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© E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . 14 415 C a p í t u l o Genética del desarrollo y malformaciones congénitas El conocimiento de la genética del desarrollo, incluyendo los mecanismos responsables del desarrollo intrauterino normal del ser humano, es esencial para el clínico que desea apli- car un enfoque racional en la evaluación diagnóstica de los pacientes que presentan malformaciones congénitas. Tras la realización de una evaluación diagnóstica precisa, el clínico puede ofrecer información acerca del pronóstico, recomendar diversas opciones terapéuticas y realizar una estimación pre- cisa del riesgo de recurrencia del problema en lo que se refi ere a los padres y a otros familiares de un niño afectado. En este capítulo se ofrece una panorámica general de la rama de la medicina implicada en las malformaciones congénitas y se revisan los mecanismos básicos del desarrollo embrionario, con ejemplos detallados de algunos de estos mecanismos. A continuación, se describen ejemplos de malformaciones con- génitas que se deben a alteraciones en los procesos citados. Finalmente, se demuestra que el conocimiento de la biología del desarrollo es esencial para el establecimiento del diagnós- tico prenatal (v. cap. 15) y para el diseño de tratamientos re- lacionados con las células progenitoras, tal como se aplican en medicina regenerativa (v. cap. 13). BIOLOGÍA DEL DESARROLLO EN MEDICINA Impacto de las malformaciones congénitas en la salud pública El impacto a que dan lugar las malformaciones congénitas es considerable. En 2002, el último año respecto al que existen estadísticas, más del 20% de los fallecimientos que tuvieron lugar en los lactantes fue atribuible a malformaciones congé- nitas, es decir, a alteraciones (a menudo denominadas ano- malías) que ya existen en el momento del nacimiento y que afectan al desarrollo de los órganos o de otras estructuras. Un 20% adicional de fallecimientos en los lactantes se pue- de atribuir a las complicaciones de la prematuridad, que se pueden contemplar como un fracaso del mantenimiento del entorno materno-fetal de desarrollo. Por tanto, casi la mitad de los fallecimientos de los lactantes se debe a alteraciones en los procesos normales del desarrollo. Además de la morta- lidad, las malformaciones congénitas constituyen una causa importante de morbilidad a largo plazo, de retraso mental y de otras formas de disfunción que limitan la productividad de los individuos afectos. Ciertamente, las malformaciones congénitas tienen una gran importancia en salud pública. El consejo genético y el diagnóstico prenatal, con la opción de mantener o interrum- pir un embarazo, son aspectos muy importantes para ayudar a las personas a afrontar el riesgo de que su descendencia presente malformaciones congénitas graves, incrementando así sus posibilidades de tener hijos sanos (v. cap. 15). Sin em- bargo, los médicos y el resto de los profesionales sanitarios deben de tener un cuidado extremo para no limitar el objetivo de salud pública de eliminación de la enfermedad únicamente a la prevención del nacimiento de niños con malformaciones congénitas a través de la interrupción voluntaria del embara- zo. Es posible la prevención primaria de las malformaciones congénitas. Por ejemplo, las recomendaciones relativas a la administración de suplementos de ácido fólico durante el em- barazo, que reducen de manera importante la incidencia de defectos del tubo neural, junto a las campañas de salud públi- ca centradas en la prevención de los efectos teratogénicos del consumo de alcohol durante el embarazo, son estrategias de salud pública adecuadas para la prevención de las malforma- ciones congénitas y que no dependen del diagnóstico prenatal ni del aborto programado. Dismorfología clínica La dismorfología es el estudio de las malformaciones congé- nitas que alteran la confi guración o la forma de una o más partes del cuerpo de un recién nacido. Los objetivos de in- vestigación que persiguen los especialistas en dismorfología son el conocimiento de la contribución a las malformaciones congénitas tanto de las alteraciones genéticas como de los Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA416 factores ambientales no genéticos. El objetivo clínico de es- tos especialistas es el diagnóstico de los niños que sufren una malformación congénita, la indicación de pruebas diagnósti- cas adicionales, ofrecer información pronóstica respecto a las posibilidades de evolución que se pueden esperar, desarrollar un plan para el abordaje de las complicaciones esperadas, pro- porcionar a la familia la información necesaria para que com- prenda la causa de la malformación y realizar estimaciones del riesgo de recurrencia en lo relativo a los padres y a otros familiares. Para alcanzar estos objetivos diversos y exigentes, el clínico debe obtener y organizar los datos correspondientes al paciente, la historia familiar y la bibliografía clínica y bási- ca publicada. Los especialistas en dismorfología trabajan en contacto estrecho con los especialistas en cirugía pediátrica, neurología, rehabilitación y otras áreas clínicas relacionadas, con objeto de ofrecer una asistencia continuada a los niños que sufren malformaciones congénitas graves. Malformaciones, deformaciones y disrupciones Los especialistas en dismorfología clasifi can las malforma- ciones congénitas en tres categorías principales: malforma- ciones, deformaciones y disrupciones. En este capítulo se van a ilustrar las diferencias existentes entre estas tres categorías, con ejemplos de tres malformaciones congénitas específi cas que afectan a las extremidades. Las malformaciones se deben a alteraciones intrínsecas en uno o más programas genéticos que actúan sobre el de- sarrollo. Un ejemplo de malformación es la aparición de un número extra de dedos en las manos en el trastorno denomi- nado cefalopolisindactilia de Greig (se expone más adelante en este capítulo). La cefalopolisindactilia de Greig (fi g. 14-1) se debe a mutaciones con pérdida de función en un gen de un factor de transcripción, GLI3, que forma parte de una trama compleja de factores de transcripción y de molécu- las de señal cuya interacción hace que el extremo distal del esbozo correspondiente al miembro superior humano desa- rrolle fi nalmente una mano con cinco dedos. Dado que las malformaciones se deben a defectos intrínsecos en los genes que especifi can una serie de etapas o programas del desa- rrollo, y teniendo en cuenta que a menudo estos programas se aplican en más de una ocasión en las distintas partes del embrión o el feto en las diferentes etapas del desarrollo, es frecuente (aunque no invariable) que la existencia de una malformación en una parte del cuerpo se asocie a la apari- ción de malformaciones en otras zonas. A diferencia de las malformaciones, las deformaciones se deben a factores extrínsecos que actúan físicamente sobre el feto durante el desarrollo. Son especialmente frecuentes du- rante el segundo trimestre del desarrollo, cuando el feto per- manece constreñido en el interior del amnios y el útero. Por ejemplo, las contracciones articulares de las extremidades incluidas bajo el concepto de artrogriposis, en combinación con la deformidad del cráneo en desarrollo, se observan en ocasiones a consecuencia del constreñimiento del feto en los casos de gestaciones de gemelos o trillizos, y también en los cuadros de pérdidas importantes de líquido amniótico (fi gu- ra 14-2). La mayor parte de las deformaciones que se observan en el momento del nacimiento se resuelven espontáneamente o se pueden tratar mediante dispositivos de fi jación externa para la reversión de los efectos de la causa básica. Las disrupciones, que constituyen la tercera categoría de las malformaciones congénitas, se deben a la destrucción de un tejido normal que no puede ser sustituido. Las disrupcio-nes tienen un tratamiento más difícil que las deformaciones debido a que conllevan una pérdida real de tejido normal. Pueden ser resultado de una insufi ciencia vascular, de un traumatismo o de un elemento teratógeno. Un ejemplo es la disrupcion amniótica, consistente en la amputación parcial de un miembro del feto debido al efecto de las bandas de te- jido amniótico. La disrupcion amniótica se reconoce clínica- mente a menudo por la presencia de amputaciones parciales e irregulares de los dedos asociadas a anillos de constricción (fi g. 14-3). Los conceptos fi siopatológicos de las malformaciones, las deformaciones y las disrupciones constituyen una guía de gran utilidad clínica para el reconocimiento, el diagnóstico y el tratamiento de las malformaciones congénitas, aunque A B Figura 14-1 ■ Malformaciones de polidactilia y sindactilia. A: Polidactilia de inserción. Este paciente presentaba heptadactilia con inserción de un dedo en el metacarpiano central de la mano y con un dedo postaxial supernumerario. Esta malformación se asocia característicamente a fusión de los metacarpianos correspondientes a los dedos medio y anular. La polidactilia de inserción es frecuente en los pacientes con síndrome de Pallister-Hall. B: Polidactilia postaxial con sindactilia cutánea intensa de los dedos índice a meñique. Este tipo de malformación se observa en los pacientes con síndrome de cefalopolisindactilia de Greig. (Imágenes cortesía de la Dra. Leslie Biesecker, Bethesda, Maryland.) CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 417 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . en ocasiones se produce un solapamiento de los cuadros de estos tres tipos. Por ejemplo, las malformaciones vasculares pueden causar la disrupción de estructuras distales y las mal- formaciones urogenitales que dan lugar a oligohidramnios pueden causar malformaciones fetales. Así, una