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408 51 Artritis idiopática juvenil En el mapa curricular del ejercicio profesional del es- pecialista en alergia e inmunología clínica pediátrica se consideran los conocimientos y aptitudes para el diag- nóstico y tratamiento de las enfermedades del sistema inmunitario que incluyen con igual peso los temas de alergias, inmunodeficiencias y autoinmunidad. Este último rubro ha sido subestimado, al asumir que pue- den cubrirlo los reumatólogos pediatras; sin embargo, el número de dichos especialistas es muy pequeño y en muchos casos el alergólogo o inmunólogo serán la mejor opción para atender a estos pacientes. Por ello se considera fundamental este capítulo, y se espera que estos conocimientos sirvan en la práctica profesional. La importancia de las enfermedades musculoesque- léticas se establece de acuerdo con su potencial de generar discapacidad en los individuos, y se calcula que al menos 30% de los norteamericanos requieren o requerirán tratamiento en esta área. Los costos di- rectos e indirectos en Estados Unidos del diagnóstico y atención de todas las personas con enfermedades musculoesqueléticas en 2002 a 2004 fueron de 849 billones de dólares anuales, por lo que se declararon los años 2002 a 2011 como la década de los huesos y las articulaciones.1 La pediatría no es la excepción en este rubro; se con- sidera que la artritis idiopática juvenil es la enfermedad reumatológica infantil más común, con incidencia esti- mada de 1 a 22 por 100,000 menores de 16 años, y que probablemente es subdiagnosticada y con derivación inadecuada.2 La artritis idiopática juvenil es un grupo de enferme- dades que tienen en común una afección inflamatoria articular crónica autoinmune. Para definir la afección ar- ticular crónica se ha estipulado una duración de por lo menos 6 semanas, en la cual no se identifiquen causas detonantes de la artritis. Para hacer este diagnóstico es necesario excluir causas infecciosas y traumáticas, procesos neoplásicos y otros (como los metabólicos). Y finalmente, para definirla como artritis idiopática juvenil debe haberse manifestado antes de los 16 años.3 Se han creado diferentes sistemas de clasificación de pacientes pediátricos con artritis crónica: el del Cole- gio Americano de Reumatología (ACR) –que la clasifica en oligoarticular, poliarticular y sistémica–; el de la Artritis idiopática juvenil 409 Liga Europea contra el Reumatismo (EULAR), que la clasifica en sistémica, poliarticular, pauciarticular y ar- tritis psoriásica; el de la Liga Internacional y Asociación de Reumatología (ILAR), que la clasifica en sistémica, poliarticular con factor reumatoide positivo y negati- vo, oligoarticular (persistente o extendida), psoriásica, entesitis relacionada con artritis y el grupo de artritis in- diferenciadas; esta última es actualmente la más usada (ver Cuadro 1).4 Habrá que tener en consideración las nuevas pro- puestas de reagrupación de esta clasificación como sugerencia de manejo y destacar que hasta el momen- to sólo está referida con estos fines y no sustituye a la clasificación de ILAR.5 El grupo italiano PRINTO (Paediatric Rheumatology INternational Trials Organisation) está probando una nueva clasificación que pueda sustituir en algunos años a la clasificación ILAR.6 La incidencia por subtipos difiere según la región, sobre todo en el caso de la artritis sistémica: 20% en Japón y 10% en Europa y Estados Unidos; en tanto que la ar- tritis poliarticular es más frecuente en Japón y la artritis oligoarticular en Europa y Estados Unidos.7 La incidencia y prevalencia de la enfermedad en Mé- xico se desconoce, aunque en la clínica de artritis del Instituto Nacional de Pediatría se diagnostican en promedio 31 casos al año y se tiene registro de 182 pacientes de acuerdo con el último concentrado de pacientes de la consulta externa de 2015, en el que predomina el género femenino con una relación 1.5:1. La distribución de los subtipos es la siguiente: artritis idiopática juvenil oligoarticular, 18%; artritis idiopática juvenil poliarticular FR negativo, 29%; ar- tritis idiopática juvenil poliarticular FR positivo, 10%; artritis idiopática juvenil asociada a entesitis, 19%; y artritis idiopática juvenil de inicio febril sistémico, 24% (Figura 1). Hay que destacar que el envío a nuestra institución es muy importante, y por sesgos de memoria puede ser que