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813 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. INTRODUCCIÓN El cáncer durante la gestación se presenta entre 0.02 y 0.1% de todos los embarazos,1 esto es en alrededor de 1 de cada 1 000 embarazos. Los tumores que más se aso- cian con el embarazo incluyen carcinomas de cérvix, de mama, melanoma maligno y linfomas,2 aunque hay información limitada que sitúa al de tiroides en segundo lugar. La placenta puede ser afectada por metástasis de todos los cánceres, no así el feto que está protegido por la barrera placentaria; sin embargo las metástasis del melanoma y los tumores hematológicos pueden pasar esta barrera y afectar al feto.3,4 La edad mayor de 40 años es el principal factor de riesgo para desarrollar un cáncer durante el embarazo. Las mujeres afectadas y sus bebes tienen una alta proba- bilidad de sufrir hospitalizaciones complicadas, además de que se incrementa el riesgo de trabajo de parto pre- maturo y bajo peso al nacer.5 El tratamiento consiste en lo fundamental en cirugía, radioterapia (RT) y quimiote- rapia (QT); solas o combinadas, estos procedimientos tienen riesgos significativos para el feto, en especial cuan- do éste es expuesto en el primer trimestre. El riesgo aso- ciado con la cirugía depende de la edad gestacional, tipo de cáncer, etapa clínica y tipo de procedimiento quirúr- gico. La quimioterapia durante el primer trimestre puede causar malformaciones fetales, parto prematuro y retra- sar el crecimiento fetal en casi el 25% de los casos; sin embargo, la quimioterapia durante el segundo y tercer trimestre por lo general tiene un resultado favorable a largo plazo.6 El efecto de la radioterapia sobre el feto está relacionado a la dosis fetal absorbida, tipo de radiación, y edad gestacional durante la exposición. Los riesgos incluyen muerte del embrión, malformaciones, retardo en el crecimiento, retardo mental, carcinogénesis y efec- tos hereditarios.7 La asociación de cáncer y embarazo establece un conflicto entre la terapia óptima materna y el bienestar fetal. Ante este escenario complejo, la paciente, su familia y el equipo multidisciplinario de salud deben tomar las decisiones más adecuadas.8,9 Para el anestesiólogo es importante reconocer las interaccio- nes que se generan por la asociación cáncer-anestesia en general y cáncer-embarazo-anestesia en particular,10,11,12 motivo por el que se revisarán en este capítulo las impli- caciones anestésicas de los tumores y su tratamiento, des- pués de hacer un breve repaso de los principales cánce- res en este periodo. TUMORES MÁS FRECUENTES EN EL EMBARAZO CÁNCER DE CÉRVIX UTERINO Es el tumor maligno diagnosticado con mayor frecuencia durante este periodo. Su incidencia puede variar de 0.01 a 0.1 %.13 Entre 1 y 3% de las pacientes con cáncer cer- vical invasivo están embarazadas al hacerse su diagnósti- co.14,15 La gravidez ofrece una gran oportunidad para el diagnóstico oportuno, ya que la inspección visual, el exa- men citológico del ecto y endocérvix y la palpación bimanual son considerados parte rutinaria de la vigilan- cia prenatal. La evaluación del cérvix mediante la prue- ba de Papanicolaou y la biopsia de las lesiones sospecho- sas es obligatoria en las pacientes embarazadas. En la paciente con una prueba de Papanicolaou anormal y un cérvix normal en el examen rutinario, se debe efectuar una colposcopia. La conización está indicada en aquellos casos donde la colposcopia no es satisfactoria y la citolo- gía es en alto grado sugestiva de cáncer invasivo. La coni- zación durante el embarazo deberá considerarse diagnós- tica y no terapéutica debido al alto grado de márgenes positivos y de enfermedad residual.16 Algunas complica- ciones de este procedimiento son sangrado, aborto es- pontáneo, infección y parto prematuro. La hemorragia y el aborto ocurren en una minoría de pacientes y los índi- ces de muerte perinatal varían de 3 a 6 %.17 Capítulo Implicaciones anestésicas en la paciente embarazada con cáncer Este cáncer se estadifica mediante los sistemas de clasificación de la International Federation of Gynecology and Obstetrics (sus siglas en inglés FIGO) y de la National Comprehensive Cancer Network (sus siglas en inglés NCCN).18 El tratamiento depende de la etapa clí- nica. La etapa I o carcinoma in situ permite que el trata- miento se postergue hasta la maduración fetal. Si la inva- sión tumoral es menor de 3 mm y no hay compromiso linfovascular, la paciente puede vigilarse hasta el término del embarazo y tener un parto vaginal. Si la invasión es de 3 a 5 mm y hay compromiso linfovascular, el embara- zo puede vigilarse hasta su término, y efectuarse una cesárea seguida de histerectomía radical, y linfadenecto- mía pélvica. Si la invasión es mayor de 5 mm el tumor debe ser tratado como un carcinoma cervical invasor, considerando siempre la edad gestacional y la decisión de los padres. Para las etapas Ib, II, III y IV la radioterapia es el tratamiento de elección. Si el feto es viable, se reco- mienda la cesárea.19-21 La etapa clínica del tumor es el factor pronóstico más importante durante el embarazo. La supervivencia global es de una forma ligera mejor porque una proporción mayor de este grupo tiene enfer- medad en etapa I. Para pacientes con enfermedad avan- zada, hay evidencia de que el embarazo empeora el pro- nóstico.19,22 El diagnóstico de cáncer en el periodo pos- parto está asociado con una etapa clínica más avanzada y con menor supervivencia.23 CÁNCER DE MAMA Su incidencia es de 1:3 000 a 1:10 000 embarazos,24,25 por lo que se aproxima en frecuencia al cervicouterino.26 Se define como cáncer de mama asociado al embarazo (CMAE) cuando se diagnostica durante este periodo y hasta 1 año después del parto.27 La edad promedio de presentación es entre 32 y 38 años.28 La gravidez puede influenciar su comportamiento biológico. Tanto en el cáncer de mama asociado al embarazo como en el que no está asociado al estado gestacional, la medición de receptores estrogénicos y progestacionales determina la terapia antiestrogénica. Esta medición es esencial para el tratamiento exitoso.29 Se ha reportado que menos de 25% de los cánceres de mama en la mujer embarazada son positivos para receptores estrogénicos.30,31 En las mujeres con cáncer de mama asociado al embarazo es común el retardo entre el descubrimiento de una masa tumoral y la realización de una biopsia, transcurriendo un promedio de hasta 5 a siete meses para establecer el diagnóstico. Aunque 70 a 80% de las masas detectadas durante el embarazo son benignas, no se justifica poster- gar la realización de la biopsia,30,32 ya que el retraso en el diagnóstico de cáncer contribuye a la presencia de una enfermedad más avanzada en este grupo de mujeres. La mastografía de pesquisa no es realizada de forma rutinaria en la mujer embarazada,33 pero en caso de que exista indicación debe efectuarse utilizando protección abdominal para disminuir el riesgo de radiación al feto. El ultrasonido ayuda a diferenciar lesiones quísticas de masas sólidas.32 Si los estudios de imagen son negativos, la masa palpable debe ser sometida a biopsia por aspira- ción con aguja fina o por tru-cut, y si es necesario a biop- sia abierta. Las mujeres con cáncer de mama asociado al embarazo deberán ser tratadas de acuerdo a las recomen- daciones establecidas para pacientes no embarazadas, con algunas modificaciones para proteger al feto. El aborto por lo general no se recomienda. La mastectomía radical modificada es el tratamiento de elección durante el primer trimestre.27,30 Está indicada la linfadenectomía axilar de los niveles I y II; sin embargo, su utilidad en pacientes sin ganglios metastásicos es controversial. El mapeo linfático y biopsia de ganglio centinela (MLBGC) es un concepto actual, cada vez más conoci- do y utilizado, que permite seleccionar a las candidatas a disección ganglionar y reconoce a aquellas en las cuales no tiene beneficio. No hay suficiente información en la literatura médica que contraindiqueel MLBGC durante el embarazo, pero la recomendación de su uso es contro- versia.25,34 La quimioterapia neoadyuvante o adyuvante puede ofrecerse con riesgo mínimo para el feto durante el segundo y tercer trimestres. La radioterapia está con- traindicada durante el embarazo por el gran potencial de lesiones al feto. El tratamiento con conservación de la mama y radioterapia después del parto o después de qui- mioterapia neoadyuvante, es una opción para mujeres con cáncer de mama asociado al embarazo diagnosticado casi al término de éste. Una vez que se ha decidido la modalidad del tratamiento, el embarazo no debe ser causa de retraso en su administración, ya que la mayoría de la literatura muestra que las mujeres con cáncer de mama asociado al embarazo tienen la misma superviven- cia, etapa por etapa, que las mujeres no embarazadas con cáncer de mama.30 MELANOMA MALIGNO Su incidencia durante el embarazo es de 0.14 a 2.8 casos por 1 000 nacimientos35 y representa 8% de los cánceres diagnosticados en este periodo.36 A pesar de la larga con- troversia sobre el pronóstico del embarazo asociado a esta entidad, hay fuerte evidencia de que el curso clínico de la mujer embarazada con melanoma es similar al de la mujer no embarazada.37 Los cambios en el tamaño, color y forma de cualquier lesión pigmentada son sugestivos de malignidad y necesitan investigarse. Dos tercios de melanomas ocurren en nevos preexistentes. Si bien es cierto que la mayoría de mujeres presentan algún grado de hiperpigmentación durante el embarazo,38 también se ha sugerido que esta situación puede llevar a un retraso en el diagnóstico de la enfermedad.39 Un número cre- ciente de reportes sugieren cambios mínimos en el tama- ño de las lesiones durante el embarazo.40,41 La biopsia escisional es el procedimiento recomen- dado para cualquier lesión sospechosa. Aunque el trata- miento estándar para el melanoma maligno es la excisión amplia con linfadenectomía centinela para lesiones