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04 Enfermedad transmisible en la poblacion

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ENFERMEDAD TRANSMISIBLE EN LA POBLACIÓN 
 
 
Autor. OPS. 
 
 Introducción. 
 Contenido. 
 La enfermedad transmisible en la población 
 Medio Físico 
 Medio Social 
 Medio Biológico: 
 Agentes biológicos 
 Propiedades de los agentes biológicos 
 Reservorios de agentes y enfermedades transmisibles 
 Modos de transmisión del agente 
 Puertas de eliminación o de salida del agente 
 Puertas de entrada en el nuevo huésped 
 Factores del huésped 
 La Cadena Epidemiológica 
 Bibliografía 
 
 Introducción 
 
La permanencia del hombre en la tierra como ente vivo depende de innumerables 
factores, que oscilan desde las interpretaciones individuales de salud y enfermedad, 
hasta la responsabilidad de preservarse como especie. 
 
La bipolaridad "salud-enfermedad" ha sido objeto de enjundiosos análisis, en el intento 
de preservar la salud y evitar o eliminar la enfermedad. Las explicaciones y abordajes 
en ese sentido, se han transformado a la luz del tiempo en corrientes de pensamiento o 
ideologías aproximativas, sólidas unas y endebles otras, pero todas orientadas a 
esclarecer el significado de estar o sentirse sano, y de estar o sentirse enfermo. 
 
Estos enfoques teóricos han alcanzado un nivel amplio de instrumentación, y de esta 
forma han trascendido y provocado el accionar sanitario por generaciones, y han 
constituido hitos en el devenir histórico de la salud pública en general, y de la 
epidemiología en particular. 
 
Surgen así los clásicos "modelos de causalidad", que desde diferentes visiones 
pretenden discernir algo tan complejo como los posibles orígenes del binomio salud-
enfermedad. Las corrientes del pensamiento epidemiológico, cuyo desarrollo se 
sustenta en la eterna confrontación de "lo biológico" y "lo social", también aportan 
elementos valiosos para ubicar de que lado está la salud, y cuales son los factores que 
determinan la enfermedad, tanto en el individuo como en las poblaciones. 
 
La traducción práctica de estas reflexiones, permite acercarnos a la realidad más 
concreta cuya resultante ha sido las modificaciones sustantivas de los perfiles 
epidemiológicos, a partir de la reducción notable de las tasas de enfermedad y muerte, 
 2
desde que asolaban al hombre las pandemias medievales, hasta la erradicación 
mundial de uno de aquellos agentes causales: el virus de la viruela. El tránsito desde la 
época en que millones fallecían de esta enfermedad hasta el momento de erradicar el 
virus, está repleto de nuevos descubrimientos y diversas teorías sobre la salud y la 
enfermedad, unas efímeras y otras permanentes, pero todas bien intencionadas con 
relación a su propósito final: la preservación de la vida humana el mayor tiempo posible, 
y con elevada calidad. 
 
Como un elemento relevante transformado posteriormente en categoría epidemiológica 
principal, se ubica el riesgo dentro del clásico binomio salud-enfermedad, como 
antesala de la enfermedad y el daño y como detonante de múltiples teorías, conceptos, 
métodos, procedimientos y técnicas para su abordaje y aplicación. 
 
Surgen así las políticas (enfoque de riesgo), los grupos (grupos de riesgo) y 
especialmente los factores de riesgo, en muchas ocasiones mal usados o 
distorsionados, pero en definitiva útiles a los fines promocionales y preventivos. 
 
 
Existe la convención científica de que: 
 
- la relación salud-enfermedad es un proceso, 
- que la salud es un amplio campo donde se asocian elementos determinantes en la 
aparición de enfermedades y daños - desde la alteración genética compleja hasta 
la irritabilidad que provoca el ruido excesivo. 
- que las condiciones sociales y económicas mediatizan los procesos biológicos del 
hombre, 
- que la influencia de la familia, el grupo social y la sociedad en su conjunto influyen 
notablemente en los comportamientos saludables o no saludables de individuos y 
poblaciones, 
- que el hombre y el medio ambiente constituyen una unidad indisoluble, imposible 
de fragmentar y 
- Que el objetivo más importante de los servicios de salud, es evitar que este hombre 
fallezca prematuramente y menos de una enfermedad o daño evitable. 
 
Aunque existen detractores de estas aseveraciones, ¿por qué si todo aparece tan claro, 
mueren diariamente millones de personas y un alto porciento de ellas, a causa de 
enfermedades transmisibles que se consideran controlables?. 
 
Quizás hubo excesiva confianza en las vacunas, la automatizada tecnología, los medios 
diagnósticos altamente específicos y sensibles y la sorprendente terapéutica. Estos 
hechos hicieron olvidar que los microorganismos comparten espacios con el hombre, y 
que su lucha por la supervivencia es similar. En ocasiones no los detectamos a tiempo o 
se enmascaran, y en otros casos nos sorprenden, ¿de dónde surgieron el virus del 
SIDA, la legionella neumónica, el hantavirus, el virus de Ebola, "la bacteria carnívora de 
los ingleses"?, Etc. 
 
Un dato significativo es que a diferencia de otras etapas, en esta oportunidad estas 
enfermedades se notifican igualmente en África, que en América del Norte, en Asia que 
en Centro América. 
 
 3
Que las acciones preventivas son eficaces. Es un hecho incuestionable, pero existió 
cierta inconsecuencia con la multifactorialidad de las enfermedades - en este caso las 
transmisibles- pues además de su "novedad" estos agentes biológicos encontraron un 
medio favorable y una población altamente susceptible, debido a circunstancias bien 
conocidas. 
 
Los procedimientos y técnicas epidemiológicas recobran su utilidad y eficacia en las 
condiciones actuales, regresan a sus orígenes y deben contribuir a la disminución de la 
alarma mundial que han suscitado las enfermedades nuevas, emergentes y 
reemergentes, como el síndrome de infección pulmonar por hantavirus, la fiebre 
hemorrágica venezolana y la Neuropatía epidémica de Cuba. El personal de salud 
entrenado en décadas atrás en los exitosos "programas contra daños" y en el control de 
epidemias, ha sido renovado, de ahí la necesidad del adiestramiento y capacitación de 
los actuales equipos de salud en el enfoque epidemiológico de su desempeño, 
especialmente aquellos equipos ubicados en el nivel local, espacio donde surgen, se 
detectan y deben solucionarse los problemas. 
 
 
La enfermedad transmisible en la población 
 
 
El hombre, el medio ambiente y la enfermedad 
 
Ningún ser vivo animal o vegetal vive aislado en el ambiente en que habita, y en 
consecuencia, el hombre está colocado en medio de una trama infinita de factores que, 
en diversa medida, gravitan sobre la salud. Una diferencia, sin embargo, es que el 
hombre, gracias al desarrollo de la cultura y la acumulación del conocimiento, es capaz 
de modificar el medio ambiente mucho más que los animales y que las plantas, y de 
hecho así ha sucedido. En el complejo dinámico del contacto del hombre con la 
naturaleza y en la forma de apropiarse de ella, se encuentran la mayoría de las 
explicaciones y causas determinantes de los problemas de salud. 
 
Múltiples factores también determinan la presencia y distribución de las enfermedades 
en la población, y entre ellos descuellan, la formación socioeconómica y las relaciones 
de producción con su consecuencia inmediata,: Las condiciones de vida y de trabajo. 
 
Se puede y debe actuar por medio del conocimiento biológico, sobre los puntos 
accesibles de las cadenas de interacción entre el hombre, los agentes y reservorios de 
enfermedades, y el medio ambiente. Con el objetivo de ordenar los factores 
ambientales que actúan sobre el hombre, es convencional la clasificación de ese medio 
ambiente en: físico, social y biológico. 
 
 
Medio físico 
 
El medio físico está compuesto por el ambiente inorgánico o geográfico que incluye el 
clima, la topografía y todas las condiciones mecánicas o inertes que nos rodean. 
 
La influencia climática sobre la flora y fauna tiene singular importancia en la ocurrencia 
de enfermedades zoonóticas transmitidas por artrópodos, incluyendo el tifo murino y las 
arbovirosis(fiebre amarilla, etc.), pero las mayores relaciones del clima con la salud son 
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indirectas. En el caso de las mal denominadas “enfermedades tropicales”, la causa 
reside en factores ajenos al clima. Si existe mayor riesgo de padecer paludismo, 
filariasis, dengue o tripanosomiasis en los climas tropicales más que en los templados, 
se debe en parte a que los primeros ofrecen condiciones favorables para el desarrollo 
de insectos que son vectores de estas enfermedades. Ciertas formas de desnutrición, 
como la avitaminosis B, constituyen enfermedades frecuentes en los trópicos; pero 
estos padecimientos no son debidos al clima tropical en sí, si no a las precarias 
condiciones de vida de un número elevado de sus habitantes, que obliga a mantener el 
tipo de alimentación que es común en esos países, la mayoría subdesarrollados y con 
extrema pobreza, donde no se alcanzan los requerimientos nutricionales mínimos de 
subsistencia, con la resultante de una elevada susceptibilidad que contribuye a la 
presencia permanente de esas afecciones. 
 
La morbilidad y mortalidad de muchas enfermedades varía con la estación y con los 
cambios bruscos de clima, por razones todavía no bien comprendidas. En grado 
notable, las enfermedades respiratorias son más frecuentes en los meses fríos. Entre 
las posibles explicaciones se incluye el que la gente pasa más tiempo congregada en 
los interiores, lo que podría facilitar la transmisión, o el que se aumente su 
susceptibilidad a la enfermedad debido a las fluctuaciones tanto en temperatura como 
en humedad o, más directamente, al enfriamiento. 
 
