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Arteriopatías funcionales Las arteriopatías funcionales son trastornos en los que aparecen síntomas y signos de afección arterial periférica sin hallar lesión orgánica alguna. Suelen afectar a las arterias pequeñas y las arteriolas de una forma permanente o paroxística, manifestándose preferentemente en las manos y los pies, por lo que se conocen también como acrosíndromes. En el cuadro 70-1 se resume su clasificación. FENÓMENO DE RAYNAUD Concepto Es el trastorno vasomotor que con mayor frecuencia afecta a las extre- midades, y se trata de una respuesta vascular hiperactiva desencadenada por el frío o el estrés emocional, que provoca cambios sensitivos y en la coloración de la piel de los dedos. Su prevalencia es mal conocida, estimándose entre un 2% y un 4,8%. Fisiopatología Debido al vasoespasmo, en el fenómeno de Raynaud típico se mani- fiestan tres fases: palidez (consecuencia de una importante reducción del flujo sanguíneo por intensa vasoconstricción), cianosis (hipoxia por la estasis en los capilares, que están anormalmente dilatados, que provoca una cesión aumentada de oxígeno) y rubor (enrojecimiento debido a hiperemia de reperfusión). Si bien originariamente estos cam- bios se atribuyeron a una hiperactividad simpática, su fisiopatología no está del todo aclarada. Existe un desequilibrio entre vasoconstricción y vasodilatación en las arterias de los dedos en el que influyen una gran cantidad de sustancias sintetizadas por el endotelio vascular. Factores favorecedores de la vasodilatación, como el óxido nítrico, parecen estar disminuidos, al igual que uno de sus mediadores, la óxido nítrico sintetasa. La endotelina 1 liberada por el endotelio vas- cular es un vasoconstrictor cuyos niveles plasmáticos se elevan como respuesta al frío, y parece que estos pacientes podrían tener sus niveles aumentados. Otros factores vasoconstrictores, como la angiotensina • CUADRO 70-1 Arteriopatías por vasoconstricción Síndrome de Raynaud idiopático o enfermedad de Raynaud Síndrome de Raynaud secundario u oclusivo Acrocianosis Livedo reticularis y livedo racemosa Arteriopatías por vasodilatación Eritermalgia o eritromelalgia Lesiones producidas por el frío Perniosis aguda Perniosis crónica Pie de trinchera Pie de inmersión Congelaciones y sus secuelas Síndromes neurovasculares Algodistrofia Síndrome del desfiladero torácico Enfermedades del sistema nervioso autónomo https://booksmedicos.org 601 CAPÍTULO 70 Arteriopatías funcionales S E C C IÓ N I V II, también están elevados. Los adrenorreceptores α1 y α2 son capaces de producir una respuesta vasoconstrictora intensa en respuesta al frío o las emociones, y sobre ellos pueden actuar determinados fármacos, también bloqueando su actividad para mejorar las crisis de vasoes- pasmo. Se barajan factores hormonales, puesto que el síndrome de Raynaud es más frecuente en mujeres jóvenes y parece que los estró- genos podrían incrementar la expresión de los adrenorreceptores α1 y α2, desencadenando el cuadro. Existe una elevación de la serotonina plasmática y de los productos de actividad plaquetaria (tromboxano, β-tromboglobulina, etc.), con un desequilibrio entre coagulación y fibrinólisis, tanto en los casos primarios como en los secundarios. Cualquier situación que haga aumentar de forma anormal el tono simpático puede contribuir a la aparición del cuadro. Cuadro clínico Generalmente, tras la exposición al frío aparece palidez y una sensación de frialdad en los dedos acompañada de parestesias (hormigueos, pinchazos o entumecimiento) e incluso dolor, que durará varios minutos, seguida de la fase de cianosis y, finalmente, enrojecimiento y calor consecuencia de una hiperemia reactiva; en ocasiones, puede alcanzarse la recuperación sin desarrollar esta última fase. Aunque la afectación digital en las manos es la más frecuente, puede presentarse en otras partes del cuerpo: dedos de los pies, nariz u orejas. No sólo el frío puede desencadenar el cuadro clínico, sino también situaciones de elevada actividad simpática, como el estrés o el miedo. Síndrome de Raynaud primario o vasoespástico Es más habitual en mujeres jóvenes, menores de 20 años, sin signos o síntomas que sugieran una enfermedad del tejido conectivo subya- cente. El episodio suele comenzar en un dedo de la mano y se extiende a los otros de forma simétrica y bilateral, respetando