mayores de 1 mm de espesor, el papel del mapeo linfáti- co y biopsia de ganglio centinela en el embarazo asocia- do a melanoma no ha sido evaluado. Los dos métodos 814 • Anestesia obstétrica (Capítulo 72) © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Implicaciones anestésicas en la. . . • 815 para la localización de ganglio centinela son el uso del isótopo radioactivo 99mTc y de azul (isosulfano o paten- te). Se ha sugerido que con el método de localización del tecnecio-99m, la exposición fetal a la radiación tendría que ser muy baja.42 Algunos investigadores mencionan que la mujer embarazada no debería ser excluida de la participación en estudios clínicos de MLBGC.43 El azul se relaciona en 1.5% de los casos con reacciones alérgi- cas,44 y hasta el momento no hay estudios que examinen su seguridad en mujeres embarazadas, razón por la que en la actualidad no se recomienda su uso en ellas. El tratamiento consiste en una excisión local amplia de la lesión primaria durante el embarazo y posterior al parto el mapeo linfático y biopsia de ganglio centinela. De manera alternativa, se puede ofrecer una linfadenec- tomía electiva. Las pacientes embarazadas con lesiones primarias tempranas y una excisión quirúrgica adecuada tienen un buen pronóstico. En una serie que evaluó 100 casos de embarazo asociado a melanoma maligno se encontró una mayor incidencia de afectación ganglionar, comparada con los controles, sin embargo la mortalidad global no fue diferente a nivel estadístico.45 LINFOMA HODGKIN La incidencia de enfermedad de Hodgkin (EH) varía de 1 en 1 000 a 1 en 6 000 embarazos.46 La rareza de esta asociación ha causado que las pautas para la evaluación y tratamiento de la enfermedad de Hodgkin en este periodo no estén bien establecidas. Se recomienda una estadificación inicial limitada, debido a que los estudios tomográficos e isotópicos no están recomendados duran- te el embarazo y a que la tendencia actual es administrar quimioterapia de inicio, incluso en etapas tempranas (etapa I, II) de esta enfermedad. Este proceso debe incluir historia clínica, exploración física, pruebas de laboratorio de rutina, biopsias de médula ósea, rayos X de tórax con protección abdominal, ultrasonido abdomi- nal y, a juicio médico, resonancia magnética nuclear (RMN).47 El comportamiento clínico de la enfermedad de Hodgkin durante el embarazo parece ser similar al de la mujer no embarazada, y es poco probable que se pre- sente en una etapa más avanzada, cuando se compara en general con las mujeres en edad reproductiva.48,49 De igual manera, los subtipos histológicos de la enfermedad de Hodgkin en el embarazo no son diferentes en relación con los de las mujeres no embarazadas menores de 40 años.48 Debido a la poca información de que se dispone sobre el tratamiento en este grupo de pacientes, no es posible hacer recomendaciones específicas. En general, se recomienda evitar la quimioterapia durante las prime- ras 12 a 16 sem de embarazo si esto es posible, y pospo- ner la radioterapia hasta después del parto.47,48 Si se con- sidera dar quimioterapia combinada el protocolo reco- mendado es: adriamicina, bleomicina, vinblastina y dacarbazina. El embarazo no afecta la supervivencia de las mujeres con EH.48,49 Los hijos nacidos de mujeres con enfermedad de Hodgkin durante el embarazo no tie- nen mayor riesgo de prematurez o retardo en el creci- miento intrauterino.49 Hay reportes de mujeres embara- zadas afectadas por enfermedad de Hodgkin que lleva- ron su embarazo a término de forma normal y dieron a luz a niños sanos.50 La asociación de enfermedad de Hodgkin con el embarazo no obliga por sí misma a la realización de un aborto terapéutico. Las recomendacio- nes en relación con el aborto deben ser individualizadas y basadas en el daño potencial de los procedimientos de etapificación, quimioterapia o radioterapia al feto.51 La inducción del trabajo de parto debería realizarse cuando el feto sea viable y la cuenta sanguínea no esté afectada por un reciente tratamiento citotóxico. La lactancia está contraindicada durante el tratamiento activo de la enfer- medad de Hodgkin.52 LINFOMA NO HODGKIN El linfoma no Hodgkin (LNH) es el cuarto cáncer más común entre las mujeres embarazadas.53,54 Su incidencia tiene un patrón edad dependiente, con un incremento en su frecuencia a partir de la mediana edad. Se presenta con más frecuencia en mujeres jóvenes. Hay pocos reportes de linfoma no Hodgkin asociado a embarazo, y de los que se dispone son de modo principal casos úni- cos de estudios no controlados.55,56 No obstante lo ante- rior, el promedio de presentación de linfoma no Hodgkin se ha ido incrementando en forma constante en los últi- mos años. A la fecha hay más de 100 casos reportados en la literatura y los resultados sugieren que el tipo histoló- gico agresivo es el más común en el embarazo.47,57 Las manifestaciones clínicas de esta enfermedad son por lo general poco comunes y con frecuencia hay un retardo en el diagnóstico de más de tres meses.58,59 La mayoría de las mujeres embarazadas con linfoma no Hodgkin tie- nen linfoma difuso de células B grandes o linfoma de células T periféricas.60 La presentación histológica, la posible teratogenici- dad de algunos métodos diagnósticos y la necesidad de administrar regímenes de quimioterapia combinada en los linfomas de grado intermedio alto, hacen que el pro- ceso de estadificación sea limitado durante el embarazo, al igual que en la enfermedad de Hodgkin. Se deben incluir historia clínica, examen físico, laboratorio de ruti- na, biopsias de médula ósea, rayos X de tórax con pro- tección abdominal, ultrasonido abdominal y posiblemen- te una IRM.47 Aunque los datos disponibles en la litera- tura médica son limitados, pareciera que la mayoría de las pacientes con histologías agresivas deberían ser trata- das con quimioterapia combinada.47,48,61 Todas las pacientes diagnosticadas con linfoma no Hodgkin duran- te el primer trimestre deberían ser consideradas paraun aborto terapéutico, y ser estadificadas y tratadas de inmediato con la terapia proporcionada a las pacientes no embarazadas.58 La radioterapia local podría ser acep- table en forma inicial sólo para un pequeño número de pacientes con enfermedad inicial.60 Durante el segundo trimestre el tratamiento debería ser con quimioterapia combinada a dosis completas, ya que hay reportes que documentan poco impacto en el parto o en la salud del 816 • Anestesia obstétrica (Capítulo 72) recién nacido.61 En el tercer trimestre la supervivencia que alcanza el feto es aún mayor. Aunque se ha reporta- do que el linfoma de Burkitt y el linfoma linfoblástico tienen un comportamiento agresivo y letal durante el embarazo, existe la controversia de que tal vez este grupo de pacientes no fueron tratadas en forma óptima en relación al conocimiento actual.62 IMPLICACIONES DE LOS TUMORES EN EL MANEJO ANESTÉSICO A continuación se describe el impacto locorregional, a distancia y sistémico que el cáncer puede ocasionar, dando lugar a situaciones clínicas especiales. AFECCIÓN LOCORREGIONAL Obstrucción de la vía aérea La mayor parte de casos de obstrucción de la vía aérea superior comprenden casos avanzados de cánceres de laringe o de hipofaringe, cuello y mediastino. Estos pacientes se presentan con una historia de semanas o meses de disnea progresiva, que se asocia con frecuencia a ronquera y disfagia. La obstrucción se puede dividir en tres grupos de acuerdo al nivel en que ocurre: 1) obstrucción alta, condicionada por lesiones que afectan la laringe y su periferia; 2) obstrucción traqueal media, que puede estar aso- ciada a bocio retroesternal o a cáncer de tiroides; y 3) obstrucción traqueal baja y bronquial, ocasionada por lo regular por masas mediastinales de linfomas, timomas y carcinomas. Obstrucción alta. Los tumores perilaríngeos incluyen lesiones supraglóticas, faríngeas, de la fosa piriforme, epi- glóticas, de las cuerdas vocales y subglóticas, y son de particular preocupación dado que pueden impedir la intubación traqueal. La historia clínica es importante, ya que aquellos pacientes que presentan una respiración con estridor al estar en reposo, pueden cursar con una reducción en el diámetro de la vía aérea de al menos 50%, y quienes tienen síntomas nocturnos de dificultad respiratoria que las lleva con frecuencia a despertar con pánico, pueden tener una obstrucción más severa. Una revisión nasoendoscópica puede ser de utilidad en este grupo para evaluar la luz de la vía aérea, evitan- do rociar anestésico local en la laringe o manipular las cuerdas vocales de las pacientes con estridor severo, por el riesgo de ocasionar obstrucción total. La tomografía axial computarizada (TAC) con contraste, del cuello y tórax con reconstrucción tridimensional de la vía aérea, es de utilidad en la evaluación inicial. Un abordaje ade- cuado para la intubación de pacientes con estridor importante es dividirlos en dos grupos: aquellos en quie- nes la intubación se considera posible, y en los que se considera necesaria una traqueostomía previa al intento de intubación. En el primer grupo también deberá con- tarse con todo lo necesario para una traqueostomía en el escenario de un intento fallido de intubación. Por lo general, los tumores causan compromiso agudo de la vía aérea cuando se exacerban por infección, hemorragia, o secreción excesiva. El apoyo de un otorrinolaringólogo o de un cirujano de cabeza y cuello es de utilidad, ya que la anatomía local de la vía aérea puede estar alterada de manera importante, lo que es en particular cierto si el paciente ha sido tratado previamente con radioterapia. Obstrucción traqueal media. En estos pacientes la causa del estridor se debe a la disminución del calibre de la vía aérea más inferior; en ellos la utilización del bron- coscopio fibroóptico puede ser de utilidad. Salvo en casos de urgencia que pongan en riesgo la vida del paciente, siempre deberá contarse en forma previa con un TAC que documente las condiciones