Por último, el clima repercute sobre la salud a través de su influencia sobre el ambiente 
biológico y el socioeconómico. El clima afecta al ambiente biológico en por lo menos 
dos formas importantes. Primero, la temperatura y la humedad ayudan a determinar la 
abundancia y especies de flora y fauna. Segundo, la estación determina el estado de 
desarrollo de la flora y, en muchos casos, los ciclos de desarrollo y abundancia de la 
fauna. Estos factores biológicos son de gran importancia para los reservorios y 
mecanismos de transmisión de los agentes microbianos y para los abastecimientos de 
alimentos del hombre. 
 
A través de su influencia sobre el ambiente biológico, el clima ayuda a determinar el tipo 
y la importancia de la agricultura y, por lo tanto, contribuye en parte al desarrollo 
socioeconómico. 
 
Estudios más recientes han puesto en evidencia una notable relación entre los tipos de 
cultivos de la tierra, los cambios en las formas de producción, el desarrollo de nuevas 
áreas agroindustriales, la construcción de represas hidroeléctricas, con la ocurrencia de 
varias enfermedades. Al respecto es conocida la relación entre la aparición de brotes de 
paludismo, y la remoción de "nichos ecológicos" en zonas selváticas, cuyos estudios 
originaron - entre otros aportes- el desarrollo de los actuales sistemas de información 
geográfica (SIG), como parte del análisis de la situación de salud. 
 
La influencia negativa del hombre sobre la naturaleza es innegable y debilitó el criterio 
de que "la acción humana no puede modificar el ambiente físico", aunque esta influencia 
se mantiene dentro de ciertos límites. Como ejemplos están, la contaminación del aire, 
del suelo, del agua; la situación crítica de la capa de ozono, la deforestación 
indiscriminada, las explosiones nucleares, etc. Esto unido a la intervención negativa 
sobre el ambiente material que el mismo hombre crea, contribuye a exponerlo a un 
mayor riesgo de enfermar y morir. 
 
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Frente a este panorama apocalíptico, queda la certeza de que las acciones 
promocionales y preventivas, de carácter intersectorial, deben mostrar su efectividad y 
eficacia a largo plazo. 
 
 
Medio social 
 
Antes de la revolución industrial, se pensaba que las influencias ambientales climáticas 
eran las más importantes en determinar la ocurrencia de la enfermedad. Desde 
mediados del siglo XVIII en Inglaterra y posteriormente en Francia y Alemania, el 
cambio hacia una economía predominantemente industrial subrayó la importancia del 
ambiente socioeconómico. Esto fue reconocido en Francia en 1828, cuando Villerme 
demostró que las tasas de morbilidad y mortalidad dependían de las condiciones de 
vida en las diferentes clases de población, concluyendo que "los factores sociales y no 
los climáticos son, en gran parte, el elemento básico en la causalidad de la 
enfermedad”. En 1848, el patólogo alemán Rudolf Virchow enunció que la salud de la 
población era un problema de interés social directo. Los hallazgos de esos precursores, 
recibieron la contribución de los filósofos contemporáneos, donde descuella F. Engels 
con su testimonio sobre "La situación de la clase obrera en Inglaterra", verdadero retrato 
epidemiológico de la época, que reafirma la relación estrecha de las Ciencias Sociales 
con la Epidemiología. 
 
Desde la revolución industrial se han observado grandes desplazamientos de población 
tanto de las zonas básicamente rurales a los nuevos centros urbanos en proceso de 
desarrollo o expansión, como de una zona rural a otra. Las poblaciones migratorias, por 
lo general, carecen de recursos sanitarios, escuelas y otras facilidades, y llevan consigo 
a un gran número de personas susceptibles, tanto a los agentes infecciosos comunes 
en los centros urbanos como a las enfermedades existentes en otras áreas rurales. 
Así, por ejemplo, hay concentraciones en períodos de cosecha, corrientes migratorias 
entre áreas de un mismo país y hasta entre países vecinos. 
 
 Al respecto, en las dos últimas décadas, América latina fue testigo de la convulsa 
situación ocasionada por los levantamientos armados en zonas determinadas del 
continente, que originó un tipo especial de migración interpaíses. Los actualmente 
desaparecidos "campos de refugiados", fueron modelos de la influencia notable del 
factor socioeconómico en la aparición de riesgos y enfermedades transmisibles. Así 
mismo, ciertas enfermedades son introducidas a lo largo de las vías de comunicación, 
como ocurren frecuentemente con la difusión del dengue a través de las islas del 
Caribe. Otro ejemplo son los nuevos focos de esquistosomiasis que se originan a partir 
de la inmigración de enfermos a lugares donde los caracoles aún no han sido 
contaminados. 
 
En poblaciones concentradas, las infecciones como la varicela tienden a ocurrir en los 
niños pequeños, y los agentes persisten debido a que continuamente nacen o se 
introducen nuevos sujetos susceptibles. Los agentes de tales enfermedades no pueden 
persistir en áreas menos densamente pobladas, pero pueden ser reintroducidos 
después de intervalos imprevisibles, dando lugar a que las enfermedades de la "niñez" 
ocurran más tardíamente. Esto explicaba la muy frecuente aparición del sarampión y 
otras enfermedades de la niñez en campesinos que llegaban en corrientes migratorias a 
los centros urbanos. Como resultado del accionar epidemiológico es la eliminación del 
sarampión. 
 6
 
Se ha observado un proceso de urbanización acelerado en áreas de varios países de 
América Latina y las estimaciones existentes indican que continuará en las próximas 
décadas. Las poblaciones marginales de las grandes ciudades sufren de condiciones 
precarias de vida con alta promiscuidad y, por tanto, están expuestas a un alto riesgo de 
enfermar y morir. En estas áreas, como en el área rural, las condiciones de 
abastecimiento de agua y eliminación de excretas, la calidad sanitaria de los alimentos 
y las condiciones higiénicas de la vivienda, son importantes en la ocurrencia de 
enfermedades. Hay necesidad de efectuar mejores análisis de las tendencias de 
urbanización por su implicación en las proyecciones de programas de salud. 
 
Se han estudiado diversos aspectos sociales relacionados con las enfermedades y se 
ha observado, por ejemplo, que no es suficiente hacer un análisis comparativo de la 
distribución de los problemas de saluden áreas urbanas y rurales, de ahí la importancia 
de los análisis de situación de salud sustentados en los espacios - población. Así como 
se identifican distintos grupos sociales en las áreas urbanas, en las áreas rurales 
también hay una falta de homogeneidad debido, en parte, a la diversidad de formas 
productivas que varían desde los pequeños productores de subsistencia y los pequeños 
productores de cultivos para el mercado, hasta los grandes productores que utilizan 
técnicas modernas de cultivo y emplean trabajadores en forma permanente o temporal. 
 
No es objetivo de este material profundizar en el análisis de las formas productivas tanto 
en áreas urbanas como rurales. El resumen presentado anteriormente tiene por 
finalidad llamar la atención al hecho de que la producción y distribución de la 
enfermedad presenta características que varían en dependencia de la formación 
socioeconómica que prevalece. 
 
El cambio de época que acarrea modificaciones de envergadura, como las nuevas 
políticas económicas, debería incidir en esta situación con respuestas individuales y 
colectivas, según las condiciones de vida y de trabajo. Esta variación, a su vez, 
determinará patrones distintos de enfermedad y la mejor comprensión de estas 
relaciones permitirá prever el comportamiento de las enfermedades frente a las 
transformaciones que sufren las formas productivas como resultado de los procesos de 
cambios en el orden económico y social. 
 
Un aspecto que se deriva de todo lo anterior es la relación entre la salud y las 
condiciones de trabajo. El riesgo de adquirir enfermedades también está directamente 
relacionado con las condiciones de trabajo, como ocurre en el caso de los accidentes 
laborales y las enfermedades profesionales. Entre algunos ejemplos se incluye la 
ocurrencia del envenenamiento por plomo en trabajadores de batería y pintores, las 
altas tasas de cáncer de la vejiga entre quienes manejan colorantes de anilina, de 
cáncer del pulmón en mineros de minas radioactivas de silicosis y tuberculosis en 
mineros expuestos a polvo con alto contenido de sílice y de leucemia en médicos y 
otras personas expuestas a los rayos X. Son bien conocidos los riesgos del trabajo que 
se realiza en áreas rurales. Estos incluyen un mayor peligro de sufrir accidentes serios 
debido al manejo de herramientas y de contraer enfermedades zoonóticas que resultan 
del contacto con artrópodos vectores. 
 
Resultan de importancia las consecuencias estresantes de labores no productivas, 
como es el caso de ejecutivos, dirigentes, funcionarios, secretarias, etc. que también 
deben valorarse dentro de este riesgo. 
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El análisis de la relación salud - trabajo debe considerar: 1) el tipo o la calidad del 
trabajo; 2) la cantidad de trabajo (fatiga, estrés, etc.); 3) las condiciones (locales, 
ambientales, etc.); 4) el ingreso (que permite el acceso a servicios), y 5) el desempleo, 
que en años recientes se ha reconocido, produce degradación física y sicológica en el 
hombre, y que en los últimos años se ha transformado en una verdadera "epidemia 
social". 
 
Dentro del propio ambiente social y económico, los aspectos culturales también inciden 
sobre la presencia, distribución y el control de las enfermedades. Un ejemplo lo 
constituyen las costumbres y hábitos de diversos grupos étnicos y religiosos. 
 
