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361 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. ANTECEDENTES El bloqueo de la conducción nerviosa se basa en el con- cepto de que el dolor es un signo de alarma sensorial conducido por fibras nerviosas específicas, susceptible de ser modulado o interrumpido a diferentes niveles. Los primeros intentos de modificar el dolor neurálgico por la aplicación de fármacos a los nervios transmisores fueron publicados por Francis Rynd.1 En 1845, Rynd introdujo la idea de administrar una solución de morfina hipodérmica en la proximidad de un nervio periférico con la intención de aliviar el dolor neu- rálgico de dicho nervio. Él introducía la solución por gra- vedad por medio de una cánula una vez retirado el tro- car de ésta. Carl Koller (1857-1944), investigó acerca de la anes- tesia quirúrgica local de superficie. En 1884 aisló la coca- ína demostrando de inmediato su efectividad al aplicarla en la superficie de la córnea.2 Este descubrimiento signi- ficó la apertura de un amplio campo en el tratamiento anestésico local y regional. James Leonard Corning (1855-1923),3 intentó por primera vez la aplicación directa de un analgésico en la medula espinal pero con una técnica deficiente, lo que dificultó el desarrollo del método en el tratamiento del dolor crónico. El desarrollo de un conocimiento más profundo de los mecanismos relacionados con el dolor fue hasta la introducción de técnicas de microexploración electrofi- siológica y neurofarmacológica, después de la Segunda Guerra Mundial. Los inicios en la investigación de los mecanismos de la analgesia opioide y de la adicción opiá- cea se derivan de la espectacular demostración de Reynolds, en 1969, de los efectos analgésicos de la esti- mulación eléctrica sobre la materia gris periacueductal.4 Este descubrimiento inicial condujo al descubrimiento de un sistema de neuronas descendentes que inhiben el dolor y son activadas por fármacos opioides en las sinap- sis endorfinérgicas. Heinrich Irenaeus Quinke (1842-1922),5 estableció que la punción lumbar efectuada en el tercero o cuarto espacio intervertebral lumbar no podría producir lesión en la médula espinal, basado en su propia aproximación anatómica de que los espacios subaracnoideos cerebrales y medulares tenían continuidad y terminaban en el adul- to, a nivel de S2, mientras que la médula espinal se extendía sólo hasta L2. El método de Quinke supuso un importante avance y la estandarización de una técnica que aun hoy es útil. En 1912 Gray y Parsons,6 de Birmingham, Ingla- terra, publicaron un exhaustivo estudio sobre las varia- ciones de la presión arterial asociadas a la inducción de la anestesia intradural. Concluyeron que la principal causa de hipotensión arterial durante la anestesia suba- racnoidea alta era atribuible al descenso de la presión negativa intratorácica durante la inspiración, la cual depende de la parálisis abdominal y torácica inferior. Observaron que cuando aumenta la presión negativa intratorácica, se produce un incremento en la presión arterial. A partir de este estudio con rapidez se hizo evi- dente que el principal problema de la anestesia subarac- noidea era el descenso de la presión arterial. Gaston Labat,7 destacó que el verdadero riesgo del bloqueo subaracnoideo no era tanto el descenso de la presión arterial como la asociación de ésta con estados de hipoperfusión cerebral, causados tanto por el aumento de volumen sanguíneo visceral debido a la parálisis vas- cular esplácnica, como por el colapso vasomotor. El autor indicaba que en estos casos la hipoperfusión cere- bral podría contrarrestarse colocando al paciente en posi- ción de Trendelenburg de modo inmediato posterior de la inyección intradural, maniobra que garantizaba el correcto flujo sanguíneo cerebral y evitaba complicacio- nes mayores. Las técnicas de bloqueo peridural son más versátiles hoy en día. El bloqueo de la conducción nerviosa del dolor con las técnicas actuales ha demostrado, a través de la experiencia clínica de muchos años con la anestesia espinal y peridural, ser un método excelente para tratar Capí tulo Hipotensión arterial como complicación en anestesia obstétrica el dolor de la paciente parturienta y de aquella que tiene que ser sometida a operación cesárea, brindándole segu- ridad a la madre y al producto. La analgesia y anestesia regional son las técnicas más usadas para producir con- trol del dolor obstétrico. En cuanto al bloqueo epidural lumbar su administra- ción puede transformar una experiencia desagradable y angustiante en