las artritis idiopáticas ju- veniles oligoarticulares extendidas estén incluidas en el rubro poliarticular FR negativo. No se identificaron casos de artritis idiopática juvenil psoriásica. No es frecuente la necesidad de hospitalización de nues- tros pacientes: 3 fueron hospitalizados en 2008, 4 en 2009 y 11 en 2010 (Figuras 2 y 3).8 EFECTO DE LA ENFERMEDAD La clasificación de la Liga Internacional y Asociación de Reumatología (ILAR) es pronóstica; cada una de las variantes descritas puede tener un comportamien- to muy distinto. La evaluación de estos niños implica el reto de considerar la actividad de la enfermedad, su funcionalidad motriz, daño articular establecido y potencial reversibilidad, afectación de otros órganos y sistemas (ojos, tubo digestivo, pulmones, renal, etc.), y las repercusiones psicológicas y sociales que tiene en su calidad de vida. En el paciente pediátrico un punto especial a tomar en cuenta es el crecimiento, que puede verse alterado por la enfermedad y el tratamiento administrado. Cuadro 1. Sistemas de clasificación de pacientes pediátricos con artritis crónica Tipo Características Proporción de casos (%) Artritis sistémica Una o más articulaciones, con o antecedente de fiebre por lo menos de dos semanas, eritema evanescente, crecimiento ganglionar, hepatomegalia, esplenomegalia (o ambas), serisitis 5-10 Oligoartritis Afectación de una a cuatro articulaciones durante los primeros seis meses 40-50 • Persistente Afecta a no más de cuatro articulaciones a lo largo de la enfermedad 25-35 • Extendida Afecta a más de cuatro articulaciones después de los primeros seis meses de la enfermedad 15-20 Poliartritis (-) Artritis que afecta cinco o más articulaciones durante los primeros seis meses de la enfermedad 30-40 • Factor reumatoide (-) Prueba de FR (-) 25-35 • Factor reumatoide (+) Con dos o más determinaciones de FR (+) durante los seis primeros meses de la enfermedad 5 Otras Artritis psoriásica, entesitis relacionada con artritis, otras (indiferenciadas y sobreposición) 5-30 Fuente: Petty R, et al. J Rheumatol 2004;31:390-392. 410 Todas inciden en la escolaridad, con graves repercusio- nes psicológicas y sociales. Los matices de los daños dependen de la edad, del grado de resiliencia familiar, factores sociales, culturales y económicos, así como de las redes de apoyo a la familia. En cuanto al pronóstico a mediano y largo plazo, se ha descrito lo siguiente en cada subgrupo: Artritis de inicio febril sistémico En la variante sistémica, 60 a 85% logra remisión com- pleta o parcial y 37% desarrolla enfermedad agresiva y destructiva. Los síntomas sistémicos desaparecen en un promedio de 6 años. Factores de mal pronóstico son tener menos de 6 años al momento del diagnóstico, duración de la enferme- dad mayor a 5 años, síntomas sistémicos persistentes (fiebre duradera o tratamiento esteroide prolongado), trombocitosis (más de 600,000 plaquetas/mL) en los primeros 6 meses de evolución y alteraciones radiográ- ficas con erosiones articulares tempranas.9 También se considera de mal pronóstico la actividad significativa de la enfermedad por más de 6 meses. Dos terceras partes de la mortalidad reportada en pacientes con diagnósti- co de artritis idiopática juvenil están vinculadas con su complicación con el síndrome de activación de macró- fagos. Poliarticulares FR + Afectación temprana y simétrica de articulaciones pequeñas, como son las interfalángicas y del carpo. Este daño es destructivo y temprano, por lo que se ha comparado con la forma de artritis reumatoide de los adultos. Enlos niños, la actividad de la enfermedad puede afectar el cartílago de crecimiento y por tanto tener repercusiones importantes en la talla final de quie- Figura 1. Distribución de los subtipos de artritis reumatoide juvenil en pacientes del Instituto Nacional de Pediatría, 2015. Figura 3. Distribución por grupo etario de los subtipos de artritis idiopática juvenil en pacientes del Instituto Nacional de Pediatría, 2015. Figura 2. Distribución por género de los subtipos de artritis idiopática juvenil en pacientes del Instituto Nacional de Pediatría, 2015. Poliarticular FR+, 10% Oligo-articular, 18% Sistemica, 24% Asociada a entesitis, 19%Poliarticular FR-, 29% Fuente: reportes diarios del médico, Departamento de Archivo Clínico, INP. Fuente: reportes diarios del médico, Departamento de Archivo Clínico, INP. Fuente: reportes diarios