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Bacterias grampositivas anaerobias no formadoras de esporas

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339© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
37 Bacterias grampositivas anaerobiasno formadoras de esporas
Los cocos grampositivos anaerobios y los bacilos no forma-dores de esporas son un grupo heterogéneo de bacterias 
que se caracterizan por colonizar la piel y las superficies mu-
cosas. Estos microorganismos son patógenos oportunistas, 
suelen ocasionar infecciones endógenas y generalmente se 
aíslan de una microflora mixta de bacterias aerobias y anae-
robias. Además, la mayoría de estos anaerobios es exigente 
desde el punto de vista nutricional y se desarrolla lentamente 
en los medios de laboratorio. Por tanto, el aislamiento y la 
identificación de las cepas individuales es difícil y frecuen-
temente lleva bastante tiempo. Por fortuna, el control y el 
tratamiento adecuado de la mayoría de las infecciones por 
estos microorganismos se puede basar en el conocimien-
to de que una flora mixta de microorganismos aerobios y 
anaerobios está presente en las muestras clínicas, y no son 
necesarios el aislamiento y la identificación de las especies 
que la componen.
cocos grAmPositiVos AnAeroBios 
(tabla 37-1)
Antes todos los cocos anaerobios con importancia clínica 
se incluían dentro del género Peptostreptococcus. Por des-
gracia, se asumía que estos microorganismos pertenecían a un 
único género según su morfología en la tinción de Gram y la 
incapacidad de desarrollarse en condiciones aerobias. Desde 
entonces se han aplicado algunos métodos más sofisticados 
para reclasificar muchas de estas especies en seis géneros. Las 
cepas más frecuentes se enumeran en la tabla 37-2. A pesar 
de que algunos cocos anaerobios están dotados de una mayor 
capacidad de virulencia que otros y ciertas especies se asocian 
a enfermedades específicas, la identificación específica de 
los distintos géneros acostumbra a resultar innecesaria y el 
conocimiento de que los cocos anaerobios se asocian a una 
infección suele ser suficiente.
Los cocos grampositivos anaerobios colonizan normal-
mente la cavidad bucal, el aparato digestivo, el aparato geni-
tourinario y la piel. Causan infecciones cuando se diseminan 
desde estas localizaciones hasta lugares que normalmente 
son estériles. Por ejemplo, las bacterias que colonizan las 
vías respiratorias superiores pueden producir sinusitis e in-
fecciones pleuropulmonares; las bacterias del intestino pro-
vocan infecciones intraabdominales; las bacterias del aparato 
 genitourinario pueden causar endometritis, abscesos pélvicos 
y salpingitis; las bacterias de la piel pueden ocasionar celulitis 
e infecciones de tejidos blandos; las bacterias que invaden el 
torrente circulatorio pueden dar lugar a infecciones en los 
huesos y en los órganos sólidos (fig. 37-1).
La confirmación analítica de las infecciones por peptoes-
treptococos se complica debido a los tres factores siguientes: 
1) se debe tener cuidado para evitar la contaminación de las
muestras clínicas por los cocos anaerobios que normalmente
colonizan la piel y las superficies mucosas; 2) las muestras que
se recogen se deben transportar en un contenedor libre de
oxígeno para evitar la muerte de los microorganismos, y 3) las
muestras se deben cultivar en medios enriquecidos durante
un período prolongado (de 5 a 7 días). Además, algunas de
las especies de estafilococos y de estreptococos tan sólo son
capaces de crecer inicialmente en una atmósfera anaerobia
y pueden confundirse con cocos anaerobios. Sin embargo,
estos microorganismos finalmente crecen bien en aire com-
plementado con dióxido de carbono (CO2) al 10%, por lo
que no se pueden clasificar como anaerobios.
Por lo general, los cocos anaerobios son sensibles a las 
penicilinas y los carbapenems (como imipenem, merope-
nem); tienen una sensibilidad intermedia a las cefalosporinas 
de amplio espectro, la clindamicina, la eritromicina y las 
tetraciclinas; y son resistentes a los aminoglucósidos (como 
lo son todos los anaerobios). El tratamiento específico gene-
ralmente está indicado en las infecciones monomicrobianas; 
sin embargo, y debido a que la mayoría de las infecciones 
por estos microorganismos son de carácter polimicrobiano, 
se suele instaurar un tratamiento de amplio espectro frente 
a bacterias tanto aerobias como anaerobias.