Hay una gran cantidad de ejemplos de ocurrencias de epidemias que afectan sólo a 
grupos específicos y otros en los cuales se excluyen de una contaminación o infección, 
como consecuencia de, por ejemplo, sus hábitos alimenticios. 
 
 La socialización del hombre transcurre en diferentes etapas, pero el grupo familiar es 
prioritario. Sus integrantes están ligados en forma genética, comen los mismos 
alimentos, están expuestos al mismo ambiente físico y biológico, tienen la misma 
situación económica y están sujetos a las mismas influencias culturales, sociales y 
económicas. Cuando una enfermedad afecta a la mayoría de los miembros de una 
familia se puede identificar el agente causal y su modo de transmisión con mayor 
facilidad. Sin embargo, hay que considerar que existen variaciones en la estructura de 
la familia según países y grupos sociales y que, por lo tanto, muchas enfermedades y 
los problemas de salud no ocurren en forma similar entre todas las familias. 
 
Al hombre como ser social le agreden con fuerza las enfermedades relacionadas con su 
comportamiento individual, lo cual ha sido objeto de mayor divulgación por parte de la 
salud pública, casi siempre haciendo énfasis en la responsabilidad que le cabe al 
individuo por las enfermedades y los problemas de salud. Es en esta área que se han 
desarrollado las técnicas de educación para la salud y la discusión de problemas graves 
de adicción a drogas y los trastornos mentales. Es indudable que el comportamiento 
individual se encuentra mediado por la influencia familiar y social, aspectos que no 
deben eludirse ante cualquier acción propuesta. 
 
Los problemas derivados de estas interrelaciones son múltiples y algunas modificables, 
sin embargo, aún hay grupos entre las poblaciones en desarrollo, que permanecen sin 
acceso a los conocimientos elementales o sin las condiciones de aplicarlos 
regularmente, aunque se han desarrollado procedimientos y técnicas que facilitan el 
acceso al conocimiento de esos problemas de salud y a la forma en que los individuos 
pueden prevenir enfermedades. 
 
 
Medio biológico 
 
El medio ambiente biológico incluye a todos los seres vivientes, las plantas, los 
animales y los indeterminados, entre los que, por su singular importancia para la salud 
en el hombre, se incluye a los parásitos patógenos. El ambiente biológico influye sobre 
la salud humana directa e indirectamente en forma favorable o desfavorable, y el 
hombre no debe olvidar que representa un elemento más dentro de ese complejo 
espacio. 
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Hay muchos agentes nocivos que provienen del ambiente biológico. Las sustancias 
denominadas alergénos son numerosas: el polen, el polvo orgánico de casa, las 
plumas y el pelo de animales provocan fiebre de heno, el jugo de varias hiedras 
venenosas y el zumaque producen una dermatitis vesicular intensa y ciertos alimentos, 
como las fresas y los mariscos, pueden causar prurito acentuado o urticaria. Ciertos 
hongos no comestibles, ciertas clases de mariscos y algunas especies de pescado de 
aguas tropicales, contienen sustancias altamente tóxicas que incluso pueden ser 
letales, y la raíz cruda de la yuca contiene cianuro. Finalmente, ciertas sustancias de 
origen vegetal tienen efectos terapéuticos específicos al administrarse en dosis 
apropiadas pero son tóxicas si se dan en exceso (por ejemplo: la quinina, la digitalina y 
el apio). 
 
La vida vegetal y animal también influye sobre la salud del hombre de muchas maneras 
menos directas, que frecuentemente están interrelacionadas. La vida vegetal, por 
ejemplo, provee alimento y resguardo a muchas especies de artrópodos y otros 
animales. La naturaleza y abundancia de la vida vegetal y su estado de desarrollo 
estacional determinan la presencia de las especies de fauna salvaje. Los artrópodos 
con frecuencia se crían en los huecos de los árboles y en plantas que colectan agua ya 
que proveen un microclima adecuado, utilizando el follaje para resguardarse de las aves 
de rapiña y como lugar de descanso. Para los artrópodos hematófagos, los vertebrados 
inferiores constituyen tanto la fuente habitual de alimento, como la fuente potencial de 
infección. 
 
El ambiente biológico influye en la salud humana a través de los hábitos y costumbres, 
el tipo e importancia relativa de la agricultura sobre su economía y sus ocupaciones 
habituales. 
 
Este ambiente biológico ha sido particularmente susceptible a las modificaciones del 
hombre y esta manipulación no siempre ha contribuido a su bienestar definitivo. Por 
razones diversas, se han introducido especies animales y vegetales en regiones 
distantes de su hábitat normal, en dondeno existen los mecanismos naturales de 
control y como una consecuencia no prevista de tal trasplante, por ejemplo, el conejo 
europeo se tornó en una seria amenaza para las cosechas australianas, la mangosta de 
la India en una peste en Puerto Rico, y el jacinto acuático ha obstruido la navegación a 
lo largo de los canales de Texas y Florida. En muchas partes del mundo, la destrucción 
de grandes áreas de bosques ha disminuido la capacidad de retención de agua y esto 
ha resultado en una disminución de los mantos, que amenaza la existencia y capacidad 
de los abastecimientos hidráulicos. La deforestación, juntamente con el pastoreo 
exagerado o el desmenuzamiento de la tierra vegetal para el cultivo de granos, también 
ha conducido a una mayor erosión y a la formación de inmensas áreas polvorientas, 
durante períodos de lluvia escasa. Las consecuencias de la guerra del hombre contra 
los insectos, particularmente aquellos de importancia agrícola, todavía no pueden ser 
completamente evaluados. No cabe duda que el extenso uso de plaguicidas químicos 
ha desempeñado un gran papel en aumentar la producción agrícola total de algunos 
países, sin embargo, existe el temor de que el hombre y la naturaleza puedan sufrir 
daños graves como resultado de la acumulación gradual de las sustancias químicas 
relativamente estables y altamente tóxicas que se usan hoy en día. Su presencia, aún 
en concentraciones mínimas, en los alimentos de origen animal y vegetal, constituye la 
amenaza más directa al hombre. Los ejemplos anteriores sugieren que en su esfuerzo 
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por modificar el ambiente biológico, el hombre debe sopesar más cuidadosamente los 
efectos a largo plazo a cambio de las ventajas inmediatas. 
 
Un problema reciente es el de la adición de una gran variedad de substancias a los 
alimentos. Las formas de comercialización en el desarrollo de la industria alimenticia 
crearon métodos de preparación y conservación de alimentos para grandes grupos de 
la población, que incluyen no solamente aditivos, como los sabores artificiales y los 
materiales químicos destinados a preservar el color o la frescura de los alimentos, sino 
también muchas substancias residuales derivadas de hormonas sintéticas y otros 
productos que se incluyen en los alimentos de las aves y del ganado para promover el 
crecimiento o de fertilizantes usados en la producción de frutas y vegetales, más 
grandes y mejores, e insecticidas para la protección de plantaciones. La presencia de 
tales aditivos o residuos en los alimentos aún en cantidades ínfimas, tiene importancia 
debido a que se desconocen los efectos tardíos que su exposición continúa pueda 
producir en el hombre. 
 
En resumen, el ambiente biológico propicia el espacio imprescindible para que en una 
relación ecológica desfavorable al hombre, aparezcan las enfermedades infecciosas y 
transmisibles, cuyo patrón epidemiológico se describe a continuación. 
 
Patrón epidemiológico de las enfermedades transmisibles. 
 
Agentes Biológicos 
 
Concepto: 
 
Organismo vivo capaz de producir una infección o enfermedad en el hombre y los 
animales. Las especies que ocasionan enfermedad humana se denominan patógenas. 
 
 
 Existen seis categorías básicas de agentes biológicos: 
 
♦ Protozoarios: organismos unicelulares que producen, por ejemplo, malaria, 
disentería amebiana, leishmaniasis, trypanosomiasis. 
 
♦ Metazoarios: Son parásitos animales multicelulares que producen enfermedades 
como la triquinosis, esquistosomiasis, ascariasis. En general, no se transmiten 
directamente de una persona a otra. Necesitan un estadio de desarrollo en el medio 
ambiente. 
 
♦ Bacterias: Son organismos unicelulares que producen gran variedad de 
enfermedades tan conocidas como la tuberculosis, meningitis, salmonellosis y la 
infección estafilocócica, y tan nuevas como la legionellosis. Muchas bacterias se 
transmiten directamente de una persona a otra, mientras que otras se adquieren de 
fuentes del medio o de animales. 
 
♦ Virus: Son los patógenos más pequeños. Algunas de las enfermedades producidas 
por virus son: varicela, rabia, rubéola, encefalitis, HIV, dengue, hantavirosis, 
influenza. Se transmiten, por lo general, de persona a persona. 
 
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♦ Hongos: Son agentes unicelulares que producen enfermedades como la 
histoplasmosis, toxoplasmosis, la coccidiomicosis, las tiñas, y la blastomicosis. El 
reservorio de los hongos es casi siempre el suelo y comúnmente no se transmiten 
directamente de una persona a otra. 
 
♦ Rickettsias: Son parásitos intracelulares de tamaño intermedio entre los virus y las 
bacterias. Al igual que los virus, necesitan de células vivas para su desarrollo y 
multiplicación. Por ejemplo, el tifus exantemático transmitido por piojos es una 
enfermedad producida por las rickettsias. 
 
Las propiedades de los agentes biológicos, que son directamente importantes en la 
ocurrencia de la enfermedad, son las que se refieren a su perpetuación como especie, 
las que rigen el tipo de contacto con el huésped humano, y las que determinan la 
producción de enfermedad a partir de ese contacto. También tienen importancia 
epidemiológica ciertas características útiles en la clasificación e identificación de los 
agentes específicos. 
 
