDA mostró en 31 pacien-
tes la presencia de microsporidias. Los pacientes presentaron 
diarrea crónica en 67% con atrofi a de las microvellosidades 
intestinales, hiperplasia de las criptas de Lieberkühn e infi l-
trado linfoplasmocitario crónico con eosinófi los. El 87% de 
estos pacientes tenía cuentas de células CD4 menores a 200/
mm3, sus evacuaciones eran un promedio de 6 en 24 horas.
Infección extraintestinal
La biopsia duodenal y yeyunal identifi ca en la lámina pro-
pria una gran cantidad de macrófagos, fi broblastos y células 
endoteliales adyacentes a capilares, que contienen muchas 
Célula
huéspedEsporoplasto
Disco de anclaje
Polaroplasto
Exospora
Endospora
Membrana plasmática
Filamento polar
Núcleo
Ribosomas
Vacuola
Vacuola
parasitófaga
Esporas
Esporas
Esporoblastos
Esferocitos
Vacuola parasitófaga
Espora
Filamento polar
Ciclo de vida
Merogonia
Esporogonia
Figura 18-3 Ciclo biológico de Microsporidia.
Infección extraintestinal 145
esporas; para el caso de E. bienuesi éstas limitan su daño a la 
mucosa intestinal y las vías hepatobiliares, pero las esporas 
de E. intestinalis pueden diseminarse a localizaciones extra- 
intestinales e infectar más de un órgano. Mediante biopsia 
se identifi can esporas en lesiones necróticas de músculo 
(Microsporidium ceylonensis, Pleistophora spp, Brachiola al-
gerae y Trachipleistophora hominis) con miositis, fi bras atró-
fi cas, fi brosis, reacción infl amatoria por células plasmáticas, 
linfocitos e histiocitos. 
Llega a presentarse una colonización biliar (E. bieneu-
si), con infl amación, que provoca colangitis y colecistitis 
acalculosa, el parásito alcanza las células de Kupff er en el 
hígado y ocasiona granulomatosis focal y necrosis supurativa, 
con numerosas esporas. En los riñones ocurre una nefritis 
túbulo-intersticial con disuria y hematuria que evoluciona a 
insufi ciencia renal crónica, además, pueden invadir las su-
prarrenales, ovario, corazón, bazo, pulmón y nódulos linfá-
ticos. E. cuniculi y E. hellem se relacionan con peritonitis y 
ascitis con grandes cantidades de esporas. La penetración 
de esporas por conjuntivas (E. hellem, V. cornea, B. algerae) 
causa queratoconjuntivitis, queratitis puntata y úlceras cor-
neales. E. cuniculi afecta, sobre todo, al sistema nervioso 
central, con un cuadro neurológico severo, vómito, cefalea, 
convulsiones y pérdida de la conciencia. Existe la publicación 
de un informe acerca de un individuo africano que murió 
por un adenocarcinoma pancreático diseminado, en cuya 
autopsia se encontraron esporas de E. bieneusi en el cito-
plasma de las células cancerosas.
Respuesta del huésped 
a la infección
En el modelo experimental de la microsporidiosis entérica 
murina (E. cuniculi) la respuesta innata se induce por la pre-
sencia del agente infeccioso en el enterocito, que ocasiona la 
activación de la célula huésped, provoca un incremento en 
el metabolismo celular que se observa como un proceso 
infl amatorio con fl ujo sanguíneo, vasodilatación, edema e in-
fi ltrado celular de neutrófi los y mononucleares. La movili-
zación celular continúa con la liberación de citocinas que 
atraen células de la lamina propia que, a su vez, liberan 
mediadores como: histamina, serotonina, adenosina, leuco-
trienos, prostaglandinas y activadoras de plaquetas, todos 
con una función proinfl amatoria que afecta la secreción y 
absorción de agua. La resistencia demostrada in vitro por 
altos niveles en células peritoneales y linfocitos periféricos 
en los ratones infectados con E. cuniculi, se atribuye al in-
terferón gamma (IFN-γ). El daño y ruptura de los enteroci-
tos es por la presencia y multiplicación de los parásitos, así 
como una consecuencia de la infl amación mediada por cé-
lulas T, proteasas y sustancias oxidantes que liberan las 
células cebadas. El factor de necrosis tumoral alfa (TNF-�) 
interleucina proinfl amatoria se detecta en grandes cantida-