otra placentera y positiva; además, la anestesia regional tiene ventajas sobre la anestesia gene- ral, pues evita los problemas de intubación traqueal difí- cil y broncoaspiración del líquido gástrico. Suprime el dolor permitiendo la regularización del trabajo de parto con ayuda de medicamentos que aumenten la contracti- lidad uterina; acelera la dilatación del cuello uterino y acorta el periodo de trabajo de parto, permitiendo al final de éste la colaboración consciente de la madre durante el nacimiento del producto. En la actualidad, en el bloqueo epidural, se han usado además de los anestésicos locales, una asociación con medicamentos narcóticos y α-2 agonistas para mejo- rar la calidad de la analgesia y anestesia neuroaxial, acor- tar el periodo de latencia y prolongar su duración, bus- cando tener menos efectos secundarios para la madre y el producto. La analgesia epidural disminuye en forma notoria el estrés fisiológico del trabajo de parto8 y es recomendable para muchas pacientes con patología agre- gada, si se toman las medidas necesarias para contrarres- tar los efectos hemodinámicos que resulten del bloqueo simpático. DEFINICIÓN La hipotensión arterial secundaria al procedimiento anestésico, está definida como la disminución de las cifras tensionales basales entre 20 y 25% o cifras de pre- sión arterial sistólica menores de 90 mm Hg, Hon9 y Zilanti10 reportaron que una tensión arterial sistólica menor de 90 mm Hg por alrededor de 5 min produce patrones de frecuencia cardiaca fetal anormal y se asocia a acidosis fetal y bradicardia. En un estudio realizado por Brigiz,11 en 583 pacien- tes la incidencia de hipotensión arterial materna poste- rior a anestesia peridural fue de 29%, de las cuales 92% requirieron de un vasopresor para normalizar la presión arterial. Las madres que no estaban en trabajo de parto tuvieron una incidencia más alta de hipotensión (36%) comparadas con las que se encontraban en trabajo de parto (24%). En una revisión en nuestro medio, de 189 casos de pacientes sin patología agregada, sometidas a operación cesárea electiva bajo anestesia regional con bloqueo peridural, RAQ ASA I, se encontró que 29% presentaron hipotensión arterial por debajo de límites tolerables, requiriendo el uso de un vasopresor tipo efe- drina. La hipotensión arterial durante la anestesia espinal es común, de inicio más rápido que en la anestesia peri- dural y tiene efectos adversos sobre la madre y el feto, sus causas principales son debidas al rápido efecto de blo- queo sobre los nervios simpáticos y compresión aortoca- va12 ejercida por el útero gestante. Kang YG,13 encontró en un estudio de 42 parturientas sanas, que a pesar del desplazamiento uterino a la izquierda y prehidratación ocurrió hipotensión arterial en 50 a 80% de pacientes a las que se realizó operación cesárea bajo anestesia espi- nal. Sin medidas preventivas la incidencia de hipotensión puede elevarse hasta 82% y hay evidencia de que ésta puede resultar en deterioro fetal.14 En el cuadro 37–1, en un estudio realizado en nues- tro hospital, se puede observar el porcentaje de pacien- tes que presentaron hipotensión arterial y requirieron la administración intravenosa de efedrina. FISIOLOGÍA Entre las complicaciones de la analgesia subaracnoidea, la más frecuente es la hipotensión arterial materna secundaria al bloqueo simpático. Las fibras nerviosas simpáticas originadas en la médula espinal salen de lacolumna a todos los niveles vertebrales desde la T1 a L2. El bloqueo de estas fibras produce la pérdida de la capa- cidad vasoconstrictora de los vasos afectados. A medida que disminuye el tono vascular la sangre tiende a estancarse periféricamente, disminuye el retor- no venoso al corazón, es menor el volumen minuto car- diaco y desciende la presión sanguínea general. Como es lógico, cuanto más alto es el bloqueo, tanto mayor núme- ro de vasos afectados y mayor es la probabilidad de hipo- tensión. Las fibras nerviosas simpáticas son muy sensi- bles a los anestésicos locales y el nivel de bloqueo simpá- tico puede ser varios segmentos más alto que el de la anestesia sensorial. La anestesia epidural (peridural o extradural) se logra al bloquear los nervios raquídeos en su emergencia de la duramadre y a su paso por los agujeros interverte- brales; la solución anestésica se deposita por fuera de la duramadre y en consecuencia este tipo de anestesia es distinto al espinal, subaracnoideo o intradural en el que la solución es depositada en el espacio subaracnoideo. El bloqueo simpático epidural también causa vasodi- latación y