proporción importante de malformaciones congénitas puede representar combinaciones de malformaciones, deformaciones y disrup- ciones. Causas genéticas y ambientales de las malformaciones Las malformaciones tienen muchas causas (fi g. 14-4). El desequilibrio cromosómico constituye aproximadamente el 25% de los casos y en este grupo los cuadros más frecuen- tes son los de trisomía autosómica de los cromosomas 21, 18 y 13 (v. cap. 6). Un 20% adicional se debe a mutaciones en un único gen. Algunas malformaciones se transmiten de manera dominante, como la acondroplasia y el síndrome de Waardenburg. No obstante, muchos heterocigotos con mal- formaciones congénitas sufren cuadros de mutaciones nue- vas de tal gravedad que son incompatibles con la vida, por lo que a menudo aparecen como casos aislados en las familias (v. cap. 7). Otros síndromes malformativos se transmiten he- reditariamente con un patrón recesivo autosómico o ligado al cromosoma X, tal como el síndrome de Smith-Lemli-Opitz y el síndrome de Lowe, respectivamente. Alrededor del 50% de las malformaciones congénitas importantes carecen de una causa identifi cable pero recidivan en las familias de los niños afectados con una frecuencia superior a la que tiene lugar en la población general y se consideran procesos mul- tifactoriales (v. cap. 8). En esta categoría se incluyen malfor- maciones congénitas bien conocidas como el labio leporino (con o sin paladar hendido) y las cardiopatías congénitas. Se considera que el 5% restante de las malformaciones se debe a la exposición a ciertos agentes ambientales (medicamentos, Figura 14-2 ■ La deformidad denominada artrogriposis congénita asociada a un trastorno denominado amioplasia. Se observan múltiples contracturas articulares simétricas debido a la alteración del desarrollo muscular secundaria a constre- ñimiento fetal grave en un embarazo complicado por oligohi- dramnios. En estos casos, la inteligencia suele ser normal y la rehabilitación ortopédica da buenos resultados. (Imagen cor- tesía de Judith Hall, University of British Columbia, Van- couver, BC, Canadá.) Figura 14-3 ■ Disrupción del desarrollo del miembro aso- ciada a bandas amnióticas. Este feto de 26 semanas muestra una disrupción casi completa del pulgar, del que solamente queda un pequeño resto. Los dedos medio y meñique mues- tran anillos de contracción en las falanges media y distal, res- pectivamente. El dedo anular presenta amputación distal con un pequeño fragmento de amnios adherido en su punta. (Imagen cortesía del Dr. Mason Barr, Jr., University of Michi- gan, Ann Arbor, Michigan.) Teratógeno ambiental, 5% Herencia compleja, 50% Desequilibrio cromosómico, 25% Mutaciones monogénicas, 20% Figura 14-4 ■ Contribución relativa de los defectos mono- génicos, las alteraciones cromosómicas y los teratógenos a las malformaciones congénitas. Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA418 infecciones, productos químicos o radiación) denominados teratógenos (un término que deriva de manera poco elegante del vocablo griego que hace referencia a un monstruo, más el sufi jo -geno que signifi ca causa) debido a su capacidad para causar malformaciones congénitas (se exponen más adelante en este capítulo). Pleiotropismo: síndromes y secuencias En su estudio de las malformaciones congénitas, los especia- listas en dismorfología clínica deben enfrentarse en todo mo- mento al fenómeno del pleiotropismo (v. cap. 7). Una malfor- mación congénita cursa con pleiotropismo cuando un único agente causal da lugar a alteraciones en más de un órgano o sistema de diversas partes del embrión, o en múltiples estruc- turas que se originan en momentos distintos a lo largo de la vida intrauterina. El agente responsable de la malformación podría ser un gen mutante o un teratógeno. Las malforma- ciones congénitas pleiotrópicas se producen de dos maneras, según el mecanismo a través del cual el elemento causal da lugar a su efecto. Cuando el elemento causal induce la apari- ción de múltiples malformaciones en paralelo, el conjunto de alteraciones se denomina síndrome. Sin embargo, si un gen mutante o un teratógeno afectan únicamente a un órgano o sistema en un momento concreto de tiempo y es la alteración de dicho órgano o sistema la que da lugar al resto de los de- fectos pleiotrópicos en forma de efectos secundarios, la mal- formación se denomina secuencia. El síndrome autosómico dominante de la displasia bran- quio-oto-renal es un ejemplo de síndrome pleiotrópico. Sabe- mos desde hace tiempo que los pacientes con malformaciones del arco branquial que alteran el desarrollo de los oídos y de las estructuras del cuello muestran un riesgo mayor de malformaciones renales. Por ejemplo, el síndrome de la dis- plasia branquio-oto-renal consiste en alteraciones en el de- sarrollo coclear y del oído externo, quistes y fístulas en el cuello, displasia renal y malformaciones del túbulo colector renal. El mecanismo de esta asociación es la utilización por parte de los mamíferos de un conjunto conservado de genes y proteínas para la formación tanto del oído como del riñón. Este síndrome se debe a las mutaciones en uno de estos genes, EYA1, que codifi ca una proteína fosfatasa que actúa en el desarrollo del oído y del riñón. De la misma manera, el sín- drome de Rubinstein-Taybi, debido a una pérdida de función en un coactivador transcripcional, se debe a anomalías en la transcripción de muchos genes que dependen de la presencia de éste coactivador en un complejo de transcripción para la expresión normal (fi g. 14-5). Por el contrario, un ejemplo de secuencia es la asocia- ción de paladar hendido con forma de «U» y de mandíbula pequeña, denominada secuencia de Robin (fi g. 14-6). Esta secuencia tiene lugar debido a una limitación del crecimiento mandibular antes de la novena semana de gestación, lo que hace que la lengua quede en una posición más posterior de la normal e interfi era con el cierre normalde las dos mitades del paladar, dando lugar así a un paladar hendido. La secuencia de Robin puede ser una malformación congénita aislada de causa desconocida y también puede ser debida a la compre- sión extrínseca sobre la mandíbula en desarrollo debido a un embarazo gemelar. Este fenotipo también puede formar parte del denominado síndrome de Stickler, en el que las mutacio- nes en el gen que codifi ca una subunidad del colágeno tipo II dan lugar a una mandíbula excesivamente pequeña junto con otros defectos en la estatura, las articulaciones y los ojos. La secuencia de Robin en el síndrome de Stickler es una secuen- cia debido a que el gen mutante del colágeno no es en sí mis- mo el responsable de la falta de cierre del paladar; el paladar hendido es secundario al defecto primario en el crecimiento de la mandíbula. Cualquiera que sea la causa, el paladar hen- dido secundario a la secuencia de Robin se debe diferenciar del paladar hendido primario verdadero, que tiene otras cau- sas con pronósticos distintos e implicaciones diferentes para el niño y la familia. El conocimiento de la dismorfología y de los fundamentos genéticos del desarrollo es necesario para establecer el diagnóstico apropiado de cada trastorno y para determinar los diferentes pronósticos asociados a las distin- tas causas primarias. Hay otros muchos ejemplos que ilustran el principio de que la práctica clínica de la dismorfología descansa en los fundamentos de la ciencia básica de la biología del desarro- llo. Por esta razón, los especialistas en dismorfología deben conocer algunos de los principios básicos de la biología del desarrollo y tienen que estar familiarizados con los mecanis- mos a través de los cuales las alteraciones en la función de los genes infl uyen negativamente en el desarrollo y, en última instancia, en sus pacientes. INTRODUCCIÓN A LA BIOLOGÍA DEL DESARROLLO La biología del desarrollo tiene como objetivo básico la res- puesta a una única pregunta de carácter fundamental: ¿cómo se puede transformar una célula aislada en un animal madu- ro? En la raza humana, esta transformación tiene lugar cada vez que un óvulo fecundado se desarrolla hasta la formación de un ser humano con 1013 a 1014 células, varios cientos de tipos celulares perfectamente reconocibles y docenas de te- jidos. Este proceso debe tener lugar con un patrón y en un marco cronológico fi able y predecible. La biología del desarrollo tiene sus raíces en la embriolo- gía, una ciencia fundamentada en la observación y la manipu- lación quirúrgica de los organismos en fase de desarrollo. Los primeros estudios embriológicos se llevaron a cabo durante los siglos xix y xx sobre embriones de anfi bios y aves que se podían obtener fácilmente; en estos estudios se demostró que los embriones se desarrollaban a partir de células únicas y se defi nió una gran parte de los procesos fundamentales del desarrollo. Mucho tiempo después, la aplicación de la biolo- gía molecular y la genética a la embriología transformó este campo permitiendo a los científi cos el estudio y la manipu- lación del desarrollo mediante una amplia gama de potentes técnicas bioquímicas y moleculares. Desarrollo y evolución Un aspecto de importancia crítica en la biología del desarro- llo es su relación con el estudio de la evolución. En las fases iniciales del desarrollo, los embriones de muchas especies tie- nen un aspecto similar. A medida que progresa el desarrollo, las características compartidas entre las especies se transfor- man sucesivamente en elementos más especializados que, a CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 419 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . su vez, son compartidos por un número cada vez menor de especies más estrechamente relacionadas entre sí. La compa- ración de las características embriológicas entre organismos relacionados desde el punto