generalmente el pulgar. Dura entre 15 y 20 min y la fase isquémica no es muy intensa, siendo excepcional la presencia de lesiones tróficas. Síndrome de Raynaud secundario u orgánico Puede obedecer a diferentes etiologías subyacentes, que debemos tener presentes al realizar la historia clínica: lo más común son las alteracio- nes del tejido conectivo (esclerodermia, artritis reumatoide, LES), los fármacos (β-bloqueantes, ergotamina, bleomicina, cisplatino, cocaína, anfetaminas, nicotina), los procesos hematológicos (policitemia vera, leucemias, linfomas, crioglobulinemias, mieloma múltiple), el síndrome paraneoplásico (cáncer de pulmón, páncreas, ovario), determinadas prác- ticas deportivas o profesiones que conllevan traumatismos repetidos de la mano (uso de martillo neumático), enfermedades arteriales, infecciones víricas (VHB, VHC), trastornos endocrinos (tiroiditis, feocromocitoma, síndrome carcinoide) o síndromes compresivos (síndrome del túnel carpiano, síndrome del desfiladero torácico). A diferencia del anterior, es más frecuente en varones y la edad de comienzo es más avanzada, después de los 20 años. La fase de palidez es más importante, porque los episodios de vasoconstricción son más graves, afectando a veces a un solo dedo; el pulgar también puede estar comprometido y no son infrecuentes las dilataciones capilares en el lecho ungueal. Además del cuadro vasoespás- tico, es posible encontrar signos y síntomas de enfermedades subyacentes como esclerodactilia, telangiectasias o lesiones tróficas digitales. Diagnóstico El diagnóstico del fenómeno de Raynaud es fácil de establecer por la anamnesis. La dificultad radica en saber si se trata de un síndrome idio- pático o secundario. La exploración incluirá la palpación de pulsos, la auscultación de soplos y maniobras forzadas complementarias para des- cartar arteriopatías estenótico-oclusivas o compresivas en la entrada del tórax. Es importante inspeccionar la piel de los dedos en busca de signos que sugieran la presencia de una enfermedad autoinmune de fondo (atrofia, telangiectasias, esclerodactilia). El estudio Doppler descartaría una obstrucción arterial. Las pruebas de provocación clásicas (inmersión de las manos en agua fría y valoración de la recuperación tras el espasmo) no aportan nada al diagnóstico. Una analítica completa que incluya velocidad de sedimentación globular (VSG), proteína C reactiva (PCR), factor reumatoide (FR) y anticuerpos antinucleares (ANA), así como la capilaroscopia, pueden orientar hacia un síndrome de Raynaud secun- dario en caso de anormalidad. Probablemente se trate de un síndrome de Raynaud primario cuando hay: respuesta vasoespástica desencadenada por el frío o el estrés en pacientes jóvenes, afectación de ambas manos sin afectación del dedo pulgar, ausencia de lesiones tróficas cutáneas, ausencia de antecedentes relevantes en la historia clínica, capilaroscopia normal y serologías negativas. Pronóstico Su curso es variable. En ocasiones se observa mejoría en relación con el primer embarazo o parto, pero en la mayoría se mantiene estacionario. Otros pacientes padecen crisis cada vez más frecuentes, incluso sin desaparición completa de la palidez de los dedos, y trastornos en forma de atrofia cutánea, deformidades de las uñas y aparición de infecciones con necrosis o úlceras periungueales. Aun tratándose de un síndrome de Raynaud primario, generalmente con buen pronóstico, debe llevarse a cabo un seguimiento, especialmente durante los primeros años, ya que podría aflorar un proceso secundario de base. Tratamiento La actitud inicial será conservadora,evitando la exposición al frío y situaciones de estrés, además de eliminar el tabaco o determinados fármacos y corregir otros posibles factores asociados con un síndrome de Raynaud secundario. El objetivo será disminuir, retrasar o evitar la aparición de las crisis. Varios fármacos pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Dentro de los vasodilatadores, la primera elección son los antagonistas del calcio, principalmen- te nifedipino y nicardipino. En una reciente revisión Cochrane, sólo el nifedipino se mostró efectivo para disminuir la frecuencia de los ata- ques, pero ninguno consiguió demostrar disminución en la gravedad del cuadro. Se recomienda empezar con una dosis baja e ir ajustándola según la respuesta, teniendo presentes los posibles efectos secundarios (hipotensión, edemas, palpitaciones, taquicardia, cefaleas) y las con- traindicaciones (hipotensión, infarto de miocardio previo, angina, hipertensión pulmonar, estenosis aórtica grave). En caso necesario, se pueden emplear inhibidores de la fosfodiesterasa (sildenafilo), bien en terapia combinada o bien de forma independiente, puesto que parecen disminuir la duración y la frecuencia de los ataques. Y si aún no se obtiene un resultado satisfactorio, es posible el uso de nitratos locales sobre las zonas afectas, aunque no modifican ni la duración ni la frecuencia de los ataques. Dudosa eficacia tienen los IECA, los ARA-II o los bloqueantes α-adrenérgicos (prazosina), al igual que la pentoxi- filina, el buflomedil y el naftidrofurilo. Ante cuadros muy graves que pudieran llegar a producir lesiones tróficas a nivel digital, se pueden emplear prostaglandinas i.v. o, incluso, practicar un bloqueo simpático, o simpatectomía cervical, aunque su efecto nunca es permanente. ACROCIANOSIS Concepto Alteración funcional caracterizada por frialdad y cianosis persistente en las partes distales de las extremidades, fundamentalmente manos y pies, con ausencia de dolor, debido a un descenso de la oxihemoglobina. Las lesiones tróficas cutáneas son excepcionales. Etiología Se puede clasificar como primaria (o idiopática) y secundaria, rela- cionada con: vasculitis, conectivopatías, síndrome antifosfolipídico, síndrome de Sneddon, crioglobulinemias, anemia de células falcifor- mes, embolismos, fármacos (antiparkinsonianos, interferón α-2a), neoplasias (pulmón, ovario), anorexia nerviosa, trastornos mentales y déficits metabólicos. Fisiopatología Los mecanismos que producen los cambios vasculares se desconocen. Se cree que obedecen a un vasoespasmo crónico de las pequeñas arterias y arteriolas cutáneas, con una dilatación compensatoria en los capilares y en las https://booksmedicos.org 602 SECCIÓN IV Angiología vénulas poscapilares, lo que motiva un flujo sanguíneo lento que aumenta la extracción de oxígeno por los tejidos y provoca la cianosis. La anatomía patológica revela una hipertrofia de la capa media de las arteriolas cutáneas, dilatación de las asas capilares, aumento de tamaño de las vénulas, fibrosis de la piel y proliferación de la red capilar superficial. Cuadro clínico Afecta sobre todo a mujeres y, aunque podría iniciarse en la infancia, habi- tualmente lo hace en la pubertad o antes de los 20 años, con afectación bilateral y simétrica caracterizada por extremidades violáceas y frías. La clínica predomina en los dedos de las manos y, en menor grado, en los de los pies, aunque pueden verse afectados también la nariz, los labios y las orejas. El frío no actúa como desencadenante, sino como factor agravante de la sintomatología que, aunque suele durar todo el año, es menos acentuada en épocas de calor. Normalmente no existe dolor, si bien en invierno y con temperaturas muy frías puede presentarse edema, con áreas sensibles y dolorosas. Siempre se aprecia hiperhidrosis en las zonas palmares, en ocasiones muy intensa y agravada por situaciones emocionales. Diagnóstico El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Los pulsos arteriales distales estarían ausentes si se hubiera tratado de una arteriopatía oclusiva. Una valoración completa del paciente permite descartar una enfermedad de base subyacente. Pronóstico El trastorno suele persistir durante toda la vida, y puede mejorar con los embarazos. A medida que avanza la edad, los cambios de color pueden ser menos acentuados. El pronóstico es benigno, sin aparición de úlceras ni gangrena, aunque puede ser causa de alteraciones psíquicas que requieran tratamiento. Tratamiento Generalmente, resulta suficiente evitar ambientes o elementos fríos y el tabaco. El tratamiento farmacológico es similar al del síndrome de Raynaud, con resultados mediocres. ERITEMA PERNIO Concepto Se trata de un trastorno vasoespástico que afecta a la piel tras la expo- sición a bajas temperaturas en climas húmedos. Etiología Es desconocida, pero probablemente está en relación con una vaso- constricción desencadenada por el frío en pacientes susceptibles que emplean escasa protección frente a este. Fisiopatología En la capilaroscopia se puede apreciar una dilatación de la red venosa subpapilar y los capilares pueden adoptar formas diversas. El estudio histológico demuestra signos de vasculitis con