disminución en el retomo venoso, lo cual fre- cuentemente resulta en el mismo efecto hipotensor.15 La disminución en el retorno venoso y el bloqueo de las fibras simpáticas T1-T4 puede causar bradicardia seve- ra.16 La hipotensión arterial que acompaña a la analgesia obstétrica local o regional, tiene dos causas principales; en primer lugar puede haber una reacción tóxica al anes- tésico, la mayor parte de los anestésicos locales son vaso- dilatadores y depresores del miocardio y una dosis exce- siva provoca a veces una caída profunda y súbita de la 362 • Anestesia obstétrica (Capítulo 37) Cuadro 37�1. Hipotensión arterial en cesárea No. de pacientes Porcentaje Sin efedrina 134.2 71 Con efedrina 54.8 29 Total 189 100 presión sanguínea; la segunda y más frecuente de las cau- sas de hipotensión arterial es el bloqueo simpático pre- ganglionar consecutivo al bloqueo espinal o epidural. En esta situación se aprecian dos alteraciones princi- pales en el aparato cardiovascular; en primer lugar están los cambios circulatorios causados por parálisis de las fibras vasoconstrictoras simpáticas que llegan a las arte- riolas. La dilatación arteriolar produce una disminución en las resistencias periféricas contribuyendo de manera importante a la hipotensión. Por otro lado, en la región venosa, hay dilatación con estasis sanguínea, que al com- binarse con la parálisis de los músculos estriados de la región y la pérdida de acción constrictora de estos mús- culos en las venas, disminuyen la presión venosa lo que prolonga el tiempo de circulación y aumenta la presión en la aurícula derecha, disminuye el gasto cardiaco y la presión arterial general. El embarazo involucra ciertos factores adicionales que pueden acentuar la respuesta cardiovascular a la des- nervación simpática. Uno de estos factores es la gran can- tidad de sangre presente en el útero grávido; en mujeres con embarazo a término, cerca de 1/6 del volumen san- guíneo circulante está contenido en el útero, consecuen- temente es atrapado un volumen mayor de sangre de la circulación sanguínea en el lecho vascular periférico durante el bloqueo simpático. Esto resulta en una dismi- nución mayor en el retorno venoso al corazón con dismi- nución del gasto cardiaco y presión sanguínea. El tama- ño del útero también contribuye a esta disminución del gasto cardiaco porque impide el retorno venoso desde las extremidades inferiores al comprimir la vena cava infe- rior, en especial durante la posición supina. En el cuadro 37–2 se exponen las cuatro hipótesis que han sido propuestas para explicar esto último. 1. Reducción del espacio subaracnoideo en relación con el volumen de líquido cerebroespinal (LCE). La compresión de la vena cava inferior durante el embarazo causa ingurgitación venosa extradural.17 Los anestésicos locales inyectados en este espacio reducido pueden difundir a niveles más altos que en pacientes no embarazadas. Barclay,18 investigó los efectos de la compresión de la vena cava infe- rior sobre la anestesia espinal en tres grupos de pacientes: pacientes obstétricas para cesárea, pacientes ginecológicas (controles) y pacientes en las que aplicaron compresión abdominal justo antes de la aplicación de anestesia espinal. Las pacientes obstétricas y las de compresión abdomi- nal tuvieron una elevación similar en el nivel de bloqueo comparadas con el grupo control en el que fue un nivel inferior. La reducción del espacio es quizás la mejor explicación de estos resultados. Las presiones del líquido cefalorraquídeo en pacientes sin y con trabajo de parto están dentro de un rango normal; un incremento de la presión de la vena cava inferior por compresión uterina causa sólo una elevación transitoria en la presión del líquido cefa- lorraquídeo.19 Assali y Protowski,20 estudiaron la respuesta cardiovascular al bloqueo simpático du- rante el embarazo, encontrando una reducción del espacio subaracnoideo comparada con las pacientes posparto. 2. Desplazamiento cefálico de anestésicos locales. Un incremento en el volumen venoso epidural después de la inyección subaracnoidea de anestésicos loca- les, puede desplazar los anestésicos locales a niveles segmentarios más altos. El desplazamiento cefálico del líquido cerebroespinal ha sido observado durante diagnóstico mielográfico, cuando se apli- can marcadores y se ejerce compresión abdomi- nal.21 Russell,22 aplicó bupivacaína simple 0.5% en anestesia espinal para cesárea y encontró que la difusión del bloqueo con la paciente en posición lateral fue similar que en pacientes no embaraza- das; además hubo una marcada extensión cefálica del bloqueo cuando las pacientes regresaban de la posición lateral a supina, lo que demuestra que los cambios en la posición también pueden afectar la altura del bloqueo. 