BAcilos grAmPositiVos AnAeroBios 
no formAdores de esPorAs (v. tabla 37-1)
Los bacilos grampositivos que no forman esporas configuran 
un grupo heterogéneo de bacterias anaerobias facultativas 
o anaerobias estrictas que colonizan la piel y las superficies
mucosas (tabla 37-3). Actinomyces, Mobiluncus, Lactobaci­
llus y Propionibacterium son patógenos oportunistas bien
conocidos, mientras que los miembros de los géneros Bifi­
dobacterium y Eubacterium se pueden aislar en las muestras
clínicas pero rara vez causan enfermedad en el ser humano.
Las bacterias grampositivas anaerobias no formadoras de esporas son un grupo variado 
de microorganismos que colonizan la piel y las membranas mucosas de todos los seres humanos.
1. ¿Con qué enfermedad se asocia Mobiluncus?
2. ¿Qué es lo característico en relación con la mayoría de las infecciones por Actinomyces?
3. ¿Qué enfermedad causa Lactobacillus? ¿Cómo se tratan las infecciones por Lactobacillus?
Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es
340 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
actinomyceS
Fisiología y estructura
Los microorganismos pertenecientes al género Actinomyces 
son bacilos grampositivos anaerobios facultativos o anaerobios 
estrictos. No son ácido-alcohol resistentes (en contraposición 
a las especies de Nocardia de morfología semejante), crecen 
lentamente en cultivos y suelen producir infecciones crónicas 
que se desarrollan con lentitud. En las muestras clínicas o 
cuando se aíslan en cultivo forman habitualmente unos de-
licados filamentos o hifas (parecidos a los de los hongos) 
(fig. 37-2). No obstante, estos microorganismos son bac-
terias verdaderas debido a que carecen de mitocondrias y 
membrana nuclear, se reproducen por fisión y se inhiben 
con penicilina, pero no con los antibióticos antifúngicos. 
Se han descrito numerosas especies: Actinomyces israelii, 
Actinomyces naeslundii, Actinomyces radingae y Actinomyces 
turicensis son los responsables de la mayoría de las infecciones 
en el ser humano.
Patogenia e inmunidad
Los actinomicetos colonizan las vías respiratorias superio-
res, el aparato digestivo y el aparato genital femenino. Estas 
bacterias normalmente no están presentes en la superficie 
cutánea. Los microorganismos tienen un bajo potencial de 
virulencia, y únicamente provocan enfermedad cuando las 
barreras mucosas normales se alteran por traumatismos, 
cirugía o infección.
Tabla 37-2 Nueva clasificación de algunos cocos 
anaerobios seleccionados incluidos previamente 
en el género Peptostreptococcus
Clasificación previa Nueva clasificación
P. anaerobius No se ha modificado
P. asaccharolyticus Peptoniphilus asaccharolyticus
P. magnus Finegoldia magna
P. micros No se ha modificado
P. parvulus Atopobium parvulum
P. prevotii Anaerococcus prevotii
Figura 37-1 Enfermedades que se asocian a cocos anaerobios, Acti-
nomyces, Propionibacterium y Mobiluncus; estos tres últimos representan 
bacilos grampositivos anaerobios no formadores de esporas.