Lo atributos como el tamaño, los detalles estructurales y la composición química, son 
características intrínsecas, que pueden describirse mediante el examen directo y 
apropiado del agente. Otros atributos se describen sólo en base al comportamiento de 
los parásitos en sus huéspedes y pueden clasificarse como propiedades "relacionadas 
al huésped". 
 
Propiedades de los Agentes Biológicos 
 
Las propiedades intrínsecas más obvias de los microorganismos son la composición 
química y la morfología (tamaño, forma y estructura). La primera abarca los ácidos 
nucleicos genéticamente cruciales, los sistemas enzimáticos que juegan un papel en la 
autorreplicación y quizás en el ataque al huésped, y las proteínas que determinan el 
carácter antigénico. La morfología y la composición química proveen las bases para la 
clasificación e identificación específica de los agentes vivientes. 
 
Una propiedad distintiva de un microorganismo es su carácter antigénico. Este carácter 
antigénico es importante al menos por tres motivos: primero, esta propiedad distintiva 
es la base de la inmunidad específica a la infección y enfermedad. Debido a esto, la 
infección por el virus del sarampión sólo inmuniza contra el sarampión y no contra la 
varicela o las paperas. En segundo lugar, para agentes similares en tamaño, forma y 
comportamiento en el laboratorio, la identificación exacta depende de pruebas con 
antisueros específicos hacia agentes conocidos. La observación del resultado de tal 
prueba, por ejemplo, permitiría concluir que un virus excretado en las heces de un 
paciente con una enfermedad ictérica que causa histocultivos similares a los inducidos 
por los virus de hepatitis, es del tipo A y no el tipo B ó C de los virus de hepatitis. 
Finalmente, los antígenos preparados a partir de agentes conocidos pueden ser 
empleados para demostrar que un huésped particular ha experimentado una infección 
con un agente microbiano específico. La infección estimula la producción de 
anticuerpos específicos, de manera que la demostración de su presencia en una 
muestra de suero prueba que el donante del suero ha estado infectado. En el caso de 
un paciente con fiebre hemorrágica de dengue, el examen de dos muestras de suero, 
una tomada al principio de la enfermedad y otra durante la convalecencia, podría revelar 
un incremento marcado de anticuerpos al virus del dengue tipo 2. Este hallazgo por si 
 11 
sólo sería prueba de que la infección ha ocurrido recientemente y de que la causa 
probable de la enfermedad es el virus de dengue tipo 2. 
 
Otra propiedad importante del agente es su vulnerabilidad a las sustancias 
quimioterapéuticas o antibióticos. Las poblaciones (cepas) de especies microbianas 
estánsujetas a cambios impredecibles de ciertas características genéticas. Esto lleva a 
la selección natural de formas (sea por mutación o porque ya existían en forma 
minoritaria en la población microbiana) que son capaces de sobrevivir, y las cuales a 
menudo resultan en cepas resistentes a los medicamentos. El gonococo nos da el 
ejemplo más marcado de tal cambio. Este agente era uniformemente susceptible a las 
sulfamidas cuando estas fueron descubiertas a finales del decenio de 1930. En poco 
más de un año, después que estas drogas fueron ampliamente distribuidas, casi todas 
las cepas de gonococo se tornaron resistentes, situación agravada actualmente al 
aumentar las cepas resistentes a la penicilina - que es la droga de elección- lo que 
significa un complejo problema para el control de esa enfermedad. El caso del bacilo 
tuberculoso es potencialmente más grave. El tratamiento irregular de la tuberculosis 
con estreptomicina o isoniacida u otras drogas, lleva comúnmente a la evolución de 
cepas permanentemente resistentes. Este fenómeno tiene gran significación en lo que 
se refiere al manejo de pacientes que ya han sido tratados. 
 
 
 
Huésped. Es una persona o animal vivo, inclusive las aves y los artrópodos, que en 
circunstancias naturales permite la subsistencia o el alojamiento de un agente 
infeccioso. 
 
 
La entrada de agente biológico en el huésped inicia el proceso de infección. 
 
 
Infección. Es la entrada y desarrollo o multiplicación de un agente infeccioso en el 
organismo de una persona o animal. 
 
 
INFECCIÓN NO ES SINÓNIMO DE ENFERMEDAD. 
 
La sola presencia de agentes infecciosos vivos como los artrópodos y roedores en la 
superficie del cuerpo y ropas se denomina infestación.. La sola presencia de agentes 
infecciosos vivos en las superficies exteriores del cuerpo o en prendas de vestir no 
constituyen infección sino contaminación de tales superficies o artículos. 
 
 
Infectividad. Es la propiedad del agente de poder alojarse y multiplicarse dentro de un 
huésped. 
 
 
La medida básica de infectividad es el número mínimo de partículas infecciosas que se 
requieren para producir una infección (dosis infectante mínima). Para un agente 
microbiano determinado este número puede variar mucho de un huésped a otro y 
 12 
dentro de una misma especie, de acuerdo con la puerta de entrada, la edad y otras 
características del huésped. Las comparaciones exactas y directas de infectividad, en 
general pueden hacerse sólo en animales, bajo condiciones de laboratorio. En el caso 
de agentes transmitidos por contacto se puede medir a través de la frecuencia con la 
cual ocurre la infección en personas susceptibles después de un período de incubación. 
 
El SIDA y la varicela son ejemplos de máxima infectividad; las paperas y la rubéola, de 
infectividad intermedia; y la lepra, de infectividad relativamente baja (este último puede 
reflejar, en parte, un período de incubación bastante largo). 
 
Contagiosidad: aptitud que tiene un agente patógeno para propagarse. 
La Contagiosidad. Se expresa por la tasa de ataque A/B X 100 ó 1000. 
Tasa de ataque secundario ( casos secundarios que aparecen a partir del caso primario. 
C/D x 100 ó 1000 
A: número de enfermos. 
B: números total de personas susceptibles. 
C: total de casos secundarios. 
D: total de susceptible sin los casos primarios 
 
 
Patogenicidad. Se refiere a la capacidad de un agente infeccioso de producir 
enfermedad en un huésped susceptible. 
 
 
Esta habilidad depende, por supuesto, de una variedad de factores, tales como la 
rapidez y grado de daño tisular causado por la multiplicación del agente, y el hecho de 
que éste produzca una toxina específica como lo hacen los bacilos de la fiebre tifoidea y 
del tétanos. Sin embargo, cualquiera que sea el mecanismo para la producción de 
enfermedad, la medida de la patogenicidad es simplemente la proporción de infecciones 
que resultan en enfermedad. Similar a la infectividad, también se pueden establecer 
grados de patogenicidad. Los agentes de la rabia, SIDA y varicela son altamente 
patógenos, en el sentido de que cada infección en un individuo susceptible resulta en 
enfermedad. Los rinovirus (catarro común) ocupan también un lugar alto en la escala, 
ya que cerca del 80 por ciento de las infecciones producen enfermedad. Las paperas y 
la rubéola caen en un lugar intermedio, con 40 a 60 por ciento de las infecciones dando 
manifestaciones clínicas características. 
 
 En el nivel inferior de la escala se encuentra el virus de la mononucleosis infecciosa 
con una baja tasa de enfermos a partir de los infectados, igual sucede con el 
toxoplasma gondii. 
 
La capacidad de los agentes para infectar y producir enfermedades en los seres 
humanos y en animales es variable y se manifiesta a través de una gama de signos y 
síntomas. No todas las personas igualmente expuestas a un agente infeccioso son 
infectadas. De las que son infectadas, algunas no presentan síntomas clínicos durante 
el curso de la infección (infección inaparente) en tanto que otras manifiestan signos y 
síntomas de enfermedad (infección aparente) que también podrá ser de duración y 
 13 
grado variable. La gravedad de una infección aparente se mide en términos de la 
morbilidad y la mortalidad asociada a la enfermedad. 
 
 
Infección inaparente. Es la presencia de un agente infeccioso en un huésped sin que 
aparezcan signos o síntomas clínicos manifiestos. Las infecciones inaparentes sólo 
pueden identificarse por métodos de laboratorio o por la manifestación de reactividad 
positiva a pruebas cutáneas específicas. (Sinónimo: Infección subclínica, asintomática 
y oculta). 
 
 El espectro de una enfermedad infecciosa según su gravedad puede ser 
presentado en forma esquemática como sigue: 
 
 
INFECCIÓN 
 
INAPARENTE APARENTE 
 
 MODERADA GRAVE FATAL 
 
 
 
 a b c d 
 
Como ejemplo para distintas enfermedades: 
 
TUBERCULOSIS 
 
 
 
Inaparente Moderada Grave Fatal 
 
TÉTANOS 
 
 
 
 
RABIA HUMANA 
 
 
 
 
Virulencia. Es la capacidad del agente de producir casos graves o fatales. 
 
 En el caso de la meningitis meningocóccica, la gravedad se mide por las 
secuelas permanentes o graves (por ejemplo, encefalopatías) o la muerte. La medida 
de la virulencia es el número de casos graves y fatales en proporción al número total de 
casos infectados. 
 