de vista evolutivo demuestra que los atributos del desarrollo (como los dedos de las manos) específi cos de ciertos grupos de animales (p. ej., los primates) están fundamentados en atributos menos específi cos que son comunes a un grupo mayor de animales (p. ej., los mamífe- ros), que –a su vez– están relacionados con estructuras que se observan en un grupo todavía mayor de animales (como los vertebrados). Las estructuras existentes en organismos dife- rentes se denominan homólogas si proceden de una estructu- ra perteneciente a un ancestro común (fi g. 14-7, pág. 423). En el caso del antebrazo, las diferentes líneas de ancestros de las cuatro especies que se muestran en la fi gura 14-7 (todas las cuales llevan a un predecesor común) comparten un atributo: la existencia de un antebrazo funcional. Los mecanismos mo- leculares del desarrollo que dan lugar a la aparición de estas estructuras del antebrazo son compartidos por las cuatro es- pecies contemporáneas. Sin embargo, no toda la similitud se debe a homología. Los estudios de carácter evolutivo también han demostrado la existencia de estructuras análogas, es decir, las que parecen similares pero que aparecen de manera independiente unas de otras, a través de líneas diferentes que no llevan a un ancestro común poseedor de dicha estructura. Las vías moleculares que generan estructuras análogas tienen pocas posibilidades de conservación en el contexto de la evolución. En el ejemplo Figura 14-5 ■ Las mutaciones con pérdida de función en un coactivador transcripcional causan el síndrome de Rubinstein- Taybi. Existe heterogeneidad de locus en el sentido de que una mutación en cualquiera de dos genes coactivadores estrechamente relacionados entre sí (CBP o EP300) puede dar lugar a este síndrome pleiotrópico y de gran variabilidad que cursa con retraso mental, pulgares anchos y dedos gordos grandes, aspecto facial característico y cardiopatías congénitas. (Reproducida con permiso de Jones KL: Smith’s Recognizable Patterns of Human Malformation. Filadelfi a, WB Saunders, 1998.) Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA420 que se muestra en la fi gura 14-7, las estructuras de las alas del murciélago y de los pájaros se originaron de manera indepen- diente en la evolución para facilitar la tarea del movimien- to en el aire. Las líneas evolutivas de estos dos animales no comparten un ancestro común que presentara una estructura primitiva similar a un ala y a partir del cual los murciélagos y los pájaros hubieran heredado las alas. Por el contrario, se puede observar fácilmente que los pájaros desarrollaron ex- tensiones de dirección posterior a partir del miembro para formar un ala, mientras que los murciélagos desarrollaron las alas a través de la extensión de los dedos de sus antebrazos con conexión entre los mismos mediante tejidos sindactílicos. Esta situación se ha denominado evolución convergente. La conservación evolutiva de los procesos del desarrollo tie- ne una importancia crítica para los estudios del desarrollo humano debido a que la inmensa mayoría de los mismos no se puede realizar sobre personas debido a razones éticas obvias (v. cap. 20). Así, para comprender una observación relativa al desarrollo, el científi co utiliza modelos animales en los que puede investigar los procesos normales y patoló- gicos del propio desarrollo. La posibilidad de extrapolación de los resultados al ser humano depende por completo de la conservación evolutiva de los mecanismos del desarrollo y de las estructuras homólogas. INFLUENCIA DE LOS GENES Y EL AMBIENTE EN EL DESARROLLO Genética del desarrollo El desarrollo se debe a la acción de los genes que presentan interacción con las características celulares y ambientales. Los productos genéticos implicados son los reguladores de la transcripción, los factores difusibles que interactúan con las células y las dirigen hacia vías específi cas del desarrollo, los receptores de estos factores, las proteínasestructurales, las moléculas de señalización intracelular y otros muchos. Así, no es sorprendente que la mayor parte de los numerosos tras- tornos del desarrollo que se observan en el ser humano sea debida a mutaciones que afectan al genoma, a los cromoso- mas o a los genes. Sin embargo, a pesar de que el genoma es claramente la fuente principal de información que controla y especifi ca el desarrollo humano, el papel que desempeñan los genes en el desarrollo se describe a menudo de manera erró- nea como un «programa maestro». De hecho, el genoma no tiene nada que ver con la memoria que realiza un arquitecto y en la que detalla de manera precisa cómo se van a utilizar to- dos los materiales, cómo se deben ensamblar entre sí y cuáles deben ser sus dimensiones fi nales; no es una descripción lite- Normal Secuencia de Robin Secuencia de Robin («configuración en U») Hendidura palatina primaria («configuración en V») Secuencia de Robin Hendidura palatina con configuración en «U» y micrognatismo (barbilla pequeña) Paladar Lengua Trastorno del colágeno (síndrome de Stickler) Retraso generalizado del crecimiento Hipotonía neurógena (disminución del movimiento) Hipoplasia mandibular Oligohidramnios (constreñimiento extrínseco) Figura 14-6 ■ Secuencia de Robin. Diversas alteraciones pri- marias pueden dar lugar a una restricción del crecimiento mandi- bular, lo que desplaza en dirección posterior la lengua que –a su vez– impide el cierre del paladar con aparición de la constelación de barbilla pequeña y hendidura pala- tina con forma de «U» que afecta al paladar blando y que se extiende hasta el paladar duro. Por el con- trario, el cuadro de hendidura palatina primaria se debe a la falta de cierre de las crestas maxilares, y es una malformación que se inicia en la región anterior del maxilar superior con progresión en dirección posterior hasta afectar en primer lugar al paladar duro y después al paladar blando; además, generalmente tiene una confi gura- ción en «V». Si la causa primaria de la barbilla pequeña en los niños con la secuencia de Robin es una deformación externa, como puede ser la secundaria a una defi cien- cia de líquido amniótico durante el embarazo (oligohidramnios), a menudo la mandíbula recupera su crecimiento en la fase posna- tal. (Adaptada con modifi caciones de Wolpert L: Principles of De- velopment. Nueva York, Oxford University Press, 2002.) CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 421 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . ral de la forma fi nal que van a adoptar todas las estructuras embriológicas y fetales. En contraste, el genoma especifi ca la aparición de un conjunto de proteínas que interactúan entre sí y de RNA no codifi cantes (v. cap. 3) que ponen en mar- cha los procesos de crecimiento, migración, diferenciación y apoptosis que dan lugar en última instancia, con un elevado grado de probabilidad, a las estructuras maduras correctas. Así, por ejemplo, no hay instrucciones genéticas que indiquen que la falange de un dedo debe adoptar una confi guración en reloj de arena o que el ojo tenga que ser esférico. Estas formas son una consecuencia implícita de los procesos del desarrollo, que generan células, tejidos y órganos correctamente estruc- turados. Probabilidad A pesar de que los genes son los reguladores primarios del desarrollo, hay otros procesos que pueden desempeñar una función en el mismo. El hecho de que el desarrollo está re- gulado (pero no determinado) por el genoma queda de ma- nifi esto por la gran importancia que tiene la probabilidad en lo relativo al desarrollo normal. Por ejemplo, en el ratón, una mutación en el gen de la formina (formin, en inglés) causa aplasia renal solamente en alrededor del 20% de los porta- dores de dicha mutación, incluso los casos en los que la mu- tación afecta a cepas endogámicas de animales. Dado que las cepas endogámicas de ratones son genéticamente idénticas en el resto de los loci de sus genomas, la penetrancia del 20% de la misma mutación en el gen de la formina no se puede explicar por la existencia de variantes génicas modifi cadoras diferentes en los ratones afectados con agenesia renal y en los ratones normales. En vez de ello, la explicación más probable de este fenómeno es que la mutación en el gen de la formina modifi que el equilibrio de algunos procesos del desarrollo incrementando la probabilidad de que se supere un umbral correspondiente a la aparición de la aplasia renal. Así, la mu- tación en el gen de la formina no siempre da lugar a aplasia renal, aunque sí lo hace en ocasiones; además, ni el resto del genoma ni los factores extragénicos son los responsables del desarrollo del defecto en tan sólo una pequeña proporción de los animales. Los procesos de tipo probabilístico representan una rica fuente de variación interindividual que no siempre da como resultado un desarrollo normal. Por ello, en el desa- rrollo «nada queda al azar». Factores ambientales Tal como ya se ha señalado, el ambiente local en el que se en- cuentran una célula o un tejido desempeña una función clave en la provisión de un contexto normal para el desarrollo. Por tanto, no es sorprendente el hecho de que los fármacos y otros agentes procedentes del ambiente puedan ser teratógenos, a menudo debido a que interfi eren con moléculas intrínsecas que intermedian las acciones de los genes. La identifi cación de los mecanismos a través de los que actúan los teratóge- nos posee implicaciones obvias no solamente para la medici- na clínica y la salud pública, sino también para las ciencias básicas; el conocimiento de los mecanismos con los que los teratógenos causan malformaciones congénitas puede ofrecer información acerca de los procesos subyacentes del desarrollo que han sido alterados y que han dado lugar a un defecto. Dado que los mecanismos moleculares y celulares que actúan durante el desarrollo son a menudo únicos y ya no tienen efecto una vez que se alcanza la edad adulta, los te- ratógenos que dan lugar a malformaciones congénitas gra- ves pueden causar efectos adversos escasos o nulos en los pacientes adultos, debido a que los mecanismos en cuestión ya no actúan sobre el adulto o bien lo hacen de una manera diferente. Un ejemplo importante es el síndrome retinoide Húmero Mano, muñeca y dedos Radio Cúbito Brazo humano Miembro anterior de la foca Ala del pájaro Ala del murciélago Figura 14-7 ■ Esquema del miembro superior de cuatro especies: el ser humano, la foca, el pájaro y el murciélago. A pesar de la falta de similitud superfi cial entre el brazo y la mano del ser humano, la aleta de la foca, el ala del pájaro y el ala del murciélago, el parecido en su estructura ósea subya- cente y en su funcionalidad revela la homología de los miem- bros anteriores de las cuatro especies. Por el contrario, las dos alas superfi cialmente similares del pájaro y el murciélago son estructuras análogas, no homologas. Aunque el pájaro y el murciélago poseen alas que utilizan para volar, estas estruc- turas tienen un origen muy diferente y no han evolucionado a partir de una estructura de tipo ala existente en un ancestro común. (Reproducida con permiso de Gilbert SF: Develop- mental Biology, 7.