Tabla 37-3 Bacilos grampositivos anaerobios 
no formadores de esporas
Microorganismo Enfermedad humana
Género Actinomyces Infecciones bucales localizadas, actinomicosis 
(cervicofacial, torácica, abdominal, pélvica, 
sistema nervioso central)
Género 
Propionibacterium
Acné, canaliculitis lagrimal, infecciones 
oportunistas
Género Mobiluncus Vaginosis bacteriana, infecciones 
oportunistas
Género Lactobacillus Endocarditis, infecciones oportunistas
Género Eubacterium Infecciones oportunistas
Género Bifidobacterium Infecciones oportunistas
Tabla 37-1 Bacterias grampositivas anaerobias 
relevantes
Microorganismo Origen histórico
Cocos anaerobios
Anaerococcus an, carente; aer, aire; coccus, baya o coco (coco 
anaerobio)
Finegoldia Sunombre procede del microbiólogo 
estadounidense Sid Finegold
Micromonas micro, diminuto; monas, célula (célula diminuta)
Peptostreptococcus pepto, cocinar o digerir (el estreptococo 
que digiere)
Schleiferella Recibe su nombre del microbiólogo alemán 
K. H. Schleifer
Bacilos anaerobios
Actinomyces aktinos, rayo; mykes, hongos (hongos en forma 
de rayo, en referencia a la disposición radial 
de los filamentos en gránulos)
Bifidobacterium bifidus, hendidura; bakterion, pequeña varilla 
(un pequeño bacilo bifurcado o en hendidura)
Eubacterium eu, bueno o beneficioso (un bacilo beneficioso, 
es decir, un bacilo que suele estar presente)
Lactobacillus lacto, leche (bacilo de la leche; microorganismo 
aislado inicialmente en la leche; asimismo, 
el ácido láctico es el principal producto 
metabólico de la fermentación)
Mobiluncus mobilis, capaz de moverse o ser activo; uncus, 
gancho (bacilo curvado móvil)
Propionibacterium propionicum, ácido propiónico (el ácido 
propiónico es el principal producto 
metabólico de la fermentación)
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La enfermedad clásica producida por los actinomicetos se 
conoce como actinomicosis (en concordancia con la inter-
pretación inicial de estos microorganismos como hongos o 
«micosis»). La actinomicosis se caracteriza por el desarrollo 
de lesiones granulomatosas crónicas que se tornan supura-
tivas y dan lugar a abscesos conectados entre sí mediante 
fístulas. En los abscesos y en los tractos fistulosos se cons-
tata con frecuencia la presencia de colonias macroscópicas 
de microorganismos que remedan granos de arena. Estas 
colonias, llamadas gránulos de azufre por su aspecto amari-
llo o naranja son masas de microorganismos filamentosos 
unidos entre sí por fosfato cálcico (fig. 37-3). Las zonas de 
supuración se rodean de un tejido fibroso de granulación, lo 
que confiere una consistencia dura o leñosa a la superficie que 
recubre los tejidos afectados. La actinomicosis ahora es rela-
tivamente infrecuente. En este momento la mayor parte de 
las infecciones asociadas a actinomicetos son polimicrobianas, 
infecciones orales, como las infecciones de endodoncias, 
los abscesos odontogénicos y las infecciones asociadas a im-
plantes dentales.
Epidemiología
La actinomicosis es una infección endógena en la que no 
existen indicios de transmisión de persona a persona, ni del 
comienzo de la enfermedad a partir de un foco externo como 
el suelo o el agua. Las infecciones cervicofaciales afectan a 
individuos con una higiene bucodental deficiente, o bien 
a aquellas que han sido sometidas a un procedimiento dental 
invasivo o a un traumatismo bucal. En estos pacientes, los 
microorganismos que están presentes en la cavidad bucal 
invaden los tejidos enfermos e inician el proceso infeccioso.
Los pacientes con infecciones torácicas tienen, general-
mente, antecedentes de aspiración, con lo que la enfermedad 
afecta en una primera fase a los pulmones y posteriormente 
se extiende hacia los tejidos adyacentes. Las infecciones 
abdominales suelen ocurrir en los sujetos que han sido some-
tidos a una intervención quirúrgica digestiva o han sufrido un 
traumatismo en el intestino. La infección pélvica puede ser 
una manifestación secundaria de la actinomicosis abdominal 
o puede ser una infección primaria en una mujer portadora 
de un dispositivo intrauterino (fig. 37-4). Las infecciones 
del sistema nervioso central representan generalmente la 
diseminación hematógena desde otros tejidos infectados, 
como los pulmones.