anatómicas de la tráquea y del bronquio principal, la obstrucción causada por el tumor y su relación con la carina. Los tumores más comunes son los cánceres de pulmón, esófago y las masas tiroideas o linfomas que comprimen o infiltran la trá- quea. La obstrucción a este nivel también puede deber- se a edema o fibrosis debido a radioterapia. La intuba- ción endotraqueal en general no es un problema al utili- zar el apoyo fibroóptico o tubos de menor diámetro. La traqueostomía puede ser de utilidad en presencia de obs- trucción por debajo de la membrana cricoides, circuns- tancia en la que la intubación endotraqueal es poco pro- bable que sea exitosa. Obstrucción traqueal baja y bronquial secundaria. Ésta es debida a la presencia de masas mediastinales, y son consideradas en el grupo de mayor riesgo de obstruc- ción de la vía aérea, ya que pueden presentar una obs- trucción respiratoria súbita en cualquier etapa de la anestesia. Esto se ha reportado con más frecuencia des- pués de la administración de un relajante muscular o de la intubación endotraqueal, sin embargo también se ha observado, durante la inducción, después de revertir el bloqueo neuromuscular y de retirar el tubo endotraqueal e incluso en la sala de recuperación.63 Por lo tanto, las masas mediastinales anteriores son un reto para el anes- tesiólogo durante los procedimientos quirúrgicos diag- nósticos o definitivos. Por la naturaleza de su localización anatómica pueden producir tres problemas: compresión del corazón, compresión de los grandes vasos (de mane- ra principal la vena cava superior) y la ya mencionada compresión de la tráquea y bronquio principal. La compresión de la vía aérea puede ser insidiosa cuando es intratorácica y a nivel bronquial. Por esta razón, los pacientes pueden tener compresión y estar asintomáticos, manifestando esta condición durante la inducción anestésica, cuando el control voluntario de esa vía está perdido. El anestesiólogo que no está preparado se enfrentará a esta grave situación de obstrucción total de la vía aérea que podría llevar a la muerte del pacien- te. Las recomendaciones de la literatura médica son esta- blecer un diagnóstico preciso del grado de obstrucción de la vía aérea y no subestimarla. Aunado a la clínica, la TAC permite demostrar la compresión de la traquea y © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Implicaciones anestésicas en la. . . • 817 del bronquio, permitiendo además medir los diámetros de la vía aérea; también determina el nivel preciso y la extensión de la compresión del árbol traqueobronquial. Otros estudios de utilidad son la ecocardiografía (para definir el compromiso de la arteria pulmonar o compresión cardiaca) y la espirometría. La traqueosto- mía con frecuencia es inútil ya que la obstrucción de modo usual es intratorácica y muy cercana o por arriba de la carina. No se recomienda la anestesia general en este grupo de pacientes, sobre todo en aquellos con sín- tomas de obstrucción respiratoria. Algunos autores han dado razones para evitar administrar esta técnica: la capacidad pulmonar se reduce de 500 a 1 500 mL bajo este tipo de anestesia, la relajación del músculo liso bron- quial favorece una mayor compresión de la vía aérea por la masa tumoral, y la pérdida del movimiento diafragmá- tico espontáneo por la parálisis inducida por los relajan- tes musculares que reduce el gradiente de presión trans- pleural normal, lo cual dilata la vía aérea, lo que dismi- nuye el calibre de la vía aérea y favorece el efecto de la compresión extrínseca.64 Cuando es necesario obtener un diagnóstico histológico mediante biopsia se reco- mienda que se efectúe este procedimiento bajo anestesia local. En aquellos pacientes que de manera inevitable requieran anestesia general hay que tener en considera- ción lo siguiente: intubación mediante fibroscopio con paciente despierto, ventilación espontánea durante el procedimiento evitando el uso de relajantes musculares,disponibilidad y habilidad para cambiar la posición del paciente a decúbito lateral, tener disponible un broncos- copio rígido en el caso de necesitar abrir una vía aérea colapsada; algunos pacientes requerirán circulación extracorpórea en caso de obstrucción completa de la cir- culación. Síndrome de vena cava superior Éste es un trastorno causado por la obstrucción parcial o completa de la vena cava superior. Las causas más fre- cuentes son tumores del mediastino superior (responsa- bles de 80% de los casos), tales como adenocarcinoma del pulmón, linfomas, cáncer de tiroides, timomas, carci- noma de células sinoviales, angiosarcomas y metástasis de cáncer de mama. Los síntomas y signos incluyen edema facial y del cuello, dolor de cabeza, vértigo, distur- bios visuales, estupor y sincope relacionado con la obs- trucción progresiva del drenaje venoso de la cabeza, cue- llo y de las extremidades superiores. La flexión excesiva o al acostarse acentúan los síntomas, por lo cual se reco- mienda permanecer sentado. La severidad de los sínto- mas depende del grado y duración de la obstrucción y del desarrollo de la circulación venosa colateral. La dila- tación venosa de la pared torácica anterior y el rubor facial pueden progresar a edema y cianosis facial y de los brazos. El edema cerebral y laríngeo da como resultado deterioro del estado mental e insuficiencia respiratoria. El diagnóstico es sugerido de manera usual por la historia clínica y el examen físico. El ultrasonido Doppler puede ser de utilidad, pero la TAC o una resonancia magnética nuclear proporcionan información anatómica más específica, además de evaluar la etiología del proble- ma. La venocavografía contrastada se reserva para casos en los cuales se anticipa el tratamiento quirúrgico o endoscópico. El tratamiento lo determina la causa de la enfermedad y la severidad de los síntomas. A menos que se planee una resección tumoral concomitante, el síndro- me de vena cava superior (SVCS) debido a enfermedad maligna se trata de modo principal mediante la cateteri- zación endovascular. La quimioterapia o la radioterapia externa pueden también lograr mejoría sintomática en los pacientes con cáncer.65 Los problemas anestésicos se relacionan con la obstrucción de vía aérea, alteraciones en la coagulación por el manejo anticoagulante concomi- tante y la hemorragia intraoperatoria asociada al aborda- je esternal medio. En la población obstétrica, la utiliza- ción de anestesia regional es una alternativa valiosa, ya que evita los efectos de una ventilación con presión posi- tiva y una intubación traqueal en potencia difícil, permi- tiendo la realización de una cesárea y con posterioridad administrar el tratamiento oncológico específico.66 Cáncer pulmonar Existen neoplasias malignas primarias como secundarias. Son cuatro los tipos histológicos de carcinoma broncogé- nico que se presentan en más de 90% de los casos de cán- cer pulmonar primario: carcinoma de células escamosas (25 a 35 %), adenocarcinoma (35 a 40%), carcinoma de células grandes (5 a 10%), y carcinoma de células peque- ñas (15 a 20%).Los cánceres secundarios representan las metástasis de neoplasias malignas extrapulmonares que se diseminan a los pulmones a través de canales vascula- res o linfáticos o por extensión directa. Casi cualquier cáncer puede metastatizarlos. En pacientes que murie- ron por diversos cánceres, estas metástasis se encuentran en 20 a 55% de los casos y en su mayoría son intraparen- quimatosas. Las metástasis endobronquiales se presentan en menos de 5% de los pacientes que mueren por cáncer no pulmonar, de manera principal renal, de mama, colon, cérvix y melanoma maligno. Durante el embarazo el cáncer pulmonar primario se ha reportado raras veces,67,68,69 no así la enfermedad metastásica pulmonar. Se debe efectuar una evaluación funcional respiratoria preoperatoria con el fin de investigar los factores de ries- go para el desarrollo de complicaciones pulmonares posoperatorias. En cirugía resectiva no pulmonar, la neumonía y la falla respiratoria que requiere ventilación mecánica pro- longada son las complicaciones más frecuentes, y ocu- rren en 2 a 19% de los procedimientos quirúrgicos. Ese riesgo es mayor en pacientes que serán sometidos a ciru- gía cardiaca, torácica y del abdomen superior, con índi- ces de complicaciones que varían de 9 a 19%. En cirugía de abdomen inferior o pelvis el riesgo es de 2 a 5%. Para procedimientos quirúrgicos en extremidades es de 1 a 3%. En cirugía laparoscópica el índice de complicaciones parece ser mucho menor que en procedimientos abier- tos. Se han mencionado tres factores específicos que incrementan el riesgo: enfermedad pulmonar crónica, de manera principal enfermedad pulmonar obstructiva cró- 818 • Anestesia obstétrica (Capítulo 72) nica (EPOC), obesidad mórbida y tabaquismo;70,71 sin embargo, hay información reciente que analiza la asocia- ción de los factores de los pacientes, de los procedimien- tos quirúrgicos y de los resultados de laboratorio con las complicaciones pulmonares posoperatorias, encontrando que los de mayor riesgo son : edad avanzada, ASA clase II o más, falla cardiaca congestiva, dependencia funcio- nal, EPOC, cirugías de aneurismas torácica o abdominal, neurocirugía, cirugía vascular y cirugía de cabeza y cue- llo, así como un nivel de albúmina sérica menor de 35 g/L.72 En lo que se refiere a cirugía resectiva pulmonar, muchos de los pacientes tienen enfermedad pulmonar crónica de moderada a severa, lo cual incrementa el ries- go de complicaciones perioperatorias, así como de insu- ficiencia pulmonar a largo plazo posterior a la resección pulmonar. Todos los pacientes considerados para cirugía requieren una espirometría. En ausencia de otras enfer- medades, los pacientes con buena función pulmonar (VEF1 > 2 L) tienen un bajo riesgo para desarrollar com- plicaciones posteriores a una lobectomía o neumonecto- mía. Si la VEF1 es menor de 2 L, se debe calcular una VEF1 posoperatoria. La VEF1 posresección puede ser estimada, considerando