ª ed. Sunderland, Massachusetts, Sinauer Associates, 2003, pág. 15.) Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA422 fetal que se observa en fetos de mujeres que tomaron el fár- maco isotretinoína durante el embarazo. La isotretinoína es un retinoide oral que se utiliza de manera sistémica en el tratamiento del acné grave. Causa malformaciones congéni- tas graves cuando lo consume una mujer embarazada, debi- do a que imita la acción del ácido retinoico endógeno, una sustancia que en el embrión y el feto en desarrollo muestra difusión en los tejidos y presenta interacción con las células, haciendo quesigan vías de desarrollo específi cas. Los distintos teratógenos causan a menudo patrones muy específi cos de malformaciones congénitas, y el riesgo de las mismas depende estrictamente de la edad gestacional en el mo- mento de la exposición, de la vulnerabilidad de los diferentes tejidos frente al teratógeno y del nivel de exposición durante el embarazo. Uno de los ejemplos mejor conocidos es el del síndrome de la talidomida. La talidomida es un sedante que se utilizó con mucha frecuencia durante el decenio de 1950 y que dio lugar a una elevada incidencia de malformaciones en los miembros de los fetos que habían presentado exposición entre las 4 y las 8 semanas de gestación, debido a su defecto sobre la vasculatura de los miembros en desarrollo. Otro ejemplo es el síndrome alcóholico fetal. El alcohol da lugar a un patrón es- pecífi co de malformaciones congénitas que afectan principal- mente al sistema nervioso central debido a que es relativamente más tóxico para el cerebro y las estructuras craneofaciales en desarrollo, en comparación con otros tejidos. Algunos teratógenos, como los rayos X, también son mu- tágenos. Una diferencia fundamental entre los teratógeno y los mutágenos es el hecho de que estos últimos causan problemas a través de la producción de alteraciones transmisibles en el ma- terial genético, mientras que los teratógenos actúan de manera directa y transitoria sobre el tejido embrionario en desarrollo. Por tanto, la exposición fetal a un mutágeno puede dar lugar a un aumento en el riesgo de malformaciones congénitas o de otras enfermedades (como el cáncer) a lo largo de toda la vida del individuo expuesto y también en su descendencia, mientras que la exposición a un teratógeno incrementa el riesgo de mal- formaciones congénitas en el embarazo en el que tiene lugar la exposición, pero no en otros posteriores. CONCEPTOS BÁSICOS EN BIOLOGÍA DEL DESARROLLO Panorámica general del desarrollo embriológico La biología del desarrollo posee sus propios conceptos bási- cos y su propia terminología que puede resultar confusa o ex- traña para el estudiante de genética. Por ello, a continuación se ofrece un breve resumen de diversos conceptos y términos clave utilizados en este capítulo (v. Recuadro). Procesos celulares durante el desarrollo A lo largo del desarrollo, las células se dividen (proliferan), adquieren funciones o estructuras nuevas (se diferencian), se desplazan en el interior del embrión (migran) y sufren ● ■ ● Conceptos y terminología básicos utilizados en biología del desarrollo humano Blastocisto: La fase siguiente de la embriogénesis tras la mórula, en la que las células de la superfi cie externa de la mórula segregan líquido y forman una cavidad interna rellena de líquido en cuyo interior hay un grupo separado de células, la masa celular interna. Las células externas del blastocisto forman el corion, parte de la placenta y el saco amniótico en el que se desarrolla el feto; la masa celular interna se con- vierte en el feto propiamente dicho (v. fi g. 14-10). Capas germinales: Tres capas bien diferenciadas de células que se originan a partir de la masa celular interna, el ectodermo, el mesodermo y el endodermo; las tres dan lugar a tejidos distintos en el embrión. Célula precursora: Una célula que atraviesa una fase del desarrollo en su camino hasta convertirse en una célula plenamente diferenciada. Célula progenitora multipotente: Una célula progeni- tora capaz de autorrenovación y de desarrollo hacia nume- rosos tipos celulares distintos en un tejido, pero sin capacidad para producir un organismo completo. A menudo se denomina también célula progenitora adulta o célula progenitora tisular. Célula progenitora: Una célula capaz de generar otra célula progenitora (autorrenovación) y de diferenciarse hacia células especializadas en un tejido o hacia la forma- ción de un organismo completo. Célula totipotente: Una célula progenitora temprana capaz de autorrenovación y de convertirse en cualquier célula de cualquier tejido. Las células progenitoras embrio- narias son totipotentes. Células progenitoras embrionarias: Células derivadas de la masa celular interna que, en condiciones apropiadas, se pueden diferenciar en cualquiera de los tipos celulares y tejidos de un embrión, y que también pueden formar un feto normal y completo. Cigoto: El óvulo fecundado; el primer paso en la embriogénesis. Corion: Membrana que se desarrolla a partir de las células externas del blastocisto y que forma fi nalmente la placenta y la capa externa del saco amniótico en el que se desarrolla el feto. Desarrollo en mosaico: Una etapa del desarrollo en la que las células ya han quedado comprometidas hasta el punto de que la eliminación de una parte de un embrión impide el desarrollo normal del mismo. Desarrollo regulativo: Una etapa del desarrollo en la que las células todavía no han presentado determinación, de manera que las células que permanecen tras la elimina- ción de una parte de un embrión todavía pueden dar lugar a un organismo completo. Destino: El destino último de una célula que ha reco- rrido todo el proceso del desarrollo. Determinación: La fase del desarrollo en la que las células aparecen comprometidas irreversiblemente para la formación de un tejido concreto. (Continúa) CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 423 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . ● ■ ● Conceptos y terminología básicos utilizados en biología del desarrollo humano–continuación muerte celular programada (denominada menudo apop- tosis). Estos cuatro procesos celulares básicos actúan en diversas combinaciones y a través de distintos mecanismos para producir el crecimiento y la morfogénesis (un término que signifi ca literalmente «creación de una forma»), con creación de un embrión de tamaño y confi guración nor- males que presenta órganos con el tamaño, la forma y la localización apropiados, y que está constituido por tejidos y células con la arquitectura, la estructura y la función correctas. A pesar de que el crecimiento puede parecer una cues- tión demasiado obvia como para ser comentada, en sí mismo está estrechamente regulado en el desarrollo del mamífero y la pérdida de la regulación del mismo da lugar a un proble- ma de carácter catastrófi co. La simple duplicación (un ciclo extra de división celular) del número de células (hiperplasia) o la duplicación del tamaño de las células (hipertrofi a) de un organismo posiblemente son procesos mortales. La disrre- gulación del crecimiento de los segmentos corporales puede causar deformidades y disfunciones graves, tal como ocurre en la hemihiperplasia y en otros trastornos que cursan con un crecimiento segmentario excesivo (fi g. 14-8). Por otra parte, la exquisita regulación diferencial del crecimiento puede modifi car la confi guración de un tejido o un órgano. La morfogénesis se lleva a cabo en el organismo en desarrollo a través de diversos mecanismos, como el cre- cimiento diferencial, la diferenciación, la apoptosis re- gulada y la migración celular. En algunos contextos, el término de morfogénesis se utiliza para describir todos los aspectos del desarrollo, aunque es formalmente inco- rrecto debido a que la morfogénesis se debe acoplar al proceso de crecimiento expuesto en este capítulo para la generación de un tejido o un órgano con configuración y función normales. Diferenciación: Adquisición por parte de una célula de características nuevas que son específi cas de un tipo celular o tejido concretos. Ectodermo: La capa germinal embrionaria primaria que da lugar al sistema nervioso y a la piel. Embriogénesis: El desarrollo del embrión. Embrión híbrido o quimera: Un embrión constituido por dos o más líneas celulares que presentan un genotipo distinto. Contrasta con mosaico. Embrión: La etapa del organismohumano en desa- rrollo que va desde la