Enfermedades clínicas (caso clínico 37-1)
La mayoría de los casos de actinomicosis son de tipo cervico-
facial (fig. 37-5). La enfermedad puede presentarse como una 
infección piógena aguda o, más frecuentemente, como un 
cuadro de evolución lenta y relativamente indoloro. El ha-
llazgo de inflamación tisular con fibrosis y cicatrización, así 
como la aparición de fístulas de drenaje a lo largo del ángulo 
de la mandíbula y del cuello, debe alertar al médico de la 
posibilidad de actinomicosis. Los síntomas de la actinomicosis 
torácica son inespecíficos. Se pueden formar abscesos en 
el tejido pulmonar en la etapa inicial del proceso, y pos-
teriormente diseminarse a los tejidos adyacentes conforme la 
enfermedad progresa. La actinomicosis abdominal se puede 
extender por todo el abdomen, y podría llegar a afectar a casi 
cualquier órgano. La actinomicosis pélvica puede aparecer 
como una forma relativamente benigna de vaginitis o, más 
frecuentemente, puede provocar una notable destrucción de 
tejidos, con formación de abscesos tuboováricos u obstrucción 
ureteral. La manifestación más frecuente de la actinomicosis 
del sistema nervioso central es un absceso cerebral solitario, 
pero también se pueden observar meningitis, empiema sub-
dural y abscesos epidurales. Recientemente se ha descrito 
actinomicosis en pacientes con enfermedad granulomatosa 
crónica, que se manifiesta como enfermedad febril ines-
pecífica.
Figura 37-2 Colonias macroscópicas (izquierda) y tinción de Gram 
(derecha) de Actinomyces.
Figura 37-3 Gránulo de azufre recogido de una fístula de un paciente 
con actinomicosis. Se observan los delicados bacilos filamentosos (flecha) 
en la periferia del gránulo aplastado.
Figura 37-4 Las especies de Actinomyces pueden colonizar la superficie 
de los cuerpos extraños, como los dispositivos intrauterinos, lo que lleva 
a la aparición de una actinomicosis pélvica. (De Smith E. En Lambert H, 
Farrar W, editores: Infectious diseases illustrated, Londres, 1982, Gower.)
342 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
Diagnóstico de laboratorio
La confirmación en el laboratorio de la actinomicosis resul-
ta, a menudo, complicada. Se debe tener cuidado durante 
la recogida de las muestras clínicas con el fin de evitar su 
contaminación por especies de Actinomyces que forman 
parte de la población bacteriana normal de las superficies 
mucosas. No se puede determinar el significado de las cepas 
de Actinomyces que se aíslan de las muestras contaminadas. 
Puesto que los microorganismos se concentran en los gránulos 
de azufre y escasean en los tejidos afectados, se debe recoger 
una gran cantidad de tejido o de pus. Si se detectan gránulos 
de azufre en una fístula o en un tejido, el gránulo se debe 
aplastar entre dos portaobjetos de cristal para ser teñido y 
observado al microscopio. Se puede apreciar la presencia de 
bacilos grampositivos delgados y ramificados en la periferia 
de los gránulos.
Los actinomicetos son exigentes y crecen lentamente 
en condiciones anaerobias; el aislamiento de estas bacterias 
puede requerir de un período de incubación de 2 o más se-
manas. Las colonias son blancas y tienen una superficie en 
forma de cúpula que se puede tornar irregular después de la 
incubación durante 1 semana o más, lo que recuerda a la parte 
superior de una muela (fig. 37-6). Las especies individuales 
de Actinomyces se pueden diferenciar mediante pruebas 
bioquímicas; sin embargo, este procedimiento puede llevar 
tiempo. En general, tan sólo es necesario determinar que la 
cepa pertenece al género Actinomyces.
La recuperación de actinomicetos a partir de hemocultivos 
se debe evaluar de manera cuidadosa. La mayor parte de las 
cepas representa una bacteriemia temporal carente de signi-
ficación procedente de la bucofaringe o el aparato digestivo. 
Si la cepa tiene relevancia clínica, se deben obtener indicios 
de daño tisular.