la espirometría preoperatoria y la cantidad de pulmón a ser resecado; en enfermedad obs- tructiva severa, una TAC pulmonar perfusoria cuantitati- va puede mejorar la estimación. Una VEF1 posresección pulmonar pronosticada en > 800 mL (o > 40% de VEF1 pronosticado) está asociado con una baja incidencia de complicaciones posoperatorias. Los pacientes de alto riesgo incluyen a aquellos con VEF1 posoperatorio pro- nosticado en < 700 mL (o menos de 40% de VEF1 pro- nosticado). En estos pacientes y en aquellos con espiro- metría limítrofe las pruebas de ejercicio cardiopulmonar pueden ser útiles. Un consumo de oxígeno máximo (VO2) de > 15 mL/kg/min identifica a pacientes con un aceptable número de complicaciones y mortalidad. Pacientes con VO2 de < 10 mL/kg/min tienen un índice de mortalidad muy alto para una toracotomía. La hipo- xemia y la hipercapnia no son predictores independien- tes de resultado.73 Enfermedad tumoral pericárdica y taponamiento cardiaco La enfermedad pericárdica neoplásica está asociada de manera común con cánceres avanzados de pulmón, mama, leucemia o linfoma, los cuales pueden afectar el pericardio ya sea por extensión directa o a través de dise- minación linfática mediastinal. Esta enfermedad, con taponamiento y sin él, también puede ser causada por toxicidad debido a quimioterapia o radioterapia. Los pacientes que tienen afectación neoplásica del pericardio visceral y aquellos que recibieron radioterapia mediasti- nal son los de mayor riesgo para desarrollar un derrame pericárdico compresivo, un síndrome que es causado por la combinación de derrame pericárdico y de compresión del corazón por el pericardio visceral. Otro grupo de ries- go son aquellos pacientes que han recibido quimiotera- pia con antraciclinas o ciclofosfamida, quienes pueden presentar síndromes de pericarditis o miocarditis, de manera principal en esquemas de QT de muy altas dosis. Los síntomas y signos más comunes del taponamiento son disnea progresiva, malestar torácicoinespecífico y tos.74,75 El pulso paradójico es el signo más específico de taponamiento. Disnea, dolor torácico inespecífico, eleva- ción en la presión venosa yugular, placa radiográfica de tórax con cardiomegalia no explicada de reciente apari- ción o pulso paradójico, deben hacer sospechar tapona- miento en cualquier paciente con cáncer.76 La ecocardiografía permite efectuar el diagnóstico de esta entidad. La medición de la presión del fluido peri- cárdico puede ayudar a diferenciar el taponamiento car- diaco del síndrome de vena cava superior, ya que en el primero la presión del fluido está elevada al inicio pero retorna a lo normal conforme el fluido es retirado, mien- tras que en el síndrome la presión es normal y la presión venosa yugular no disminuye con el drenaje. La pericar- diocentesis guiada por medio de eco cardiografía es útil en la resolución del taponamiento; sin embargo, pacien- tes en quienes el abordaje percutáneo es difícil, riesgoso o el derrame recurre con rapidez se pueden beneficiar con una ventana pericárdica, y aquellos con un derrame pericárdico compresivo pueden requerir de una pericar- diectomía parcial.77,78,79 Se han reportado casos exitosos de ventana pericárdica en mujeres embarazadas con taponamiento cardiaco secundario a cáncer, efectuando intubación fibroendoscópica con paciente despierta, manejo limitado de anestésicos, posición lateral y aneste- sia local en la incisión.80 Tumores cerebrales e hipertensión intracraneal Los tumores cerebrales durante el embarazo son raros, en una revisión de 126 413 embarazos en 12 años sólo se encontraron siete pacientes que desarrollaron tumor cerebral primario durante su gestación.81 Sin embargo, las metástasis cerebrales de cánceres sistémicos son los tumores intracraneales más comunes. Las estadísticas actuales sugieren que alrededor de 80 000 a 90 000 mujeres serán diagnosticadas con metástasis cerebrales de manera anual. Por buena fortuna, el cáncer sistémico es hasta cierto punto raro en mujeres jóvenes y es inusual que se presente durante el embarazo. Tema aparte es el coriocarcinoma, cáncer sistémico que está asociado de forma específica al embarazo y que tiene predisposición a metastatizar el cerebro hasta en 20% de mujeres al momento del diagnóstico.82 La IRM de cráneo es el estu- dio ideal para establecer el diagnóstico, ya que define el tumor y las estructuras adyacentes con mejor calidad que la TAC, y es de manera particular útil en la mujer emba- razada por la ausencia de radiaciones ionizantes, lo cual confiere seguridad tanto a la madre como al feto.83,84 La TAC craneal también es útil, pero debido al uso de rayos X requiere de protección abdominal, aunque varios estu- dios han reportado seguridad para el feto en varias etapas del embarazo.85 La mujer embarazada con tumores a este nivel puede presentar signos y síntomas secundarios a compromiso cerebral focal o puede manifestar cambios © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Implicaciones anestésicas en la. . . • 819 debidos a un incremento en la presión intracraneal. Los hallazgos focales incluyen convulsiones, debilidad, entu- mecimiento, afasia, neuropatías craneales, e incluso dese- quilibrio hormonal. Cuando el edema cerebral o la hidrocefalia producen hipertensión intracraneal pueden presentarse cefalea, cambios visuales (visión borrosa, diplopía), náusea y vómitos (pueden confundirse con hiperemesis gravídica), letargia, alteraciones del equili- brio, o cambios en la memoria y la personalidad. La presión del líquido cefalorraquídeo (LCR) en una paciente sana es <20 cm H2O; durante la primera etapa del trabajo de parto tiene un incremento medio de 53 cm H2O, y durante la segunda cuando los esfuerzos son acompañados de contracciones uterinas e incomodidad la presión del líquido cefalorraquídeo tiene un incremen- to medio de 70 cm H2O por arriba de lo normal.86 Aunque estos importantes cambios no comprometen la salud de una mujer sana, pueden ocasionar un compro- miso neurológico y herniación cerebral en una paciente con hipertensión intracraneal, situación que contraindica el trabajo de parto y la expulsión vaginal. La anestesia regional por lo general no está indicada por el riesgo de punción lumbar incidental que puede llevar a una her- niación cerebral y muerte. El manejo de elección consis- te en efectuar una cesárea bajo anestesia general, evitan- do la hidratación excesiva con líquidos parenterales en el perioperatorio, así como el uso de líquidos hipotónicos y de aquellos combinados con dextrosa, ya que empeoran el edema cerebral. La solución isotónica es la de elec- ción. El uso de esteroides y fármacos anticonvulsivos dependerá del cuadro clínico y de la evaluación del ries- go materno-fetal. Obstrucción del tracto urinario La nefropatía obstructiva es una alteración renal que empieza con respuestas hidrodinámicas y hemodinámi- cas que llevarán a cambios celulares en todos los com- partimientos renales y, de manera final, a fibrosis inters- ticial y atrofia tubular. La obstrucción del tracto urinario es una causa común de pérdida de la función renal, pero puede ser reversible con el manejo apropiado. Ocurre en una variedad de circunstancias clínicas, no sólo en enfer- medad propia del tracto urinario, sino también en altera- ciones que se originan en otros sistemas orgánicos. Los síntomas y signos pueden ser mínimos o estar ausentes, y el diagnóstico requiere un alto grado de sospecha. La identificación temprana de su presencia es importante, puesto que el grado en el cual la función renal se puede perder se relaciona en forma directa con la duración de la obstrucción. La causa de origen maligno más común es la obstrucción ocasionada por cáncer de uréter, cáncer vesical, tumores retroperitoneales (sarcomas, linfomas), cánceres pélvicos (cérvix) o fibrosis retroperitoneal secundaria a radioterapia o quimioterapia. La uropatía puede ser aguda o crónica, unilateral o bilateral. Si es unilateral puede no dar síntomas, acompañarse de dolor en el flanco afectado o causar un cólico renal severo. Cuando es bilateral y de instalación súbita puede estar acompañada de dolor abdominal bajo o dolor en la espalda y presentar síntomas progresivos de falla renal, no obstante, pacientes con obstrucción bilateral de pro- gresión lenta pueden presentar síntomas de falla renal crónica, como fatiga, anorexia, náusea, vómito, disnea, edema periférico o somnolencia. Las consecuencias clí- nico-patológicas de la obstrucción son: hidronefrosis, atrofia del parénquima renal y falla renal crónica. El ultrasonido renal es el procedimiento de elección para determinar la ausencia o presencia de dilatación de los cálices o pelvis renales, ya que esta última sugiere la exis- tencia de uropatía obstructiva. La urografía excretora y la TAC también son de utilidad cuando las condiciones clínicas lo permiten, con sus limitantes en el embarazo. El manejo, al igual que en la obstrucción por condiciones benignas, se fundamenta en el restablecimiento del dre- naje urinario mediante la colocación de catéteres urete- rales por vía endoscópica vesical, o de nefrostomías per- cutáneas. La derivación urinaria mediante cirugía abierta sólo se lleva a cabo en caso de imposibilidad para efec- tuar lo anterior.87,88 Síndrome de compresión medular La compresión medular ocurre en 5% de los pacientes con cáncer, por lo común en aquellos con metástasis óseas ya conocidas, no obstante, puede ser el primer signo de un tumor o el desarrollo de enfermedad metas- tásica. Los cánceres que de manera más frecuente ocasio- nan tumores epidurales incluyen al de mama y pulmón. El nivel en el que se presenta la compresión es: médula torácica en 70%; lumbar en 20% y cervical en 10%. Se puede encontrar tumor epidural en múltiples sitios en el 5 a 15% de pacientes. La columna vertebral es el sitio más usual de metástasis óseas por las siguientes razones: representa la mayor proporción del esqueleto, la médula óseatiene una alta concentración de