des en las heces de pacientes con SIDA, seguramente como 
parte de la respuesta innata. La respuesta adaptativa con la 
aparición de inmunoglobulinas IgM e IgG está dirigida 
contra diferentes especies de microsporidias en pacientes 
inmunológicamente competentes y persisten durante toda 
su vida. En especies animales carnívoras se demostró que 
los anticuerpos que se generaron como respuesta humoral, 
forman complejos inmunes que se depositan en el riñón y 
aumentan el daño renal. El suero hiperinmune de ratones 
infectados con E. cuniculi al transferirse a otros contribuye 
a la protección de futuras infecciones. Las microsporidias 
afectan a los pacientes inmunocomprometidos, mayor en 
los adultos con inmunodefi ciencia adquirida (hasta 50%) 
que en niños con VIH-SIDA. En los pacientes con VIH-
SIDA la infección es más severa, sobre todo en aquéllos con 
menos de 100 células de CD4/ mm3 porque las esporas tienden 
a permanecer en grandes cantidades en el intestino delgado y 
tracto biliar, favorecen las coinfecciones con enfermedades 
oportunistas. Los individuos con inmunocompromiso por 
la administración de inmunosupresores químicos, antes de 
recibir un trasplante de hígado, corazón, pulmón y médula 
ósea, pueden sufrir la infección por E. bieneusi y varias espe-
cies de Encephalitozoon y desarrollar diarrea que se acompa-
ña de fatiga, fi ebre y náusea. Son pocos los reportes de 
microsporidiosis en individuos inmunocompetentes, prin-
cipalmente son con daño entérico, diarrea aguda que se au-
tolimita en poco tiempo; esto mismo se presenta en viajeros. 
La diarrea persistente se reportó en niños inmunocom-
petentes de los trópicos, estos infantes son VIH negativos, 
presentan desnutrición y esto tal vez sea el factor de riesgo 
en este grupo etario. El ojo es un sitio inmunológicamente 
privilegiado, en el humano se pueden encontrar infecciones 
por V. corneum.
Diagnóstico
El diagnóstico etiológico inició con la búsqueda del parásito 
mediante la biopsia del tejido afectado y la observación por 
microscopia electrónica de transmisión con la identifi ca-
ción de las esporas basada en la estructura de la pared, las 
vueltas espirales del fi lamento polar; el esporoplasma y la 
morfología del núcleo. La difi cultad en el diagnóstico 
enfocó los esfuerzos en la localización e identifi cación de 
esporas en las heces, orina, líquido cefalorraquídeo (LCR) y 
secreciones, al observar que eran eliminadas en grandes 
cantidades. El tamaño tan pequeño de las esporas sólo pue-
de visualizarse en la microscopia de luz a través de tinciones 
permanentes y la observación a inmersión (100 ), esto per-
mite la identifi cación de esporas (sensibilidad), pero no su 
clasifi cación (especifi cidad). Las esporas muestran afi nidad 
tintoreal a la hematoxilina-eosina, Ziehl-Neelsen, tinción 
de PAS, tinción de Goodpasture, Giemsa, metamina argén-
tica de Gomori y coloraciones quimioluminiscentes como 
cromotropo 2R (fi gura 18-4A), calcofl úor (fi gura 18-5) y 
Uvitex 2B, todos estos colorantes son muy sensibles, pero 
poco específi cos. A partir de cualquier producto biológico 
Capítulo 18 Microsporidiosis146
se recomienda una concentración por centrifugación, frotis 
muy delgados del sedimento, secar a la fl ama, fi jar con me-
tanol y tinción. 
En individuos inmunocompetentes pueden eliminarse 
de 5.0 a 5.7 105 esporas/gramo de heces y en los pacientes 
con VIH/SIDA la eliminación llega a ser de 4.0 a 4.4 108 es-
poras/gramo de heces.La inoculación en animales (ratones) 
permite el aislamiento a partir de muestras de heces, orina y 
LCR. Están estandarizadas las técnicas inmunodiagnósticas 
mediante inmunofl uorescencia indirecta (IFI), ELISA y Wes-
tern-blot, con empleo de anticuerpos poli y monoclonales. 
También se utiliza la hibridación in vitro con anticuerpos 
fl uorescentes con gran sensibilidad y especifi cidad, con la 
desventaja de ser una técnica muy laboriosa. 