del médico, Departamento de archivo clínico, INP. As oc iad a a e nte sit is Sis tém ica Ol igo -ar tic ula r Po lia rtic ula r F R+ Po lia rtic ula r F R- M F 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Asociada a entesitis 19 25 12 28 23 16 13 3 14 444 15 11 00000 15-18 Años10-14 Años5-9 Años0-4 Años Sistemica 30 25 20 15 10 5 0 Oligo-articular Poliarticular FR+ Poliarticular FR- Artritis idiopática juvenil 411 nes la padecen. Se ha descrito la existencia de nódulos reumatoides y la asociación con HLA-DR4.8 Los factores de pronóstico adverso para ambos grupos de artritis poliarticulares son: artritis en cadera o colum- na cervical, la serología positiva para factor reumatoide y para anticuerpos contra péptido cíclico citrulinado, así como daño radiográfico articular demostrado.5 Poliarticulares FR - Afectación temprana y asimétrica de pequeñas y gran- des articulaciones. Oligoarticular Predomina en niñas e inicia antes de los 6 años de edad, 70 a 80% ANA +, reactantes de fase aguda normales o levemente aumentados. Los marcadores genéticos asociados son DR B1*0801, DR5, DR8, DR11;DQA1;DP2; HLA-A2. El daño extraarticular más importante para este subgrupo está dado por mayor riesgo de iridociclitis crónica, que en algunas series ha sido de 30%.9 Las articulaciones más afectadas son: rodilla, 80%; monoarticular, 30 a 50% y 50% evoluciona a forma ex- tendida los 3 a 4 primeros años. Son predictores para curso extendido la afectación de las extremidades superiores y la velocidad de sedimentación globular elevada. El pronóstico depende de la discapacidad fun- cional que ocasionan.9 También se han descrito como factores de pronóstico adverso: artritis de la cadera o de la columna cervical, de los tobillos, marcadores inflamatorios con notorias elevaciones o por tiempo prolongado, así como daño articular radiográfico (erosión o pérdida del espacio ar- ticular).5 Artritis con entesitis Se considera que esta variante evolucionará proba- blemente a espondiloartropatía. No es común que los pacientes pediátricos inicien con afección del eje axial, sino de miembros pélvicos. Hay que recordar que también es posible diagnosticar a este grupo por la sa- croileítis, y que actualmente esto se hace con mayor facilidad por medio de la resonancia magnética. Los factores de mal pronóstico son la manifestación poliarticular y el daño temprano de cadera. La uveítis se describe como recurrente pero no severa. La aortitis (rara) siempre constituye mal pronóstico.9 Artritis psoriásica La artritis psoriásica no ha sido un diagnóstico frecuen- te en la clínica del Instituto Nacional de Pediatría, y según comunicaciones verbales, parece que tampoco lo ha sido en otros centros de tercer nivel en México. Se ha descrito que inicialmente se diagnostican como oligoarticulares extendidas o concomitantes con entesi- tis, y posteriormente los hallazgos cutáneos determinan algunos casos que no tenían antecedente familiar. Factores de mal pronóstico son la afectación poliarti- cular, las alteraciones radiográficas con daño óseo temprano y la velocidad de sedimentación globular ele- vada.9 EVALUACIÓN SISTEMÁTICA EN ARTRITIS IDIOPÁTICA JUVENIL La evaluación sistematizada es imprescindible para ha- cer el diagnóstico diferencial, cuantificar inflamación articular y nivel de funcionalidad, identificar otros órga- nos potencialmente afectados y su repercusión en la calidad de vida. Permite detectar grados subclínicos de inflamación y en los nuevos esquemas inclusive deter- minar el efecto en la funcionalidad y calidad de vida de los pacientes. El diagnóstico diferencial es muy amplio y el aborda- je debe individualizarse de acuerdo con el contexto clínico, por lo que hay que averiguar la existencia de síntomas autoinmunes, traumáticos, infecciosos y he- matooncológicos, como en las artritis monoarticulares, con insistencia en las causas traumáticas, así como considerar los antecedentes, el abordaje radiológico y, en adolescentes, incluso se puede considerar la pun- ción diagnóstica articular (no olvidar la gonorrea como causa de artritis). En la artritis idiopática juvenil sistémi- ca de inicio febril hay que recordar que la artritis puede ser el último signo en manifestarse y que puede ocurrir semanas o meses después. En todos los casos se debe interrogar sobre síntomas sistémicos para considerar manifestaciones sistémicas de la misma enfermedad (uveítis, enfermedad infla- matoria intestinal) y complicaciones asociadas con el tratamiento, como las infecciones. También debe hacerse a la brevedad la valoración e in- tegrar a los servicios de rehabilitación. Esta valoración debe incluir la descripción del número y localización de articulaciones afectadas, idealmente con la cuantifica- ción objetiva de los ángulos de los arcos de movimiento, además de la aplicación de algún instrumento de medi- ción de funcionalidad. 