un infiltrado perivascular de leucocitos polimorfonucleares. Clínica Afecta tanto a hombres como a mujeres de cualquier edad, aunque más frecuentemente al sexo femenino entre los 15 y los 30 años. Puede presentarse de forma aguda o crónica. En la primera, aparecen lesiones rojizas y/o violáceas en las extremidades inferiores, generalmente en la zona distal de los dedos de los pies, aunque también pueden aparecer en los dedos de las manos, la nariz o las orejas. Al principio producen prurito en la zona afecta, pero cuando evolucionan terminan provocando flictenas y ulceraciones que duran pocos días y tienden a la cicatrización. La forma crónica se conoce como «sabañón» y se presenta después de estar expuesto de manera repetida al frío, como áreas azuladas y, al mismo tiempo, otras con flictenas y úlceras dolorosas. Fundamentalmente ocurre en adultos con especial susceptibilidad al frío y una mala protección. Diagnóstico Es clínico: lesiones desencadenadas por el frío que evolucionan a la curación sin grandes complicaciones, con exploración vascular normal. Sin embargo, a veces puede resultar difícil diferenciar el cuadro de otros procesos (acrocianosis, síndrome de Raynaud, determinadas formas de lupus, embolismo arterial o sarcoidosis), y ocasionalmente se indica la realización de una biopsia cutánea. Tratamiento La base del tratamiento consiste en la protección frente al frío y la humedad, empleando indumentaria adecuada. Normalmente, el eritema pernio agudo remite de forma espontánea, mientras que el crónico puede producir cicatrices y atrofia cutánea. Las cremas hidratantes y emolientes han demos- trado su utilidad, y el tratamiento con fármacos vasodilatadores como el nifedipino (20-60 mg/día) y el amlodipino (2,5-10 mg/día) puede aliviar los síntomas, favorecer la cicatrización y evitar la recidiva. Pronóstico Generalmente, tanto el dolor como las lesiones tróficas suelen evolu- cionar favorablemente en el curso de pocas semanas si se evita el frío y con curas apropiadas. LIVEDO RETICULARIS Y LIVEDO RACEMOSA Concepto Con el término livedo reticularis se conoce un síndrome caracterizado por la presencia de un retículo de coloración rojo-violácea en la piel que afecta preferentemente a las extremidades, pero que puede ser generalizado. Esta coloración reticulada es secundaria a una altera- ción orgánica o funcional de las arterias y/o arteriolas. Es una manifestación cutánea frecuente, por lo general sin significación patológica, pero que conviene tener presente porque a veces se asocia con enfermedades graves. Algunos autores distinguen entre livedo reticularis y livedo racemosa. La primera suele ser fisiológica y se manifiesta como mallas homogéneas, con polígonos cerrados, desencadenadas generalmentepor el frío; la livedo racemosa presenta polígonos abiertos, muchas veces no confluentes, de forma discontinua, que afectan a diferentes partes del cuerpo, y es siempre secundaria a un proceso orgánico y no funcional. Etiología Entre los factores etiológicos más importantes se consideran la hiper- tensión arterial y la inestabilidad emocional. Se han descrito casos aso- ciados con intoxicación por arsénico y plomo; también con embolia de las arterias dérmicas por cristales de colesterol procedentes de ateromas localizados proximalmente en el árbol arterial (ateroembolismo). En otras ocasiones, se ha observado en relación con el tratamiento con amantadina para la enfermedad de Parkinson y como efecto adverso de la minociclina. La livedo reticularis también puede ser demostrativa de un síndrome de Sneddon. Recientemente, se ha relacionado con la presencia de crioglobulinas, LES y anticuerpos anticardiolipina en el contexto de un síndrome antifosfolipídico primario, y puede observarse en casos de calcifilaxia en pacientes en hemodiálisis prolongada. Fisiopatología Se baraja una disminución o un cese del flujo sanguíneo en determi- nados puntos del trayecto vascular, ya sea por espasmo, inflamación u obstrucción intravascular. La forma primaria probablemente obedece a un vasoespasmo de las arteriolas cutáneas y a una dilatación de los capilares y vénulas, que lleva a un enlentecimiento del flujo sanguíneo https://booksmedicos.org 603 CAPÍTULO 70 Arteriopatías funcionales S E C C IÓ N I V con desaturación de oxígeno y que provoca la eritrocianosis periférica. En los casos de livedo racemosa, existirá siempre una