 
 
 
 
 14 
 
La comparación entre patogenicidad y virulencia puede ser entendible a través del 
esquema de espectro de gravedad de la enfermedad infecciosa: 
 
 INAPARENTE APARENTE 
 
 
MODERAD
A 
GRAVE FATAL 
 
 
 
 a b c d 
 
 
 
PATOGENICIDAD = b+c+d (casos de enf. aparente) 
 a+b+c+d (total de infectados) 
 
 VIRULENCIA = c+d (casos graves y fatales) 
 b+c+d (total de casos aparentes) 
 
 
Una característica de los agentes microbianos relacionada con el huésped es la 
habilidad de inducir inmunidad específica, que también se denomina antigenicidad, o tal 
vez más apropiadamente, inmunogenicidad. 
 
Los agentes pueden diferir en cuanto a la inmunogenicidad de sus antígenos intrínsecos 
o las variaciones en la cantidad de antígeno producido durante la infección. El sitio de 
multiplicación del agente y el grado de diseminación en el huésped son también factores 
importantes. Aquí podría compararse el virus de la influenza, que se multiplica 
solamente en las células epiteliales que recubren el árbol traqueo-bronquial, con los 
virus del sarampión y de la fiebre amarilla, que se diseminan a través del torrente 
sanguíneo, multiplicándose en numerosos sitios en todo el cuerpo. La inmunidad es 
mucho más efectiva y más duradera en el caso de estos últimos. 
 
 
Reservorios de Agentes y Enfermedades Transmisible 
 
Se progresó mucho en este siglo en el conocimiento y control de las enfermedades 
transmisibles y como resultado, se produjo una reducción notable de la incidencia en 
todo el mundo, especialmenteen los países desarrollados y en particular, en los grupos 
de población en riesgo, beneficiados con los programas de salud pública. 
 
En los países subdesarrollados, por el contrario, las enfermedades transmisibles todavía 
figuran entre las primeras causas de mortalidad y morbilidad de la población, situación 
que se agrava, con la súbita aparición de enfermedades víricas y bacterianas, que 
epidemiológicamente son denominadas: nuevas, emergentes y reemergentes y que 
no distinguen espacios geográficos, por tanto, la selectividad territorial descrita antes, 
en la actualidad esta casi desaparecida. Simultáneamente se agudiza la resistencia de 
los gérmenes, tanto a los antibióticos convencionales, como a los de recientes 
generaciones, y se eleva la susceptibilidad del huésped a partir del aumento de 
 15 
enfermedades como el SIDA, que refuerzan la patogenicidad de otros gérmenes, como 
el bacilo TB y la leishmania. 
 
Oro hecho relevante es el aumento del potencial de enfermedades transmisibles, al 
detectarse agentes biológicos como elemento causal de enfermedades hasta ahora no 
transmisibles: cáncer de cuello uterino y úlcera gástrica, entre otras. 
 
Esta situación epidemiológica atípica, obliga a revitalizar técnicas y procedimientos para 
el control de las enfermedades transmisibles, prioritariamente en el ámbito local, donde 
la detección de casos resulta primordial. 
 
 
 
Enfermedad transmisible. Es cualquier enfermedad causada por un agente infeccioso 
específico o sus productos tóxicos, que se manifiesta por la transmisión de este 
agente o sus productos, de un reservorio a un huésped susceptible, ya sea 
directamente de una persona o animal infectado, o indirectamente por medio de un 
huésped intermediario, de naturaleza vegetal o animal, de un vector o del medio 
ambiente inanimado. 
 
 
Enfermedades no transmisibles: Son aquellas no causadas por un agente infeccioso 
especifico, generalmente de evolución lenta y larga duración, por lo que necesitan 
atención médica periódica y habitualmente de por vida; que tienen una etiología poco 
conocida, multifactorial y se manifiestan clínicamente a través de sus complicaciones de 
alta letalidad y altas tasas de incapacidad. 
 
Los gérmenes, patógenos o no, habitan, se multiplican y se mantienen en la naturaleza. 
Es muy importante conocer dónde de preferencia, habitan los gérmenes patógenos. El 
hábitat normal en que vive, se multiplica y/o crece un agente infeccioso, se denomina 
reservorio. 
 
 
 
Reservorio de agentes infecciosos. Cualquier ser humano, animal, artrópodo, planta, 
suelo o materia inanimada, donde normalmente vive y se multiplica un agente 
infeccioso y del cual depende para su supervivencia, reproduciéndose de manera que 
pueda ser transmitido a un huésped susceptible. 
 
 
Reservorios humanos: El hecho de que una enfermedad o grupo de 
enfermedades tengan al ser humano como reservorio, es de gran importancia práctica, 
ya que las medidas de control que se adoptan se circunscriben al mismo hombre. Por 
ejemplo, si una enfermedad se puede tratar con un antibiótico adecuado, la acción 
directa se ejerce no sólo en el paciente, sino también sobre el reservorio. 
 
El reservorio principal de las enfermedades de transmisión sexual, la lepra, la tosferina, 
y la fiebre tifoidea es el hombre. 
 
 16 
Reservorios extrahumanos: Los animales pueden ser infectados y a la vez sirven como 
reservorio para varias enfermedades del hombre. 
 
Son ejemplos 
Brucellosis Salmonellosis 
 
Síndrome pulmonar 
Por Hanta Virus. 
 
Rabia 
Peste Tétanos 
 
También es importante identificar los reservorios animales y, siempre que sea posible, 
adoptar medidas para proteger las especies susceptibles entre los animales domésticos 
e indirectamente al hombre (por ejemplo, la vacunación antirrábica del perro, 
antiencefalítica en el caballo, etc.). 
 
 
Una infección o una enfermedad infecciosa transmisible, en condiciones naturales, 
entre los animales vertebrados y el hombre se denomina Zoonosis. 
 
 
Hay algunos microorganismos capaces de adoptar formas esporuladas o simplemente 
de resistir las condiciones adversas del ambiente exterior. El bacilo de Koch 
(tuberculosis humana) es capaz de resistir meses en el polvo de una habitación. La 
espora del bacilo carbuncoso o del bacilo tetánico puede resistir por años en el suelo. 
En estos casos, aún cuando el reservorio original es un ser vivo, se ha constituido un 
reservorio adicional en el suelo y otros sitios, de muy difícil o imposible control. Es la 
situación producida también en varias enfermedades parasitarias, en que formas 
larvarias se encuentran en el suelo, en el agua y otros sitios (por ejemplo: 
anquilostomiasis, esquistosomiasis. 
 
Muchos de los agentes de infecciones micóticas como la histoplasmosis y la 
coccidiomicosis viven y se multiplican en el suelo. 
 
 
Fuente de infección: Es la persona, animal, objeto o sustancia de la cual el agente 
infeccioso pasa a un huésped. 
 
 
La fuente de infección debe distinguirse claramente de la fuente de contaminación, 
como por ejemplo, la que produce un derrame de una fosa séptica en un abastecimiento 
de agua, o la causada por un cocinero infectado al preparar una ensalada. 
 
El hombre actúa como fuente de infección a partir de casos clínicos agudos y a partir de 
portadores. En los casos agudos, la debilidad producto de la propia enfermedad limita 
los contactos del enfermo con otras personas. Por ejemplo, en la fiebre tifoidea, el 
estado del enfermo durante el inicio es tal que casi siempre tiene que guardar cama y 
aún hospitalizarse. De esta manera sale de su rutina (escuela, trabajo, etc.) limitando 
las posibilidades de transmisión a otras personas. Por el contrario, y según estudios 
epidemiológicos rigurosos, en el caso de la TB. , Cuando se diagnóstica al enfermo, se 
 17 
calcula que ha infectado un promedio de 5 personas, de ahí la importancia de la 
pesquisa en los pacientes sintomáticos respiratorios. 
 
Las personas infectadas y que no presentan síntomas constituyen un gran riesgo para 
transmitir y mantener la enfermedad en la población pues albergan el agente infeccioso 
y mantienen sus contactos corrientes en su comunidad. A estos individuos se les llama 
portadores. 
 
Portador: Es una persona (o animal) infectada, que alberga un agente infeccioso 
específico de una enfermedad, sin presentar síntomas o signos clínicos de ésta y 
constituye fuente potencial de infección para el hombre. 
 
El estado de portador puede ocurrir en un individuo durante el curso de una infección 
inaparente, generalmente denominado portador sano o asintomático o durante el 
período de incubación en la fase de convalecencia y posconvalecencia de infecciones 
que se manifiestan clínicamente, donde comúnmente se le denomina portador en 
incubación o portador convaleciente, respectivamente. En cualquiera de los dos casos, 
el estado de portador puede ser breve o prolongado y se le llama portador temporal o 
transitorio o crónico. 
 
Mientras mejor se conozcan las características de las enfermedades, más se podrá 
conocer su condición de producir portadores y de qué tipos. Es fácil entender la 
relación de lo expuesto con la permanencia y propagación de enfermedades en la 
población. El portador, al no darse cuenta de la presencia de la infección, no tomará 
medidas de precaución para prevenir la transmisión de la enfermedad a otras personas. 
Lo mismo ocurre después de la identificación por laboratorio, porque hay dificultad para 
que el portador asintomático acepte instrucciones del personal de salud por no percibir 
su situación y, en particular, cuando cumplir las recomendaciones puede crearle 
restricciones en el trabajo o en otros aspectos de su vida familiar o social. 
 
Por ejemplo, en la meningitis meningocóccica se puede demostrar la presencia del 
germen en las secreciones nasales y faríngeas desde el inicio de la infección 
bacteriana, tanto en los casos clínicos como en los inaparentes.En el líquido céfalo-
raquídeo se puede aislar el meningococo desde las 72 horas después de la infección. El 
índice de portadores puede alcanzar un 25% o más. 
 