La biología molecular también contribuye a la identifi -
cación de esporas, el empleo de la reacción en cadena de la 
polimerasa (PCR) con iniciadores específi cos de especie es 
ampliamente difundida. Los iniciadores que más se utilizan 
son de la pequeña subunidad del RNA (SSU rRNA), y son 
excelentes blancos para la amplifi cación con alta sensibili-
dad y especifi cidad; tienen la capacidad de detectar tan po-
cas como 10 esporas en 100 μl de materia fecal. El empleo 
de oligonucleótidos en microarreglos con sondas de 18S 
SSU rRNA, permite la diferenciación de especie entre E. 
bieneusi (EBIEFI-EBIERI), E. cuniculi (ECUNFI-ECUN-
RI), E. hellem (EHELFI-EHELRI) y E. intestinalis (SINTFI-
SINTR) con fragmentos de amplifi cación de 1 300 pb y por 
lo menos seis oligonucleótidos representativos de cada espe-
cie. Pruebas como incremento de las funcionales hepáticas, 
alteración de la absorción como d-xilosa y proteínas, pue-
den en forma indirecta relacionarse con microsporidiosis, 
son sensibles, pero poco específi cas. 
Tratamiento
Cuando empezaron a aparecer casos por microsporidias se 
probaron todos los fármacos que se emplean contra proto-
zoarios: 
 • Metronidazol compuesto imidazólico con acción sobre 
el DNA del parásito. Se administra en dosis de 500 mg, 3 
veces al día, durante 2 semanas, su acción es sobre E. 
bieneusi en individuos trasplantados. Es un tratamiento 
sintomático en donde la biopsia enteral permanece posi-
tiva. Tiene efecto disulfi ram.
 • Albendazol, derivado benzoimidazólico, es un inhibi-
dor del ensamblaje de microtúbulos (tubulina) de cito-
esqueleto, con buena efi cacia sobre varias especies de 
Encephalitozoon. Se administra en dosis de 400 mg, 2 
veces al día, durante un mes. Baja la carga parasitaria 
con desaparición y disminución de síntomas y no hay 
eventos adversos. Se ha empleado la combinación de 
metronidazol-albendazol y la de albendazol-furazoli-
dona.
 • Atovacuona antiparasitaria 750 mg, 3 veces al día, no 
hay eventos adversos.
 • Nitazoxanida es un derivado nitrotiazol con acción so-
bre enzimas del metabolismo intermediario de los 
anaerobios (peróxido-óxido reductasa) con buena efi -
cacia en diarrea persistente. En el esquema de 500 mg, 2 
veces al día, durante 3 días no hay efectos secundarios 
ni ocasiona efecto disulfi ram.
Figura 18-4 A, Tinción tricrómica de Gomori modifi cada cromotropo 2R. B, Tinción Quick-Hot-Gram cromotropo.
Figura 18-5 Tinción de calcofl úor. (Foto cortesía de E.S. Didier.)
A B
Tratamiento 147
 • Fumagillin, producido por Aspergillus fumigatus, de 
una clase de sesquiterpenos primero descrito como an-
tibiótico y en la actualidad identifi cado como potente y 
selectivo inhibidor de angiogénesis. Inhibe la replica-
ción intracelular del parásito. Su blanco es la metioni-
na aminopeptidasa II (MetAp-II). Se administra por 
vía oral a 60 mg/día (20 mg, 3 veces al día) durante 2 
semanas. Es inmunosupresor y ocasiona en el paciente 
neutropenia y trombocitopenia después de 2 a 3 sema-
nas. La presentación tópica se utiliza con alta efi cacia 
en conjuntivitis, queratoconjuntivitis y lesiones cor-
neales, esta presentación es menos tóxica.
 • Un análogo sintético del fumagillin TNP-470 (que 
también se conoce como AGM-1470) es un compuesto 
menos tóxico.
 • Talidomina, sedativo oral, droga hipnótica e inhibidor 
del TNF-γ , que lo aprobó la FDA para combatir aft as 
orales en pacientes con VIH-SIDA. Se administra en 
dosis de 100 mg por noche, durante 3 semanas. No se 
recomienda durante el embarazo.
 • Otras drogas como furazolidona, sinefungin, azitro-
micina, itraconazol, octreótido y sulfas son empleadas 
con resultados variables. 
 • La caracterización molecular de las proteínas del tubo 
polar (PTP) se utiliza para diseño de estrategias tera-
péuticas.
A partir de la administración de la terapia antirretro-
viral y los inhibidores de proteasas en los pacientes con 
SIDA se ocasiona la remisión de la carga parasitaria y de 
síntomas gastrointestinales, aunado con la recuperación 
de cuentas de linfocitos CD4 >200 células/mm3.