factores de creci- miento que pueden estimular el crecimiento tumoral, el plexo venoso vertebral de Batson es el sitio de drenaje de órganos pélvicos, abdominales y torácicos, así que tumo- res en estos sitios tienen acceso directo a la columna, y de manera final, el sistema linfático que se anastomosa con el plexo vertebral puede también proporcionar un conducto a la columna vertebral desde los sitios de las vísceras abdominales y torácicas. En la mayoría de pacientes, la compresión medular es el resultado de la extensión directa de los tumores desde la columna vertebral al espacio epidural anterior. Algunos tumores, como los linfomas, pueden crecer en los espacios paravertebrales y extenderse a través del agujero intervertebral sin afectar el hueso. El mecanismo de lesión de la médula incluye la compresión directa y la alteración del drenaje venoso, lo cual resulta en edema e isquemia medulares. El dolor es el primer síntoma en 97% de estos pacientes, pudiendo ser local o radicular, y puede agravarse con el movimiento. La IRM vertebral es la única prueba necesaria para el diagnóstico, y debería ser efectuada en cualquier paciente en el que se sospe- che este síndrome, considerado una urgencia neurológi- ca. La mieloTAC es una alternativa para quienes no se les puede efectuar la IRM. El manejo deberá dirigirse a la 820 • Anestesia obstétrica (Capítulo 72) preservación de la función neurológica y al alivio del dolor. El tratamiento inmediato es esencial porque el paciente puede deteriorarse en forma súbita, lo más pro- bable por infarto venoso que ocasione paraplejía. El uso de corticoesteroides a dosis altas es esencial y pueden ali- viar el edema y el dolor, debiendo disminuirse de modo gradual en cuanto el tratamiento definitivo se inicie. La RT es el tratamiento estándar, de manera usual a dosis de 3 000 centiGray (cGy) en 10 fracciones. La cirugía des- compresiva debe considerarse en las siguientes circuns- tancias: compresión medular y tumor primario descono- cido, tumor epidural que progrese en un sitio irradiado de manera previa, inestabilidad vertebral y tumores radiorresistentes.89–92 Obstrucción intestinal Es hasta cierto punto común en pacientes con cáncer gastrointestinal. Puede presentarse como la manifesta- ción inicial de un tumor a este nivel, ser producida por enfermedad metastásica o recurrente, o estar asociada a causas secundarias a tratamientos quirúrgicos o a radio- terpia (adherencias o fibrosis). Alrededor de 15% de pacientes con cáncer intestinal muestran algún grado de obstrucción en su presentación, y algunos requieren resección quirúrgica del segmento intestinal afectado por tumor con anastomosis primaria, sin ileostomía o colostomía derivativas; sin embargo, esto lo determinará la condición clínica individual.93,94 En la mujer embarazada los cánceres gástricos y colorrectales son en extremo raros, pero están asociados a mal pronóstico.26,95 El cuadro clínico depende del grado de la obstrucción, y pueden presentarse náusea, vómitos, dolor y distensión abdominales, lo cual puede exponer al riesgo de broncoaspiración. Afección a distancia Los tumores endocrinos constituyen un grupo heterogé- neo de neoplasias que se originan de una población celu- lar precursora común.96 El sistema incluye glándulas tales como la hipófisis, paratiroides y la adrenal (neuro- endocrina), así como también islotes endocrinos dentro de tejido glandular (tiroideo o pancreático) y células dis- persas entre células exocrinas, como las células endocri- nas de los tractos digestivo (gastroenteropancreático) y respiratorio, sistema endocrino difuso.97-99 A causa de que estas células comparten un número de antígenos con elementos nerviosos, el término neuroendocrino (NE) también es usado para definirlas. De manera tradicional, esta clasificación ha excluido a los tejidos paratiroideo e hipofisario. Los tumores neuroendocrinos que se origi- nan del tracto gastrointestinal junto con los que se origi- nan de los pulmones y el timo, por lo común se han defi- nido como tumores carcinoides.100 Algunos tumores neuroendocrinos pueden en ocasiones mostrar un com- portamiento muy agresivo y llegar a tener un grado de malignidad muy alto (pobremente diferenciados), pero la gran mayoría tiende a tener un crecimiento que puede considerarse lento (bien diferenciados), y a conservar muchas capacidades de diferenciación,98 dentro de las cuales se incluyen la habilidad para producir y secretar una variedad de substancias activas a nivel metabólico (aminas y péptidos) y causar diferentes síndromes clí- nicos.101 Cáncer de tiroides Se presenta en más de 90% de todos los tumores endo- crinos, con más de 20 000 nuevos casos por año. Es más frecuente en la mujer que en el hombre (2 a 3:1). Los factores de riesgo incluyen historia familiar y radiotera- pia al área de cabeza y cuello en la infancia. La mayoría de pacientes presentan un nódulo tiroideo asintomático, puede haber linfadenopatía cervical, disfagia y síndrome de Horner. Los subtipos histológicos son carcinomas papilar, folicular, medular y anaplásico. El carcinoma medular es un tumor neuroendocrino de las células C o parafoliculares y representa 3 a 10% de todos los tumo- res tiroideos. Puede ser parte de un síndrome de neopla- sia endocrina múltiple (NEM) tipo 2; no obstante muchos casos son esporádicos. Los tumores esporádicos tienden a ser solitarios mientras que los hereditarios pue- den ser bilaterales y multifocales. Se caracterizan por secretar calcitonina. Alrededor de 50% de pacientes pre- senta linfadenopatía regional. La quimioterapia y la radioterapia no son efectivas en el carcinoma medular y la tiroidectomía total con disección ganglionar es el tra- tamiento de elección.102-104 Aunque la incidencia de cáncer de tiroides en el embarazo se ha reportado como desconocida en revisio- nes de la literatura médica,26 en tiempos recientes se ha señalado que tiene una prevalencia de 14 por 100 000 nacimientos vivos, lo cual lo sitúa como el segundo cán- cer más común en esta asociación.105 Desde el punto de vista anestésico se debe conocer el estado funcional tiroideo que puede estar alterado por el tumor o el embarazo; antes de la cirugía los niveles de tiroxina deben ser normales. Se debe evaluar la vía aérea, ya que es posible que se halle comprometida por el tumor y, si es necesario, tener disponible un fibrobron- coscopio durante la intubación traqueal. Con frecuencia se debe realizar una laringoscopia preoperatoria para evaluar la situación de los nervios recurrentes y descartar que estén comprometidos por el tumor. Las complica- ciones posoperatorias más frecuentes son: a) hemorragia, que puede causar un hematoma importante que comprima la tráquea con riesgo de asfixia, y que dificulte la reintubación e incluso una traqueostomía; b) daño del nervio laríngeo recurrente. Si es unilateral puede no dar manifestaciones o bien ocasionar dis- fonía, si es bilateral puede haber afonía, estridor y obstrucción de la vía aérea con riesgo de aspiración masiva o asfixia; c) crisis tirotóxica aguda. Situación rara pero de mucho interés clínico, por el riesgo de insuficiencia cardiorrespiratoria aguda, choque, delirio y coma; © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Implicaciones anestésicas en la. . . • 821 d) hipotiroidismo. Manifestado hasta varias semanas después de una tiroidectomía total con ronquera y calambres; e) hipoparatiroidismo. Pueden observarse signos de hipocalcemia, parestesias, calambres y signo de Chvostek positivo;63,106 f) exoftalmia maligna. Poco frecuente, precisa trata- miento preventivo y elevación de la cabeza, pues aún sin exoftalmos preoperatorio, puede aparecer en el postoperatorio una forma maligna de la lesión. Cáncer de paratiroides Este cáncer rara vez causa hiperparatiroidismo, ya que lo produce en menos de 1% de todos lo casos. Su inciden- cia es de alrededor de 0.015 por 100 000 habitantes,la prevalencia es similar en ambos sexos. Ocurre con más frecuencia en la quinta o sexta décadas de la vida. El índice de recurrencia tumoral es cercano a 50%, con una supervivencia a 10 años de 49%. La morbilidad y morta- lidad están con frecuencia relacionadas a la hipercalce- mia más que a las complicaciones de las metástasis. Las manifestaciones clínicas incluyen: síntomas moderados a severos de hipercalcemia, con niveles de calcio mayores de 14 mg/dL, masa palpable en cuello, que si es mayor de 3 cm sugiere carcinoma, niveles elevados de hormona paratiroidea y parálisis de las cuerdas vocales en enfer- medad más avanzada. El tratamiento de elección com- prende una resección quirúrgica en bloque del tumor y de las estructuras comprometidas, así como del lóbulo tiroideo ipsilateral. La quimioterapia es de valor limitado y la radioterapia se utiliza con intención paliativa. El manejo de la hipercalcemia que se comentará más ade- lante es fundamental durante el tratamiento oncológico, pues es una situación clínica que pone en riesgo la vida de los pacientes.107 Carcinoma de hipófisis Representa alrededor de 0.2% de todas las neoplasias operadas de la adenohipófisis. Su pronóstico es malo, con índices de mortalidad muy altos. La supervivencia a largo plazo es inusual. Con frecuencia son productores de hor- mona adrenocorticotrópica (ACTH) o prolactina.108 El tumor crece hacia arriba, comprimiendo el quiasma óptico y produciendo la clásica hemianopsia bitemporal, pero, en tumores pequeños los campos visuales anorma- les con dificultad son encontrados. En algunas ocasiones la sospecha de este cáncer se incrementa por la presen- cia de signos clínicos de acromegalia causada por una secreción excesiva de hormona del crecimiento, o de sín- drome de Cushing por una secreción importante de ACTH. Los tumores pituitarios son muy raros durante el embarazo. En este periodo la acromegalia tiene una inci- dencia muy baja, de 5 por 100 000, pudiendo deberse esto al hecho de que un porcentaje importante de estas pacientes son subfértiles.109 La presencia