fecundación hasta las 9 semanas de gestación, cuando tiene lugar la separación entre los tejidos placentarios y embrionarios. Durante esta fase se producen la morfogénesis (para la creación de las estructuras básicas y la elaboración del plan corporal) y la organogénesis. Endodermo: La capa germinal embrionaria prima- ria que da lugar a muchos órganos y al revestimiento del in testino. Epiblasto: La porción de la masa celular interna que origina el embrión propiamente dicho. Especifi cación: Una fase del proceso de diferenciación en la que las células adquieren ciertos atributos especializa- dos característicos de un tejido concreto, aunque todavía pueden ser infl uidas por elementos externos para desarro- llar un tipo diferente de célula o tejido. Feto: La etapa del organismo humano en desarrollo que va desde la semana 9 de gestación hasta el parto. En la misma tienen lugar el crecimiento y la maduración adicio- nales de los órganos. Gastrulación: La etapa del desarrollo inmediata- mente posterior a la implantación, en la que las células de la masa celular interna se reordenan en tres capas germi- nales. El desarrollo regulativo se interrumpe durante la gastrulación. Gemelos dicoriónicos: Gemelos monocigóticos proce- dentes de la división del embrión en dos partes, antes de la formación del blastocisto, de manera que se desarrollan dos blastocistos independientes. Gemelos monoamnióticos: Gemelos monocigóticos que se deben a la división de parte de la masa celular interna (epiblasto), sin división de la parte de esta masa celular interna que forma la membrana amniótica (hipoblasto). Gemelos monocigóticos: Gemelos que se originan a partir de un solo óvulo fecundado y que presentan división durante la embriogénesis en el intervalo que transcurre entre la primera división celular del cigoto y la gastrulación. Gemelos monocoriales: Gemelos monocigóticos que se deben a la división de la masa celular interna sin división de las células localizadas en el exterior del blastocisto. Hipoblasto: La porción de la masa celular interna que contribuye a la formación de las membranas fetales (amnios). Masa celular interna: Un grupo de células localizado en la parte interna de la mórula que fi nalmente se convierte en el feto. Mesodermo: La capa germinal embrionaria primaria que da lugar al tejido conjuntivo, los músculos, los huesos, la vasculatura y los sistemas linfático y hematopoyético. Morfogénesis: Creación de diversas estructuras durante la embriogénesis. Morfógeno: Una sustancia producida por las células en una región concreta de un embrión y que muestra difu- sión desde su origen hasta los tejidos del embrión, con el objetivo de establecer un gradiente de concentración. Las células presentan especifi cación y, después, diferenciación hasta alcanzar sus destinos distintos, según la concentra- ción del morfógeno a la que se ven sometidas. Mórula: Un conjunto compacto de 16 células que aparece después de cuatro divisiones celulares del cigoto. Mosaico: Un individuo que procede de un único óvulo fecundado pero en el que la aparición de una muta- ción tras la fecundación da lugar a la generación de células con dos o más genotipos. Contrasta con el concepto de individuo híbrido o quimera. Organogénesis: La creación de órganos individuales durante la embriogénesis. Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA424 Embriogénesis humana La descripción del desarrollo humano que se lleva a cabo en el este capítulo comienza en el momento en el que fi na- liza la correspondiente al capítulo 2, es decir, con la fecun- dación. Tras la fecundación, el embrión muestra una serie de divisiones celulares que no se acompañan de un creci- miento global; este proceso se denomina segmentación. El óvulo fecundado presenta cuatro divisiones hasta formar la mórula de 16 células el día 3 (fi g. 14-9). El día 4, el embrión se transforma en un blastocisto, en el que las células que dan origen a la placenta forman una pared por dentro de la cual las células que van a constituir el embrión propia- mente dicho se agrupan en uno de sus lados, en lo que se denomina la masa celular interna. Éste es el momento en el que el embrión adquiere su primera manifestación obvia de polaridad, es decir, un eje de asimetría que separa la masa celular interna (la mayor parte de la cual va a dar lugar al organismo maduro) de los tejidos embrionarios que van a formar el corion, un tejido extraembrionario (la placenta y las estructuras anexas) (fi g. 14-10). Después, la masa celular interna se vuelve a dividir en dos partes, el epiblasto, que va a constituir el embrión propiamente dicho, y el hipoblasto, que va a formar la membrana amniótica o amnios. El embrión se implanta en la pared endometrial del útero a los 7-12 días de la fecundación. Tras la implantación tiene lu- gar la gastrulación, en la que las células se reordenan formando una estructura constituida por tres compartimientos celulares (denominados en conjunto capas germinales), es decir, el ecto- dermo, el mesodermo y el endodermo. Estas tres capas germina- les originan estructuras diferentes. El endodermo da lugar a la parte central de los órganos fi nales, constituida por las células que revisten la cavidad intestinal principal, las vías del sistema respiratorio y otras estructuras similares. El mesodermo origina los riñones, el corazón y la vasculatura, así como las estructuras de soporte del organismo. El hueso y el músculo tienen un origen casi exclusivamente mesodérmico y desempeñan las dos funcio- nes principales de constituir una estructura (soporte físico) y de proporcionar el soporte físico y nutritivo necesario al sistema hematopoyético. El ectodermo origina los sistemas nerviosos central y periférico, así como la piel. Las fases principales siguientes del desarrollo correspon- den al comienzo del sistema nervioso, al establecimiento del plan corporal básico y –más tarde– a la organogénesis, que tiene lugar entre las semanas 4 y y 8. Ahora, ya se han de- terminado la posición y las estructuras básicas de todos los órganos y empiezan a aparecer los componentes celulares ne- cesarios para su desarrollo. La fase fetal del desarrollo se suele considerar el periodo entre las semanas 9 y 40, y está implicada principalmente en la maduración y la diferenciación adicional de los componentes de los órganos. En lo que se refi ere a algunos órganos y siste- mas, su desarrollo no se interrumpe con el parto. Por ejem- plo, el cerebro muestra un desarrollo posnatal sustancial y los miembros presentan el crecimiento de las epífi sis y, en última instancia, el cierre de las mismas después de la pubertad. La célula germinal: transmisión de la información genética Además del crecimiento y la diferenciación de los tejidos so- máticos, el organismo también debe especifi car las células que se van a convertir en los gametos del adulto maduro. El compartimiento de las células germinales tiene este objetivo. Tal como se ha descrito en el capítulo 2, las células del com- partimiento germinal presentan las modifi caciones necesarias para poder llevar a cabo la gametogénesis y la meiosis con el objetivo de que la especie pueda transmitir su información ge- nética, y de que sea posible la recombinación y la distribución aleatoria de los cromosomas. Además, el imprinting epigené- tico especifi co de sexo que requieren ciertos genes también se debe reajustar en las células germinales (v. caps. 5 y 7). La célula progenitora: mantenimiento de la capacidad regenerativa de los tejidos Además de especifi car el programa de diferenciación ne- cesario para el desarrollo, los organismos también deben reservar células progenitoras con especifi cidad tisular que Figura 14-8 ■ Consecuencias clínicas de alteraciones en el crecimiento. La imagen corresponde al pie de un paciente con crecimiento segmentario congénito de una pequeña porción del cuerpo, en este caso originandosolamente varios dedos gordos del pie. Este patrón de crecimiento excesivo se debe específi camente a desregulación del desarrollo, dado que las zonas afectadas del cuerpo en este trastorno crecen de manera proporcionada en relación con el resto de las estruc- turas durante el período posnatal. La diferencia en el número de estos tejidos con crecimiento excesivo posiblemente sea tan sólo del doble, lo que demuestra la precisión con la que está controlado el crecimiento en el desarrollo normal. (Imágenes cortesía de la Dra. Leslie Biesecker, Bethesda, Maryland.) CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 425 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . A B C D E F G H Figura 14-9 ■ El desarrollo humano comienza con la segmentación del óvulo fecundado. A: Óvulo fecundado en el día 0, con dos pronúcleos y con los cuerpos polares. B: Un embrión de dos células el día 1 tras la fecundación. C: Un embrión de cuatro células el día 2. D: Embrión de ocho células el día 3. E: Etapa de 16 células al fi nal del día 3, seguida del fenómeno de compactación, tras lo cual el embrión se denomina mórula (F, día 4). G muestra la formación del blastocisto el día 5, con la masa celular interna indicada por la fl echa. Finalmente, el embrión (fl echa) sale de la zona pelúcida (H). (Reproducida, con permiso, de Ogilvie CM, Braude PR, Scriven PN: Preimplantation diagnosis-an overview. J Histochem Cytochem 53:255-260, 2005.) Glándula endometrial Capilar endometrial Epitelio endometrial Masa celular interna Trofoblasto Cavidad del blastocisto Polo embrionario Tejido conjuntivo endometrial Secreción glandular Sincitiotrofoblasto Masa celular interna Citotrofoblasto Hipoblasto (endodermo primario) Cavidad uterina Cavidad del blastocisto Glándula uterina Capilar endometrial Sincitiotrofoblasto Amnios Epitelio endometrial Epiblasto Citotrofoblasto Hipoblasto Membrana exocelómica Cavidad exocelómica Cavidad amniótica A B C A B C Figura 14-10 ■ Linaje y destino celulares durante el desarrollo preimplantacional. La edad embrionaria se refi ere al tiempo transcurrido desde la fecundación en el ser humano: A: 6 días; B: 7 días; C: 8 días tras la fecundación. (Tomada de Moore KL, Persaud TVN: The Developing Human: Clinically Oriented Embryology, 6.