412 Todos los pacientes deben ser evaluados por el oftalmó- logo, debido a que los que padecen artritis idiopática juvenil están en riesgo de padecer uveítis autoinmu- nitaria. Habrá que considerar urgente esta valoración cuando el paciente refiera ojo rojo, dolor ocular o dismi- nución aguda de la capacidad visual. Por lo general se observan síntomas neurológicos con- comitantes en sujetos con artritis idiopática juvenil de inicio febril sistémico complicados por síndrome de ac- tivación de macrófagos. Los pacientes también deben ser tratados en caso de que se detecte caries dental. Recordemos que se inicia- rá inmunosupresión. En los pacientes con la variante sistémica, sobre todo, es muy útil hacer una placa de tórax en la valoración inicial y cuando se sospeche reactivación para identifi- car datos de serositis, tanto pericarditis como derrame pleural. El abdomen se debe revisar en busca de visceromega- lias, que también es un dato diagnóstico y de actividad en la variante sistémica, al igual que las adenomegalias. La piel también debe explorarse; el exantema evanes- cente asalmonado se describe en la artritis idiopática juvenil sistémica. Las petequias obligan a la toma de muestras de laboratorio por la posibilidad de que exista síndrome de activación de macrófagos y pancitopenia. En las uñas se busca puntilleo, que se vincula con la variante psoriásica. De manera indiscutible, es muy importante la valoración musculoesquelética. Se aconseja que se evalúen los movimientos y ángulos articulares, sin olvidar las articu- laciones temporomandibulares en busca de chasquido o limitación en la apertura. También hay que poner aten- ción a la debilidad que puede estar relacionada con la cronicidad del padecimiento y ocasionar limitación funcional del área que a largo plazo producirá atrofia muscular. Las contracturas musculares son comunes en los pacientes, y tienen relación con la sobrecarga que soporta el lado menos afectado en forma compen- satoria al limitar los movimientos del lado opuesto y que contribuyen a limitar más los arcos de movimiento. A pesar de que se ha descrito como poco frecuente la afección del eje axial, siempre debe evaluarse, sobre todoen los pacientes con variante concomitante con en- tesitis. Hay que revisar la flexión de la columna midiendo la distancia dedos-piso, la maniobra de Schöber para cuantificarla, la lateralización de la columna, la amplexa- ción de la caja torácica y la distancia occipucio-pared. La evaluación radiológica generalmente refleja estadios avanzados e irreversibles. Se ha analizado la posibilidad de usar el ultrasonido articular para identificar lesiones y actividad de la enfermedad, lo que requiere de un en- trenamiento especial; en niños plantea la posibilidad de que se confunda la vascularidad de los núcleos de crecimiento con actividad de la enfermedad.10,11 La resonancia magnética se ha calificado como un instru- mento útil, sobre todo para explorar las articulaciones de difícil acceso debido a tejidos blandos circundantes, como la cadera, o para cuantificar inflamación, como en la sacroileítis.12 Hay que buscar entesitis, es decir, dolor e inflamación de las entesis (sitio donde se insertan los ligamentos musculares al hueso). La sacroileítis también es un dato importante y se debe sospechar en pacientes con do- lor en dicho sitio. Se ha comprobado que el método más útil para confirmar el diagnóstico es la resonancia magnética. Se recomienda realizar valoraciones periódicas de un mínimo de parámetros para determinar (con da- tos objetivos) si se ha conseguido la meta terapéutica de inactividad o remisión de la inflamación articular, así como de los datos clínicos de inflamación, como calor local y eritema en la articulación, idealmente me- diante la cuantificación de los arcos de movimiento, rigidez matutina y dolor. También se sugiere evaluar y registrar las contracturas musculares existentes, ya que éstas contribuyen