Tratamiento, prevención y control
El tratamiento de la actinomicosis implica la combinación 
del drenaje o el desbridamiento quirúrgico de los tejidos 
afectados y la administración prolongada de antibióticos. Las 
especies pertenecientes al género Actinomyces son sensibles 
a penicilina (que se considera el antibiótico de elección), 
carbapenems, macrólidos y clindamicina. La mayoría de las 
especies es resistente a metronidazol y las tetraciclinas tienen 
una actividad variable.Se debe sospechar la existencia de un 
foco sin drenaje en los pacientes que no parecen responder 
al tratamiento prolongado (de 4 a 12 meses). La respuesta 
clínica suele ser buena incluso en los pacientes que han sufri-
do una destrucción extensa de los tejidos. El mantenimiento 
de una buena higiene bucodental y el uso de la profilaxis 
antibiótica adecuada cuando se realizan maniobras invasivas 
en la cavidad bucal o en el tubo digestivo pueden disminuir 
el riesgo de estas infecciones.
propioniBacterium
Las propionibacterias son bacilos grampositivos pequeños que 
se disponen generalmente en cadenas cortas o en agregados 
(fig. 37-7). Se suelen encontrar en la piel (en contraposición 
con Actinomyces), la conjuntiva, el oído externo, la bucofa-
ringe y el aparato genital femenino. Los microorganismos 
son anaerobios o aerotolerantes, inmóviles, catalasa-positivos 
y capaces de fermentar carbohidratos, produciendo como 
principal subproducto ácido propiónico (de ahí su nombre). 
Las dos especies que se aíslan con una frecuencia mayor son 
Propionibacterium acnes y Propionibacterium propio-
nicum.
Figura 37-5 Paciente aquejado de actinomicosis cervicofacial. Se ob-
serva la presencia de una fístula que drena (flecha).
CASO CLÍNICO 37-1
Actinomicosis pélvica
Quercia y cols. (Med Mal Infect 36:393-395, 2006) 
describieron la presentación clásica de una actinomicosis 
pélvica asociada a un dispositivo intrauterino (DIU). 
La paciente era una mujer de 41 años que consultó 
por un dolor abdominal y pélvico de 5 meses de evolución, 
con adelgazamiento, malestar y una secreción vaginal 
amarillenta. Desde 1994 estaba empleando un DIU, 
que fue extraído en junio de 2004. Los síntomas 
comenzaron al poco tiempo de retirarle el DIU. La TC 
mostró una gran masa pélvica que afectaba a las trompas 
de Falopio y numerosos abscesos hepáticos. Se realizó una 
biopsia quirúrgica y se encontró Actinomyces en el cultivo. 
La paciente fue sometida a un desbridamiento quirúrgico 
y recibió tratamiento con penicilina oral durante 1 año. 
El equipo médico pensó que la pelvis de la paciente 
se infectó por Actinomyces en el momento de extraer 
el DIU. Este episodio ilustra la naturaleza crónica 
de la actinomicosis y la necesidad de drenaje quirúrgico 
y tratamiento antibiótico a largo plazo.
Figura 37-6 Aspecto de muela de Actinomyces israelii tras un período 
de incubación de 1 semana. La morfología de las colonias sirve para re-
cordar que las bacterias se suelen encontrar en la boca.
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P. acnes origina dos tipos de infecciones: 1) el acné vulgar 
(como su propio nombre indica) en adolescentes y adultos 
jóvenes y 2) infecciones oportunistas (caso clínico 37-2) en 
pacientes portadores de prótesis (p. ej., válvulas cardíacas 
artificiales o prótesis articulares) o dispositivos intravasculares 
(p. ej., catéteres, derivaciones del líquido cefalorraquídeo). 
Las propionibacterias se aíslan también con frecuencia en los 
hemocultivos, pero este hallazgo suele ser una contaminación 
por bacterias colonizadoras de la piel que recubre el punto 
de venopunción.
La función principal de P. acnes en el acné radica en la 
estimulación de la respuesta inflamatoria. La producción de 
péptidos de bajo peso molecular por parte de las bacterias 
que subsisten en los folículos sebáceos atrae a los leucocitos. 
Se fagocitan las bacterias, lo que va seguido de la liberación 
de enzimas hidrolíticas (lipasas, proteasas, neuraminidasa 
y hialuronidasa) que estimulan una respuesta inflamatoria 
localizada. P. propionicum se asocia a abscesos endodónticos 
y canaliculitis lacrimal (inflamación del conducto lagrimal).
Las propionibacterias pueden desarrollarse en la mayo-
ría de los medios de cultivo, aunque puede llevar entre 2 y 
5 días que se haga evidente el crecimiento. Se debe tener 
cuidado para evitar la contaminación de las muestras por los 
microorganismos que normalmente se encuentran en la piel. 