enfermedad de base, que suele provocar oclusión de los pequeños vasos arteriales, bien por inflamación de su pared, por trombosis o por embolia. Anatomía patológica Revela proliferación de la íntima en arteriolas aisladas y pequeñas arterias. En algunos casos, existe obstrucción completa no sólo de las ar- teriolas, sino también de las vénulas. También se ha referido hipertrofia de la capa muscular. Cuadro clínico La livedo reticularis, cuando es fisiológica, se conoce también como cutis marmorata, y casi siempre orienta a un trastorno vasomotor. Suele manifes- tarse entre los 20 y los 30 años de edad, más frecuentemente en mujeres jóvenes con piel clara y fina. Consta de pequeñas mallas cianóticas cutá- neas que suelen presentarse en las zonas de receptores adrenérgicos; es decir, las cuatro extremidades e incluso el tronco, aunque los miembros superiores se ven afectados en menor grado. Puede tener una extensión variable, más frecuentemente en las zonas declives; se acentúa durante el invierno y se agrava con la exposición al frío, pero no desaparece en las épocas de calor. Sin embargo, también puede aparecer como manifes- tación de otros procesos clínicos, en ocasiones graves, como los cuadros de hipoperfusión, en los que hay una reorientación del flujo sanguíneo hacia los órganos principales (shock), disminuye la perfusión a nivel cutáneo y puede observarse su aparición inicialmente en la zona de las rodillas para, posteriormente, extenderse por todo el cuerpo. La amantadina, utilizada en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, también puede provocarla, y su retirada haría desaparecer el cuadro en pocas semanas, pero la livedo reti- cularis no justifica suspender el fármaco. No es raro observar livedo reticularis en situaciones de movilidad reducida en las extremidades por desregulación neurológica, tanto a nivel central como periférico, como, por ejemplo, en la paraplejía. En la livedo racemosa, el contexto es diferente y siempre orienta a una enfermedad importante subyacente, generalmente con obstruc- ción vascular, que puede ser por fenómenos trombóticos, embólicos o vasculíticos. Dentro de los primeros, hay entidades como la atrofia blanca idiopática, en la que aparecen lesiones necróticas, generalmente muy dolorosas, rodeadas por una red livinoide. Las lesiones se loca- lizan en los miembros inferiores y la anatomía patológica revela una hialinosis de los vasos dérmicos superficiales. También la coagulación intravascular diseminada que, por lo general, conllevará una necrosis cutánea. Otras situaciones de trombosis son las causadas por la toma de fármacos anticoagulantes, tanto los antivitamina K (sobre todo en déficit de proteína C y S) como la heparina, sin que se asocien sistemáticamente a trombocitopenia. Las criopatías, igualmente, pueden acompañarse de livedo racemosa, frecuentemente asociadas a ulceraciones en zonas acras de las extremidades, la nariz y las orejas. En otras ocasiones, una livedo racemosa en zonas distales y simétricas, dolorosa y con áreas de necrosis, obliga a descartar la existencia de un síndrome mieloproliferativo de base. En la insuficiencia renal crónica avanzada pueden aparecer cuadros de calcifilaxia originados por depósitos agudos de calcio, con livedo racemosa en piernas, muslos e incluso tórax, con úlceras dolorosas y, en general, mal pronóstico vital. En el síndrome de Sneddon, la livedo afecta a los cuatro miem- bros, las nalgas, el tórax y, en ocasiones, la cara; suele diagnosticarse entre los 30 y los 50 años, pero las manifestaciones cerebrales en forma de pequeños infartos o ataques isquémicos transitorios detectables en la RM suelen ser más tardías. El ateroembolismo, bien sea espontáneo o tras la manipulación de las placas de ateroma por una arteriografía, un cateterismo cardíaco u otro tipo de traumatismo arterial, produce una livedo racemosa que suele acompañarse de lesiones cutáneas intensamente dolorosas. Dependien- do del nivel en el cual se encuentre la placa, también puede haber un accidente isquémico cerebral (si está en la aorta ascendente o en el arco aórtico), insuficiencia renal o isquemia intestinal. Además de todo lo mencionado, la livedo racemosa pueden aparecer en casos de vasculitis, como en la PAN y en las crioglobulinemias mixtas. Diagnóstico En la livedo reticularis, los resultados obtenidos por Doppler y capilaros- copia son normales