3. Cambios en la composición del líquido cefalorra- quídeo (LCR). El contenido de proteínas del LCR no cambia durante el embarazo,23 así que la fija- ción reducida de los anestésicos locales no es pro- bablemente una explicación a la reducción en las dosis requeridas. Los cambios hormonales durante el embarazo han sido propuestos como causantes de alteraciones farmacodinámicas, que disminuyen la dosis requerida de anestésicos locales. 4. La sensibilidad de las fibras nerviosas a los anesté- sicos locales está alterada durante el embarazo. Usando el nervio vago de conejas embarazadas y no embarazadas, Datta,24 demostró que la sensibilidad de las fibras A y C para anestésicos locales estaba incrementada y el inicio de bloqueo durante el embarazo es más rápido. La susceptibilidad a la lidocaína de los nervios periféricos en el ser huma- no está incrementada durante el embarazo.25 FACTORES QUE PREDISPONEN A LA HIPOTENSIÓN ARTERIAL Si pudiéramos saber qué pacientes van a desarrollar hipotensión arterial importante después de la aplicación del bloqueo peridural o espinal y tratarlos sería ideal.26 Debido a que la hipotensión durante el bloqueo neuroa- xial resulta al inicio de una disminución en la resistencia vascular sistémica debido al bloqueo de las fibras simpá- ticas preganglionares y un incremento en la regulación simpática durante el embarazo, es más probable que© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Hipotensión arterial como complicación en. . . • 363 Cuadro 37�2. Factores adicionales que pueden acentuar la respuesta a desnervación simpática 1. Reducción del espacio subaracnoideo en relación con el volumen del líquido 2. Desplazamiento cefálico de los anestésicos locales 3. Cambios en la composición del líquido cefalorraquídeo 4. Sensibilidad alterada de las fibras nerviosas durante el embarazo desarrollen hipotensión arterial,27 por lo que algunos autores recomiendan el uso profiláctico con vasopresores o coloides para reducir la incidencia de hipotensión en aquellos pacientes que tienen unagran probabilidad de desarrollar disminución importante de la presión arterial con base en las mediciones en la variabilidad de la fre- cuencia cardiaca. Algunos autores han intentado hacer esto tratando de medir la actividad del sistema nervioso autónomo en mujeres embarazadas antes de aplicarles anestesia espinal para operación cesárea, estudiando las variaciones de la frecuencia cardiaca. La monitorización de las variaciones del la frecuencia cardiaca puede ser una guía para prevenir la hipotensión debido a bloqueo subaracnoideo, este método nuevo puede resultar de ayuda para el empleo de tratamiento profiláctico para evitar este efecto adverso.28 FACTORES ASOCIADOS CON HIPOTENSIÓN Y BRADICARDIA La disminución en el retorno venoso y el bloqueo de las fibras simpáticas T1-T4 pueden causar bradicardia. Es más probable que ocurran hipotensión arterial y bradi- cardia a mayor extensión de bloqueo, por lo tanto los fac- tores conocidos que afectan la difusión29 pueden ser pre- dictivos de hipotensión y bradicardia. Los factores que afectan la difusión son: Volumen de la solución. Selección del espacio intervertebral. Rapidez de la inyección. Posición del paciente. Densidad del agente anestésico. Algunos autores han reportado que la administración intravascular de líquidos30 y vasopresores31 previene la hipotensión y han obtenido buenos resultados con la infusión rápida de solución de Ringer Lactado y fenilefri- na en infusión a dosis de 100 µg/min. La influencia del fentanil epidural32 y la adrenalina33 sobre la presión arte- rial es controversial. La administración de fentanil 50 a 100 µg agregado a los anestésicos locales administrados vía epidural mejora la analgesia en las parturientas en trabajo de parto y durante la operación cesárea.34 COMPRESIÓN AORTOCAVA E HIPOTENSIÓN ARTERIAL En la mujer con embarazo de término, en posición supi- na, el útero aumentado de volumen comprime la vena cava inferior y obstruye parcialmente la aorta abdominal. Como resultado, disminuyen el retorno venoso al cora- zón y el flujo sanguíneo arterial para los órganos pélvicos y las extremidades inferiores. Las manifestaciones clínicas de compresión aortoca- va varían de manera individua ya que hay diferencias en el grado de obstrucción así como de compensación. La mayoría de las mujeres embarazadas son capaces de compensar