Prevención
La prevención primaria evita la transmisión y diseminación 
de esporas por vía fecal-oral, fecal-nasal, persona a persona 
y fecal-ocular, a través de mejorar los servicios sanitarios y 
los hábitos higiénicos. Las esporas sobreviven en el medio 
ambiente y el agua, son resistentes a agentes químicos, pero 
pueden ser destruidas por la cocción de alimentos, ebulli-
ción, congelación del agua y la higiene personal. Existe 
transmisión persona-persona, animal-humano y quizá el 
humano también infecte a los animales. La prevención 
secundaria recomienda la detección oportuna del padeci-
miento, la identifi cación del agente etiológico y la adminis-
tración de un antiparasitario. Para los pacientes con 
VIH-SIDA en la actualidad la incidencia de E. bieneusi y E. 
intestinalis ha decrecido, por el estricto control de este gru-
po y la administración de la terapia HAART (highly active 
antiretroviral therapy). Además la vigilancia constante del 
sistema inmune no permite la disminución de las células 
CD4 (<200/mm3) e impide las coinfecciones emergentes.
Epidemiología
En el siglo xix, en Francia, durante el auge de la industria 
del gusano de seda (Bombyx mori) apareció una epidemia 
que fue denominada “pebrina”, identifi cada por puntos ne-
gros como granos de pimienta (pepper) en el cuerpo del gu-
sano. Luis Pasteur (1857) intervino para su identifi cación y 
tratamiento, observó que el parásito invadía el intestino del 
gusano y producía gran cantidad de esporas. Nägeli identi-
fi có en el gusano de seda a la especie Nosema bombysis y la 
clasifi có como Schizomycetes, fue incluida con levaduras y 
bacterias. Las microsporidias fueron identifi cadas desde 
hace 100 años como parásitos en 1 200 especies de inverte-
brados (insectos) y vertebrados (peces, anfi bios, reptiles y 
mamíferos). La primera infección en mamíferos fue repor-
tada en 1922 por Wright y Craighed, quienes la observaron 
en conejos. En 1959, Matsubayashi reconoció a Encephalito-
zoon sp como potencial parásito en un niño de 9 años con 
cefalea, fi ebre y convulsiones. En 1985, Descartes publicó el 
primer caso humano por Enterocytozoon bieneusi como un 
oportunista en individuos con VIH-SIDA, y se relaciona 
con diarrea persistente, después se identifi có en animales 
domésticos. Existe la suposición de que las microsporidias 
forman parte de la fl ora normal del hombre, la infección 
permanece asintomática en individuos inmunocompetentes, 
sólo presenta un comportamiento oportunista en individuos 
inmunocomprometidos. Investigaciones de seroprevalencia 
en población general en Puebla, México, reportan a En-
cephalitozoon sp en 8% de amas de casa, sin comportamien-
to estacional. 
A partir del surgimiento de la pandemia del VIH-
SIDA, de ocho casos humanos de microsporidiosis publica-
dos en la década de 1960-1969, surgieron gran cantidad de 
reportes y, en la actualidad, se han identifi cado 14 especies 
como patógenas del hombre que parasitan alrededor de 50% 
de los pacientes adultos con SIDA. También se detectaron en 
viajeros, ancianos, en individuos que usan lentes de contacto 
y en pacientes con trasplante de órganos (hígado, corazón, 
pulmón y médula ósea). Los Centers for Disease Control and 
Prevention (CDC) los considera parásitos emergentes. Con el 
empleo de la epidemiología molecular se ha revelado la apa-
rición de gran número de genotipos de microsporidias hu-
manas y de animales, con gran potencial zoonótico y dife-
rencias en los distintoscontinentes.
Caso clínico
Antecedentes. Se trata de una paciente femenina de 1 año 
10 meses, originaria y residente de Atlacomulco, Estado de 
México, cuya alimentación fue al seno materno por dos me-
ses y después fue interrumpida por enfermedad de la madre, 
motivo por el cual empezó a recibir fórmula láctea; en la 
actualidad está integrada a la dieta familiar. La madre tiene 
Capítulo 18 Microsporidiosis148
20 años de edad, es ama de casa y vive en unión libre; resul-
tó positiva para VIH hace dos años. El padre murió a la edad 
de 25 años (un año atrás) por complicaciones de TB pulmo-
nar secundaria a VIH-SIDA. Su hermana es de ocho meses 
de edad, clínicamente sana con dos estudios de carga viral 
negativos. 