y la biopsia realizada en una zona sana podrá poner de manifiesto los cambios estructurales mencionados. En la livedo racemosa, los hallazgos dependerán de la causa subyacente. En el ateroembolismo, la biopsia en las zonas afectas, con la presencia de cristales de colesterol, es patognomónica. El diagnóstico diferencial se puede plantear con la acrocianosis, la tromboangitis obliterante, la PAN y la esclerodermia. Pronóstico La livedo reticularis presenta una evolución favorable tras la modifi- cación de las condiciones físicas que la propician (frío). En la livedo racemosa, la evolución suele ser progresiva, con tendencia a la ulceración y otras complicaciones sistémicas específicas de cada contexto. Tratamiento Es imprescindible la protección frente al frío y combatir los posibles factores etiológicos. El empleo de sustancias vasodilatadoras es útil en las épocas de frío. El bloqueo simpático farmacológico podría resultar beneficioso cuando otras medidas han fracasado. ERITERMALGIA O ERITROMELALGIA Concepto El término eritromelalgia hace referencia a un cuadro clínico caracterizado por una hiperperfusión por vasodilatación paroxística: enrojecimiento, calor y ocasionalmente dolor de determinadas áreas cutáneas, generalmente en la zona distal de las extremidades, especialmente de los pies. Epidemiología Afecta a cualquier grupo de edad, incluidos niños; es mucho más fre- cuente en mujeres y en el 10% de los casos existe una historia familiar. Los criterios diagnósticos no siempre están claros, por lo que las cifras de prevalencia son dispares: de 1,3/100.000 habitantes en EE. UU. a 15/100.000 en Nueva Zelanda. Puede asociarse con otras patologías, como síndromes mieloproliferativos (mielofibrosis, trombocitemia esencial y policitemia vera), enfermedades autoinmunes sistémicas y algunos tumores. Además, también puede aparecer con determina- das alteraciones neurológicas, intoxicaciones por setasy mercurio e infecciones por poxvirus. Atendiendo a la presencia o no de estas asociaciones, se distingue entre eritromelalgia primaria y secundaria. Patogénesis Se manejan dos hipótesis: a) vascular, en la que habría una apertura de los shunts microvasculares, lo que llevaría a un descenso del flujo sanguíneo nutricional, provocando una isquemia local y, con ello, la aparición de dolor, y b) neuronal, con alteración en las fibras mus- culares por diferentes desórdenes a nivel de los canales del sodio, y que se presenta más frecuentemente en los casos familiares. Cuadro clínico Suele involucrar a la parte distal de las extremidades, sobre todo los pies, aunque en un tercio de los casos puede afectar a las manos en forma de enrojecimiento, calor, sensación de quemazón y prurito. Debido al hipera- flujo sanguíneo, puede existir cierto grado de edema, además de dolor. La afectación es simétrica en la mayoría de los casos. Muchas veces puede existir un factor desencadenante, como una temperatura ambiental elevada, una determinada actividad física o caminar sobre un suelo caliente. La clínica es intermitente y puede durar de minutos a horas, ajustándose en ocasiones a un ciclo circadiano, con más intensidad en los últimos momentos de la tarde o la noche y menos en las primeras horas de la mañana. Típicamente, con el frío los pacientes tienen una sensación de alivio que les hace introducir muchas veces los pies en agua fría. https://booksmedicos.org 604 SECCIÓN IV Angiología Diagnóstico Es fundamentalmente clínico. Biopsias cutáneas o estudios electrofisio- lógicos no aportan nada al diagnóstico, y los test genéticos sólo están indicados cuando se presenta en niños o con una fuerte historia familiar. No se debe olvidar la existencia de casos asociados con otras enferme- dades, que sospecharemos por la historia clínica y la exploración física. Tratamiento Se recomienda evitar la exposición a altas temperaturas y los factores desencadenantes. Nunca está indicada la aplicación de hielo o sustan- cias frías en las zonas afectas, ni sumergir los pies en agua muy fría. En los casos secundarios, se tratará la enfermedad de base. Se ha descrito el empleo de varios fármacos; el más usado es el AAS, especialmente en aquellos casos ligados a síndromes mieloproliferativos, aunque con resultados no muy alentadores. También se han empleado gabapentina, antidepresivos tipo amitriptilina, glucocorticoides o bloqueadores de los canales del sodio, con