En la hepatitis por virus A, los estudios de la transmisión humana y la información 
epidemiológica indican una Infectividad máxima durante la segunda parte del período de 
incubación (alrededor de 30 días), continuando algunos días después del inicio de la 
ictericia. Sin embargo, son muchos los casos sin ictericia. En niños, por cada caso de 
hepatitis con ictericia existen diez o más inaparentes. 
 
Período de incubación. Es el intervalo de tiempo que transcurre entre la exposición a 
un agente infeccioso y la aparición del primer signo o síntoma de la enfermedad de que 
se trate. 
 
En la mayoría de las enfermedades infecciosas existe la posibilidad de transmisión 
durante el período de incubación, principalmente en el período inmediato antes de 
presentar los síntomas y signos que permiten hacer el diagnóstico. 
 
 18 
Hay casos extremos en que el estado de portador en período de incubación puede tener 
una larga duración. Por ejemplo, en la hepatitis B, la sangre de la persona infectada 
puede ser infectante hasta tres meses antes del inicio de la ictericia. En la rabia del 
perro el virus puede estar presente en su saliva hasta cerca de cinco días antes de 
presentar señales de la enfermedad. Este conocimiento llevó a determinar el período 
de siete a diez días para mantener en observación a perros u otros animales que se 
sepa hayan mordido a una persona. Si el perro no desarrolla señales de rabia en este 
intervalo es posible concluir de que no transmitió la enfermedad a través de la 
mordedura siete a diez días antes. 
 
La transmisión de una enfermedad, por lo tanto, puede empezar antes de que ella se 
evidencie en la persona, o animal, pero también puede seguir por algún tiempo después 
de la recuperación clínica del enfermo. Cuando el tratamiento no es adecuado, puede 
aumentar la extensión del período de transmisión, como ya se observó en casos de 
Salmonellosis que no fueron bien tratados. 
 
Como regla, la mayoría de las enfermedades no son transmisibles durante la fase inicial 
del período de incubación ni después del completo restablecimiento del enfermo. 
 
Período de transmisibilidad. Tiempo durante el cual el agente infeccioso puede ser 
transferido directa o indirectamente de una persona infectada a otra persona, de un 
animal infectado al hombre o de un hombre infectado a un animal, inclusive artrópodos. 
 
En algunas enfermedades como la meningitis meningocóccica y las infecciones 
estreptocócicas, en las que se encuentran afectadas las mucosas desde que penetra el 
agente patógeno, el período de transmisibilidad se cuenta desde el momento de la 
primera exposición a la fuente de infección hasta que el microorganismo infectante 
desaparece de las membranas mucosas afectadas, es decir, desde antes de que 
aparezcan los síntomas prodrómicos hasta que se termina el estado de portador. En 
enfermedades como la tuberculosis, la sífilis y la Blenorragia, la transmisibilidad puede 
ser intermitente, durante la evolución de la enfermedad. 
 
En las enfermedades transmitidas por artrópodos, como la malaria, el dengue y la fiebre 
amarilla, el período de transmisibilidad es aquel en que el agente permanece en forma 
infectante en la sangre u otros tejidos de la persona afectada en cantidad suficiente 
para infectar al vector. Los artrópodos también presentan un período de 
transmisibilidad, es decir, el tiempo durante el cual el agente infeccioso se encuentra en 
sus tejidos, en forma y localizados tal que sea transmisible. 
 
Modos de Transmisión del Agente 
 
Un modo de transmisión es esencial para que el agente infeccioso pueda transportarse 
de la puerta de salida del reservorio a la puerta de entrada del huésped. 
 
Los principales mecanismos son los siguientes: 
 
 Transmisión directa: Es la transferencia directa e inmediata del agente infeccioso a una 
puerta de entrada receptiva para que se pueda llevar a cabo la infección humana o 
animal. Esto puede ocurrir por contacto directo como al tocar, besar, al tener relaciones 
sexuales, por rociado de gotillas en las conjuntivas o en las membranas mucosas de la 
nariz o boca al estornudar, toser, escupir, cantar o hablar. En el caso de las micosis 
 19 
sistemáticas, la transmisión ocurre por exposición directa de tejido susceptible a un 
agente que vive normalmente en forma saprofítica en el suelo, humus o materia vegetal 
en descomposición. Finalmente, como en el caso de la rabia, por la mordedura de un 
animal rabioso. Estas pueden ser: 
Inmediata o contacto físico; 
• Sin solución de continuidad-- Blenorragia 
• Con solución de continuidad - sífilis, el Linfogranuloma venéreo, SIDA, tétanos, 
rabia. 
Contacto personal: requiere la presencia simultanea en tiempo entre reservorio y 
susceptible y la cercanía en el espacio siempre y cuando no se tenga contacto físico. 
Ejemplo: lepra, enfermedad meningocóccica, difteria. 
Exposición directa de un tejido susceptible al hábitat a un agente infeccioso de vida 
saprófita: Ej. Micosis y tétanos 
Transmisión vertical o congénita- Ej. Sífilis, SIDA, rubéola 
Transmisión por vía indirecta 
a. Mediante vehículos de transmisión. A través de objetos o materiales 
contaminados tales como juguetes, pañuelos, ropa personal, ropa de cama, 
instrumentos quirúrgicos o vendajes, agua, alimentos, leche, productos biológicos, 
incluyendo suero y plasma o cualquier sustancia que sirva de conducto intermedio por 
el cual el agente infeccioso pasa a un huésped susceptible y se introduce por una 
puerta de entrada apropiada. El agente puede o no haberse multiplicado o desarrollado 
en el vehículo antes de ser transmitido. 
Transmisión digestiva 
- A través de vehículos de transmisión, agua ( EDA, FT, cólera,) alimentos ( ETA, 
salmonellas, brucelosis, hepatitis, FT ), tierra ( parasitismo, ántrax, botulismo), fómites ( 
cólera), objeto (hepatitis) 
- A través de medicamentos y productos químicos ( gamma globulina, plasma, 
sangre ( SIDA, hepatitis, sífilis) 
Transmisión respiratoria- 
 c. A través del aire. Es la diseminación de aerosoles microbianos transportados 
hacia una puerta de entrada apropiada, generalmente el tracto respiratorio. Los 
aerosoles microbianos son suspensiones aéreas de partículas constituidas total o 
parcialmente por microorganismos. Las partículas con diámetro de 1 a 5 micras 
penetran fácilmente los alvéolos del pulmón y allí permanecen. También pueden 
permanecer suspendidas en el aire durante largos períodos de tiempos; algunas 
mantienen su infecciosidad y/o virulencia y otras la pierden. No se consideran como 
llevadas por el aire las gotillas y otras partículas grandes que se asientan pronto. Las 
principales son: 
 
 Núcleos de gotillas: Generalmente son los pequeños residuos de la evaporación 
de gotillas emitidas por un huésped infectado. Esos núcleos de gotillas también pueden 
formarse intencionalmente por aparatos atomizadores diversos o accidentalmente en 
laboratorios microbiológicos, en mataderos, industrias, salas de autopsias, etc. Estas 
 20 
gotillas generalmente se mantienen suspendidas en el aire durante un tiempo 
prolongado. Ej. Tb. , (Difteria, tosferina, sarampión, varicela, parotidítis) 
 
 Polvo: Pequeñas partículas de dimensiones variables que pueden proceder del 
suelo (generalmente esporas de hongos separadas del suelo seco por viento o 
agitación mecánica), vestidos, ropas de cama o pisos contaminados. 
 
b. Por intermedio de un vector. 
 
Vector. Un insecto o cualquier vehículo vivo que transporte un agente infeccioso desde 
un individuo o sus desechos, hasta un individuo susceptible, su comida o su ambiente 
inmediato. El agente puede o no desarrollarse, propagarse o multiplicarse dentro del 
vector. 
 
 Mecánicos: Es el simple traslado mecánico del agente infeccioso por medio de 
un insecto reptante o volador,ya sea por contaminación de sus patas o trompa o por el 
pase a través de su tracto gastrointestinal, sin multiplicación o desarrollo del 
microorganismo. 
 
 Biológica: El agente necesariamente debe propagarse, desarrollarse o ambos 
(ciclo propagación) en el artrópodo vector antes que pueda transmitir la forma infectante 
al hombre. El artrópodo se hace infectante sólo después de que el agente ha pasado 
por un período de incubación. La transmisión puede efectuarse a través de la saliva 
durante la picadura (como en la malaria, dengue y la fiebre amarilla), o por regurgitación 
o al depositar sobre la piel a los agentes infecciosos (como en la enfermedad de 
Chagas), que pueden entrar por la herida de la picadura o por el rascado. 
 
 
Puertas de Eliminación o de Salida del Agente 
 
El camino por el cual un agente infeccioso sale de su huésped es en general 
denominado como puerta de salida. Las principales vías de salida del agente son: 
 
1. Respiratorias: tuberculosis, resfriado común, influenza, etc. Las 
enfermedades que utilizan esta puerta de salida son las de mayor 
diseminación y las más difíciles de controlar. 
 
2. Genitourinarias: Sífilis, gonorrea, Leptospirosis. 
 
3. Digestivas: Tifoidea, hepatitis A y E, cólera, disentería, etc. 
 
4. Piel: A través de lesiones superficiales o por picaduras, mordeduras, y 
perforación por agujas. Son ejemplos: sífilis, enfermedad de Chagas, 
malaria, fiebre amarilla, leishmaniasis cutánea etc. 
 
5. Placentaria: En general la placenta sirve de barrera efectiva de protección 
del feto contra infecciones de la madre. Sin embargo, no es efectiva para 
 21 
algunas enfermedades como la sífilis, la rubéola, la hepatitis B y C, la 
toxoplasmosis, SIDA y enfermedad de Chagas. 
 