de macroglo- sia y mandíbula prominente pueden dificultar la intu- bación. Cáncer adrenocortical Es raro, se presenta de 0.05 a 0.20% de todos los cance- res. Afecta de manera principal a niños menores de 5 años y a adultos entre la cuarta y quinta decenios de su vida. Establecer la diferencia entre adenomas y carcino- mas puede representar un reto histológico; sin embargo, los carcinomas tienden a mostrar actividad mitótica, aneuploidia e invasión venosa. Los carcinomas pueden secretar también cantidades anormales de andrógenos y 11-desoxiesteroides. Las manifestaciones clínicas inclu- yen disfunción endocrina caracterizada por síndrome de Cushing (hipercortisolemia), virilización/feminización y exceso de mineralocorticoides. Alrededor de 50% de pacientes se presentan con evidencia de exceso hormo- nal. Para la enfermedad localizada la resección quirúrgi- ca en bloque es el tratamiento de elección. La ablación por radiofrecuencia puede ser utilizada para ofrecer con- trol local o manejo de metástasis en pacientes con enfer- medad irresecable. El mitotane ha inducido respuestas hormonales en más de 75% de pacientes con tumores funcionales, sin ofrecer cambios en la supervivencia glo- bal. Otros agentes activos incluyen doxorrubicina, eto- pósido y platino.110 El diagnóstico durante el embarazo es confuso por los cambios bioquímicos y hormonales propios de este periodo; también lo es el manejo por el efecto nocivo de la hipercortisolemia sobre la madre y el feto, por las reacciones secundarias de los medicamentos, y por los problemas técnicos de la resección quirúrgica. Las complicaciones del embarazo en la mujer con este síndrome incluyen hipertensión, diabetes, preeclampsia e infección. Las complicaciones fetales comprenden pro- ducto pretérmino y retardo del crecimiento intraute- rino.111 Feocromocitoma Se encuentra en menos de 0.2% de todos los pacientes con hipertensión. Cerca de 10% de estos tumores son malignos; sin embargo, la cifra verdadera puede ser mayor. Alrededor de 10% son bilaterales y tienden a pre- sentarse con más frecuencia en síndromes familiares. Alrededor de 10% de la enfermedad es extraadrenal y es más probable que el cáncer se encuentre en esa localiza- ción. Cerca del 10% está asociada con un síndrome gené- tico familiar como lo son la NEM-2 o la enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL). Por lo general son tumores indolentes y su morbimortalidad está relacionada con las substancias secretadas por ellos. A nivel clínico pueden presentarse hipertensión moderada inestable hasta crisis hipertensivas (la hipertensión sostenida también es común), infarto al miocardio, infarto cerebral, hiperten- sión paroxística hasta en 30 a 50% de casos, palidez o rubor, temblor, aprensión, palpitaciones, ortatismo, pér- dida moderada de peso y diaforesis. La evaluación metabólica debe incluir la medición de catecolaminas, ácido vanilmandélico y metanefrinas en orina de 24 horas. La prueba de supresión con cloni- dina se recomienda para pacientes con niveles interme- dios de catecolaminas, los cuales no estarán suprimidos 822 • Anestesia obstétrica (Capítulo 72) en pacientes que tengan este tumor. La cirugía es el pilar del tratamiento y debe ser considerada tanto en enferme- dad primaria, recurrente y metastásica. La evaluación preoperatoria adecuada y el bloqueo alfa adrenérgico para controlar la hipertensión seguido de bloqueo β adrenérgico para tratar la taquicardia y las disritmias car- diacas son necesarios para minimizar el riesgo de crisis hipertensiva. El abordaje laparoscópico está indicado en ausencia de invasión tumoral obvia o metástasis. La qui- mioterapia con ciclofosfamida, vincristina y dacarbazina pueden ser de utilidad. La radioterapia es de utilidad limitada.110 La asociación entre feocromocitoma y embarazo es rara, con una incidencia menor de 0.2 por 10 000 emba- razos;112 no obstante, tiene una gran importancia debido a las consecuencias en potencia devastadoras para la madre y el feto. El diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno son fundamentales antes del parto o de la resección quirúrgica. Se debe pensar en esta enfermedad cuando existe hipertensión severa antes de las 20 sema- nas de gestación y cuando la presión sanguínea es inesta- ble o está asociada con cefalea, palpitaciones o diafore- sis.113 Puede ser difícil distinguir la preeclampsia del feo- cromocitoma, por lo cual es de ayuda saber que la pree- clampsia se asocia con proteinuria e hipertensión, que se presentan después de la semana 20 de gestación, mien- tras que el feocromocitoma está rara vez asociado con proteinuria y puede causar hipertensión durante todo el embarazo.114 Tumor carcinoide Es un tumor neuroendocrino que se distingue por su habilidad para producir moléculas activas a nivel bioló- gico que pueden causar síndromes sistémicos. Su inci- dencia es de 1 a 2 casos por 100 000 individuos. Los car- cinoides abdominales y rectales tienden a presentarse como tumores de tamaño pequeño (menores de 2 cm), susceptibles de resección quirúrgica y con índices de supervivencia a cinco años de alrededor de 95%. Los car- cinoides del intestino delgado se presentan en una etapa más avanzada, pero si son resecables, se logran índices de supervivencia a 20 años hasta de 80%. Si son irreseca- bles, la supervivencia promedio es de cinco años. Es difí- cil diferenciar entre carcinoide benigno y maligno sobre la base del estudio histológico. La malignidad se estable- ce sólo si hay invasión ganglionar o metástasis distantes. A nivel clínico, el síndrome carcinoide es el resultado de un exceso en la producción y secreción de serotonina, lo que puede resultar en múltiples síntomas que incluyen enrojecimiento, diarrea, calambres abdominales, tos, broncoespasmo, enfermedad valvular cardiaca, y pelagra en casos severos; 85% de los tumores se originan del intestino, de forma principal del apéndice. Los pulmones son el segundo sitio que de manera más común afectado yrepresentan cerca de 2% de los cánceres pulmonares. El diagnóstico se establece mediante la medición de ácido 5-hidroxiindolacético en orina de 24 h, TAC o IRM de abdomen, y rastreo con octreótido que tiene mayor sensibilidad para detectar tumores pancreáticos y enfermedad metastásica, y puede predecir cuáles pacientes responderán a la terapia con análogos de la somatostatina. El tratamiento quirúrgico para tumores apendiculares menores de 2 cm es la apen- dicectomía. Si son mayores de 2 cm se debe efectuar una hemicolectomía derecha con linfadenectomía. En tumo- res del intestino delgado y recto, debe efectuarse una resección del segmento afectado con linfadenectomía mesentérica. En enfermedad hepática debe practicarse cirugía citorreductiva, crioterapia o ablación por radio- frecuencia. El trasplante puede ser benéfico en pacientes sin enfermedad extrahepática. El tratamiento médico contempla mitigar los síntomas del exceso hormonal mediante análogos de la somatostatina, esteroides y otros agentes. Los carcinoides tienden a ser resistentes a la mayoría de los agentes quimioterapéuticos. Los más acti- vos incluyen al 5-fluorouracilo (5-FU), doxorrubicina, interferón α-2a y α-2b, logrando índices de respuestas entre 10 y 20%. La quimioterapia combinada ofrece mínimo beneficio, tanto clínico como en la superviven- cia e incrementa la toxicidad. La radioterapia se reserva para la paliación.115 La asociación entre tumor carcinoi- de y embarazo es muy rara, de los pocos casos reporta- dos la mayoría afectaban el apéndice y no causaron pro- blemas a la madre o al feto. La presencia de enfermedad metastásica y síndrome carcinoide puede causar serias complicaciones maternas y fetales, incluida la muerte fetal. 116 TUMORES ENDOCRINOS PANCREÁTICOS Gastrinoma (síndrome de Zollinger-Ellison) Se presenta en 60 a 80% de todos los tumores endocri- nos pancreáticos, afectando sólo 0.1 a 1% de pacientes con enfermedad péptica ulcerosa. Se diagnostica entre la tercera y sexta décadas de la vida. 20% de gastrinomas son familiares y 20% desarrollan NEM-1. Alrededor de un tercio de pacientes tienen enfermedad metastásica al diagnóstico. La relación hombre-mujer es 1.5 a 2.0:1. El potencial maligno del gastrinoma está determinado por la presencia de metástasis distantes y no por el grado his- tológico, la mayoría de los tumores son malignos. Los tumores primarios predominan en la cabeza del páncre- as pero también pueden desarrollarse en el intestino del- gado o en el estómago. Las manifestaciones clínicas incluyen producción excesiva de gastrina, lo cual produ- ce un incremento en la secreción de ácido gástrico. La enfermedad péptica ulcerosa, con frecuencia refractaria, es la principal característica. La diarrea secretoria y el dolor abdominal se presentan con frecuencia. El trata- miento quirúrgico es en potencia curativo, pero es una opción sólo para 20% de pacientes, además de que la efectividad del tratamiento médico está dando a la ciru- gía un papel limitado. La resección del tumor primario puede reducir el índice de metástasis hepáticas. Los inhi- bidores de la bomba de protones son las drogas de elec- © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Implicaciones anestésicas en la. . . • 823 ción, así como los análogos de somatostatina. Los agen- tes quimioterapéuticos con utilidad incluyen al 5-FU, etopósido, doxorrubicina, estreptozotocina y α -interfe- rón. La radioterapia es útil en la paliación.117 Insulinoma Ocurre por lo común en la quinta década de la vida; alre- dedor de 10% de los casos son malignos, y esto se define sólo por la presencia de metástasis. Las manifestaciones clínicas comprenden la triada de Whipple: hipogluce- mia, síntomas neuroglucopénicos, adrenérgicos o ambos, y mejoría de los síntomas y de la hipoglucemia después de la ingestión de glucosa. El diagnóstico se establece por altos niveles de insulina durante un episodio de hipoglu- cemia. En pacientes asintomáticos, el ayuno prolongado con medición de niveles de