La significación del aislamiento de una cepa se debe inter-
pretar teniendo en cuenta la presentación clínica (p. ej., un 
catéter u otro cuerpo extraño puede servir de foco para estos 
patógenos oportunistas).
El acné no está relacionado con la eficacia de la limpieza de 
la piel, debido a que las lesiones se forman en el interior 
de los folículos sebáceos. Por este motivo, el acné se trata 
fundamentalmente mediante la aplicación tópica de peróxido 
de benzoílo y de antibióticos. Algunos antibióticos, como la 
eritromicina y la clindamicina, han demostrado ser eficaces 
para el tratamiento.
moBiluncuS
Los miembros del género Mobiluncus son bacilos gramvariables 
o gramnegativos anaerobios estrictos de morfología curvada 
con extremos afilados. A pesar de su aspecto en la tinción de 
Gram (fig. 37-8), se clasifican como bacilos grampositivos 
debido a que 1) poseen una pared celular grampositiva, 
2) carecen de endotoxina y 3) son sensibles a vancomicina, clin-
damicina, eritromicina y ampicilina, pero resistentes a colis-
tina. Los microorganismos son exigentes desde el punto de 
vista nutricional, y crecen lentamente incluso en medios en-
riquecidos complementados con suero de conejo o de caballo.
De las dos especies de Mobiluncus, M. curtisii no se 
suele encontrar en la vagina de las mujeres sanas, pero es 
abundante en las mujeres con vaginosis bacteriana (vaginitis). 
Su aspecto microscópico constituye un marcador útil de 
esta entidad, pero no está clara la función precisa de estos 
microorganismos en la patogenia de la vaginosis bacteriana.
lactoBacilluS
Las especies de Lactobacillus son bacilos anaerobios facultati-
vos o anaerobios estrictos. Se encuentran formando parte de 
la flora normal de la cavidad bucal, el estómago, el intestino 
Figura 37-7 tinción de Gram de Propionibacterium en un hemocultivo.
CASO CLÍNICO 37-2
Derivación infectada por Propionibacterium
Chu y cols. (Neurosurgery 49:717-720, 2001) publicaron 
tres casos de infecciones del sistema nervioso central 
por Propionibacterium acnes. El siguiente paciente 
ilustra los problemas que plantea este microorganismo. 
Una mujer de 38 años con una hidrocefalia congénita 
consultó por una historia de reducción del nivel 
de conciencia de 1 semana de evolución, con cefalea 
y vómitos. Se había sometido a la colocación de numerosas 
derivaciones ventriculoperitoneales previas y la última 
fue 5 años antes de este episodio. La paciente estaba 
afebril y no tenía meningismo, pero aparecía somnolienta 
y sólo respondía a estímulos profundos. El líquido 
cefalorraquídeo (LCR) recogido de la derivación no 
contenía eritrocitos, pero mostraba 55 leucocitos; 
la proteinorraquia estaba aumentada y la glucorraquia 
levemente reducida. La tinción de Gram demostró bacilos 
grampositivos pleomórficos y el cultivo para anaerobios 
del LCR identificó crecimiento de P. acnes. Tras 
1 semana de tratamiento con penicilina a dosis altas, 
el LCR seguía siendo positivo en el Gram y el cultivo. 
La paciente fue intervenida quirúrgicamente y se retiraron 
todos los cuerpos extraños y se repitió el tratamiento 
con penicilina durante otras 10 semanas más. Esta 
paciente demuestra la naturaleza crónica y relativamente 
asintomática de la enfermedad, la necesidad de eliminar 
la derivación y otros cuerpos extraños y de tratar 
a los pacientes durante un período de tiempo prolongado. Figura 37-8 tinción de Gram de Mobiluncus. Las células bacterianas 
son curvadas y poseen extremos puntiagudos.