ª ed. Filadelfi a, WB Saunders, 1998.) Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA426 permitan la regeneración de las células diferenciadas du- rante la vida adulta. El ejemplo mejor caracterizado de estas células es el correspondiente al sistema hematopo- yético. Entre las 1011 a 1012 células hematopoyéticas nu- cleadas existentes en el organismo adulto hay aproxima- damente 104 a 105 células con capacidad para generar de manera continua a lo largo de la vida cualquiera de las células sanguíneas más especializadas. Las células proge- nitoras hematopoyéticas pueden ser trasplantadas a otros seres humanos, en los que dan lugar a una reconstitución completa del sistema hematopoyético (v. cap. 13). Hay un sistema de productos genéticos que interactúan entre sí y que mantienen una cantidad apropiada de células hema- topoyéticas. Estos factores reguladores permiten un equi- librio entre el mantenimiento de las células progenitoras a través de la autorreplicación y la generación de células precursoras comprometidas que pueden desarrollarse ha- cia las distintas células maduras del sistema hematopoyé- tico (fi g. 14-11). Destino, especifi cación y determinación Cuando una célula indiferenciada atraviesa el proceso de di- ferenciación, pasa por una serie de etapas bien defi nidas en las que manifi esta diversas funciones o atributos hasta que alcanza su destino o constitución y función fi nales (p. ej., cuando una célula precursora se convierte en un eritrocito, un queratinocito o un miocito cardíaco). En el organismo en fase de desarrollo, estos atributos no solamente varían en función de los tipos celulares reconocibles sino que también cambian con el paso del tiempo. En las primeras etapas de la diferenciación, una célula presenta especifi cación cuando adquiere características específi cas aunque todavía puede ser infl uida por elementos ambientales (moléculas de señal, in- formación posicional) para cambiar su destino último. Estos elementos ambientales derivan principalmente de las células adyacentes a través de contactos intracelulares directos o me- diante señales que se reciben en la superfi cie celular en forma de sustancias solubles, incluyendo la información posicional correspondiente a la situación de la célula en un gradiente de diversos morfógenos. Finalmente, una célula adquiere atribu- tos de manera irreversible o se compromete irreversiblemente para adquirir dichos atributos (lo que se denomina determi- nación). Con excepción de los compartimientos de células germinales y de células progenitoras, todas las células pre- sentan especifi cación y determinación respecto a su destino último en el proceso de desarrollo. La especifi cación y la determinación conllevan la ad- quisición escalonada y progresiva de un fenotipo celular estable de expresión genética específi co para el destino con- creto de cada célula; por ejemplo, las células nerviosas sin- tetizan proteínas sinápticas, pero no elaboran hemoglobina, mientras que los eritrocitos no producen proteínas sinápti- cas pero generan hemoglobina. Con excepción de las células precursoras de los linfocitos que sufren reordenamientos del DNA en los genes del receptor de los linfocitos T o de las inmunoglobulinas (v. cap. 3), el perfi l concreto de expresión genética responsable del fenotipo celular diferenciado no se debe a cambios permanentes en la secuencia de DNA. En contraste, la regulación de la expresión genética depende de modifi caciones epigenéticas, tal como los complejos es- tables de transcripción, la modifi cación de las histonas en la cromatina y la metilación del DNA (v. cap. 3). El con- trol epigenético de la expresión genética es responsable de la desaparición de la plasticidad del desarrollo, tal como se expone a continuación. Desarrollo regulativo y en mosaico Las fases iniciales del desarrollo, las células son funcional- mente equivalentes y están sometidas a procesos dinámicos de especifi cación, un fenómeno que se denomina desarrollo regulativo. En el desarrollo regulativo, la eliminación o abla- ción de una parte de un embrión puede ser compensada por las células restantes de características similares. Por el contra- rio, en fases posteriores del desarrollo cada una de las células de algunas partes del embrión tiene un destino específi co y en estas partes el embrión parece ser homogéneo. En esta situa- ción, denominada desarrollo en mosaico, la pérdida de una parte del embrión daría lugar a la falta de desarrollo de las estructuras fi nales en las que se tendrían que haber converti- do las citadas células. Por tanto, la plasticidad en el desarrollo del embrión disminuye generalmente con el tiempo. Desarrollo regulativo y gemelaridad El hecho de que el desarrollo temprano tiene fundamental- mente un carácter regulativo ha quedado demostrado por los experimentos de embriología básica y se ha confi rmado través de observaciones efectuadas en medicina clínica. Los gemelos idénticos (monocigóticos) son la evidencia experimental na- tural de que el desarrollo temprano es regulativo. La forma más común de gemelos monocigóticos tiene lugar durante la segunda mitad de la primera semana del desarrollo, con una división por mitad de la masa celular interna; cada una de las dos mitades da lugar a un feto normal (fi g. 14-12). Si en esta etapa el embrión estuviera regulado al menos parcialmente por el desarrollo en mosaico, los gemelos sólo se desarro- llarían de manera parcial y estarían constituidos por partes complementarias. Es evidente que esto no es así debidoa que los gemelos suelen presentar un desarrollo del todo normal, alcanzando fi nalmente un tamaño también normal a través del crecimiento prenatal y posnatal. Las diferentes formas de gemelaridad moncigota mues- tran un desarrollo regulativo en varias etapas diferentes. Los gemelos dicoriónicos son el producto de la separación en la fase de cuatro células. Los gemelos monocoriónicos se de- ben a la separación en la masa celular interna. Los gemelos monoamnióticos son el resultado de la división en una etapa posterior, en este caso, la correspondiente al embrión de dos capas que, después, forma dos embriones distintos pero un solo compartimiento extraembrionario que se convierte en el único amnios. Todas estas situaciones de gemelaridad de- muestran que las poblaciones celulares pueden reprogramar su desarrollo para formar embriones completos a partir de células que, si no se hubiera producido la división, solamente habrían dado lugar a parte de un embrión. La aplicación adecuada de la técnica del diagnóstico pre- implantacional también ilustra el hecho de que el desarrollo humano temprano es regulativo. En este procedimiento, los gametos masculinos y femeninos son obtenidos de los futuros posibles progenitores y fecundados in vitro (fi g. 14-13). Cuan- do estos embriones fecundados alcanzan la fase de 8 células CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 427 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . (el día 3), se utiliza una pipeta de biopsia para biopsiar una o varias de las células del blastocisto en desarrollo. La célula aislada, con su núcleo claramente visible, es evaluada después mediante hibridación fl uorescente in situ (FISH, fl uorescent in situ hybridization) para descartar aneuploidía. Alternativa- mente, es posible aislar el DNA genómico para su estudio me- diante reacción en cadena de la polimerasa (PCR, polymerase chain reaction) o para el análisis de las secuencias de genes específi cos con objeto de determinar si el embrión ha heredado los alelos causantes de la enfermedad a partir de sus padres (v. cap. 4). Los embriones constituidos por las siete células res- tantes que no están afectadas por la enfermedad pueden ser seleccionados después e implantados en la madre. La capaci- dad del embrión para recuperarse de la pérdida de una de sus ocho células es atribuible al desarrollo regulativo. Si las células eliminadas por la biopsia hubieran tenido el destino de for- mar una parte o un segmento concretos del cuerpo (es decir, si hubieran estado controladas por el desarrollo en mosaico), se podría predecir que dichas partes corporales estarían ausentes o serían defectuosas en el individuo maduro. Sin embargo, el Progenitor mieloide multipotente Célula progenitora totipotente Progenitor linfoide multipotente Progenitor de los linfocitos T Progenitor de los linfocitos B Linfocito pre-pre-B Linfocito pre-B Linfocitos B Célula plasmática Linfocito T Hematíe Plaquetas Monocito Neutrófilo Eosinófilo Basófilo/célula cebada Figura 14-11 ■ El desarrollo de las células de la sangre es un pro- ceso continuo que genera un complemento com- pleto de células a partir de una célula progeni- tora hematopoyética to ti- po tente, elemento celular comprometido que se di - ferencia a partir de una célula progenitora meso- dérmica más primitiva. (Tomada de Stamato- yannopoulos G, Nien- huis AW, Majerus PW, Varmus H: The Molecu- lar Basis of Blood Disea- ses, 2.ª ed. Filadelfi a, WB Saunders, 1987.) Dicoriónicos Monocoriónicos; diamnióticos (común) Monoamnióticos Óvulo fecundado Masa celular interna Pared uterina Epiblasto Cronología (días 0-3 4-7 >7 días desde la fecundación) Frecuencia 35% 65% Infrecuente Figura 14-12 ■ La disposición de las membranas placentarias en los gemelos monocigóticos depende de la cronología del evento de gemelaridad. Los gemelos dicoriales se deben a una separación completa de todo el embrión, lo que da lugar a la duplicación de todos los tejidos extraembrionarios. Los gemelos monocoriales diamnióticos se deben a la división de la masa celular interna en la fase de blastocisto. Los gemelos monoamnióticos se deben a la división del epiblasto, pero no del hipoblasto. Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA428 A B C D Figura 14-13 ■ Biopsia de un blastómero en un embrión humano en fase de división. A: Embrión de ocho células el día 3 desde la fecundación. B: Embrión en la pipeta de sujeción (iz quierda) con la pipeta de la biopsia (derecha) abriendo la zona pelúcida. C: Extracción del blastómero me - dian te succión. D: Blastómero ex traído mediante biopsia con un único núcleo claramente visible (indicado por la fl echa). (Reprodu- cida, con permiso, de Ogilvie CM, Braude PR, Scriven PN: Preim- plantation diagnosis - an overview. J Histochem Cytochem 53:255- 260, 2005.) embrión posee mecanismos compensadores para sustituir las células eliminadas, que después presentan un desarrollo nor- mal en función de lo especifi cado por las células vecinas. Desarrollo en mosaico El desarrollo del embrión evoluciona generalmente desde un enfoque más regulativo a un enfoque más en mosaico. Los gemelos idénticos normales fueron mencionados previamente como un ejemplo de desarrollo regulativo. Sin embargo, en fases más avanzadas, los eventos de segmentación del em- brión muestran un desarrollo en mosaico debido a que estos eventos dan lugar a la formación de gemelos siameses, que son dos fetos que comparten algunas estructuras u órganos de su cuerpo debido a que la segmentación tuvo lugar después del paso del desarrollo regulativo al desarrollo en mosaico, es decir, demasiado tarde como para que fuera posible el de- sarrollo de dos embriones completos. Un aspecto interesante es el hecho de que en algunas especies no humanas adultas la ablación de un tejido específi co puede no limitar el desarrollo. Por ejemplo, la salamandra madura puede regenerar toda su cola cuando se secciona, debido a que –aparentemente– este animal retiene una población de células que pueden reiniciar el programa del desarrollo para la cola tras su sección. Uno de los objetivos de la biología del desarrollo es el conocimiento de este proceso en otras especies, con el objetivo de su posible aplicación en la medicina regenerativa humana. Especifi cación axial y formación de patrones Una función clave del organismo en desarrollo es la de especi- fi car las relaciones espaciales de las estructuras en el interior del embrión. En el desarrollo temprano, el organismo debe determinar la orientación relativa de diversos segmentos y órganos corporales. Por ejemplo, el eje cabeza-cola, denomi- nado eje craneal-caudal o eje anterior-posterior, se estable- ce en las fases muy iniciales de la embriogénesis (en etapas posteriores del desarrollo se denomina eje rostro-caudal), y posiblemente está determinado por la posición de entrada del espermatozoide que fecunda el óvulo. El eje dorsal-ventral es la segunda dimensión y, también en este caso, hay una serie de proteínas y mecanismos de señal que son los responsables de la determinación de las estructuras dorsales y ventrales. El morfógeno sonic hedgehog (comentado más adelante) partici- pa en el establecimiento del eje de la polaridad dorsal-ventral a lo largo de la médula espinal. Finalmente, es necesario el establecimiento de un eje izquierda-derecha, esencial para el desarrollo apropiado del corazón y para la colocación de los órganos; por ejemplo, una alteración en el gen ZIC3 ligado al cromosoma X e implicado en la determinación del eje izquier- da-derecha, se asocia a malformaciones cardíacas y a trans- posición visceral completa (situs inversus), un cuadro en el que parte de los órganos torácicos y abdominales se localizan en el lado del tórax y el abdomen contrario al normal. Los tres ejes que se debenespecifi car en el embrión com- pleto también deben ser especifi cados en las fases iniciales del desarrollo de los miembros. Respecto a cada miembro, el organismo debe especifi car el eje proximal-distal (hombro a puntas de los dedos), el eje anterior-posterior (pulgar a me- ñique) y el eje dorsal-ventral (dorso a palma de la mano). En una escala celular, las células individuales también se desa- rrollan en un eje de polaridad; por ejemplo, el eje basal-apical de las células del túbulo renal proximal o de los axones y las dendritas de una neurona. Así, los ejes de especifi cación en el CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 429 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . embrión completo, en los miembros y en las células desempe- ñan un papel fundamental en el desarrollo. Una vez que se han determinado los ejes, el embrión apli- ca un programa de patrones sobre dichos ejes. Conceptual- mente, si la formación de los ejes se puede considerar como el trazado de una línea a través de una masa no desarrollada de células con especifi cación de cuál es el extremo correspon- diente a la cabeza y cuál el correspondiente a la cola, entonces la formación de patrones representa la división del embrión en segmentos y la asignación de una identidad a cada seg- mento, tal como la cabeza, el tórax, el abdomen, etc. Los genes HOX (v. más adelante) desempeñan funciones impor- tantes en la determinación de las diferentes estructuras que se desarrollan a lo largo del eje anterior-posterior. El resul- tado fi nal de estos programas de especifi cación de patrones es la asignación a las células o los grupos de células de una identidad relacionada principalmente con su posición en el organismo. Esta identidad es utilizada posteriormente por las células como una instrucción para especifi car la manera con la que debe continuar el desarrollo. Formación de patrones y sistema de genes HOX El sistema de genes HOX (homeosecuencia, homeobox), descrito inicialmente en la mosca de la fruta Drosophila melanogaster, constituye un paradigma en biología del de- sarrollo. Los genes HOX reciben esta denominación debido a que las proteínas que codifi can son factores de transcrip- ción que contienen una región conservada de unión al DNA denominada homeodominio (homeodomain). (El segmento del gen que codifi ca el homeodominio se denomina homeo- secuencia [homeobox], de donde toma su nombre de esta fa- milia de genes, HOX.) Muchas especies de animales poseen genes HOX y las homeosecuencias codifi cadas por estos ● ■ ● Tecnología de las células progenitoras embrionarias (stem cells) Se considera que las células de la masa celular interna son capaces de formar cualquier tejido del cuerpo. Esta posibilidad se ha demostrado en el ratón y aparentemente también es cierta en el ser humano. El potencial de desarrollo completo de las células de la masa celular interna es el fundamento del campo expe- rimental de la tecnología de las células progenitoras embrionarias en el ratón, una tecnología clave para la generación de modelos animales de enfermedades gené- ticas humanas (fi g. 14-14). En esta técnica, las células de la masa celular interna del ratón crecen en cultivo en forma de células progenitoras embrionarias y después son sometidas a una manipulación genética mediante la que se introduce una mutación concreta en un gen espe- cífi co. Más tarde, estas células son inyectadas en la masa celular interna de otro embrión temprano de ratón. Las células mutadas son incorporadas en la masa celular interna del embrión receptor y contribuyen a formar muchos tejidos de este embrión, constituyendo un embrión híbrido o quimera (un único embrión cons- tituido por células procedentes de dos orígenes distin- tos). Si las células mutadas contribuyen al establecimiento de la línea de células germinales de un animal híbrido, la descendencia de dicho animal puede heredar las mutaciones provocadas. La capacidad del embrión receptor para tolerar la incorporación de estas células totipotentes no especifi cadas que después sufren espe- cifi cación y pueden contribuir a la formación de cual- quier tejido en el ratón vivo, es un proceso contrario al del desarrollo regulativo, que consiste en la capacidad de un embrión para tolerar la eliminación de algunas de sus células. Las células progenitoras humanas (HSC, human stem cells) procedentes de embriones no utilizados son sujeto de una investigación intensiva y también de una importante controversia ética. Aunque el uso de HSC para la clonación de un ser humano completo se consi- dera claramente antiético y está prohibido en todo el Blastocisto temprano (3,5 días) cultivado sobre una capa «nutricia» de fibroblastos Desagregación; reagrupamiento Inyección en el blastocisto Colonias constituidas a partir de una sola célula El ratón híbrido o quimérico produce gametos derivados del huésped ( ) o células PE ( ) Diferenciación in vitro Células hematopoyéticas Células hepáticas Células miógenas Células neurales Masa celular interna del huésped Figura 14-14 ■ Las células progenitoras embrionarias (PE) proceden directamente de la masa celular interna o ectodermo primitivo, son a menudo euploides y pueden contribuir a la línea de células germinales. Las células pro- genitoras embrionarias en cultivo y diferenciadas in vitro pueden dar lugar a tipos celulares diversos. mundo, la investigación actual se dirige hacia la gene- ración de tipos celulares concretos a partir de HSC, con el objetivo de reparar tejidos y órganos lesionados; éste es el objeto de la medicina regenerativa. Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA430 genes son similares; no obstante, cada especie contiene un número diferente de genes HOX, de manera que, por ejem- plo, la mosca de la fruta posee ocho y el ser humano casi 40. Los 40 genes HOX humanos se organizan en cuatro grupos (A, B, C y D) localizados en cuatro cromosomas distintos. El orden de los genes individuales en cada grupo se conser- va en cada especie. Los grupos de genes HOX humanos se generaron a través de una serie de eventos de duplicación génica (fi g. 14-15). Inicialmente, los eventos más antiguos duplicaron el gen HOX ancestral en tándem a lo largo de un único cromosoma. Las duplicaciones subsiguientes de este grupo único de genes HOX y la reubicación del nuevo con- junto de genes en otras localizaciones al genoma dio lugar a la aparición de grupos de genes HOX no ligados entre sí en el ser humano (y en otros mamíferos), denominados HOXA, HOXB, HOXC y HOXD. Las combinaciones específi cas de la expresión de los genes HOX en grupos celulares pequeños, localizados en regiones concretas del embrión, permiten determinar el destino del desa- rrollo de estas regiones. De la misma manera que las combina- ciones específi cas de genes HOX procedentes del grupo único de genes HOX de la mosca se expresan a lo largo del eje ante- rior-posterior del cuerpo y regulan patrones diferentes de ex- presión genética y, por tanto, de estructuras corporales distin- tas (v. fi g. 14-15), también los mamíferos utilizan un cierto número de genes HOX procedentes de distintos grupos para llevar a cabo tareas similares. En las fases iniciales, en el em- brión completo los factores de transcripción HOX especifi can el eje anterior-posterior; así, por ejemplo, los grupos HOXA y HOXB actúan sobre el eje rostro-caudal para determinar la identidad de las vértebras y las somitas individuales. En fases posteriores del desarrollo, los grupos HOXA y HOXD deter- minan la identidad regional a lo largo de los ejes del miembro en desarrollo. Un aspecto interesante de la expresión de los genes HOX es el hecho de que el orden de los mismos en un grupo se mantiene en paralelo con la posición del embrión en la que estos genes se expresan, y también respecto a la fase deldesarrollo en la que son expresados (v. fi g. 14-15). En otras palabras, la posición de un gen HOX en un grupo es coli- neal con el momento de expresión y con la localización de la expresión sobre el eje anterior-posterior del embrión. Por ejemplo, en el grupo HOXB, los genes expresados en primer lugar y en la posición anterior del embrión se localizan en uno de los extremos del grupo; el orden de actuación del resto de los genes del grupo es paralelo al orden en el que se expresan, tanto en lo relativo a su localizaciones en el eje anterior-posterior del embrión como en lo que se refi ere al momento de su expresión. A pesar de que esta organiza- ción de los genes es muy poco habitual y no representa una característica general de la organización de los genes en el genoma (v. cap. 3), se observa un fenómeno similar en otra familia de genes humanos regulados por el desarrollo, los grupos de genes de la globina (v. cap. 11). 3' 5' 3' 5' lab pb (Zen) Dfd Ser Antp abd-A abd-BUbx a1 a2 a3 a4 a5 a6 a7 a9 a10 a11 a13 b1 b2 b3 b4 b5 b6 b7 b8 b9 c4 c5 c6 c8 c9 c10 c11 c12 c13 d1 d3 d4 d8 d9 d10 d11 d13d12 Drosophila Ser humano o ratón Anterior Posterior DistalProximal Hoxa9 Hoxa9-13 Hoxa9-11 Anterior Posterior DistalProximal Hoxd9 Hoxd9-13 Hoxd9-11 Figura 14-15 ■ Acción y disposición de los genes HOX. Un grupo ancestral de genes HOX existente en un ancestro común de los vertebrados y los invertebrados se ha cuadruplicado en los mamíferos, y se han perdido los miembros individuales del grupo ancestral. La combinación de genes HOX expresada en regiones adyacentes del eje anteroposterior de los embriones en desarrollo selecciona un destino de desarrollo único (tal como el código de color en los distintos segmentos de la mosca y del embrión humano, que aparecen en la parte inferior de la fi gura). En los miembros en desarrollo (parte superior derecha), las diferentes combinaciones de genes HOXA y HOXD se expresan en zonas adyacentes que participan en la selección del destino de desarrollo sobre los ejes proximal-distal y anterior-posterior. (Tomada de Wolpert L, Beddington R, Brockes J et al: Principles of Development. Nueva York, Oxford University Press, 1998. Copyright 1998, Oxford University Press.) CAPÍTULO 14 ● Genética del desarrollo y malformaciones congénitas 431 © E ls ev ie r. E s un a pu b lic ac ió n M A S S O N . F ot o co p ia r si n au to ri za ci ó n es u n d el ito . La familia de genes HOX ilustra varios principios im- portantes de la biología del desarrollo y la evolución. En primer lugar, un grupo de genes actúa en conjunto para llevar a cabo tareas generales similares en diferentes mo- mentos y lugares del embrión. En segundo lugar, se generan estructuras homólogas por efecto de conjuntos de factores de transcripción homólogos procedentes de antecesores evo- lutivos comunes. Por ejemplo, las moscas y los mamíferos poseen un plan corporal básico similar (la cabeza es anterior al tronco, los miembros se originan en el tronco, los órganos cardiorrespiratorios son anteriores a los digestivos), y este plan corporal está especifi cado por un conjunto de genes que han sido transmitidos a través de ancestros evolutivos comunes. En tercer lugar, aunque no es lo habitual en lo re- lativo los genes implicados en el desarrollo, los genes HOX muestran una organización genómica muy destacada en el interior de su grupo, una organización que se correlaciona con su función durante el desarrollo. MECANISMOS CELULARES Y MOLECULARES DEL DESARROLLO En este apartado se van a revisar los mecanismos celulares moleculares que regulan el desarrollo (v. Recuadro). Cada mecanismo va a ser ilustrado en referencia a un defecto o enfermedad debidos al fallo del mismo. Regulación génica por factores de transcripción Los factores de transcripción dirigen el desarrollo a través del control de la expresión de otros genes, algunos de los cuales también son factores de transcripción. Los grupos de facto- res de transcripción que actúan en conjunto se denominan módulos reguladores de la transcripción, y la defi nición de la función de estos módulos es una tarea importante para el especialista en genética del desarrollo. Algunos factores de transcripción activan genes diana y otros los reprimen. Además, hay otros factores de transcripción que desempeñan simultáneamente funciones de activación y represión (los de- nominados factores de transcripción bifuncionales). Los mó- dulos reguladores controlan el desarrollo mediante combina- ciones diferentes de factores de transcripción que se expresan en localizaciones y momentos diferentes para la regulación espaciotemporal del desarrollo. Mediante del direcciona- miento de la expresión génica diferencial en el espacio y en el tiempo, los diversos módulos reguladores de la transcripción constituyen un elemento clave en el desarrollo del embrión. Un complejo regulador de la transcripción está consti- tuido por un elevado número de factores de transcripción ge- nerales que se unen a los factores de transcripción específi cos que son responsables de la defi nición de la selectividad de un complejo de transcripción (fi g. 14-16). La mayor parte de los factores de transcripción se localiza en los miles de complejos de transcripción existentes en el genoma y, aunque todos ellos son esenciales, sus funciones en el desarrollo son inespecífi - cas. Los factores de transcripción específi cos también parti- cipan en la formación de complejos de factores de transcrip- ción, pero únicamente en células específi cas o en momentos concretos del desarrollo, proporcionando así la regulación de la expresión génica que permite que los procesos del desarro- llo estén bajo un control exquisito. La importancia de los factores de transcripción en el de- sarrollo normal queda ilustrada por una mutación poco fre- cuente del gen HOXD13 que causa simpolidactilia, un tras- torno incompletamente dominante en el que los individuos heterocigotos presentan membranas interfalángicas y dedos extra en sus manos y pies. Los pocos homocigotos existentes muestran alteraciones similares pero más graves, y también sufren malformaciones óseas en manos, muñecas, pies y to- ● ■ ● Mecanismos fundamentales que actúan en el desarrollo • Regulación génica por factores de transcripción • Señales intracelulares mediante el contacto directo y mediante los morfógenos • Inducción de la confi guración y la polaridad celulares • Movimiento celular • Muerte celular programada Potenciadores Activadores Coactivadores Factores de transcripción generales Promotor Transcrito de RNA Secuencia TATA DNA Región de codificación Represor RNA polimerasa Figura 14-16 ■ Los factores de transcripción generales (en azul) y la RNA polimerasa se unen a secuencias de función cis muy cercanas al sitio de inicio de la transcripción del mRNA; estas secuencias de función cis son, en conjunto, el promotor. Los elementos potenciador o silenciador más distales se unen a factores de transcripción especializados y con especifi cidad tisular. Las proteínas coactivadoras facilitan la interacción bioquímica entre los factores de transcripción especializados y generales. (Tomada de Tjian R: Molecular machines that control genes. Sci Am 272:54-61, 1995.) Thompson & Thompson GENÉTICA EN MEDICINA432 billos (fi g. 14-17). La mutación HOXD13 responsable de la simpolidactilia se debe a la expansión de un tracto polialanina en el dominio amino terminal de la proteína; la proteína nor- mal contiene 15 alaninas, mientras que la proteína mutante contiene entre 22 y 24 alaninas. El estado de heterocigoto para la mutación HOXD13 con pérdida de función sólo da lugar a un efecto leve sobre el desarrollo de los miembros, que se caracterizan por la presencia de un dedo extra rudimentario entre el primer y segundo metatarsianos, y entre el cuarto y quinto metatarsianos, en los pies. Por tanto, la expansión po- lialanina que da
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