Puertas de Entrada en el Nuevo Huésped 
 
Las puertas de entrada de un germen en el nuevo huésped son básicamente las 
mismas empleadas para su salida. Por ejemplo, en las enfermedades respiratorias, la 
vía aérea es utilizada como puerta de salida y puerta de entrada entre las personas. En 
otras enfermedades las puertas de salida y de entrada pueden ser distintas. Como 
ejemplo, en las intoxicaciones alimentárias por estafilococos el agente es eliminado a 
través de una lesión abierta de la piel y entra al nuevo huésped a través de alimentos 
contaminados por secreción de la lesión. 
 
 
 
HUÉSPED SUSCEPTIBLE 
 
 Se definió al huésped u hospedero como una persona o animal vivo que en 
circunstancias naturales permite la subsistencia o el alojamiento de un agente 
infeccioso. 
 
 Para que se produzca en el individuo una enfermedad infecciosa específica, 
deben reunirse una serie de aspectos estructurales y funcionales del propio hombre. 
 
Existen tres tipos de relaciones entre el hombre y los microorganismos. 
Comensalismo: asociación más o menos constante entre dos especies, esta asociación 
beneficia exclusivamente a una de las especies, pero sin perjuicio para la otra (Ej. 
Estreptococo no hemofílicos) 
Simbiosis: asociación durable y beneficiosa para ambas especies (Ej. Lactobacilos). 
Parasitismo: asociación entre dos organismos donde el parásito se nutre necesaria y 
directamente del huésped causándole graves daños, variables a largo plazo. En el caso 
del parasitismo prolongando el parásito tiende a adaptarse al huésped en los planos 
morfológicos, funcional y ecológico. 
En ciertas condiciones el comensalismo y la simbiosis se pueden transformar en 
parasitismo(Ej. La flora microbiana normal genera entonces un proceso patológico ). 
 
Aspectos estructurales y funcionales: 
 
La piel intacta y las membranas mucosas proveen al cuerpo de una cubierta 
impermeable a muchos agentes biológicos y químicos. Las membranas mucosas son 
más fácilmente penetrables que la piel intacta, y sirven a menudo de puerta de entrada 
a varios agentes patógenos. 
 
Los sentidos del hombre (tacto, olfato, gusto, visión y audición) activan una acción 
evasiva cuando hay amenaza de peligro, como cuando se percibe el olor de gas de 
alumbrado, o se toca inadvertidamente una llama. Hay que recordar que los estados de 
enfermedad crónica, desnutrición y fatiga disminuyen nuestra capacidad de reacción y 
muchos reflejos son mecanismos de defensa importantes. La tos y el estornudo, por 
 22 
ejemplo, representan un esfuerzo para limpiar las vías respiratorias de sustancias 
dañinas. Las secreciones mucosas, como las lágrimas, tienen una acción limpiadora 
simple y pueden también contener anticuerpos específicos contra microbios patógenos. 
 
Varios mecanismos ayudan en la defensa contra los agentes químicos exógenos. En el 
caso de algunos venenos como el arsénico, la nicotina y quizás aún el alcohol, el 
cuerpo desarrolla una tolerancia de tal naturaleza que se requieren dosis cada vez 
mayores para producir un efecto tóxico. Los venenos metálicos, como el plomo, se 
eliminan del aparato circulatorio rápidamente y se almacenan en los huesos, desde 
donde se movilizan lentamente y se excretan durante un largo período de tiempo. Las 
sustancias tóxicas se eliminan a través de la bilis, por las secreciones intestinales y por 
las excreciones de los riñones y glándulas sudoríparas. El hígado tiene la habilidad 
especial de detoxificar ciertos tipos de venenos orgánicos transformándolos en 
productos inocuos de excreción. Estos mecanismos son insuficientes en situaciones 
donde los hábitos culturales o las condiciones socioeconómicas mantienen al hombre 
en continuo contacto con agentes químicos como los señalados. 
 
Un germen que penetra la cubierta protectora del cuerpo se enfrenta a una variedad de 
mecanismos de defensa. Los parásitos extracelulares, como las bacterias, estimulan 
comúnmente el desarrollo de inflamación en el sitio de la invasión. Esta inflamación 
representa el esfuerzo del cuerpo para detener y destruir a los invasores. Una red fina 
de retención compuesta de fibrina se deposita en el sitio atacado, y numerosas células 
fagocitarias se congregan en ese lugar e intentan engolfar y digerir a los parásitos. Los 
parásitos que escapan son transportados por los canales linfáticos a los ganglios 
linfáticos periféricos. Si estas barreras regionales fallan en detener a los parásitos y 
éstos llegan a la corriente sanguínea, ahí los espera una batería final de filtros llenos de 
grandes fagocitos (médula ósea, bazo e hígado). Mientras tanto, la infección habrá 
estimulado la formación de anticuerpos específicos, que se combinarán con cualquier 
parásito persistente hasta hacerlo más vulnerable a la fagocitosis y a la digestión. La 
presencia inicial de tales anticuerpos, generados a raíz de una infección previa, podría 
prevenir o limitar la invasión del huésped. 
 
Es frecuente que una enfermedad contribuya al establecimiento de otra. El ejemplo 
más común es la ocurrencia de bronconeumonía bacteriana como episodio terminal en 
personas con enfermedad crónica no infecciosa. También es bien conocida la 
susceptibilidad peculiar del diabético a muchas infecciones bacterianas. Las 
infecciones respiratorias vírales benignas pueden a veces facilitar la introducción de una 
enfermedad bacteriana grave, como sucede con la infección por el virus de la influenza 
que muchas veces propicia el desarrollo de neumonía causada por bacterias. 
Finalmente, el virus del SIDA permite la multiplicación de otros gérmenes como el bacilo 
TB, o gérmenes oportunistas como el virus del sarcoma de Kaposi. 
 
Edad: 
 
La edad es un factor importante puesto que la ocurrencia y gravedad de las 
enfermedades varían según la edad del huésped. 
 
Las enfermedades eruptivas de la infancia son ejemplos de cómo la edad influye en la 
ocurrencia de las enfermedades contagiosas. En ambos casos la infección y la 
enfermedad atacan predominantemente a niños pequeños, quienes son elegidos debido 
a su falta de inmunidad y alto riesgo de exposición. 
 23 
 
La tuberculosis, la esquistosomiasis en su forma crónica y algunos tipos de accidentes, 
son ejemplosde problemas que afectan más a los adultos. En la vejez predominan 
afecciones como las enfermedades degenerativas, la hipertensión y los tumores. 
 
Sexo: 
 
Las diferencias en susceptibilidad debidas intrínsecamente al sexo son más difíciles de 
demostrar. Las variaciones en la ocurrencia de la enfermedad de acuerdo al sexo 
reflejan con frecuencia grados diferentes de exposición a riesgos distintos entre hombre 
y mujer, en razón de ocupaciones diferentes. 
 
Es típico, por ejemplo, el mayor riesgo de exposición que se crea dentro del hogar para 
la madre o hermana mayor que cuida a un miembro enfermo de la familia. En las 
mujeres, el embarazo predispone claramente a la infección de las vías urinarias y puede 
agravar varias condiciones patológicas preexistentes. 
 
Algunas enfermedades crónicas son más comunes en las mujeres, por ejemplo la 
tirotoxicosis, la diabetes mellitus, la colecistitis, los cálculos biliares, la obesidad, artritis 
y psiconeurosis. En cambio, la úlcera péptica, la hernia inguinal, los accidentes, la 
cardiopatía arteriosclerótica y el cáncer del pulmón son más frecuentes en los hombres 
 
 
Grupo étnico y grupo familiar: 
 
Los miembros de un grupo étnico comparten muchos rasgos genéticamente 
determinados que pueden incluir, además de las características físicas obvias, un 
aumento en la susceptibilidad o resistencia a los agentes específicos de enfermedad. 
Este concepto es fácil de comprender, pero demostrar que las diferencias en la 
incidencia de enfermedad son genéticamente determinadas es muy difícil, ya que se 
debe tomar en cuenta el efecto de todos los factores ambientales y socioeconómicos 
pertinentes. 
 
Un ejemplo es la resistencia a la tuberculosis, que posiblemente es mayor en los 
caucásicos que en los negros. Los pueblos caucásicos probablemente sufrieron el 
ataque del bacilo tuberculoso desde los tiempos prehistóricos, mientras que el primer 
contacto de los negros ocurrió hace apenas trescientos años. 
 
Así como ocurre con los grupos étnicos, los individuos que integran un grupo familiar 
pueden diferir entre sí con respecto a la susceptibilidad a enfermedades genéticamente 
determinadas. En realidad, se aceptó desde hace mucho tiempo que factores 
hereditarios podían contribuir a la incidencia de la enfermedad y el desarrollo alcanzado 
por la Genética en las dos últimas décadas, ha corroborado aquellas conjeturas. El 
estudio del genoma humano, es un hecho impresionante que aporta sin interrupción, 
nuevos elementos a la influencia del factor genético en la salud del hombre. No 
obstante, también se deben reconocer las múltiples influencias ambientales que afectan 
a la familia como grupo; por ejemplo, el nivel socioeconómico, la dieta, la educación y la 
exposición común a agentes infecciosos. 
 