344 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
y el aparato genitourinario. Los microorganismos se suelen 
aislar de las muestras de orina y en los hemocultivos. Debido 
a que los lactobacilos son los microorganismos más frecuen-
tes en la uretra, su recuperación en los urocultivos procede 
invariablemente de la contaminación de la muestra, incluso 
cuando está presente un número elevado de microorganis-
mos. La razón de que los lactobacilosrara vez produzcan 
infecciones en el aparato urinario es su incapacidad para 
crecer en la orina. La invasión hematológica tiene lugar en 
cualquiera de las tres situaciones siguientes: 1) bacteriemia 
transitoria de origen genitourinario (p. ej., después del parto 
o de una intervención ginecológica), 2) endocarditis (caso 
clínico 37-3) y 3) septicemia oportunista en un paciente 
inmunodeprimido. Las cepas de lactobacilos se utilizan como 
probióticos y se han asociado de forma ocasional con infeccio-
nes en el ser humano, más frecuentemente en los pacientes 
inmunodeprimidos.
El tratamiento de la endocarditis y de las infecciones opor-
tunistas es difícil debido a que los lactobacilos son resistentes 
a vancomicina (un antibiótico que suele ser activo frente a 
las bacterias grampositivas) y son inhibidos, aunque no des-
truidos, por otros antibióticos. Para lograr una actividad bac-
tericida es preciso administrar una combinación de penicilina 
y un aminoglucósido.
BiFidoBacterium y euBacterium
Los géneros Bifidobacterium y Eubacterium se encuentran con 
frecuencia en la bucofaringe, el intestino grueso y la vagina. 
Estas bacterias se pueden aislar en las muestras clínicas, pero 
tienen un potencial de virulencia muy bajo y generalmente re-
presentan una contaminación carente de significación clínica. 
La confirmación de su implicación etiológica en una infección 
exige el aislamiento repetido en abundante cantidad en un 
gran número de muestras y la ausencia de otros microorganis-
mos patógenos.
EStUDIO DE UN CASO y PREGUNtAS
Un hombre de 41 años ingresó en un hospital universitario 
para someterse al tratamiento de una herida crónica supurativa 
en la mandíbula. El paciente se había sometido a una extracción 
dental múltiple 3 meses antes de su ingreso y tenía una higiene 
bucodental deficiente y un aliento fétido en el momento 
de acudir al hospital. Se observó la presencia de varios nódulos 
pustulares sobre la dentadura con caries y la rotura de algunos 
nódulos. El material de drenaje se componía de un líquido 
serosanguinolento que contenía gránulos pequeños y duros.
1. Se consideró el diagnóstico de actinomicosis. ¿Cómo 
recogerían y transportarían las muestras para confirmar este 
diagnóstico? ¿Qué pruebas diagnósticas se podrían llevar 
a cabo?
2. Describa la epidemiología de la actinomicosis. ¿Cuál es 
el factor de riesgo en este paciente?
3. ¿Qué enfermedades produce Propionibacterium? ¿Cuál es 
el origen de este microorganismo?
Las respuestas a estas preguntas están disponibles en 
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BIBLIOGRAFÍA
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Syst Bacteriol 46:332-336, 1996. 
CASO CLÍNICO 37-3
Endocarditis por Lactobacillus
La siguiente es una descripción clásica de una endocarditis 
por Lactobacillus (Salvana y Frank, J Infect 53:5-10, 
2006). Una mujer de 62 años fue ingresada por fibrilación 
auricular y una historia de 2 semanas de evolución 
de síntomas seudogripales. La paciente se había 
realizado intervenciones odontológicas 4 semanas antes 
del ingreso y no tomó profilaxis antibiótica, a pesar 
de los antecedentes de fiebre reumática en la infancia 
con el consiguiente prolapso de la válvula mitral 
con insuficiencia valvular. A la exploración la paciente 
estaba afebril, taquicárdica y con taquipnea leve. 
La exploración cardiológica puso de manifiesto un soplo 
sistólico. Se obtuvieron tres hemocultivos y en todos ellos 
creció Lactobacillus acidophilus. La paciente fue tratada 
con una combinación de penicilina y gentamicina durante 
un total de 6 semanas y se recuperó por completo. Este 
caso ilustra la necesidad de antibioterapia profiláctica 
durante las intervenciones odontológicas en pacientes 
con lesiones de base en las válvulas cardíacas y también 
la necesidad de emplear un tratamiento combinado 
para conseguir tratar con éxito las infecciones graves 
producidas por lactobacilos.

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