una leve disminución del retorno venoso debido a una compresión moderada de la vena cava infe- rior, incrementando las resistencias periféricas o la fre- cuencia cardiaca. Sólo cuando los mecanismos compen- satorios son inefectivos disminuye el gasto cardiaco y se presenta hipotensión supina. Esto por lo general se diag- nóstica por disminución en la presión arterial braquial o de la amplitud en el pulso digital. En contraste no hay compensación para la disminución en la perfusión pla- centaria secundaria a una obstrucción de la aorta abdo- minal, a menos que se desarrolle una anastomosis ovári- ca uterina alrededor del sitio de compresión.37 La obstrucción de la aorta abdominal es clínicamen- te detectable por la disminución en la presión arterial femoral. La compresión aortocava y sus secuelas pueden ser evitadas desviando el útero fuera de los grandes vasos, mediante el desplazamiento del útero a la izquierda38 o la elevación de la articulación de la cadera derecha cerca de 15 grados colocándola sobre una cuña.39 EFECTOS SOBRE EL FLUJO SANGUÍNEO UTEROPLACENTARIO En la década pasada aparecieron los primeros estudios de medición de flujo sanguíneo uterino por medio de la velocimetría Doppler. Con el objeto de detectar cambios en el flujo uteroplacentario se hicieron mediciones de impedancia, registrando la onda de velocidad de flujo y el grado de pulsatilidad uterina, los que se relacionan de forma estrecha con cambios de resistencia al flujo san- guíneo arterial. Se han usado varios índices para hacer estas medicio- nes, pero todos relacionan de manera esencial la veloci- dad sistólica a la diastólica. La caída en la impedancia marca un índice Doppler incrementado que representa una reducción en la velocidad del flujo diastólico refleja- da en amplitud aumentada en la onda de pulso uterino, debido a resistencia aumentada al flujo uteroplacentario, lo que puede resultar en deterioro del producto. Los vasopresores en anestesia obstétrica deben ser administrados de manera racional, teniendo en mente el objetivo de normalizar la presión arterial materna afec- tando lo menos posible el flujo sanguíneo úteroplacenta- rio para proteger el bienestar del producto; muchos de éstos, en especial los agonistas α-adrenérgicos como la metoxamina, fenilefrina, norepinefrina y dopamina pue- den producir vasoconstricción uterina disminuyendo el flujo sanguíneo úteroplacentario; algunos de estos son aplicados a dosis bajas para tratamiento en seres huma- nos con embarazo a término.40 La hipotensión arterial aguda se asocia con incre- mento en la resistencia al flujo úteroplacentario la cual persiste por algunos minutos aún después de normalizar- se la presión arterial. Las pacientes que requieren del uso de vasopresores muestran gradiente incrementado del pH en sangre a nivel placentario comparado con pacien- tes que nunca presentaron hipotensión arterial. Con la 364 • Anestesia obstétrica (Capítulo 37) metoxamina endovenosa, 2 mg, los incrementos de la resistencia al flujo úteroplacentario se presentaron en periodos cortos, no más de 2 minutos,41 no existió dife- rencia al compararse con efedrina 12 mg, en los paráme- tros circulatorios úteroplacentarios o en el bienestar de los recién nacidos, en este estudio realizado con medi- ción Doppler del flujo úteroplacentario. La anestesia epidural administrada durante el traba- jo de parto aparentemente no tiene influencia en la rela- ción Doppler úteroplacentaria o umbilical,42 el efecto en la operación cesárea es menos claro. Estudios de induc- ción lenta de bloqueo peridural donde la presión arterial ha permanecido estable, no han demostrado cambios en la relación Doppler úteroplacentaria o una disminución de ésta; de manera similar la circulación umbilical per- manece sin cambios. Ningún efecto sobre la circulación úteroplacentaria está asociado con hipotensión arterial debido a bloqueo peridural per se. Es posible que estos cambios se asocien con mecanismos secundarios de de- fensa a la aparición de hipotensión secundaria a bloqueo peridural alto. Estudios en animales del uso de vasopresores han demostrado resultados contradictorios. La metoxamina reduce el flujo sanguíneo úteroplacentario un 60%, mientras la efedrina no tiene efecto sobre éste cuando es usada para incrementar la presión sanguínea. Philip- son,43 reportó que durante la anestesia regional sin pre- carga hídrica la fenilefrina restauró la presión arterial materna sin restaurar el flujo úteroplacentario. El meta- raminol (agonista α-adrenérgico) y la efedrina corri- gieron la presión arterial