glucosa sérica, insulina y péptido-C cada 6 a 12 h ayudan a establecer el diagnós- tico. El tratamiento es quirúrgico y puede ofrecer la cura- ción. El tratamiento médico incluye el manejo dietético con comidas frecuentes y en poca cantidad, el uso de dia- zóxido oral inhibe la secreción pancreática de insulina y estimula la liberación de catecolaminas y glucosa desde el hígado. La estreptozotocina, 5-FU y doxorrubicina muestran ser activos en pacientes con enfermedad ma- ligna.117 VIPoma ( síndrome de Verner-Morrison) La elevación sérica del péptido intestinal vasoactivo esta- blece la presencia de VIPoma.A nivel clínico se manifies- ta con diarrea acuosa, hipopotasemia y aclorhidria. La cirugía es el tratamiento de elección. La quimioterapia y la radioterapia tienen un papel limitado. Los análogos de la somatostatina tratan la diarrea en forma efectiva.117 Glucagonomas Son tumores que secretan glucagón en exceso. Los nive- les séricos por arriba de 500 pg/mL son diagnósticos. Estos tumores causan diabetes, pérdida de peso, anemia e incrementan el riesgo de tromboembolismo. El eritema migratorio necrolítico es un signo común. Las opciones terapéuticas incluyen cirugía, análogos de somatostatina, anticoagulantes y QT. Los suplementos de zinc y las infusiones de aminoácidos pueden reducir la erupción cutánea.117 Somatostatinoma Son tumores que secretan un exceso de somatostatina, lo que resulta en una inhibición de la secreción de insulina y enzimas pancreáticas y en la producción de ácido gás- trico. La cirugía es el tratamiento de elección. La quimio- terapia es la opción terapéutica para la enfermedad irre- secable.117 Neoplasia endocrina múltiple tipos 1 y 2 Se caracterizan por la presencia de tumores que afectan dos o más glándulas en un mismo paciente; son poco comunes, pero como se heredan con rasgo autosómico dominante, tienen implicaciones para otros miembros de la familia. Los parientes de primer grado tienen cerca de 50% de riesgo de desarrollar la enfermedad. SÍNDROMES PARANEOPLÁSICOS Así llamados por la facultad de los tumores para produ- cir signos y síntomas distantes del sitio primario o de sus metástasis. Se pueden deber a: producción tumoral de sustancias que de manera directa o indirecta causan sín- tomas distantes, a depleción de sustancias normales que llevan a una manifestación paraneoplásica, o a una res- puesta del huésped al tumor que resulta en el síndrome. Existe gran cantidad de síndromes paraneoplásicos, a continuación se mencionan algunos de los más impor- tantes. Síndrome de Cushing También llamado hipercortisolemia, es el resultado de una secreción excesiva de hormona adrenocorticotrópica (ACTH) por un tumor hipofisario, de cortisol por un tumor adrenal, o de ACTH por un tumor ectópico. Es un síndrome raro y se asocia a mortalidad elevada.118 Se han reportado muchos tumores como causa de este proble- ma, pero los más comunes son de origen pulmonar. Se presenta en alrededor de 5% de pacientes con carcinoma de células pequeñas de pulmón, debido a la producción ectópica de ACTH, aunque algún grado de síntesis ectó- pica de ACTH puede tener lugar en cerca de 80% de pacientes con el tumor. El síndrome puede ser sutil y no estar manifestado por la típica apariencia cushinoide, más bien se caracteriza por incremento en la pigmenta- ción y deterioro en la resistencia a la infección. La hipo- potasemia requiere dosis extraordinarias de potasio y el uso de espironolactona. Los cetoesteroides séricos y uri- narios están elevados, y algunas pacientes muestran viri- lización. Los inhibidores metabólicos de la síntesis de hormona adrenal (metirapona, mitotane y aminogluteti- mida) han sido utilizados en su manejo, con respuestas variables. El pronóstico es malo en general. Su asociación con el embarazo ya se comentó en cáncer adrenal corti- cal.110,111,119 Síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética Es la causa más usual de hiponatremia, la cualse define como un exceso de agua en relación al sodio en el líqui- do extracelular, aunque la depleción del volumen del líquido extracelular también la produce con frecuencia. Es importante reconocer a la hiponatremia, tanto por su potencial morbilidad como por poder ser un marcador de una enfermedad subyacente. Este síndrome fue al principio descrito en pacientes con carcinoma broncogé- nico, en quienes estaba perdido el estímulo fisiológico para la liberación de hormona antidiurética. Por esta 824 • Anestesia obstétrica (Capítulo 72) razón, el nivel de secreción de la hormona antidiurética fue estimado como inapropiado. Después de que el sín- drome fuera descrito, se encontró que la hormona anti- diurética (ADH) es la arginina vasopresina.120,121 Se relaciona en 3 a 15% con cáncer de pulmón de células pequeñas.122 Aunado a la hiponatremia se encuentra pérdida del sodio renal, por lo cual la osmolaridad urina- ria se eleva de forma inadecuada. Si el sodio sérico des- ciende a niveles muy bajos pueden presentarse confusión y desorientación. El tratamiento incluye el uso de carbo- nato de litio o demeclociclina, dos agentes que contra- rrestan la acción de la hormona antidiurética. La restric- ción en el consumo de agua también ayuda a restaurar el nivel de sodio sérico. Las infusiones de solución salina hipertónica deben de ser evitadas porque estos pacien- tes, aunque no tengan edema, tienden a estar con sobre- carga de volumen. Sin embargo, los diuréticos están con- traindicados debido a la depleción del sodio. La secreción inadecuada de hormona antidiurética puede revertirse con facilidad mediante el tratamiento apropiado del tumor subyacente.123 Hipercalcemia Es un desorden metabólico originado por factores pro- ducidos por tumores que afectan la resorción ósea y/o la reabsorción tubular de calcio, dando por resultado una concentración sérica elevada de esta sustancia e incapa- cidad renal para excretarla en forma eficiente. Las causas más comunes incluyen cáncer pulmonar de células no pequeñas (de modo preferencial de histología escamo- sa), adenocarcinoma de mama, cánceres genitourinarios como el cáncer renal y el ovárico de células pequeñas, mieloma múltiple, tumores de cabeza y cuello, linfomas, leucemias, tumores primarios desconocidos y cánceres metastásicos a hueso. Durante el embarazo la incidencia es mayor con cáncer metastásico de mama y los síntomas pueden incluir: dolor de cabeza, agitación, confusión, náusea, vómito y dolor abdominal, litiasis renal, poliuria, hipertensión arterial, preeclampsia, pancreatitis y con- vulsiones, entre otros. En el feto puede causar retardo en el crecimiento, parto pretérmino, muerte fetal intrauterina y muerte perinatal.124 Un calcio sérico de 14 a 16 mg/dL (>3.5 mmol/L) indica una emergencia que pone en riesgo la vida. El tratamiento comprende hidratación, restricción en el consumo de calcio, diuréticos, fosfatos orales para la quelación del calcio y hemodiálisis cuando el cuadro clínico lo amerita. El uso de terapias para disminuir la resorción ósea incluye bifosfonatos, calcitonina y mitra- micina, las cuales son de uso controversial en el embara- zo, sin embargo su uso dependerá de las circunstancias en las cuales la vida de la madre esté en riesgo.125–128 Hipertiroidismo y tirotoxicosis aguda Son resultado de producción ectópica de gonadotropina coriónica (la cual funciona similar a la hormona estimu- lante del tiroides). Los coriocarcinomas son la fuente principal de la sobreproducción. Los pacientes pueden presentar todas las manifestaciones hipermetabólicas de tirotoxicosis. Los β-bloqueadores tienen una efectividad moderada. El tratamiento deberá ser dirigido al tumor. Miastenia grave Es un desorden autoinmunitario caracterizado por debi- lidad y fatigabilidad de los músculos voluntarios, ocasio- nado por autoanticuerpos que afectan a los receptores nicotínicos de acetilcolina en la membrana postsináptica a nivel de la unión neuromuscular.129,130 Esto provoca una disminución en el número de esos receptores y de la amplitud del potencial de acción, alterando la transmi- sión, lo que al final produce disminución de la potencia muscular que se manifiesta por debilidad. Su asociación con el timoma fue descrito hace más de 200 años. Se encuentran anormalidades tímicas en cerca de 75% de pacientes con este síndrome; de estos, 75% tiene hiper- plasia germinal y 15% tumores tímicos. La clasificación de la severidad de la enfermedad, descrita al principio por Osserman,131 ha sido modificada en tiempos recien- tes.132 Los factores conocidos que incrementan la debili- dad son: ejercicio, temperaturas elevadas, infecciones, trastornos emocionales, algunos fármacos (aminoglucósi- dos, fenitoína, anestésicos locales), cirugía, menstruación y embarazo. Los músculos más afectados en orden decre- ciente son: - elevador del párpado superior, - músculos extraoculares, - músculos proximales de las extremidades, - músculos de expresión facial y - extensores del cuello. El tratamiento contempla a los inhibidores de acetilcoli- nesterasa, corticoesteroides, inmunosupresores, plasma- féresis, inmunoglobulinas intravenosas y timectomía. El efecto del embarazo sobre la miastenia graves variable, ya que alrededor de un tercio de embarazadas miasténi- cas mejoran y un tercio agrava su estado en algún momento durante su embarazo, mientras que un tercio no tiene alteraciones. Es común que se agrave la enfer- medad en el primer trimestre y que mejore en el terce- ro. No se ha encontrado que los medicamentos anticoli- nesterasa y esteroides estén asociados con riesgo signifi- cativo para el desarrollo de defectos congénitos. La plas- maféresis se ha llevado a cabo en forma segura durante el embarazo. La miastenia grave afecta los músculos estriados; el útero es un músculo liso, por lo tanto, las complicaciones obstétricas no son muy comunes duran- te el parto. Sólo durante la segunda etapa del trabajo de parto, cuando los músculos estriados abdominales volun- tarios son usados, la debilidad miasténica