 
 
 24 
Estado de nutrición: 
 
Los efectos del estado nutricional y las infecciones están íntimamente relacionados y a 
veces cada uno de ellos agrava al otro. Cuando la desnutrición grave se acompaña con 
baja ingestión de proteínas, provoca un deterioro en la respuesta inmune y esto 
conlleva a un aumento en la susceptibilidad a enfermedades bacterianas. Cuando un 
niño sufre de desnutrición proteicocalórica, aumenta la posibilidad de que algunas 
enfermedades se presenten en su forma más grave y con complicaciones, y viceversa. 
La prevalencia del kwashiorkor depende de la ingestión proteínica y la avitaminosis A 
guarda relación con la prevalencia de la ceguera. Sin embargo, cuando se trata de 
virus y rickettsias que dependen del sistema metabólico intracelular del huésped para su 
realización, no se pueden hacer generalizaciones acerca del efecto de las deficiencias 
nutricionales. La reciente epidemia de Neuropatía en Cuba, es un buen ejemplo de las 
consecuencias de la supresión brusca de nutrientes, en este caso ocasionado por un 
diferendo político (embargo). 
 
La obesidad es el problema de malnutrición de algunos de los países desarrollados y se 
le ha calificado como una de las causas de la reducción de la esperanza de vida. Va 
acompañada de una elevada tasa de mortalidad por cardiopatía coronaria, hipertensión 
y diabetes mellitus. 
 
 
Susceptibilidad y resistencia: 
 
En el ámbito de las enfermedades transmisibles, las consecuencias de la interacción 
entre el huésped y el agente son extremadamente variables, y es importante considerar 
además de lo consignado, otras características del huésped que contribuyen a esta 
variabilidad, como son la susceptibilidad y la resistencia. 
 
Susceptible. Es cualquier persona o animal que no posee suficiente resistencia contra 
un agente patógeno determinado que le proteja contra la enfermedad si llega a estar en 
contacto con ese agente. 
 
La Susceptibilidad se mide epidemiológicamente por él índice de susceptibilidad s/p x 
100 
S: total de susceptible en un lugar en un lugar y momento determinado. 
P: población total en igual momento y lugar. 
Para saber el índice hay que tener en cuenta las personas que han sido inmunes y las que 
han padecido la enfermedad. 
Se obtiene un índice de susceptibilidad epidemiológico realizando estudios serológicos de 
una muestra representativa de la comunidad. 
 
La susceptibilidad del huésped depende de factores genéticos, factores generales de 
resistencia a las enfermedades y condiciones de inmunidad específica para cada 
enfermedad. 
 
Los factores genéticos, a los que se denomina inmunidad genética consisten en una 
especie de memoria celular que se hereda a través de generaciones. Esto facilitaría la 
producción de anticuerpos, mientras que en aquellos grupos humanos carentes de la 
 25 
experiencia no se produciría esta reacción específica frente a determinada enfermedad. 
Son bien conocidos los ejemplos acerca del impacto que tuvieron la viruela, el 
sarampión, tuberculosis e influenza sobre aquellos grupos indígenas que se 
mantuvieron aislados de las poblaciones y civilizaciones donde estas enfermedades 
ocurrieron a través de generaciones. 
 
Resistencia. Es el conjunto de mecanismos corporales que sirven de defensa contra la 
invasión o multiplicación de agentes infecciosos, o contra los efectos nocivos de sus 
productos tóxicos. 
 
Inmunidad: 
 
La persona (o animal) inmune posee anticuerpos protectores específicos o inmunidad 
celular, como consecuencia de una infección o inmunización anterior, o puede estar 
predispuesta, debido a cualquiera de estas circunstancias, a responder eficazmente a la 
enfermedad produciendo anticuerpos suficientes para protegerse, por el hecho de haber 
estado expuesta al agente infeccioso específico de la misma. El grado de inmunidad es 
relativo, ya que normalmente una protección eficaz puede ser anulada por una cantidad 
excesiva del agente infeccioso o por su penetración por una vía poco común. También 
puede ser afectada por drogas inmunosupresoras o una enfermedad simultánea. 
 
Inmunidad. Es el estado de resistencia generalmente asociado con la presencia de 
anticuerpos que poseen acción específica sobre el microorganismo responsable de 
una enfermedad infecciosa específica o sobre sus toxinas. 
 
Una clasificación muy utilizada de la inmunidad señala dos tipos: inmunidad activa e 
inmunidad pasiva. 
 
La inmunidad pasiva, de corta duración (de algunos días a varios meses), se obtiene 
naturalmente por transmisión materna (a través de la placenta) o artificialmente por 
inoculación de anticuerpos protectores específicos (suero de convaleciente o de 
persona inmune o seroglobulina inmune [humana]), (suero antitetánico, suero 
antidiftérico, gamma globulina, etc.). 
 
La inmunidad activa que suele durar años, puede ser adquirida naturalmente, ya sea 
como consecuencia de una infección, con o sin manifestaciones clínicas, o 
artificialmente por inoculación de fracciones o productos de un agente infeccioso, o por 
el mismo agente, muerto, atenuado (vacunas) o recientemente recombinado a partir de 
técnicas de ingeniería genética. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Inmunidad
ActivaPasiva 
Natural 
Artificial 
Natural 
Artificial 
(enfermedad) 
(vacunas) 
(enfermedad) 
(sueros) 
 26 
La acumulación de susceptibles es una parte importante del proceso de la enfermedad 
en la población. Desde luego, la proporción de susceptibles en una comunidad variará 
con las condiciones de vida de esa comunidad y para cada tipo de enfermedad. 
 
El individuo es parte de un grupo, por lo que es interesante considerar el fenómeno de 
resistencia y susceptibilidad de la comunidad en su conjunto. Aún sin tomar en cuenta 
el agente patógeno o su fuente, la proporción de susceptibles en una población es un 
factor importante de la incidencia de la enfermedad, sobre todo en lo que se refiere a los 
agentes que pasan de un individuo a otro. Si la proporción de inmunes es alta, el 
agente no puede penetrar y diseminarse. Esta relación se aplica a poblaciones tanto 
humanas como de animales vertebrados, y ha sido denominada “inmunidad de masa” o 
en el caso de animales “inmunidad de rebaño”. Desde el punto de vista del control de 
enfermedades específicas, como el sarampión en el hombre o la rabia en el perro, sería 
deseable saber exactamente qué proporción de la población debe ser inmune para 
hacer que la expansión de una infección sea altamente improbable. No existía 
información precisa al respecto, aunque se disponía de datos aproximados para 
algunas enfermedades, por ejemplo, el 70 a 80 por ciento de inmunes en el caso de la 
difteria era suficiente para interrumpir la cadena de transmisión de esta enfermedad. No 
obstante, el análisis de modelos matemáticos de epidemias sugería que la proporción 
de inmunes no necesitaba ser del 100 por ciento para que la diseminación se detenga. 
 
Los resultados actuales de las acciones para la eliminación de la polio y el sarampión, 
ofrecen información epidemiológica valiosa sobre la inmunidad colectiva en estas dos 
afecciones, que sirven de modelo para el resto de las enfermedades transmisibles. 
 
El modelo epidemiológico para estudiar las enfermedades transmisibles no debe ser 
traspolado o forzado, para su utilización en otras enfermedades y daños. Cada objeto 
de estudio debe poseer sus métodos de abordaje, procedimientos y técnicas 
específicas, y no improvisar aproximaciones que enrarecen más que esclarecen la 
comprensión del proceso en sí. 
 
Finalmente, los conceptos principales que debemos tener presentes con relación al 
patrón epidemiológico de las enfermedades transmisibles son: que todos los agentes de 
enfermedad poseen propiedades que ayudan a determinar la ocurrencia de la 
enfermedad y que, para cada agente deben existir ciertos equivalentes de los 
mecanismos de transmisión y de los reservorios que se han descrito con referencia a 
los agentes infecciosos. Seguidamente se añade un resumen esquemático del proceso 
de la enfermedad transmisible. 
 
 27 
 
 
 
LA CADENA EPIDEMIOLÓGICA O CADENA DE INFECCIÓN. 
 
 
Para ser entendibles las relaciones entre los diferentes elementos que conducen a la 
aparición de una enfermedad transmisible, un esquema tradicional es la denominada 
cadena epidemiológica o también conocida como cadena de infección. El esquema 
busca ordenar los llamados eslabones que identifican los puntos principales de la 
secuencia continua de interacción entre el agente, el huésped y el medio. La idea es 
semejante a la presentada por el dibujo azteca de la introducción de esta unidad, con el 
cual en 1583 trataron de explicar la ocurrencia de la viruela. Se supone que el 
conocimiento actual permite una elaboración más detallada del esquema de manera 
que tenga aplicación a los diversos problemas de salud relacionados con los procesos 
infecciosos. En términos generales se describe la cadena como sigue: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Bibliografía 
 
1. Control of Communicable Diseases Manual.Abram S. Benenson, Editor 
Sixteenth Edición, 2005. 
2. Epidemiología M. Castillo. Edición: Pueblo y Educación, La Habana, 1984. 
3. Epidemiología (Tomo 1) R. Armijo Edición: Interamericana, Argentina, 1984. 
1.Agente Causal 
Específico 
 
2. Reservorio 6. Susceptibilidad 
del huésped 
3. Puerta de 
salida del 
agente 
4. Modo de 
transmisión 
del agente 
5. Puerta de 
entrada en el 
nuevo huésped 
 28 
4. Epidemiología, principios, técnicas, aplicaciones. Jenicek Milos. Edición Barcelona: 
Salvat, 1997: 1-100. 
5. Fundamentos de la Epidemiología.Lilinfield David. Edition. México: Pueblo Nuevo, 
1986: 2-13. 
6. Fundamentos de la Epidemiología.Martín Colimon: Edición. Medellín: Colimon, 
1988: - 1070-1078.

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