Padecimiento actual. La niña fue recibida en el servi-
cio de urgencias, en hospital de atención de tercer nivel, re-
ferida por hepatomegalia y esplenomegalia en estudio y por 
presentar cuadro persistente de diarrea intermitente, semi-
líquida, no fétida, sin moco ni sangre, con base en 2 a 3 
evacuaciones por día; así como astenia, adinamia, hipoacti-
vidad, aumento de las horas de sueño (hipersomnia); fue 
ingresada para descartar VIH de transmisión vertical. Se 
observa palidez de conjuntivas y tegumentos (++/++++), 
deshidratación leve de mucosas, una lesión en la mejilla de-
recha (1.5 1.0 cm), no muestra compromiso cardiopulmo-
nar y el abdomen exhibe hepatoesplenomegalia a 2 cm por 
debajo del reborde costal, así como peristalsis aumentada en 
frecuencia. Sus extremidades superiores e inferiores lucen 
hipotrófi cas y con llenado capilar retardado. Los datos de 
laboratorio indicaron valores de hemoglobina 11 g/dl, he-
matócrito 33%, leucocitos 3 000/mm3, segmentados 1%, lin-
focitos 91%, basófi los 1%, monocitos 7%, plaquetas 55 000, 
glucosa 86 mg/dl, urea 45 mg/dl, creatinina 0.5 mg/dl, carga 
viral 2 740.000 copias, linfocito T CD4 < 200/mm3, linfocito 
T CD8 > 400/mm3.
Diagnóstico. Se trata de VIH (+) de transmisión verti-
cal, síndrome anémico, neutropenia, candidiasis oral, desnu-
trición grado II (38%), diarrea crónica (es preciso investigar 
agentes infecciosos crónicos). A fi n de buscar el agente causal 
de la diarrea se realizó un estudio coproparasitoscópico 
(CPS) de concentración y tinción de Kinyoun con resultados 
negativos. Se realizaron tinciones de Weber, Gomori, cromo-
tropo 2R y calcofl úor; en esta última se observaron abundan-
tes estructuras compatibles con esporas de microsporidias y 
la técnica de PCR confi rmó el diagnóstico de Enterocytozoon 
bieneusi.
Tratamiento. Inicia con kaletra (lopinavir y ritonavir) 
11 mg/kg/dosis, AZT (azidotimidina) 113 mg/m2/dosis; 3TC 
(lamivudina, zidovudina, estavudina) 4 mg/kg/dosis, cef-
triaxona y fl uconazol. Durante la hospitalización se procede a 
hidratación vía intravenosa. Fórmula láctea 150 ml/kg/5 días. 
Posterior al diagnóstico se reajusta la terapia antirretro-
viral y se agrega antiparasitario con base en metronidazol. De 
acuerdo con el Treatment Guidelines from the Medical Letter 
en su versión del 2007 se recomienda el tratamiento mencio-
nado en el cuadro 18-1.
Antiparasitario Tratamiento pediátrico Tratamiento en adultos
1. Albendazol + fumagilina (lesión ocular)
2. Fumagilina (lesión intestinal)
3. Albendazol (forma diseminada)
Administrar de acuerdo con el peso del 
paciente
1. 400 mg + 20 mg VO
2. 20 mg/14 días
3. 400 mg 
• Cuadro 18-1 Tratamiento para pacientes con microsporidiosis según el Treatment Guidelines from the Medical Letter, 2007.
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Caso clínico 149
 1. ¿Son estos organismos los eucariotes más primitivos?
 2. ¿Por qué serán excluidos del reino Protista, subreino Protozoa?
 3. ¿Por qué son considerados organismos emergentes?
 4. ¿Cuáles son las causas del decremento de casos humanos?
Preguntas para refl exionar
 1. Enterocytozoon bieneusi, Encephalitozoon intestinales, Brachio-
la algerae.
 2 . Espora de 1.0 a 4.0 μm redonda, ovalada, de pera o bacilar.
 3 . Inyección de esporoplasma infectante a través del fi lamento 
polar, multiplicación y destrucción de la célula huésped.
 4 . En pacientes con VIH-SIDA y células CD4 <200/mm3, los pará-
sitos se multiplican en forma abundante dentro de las células 
y el daño es mayor.
 5 . Tinción de esporas por Giemsa, hematoxilina-eosina, tricró-
mica. Tinciones quimioluminiscentes con cromotropo 2R y 
calcofl úor; inmunofl uorescencia indirecta (IFI) con anticuer-
pos monoclonales antiespora.
Respuestas a las preguntas de evaluación inicial
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Capítulo 18 Microsporidiosis150
	Capítulo 18. Microsporidiosis

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