puede llegarse a notar. En estudios recientes se observó que los efectos de la miastenia grave sobre el embarazo y parto, en las complicaciones de la ruptura artificial de membranas amnióticas y en el índice de intervenciones (p. ej., uso de fórceps y cesáreas) eran mayores que en pacientes no miasténicas.133,134 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Implicaciones anestésicas en la. . . • 825 Síndrome de Lambert-Eaton También conocido como síndrome miasténico, es una enfermedad autoinmunitaria con síntomas parecidos a los de la miastenia grave. Tiene una prevalencia de 2.5 por millón de habitantes.135 Alrededor de 60% de los casos se asocia a una neoplasia, casi siempre un carcino- ma de células pequeñas del pulmón.136 Se debe a una anomalía en la liberación de acetilcolina a nivel de la sinapsis neuromuscular. Recientes estudios han demos- trado que existe un ataque autoinmune a los canales de calcio dependiente de voltaje de la presinápsis.137 La debilidad muscular ocasionada por este síndrome se ob- serva en los muslos y las rodillas y rara vez afecta los músculos oculares. Cuando la enfermedad progresa la debilidad se extiende, pero la cara, los ojos y la garganta no son tan afectados como en el caso de la miastenia grave. También, a diferencia de la miastenia grave, la debilidad mejora después de un breve ejercicio, signo de- nominado facilitación posesfuerzo. La sequedad bucal y los episodios de lipotimia, son manifestaciones de la dis- función autonómica que acompaña a este síndrome.138 Puede observarse exacerbación de la debilidad muscular después de un tratamiento con antibióticos aminoglucósidos, fluoroquinolonas, sales de magnesio o antagonistas del calcio. El manejo de esta patología considera en primer tér- mino el tratamiento de la neoplasia, de tal modo que la debilidad puede mejorar tras una terapia efectiva del cáncer. A nivel farmacológico, la drogade elección para el tratamiento sintomático es 3-4 diaminopiridina, su mecanismo de acción más conocido consiste en un blo- queo selectivo de los canales de potasio en la membrana presináptica, lo que condiciona una mayor duración del potencial de acción presináptico, de este modo, incre- menta la liberación de acetilcolina desde el terminal coli- nérgico y adrenérgico. Clínicamente la 3-4 diaminopiri- dina disminuye la debilidad muscular y los síntomas de disfunción autonómica. La dosis óptima varía entre 5 y 25 mg 3 a 4 veces por día. A este tratamiento puede agregarse un inhibidor de la acetilcolinesterasa. Las reac- ciones adversas de 3-4 diaminopiridina son escasas y leves. En cerca de 85% de los pacientes tratados con esta droga se obtiene un beneficio significativo.139 La inmu- nosupresión, con esquemas de prednisona en dosis eleva- das, azatioprina o ciclosporina, debe ser considerada en ausencia de mejoría significativa con 3-4 diaminopiridi- na, casos severos o para mantener el beneficio transitorio de la plasmaféresis o inmunoglobulina intravenosa.140 En el ámbito anestésico hay que considerar que en estos pacientes existe una potencialización de la relajación neuromuscular con los relajantes musculares no despola- rizantes, por lo que las dosis de estos fármacos deben ser reducidas. OTROS SÍNDROMES PARANEOPLÁSICOS Degeneración cerebelar subaguda (ataxia, disartria, dis- fagia, demencia); neuropatía periférica (neuropatía sen- sorial simétrica); hiperpirexia y fiebre relacionada a tumor (síntomas B); síndrome nefrótico (edema masivo, proteinuria, acumulación de complejos inmunes en membrana basal); y caquexia. AFECCIÓN SISTÉMICA Comprende de manera primordial las alteraciones en la hemostasia (enfermedad tromboembólica y fibrinólisis), anemia, alteraciones en el estado inmunitario y la ya mencionada hipercalcemia. Enfermedad venosa tromboembólica Es una patología común que puede amenazar la vida de los pacientes con cáncer.141,142 Un estudio reciente de 66 106 pacientes adultos hospitalizados, con cáncer y neutropenia, mostró que de 2.74% a 12.10% de ellos, dependiendo del tipo de cáncer, experimentaban enfer- medad venosa tromboembólica (EVT) durante su pri- mera hospitalización.141 La asociación de la enfermedad venosa tromboembólica con cáncer subyacente está bien establecida.143,144 Los fundamentos fisiopatológicos incluyen hipercoagulabilidad (procoagulantes tales como: el factor tisular de células malignas), daño a la pared vascular y estasis vascular por compresión direc- ta.145-147 Sin embargo, la prevalencia actual de este pro- blema tromboembólico asociado a cáncer se desconoce, en parte debido a la frecuente asociación con factores de riesgo que confunden, como sucede en los pacientes con cáncer e inmovilización prolongada, procedimientos qui- rúrgicos y regímenes de QT.148 Su presencia incrementa el riesgo de muerte en pacientes con cáncer de 2 a 8 veces.149-151 Un ejemplo de ello son las pacientes con cáncer ginecológico y embolismo pulmonar en quienes se encontró que tenían un incremento en el riesgo de muerte a dos años seis veces mayor comparadas con pacientes similares sin ese embolismo.151 Además, se ha reportado que la EVT es la causa más común de muerte durante los primeros 30 días de seguimiento en los pacientes con cáncer sometidos a cirugía.152 Fibrinólisis primaria Los tumores malignos pueden promover la fibrinólisis por liberación de activadores del plasminógeno, tales como urocinasa y otras enzimas proteolíticas, y producir hemorragias profusas. La enfermedad metastásica hepá- tica puede disminuir la depuración del plasminógeno y de sus activadores. Otros cánceres asociados son sarco- mas y carcinomas de mama, tiroides, colon y estó- mago.153 Anemia Es una complicación frecuente del cáncer. Al parecer los pacientes con esta enfermedad tienen una inadecuada producción y una respuesta anómala de la eritropoyeti- 826 • Anestesia obstétrica (Capítulo 72) na a la anemia. La fatiga, el más común síntoma asocia- do con la anemia, afecta a la mayoría de los pacientes con cáncer durante el curso de su enfermedad y trata- miento. A nivel histórico, el reporte de la anemia como un efecto tóxico de la quimioterapia se enfocó de modo primordial en sus grados más severos, no obstante, la ane- mia leve a moderada ocurre en 50 a 75% de pacientes que reciben quimioterapia única o combinada. La ane- mia puede ser un factor pronóstico independiente para supervivencia en pacientes con cáncer.154–157 Anormalidades en la función plaquetaria Son comunes en las neoplasias, y ocasionadas con fre- cuencia por el recubrimiento de la superficie plaquetaria por productos de degradación de la fibrina o por para- proteínas, así como por azoemia concomitante, asocia- ción con desordenes mielodisplásicos, e ingesta de fárma- cos con actividad antiplaquetaria como el ácido acetilsa- licílico, otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos, o clopidogrel. Inmunodepresión Los principales factores que favorecen el desarrollo de infección en el paciente oncológico son: 1) neutropenia; 2) disfunción de la inmunidad celular; 3) disfunción de la inmunidad humoral; 4) alteraciones en las barreras anatómicas; y 5) procedimientos invasivos. La neutropenia, muy común tras la radioterapia y el empleo de medicamentos mielosupresores, se define como una cuenta neutrofílica absoluta menor de 500 células/mm3 y se asocia con un riesgo de infección muy elevado. Los pacientes con enfermedad hematológica maligna, en especial linfoma de Hodgkin, y aquellos que como resultado de la terapéutica inmunosupresora tam- bién padecen alteración de la inmunidad celular, están predispuestos al desarrollo de infecciones. El mieloma múltiple es el prototipo de neoplasia que cursa con este trastorno de la inmunidad. Los síntomas y signos de infección pueden ser mínimos por lo que es imperativo un reconocimiento exhaustivo. La fiebre es el síntoma más frecuente pero su pre- sencia en el paciente inmunocomprometido no es cons- tante. Los focos más frecuentes son: neumonía, infeccio- nes por catéter venoso, infecciones orofaríngeas (muco- sitis) infecciones de tejidos blandos (celulitis) y procesos crónicos fúngicos, siendo el más característico la candi- diasis hepatoesplénica, caracterizada por fiebre recurren- te a pesar de la recuperación de la neutropenia, dolor abdominal, elevación marcada de la fosfatasa alcalina y lesiones características en el TAC.158-160 IMPLICACIONES DEL TRATAMIENTO EN EL MANEJO ANESTÉSICO RADIOTERAPIA Las dosis de radiación utilizadas en el tratamiento del cáncer se encuentran en el rango de 3 000 a 7 000 cGy. En la mujer embarazada con cáncer y manejada con radioterapia la morbilidad comprende: 1) daño al embrión/feto de tipo teratogénico (desa- rrollo fetal anormal) durante las primeras 12 sema- nas, periodo en el que se lleva a cabo la organogé- nesis, y de tipo carcinogénico (inducción a tumo- res) en el segundo y tercer trimestres. La dosis fetal recibida depende del tamaño del área radiada, de la dosis total al objetivo, de la distancia entre el embrión-feto y los límites del área radiada, y del equipo utilizado; y 2) alteraciones tisulares maternas secundarias a radio- terapia durante el embarazo o previa a éste. La res- puesta de los tejidos normales puede ocurrir duran- te los primeros días o semanas después del trata- miento (efectos tempranos) o presentarse meses, años e incluso décadas después de la irradiación (efectos tardíos). Datos importantes a considerar son la región radiada y la dosis total recibida, ya que cada órgano tiene una tolerancia en relación directa a ésta.2,7 En el cuadro 72–1 se hace men- ción de los efectos mórbidos con más frecuencia asociados con la radioterapia.161 En tumores de cabeza y cuello radiados debe esperarse una vía aérea difícil de intubar. Las consecuencias de la radioterapia en el área torácica obligan a tomar precau- ciones ante la posibilidad de alteraciones en la ventila- ción o disfunción miocárdica transanestésica.
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