un resultado desigual. Algunos sugieren que el uso de prostanoides puede ser más prometedor. Pronóstico Es favorable, aunque pueden presentarse trastornos emocionales que requieran tratamiento y, excepcionalmente, se han descrito casos de suicidio. SÍNDROME DEL DESFILADERO TORÁCICO El abordaje en profundidad de esta entidad sobrepasa el ámbito de este capítulo y a continuación sólo se exponen sus aspectos básicos. El síndrome del desfiladero torácico (SDT) engloba un conjunto de signos y síntomas que se desencadenan por la compresión y/o irritación de las estructuras neurovasculares de la extremidad superior a nivel de la salida del tórax. Las causas son múltiples: anomalías anatómicas (costilla cervical, bandas musculares, etc.); movimientos repetidos del hombro con motivo de ciertas actividades, profesiones o deportes que ocasionan hipertrofia muscular y/o microtraumatismos repetidos; postural, y traumatismos y tumores de la zona. Dependiendo de la estructura que resulte más afectada, se habla de: SDT neurológico: supone alrededor del 95% de los casos y es motivado por una compresión del plexo braquial. El dolor, las parestesias y la debilidad muscular son habituales, aunque pueden seguir o no la distribución específica de un territorio nervioso determinado que llegue hasta la mano. SDT venoso: por compresión y/o traumatismo repetitivo de la vena subclavia; representa alrededor del 4% del total. El síntoma principal es el edema del miembro superior, que puede asociar cambios de coloración, cianosis y sensación de pesadez. La clínica puede aparecer de forma intermitente o ser mantenida en el caso de una trombosis venosa establecida (conocida como trombosis venosa de esfuerzo o síndrome de Paget-Schroetter). SDT arterial: por compresión de la arteria subclavia, que causa este- nosis, una dilatación aneurismática postestenótica o una obstrucción. Es el menos habitual (1%). Con frecuencia es asintomático, aunque puede haber claudicación del miembro superior en determinadas pociones. La isquemia aguda es rara por la existencia de abundante circulación colateral, si bien pueden aparecer complicaciones embó- licas distales en relación con la presencia de un aneurisma que causa isquemia en los dedos de la mano e, incluso, lesiones tróficas. Con respecto al diagnóstico, existen maniobras forzadas del cuello y el hombro que pueden desencadenar la clínica, aunque resultan de poco valor en la práctica. Una radiografía simple puede poner de manifiesto alteraciones óseas (costilla cervical). La eco-Doppler color permite realizar una valiosa primera exploración, tanto arterial como venosa (aneurisma, estenosis, obstrucción arterial, trombosis venosa), pero generalmente una angio-TC o una RM aportarán importante información tanto de las estructuras neurovasculares como del resto de las partes blandas, permitiendo confirmar el diagnóstico. La arterio- grafía y la flebografía sólo estrían indicadas con un objetivo terapéutico (tratamiento endovascular, fibrinólisis). Los potenciales evocados y el EMG pueden ser útiles para descartar otras causas (lesión del plexo braquial, túnel carpiano). El tratamiento inicialmente debe ser conservador, con fisioterapia durante al menos 6 semanas, en caso de un SDT neurológico; se reserva la intervención quirúrgica para los pacientes que no respondan. La cirugía también estaría indicada en caso de existir complicaciones arteriales. En la trombosis venosa aguda, hasta hace poco, la anticoa- gulación era la base del tratamiento, si bien podría estar justificada la fibrinólisis antes de la realización de cirugía, especialmente en pacientes jóvenes con importante sintomatología. La cirugía de descompresión, generalmente, consiste en la resección de la primera costilla. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Garner R, Kumari R, Lanyon P, Doherty M, Zhan W. Prevalence, risk factors and associations of primary Raynaud’s phenomenon: systematic review and meta-analysis of observational studies. BMJ Open 2015;5:e006389. Klein-Weigel PF, Volz TS, Richter JG. Erythromelalgia. VASA 2018;47:91-7. Kurklinsky AK, Miller VM, Rooke TW. Acrocyanosis: The Flying Dutchman. Vasc Med 2011;16:288-301. Shapiro SC, Wigley FM. Treating Raynaud phenomenon: Beyond staying warm. Cleveland Clinic J Med 2017;84:797-804. https://booksmedicos.org Push Button0:
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