materna y mejoraron el flujo úteroplacentario, encontrando que cuando ocurre un episodio de hipotensión arterial la resistencia úteropla- centaria al parecer no regresa a la normalidad de manera inmediata aún después de la corrección de la presión sanguínea, observando además durante el parto un gra- diente incrementado de pH. Sin embargo, la elección del vasopresor es de consideración menor comparada con la abolición de la hipotensión. La efedrina causa incremento en la frecuencia car- diaca materna y un efecto menos acentuado en la fre- cuencia cardiaca fetal, mientras la metoxamina causa una disminución significativa en la frecuencia cardiaca materna y fetal. La efedrina atraviesa la barrera placenta- ria, pero no tiene efecto sobre la circulación uteroplacen- taria o umbilical. CUADRO CLÍNICO Cambios hemodinámicos se producen a causa del inicio rápido del bloqueo directo de la actividad vasomotora simpática, estos se suman a la compresión de la vena cava inferior por el útero grávido cuando la paciente se encuentra en posición supina. La hipotensión materna es más común en mujeres queno se encuentran en trabajo de parto y que se les administra bloqueo peridural o espi- nal para cesárea electiva, debido probablemente a un estado menos adecuado de hidratación. En la hipotensión arterial debido a anestesia regional que se presenta durante el periodo de latencia anestési- co, la paciente puede presentar frecuencia cardiaca nor- mal o lenta, seguida de sensación de incomodidad; los síntomas siguientes guardan relación con la hipoxia tisu- lar resultante del descenso en la tensión arterial. Los pri- meros son de estimulación del sistema nervioso central con angustia, inquietud, cefalalgia y dolor de hombros, efectos que pueden acompañarse de náusea y vómito.44 Los síntomas posteriores son: depresión con somnolen- cia, desorientación, pérdida de la conciencia y coma que puede terminar en la muerte si no se corrige la hipoten- sión arterial. La náusea y el vómito son complicaciones comunes y se han atribuido a factores psicógenos, así como a hipo- tensión no corregida con disminución del flujo sanguíneo cerebral o también a la tracción visceral durante la cesá- rea, suplementación narcótica y nivel sensitivo inadecua- do. Los temblores y escalofrío más que una complicación importante representan una sensación desagradable para la paciente, pueden deberse al anestésico per se, a la epi- nefrina adicionada a la solución o a la vasodilatación que produce excesiva pérdida de calor por la piel en el terri- torio afectado por el bloqueo. TRATAMIENTO Los agentes simpaticomiméticos (excepto el isoprotere- nol) están indicados para corregir la hipotensión arterial, que no responde al adecuado reemplazo de volumen de liquido. El uso profiláctico de vasopresores45 ha sido recomendado durante la operación cesárea; sin embargo, nosotros preferimos una precarga limitada de líquidos, 500 a 1 000 mL de solución Ringer lactado, desplaza- miento uterino a la izquierda, vendaje de miembros infe- riores y ligera posición de Trendelenburg, recurriendo al uso de un vasopresor sólo en pacientes que no mantie- nen su presión arterial a pesar de estas medidas. La indi- cación para el uso de vasopresores es una reducción de presión arterial de 20% de las cifras basales o una tensión arterial sistólica menor de 90 mm Hg. La hipotensión materna secundaria a anestesia regio- nal (peridural o espinal) es un problema que, de no uti- lizarse medidas preventivas, su incidencia puede elevarse a un alto porcentaje. Varios métodos han sido usados en el tratamiento y prevención de esta complicación. La administración previa de líquidos intravenosos ha de- mostrado ser un factor importante para disminuir la in- cidencia, severidad o ambos de hipotensión, además contribuye a mejorar el flujo sanguíneo uterino. Las solu- ciones cristaloides son las de uso preferencial, la adminis- tración de solución de Ringer lactado a razón de 15 mL/kg de peso, 20 min antes de iniciar el bloqueo, acom- pañada de vendaje elástico de miembros inferiores ha demostrado reducir significativamente la ocurrencia de hipotensión durante la anestesia epidural para cesárea, lo que reduce por sí mismo el uso de vasopresores. Ni los coloides ni los cristaloides están libres de pro- blemas. Los coloides se asocian a problemas alérgicos y© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Hipotensión arterial como complicación en. . . • 365 de coagulación. Mathru,46 investigó el efecto de la hidra- tación previa con albúmina 5% en hipotensión arterial por