a la pérdida de funcionalidad. Para dar seguimiento a la funcionalidad se aconseja aplicar cuestionarios de funcionalidad como el CHAQ, que es un instrumento diseñado específicamente para indivi- duos con esta enfermedad. En el Instituto se realizó una evaluación de apoyo social y calidad de vida mediante el cuestionario COOP-Darmouth, que ofrece la ventaja de identificar la esfera específica (psicológica, social, de redes de apoyo), lo que permite la pronta interven- ción por parte de los servicios de salud mental. En cuanto al manejo, hoy en día existen diferentes guías de diagnóstico y tratamiento que incluyen medidas hi- giénicas y dietéticas, intervención farmacológica y de rehabilitación.5,9 Todas coinciden en que el diagnóstico y tratamiento temprano, la educación al paciente y la rehabilitación oportuna son esenciales. Entre las opciones terapéuticas se encuentran los anti- inflamatorios no esteroides, esteroides intraarticulares, esteroides sistémicos, fármacos modificadores de la enfermedad, como sulfazalacina, cloroquínicos e inmu- nosupresores, y el metotrexato, que se postula como fármaco de primera elección. También se han citado otros inmunosupresores como azatioprina, ciclofosfa- mida, micofenolato y ciclosporina. Una nueva opción son las terapias biológicas, la más conocida para los Artritis idiopática juvenil 413 pacientes con artritis son los anti-TNF (infliximab, adali- mumab, etanercept), pero también se han usado otras terapias biológicas, como gammaglobulina intraveno- sa, anti-IL-1 (anakinra), anti-IL6 (tocilizumab), anti-CD20 (rituximab) y anti-CD80 (abatacept), y como última op- ción el trasplante de células madre hematopoyéticas.13 Con todas estas variantes de la enfermedad, tomar en cuenta la intensidad de la afección y los tratamientos disponibles no es tarea fácil.4 Se requiere apoyo para solventar el alto costo del tratamiento médico y las con- secuencias muchas veces catastróficas para la familia, por lo que se sugiere utilizar una de las herramientas clínicas más importantes, la Guía de práctica clínica aprobada por el sistema de salud mexicano, disponible en línea en el sitio del Centro Nacional de Excelencia Tecnológica en Salud de la Secretaría de Salud.15 Si bien estoy convencido de que el ejercicio de la medi- cina no es una receta de cocina que se pueda aplicar a todos los pacientes, sino el arte de interrogar, explorar e identificar variables a favor o de riesgo y dar un manejo acorde con las condiciones de salud física y emocional, sociales y económicas de cada paciente teniendo la mejor evidencia actualizada de su utilidad que sólo un profesional de la salud comprometido es capaz, estas guías pueden convertirse en una arma útil para alcan- zar estos objetivos. Cuadro 2. Criterios para el diagnóstico de síndrome hemofagocítico, Estocolmo 2004 Fiebre Esplenomegalia Citopenia periférica en dos o más líneas • Hb menor de 10 g/dL • Trombocitopenia menor de 100,000 • Neutropenia menor de 1000/mL Hipertrigliceridemia o hipofibrinogenemia • Triglicéridos mayores de 265 mg/dL • Fibrinógeno menor de 150 mg/dL • Hemofagocitosis ○ Médula ósea ○ Bazo ○ Nódulo linfático ○ Líquido cefalorraquídeo • Actividad de células NK baja o ausente • Ferritina mayor de 500 mg/dL • CD 25 soluble mayor de 2400 U/m Asociación de diagnóstico molecular con 5/8 de los siguientes criterios Cuadro 3. Criterios propuestos para diagnóstico de más complicando una artritis idiopática juvenil de inicio febril sistémico • Laboratorio ~ Trombocitopenia menor de 262,000/mL ~Elevación de AST mayor de 59 U/L ~Leucopenia menor de 4000/mL ~Hipofibrinogenemia menor a 250 mg/dL • Clínicos ~SNC • Irritabilidad • Cefalea • Letargia • Desorientación • Convulsiones • Coma ~Hemorragias • Equimosis • Púrpura • Sangrado en mucosas ~Hepatomegalia • Mayor de 3 cm debajo del borde costal • Al menos dos criterios Int Arch Allergy Immunol 2010;153:109-120. Por último, habrá que considerar replantear el diagnós- tico, sobre todo cuando no se logran los objetivos de control, tomando en cuenta otros padecimientos auto- inmunitarios concomitantes con artritis, tal como ocurre con pacientes con lupus, vasculitis sistémicas que in- cluyen enfermedad de Takayasu y panarteritis nodosa. REFERENCIAS 1. Terri M. Laufer. Inflammatory arthritis-an exciting confluence of human and animal research. 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