bloqueo subaracnoideo. La presión sanguínea no sufrió cambios importantes con el bloqueo; sin embargo, el costo de la solución de albúmina y el riesgo posible de sobrecarga en pacientes con reserva cardiovascular no reconocida son desventajas de este método. Los cristaloides comparados con los coloides requie- ren un volumen del doble al triple de éstos para alcanzar una expansión similar al volumen plasmático. También se ha publicado que su administración produce incre- mento de agua pulmonar en algunas pacientes durante el puerperio,47 lo que hace a estas pacientes más suscepti- bles a las cargas de líquidos particularmente aunados a otros factores precipitantes de sobrecarga pulmonar como el uso de ergonovina, ya que ésta puede ocasionar vasoconstricción generalizada y aumento del volumen de líquido circulante con incremento en la resistencia vas- cular sistémica, o el exceso de cristaloides puede dar lugar a edema pulmonar y periférico, y su efecto sobre el volumen plasmático es breve y limitado. USO DE VASOPRESORES EN ANESTESIA OBSTÉTRICA La terapia con vasopresores para el tratamiento de la hipotensión arterial secundaria a bloqueo peridural o espinal es requerida frecuentemente para alcanzar una rápida normalización de las cifras tensionales basales. El de mayor uso en obstetricia es la efedrina, aunque otros vasopresores son igualmente efectivos para restaurar la presión arterial materna; la mayoría no son empleados porque pueden producir vasoconstricción y disminución del flujo sanguíneo uterino; esta es una respuesta eviden- te de los agonistas α-2 adrenérgicos. La metoxamina, fenilefrina, norepinefrina y dopami- na pueden acentuar la hipoperfusión uterina secundaria a hipotensión (aún cuando restauran la presión arterial materna) asociándose con acidosis fetal. Clark48 usó una infusión intravenosa de dopamina, pero produjo hiper- tensión reactiva en 25% de sus pacientes, la tensión umbilical de O2 se redujo comparada con un grupo de pacientes tratados con efedrina en bolos. Shnider49 recomienda el uso intravenoso de efedrina 5 a 20 mg. Gutsche,50 sugiere que la efedrina se adminis- tre por vía IM antes de la inducción de la anestesia (50 mg); la desventaja de esta vía de administración es la absorción impredecible y la dificultad para conocer el pico del efecto vasopresor, además se han reportado casos de hipertensión posoperatoria con esta medida. Otros autores recomiendan el uso de efedrina en infu- sión (50 mg en 500 mL de solución de Ringer lactado) a razón de 50 mL/min, ajustando la dosis después de 2 min iniciales para mantener la presión sistólica sanguínea lo más cercano a la basal, descontinuando la infusión al conseguirla estabilización de la presión arterial. Este últi- mo parece ser un método alternativo muy adecuado para mantener la presión arterial en cifras normales. La efedrina es el fármaco más usado; el uso de ago- nistas alfa puros como la metoxamina para tratar la hipo- tensión por anestesia epidural, es evitado ya que produ- ce reducción del flujo sanguíneo útero placentario en animales; sin embargo, puede ser de utilidad (a dosis bajas, 0.5 mg) si existe alguna contraindicación para el uso de efedrina en el tratamiento de hipotensión secun- daria a bloqueo espinal, porque no produce acidosis fetal y por su carencia de acción cronotrópica puede ser usada en pacientes embarazadas con enfermedad cardiaca pre- existente. En otras publicaciones se sugiere su adminis- tración después de la anestesia espinal, ya que en ésta la hipotensión espinal ocurre más rápido y puede ser más severa. Sin embargo, la elección del vasopresor es de con- sideración menor en comparación con la abolición de la hipotensión severa que pone en riesgo la vida de la ma- dre y el bienestar del producto. Otros autores,51 mantienen la presión sanguínea de sus pacientes usando una infusión de 100 µg/min de fenilefrina e hidratación rápida con coloides, obteniendo mejores resultados con disminución mínima de la pre- sión arterial y de la frecuencia cardiaca, con una taza de infusión de líquidos menor. TRATAMIENTO TRANSOPERATORIO Las maniobras útiles para evitar la hipotensión arterial por compresión aortocava acentuada por la administra- ción de la analgesia epidural o espinal son: 1. Mesa operatoria en ligera posición de Trende- lenburg. 2. Desplazamiento uterino hacia la izquierda. - Mejora el retorno venoso al corazón. - Disminuye la hipotensión arterial. - Impide la compresión de la vena cava, arteria aortay de los vasos iliacos. - Mejora la perfusión úteroplacentaria. Cuando se presenta hipotensión arterial secundaria a bloqueo peridural o espinal, las maniobras transoperato- rias para tratar con prontitud el trastorno cardiovascular son esenciales para disminuir su severidad; estas manio- bras deben efectuarse lo más pronto posible para evitar complicaciones mayores en la madre y el producto deri- vadas de la hipoxia tisular debido a este evento. La mesa de operaciones se coloca con una ligera inclinación en la posición de Trendelenburg, debe con- servarse el desplazamiento uterino hacia la izquierda, ya sea manualmente o colocando una cuña bajo la cadera del lado derecho con una angulación aproximada de 15º para liberar los grandes vasos, porque la hipotensión materna supina secundaria a la compresión aortocava puede causar sufrimiento fetal antes del parto, náusea y vómito maternos secundarias a estimulación del centro del vómito por el déficit de oxigenación central. Estos síntomas mejoran generalmente al corregirse la hipoten- sión arterial y aumentar la oxigenación. En los casos de hipotensión más rebelde podemos administrar atropina a 366 • Anestesia obstétrica (Capítulo 37) 10 µg/kg, ésta puede ser de utilidad por su efecto vago- lítico. La metoclopramida, como antiemético, también puede ser administrada con buenos resultados. Si se desarrolla hipotensión materna debe tratarse inmediata- mente con efedrina intravenosa en bolos de 5 hasta 20 mg, repetida según sea necesario. Los dispositivos de vigilancia deben incluir registros electrocardiográficos continuos, toma de presión arterial no invasiva, oximetría de pulso y registro de temperatu- ra; debe administrarse oxígeno suplementario a través de una sonda nasal o mascarilla facial de material plástico claro para incrementar la PO2 materna y fetal. Es importante evitar la hipotensión si la madre es diabética, porque ésta causa una acidemia más severa en el neonato. CONDICIONES DEL PRODUCTO El principal efecto adverso sobre el feto causado por la hipotensión arterial materna prolongada, es secundario a disminución del flujo sanguíneo arterial uterino, y consis- te en un patrón de frecuencia cardiaca anormal y acido- sis fetal significativa. El feto no sufre daño si la hipoten- sión es tratada rápida y efectivamente. Corke,52 demos- tró que la hipotensión arterial de corta duración (menor de 2 min) causó acidemia fetal mínima, y otras medicio- nes de salud fetal no fueron afectadas. El flujo sanguíneo placentario se conserva si la hipotensión es evitada.53 La asociación entre ictericia neonatal y anestesia epi- dural ha sido publicada. La bupivacaína se une a la mem- brana de las células rojas y puede incrementar la hemó- lisis. Se ha reportado que la producción de bilirrubina neonatal no se incrementa después de anestesia epidural con bupivacaína. Es bien sabido que los anestésicos loca- les atraviesan la placenta con facilidad, por lo tanto, son capaces de producir efectos tóxicos directamente sobre el producto. En este aspecto hay que tomar en cuenta dos factores que desempeñan un papel importante: en primer lugar los anestésicos con radical éster son mejor tolerados que los que poseen radical amida, porque el hígado fetal inmaduro metaboliza con dificultad a estos últimos. Los del tipo éster resultan bien hidrolizados por las seudocolinesterasas plasmáticas fetales. La mortalidad materna asociada con la anestesia regional peridural o espinal es debida principalmente a la falta de una vigilancia estrecha de los parámetros vitales maternos antes y después de instalar el bloqueo, con corrección inmediata de la hipotensión arterial secunda- ria antes de que se vuelva irreversible. Por lo tanto, el anestesiólogo no puede ni debe distraer su atención de la paciente desde que inicia de la anestesia hasta el térmi- no de la misma. © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Hipotensión arterial como complicación en. . . • 367 REFERENCIAS 1. Rynd F: Neuralgia-Introduction of fluid to the nerve. Dublin Medical press 13(167);1845. 2. Koller C: On the use of cocaine for producing anaesthesia on the eye. Lancet, 1884;2:990. 3. Corning JL: Spinal anaesthesia and local maedication of the cord. NY Med. J. 1885;42:483. 4. Reynolds DV: Surgery in the rat during electrical analgesia induced by focal brain stimulation. Sciense, 1969;164:444- 445. 5. Quinke H : Die Lumbarpunction des Hydrocephalus, Ber Klin Wochenschr 1891;28:929. 6. Gray HT, Parsons L: Blood Pressur Variations associated with Lumbar Puncture and the induction of spinal anest- hesia. Q J Med 1912;5:339. 7. 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